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Centurion Mexico Winter 2022

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|Lugares| Desde la izquierda: el elegante interior de La Dame de Pic del Raffles; el chef singapurense LG Han, del Labyrinth; un postre de inspiración local del chef Malcolm Lee El hotel cuenta en su interior con nueve restaurantes y bares, además de tres chefs célebres, entre ellos, Anne-Sophie Pic y Alain Ducasse. En la Osteria BBR (el antiguo Bar & Billiard Room), Ducasse sirve platillos de la Riviera italiana con un estilo casual en un entorno, que pese a lo espectacular de su arquitectura, es más un lugar de encuentro para los locales que un sofisticado templo culinario. Pic, por su parte, recibió este verano su primera estrella Michelin (tiene otras nueve en todo el mundo) por su La Dame de Pic de Singapur, un espacio mucho más íntimo decorado en elegantes tonos beige y pastel, donde no solo se invita a los comensales a probar las nuevas creaciones, sino también a redescubrir las especialidades más icónicas de la célebre chef, como sus famosos berlingots (delicados saquitos de pasta rellenos de queso líquido en una fragante emulsión de chícharos) o su extraordinario milhojas blanco: un hermoso cubo blanco que, al cortarlo, devela un delicioso interior de crujiente hojaldre y crema de vainilla aromatizada con flores de jazmín. Con todo, posiblemente el restaurante más interesante para los visitantes occidentales sea el Yì, de Jereme Leung. En el menú de este chef singapurense, con años de experiencia en China, se perciben las influencias de la cocina cantonesa, de Sichuan y de otras muchas regiones de este enorme país. Entre sus platillos estrella se incluye una versión ultracrujiente del pato laqueado a la pequinesa, bañado en una salsa de rosas y frijoles fermentados, y servido en panqueques de diversos colores. Destaca también el pepino de los cien anillos, un platillo a base de pepino marinado cortado en finas rodajas gracias a una técnica de corte especial que se abre como si fuera un abanico y se presenta en forma de una torre coronada con caracoles marinos escalfados. Al salir del Raffles no hay que ir muy lejos para seguir disfrutando de una excelente gastronomía. De hecho, el favorito de la ciudad, el Odette (odetterestaurant.com), se encuentra muy cerca de allí. El chef francés Julien Royer, quien aterrizó en la ciudad en 2007 siendo prácticamente un desconocido, ha demostrado su talento en este restaurante galardonado con nada menos que tres estrellas Michelin y que en dos ocasiones ha ocupado el número uno en la lista de los 50 mejores restaurantes de Asia. Royer está convencido de que parte de su enorme éxito se lo debe al espíritu de esta metrópoli: «Singapur es un gran lugar para un chef. Acá, la gente se vuelve loca por la buena comida». Situado en el edificio de la Galería Nacional, el ambiente del Odette —bautizado así en honor a su abuela— es opulento, con un interior luminoso y moderno que presenta un contraste encantador con el histórico edificio. En la cocina de Royer se palpa una agradable mezcla de destreza francesa de toda la vida, producto excelente (cada día recibe mariscos frescos procedentes de Japón) y gran diversidad de sabores asiáticos. El mejor ejemplo de este maridaje es su pichón bretón del que sirve la pata confitada, la pechuga con una costra de pimienta verde de Kampot y una FOTOGRAFÍA DESDE LA IZQUIERDA © RAFFLES SINGAPORE, JOHN HENG, AUDREY & MOK 24 CENTURION-MAGAZINE.COM

