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Ll SIGESTiii I I

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EL HIPIOTISMO<br />

<strong>Ll</strong> <strong>SIGESTiii</strong> I<br />

I ESTUDIO<br />

I acerca de tan curiosos fenómenos<br />

I<br />

fe,:<br />

RADOS BAJO DIFERENTES!<br />

I<br />

D. EDUARDO ARAGÓN OBEJERO, |<br />

m^m<br />

MÉDICO DEL HUSPITáL DE SAK JQAK BAUTISTA, |'<br />

Y DEL EXCMO. SR. OBISPO Y CABILDO<br />

DE LA SANTA APOSTÓLICA IGLESIA CATEDRAL DE AST0R5A<br />

-S—) bo-4*^<br />

CON APROBACIuN ECLESIÁSTICA<br />

i<br />

ASTORGA-1892 /<br />

IMl'. Y Lili. DE LA VUJUA K HIJO \W. LÓl'K/ ^l-v.<br />

f


ELHIPIOTMOILAMSTIÓS


•*í.f<br />

.-V^<br />

6-'


¡t<br />

EL IMOTISMO<br />

Y LA SUGESTIÓN<br />

ESTimio m a DE m cunos FENÍIIEIIOS<br />

CONSIDERADOS<br />

BAJO DIFERENTES PUNTOS DE VISTA<br />

POR<br />

D. EDUARDO ARAQÓN OBEJERO,<br />

MÉDICO DEL HOSPITAL DE SAN JUAN BAUTISTA,<br />

y DEL EXCMO. SEÑOR OBISPO<br />

Y CABILDO DE LA STA. A. I. C. DE ASTORGA.<br />

CON UNA CARTA PRÓLOGO<br />

DEL DOCTOR<br />

D. PEDRO RODRÍGUEZ LÓPEZ,<br />

CANÓNIGO SECRETARIO DEL OBISPADO DE CUENCA.<br />

CON APEOBACIÓN ECLESIÁSTICA<br />

ASTOfiGA<br />

^^*^:^<br />

IMP. DE LA VIUDA É HIJO DE LÓPEZ<br />

1802


=Q^/í>í^« ^6 t/e ^eá^cio e/e ^§


DICTAMEN DEL CENSOR.<br />

Por obediencia ai mandato de S. E, i., expresado<br />

en ei antecedente Decreto, iie leido<br />

con todo ei esmero posible ei opúsculo titulado<br />

EL HIPNOTISMO, compuesto por el ¡lustrado<br />

médico de esta ciudad D. Eduardo Aragón, y<br />

no sólo no he encontrado en éi cosa alguna<br />

que se oponga á la pureza de la Fe católica y<br />

á la sanidad de las costumbres, como era de<br />

esperar de la mucha piedad de su autor, sino<br />

qie juzgo puede producir grandes bienes y<br />

evitar grandes daños á todos los que lo lean.<br />

Por lo tanto, salvo siempre el mejor parecer<br />

de V. E., creo que se pueae conceder á<br />

D. Eduardo Aragón, licencii para dar á la<br />

prensa y á la luz pública dicho folleto de EL<br />

HIPNOTISMO.<br />

Dios guarde á V. E. I. muchos años<br />

Seminario de Astorga, Marzo i.° de 1892.<br />

S^^a11cií'C0 ^


LICENCIA DEL EXCMO. PRELADO<br />

(s^storga 14 de Mar^o de i8g2.<br />

Nos el Dr, D. Juan B» Qrau y Yallespinos,<br />

POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓ­<br />

LICA, OBISPO DE ASTORGA, CABALLERO GRAN CRUZ<br />

DE LA REAL ORDEN AMERICANA DE ISABEL LA CATÓ­<br />

LICA, ETC., ETC.<br />

Tor la presente, y por lo que á ü^ós toca,<br />

concedemos nuestra licencia para que pueda<br />

imprimirse y publicarse el opúsculo titulado<br />

EL HIPNOTISMO, escrito por el Dr. en (Medicina<br />

1). Eduardo sAragón, mediante que de<br />

nuestra orden ha sido examinado, y no contiene,<br />

según la censura, cosa alguna contraria<br />

al dogma católico y sana moral; antes, por el<br />

contrario, su lectura es reputada como recomendable<br />

y muy provechosa á los fieles.<br />

Lo decretó, mandó y firma S. E. I., el<br />

Obispo, mi Señor, de que certifico.<br />

t ©UCIH, U/wáAo ele ,£^átoiaa,<br />

(LUGAR DEL SELLO)<br />

Por maMalo de S. E. I, el OÜISDO, mi Sr.,<br />

Piro., Viee-SHo.


GÍIDI Ooccmo. é cjtiuo. §ciXot- ©mópo,<br />

ExcMO. É ILMO. SR. ü^i la servil adulación,<br />

ni la pueril vanidad, mueven mi ánimo á colocar<br />

esta mi humilde obra bajo su tan poderoso<br />

amparo y no menos valiosa protección.<br />

(sAl atreverme á estampar sus tan respetables<br />

nombres al frente de mi libro, lo hago obligado<br />

únicamente por el agradecimiento, que<br />

tanto pesa en toda alma bien nacida y en todo<br />

pecho generoso, ü^unca olvidaré, ni podría<br />

olvidar aunque lo pretendiera; la inmerecida<br />

honra que me hicieron al dignarse conferirme<br />

el cargo de médico de V. E. escogiéndome para<br />

esto de entre otros dignísimos compañeros<br />

que lo solicitaron; y aprovecho la primera<br />

ocasión que se me ha presentado, para consignar<br />

de Una manera pública y solemne mi reconocimiento<br />

por tan honrosa distinción. Dígnese<br />

V. E. aceptar este tan pequeño don de<br />

gratitud con benevolencia, y no vea en el mismo<br />

sino la sencilla expresión del respetuoso y<br />

agradecido afecto que profesa á S. E. I.<br />

EL AUTOR,<br />

W«ueate/(^ x£^i€taó*t €/


O.A-:E3'r.A.-:E*I3cí>IjOQ-0<br />

«^. ^í. ^e/ttatt/o ^éiaaán. ^¿eteto.<br />

Muy Sr. mío y respetable amigo: Ya que tuve alguna<br />

parte en que V. escribiera para El Criterio Tridentina<br />

su libro titulado, EL HIPNOTISMO, (I) excitándole<br />

á manifestar sus profundos estudios sobre esta materia,<br />

que V., como médico católico, puede tratar con más<br />

conocimiento de la terminología usada por los hipnotistas,<br />

que los profanos en la ciencia de Esculapio, parécerne<br />

excusable el deseo manifestado por V., de que le<br />

diga mi opinión sobre el particular.<br />

Rectamente procede V. en su estudio, dividiéndole en<br />

cinco partes y cada una de estas en capítulos distintos,<br />

para que no haya confusión en su desarrollo.<br />

Lo primero en todas materias es suponerlas existiendo,<br />

pues, de lo contrario, se gastaría inútilmente el<br />

tiempo en las cuestiones que después se han de ventilar:<br />

que es lo que V. hace en la i.* Parte, donde examina la<br />

(O En efecto, como hace notar el sabio critico y eminente filósofo<br />

Sr Bodriguez. que ha tenido la atención de escribir esta Carta-prólogo; esta<br />

obra de EL HIPNOTISMO fué debida í una indicación de dicho Sr. Rodríguez que<br />

animó á que la escribiera con objeto de publicarla en El Criterio, al autor de<br />

la misma. Después accediendo á los deseoB de varias personas respetables nos<br />

hemos decidido á publicar este libro en la forma que lo hacemos, con objeto<br />

de hacer mis fácil la lectura del mismo y apresurar su publicación, que de<br />

otro modo tenia que ser mucho más lenta.<br />

Sota del Editor,


X<br />

naturaleza del hipnotismo, definiéndole de esta manera:<br />

Es un estado fsio-patológico, provocado, que produce,<br />

6 puede producir, síntomas, neurósicos, muj" variados,<br />

en el hombre. Definición, que comprende así los fenómenos<br />

naturales como los innaturales; separándose en esto<br />

del modo de pensar de ciertos católicos, que no ven en<br />

el hipnotismo sino una forma de la antigua magia, de<br />

la que, según V. dice, es una rama. Yo, salvo el parecer<br />

de los más doctos, casi estoy por afirmar que la<br />

peste del hipnotismo tiene algo de lo que llaman los<br />

moralistas, vana observencia, no poco de la divinición,<br />

con sus ribetes de idolatría. Y no es que niegue que<br />

pueda haber algo natural, al menos en la substancia,<br />

pero en el modo de producirse los fenómenos, no lo veo<br />

tan natural que excluya toda sospecha de que algún<br />

agente extraño ande en ese juego de gente non sancta.<br />

Muy al por menor examina V. las diferentes escuelas,<br />

que actualmente existen, para explicar los fenómenos<br />

hipnóticos; á saber, la de Salpetriere, que concede<br />

más influencia de la debida á las causas físicas y fisiológicas,<br />

y la de Nancy, que todo lo explica por las causas<br />

psíquicas y la sugestión.<br />

Oportuno juzgo yo para comprender lo absurdo de<br />

estas teorías, dejar antes sentados algunos principios de<br />

la filosofía cristiana, que servirán á maravilla al intento<br />

que me propongo.<br />

Dado que las acciones vitales del hombre, vegetar,<br />

sentir y entender, exigen principio común de quien procedan,<br />

este principio ¿es uno ó múltiple? O en otros términos:<br />

¿el principio de la vida vegetativa es igual en el<br />

hombre al de su vida sensitiva, y éste al de la intelectiva,<br />

en tal manera que uno é idéntico sea el principio por<br />

quien el hombre ejerza las funciones de la vegetación,<br />

de la sensibilidad y de inteligencia? La verdadera doctrina<br />

enseña que es uno sólo el principio vital en el hombre,<br />

y que de tal manera están unidos el alma y el


XI<br />

cuerpo del hombre que forman unión esencial, substancial<br />

y personal. Ds suerte que el alma espiritual y racional,<br />

y el cuerpo material, se pertenecen en el hombre<br />

mutua y naturalmente; resultando de su unión aquel<br />

modo de conocer y apetecer que diferencia al hombre<br />

tanto del bruto como del es{iíritu puro. El hombre tiene<br />

que recurrir al mundo perceptible para obtener el conocimiento,<br />

que le compete de la verdad; tiene que valerse<br />

de los sentidos, que no siempre están en disposición<br />

de transmitir al alma las impresiones, con la exactitud<br />

y verdad convenientes; ya proceda de falta de sensibilidad<br />

necesaria, ya sea por exceso en la imaginativa<br />

y fantasía.<br />

Además, V., como inteligente y docto en la materia,<br />

sabe mejor que yo, que la observación fisio-patológica<br />

parece confirmar que ciertos centros nerviosos en<br />

la base del cerebro, las llamadas células perceptivas,<br />

son los que intervienen de modo predominante en la<br />

percepción sensitiva. Es verdad que las diferentes partes<br />

del cerebro ejercen desde adentro su actividad peculiar,<br />

con cierta independencia de las demás partes; pero también<br />

lo es que las facultades no están anejas al alma como<br />

los brazos al cuerpo, sino que las facultades son<br />

propiedades del alma, en las cuales está presente. Uni«<br />

dad manifestada á menudo en la simpatía de los diferentes<br />

órganos del ser humano, que guardan también<br />

relación de mutua coordinación y subordinación entre sí.<br />

Dicho esto así como por vía de preliminar, háme de<br />

permitir V. que no admita lo que en jerga hipnótica<br />

llaman transposición de sentidos, naturalmente explicado:<br />

paes por algo y para algo, el ojo está constituido<br />

de diferente manera que la mano; la nari^ no tiene por<br />

oficio deglutir los alimentos, y así de los demás; ni he<br />

visto yo á persona alguna entender con la memoria, ni<br />

discurrir con los pies, aunque no faltan despropósitos<br />

que no le vengan en mientes al que esté del todo cuer-


xn<br />

do, ó que no quiera burlarse de la credulidad de sus<br />

lectores, como parece leyendo las producciones literarias<br />

de los Bernheim y los Lombroso.<br />

Que la sugestión, es decir, una idea intelectual del<br />

hipnotizante paraliza inmediatamente el cerebro del<br />

hipnotizado, es la idea más peregrina, que se le puede<br />

ocurrir á un simple mortal. Y que esto se haga sin la<br />

voluntad del hipnotizado, es verdaderamente original.<br />

Los simples mortales creemos que la idea puede influir<br />

en los órganos vitales, cuando es aceptada por la voluntad,<br />

y en este caso lo hace mediatamente; pero contra<br />

la voluntad del hipnotizado, es ignorar los rudimentos<br />

de la antropología, que nos dice ser la vida, la fuente<br />

del movimiento, ab intrínseco. Paralizar el cerebro<br />

para producir el efecto que dicen, equivale á sostener<br />

que no obra su efecto naturalmente, pues que lo natural<br />

es valerse de los sentidos, como dicho es; y estando<br />

paralizado el cerebro, ¿como llegan al alma las ideas ó<br />

manifestaciones de estas? Yo, á decir verdad, no lo comprendo.<br />

Dije ideas, porque no falta quien sostiene que obra<br />

el hipnotizado según quiere el hipnotizante, sin manifestarlo<br />

exteriormente; y aunque no estén próximos<br />

ambos. Para el caso es lo mismo, por aquello de que el<br />

más ó el menos no varían la especie, y aquí la especie<br />

es entenderse dos almas sin ninguna manifestación exterior.<br />

¿Hay, por ventura, un espíritu superior á ellas,<br />

que conoce ó conjetura sus voluntades, y que las pone<br />

en comunicación? Afirmar esto no se atreven los que<br />

niegan lo suprasensible: establecer corrientes á manera<br />

de electricidad, es muy burdo, por no decir tonto. Con<br />

razón dice Parville que las palabras: «alucinación telepática,<br />

transmisión de fuerza psíquica» y otras por el<br />

estilo, tomadas dt-l griego, son muy apropósito para las<br />

gentes de letras gordas, pero que no pasan por los que<br />

las tienen un poco más pequeñas.


xm<br />

Mucha gracia me hace la barahunda de post-hipnotismo.<br />

Porque, si no veo con buenos ojos el simple, menos<br />

grato me sería el compuesto, á no ser cosa de compadres,<br />

hacerse el dormido y el sordo, estando despierto<br />

y expedito el oído. Citan algunas palabras de Sto. Tomás<br />

para explicar el sueño hipnótico imperfecto, (al cual<br />

puede, según ellos, referirse este fenómeno); pero una<br />

cosa son ficciones y otras realidades, como las pregonadas<br />

por los secunces del hipnotismo.<br />

El desdoble de persona, es cosa que le ocurre á<br />

cualquiera: soñaba el ciego que veta, y soñaba lo que<br />

quería, dice un adagio español; y no han de ser los hipnotistas<br />

menos privilegiados que el ciego. Para mí es<br />

enteramente gratuito que el hipnotizante se apodere del<br />

hipnotizado, por la sencilla razón de que el efecto natural<br />

del sueño es hacer que desaparezcan de la mente las<br />

cosas y personas: así sucede á todos, que, fatigados por<br />

pensamientos ó ideas que molesten, una vez dormidos,<br />

ya nada les aqueja ni molesta. Al menos así tendrán que<br />

convenir con nosotros los que no encuentran distinción<br />

esencial entre el sueño natural y el hipnótico.<br />

No menos gratuita es la aserción de que, teniendo<br />

fija en la mente á una persona, durante el sueño, pueda<br />

ésta sugerir al dormido ideas, actos, etc., etc.; porque,<br />

hasta ahora, siempre sucedió que el dormido, estando<br />

dormido, nada siente de lo que le diga, otra persona.<br />

Los dormidos, á lo más, tendrán ideas imperfectas,<br />

vagas y confusas.<br />

A más de que la teoría de la sugestión es contradictoria<br />

en sí misma: pues sabido es que los hipnotistas<br />

explican la sugestión diciendo que por ella se atontecen<br />

los centros superiores del cerebro, esto es, los intelectivos.<br />

De aquí que la sugestión obra únicamente en los<br />

centros inferiores que presiden al movimiento, al sentido,<br />

á otros oficios vitales, y, ante todo, obra en la potencia<br />

imaginativa, que es potencia orgánica. Ahora


XIV<br />

bien: dudo que las sugestiones obren sobre los centros<br />

espinales ú otros, sin que el cerebro (ó mejor, la mente)<br />

sepa nada, ¿cómo puede el hipnotizante dominar al hipnotizado<br />

por medio de las ideas sugeridas? ¿Por ventura<br />

son aprendidas las ideas por los nudos nerviosos, ó<br />

gozan estos de entendimiento, memoria y voluntad al<br />

modo del alma racional? Esto debería admitirse, por<br />

cuanto la sugestión no es un impulso mecánico, sino<br />

moral é intelectual; resultando de tal admisión, que en<br />

el cuerpo humano habría tantos centros que pensaran,<br />

cuantos fueran los centros nerviosos reflexos, lo cual es<br />

falso. Ni puede suponerse que los centros nerviosos corticales,<br />

ministros del pensamiento, no son paralizados<br />

al punto por la sugestión, sino que conservan su actividad;<br />

porque doctrina comunísima y certísima es en la<br />

escuela sugestionista que, desde el primer instante del<br />

sueño, se paralizan los centros superiores ó de la corteza<br />

gris cerebral, y se excitan los centros inferiores y reflejos,<br />

ó sea los de la médula espinal y otras. Y esta es<br />

la razón porque decimos que la teoría adoptada por los<br />

sugestiónistas, para explicar la sugestión moral y física,<br />

implica contradicción con las otras teorías del sistema<br />

sugestivo. Agregúese á esto que, si la sugestión excitase<br />

los centros secundarios y no los superiores, que están<br />

unidos con lazo tan estrecho con aquellos; ¿porqué ra -<br />

zón no se paralizan todos? No la darán los hipnotistas:<br />

siendo el resultado de su pretendido dominio (en su<br />

hipótesis), el dominio que se tiene sobre una máquina,<br />

á la cual falta el manubrio para ponerla en movimiento.<br />

De todas estas cosas trata V., amigo mío, con amplitud<br />

y criterio nada estricto, pero dentro de la doctrina<br />

católica, en su ya citada obra, en la i.' y 4.' Partes,<br />

y en algunos capítulos de la Parte 5.'<br />

Sin pretensión de dar lecciones á V., que, cierto,<br />

no las necesita, ni yo sería quién para dárselas, voy á<br />

permitirme trasladar á continuación algunas reglas que


XV<br />

podrán explicar algunos puntos de su obra; por si alguien<br />

deseara más claridad.<br />

I.' Usted conviene conmigo en que el alma del<br />

hombre es forma substancial de todo el compuesto humano:<br />

que es principio único de todas las operaciones<br />

de éste; por cuanto la forma superior contiene en sí, virtualmente,<br />

las perfecciones de la forma inferior. Y, por<br />

lo tanto, la forma racional é intelectiva encierra también<br />

la virtud de las formas sensitiva y vegetativa.<br />

2.' Que existe mutua relación y convenio entre el<br />

alma y el cuerpo en el hombre; de tal modo que aquella<br />

mueve á-est« en sus operaciones; y el cuerpo, por medio<br />

de los sentidos, trasmite al alma las sensaciones recibidas<br />

de los objetos exteriores; siempre que concurran las<br />

demás circunstancias que exige la psicología.<br />

3.' Nadie, excepto Dios, puede mover eficazmente<br />

á la voluntad á obrar, porque sólo Dios tiene dominio<br />

absoluto sobre todo lo criado: el ángel y el hombre, únicamente<br />

pueden hacerlo por modo de nación, ó excitando<br />

las pasiones ó la imaginativa ó alguna potencia<br />

inferior.<br />

4.* Los agentes superiores pueden obrar de una<br />

manera más perfecta y más rápida los mismos efectos<br />

de los agentes inferiores. De aquí se infiere que los espíritus<br />

exentos de materia, pueden producir mejor y con<br />

rapidez los mismos efectos que lenta y pausadamente<br />

producen íos agentes mixtos de espíritu y materia. Se<br />

entiende extrínsecos al agente.<br />

5.' Dentro de la esfera de la actividad propia de<br />

cada substancia espiritual pura ó espiritual mixta, puede<br />

la substancia obrar como le plazca, siempre que no obste<br />

otra actividad superior, y la inferior esté en disposición<br />

de recibir su influencia.<br />

6.* La esfera de actividad del espíritu puro es<br />

mucho mayor que la del espíritu unido substancialmente<br />

con la materia.


XVI<br />

7.' El espíritu puro conoce los futuros necesarios<br />

porque conoce todas las causas naturales; pero no puede<br />

conocer, por sola su actividad, los futuros contingentes<br />

ni los libres de la voluntad de otro agente creado.<br />

8.' Los actos inmanentes libres, tanto del entendimiento<br />

corno de la voluntad, no manifestados por algún<br />

efecto ó signo exterior, ó por la voluntad misma de<br />

cada uno, no pueden ser conocidos por ningún otro<br />

agente creado.<br />

9.' • Los espíritus puros pu'iden mover los espíritus<br />

vitales, existentes en el hombre, y mediante este movimiento<br />

excitar la fantasía para obrar, y por la fantasía<br />

el entendimiento: que es lo que se llama ilustrar ó iluminar.<br />

Y<br />

10.' Sólo Dios puede obrar los milagros verdaderos<br />

ó propios; esto 'es, obrar fuera del orden de toda naturale\a<br />

creada. Los ángeles únicamente pueden obrar los<br />

milagros impropiamente tales; que son los efectos que<br />

superan las fuerzas de alguna naturaleza creada, conocida<br />

por nosotros, producidas por otra naturaleza creada;,<br />

desconocida. De estas verdades fácilmente se colige<br />

lo que pueda haber preternatural en los fenómeno.? del<br />

hipnotismo, ora sea por razón de los medios ó modos<br />

de producirlos, y de las cuales se ocupa V. en la 2.'<br />

Parte de su libro; ora tenga relación con las diferentes<br />

formas que presenta, tan minuciosamente detalladas en<br />

la 3:'Parte; y de alguna nianera vislumbrar cuáles efectos<br />

caerán ciertamente bajo la acción del compuesto humano,<br />

y á quienes habrá de mirarse con desconfianza. Que<br />

el diablo es más listo que el hombre, y se mete en muchas<br />

partes sin ser llamado directamente: como queconoce<br />

por las señas y por los hechos la gran cosecha que<br />

le viene de cazar almas en sus redes por ese medio y<br />

otros, aun más rastreros. Harto lo demuestran, por<br />

desgracia, las páginas que V. dedica á narrar los efectos<br />

morales, religiosos y sociales producidos por el hipno-


iVrt .<br />

tismo en los países donde se ha propagado, y con cuanto<br />

acierto han condenado su práctica las más doctas corporaciones<br />

científicas, según puede enterarse cualquiera<br />

que desapasionadamente lea los cuatro últimos capítulos<br />

de El Hipnotismo.<br />

Y porque no faltan impíos que atribuyen las llagas<br />

milagrosas de algunos santos, á un desarreglo mental,<br />

debido á una fuerte excitación producida por la contemplación<br />

religiosa, á los abusos de abstinencia y de<br />

ascetismo en las constituciones ya predispuestas á los<br />

desórdenes de la enervación; ó bien á sueño, en el cual<br />

se imaginaban los sujetos recibir heridas, y después de<br />

despiertos, bajo esa influencia, aparecían en los puntos<br />

ó partes de su cuerpo las llagas ó ulceraciones soñadas;<br />

vamos á transcribir literalmente lo que á este propósito<br />

dice el sapientísimo Benedicto XIV en el lib. IV, Parte<br />

I.", capítulo 33, número 19, de su celebérrima obra titulada:<br />

De Canoniíatione Sauctorum\ ya que lo que allí<br />

se escribe acerca de las llagas de S. Francisco de Asís,<br />

puede aplicarse también á cualquiera otra persona que<br />

haya recibido idénticos favores divinos, con alguna variante.<br />

«Se reconocerá, escribe, que la impresión de las<br />

llagas es un milagro divino, y no puede explicarse por<br />

causa natural, por artificio ó por imaginación, si se piensa<br />

en la forma de los estigmas de los pies y de las manos,<br />

porque en los pies y manos del Santo se formaron<br />

clavos hechos de nervios ó de carne.<br />

Estos clavos tenían una cabeza resistente, ancha y<br />

aplanada; su punta se prolongaba fuera del otro lado de<br />

los pies y délas manos, y se encorvaban de tal suerte que<br />

se podía meter un dedo en el círculo que formaban al<br />

encorvarse; así es como el hermano Buenaventura,<br />

Obispo de Albano, Cardenal de la Santa Iglesia Romana,<br />

dice haberlo oído de testigos que habían visto y tocado<br />

estas excrecericias, y que lo verificaron bajo juramente—Supongamos<br />

por un instante, (jue una causa


XVIB<br />

natural ó la imaginación tenga el poder de abrir los<br />

regidos de las carnes; pero aun cuando se las ayudase<br />

por medios artificiales, ¡amas podrían formar clavos de<br />

esta dureza y de esta forma con la materia de los nervios<br />

y de los huesos... Por las mismas razones la herida<br />

del costado no ha podido ser producida en la forma que<br />

tenía por efecto natural de una causa física ni de la<br />

imaginación: y, además, no siendo así, no hubiera podido<br />

conservarse dos años sin corrupción, como se conservó<br />

en San Francisco.»<br />

Y basta lo dicho para comprender cuan importante<br />

sea la materia que V. trata en su escrito, y cuan digna<br />

es de ser estudiada la hipnosis, que V. examina bajo un<br />

aspecto, que ninguno otro lo ha hecho tan cumplidamente,<br />

como V., al menos en nuestra patria.<br />

Por esto yo me atrevo á recomendar su obra á los.<br />

amantes de las letras y de la pureza de costumbres y de<br />

creencias, en la seguridad de que darán por bien em-^<br />

picado el tiempo que, en su lectura, hayan gastado.<br />

Que Dios conceda á V. salud y gracia para trabajar<br />

en defensa de la doctrina católica, es lo que desea su<br />

afmo. en los sagrados Corazones de Jesüs y María,<br />

S. S. y cap.,<br />

q. b. s. m.<br />

Cuenca, 24 de Octubre de 189a.<br />

taucí Jboe&z.


EL HIPNOTISMO.<br />

CUATRO PALABRAS COMO PREÁMBULO.<br />

El magnetismo nos prepara tal vet el mayor ai los<br />

estu,'ores del siglo XIXy del siglo XX.<br />

(Donato. Introducción á la Revista etc. pág. 35.)<br />

Kl lii¡.notismo agita en nuestros días las inteligencias<br />

de los moralistas y cientificoi, para dar d sus difíciles y<br />

pavorosos problemas una soluc'.ón satisfactoria.<br />

(Donadiu. Discurso leído en el último Congreso<br />

Católico español.)<br />

Es un hecho hoy ya evidentísimo y que ha tra.stornado<br />

gran número de inteligencias de nuestros días, la<br />

gran conmoción producida en el mundo científico por<br />

ese fenómeno que nos parece surgir del abismo de lo<br />

desconocido, y presentarse á nuestros fascinados ojos en<br />

busca de una satisfactoria solución, cuando no es más<br />

que una de las múltiples fases con que se reviste un<br />

hecho, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.<br />

Ese hecho al que nos hemos querido referir, es* el<br />

llamado Hipnotismo, que, como dice el ilustre Prelado<br />

de Madrid: «se ha presentado en nuestros días invadiendo<br />

el hogar doméstico, exhibiéndo.se en e'^poctáculo?


. públicos, interesando en pro y en contra la vida de la<br />

prensa y suscitando frecuentes discusiones, que dan lugar<br />

á dudas y á opiniones contrarias en los contendientes,<br />

llegando éstos algunas veces á dejarse dominar de<br />

la pasión hasta el extremo de admitir unos ciegamente<br />

el hipnotismo como medio terapéutico para curar todas<br />

las enfermedades de la humanidad y clave milagrosa<br />

para descubrir todos los arcanos del orden natural y<br />

sobrenatural, y de rechazarle otros en absoluto como<br />

un principio de todas las desgracias que pueden comprometer<br />

la salud del alma y del cuerpo y de conturbar<br />

la paz de las familias y de la sociedad.»<br />

Preséntasenos hoy el hipnotismo como casi todos<br />

los errores, de moda; ataviado muy á la moderna, y la<br />

parecer provisto de muy ricas galas, adornado de una<br />

falsa juventud y con el corazón marchito por los afros,<br />

viene con un aparatoso pertrecho y como amenazando<br />

llegar á dominar este viejo mundo, y ¡triste es decirlo!<br />

endereza sus tiros con predilección contra esa inconmovible<br />

roca sobre la cual se levanta la Iglesia Católica,<br />

que tantas tempestades ha visto pasar y morir, sin estremecerse<br />

siquiera, y tantos ufanos bajeles estrellarse<br />

contra ella.<br />

Pero si bien es un hecho ciertísimo que la barquilla<br />

del Pescador nunca naufragará por recia que sea la tormenta,<br />

también es cierto que cada una de las borrascas<br />

por las que la misma barquilla es combatida, hace<br />

naufragar ó perecer á gran número de sus hijos; y como<br />

pudiera muy bien suceder que algunos de éstos fueran<br />

seducidos al hablar del llamado hipnotismo, nos ha<br />

parecido conveniente condensar en pocas páginas lo más<br />

importante que hoy se sabe sobre esta cuestión, y con><br />

densarlo en forma muy sencilla para que todo el mundo<br />

lo entienda. Este es nuestro objeto, y nada nuevo presumimos<br />

decir. Nos ha movido á escribir este pequeño trabajo<br />

lo útil que juzgamos es generalizar estos conoci-


-olio-<br />

niíentos, supuesto que si bien es verdad que se han publicado<br />

obras notables sobre la hipnosis, la mayor parte<br />

son ó se pueden llamar científicas; y nosotros creemos<br />

que generalizado como lo está hoy el hipnotismo, debe<br />

generalizarse asimismo lo que convenga saber sobre<br />

dicha cuestión, para evitar quizás que algunos puedan<br />

ser engañados fácilmente.<br />

Los asuntos que vamos á tratar en nuestra modesta<br />

obra y el método de exposición que vamos á seguir en la<br />

misma, son los siguientes. Dividimos el estudio del<br />

hipnotismo en cinco partes, es á saber:<br />

En la I.'parte examinamos si existe el hipnotismo,<br />

dado que no faltan autores que le niegan existencia real;<br />

lo que es el hipnotismo; su historia; si el hipnotismo es<br />

una ciencia; cuál es su fin; si el hipnotismo es la magia;<br />

si es el magnetismo animal; y si, por fin, es el histerismo<br />

ó urra forma de esta enfermedad, como han pretendido<br />

varios autores.<br />

En la 2.' parte estudiaremos los procedimientos de<br />

hipnotización; examinaremos si el hipnotismo se puede<br />

aplicar á todos los mdividuos; si son aplicables á todos<br />

cualesquiera de los medios de hipnotización, y si ésta es<br />

igual en todos los hipnotizados; que es el autohipnotismo;<br />

si es posible hipnotizarse por la sola imaginación;<br />

si existe relación entre el hipnotizado y el hipnotizador;<br />

cómo se realiza la vuelta al estado normal después de la<br />

hipnotización; si es precisa la voluntad ó cooperación<br />

del hipnotizado para la hipnotización; si hipnotizado un<br />

sujeto otras veces, es precisa su voluntad para nuevas<br />

hipnotizaciones; si el sueño natural puede pasar á hipnotico;<br />

si existen zonas hipnógenas; si recuerdan los hipnotizados<br />

lo ocurrido durante su hipnotización; si conserva<br />

el hipnotizado el uso de sus sentidos, y terminaremos<br />

esta segunda parte ocupándonos en la mayor ó<br />

menor facilidad con que se produce el hipnotismo.<br />

En la 3.* parte estudiaretnos las formas qne preseO"


ta el hipilotismo; la clasificación de los fenómenos hipnóticos<br />

y del gran hipnotismo; las formas médicas del<br />

hipnotismo; el período -preparatorio del mismo; f.l sueño<br />

hipnótico; el estado de letargo ó letárgico; la hiperexciiabilidad<br />

neuro-muscular; la catalepsia; el sentido<br />

muscular; los movimientos automáticos; el sonambulismo;<br />

la fascinación; los sueños expontáneos en el sonambulismo;<br />

los f&nómenos psíquicos; algunas variedades<br />

de hipnotismo y del hemi-hipnotismo; la influencia<br />

de la música en el hipnotismo; si se puede simular el<br />

hipnotismo; los medios para reconocer el hipnotismo<br />

simulado; si pueden mentir los hipnotizados; la pérdida,<br />

cambio y desdoblamiento de la personalidad en algunos<br />

sonámbulos; el hipnotismo superior ó trascendental;<br />

el hipnotismo en los animales y la catalepsia; y<br />

por fin si los Santos y los Profetas fueron unos hipnotizadores,<br />

como pretenden muchos hipnólogos.<br />

En la 4.* parte trataremos de la sugestión; del sueño<br />

hipnótico por sugestión; de si la aptitud para realizar<br />

los fenómenos sugestivos está en relación con la profundidad<br />

del sueño hipnótico; de si existe la contra sugestión;<br />

de la catalepsia y parálisis por sugestión; de la<br />

sugestión posthipnótica; de la sugestión á plazo; de la<br />

sugestión en estado de vigilia ó sin hipnotismo, ó vigilia<br />

hipnótica; de la sugestión mental, de la misma con propósito<br />

criminal; del influjo de la hipnotización y sugestión<br />

en las funciones de la vida orgánica; de las manchas<br />

de sangre y hemorragias por sugestión; de si pierde un<br />

hipnotizado en absoluto el imperio de su voluntad; de si<br />

pierde el mismo el uso de su conciencia; de si se realizan<br />

los actos sugeridos sin lucha alguna ó sin dudas por<br />

el hipnotizado; y por fin de si domina siempre el hipnotizador<br />

al hipnotizado.<br />

Y, por fin, en la 5.' parte estudiaremos la esencia,<br />

acción, ó modo de ser del hipnotismo; el examen de las<br />

teorías dadas para explicar dicha acción; si el hipnotis-


-•186-<br />

mo es ó no una enfermedad; si hay un hipnotismo<br />

natura!; si el hipnotismo es innatural; qué fenómenos<br />

hipnóticos son innaturales, cuáles sospechosos y cuáles<br />

pueden ser naturales; las consecuencias del hipnotismo<br />

en los que sufren sus efectos; las consecuencias morales<br />

y sociales del mismo; el hipnotismo bajo el punto de<br />

vista médico legal; el hipnotismo aplicado á la medicina;<br />

y por último si es lícita ó no la práctica del hipnotismo.<br />

Tal es el cuadro en que hemos comprendido los<br />

fenómenos del hipnotismo, cuyo estudio vamos á emprender<br />

dentro del pian que han visto nuestros lectores;<br />

empresa vasta en extremo para nuestras débiles fuerzas,<br />

pero que acometemos fiados en nuestro buen deseo<br />

y buena voluntad.


