Al volante de un F-PACE,

Al volante de un F-PACE, no hay nada más parecido al paraíso que una carretera desierta en Suecia. Mia (abajo a la izquierda) y Anders Cronwall no podrían estar más de acuerdo y por eso decidieron cambiar el estrés de la ciudad por una idílica cafetería frente al mar y por la pesca de la langosta “LA PESCA DE LANGOSTA ES UN HOBBY MUY CARO” ANDERS CRONWALL 62 THE JAGUAR

VIAJES DÓNDE COMER VATTEN RESTAURANT & KAFÉ Un tesoro gastronómico, con su pescado del día, sus irresistibles sopas o las alternativas vegetarianas, todo regado con una excelente selección de vinos y cervezas locales. restaurangvatten.com MIA’S SJÖBOD Dulces tentaciones en forma de tartas y bollos, deliciosas sopas de marisco y sabrosos bocadillos en una antigua caseta de pescadores en Hälleviksstrand. Abierto todos los días en verano y solo los fines de semana en septiembre, octubre y mayo. miassjobod.se Nos encanta la ciudad. Más de la mitad de los humanos vivimos en ciudades y en 2050 lo harán dos tercios de la población mundial. Pero también nos encanta huir del mundanal ruido. Con cinco días en una metrópolis que se mueve a toda prisa nos sobra y nos basta. ¿Eres de los que el viernes por la tarde, en la oficina, no puede dejar de mirar las montañas que hay al otro lado de la ventana? No te preocupes: no estás solo. De hecho, la necesidad de huir tampoco es nueva. Casi todas las grandes ciudades están rodeadas por paisajes de postal o remansos de paz que han procurado a los pobres urbanitas un merecido descanso desde que se inventó el concepto de estrés. En los Hamptons y los lagos italianos, los vecinos de Manhattan y Milán han convertido las escapadas en puro glamour (páginas 66-67). Las ciudades escandinavas son más amables que la mayoría, pero para no ser menos he decidido abandonar la jaula (relativamente tranquila) de Gotemburgo y acercarme a los agrestes acantilados, los calmosos pueblos pesqueros y los paisajes salvajes de la costa de Bohuslän, un mosaico de islas a una hora escasa de la ciudad. Mi compañero de fatigas en esta huida será un Jaguar F-PACE con motor diésel de 2,0 litros, tracción en las cuatro ruedas y carrocería rojo pasión, un color que viene que ni pintado justo cuando empieza la temporada de la langosta en Bohuslän. Y digo compañero porque el éxito de la huida no solo depende del destino, sino también del viaje. El tiempo escasea y nadie puede llevar adelante una misión de autorreparación de este calado sin ayuda. Las carreteras están llenas hasta los topes y lo último que quieres es terminar más estresado todavía. Por eso necesitas un coche en el que te sientas a gusto y que, una vez lejos de los atascos, tengas realmente ganas de conducir. Por suerte, el F-PACE deja claro que no solo es un SUV, sino que sobre todo es un Jaguar. Pero volvamos por un momento a las langostas. El pintoresco pueblo de Hälleviksstrand está a 85 km de Göteborg y fue aquí THE JAGUAR 63