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Departures Mexico Winter 2019

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34 DEPARTURES ESTILO

34 DEPARTURES ESTILO VESTIR CON CONCIENCIA ECOLÓGICA HACE 29 AÑOS, la empresa de ropa Esprit causó un gran revuelo en buena parte del mundo de la moda con un anuncio que, según advertía el periódico Los Angeles Times, resultaba «difícil de creer». Con el titular «Consumo responsable, por favor» apelaba a los consumidores a reducir el consumo. «Si cambiamos las cosas que nos hacen felices y compramos menos, podemos minimizar el efecto tan devastador que estamos ejerciendo en el medio ambiente», explicaba el texto. Desde entonces, a pesar de haberse producido un cambio generacional hacia una mayor conciencia ambiental, la situación no ha mejorado lo suficiente: se han derretido glaciares, ha subido el nivel del mar y se han encontrado plásticos tanto en las cumbres más altas del Himalaya como en los pliegues más profundos del océano. Un informe reciente de la fundación Ellen MacArthur concluyó que, en el año 2015, la industria textil emitió 1,200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, es decir, más de lo que generan todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos. Los tratamientos utilizados en la producción de prendas han contaminado 20 por ciento del suministro de agua dulce, un recurso cada vez más limitado en todo el planeta. El pasado mayo, el informe Pulso de la industria de la moda publicado por Global Fashion Agenda, una asociación que trabaja en colaboración con consultores empresariales y expertos en materia de sustentabilidad, destacaba el largo camino que aún le queda por recorrer al mundo de la moda y cómo sus avances se han ido ralentizando últimamente. Si continuamos a este ritmo, para el año 2050 habremos depositado 136 millones de toneladas de desechos textiles en los vertederos, cantidad que, como indicó la fundación Ellen MacArthur, es diez veces mayor que el peso total de todas las personas que habitan en la Tierra en estos momentos. ¿A qué se debe esta desconexión, cuando las marcas no hacen más que publicar hashtags relacionados con su sustentabilidad? Una instalación textil para la campaña Waste No More de Eileen Fisher en la tienda de Brooklyn de la empresa ¿Cómo podemos entender lo que está ocurriendo aquellos que no somos ni ecologistas ni expertos en la cadena de suministro? Tenemos que imaginar que estamos virando un barco y que un mínimo giro de timón puede tener consecuencias impresionantes. En este sentido, 60 por ciento de las empresas de moda han hecho grandes esfuerzos y han tomado medidas, entre otras, cambiar la manera en la que sus proveedores cultivan el algodón, replantearse por completo el uso de los materiales tradicionales e incluso fomentar la reutilización de la ropa. El impresionante éxito de empresas de renta de ropa como Rent the Runway y Girl Meets Dress responde, al parecer, al llamamiento de Esprit a reducir el consumo. Las medidas de multinacionales de lujo, como Kering, LVMH y Yoox Net-a- Porter, en pos de la sustentabilidad, se anuncian casi todas las semanas. Lo que resulta especialmente esperanzador es el trabajo de aquellas personas que están preparando el terreno. A veces, su labor consiste en revolucionar la forma de obtener ingredientes básicos como fibras; otras veces, en reconsiderar la manera en la que lidiamos con lo que hemos fabricado. Pero, ante todo, lo que hacen es reflexionar sobre el tipo de negocio que constituye la moda. ESTUDIO DE LA SITUACIÓN La moda es una industria mundial que genera US.3 billones y cuenta con 300 millones de trabajadores, por ello, su alcance es enorme. El paso que tienen que dar la mayoría de las empresas es elaborar un informe detallado sobre las áreas en las que tienen mayor impacto: las cuencas destruidas por los cultivos de algodón; las sustancias químicas tóxicas inhaladas por los trabajadores en fábricas; el dióxido de carbono emitido por los camiones que llevan la ropa hasta el consumidor o hasta el vertedero en comunidades cuya agua se contamina debido a la desintegración tóxica de los tejidos sintéticos y de algodón... En 2011, Kering, el consorcio de artículos de lujo cuya lista de empresas incluye a Gucci, Saint Laurent, Balenciaga, Alexander McQueen y Bottega Veneta, presentó su estado de pérdidas y ganancias ambientales. Su objetivo era medir, por un lado, el impacto ambiental de la empresa y, por otro, poner precio a dicho impacto con el siguiente argumento: «si Kering le entregara un cheque a la naturaleza para compensar su impacto, ¿de cuánto sería ese cheque?». En 2018, habría sido de US0 millones. Michael Beutler, director de operaciones de sustentabilidad de Kering y la persona a cargo del estado de pérdidas y ganancias ambientales, oyó hablar por primera vez de la contabilidad ambiental corporativa en 2011, cuando trabajaba en la compañía de software empresarial SAP en el © EILEEN FISHER