HRÍT<br />

PRIMERA PARTE.<br />

¿EXISTE EL HIPNOTISMO?<br />

Creemos que esta cuestión debe preceder á todas,<br />

porque aún existe gran número de personas que d priori,<br />

y sin examinar este asunto, niegan que sea una verdad,<br />

inclinándose á no ver en el hipnotismo sino una<br />

superchería Q una farsa. No hace muchos años que la<br />

Academia de Ciencias, la Sociedad Real de Medicina<br />

y la Facultad de París, condenaron el hipnotismo como<br />

una superchería, y aun hoy mismo, que es tan evidente<br />

su existencia, hemos visto á gran número de personas<br />

instruidas, y hasta médicos, asegurar que todo es un<br />

puro engaño, y no hay nada de verdad en este asunto.<br />

Mesmer, Puységur, Pétetin, Faria, Braid, Elliolson,<br />

Esdaile, A!{ain, Guérineau, Demarquay, Gigot-Suard,<br />

Richer, Regnard, Bourneville, Dumontpallier, Féré,<br />

Voisin, Richet, Bernheim, Chambard, y otros mil<br />

autores que pudiéramos citar, todos están contestes en<br />

afirmar á su modo la existencia del hipnotismo, cuyos<br />

efectos han demostrado prácticamente, Mesmer y sus


-eieodiscípulos<br />

en gran parte del mundo; Hausen en Alemania;<br />

Donato en Italia, Búlgica, Holanda y Rusia; Zanardelli<br />

en Roma; Gon^aleí en Milán; Lombroso en<br />

Turin; Rattone en Sassari; Gruñes en América; V/ilson<br />

en Inglaterra;Oarco/en Francia; y muchos más que pudiéramos<br />

mencionar, en varias otras naciones y países.<br />

Bien sé que alguno me pudiera objetar que estos<br />

testimonios pudieran ser sospechosos por ser de hombres,<br />

tachados unos como charlatanes, y los otros como<br />

materialistas, pero á esto se contesta con facilidad, que<br />

es tal el numero de hombres de ciencia y Academias<br />

que hoy afirman la verdad del hipnotismo, que es imposible<br />

que se hubieran puesto todos de acuerdo para<br />

sostener una impostura tan fácil de descubrir; que<br />

muchos de los testigos que aseguran la verdad de li<br />

hipnosis son hombres respetables por su ciencia y su<br />

veracidad, que los hay entre ellos hasta religiosos, y<br />

que los experimentos hipnóticos, se han hecho delante<br />

de miles de observadores y en todas las naciones del<br />

mundo; y si alguno recusara todos estos testimonios le<br />

diremos que la mayoría de teólogos que han examinado<br />

esta cuestión, como el P. Franco, Fisard, Nampon,<br />

Martignon, Gaume, etc.; las Academias, Consejos de<br />

Sanidad y Gobiernos que se han ocupado de la misma,<br />

no negaron la realidad del hipnotismo, sino que lo condenaren<br />

por los abusos á que daba lugar y consecuencias<br />

graves que su uso producía. Además, este juicio ha<br />

sido confirmado por gran número de Obispos católicos<br />

de diversas naciones, y recordamos las palabras que<br />

Sobre este punto dice uno de los más sabios é ilustres<br />

Prelados españoles de nuestros días. «Sería preciso<br />

echar por tierra las leyes morales de la vida social y<br />

adoptar un escepticismo histórico, tan contrario á la<br />

razón como al sentido común, pretender que centenares<br />

y millares de hechos, verificados en presencia de hombres<br />

prevenidos contra su realidad, de médicos, de acá-


••17»'<br />

démicos y de sabios; realizados otros en presencia de<br />

multitud de hombres honrados y de personas de todas<br />

clases, edades y condiciones, y atestiguados los más por<br />

hombres serios, en periódicos, revistas y libros de todo<br />

género, no eran mas que fraudes ó ficciones vanas sin<br />

realidad alguna.»/^Fr. Zeferino Gon^álei. Filos. Elem.<br />

t. ir, pág. 249.)<br />

Y no se diga que muy bien los hechos hipnóticos<br />

pueden parecer reales y ser un convenio entre el hipnotizador<br />

y el hipnotizado, una especie de juego de prestidigitación;<br />

por que dichos hechos han sido observados<br />

en condiciones que alejan toda probabilidad de engaño,<br />

y entre los hechos atribuidos al hipnotismo hay algunos<br />

que si han sido bien observados, es imposible que sean<br />

simulados ó falsos.<br />

II.<br />

¿QUÉ ES EL HIPNOTISMO?<br />

El nombre de hipnotismo fué inventado por el<br />

Dr. Braid, y es una palabra que vale tanto como sueño<br />

ó adormecimiento; pero como esto no explica bastante<br />

lo que con dicha palabra se quiere representar, veremos<br />

de encontrar una definición del hipnotismo que nos<br />

deje satisfechos. Esta empresa es sumamente difícil<br />

por las vivas cuestiones que se agitan hoy sobre la esencia<br />

del hipnotismo, acerca de cuyo punto apenas hay<br />

dos sabios que se muestren conformes. Para unos es<br />

el antiguo magnetismo animal nuevamente bautizado<br />

con un nombre más á la moderna; para otros es el<br />

efecto de la parálisis y escitación del centro encefálico;<br />

estos dicen que es una neurosis experimental; aquellos


-18que<br />

es un sonambulismo artificial; algunos que es un<br />

sueño nervioso provocado; varios que es el resultado<br />

producido en el sistema nervioso por la concentración<br />

fija y abstracta del ojo mental y del visual sobre un<br />

objeto que no sea por su naturaleza escitante; no falta<br />

quien le defina como un delirio, un sueño artificial ó<br />

provocado, y así podríamos seguir acumulando citas de<br />

definiciones del hipnotismo, más ó menos Qxactas, más<br />

ó menos incompletas ó falsas.<br />

Si nosotros no viéramos en el hipnotismo más que<br />

un hecho natural, le definiríamos diciendo: Es un estado<br />

üsio-palológico, provocado, que produce ó puede prodU'<br />

cir síntomas neurósicos muy variados en el hombre<br />

EJI efecto, el hipnotismo, considerado como un hecho<br />

puramente natural, es un modo de ser del organismo,<br />

siempre ó casi siempre provocado, que obra modificando<br />

profundamente dicho organismo y produciendo síntomas<br />

patológicos de diverso orden, en especial simulando<br />

los que presentan las enfermedades nerviosas, llamadas<br />

neurosis, como el histerismo, la epilepsia, etc.<br />

Este modo de considerar el hipnotismo dista bastante<br />

de la opinión de ciertos católicos, que no ven en él sino<br />

una forma de la magia, un estado de obsesión producido<br />

por un pacto tácito ó expreso con los espíritus malos.<br />

Pero para nosotros el hipnotismo es un estado anormal<br />

ó patológico del organismo provocado por causas<br />

diversas, que presenta dos clases de fenómenos: unos<br />

naturales y otros innaturales.


-otg*-<br />

III<br />

BREVE HISTORIA DEL HIPNOTISMO.<br />

No habiendo completa conformidad sobre casi nada<br />

de lo que se refiere al hipnotismo, disputan los sabios y<br />

médicos sobre si el origen del mismo está en los primitivos<br />

tiempos, ó si se ha de buscar en Mesmer ó en Ja^<br />

mes Braid: Diremos con lisura lo que sobre esto nos<br />

parece más probable.<br />

El hipnotismo es sin duda tan antiguo como el mundo.<br />

En casi todos los pueblos de la antigüedad se encuentran<br />

prácticas hipnóticas. Se cree que los chinos<br />

hipnotizaban ya muchos cientos de años antes de la Era<br />

Cristiana; los caldeos hiciéronse famosos por esto en<br />

todo el Oriente; los Fakirs de la India practicaban el<br />

hipnotismo 2000 años antes de Jesucristo; en las fiestas<br />

del antiguo Egipto las mujeres y los niños llenábanse de<br />

entusiasmo profetice, y sus vaticinios se conservaban<br />

con respeto; los Faraones tenían sus magos que hacían<br />

ó aparentaban hacer maravillas, como las que hicieron<br />

delante de Moisés; y en un manuscrito egipcio, escrito<br />

cerca de 3Q siglos antes de la Era Vulgar, el Papiro<br />

mágico, ya se consignan hechos de hipnotismo. Los hebreos<br />

en sus frecuentes idolatrías cayeron en las supersticiones<br />

de ios demás pueblos y como éstos consultaban<br />

á las pitonisas, y entre otros hechos se puede citar lo<br />

que dice Josefa de Salomón y de Apolonio de Tiana.<br />

En Grecia y Roma los hechos se siguieron repitiendo en<br />

igual forma, y en estos países florecieron los magos,<br />

adivinos, profetisas, sibilas y pitillas: Esculapio se dice<br />

que curaba hipnóticamente; y en los templos de estos<br />

países la iiipnosis era conocida y practicada. En prueba


-20de<br />

ello recordemos lo que sucedía en el templo de Apolo<br />

en Delfos: la sacerdotisa, preparada desde algún tiempo<br />

antes con el ayuno y la meditación, era sentada en<br />

el trípode colocado sobre una abertura del abismo, por<br />

la que salían abundantes vapores sulfurosos que envolvían<br />

en una nube misteriosa su cuerpo, el cual se agitaba<br />

en medio de violentas convulsiones, arrojaba espuma<br />

spnguinolenta por la boca, y se producía en ella un<br />

estado extático, durante el que pronunciaba palabras y<br />

frases misteriosas, que eran recogidas como inspiración<br />

divina. Areteo ya nos describió el tipo del sujeto hipnotizado,<br />

que distinguió de otros estados nerviosos. Con<br />

frecuencia recorrían el mundo gran número de hombres<br />

y mujeres desde remotos tiempos, practicando el hipnotismo<br />

ante los asombrados pueblos; y gran número de<br />

filósofos de la antigüedad nos ofrecen claros ejemplos<br />

de hipnosis. Los pueblos bárbaros, que vinieron á formar<br />

las naciones modernas, nos ofrecen asimismo prácticas<br />

hipnóticas, entre sus no menos bárbaras supersticiones.<br />

Durante la Edad Media, la historia de la hipnosis se<br />

confunde con la de la brujería; y esta llegó á ser tan común,<br />

que solo en un año contó un historiador cerca<br />

de 3ooo brujos tan solamente en Francia: y hay escritores<br />

como el monje Delépine que nos habla de una forma<br />

especial de letargía de que eran acometidos algunos<br />

brujos, los cuales quedaban entorpecidos y como muertos,<br />

y al despertar creían venir del conciliábulo; y entonces<br />

eran vulgares entre los mismos los diversos medios,<br />

propios para producir dicho estado letárgico. Este contagio<br />

llegó hasta á personajes de los de más renombre,<br />

y Paracelso, Bacon, Arnaldo de Vilano va y otros sabios<br />

padecieron fenómenos hipnóticos ó pasaron como inspirados<br />

por esta causa. En ios siglos posteriores siguieron<br />

siendo frecuentes los hechos hipnóticos, entre los<br />

que podemos recordar el de las extáticas de Nantes y


-21otros;<br />

en especial el del célebre irlandés GreatrukeS que<br />

recorrió triunfalmente la Inglaterra curando enfermos<br />

en todas partes por medio de procedimientos hipnóticos,<br />

como L\ imposición de manos y los pases que luego<br />

había de resucitar Mesmer, y produciendo frecuentes<br />

crisis nerviosas en gran número de individuos. Qué<br />

mucho que se llegase á creer en aquel tiempo que era<br />

un enviado de Dios? Recordemos asimismo las curiosas<br />

escenas ocurridas en el cementerio de San Medardo que<br />

en otro lugar relatamos, y que ya muy cerca de nuestros<br />

días se levantaron en una sola región de Francia<br />

más de 8000 profetas, entre ellos niños de dos y cuatro<br />

años, que ofrecieron fenómenos hipnóticos singulares.<br />

También debemos hacer notar que, en la inmensa mayoría<br />

de pueblos salvajes se han descubierto asimismo<br />

prácticas de liipnotismo, las cuales son comunes entre<br />

muchas tribus árabes; y que estos mismos creen que su<br />

Profeta Mahoma estuvo sujeto á frecuentes éxtasis en<br />

los que le fué revelada la doctrina sagrada para ellos.<br />

Tal es la brevísima historia del hipnotismo empírico<br />

ó práctico, que se confundía con la magia, no habiéndose<br />

pensado siquiera en darle un nombre particular.<br />

De ella dedúcese que la existencia y conocimiento del<br />

llamiado hipnotismo se remonta á los primeros tiempos<br />

de la humanidad, por más que se nos quiera presentar<br />

como una novedad flamante de nuestra época, como<br />

una maravillosa invención que ha de transformar el<br />

mundo.<br />

En el siglo XVIII dá principio lo que se puede llamar<br />

historia científica del hipnotismo; tales son por lo<br />

menos, sus pretcnsiones. Los primeros estudios sobre<br />

esta cuestión fueron debidos al padre Hell y al jesuíta<br />

Kircher, que le dio el nombre de magnetismo animal,<br />

y por entonces se presentó en escena el célebre Mesmer,<br />

que expulsado por charlatán de Viena, llegó á tener un<br />

éxjto fabuloso en París con su sistema magnético, y á


contar gran número de discípulos, entre los que se distinguió<br />

el Marqués de Picysegur, que fué el que descubrió<br />

el.sonambulismo magnético. Mesmer publicó una<br />

Memoria sobre su sistema, que fué llamado Mesmerismo,<br />

y condenado como una superchería por la Academia<br />

de Ciencias, por la Sociedad Real de Medicina y por<br />

la Facultad, si bien es cierto que entre los sabios encargados<br />

entonces de examinar el Mesmerismo, hubo uno,<br />

Jussieu, que dijo que Mesmer estaba en camino de realizar<br />

un gran descubrimiento, y admitió en los hechos<br />

descritos por este autor, un estado nervioso especial<br />

producido por la imaginación exaltada; con producción<br />

de síntomas de eretismo, éxtasis y ausencia de facultades<br />

volitivas. Barbarin inventó la teoría espiritualista<br />

para explicar el magnetismo: Pétetin descubrió el estadio<br />

cataléptico; Faria provocó el sonambulismo por<br />

simple sugestión; Bertrand, Recamier y Cloquet, trataron<br />

de aplicar el magnetismo á la medicina; Braid trató<br />

de explicar científicamente el hipnotismo y fué el inventor<br />

de este nombre, aunque también recibió el nombre<br />

de Braídismo; siendo notable que este respetable<br />

hombre de ciencia Braid, que pretendió destruir las preocupaciones<br />

que había sobre el magnetismo, cayó en el<br />

mismo escollo que trató de combatir; pues intentó unir<br />

el hipnotismo con el sistema frenológico del célebre<br />

Gall. Después de Braid gran número de médicos y<br />

charlatanes de todos los países han seguido estudiando<br />

el hipnotismo hasta llegar á nuestros dias, en los que<br />

Charcot ha pretendido hacer entrar el hipnotismo definitivamente<br />

en las ciencias médicas, después de repetidos<br />

experimentos. Tal es muy en compendio la historia<br />

del hipnotismo.


-as—<br />

rv.<br />

¿EL HIPNOTISMO ES UNA CIENCIA?<br />

FIN Ú OBJETO DEL MISMO.<br />

Hay hipnotistas que cegados por el entusiasmo<br />

creen y afirman que la hipnosis forma una ciencia completa,<br />

á la cual han dado el pomposo nombre de Hipnologia.<br />

Nacida ayer, en opinión de los que niegan al hipnotismo<br />

su parentesco con el magnetismo animal, ya<br />

se presenta con la mayor arrogancia ante la humanidad,<br />

preiendiendb nada menos que el trastorno completo de<br />

todas las ciencias divinas y humanas: pues quiere hacer<br />

cambiar la Teología, la Filosofía, la Antropología, la<br />

Fisiología, la Medicina, la Moral, el Derecho, etc. Pero<br />

á esto contestaremos con el Sr. Donadíu: «que el hipnotismo<br />

no es un conocimiento cierto y evidente de sus<br />

fenómenos por sus causas y adquirido por la demostración,<br />

por cuanto descansa en hipótesis más ó menos ingeniosas<br />

y en algunas verdades particulares resultado de<br />

los fenómenos que han ido observando y anotando los<br />

que se han consagrado al estudio del mismo. Para demostrar<br />

este aserto, bastará solo fijarse en los diversos<br />

y á veces contradictorios conceptos que ya sobre la naturaleza<br />

del hipnotismo, ya sobre su historia, sus medios,<br />

fenómenos, efectos y causas emiten sus más decididos<br />

y entusiastas partidarios: prueba evidente de que<br />

no hay en é\. hipnotismo fijeza de principios, ni ese cúmulo<br />

de verdades por ellos tan ensalzadas, careciendo<br />

por lo tanto en su totalidad de valor cienlifi.co.r> Y sigue<br />

el autor tratando en particular de cada uno de estos<br />

puntos para probar su aserto, lo cual nosotros tratare-


-c Sismos<br />

en capítulos especiales, en los que estudiaremos<br />

todo lo relativo á los puntos indicados por el Sr. Donadíu.<br />

Una vez que hemos visto que el hipnotismo no tiene<br />

más valor que una mera opinión; como dice el elocuente<br />

Prelado de Madrid Sr. Sancha, que en su notable<br />

Pastoral sobre este asunto afirma asimismo que; «la<br />

hipnosis hasta el presente carece de títulos legítimos<br />

para aspirar á la nobleza y alta categoría de la ciencia,<br />

puesto que esta no consiste en meros experimentos y en<br />

la enumeración de hechos aislados y no todos verdaderos,<br />

que son las únicas conquistas que presenta la historia<br />

del hipnotismo:» debemos decir dos palabras sobre<br />

el fin que se propone ó á que tiende el hipnotismo.<br />

Los fines para los que se ha empleado hasta el día<br />

el hipnotismo, han sido varios según los que le han<br />

usado, ó en las manos en que ha caido. Muchos lo han<br />

practicado por adquirir riquezas, gloria y honores, ó<br />

para servir de espectáculo y diversión al pueblo en teatros<br />

y circos; como Donato, Zanardelli, Hausen, Paria<br />

y el mismo Mesmer. En algunas manos ha servido<br />

para cometer varios delitos á los que tan fácilmente se<br />

presta, como veremos más adelante. Otros pretenden<br />

que, el hipnotismo ha revelado secretos, arrancados á<br />

la naturaleza, y se expresan como Donato, que sobre<br />

este punto dice lo siguiente: «En el concepto filosófico<br />

el magnetismo nos revela un nuevo mundo. Nadie puede<br />

preveer que ventajas recibirá de él la investigación<br />

científica. El magnetismo nos prepara tal vez el mayor<br />

de los estupores del siglo décimo nono y del siglo vigésimo.»<br />

En otras manos el hipnotismo pretende ser un<br />

ariete formidable para destruir la indestructible fortaleza<br />

de la Iglesia, y reduce ó trata de reducir las. pruebas<br />

de la Divinidad de esta, á simples fenómenos hipnóticos.<br />

Algunos aprovechan el hipnotismo para la explicación<br />

de los misteriosos fenómenos de la magaa; y


-25-^<br />

por fin los más sabios y concienzudos, no ven en el<br />

hipnotismo sino un método de tratamiento de varias enfermedades;<br />

á cuyo punto dedicaremos también un capítulo<br />

especial. Tales son los fines principales del hipnotismo<br />

á )Uzgar,por las declaraciones de sus mismos<br />

partidarios; sin contar otras aplicaciones que se han querido<br />

dar á la hipnosis, como la de servir para el esclarecimiento<br />

de los hechos criminales, la de poder servir de<br />

medio de educación, y otras de más ó menos importancia.<br />

¿EL HIPNOTISMO ES LA MAGIA?<br />

Muchos confunden ambas cosas y conviene fijar esta<br />

cuestión. El hipnotismo no es la magia, sino cuando<br />

más una variedad ó especie de la misma; como es la fascinación,<br />

la adivinación, los hechizos, etc.; y ya se sabe<br />

que la parte no es el todo. Para decidir la cuestión de si<br />

es ó no una forma de magia el hipnotismo, hay que atenernos<br />

á la manera como se considere á éste. Claro que<br />

los que solo ven en la hipnosis un conjunto de fenómenos<br />

naturales, no pueden asentir á que tenga ó pueda tener<br />

relación alguna con la magia; pero los que en la<br />

misma vemos un hecho innatural, por lo menos en<br />

parte de ella; no podemos menos de ver en el hipnotismo<br />

un fenómeno que pertenece á la historia<br />

de la magia, por lo menos en gran parte del mismo;<br />

y ahora no hacemos más que indicar nuestra opinión<br />

sobre este punto que desenvolveremos con más extensión<br />

al hablar de si el hipnotismo e.t itínatural.<br />

5


K) Sé**<br />

VI<br />

¿EL HIPNOTISMO ES EL MAGNETISMO ANIMAL?<br />

A nosotros nos parece esta una cuestión resuelta. Es<br />

indudable que el hipnotismo y el magnetismo animal<br />

son una misma cosa, aunque con nombre distinto. Ya<br />

ML'SIULT en sus clmrlalanescos experimentos llegó á dar<br />

pruebas de conocer los principales hechos que constituyen<br />

el hipnotismo; no sólo los llegó á conocer, sino que<br />

trató de explicarlos con cierta habilidad; y para nosotros<br />

el hipnotismo no es más que el magnetismo más desarrollado,<br />

presentado bajo una forma moderna, y mejor<br />

conocido en cierto sentido; por más que en el fondo subsistan<br />

hoy casi los mismos misterios que en tiempos de<br />

Mesmer. Así que creemos que ligeras diferencias secundarias<br />

no bastan para hacer dos hechos distintos de lo<br />

que es una sola cosa. El Padre Zeferino Goniále\ en su<br />

Filosofía, considera el hipnotismo como una especie ó<br />

rama del magnetismo, al que llama magnetismo hipnótico;<br />

y dice que éste apenas se distingue del vulgar, sino<br />

en que determina los fenómenos magnéticos por medio<br />

de la fijeza de la vista sobre objetos luminosos ó brillantes,<br />

sin necesidad de emplear los tocamientos, pases y<br />

demás medios de que hace uso el magnetismo vulgar.<br />

El Sr. Obispo de Madrid en su notable Pastoral,<br />

sobre esta cuestión, nos dice que: practicándose el<br />

hipnotismo en público y privado con los mismos fenómenos<br />

que el magnetismo que describe detalladamente;<br />

empleándose en uno y en otro los mismos medios para<br />

producirlos, declara que son una misma cosa y que la<br />

condenación pronunciada contra el magnetismo debe<br />

alcanzar del mismo modo al hipnotismo. Y en otro lu-


-027*-<br />

gar de la misma Pastoral añade; que «siendo los fenómenos<br />

de Ja hipnosis los mismos que los del magnetismo<br />

parece deducirse, sin inferir violencia alguna al criterio<br />

lógico, que la causa de la primera debe ser igual, al me<br />

nos específicamente, á la causa del segundo.»<br />

El señor Sánchez Freiré, aunque en su discurso sobre<br />

la hipnosis parece querer prescindir de lo que podemos<br />

llamar historia empírica de la misma, no puede<br />

menos de tomar á Mesmer, el pretendido fundador del<br />

hipnotismo animal, como punto de partida en el conocimiento<br />

del hipnotismo; siendo muy extraña la razón<br />

que dá dicho escritor para distinguir ambos hechos;<br />

pues dice que si bien es cierto que los fenómenos del<br />

magnetismo podrían mu}' bien ser los mismos que los<br />

del hipnotismo, la explicación que se ha dado de estos,<br />

hace de la hipnosis una cosa distinta. Pero son más<br />

satisfactorias y razonables, preguntamos nosotros las<br />

explicaciones dadas del hipnotismo? Puede esa distinta<br />

explicación borrar la identidad que hay entre ambos<br />

hechos, que no varian sino en que se nos presentan vestidos<br />

con distinto traje, conforme á la época en qüc<br />

ambos se han presentado ante el mundo?<br />

El célebre Jussieu individuo de la Comisión nombrada<br />

por la Academia Francesa para informar acerca del<br />

magnetismo, después de diversos experimentos sobre<br />

este asunto, admite que indudablemente se producia en<br />

estos experimentos un estado nervioso especial de diversos<br />

grados, con eretismo, éxtasis, y ausencia de facultades<br />

volitivas; afirmó que Mesmer estaba en camino<br />

de realizar un gran descubrimiento, y creia que los<br />

efectos magnéticos producidos eran un producto de la<br />

imaginación exaltada; y díganos cualquiera si no se<br />

pueden aplicar estas mismas palabras al hipnotismo de<br />

nuestros días.<br />

Además, desde Mesmer se sigue sm interrupción la<br />

liistoria del magnetismo hasta Braid, sin solución al-


-« 23o-<br />

guna de continuidad: después de Mesiner siguieron tra*<br />

bajando sobre el magnetismo, entre otros, D'EsIón,<br />

Tardy, Bonnefq/, Villerd, Piiysegur, V/olfart, Hufeland,<br />

Sprengel, Faria, etc.; todos son continuadores<br />

unos de otros y forman ios anillos de una cadena que<br />

termina en Braid, que, según Freiré fuá él que sustituyó<br />

la palabra magnetismo, que induce á errores teóricos,<br />

por la de hipnosis, que simplemente significa<br />

sueño, y cimentó sólidamente la Hipnología.<br />

Ya en i8i3, Deleu\e, en su Historia crítica del magnetismo<br />

animal, nos describa un conjunto de fenómenos<br />

que en nada se diferencian de los hipnóticos. También<br />

hace años que Foissac pidió á la Academia de Medicina<br />

de París que informase sobre el magnetismo, la cual<br />

nombró una comisión compuesta de distinguidos profesores,<br />

que después de seis años de experimentos, dijeron<br />

que; «merced á cierta técnica de procedimientos variables<br />

se pruJucían en el magnetismo sorprendentes fenómenos,<br />

como son el sueño, el sonambulismo, la debilitación<br />

y la energía de las fuerzas orgánicas anestesia general<br />

aun en las operaciones mayores, conservación en los<br />

sonámbulos de todas Jas facultades que tienen en la vigi -<br />

lia, olvido completo de cuanto ocurre en el sueño artificial,<br />

y facilidad progresiva de los individuos para ser<br />

dormidos:» y vea cualquiera si esto no parece un retrato<br />

exacto del hipnotismo.<br />

Koestrañen nuestros lectores que tratemos con alguna<br />

extensión este punto, pues hay algunos escritores<br />

qne rechazan todo parentesco entre el magnetismo animal<br />

y la hipnosis. Pero si ambos son una misma cosa<br />

con dos nombres distintos, y un mismo fenómeno, habiendo<br />

sido el magnetismo animal condenado por la<br />

Santa Iglesia, ya pueden s&c?iV las consecuencias los que<br />

esto lean.<br />

Además estudíense los hechos, léanse con detenimiento<br />

los fenómenos atribuidos al hipnotismo y los propios


-0 29 »•<br />

del magnetismo; y dígasenos qué diferencias verdaderas<br />

existen entre unos y otros. Mesmer, Pujsegur, Pétin,<br />

y Faria, casi no han dejado nada que inventar á<br />

nuestros hipnotistas; y si nos fijamos en la cuestión de<br />

la interpretación de los hechos, el que vea esta cuestión<br />

con imparcialidad, no puede menos de confesar que á<br />

pesar de haber transcurrido un siglo, estamos poco más<br />

ó menos como en los tiempos de Mesmer. Y no crea<br />

nadie que los antiguos magnetizadores conocieran tan<br />

sólo los fenómenos que se llaman naturales de la hipnosis,<br />

ó sea los más sencillos; sino que ya conocieron todos<br />

los del llamado hipnotismo superior ó trascendental,<br />

y aun admitían algunos hechos no admitidos hoy<br />

por los modernos hipnólogos: así qu2 ya conocían la<br />

transposición de los sentid'js, la visión á través de cuer"<br />

pos opacos y de objetos lejanos, el conocimiento de las<br />

enfermedades internas y de los remedios que pudieran<br />

estas necesitar, sin tener estudios médicos; el conocimiento<br />

del porvenir, la adivinación de los pensamientos<br />

de los demás etc:,... de modo que no se puede decir que<br />

se ha'laran muy atrasados en esta materia.<br />

Así que gran número de escritores modernos en vista<br />

de todo esto, afirman como el P, Franco: «que el moderno<br />

hipnotismo, no es otra cosa que el antgiuo magnetismo<br />

despojado de los juegos de los fenómenos trascendentales.»<br />

Para el Dr. Calatraveño,t\ hipnotismo<br />

nació de Mesmer: el Dr. Sanche^ Herrero no solo cree<br />

esto, sino que según él, el hipnotismo na podría prescindir<br />

de los mesmerianos, descubridores añade de gran<br />

parte de los fenómenos hipnóticos: «El hipnotismo no<br />

es sino una reproducción en gran parte del magnetismo<br />

animal, hoy ya tan desacreditado;» escribe el Sr. Posadilla.<br />

£a T^oM/'e//^!? ha escrito asimismo: «El magnetismo,<br />

animal, conocido hoy con el nombre de hipnotismo, el<br />

cual entra en la medicina como parte de la misma.»<br />

Bernheim por su parte ha dicho que;» el hipnotismo es-


-80-<br />

un hijo del magnetismo mesmeriano, del cual ha nacido<br />

como de la Alquimia nació la Química.» Richer dice lo<br />

que sigue: «El hipnotismo toca muj'de cerca á los hechos<br />

atribuidos al magnetismo animal, ¿es acaso conveniente<br />

poner una decisiva separación, colocando de una<br />

parte el hipnotismo, y el magnetismo de otra? Nosotros<br />

creemos que no; á lo menos por ahora.» «Mesmer, dicen<br />

los Sres. Maira y Benavente, con su esclarecido talento,<br />

erigió el magnetismo animal, como entonces se llamaba<br />

eJ hipnotismo de hoj^, en doctrina médica y contribuyó<br />

poderosamente á su propagación, etc.» Y estos<br />

mismos autores cuya opinión comparten otros muchos<br />

hallan el origen del hipnotismo en los más antiguos pueblos<br />

de la tierra.<br />

El Gobierno Italiano en su orden dada hace cuatro<br />

años prohibiendo el hipnotismo en v'sta del dictamen<br />

del Consejo Superior de Sanidad y de varias sociedades<br />

científicas, dice que: «El Consejo es de parecer que estos<br />

espectáculos de hipnotismo, (ó sea magnetismo,<br />

mesmerismo y fascinación) deben ser prohibidos.» Por<br />

lo que se vé que las sociedades científicas que informaron<br />

al Gobierno sobre esta cuestión hicieron una misma<br />

cosa ó fenómeno del magnetismo, mesmerismo y fascinación,<br />

que comprendieron bajo la dominación de hipnotismo.<br />

De modo que en vista de que la mayor parte de los<br />

autores de Hipnologia admiten la identidad entre el<br />

magnetismo y el hipnotismo, ó que á lo sumo les separan<br />

ligeras diferencias, propias del tiempo en que ambos<br />

han sido presentados en escena: en vista de que los<br />

modos de producir ambos estados son casi iguales, como<br />

se puede ver en Debrejne, Rostan, y los modernos autores<br />

de la hipnosis: en vista d^ que los fenómenos propios<br />

del hipnotismo y del magnetismo también son idénticos<br />

en el fondo; de que de ambos pretenden iguales resultados<br />

sus pai-tidarios, y que los dos hechos se CKplican


de un modo análogo; creemos poder dejar sentado como<br />

un hecho inconcuso, que el hipnotismo no es más que el<br />

magnetismo animal presentado hoy al público con un<br />

nombre nuevo; una vez que el antiguo se hallaba ya desacreditado<br />

por sus escesos y locuras.<br />

Vil.<br />

¿KL HIPNOTISMO ES EL HISTERIS.MO?<br />

Muchos han creído que la hipnosis era una simple<br />

afección histeriforme, pero es indudable que existen<br />

entre ésta y el histérico diferencias notables que les hacen<br />

dos estados distintos.<br />

El histerismo es espontáneo, el hipnotismo provocado;<br />

éste se puede presentar en la mayoría de los individuos<br />

sometidos á las pruebas necesarias para ello,<br />

aquel no se desarrolla sino en ciertos estados, condiciones,<br />

edades y aún sexos; los síntomas ó formas que<br />

presentan ambos, son distintos; el hipnotismo depende<br />

de la voluntad el padecerle ó nó, el histerismo es independiente<br />

de la misma: el primero se puede curar en<br />

absoluto evitando las causas que le producen; el segundo<br />

aunque el individuo que lo padece quiera y ponga<br />

los medios para curarse de esta enfermedad, no le es<br />

posible su curación las mas de las veces; y por fin en<br />

la práctica se vé que si se hipnotiza á una persona histérica,<br />

pueden presentarse los dos estados ó seguirse<br />

uno á otro; que se distinguen porque entre tanto que<br />

dura la acción del hipnotismo, la persona afectada depende<br />

ó está sujeta del hipnotizador; en cuanto queda<br />

solo el histerismo queda el paciente completamente in-


-82-<br />

dependiente de la acción del que le hipnotizó, que nó<br />

tiene influjo ninguno sobre el mismo. Así que el célebre<br />

Bernheim, dice en su tratado de la Sugestión lo siguiente:<br />

«El estado hipnótico y el histérico son cosas<br />

absolutamente diferentes»; y en otro lugar añade: «La<br />

hipnosis no es una variante del histerismo.* De cuya<br />

opinión participan muchos y muy notables autores.


SEGUNDA PARTE.<br />

I.<br />

MÉTODOS Ó PROCEDIMIENTOS DE HIPNOTIZACIÓN.<br />

Son varios los métodos que se conocen para hipnotizar;<br />

es decir se han ensayado gran número de medios<br />

diversos para producir el hipnotismo en los sujetos en<br />

que se ha experimentado el mismo.<br />

El célebre Mesmer se servía de los pases en distintas<br />

regiones del cuerpo por medio de una varilla de vidrio,<br />

valiéndose al mismo tiempo del gesto, de la mirada y de<br />

la música por medio de un piano que con aires variados<br />

contribuía á producir el efecto que deseaba; el mismo<br />

Mesmer ponía en comunicación unos con otros por medio<br />

de una cuerda á todos los sujetos que se sometían á<br />

sus operaciones. En algunos sujetos se puede producir el<br />

hipnotismo por medio de impresiones psíquicas; una orden<br />

imperiosa, una intensa impresión moral, ó miradas<br />

expresivas, bastan para producir en ellos el sueño hipnótico,<br />

y hasta se citan casos de individuos á los que se les<br />

hizo creer que á una hora fija se les haría dormir, y.bas*


-34tó<br />

esto para producirles el sueño á la hora indicada; y<br />

omitimos citar algunos hechos demasiado extraordinarios,<br />

como los relatados por el ür. UEslon, que ú muchos<br />

parecerían inverosímiles. Entre los hechos curiosos<br />

de hipnotismo producido por impresiones psíquicas, es<br />

notable el que cuenta Maira, de un joven bien constituido<br />

que aseguraba que no era posible que á él le hicieran<br />

dormir por los procedimientos que él había visto<br />

hipnotizar; dicho autor le hizo creer que realmente<br />

su constitución le favorecía y no podría ser hipnotizado<br />

como los demás; p^ro que necesariamente sucumbiría, ó<br />

no podría resistir la acción de unos poderosos imanes<br />

que le iba á aplicar, y en efecto !e aproximó unos pedazos<br />

de hierro común á la cabeza, lo cual fué suficiente<br />

para que el individuo se durmiera en pocos minutos.<br />

El célebre abate Faria recorrió la Europa á principios<br />

de este siglo hipnotizando por simple sugestión,<br />

mandando cerrar los ojos á las personas que se sometían<br />

á sus experimentos y ordenándolas imperativamente<br />

que se durmieran. Hay individuos, como sucede con<br />

las histéricas, á quienes es más fácil hipnotizar fatigando<br />

su atención con repetidas y variadas preguntas. Las impresiones<br />

sensoriales monótonas, repetidas y de poca<br />

intensidad, pueden asimismo producir el hipnotismo;<br />

una lámina brillante en la que se fija la vista atentamente,<br />

el sonido acompasado del tamboril, el de la rueda de<br />

un molino, y la presión en ciertas regiones muy sensibles<br />

del cuerpo, consiguen desarrollar el hipnotismo en<br />

varios individuos; y en otros produce este mismo efecto<br />

una sensación muy fuerte, como la vista de una luz<br />

muy intensa. El contacto de los dedos y ia presión en<br />

ciertas partes del cuerpo producen á veces la hipnotización;<br />

así Donato cuando quería producir hipnotizaciones<br />

rápidas y completas, apoyaba una mano en la nuca de<br />

los sujetos sometidos á dicha operación; procedimiento<br />

que le dio un resultado seguro muchas veces.


