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IDEAS
Por Patricia Toyotoshi
Hacia un Futuro Colaborativo en
Tiempos de Modernidad Líquida
IDEAS
Recientemente, durante una actividad
con los colaboradores de nuestra empresa,
planteamos tres preguntas fundamentales:
¿Qué quieren soltar? ¿Qué debemos mantener?
¿Qué debemos darle vida? Muchos
expresaron su deseo de soltar el egoísmo y
el individualismo, actitudes que, en el contexto
actual, limitan nuestra capacidad de
trabajar juntos y prosperar como equipo.
La mayoría coincidió en que quieren dar vida
al trabajo colaborativo, una respuesta esencial
para afrontar los desafíos que enfrentamos.
Vivimos tiempos marcados por la incertidumbre, donde las estructuras
que nos brindaban estabilidad, como las instituciones
y las relaciones interpersonales, parecen desmoronarse.
El filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman, en su concepto de
“modernidad líquida”, describe este fenómeno como una era
donde las estructuras sociales son inestables y los vínculos humanos
se vuelven volátiles. En este entorno, los compromisos
y valores se convierten en efímeros, mientras que el individualismo
y el consumismo dominan nuestra vida cotidiana.
La modernidad líquida nos enfrenta a un mundo donde los
lazos, antes sólidos, se disuelven rápidamente. Las relaciones
humanas y las responsabilidades colectivas se han tornado
transitorias. Este cambio afecta profundamente a las personas,
especialmente a los jóvenes, quienes luchan por encontrar
estabilidad en un entorno en constante cambio. Bauman
sostiene que la precariedad, que afecta no solo el ámbito laboral
y económico, sino también las relaciones personales, es
uno de los males centrales de nuestra era. Esta incertidumbre
genera angustia, volviendo volátiles nuestras emociones
y debilitando la confianza en las instituciones y en los demás.
La pandemia de COVID-19 exacerbó estas características de
la modernidad líquida. La crisis de salud global amplificó el
desborde emocional, el sentimiento de derecho individual y
el debilitamiento de la comunidad.
Sin embargo, frente a este panorama de incertidumbre y
desconfianza, la apuesta por el trabajo colaborativo se convierte
en una necesidad imperante, no solo para las organizaciones,
sino también para la sociedad en
su conjunto. Colaborar no es solo una estrategia
laboral, es una forma de reconstruir
el tejido social que la modernidad líquida
ha debilitado. El trabajo en equipo fomenta
la empatía, el entendimiento mutuo y el
apoyo entre las personas, elementos esenciales
para enfrentar un entorno volátil.
En el mundo empresarial, el trabajo colaborativo
nos permite aprovechar las fortalezas
individuales para lograr objetivos comunes,
creando un ambiente donde cada miembro
se siente valorado y escuchado. El éxito de una empresa no
depende únicamente de los esfuerzos individuales, sino de la
capacidad de los equipos para funcionar como una unidad
cohesiva. Solo a través de una cultura de colaboración, basada
en la confianza y el apoyo mutuo, podemos transformar
nuestras organizaciones en espacios donde el bienestar colectivo
sea tan importante como los logros individuales.
La transformación hacia un modelo más colaborativo
también tiene un impacto positivo en la salud mental
y el bienestar emocional de los colaboradores. Al sentirnos
parte de un equipo, compartiendo responsabilidades
y celebrando logros conjuntos, reducimos el estrés asociado
con la incertidumbre y fortalecemos nuestra resiliencia
ante los desafíos. En un entorno tan cambiante
como el actual, el sentido de pertenencia se convierte en
pilares fundamentales para enfrentar las adversidades.
Por tanto, este es un llamado a todos nosotros: es momento
de dejar atrás las actitudes que nos dividen y abrazar la colaboración
como un camino hacia un futuro más prometedor.
En tiempos de modernidad líquida, el trabajo en equipo no
solo es deseable, sino esencial para construir una organización
sólida, resiliente y cohesionada. Juntos, podemos enfrentar
la incertidumbre y convertirla en una oportunidad
para el crecimiento y la transformación, no solo de nuestras
organizaciones, sino también de la sociedad en su conjunto.
Al darle vida al trabajo colaborativo, creamos las bases para
un futuro más inclusivo, equitativo y sostenible, donde cada
acción conjunta nos acerque al bienestar colectivo.
EL TRABAJO COLABORATIVO NOS PERMITE APROVECHAR LAS
FORTALEZAS INDIVIDUALES PARA LOGRAR OBJETIVOS COMUNES
FORBES.COM.PY SEPTIEMBRE/OCTUBRE, 2 024