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18 6 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY DOMINGO SÁBADO 910 DE DE NOVIEMBRE DE 2024 Readmitidos en la red X difunden desinformación Este artículo fue escrito por Kate Conger, Tiffany Hsu y Aaron Krolik DAVID J. PHILLIP/ASSOCIATED PRESS Alex Jones, cuya cuenta alguna vez fue vetada de X, posteó una desinformación sobre los huracanes Helene y Milton. Elon Musk amplifica teorías de conspiración. Después del huracán Helene, Marjorie Taylor Greene, una congresista estadounidense de extrema derecha, compartió en X la afirmación ampliamente desacreditada de que científicos del Gobierno podían controlar el clima. “Es ridículo que alguien mienta y diga que no se puede hacer”, posteó. El conspiracionista Alex Jones publicó una y otra vez en X afirmaciones erróneas sobre los huracanes Helene y Milton, incluyendo que el Departamento de Defensa de Estados Unidos de alguna manera había planeado las tormentas. “Alerta de traición”, escribió Jones en un post. “Estados Unidos es el objetivo”, advirtió en otro. Tan solo esas tres publicaciones de Greene y Jones recibieron un total de 72 mil “me gusta” y fueron compartidas más de 34 mil veces. No hace mucho, esos dos no habrían podido publicar esto. Greene y Jones se cuentan entre un numeroso grupo de usuarios a los que se les había prohibido acceso a X, entonces conocido como Twitter, por difundir desinformación, incitar a la violencia o por infringir sus normas, y que fueron reincorporados luego de que Elon Musk adquiriera la plataforma en 2022 y declarara una “amnistía” para cuentas suspendidas. Muchas de estas personas continuaron donde se habían quedado, de acuerdo con un análisis de The New York Times de 50 mil posts de más de cien usuarios readmitidos de alto perfil. Entre ellos figuran Laura Loomer, una influencer de derecha que ha hecho campaña con Donald Trump; Mike Lindell, el director general de MyPillow; y Rogan O’Handley, un comentarista político de derecha. Todos tienen al menos cien mil seguidores. La mayoría de ellos tiene opiniones de derecha o extrema derecha. Previo a las elecciones estadounidenses, los demócratas estaban abandonando X, mientras que el uso por parte de los republicanos se mantuvo estable, de acuerdo con una investigación. Luego de apoyar públicamente a Trump para presidente en julio, Musk echó mano de X como un megáfono para promocionar al candidato, algo que luego repitieron muchas de las cuentas restablecidas. La compañía no ha revelado cuántas personas han sido readmitidas. Más de la mitad de las cuentas rastreadas por The Times ha abordado rumores infundados de que el intento de asesinato de Trump en julio fue orquestado por demócratas poderosos. Desde que el huracán Helene tocó tierra en septiembre, 80 cuentas han publicado más de 500 veces abordando afirmaciones de que el gobierno de EE. UU. controla el clima o que la administración Biden retiene intencionalmente la ayuda a los afectados por las tormentas. Las publicaciones fueron compartidas más de un millón de veces. En el lapso de un mes, publicaciones de 51 cuentas hablaron recientemente sobre “inmigrantes ilegales”. Afirmaciones de que personas de otros países cometían fraude electoral, robaban dinero de los contribuyentes y estaban vinculadas con posibles complots terroristas fueron compartidas o marcadas con “me gusta” más de 2.7 millones de veces. Algunas de las cuentas restablecidas también pusieron en tela de duda por adelantado los resultados de las elecciones estadounidenses. Musk responde y comparte periódicamente las afirmaciones de estos usuarios, elevando sus publicaciones a sus 200 millones de seguidores. Muchos de los usuarios han visto estallar su número de seguidores. Diez de los usuarios más populares rastreados por The Times han atraído a 26 millones de seguidores nuevos desde que fueron restablecidos. Trump ahora tiene 91.5 millones de seguidores, un aumento de más de dos millones desde que fue levantado su veto en noviembre de 2022. En el segundo semestre de 2021, Twitter suspendió más de 1.3 millones de cuentas por una serie de abusos, como el acoso a usuarios, la publicación de material de odio y la propagación de desinformación sobre el covid. Anteriormente, la compañía había dado de baja 70 mil cuentas asociadas con el movimiento conspirativo pro-Trump QAnon tras