-35-<br />

Muchas personas se hipnotizan por la supresión de<br />

ciertas excitaciones sensoriales, como el colocarlas en la<br />

oscuridad; y otras si se las comprime los ojos, por la presión<br />

intra ocular, ó por la convergencia de los ejes ópticos,<br />

colocando un objeto cualquiera á una distancia<br />

determinada de la vista, y haciendo que ésta se fije tenazmente<br />

en el mismo. Algunos autores aseguran que<br />

basta la voluntad y la fé en el hipnotismo para producirse<br />

la hipnotización; otros dicen que para esto sólo<br />

hace falta una voluntad enérgica; y según Dupoteí, no<br />

hace falta la fé para conseguir dicho objeto.<br />

Ciertos medios físicos como los imanes y la electricidad,<br />

pueden asimismo según algunos producir el hipnotismo;<br />

así como el uso de ciertas sustancias anestésicas;<br />

como se ve á veces al emplear el cloroformo, que<br />

en algunos sujetos produce en ocasiones una especie de<br />

sueño hipnótico, pues si se les administr¿t»previniéndoles<br />

que les va á producir el sueño, á las prjmeras aspiraciones<br />

de dicha sustancia se quedan dormidoS^^in que<br />

se produzca el periodo de excitación y sin que el croroformo<br />

haya tenido tiempo de producir sus efectos fisiológicos;<br />

sueño que puede ser tan profundo que hasta<br />

origine la anestesia ó falta de la sensibilidad. El hipnotismo<br />

puede ser producido asimismo por simple sugestión,<br />

en individuos ya hipnotizados otras veces; y no falta<br />

quien afirma que se puede producir también por la<br />

aplicación de ciertos vendajes en la cabeza, por las palabras<br />

suaves y persuasivas, por ciertos gestos, por órdenes<br />

escritas, y algunos dicen haber empleado \in precepto<br />

mental.<br />

Bernheim dice sobre esta materia que, «cualquiera<br />

que sea la vía por la cual la sugestión llegue al entendimiento<br />

produce su efecto;» y asegura que se puede producir<br />

la hipnotización por una carta, en la que se afirme<br />

al sujeto que se desea hipnotizar, que apenas la lea quedará<br />

dormido; habiendo ocurrido casos de este género;


-36-<br />

y Liégeois dice haber producido el hipnotismo, por medio<br />

del teléfono. Concluiremos éste capítulo diciendo<br />

que se han visto casos de sujetos que han pretendido<br />

hipnotizar á otros y han sido ellos los que quedaron<br />

hipnotizados; y otros individuos que se han hipnotizadouno<br />

á otro simultáneamente, quedando ambos sumidos<br />

en estado hipnótico, al intentar el uno la hipnotización<br />

del otro.<br />

n.<br />

¿SE PUEDE APLICAR EL HIPNOTISMO<br />

Á TODOS LOS INDIVIDUOS, Ó, LO QUE ES IGUAL,<br />

SON TODOS SUSCEPTIBLES DE SER HIPNOTIZADOS?<br />

Los muchísimos experimentos hipnóticos hechos<br />

hasta el día, parece que permiten establecer, sobre esta<br />

cuestión las conclusiones siguientes.<br />

El hipnotismo puede ensayarse y se ha ensayado en<br />

toda clase de personas, sexos y edades, y ha dado los<br />

resultados que citamos á continuación.<br />

La mayoría de los autores que han escrito sobre esta<br />

materia, aseguran que hay individuos refractarios á la<br />

acción de la hipnosis; así lo afirman el célebre Braid y<br />

otros hipnotistas, Bernheim por su parte, dice que en la<br />

gran mayoría de individuos la esperiencia demuestra que<br />

se produce fácilmente el hipnotismo, y las personas refractarias<br />

á éste son la excepción; y en su obra «La Sugestión,<br />

añade: «Creo que todos los hombres son hipnotizables;<br />

pero no conocemos los procedimientos capaces<br />

de hipnotizarlos á todos. El día en que se haya descubierto<br />

un agente soporífero segai^Q y constante, provo-


—37—<br />

cando el sueño rápidamente, sin que este agente modifique<br />

la disposición psíquica, de manera que el sujeto<br />

pueda dormir con el pensamiento fijo en la persona presente,<br />

entonces quizás ninguno escapará á la influencia<br />

sugestiva de otro.»<br />

Hay individuos en los que no se puede determinar<br />

sino cierto grado de hipnotismo y no otro: los niños<br />

desde que ya comprenden y tienen uso de razón, se<br />

hipnotizan como los adultos; entre estos, unos caen con<br />

la mayor facilidad en el hipnotismo, otros resisten más,<br />

y varios son más rebeldes y necesitan repetidas sesiones<br />

para ser hipnotizados; unos se hipnotizan mejor con la<br />

dulzura y persuasión, otros fon procedimientos enérgicos;<br />

se han hipnotizado sujetos neurópatas, mujeres histéricas,<br />

hombres robustos, bien constituidos y poco impresionables,<br />

y personas de buena inteligencia é instrucción:<br />

en cambio se ha notado que á los dementes,<br />

melancólicos, é hipocondríacos, es muchas veces difícil<br />

y hasta imposible hipnotizarlos. «Hay neurópatas é histéricas,<br />

dice Bernheim, difícilmente hipnotizables y hasta<br />

refractarios á la hipnotización; los dementes, los melancólicos,<br />

los hipocondríacos, las personas de imaginación<br />

móvil, que no saben fijar su atención, aquellas á quienes<br />

absorbe ift emoción y los que tienen preocupado el cerebro<br />

g^, ideas diversas, oponen á la hipnotización una<br />

resistencifi Tioral consciente ó inconsciente.... La gente<br />

del pueblo, los militares veteranos, los artesanos, los<br />

sujetos habituados á la obediencia pasiva, los cerebros<br />

dóciles, me han parecido más aptos para recibir la hipnotización.»<br />

Y Liébeaultañsidi por su parte lo siguiente:<br />

«He notado que se prestan mejor á la hipnotización<br />

la gente artesana, los labradores y los soldados<br />

mejor que la gente ilustrada, que á veces opone una<br />

gran resistencia moral para ello.»<br />

La siguiente estadística que reproducimos del doctor<br />

Liébeault, puede ilustrar á nuestros lectores sobr« este


_ 38 _<br />

punto, teniendo en cuenta que dicho médico operó<br />

sobre personas sencillas, y que estaban predipuestas á<br />

la hipnotización. De dicha estadística resulta que de<br />

loii personas sometidas á la hipnotización, hubo 27 refractarias;<br />

3o que llegaron tan solo á la somnolencia:<br />

ICO al sueño ligero: 460 al sueño profundo: 282 al sueño<br />

muy profundo: 3i al sonambulismo ligero: y i3i al<br />

sonambulismo intenso. De las estadísticas formadas resulta<br />

que la proporción de personas hipnotizadas es casi<br />

la misma entre hombres y mujeres, y que se encuentran<br />

hipnóticos en todas las edades de la vida, si bien hay<br />

mayor predisposición al hipnotismo en la infancia y en<br />

la juventud, que en las, eiftdes avanzadas de la vida.<br />

Debemos también consignar que entre los hipnotistas<br />

que no admiten la existencia de individuos refractarios<br />

á la acción hipnótica, se halla el Sr. Sanche^ Herrero;<br />

inventor de un aparato especial para producir la hipnotización;<br />

aparato tal, que, según su autor, no hay individuo<br />

alguno que resista su acción, por rebelde que haya<br />

sido á dejarse hinoptizar.<br />

Y por creerlo de importancia, y como quiera que<br />

tnuchos han creído que la mayor facilidad para ser hipnotizado,<br />

dependía de ser los individuos nerviosos y de<br />

débil constitución, ó bien ser sujetos histéricos los sometidos<br />

al hipnotismo; recordamos las palabras de Bernheim<br />

sobre esta materia, el cual dice: «No vaya á<br />

creerse que los sujetos impresionados por el hipnotismo<br />

son personas neurópatas, cerebros débiles, histéricas,<br />

mujeres; que ia mayor parte de nuestras observaciones<br />

han sido en hombres escogidos á propósito para responder<br />

á esta objección, Braid en sus experimentos, ya<br />

hipnotizó á gran número de sujetos de buena salud:<br />

Fila:{ier prefería para hipnotizar X lÓs campesinos y á<br />

los soldados: Hansen, hipnotizaba con predilección á<br />

los individuos fuertes, robustos y de espléndida salud,<br />

aunque fueran personas sabias é instruidas en la misma


-Sémedicina;<br />

y Donato hizo una cosa análoga; asi que éñ<br />

sus registros de hipnotizados se hallan los nombres de<br />

toda clase de personas de distinta edad, posición, salud,<br />

instrucción, etc. Así es que por lo general en la mayor<br />

parte de sesiones de hipnotismo se suele hipnotizar, ó<br />

intentarlo, á todos los que se presten sin distinción de<br />

sujetos.<br />

III.<br />

¿SON APLICABLES A TODOS LOS INDIVIDUOS,<br />

CUALQUIERA DE LOS MODOS Ó MEDIOS<br />

DE PRODUCIR EL HIPNOTISMO? ¿EL HIPNOTISMO<br />

ES IGUAL EN TODOS LOS HIPNOTIZADOS?<br />

Estas dos cuestiones van resueltas en parte en el<br />

capítulo anterior. .<br />

No son aplicables á todos los individuos cualquiera<br />

de los medios de hipnotizar; unos se hipnotizan mejor<br />

fijando su vista en algún cuerpo brillante, otros por el<br />

contacto de los dedos y bajo el influjo de la mirada del<br />

hipnotizador, otros por la sugestión, etc... Los.diversos<br />

medios hiptiógeiios, ó productores del estado hipnótico,<br />

no obran del mismo modo en todos los sugetos; en<br />

unos se desarrolla mejor el hipnotismo por un medio<br />

determinado y en otros por otro distinto, y parece que el<br />

procedimiento más seguro para hipnotizar es aquel en<br />

el que se hace uso al mismo tiempo de la fijación de la<br />

vista y de la sugestión; debiendo tenerse en cuenta sobre<br />

este punto, que hasta se han inventado aparatos especiales<br />

para producir la hipnotización, como el del señor<br />

Sánchei Herrero. «Parece, dice un autor de hipnología,


-4í>que,<br />

si en algunos sujetos se consigue mejor producir el<br />

sueño hipnótico procediendo con dulzura, en otros rebeldes<br />

á la sujestión suave, es mejor emplear la energía;<br />

hablar con tono de autoridad para reprimir la tendencia<br />

á la risa ó á la veleidad de resistencia involuntaria que<br />

esta maniobra puede provocar.»<br />

Respecto á si el hipnotismo es igual en todos los sujetos<br />

hipnotizados, parece que no en todos presenta igual<br />

carácter: se puede decir que cada individuo imprime una<br />

modificación especial al estado hipnótico ó que este<br />

estado se presenta en cada uno con diversa forma, y<br />

que el hipnotismo difiere en cada uno de los individuos<br />

sobre que obra.<br />

«Los hechos magnéticos producidos por una misma<br />

acción, dice Donato; pueden diferir según sean los sujetos,<br />

y aun ser opuestos entre sí. Esta diferencia de acción<br />

unos lo atribuyen al hipnotizador ó medio hipnotizante,<br />

otros al mismo modo de ser del sujeto hipnotizado,<br />

y otros á ambas causas al mismo tiempo.» Y Bernheim<br />

añade: «Cada hipnotizado tiene por decirlo así,<br />

su propia individualidad, su manera de ser especial.»<br />

IV.<br />

AUTOHIPNOTISMO Y AUTOSUGESTIÓN.<br />

Se hsi W&m&áo Autohipnotismo, al hipnotismo producido<br />

por el mismo hipnotizado sin auxilio de hipnotizador<br />

alguno, como cuando un sugeto queda sumido<br />

en el sueño hipnótico por fijar la vista atentamente en<br />

alguna lámina brillante. Y se ha llamado por consiguien-


- 41 -<br />

te Aulohipnoíi^ación, á la operación de hipnotizarse ürt<br />

individuo á sí mismo como hemos indicado.<br />

Los casos di autohipnotismo, son conocidos desde<br />

la más remota antigüedad, si hemos de creer á los historiadores,<br />

que nos hablan de los religiosos cismáticos<br />

del monte Athos, de los Fakires de la India y otros<br />

muchos, que se hipnotiza,n con facilidad suma quedándose<br />

en contemplación fija de un objeto cualquiera aunque<br />

sea imaginario, ó de alguna parte de su mismo cuerpo,<br />

como el ombligo; y hoy son ya muchos los casos de<br />

autohinotismo citados por los autores que han e"«:rito<br />

de la hipnosis; como el de que nos habla el Dr. Mosso,<br />

de una enferma que se hipnotizó fijando su vista en un<br />

bote de latón, y una vez que describió este*^cho, siempre<br />

que se sentía molestada por los dolores repetía la<br />

operación, para buscar un calmante á los mismos.<br />

Se ha Wamado Autosugestión, á la sugestión producida<br />

por el mismo individuo y no por influjo alguno extraño<br />

á él mismo, la cual provoca fenómenos ó actos<br />

que parten de sensaciones ó ideas del mismo sugestionado;<br />

las autosugestiones son muchas veces más<br />

enérgicas que las sugestiones comunes ó producidas por<br />

agentes extraños, y aun se suelen sobreponer á éstas,<br />

porque los que presentan las autosugestiones, á los cuales<br />

dase el nombre de autosugesíionistas, muchas veces<br />

son víctimas de sus mismas sugestiones, solo se sue*<br />

len hallar en relación consigo mismos, y es difícil dominar<br />

estas sugestiones con otras producidas por individuos<br />

extraños. Entre otros casos prácticos que pudiéramos<br />

citar de autosugestión, indicaremos el de que nos<br />

habla Bernheim; de una histérica atacada de una parálisis<br />

psíquica, que fué hipnotizada repetidas veces con<br />

objeto de curarla su padecimiento, lo cual no se pudo<br />

llegar á conseguir porque la misma enferma se había pro><br />

ducidó la autosugestión previa de que el hipnotismo<br />

^oh podía curar, ó no lenía virtud para obrar en ella,<br />

5


—42—<br />

como así sucedió; y dice el mismo autor que la autosugestión<br />

inconsciente producida en este caso era tal, que<br />

no fué posible hacérsela desaparecer.<br />

V.<br />

¿ES POSIBLE HIPNOTIZARSE POR LA SOLA<br />

lAlAGhN'AClÓN?<br />

Parece indudable que en algunos sujetos puede pasar<br />

así efectivamente; y son varios los casos de individuos<br />

á quienes se hizo creer que quedarían hipnotizados<br />

en cuanto sufrieran el influjo de unos poderosos imanes<br />

ó de una corriente eléctrica, como quedaron efectivamente<br />

sumidos en estado hipnótico cuando se les aplicó<br />

unos pedazos de hierro que ellos creían ser los imanes<br />

de que s'e les había hablado; qu2 es una cosa análoga á lo<br />

que sucede con mucha frecuencia al aplicar el cloroformo<br />

á ciertas personas que conocen ya sus efectos, que<br />

suelen quedar anestesiadas con sólo aproximarles dicho<br />

anestésico, y aun antes de que el mismo haya podido<br />

producir sus efectos físiotógicos en dichos sujetps.<br />

Entre los hechos curiosos de desarrollo del estado<br />

hipnótico por la sola imaginación que pudiéramos presentar<br />

á nuestros lectores, tomamos el siguiente del<br />

Dr. Charpignón. (Estudios sobre la medicina anímica y<br />

vitalista): «Había malvados que creian tanto en los secretos<br />

que tenian para hacerse insensibles al dolor,<br />

que se constituían espontáneamente presos para h^cer<br />

desaparecer ciertas sospechas. Los hay que se sirven de<br />

ciertas palabras pronunciadas en voz baja, y otros de<br />

ciertos papeles que ocultan en cualquiera parte de su


—48—<br />

cuerpo.—El primero que conocí que se servía de esta<br />

especie de encantos, (refiérese el autor á hechos reunidos<br />

hace más de dos siglos) nos sorprendió por su constancia<br />

superior á sus fuerzas naturales, porque después<br />

de aplicado el tormento por primera vez, durmió tan<br />

tranquilamente como si hubiese estado en una buena<br />

cama, sin lamentarse, quejarse ni gritar; y cuando se le<br />

aplicó el tormento por segunda y tercera vez, permaneció<br />

inmóvil como una estatua de mármol, lo que nos<br />

hizo sospechar que estaba provisto de algún encanto, y<br />

para saberlo de cierto, se le desnudó completamente,<br />

y después de reconocido, no se encontró otra cosa sobre<br />

él, que un pequeño papel con el retrato de tres reyes,<br />

con estas palabras escritas en el reverso: «Bella estrella<br />

que has librado á los magos de la persecución de Herodes,<br />

líbrame de todo tormento.» Este papel lo tenia metido<br />

en el oído izquierdo. Apesar de habérselo quitado,<br />

siguió siendo insensible á los tormentos, porque cuando<br />

se le aplicaban, pronunciaba en voz baja, entre dientes,<br />

ciertas palabras que no se podían entender, etc.»<br />

* Y no debe extrañar á nuestros lectores que la sola<br />

imaginación pueda producir el estado hipnótico en al -<br />

gunas ocasiones, cuando á ella han atribuido hombres<br />

eminentes la virtud curativa de gran número de sustancias<br />

de las más poderosas con que cuenta la medicina<br />

para la curación de enfermedades rebeldes, y aun de<br />

métodos enteros de terapéutica, como ha sucedido con<br />

Is Hidropatía, la Homeopatía, etcí


VI.<br />


_4l^<br />

despiertan, y los que, mientras duermen por machó<br />

que se les pregunte, no dan señales de entender nada,<br />

que en ellos se produce difícilmente la catalepsia; sugestiva,<br />

y no realizan al despertar las ilüsidnes, alucinaciones<br />

y sugestiones; pues eátos mismos individuos<br />

que parecen excepciones de la regla general, examinándoles<br />

bien y haciendo varias pruebas con los mismos,<br />

se vé que conservan la misma relación que todos con su<br />

hipnotizador, y que en este punto siguen la ley común.<br />

Otra de las pruebas del absoluto dominio que ejerce<br />

el hipnotizador sobre él hipnotizado, es él que hay<br />

casos en la que este último escucha todo lo que se habla<br />

á su alrededor y sin embargo no obedece más que<br />

á la persona que le ha hipnotizado, que es la única con<br />

la que parece conservar relación. Esta relación es tal,<br />

que se citan casos de personas hipnotizadas por sí solas<br />

y á las que fué posible hacer volver á su estado normal,<br />

por la intervención de algún individuo que otras<br />

veces las había hipnotizado y que en aquella ocasión<br />

en nada había intervenido para producir aquel estado<br />

hipnótico. El Dr. Puga Borne, refiere el caso de un<br />

individuo en estado de catalepsia generalizada por causa<br />

de una gran contusión; y con el que, ni Fbs médicos<br />

ni las hermanad de la caridad del hospital, podian hallar<br />

forma de comunicarse; y fué preciso acudir para<br />

esto á la mediación de otro enfermo á cuyo único influjo<br />

obedecía el catalépticoj y que- fué tal vez" el que<br />

le vio caer en dicho estado. '<br />

El dominio del hipnotizador sobt»e él hipnotizado<br />

parece extenderse casi siempre',—¡-y es importante el<br />

.síiberlo,^^hasta más allá de la hipnotización; así es que<br />

casi todos loa' bipínotizad6s conservan un afectuoso cariño<br />

hacia el qüfe loV hipnotizó, c&mo se ve en los experimentos;<br />

-de Donato, y otros muchos hipnotlstas.<br />

Obsérvase también'qüc al que ha'hipnotizado una Vfó<br />

á-'*1gtmap8ísotía¡ lees'flíuyfátít: volverle á hipncítii^


Us'veces que quiera, quizás aun contra la voluntad de<br />

esta, como decimos en otro lugar.<br />

Y por fin, téngase en cuenta que hoy la inmensa<br />

mayoría de hipnólogos, rechazan la existencia de todo<br />

fluido como causa productora del hipnotismo; lo cual<br />

parece confirmarse por el autohipnotismo y otras varias<br />

razones; y si esto es así; si en la hipnotización, el<br />

hipnotizador no es sino una causa secundaria y de ningún<br />

modo esencial para la producción del estado hipnótico,<br />

y al mismo tiempo es indudable el influjo ó dominio<br />

del hipnotizador sobre el hipnotizado en las operaciones<br />

producidas por medio de otra persona ó de<br />

otro sujeto distinto del hipnotizado, es inexplicable,<br />

naturalmente hablando, dicho influjo ó dominio ejercido<br />

por el hipnotizador, siendo uno de tantos misterios<br />

como abundan en el estudio de la hipnosis.<br />

VII.<br />

¿CÓMO SE REALIZA LA VUELTA AL<br />

ESTADO NORMAL DESPUÉS DE LA HIPNOTIZACIÓN?<br />

Algunos hipnotizados vuelven á su estado natural de<br />

un modo espontáneo; otros en cuanto el hipnotizador<br />

se separa de su lado; muchos ante el mandato imperativo<br />

de este último, que á veces tiene que repetir más<br />

de una vez, y los hay también á quienes es preciso que<br />

el mismo hipnotizador sople sobre los ojos, ó les eche<br />

algunas aspersiones de agua fria en el rostro.<br />

La vuelta al estado normal, ó el despertar del hipnotizado,<br />

no es siempre fácil; sobre todo si se ha hipnotizado<br />

por la autohipnotización ó por medio de una


-4ípersona<br />

no conocedora del asunto; y se citan yd thuchos<br />

casos de graves compromisos sucedidos por esta causa»<br />

y entre otros, haremos mención de un joven hipnotizado<br />

espontáneamente por la acción de una luz de magnesio<br />

que encendió un niño. Viendo que no volvía en sí, intentó<br />

repetidas veces despertarle un individuo que se hallaba<br />

presente, muy conocedor de la acción hipnótica, y<br />

que además ya le había hipnotizado otras varias veces,<br />

y con gran sopresa tanto de éste, como de todos los que<br />

presenciaban el caso, nada pudo conseguir, y el hipnotizado<br />

continuó cu su sueño hipnótico, h^^sta que se le<br />

ocurrió á uno de los allí presentes que le despertara el<br />

niño que había encendido la luz y había sido causa ocasional<br />

de aquel suceso; y efectivamente despertó el hipnotizado<br />

tan sólo bajo el influjo del infantil mandato.<br />

Curioso es asimismo lo que»nos caenta. Zanardelii,<br />

el cual dice que le ha sucedido repetidas veces ser llamado<br />

á toda prisa para despertar á sonámbulos imprudentemente<br />

magnetizados por algún aficionado; y asegura<br />

que salía fácilmente del paso valiéndose de la placa eléctrica<br />

Fechner; y nos habla de uno de estos casos que le<br />

sucedió en Madrid en una aristocrática mansión á la que<br />

fué llamado para despertar á una señorita sumida en un<br />

estado cataléptico por la hipnosis, estado que había<br />

alarmado notablemente á su familia al encontrarse con<br />

la joven, pálida, rígida é inmóvil, cual si la vida la hubiera<br />

abandonado por completo, ¡Justo castigo, añadimos<br />

nosotros, de los que se meten á lo que no deben<br />

ó pueden meterse.<br />

Parece que la mayor facilidad para despertar del estado<br />

hinóptico, está por lo general en relación con el<br />

número menor de veces que el individuo se ha sometido<br />

á la hipnotización: los sujetos hipnotizados por primera<br />

ó segunda vez tienen gran tendencia á despertar fácilmente,<br />

y el hipnotizador tiene que* seguir ejerciendo<br />

cierta acción ó influencia sobre los mismos para que


-4é-<br />

ho despierten, ó mandarles de cuando en cuando qué<br />

duerman; esto en el caso que quiera prolongar el sueño<br />

hipnótico: en cambio los hipnotizados ya repetidas veces<br />

suelen tardar en despertar, ó necesitan ser despertados<br />

por el hipnotizador, á quien muchas veces no<br />

basta para conseguirlo decirle: Despertad, orden que<br />

suele ser suficiente en la gran mayoría de hipnotizados;<br />

sino que tiene que decirle que ya sus ojos se pueden<br />

abrir, ó bien valerse del soplo ó de la aspersión de<br />

agua fria.<br />

El despertar del hipnotizado suele ser como el del<br />

que vuelve de un profundo sueño del que no conserva<br />

recuerdo alguno. Aunque se halle bajo el influjo de un<br />

estado hipnótico muy graduado y un fenómeno de sonambulismo,<br />

suele despertar repentinamente ante la<br />

orden del hipnotizador, y despierta sin idea alguna, ni<br />

recuerdo de nada de lo ocufrido. También se le puede<br />

decir á un hipnotizado que cuente una cantidad determinada<br />

de números y que despierte al llegar al que se le<br />

indique, como así sucede; con la particularidad, que si<br />

no ha concluido la cuenta, sigue contando despierto como<br />

empezó dormido y sin saber lo que hace.<br />

Bueno es advertir asimismo, que á la mayor parte<br />

de los hipnotizados al despertar les queda algún malestar,<br />

otras veces somnolencia, ó bien vahídos, ó pesadez<br />

ó dolor de cabeza; y que según algunos, basta decir<br />

á un hipnotizado: Despierta bien y sin molestia algu-<br />

7ia;n para que suceda así efectivamente.


