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DEPARTURES MEXICO SUMMER 2021

CULTURA LECCIÓN

CULTURA LECCIÓN PRÁCTICA Arriba: la instalación Gossip de Zoë Paul en el Musée Arlaud de Lausana; abajo: la artista posa con su obra HOY EN DÍA, LA CERÁMICA está en todas partes. El torno de alfarero se ha convertido en el «desestresante» de moda en las redes sociales (la masa fermentada es su único rival) y las piezas únicas e irrepetibles, indispensables en nuestras casas redecoradas a raíz de la pandemia, son ahora una opción en auge en las exposiciones privadas que organizan algunas galerías en ciudades como Londres o Tokio. Pero no ha habido un lugar en el que el resurgimiento de esta antigua artesanía haya sido más evidente —o tal vez artísticamente más interesante— que en Grecia, donde el número de artistas, curadores y galerías que abogan por esta disciplina artística no deja de crecer. «Empecé con la cerámica a modo de terapia artística —recuerda Stamatia Dimitrakopoulos, directora artística de la feria de arte de Atenas Art Athina—. Me permite hacer lo que se me ocurra, sin preocuparme de otras cosas». Stamatia y su organización, Mum Social Club, pertenecen a uno de los numerosos grupos de la ciudad que abren sus puertas para disfrutar de una velada repleta de cerámica, libros y comida. Para ella la función de este tipo de arte va más allá de esa aparente simplicidad. «Al crecer rodeada de libros sobre ruinas, cerámica y la Antigua Grecia, ahora siento que estoy dando continuidad a la tradición», asegura. Esta conexión tan arraigada es uno de los atractivos de Mon Coin Studio (moncoinstudio.com), una galería inaugurada hace cinco años que acaba de trasladarse a un espacio muy cerca de Kerameikos, el barrio de los alfareros en la antigua Atenas. Su fundadora y curadora, Eléonore Trenado-Finetis, rinde homenaje tanto a los ceramistas centenarios como a los contemporáneos y se adentra en la dinámica milenaria con exposiciones como «Ancient Vibes in Contemporary Ceramics», en la que participan desde la conocida familia Lembesis de la isla de Sifnos hasta el artista callejero ateniense Vaggelis Hoursoglou. «Queríamos que los locales se dieran cuenta de que la creatividad griega aún existe, y que los extranjeros entendieran que, pese al enorme patrimonio histórico y artístico, los artistas helenos siguen estando presentes y no se limitan a fabricar copias para los museos, sino que crean sus propias obras fascinantes —apunta Trenado-Finetis—. La cerámica griega es muy poética y está muy apegada a la tierra, pero, al mismo tiempo, tiene su lado espiritual y etéreo. Es un arte emocional». DESDE ARRIBA: JULIEN GREMAUD, BORIS KIRPOTIN

EN EL SENTIDO DE LAS MANECILLAS DEL RELOJ DESDE ARRIBA: VANIAS XYDAS (3), © MON COIN STUDIO «Antes incluso de que un objeto esté terminado, el material se empapa de la energía de la comunidad», explica Zoë Paul Arriba: vasijas de Katerina Latoufi en la exhibición «Ancient Vibes in Contemporary Ceramics» en Mon Coin Studio; izquierda: una pieza de la ceramista Alexandra Manousakis en la exposición «Aigaio» de Mon Coin este verano Este mismo sentimiento lo comparte la artista británica radicada en Grecia, Zoë Paul. Sus obras elaboradas con cortinas de cuentas de arcilla se han expuesto en múltiples espacios, desde galerías modernas de Atenas como The Intermission (theintermission.art) hasta instituciones internacionales como el MoMA de Nueva York; además, muy pronto va a colaborar con la casa de perfumería parisina Diptyque. Estas creaciones combinan el análisis antropológico con el impacto estético y se inspiran, en parte, en su infancia en la isla de Citera. «Empecé a trabajar con la arcilla porque creía en el mito de que está hecha de diminutas criaturas marinas —confiesa Paul—. La playa a la que acudo para conseguirla era una antigua civilización minoica. Además de la arcilla cruda, también se pueden encontrar objetos antiguos fabricados con este material. Te da la sensación de que la arcilla está compuesta de organismos vivos, de que la gente la usa y luego vuelve a la naturaleza». Esa inclinación a mirar al pasado también puede percibirse en las obras de Coxx Ceramics (instagram.com/ coxx_ceramics). Sus figuras antiguas, transformadas con gran sutileza, presentan un desconcertante grado de modernidad. Otros artistas jóvenes están llevando la cerámica a lugares completamente nuevos: Eugenia Vereli —que estudió en la Central Saint Martins de Londres y expone en la Allouche Benias (allouchebenias.com), una de las principales galerías de la ciudad— muestra una clara sensibilidad pop; Yiorgos Trichas, en cambio, crea floreros adornados con escamas, cuya única conexión con el pasado es su presencia numinosa y sobrenatural en un espacio. Y esta presencia, al fin y al cabo, es lo que se busca con el reciente resurgimiento de la cerámica, tal y como explica Zoë Paul: «Muchas veces, en las exposiciones que hago, trato de que la gente vaya más despacio para que puedan entrar en contacto con la lentitud del proceso de trabajo. El objetivo es unir a las personas, fomentar la intimidad y la colaboración. Antes incluso de que un objeto esté terminado, el material se empapa de la energía de la comunidad». Al igual que hace 2,500 años, Atenas vuelve a ser un lugar donde el arte, la vida y la historia se conectan a través de la arcilla. Desde la izquierda: una escultura de arcilla de Antonis Palles en la exposición «Ancient Vibes» en Mon Coin; una pieza del artista ateniense Yiorgos Trichas expuesta en «Aigaio» 43

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