FRATRUM MINORUM - OFM

428AN. CXXVII – SEPTEMBRIS-DECEMBRIS 2008 – N. 3Debemos trabajar asiduamente para quenuestra propuesta formativa franciscana seasiempre más «orgánica, gradual y coherente»(CCGG 133) en sus varias etapas, «encuanto promueve el desarrollo de la personade forma armónica y progresiva, en el plenorespeto a cada uno» (RFF 52).La superación de esta distancia le tocapor tanto a todo el proceso formativo. En elcaso de la integración de los estudios tenemospor delante – a mi parecer- algunasprioridades, que son importantísimas paranuestro tiempo y para la situación generalde la Orden, y son las siguientes:• Completar y desarrollar la preparaciónintelectual, profesional y técnico manualde los candidatos: frente a un nivel deestudios cada vez más bajo, es importanteque nuestros itinerarios formativosayuden a los candidatos a perfeccionarlas bases necesarias para afrontar conprovecho los diversos niveles de estudio.• Ofrecer una formación adecuada parala evangelización, incluso en vistas aldiálogo con la cultura y las culturas dehoy: en nuestra tradición el sentido delos estudios está a la raíz del mandato devivir y anunciar el Evangelio que hemosrecibido de la Iglesia. En todo tiempo losHermanos Menores han sabido nutrir suevangelización, sobretodo para «hacernoscada vez más conscientes de la necesidadde educarnos a la escucha y al diálogopara aprender el arte del encuentrocon las culturas (…) En efecto, comodijo mi predecesor Fr. HermannSchalück, «la presunción, la superficialidad,la indiferencia por las ciencias humanasy sagradas deben ser consideradasuna ofensa al don de la vida, al hombrey a la Verdad […] Considero unabuso y una falta de respeto el presentarsepara servir una causa noble, como ladel Evangelio y la del hombre, sin la debidapreparación o sin la capacidad dediálogo y de lectura de los signos de lostiempos. Se debe estimar, por lo tanto,como un deber fundamental para cadahermano, cada uno según sus dones, dedicarseal estudio. Porque el estudio,bien fundado en los valores francisca-nos, puede verdaderamente ayudarnosen la madurez humana, intelectual yespiritual, como también en hacernos capacesde leer, con inteligencia evangélica,los valores cristianos y franciscanosde la cultura contemporánea» (FR. JOSÉR. CARBALLO, El Sabor de la Palabra,3.2.b).• Profundizar y asimilar un modo adecuadolos contenidos fundamentales de nuestrocarisma y de la tradición de los Maestrosfranciscanos: es urgente que nuestrosestudios estén integrados con elaporte de nuestra tradición, a partir de lasFuentes Franciscanas hasta los Maestrosde nuestra Escuela. También en estos casosse trata de conocer, profundizar y hacerdialogar estos textos con nuestro hoy.Este poner atención nos pone en contactocon las actitudes franciscanas de la escucha,de expropiación y de restitución.• Garantizar una sólida preparación intelectuala todos los hermanos, tanto deopción clerical como laical. Se trata deuna prioridad urgente, que encomiendo yconfío a la reflexión que tendrán en elConsejo. La solidez del discernimientode la propia vocación y el de vivir posteriormentecon alegría y dedicación, tambiéndepende de la cualidad de la formaciónintelectual. Una carencia en estecampo es frecuentemente una de las razonesde diversas crisis vocacionalesque se dan después de la Profesión solemne.Junto a estas intervenciones, me urge llamarsu atención sobre la importancia y laexigencia de dirigir y encaminar hermanosjóvenes a una necesaria preparación científicapara que en un futuro sean profesores einvestigadores en los varios Centros de estudiode la Orden, en particular, en la Facultadde Ciencias Bíblicas y Arqueológicasde Jerusalén, en la Comisión Escotista yen el Colegio «San Isidoro» de los Hermanosde Quaracchi encargados de la la ediciónde Textos franciscanos. De esto dependeel futuro del conocimiento y del estudiode toda nuestra rica tradición espiritual e intelectualen confrontación con los desafíosactuales.