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Forbes Paraguay ED

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El día siquiente de su

regreso triunfal a la

televisión después

de cuatro años de ausencia, Susana Giménez

recibió a Forbes en su casa en Barrio

Parque, feliz con los 19 puntos de rating

y expectante ante el segundo programa

en el que entrevistará al Presidente

Javier Milei (esta nota se publica

antes de que esto suceda).

En una extensa charla, la empresaria

que se hizo a sí misma, una versión

sudamericana de la icónica Oprah Winfrey,

repasó los grandes éxitos de su carrera.

Cómo logró convertir su nombre

en una marca, cómo aprendió a negociar

y a gestionar su fortuna. “Cuando

me dijeron de hacer una nota para Forbes

dije: ‘Qué honor, pero ¿qué van a poner?

¿Que soy muy rica? Me agarran

los impuestos y me matan’”, dijo riendo

para romper el hielo. Más tarde reveló

sus mejores y peores negocios o dónde

invierte y su regla para los negocios. Intentó

no hablar de política pero no pudo

evitarlo. También recordó el gen empresario

de su padre, el desafío que fue educar

a su hija, su perspectiva sobre el futuro

del país y su técnica para sostener

el entusiasmo y la vigencia a lo largo del

tiempo. Extractos de la charla.

¿Cómo se mantiene el entusiasmo, la

pasión, a lo largo del tiempo?

A mí la cuota de entusiasmo me había

bajado un poco porque el país cayó en un

pozo en el que estamos metidos ahora y

esperemos que este gobierno nos saque.

Pero pude sostener el entusiasmo por

el éxito. Si no, tal vez hubiese dicho “ya

está”. También la gente me lo pedía todo

el tiempo y entonces volvimos.

¿Cuál es el secreto de ese éxito que

prevalece?

Energía tenés que tener porque eso se

transmite. La televisión es como un espejo,

no es una caja. El público se da

Pregunta, con 32 años, era un genio.

Pero después, cuando mis padres se divorciaron,

papá intentó armar una empresa

propia y traer casas prefabricadas

que había en Estados Unidos y no funcionó.

El país no ayudaba…

¿Qué pensabas que era el éxito a tus

veinte y qué pensás que es hoy?

Para tener éxito siempre hay que ser muy

profesional. El de una modelo era ser

muy profesional, estar siempre a horario,

maquillada y peinada por mi cuenta.

¿Cuáles son los tres grandes hitos de

tu carrera?

El que me lanzó a la fama fue la publicidad

del jabón con el “Shock”. Me animaba

a todo, trabajé siempre como una

bestia. Después, hice mucho cine, en un

momento en que había mucha censura,

estaban los militares y las películas eran

muy naif. Hice teatro de revista, que no

me gustaba, pero me pagaban muy bien.

No solo porque tenés un cuerpo fabuloso,

sino que el hombre se burla siempre

de la vedette, es muy ordinario, y yo sufrí

con esa parte, pero fue un éxito increíble.

¿Cuáles fueron los mayores obstáculos

para conseguir esos éxitos?

Lo más difícil era llegar a tener un nombre.

Antes de lo de “Shock” había hecho

cosas muy buenas también: Gillette,

“Esta colonia mata”. Las modelos antes

eran muy lindas y muy sexies. A mí me

decían “poné cara de sexy”. Ahora no, es

más familiar, cambiaron los paradigmas.

Ahora sería imposible hacer las revistas.

¿Cuándo lograste establecer tu marca

personal?

Cuando hice mi primera obra de teatro,

Las mariposas son libres, fue impresionante.

La llevamos por todas las provincias.

En un momento me enfermé, me

reemplazaron con otra chica y no fue nadie

a ver las funciones. Ahí supe que había

logrado algo.

¿Qué aprendiste, como empresaria,

cuando entraste al mundo de la tele?

Yo no era un bicho de televisión cuando

acepté hacer Hola Susana, y me había

encantado ver un cassette de Raffaella

Carrà en Pronto Raffaella. Me había

enloquecido y dije “esto es lo que yo quiero

hacer”. Cuando apareció el productor,

Raúl Naya, me propuso hacer un magazine

a la tarde, pero eso era siempre lo

mismo. Yo quería hacer Pronto Raffaecuenta

de lo que sos. Se dan cuenta enseguida

de todo y hay cosas que yo toda la

vida me fijé de no hacer.

¿Por ejemplo?

Mentir. Mucha gente me pregunta por

qué me quieren tanto, y yo no lo sé, pero

puede ser porque no miento y tengo credibilidad.

Eso es difícil de ganar en nuestro

país, que es tan cambiante.

Forbes dedicó su primera edición hace

107 años a los soñadores y los hacedores.

¿Cuál era tu gran sueño?

De chica, era ser actriz. Iba al cine casi

todos los días con mi abuelo y después

jugaba a ser Jane Powell o Rita Hayworth.

Pero nunca pensé que fuera a cumplirlo.

Menos cuando me casé muy joven.

Me llevé muy mal con mi marido,

me separé a los 20 con una hijita de

tres, no tenía plata y se me vino la noche.

El día que me fui agarré una valija y

$ 10.000, unos colorados que había, y

me fui a lo de mamá. Primero fui a trabajar

a la fábrica de mi padre, que no me

gustaba para nada.

¿Por qué?

No sabía ni escribir a máquina. Era una

fábrica de productos tipo jabones, talcos,

y cerraba a las 15 y yo llegaba 14.30.

La empleada del mes…

Un horror, no me gustaba y no me pagaban

nada… así que me dije que sería

modelo o azafata para poder viajar.

El primer día que me llamaron para filmar

un comercial como extra también

me llegó una carta de Aerolíneas que

me aceptaban. Hice ta-te-ti y fui modelo.

Menos mal.

¿Hay alguna enseñanza que hayas recibido

del gen empresario de tu papá?

Puede ser. Papá era un empresario nato,

era presidente de Odol, que la agarró

fundida, la armó con el programa Odol

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SEPTIEMBRE/OCTUBRE, 2 024

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