Mendiz mendi (paisaia kulturalak), mendez mende - Gipuzkoa ...

Mendiak eta mendeak
Durante el siglo XX Gipuzkoa se ha trasladado del monte a la calle. Atraídos por el rápido crecimiento industrial, muchos habitantes
dejaron el caserío para ir a vivir a la urbe. Hoy en día, Gipuzkoa es urbana.
Afortunadamente, la gran dispersión de las fábricas a lo largo y ancho del territorio hizo que el flujo humano procedente del
medio rural se dirigiera principalmente a los pueblos, y no tanto a las ciudades. Así, Gipuzkoa mantiene un equilibrio territorial
poco común.
Como beneficio asociado se puede citar una notable capacidad de los municipios y comarcas para su autoorganización, una
gran personalidad para la iniciativa.
Otro beneficio es que los guipuzcoanos tenemos muy cerca la naturaleza. Donde quiera que vivamos, bastan diez minutos a
pie para dejar atrás el asfalto.
No obstante, el proceso de urbanización también ha tenido efectos menos beneficiosos. El medio urbano, aunque sea viviendo
en pueblos pequeños, debilita la percepción de la naturaleza. Nos movemos fundamentalmente sobre el asfalto, rodeados de
edificaciones, y ello, con el tiempo, nos va ocultando la naturaleza: no la vemos, aunque la tengamos cerca.
La naturaleza es robusta en Gipuzkoa. Basta ascender 200 metros desde cualquier calle para encontrar bosques soberbios, praderas
hermosas y cumbres notables.
El haya trasmocha
Los carboneros acostumbraban cortar las hayas, de por sí esbeltas, a una altura de unos dos metros, para obtener leña. Al no poder
llegar el ganado a las ramas que crecían a esa altura, carboneros y ganaderos podían compatibilizar las actividades de unos y otros.
Esta modalidad de explotación no ha sido exclusiva de Gipuzkoa, sino que ha estado extendida por toda Europa. Pero su resultado,
el haya trasmocha, ha perdurado en nuestra tierra más que en ninguna otra parte. Los expertos europeos que nos visitan
quedan sorprendidos al ver nuestros bosques de hayas desmochadas, y los leen como si de libros se tratara.
El haya trasmocha se convierte así en expresión de una situación. Nuestros antepasados utilizaban la naturaleza en su provecho.
La utilizaban cuanto la necesitaban, pero garantizándole siempre su supervivencia. Y es que, al hacerlo así, aseguraban también
la suya propia.
Esa relación ecológica con la naturaleza nos ha dejado un patrimonio muy estimable en Gipuzkoa. Un patrimonio que, sin embargo,
no estimamos, porque no lo conocemos.