el ataque del 6 de enero al Capitolio de EE. UU. Isabelle Frances-Wright, directora del Instituto de Diálogo Estratégico, un grupo de investigación sin fines de lucro, dijo: “X ha pasado de ser una red social a, francamente a estas alturas, una red de noticias de opinión en línea donde la mayoría de las narrativas y el contenido de odio proviene de un grupo muy pequeño de personas que afectan a la totalidad de la plataforma de manera descomunal”. D I N E R O Y N E G O C I O S Empleados extranjeros son necesarios Por RIVER AKIRA DAVIS e HISAKO UENO PREFECTURA DE TOCHIGI, Japón — Hace cuatro años, Hizatsuki Confectionery contrató a sus primeros trabajadores extranjeros. La compañía, situada en una región montañosa al norte de Tokio, ha horneado y freído masa glutinosa para galletas de arroz desde 1923. En ese entonces, era conocida como Teikoku Senbei, o Galletas de Arroz Imperiales. Hoy, Takeo Hizatsuki, el presidente de tercera generación de la empresa, se ha topado con un desafío existencial que su padre y su abuelo nunca enfrentaron. Hizatsuki Confectionery no puede hallar suficientes empleados japoneses. Una población decreciente y envejeciente ha obligado a Japón, que durante siglos estuvo en gran medida cerrado a los inmigrantes, a permitir que trabajadores extranjeros ingresen al país y, potencialmente, se queden allí para siempre. La mayoría procede de otras partes de Asia. En el curso de la última década, esa transición a la contratación de más trabajadores extranjeros ha avanzado de forma gradual en compañías importantes en las principales ciudades. Sin embargo, en algunas zonas rurales, donde la escasez de mano de obra es marcada, algunas de las compañías afamadas de Japón, como Hizatsuki Confectionery, ahora están averiguando cómo dar cabida a trabajadores extranjeros por primera vez. Estas son áreas del país donde pocos hablan otros idiomas además del japonés y las comunidades tienden a ser más recelosas de integrar a recién llegados. Para pequeñas y medianas empresas, la columna vertebral de las economías regionales de Japón, “los trabajadores extranjeros son indispensables”, afirmó Yuki Hashimoto, directiva en el Instituto de Investigación de Economía, Comercio e Industria de Tokio. Japón carece de un sistema nacional para ayudar a los trabajadores extranjeros con aspectos esenciales, como asistencia de idioma. Compañías locales y municipios están creando rápidamente sus propios métodos de apoyo a largo plazo. Para Hizatsuki Confectionery, En las zonas rurales, hay una grave escasez de empleados. la experiencia de la compañía con trabajadores extranjeros comenzó en 2020, cuando Hizatsuki, su presidente durante las últimas dos décadas, decidió contratar a 10 trabajadores de Vietnam. En los últimos cuatro años, dijo Hizatsuki, estableció políticas destinadas a retener a los trabajadores vietnamitas, así como a otros de Indonesia, que ahora representan dos docenas de los 210 empleados de la compañía. Hizatsuki ha comenzado a utilizar un traductor en la fábrica de la FOTOGRAFÍAS POR NORIKO HAYASHI PARA THE NEW YORK TIMES Takeo Hizatsuki (der.) cederá el control de Hizatsuki Confectionery a su hijo, Yuta. Trabajadores vietnamitas empacan galletas de arroz en Hizatsuki Confectionery, en la prefectura de Tochigi (arriba). Los extranjeros constituyen unas dos docenas de sus 210 empleados. empresa para poder comunicarse directamente con sus trabajadores extranjeros. También aumenta los sueldos base de sus empleados extranjeros y japoneses en la misma cantidad cada año, algo que no hacen otras compañías en Japón. La necesidad de que sus políticas funcionen es real: dentro de dos años, planea dejarle la empresa a su hijo. Hizatsuki estima que en la próxima generación, alrededor de la mitad de los empleados del productor de bocadillos deberá ser extranjera. Pero a medida que Japón crea más vías para que los extranjeros se queden indefinidamente, las compañías no tienen experiencia en la cual basarse, dijo Hashimoto. “Japón ha estado cerrado durante mucho tiempo”, aseveró.