—«—<br />

vm.<br />

¿PARA LA HIPNOTIZACIÓN, ES PRECISA<br />

LA VOLUNTAD Ó COOPERACIÓN DEL HIPNOTIZADO?<br />

Esta cuestión es de suma tascendencia en el estudio<br />

del hipnotismo, dado lo mucho que éste se ha generalizado',<br />

pues son ya muy numerosos los médicos y charlatanes<br />

que han practicado cientos y miles de hipnotizaciones<br />

cada uno de ellos, y claro es que convendría fijar<br />

con claridad un punto tan importante.<br />

Los hipnólogos dicen que para la hipnotización no<br />

sólo es necesario que la persona que va á sufrir dicha<br />

operación dé su consentimiento; sino que hasta tiene<br />

que cooperar para que dicha acción se produzca: así el<br />

célebre Braid, dijo que el estado hipnótico no puede ser<br />

determinado ó producido en alguno de sus períodos sin<br />

el consentimiento de la persona operada.» La mayoría<br />

de los autores que se han ocupado en esta cuestión convienen'en<br />

que cuando se quiera hipnotizar á un individuo<br />

por primera vez hay que empezar por prepararle,<br />

hacerle comprender que aquella operación que se va á<br />

practicar con él es un mero entretenimiento, ó le va á<br />

resultar algún beneficio de la misma, y aun engañarle<br />

diciéndole; «que se le va d producir un simple sueño^<br />

sueña tranquilo y bienhechor que restablezca el equilibrio<br />

del sistema nervioso:» una ve? obtenido el consentimiento<br />

del interesado, el procedimiento más común<br />

para hipnotizarle, es sentarle en una silla frente al experimentador,<br />

que le coge los pulgares y pone sus rodillas<br />

en contacto con las de aquel; luego se recomienda<br />

al ofMscado que se abstraiga de todas las cosas y qué st


-fcoocupe<br />

tan solo del sueño que le va á sobrevenir, y qué<br />

se persuada que se dormirá pronto; luego el hipnotizador<br />

fija tenazmente su mirada en la del hipnotizado, y<br />

le manda en tono imperativo que se duerma, cuando<br />

crea que ya está preparado para ello. A veces no basta<br />

una sola sesión para producir el sueño hipnótico á pesar<br />

de todos estos actos, y es preciso repetir la operación<br />

dos ó más veces, antes de llegar á hipnotizar á ciertos<br />

sujetos. Hay individuos como los epilépticos y las histéricas<br />

que quedan dormidos tan solo por la simple presión<br />

de algún punto de la cabeza de los mismos, pero<br />

no sabemos si este es un verdadero sueño hipnótico, ú<br />

otrr. variedad de sueño.<br />

Parece que en la gran mayoría de los casos no sólo<br />

es necesario que el sujeto que se va á hipnotizar preste<br />

su voluntad á dicho acto, para que la hipnotización se<br />

produzca, sino también su atención fija y sostenida á<br />

las operaciones del hipnotizador, sin lo que parece que<br />

«s muy difícil ó imposible en muchos casos hipnotizar<br />

á ciertos individuos, á no ser que estos tengan lo que se<br />

llama Educación hipnótica.<br />

Por la relación que tiene con la materia este capítulo,<br />

conviene que nuestros lectores se fijen en lo que<br />

decimos en el dedicado á si el sueño natural puede pasar<br />

á hipnótico, para imponerse bien en esta cuestión, para<br />

nosotros de notable importancia.<br />

Pero ahora vamos á presentar á los que nos lean, el<br />

que podemos llamar reverso de este asunto; para que<br />

vean lo difícil que es darle una solución satisfactoria, y<br />

que no podemos guiarnos por lo que digan ciertos autores,<br />

por más que sean eminentes en otras materias, ó<br />

en estas mismas.<br />

De gran fuerza y autoridad son algunos otros escritores<br />

y hombres de ciencia, que nos citan algunos casos<br />

en los que se ha producido el hipnotismo sin la voluntad<br />

, ¡¡ti Q1 consentimiento de la persona hipnotizada, como el


—il—<br />

tan célebre y repugnante citado por Despine, que dio<br />

lugar á la correspondiente causa ó proceso; caso ert verdad<br />

sumamente complejo, pues sobre la joven, víctima<br />

del mismo, obraron una porción de causas diversas, de<br />

gran fuerza para ella; por \o que se explica que desapareciera<br />

fácilmente su voluntad, en la tristísima situación<br />

en que se llegó á encontrar, y en la que fué hipnotizada<br />

forzosamente.<br />

El Sr. Donadiu dice sobre el asunto de este capítulo<br />

por su parte lo siguiente: «¿No afirman también unos<br />

que es necesaria la voluntad y fe para la eficacia del hipnotismo,<br />

otros que basta lasóla fe, y otros que puede<br />

obtenerse dichos fenómenos hipnóticos con voluntad,<br />

sin ella y aún con voluntad contraria?» Pero hay autores,<br />

como Beaunis, que afirma que de nada sirve la resistencia<br />

del sujeto á ser hipnotizado, que aunque pueda<br />

evitar la mirada del hipnotizador, siempre encontrará<br />

éste algún procedimiento para dormirle. Y asegura que<br />

esta sumisión no solo se extiende al sueño hipnótico,<br />

sino también al estado de vigilia. El Dr. Voi^in, nos<br />

refiere el caso de una joven de muy desarreglada vida á<br />

la que trató de hipnotizar, y la cual resistió de tal modo<br />

al hipnotizador, que no había forma de hacerla fijar la<br />

vista y llegó hasta escupir al médico. El médico, empero,<br />

después de una porfiada y tenaz lucha consiguió por<br />

fin hipnotizarla, hasta el punto que llegó á revelar algunos<br />

hechos que hasta entonces había tenido muy secretos.<br />

La Tourétte en su obra, El Hipnotismo; asegura<br />

que puede una persona ser hipnotizada, sin que ella lo<br />

consienta, Bertrand, muy práctico en estas cuestiones,<br />

dice que quizás haya magnetizado sin pretenderlo. El<br />

Padre Franco afirma que se dan muchos casos de hipnotizados<br />

contra su voluntad. Cullerre y otros autores,<br />

nos citan varios hechos de hipnotización por sorpresa y<br />

sin el consentimiento de los interesados. El Dr. Robone^m<br />

hipnotizó asimistno i varios enfermos á pesw


-52dt<br />

ellos misinos y de toios sus esfuerzos en contra,<br />

Husón y Lafontaine, nos dicen que se puede hipnotizar<br />

á un sujeto por sorpresa y hasta contra su determinada<br />

voluntad; y no falta un escritor que afirma, que,<br />

a los fenómenos magnéticos, se pueden obtener con la<br />

voluntad., sin la voluntad, j' contra la voluntad.»<br />

De todo lo que parece resultar, que si bien es cier<br />

to que en la gran mayoría de ios casos es precisa la voluntad<br />

y cooperación del hipnotizado para que la hipnotización<br />

se produzca, puede en algunos casos producirse<br />

el hipnotismo en algunos sujetos, sin la voluntad<br />

ni cooperación de los mismos, ó quizás aun contra su<br />

misma voluntad.<br />

IX.<br />

¿EN UN SUJETO YA HIPNOTIZADO OTRAS VECES,<br />

ES PRECISA SU VOLUNTAD .<br />

PARA HIPNOTIZARLE DE NUEVO?<br />

Sobre este punto se puede asegurar que'parece indudable<br />

que lá facilidad para ser hipnotizado un individuo<br />

cualquiera, está en relación directa de las veces que el<br />

mismo individuo ha sido hipnotizado. Para la primera<br />

ó primeras hipnotizaciones, es preciso/?or lo común, la<br />

voluntad y atención del que se hipnotiza; pero para las<br />

hipnotizaciones sucesivas, si la operación se repite<br />

varias veces; ya se puede hipnotizar á un sujeto sin que<br />

el mismo coopere á ello, y en especial si tiene lo que<br />

los autores llaman Educación hipnótica; que no es más<br />

qiie«l héhlxo de hipnotizarse, ó el haber sido bipnoti-


-8Szado<br />

varias veces: entonces se puede llegar á dormir á<br />

dicho sujeto, ó hacerle caer en el sueño hipnótico, auií<br />

contra su voluntad; y pudiéramos citar numerosos ejemplos<br />

de hechos de este género.<br />

Además, de los repetidos experimentos hechos sobre<br />

esta materia, resulta una cosa mucho más grave, yes<br />

que algunas personas que tienen Educación hipnótica,<br />

adquieren una gran tendencia á dormirse espontáneamente,<br />

ó á quedar á disposición de cualquiera, que las<br />

puede hipnotizar con suma facilidad valiéndose de cualquier<br />

sencillo medio, como por ejemplo cerrarles los<br />

párpado?; por más que á la mayoría de hipnotizados<br />

sólo suele sucederles esto con su hipnotizador habitual,<br />

que dispone en absululo de ellosj' cuyo influjo no les es<br />

posible contrariar. Hechos son estos que encierran notable<br />

gravedad y que deben ser meditados por los que<br />

se prestan á dejarse hipnotizar, como si esto fuera un<br />

juego cualquiera, y quizás sin comprender el alcance y<br />

consecuencia de tales actos; y también por los gobiernos<br />

á quienes incumbe poner los remedios consiguientes.<br />

¿EL SUEÑO NATURAL PUEDE PASAR Á HIPNÓTICO?<br />

Esta cuestión es de grande interés práctico, porqué<br />

cualquiera comprende fácilmente las consecuencias á<br />

que esto puede dar lugar. Pues á ser cierto que al que<br />

se hallara durmiendo naturalmente, pudiera hacérsele<br />

caer con masó menos facilidad en el sueño hipnótico,<br />

¿quién puede calcular los abusos que esto podría origj-


-Binar,<br />

sobre todo si las leyes no castigaran severamente<br />

las prácticas y espectáculos hipnóticos?<br />

Sobre el objeto de este capítulo escasean los hechos<br />

que nos pudieran servir de fundamento para sacar conclusiones<br />

decisivas; sin embargo, parece poder afirmarse<br />

que en sujetos que han sido ya hipnotizados; ó son<br />

fácilniente hipnotizables, es posible en algunos, si no en<br />

todos; que cogiéndoles durmiendo el que alguna otra<br />

vez les haya ya hipnotizado, pueda producir en ellos por<br />

sugestión el sueño hipnótico, con los fenómenos de catalepsia,<br />

anestesia, etc., de lo cual ya hay algunos hechos<br />

que pudiéramos citar. Así que el 6>. Garrote,<br />

en sus Observaciones acerca del Hipnotismo, dice: «Las<br />

autoridades hipnóticas aseguran que puede aprovecharse<br />

el sueño natural ó fisiológico para hacer pasar á los sujetos,<br />

desde él al sueño hipnótico; y por consiguiente, sin<br />

la voluntad del individuo.)^/?icAer en su ^Grande Hietérie,n<br />

nos presenta casos de hipnotización durante el sue*<br />

no de ciertos sujetos. Noi:{et, Liébeault, Bernheim y<br />

otros hipnólogos, nos refieren asimismo algunos hechos<br />

de personas que hallándose en sueño natural, fué transformado<br />

éste en sueño hipnótico; y el último autor dice<br />

lo siguiente sobre este punto: «El sueño natural es trans*<br />

formado en hipnótico Me ha sucedido con frecuencia<br />

encontrar á un enfermo dormido en mi sala de clínica<br />

y decirle: «No se despierte V,..., continúe dormido;»<br />

enseguida le pongo los brazos en el aire, y quedan asi<br />

en catalepsia sugestiva. Le doy una sugestión para cuando<br />

se despierte, y la ejecuta sin acordarse de nada; sin<br />

saber que le hablado.» Estos hechos encierran en sí una<br />

inmensa gravedad, sobre todo si han sido producidos<br />

en sujetos nunca hasta entonces hipnotizados.<br />

También creemos conveniente hacer mención de un<br />

hecho aducido por varios autores, según los que, hay<br />

individuos como sucede en algunas histéricas, que si se<br />

comprífiíen ciertas partes de su cuerpo en tanto se ijaf


lien en estado de sueño hipnótico, es probable ó fácil,<br />

que este sueño se convierta en sueño histérico, sobre el<br />

que no tiene influjo alguno el hipnotizador por lo común.<br />

Pero pueden los sujetos que tengan la llamada Educación<br />

hipnótica, ser sumidos en el sueño hipnótico hallándose<br />

en estado de sueño natural, por la influencia<br />

de su hipnotizador habitual ó de un individuo cualquíe*<br />

ra, ¿Y lo que es mucho más grave, la transformación<br />

del sueño natural en hipnótico, puede tener lugar en un<br />

individuo cualquiera no hipnotizado otras veces? Esperamos<br />

nuevos hechos que vengan á fijar esta cuestión,<br />

que en nuestro corto entender encierra no pequeña gravedad.<br />

XI.<br />

¿EXISTEN ZONAS HIPNÓGENAS?<br />

Son llamadas :(onas hipnógenas, por los que las admiten,<br />

ciertas regiones del cuerpo cuya presión ó excitación<br />

produce el sueño hipnótico. Se ha observado<br />

efectivamente, en ciertas histéricas, que existen en las<br />

mismas, ciertas partes ó puntos de su cuerpo cuya presión<br />

produce una- especie de sueño; pero se ha notado<br />

también que esto no sucede en todas las personas hipnotizadas,<br />

y que aún en las en que esto se verifica, como<br />

quiera que, antes de caer en el sueño hipnótico,<br />

se las previno que al tocarles tal ó cual punto de su<br />

cuerpo caerían en dicho sueño, se cree, ó hay motivo<br />

para creer, que este sueño producido en estos casos es<br />

debido á la sugestión, y no á la presjóijpi del punto d$l


—cecuerpo<br />

del sujeto que se haya comprimido. Pero esperemos<br />

á que nuevos experimentos acaben de fijar esta<br />

cuestión.<br />

XII.<br />

¿ RECUERDAN LOS HIPNOTIZADOS LO OCURRIDO<br />

DURANTE SU HIPNOTIZACIÓN?<br />

Sobre este punto diremos que la experiencia ha<br />

confirmado que existen dos clases de hipnotizados: unos<br />

que conservan más ó menos completo el recuerdo de lo<br />

sucedido en tanto se hallaban hipnotizados; y otros<br />

que no conservan al despertar, memoria alguna de lo<br />

que ha ocurrido durante su sueño. «El hipnotizador por<br />

medio de los sentidos, dice el Dr. Verga, reduce al •<br />

hipnotizado á un simple ser pasivo, ejecutor inconsciente<br />

de cuanto se le impone, sin que naturalmente recuerde<br />

lo ocurrido.»<br />

Parece que el recuerdo de lo ocurrido durante el<br />

sueño hipnótico, subsiste en los primeros grados de<br />

hipnotización, ó sea cuando ésta no es muy graduada;<br />

que en tos grados avanzados de la misma, cuando hay<br />

sonambulismo, algunos individuos pueden recordar confusamente<br />

que han oído algo en ciertos momentos, se<br />

les puede hacer recordar algunos hechos, esto cuando<br />

ha habido un sonambulismo ligero; pero cuando éste es<br />

profundo, la memoria de lo sucedido durante el sueño,<br />

desaparecjB por completo, y por lo menos espontáneamente,<br />

es imposible que el hipnotizado se pueda acordar<br />

de nada. Parece asimismo que el número de individuos<br />

hipnotizados, á los que se puede hacer olvidar el


—57—<br />

--'•^ rec.Li2rJo di lo SJCÍÜJD darant2 SU su^iío, puedí ser<br />

mu:ho miyord^ loque es, >.\ el hip lotiza jor L-s manda<br />

olvi Jar lo su:eJiJo, cuan Jo despierte; ó sea si le sugiere<br />

la idea de que olvide, orden que parece ser obeJeciJa<br />

ciegimente. De modo que en estos casos el olvido puede<br />

ser natural ó espontáneo, como el del que olvida io<br />

que ha soñado duiante estaba dormido, y puede ser así<br />

mismo sugerido por el hipnotizador.<br />

Algunos sujetos que han sido hipnotizidos, quedan<br />

•.uego ó se hallan en un estado indefinible pira ellos<br />

mismos y ni siquiera saben si h in dormiJo ó nó, como<br />

uno de los casos que cita Bjntheím; el de un tenedor<br />

de libros que fuá hipnotizado hasta el estado de catalepsia<br />

suge-itiva, coi movimientos auton.iticos y conservación<br />

del recuerdo al despertar: cuín lo volvió á su<br />

estado natural, no sabía si había dormido realmente,<br />

creyendo que los actos ejecutados los había hecho únicamente<br />

por pura complacencia.<br />

Respecto á si los hipnotizados creen haber dormido<br />

ó no durante se han hallado en dicho estado, parece que<br />

algunos tienen, sí, conciencia de haber dormido aunque<br />

hayan llegado al sueiío profundo, pero sin que recuerden<br />

nada más; y á otros les sucede lo que al sujeto de<br />

que acabamos de hablar; y claro es que en todo esto<br />

influye en gran manera la sugestión, es decir si se le<br />

manda al hipnotizado que olvide todo, ó no se le orde-'<br />

na cosa alguna.<br />

Sobre esta cuestión, debemos también indicar lo<br />

que decimos sobre la memoria de loí hipnotizados, al<br />

hablar de los fenómenos psíquicos; donde se vé que si<br />

bien muchos que han sido víctimas del hipnotismo, no<br />

pueden recordar en estado de vigilia lo que les sucedió<br />

durante su hipnotización, si se les vuelve á hipnotizar<br />

y se íes pregunta, refieren todo lo ocurrido la vez anterior,<br />

con lo que dan pruebas de que la memoria de es-<br />

\os hechos c^uedó latente, digámoslo así.<br />

?


-68—<br />

También parece que se puede hacer que el hipnotizado<br />

recuerde todo lo sucedido durante su hipnotización,<br />

por medio de la sugestión; ó sea, diciéndole que<br />

al despertar se acordará de todo lo que pase mientras<br />

se halle en aquel estado, como así efectivamente sucede.<br />

Así sobre este punto dice el tantas veces citado Bernheím<br />

que existe un medio para recordar á los hipnotizados<br />

lo ocurrido durante el sueño hipnótico, medio<br />

que asegura dar siempre resultado; y consiste en que el<br />

hipnotizador les diga que se acuerden de todo lo sucedido,<br />

y, si es preciso, les coloque el mismo su mano<br />

sobre la frente. Ai instante se ensimisman un momento<br />

sin dormirse, y recuerdan entonces todo lo ocurrido,<br />

hasta en sus menores detalles.<br />

XIII<br />

¿CONSERVA EL HIPNOTIZADO EL USO<br />

DE SUS SENTIDOS?<br />

Si el hipnotizado está despierto, ó en estado de<br />

vigilia, par£ce que conserva ó puede conservar dicho<br />

uso, salvo las modiñcaciones que en este punto ó en<br />

dichos sentidos imprime ó produce la sugestión del<br />

hipnotizador. Si el hipnotizado se halla en estado de<br />

sueño hipnótico, parece que en los primeros grados de<br />

hipnotización se conserva por lo menos el oído, pues<br />

los que se hallan en este caso, recuerdan haber oído<br />

todo. En lo.s grados avanzados de hipnotismo, parece<br />

que el hipnotizado no oye sino lo que le dice su hipnotizador,<br />

sus sentidos no están en relación más que con<br />

éste, pero no son susceptibles de ponerse asimismo en<br />

{[elación con el mundo que le rodea.


—5©—<br />

«En el estado de letargía, como en todos los períodos<br />

hipnóticos, escribe Bernheím, (é insisto sobre<br />

este hecho,) el hipnotizado oye al operador, tiene la<br />

atención y el oído fijos en él. Con frecuencia contesta<br />

á las preguntas; responde casi siempre sí se insiste y<br />

se le dice que puede hablar. Hasta cuando- queda inmóvil,<br />

insensible, con la cara sin expresión, estraño en<br />

apariencia al mundo exterior, oye todo, aunque más<br />

tarde, al despertar, conserve ó no el recuerdo. La prueba<br />

es que sin tocarle, sin soplarle en los ojos, la simple<br />

palabra despertad pronunciada una ó más veces<br />

ante él, le despierta.» fLa sugestión, i.' p , c. VI.)<br />

Y en otro lugar de su obra, afíade: «Es muy fácil<br />

demostrar que en todos los grados de hipnotización<br />

los sujetos oyen, y con frecuencia conservan todo, con<br />

una perspicacia muchas veces notable.»<br />

Y por fin en la misma obra, dice asimismo lo que<br />

sigue: «En cuanto 'á la letargía, es decir la inercia completa<br />

ó el organismo reducido á la vida vegetativa, no<br />

la he observado; todos mis hipnotizados, por muy<br />

inertes que pareciesen, estaban en relación, por medio<br />

de algún sentido, con el mundo exterior; la sugestión<br />

vocal ha bastado siempre para despertarlos.»<br />

XIV<br />

MAYOR Ó MENOR FACILIDAD<br />

CON QUE SE PRODUCE íTL HIPNOTISMO.<br />

La facilidad para ser hipnotizado ó caer en estado<br />

hipnótico, varía con la naturaleza de los individuos sometidos<br />

á la acción de la hipnosis; con su estado de ánimo,<br />

con la edad, impresionabilidad, educación, pre-


-eoocupacíones,<br />

y número de veces que han sido ya hipnotizados.<br />

Muchas personas á la primera sesión son<br />

ya impresionadas por la acción hipnótica, otras á la<br />

segunda, otras á la tercera, otras necesitan más, otras<br />

son bastante refractarias al sueño hipnótico. En los<br />

que han sido ya hipnotizados otras veces, basta tan<br />

só!o que el hipnotizador les mire, les comprima los<br />

ojos ó les mande dormir, para que queden hipnotizados.<br />

A los individuos cuya sugestibilidad hipnótica está muy<br />

desarrollada, hay autores que aseguran que se las puede<br />

hacer dormir por medio de una carta ó de una orden<br />

por teléfono, como dice haberlo hecho Liégeois; lo<br />

cual si no es innatural lo parece á lo menos.<br />

Parece que gran número de veces se produce con<br />

más facilidad el hipnotismo en sujetos del campo que<br />

en los de las ciudades, en personas poco instruidas que<br />

en las de cierta instrucción, en los de robusta constitución<br />

que en las débiles y nerviosas; y hay autores<br />

como Beniheim, que aseguran que han hipnotizado con<br />

frecuencia á individuos que ss sometían á la hipnotización<br />

sin tener iJsa alguna dil sueño hipnótico.<br />

BraiJ en sus sesiones púlilicas de hipnotismo, hipnotizaba<br />

á los que el mismo público le señalaba ó quería<br />

que lo hiciera; pero dijo q«e á algunas personas es imposible<br />

hipnotizarlas, y creía más fácilmente hipnotizables<br />

á las mujeres y á los jóvenes.


i:«£Í^t2Í&Í^£!$£^£»£»£!k!ÍCi£iSÍS^^<br />

TERCERA PARTE.<br />

FORMAS QUE PRESENTA EL HIPNOTISMO.<br />

El hipnotismo es un Proteo: tal es la multiplicidad<br />

de formas que toma en la práctica, sumamente difíciles<br />

de describir con claridad y método; y como prueba de<br />

lo que decimos, y para dar ¡dea general á nuestros lectores<br />

de tan curiosos fenómenos, vamos á trascribir algunos<br />

pirrafos del P. Franco, en los que relataJos he»<br />

chos producidos por el célebre Donato en varias ciudades<br />

de Italia ante un publico distinguido; hechos ates«<br />

tiguados por varias personas formales é imparciales, y<br />

por varios médicos, entre otros el profesor MorseUi,<br />

director del manicomio de Turin.<br />


á uno ó á varios á la vez, y reducidos con un gesto<br />

ó con una palabra al estado hipnótico, les imponía<br />

los gestos á voluntad, extraiíos movimientos gimnásticos,<br />

actos de miedo, de gozo, de plegaria; movimiento<br />

de quien sube, de quien juega, de quien cose,<br />

baila ó rema; ,y despertaba en ellos muy vivas sensaciones<br />

de calor y de frío, de las cuales demosti'aban<br />

con sus actitudes sentir en realidad ios efectos. Veíase<br />

claramente que los sujetos se entregaban á una fuerza<br />

poderosa que les arrastraba y su obediencia parecía<br />

completamente pasiva, pero no podían oponer eficaz<br />

resistencia. Parecían dirigirse al magnetizador como<br />

perrillos falderos, ó moverse ó ajustarse á su simple<br />

mirada como se ajustan y mueven los autómatas al<br />

tirar de la cuerda. Cuando con sus grotescos gestos<br />

habían entretenido suficientemente á los espectadores,<br />

Donato, los despertaba de su sueño con sólo soplarles<br />

en el rostro, y con la misma facilidad con que se apaga<br />

una vela. Y los infelices necios que habían sido el objeto<br />

de la distracción de la concurrencia, se mostraban<br />

más que nunca reconocidos hacia el magnetizador,<br />

ó mejor dicho, jefe y dueño.<br />

ípn otra ocasión experimenta Dónalo uno á uno<br />

unos treinta jóvenes con su acostumbrado y peculiar<br />

sistema de apretarles las muñecas para conocer la<br />

fuerza muscular de sus brazos, é instantáneamente<br />

fija la mirada en sus ojos. Casi todos responden acto<br />

continuo á la fascinación, quedando rígidos; su faz<br />

toma un aspecto contraído, alucinado, algunas veces<br />

cadavérico; esos tales están á la completa disposición<br />

del fascinador, de quien siguen los movimientos como<br />

al imán sigue el acero. Entre 20, solo 4 ó 5 son refractarios;<br />

ó poco sensibles, por lo menos en aquel<br />

preciso momento. Qtros desde el primer instante, á<br />

un gesto de Dónalo caen al suelo como atacados de<br />

^jegjlepsía^ retorciénidose en irresistibles convulsiones.


-es-<br />

Hay algo penoso y espasmódico en sus gestos y grotesco<br />

en sus movimientos. Unos están jadeantes mientras<br />

otros roncan y gimen. Un soplo en el rostro, y<br />

entran de nuevo en sí mismos. Restréganse los ojos<br />

como sí despertaran de un sueño, miran al rededor<br />

como atontados, y luego tranquilamente vuelven á sus<br />

bancos,<br />

«Terminada esta primera selección, y vencidas las<br />

primeras resistencias. Donato les tiene ya en su poder<br />

y les atrae de tres en tres, de seis en seis ó en grupos<br />

de diez, con solo fijarse con rapidez en sus ojos, á pesar<br />

de su voluntad firme y de los grandes esfuerzos que<br />

hacen para resistir á la sugestión. Esta lucha éntrela<br />

voluntad impotente y la fuerza exterior que bien contra<br />

su voluntad les sojuzga, se revela al exterior por medio<br />

de cómicas y trágicas actitudes que producen sorpresa<br />

y pena, escitando unas veces la risa y otras una gran<br />

lástima. Durante la operación. Donato no pronuncia<br />

una sola palabra; piensa, quiere é indica. Parece que<br />

durante el experimento la conciencia de los sujetos es<br />

en extremo confusa. Tal es por lo menos la impresión<br />

que recibimos después de haber hablado con algunos.<br />

Estos tales ven sólo á Donato y aun sólo los<br />

ojos de Donato: y siguen viéndolos todavía cuando<br />

se coloca fuera de su alcance y á sus mismas espaldas.<br />

Tienen, en aquel momento, un convencimiento vago<br />

de que se mueven, saltan, corren y caen; pero todo<br />

como si estuviesen adormecidos, y como en sueños<br />

quisieran resistirse, pero hay solución de continuidad<br />

entre querer y poder. Queda en algunos un ligero aturdimiento,<br />

jaqueca, vahídos, y quebrantamiento de huesos,<br />

pero es tojo pasajero. Cuando Donato advierte<br />

que hará sentir á sus sujetos el calor y el frió, parece<br />

que el escenario se convierte en una de las salas de<br />

furiosos de un manicomio. Todos soplan, se enjugan


-64—<br />

un portentoso crescendo, se desabrochan, se quitan<br />

los vestidos y hasta los chaleclios con sus relojes, arrojándolo<br />

todo al suelo; pero luego alguno, como si de<br />

pronto fuera presa de grandes escalofríos, recoge las<br />

prendas que halla á mano, las arrebata á sus compañeros,<br />

se abriga bien con ellas.... «Esta mañana he<br />

visitado á varios estu.liantes que fueron ayer hipnotizados<br />

y algunos experimentaron muy vivas sensaciones<br />

de calor y frío, á voluntad de Donato. Temblaban de<br />

frío ó les sofocaba el calor. Alguna vez que otra veíanse<br />

obligados á desarroparse v desabrocharse la camisa,<br />

ó bien con rechinamiento de dientes correr en<br />

busca de sus vestidos llegando á disputarse las prendas,<br />

Albini no quería dar vueltas, temiendo el vértigo, pero<br />

hubo de doblegarse á la férrea voluntad del magnetizador.<br />

Entonces empezó á hacer piruetas, dar aceleradas<br />

vueltas de tarantela, vals ó polka. Le ordenó<br />

Z)o//a/o fijarse en un punto del techo, y seguía dando<br />

vueltas y más vueltas, siempre con la vista fija en lo<br />

alto, en el mismo punto y con la boca completamente<br />

abierta. Parecía alocado. Brol's vióse precisado á<br />

arrojarse al suelo, y por mis que lo intentaba no<br />

podía levantarse. Leifi alumno de agricultura bailaba<br />

como un trompo, y Jaría no podía de ningún modo<br />

subir á una banqueta, p.To cesaba tal imposibilidad<br />

á una orden de Donato, quedando inmóvil y en las<br />

más raras posiciones cuando así lo quería el hipnotizador.<br />

Otro sujeto muy hipnotizable con sólo que<br />

Donato le mirara, recibía una súbita impresión 'como<br />

herido del rayo. Tres sujetos caídos en catalepsia se<br />

vieron obligados á cantar con solo frotarles Donato la<br />

garganta con los dedos. Entonces pudo oírse un célebre<br />

terceto, un triple maullido ó simplemente tres voces<br />

de tan raro falsete que desternillaban de risa. Divertidísimos<br />

fueron los ejercicios de baile, de dentista y<br />

bartrpro', ejecutadoj-wn • adminttrte •precisión por ¡os


-esmejores<br />

sujítos de Donato. Hubo un infeliz que estuvo<br />

comiendo patatas cru.ias, y se despertó cuando tenía<br />

llena la boca de aquella sustancia propia y apetecida<br />

por animales inmundos. Dos ó tres creyeron tener á<br />

mano sus carruajes y pusieron al galope los caballos<br />

que soñaban á ellos uncidos; uno tomó una silla creyéidola<br />

su caballo, y no se detuvo hasta que vino al<br />

suelo; otro empezó con tal brfo los ejercicios gimnásticos<br />

que bien parecía que de un salto había de quedar<br />

aplastado en las bainbalinas del teatro ó atravesar toda<br />

la platea. El público impresioiado exclamó, basta. Turin<br />

y Montini fueron los que !""ás llamaron la atención.<br />

Donato les sugirió una salida al campo por la mañanita,<br />

y desde el momento los dos empezaron á andar<br />

con paso lento y pat.'tico; el magnetizador les había<br />

puesto sobre la cabeza un abolladísimo sombrero de<br />

copa en estado de dar al barrendero. Di repente chocaron<br />

entre sí; no dieron escusa alguna y se miraron<br />

de reojo.... Donato hizo que chocaran de nuevo; entonces<br />

A/o«/mí dio un buen puñetazo á las costillas da<br />

Tiiri'n, quien contestó con un soberbio sopapo aplicado<br />

á las narices de sü compañero, que no queió con<br />

los brazos cruzados, sino que restituyó en la misma<br />

moneda cuanto del otro había recibido. Dispertados<br />

los dos contendientes en lo más recio de la pelea, permanecieron<br />

di-'z minutos con la boca abierta y con<br />

tanta estupefacción como el público.<br />

»En otra sesión, después de separar á algunos sujetos<br />

como refractarios, y de adormecer á los que se presentaban<br />

fáciles, les dio á oler varias flores de papel,<br />

y experimentaban viva sensación de olor como si fueren<br />

rosas olorosas; les h'zo llorar y orar al rededor<br />

de un cadáver; hízoles reir y les llamaba á sí con la<br />

sola potencia de sus ojos, estando situado en el fondo<br />

de la platea y ellos en el escenario. Obligó á Re^is á<br />

"'cdnveríifse eii barbero, hÍ20 sentir al estuJiáhíe Br'ogi


—99 —<br />

el dolor de muelas y el de vientre; á otro á que cosiera<br />

una prenda de ropa como si fuera un sastre, y á Faria<br />

obligóle á escribir su testamento. El pobrecito en medio<br />

de actos de desesperación como si estuviera sufriendo<br />

con la idea de una muerte próxima, escribió: De/o<br />

cuanto poseo á mi buen hermano y después de algunas<br />

palabras ininteligibles habiéndole entregado un<br />

periódico arrollado, dándole á entender que era un<br />

puñal, el hipnotizado se le hundió en el pecho y cayó<br />

como muerto. Cuando Donato quiere obtener una<br />

hipnotización más completa y rápida, apoya una mano<br />

en la nuca del sujeto. Así lo hizo en una casa en Turin,<br />

con una joven á quien desde luego—avisada de antemano<br />

la familia, se entiende—puso un puñal en las<br />

manos ordenándola que matara á su propia madre.<br />

La muchacha deshecha en lágrimas, se dispuso á cumplir<br />

orden tan horrenda. Quería, pero no podía sobreponerse<br />

d tan misteriosa voluntad, que la sojuzgaba por<br />

completo con imperio, y hubiera cumplido la orden<br />

si Donato no la hubiera detenido.<br />

»Los refractarios de ayer noche no lo fueron de<br />

un modo absoluto. Ramporti confesó después que salen<br />

de los ojos de Donato dos rayos convergentes en<br />

un globo luminoso, como si fuese de'cristal, diciendo<br />

que no resistiría su mirada y que no duda que á no<br />

dirigir á otra parte la vista hubiera quedado también<br />

fascinado. Todos los que han sido hipnotizados por<br />

Donato, afrnian que la voluntad queda soju:{gada, por<br />

muchos que sean los esfuerzos para dejarla triunfante.<br />

Vense obligados á mirar á los ojos del hipnotizador.<br />

Pasados unos momentos, queda la vista ofuscada y<br />

deslumbrada y se concluye por no ver más que un<br />

punto luminoso y refulgente como un brillante iluminado<br />

por un foco eléctrico. Aunque Donato sé aleje<br />

6 se ponga detrás del hipnotizado, continúa éste no<br />

vicirdo más que el citado punto brillante. Desaparece


—«7—<br />

Donato, y desaparece del mismo modo la facultad de<br />

ver cualquiera otro objeto. No se ve más que el punto<br />

luminoso, siempre el mismo La inteligencia queda<br />

ofuscada, bien que no en máximo grado, y se tiene<br />

una idea vaga, como en la somnolencia, de cuanto<br />

ocurre al] rededor. Cuando cesa la acción, se experimenta<br />

el cansancio propio de un gran trabajo, con<br />

pesadez y hasta dolor de cabeza sobre la frente. Algunos<br />

sufren un ligero temblor nervioso. Los estudiantes<br />

hipnotizados por Donato, manifestaron luego<br />

ser entusiastas acérrimos del hipnotizador.<br />

II,<br />

CLASIFICACIÓN DE LOS FENÓMENOS HIPNÓTICOS.<br />

GRAN HIPNOTISMO.<br />

La pretendida clasificación de los fenómenos magnéticos<br />

ó hipnóticos es moderna. Mesmer y sus discípulos<br />

no se preocuparon de esto y al rededor de<br />

la cubeta del primero y bajo el influjo de su mágica<br />

varilla se veían revueltos convulsionarios, estáticos,<br />

sonámbulos, cfttalépticos, etc., sin que el maestro se<br />

cuidara de establecer separación entre estos diversos<br />

estados.<br />

Después á medida que el conocimiento del hipnotismo<br />

se ha generalizado más, han pensado los sabios<br />

é hipnólogos en clasificar los fenómenos del mismo;<br />

pero al mismo tiempo se ha producido una gran división<br />

entre los escritores que se ocupan en este<br />

punto; hoy ya podemos clasificarlos ó dividirlos en<br />

dos.escudas distintas,..laJJamaíia dc,,Z.«,,5


-escuyo<br />

principal representante es el célebre Chircot,- y<br />

la de Nancr, que representan entre otros B^ni'ii'i'n,<br />

Ziébeau/l, y otros. La prinera JiviJ.' el hipnotistno en<br />

tres períodos, de Catakpst'a, de LelargLi y de Sonambulismo.<br />

La segunda escuela admite los siguientes:<br />

Somnolencia, ó primer grado; Sueño Igcro, 6 segundo<br />

grado; Siicño profundo, ó tercer grado; Sueño muy<br />

profundo, ó en cuarto grado; Sonambulismo ligero, ó<br />

quinto grado, y Sonambulismo profundo, ó sexto<br />

grado. Añadiremos que según cierto autor, se distinguen<br />

también estas dos escuelas rivales: La de la Salpetriére,<br />

que concede más influencia á las causas físicas<br />

y fisiológicas en la producción del hipnotismo, y la de<br />

Nancy, á las causas psíquicas y á la sugestión Escusado<br />

es añadir que los católicos para la producción de los<br />

fenómenos hipnóticos juzgan indispensable la intervención<br />

y concurso del cuerpo y alma del hipnotizado<br />

que, operan el uno con la otra, r el uno sobre la aira;<br />

según la aguda expresión de V^acant.<br />

R'cher por su parte, divide el hipnotimo en los cuatro<br />

estados siguientes: i.' de Letargo, ó sueño profundo.<br />

2.* de Calalepsia, ó sueño en que el individuo<br />

pierde total ó parcialmente el movimiento ó la sensibilidad.<br />

3." Estado sugestit'o, durante el que el individuo<br />

se deja imponer por el hipnotizador hechos y movimientos<br />

diversos, y 4.* El Sonambulismo, que reduce<br />

al hipnotizado á un verdadero autómata.<br />

Conviene advertir que estos estados en los que los<br />

autores dividen el hipnotismo, son purament: artificiales<br />

y de pura convención y no tienen límites bien<br />

definidos, ni hay regularidad en su sucesión: un hipnotizado<br />

.se puede encontraren un estado intermedio entre<br />

los estados indicados, ó saltar de uno á otro, sin<br />

presentar la regularidad que parecen indicar las divisiones<br />

de los hipnólogos.<br />

Séíia llamado Gran Uij>notismOf á la forma más


característica dz\ misiim, ó sea al conjunto de fenómenos<br />

que const¡tu_vcn la forma más intensa del sueño<br />

magnético, que ya explicaremos en otro lugar.<br />

III.<br />

FORMAS MÉDICAS QUE PRESENTA EL HIPNOTISMO,<br />

No crean nuestros lectores que es completo el cuadro<br />

que hemos prcs;ntaJo del hipnotismo en el capítulo<br />

precedente; este á lo sumo só!o puede ser considerado<br />

como un bosquejo ó di^e^o del mismo, 3' por eso dijimos<br />

antes que el hipnotismo era un Proteo en sus manifestaciones,<br />

que son tales, tan variadas, tan obscuras<br />

y complica Jas, que apenas hoy dos autores que se muestren<br />

conformes en la descripción y clasificación de los<br />

fenómenos hipnóticos, que todos se reducen á unos<br />

cuantos grupo-i principales; pues tal es la confusión que<br />

hay sobre esta materia, que ni siquiera están conformes<br />

los hipnólogos en quí formas de las que presenta<br />

el hipnotismo pertenecen á éste, y cuáles otras<br />

son propias úz otros estados, ó son nada más que ficciones<br />

ó ilusiones.<br />

Nosotros vamos á estudiar en el hipnotismo el<br />

periodo preparatorio del mismo, y el sueño hipnótico;<br />

y en éste, tres estados principales, á los que se pueden<br />

referir todas las formis que el hipnotismo presenta,<br />

que son ía calalepsia, la l¿targ:a y el sonambulismo.


-tó^<br />

IV.<br />

PERÍODO PREPARATORIO DEL HIPNOTISAÍO.<br />

Ante todo, hay que tener en cuenta, como dice<br />

un autor que se ocupa en esta materia, que cada sujeto<br />

hipnotizado tiene, por decirlo así, su propia individualidad,<br />

su manera de ser especial, la cual se<br />

revela en la manera como cae en el hipnotismo y en<br />

la forma que este presenta; y que aunque los autores<br />

nos trazan descripciones del hipnotismo y de sus grados,<br />

éstas no se pueden entender sino de un modo<br />

general. Hay que tener también en cuenta que en<br />

las personas ya acostumbradas á la hipnotización ó<br />

que han sido hipnotizadas ya varias veces, el período<br />

preparatorio falta porque caen en sueño hipnótico á<br />

la menor señal del hípaotizaJor, y con la intervención<br />

de la voluntad del hipnotizado, ó aun sin ella en<br />

ocasiones.<br />

El período preparatorio cuando existe en el hipnotismo,<br />

suele ir acompañado de los siguientes fenómenos.<br />

A los pocos minutos de someterse una persona á<br />

la hipnotización, nota que le lloran los ojos, los párpados<br />

que se hallaban inmóviles, empiezan á agitarse<br />

con movimientos convulsivos, caen por fin y aun cerrados<br />

continúan estos movimientos, quedando ocultos<br />

los ojos hacia arriba: se notan asimismo movimientos<br />

del iris, se produce primero la contracción, luego la<br />

dilatación y después una serie de oscilaciones en los<br />

movimientos de la pupila: se nota asimismo hipere-<br />

^\i conjuntiva!, cierto grado de palidez y enfriamiento


-nde<br />

la piel, laxitud muscular, abatimiento del semblante,<br />

y bostezos. El individuo empieza á notar algo de<br />

sueño, y entonces el hipnotizador procura apremiarle<br />

ó estrecharle para que se duerma; al momento empieza<br />

á agiíárseie la respiración que llega á ser suspirosa,<br />

sus miembros se relajan, sus facciones se estiran, y la<br />

mandíbula inferior queda algo caída, y entonces el<br />

sugeto suele caer en e! sueño hipnótico más ó menos<br />

profundo, lo cual suele indicar él mismo al preguntarle<br />

el hipnotizador. Este sueño suele venir paulatinamente<br />

en los sujetos que se hipnotizan las primeras<br />

veces, y suele ser pronto y profundo en los que<br />

tienen la llamada educación hipnótica.<br />

Pero no todos los autores están conformes con el<br />

cuadro que acabamos de describir: «El sueño hipnótico<br />

se establece sin esa agitación previa que precede y<br />

acompaña á otros sueños artificiales, y en particular<br />

á la hipnosis clorofórmica,» dice Fonssagrives, aunque<br />

este mismo autor hace notar que esta regla no carece<br />

de excepciones, como ha indicado Braid, y Yung ha<br />

podido comprobar después de él.<br />

V.<br />

SUEÑO HIPNÓTICO.<br />

Hay personas que una vez hipnotizadas, sólo experimentan<br />

un adormecimiento más ó menos pronui\ciado,<br />

con somnolencia y pesadez en los párpados:<br />

éste estado puede desaparecer en cuanto cesa la influencia<br />

del hipnotizador, ó prolongarse más ó menos,<br />

tiempo todavía, citándose por álj^unos autores ^^9


—7S—<br />

de pro'ongnción d;l sueño hipnótico por espacio de<br />

muchas hora^, d-'spués ds cesar la acció i del hipnotizador.<br />

L>s sujetos q le S2 hallan en estado di somnolencia,<br />

unos quejan inertes y otras cecutan ciertos<br />

movimientos. Otros que no caen en el estado de somnolencia,<br />

contestan á las preguntas que se le^ hacen,<br />

"hablan y creen estar despiertos; pero si el hipnotizador<br />

les dice que no pueden abrir los ojos, les es imposible<br />

abrirlos aunque lo intenten con grandes esfuerzos;<br />

hasta que el mismo hipnotizadjr les dice que ya pueden<br />

hacerlo.<br />

El sueño hipnótico unas veces se produce bruscamente<br />

y el hipnotizado cae de repente inerte; otras<br />

veces sobreviene po:o á poco. Kn varios hipnotizados<br />

los ojos quedan cerradas é mmóviies, en oíros se ven<br />

sus párpados animados de un estremecimiento convulsivo.<br />

En el sueño ligero los ojos tienen su posición<br />

natural, en el sueño profundo se hallan á veces<br />

vueltos hacia arriba y oculta la pupila debajo del párpado<br />

superior. La mayoría de hipnotizados quedan<br />

inertes ó sin hacer movimiento de ningún género,<br />

varios tienen sacudidas musculares y movimientos reflejos<br />

en variis partes del cuerpo. La sensibilidad Be<br />

conserva en el sueño ligero, y cualquier roce ó cosquilleo<br />

produce movimientos reflejos y el despertar del<br />

sueño; en el sueño hipnótico profundo la .sensibilidad<br />

disminuye notablemente ó desaparece del todo, empezando<br />

por las extremidades; y luego se entorpecen<br />

los órganos de los sentidos; y hay cierto niimero de<br />

individuos que aunque se les hipnotice repetidas veces<br />

y caigan en la soinnolencia hipnótica, nunca pueden<br />

pasar más allá de este estado.<br />

El .sueño hipnótico suele ser producido valiéndose<br />

el hipnotizador de los procedimientos de que hemos<br />

hablado en otro lugar, y puede ser asimismo producido<br />

por el mismo hipnotizado, fijaiido la vista teqa%«


',4» •<br />

mente en una lámina brillante, una luz viva, etc.; y<br />

este sueño puede ser tan profundo corno el producido<br />

por un hipnotizador. Y téngase en cuenta que puedan<br />

ocurrir sobre este punto hechos tan raros como el<br />

siguiente citado por un autor. Un sujeto que se hipnotizaba<br />

fácilmente con la acción de la luz del magnesio,<br />

fué hipnotizado profundamente por un niño que<br />

encendió un alambre de dicha substancia, é hipnotizado<br />

de un modo tal, que hallándose delante un individuo<br />

que era el que le hipnotizaba habitualmente, y á quien<br />

siempre había obedecido ciegamente aun cuando hubiera<br />

sido hipnotizado por otra persona, en vano trató<br />

en esta ocasión de volverle á su estado normal ordenándole<br />

repetidas veces que despertara. El hipnotizado<br />

mostró deseos de cumplir la orden, y aun hizo esfuerzos<br />

para ello, pero no lo pudo realizar. Intentaron entonces<br />

despertarle abriéndole los ojos, echándole agua<br />

fría en)el rostro, y una corriente de aire, y todo fué<br />

inútil: hubo que apelar á que le despertara el niño<br />

que le habí» hipnotizado. El niño le ordenó que despertase,<br />

y al momento despertó.<br />

Durante el sueño hipnótico, el hipnotizado obedece<br />

á su hipnotizador, pero las sugestiones post-hipnóticas<br />

no tienen lugar. Por lo común hay anestesia ó falta de<br />

sensibilidad durante este sueño, pero á veces existe el<br />

fenómeno opuesto, es decir, aumento ó exaltación de<br />

la sensibilidad. La excitabilidad de los músculos tampoco<br />

está aumentada por lo general, aunque no faltan<br />

autores como Fonssagriues, que aseguran que se caracteriza<br />

el sueño hipnótico por la hiperexcitabilidad<br />

muscular que le acompaña, y que constituye una verdadera<br />

catalepsia provocada, y que excepcionalmente, la<br />

contractura cataleptica es reemplazada por resolución<br />

y flacidez musculares; y Braid asegura que se puede<br />

hacer pasar á los músculos de aquel estado á éste por<br />

U acción del soplo dirigido por los músculos que sa


—74-<br />

quieren relajar. En el oído se produce una gran exaltación,<br />

así que los hipnotizados en este estado oyen<br />

hasta los ruidos más ligeros.<br />

A veces se produce en los individuos sometidos á<br />

la acción del hipnotismo un sueño ligero, sueño que<br />

cada vez va siendo más profundo á medida que se van<br />

repitiendo las hipnotizaciones en los mismos.<br />

El sueño hipnótico según el Sr. Freiré y otros muchos,<br />

se produce de un modo análogo al sueño normal,<br />

por el cansancio de la vista y la idea del sueño que se<br />

va apoderando del alma del individuo; pero nosotros<br />

no creemos que la idea ó explicación sea del todo exacta,<br />

pues si el sueño hipnótico se produjera por la fijación<br />

de la vista, sí se podría admitir tal explicación,<br />

pero hay muchos casos en que no sucede esto, y dicho<br />

sueño se puede producir por varios medios distintos<br />

en los que no es posible el cansancio visual, y la idea del<br />

sueño, apoderándose de nuestro organismo, tampoco se<br />

puede admitir en todos los individuos, pues la mayor<br />

parte de los hipnotizados no saben lo que les va á suceder,<br />

y no es posible, por tanto, en ellos una idea que no<br />

se pueden formar sino los que han sido ya hipnotizados<br />

otras veces, ó son personas conocedoras del asunto.<br />

Respecto al sueño hipnótico en sí, el mismo escritor<br />

Sr. Freiré, le hace igual al sueño normal, pero creemos<br />

que esto tampoco es del todo exacto, porque si bien es<br />

cierto que el sueño hipnótico abandonado á sí mismo,<br />

presenta los caracteres del sueño natural, difiere entre<br />

otras cosas primero: por la manera de producirse el uno<br />

y el otro; segundo, por la facilidad con que el sueño hipnótico<br />

se puede hacer pasar á sonambulismo, y á ese sonambulismo<br />

extraño de la hipnosis y en el sueño normal<br />

es excepcional el poder hacer esto, y es otro sonambulismo;<br />

tercero, porque en el sueño hipnótico el hipnotizado<br />

parece conservar la relación con el hipnotizador, y<br />

solo con él; y cuarto, por el modo de despertar, espontá»


