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Centurion Argentina Spring 2023

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|Reflexiones| tras sus

|Reflexiones| tras sus lentes de pasta. Sabe bien de lo que habla, pues muchos de sus clientes son los más ricos e influyentes del planeta. En el caso del Maison Proust, Garcia dedicó tres años y medio a elegir un papel tapiz, una paleta de colores y unos tejidos que reflejaran la singular personalidad de cada uno de sus homenajeados: un grupo ilustre formado por Baudelaire, Manet, Monet y aristócratas como la princesa Matilde, una ingeniosa mecenas de Desde la izquierda: interior maximalista de la suite Anna de Noailles del Maison Proust; detalle de la suite Monet del hotel; arriba: el Salon d’Eau del Maison Proust decorado con mosaico marroquí las artes. Y, por si fuera poco, ideó su propio objet d’art: las pantallas apergaminadas de las lámparas que están diseñadas como un libro abierto encuadernado en piel con fragmentos manuscritos del libro Por el camino de Swann con «citas diferentes para cada habitación». Para la suite Renoir utilizó una tela naranja brillante de Pierre Frey «por el lado equivocado» para evocar el impresionismo. En el sexto piso, las suites ejecutivas de Proust son de un cálido tono café como «el de la madera pulida de comienzos del siglo pasado». Un desafío complejo, sin duda, pero Garcia asegura que tiene una conexión personal con el círculo de personajes ilustres que rodeaba a Proust. Por ejemplo, la suite junior lleva el nombre de la escritora francesa y grande dame del siglo xx Colette, por quien profesa un cariño especial. «Conocí a Colette con mi padre cuando yo tenía seis años y ella 81, un año antes de su muerte. Me miró y me dijo: “Ese niño va a hacer algo importante, no es como los demás”». Las exuberantes telas con diseños de palmera no pueden faltar en el espacio que rinde homenaje a la condesa Greffulhe (Proust se inspiró en ella para crear el personaje de la Duquesa de Guermantes). «Era la mujer más bella y elegante de su época, ¡una bomba atómica! En el dormitorio de mi madre había un retrato de la condesa con un vestido amarillo, así que “conviví” con ella toda mi niñez». FOTOGRAFÍA BENJAMIN ROSEMBERG 42 CENTURION-MAGAZINE.COM

FOTOGRAFÍA © SOTHEBY’S + ARTDIGITAL STUDIO El padre de Garcia («un auténtico bibliófilo») también le acercó al mundo de Jean Cocteau; en su suite hay incluso un dibujo original del poeta y artista. Asimismo, su admiración infantil por Robert de Montesquiou, el famoso dandi de principios del siglo xx, nació al contemplar la estatua de arcilla del aristócrata ataviado con un esmoquin que tenía su padre. «Era tan guapo... ¡un Claudia Schiffer masculino!» En cuanto a la venerada actriz Sarah Bernhardt, Garcia posee piezas de su mobiliario de estilo egipcio, descubiertas por casualidad en un anticuario. Esto enlaza con el tema de la próxima subasta. El 16 de mayo, Sotheby’s en París organizará una subasta para celebrar el 75 cumpleaños del diseñador, durante la cual se desprenderá de 75 artículos de su extensa colección. ¿Por qué? «Hace treinta años decidí sacrificar mi vida por la imagen de Francia», puntualiza con dramatismo. Como si quisiera demostrarlo, en el saco lleva prendida la insignia de la Legión de Honor. Este absorbente proyecto ha implicado la exhaustiva restauración de su Château du Champ de Bataille, un castillo del siglo xvii situado en Normandía que Garcia adquirió en 1992. La propiedad incluye un parque privado de 40 hectáreas, el más grande y mejor cuidado de Francia, con invernaderos, una orangerie y un asombroso minipalacio indio de piedra roja, entre otras locuras arquitectónicas. Al no tener herederos directos, su objetivo no es otro que recaudar fondos suficientes para crear una fundación que ayude a preservar el castillo y sus terrenos. Entre los objetos más destacados que saldrán a subasta figura un florero de porcelana púrpura de Sèvres de 1797 valorado entre 800,000 y 1.2 millones de euros. También hay una amplia colección de obras maestras de mobiliario ornamentado que pertenecieron a reyes, barones y duques. Igualmente se subastan objetos «más pequeños, como seis hermosas sillas que Luis XV tenía en su habitación, donde pasaba interminables horas con su amante Madame du Barry, así como una bandeja de caoba que María Antonieta guardaba debajo de la cama para dejar sus cartas de amor. «Estoy convencido de que alguna mujer estadounidense o taiwanesa estará encantada de tenerla». «Así es la vida de los objetos —confiesa—. Sin remordimientos». Por supuesto, uno se siente inclinado a creerlo. El regio exterior e interior (abajo) del Château du Champ de Bataille, la extraordinaria finca que Garcia posee en Normandía CENTURION-MAGAZINE.COM 43

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