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FRATRUM MINORUM - OFM

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E POSTULATIONE GENERALI 455el nombre de Sor María Bernarda del SagradoCorazón de María, y, el 4 de octubrede 1869 emitió la Profesión religiosa, con elfirme propósito de servir al Señor hasta lamuerte, en la vida contemplativa.Pronto fue electa Maestra de novicias ypor tres veces Superiora de la Comunidad,desempeñando este servicio fraterno pornueve años consecutivos. Su celo y su amorpor el Reino de Dios la habían preparadopara iniciar una nueva experiencia misionera.Por tanto, acogió de buen grado la invitaciónde Mons. Pietro Schumacher, obispode Puertoviejo, en Ecuador, quien le pidióvenir a su diócesis, planteándole la precariasituación de su gente. María Bernarda reconocióen esa invitación la clara voluntad deDios que la llamaba a ser anunciadora delEvangelio en aquella tierra lejana.Superadas las iniciales resistencias delobispo de San Gallo y después de haber obtenidoun regular indulto pontificio, el 19 dejunio de 1888 Sor María Bernarda y seisCompañeras dejaron el monasterio deAltstätten y partieron para el Ecuador. Solamentela luz de la fe y el celo por el anunciodel Evangelio sostuvieron a la Beata y a susCompañeras en la difícil separación del amadomonasterio y de las Hermanas. En su interiorMaría Bernarda pensaba en el tenerque dar vida a una fundación misionera dependientedel monasterio suizo. A su vez, elSeñor la hacía fundadora de una nueva Congregaciónreligiosa, la de las Hermanas FranciscanasMisioneras de María Auxiliadora.Recibidas paternalmente por el Obispo,éste encomendó a María Bernarda la Comunidadde Chone que presentaba un espectáculodesolador, por la falta casi absolutade sacerdotes, la escasa práctica religiosay por la difundida inmoralidad. MaríaBernarda se hizo «toda para todos», poniendocomo fundamento de su acción misionerala oración, la pobreza, la fidelidad ala Iglesia y el ejercicio constante de lasobras de misericordia. Junto con sus hijas,comenzó un intenso apostolado entre las familias,profundizando en el conocimientode la lengua y de la cultura del pueblo. Notardaron en madurar los primeros frutos. Lavida cristiana de aquella población volvió aflorecer como por encanto. También la nuevaCongregación franciscana creció en númeroy se fundaron las dos Casa filiales deSanta Ana y de Canoa. Pero, también, prontola obra misionera de la Madre Bernardafue marcada por el misterio de la Cruz. Fueronmuchos los sufrimientos a los que ella ysus hijas se vieron sometidas: la pobreza absoluta,el clima tórrido, incertidumbres y dificultadesde todo tipo, riesgos para la saludy la misma seguridad de vida, incomprensionesde parte de la autoridad eclesiásticay, la separación de algunas Hermanas de laComunidad, constituidas después en unaCongregación autónoma (las Franciscanasde la Inmaculada: Beata Caridad Brader).María Bernarda soportó todo con heroicaentereza, en silencio, sin defenderse y sinalimentar resentimientos en la confrontacióncon alguno, perdonando de corazón yorando por aquellos que la hacían sufrir.Como si no fueran suficientes todas estaspruebas, en 1895, una violenta persecuciónpor parte de fuerzas hostiles a la Iglesiaobligó a Sor María Bernarda y sus Hermanasa escapar del Ecuador. Sin saber a dóndeir, con 14 Hermanas se dirigió a Bahía,de donde prosiguió para Colombia. El grupoestaba aún buscando, cuando recibió lainvitación de Mons. Eugenio Biffi para trabajaren su diócesis de Cartagena. Y, así, el2 de agosto de 1895, fiesta de la Porciúnculade Asís, la Fundadora y sus Hermanasexiliadas del Ecuador, arribaron a Cartagena,recibidas paternalmente por el Obispo.Encontraron alojamiento en un ala del hospitalfemenino, llamado comúnmente«Obra Pía». El Señor las había conducido aaquel asilo, donde la Madre Bernarda permaneceráhasta el término de su vida. Despuésde la casa de Cartagena, se llevaron acabo otras fundaciones no sólo en Colombiasino en Austria y en Brasil.Con un amor compasivo, de auténticafranciscana, estaba encargada de socorrerlas necesidades espirituales de los pobresque ella consideró siempre sus predilectos.Decía a las Hermanas: «Abran sus casaspara ayudar a los pobres y a los marginados.Prefieran el cuidado de los indigentesa cualquier otra actividad».

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