—76neo<br />

en el sueño normal, y sugestivo la mayor parte de<br />

las veces en el hipnótico y sugestivo de un moJo especial,<br />

pues solo suele despertar el hipnotizado en virtud<br />

del mandato del hipnotizador.<br />

Se ha llamado Hipotaxia (encanto); ácijrto grado<br />

de sueño hipnótico en el que los individuos se hallan con<br />

los miembros en resolución, los ojos cerrados, oyen todo<br />

lo que se dice á su alrededor y tienen su voluntad su -<br />

jeta á la del que les ha hipnotizado.<br />

VI.<br />

ESTADO DE LETARGO Ó LETÁRGICO<br />

Este estado suele ser el primero que se presenta usando<br />

el procedimiento que describimos en su lugar para<br />

producir la hipnotización, por más que pueda aparecer<br />

indiferentemente el letargo, la catalepsia ó el sonambulismo,<br />

sea cualquiera el medio que se emplee para hipnotizar.<br />

En el estado de letargo se producen raros fenómenos,<br />

algunos de los cuales son los siguientes:<br />

Hay anestesia, es decir, falta de la sensibilidad, y<br />

perversión de ia misma; las excitaciones más enérgicas<br />

no producen efecto alguno, no hay nada que pueda despertar<br />

el dolor, habiendo sido probada plenamente<br />

la analgesia ó insensibilidad para el dolor, por los experimentos<br />

de Broca, A:{am, Guerineau y otros médicos;<br />

la cual puede existir con la anestesia, ó aparte de ella.<br />

Puede asimismo á veces presentarse una hiperalgesia<br />

de la piel, (exaltación de la sensibilidad dolorosa de la<br />

misma); en algunas ocasiones, en vez de la analgesia.<br />

Según Liebeaulty la sensibilidad comienza á desapa-


—76—<br />

recer en las extremidades, y siempre es la periferia del<br />

cuerpo la más anestesiada: examinando los órganos de<br />

las sensaciones se vé que ios sentidos cubiertos, la vista<br />

y el gusto, quedan entorpecidos los primeros, lo cual va<br />

sucediendo luego con el olfato, el oído y el tacto, que se<br />

amortiguan después; si se emplean otros procedimientos<br />

de hipnotización, la vista es la última que deja de funcionar.<br />

Si se atraviesa la piel ó un miembro con un alfiler<br />

o aguja, lo mismo que la mano ó la lengua, no sienten<br />

los hipnotizados la más ligera molestia; se puede<br />

electrizar, introducir cuerpos extraños en las narices,<br />

arrimar á estas un frasco destapado de amoniaco, sin<br />

que los hipnotizados ni tan siquiera pestañeen; algunos<br />

hipnotizados experimentan cierto deleite en estos experimentos.<br />

Así se explica que ciertas tribus salvages que<br />

practican el hipnotismo, quizá desde tiempo inmemorial,<br />

se hacen morder, una vez hipnotizados, por serpientes;<br />

se pasan por varias partes de su cuerpo tizones encendidos,<br />

se flagelan cruelmente, y se clavan puñales en sus<br />

carnes, con una expresión de gozo y satisfacción indefinibles.<br />

El doctor Guerineau asegura haber practicado<br />

una amputación de muslo á un individuo hipnotizado,<br />

que cuando volvió á su estado normal cogió vivamente<br />

la mano del opera'dor para besársela, diciéndole que en<br />

tanto duró la operación, le parecía haber estado en el<br />

paraíso. Maira cita el caso de una joven que en estado<br />

de sonambulismo arrimaba los dedos á la llama de una<br />

bujía, en lo que parecía encontrar inmenso gozo. Se<br />

puede pellizcar y desgarrar la piel de los hipnotizados,<br />

aun en sitios muy sensibles; sin que manifiesten dolor.<br />

La anestesia unas veces se desarrolla espontáneamente<br />

sin más que la hipnotización; pero en varios hipnotizados<br />

no sucede así, y á pesar de su estado, siguen sintiendo<br />

todo lo que se hace con ellos, y en estos casos<br />

se puede desarrollar la anestesia por sugestión de lo que<br />

tratamos más adelante.


—77—<br />

En el sistema muscular se nota durante el letargo<br />

una gran irritabilidad; el pasar suavemente los dedos<br />

por la región superciliar de un hipnotizado produce el<br />

fruncimiento del ceño; el cojerle la mano hace que esta<br />

se contraiga enérgicamente, y se puede producir la contracción<br />

de casi todos los músculos del cuerpo, excitando<br />

ligeramente la región que les corresponde. Un<br />

pequeño golpe, un simple soplo, una corriente de aire,<br />

produce contracturas más ó menos enérgicas de los<br />

músculos, ó una rigidez tetánica; la compresión de los<br />

nervios produce el mismo efecto en los músculos en<br />

que se distribuyen, así que si se comprime el nervio<br />

cubital en la parte posterior é interna del codo, los<br />

dedos de la mano toman la figura de una garra.<br />

En el letargo se demuestra fácilmente la hiperestesia<br />

táctil, así que en este estado puede un sujeto realizar actos<br />

extraordinarios que no ejecutaría en estado normal.<br />

Y por fin la anestesia que, como hemos dicho, no<br />

siempre se obtiene espontáneamente en el estado letárgico,<br />

puede tener ó presentar muchos grados, no<br />

siendo siempre la misma.<br />

vn.<br />

SIGUE LA LETARGÍA, HIPEREXCITABILIDAD<br />

NEURO-MUSCULAB.<br />

La letargia, para Charcot y otros autores, forma<br />

el segundo periodo de la hipnosis, que para otros es el<br />

primero; y cuando se presenta, sucede á la catalepsia<br />

por una transición insensible. Existe, según el mismo<br />

autor, un carácter que podemos llamar seguro ó patog-


-78—<br />

nomónico entre la catalepsia y la letargía; en la primera<br />

la excitación de los músculos nunca produce la contracción,<br />

y en la letargia se manifiesta este fenómeno<br />

con viva intensidad, hasta el punto que la más pequeña<br />

excitación puede producir una contractura permanente,<br />

que sólo cede á la excitación directa de los músculus<br />

antagonistas. Este fenómeno recibió del mismo Charcot,<br />

el nombre de Hipercxcitabilidad neuro-muscular.<br />

Pero se ha visto asimismo que la excitación de un nervio<br />

cualquiera produce los mismos resultados en los<br />

músculos por los que se reparte, por lo que algunos han<br />

tratado en hacer dos clases de hiperexcitabilidad; la una<br />

producida por la excitación de los músculos, llamada<br />

cutáneo-muscular; y otra por la de los nervios, llamada<br />

neuro-muscular.<br />

Otro hecho curioso vino á unirse á los que venimos<br />

citando, y fué que se notó que producida una contracción<br />

en uno ó más músculos, puede hacerse que la misma<br />

salte al lado opuesto tan sólo con aproximar un<br />

imán de alguna fuerza á los músculos correspondientes,<br />

y esto aunque el imán se halle á distancia de pocos centímetros<br />

y sin tocar á la región que se experimenta; y<br />

como quiera que algunos han pretendido que este hecho<br />

se producía de una manera sugestiva, se ha experimentado,<br />

ó varios autores pretenden haberle obtenido,<br />

aun cuando el hipnotizado se halle con los ojos cerrados,<br />

para alejar toda duda de que este fenómeno puede ser<br />

producido por sugestión. La experiencia parece ha confirmado<br />

que para que se produzca esta contractura por<br />

causa de la hiperexcitabilidad, como hemos dicho, es<br />

preciso que el miembro sobre que se opera, reciba cierta<br />

cantidad de sangre, que si falta, no se produce dicha<br />

contractura, aun cuando se exciten los nervios ó los<br />

músculos correspondientes; sucediendo, sí, en estos casos<br />

que queda dicha contractura en estado latente, para<br />

manifestarse ó producirse en cuanto vuelva el órgano ú


—79—<br />

su estado normal. El mismo efecto tiene lugar, es decir,<br />

el salto al lado opuesto de la contracción, cuando se<br />

comprime con el dedo, ó se coloca el imán sobre el centro<br />

motor del lado en que se experimenta.<br />

Se ha notado asimismo que si excitamos un músculo<br />

determinado, uno del brazo, por ejemplo, hasta producir<br />

la contractura del mismo; si se sigue prolongando<br />

la excitación del músculo, la contractura va ganando é<br />

invadiendo otros músculos del mismo lado del cuerpo;<br />

y si se sigue excitando aun más, puede llegar hasta la<br />

contractura cataleptoide de todos los músculos del<br />

cuerpo; y también se ha visto que si se produce la parálisis<br />

en una región determinada del cuerpo durante el<br />

sueño hipnótico, no es posible producir la contractura de<br />

los músculos de e>ca región, aunque se exciten, sin hacer<br />

desaparecer primero la parálisis de dicho sitio.<br />

También se produce á veces en el letargo hipnótico<br />

un estado complejo en un mismo individuo, que puede<br />

presentar una anestesia ó completa abolición de la sensibilidad,<br />

hasta el punto de no_ dar muestras de sensibilidad<br />

alguna aunque le claven un puñal en su cuerpo;<br />

presentando al mismo tiempo una hiperestesia ó grande<br />

excitación de la sensibilidad de ciertos órganos, así que<br />

el más ligero ruido le produce molestias intolerables,<br />

ó percibe ciertos olores que por ningún otro individuo<br />

son percibidos.<br />

El estado letárgico ó letargo, es muchas veces el<br />

único que se puede obtener en un individuo, después de<br />

someterle á repetidas tentativas de hipnotización; y<br />

Bernheim por su parte, nos dice en su tratado de La<br />

Sugestión, que la letargía o la inercia completa, ó sea<br />

el organismo reducido á la vida vejetativa, no la ha observado;<br />

que todos sus hipnotizados, por muy inertes<br />

que pareciesen, estaban en relación por medio de algún<br />

sentido con el mundo exterior; y que la sugestión voal<br />

le ha bastado siempre para despertarlos,


—80—<br />

VIII,<br />

ESTADO DE CATALEPSIA,<br />

Este estado se puede producir en un sujeto hipnotizado<br />

en estado de letargo, poniéndole enfrente de<br />

una luz viva y abriéndole los ojos; en las personas histero-epilépticas<br />

se produce fácilmente dicho estado de<br />

catalepsia, haciendo que obren sobre las mismas impresiones<br />

fuertes y repentinas, como la luz eléctrica, la de<br />

magnesio, el sonido de una campana, etc: siendo el rasgo<br />

más notable del estado cataléptico, ó su principal<br />

carácter, como dice Charcal; la inmovilidad.<br />

«El sujeto cataléptico aun cuando se le coloque de<br />

pié en una actitud forzada, se mantiene en perfecto<br />

equilibrio y parece como petrificado. Los ojos están<br />

abiertos, la mirada fija, la fisonomía impasible.» La mirada,<br />

puede estar fija y los ojos abiertos aunque sea<br />

mucho tiempo seguido. Los miembros parecen sumamente<br />

ligeros, y permanecen en la posición en que se<br />

les coloca: se puede hacer tomar al hipnotizado las más<br />

extrañas actitudes, las cuales conserva por un tiempo<br />

más ó menos largo.<br />

Este fenómeno no siempre se verifica del mismo modo;<br />

«unas veces la catalepsia es débil, el miembro que<br />

ha quedado en el aire, cae á la menor presión ejercida<br />

sobre él; otras veces la catalepsia es más fuerte sin ser<br />

rígida, catalepsia cérea. Los miembros obedecen á los<br />

movimientos que se les imprimen, se dejan extender y<br />

poner en flexión dócilmente como la cera blanda, (flexibilitas<br />

cérea), se pueden extender ciertos dedos, doblar<br />

otros, doblar una pierna, extender la otra, sentar al<br />

hipnotizado, inclinar su cabeza sobre un hombro,<br />

comunicar á los diversos segmentos del cuerpo las acti-


—81—<br />

tudes más raras: quedan fijos como un maniquí articulado<br />

en la posición que se les dio, sin ejecutar movimiento<br />

alguno. También, á veces, viene la catalepsia rígida,<br />

acompañada de una verdadera contractura que no<br />

se resuelve sino por sugestión. Se le levanta un brazo<br />

verticaimente pOr ejemplo; queda fijo, en estado de<br />

contractura. Si se le quiere bajar, opone una gran resistencia<br />

á la mano que trata de deprimirlo; si se ha vencido<br />

esta resistencia, y se abandona el miembro, vuelve<br />

á tomar como un resorte, la posición primera, vertical<br />

en el aire.« Puede llegarla catalepsia á presentar tal intensidad,<br />

que aunque sea una joven débil y nerviosa la<br />

hipnotizada que se presenta en dicho estado, si coloca<br />

un brazo ó cualquiera parte de su cuerpo en una actitud<br />

determinada, no bastan los esfuerzos de dos ó tres hombres<br />

reunidos para que puedan vencer con todas sus<br />

fuerzas la resistencia que opone dicha joven á que destruyan<br />

la actitud que presenta, y lo único que podrán<br />

conseguir será que arrastren todo el cuerpo de la hipnotizada;<br />

y todo este estado tan extraño, al parecer tan<br />

invencible, cesa como por encanto con un leve soplo del<br />

hipnotizador. «Es una verdadera catalepsia rígida que<br />

llamaré catalepsia tetánica. En el momento que la persona<br />

queda dormida, se le levantan las piernas y los<br />

brazos sin decirle nada, y se fijan inmediatamente como<br />

tetanizados en la actitud comunicada. Esta rigidez es ordinariamente<br />

mucho mayor en los miembros superiores<br />

que en los inferiores. En algunas personas todo el cuerpo<br />

puede ser así inmovilizado y tetanizado, tanto que se<br />

les puede poner la cabeza sobre una silla y los pies<br />

sobre otra, haciendo fuerza en el centro del cuerpo sin<br />

romper la contractura. Solo la sugestión consigue romper<br />

siempre este estado tetánico. Se les dice: Puede bajar<br />

los bracos y moferlos como quiera. Entonces la rigidez<br />

desaparece y la catalepsia persiste cérea ó débil,<br />

como en los grados precedentes.


—82—<br />

Hay que tener en cuenta que entre los hechos de<br />

catalepsia se ven algunos raros, como el citado por<br />

el Dr. Borne, de un enfermo, víctima de una catalepsia<br />

generalizada por causa de una contusión, que quedó<br />

en un estado tal que ni los médicos, ni las hermanas<br />

que servían en el hospital donde ocurrió el hecho,<br />

podían comunicarse con él, y se le trasmitían todas<br />

las órdenes por otro enfermo que quizás estaba delante<br />

en el momento del accidente, y era el único<br />

individuo con que al parecer tenía relación.<br />

Advertiremos, por fin, que el estado de catalepsia<br />

es á veces muy duradero, y que se registran casos de<br />

individuos en los que ha durado varios días; lo cual se<br />

presta á graves abusos y aun á hechos criminales.<br />

IX.<br />

SIGUE LA CATALEPSIA. EL SENTIDO MUSCULAR.<br />

En el estado de catalepsia se puede hacer á ciertos<br />

sujetos imitar las diversas actitudes que vemos en las<br />

estatuas, y se les puede colocar en la posición que se<br />

quiera pudiendo un mismo individuo tomar varias posturas<br />

sucesivas; y para que todo guarde relación, se<br />

puede excitar los músculos de la cara del hipnotizado,<br />

para que la misma tome una expresión que esté<br />

en relación con la actitud del cuerpo. Pero hay ocasiones<br />

en que ni aun esto es necesario, teniendo en<br />

cuenta el curioso fenómeno que pasa en estos casos<br />

en ciertos individuos.<br />

Dicen varios autores que el sentido muscular no se<br />

pierde durante el estado hipnótico, y que en virtud de<br />

este hecho cualquiera actitud que se dé á un hipnoti-


—83—<br />

zado, obra como una sugestión sobre este. Entre los<br />

muchos casos prácticos de esto mismo que citan los<br />

hipnólogos, recordaremos el de la joven que con sólo<br />

que la juntaran las manos en actitud de orar, creía encontrarse<br />

ante la presencia de Dios, al que ruega por<br />

todos los presentes, y exclama: ¡Oh! ¡que maravilla!<br />

•lif{ por todas partes! Se la colocó luego la cabeza sobre<br />

el pecho y los brazos en estado de relajación, y es<br />

presa de una gran tristeza creyéndose sola y abandonada.<br />

Luego se la volvieron á poner las manos juntas<br />

sobre su cabeza, y cayó de rodillas revelando en todo<br />

su organismo un éxtasis sublime. Y por fin se la separaron<br />

las manos, en una se la puso un pañuelo y la<br />

otra se la colocó en la cintura, y entonces sus facciones<br />

se iluminaron, sonrió graciosamente y dio á entender<br />

que creía hallarse en un baile.<br />

Otro caso curioso es el de otro hipnotizado que<br />

colocado en la actitud de pronunciar un discurso ensartó<br />

una arenga, coordinando el gesto, la actitud, y<br />

los movimientos de una manera conveniente, luego<br />

se le cambió la actitud por la de un hombre preparado<br />

á defenderse, y tomó entonces los gestos, posturas<br />

y movimientos de un individuo que se hallara en reñida<br />

lucha con otros.<br />

Una cosa parecida sucede, si á ciertos hipnotizados<br />

se les da algún objeto ó instrumento, lo cual parece excitar<br />

en ellos el deseo de hacer un uso conveniente y debido<br />

de los mismos, aún cuando de una manera inconsciente:<br />

así ciertos hipnotizados cosen, como si estuvieran<br />

despiertos, si se les pone una aguja en la paño;<br />

otros dan golpes, si se les pone un martillo, como si<br />

clavasen clavos; escriben si se les da una pluma, etc.<br />

El sentido muscular unido con la exaltación de ciertos<br />

sentidos puede dar lugar á algunos hechos curiosos,<br />

como los de que nos habla Braid en su Nenripitologia,<br />

que dice ¡o siguiente: «La finura del oído y la precisión


—84—<br />

del sentido muscular, junto á la seguridad con que obran<br />

y á su tendencia á la simpatía y á la imitación, permiten<br />

á los hipnotizados estas imitaciones fonéticas verdaderamente<br />

admirables y actualmente fuera de duda. Por<br />

ejemplo, numerosos pacientes repiten muy fielmente<br />

todo lo que se dice en una lengua cualquiera; pueden<br />

hasta cantar correctamente con otra persona en una<br />

lengua extranjera, siguiendo sonidos y palabras de un<br />

canto, que por primera vez están oyendo; (¿habrá exageración<br />

en el relato? ¿estaráti bien hechas las observaciones?)<br />

las palabras y la melodía les parecen tan familiares<br />

cuando imitan á otros cantores, como si las hubiesen<br />

estudiado de antemano. Así una de mis pacientes<br />

que en estado de vigilia no conocía ni siquiera la gramática<br />

de su propia lengua, y apenas sabía lo que era la<br />

música, pudo acompañar correctamente á la señorita<br />

Jenny Lind en muchos cantos y en diferentes lenguas;<br />

repetía las palabras y la música de un modo manifiestamente<br />

exacto.<br />

Estos hechos y los demás análogos se han pretendido<br />

explicar por el principio formulado por Bertrand, y al<br />

que dio el nombre de Ley de Charcot, que es el siguiente:<br />

Toda Juerga nerviosa desarrollada en el cuerpo por<br />

una excitación extraña d nuestra espontaneidad, determina<br />

una serie de estados cerebrales y de modificado'<br />

nes susceptibles de manifestarse exleriormente por las<br />

actitudes y movimientos expresivos que habitualmente<br />

les corresponden.<br />

Para concluir esta cuestión, diremos que varios<br />

autores pretenden haber producido estados de catalepsia,<br />

parálisis, ó sonambulismo, por la presión ó tocamiento<br />

de ciertas partes determinadas de la cabeza, y<br />

otros, como Bernheim, niegan haber visto nunca hechos<br />

semejantes, que, si fueran ciertos, habría que admitir<br />

la teoría fluidista para la explicación de la hipnosis; y<br />

lo que si parece provocar la presión de los músculos en


_86-<br />

los hipnotizados, un contraccinoes de dichos músculos,<br />

cuyos movimientos parecen ser desconocidos para ios<br />

mismos hipnotizados.<br />

Y por fin se ha visto que en ciertas enfermedades ó<br />

estados patológicos se presentan estados cataleptiformes<br />

que semejan algo la catalepsia del hipnotismo, como<br />

sucede á veces en la fiebre tifoidea.<br />

X.<br />

MOVIMIENTOS AUTOMÁTICOS.<br />

En algunos sujetos hipnotizados que hayan llegado<br />

á un grado profundo de hipnotización, se pueden obtener<br />

movimientos automáticos extraños. Así, si se les<br />

hace girar los dos brazos, uno al rededor del otro, el individuo<br />

continúa moviéndolos espontáneamente ó después<br />

del mandato, ya lentamente ó como con cierta vacilación,<br />

ó bien de una manera precipitada y regular.<br />

Si se les dice: Hagan por detener los bracos, y á unos<br />

no les es posible hacer esfuerzo alguno para ello; otros<br />

tratan de hacerlo dando una mano contra otra, no pudiendo<br />

detener este movimiento que les parece irresistible.<br />

Si se les detiene una de las manos, la otra puede<br />

continuar el movimiento, y al soltar la primera, hay casos<br />

en que aún vuelve á su primitivo movimiento y se<br />

pone á dar vueltas al rededor de la otra. En algunos<br />

que tienen un sueño muy profundo, los movimientos<br />

automáticos se pueden efectuar por imitación: el hipno-<br />

• tizador se coloca delante de ellos y mueve los brazos en<br />

un sentido determinado, y ellos hacen lo mismo; cambia<br />

el hipnotizador de movimientos y ellos hacen lo cnismo;<br />

si el primero pega un puntapié, lo mismo hacet) ellos,


-86-<br />

y cualquier movimiento que al primero se le ocurre, es<br />

imitado fielmente por los hipnotizados; movimientos automáticos<br />

que cesan en cuanto :i los hipnotizados se les<br />

cierran herméticamente los ojos. EscusaJo es decir que<br />

los que han sido hipnotizados varias veces, realizan estos<br />

movimientos con prontitud y de una manera más<br />

perfecta.<br />

XI.<br />

S o N A M B U L I S Al o<br />

Es el estado más lucido del sueño hipnótico, y se<br />

manifiesta en las personas en las que la hipnotización<br />

ejerce una influencia más profunda.<br />

El sonambulismo según una estadística de Beaiinis;<br />

suele desarrollarse en un i5 ó i8 por loo de individuos.<br />

La proporción es casi igual entre los hombres<br />

que entre las mujeres, no habiendo diferencia<br />

aparente con respecto al sexo; pero sí muy grande con<br />

respecto á la edad; pues el sonambulismo es común<br />

en la infancia y en la juventud, y vá siendo raro des<br />

de los 5o años en adelante.<br />

El sonambulismo se puede trasformar en catalepsia<br />

abriendo los ojos del hipnotizado, ó en letargía, cerrándolos<br />

y comprimiendo ligeramente los globos oculares.<br />

En el estado de sonambulismo el individuo tiene<br />

las apariencias de estar despierto, pero la voluntad y la<br />

conciencia de ios actos que ejecuta, no existen. El automatismo<br />

es completo, el hipnotizado está trasformado<br />

en una máquina que se mueve á voluntad del hipnotizador:<br />

Este automatismo ofrece muchos modos distintos,<br />

según el modo de ser ó aptitudes psíquico-orgánicas de<br />

los hipnotizados. El sonámbulo se levanta, se sienta, se


—87—<br />

arrodilla, pasea, escribe, lee, según se le ofáena; aunque<br />

unos obedecen con más prontitud que otros, y á varios<br />

hay que repetirles la orden, según su educación hipnótica<br />

y como obra en cada uno de ellos el hipnotismo. Se<br />

le dice al sonámbulo: «Solo puede andar hacia adelante;»<br />

3' solo anda come se le indica. «No se puede mover<br />

sino hacia atrás;« y solo se mueve en esta dirección:<br />

"No puede andar en ninguna dirección;» y queda fijo em<br />

donde se encuentre, aunque haga esfuerzos para marchar<br />

hacia algún otro lugar. Se ordena á otro que tenga un<br />

palo en su mano cerrada, y son precisos los esfuerzos<br />

de muchas personas robustas para arrancársele.<br />

En este estado se puede, según varios autores, hacer<br />

que los hipnotizados repitan automáticamente las<br />

palabras que se les dice, como ha hecho Berger; para<br />

lo cual ponía su mano después de calentada, en contacto<br />

de la nuca de los sujetos sobre que experimen •<br />

taba y repetían estos inconscientemente todas las palabras<br />

que les dirigía su hipnotizador.<br />

Las sensibilidades general y sensorial pueden ser<br />

modificadas, exaltadas, disminuidas ó pervertidas á voluntad<br />

en el sonambulismo. En este estado, las alucítiaciones<br />

de los sentidos pueden -ser muy variadas, y se<br />

pueden sugerir toda clase de ilusiones sensoriales. A<br />

los sonámbulos se les hace tomar sal ó acíbar por azúcar<br />

que saborean con placer; una carta arrollada<br />

pasa para ellos por un sabroso cigarro cuyo aroma<br />

aspiran con delicia, y del que hacen por arrojar bocanadas<br />

de humo; y aún dan pruebas de embriagarse<br />

con el mismo. Agua natural es para ellos exquisito-<br />

Jerez ó Champagne, que les produce la embriaguez,<br />

y andan y se conducen como perfectos borrachos. Se<br />

les hace quedar sordos, y no les conmueve ruido alguno<br />

por fuerte que sea; del mismo modo quedan mudos<br />

ó tartamudos. Tratan de ejecutar estos hipnotizados<br />

todos los actos que se les ordenan; cantan, bailan, es.


-88-<br />

criben, trabajan, tocan diversos instrumentos, hablan,<br />

y al verlos ejecutar todo esto con los ojos cerrados ó<br />

abiertos, se juraría que no estaban dormidos; mucho<br />

más teniendo en cuenta loque dice Bernheim: «Muchos<br />

sonámbulos, escribe dicho autor, tienen una perspicacia<br />

muy grande; el menor indicio los guía; sabiendo que deben<br />

realizar el pensamiento del hipnotizador, se ingenian<br />

para adivinarlo. Si se han repetido muchas veces<br />

sobre la misma persona los experimentos de trasferencia,<br />

(lo mismo sucede con otros); adivina con facilidad<br />

que debe trasferir tal ó cual fenómeno; y sin que se<br />

diga nada delante de él, puede apreciar en la actitud<br />

expectante del operador, ó en otro cualquier indicio si<br />

debe operarse la trasferencia.»<br />

Entre los numerosísimos hechos prácticos que pudiéramos<br />

citar de |sonambulismo, mencionaremos dos<br />

de los citados por el mismo Bernheim: el de una reumática<br />

hipnotizada, á la cual decía: «Ya está curada; levántese<br />

y haga lo que tenga que hacer.» Y la mujer se<br />

levantaba, se vestía, se ponía á lavar los cristales, hacer<br />

su cama, barrer la habitación y demás operaciones<br />

de su clase, sin recordar nada una vez despierta. El<br />

otro hecho es de otra mujer, que creyendo cojer una<br />

sábana, tomando una aguja imaginaria, poniéndose un<br />

dedal ficticio; iba haciendo todos los movimientos precisos<br />

para una costura, y de estos hechos repetimos que<br />

pudiéramos aducir muchísimos.<br />

«En los grados avanzados del hipnotismo todas las<br />

ilusiones, todas las alucinaciones se realizan sucesivamente,<br />

con una precisión y una prontitud que sorprende.<br />

Se puede sugerir á los sonámbulos las ideas de que<br />

son de diferente sexo, soldados, sacerdotes, animales,<br />

reyes, obispos, niños, viejos, artistas, etc.. y harán<br />

todo lo propio de estos personajes. Encontrarán malas<br />

las cosas de buen sabor y viceversa; percibirán un perfume<br />

delicioso donde el olfato de una persona no encon-


-éétrará<br />

olor ninguno; oirán música alegre, frases agradables,<br />

etc., según sean las determinaciones del experimentador.»<br />

En el sonambulismo se pueden producir asimismo<br />

en el hipnotizado, alucinaciones que podemos llamar negativas;<br />

las cuales consisten en hacer que no oiga, ni<br />

vea, ni sienta, lo que afecta sus sentidos ó su sistema<br />

nervioso; como el caso que nos cuenta un escritor francés<br />

de una señora á la que produjo la sugestión en presencia<br />

de varias personas, 'de que al despertar no le<br />

vería, á pesar de estar delante de la misma, y no sólo<br />

no le vería, sino que ni le oiría, ni podría darse cuenta,<br />

que estaba en su presencia, como así efectivamente<br />

se realizó; pues una vez despierta, busca inútilmente á<br />

su hipnotizador, que era su médico al mismo tiempo<br />

y que estaba enfrente de ella diciéndola en altas voces<br />

que se encontraba allí á su lado, yllega hasta pellizcarla<br />

la mano que retira la señora bruscamente, sin darse<br />

cuenta del origen de esta sensación; y al decirla las<br />

personas presentes que allí delante de ella se hallaba su<br />

médico y la estaba hablando, ella cree que dichas personas<br />

intentan jugarla alguna broma pesada. Y téngase<br />

presente que las alucinaciones opuestas á estas, que llamaremos<br />

positivas; pueden alternar con estas negativas<br />

en el mismo individuo.<br />

Cullere nos habla del efecto que los medicamentos<br />

producen en los hipnotizados, citando casos en que<br />

el opio hace dormir por su sola presencia delante del<br />

sonámbulo; en que el jaborandi produce salivación y<br />

sudor solo con aproximarle á ciertos hipnotizados; pero<br />

suponemos que en estos casos se prevendría á los<br />

hipnotizados que se les aproximaba dichas sustancias<br />

cuyos efectos conocerían ó de los que se les daría alguna<br />

indicación; en cuyo caso se explica todo por un<br />

efecto de su imaginación.<br />

El sonambulismo se produce por la prolon-^ndón<br />

lu


-90del<br />

sueño hipnótico ea los individuos llevados de antemano<br />

á la letargía; y en las personas histero-epilép'<br />

ticas se puede producir ds un modo casi instantáneo<br />

por la compresión de la cabeza. En algunos hipnotizados<br />

cuesta muchas sesiones provocar en ellos el sonambulismo,<br />

y en otros no es posible por más que se intente<br />

repetidas veces. En el sonambulismo persiste la<br />

hiperexciiabilidad neuro-muscular, de que hemos habla-<br />

. do en otro sitio; en éste estado, es fácil producir una<br />

contractura cualquiera, y hacer el cambio de la misma<br />

valiéndose del imán, como ya hemos dicho; con la particularidad<br />

de qu2 si, por ejemplo, se toma una mano<br />

de un sonámbulo y se hace que.cada dedo de la<br />

misma adopte una posición distinta unos'á otros, aplicando<br />

el imán, se verá que salta ó pasa esta misma<br />

disposición de una mano á otra del hipnotizado.<br />

En el sonambulismo por lo común la sensibilidad<br />

general se suprime, hay lo que se llama anestesia; y<br />

ciertos individuos pueden experimentar los mayores tormentos<br />

sin dar pruebas de sufrimiento alguno; pero<br />

en algunos casos esta sensibilidad puede estar aumentada<br />

©excitada. A veces sólo se suprímela sensibilidad<br />

para el dolor, y subsiste aumentada la que.aprecia<br />

la temperatura. El oído suele presentar una gran<br />

agudeza sensitiva y apreciar los más pequeños sonidos,<br />

el olfato aprecia los más insignificantes olores, no apre*<br />

ciables para los demás; y lo mismo sucede en el gusto:<br />

la vista adquiere una penetración tan maravillo-'<br />

sa que es admirable; y algunos autores citan casos sorprendentes<br />

de esto mismo, como el de un sonámbulo<br />

que dándole un cartón en blanco, le servía de perfecto<br />

espejo, y en el mismo veía todo lo que pasaba<br />

á su espalda, que describía detalladamente. Se ha notado<br />

asimismo que si á un sonámbulo se le dá un papel<br />

pintado con uno de los colores suplementarios (los<br />

(olores simples que sucnados unos «on otros dan el


—Bl—<br />

blanco), y se le hace mirar fijamente unos instantes<br />

y sele vá retirando el papel poco á poco hasta colocarle<br />

uno ijlatico, no verá este calor, sino el que sumíado<br />

con el primero produce este último; ^sí por<br />

ejemplo, usado el verde, verá el segundo papel blanco<br />

de color púrpura. En las alucinaciones de los hipnonotizados<br />

respedto al sentido de la vista, hay que tener<br />

en cuenta que si a uno de estos se le hace ver por<br />

sugestión un objeto cualquiera; si se le comprime uno<br />

de los ojos hacia dentro, verá dos objetos ¡guales uno<br />

al lado del otro, uno-naásclaroy otro con algo más de<br />

confusión; si se comprime el objeto de arriba abajo,<br />

las imágenes se presentarán unas sobre otras; si<br />

de dentro á fuera, las imágenes estarán cruzadas, es<br />

decir la más ciara será la qüz está al frente del ojo que<br />

se comprime. En esto hay que notar también que si<br />

á un hipnotizado se le dice que está á oscuras, se dilatan<br />

sus pupilas como si realmente se íhallara en la oscuridad;<br />

y si se le dice que hay una luz viva, las mismas<br />

se contraen, y si por fin se le manda que vea un<br />

objeto cerca ó lejos, procura asimismo acomodar su vista<br />

para la distancia á que calcula se halla el objeto; lo<br />

cuales notable en sumo grado, porque ya se sabe que<br />

los movimientos de la pupila están bajo el imperio de<br />

la voluntad. Y más notable es asimismo lo que aseguran<br />

algunos hipnólogos, de que en estos casos no se producen<br />

en los hipnotizados, verdaderas alucinaciones<br />

visuales sino que en efecto se pintan en la retina las imágenes<br />

de los objetos que se les indica que vean i los<br />

que se hallan en estado de hipnotización; cosa que si<br />

no es harto maravillosa, por lo menos lo parece. Bernheim<br />

después de repetidos experimentos sobre otras<br />

cuestiones, que cita en su obra La Sugestión; ha llegado<br />

á deducir sobre las mismas la conclusión siguiente:<br />

«La imagen alucinatoria (en los hipnotizados) puede<br />

ser para el sujeto tan clara, tan brillante j tan viva


como la misma realidad. Pero nacida completamente<br />

en la imaginación de la persona, la vé como la concibe,<br />

como la interpreta, como el recuerdo consciente ó<br />

inconsciente la hace renacer en el sensorium. Es una<br />

imagen cerebral psíquica y no física, que no pasa por<br />

el aparato visual periférico, que no tiene realidad objetiva,<br />

que no obedece á las leyes de la óptica, sino<br />

á los caprichos de la imaginación.»<br />

Las manifestaciones del llamado sentido muscular<br />

son notables en los sonámbulos. Si á uno de estos s¿ le<br />

dá una posición cualquiera, él mismo toma en su fisonomía<br />

una expresión que completa la acción que se queria,<br />

obtener; y si se paraliza la mitad de su cuerpo, la expresión<br />

que se ha provocado no se presenta más que en la<br />

otra mitad del cuerpo, como si fueran dos seres distintos;<br />

y aún puede llegarse á hacer que medio cuerpo de<br />

un sonámbulo exprese la risa ó la alegría, y el otro medio<br />

el temor ó la ira; dando á sus dos brazos actitudes<br />

diversas y que guarden relación con estos afectos. La<br />

gran sensibilidad de .su .sistema muscular, hace que ciertos<br />

sonánbulos marchen con seguridad completamente á<br />

oscuras, que puedan escribir correctamente con los ojos<br />

vendados; y que escriban con la misma corrección con<br />

la mano izquierda, casi que con la derecha. La acción de<br />

sobaren ellos metódicamente una glándula, hace que ésta<br />

funcione de un modo escesivo, cuyo fenómeno se puede<br />

hacer saltar por la acción del imán á otra glándula<br />

del otro lado, si ambas son de una misma clase; y según<br />

varios, esto no solo sucede con las glándulas superficiales<br />

del cuerpo, sino también con las profundas.<br />

Notable es asimismo la influencia que tiene el imán<br />

en los movimientos de los hipnotizados. Si á uno de estos<br />

se le hace marchar hacia adelante, retrocede en<br />

cuanto se le coloca un imán en la parte posterior de la<br />

cabeza; si se le hace andar hacia atrás, retrocede hacia<br />

adelante, en cuanto se le pone el imán debajo de la man-


—98—<br />

díbula. Si á un sujeto de estos, andando hacia adelante,<br />

se le coloca el imán detrás de una de las orejas, el hipnotizado<br />

empieza á dar vueltas hacia aquel lado sin poder<br />

marchar hacia adelante, por más que lo pretenda; si<br />

uno de estos individuos mueve el brazo derecho de arriba<br />

abajo, y se le coloca un imán sobre el centro motor<br />

del brazo izquierdo, el primero se queda parado y el izquierdo<br />

empieza á moverse como lo hacia el otro; y se<br />

puede hacer con el imán mover los dos brazos, ó que<br />

ambos queden inmóviles. Lo mismo puede hacerse con<br />

los párpados, que si se hace á un hipnotizado que los levante,<br />

colocando un imán en la parte posterior de la cabeza,<br />

tiene que cerrarlos sin poder abrirlos por más esfuerzos<br />

que haga para ello.<br />

Estos hechos de trasferencia verificados en el estado<br />

hipnótico por medio del imán, son vivamente discutidos<br />

por muchos: según Binet y Féré, pliede un imán aplicado<br />

en los hipnotizados, trasferii- sobre el lado del cuerpo<br />

á que se aplique, los fenómenos de anestesia, contractura,<br />

parálisis, etc; provocados en el lado opuesto;<br />

y los mismos autores creen que dicha trasferencia ó salto,<br />

se verifica por un simple fenómeno físico, sin que<br />

la voluntad y conciencia del hipnotizado tengan parte<br />

alguna en el fenómeno; pero otros como Bernheim, que<br />

ha hecho repetidos experimentos sobre este punto; dice<br />

que estos fenómenos de trasferencia que produce el<br />

imán son debidos á la sugestión, y sin ella son imposibles.<br />

Y Vacant por su parte escribe sobre esta cuestión<br />

lo siguiente: «Muchos efectos que se producen por sugestión<br />

han sido obtenidos por la aplicación de un imán. El<br />

imán obra directamente sobre el sistema nervioso, ó<br />

bien, una vez conocida por el enfermo su presencia, obra<br />

ésta sobre él por sugestión. Ambas explicaciones han<br />

sido dadas, y las dos pueden ser verdaderas.»


