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Departures Mexico Autumn 2020

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El Musée Atelier

El Musée Atelier Audemars Piguet con su tejado recubierto de hierba y la encantadora localidad de Le Brassus al fondo; abajo: el dorado espacio de exposición del museo DEPARTURES 46 Un viaje a través del tiempo La antigua fascinación de la humanidad por los relojes y su tictac toma forma en una serie de museos nuevos y renovados. Por Ken Kessler POCAS INDUSTRIAS ESTÁN TAN obsesionadas con la historia como la relojera, aunque esto no siempre ha sido así. En los años 70, los relojes mecánicos estuvieron a punto de desaparecer debido al surgimiento de los modelos de cuarzo; sin embargo, empresas de renombre supieron recuperar su legado y, con él, el poder nostálgico y el brillo romántico de una época ya pasada. Desde entonces, tanto los fabricantes como los usuarios aprecian los cronógrafos basados en modelos históricos, y esta veneración por las maravillas de la ingeniería de antaño también explica, en parte, la razón por la que existe una variedad tan amplia de museos dedicados al mundo de la horología. El último museo inaugurado, el Musée Atelier Audemars Piguet, situado en la pequeña localidad de Le Brassus, a poco más de una hora en auto de Ginebra, está marcando nuevos estándares. Como es de esperar, lo más destacable es su colección de cronógrafos Audemars Piguet, una de las más impresionantes del mundo, que exhibe piezas únicas y ediciones limitadas manufacturadas por la casa a lo largo de su historia. Jasmine Audemars, presidenta de la Junta Directiva, lo explica así: «Queremos que los visitantes vivan la experiencia de nuestro legado, el savoir-faire, los orígenes culturales y la apertura al mundo en un edificio que refleje nuestras raíces, así como nuestro espíritu innovador. Pero, ante todo, deseamos rendir homenaje a los relojeros y artesanos que, generación tras generación, han hecho que Audemars Piguet sea la empresa que es hoy en día». Como ocurre en la mayoría de los museos modernos de relojes, el musée incorpora un taller donde los artesanos perfeccionan algunas de las grandes complicaciones de la marca. La colección de más de 300 relojes se exhibe en el pabellón acristalado en forma espiral diseñado AMBROISE TEZENAS

JEF BRIGUET; RELOJES: CORTESÍA DE LAS MARCAS En los nuevos museos se da prioridad a la arquitectura y a la experiencia del visitante de forma que hasta los menos entendidos puedan disfrutar de la visita El paisaje lunar y el rover lunar en el Omega Museum de Biel son un guiño al icónico Speedmaster que llevó Buzz Aldrin durante su primer paseo por la Luna en 1969 por Bjarke Ingels Group, el estudio de arquitectura danés también responsable del hotel contiguo, cuya apertura está prevista para el próximo año. La inmensa mayoría de las casas ya consagradas cuentan con piezas importantes en sus archivos. Hasta hace poco, estos artículos no se exhibían o bien se mostraban a muy pocas personas, por lo general a clientes selectos y solo con invitación. La primera excepción a esta regla, y para muchos el museo de relojes más distinguido, es el Patek Philippe Museum de Ginebra, que celebrará su vigésimo aniversario en 2021. El museo nació del deseo expreso de Philippe Stern, presidente honorario de Patek Philippe, de crear una exposición universal de relojería que no se limitara a recoger los logros de la marca. Esta monumental colección está compuesta por más de 2,000 piezas, muchas de ellas de Patek Philippe, pero también por autómatas singulares y un asombroso conjunto de miniaturas esmaltadas que reflejan la reputación de la ciudad de Ginebra en ese campo. Se trata, sin lugar a dudas, de una exhibición sobrecogedora (yo he estado allí tres veces y ni siquiera he visto la mitad), además de ser una plataforma perfecta para los entusiastas que visiten la región y estén interesados en contemplar algunas de las creaciones tecnológicas más impresionantes de la humanidad. Dos exposiciones de esas características, aunque a menor escala, se pueden encontrar en Suiza. Una de ellas, el museo TAG Heuer situado en La Chaux-de-Fonds, muy cerca de Berna, exhibe una serie de tesoros creados a lo largo de la dilatada historia de la casa (entre ellos, una réplica del primer reloj suizo que llegó al espacio, el cronómetro utilizado por el astronauta estadounidense John Glenn en 1962). Y la otra es el museo de IWC en Schaffhausen, en la frontera entre Suiza y Alemania. Aquí, la planta baja de la sede original de la marca, construida en 1875, se ha convertido en un extraordinario museo, famoso por su colección de relojes de aviador. Ambos contienen maravillas que sorprenderán a los expertos y ayudarán a perdurar el legado de sus respectivas marcas. Reloj de pulsera rectangular y asimétrico en oro amarillo de 1961 de los archivos de Audemars Piguet Moonwatch Speedmaster de Omega de 1965, el primer reloj homologado por la NASA Modelo extragrande de estilo aviador de Patek Philippe de 1936 TIEMPO ATRÁS DEPARTURES 47

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