POR-QUE-LA-ROJA-FUNCIONA

EL DUELO IBÉRICO TIENE LA LLAVE DE LA FINAL
El final del partido se aproximaba y ninguno de los dos equipos
disponía de ocasiones claras de cara a portería. Las dos defensas
brillaban: Ramos, Piqué y Pepe daban lecciones de colocación,
marcaje y anticipación propias del mejor maestro, la retaguardia
en ambos equipos estaba bien cubierta, una zaga propia de una
batalla de este calibre que no defraudó, independientemente de la
escasa vistosidad para el espectador del juego defensivo, se apreciaban
movimientos y acciones técnicas dignas de admirar que
aportaban una mayor consistencia al equipo.
Los cambios-milagro de Del Bosque fueron bien neutralizados
por el equipo portugués, pero la selección española no perdió
la compostura y continuó practicando su juego. En los últimos
minutos, ambos combinados firmaron un pacto de no agresión
con las miras puestas en la prórroga.
El cansancio acumulado de La Roja hacía presagiar 30 minutos
de sufrimiento, pero en un arranque de coraje los jugadores
españoles demostraron tener una gran capacidad de superación
propia del mejor de los guiones, lo que supuso un dominio abrumador
al que solo le faltaba el gol, entonces Iniesta, ese gran jugador
con el don de la oportunidad, recibió un balón dentro del
área que hizo a todo los españoles recordar el gol que nos permitió
convertirnos en campeones del mundo. Sin embargo en esta
ocasión el desenlace se ubicaba en las manos del arquero portugués.
El pase a la final se decidiría en los penaltis, esa parte del
juego que te encanta ver cuando no es tu equipo el que está inmerso
en la tanda y que se convierte en el peor de los suplicios
cuando los intereses de tu país dependen de ellos.
Aunque la tensión nos hiciera obviarlo, nuestro equipo partía
con ventaja: solo un conjunto de jugadores con esas capacidades,
no solo físicas, sino también mentales sería capaz de sobreponerse
a un penalti fallado y tener la sangre fría de lanzar dos penas
máximas al centro de la portería, una de ellas a lo panenka ejecutada
por un defensa central, que venía de recibir numerosas críticas
por su último penalti lanzado. Esa sangre fría en momentos
de máxima tensión solo está al alcance de los elegidos.
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