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Centurion Mexico Winter 2022

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|Lugares| Paraísos

|Lugares| Paraísos japoneses En la zona rural de Kyushu, un hotel de campo y otro costero, ambos de diseño vanguardista, muestran su identidad individual. Por Ute Junker D eje la luz encendida cuando se meta entre las sábanas en el KAI Yufuin. Incluso si es de los que prefiere la oscuridad total a la hora de dormir, agradecerá la oportunidad de disfrutar de las sombras arremolinadas que proyectan las lámparas en forma de espiral de la habitación; una iluminación diseñada para imitar a las luciérnagas que danzan sobre los campos locales en las noches de verano. Este es solo uno de los pequeños detalles que afianzan el vínculo existente entre el recién inaugurado KAI Yufuin (hoshinoresorts.com) y su entorno. El hotel, rodeado de montañas a un lado y de arrozales al otro, se encuentra a diez minutos del refugio de aguas termales de Yufuin, en el noreste de la isla de Kyushu. Para llegar hasta acá desde Fukuoka, la ciudad principal de la isla, basta con embarcarse en un relajante viaje de dos horas en tren, preferiblemente a bordo del turístico Yufuin no Mori. El KAI Yufuin constituye el proyecto local más reciente de Kengo Kuma, el famoso arquitecto artífice del elegante Museo de Arte Comico, una institución que rinde homenaje a todo lo relacionado con el manga (otro emblemático arquitecto, Shigeru Ban, fue el encargado de idear el centro de visitantes de la ciudad). Para el diseño del alojamiento, Kuma se inspiró en motivos y materiales del entorno (los pisos de bambú y los asientos de tatami), y en las estructuras de silueta baja de las granjas tradicionales, una característica que se refleja en el estilo de las suites independientes de las villas del hotel. Yufuin siempre ha sido un lugar atractivo para los viajeros que buscan una experiencia tranquila; por ejemplo, los paseos en coches de caballos son una forma popular de explorar las pintorescas calles. Incluso los clósets de los huéspedes del KAI Yufuin vienen provistos de ropa cómoda para moverse por el establecimiento y poder así dirigirse al onsen del hotel ataviado con un traje samue o acudir al restaurante, cuyas paredes están hechas de papel washi, luciendo un yukata. Y hablando de comidas, no se las puede perder. Las cenas a base de kaiseki sacan partido a ingredientes locales como el cítrico ácido denominado kabosu, el FOTOGRAFÍAS AKIFUMI YAMABE 18 CENTURION-MAGAZINE.COM

El diseño a gran escala de Hashimoto enmarca unas extensiones épicas de mar y cielo jabalí y otras presas de caza. Y el desayuno no es menos memorable: si pide la opción occidental, le llevarán su propia parrilla en miniatura en la que podrá cocinar las salchichas y el tocino a su gusto. En el extremo opuesto de Kyushu se alza otro nuevo hotel que ofrece un aterrizaje suave en un entorno más accidentado. Las islas Goto, junto a la costa de Nagasaki, presentan una belleza salvaje que difiere notablemente de los espacios más calmados del norte de Kyushu. Cuando pensaron en construir el primer alojamiento de cinco estrellas del archipiélago, el Okcs Retreat Goto Ray (goto-ray.com) de la isla Fukue, los dueños invitaron a Yukio Hashimoto —el arquitecto responsable del Peninsula Hotel de Tokio— a crear un edificio que estuviera a la altura de los espectaculares paisajes de la isla. El diseño a gran escala de Hashimoto enmarca unas extensiones épicas de mar y cielo, por no hablar de que el exterior del hotel incluye albercas ornamentales, y el interior luce paredes con paneles metálicos que reflejan unas vistas siempre en continuo cambio. A todo ello hay que añadir las tinas exteriores dispuestas en la terraza de cada habitación desde las que puede apreciar la belleza de la isla sin que nadie lo moleste. En este centro turístico abundan los toques locales, desde los sujetalibros elaborados con lava de la región hasta la porcelana fabricada en Hasammi, —la famosa ciudad alfarera de la isla de Kyushu—, e incluso los frascos de aceite tsubaki que se entregan en cortesía. Este aceite, extraído de las camelias que florecen con el aire salado de la isla, ha sido utilizado por varias generaciones de mujeres japonesas para nutrir su piel y su cabello, y también figura en muchos de los tratamientos que ofrece el spa del hotel. Los sabores locales, por su parte, son los héroes de la cocina, donde el chef Kou Takahira se vale de ingredientes como la carne de res de Goto, un producto que los gourmands adoran por su ternura y sabor, pero que se produce en cantidades tan pequeñas que rara vez se encuentra fuera de la isla. Las delicadas vasijas de cristal distribuidas por el hotel son otra especialidad que, en este caso, evoca el singular papel de Nagasaki como primer puerto comercial europeo de Japón. Los portugueses introdujeron la producción de vidrio en el país, junto con otra importación que fue menos popular entre los gobernantes locales: el cristianismo. Después de que la religión extranjera se prohibiera por ley en 1614, varias comunidades cristianas japonesas se establecieron en las islas Goto, lejos del escrutinio del shogunato. Hoy en día sobreviven alrededor de medio centenar de sus iglesias y la Unesco las ha declarado Patrimonio de la Humanidad. El hotel ofrece una excursión en barco que pasa junto a algunas de las iglesias más llamativas de la isla, como la de Mizunoura, un edificio sereno de paredes blancas, y la de Kusuhara, construida con ladrillo rojo y la única que continúa en uso. Resulta fascinante, asimismo, visitar la encantadora playa de Takahama, bañada por las aguas teñidas de jade; un paisaje que más parece Tailandia que Japón, pero que sirve de recordatorio de lo hermosa y variada que puede ser la campiña nipona. El mar confluye con la verde costa de la isla de Fukue a pocos pasos del Okcs Retreat Goto Ray; página anterior desde la izquierda: el tranquilo onsen del KAI Yufuin, y una vista de postal del idílico entorno desde una de sus suites FOTOGRAFÍA © OKCS RETREAT GOTO RAY

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