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JORGE LANATA JOE GOLDMAN Cortinas de humo Una ...

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persianas y puertas que quedaron entre los escombros. Era un caos, muchas<br />

ambulancias se estacionaron por Suipacha y tapaban la circulación: no se podía<br />

retirar los heridos."<br />

La expresión más elocuente <strong>de</strong>l caótico retiro <strong>de</strong> heridos se encuentra en la<br />

ausencia <strong>de</strong> listas <strong>de</strong> muertos; sólo pudo tenerse un <strong>de</strong>talle cierto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino<br />

<strong>de</strong> los afectados al segundo día <strong>de</strong>l atentado. Uno <strong>de</strong> los rumores que circularon<br />

aseguraba que, en la confusión, se trasladaron cadáveres antes que personas<br />

lesionadas pero aún con vida.<br />

Hasta el día <strong>de</strong> hoy no existe una lista <strong>de</strong> muertos <strong>de</strong>finitiva: son 24 para<br />

algunos, 30 para otros. El propio embajador Shefi (ahora en Israel a cargo <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>partamento universitario) reconoció en marzo <strong>de</strong> este año esa imposibilidad,<br />

adjudicándola a la falta <strong>de</strong> toda documentación <strong>de</strong> los obreros bolivianos<br />

ilegales y a la existencia -todavía hoy- <strong>de</strong> doce bolsas con restos humanos que<br />

nunca fueron peritados.<br />

Las garantías propias <strong>de</strong> la embajada como territorio diplomático extranjero<br />

hicieron que el embajador Shefi estableciera un límite en la línea <strong>de</strong><br />

edificación tapada por los escombros. Cuando Defensa Civil intentó retirar gente<br />

no i<strong>de</strong>ntificada <strong>de</strong>l perímetro, tomó conocimiento <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l diplomático.<br />

"Había mucha gente israelí (sic) muy joven, que se presentó ante nuestro<br />

personal <strong>de</strong> base", recordó la responsable <strong>de</strong> Defensa Civil, "como personal <strong>de</strong> la<br />

embajada. La gente a mi cargo le dio nuestros chalecos amarillos". En realidad,<br />

no se trataba <strong>de</strong> israelíes sino <strong>de</strong> chicos <strong>de</strong> organizaciones juveniles judías que<br />

tuvieron a su cargo recoger la documentación <strong>de</strong> la se<strong>de</strong> diplomática dispersa<br />

entre los escombros. A favor <strong>de</strong>l mito, todos los presentes los <strong>de</strong>scriben como<br />

agentes <strong>de</strong>l Mossad. "Yo estaba parada con la mujer <strong>de</strong> Roni Gorni, herida por la<br />

explosión, y vi gente que no era nuestra pero que tenía nuestros chalecos,<br />

entrando y saliendo <strong>de</strong>l perímetro vallado. Y, a mí, entrar o salir me costaba un<br />

perú. Entonces le planteé a Gorni cómo podíamos hacer para reconocernos entre<br />

nosotros, y él tomó la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> que los chicos se quitaran los chalecos. Eran<br />

tres o cuatro, me acuerdo. Los documentos salían <strong>de</strong>l lugar en bolsas negras <strong>de</strong><br />

consorcio."<br />

Los chalecos falsos y la versión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> explosivos en el segundo<br />

subsuelo <strong>de</strong> la embajada se potenciaron con el correr <strong>de</strong> las horas, y dieron<br />

lugar a por lo menos dos situaciones que tuvieron como protagonistas<br />

involuntarios a periodistas, una patética y otra al menos sugestiva.<br />

Cuando una mano anónima proveniente <strong>de</strong> un chaleco amarillo se apoyó<br />

generosamente sobre el trasero <strong>de</strong> la cronista Silvia Fernán<strong>de</strong>z Barrios, ella se<br />

limitó a gritar:<br />

-¡Paren! Qué hijos <strong>de</strong> puta... ¡me tocaron el culo!<br />

El material que estaba grabando Canal 9 salía en diferido, con algunos minutos<br />

<strong>de</strong> diferencia. Pero nadie atinó a cortar ese fragmento en la mesa <strong>de</strong> edición<br />

antes <strong>de</strong> enviarlo al aire, y la escena tuvo la efímera posteridad que brinda la<br />

pantalla chica. Fernán<strong>de</strong>z Barrios aclaró <strong>de</strong>spués que el portador <strong>de</strong> la mano y el<br />

chaleco no era personal <strong>de</strong> Defensa Civil: "Conozco a casi todos los chicos <strong>de</strong><br />

Defensa Civil <strong>de</strong> otras notas. El que me tocó el culo no era <strong>de</strong> ellos", expresó,<br />

<strong>de</strong>slindando responsabilida<strong>de</strong>s.<br />

La situación al menos sugestiva tuvo por protagonista al periodista Juan Carlos<br />

Larrarte, <strong>de</strong>l diario La Nación, y fue publicada en ese diario al día siguiente.<br />

Larrarte es un periodista policial <strong>de</strong> respetada trayectoria y conocía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> años<br />

atrás al comisario Meni Bataglia, titular <strong>de</strong> la comisaría 15. Estaba con él<br />

cuando se acercó alguien que <strong>de</strong>spués se daría a conocer como Alberto Chabrán (su<br />

nombre no figura en las listas oficiales <strong>de</strong> personal <strong>de</strong> la embajada), un hombre<br />

joven <strong>de</strong> pantalón oscuro y camisa clara, con una mancha <strong>de</strong> sangre en la espalda,<br />

pelo negro y ojos claros. Larrarte escuchó cuando Meni Bataglia le dijo a<br />

Chabrán:<br />

-Pero uste<strong>de</strong>s guardaban explosivos a<strong>de</strong>ntro..<br />

-Sí -respondió Chabrán-, pero esto no es <strong>de</strong> lo nuestro.

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