-94—<br />

XII.<br />

FASCINACIÓN.<br />

Hé aquí como describen Bourneville y Regnard este<br />

fenómeno. «Se mira fijamente al hipnotizado, se hace<br />

que fije su vista en la punta de los dedos del experimentador,<br />

y éste retrocede lentamente. Desde entonces el<br />

sujeto lo seguirá á todas partes, pero sin abandonar sus<br />

ojos; baja el cuerpo, si el hipnotizador lo baja; se vuelve<br />

vivamente para encontrar su mirada, si aquel vuelve<br />

la cabeza. Si el experimentador avanza mucho, el sujeto<br />

cae hacia atrás rígido como si fuera de una sola<br />

pieza.»<br />

Se ha llamado también fascinación al método que<br />

consiste en hipnotizar á un individuo por medio de la<br />

fijación de la mirada del hipnotizador en el hipnotizado,<br />

que parece absorver y dominar por completo á éste<br />

último, por más que varios autores rechacen la acción<br />

fascinante de la vista, dudando de lo que afirman los<br />

entusiastas de dicho método hipnotizante.<br />

Como prueba de lo que es la fascinación hipnótica,<br />

citamos las palabras de un espectador que observólos<br />

experimentos de Z)o«a/o, y dice: «Durante la operación<br />

Donato no,pronuncia una sola palabra: piensa, quiere é<br />

indica. Parece que durante el experimento la conciencia<br />

de los sujetos es en extremo confusa. Tal es por lo menos<br />

la impresión que recibimos después de haber hablado<br />

con algunos. Estos tales ven solo á Donato y aun<br />

sólo los ojos de Donato; y siguen viéndolos todavía<br />

cuando se coloca fuera de su alcance y á sus mismas espaldas.<br />

Tienen, en aquel momento, un convencimiento


-9B—<br />

vago de que se mueven, saltan, corren y caen, pero<br />

todo como si estuviesen adormecidos, y como si en sueños<br />

quisieran resistirse, -pzx o haj solución de coniinuidad<br />

entre querer j^ poder.n Y un periódico italiano, hablando<br />

de un joven alto, grueso, de arrogante figura<br />

y formidablemente fuerte llamado Turin, dice que:<br />

«con sólo que Dónalo le mirara recibía una súbita impresión<br />

como herido del rayo.» Y el periódico La Ita-<br />

/;d nos cuenta que el mismo Donato en una sesión de<br />

hipnotismo, celebrada en el teatro FHodramdíico, llamaba<br />

£1 ,sí á varios sujetos con la so/a potencia de sus<br />

ojos, estando situado en el fondo de la platea y ellos en<br />

ePescenario.» El mismo periódico' nos habla de otro<br />

sujeto á quien Donato encontró en una galería, y le hipnotizó<br />

con solo mirarle, obligándole á ejecutar un extraño<br />

movimiento, en medio del entusiasmo de todos los<br />

que lo presenciaban.<br />

La misma Italia, hablando de varios sujetos que ha<br />

bian sido hipnotizados por el referido Donato, dice en<br />

otro lugar lo siguiente: «De los refractarios de ayer<br />

noche Ramperti coníssó después, que salen délos<br />

ojos de Donato dos rayos convergentes en un globo luminoso,<br />

como si fuera de cristal, diciendo que no resistiría<br />

su mirada y que no duda que á no dirigir á otra<br />

parte la vista hubiera quedado también fascinado. Todos<br />

los que han sido hipnotizados por Donato, afirman<br />

que la voluntad queda sojuzgada por muchos que sean<br />

los esfuerzos para dejarla triunfante. Vénse obligados á<br />

mirar los ojos de dicho Donato. Algunos instantes después<br />

queda la vista ofuscada y deslumbrada, y llega á<br />

no verse más que un solo punto luminoso y refulgente<br />

como un brillante iluminado por un foco eléctrico.<br />

Aunque Donato se aleje ó se coloque detrás del hipnotizado,<br />

este no ve sino dicho punto luminoso y brillante.<br />

Desaparece Donato y deja de vérsele.<br />

, La inteligencia queda ofuscada en cierto grados y se


-66-<br />

tíene una idea vaga, como de ciertos sueños, de lo que<br />

pasa alrededor. Luego que cesa la acción se nota un<br />

cansancio como si se hubiera hecho un gran trabajo, con<br />

pesadez y dolor de cabeza y á veces se nota hasta un<br />

temblor nervioso en algunos hipnotizados.<br />

XtlI,<br />

DE LOS SUEÑOS ESPONTÁNEOS<br />

EN EL SONAMBULISMO.<br />

Hay hipnotizados que al ponerlos en [estajo de sonambulismo<br />

son asaltados por sueños espontáneos, que<br />

el hipnotizador puede dirigir y modificar como quiera;<br />

pero que pueden ser tan vivos, que borren el sentimiento<br />

de la realidad. Así, la observación de Bernheim, una<br />

joven histérica de que durante el sueño de la misma,<br />

podía dicho autor dirigir sus delirios, pero sin poderla<br />

traer á la realidad: y al decirla que estaba durmiendo<br />

y paralizada sin poder andar, como era verdad, contestó<br />

que se querían burlar de ella, y que estaba levantada y<br />

andando; á ésta misma trató dicho médico de sugerirla<br />

durante su sueño hipnótico, que recordase que estaba<br />

durmiendo y qu


-97-<br />

xrv.<br />

FENÓMENOS LLAMADOS PSÍQUICOS.<br />

Por lo visto la mayor parte de los que se someten al<br />

influjo del hipnotismo pueden manifestar fenómenos<br />

hipnóticos, ó ser víctima de la hipnosis; pero no todos<br />

son susceptibles de llegar al estado de sonambulismo.<br />

Liébeault dice que de 2,534 hipnotizados, 385 llegaron<br />

al sonambulismo, lo que dá una proporción de poco<br />

más de r5 por loo.<br />

El estudio de los fenómenos llamados psíquicos de<br />

la hipnosis, es uno de los puntos más interesantes de la<br />

historia de ésta, por el sinnúmero de interesantes<br />

problemas científicos, dsiológicos, sociales y filosófico<br />

legales, que en sí encierra.<br />

Hay un hecho que entraña en sí ó compendia todi<br />

la hipnosis, que es el llamado automatismo. Este no<br />

es rnas que la expresión de ese misterioso estado<br />

que se presenta en el que se halla bajo la influencia de<br />

la hipnotización, por el cual éste pierde por completo<br />

su conciencia, su voluntad y libertad; y no parece sino<br />

un autómata de la voluntad del hipnotizador, que dispone<br />

de él á su antojo como mejor le place; es decir, le<br />

trasforma de un hombre, ó sea un ser libre inteligente<br />

y racional en una máquina ciega y automática. «El<br />

cerebro, dice un autor que se ocupa de esta materia;<br />

el órgano más noble de la economía, ya que está encargado<br />

de las más elevadas y trascendentales de las<br />

funciones orgánicas.... se encuentra también en la misma<br />

situación que las demás partes del organismo; la<br />

Voluntad pierde su impsrio y el individuo, en el drdcn


—98psíquico,<br />

es un autómata que obedece á las ordenes de<br />

su hipnotizador, como el músculo se contrae bajo<br />

el influjo del dedo que le excita ó la glándula segrega<br />

cuando después de ligeras frotaciones le hemos<br />

dado el impulso que necesitaba para principiar su trabajo.<br />

El cerebro, como el músculo y como las glándulas,<br />

obedece también durante el sueño hipnótico á cualquiera<br />

escitación venida del exterior, y cosa curiosa, también<br />

como estos, sigue bajo el influjo que le ha puesto<br />

en actividad, .hasta que una nueva orden del operador<br />

venga á dejarle otra vez en estado pasivo. «Andad hacia<br />

adelante.—Deten.'os.—Sentaos en esta silla.—Echaos<br />

en ésta cama.—Levantaos.—Arrodillaos.»—Lo dice el<br />

hipnotizador al hipnotizado que las obedece sin vacilar<br />

y solo obedece á aquél y á ninguna otra persona.<br />

Esta pérdida de voluntad en los hipnotizados, casi<br />

siempre se tarda varias sesiones en obtener en la mayoría<br />

de los mismos.<br />

Durante el sueño hipnótico la inteligencia de los<br />

hipnotizados parece hallarse en estado de reposo, siempre<br />

que no se produzca sugestión alguna durante el<br />

mismo sueño: la actitud, la inmovilidad y expresión<br />

de los hipnotizados, parecen indicar el descanso intelectual;<br />

y esto parece confirmado por las mismas declaraciones<br />

de los hipnotizados, que si se les pregunta<br />

en que piensan, responden casi siempre: «En nada.»<br />

Pero si se produce alguna sugestión, esa inteligencia<br />

que parecía dormida, ó que no daba pruebas de existir;<br />

se revela de un modo que supera á su modo normal de<br />

funcionar, obra ó se manifiesta con exaltación y desarrollando<br />

mayor suma de actividad; así que en este<br />

estado, el hipnotizado ejecuta actos intelectuales que<br />

quizás no ejecutaría en estado natural. Así que declaman<br />

admirablemente, pronuncian discursos elocuentes<br />

y discurren de una manera original, personas que fuera<br />

del estado hipnótico no se hubieran creído capaces


de esto mismo; así que estos hipnotizados han sido<br />

comparados á ciertos locos, que en algunos momentos<br />

desarrollan ó despliegan grandes fuerzas físicas y mo<br />

rales.<br />

Notable es asimismj la influencia qus produce I3<br />

aplicación del imán en los actos psíquicos de los hipnotizados,<br />

hechos análogos á los tan curiosos de qu2<br />

hemos hablado en el sonambulismo: si se coloca á<br />

dichos individuos un imán en el lado derecho de la<br />

cabeza en el momento que se hallan recitando versos<br />

ó declamando, instantáneamente quedan cortados y sin<br />

poder continuar su discurso; y si el imán se pone al<br />

lado izquierdo parece no producir efecto alguno, lo<br />

cual se ha explicado de diversos" modos.<br />

Respecto á la memoria, ya hemos dicho en otro<br />

lugar que la mayoría de hipnotizados no conservan el<br />

recuerdo de lo sucedido durante su hipnotización, aunque<br />

varios conservan una idea confusa ó menos completa<br />

de dichos hechos; pero con la particularidad,<br />

que si se vuelve á hipnotizar á los individuos que parecían<br />

haber olvidado lo sucedido en sus anteriores<br />

hipnotizaciones, y en este nuevo estado se les pregunta<br />

por lo sucedido en las mismas; entonces relatan<br />

con entera exactitud todo lo que ocurrió en aquellas<br />

hipnotizaciones, lo cual no hubieran podido hacer díspierios.<br />

Sobre este pimto debemos citar el hecho carioso<br />

de que los hipnotizados recuerdan con facilidad<br />

suma, cosas que habían apr>:aiido h ¡cía m.i:ho tiem¡3o,<br />

y que parecían tener olvidadas; así Mairj, de quien<br />

tomamos muchos datos para esta obra, ha podido haíer<br />

que un joven hipnotiza Jo recordara unos versos da una<br />

comedia, que había aprendido hacíd tiempo, y do los<br />

quo en vano había procurado acordafse cuando sa hallaba<br />

en estado normal. El mismo autor nos habla de<br />

caaos de personas, ignorantes cjuc hwio podido rycitar<br />

dtirantei«i su.'ñíj bipaitko lanfgos trazos ci l.nif i « vtt


—100grlego<br />

que habían oído leer años antes; y que por su -<br />

puesto, jamás habían recordado. Cosa en sí harto maravillosa,<br />

y parecida á lo que sucede en ciertas fiebres<br />

y locuras en las que se vé á los enfermos recordar cosas<br />

que nv siquiera recordaban híiber aprendido nunca.<br />

En los hipnotizados se vé asimismo el fenómeno<br />

llamado «por Richet, memoria inconsciente: que consiste,<br />

en el recuerdo que conservan los individuos de<br />

las sugestiones que se les hacen durante el sueno hipnótico,<br />

para ser cumplidas en el estado de vigilia; pero<br />

este recuerdo no significa que el individuo pueda darse<br />

cuenta de que lo que vá á ejecutar no es obra de su voluntad<br />

sino el resultado de una orden extraña». Así si<br />

á un hipnotizado se le ordena que cuando despierte<br />

nos traiga un vaso de agua, lo efectúa como se le ha<br />

mandado, creyendo ejecutar un acto e.xpontáneo, y no<br />

sugerido.<br />

«El raciocinio en los hipnotizados, dice Maira; se<br />

conserva, y tal vez podría casi asegurarse, tiene un<br />

mayor desarrollo. Se les puede sugerir las ideas más extrañas<br />

y hacerles discernir sobre ellas y siempre se podrá<br />

notar que aun partiendo de los mayores absurdos, sus<br />

deduciones son lógicas y sus juicios perfectamente puestos<br />

en razón. Si se les objeta cualquiera de sus argumentos<br />

y tratamos de engañarlos por medio de sofismas,<br />

poco trabajo les costará hacernos comprender que<br />

partimos de una base errónea y que son ellos los que<br />

están en la verdad».<br />

«Los sentimientos morales parecen poder manifestarse<br />

con más libertad durante el sueño hipnótico; y,<br />

según algunos, hay casos en los que las inclinaciones<br />

del individuo no pueden dejar de salir á luz al instante.<br />

A este respecto se cita el casó de una enferma á<br />

quien se hacía dormir, y durante el estado hipnótico<br />

se entregaba siempre al robo.» Y como hecho curioso<br />

reproducimos el de la esposa de Zanardelli, que en es>


—101—<br />

tado de hipnotismo, tocándola ligeramente con una va.<br />

rilla ó una tira de papel, si la persona que la >tocaba la<br />

era simpática, la apretaba la mano fuertemente sin que •<br />

rerla soltar, siendo preciso soplarla en los dedos para<br />

que dejara la mano que tenía entre las suyas; y si por<br />

el contrario, la mano era de una persona que la repugnaba,<br />

la rechazaba, y esto lo hacía siempre del mismo<br />

modo, con las mismas personas, aunque se repitiese la<br />

prueba cientos de veces; y siempre reconocía la hipnotizada<br />

á la persona que la había inspirado simpatía, aunque<br />

se hallara entre otras muchas y pretendieran engañarla:<br />

todo esto aunque se hallara dicha hipnotizada<br />

en el periodo álgido de la catalepsia magnética.<br />

XV.<br />

DE ALGUNAS VARIEDADES DEL HIPNOTISMO.<br />

HEMI-HIPNOTISMO.<br />

«Podríamos multiplicar las observaciones de hipnotismo,<br />

dice un autor de esta materia; sin agotar el<br />

asunto; cada persona tiene en el estado de sonambulismo,<br />

cómo en el despierto, su individualidad especial.»<br />

En el hipnotismo además de la forma típica<br />

del mismo, descrita con cierto parecido en todos los<br />

autores, hay gran número de variedades que pueden depender<br />

de mil causas diversas, cómo la edad, constitución<br />

temperamento, educación, hábitos, profesión,<br />

¡deas dominantes, y muchísimas otras condiciones, no<br />

bien determinadas todavía. Mucho influye también en<br />

la forma que presentan los casos de hipnotismo el


íMado de saluJ ó enferineJai del hipnotizado, y la<br />

clase de enfermedad que padezca, en el caso de hallarse<br />

enfermo; y el que dicho hipnotizado tenga ya idea de<br />

'a hipnosis, ó haya visto casos prácticos de hipnotizaciones.<br />

Varios.autores han citado formas mistas ó intermedias<br />

de hipnotismo, como la que cita Janet; de hipnotizados<br />

con contractura del brazo derecho, cuya contraciura<br />

se trasladó por la acción del imán sobre el<br />

brazo izquierdo, contractura que fué imposible hacer<br />

desaparecer obrando sobre dicho brazo izquierdo, y fué<br />

preciso para que desapareciera golpear los músculos<br />

antfigonistas de! brazo derecho que parecían hallarse en<br />

estado natural. Y apenas hay observador que no tenga<br />

que anotar hechos más ó menos extraños que ha visto<br />

en sus hipnotizados. Y Maira por su parte dice sobre<br />

este punto lo siguiente: «El sueño magnctico es muy<br />

vario. Según sea el carácter y el temperamento de ia<br />

persona, son las manifestaciones que produce.»<br />

Entre las formas raras de hipnotismo ninguna lo es<br />

quizás tanto como el Hemi-hipnotismo ó Hipnotismo<br />

unilateral. Se ha llamado así al fenómeno de producir<br />

con independencia el sueño-magnético en cada una de<br />

las mitades del cuerpo, obteniendo así manifestaciones<br />

curiosas y extrañas. El hipnotismo unilateral se produce<br />

de varias maneras según los autores; vendando<br />

Uno de los ojos al que se vá á hipnotizar é hipnotizándole<br />

el otro por el procedimiento común; ó bien hipnotizándole<br />

por el procedimiento general, y después<br />

tratando por medio de la sugestión de conseguir que<br />

quede- mía mitad de su cerebro como en el sueño provocado;<br />

y se citan algunos casos de individuos dormidos<br />

á los que se les ha despertado de cualquiera de las<br />

mitades de suaaerpo, y se dice que la parte hipnotizada<br />

presenta los mismos síntomas que se observan<br />

ea el hipnotismo íoteU hiperexcitabiüdad muscular, ap-


—108titud<br />

para las sugestiones etc. El imán puede hacer que<br />

el hipnotismo salte de un lado á otro, sin que el individuo<br />

pueda oponerse á ello. Es posible producir sugestiones<br />

por medio de actitudes iniciadas en uno de los<br />

brazos, y lo curioso es que sólo la mitad del cuerpo<br />

que se encuentra hipnotizado, es la que complementa<br />

estos actos: los individuos hemi-hipnotizados bailan con<br />

solo un pié, ricn con la mitad de la cara, etc. El imán<br />

como hemos dicho, produce el cambio ó salto de las<br />

contracturas musculares ó de la insensibilidad que se<br />

ha producido por medio de la sugestión, pero es de notar<br />

que para que esto suceda, se necesita hipnotizar todo<br />

el lado contrario y despertar el opuesto en el que<br />

se había provocado la contractura ó la- insensibilidad.<br />

En una palabra es preciso que se verifique el cambio ó<br />

salto total del hipnotismo de una mitad del cuerpo á<br />

la otra; y es posible que una mitad del cuerpo esté<br />

en catalepsia y la otra en letargía; ésta en sonambulismo<br />

y la otra en catalepsia, etc.»<br />

XVI.<br />

INFLUENCIA DE LA MÚSICA EN EL HIPNOTISMO.<br />

El influjo de la música en la hipnosis es un hecho<br />

incuestionable y conocido hace tiempo. Ya el que podemos<br />

llamar padre del moderno hipnotismo, el célebre<br />

Mesmer., se valía de la música como uno de sus principales<br />

medios para sus charlatanescas y misteriosas<br />

operaciones; sus discípulos siguieron muchos las mismas<br />

prácticas y en nuestros días hemos visto entre otros á


—104-<br />

Zanardeüi, que hacía uso de una melodía musical para<br />

producir sus hipnotizaciones.<br />

La mejor prueba del efecto que produce la música<br />

en jos hipnotizados, la tenemos en los experimentos<br />

del catedrático de Sassari, el Dr. Rallone, que sometió<br />

al influjo de un piano á unos jóvenes que tenían<br />

la llamada educación hipnótica, pero que se hallaban en<br />

estado natural ó despiertos cuando este experimento.<br />

Al oir dichos jóvenes un trozo de música patética, la<br />

mayoría quedaron hipnotizados en las más extrañas<br />

actitudes, unos manifestando un gran sentimiento y tristeza,<br />

otros una gran pesadumbre, y algunos quedaron<br />

sumidos en profundo éxtasis. Luego ei piano dejó oir<br />

un trozo de música alegre, y los jóvenes fueron presa<br />

de una gran excitación nerviosa, y aun varios fueron<br />

víctimas de violentas convulsiones, y por fin el piano<br />

dejó oir el himno de Garibaldi, y entonces se produjo<br />

una escena indescriptible. Todos los jóvenes dieron<br />

prueba de una exaltación indefinible, como locos furiosos<br />

arremetieron unos contra otros, tomaban actitudes<br />

provocativas y amenazadoras, rechinaban los dientes,<br />

vueltos los ojos en blanco, se revolcaban en el suelo<br />

y acometían á todos los circunstantes que tuvieron<br />

que huir de la habitación, costando gran trabajo al<br />

Dr. Rattone el volver á su estado natural á aquellos<br />

pobres jóvenes, que se reían y burlaban unos de otros<br />

al verse como se encontraban después de tan ruidosa<br />

sesión,


—106—<br />

XVII.<br />

^SE PUEDE SIMULAR EL HIPNOTISMO?<br />

Parece que hay fenómenos hipnóticos cuya simulación<br />

es bastante difícil ó imposible, como sucede con<br />

la anestesia, la catalepsia y algunos otros; pero hay otros<br />

en que puede caber la duda sin son verdaderos ó simulados;<br />

y como podría parecer algo exagerado esto<br />

que decimos, trascribimos á continuación las siguientes<br />

palabras de Bernheim. «Sin duda se pueden encontrar<br />

personas que simulen el hipnotismo á sabiendas; ó que<br />

por complacencia^^se crean obligadas á fingir; se pueden<br />

encontrar casos dudosos que no producen convicción;<br />

el estado de sueño está separado del de vigilia<br />

por graduaciones; algunas veces, el operador duda si<br />

tal persona está realmente influenciada; por otra parte<br />

el que recuerda haberlo oído todo, puede creer que no<br />

ha dormido y figurarse que ha fingido. Aquí como en<br />

todo, la experiencia enseñará á conocer si la influencia<br />

obtenida es real... No es á la ligera, después de una sola<br />

observación positiva ó negativa, cuando debe emitirse un<br />

juicio, Y por si algut\o dudara todavía de lo que decirnos,<br />

recordemos que los más notables y prácticos hipnotizadores,<br />

han sido alguna vei victima de algún burlón, que<br />

ha jugado con ellos al hipnotismo. Recordemos entre<br />

otros lo sucedido al célebre abate Faria, que se dice era<br />

un hombre de talento, bajo muchos puntos de vista; y<br />

que después de practicar el hipnotismo en varios sitios,<br />

se estableció en París á principios de este siglo. En la<br />

gran ciudad atrajo por un momento á todos los entusiastas<br />

y parte de la alta sociedad parisiense, y la fama


—loe—<br />

del abate se extendió hasta los rincones más escondidos<br />

de la capital de Francia; hasta que un día un burlón<br />

tomó la cosa á juego y engañó al pobre Faria, que<br />

cayó en el más espantoso ridículo, y fué mirado como<br />

un vulgar charlatán. Esta historia no es única.<br />

XVIIT.<br />

MEDIOS<br />

PARA RECONOCER EL HIPNOTISMO SIMULADO.<br />

Muchas veces es posible reconocer el hipnotismo<br />

simulado, lo cual puede ser de importancia en muchos<br />

casos en que ciertos individuos quieran pasar por hipnotizados<br />

sin estarlo. El estado de sueño ligero es en<br />

el que ';s más difícil distinguir la simulación, si se tropieiía<br />

con un individuo adiestrado convenientemente.<br />

Enel sueño profundo ya suele haber anestesia y catalepsia,<br />

estados muy difíciles de fingir, pues mucho<br />

dominio necesita tener sobre sí el que no dé pruebas<br />

de sentir al pincharle ó quemarle, mucho más si esto<br />

se efectúa de improviso; y el estado de catalepsia se<br />

distingue bien, porque no hay sino colocar al individuo<br />

sospetboso en una posición violenta, ó ponerle un brazo<br />

ó una pierna en una postura en que tiene que cansarse<br />

enseguida si el hipnotismo es fingido. Bien sabemos que<br />

existen individuos de gran fuerza muscular y energía<br />

m'jral, que son capaces de estar algunos momentos en<br />

posturas insostenibles para la mayoría de los hombres,<br />

pero nunca pueden sostener dichas posturas como los<br />

hipnotizados, y además como tienen que hacer esfuerzo


y no pequeño para ello, presentan el cansancio- de la<br />

parte que se haya colocado violentamente, el cuál se<br />

nota por un ligero temblor de la misma; y no solo esto,<br />

sino que se nota asimismo aceleración en la respiración<br />

y circulación, todo loque dá á entender que el hipnotismo<br />

que se aparenta es ficticio ó simulado. La anestesia<br />

ó insensibilidad puede conocerse asimismo si es verdadera,<br />

haciendo pasar una corriente eléctrica por las<br />

partes anestesiadas; si el hipnotismo es verdadero, el<br />

hipnotizado no dará la menor señal de sensibilidad ni<br />

hará el mas pequeño movimiento al paso de la corriente.<br />

Téngase también en cuenta que en el estado<br />

hipnótico se produce la insensibilidad y catalepsia aunque<br />

no se apele á sugestión alguna, lo cual no es posible<br />

simular. La insensibilidad hipnótica, dice Vacaní, no<br />

es posible simularla ó fingirla. Además, como son muy<br />

raras las personas que conocen bien la hipnosis, es<br />

fácil engañar al que pretende engañarnos, diciéndole por<br />

ejemplo si sospechamos que es un hipnótico fingido, y<br />

aparentando dirigirnos á los que rodean al presunto<br />

hipnotizado, que si éste lo está verdaderamente no<br />

podrá poner una pierna ó un brazo en la posición<br />

que se le vá á mandar ú otras pruebas por el estFlo,<br />

que podrán variarse en gran número, lo cual acabará<br />

de aclarar la cuestión.<br />

Y por fin, para concluir este punto, diremos que<br />

también puede servir como medio de prueba de la hipnosis<br />

fitig ¡da, el que como se sabe, el verdadero h-ipn©tizado<br />

no conserva en este estado relaciones sino con<br />

su hipnotizador, y se le puede sonieter á la prueba de<br />

ver si esto es ó no verdad, ó tiene influjo sobre él otro<br />

individuo cualquiera.


—108—<br />

XTX.<br />

¿PUEDEN MENTIR LOS HIPNOTIZADOS DURANTE<br />

EL SUEÑO HIPNÓTICO?<br />

Esta cuestión que parece pequeña, no deja detener<br />

cierta importancia, liasta para resolver la verdad<br />

que puede haber en los hechos relativos al hipnotismo,<br />

ó atribuidos al mismo.<br />

Beaum's, y varios otros autores, aseguran que jamás<br />

han sorprendido á sus hipnotizados en mentira,<br />

y que si alguna vez dudaban de lo que hablaban; solían<br />

contestar que no podían mentir. Hasta se citan casos<br />

como el de que nos habla el Dr. Voisin, de una<br />

joven de desarreglada vida que una vez hipnotizada,<br />

reveló ciertos actos de su vida que hasta entonces había<br />

tenido muy ocultos, los cuales parecen probar ó<br />

se quiere probar con ellos, por algunos, que los hipnotizados<br />

se ven obligados á revelar lo que hay en<br />

su interior, aunque no quieran, como obedeciendo á<br />

una fuerza que les es extraña y les domina. Pero en<br />

cambio otros escritores nos aseguran lo contrario, esto<br />

es que han sorprendido en mentira varias veces á<br />

los individuos hipnotizados; y un hipnotista américajio<br />

nos dice que «no parece que haya razón suficiente<br />

para pensar que durante el estado hipnótico haya<br />

imposibilidad para la mentira, aunque por lo general<br />

se ve que si se interroga á los individuos sobre tal<br />

ó cual punto que no les agrada ó sobre el que no suministrarían<br />

datos de buena gana, callan aunque se les<br />

ordene contestar.» Pitres, en su tratado de Las Su-


gesltoiies, escribe que: «interrogados los hipnotizados<br />

sobre hechos que ellos conocen, ó sobre actos de los<br />

cuales tienen exacto recuerdo, pueden dar respuestas<br />

contrarias á la verdad.»<br />

En la historia del hipnotismo hay un hecho curioso<br />

que comprueba que los hipnotizados pueden en<br />

ciertas ocasiones, ya que no engañarse como unos majaderos,<br />

ó engañar á los demás como á unos chinos;<br />

ser por lo menos víctimas de su acalorada imaginación<br />

y el hecho es que en la época de Mesmer, cuando<br />

hipnotizados é hipnotizadores creían cómo un artículo<br />

de fé en la cKÍstencia del fluido magnético, hubo<br />

gran número de hipnotizados que afirmaron haber visto<br />

dicho fluido que rodeaba ó envolvía el cuerpo del magnetizador<br />

como una especie de aureola, y algunos mas<br />

perspicaces hasta llegaron á distinguir el fluido positivo<br />

del negativo, por tener distinto color uno de otro<br />

así como por estar animados de distinta velocidad; y<br />

hoy ya se sabe que no hay hombre de ciencia que<br />

admita la existencia del fluido de Mesmer.<br />

Beaunis mismo, dice que en ciertos casos de hipnotización<br />

habría necesidad de ponerse en guardia contra<br />

una probable simulación. Cullerre, por su parte<br />

asegura: «no aconsejaríamos á nadie que en lo sucesivo<br />

todo cuanto afirme un hipnotizado, lo crea cómo<br />

palabras del Evangelio.» Maira, sobre esta cuestión,<br />

afirma que, sólo tomando alguna precaución se<br />

puede estar muchas veces á cubierto de toda superchería,<br />

sobre todo cuando se trata de tomar datos<br />

que debe suministrar directamente el hipnotizado. Y<br />

Binet, hasta nos da un remedio para conocer cuando<br />

un hipnotizado miente, y consiste en sugerirle la idea<br />

que cada vez que no diga la verdad, repita una frase<br />

cualquiera que se le indique.


