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portancia, Ia acumuiación do energfa seth proporcional, y su voluntad so detendrá
ante obstáculos que uzgue no poder ó no deber frnnquear: si ci asunto
es baladi, no hará tal vez ci trabajo do acumulaciôn. La acumuiaciôn que
ha hecho (10 energla, para peroistir durante tantos aflos en sostener Ia paz.
en equilibrar los presupuestos, en realizar las otras maravillas quo tanto nos
asombran y que se deben más que a is iniciativa de éstas ó aquéllas personas,
y que a Ia influencia de éstos 6 aquéllos sucesos, t is fuerza do su vOluntad,
ha tenido que ser inconmensurabie. Acerca de Ia existencia do esa
energia latente, nadie se equivoca; el que Ianza una prociama revolucionana,
abe ya por anticipado, quo a ella responderâ una grande onergia do represiôn.
Esa energia acumulada era io que faltaba 'L Lerdo, . quien sobraba
prodigiosa inteligencia. Precisarnente lo que distingue a tin hombre déhil
do un hombre de energIa, es quo en el primero Ia resoiuciôn y Ia ejecuciófl
estarán confundidas, peio el impuiso, casi siempre violento é impetuoso de
ésta, apenas durarct Jo que Ia expresión de aqu1la: en el segundo, es decir,
en el horn bre de energia, Ia expresion de Is resoiuciôn sert Jo de menos; lo
linportanto, Jo duradero, lo poderoso, seth ci propOsito do Ia ejecuciôn. Siendo
todo ello asi, como lo es ofectivamente, es natural quo no siempre concuerden
las palabras do improviso dichas por el Sr. Gral. DIaz, COfl SUB actos'posteriores,
y es iwrfectamente explicable, quo quienes han oldo tales
palabras y las hail interpretado en el sentido de sus deseos, se liamen despu.s
f engaflo, acusando al Sr. Gral. DIaz de perfidia. l'ero hay más a6n.
La perfidia tiene que existir en todos los grande8 constructores de pueblo8,
porque Cs Ufl poderoso instriimento de demolición: su uso siempro aeth justificado,
cuando no so haga ella ci trabajo de deruoier por el gusto de
destruir. sino ci trabajo do demoler para hacer después ci de edificar: adomás
ese Uso que impide toda prevision esquivadora y que imprime siemI)re
en ci catheter en Ia faz de los grandes hombres rasgos firmes deresoiuciOn,
de esa resolueión que, como dijo el mismo Sr. Grid. l)iaz en ci brindis inolvidable
en que explicó algunos do 8119 procedimientos politicos, aceptu i
• Toodo todLs las responw:hiluiades, genera en los dem'ts hombres, ese intimo temor
atávieo en que so triduce siempre Jo quo so llama Is intluencia do la
nisetad. En ci Sr. Grid. l)Iaz, Ia perbdia de que se Ic acusa, quo es el matiz
do Luis XL y do Ilichelieu, que le recOnocemos, cualquiera que Sea Ia
forms en que Is hays usado, de s'guro a u pesar, y en el sentido siempre
de las necesidade do su magna obra, no ha tenido cii sus manos, mãs que
doe objetos: 6 quehranar grandezas, 6 iclligir castigos.
i pars (1uebrantar y lerribarlas granclezas de los cacicazgps i Sr. Gnu.
Diaz ha sido die .tro, inLligi.r caet i &os, .19 ha sido.también, siempr, pot
sun1sto, tr Vánsluse d los perturhadores 4e is paz. Ha castigado a io mestizos
salientee, Iu los vigorosos, 0 los lkeroes de nuestras revoluciones, con Ia
muerte': a io mestizos nienores con Ia thrcel, 6 con el abandono, que para
muchos ha sido ci hambre: a los mestizos pequenos con Ia icy fuga: a los
criollos conservadores, con Ia falta do protecciOn pars sus intereses: a los crio-