DOMINGO SÁBADO 910 DE DE NOVIEMBRE DE DE 2024 2024 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY 197 Cuervos guardan un rencor perdurable Por THOMAS FULLER VANCOUVER, Columbia Británica — Una y otra vez, los cuervos atacaron a Lisa Joyce mientras corría gritando por una calle. Se lanzaron en picada, al aterrizar sobre su cabeza y volver a levantar el vuelo ocho veces. Con cientos de personas reunidas al aire libre para ver fuegos artificiales esa noche de julio, Joyce se preguntó por qué la habían elegido a ella. “No suelo ponerme nerviosa con la vida silvestre”, comentó Joyce, cuyos encuentros con cuervos se volvieron tan frecuentes el verano pasado que cambió su trayecto al trabajo para evitarlos. CrowTrax, un sitio de internet iniciado hace ocho años por Jim O’Leary, un residente de Vancouver, ha recibido desde entonces más de ocho mil reportes de ataques de cuervos en la ciudad. Y tales encuentros se extienden mucho más allá de la región. Jim Ru, de Brunswick, Maine, dijo que los cuervos destruyeron las escobillas de los limpiaparabrisas de docenas de autos en el estacionamiento de su complejo de departamentos para personas de la tercera edad. Los cuervos, reconocidos por su inteligencia, pueden imitar el habla humana, usar herramientas y reunirse para lo que parecen ser ritos funerarios cuando muere un miembro de su parvada. Pueden recordar rostros. También guardan rencor tenazmente. Cuando una parvada de cuervos señala a una persona como peligrosa, su ira puede ser alarmante y puede transmitirse más allá de la vida de un ejemplar de hasta 12 años, creando rencores multigeneracionales. Gene Carter, de Seattle, fue seguido por cuervos que acecharon afuera de sus ventanas durante casi un año. Carter sabe qué desencadenó los ataques. Un día en su patio trasero, vio a cuervos invadiendo el nido de un petirrojo y lanzó un rastrillo de jardín al aire. La turba aprendió a identificar el autobús que tomaba del trabajo a casa, dijo Carter. “Me esperaban en la parada del autobús todos los días”, recordó. “Mi casa estaba a tres o cuatro cuadras y me atacaban en picada todo el camino”. El acoso sólo cesó cuando Carter se mudó. Expertos señalan que la mayoría de los ataques de cuervos ocurre en C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A FOTOGRAFÍAS POR ALANA PATERSON PARA THE NEW YORK TIMES Se sabe que los cuervos recuerdan a las personas que no les agrada. (izq.) Aves en Burnaby. primavera y principios del verano, cuando padres protectores vigilan a sus crías y defienden sus nidos. Pero en otros casos, la razón del ataque no es tan clara. Un domingo por la mañana de septiembre, un hombre con una máscara de ogro caminaba con dificultad por el campus de la Universidad de Washington, en Seattle. El personaje de la máscara era John Marzluff, un profesor que ha dedicado su carrera a estudiar la interacción entre humanos y cuervos. Describe a los cuervos como “monos voladores” debido a su aptitud, así como a sus cerebros relativamente grandes. ¿Cuánto tiempo guardan rencor los cuervos? Marzluff calcula que unos 17 años, basado en un experimento que inició en 2006. Capturó siete cuervos con una red mientras llevaba puesta esa máscara de ogro. Las aves fueron liberadas pronto, pero el episodio las traumatizó a ellas y a otros miembros de la parvada que lo presenciaron, contó Marzluff. Para probar cuánto tiempo se aferrarían a su rencor las aves del campus, Marzluff o sus asistentes de investigación se ponían la máscara de ogro periódicamente y caminaban por el lugar registrando cuántos cuervos emitían graznidos agresivos, un sonido que los expertos llaman regaño. La cantidad de cuervos que regañaban aumentó después de unos siete años, cuando alrededor de la mitad de los cuervos que se topaba graznaban ruidosamente. En el curso de la siguiente década, la cantidad de cuervos rencorosos disminuyó gradualmente. Durante su caminata de septiembre, se topó a 16 cuervos. Por primera vez, todos lo ignoraron. Las víctimas de ataques de cuervos no saben cómo reaccionar. En Vancouver, no hay mucho que puedan hacer. Angela Crampton, especialista medioambiental del gobierno municipal, dice que la ciudad está orgullosa de su floreciente población de aves, que incluye cuervos, en parte porque es una medida de su ecología. Crampton dice que el mensaje principal de la ciudad es de “coexistencia” y que las autoridades no retiran los nidos de cuervos en busca de reducir ataques. Algunas de las personas que han sido acosadas han llegado a un acuerdo con los pájaros. A menudo es en forma de sobornos. Hace una década, Jill Bennett, una conductora de radio en Vancouver, fue atacada despiadadamente mientras