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Departures Mexico Autumn 2020

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ESTILOPERFIL COMPLETO 38

ESTILOPERFIL COMPLETO 38 DEPARTURES Ilumina el camino ¿Cómo trasladará el arquitecto británico Thomas Heatherwick su visión vanguardista a los departamentos residenciales de Manhattan? Por Caroline Roux. Fotografía de Roo Lewis CUANDO VISITÉ a Thomas Heatherwick en su estudio de Londres, su primer tema de conversación no fue uno de sus proyectos de diseño, sino el televisor Serif que acababa de comprar. Diseñado por el dúo francés Ronan y Erwan Bouroullec en 2015, el aparato consta de una pantalla rodeada de un marco metálico que reposa sobre un fino soporte extensible y, cuando está apagado, ofrece al espectador una imagen a modo de cuadro. Heatherwick solo tenía elogios para el televisor cuyo nombre, Serif, hace referencia a la tipografía empleada en los trazos que se añaden a las letras y es que, visto de perfil, el marco parece una «I» mayúscula. «Mira este gran vacío negro», exclama mientras señala la monstruosa pantalla de 55 pulgadas. El arquitecto la utiliza para hacer presentaciones en su estudio que, por lo demás, está lleno de curiosidades (basta con observar los estantes repletos de objetos, como piezas de cerámica, botas de cowboy o un muelle Slinky con los colores del arcoíris, para darse cuenta de que es el tipo de diseñador al que le gusta aprender de lo auténtico). «Sabemos Thomas Heatherwick en su estudio en el barrio londinense de King’s Cross que crear marcos es algo positivo, y es una de las razones por las que las ventanas de Lantern House son así». Lantern House, cuya apertura está prevista para finales de este año, está compuesto por 181 departamentos con vistas a High Line, en la calle 18 Oeste de Manhattan. Se trata del primer edificio residencial de Heatherwick en la ciudad de Nueva York y, aunque seguramente no genere tanta controversia como Vessel —una estructura formada por escaleras y plataformas en Hudson Yards, que el tiempo y el público decidirán si es una locura o una maravilla—, Lantern House es un nuevo hito por derecho propio. Sus paredes están repletas de grandes miradores semicirculares y, cuando las luces se encienden por la noche, brilla como un faro. Vestido con sus habituales pantalones holgados, una camisa y un saco, también anchos, Heatherwick, de 50 años, lo explica con ese entusiasmo que le caracteriza: «Nos dieron una serie de condiciones muy específicas. En realidad, la forma se diseñó por sí sola, así que se convirtió en un estudio de materiales». El lobby acristalado del edificio, con dos pilares originales atravesando el espacio, está colocado justo debajo de la robusta estructura de ingeniería del siglo xx que representa el parque High Line. Asimismo, está flanqueado por dos torres de 10 y 22 pisos. Cuando comenzó el proyecto, a Heatherwick le preocupaba el precio de los numerosos bloques de departamentos de diseño que habían ido brotando por toda la ciudad a lo largo de las dos últimas décadas, desde la estilizada torre New York de Frank Gehry hasta el supertransparente rascacielos 56 Leonard, diseñado por Herzog & de Meuron. También le había llamado la atención que las viviendas en edificios construidos con

CORTESÍA EMPRESAS RELACIONADAS Derecha: representación gráfica de Lantern House; abajo: representación gráfica de un lounge en uno de los penthouses del edificio oeste de este proyecto metal y cristal se vendían bastante más despacio. «Uno podría aducir que se trata de conservadurismo o que la gente no quiere vivir en un lugar que parece una oficina. Es cierto que algunos materiales envejecen bien, tienen buen aspecto si se ensucian y encajan en el lenguaje visual de Nueva York y, por ese motivo, decidimos trabajar con ladrillo —afirma—. En ese momento me interesé en los miradores como una forma de tipología. Significa que puedes mirar de frente o a los lados y, cuando se observan desde la calle, añaden textura visual». Fieles a su forma, las ventanas de Heatherwick causan sensación. «Todos hemos estado en rascacielos con esas enormes ventanas de un solo panel y nos hemos sentido como en un helicóptero. Hay una desconexión total con el mundo exterior», añade. El interior de Lantern House lo ha diseñado el gran dúo británico James White y Elliot March que tiene entre sus clientes a Simon Cowell y Stephanie Arnault. Para la decoración han elegido materiales cálidos como bronce pulido o madera fresada y acanalada, con algunos toques en colores brillantes y piedra rugosa. «Hemos trabajado codo a codo —señala Heatherwick—. Estuvimos de acuerdo en que este edificio se encuentra en un lugar muy público por lo que su interior debía ofrecer una sensación de intimidad». Heatherwick parece haber nacido para colaborar. Cuando abrió su estudio, pensó que crearía objetos peculiares o jugaría con proyectos en los límites del ámbito público; por ejemplo, el puente peatonal en Londres que se enrolla como una oruga cuando no se necesita, o el deslumbrante pebetero para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con sus 204 pétalos desplegados para mostrar el fuego del interior. «Creí que trabajaría al margen del mundo que me rodea», declara el arquitecto. En cambio, ahora su estudio cuenta con 230 empleados e importantes proyectos a nivel internacional. En Shanghái está trabajando con Foster + Partners en un proyecto urbanístico de uso mixto de 418,064 metros cuadrados, y en Singapur, en una terminal de aeropuerto junto a Kohn Pedersen Fox. Además, en la localidad californiana de Mountain View colabora con Bjarke Ingels en el diseño de unas oficinas para albergar a 23,000 empleados de Google. Serán inmensos hangares con techos de 12 metros que parecen doseles invertidos. «Yo los llamo “squames”», devela con una sonrisa en referencia al juego de palabras en inglés de cuadrados y cúpulas. Nueva York tiene una importancia especial para Heatherwick. Con 17 años, durante una visita a su tía abuela en 1987, pasó días recorriendo las calles, «observando los edificios de estilo art déco que levantaban el ánimo» y, un día, acabó uniéndose a un desfile de Wigstock. «Se respiraba una energía que Londres no tenía por aquel entonces —reconoce—. Nueva York sigue emanando esa misma energía y yo tengo la oportunidad de dar forma a algunas partes de esta urbe. Lo que las personas necesitan ahora son cosas que las unan. Quiero cambiar la manera en que las cosas suceden en público. Quiero lograr un cambio». 39 DEPARTURES

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