En una ciudad con un estilo de vida cada vez más cosmopolita, los más jóvenes, sobre todo, buscan su propia identidad singapurense. — Malcolm Lee salsa cuyo dulzor se lo da un chorro de amaretto, que se acompaña de un risotto de cebada con almendras frescas y cerezas de la Provenza. En noviembre del año pasado, el chef abrió su segundo restaurante, el Claudine (claudinerestaurant.com), esta vez en homenaje a su madre, donde elabora platillos tipo brasserie a la altura de la maestría que todos sus seguidores esperan de él. Francés, italiano, cantonés... En una ciudad con un estilo de vida cada vez más cosmopolita, los más jóvenes, sobre todo, buscan su propia identidad singapurense. Esta actitud se extiende a la nueva generación de chefs. Se les puede encontrar en los innumerables centros de comida callejera o hawkers, y también en el Candlenut (comodempsey.sg), donde Malcolm Lee se afana por revivir los sabores de su infancia. «La gente quiere entender de dónde viene, especialmente en una ciudad tan joven como Singapur —explica—. La cocina peranakan está arraigada a nuestras raíces culinarias», ya que peranakan hace referencia a la mezcla de influencias chinas, malasias y, a veces, indias típicas de la ciudad. Lee se inspira en la cocina tradicional de sus antepasados, pero sus ingredientes son de mucha mejor calidad que los utilizados en la mayoría de los puestos ambulantes; por ejemplo, para su rendang de res con coco rallado y hojas de Kukura, opta por la carne de Wagyu, mientras que para su curry amarillo de cangrejo con coco y piña elige carne de cangrejo que es más delicada que la de los langostinos de siempre. Su estilo, que se sitúa en ese punto perfecto entre la cocina asiática tradicional y las tendencias de la alta cocina global, ha tenido tan buena acogida que este verano el Jardín Botánico dio la bienvenida a su segundo restaurante, el Pangium (restaurantpangium.sg), con un elaborado menú degustación que también rinde homenaje a la comida peranakan. Han Li Guang (LG Han, para abreviar) va un paso más allá con su cocina neorregional al estilo singapurense. En su restaurante Labyrinth (restaurantlabyrinth.com), el chef reinterpreta los platillos clásicos empleando ingredientes procedentes únicamente de la ciudad-estado. Por ejemplo, su versión del arroz con pollo, un básico de la comida callejera, se presenta como una crujiente ala de pollo frita, que se rellena de arroz japonés nanatsuboshi, trufa negra y setas, y se acompaña de una salsa de jengibre y ajo. Su rojak, una popular ensalada de frutas picantes, se sirve en un tazón de madera con gran variedad de hierbas y flores comestibles, todas cultivadas en Singapur, junto con nieve de nanjea y miel fermentada. Una sofisticada combinación de ingredientes dulces, ácidos y picantes de origen local que representa el Singapur del siglo xxi. Ruta de escape Tomar el sol en playas vírgenes, disfrutar de mariscos fresquísimos en pequeños restaurantes de playa o navegar entre manglares puede ser, para algunos, una perspectiva tentadora después del frenético ajetreo de Singapur. Desaru, un idílico tramo de litoral que los singapurenses han convertido en el destino de sus escapadas de fin de semana, se encuentra a solo dos horas en auto, en la todavía tranquila costa oriental de Malasia. Además de unas playas que parecen sacadas de un libro ilustrado, las selvas en su interior son tan inmaculadas que incluso de vez en cuando se puede avistar algún tigre malasio, una especie en peligro de extinción. Los huéspedes del Anantara Resort ( anantara. com), situado en medio de jardines tropicales junto a una laguna natural, se alojan en villas de madera de inspiración tradicional malasia o en residencias más modernas frente a la playa. Entre las actividades, se puede hacer un safari en barco con el guía del resort para explorar el ecosistema único de los manglares costeros, que crece en aguas saladas y constituye un hábitat natural para especies de aves raras y los monos macacos que viven en sus árboles y se alimentan de cangrejos. También se puede asistir a una clase de cocina con el chef del resort para aprender a preparar la auténtica laksa malasia con mariscos recién capturados, fideos de arroz y el tradicional caldo con leche de coco a base de pescado y camarones secos. Muy elegante también es el primer One&Only (oneandonlyresorts.com) de Asia, un establecimiento rodeado de selva virgen y diseñado por William Kerry Hill, el gran maestro de la arquitectura hotelera tropical. Cuenta con un spa Chenot y transmite esa sensación de haber llegado a una isla privada. Es la misma impresión que se tiene en Desaru, así que dese prisa antes de que el resto del mundo lo descubra. – PB CENTURION-MAGAZINE.COM 25

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