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Departures Mexico Winter 2019

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Más tarde, me habla de

Más tarde, me habla de un vivo recuerdo de su infancia: cuando tenía unos cinco años, cavó con la ayuda de su hermano un túnel profundo en la nieve en el que pasó una cantidad indefinida y surrealista de tiempo. «Me acuerdo del sol que brillaba a través del túnel y hacía que las paredes de nieve parecieran azules». Algunas de las obras más grandes de Vital están inspiradas en sus primeros recuerdos y suscitan cierto ensimismamiento infantil en el espectador. Su proyecto House to Watch the Sunset está sacado directamente de El principito; de hecho, su primera torre para contemplar el atardecer la construyó con adobe en 2005 a las afueras de Agadez, la ciudad saharaui (la primera vez que el principito visita la Tierra, aterriza en el Sáhara) situada en Níger. Vital me conduce por unas escaleras que dan a sus aposentos privados: tres pisos de habitaciones en la parte más alta del castillo. En el primero hay varias salas pequeñas, incluidos dos dormitorios conectados por un minúsculo baño. Uno de ellos contiene algunas de sus obras de arte más preciadas: un dibujo que le hizo Basquiat y en el que se puede leer ASTRONOT; una escultura suya de las cabezas de sus padres enfrentadas tan de cerca que parecen convertirse en una sola persona; una silla de Martin Gropius; y varios grabados de Rembrandt. El otro dormitorio resulta un tanto monacal y contiene varios kimonos japoneses, otro notable grabado de Rembrandt y una cama individual de intrincada madera tallada. «Compré muy pocas piezas del mobiliario original del Schloss —confiesa—. Soy como Pablo Neruda, que afirmaba que no era un coleccionista sino un “cosista”, un amante de las cosas».

En el sentido de las manecillas del reloj desde arriba a la izquierda: una pequeña capilla del castillo; un cuarto de baño solo de exposición con un enjuague bucal Odol, en homenaje al doctor Karl August Lingner, fundador de la empresa y antiguo dueño del castillo; una Sala Relajante con 108 orificios perforados por Vital; el salón con muebles coleccionados por Lingner procedentes de otras casas patricias En el piso superior encontramos un laberinto de pequeñas salas que Vital utiliza como espacios expositivos. Uno contiene un montón de ladrillos alineados del artista tailandés Rirkrit Tiravanija, otro está dedicado al británico Richard Deacon y un tercero muestra dibujos del alemán Otto Dix. La buhardilla construida por sus sobrinos (uno de ellos es, en palabras del propio Vital, un gran ebanista) está revestida con madera de pino sin tratar, como la habitación de un ryokan japonés tradicional, y posee una sauna, una regadera y varios asientos en las ventanas. Vital baja las escaleras y me acompaña por las muchas y grandiosas salas abiertas al público hasta llegar a un impresionante salón de conciertos con un recargado órgano, el mayor de propiedad privada de Europa. Empieza a tocar una inquietante composición clásica, y el sonido resulta tan sobrecogedor y penetrante que parece que todo en la habitación estuviera vibrando. Cuando termina, me explica que el dueño anterior a la familia Von Hessen fue Karl August Lingner, un acaudalado hombre de negocios alemán, inventor del enjuague bucal Odol. Dedicó varios años a acumular muebles y puertas de casas patricias de toda Europa. Y fue él quien instaló el órgano. Durante la comida, le pregunto a Vital si piensa en Schloss Tarasp como una especie de canto del cisne artístico. Se ríe y enumera los muchos proyectos en los que está trabajando en esos momentos, incluido uno en el Amazonas y otro en la isla de Tonga: «Paso de un proyecto al siguiente». Ha convertido el castillo en una fundación abierta al público, como sus otros espacios en Suiza. «Soy un soñador. Me gusta hacer realidad los sueños —comenta divertido—. Y quiero dar a los demás la oportunidad de soñar». notvital.ch DEPARTURES 49

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