—lio-<br />

XX.<br />

PÉRDIDA, CAMBIO Y DESDOBLAMIENTO<br />

DE LA PROPIA PERSONALIDAD EN ALGUNOS<br />

SONÁMBULOS.<br />

Son comunes las obí.ervaciones de hipnotizados á<br />

los que se les ha hecho perder el sentimiento de su<br />

personalidad cambiándolfi en otra á gusto del hipnotizador,<br />

asi que á un mismo individuo es fácil<br />

sugerirle que es una niña ó un niño, que es un médico,<br />

un sacerdote, un general, un maestro, y hasta<br />

un perro ó gato, etc., todo consecutivamente,<br />

y el hipnotizado creyendo que es todo lo que se<br />

le va sugiriendo, obra en consonancia con la sugestión,<br />

y juega como los niños, receta como un médico,<br />

reza como un sacerdote, manda como un general,<br />

ladra como un perro, etc., todo según su carácter<br />

propio que trata de acomodar á lo que cree ser<br />

en cada momento.<br />

Maira nos cita varios casos de pérdida ú olvido<br />

de la propia personalidad, en hipnotizados á los que<br />

hizo creer que se llamaban de otro modo distinto; y<br />

hasta refiere haber visto algunos que creían que medio<br />

cuerpo suj'o era un individuo determinado, y el<br />

Qlro medio o-tro sugelQ distinto; como el de un hipnot(iz&do<br />

al que le sugirió que la mitad derecha de su<br />

cufirpo se llamaba Migtael y la izquierda José; y al mandarle<br />

escribir su nombre, escribía Miguel con la mano<br />

derecha, y José con la izquierda; y al repetir la prueba<br />

se le colocó un imán sobre el hemisferio cerebral del


—Hilado<br />

derecho, y cambió de personalidad el hipnotizado,<br />

es decir se convirtió en Miguel la mitad izquierda<br />

de su cuerpo, y en José la derecha; hechos los de éste<br />

género que podemos llamar de hemi-hipnotismo, del<br />

que nos hemos ocupado en otro lugar.<br />

La sugestión, dice cierto autor, también hace á veces<br />

que un mismo hipnotizado exprese una idea con<br />

una mitad de su cuerpo y otra distinta con la otra mitad,<br />

como si en escos casos un mismo individuo se dividiera<br />

en dos distintos que coexistieran en un solo ser.<br />

Beriiheim asimismo nos habla de un individuo á quien<br />

nunca se pudo hacer tomar carne á la que sentía gran<br />

repugnancia; se le hipnotizó y se le hizo cambiar de personalidad,<br />

y entonces la comió sin escrúpulo alguno.<br />

Varias explicaciones se han dado de algunos de los<br />

hechos relativos á lo que podemos llamar sugestión de<br />

actos intelectuales; una de ellas consiste en afirmar que<br />

en estos actos, en estado normal, para su ejecución no<br />

funciona sino el hemisferio cerebral izquierdo, y que por<br />

la sugestión hipnótica se puede hacer entrar en actividad<br />

el lado derecho, y hacer que funcionen cualquiera<br />

de los dos hemisferios según se quiera. No hacemos<br />

más que exponer esta teoría sin entrar en críticas de<br />

ningún género que nos apartarían de nuestro objeto,<br />

que no es más que exponer sencillamente el estado actual<br />

de la hipnosis, ateniéndonos á los mismos autores<br />

que han tratado esta cuestión.<br />

Más curioso es aún el llamado desdoblamiento de la<br />

personalidad en los hipnotizados; en virtud del cual<br />

ciertos individuos en estado de sugestión creen ser á un<br />

mismo tiempo dos personas distintas y obran como tales,<br />

según vemos por el caso del sargento que nos cita<br />

Bernheim, el que creía hallarse á un mismo tiempo en<br />

Difón donde se hallaba de guarnición, y en el hospital<br />

de Nancf; y sin embargo de conocer él mismo ésta<br />

contr&dLccióa absurda, no le llamaba l& auacióa. «Lw


-112alucmaciones<br />

del sonambulismo, dice éste mismo autor,<br />

no son en realidad más que sueños provocados; la imagen<br />

produci 'a es más ó menos viva, la conciencia de la<br />

identidad puede persistir más ó menos confusa al lado<br />

del sueño, sin que el sonámbulo se admire de la contradicción.»<br />

XXI.<br />

HIPNOTISMO SUPERIOR Ó TRASCENDENTAL.<br />

¿Existe esta clase de hipnotismo? Esta es una de las<br />

más graves cuestiones que abarca en sí la hipnosis, y<br />

cuya solución puede darnos la clave de otros muchos<br />

puntos obscuros ó dudosos ó aclarados por completo;<br />

pero por desgracia está tan embrollado este punto en<br />

los autores que se han ocupado del mismo, que \\ay<br />

que ir á tientas en busca de la verdad entre tantas y tan<br />

opuestas opiniones, que han dado lugar á que un ilustre<br />

Prelado de nuestra época, diga lo siguiente: «Ni<br />

aun los que fíguran como patriarcas de la evolución<br />

hipnótica en nuestros días, están de acuerdo sobre un<br />

punto tan capital como es el determinar y clasificar los<br />

fenómenos hipnóticos que han de tenerse por reales y<br />

verdaderos y los que deben reputarse como fruto de<br />

varias ilusiones ó de una maliciosa explotación.»<br />

Si existe el hipnotismo trascendental, la cuestión queda<br />

resuelta con toda claridad y con toda evidencia; y<br />

entonces nadie puede alegar ignorancia: en este caso el<br />

hipnotismo es evidentemente innatural, á lo menos en<br />

•3


—113parte;<br />

y de nrngúa diodo se podría explicar todo él<br />

pcM* lo menos, en Virtud de leyes ó causas naturales; pefo<br />

la verdad es que la mayor parte de hipnólogos célebres<br />

son contrarios á todo lo sobrenatural, de ningún modo<br />

transigen en una cuestión que resuelven dpriori según<br />

su caprichoso deseo, no pueden comprender ningún'<br />

hecho que se salga fuera de las leyes naturales de<br />

la materia, leyes que por lo visto se ha dado ella misma<br />

y á las que está condenada necesariamente á sujetarse<br />

para siempre; así es que ó niegan sistemáticamente<br />

todo fenómeno hipnótico que no puedan explicar<br />

á su modo, ó prescinden del hipnotismo llamado<br />

superior, no se ocupan del mismo para' nada, cortio<br />

si por esttí dejara: de existir este problema, que<br />

& muchos sabios del día les trastorna poi* completo:<br />

¿Existe el hipnotismo t'rascendenlal, epidentemente innatural,<br />

ó es ana grosera fársaT Excusado es decir<br />

que el testimonio de dichos hombres de ciencia es cuando<br />

menos sospechoso en la cuestión que hemos planteado.<br />

Contribuye á l'á obscuridad de este punto el confundirse<br />

Ibs fenómenos llamados trascendentales del<br />

hipnotisimtí con los del espiritismo;' y la mayor parte<br />

de los escritores de lá Hipnosis, no v)en en el espiritisttio<br />

sino' una* grosera superstición ó delirio de la imaginatión<br />

ettraviadá, íómo entre otros el 5r. Freiré, q.ue<br />

dice es una imperdonable ligereza el confundir el hipnotismo<br />

con el espiritismo; cuando los que ío" hacen<br />

soíl escritores como el eminente P. Zeferino, que en<br />

aa FHosofi'a, comprende bajo la denominación de' magn'etismo;<br />

«el conjunto de fenómenos extraordinarios<br />

que bajo ef nombre de manifestaciones nlagné'ticas y<br />

espiritistas se realizan principalmente en el hombre; t<br />

y comprende al espiritismo cómo una especie de ag •<br />

n'ettsmo, que llama trascendental. Lo mismo piensa<br />

d ilustre Obispo de Madrid, en cuya opiniiSn el hípn


-114—<br />

notlsmo guarda un parentesco muy cercano con el<br />

espiritismo: y el docto P. Vilá, que dice: «El hipnotismo,<br />

miserable y desdichado engendro del mesmerismo<br />

y hermano legítimo del espiritismo.» Y nosotros<br />

por nuestra parte preguntamos: si es verdad<br />

que existe este hipnotismo trascendental que estudiamos,<br />

¿en qué se diferencia del espiritismo? Asi que<br />

para el escritor católico la cuestión está muy clara.<br />

El hipnotismo trascendental, si existe, y el espiritismo<br />

son una misma cosa en su esencia, ramas ambos<br />

del funesto árbol de la magia, que ha sido quizás<br />

la causa principal de las locuras y delirios de la humanidad;<br />

por lo cual el célebre Perrone, asegura<br />

que, «el mesmerismo, (nombre dado también al<br />

magnetismo} el sonambulismo y el espiritismo, son<br />

tres fases de una misma idea, que ha ido desenvolviéndose<br />

poco á poco hasta llegar á manifestarse en<br />

su plenitud.»<br />

Pero ante todo, ¿cuáles, son los fenómenos llamados<br />

trascendentales del hipnotismo? Los autores comprenden<br />

muchos en este grupo, entre otros los siguientes:<br />

leer con cualquiera parte del cuerpo que no sean<br />

los ojos; ver objetos con los ojos cerrados; ver asimismo<br />

objetos situados á una distancia á la que normalmente<br />

no es posible verlos; ver lo que está sucediendo<br />

á mucha distancia del hipnotizado; adivinar<br />

lo que piensan otras personas y preveer lo futuro; ver<br />

el interior del cuerpo humano y conocer las enfermedades<br />

y sus remedios sin haber estudiado medicina;<br />

hablar lenguas estrañas sin conocerlas; hablar con el<br />

vientre;, suspender cuerpos graves en el aire; producir<br />

efectos dados á muchas leguas de distancia: etc. Donadiu<br />

también cuenta entre estos fenómenos, el traspaso<br />

de las enfermedades nerviosas de un sujeto enfermo<br />

á otro sano; la acción de los medicamentos á<br />

distancia; el conocer el asiento de las enfermedades,


—118—<br />

sus crisis y su duración; formar raciocinios y discursos<br />

científicos, elocuentes y elegantes sobre materias<br />

desconocidas, y predecir cosas futuras no solamente<br />

necesarias, sino también contingentes y libres. Es de<br />

advertir que según el testimonio de los hipnólogos, estos<br />

fenómenos hipnóticos superiores no se producen<br />

en cualquier hipnotizado, ni todos en un mismo individuo;<br />

sino que puede presentarse alguno en unos<br />

individuos y en otros muchos no.<br />

Gran número de escritores católicos, sabios Obispos,<br />

y teólogos, que han examinado esta cuestión,<br />

admiten los hechos hipnóticos superiores como verdaderos;<br />

y entre otros documentos se puede consultar la<br />

carta publicada por La Civilti Cattólica sobre este<br />

punto. En dicha carta se habla de Médiums provistos<br />

de una especie de sexto sentido, que veían países situados<br />

á muchos miles de kilómetros con las personas<br />

y animales que en los mismos había; Veían todo lo que<br />

hacían todos estos, y hasta oían la conversación de los<br />

primeros; lo que pensaban las personas que querían<br />

y presenciaban la formación y desenvolvimiento<br />

de sus ideas y actos, aun cuando las personas estuvieran<br />

á la distancia dicha; y no solo podían esto, sino que les<br />

era posible asimismo determinar en la mente de cualquiera<br />

persona que se hallara sujeto á ellos, toda clase<br />

de ideas é imágenes, y obrar sobre su voluntad obligándoles<br />

á obrar como querían; pueden asimismo entablar<br />

conversaciones á miles de leguas, imitando la voz que<br />

quieran; pueden producir enfermedades graves como fiebres,<br />

parálisis y hasta muertes repentinas; y pueden por<br />

fin hacer que asistan á la conversación magnética y al<br />

desenvolvimiento de todas las acciones á ella referentes,<br />

mayor ó menor número de personas, á las que pueden<br />

comunicar sus ideas de pn modo simultáneo. Dígasenos<br />

que autor de cuentos ó novelas ha podido inventar<br />

nunca un cuadro semejante. Si estos hechos son cier-


-natoSj<br />

que los califique qul^o quiera y como quiera. Se<br />

puede examinar asimismo la notable pastoral del s eñor<br />

Obispo de Madrid, en la cual nos habla de que se practica<br />

el hipííotismOj «con la adivinación de pensamientos,<br />

la transposición de sentidos, el hablar idiomas des*<br />

conocidos, el ver las enfermedades internas, conocer<br />

su lu^ar^ su desenvolvimiento, su duración, y señalai"<br />

sus remedios, la clara visión, la lectura de cartas y libros<br />

cerrados, el cumplirniento de órdenes mentales<br />

ya 4adas de presente ó ya dentro de un plazo fijo, la<br />

perpetración de delitos sin responsabilidad criminal,<br />

el predecir los sucesos futuros, aunque dependan de<br />

upa causa libre y contingente, conocer los secretos de<br />

familias, el saber lo qm de presente sucede en lugares<br />

distantes y el ver los objetos y personas que hay<br />

en una casa sin haber estado nunca en ella.»<br />

Se pueden ver asíjnismo las resoluciones de la Sagrada<br />

Congregación del Santo Oficio^ y de la Sagrada<br />

Penitenciaría con aprobfición de Gregorio XVI;<br />

y la sabia consulta del Obispo de Lausana & la Sagrada<br />

Penitenciaría, en la cual habJ^de persogas hipnotizadas<br />

por órdenes comunicadas desde muchas leguas de distancia,<br />

que conocen las enfermedades de las personas<br />

presentes ó ausentes acerca las que se las consulta,<br />

aunque ellas no las conozcan personalmente; y<br />

no sólo las conocen, siflo que detallan su sitio, causa<br />

y naturaleza, con los datos anatómicos y prediciendo<br />

el resultado que han de tenef tuuchíis veces, y diciendo<br />

cuales son los remedios que deben a,plicarse los enfermos;<br />

que por un rizo de pe'o que sp entregue á los hipnotizados<br />

conocen de que persona es, doflde está el<br />

dueño de ios cabellos, lo que está haciendo en aquel<br />

momento, y si está enferma, detalla su enfermedad como<br />

si se hiciera la autopsia del enfermo; que estas<br />

magnetizadas ven con los ojos vendados, leen sin saber<br />

]e?r, y leen un Ubro cercado como abierto, y colocado


—117—<br />

&n la cabeza, el vientre ó cualquiera parte de su cuerpo,<br />

que parecen hablar con el vientre, y que vueltas<br />

á su estado normal hao olvidado todo lo que han hecho<br />

ó dicho en este «stado.»<br />

Puede examinarse asíoiiscno Ja opinión del P. Zefetüno,<br />

que al hablar de esta cuestión en su Filosofía<br />

nos describe los fenómenos que llama de conocimiento<br />

en el magnetisoio;


-118forman<br />

la cadena se aperciban de ellos. Los mismos<br />

autores aseguran que la adivinación del pensamiento es<br />

cierta, y que todo esto es efectivo; y citan en apoyo<br />

de su opinión nada menos que á Faradaj^, Arago,<br />

Chevreul, Babinet, Foucault, y otros sabios de esta<br />

importancia. Y los referidos autores citados admiten<br />

sin género alguno de duda los hechos extraordinarios<br />

de adivinación realizados en nuestros días por el<br />

célebre Mr. Sluart Cumberland, que han asombrado<br />

á la Europa civilizada, y no niegan en absoluto los no<br />

menos misteriosos realizados por Smith y Blackburn,<br />

en los salones de la Sociedad de Investigaciones psicológicas<br />

de Londres. Los mismos Mairay Benavente, nos<br />

aseguran que han visto algunos individuos que no solo<br />

encontraban fácilmente los objetos pensados, sino que<br />

dibujaban en un papel una figura que cualquiera concebía<br />

en su imaginación, ó bien escribían frases enteras<br />

que otra persona dictaba mentalmente', y en nuestra España,<br />

el tan célebre como histórico personaje doctor<br />

Das, del que tanto se ha ocupado la prensa de muchas<br />

provincias, y á propósito del que puede consultarse el<br />

periódico El Día, número 3835; ha corrido gran parte<br />

de nuestra península dando sesiones de hipnotismo, y<br />

haciendo entre otras, cosas que la señora que le acompañaba<br />

adivinara lo que había en los baúles ó cofres<br />

cerrados.<br />

Habiendo tenido tanta resonancia los hechos de<br />

Cumberland, y siendo tan importante esta cuestión;<br />

permítasenos que insistamos sobre este punto. Hoy<br />

pululan por todas partes los adivinadores del pensamiento<br />

é imitadores de dicho Cumberland, que se<br />

valen de medios análogos á los de éste; y el célebre<br />

fisiólogo doctor Preyer ha tratado de demostrar que en<br />

ésta forma de adivinación no hay que ver ningún don<br />

especial, sino una aptitud particular fundada en una<br />

extrema sensibilidad táctil, que aprecia los más peque-


—llanos<br />

é inconscientes movimientos musculares; siendo<br />

hoy muy común en parte de Europa el intentar esta<br />

forma de adivinación en tertulias, conciertos, etc. Pero<br />

si bien se puede admitir la opinión de Prever en cierta<br />

forma de adivinación que se circunscribe á algunos<br />

puntos determinados, como el buscar algún objeto escondido,<br />

estando en relación el hipnotizado con el hipnotizador,<br />

mediante el contacto de las manos, de un pañuelo,<br />

bastón, etc.; adivinación que se ha llamado muscular,<br />

porque en ella sirve de guia ó indicación las<br />

vibraciones musculares del hipnotizador que percibe<br />

el hipnotizado, y cuyo fenómeno podría explicarse naturalmente;<br />

aunque como decimos se pudiera admitir<br />

para estos casos dicha explicación; nos queda la llamada<br />

Telepatía; ósea adivinación' sobrenatural del pensamiento,<br />

ó adivinación entre dos personas que pueden<br />

estar muy lejos una de otra, sin que por esto deje de<br />

verificarse la comunicación del pensamiento entre ellas,<br />

y sin que haya á veces conciencia de esta trasmisión del<br />

pensamiento entre los que la ejecutan. Este modo de<br />

trasmisión del pensamiento es explicado detalladamente<br />

en El Schorerfamilienblalt del que tomamos estos datos:<br />

y el que entre otros casos, nos habla de niños que<br />

al entrar en una habitación donde hay reunidas varias<br />

personas, que todas se ponen de acuerdo en pensar una<br />

misma cosa; dichos niños adivinan lo que las referidas<br />

personas habían pensado, sin haberles hecho indicación<br />

alguna, ni por gestos, miratjas, etc. Ó bien nos cita casos<br />

de que un hipnotizador sugiera diversas órdenes<br />

ó mandatos á un hipnotizado sin orden alguna, solo<br />

por medio de gestos que hace á espaldas del mismo<br />

hipnotizado, el cual ejecuta lo que le ha ordenado<br />

aquél sin haber visto dichos gestos. ¿Pertenecerá á<br />

esta escuela ó sistema el que vemos en los periódicos<br />

de la corte se ha anunciado en la forma siguiente<br />

que tomamos del Día de 9 de Julio de 18^1 ^


—IKJ-<br />

«Fiíé ayer invitada la prensa á^ la priffleíat y preliminar<br />

sesión de las qu& dará ew el' teatto del Príncipe<br />

Alfonso el nuevo adivinado? Mr. Oíiofroff. No ne>ccsita<br />

este ponerse en contacto con el ittdividaO' euyo<br />

pensamiento ha de adivinar, ni tampoco busca los<br />

objetos escondidos llevando de la mano al que los ha<br />

ocultado ó á los que saben donde están. Por el modo<br />

de proceder puede decirse que es un Cumberland per'<br />

fecciottado. Antes de hacer algunos'experimentos, con'<br />

gran resultado, explicó ligeramente el akafice de ellbs.<br />

Como hemos indicado se propone dar alguna's' sesiones<br />

en el teatro del Príncipe Alfonso, en las cuales<br />

tendrái ocasión de admirar su- notafcilídad el' piSblfco<br />

madrileño<br />

Bien sabemos que se° hai tratado de explicar al^-^<br />

ñas de estas formas de ad'ivinaición cofflio'loi ha'ce Mau^<br />

dskf, en' su Patología^ del éspit^ilu; el cual dice lo<br />

siguiente: «No estoy menos seguro-deque el'sonátií'^<br />

bulo no; pueda! leer i»cofM5«riV«'/e»nie«'/#'eii el espíritu por<br />

una imitación' inconsciente de la^ accicud' y expresión<br />

de lai persona de: la que copia indistintamente y con<br />

exactitud las contracciones musculares; en' •v^irtüd'de una<br />

ley bien conocida, según la cual^ las contracciones^ mus>culáres<br />

combioadasv hacen neuceren el ánimo: del mismo'<br />

individuo que las- ejecuta ó en quien se hacen, l&s<br />

mismas ideas y sentimientos, da'que tales contracci'ones<br />

acostumbran á ser la representación mímica ó fisiognomónica.»<br />

Pero concluiremos este punto con la cita<br />

de un detecminado escritor que se ocupa de estas materias<br />

y asegura lo siguiente. «El hecho es que el fenómeno<br />

existe y que á no buscarle una explicación<br />

std¡renaturaly forzosa es admirir la que nos ofrece con<br />

más garantían de acierlo'laH^ansinüión teUpdtíca dbl<br />

pensammao.v Encuya transmisión teli^ática si no vemos:<br />

un'fenómeno innatural, no sabetnos que vét-, sino<br />

VUT nuevo»juegáe pslabFas:pars>MplKado itl


«Otros neurólogos, dice el P. Franco; materialistas<br />

declarados, aceptan á su vez como realeslos fenómenos<br />

extraordinarios, porque un gran número de testigos<br />

veraces les fuerza á admitirlos. Y después intentan explicar<br />

la visión del pensamiento en otros, y la adivinación<br />

del porvenir sin que intervenga el ser espiritual.<br />

Increíbles son las absurdas paradojas que estos propalan<br />

con el objeto de echar fuera de la naturaleza<br />

las almas, los demonios, los ángeles y el mismo Dios.<br />

Puede esto leerse en Campili, quien compendía la<br />

doctrina.»<br />

Berna, en 1837 hizo experimentos sobre la trasposición<br />

de la vista, delante de una comisión de la<br />

Academia francesa. Lombroso cita casos de transposición<br />

de los'sentidos, transposición que había sido<br />

descubierta por el Dr. Pétetín; casos ocurridos á el<br />

mismo Lombroso y á gran número de otros médicos<br />

y hombres de ciencia, como Heidenhain, Vi^ioli, Rafaellif<br />

Carmagnola, Despine, Franch, Angonova y<br />

Gori: transposición admitida por, Eraid^ Venturoli y<br />

otros escritores, que la pretenden explicar naturalmente<br />

apelando á la ilusión y á la hiperestesia: así como la<br />

medicación á distancia; y en nuestra España el ya<br />

nombrado Dr. Das, en sus experimentos hipnóticos<br />

que efectuó en León y en otras ciudades hace poco<br />

tiempo, hizo entre otras pruebas de hipnotismo algunas<br />

de transposición de la vista en la señora que le<br />

acompañaba, pruebas hechas delante de numeroso y escogido<br />

publico, del que formaban parte gran número<br />

de médicos.<br />

El Dr. Ricard nos refiere que una señora de Grenoble<br />

que fué magnetizada, se levantó en el aire desde<br />

el lecho en que se encontraba con estupefacción de todos<br />

los allí presentes.<br />

Bertrand, en su tratado del Sonambulismo; admite<br />

una forma de posesión, el instinto del remedio, la


-182-<br />

comunicación de los pensamientos, la vista sin el auxilio<br />

de los ojos; y lo atribuye todo á una exaltación<br />

nerviosa; ¡cómo si los ciegos pudieran ver por exaltada<br />

que se halle su imaginación!<br />

El célebre hipnotista Donato, dice que se puede<br />

transportar á un hipnotizado, real ó imaginariamente,<br />

sus órganos de la sensación, y hacer que lea, por ejemplo,<br />

con las rodillas; que se puede producir en el mismo<br />

sugestiones y alucinaciones falaces, físicas, psíquicas ó<br />

fisiológicas; como el cambio de la propia personalidad<br />

en otra persona distinta ó en un animal cualquiera,<br />

se pueden producir asimismo ilusiones morales, sueños<br />

acompañados de acciones, inspiraciones lógicas c<br />

ilógicas, la exaltación de ideas y sentimientos, las previsiones<br />

y el instinto de los medicamentos, como el conocimiento<br />

de los remedios propios para curar ciertas<br />

enfermedades, la doble vista interna ó externa, como<br />

la visión de las cosas lejanas, y la penetración de los<br />

pensamientos de los demás.<br />

Grimes y sus discípulos, fundadores de un hipnotismo<br />

especial, al que llamaron Electro biología<br />

muy extendida en los Estados Unidos; tratarán de probar<br />

que todas las funciones de un individuo pueden<br />

alterarse sin hipnotismo anterior por simple sugestión<br />

vocal, por una voluntad extraña. Zanardelli, nos cuenta<br />

una porción de fenómenos de clara visión hipnótica,<br />

de los cuales se vanagloria de haber sido testigo ó<br />

parte. Lombroso, nos habla de hipnotizados que durante<br />

el sueño hipnótico dicen y hacen cosas que nunca<br />

supieron, uno escribía el alemán que no sabía, otro trabajaba<br />

en fotografía sin conocerla, otro hacía el músico<br />

sin haberla estudiado, etc.<br />

Y el mismo Lombroso nos habla de casos fulminantes<br />

de adivinación del pensamiento; y aun nos cita<br />

algunos ejemplos de adivinación á distancia, y á<br />

distancias muy lejanas.


Los doctores Janet, Glej, CampilU j Richet, admiten<br />

Gorno verdaderos los casos de visión y de transmisión<br />

del pensamiento á distancia.<br />

Hace casi un par de años, que en el extranjero<br />

han sido condenadas por los tribunales conipetentes<br />

unas adivitias sonámbulas; no habiéndose atrevido los<br />

jueces á condenar laclara visión como una superchería,<br />

sino que dijeron que: «La ciencia moderna no ha<br />

demostrado todavía que una persona en estado hipnótico<br />

pueda ver al través de cuerpos opacos.»<br />

Cierto autor célebre nos habla de los Djoguis de<br />

la India, para los que dormirse á distancia, quedar hipnotizados<br />

días y semanas enteras, tan inmóviles como<br />

columnas; entregarse á una voluntad superior que sustituye<br />

los cerebros de los unos á los otros, cambiar á<br />

millares de kilómetros las impresiones más precisas,<br />

no es más que un juego.<br />

El Dr. Dupau nos habla de sonámbulas que han<br />

mostrado ser cierto que realmente existen en la luna<br />

seres sensibles y vivientes, que gozan como nosotros<br />

del espectáculo de la naturaleza y de sus ventajas; que<br />

nacen, se reproducen y perecen como nosotros; aunque<br />

dice, son seres no muy hermosos, deforma chata<br />

y que andan arrastrándose.<br />

El Qr. Filassier nos refiere un hecho sorprenííentc<br />

de adivinación y doble vista que describimos<br />

á continuación. «A medida que la señorita Clarisa<br />

í;uraba, su sonambulismo se hacía más lúcido, sorprendiéndonos<br />

con su vista siempre infalible en el espacio<br />

y en el jiempo. Durmiendo esta sonámbula en París<br />

en el sglón del Sr- Chapelín, veía en Arcis—sur—Aube<br />

á su níadre, describía su ocupación en aquel momento,<br />

su actitud, ^uspensamientos íntimos; señalaba, entrando<br />

en los menores detalles, el más p equeño cambio<br />

que su rnadre hacía; predecía por una hora, uno<br />

ó muchos dias, la visita de tal ó tal persona á su nna»


