Abanico Rodio
Abanico es la revista digital de GAUDIUM GROUP. Brindamos contenido diferente, tratamos temas de importancia mundial, entregamos a nuestros lectores conocimientos no muy fáciles de acceder y tratamos de iluminar en algo el mundo actual que vive en las tinieblas.
Abanico es la revista digital de GAUDIUM GROUP.
Brindamos contenido diferente, tratamos temas de importancia mundial, entregamos a nuestros lectores conocimientos no muy fáciles de acceder y tratamos de iluminar en algo el mundo actual que vive en las tinieblas.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La Mafia se trata de que el dinero fluya hacia la cima. Si Mike Levine estaba correcto
acerca de que la CIA es la mafia más grande, entonces las mafias menores tendrían
que pagar a la CIA para jugar. Hay pruebas que sugieren que Pablo y sus asociados
hicieron tales pagos a la CIA. Milian Rodríguez, administrador del dinero del Cártel de
Medellín, testificó que desde 1982 a 1985, canalizó cerca de $10 millones a los rebeldes
nicaragüenses a través del ex agente de la CIA, Félix Rodríguez, amigo de George HW
Bush. Los rebeldes nicaragüenses eran el proyecto favorito de la administración Reagan-
Bush. Después de que el Congreso cortó la financiación y prohibió el suministro de armas
a los rebeldes nicaragüenses, la administración Reagan-Bush continuó proporcionando
armas ilegalmente a través de la CIA. En los viajes de vuelta se importó cocaína por
valor de miles de millones, parte de la cual desencadenó la epidemia de crack, como
expuso el periodista Gary Webb, que fue demonizado y se suicidó pegándose dos
tiros en la cabeza.
A cambio de pagar a la CIA, numerosas investigaciones sobre el Cártel de Medellín fueron
suprimidas a principios de los ochenta y Pablo tuvo acceso a las armas estadounidenses,
incluida la MAC 10, muy utilizada por sus sicarios. Con la cocaína convertida en la droga
más rentable del mundo, el Cártel de Medellín fue capaz de generar ventas anuales
de miles de millones. La CIA tiene un historial de armar y poner a la gente en el
poder, sólo para acabar con ellos más tarde cuando le conviene. Pablo no sería una
excepción.
La Guerra del Opio
Vamos a continuar, ahora vamos a hablar sobre el origen de las guerras contra la droga.
Imagínate a un individuo leyendo un periódico, uno digital. Mientras sus ojos navegan
por las líneas, su rostro empieza a cambiar. Sus facciones se vuelven más pronunciadas,
sus arrugas más vivas, frunce el ceño. Su corazón palpita, sus manos empiezan a volverse
sudorosas, todo su cuerpo está activado, en tensión. Le impacta conocer que su país ha
caído en el total abandono. Le estremece enterarse sobre el narcotráfico, las muertes,
los asesinatos, la inseguridad. Piensa que esto nunca ha sucedido en el mundo, pero se
equivoca. La prensa amarillista ha vuelto a hacer de las suyas, ha servido a sus amos, ha
mentido, asustado y amargado a otra generación.
Si hubiera dejado de ver las noticias y tomado un buen libro, sabría que lo que está
sucediendo en su país no es nada nuevo, ha ocurrido en otros y por cientos de años. Se
daría cuenta que lo que él ahora está viviendo se parece mucho a la Guerra del Opio, y
entendería que todo esto empezó cuando las drogas se convirtieron en mercancías.
Podría contar a sus amigos y familiares, en estado de pánico, que, tras el descubrimiento
de América, cuando se pudieron hacer largos viajes, los comerciantes descubrieron
que las drogas adictivas eran un negocio muy lucrativo, un mercado seguro, pero
cruel. Primero había que regalarlas o venderlas muy barato, cuando el cliente se hacía
adicto, listo, te las compraba de por vida.
En los siglos diecisiete y dieciocho, cuando Occidente inició el comercio con Asia a
gran escala, Europa se encontró que China, el mercado más grande y rico del mundo,
tenía una economía muy cerrada y totalmente autosuficiente. Los europeos consumían
muchos productos chinos (seda, té, porcelana), pero a los chinos no les interesaba casi
nada de los europeos.
Los chinos conocían el opio, pero lo utilizaban como analgésico. A partir del siglo
diecisiete, los portugueses empezaron a venderles a los chinos opio de la India, con
fines recreativos y a la aristocracia china le encantó.
Uno de los pocos productos que los chinos compraban a los ingleses era el opio. Al ser el
único producto, lo impulsaron y empezaron a venderlo a gran escala. La población china
pagó las consecuencias, sin embargo, para los ingleses eso no importaba, lo único que
querían es seguir amasando fortuna.
En 1729 China importaba 200 cajas de opio. En 1838, 40 mil y las pagaba en plata. Así, tras
largos años, la balanza comercial favoreció a los británicos.
Al ver a su población totalmente destruida, el Emperador prohibió su comercialización
desde 1729 y en 1796 empezó a castigar el tráfico de opio con la pena de muerte. A
pesar de estas medidas gubernamentales, los adictos siguieron comprando ya que el
tráfico nunca cesó por completo. Para 1835 en China había por lo menos 2 millones de
fumadores de opio. Eso sí, los narcotraficantes eran extranjeros.