Abanico Rodio
Abanico es la revista digital de GAUDIUM GROUP. Brindamos contenido diferente, tratamos temas de importancia mundial, entregamos a nuestros lectores conocimientos no muy fáciles de acceder y tratamos de iluminar en algo el mundo actual que vive en las tinieblas.
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tiempo.”».
«El negocio de los narcóticos también creó una concentración de capitalistas y una
estructura financiera global sin la cual no habría sido posible nada de lo que ocurrió
a continuación. Esta situación se dio primero en Londres y luego en Boston y Nueva
York. Todas las grandes casas mercantiles, los bancos y las compañías de seguros que
tenían sus raíces en el comercio asiático surgieron a partir del opio. El comercio de esta
sustancia produjo montañas de dinero, así como un mercado de masas, y alimentó
las instituciones bancarias, de seguros y de transportes que se formaron durante
aquella época».
«En conclusión, el capitalismo siempre ha estado ligado de forma íntima a la droga,
porque necesitaba capital rápido y oculto para financiar la explotación y la “defensa”,
y todo ello amparado por el “comercio libre”. “La relación de las actividades bancarias,
el transporte y los seguros con el comercio del opio fue una de las características más
notables de la época. No sólo contribuyeron al tráfico de opio, sino que se convirtieron en
la base de una infraestructura comercial que, en última instancia, sostenía una amplia
variedad de comercios.”».
«Comencemos diciendo que el dinero de la droga es parte inherente de la economía
norteamericana y mundial. Al seguir los flujos de capital globales es asombroso
descubrir que la cantidad de beneficios que genera anualmente el comercio de la droga
está en torno a los setecientos mil millones de dólares. Esta cifra incluye la heroína, el
opio, la morfina, la marihuana, la cocaína, el crack y los alucinógenos, y, como ya se ha
dicho, el dinero proveniente de los estupefacientes ahora es una parte muy importante
del sistema bancario actual, pues permite los “pagos mensuales” de varias operaciones
financieras».
«¿Cómo pueden 700.000 millones de dólares en beneficios ilegales atravesar el
sistema bancario internacional ante los ojos de las autoridades legales? La respuesta
está detrás de las salas de juntas de las empresas y de los intercambios de metales
preciosos y nos lleva hacia los sanctasanctórum de algunas de las personas más ricas del
mundo: entre ocho y diez generaciones de hombres que construyeron sus imperios en
torno al comercio de opio. Podría parecer ficción, más que realidad. Pero es la realidad.
Hechos históricos grabados en piedra para la posteridad, registrados en documentos
disponibles de la Biblioteca Nacional de Singapur, los Archivos Nacionales de la India,
la Universidad de Londres, la Biblioteca Británica, los Archivos Jardine Matheson de la
biblioteca de la Universidad de Cambridge y los Archivos de la Compañía Británica de las
Indias Orientales, así como en los registros gubernamentales de Hong Kong y Macao».
«Comenzó en el siglo XVII e involucró a toda una serie de “levantadores” de imperios
que incluyó a Robert Clive y Warren Hastings en el siglo XVIII y a Alexander Matheson,
David Sasoon, los Perkin y los Codman, los Russell y los Appleton, los Boyleston y los
Cunningham, entre muchos otros, en el siglo XIX. El opio representaba dinero, fantásticas
cantidades de dinero, más dinero del que nadie podría soñar. No hizo falta que nadie
recordara a los levantadores de imperios que el dinero hacía girar el mundo. Fueron
levantadores de imperios en los pasillos del poder y sucios traficantes de droga en los
anales de la historia. Lo más sorprendente es la falta de vergüenza con la que trabajaban
los dirigentes de la droga. No se escondían. “Para los británicos, el comercio de opio
no era un asunto de callejón sórdido, sino un honorable instrumento de política de
Estado, el sostén del Tesoro y un motivo de alabanza por parte de los más destacados
partidarios del -comercio libre-, Adam Smith, Thomas Malthus, James y John Stuart
Mill. El envenenamiento del mundo no los conducía a la cárcel; al contrario, les permitió
obtener títulos nobiliarios, y el gobierno les otorgó cargos importantes.”».
«Y hoy en día todo continúa igual. Nos estamos refiriendo a la maquinaria política
mejor organizada y más jerárquica del mundo: disfruta del apoyo logístico de un cártel
internacional de 700.000 millones de dólares al año y de la protección de varias entidades
políticas creadas por Gran Bretaña y Estados Unidos gracias a esas enormes e invisibles
ganancias. Esta salvaguardia no se dedica tan sólo al cultivo y la distribución, sino también
a proporcionar apoyo político e ideológico, además de poner los servicios de inteligencia
a su disposición. Al igual que sucede con el terrorismo internacional, dondequiera que
se esté refugiando, no se puede simplemente acabar con esta organización, ya que
algunos de los nombres más importantes de los círculos reales y de la oligarquía y la
plutocracia internacional son los titiriteros, aunque se haga a través de intermediarios
que ocultan las identidades de los que mueven los hilos».
«Los 700.000 millones de dólares ilegales y provenientes de la droga que se mueven
y se blanquean a lo largo y ancho de la economía norteamericana y mundial
benefician, de nuevo, a los mercados financieros y en especial a Wall Street. Esa es
la razón por la que se mantiene el comercio ilegal de estupefacientes».
«La Agencia Central de Inteligencia está bastante involucrada en todo esto. El nombre
de la CIA se ha visto relacionado con el comercio de la droga durante la mayor parte
de sus más de sesenta años de existencia. La mayoría de los actores fundamentales de
la historia de la agencia han mantenido una relación especial con el sistema financiero
norteamericano: Clark Clifford: abogado y agente de bolsa de Wall Street. Ex secretario
de Defensa durante el mandato de Lyndon B. Johnson. Acusado de cargos criminales
como presidente de First American Bankshares —un banco secretamente controlado
por el corrupto banco de la droga de la CIA, el Banco de Crédito y Comercio Internacional
(BCCI, de las siglas inglesas de Bank of Credit and Commerce International)— por haber
obtenido seis millones de dólares en beneficios por medio de acciones bancarias que
había comprado con un préstamo no garantizado concedido por el BCCI. Richard Helms:
director de la CIA. Acusado y procesado por mentir al Congreso en 1976. Clark Clifford fue
su abogado. Allen Dulles: fue el mejor espía norteamericano de la Oficina de Servicios
Estratégicos (OSS, de las siglas inglesas de Office of Strategic Services, precursora de la
CIA) de Suiza. Allí se reunía con frecuencia con líderes nazis y cuidaba de las inversiones
estadounidenses (léase, de Rockefeller) en Alemania. Ejecutivo de Standard Oil, una
empresa de Rockefeller. Diseñador de la CIA. Director de la CIA con Eisenhower. Profesión:
socio del bufete de abogados más poderoso de Wall Street, Sullivan & Cromwell, y el
responsable de inundar Estados Unidos de LSD en los años sesenta. Bill Casey: director
de la CIA con Reagan y veterano de la OSS. Durante el mandato de Nixon estuvo al frente
de la Comisión de Valores (Securities and Exchange Comission). Profesión: abogado y
corredor de bolsa de Wall Street. Estuvo implicado en una actividad clasificada de la CIA
que recibió el nombre de Amadeus —una tapadera de la CIA— y que dirigía el blanqueo
del dinero procedente de la droga a través de un montón de bancos de todo el mundo.