Según una observadora de la industria, «la sustentabilidad se está ampliando más allá de las grandes marcas. Las empresas más pequeñas han comenzado a entender su importancia». DESDE LA IZQUIERDA: © STELLA MCCARTNEY; © EVERLANE campo de la sustentabilidad. Recuerda que se preguntaba cómo obtenían los datos; para 2012, su trabajo se centró en conseguir esos datos. Hoy en día, su equipo elabora hojas de cálculo con el impacto que causan los suéteres de Gucci y los cinturones de Balenciaga; añaden códigos de colores, incluyen gráficos y mapean datos para mostrar, por ejemplo, si el metal extraído para fabricar una hebilla de cinturón contamina más las aguas en Perú o en Estados Unidos (en general, el país que tiene el mayor impacto es China, y le siguen, a cierta distancia, Canadá, Japón y Estados Unidos). «Mapeamos todos los procesos del grupo, alrededor de 600 con cerca de 110 materias primas, y todos los procesos ambientales asociados», explica Beutler. Eso implica rastrear «cómo se desarrollan los procesos empresariales, de dónde vienen los materiales y cómo se fabrican las cosas». Hace 20 años, los CEO recurrían a la contabilidad ambiental para evitar sanciones por contaminación, ahora, en cambio, están empezando a acudir a contables ambientales para que les indiquen qué beneficios potenciales ofrece a largo plazo el uso de menos recursos. En junio, Kering publicó todos los datos de su estado de pérdidas y ganancias ambientales argumentando que la transparencia lleva a reducir el impacto a nivel mundial. «La gente suele querer mostrar positividad», anota Beutler, que a finales de los años 90 trabajó como especialista en prevención de la contaminación para la Agencia de Protección Ambiental. «Sin embargo, creo que es importante hacer mediciones sinceras. No vamos a conseguir que desaparezcan los problemas ambientales afirmando que no existen». TRABAJO CONJUNTO Por influencia de diferentes grupos de expertos y fundaciones, las marcas tienden, inevitablemente, a la cooperación, y empiezan a entender que la sustentabilidad es mucho más que un plan de marketing. En mayo de 2019, LVMH, el grupo de lujo detrás de casas de moda como Louis Vuitton, Christian Dior y Fendi, anunció su colaboración con el Programa sobre el Hombre y la Biosfera, un programa científico intergubernamental de la Unesco que busca «salvaguardar la biodiversidad del planeta» e ir en consonancia con los objetivos de desarrollo sustentable de la ONU. LVMH asegura que para el año 2020 ya habrá aplicado los estándares más elevados de la ONU en 70 por ciento de sus cadenas de suministro y habrá reducido sus emisiones de dióxido de carbono en un 25 por ciento. Los esfuerzos de las multinacionales están empezando a tener un efecto dominó. En 2018, Susanna Wilson, directora mundial de redes sustentables y emprendimiento de HSBC, asistió por primera vez a la Cumbre de la Moda de Copenhague para dar una charla sobre cómo las grandes empresas pueden impulsar el diálogo entre las personas que trabajan en finanzas y las que se ocupan de la sustentabilidad. «Nos estamos dando cuenta de que el enfoque en la sustentabilidad se está ampliando más allá de las grandes marcas —aseguró Wilson a un comité—. Las empresas Desde la izquierda: Stella McCartney cerró su desfile de otoño 2019 con un abrigo hecho de retales de tejidos de colecciones anteriores; los jeans Kick Crop de Everlane se fabrican en lo que la empresa denomina la «fábrica de jeans más limpia del mundo» más pequeñas han comenzado a entender su importancia». En 1948, Giuseppe Marenzi y Alessandra Diana fundaron la marca de ropa italiana Herno en una fábrica en el punto en el que el río Arno confluye con el lago Mayor. En aquella época, para impermeabilizar los tejidos utilizaban aceite de ricino, cuya producción emite una sustancia tóxica. «Ahora no es fácil fabricar materiales impermeables —confiesa su hijo Claudio Marenzi, actual director de la empresa—. Antes usábamos muchas cosas que ahora evitamos». Para desarrollar nuevas formas de manufacturar productos «hay que invertir», añade. La nueva colección Laminar de Herno emplea tejidos de la marca Gore-Tex que son duraderos y resistentes al agua y contienen cada vez menos perfluorocarbonos dañinos para el medio ambiente. Marenzi no es el único pequeño fabricante que espera poder perpetuar los productos “Made in Italy” sin destruir su país. Italia también quiere llevar a cabo una reestructuración. Marenzi sostiene que la industria de la moda produce siete por ciento del PIB nacional. En 2017, lo nombraron presidente de Confindustria Moda, una confederación que reúne a 67,000 DEPARTURES 35

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