paseaba a su perro. “Nunca había hecho nada malo o violento con los cuervos”, aseguró Bennett. Cuando sucedió de nuevo, comenzó a llevar croquetas y cacahuates en su bolsa, repartiendo los bocadillos mientras daba sus paseos. Un par de cuervos empezaron a seguirla, una especie de séquito protector. Cuando un tercer cuervo se lanzó en picada contra Bennett el verano pasado, el séquito lo ahuyentó. ¿Qué saben los animales de la muerte? El gato de nuestro vecino, Mittens, solía meterse a hurtadillas a nuestra casa, así como jugar a diario a perseguir a sus compañeros gatos del barrio. Cuando desapareció hace poco, JENNIFER SZALAI ENSAYO nuestra propia gata empezó a comportarse de forma diferente. Normalmente silenciosa y majestuosa, se volvió empalagosa y gemía mientras miraba por la ventana. “Está de luto”, dijo mi marido. Supusimos que Mittens estaba muerto. ¿Acaso nuestra gata “supuso” lo mismo? Hablar de animales y luto invita a acusaciones de antropomorfismo —la proyección de características humanas en un animal. Pero como explica Susana Monsó en La zarigüeya de Schrödinger: Cómo viven y entienden la muerte los animales, nuestro miedo al antropomorfismo puede llevarnos a la “antropectomía” —la negación de que un animal exhiba características humanas. “Ambos errores son igualmente graves”, escribe Monsó. En su libro, Monsó, una filósofa española, nos anima a despojarnos de nuestro antropocentrismo reflexivo al prestar mucha atención a lo que hacen los animales, incluso cuando no concuerda con modos de comportamiento humanos. Algunos animales parecen experimentar dolor, dice Monsó, al referirse a jirafas hembras que deambulan por la zona donde había muerto una cría y a pecaríes que acicalan repetidamente el cuerpo de un pecarí muerto. La escritora abre el libro con una foto de un centro de rescate de chimpancés que se volvió viral en 2009: una chimpancé muerta llamada Dorothy es empujada en una carretilla por sus compañeros chimpancés, quienes están inusualmente silenciosos mientras la miran, aparentemente solemnes y absortos. ¿Acaso la estaban llorando los chimpancés? ¿Sabían que lo que le había sucedido a Dorothy algún día les pasaría a ellos? Monsó enmarca su libro en términos de la “filosofía de la mente animal”. Está consciente de que Al morir una chimpancé, otros estaban afligidos. para los lectores “que dudan de que los animales siquiera tienen una mente”, un enfoque tal puede parecer inaceptable. Pero su entusiasmo por el tema es tan convincente que al final del libro quedé convencida de que muchos animales tienen un “concepto de la muerte”, aunque no sea necesariamente el mismo que el nuestro. Monsó dice que el duelo puede ser causado por “la mera ausencia de un ser querido”; la conciencia de la muerte real no tiene por qué ser la causa. Tendemos a confundir el duelo con la comprensión de la muerte debido a nuestro “antropocentrismo emocional”, explica. Monsó apunta a otras respuestas a la muerte que son más frecuentes entre animales en su hábitat natural, como canibalismo y necrofilia. También existe una conexión entre muerte y juego. Monsó incluye una descripción gráfica de los métodos que utilizan delfines nariz de botella para atormentar y matar marsopas comunes. Pero los delfines no se alimentan de las marsopas. Algunos investigadores especulan que los delfines están perfeccionando sus técnicas de lucha y creando vínculos entre sí. También aprendí de este libro que “hacerse el muerto” implica algo más que simplemente quedarse inmóvil: cuando una zarigüeya se siente amenazada, “deja de responder al mundo y comienza a salivar, orinar, defecar y expulsar una sustancia viscosa verde de olor repugnante de sus glándulas anales”, escribe Monsó. Monsó termina su libro al destacar una paradoja: los humanos tenemos una comprensión sofisticada de la muerte, que incluye su “inevitabilidad e imprevisibilidad”; sin embargo, constantemente tratamos de distraernos de este conocimiento aterrador. Los animales no pueden huir de esta realidad, y Monsó sugiere que podemos aprender algo de ellos. “No somos una especie singular”, nos recuerda. “Simplemente, somos otro animal”. Tal vez negar nuestra mortalidad sea nuestra versión retorcida de hacernos los muertos; nos obsesionamos tanto con ocultarnos de la muerte que en realidad no vivimos.
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