Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />
Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - El Ocaso <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />
forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilitarle pue<strong>de</strong> ser conseguir que enferme. Así lo entendió la Iglesia; echó a<br />
per<strong>de</strong>r al hombre, lo <strong>de</strong>bilitó, pero pretendió haberlo mejorado.<br />
3<br />
Examinemos ahora <strong>el</strong> otro caso <strong>de</strong> lo que llaman moral: <strong>el</strong> <strong>de</strong> la cría <strong>de</strong> una raza<br />
y especie <strong>de</strong>terminada. El ejemplo más grandioso nos lo ofrece la moral hindú,<br />
sancionada como r<strong>el</strong>igión en la «Ley <strong>de</strong> Manú». Aquí se plantea la tarea <strong>de</strong> criar a un<br />
mismo tiempo nada menos que cuatro razas: una sacerdotal, otra guerrera, otra <strong>de</strong><br />
comerciantes y labradores, y otra <strong>de</strong> siervos (<strong>los</strong> sudras). Está claro que aquí no estamos<br />
ya entre domadores <strong>de</strong> animales: sólo para planificar una cría semejante se requiere un<br />
tipo <strong>de</strong> hombres cien veces más apacibles y racionales. Si venimos <strong>de</strong> respirar ese aire<br />
<strong>de</strong> hospital y <strong>de</strong> cárc<strong>el</strong> que es <strong>el</strong> aire cristiano, respiraremos aliviados al entrar en este<br />
mundo más sano, más <strong>el</strong>evado y más amplio.<br />
¡Qué miserable resulta <strong>el</strong> «Nuevo Testamento» en comparación con Manú!; ¡qué<br />
mal hu<strong>el</strong>e! No obstante, esta organización necesitaba también ser terrible, no para<br />
luchar contra la bestia, sino para hacerlo contra su i<strong>de</strong>a antitética, contra <strong>el</strong> hombre al<br />
que no se pue<strong>de</strong> criar, <strong>el</strong> mestizo, <strong>el</strong> chandala. Y también en este caso dicha<br />
organización no tenía ningún otro recurso para neutralizarlo, para <strong>de</strong>bilitarlo, que hacer<br />
que enfermara. Se trataba <strong>de</strong> luchar contra <strong>el</strong> «gran número». Pue<strong>de</strong> que nada se<br />
oponga más a nuestros sentimientos que estas medidas preventivas <strong>de</strong> la moral hindú.<br />
El tercer edicto, por ejemplo (Avadana-Sastra 1), <strong>el</strong> <strong>de</strong> «las legumbres impuras»,<br />
dispone que <strong>el</strong> único alimento permitido a <strong>los</strong> chandalas sean ajos y cebollas, puesto<br />
que la Escritura Sagrada prohíbe darles cereales o frutos que contengan granos, al igual<br />
que agua o fuego. El mismo edicto prescribe que <strong>el</strong> agua que precisen no la podrán<br />
tomar ni <strong>de</strong> ríos, ni <strong>de</strong> fuentes, ni <strong>de</strong> estanques, sino sólo <strong>de</strong> las vías <strong>de</strong> acceso a las<br />
charcas y <strong>de</strong> <strong>los</strong> hoyos hechos por las pisadas <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales. De igual modo se les<br />
prohíbe lavar sus ropas y lavarse a sí mismos ya que <strong>el</strong> agua que misericordiosamente<br />
se les conce<strong>de</strong> sólo la pue<strong>de</strong>n usar para calmar su sed. Por último <strong>de</strong> prohíbe a las<br />
mujeres sudras que asistan en <strong>el</strong> parto a las chandalas, e, igualmente se prohíbe a éstas<br />
últimas que se asistan mutuamente en dicho trance.<br />
El éxito <strong>de</strong> semejantes medidas sanitarias no se hizo esperar: epi<strong>de</strong>mias mortales<br />
y enfermeda<strong>de</strong>s sexuales espantosas, que trajeron como resultado a la implantación <strong>de</strong><br />
«la ley d<strong>el</strong> cuchillo» or<strong>de</strong>nando la castración <strong>de</strong> <strong>los</strong> niños y la amputación <strong>de</strong> <strong>los</strong> labios<br />
menores <strong>de</strong> la vulva a las niñas. El mismo Manú afirma: «Los chandalas son fruto d<strong>el</strong><br />
adulterio, d<strong>el</strong> incesto y d<strong>el</strong> crimen (era la consecuencia necesaria implícita en <strong>el</strong><br />
concepto <strong>de</strong> cría). No usarán otras ropas que <strong>los</strong> andrajos <strong>de</strong> <strong>los</strong> cadáveres, ni otra<br />
vajilla que cacharros rotos, ni otros adornos que hierro viejo, ni otro culto que <strong>el</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
ma<strong>los</strong> espíritus; andarán errantes sin <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> un lado para otro. Les está vedado<br />
escribir <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha y usar la mano diestra para hacerlo; <strong>el</strong> uso <strong>de</strong> ésta y la<br />
escritura <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha están reservados a <strong>los</strong> virtuosos, a <strong>los</strong> individuos <strong>de</strong><br />
raza.»<br />
28