Revista Andalucía Management 2024
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OPINIÓN OPINIOPINIÓN
OPINIÓN
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Eugenio Palomero de Paramo
Fundador y Presidente de Itineribus
El líder ante un nuevo desafío:
construcción o aceleración
En tiempos de policrisis un líder
puede afrontar las distintas
situaciones que se le plateen
mediante la transformación. Las
crisis múltiples y simultáneas
a nivel global exigen que los
líderes no solo sobrevivan, sino
que prosperen adaptándose
a los cambios en los distintos
modelos de trabajo, consumo y
sociales.
Esta transformación en los
distintos modelos de trabajo
implica una evolución de las
tecnologías, tipos de empleo
más flexibles y exige, además,
estar preparado ante las
expectativas cambiantes de los
empleados.
Dentro del ámbito del consumo,
observamos una transición
acelerada hacia el comercio
electrónico y una mayor
atención a la sostenibilidad.
Por último, socialmente, dichos
cambios se reflejan en nuevas
estructuras y dinámicas dentro
de las organizaciones y de la
población en general.
Ante estos cambios, el líder debe
generar optimismo y claridad,
manteniendo un enfoque en
las expectativas (ambición)
y perspectivas (lo que es
relevante). En este contexto,
las 5 C (claridad, comunicación,
colaboración, compromiso
y creatividad) se convierten
en pilares fundamentales
para guiar a la organización,
navegar la policrisis y facilitar
la adaptación de la estructura
organizativa.
Mencionábamos el enfoque en
las perspectivas, en lo que es
relevante, y una de las cosas más
esenciales en una organización
es el Core Business. Es crucial
entender profundamente a
los clientes, el volumen de
negocio y la rentabilidad. Esta
comprensión permite ajustar
las estrategias de manera
efectiva y eficiente. Identificar
y potenciar al mejor talento
dentro de la organización (que
suele representar el 12% de la
plantilla) es vital. Ellos son el
motor del éxito y deben estar
en el centro de la gestión diaria.
También la capacidad de
rehacer la visión de la empresa
de manera rápida y precisa es
una habilidad clave. Manejar
la precisión arbitraria, es
decir, tomar decisiones
rápidas basadas en la mejor
información disponible, es
fundamental. Delegar no solo
tareas, sino responsabilidades
basadas en las competencias
individuales, asegurar que las
fortalezas y habilidades de
cada uno se utilicen al máximo,
aumentando la eficiencia y la
efectividad organizativa.
En tiempos de policrisis,
además, es inevitable asumir
desafíos. Los líderes deben
fomentar una cultura de
competencia y eficiencia. Esto
implica no solo ser capaz
de competir en el mercado,
sino también promover una
mejora continua dentro de
la organización. Generar
energía positiva es básico para
mantener un alto rendimiento
y fomentar un ambiente de
trabajo productivo y creativo.
Finalmente, cabe mencionar lo
importante que es aumentar
el espíritu de superación
para afrontar las épocas de
policrisis. Los líderes deben
tomar conciencia de ser
más “completos”, es decir,
ser capaces de adaptarse,
improvisar y superar obstáculos
con creatividad y resiliencia.
Este enfoque nos ayudará a
enfrentar las crisis actuales y
preparará a la organización
para futuras transformaciones.
José Luis Llorente Gento
Exjugador de baloncesto
La impregnación
Sólo era un juvenil recién
llegado al Real Madrid, cuando
el cronista que suscribe
esperaba ser recibido por el
vicepresidente de la entidad,
don Raimundo Saporta. En la
sala, a mi derecha, estaba el
capitán del equipo de futbol,
Amancio Amaro. Cuando se
abrió la puerta del despacho y
asomó el directivo, el futbolista
se levantó, pero Saporta con
mucha amabilidad le indicó que
“tendrá usted que esperar, el
chico está citado antes”.
De forma directa ese día
aprendía una de los principios
que han hecho de la entidad el
club más laureado y universal:
no importa el lugar que ocupes
en la jerarquía, todos son
igual de importantes. No hay
que retroceder mucho para
comprobar el fruto de esta
política, de la consideración
respetuosa y equidistante entre
estrellas y actores de reparto: el
doblete de Joselu que clasificó
al equipo para una nueva final
de la Liga de Campeones. Por
cierto, otra norma interna
de la entidad nos obligaba a
tratar como iguales, pero aún
con mayor consideración al
personal que nos ayudaba
a rendir y que contribuía a
nuestro éxito: fisioterapeutas,
utilleros, etc. Dicho de otra
forma, a la manera de Alfredo
DI Stéfano, “nadie es tan bueno
como todos juntos”.
No es un caso único, pero
sí muy llamativo que sea la
otra empresa española más
universal, Inditex, la que
practique políticas semejantes.
Cierto directivo, que recuerda
hoy haber lacrado en su
memoria la lección recibida
en su día, reprendió con
brusquedad a una dependienta
en Palma de Mallorca. Al llegar
al hotel a las 11 de la noche
recibió la llamada de Amancio
Ortega, quien le invitó a una
reunión ineludible a las nueve
de la mañana del día siguiente
en el despacho de Arteixo. Tras
un periplo apresuradísimo
por mar, aire y tierra, el citado
consiguió presentarse a la
hora requerida para recibir con
enorme amabilidad la siguiente
consigna: “Te lo pediré sólo
una vez. Trata a cualquier
dependiente como me tratas
a mí”. La cura de humildad
revelaba alguno de los principios
de la empresa, otro de los
cuales era la comunicación de
puertas abiertas. Cualquier
sugerencia o queja circula
por los vasos sanguíneos de
la organización sin coágulo
alguno, hasta el punto de llegar
en unas horas a la cúspide del
organigrama. O si prefieren,
por colocar el objetivo de la
cámara desde otro ángulo, una
cultura empresarial volcada en
el empoderamiento personal,
en la generación de mareas de
confianza mutua.
Amén de la corriente de
virtudes – o valores, si
prefieren- que destilan las
dos anécdotas – el respeto, la
equiparación, la moderación,
etc. -, los sucedidos apuntan
a una conclusión vital para las
empresas que quieran retener
el talento: la impregnación. La
fijación de afinidades entre el
individuo y la colectividad, el
traspaso de la naturaleza, del
sello, de la médula institucional
a través de la vía más directa e
indeleble para el ser humano.
La misma por la que el recién
nacido queda unido para
siempre con su familia: por los
poros de la piel.