—I»*—<br />

dre, su conversación, la llegada de tal ó tal carta, el<br />

efecto que ella produciría en su madre, sus reflexiones<br />

ulteriores Anunciaba también la joven sonámbula á<br />

su padre las cartas de su madre, y decía de antemano<br />

lo que contenían, un día vio á su madre indispuesta,<br />

y dictó para ella una consulta que llegó- á Arcis<br />

en el momento mismo que recibía su padre en París<br />

la primera carta anunciando la indisposición de aque*<br />

lia, etc.»<br />

Y no nos pueden causar grande extrañeza todos<br />

estos hechos; cuando hay escritores como el Sr. Aceuedo,<br />

que al hablarnos de las fotografías obtenidas de los espíritus,<br />

que aseguran ser un hecho incuestionable y bien<br />

probado; y que vemos admiten escritores tan formales<br />

como el P. Franco, y otros; nos dice: «que á veces<br />

del cuerpo de determinados individuos con organización<br />

especial se exleriorii^a una fuerza ó una materia,<br />

que por lo visto es lo mismo; que vaporosa en los primeros<br />

momentos, tanto como esta hipótesis: llega en la<br />

continuación del fenómeno á adquirir la apariencia de<br />

la carne, dando el aspecto de ser vivo al fantasma así<br />

formado. Estos fantasmas tienen relación íntima con<br />

otros que se aparecen, no experimentalmente por regla<br />

general, sino en casos dados de desgracias, y que son<br />

como el aviso de unas á otras personas formado por<br />

la comunión psíquica que nace del afecto que hay entre<br />

ellas y que toma Jorma material objetiva: son las<br />

alucinaciones telepáticas de Gurnej" Podmore y Mijers<br />

llamadas espontáneas; porque hay otros producidos<br />

voluntariamente, en los cuales el alma, el doble,<br />

él cuerpo astral, el espíritu de un individuo por<br />

la voluntad inteligente de este, se exteriori:{a y proyecta<br />

á distancias más ó menos grandes, revistiendo<br />

la aparición todo el carácter físico, moral é intelectual<br />

de la persona cuya imagen es. Así operan los<br />

sabios de la India, Mahatmas, Joguis, Faquires, etc...^


-liB-<br />

que han aprendido á dominar la naturaleza y las fuerzas<br />

que hay en el organismo humano..... Los fantasmas<br />

estudiados por ciertos autores pertenecen á los<br />

llamados espiritistas, esto es obtenidos por la influencia<br />

de un médium, inconsciente en la mayoría de los<br />

casos por el estado anormal en que cae de letargía<br />

en el que la vida del médium se debilita hasta casi<br />

desaparecer, para dar origen á un fantasma formado<br />

al lado suyo, y han sido fotografiados al mismo tiempo<br />

que la imagen de la persona que los engendra, á<br />

la luz eléctrica ó del magnesio, ó bien en la oscuridad<br />

absoluta, ó por ser el fantasma luminoso, ó por<br />

la presencia de ciertos rayos luminosos y químicos no<br />

perceptibles para el ojo humano, pero sí sensibles para<br />

las placas fotográficas y que confirman los originales<br />

estudios de Reichembach sobre el Od y la luz<br />

Odica.»<br />

(La Ilustración Artística. Año XI. N.° 529 Pag. loZ.J<br />

Mesmer y sus numerosísimos discípulos, partidarios<br />

de la existencia del fluido magnético, creyendo<br />

que este fluido era universal, y llenaba todo lo creado,<br />

y que era susceptible de recibir, propagar y comunicar<br />

todas las impresiones por leyes desconocidas, no podían<br />

extrañar, ni menos negar, los fenómenos superiores<br />

del hipnotismo, que dentro de su sistema eran<br />

muy naturales; así que Mesmer, aseguraba que sus<br />

magnetizados en el período de crisis conocían las enfermedades<br />

y adivinaban el porvenir y las cosas ocultas,<br />

Reichenbach, con su fuerza ódica, se colocaba en el<br />

terreno de Mesmer. Pufségur, describió la clara visión,<br />

ó el estado lúcido; durante al que el magnetizado es tan<br />

aguda su perspicacia, que llega á comprender y descubrir<br />

verdades, que fuera del estado magnético le serían incomprensibles,<br />

ly admitió como Mesmer, la predicción,<br />

lü adivinación, la doble vista, el conocitniento de las


-Impropias<br />

y agenas enfermedades; y otros fenómenos<br />

superiores del magnetismo.<br />

El Z)r. Pétetin dijo que en ciertos hipnotizados variaba<br />

el asiento de sus sensaciones, y vefan con el occipucio,<br />

oían por el vientre y olían por los ojos, que es<br />

la transposición de los sentidos; refiriéndonos este mismo<br />

aptor, observaciones de mujeres que oían por e}<br />

estómago; y en las que se habían transportado á esta<br />

parte de su cuerpo los sentidos del gusto y del olfato,<br />

pues reconocían los alimentos que .se les aplicaba<br />

á dicho sitio y los olores; y no solo esto, sino hasta<br />

los colores y las formas eran reconocidos en igual forma;<br />

veían asimismo el interior de su cuerpo, adivinaban<br />

lo que contenían los bolsillos de los circunstantes,<br />

sin engañarse; y hasta adivinaban las intencio-^<br />

nes ó pensamientos ágenos.<br />

Rostan, distinguido profesor de la Facultad de Me<br />

diana de París en su artículo Magnetismo, del Diccionario<br />

de Medicina; nos cuenta haber hecho repetidas<br />

experiencias en una sonámbula, la cual distinguía la<br />

hora que era en un reloj que se la colocaba en el occipucio,<br />

y habiendo mudado varias veces la aguja del<br />

reloj y habiéndosele puesto sin mirarle, siguió diciendo<br />

la hora sin equivocarse; experimentos que afirma<br />

fueron repetidos por el Dr. Ferrus. Filassier;<br />

{Algunas consideraciones j?ara sentirá la historia del<br />

magnetismo animal); nos dice que una vez puso un<br />

reloj sobre la frente de una sonámbula que se hallaba<br />

en una habitación á oscuras, y además tomó todas<br />

las precauciones para que no pudiera verle; y á<br />

pesar de todo, la magnetizada indicó con exactitud la<br />

hora que era; y habiendo mudado las agujas de dicho<br />

reloj, volvió á aplicar éste al occipucio de la sotiámbula<br />

con las mismas precauciones, la que indicó<br />

la hora que marcaba el reloj como si le estuviera viendo;<br />

y por fin se le puso el reloj á la tnagtietizada so-


—127bre<br />

el épigastíio, y vio con este como con la frente<br />

y el occipucio; y dicho Rostan, no solo nos cuenta<br />

los hechos antes referidos, sino que afirma positivamente<br />

que los sonámbulos gozan de la facultad de distinguir<br />

al través de los cuerpos opacos, y nos cita<br />

otro caso de otra sonámbula que siempre conocía sin<br />

engañarse, cuando tenía ó no el estómago lleno ó vacío.<br />

Los Doctores Guenronpre^ y Bottey, nos hablan<br />

de hipnotizadiis que culocadas en posición horizontal,<br />

con los pies sobre el respaldo de una silla y la cabeza<br />

sobre el respaldo de otra; levantando ó bajando<br />

la mano el hipnotizador, podía por este medio ordenarlas<br />

á distancia, movimientos de elevación ó descenso<br />

sobre el nivel de su cuerpo; lo cual parece dar<br />

á entender que se elevaban en el aire bajo la sugestión<br />

mental de su hipnotizador.<br />

Prospero Saei, nos cita; «hechos indudables, observados<br />

por multitud de médicos reunidos, ó sea por<br />

juntas ó comisiones médicas, de varias naciones; hombres<br />

experimentados en la ciencia y llenos de desconfianza,<br />

quienes refieren lo que apreciaron, ya sea con<br />

respecto á la sugestión simplemente mental, como de<br />

clara visión propiamente dicha, y visión de hechos<br />

en el instante mismo en que ocurren en lugares muy<br />

remotos;» hechos que para dicho autor parecen probar<br />

que no pueden ser producidos conforme á las le*<br />

yes naturales, sino por medios extranaturales.<br />

Y respecto á la llamada transposición de los sentidos,<br />

de que antes hemos hablado; no podemos menos<br />

de consignar, que hombres de nota en la ciencia,<br />

como los Doctores Braid y VenturóU; comparan<br />

este hecho auna ilusión, ó dicen que es un simple<br />

hecho de hiperestesia que comunica al tacto uña sensibilidad<br />

exquisita; paro que á dichos autores podemos<br />

contestarles repitiendo las palabras del P. Frán-^<br />

co, en su * Hipnotismo y los médicos católidóáa eft


Cuya obra nos dice que podría citar más de diez médicos<br />

¡lustres que afirman casos de transposición propiamente<br />

dicha, tal como lo sería el ver con la nuca<br />

ó con el epigastrio.<br />

El Dr. Meric, en su libro Lo Maravilloso; admite<br />

como efectos del hipnotismo que dependen de<br />

una causa extranatural, la vista al través de ios cuerpos<br />

opacos, el conocimiento de ciertos hechos cuyo<br />

teatro está alejado del lugar del experimento, la lectura<br />

de Jlos pensamientos sin manifestación exterior,<br />

ó á una gran distancia: este mismo autor nos presenta<br />

varios casos de individuos que han visto con<br />

los ojos completameote cerrados, ó á través de cuerpos<br />

opacos, como cajas de hierro ó de mármol herméticamente<br />

cerradas, adivinando 6 viendo su contenido:<br />

ú otros objetos ociltos, sin que puedan adivinarlo<br />

por superchería de ningún género; hasta de individuos<br />

que han visto á muchos cientos de leguas<br />

de distancia sin moverse de su asiento, y describen<br />

todo lo que está pasando en aquel momento en dichos<br />

puntos á la referida distancia; y nos cuenta otros<br />

hechos por este estilo; y dice, que negarlos, sería arruinar<br />

la certeza histórica y la autoridad del testimonio<br />

de los hombres.<br />

Lélut, relata casos de magnetizados que por un<br />

mechón de cabellos, un guante, ó un objeto cualquiera<br />

de algún sujeto para ellos desconocido, nos dicen<br />

el dueño del objeto con todos los detalles que<br />

al mismefíerao se ern, aun de su vida íntima, hábitos,<br />

costumbres, faltas y virtudes; y dice que aunque parece<br />

que el magnetizado recibe las sensaciones por los<br />

sentidos internos, lo hace por una penetración enteramente<br />

interior, especial é independiente de los sentidos.<br />

El Dr. García, nos cuenta el caso de una hipnotizada<br />

que nada menos que dejando su cuerpo en<br />

|9 tierra, se permitía hacer sus viajes de recreo de


ona {Ti^ACra m;ntal ó espiritual, por los espacioj celestes;<br />

volviendo denusvo á éste muiJo en virtuJ de<br />

las órdenes de su hipiotizaJir, qj2 pircibía hallándose<br />

en Saturno. fEí Dr. Gircú^El MxgHetismo<br />

explicaio por sí mismo. Pdg-. 129.7 AÍÍ que no nos<br />

puede extrañar que Figuier asombrado ante los fenómenos<br />

del hipnotisiTi) trasc^nJjntal, no hi encoitrado<br />

mejor medio para poderlos explicar, que el admitir<br />

la existencia en el hombre de un sexto sentido<br />

artificial, que por lo visto ha sido desconocido antiguamente.<br />

El Dr. Adradas, en su estudio del Burquismo, etc.<br />

nos habla de una hipnotizada por él, en la que produjo<br />

una interminable serie de experiencias de sonambulismo,<br />

catalepsia y sugestión; y dice que le chocó mucho;<br />

la facilidad con que esta enferma veía á distancia aun<br />

cuado hubiese tabiques interniedios, de frente ó por<br />

detrás, ya fuera dentro de la misma casa ó en otra más<br />

órnenos distante. Esta experiencia asegura que la Repitió<br />

varias veces, siempre con igual rebultado, delatite<br />

de su familia, eligiendo para ello la época en que se<br />

y^ía más exaltación y delicadeza en la sensibilidad especial<br />

d? aquella muje,r.<br />

El respetable P. Fi7a, nos habla d? un médico, ^ue<br />

en vitia ^esjón de hipnotismo celebrada no hace muclio<br />

tierppQ en el Palacio de la pla¿a de Oriente de Madr¡4;<br />

entre los experimentos curiosos que ejecutó, fué ^np<br />

^e ellps el leer una carta cerrada, depositada en 9I ]>ol.<br />

sillo de una noble dama; hecho referido en Jos p^riódicos<br />

de la corte de aquella fecha, y 15Í misníP atiípr<br />

en 8U obra El Espiritismo j-Bl Hipnotismo; en la<br />

página 173 nos dice lo siguiente: «La decantada trasposición<br />

de los sentidos y la tan cacareada visión á<br />

través de cuerpos opacos, tan frecuentesj- or4inarias<br />

,)5n las s^sipníís espiritistas y en los experimentos;JWjpjjiótfCQSiií^c,»<br />

y uti poco máií'«


-1 sodebe<br />

aplicar el mismo criterio;» es decir, atribuirlo<br />

al poder diabólico: «los casos en que el hipnotizado<br />

habla idiomas para él del todo desconocidos, ó diserta<br />

sobre materias científicas que jamás aprendió, ó anuncia<br />

hechos que se están realizando á largas distancias<br />

y en países remotos.» Hechos que nos asegura el autor<br />

que eran muy comunes ya hace siglos, y que Santo<br />

Tomás habla de ellos como de una cosa corriente en<br />

su tiempo.<br />

El mismo Sr. Freiré tan incrédulo en otros puntos;<br />

pretende que por la sugestión hipnótica, se puede<br />

Ihgar hasta el grado en que el sujeto dormido llega<br />

á ponerse en tal relación con el hipnotizador ú operante,<br />

que alguna vez adivina los pensamientos de este.<br />

El Dr. Cervello, y el célebre Semmola, afirman la<br />

existencia de hechos recientes de transposición de los<br />

sentidos, de adivinación de cosas ocultas, y de hablar<br />

idiomas desconocidos los hipnotizados; y Lombroso,<br />

además de admitir la transposición de los sentidos como<br />

antes hemos dicho; admite asimismo la visión y<br />

transmisión del pensamiento á distancia.<br />

El mismo Lombroso nos acaba de ,dar á conocer<br />

á un discípulo del célebre Donato, el belga Pickman,<br />

antiguo saltimbanquis que hoy está llamando la atención<br />

de las grandes ciudades europeas con sus experimentos<br />

de adivinación. Parece que este Pickman es<br />

un histérico, un neuropático que él mismo confiesa haber<br />

estado loco en algún tiempo, y que se halla en<br />

estado casi habitual de sobrescitación nerviosa, aumentada<br />

en su.H experimentos por la preparación que se<br />

impone, que consiste en el ayuno y en tomar fuertes<br />

dosis de café; Pickman prefiere para sus experimentos<br />

los teatros y sitios públicos, y ha realizado<br />

sus adivinaciones delante de numeroso é ilustrado público;<br />

y parece que sufre las sugestiones que se le<br />

producen con gran facilidad, pues basta que coja la


—181—<br />

mano de cualquier sujeto y la aproxime á sus sienes<br />

para encontrarse en estado de lucidez, y poder<br />

adivinar los pensaniientos ágenos: dicho adivinador se<br />

vale de la música para sus operaciones prefiriendo la<br />

cítara alemana, y aunque él mismo nos asegura que<br />

sus adivinaciones son sencillamente un resultado de<br />

una enérgica excitación nerviosa; varios médicos que<br />

le han observado piensan como Lombroso, que di«<br />

-chas adivinaciones las realiza Pickman por la autohipnotización;<br />

pues en sus experimentos aparece como<br />

adormecido é inconsciente y cual si se hallara en estado<br />

de sonambulismo; mucho más que se sabe que<br />

puede existir el hipnotismo en un individuo sin que<br />

se manifieste con todos sus síntomas ó existir sin<br />

quitar del todo al hipnotizado la razón y el libre<br />

albedrío, como nos asegura el P. Franco. Según la<br />

Ga:{!(etta Piemontese de ii y 12 de Marzo de 1890,<br />

(í Pickman, cogió la mano del profesor Fusinato, y<br />

dijo que mentalmente le mandara cumplir cualquiera<br />

acción: entonces se vio caer al adivinador en un<br />

estado hipnótico, y luego correr, teniendo siempre cogida<br />

la, mano de Fusinato, hacia un caballero que<br />

se hallaba sentado en la parte opuesta del salón para<br />

darle cinco golpes á la cabeza. ¡Era lo mismo que<br />

el profesor Fusinato había pensado que debía hacer!<br />

Cuando Pickman estaba dando los golpes á dicho caballero,<br />

al llegar al tercer golpe tuvo un momento de<br />

vacilación, después siguió y dio dos golpes más. Fusinato<br />

dice que al llegar al tercer golpe su pensamiento<br />

dudó un instante, pues le parecía verlo sufrir demasiado<br />

y deseaba abreviar el experimento, pero que<br />

luego mentalmente insistió en el número cinco. Después<br />

de este experimento dos oficiales de cuerpos facultativos<br />

se retiraban á un gabinete contiguo. Uno<br />

de ellos escribió en un pliego de papel que, trazada<br />

una línea de yeso en el suelo, Pickman debería r?"


-132—<br />

correrla, parándose en un punto dado enfrente de él,<br />

luego arrodillarse y cogiendo el ros hacer el saludo militar.<br />

Doblóse la nota y se guardó en el chaleco del<br />

capitán. Luego Pickinan con los ojos completamente<br />

vendados con pañuelos y algodón, realizó todo loque<br />

estaba escrito en la nota, una vez puesto en comunicación<br />

con el capitán de sanidad. A otro de los<br />

presentes le adivinó y escribió en la pizarra, una cantidad<br />

de guarismos que había escrito antes en un [papel,<br />

cuyo pape! había colocado dentro de la tapa del<br />

reloj. El Dr. Rodina convino con los que le rodeaban,<br />

hallándose Pickman en otra habitación; que este<br />

adivinador cogiera un cuchillo, Mriera á una persona,<br />

á la que quitara un objeto para esconderlo y qué volviera<br />

el cuchillo al sitio en que se hallaba haciendo<br />

en 'é\ una señal que le distinguiera de los deniíás,<br />

y todo sucedió cómo se le había exigido. Durante el<br />

sueño tiene Pickm.%n momentos de vacilación, diríase<br />

que no comprende bien el objeto que busca, entonces<br />

recurre á aquellos de quienes recibe la sugestión<br />

les coge la mano y se la aplica á las sienes. Nos<br />

dtecía anoche que después de estos experimentos se<br />

halla en estado de postración, sufre, tiene expTósioñes<br />

d'e llanto, que no obstante' le alivian. Dice también<br />

que siente placeres y goces, que los demás en mañera<br />

alguna conocen.» Dicho Pickníán en uno de áús<br />

cxperinientos manifestó cierta vacilación al tratar de<br />

adivinar y manifestó que sentía en sí una fuerza descoiiócida<br />

que no le dejaba compireñder Ik orden "rtiefttal<br />

que recibía, y efectivamente el sujeto que le d'a-<br />

Üá cficha órdéñ, dijo que ordenaba mentalmente p£ro<br />

con grande desconfianza.<br />

'Éñ estols casos Pickman pedía órdenes enérgicas<br />

y precisas, y cuando se le daban en esta fórtriá, aca-<br />

Tjaba por adivinar lo que se quería que ejecutará. Lom-<br />

^i'Qso, nos diseque el poder de adivinación ílc 7*»"^^-


maú, es lírtiitado, que gira al rededor de un círculo<br />

siempre igual, como el adivinar un grupo de nú»<br />

meros ó palabras, que es asimismo relativo puesto que<br />

de diez adivinaciones solía acertar en cuatro ó cinco,<br />

que además es preciso que el sujeto con quien se ponga<br />

en relación tiene que inspirarle simpatía ó confianza,<br />

y tiene que pjñsar lo que desea que se le adivine<br />

cotí energía, pero nos asegura que la lucidez de dicho<br />

Pickman es cierta, por las precauciones con que<br />

ha sido observado, y por la dase de personas que lo<br />

han hecho.<br />

El P. Franco al comentar estos hechos en su Hip'<br />

noüstiio claro-vidente, aun cuando no se atreve á afirmar<br />

con seguridad la certeza de los mismos, nos dice<br />

\o siguiente: «En las sesiones hipnóticas y en las<br />

magnéticas de nuestros tiempos y en las reuniones espiritistas,<br />

la adivinación del pensamiento es pan cotidiano:<br />

lós faquires ma'hométartos, los bramihos de la<br />

India, los estregones de la China, los íatuquieres negros,<br />

hacen su trabajo de la adivinación, según referencia<br />

de los misioneros. Volviendo al pasado y circunscri-<br />

'biértdotíos sólo á Europa^ hallamos innumerables ejemplos<br />

en las reuniones de los mesmeristas. .. Eft resumen,<br />

lós anales de la huínanidad desde los tiempos<br />

más remotos hasta los actuales magnetizados lúcidos,<br />

hipnotistas claro-videntes, médiums espiritistas, lectores<br />

del pensamiento (Gedénkleser, Liseurs de penseésj<br />

recuerdan casos de adivinación, ya de pensamientos,<br />

yá de hechos ocultos, y ningún pueblo ni ningirna<br />

éfJbca dejó de tener sus Hansen, Donato, Camaleón,<br />

Zánárde/li, Dax, Gumbéríand, Verbeck, Éischgff, y<br />

Pickman, con *su correspondiente cortejo, ya devoto,<br />

ya teii'tral.<br />

¿Puede'e'xjjticarse la adivinación como algunos lo<br />

hicéti, diciendo que las emociones del áinrra se-trasrhítén<br />

ál cerebro, 7 desde éste álafisonotnfa dclmiag-


—184nctizador,<br />

en la que lee como en un libro abierto c<br />

hipnotizado, cuya sensibilidad se halla sobrescitada en<br />

sumo grado por la influencia de la hipnosis? Los que<br />

esto dicen sin duda no han reflexionado que aunque<br />

se admitieran por un momento todas estas hipótesis<br />

como ellos pretenden, esto á lo más podría explicar<br />

las adivinaciones realizadas hallándose enfrente ó próximos<br />

el hipnotizado y su hipnotizador, y aquél con<br />

los ojos abiertos, pero, ¿y las adivinaciones á distancia?<br />

¿y las adivinaciones realizadas hallándose el hipnotizado<br />

con los ojos completamente cerrados y con<br />

seguridad de que la visión no se puede efectuar por<br />

estos órganos? ¿Y cuándo el hipnotizador se halla de<br />

espaldas al hipnotizado ó en otra habitación? ¿Y cuándo<br />

adivinan los hipnotizados lo que existe en cofres ó cajas<br />

que están herméticamente cerrados?<br />

Con el deseo de acumular hechos que puedan te»<br />

ner relación con el hipnotismo trascendental, diremos<br />

que el Dr. Gil de la Tourette, fEl hipnotismo j- los<br />

estados andlogos, pdg. 436,7 nos habla de cierta sesión<br />

oñcial y pública á la que él asistió como escéptico,<br />

y en la que por el magnetismo espiritista vid<br />

no sólo moverse una mesa, sino dar vueltas y hasta<br />

ejecutar movimientos desordenados á la misma, rodando<br />

sus pies terriblemente sobre el suelo y aun saltando<br />

sobre el mismo.<br />

Recordemos asimismo por si á varios de nuestros<br />

lectores les hicieran poca fuerza los testimonios anteriores,<br />

que en i83i una comisión compuesta de diez<br />

médicos notables, nombrada por la Academia de Medicina<br />

de París, para informar sobre el magnetismo;<br />

alirmó la existencia de hipnotizados que leían con los<br />

ojos cerrados, por más que demasiado sabemos que<br />

han sido frecuentes los casos de impostores que han<br />

fingido leer con los ojos cerrados, y que hasta no faltan<br />

escritores como sucede con Debrej-ne en sus Pen-


-136-<br />

samtentos, que aseguran ser posible la visión al través<br />

de ciertos cuerpos opacos aplicados á los ojos como<br />

una capa de arcilla por e)cmplo: pero aunque esto<br />

así fuera, es indudable que hay muchos cuerpos<br />

opacos al través de los que es imposible que se efectúe<br />

la visión de un modo natural; y suponemos que<br />

la comisión estudiaría este experimiento: pues nosotros<br />

diremos con el Doctor Meric; «Parécenos<br />

difícil admitir que mí Jicos y fisiólogos de gran valor<br />

como Lordaí, el célebre profesot; de Montpeller, Guiñean<br />

de Mussy, Husson, Orfila, Pariset, Reveillé^<br />

Parise, Arago, etc; hombres que han legado un nombre<br />

estimado en la ciencia hayan sido víctimas de una<br />

torpe ilusión cuando han creído ver un sujeto magnetizado<br />

leer al través de una venda de seda muy<br />

espesa y jugar á los naipes». Dicha comisión afirmó<br />

asimismo que algunos magnetizados preveían la marcha<br />

de su enfermedad, que otros, indicaban los síntomas<br />

de las enfermedades de otros sujetos con los que<br />

se ponían en contacto y dichos médicos aseguraron el<br />

deseupolvimiento de nuevas facultades durante el magnetismo,<br />

conocidas con los nombres de clara-visión, intuición<br />

y previsión interna.<br />

Y por no amontonar más citas, concluimos repitiendo<br />

las palabras adjuntas del Dr. Dupotet, el que en<br />

su Tratado del Magnetismo, dice: «¿Qué me importa<br />

que un nigromante indio ó egipcio tenga el poder de<br />

evocar las sombras, de fascinar á toda una concurrencia,<br />

de curar ó engendrar tal ó cual enfermedad?... ¿No<br />

tengo yo también poder para curar con simples pases<br />

magnéticos las enfermedades y para producir efectos<br />

benéficos ó maléficos?.... ¿Puédense suspender en<br />

alto los cuerpos materiales por medio de la acción<br />

magnética? Sí. (No olviden nuestros lectores que para<br />

nosotros el magnetismo es el mismo hipnotismo.)<br />

¿Pueden algunos sujetos tomar en el estado magné-


-136tico<br />

posturas gimnásticas ó hacer movimientos inexplicables<br />

por las leyes de la estática? Sí. ¿Puede el lucido<br />

hablar lenguas que nunca aprendió, y enseñar ciencias<br />

que jamás estudió? Sí. iPütÚQ pegar golpes J distancias<br />

inmensas'! Sí. ¿Pued2 arrojar piedras á lugares<br />

remotísimos y hechizar del modo que refieren los libros<br />

de magia, haciendo que aparezcan tierras, jardines,<br />

ganados y hombres? Sí, ¿Puede hacerse de modo<br />

que una multitud reunida toque y coma objetos reales<br />

en la apariencia pero ilusorios en realidad? Sí. ¿Puede<br />

el hombre por medio del magnetismo tener duendes á<br />

sus órdenes y obtener servicios de ellos? Sí. ¿Puede<br />

en fin engendrar lluvias, vientos, granizos y hacerlos<br />

caerá su albedrío? Sí.?<br />

¿Es posible explicarse estos tan fantásticos hechos<br />

que parecen sobrepujar hasta el límite de nuestra sorprendida<br />

imaginación, como lo hacen ciertos autores,<br />

diciendo que en el hipnotismo, la. atención de los magnetizados,<br />

una vez excitada sobre un punto, descubre<br />

indicios que son imperceptibles para todos los que no<br />

56 hallan en este estado, y que por estos indicios puede<br />

adivinar, preveer etc. y no sabemos también si<br />

suspender los cuerpos pesados en el aire y arrimar<br />

pedradas á distancia? Nuestros lectores pueden juzgar<br />

ellos mismos del valor de esta pretendida explicación<br />

4el hipnotismo superior, y tan graves, tan enprmes<br />

digámoslo así, j)arecen estos hechos del bip^otismo<br />

trascendental; que hasta gran número de amores<br />

que los niegan, como Morselli, que llama con toi^a<br />

suavidad nada menos que charlatanes^ á los que los<br />

creen, ó dicen haberlos producido; suspenso su propio<br />

jiuicip é indeciso, añade qué: «no hay koy día ^&tos<br />

científicos para afirmar con seguridad la existencia<br />

del estado de clara-visión y que los hechos de hipQptisoio<br />

tras(:endental son hecjtos llenos de exageración ó<br />

(nal interpretiadps;» cpn lo que np jpacepe sinp


su vacilante inteligencia teme condenar dichos hechos<br />

de una manera resuelta, como si sospechara que pudieran<br />

ser una realidad el día de mañana.<br />

Antes de concluir este capítulo, debemos hacer constar<br />

que muchos hipnólogos niegan los fenómenos trascendentales<br />

del hipnotismo, porque dicen que ellos no<br />

los han podido nunca producir ó comprobar; y no<br />

piensan que en esta cuestión un solo hecho positivo<br />

bien observado prueba mucho y un hecho negativo<br />

nada prueba; porque todos los autores ya parten<br />

de que este género de fenómenos trascendentales<br />

no se producen sino raras veces, y en determinados<br />

sujetos, que tienen una exquisita educación hipnótica:<br />

de modo que en esta cuestión lo que hay que ver si<br />

han dicho la verdad y son personas de crédito los que<br />

afirman haberlos visto y haberlos producido; y nosotros<br />

hemos citado como testigos de prueba, los nombres<br />

de autores bien conocidos en las ciencias y en la<br />

Iglesia.<br />

Y concluiremos diciendo que si alguno sin el debido<br />

examen y por un capricho inexplicable, nos rechazara<br />

como un cuento todos los hechos y pruebas<br />

que hemos aducido en este capítulo, ó nos repitiera<br />

las á no dudar exageradas frases del P. Mateos, al<br />

ocupar-se de esta forma de hipnotismo de: «¡Y qué<br />

gran dosis de candidez, rayana en tontería, no se<br />

necesita para tomar en s^riO' y aún para creer á<br />

pies juntillas, tan absurdo cumulo de c^saúoa» y paparruchas!»<br />

No nos importa: el hipnotismo trascendental<br />

se impone; entre los hechos de sugestíón, hay<br />

algunos admitidos por todos los autores, ó por la ma«<br />

yoría de eJlos; como la sugestión mental, y otros tan<br />

misteriosos como esta, con lo que se prueba de un<br />

modo indudable la existencia de hechos superiores ó<br />

trascendentales dentro del hipnotismo^ qu6eslaca«»><br />

tiÓQ que nos hemos pcopuesto tocac eo estas págjRM,<br />

I*


—isa-<br />

La sugestión domina la práctica del hipnotismo y<br />

no se dá un paso en el conocimiento de éste, sin encontrarnos<br />

con aquella; por lo que muchos han confundido<br />

estos dos hschos, como hemos dicho anteriormente.<br />

La sugestión parece que tiene su máximum de fuerza<br />

ó de energía en el sonambulismo; y á la misma<br />

han atribuido ciertos autores todas las curaciones atribuidas<br />

al hipnotismo. Para producir la sugestión hay<br />

que atender al modo de ser ó sugestibilidad de cada individuo,<br />

qu2 varía: en unos basta la simple orden para<br />

imponer una idea ó acto; en otros hay que darles<br />

razones y convínccrles de lo que se les dice ú ordena;<br />

en algunos hay que apelar á la persuasión y á la dulzura,<br />

en otros á la energía; en varios, la sugestión es<br />

fácil desde las primeras hipnotizaciones, en otros se<br />

hace preciso hipnotizarles repetidas veces antes de<br />

efectuar sobre ellos sugestiones notables; y muchas veces<br />

ayuda á el efecto de la sugestión, las fricciones, los<br />

toques, los pases, los movimientos, la electricidad, etc.;<br />

aplicados todos estos medios á la parte ú órgano que<br />

se desea. El grado de sugestión en el hipnotismo no<br />

parece que depende del procedimiento puesto en práctica<br />

para conseguirla, sino del temperamento del hipnotizado,<br />

y de la influencia ejercida sobre su imaginación<br />

por el hipnotizador.<br />

Durante la sugestión, el hipnotizador impone al<br />

hipnotizado las ideas, actos ó movimientos que le<br />

place; que el último ejecuta ó trata de ejecutar, sea<br />

durante el sueño hipnótico, ó pasado éste, según le<br />

haya ordenado el primero; todo lo cual ejecuta el hipnotizado<br />

sin conciencia de ello, como de una manera<br />

fatal; y sin saber muchas veces que dichos actos ó<br />

ideas le han sido ordenados por otra persona, y creyendo<br />

en su interior que estos actos que hace es sólo<br />

por inspiración propia, ó por su solo impulso. La in-


i<br />

—139mensa<br />

mayoría de las veces obra de tal manera, ó<br />

con tanta vehemencia, la sugestión sobre el ánimo del<br />

hipnotizado, que éste pone todos los medios que están<br />

á su alcance para realizar los actos que le han sido<br />

sugeridos; y los realiza cueste lo que costare, á no serle<br />

completamente imposible. Son actos que cumple de<br />

una manera fatal y necesaria el hipnotizado, que pone<br />

todo su ser al servicio de una idea que le ha sido comunicada<br />

y lo hace sin poder dejar de hacerlo aunque<br />

quisiera. Asi que si á un hipnotizado le ordena repetidas<br />

veces su padre, su marido, su mujer ó el ser que<br />

más le domine en el mundo una orden determinada<br />

y otra al mismo tiempo el hipnotizador, cumplirá primeramente<br />

ésta sin ningún ,t;énero de duJa.<br />

El dominio de la sugestión se extien.ie á los diversos<br />

actos voluntarios del sujeto, y aun á los involuntarios.<br />

Por medio de ella se puede producir contracturas<br />

extraordinarias en un hipnotizado, coniracturas<br />

que se manifiestan nada más darle la orden, y con una<br />

violencia ó fuerza extraordinaria aunque se trate de<br />

personas débiles; y se le puede mandar poner rígida la<br />

cabeza, una pierna, un brazo, etc.; ó lo que e? más<br />

notable, todo su cuerpo, hasta el punto de quedar<br />

éste todo rígido; de modo que se le puede coger por<br />

los pies ó la cabeza como si dicho cuerpo fuera de<br />

una sola pieza, ó bien colocarle trasversalmente en este<br />

estado de rigidez sobre dos sillas, en las que se apoya<br />

únicamente por la nuca y los talones; y hasta se puede<br />

en este estado sentarse otra persona encima del hipnotizado;<br />

todo esto sin que éste dé pruebas de cansancio,<br />

ni que se altere su pulso ni su respiración.<br />

La sugestión puede producir parálisis diversas y<br />

alteraciones de la sensibilidad; puede originar anestesias<br />

ó insensibilidad de diversas partes del cuerpo, insensibilidad<br />

que llega hasta el grado de pellizcar y<br />

clavar alfileres ó navajas en él mismo sin que se sientan;


-140-<br />

y por la sugestión se puede hacer que un mismo individuo<br />

no sienta nada en uno de los lados ó mitad de<br />

su cuerpo, aunque le pinchen ó hieran en el mismo;<br />

y en la otra mitad se produzca una sensibilidad exagerada,<br />

hasta el punto que el más leve contacto en esta<br />

parte, le sea sumamente doloroso. Las contracturas,<br />

parálisis, y anestesias, provocadas por la sugestión, puede<br />

el hipnotizador hacer que persistan algún tiempo<br />

después de despierto el hipnotizado; y hay sugestiones<br />

que prolongan su acción ó efecto aun después de la<br />

vuelta al estado normal del hipnotizado, y es preciso<br />

muchas veces volver á hipnotizar estos sujetos y producirles<br />

una sugestión contraria que destruya la anterior.<br />

Así el caso que cita Richer, de una hipnotizada<br />

á la que se la aseguró que una de sus manos estaba<br />

contraída, como así efectivamente le sucedió; y aunque<br />

se la despertó, no hubo forma de hacerla abrir la mano<br />

contraída, teniendo que hipnotizarla de nuevo, y decirla<br />

que su mano se abría, para que la abriese enseguida.<br />

Creemos conveniente indicar aquí la discusión promovida<br />

entre varios hipnotistas, sobre si la presión<br />

ejercida sobre diversos puntos del cráneo, puede provocar<br />

contracturas, parálisis, etc.; en algunos órganos;<br />

lí otros fenómenos, como la afasia ó privación de la<br />

palabra; pero parece más cierto que estos síntomas<br />

sólo se producen cuando media alguna clase de sugestión,<br />

y que sin ésta, observando bien; no se producen<br />

dichos fenómenos.<br />

La misma sugestión puede provocar alucinaciones<br />

en los órganos de los sentidos, sin más que la orden<br />

del hipnotizador; así se le dice á un hipnotizado que<br />

beba Champagne y bebe el agua que se le dá con el<br />

mismo placer que si fuera realmente dicha bebida; se<br />

le hace tomar acibar ó quinina por azúcar; oler amo<br />

niaco por agua de azahar; que quede sordo de uno ó


—141de<br />

los dos oídos, y que perciba los ruidos más insignificantes<br />

y que difícilmente se oyen en estado normal:<br />

teniendo en cuenta que las parálisis, contracturas, anestesias<br />

y alucinaciones de los sentidos, se los puede hacer<br />

cambiar ó saltar de un lado al otro del cuerpo por<br />

medio de la acción del imán, de lo que ya hemos tratado<br />

en otro lugar; siendo curioso también, el saber que<br />

según varios autores, los fenómenos hipnóticos pueden<br />

pasar de un sujeto á otro, ya por la acción del imán<br />

ya por el de la sugestión, como dicen otros hipnólogos.<br />

Para mejor completar esta cuestión, indicaremos<br />

algunas palabras de los experimentos de Ochorowics,<br />

sobre la acción del imán en los hipnotizados. Este<br />

autor después de varios años de experiencias sobre éste<br />

punto y de millares de observaciones hechas en individuos<br />

tomados á la casualidad, de diferentes países,<br />

clase social, edad, constitución y salud; en vista de los<br />

resultados obtenidos en estos experimentos, ha formulado<br />

la ley, de que todos los individuos sensibles á la<br />

acción del imán son hipnotizables; y que los que son<br />

refractarios á dicha acción, lo son también al hipnotismo;<br />

y hasta ha inventado un pequeño instrumento que<br />

ha llamado hicnoscopio para comprobar estos hechos,<br />

que no es más que un pequeño imán nikelado y forjado<br />

en forma de tubo hendido, que si se aplica á un<br />

individuo hipnotizable produce insensibilidad, parálisis<br />

y sensaciones diversas; y si el individuo no es hipnotizable<br />

no produce efecto alguno; y según las consecuencias<br />

que deduce dicho escritor, apenas si llega al 3o por<br />

100 el número de sujetos hipnotizables.<br />

Respecto á la vista, se puede sugerir á un hipnotizado<br />

que está viendo el objeto que se quiera sin que<br />

exista delante de él, ó bien que no vea lo que tiene<br />

delante de sus ojos; así se le dice: cAquí^tiene V, un<br />

libro;» y le examina como si lo tuviera realmente en<br />

la mano, quedando completamente convencido de ello,


—142—<br />

Ó bien se le puede hacer que tome un objeto por otro,<br />

una tarjeta por un retrato, un papel por un libro, etc.;<br />

ó también qu2 vea un palacio, una torre ó casa á mayor<br />

ó menor distancia; y efectivamente ve estos objetos<br />

á la distancia que se le ha señalado; ó se puede asimismo<br />

lo que es más extraño; presentarle una tarjeta cualquiera<br />

á la que se hace una señal sin conocimiento del<br />

hipnotizado, y se le dice que vea en ella su retrato como<br />

así efectivamente cree éste; y se mezcla la tarjeta con<br />

otras muchas que se le dan para que busque su retrato,<br />

y siempre búscala misma tarjeta que señaló antes y<br />

la pone siempre en igual sentido, caso que le parezca<br />

hallarse invertida; y si se le dá el paquete de tarjetas<br />

sin la que él cree ser su retrato, la echa de menos:<br />

también se puede asimismo entregarle varias tarjetas<br />

diciéndole que son los retratos de varias personas, y<br />

señalándole cada tarjeta el retrato á que pertenece, y<br />

el hipnotizado designa siempre cada tarjeta como si<br />

fuera el retrato que se le ha indicado, y hasta si se<br />

le pide que dibuje el contorno de uno de estos retratos,<br />

dibuja un perfil con arreglo á sus conocimientos, é idea<br />

que se ha formado de la persona retratada; todo lo que<br />

es en extremo maravilloso, y de lo que tratamos también<br />

en el capítulo del sonambulismo.<br />

Téngase en cuenta asimismo que las alucinaciones<br />

producidas durante el sueño hipnótico, por sugestión,<br />

pueden persistir del mismo modo una vez despiertos<br />

los hipnotizados; así si á uno de estos se le dice que<br />

está viendo una torre, no sólo la vé cuando se halla<br />

sumido en el sueño hipnótico, sino que una vez despierto<br />

la sigue viendo lo mismo, y se maravilla de que<br />

los que le rodean no la vean como él; cuando en lo<br />

demás ve todas las cosas como las otras personas que<br />

tiene próx¡t»as.<br />

Otro experimento curioso en esta materia, es que<br />

si á un hipnotizado se le vendan bien ios ojos y se hace


~143-<br />

que le toque otra persona, y se le dice que esta tiene un<br />

ramo de rosas ó violetas, por supuesto ficticio; el hipnotizado<br />

percibirá siempre que le toque dicho individuo<br />

olor á rosas ó violetas; y no percibirá nada cuando<br />

el que lo haga sea otro sujeto cualquiera; pero con<br />

la particularidad que si le toca otra persona distinta del<br />

primero, pero en contacto con éste, que fué el que le<br />

tocó por primera vez; vuelve á percibir el hipnotizado<br />

el olor que antes notaba; volviendo á desaparecer<br />

en cuanto se separa de él dicho individuo, que es<br />

el único en el que nota el olor que se le había indicado<br />

por sugestión, ó el que cree tener el ramo de flores<br />

cuya fragancia percibe á su contacto.<br />

Por medio de la sugestión se puede producir, según<br />

varios autores; aumento de la secreción intestinal,<br />

con diarrea ó extreñimiento según se quiera; excitar<br />

la traspiración, y la disminución ó aumento de los latidos<br />

del corazón, y aún la vexicación j" pequeñas hemorragias,<br />

cuyo punto tratamos en un capítulo aparte.<br />

Por la sugestión se puede producir en los hipnotizados<br />

el olvido de los hechos que se quiera, de una ó<br />

más palabras determinadas, ó de una ó más letras; así<br />

que en estos casos leen ó escriben sin las letras ó palabras<br />

cuyo olvido se les ha sugerido; ó bien también se<br />

les puede hacer olvidar una nota de música si saben tan<br />

divino arte. Por la misma sugestión se puede conseguir<br />

que un hipnotizado deje de ver las cosas ó personas que<br />

se quiera aunque se hallen delante de su vista; así que<br />

á veces oye hablar á una persona que se le ha dicho<br />

que no la había de ver, y la oye sin verla aunque la<br />

tenga delante. Estas sugestiones por las que se impone<br />

á un hipnotizado que no vea el objeto que<br />

quiera el hipnotizador, se han llamado inhibitorias.<br />

Así que son curiosos los hechos de este género que<br />

aducen varios autores; como el que cita Richer, de una<br />

hipnotizada á la que se la produjo la sugestión que


,í»<br />

—144-<br />

olvidara á su antiguo médico, y pasó varios días, ya<br />

después de despierta, sin reconocer al mismo, cuya<br />

presencia ia extrañaba en gran manera, á pesar de haberle<br />

tratado tanto antes; y fué preciso producirla una<br />

nueva sugestión, para suscitar en ella de nuevo ia memoria<br />

y conocimiento de su olvidado médico. Haiisen<br />

hizo que varios hipnotizados suyos olvidaran su propio<br />

nombre, pueblo, edad y domicilio. Y Liégeois, cuenta<br />

de una señora que todo lo llegó á olvidar, y ni siquiera<br />

sabía si estaba viva ó muerta.<br />

La sugestión, dice Vacant, puede hacer creer que<br />

se ha experimentado en un momento dado lo que jamás<br />

se experimentó, ó hacer olvidar en absoluto lo<br />

que realmente se ha visto, oido y experimentado; se<br />

hace creer á un hipnotizada que ha sido golpeado,<br />

herido; que ha sido testigo de un crimen cometido por<br />

tal ó cual, siendo todo ello imaginario; así como por<br />

el contrario, podría cualquiera entregarse en su presencia,<br />

ó cara á cara con él, á toda clase de crímenes<br />

y hacerle que por completo los olvide.»<br />

En los hipnotizados se puede producir el fenómeno<br />

llamado Ecolalia, que ha sido descubierto por Berger<br />

de Breslau; se produce aplicando la mano sobre<br />

la cabeza del hipnotizado, que se transforma en una<br />

especie de fonógrafo, pues en vez de responder á las<br />

preguntas que se le hacen, repite con facilidad todas las<br />

palabras que oye aunque sean pronunciadas en un idioma<br />

para él desconocido, ó todos los sonidos que escucha;<br />

ó imita de una manera automática todos los<br />

movimientos y gestos de su hipnotizador.<br />

Por la sugestión se puede hacer creer al hipnotizado<br />

que todos los que le rodean hablan un lenguaje<br />

extraño, y no les entiende aun cuando se expresen<br />

en su propio idioma; la misma hace cambiar á un individuo<br />

todas las ideas que posee, y aun su propia<br />

personAlidad; de lo cual hablamos en otro lugar. La


—146—<br />

sugestión excita asimismo la llamada Hiperexcilabilidad<br />

del sentido muscular, de la que tratarnos en otro<br />

capítulo: y se pueden sugerir al hipnotizado las más<br />

extrañas ideas con sólo poner uno de sus miembros<br />

en determinada actitud; ó sugerir á cada una de las<br />

mitades de su cuerpo distintas ideas, expresando una<br />

la ira por eje;nplo, y la otra algún religioso sentimiento.<br />

La sugestión puede producir una especie de división<br />

de un hipnotizado, haciéndole creer que una mitad<br />

de su cuerpo es un individuo y la otra mitad otro<br />

individuo distinto, de lo cual hablamos en otra parte;<br />

con la particularidad de que el imán hace cambiar<br />

ó saltar este fenómeno de un lado al otro, de<br />

lo cual tratamos asimismo en el llamado desdoblamiento<br />

de la personalidad. También el imán da lugar á<br />

algunos hechos curiosos; como el citado por un autor,<br />

de un hipnotizado á quien se le mandó contar<br />

y al llegar á 20 se le aplicó el imán cerca del lado<br />

derecho de la cabeza, quedando parado sin poder seguir<br />

contando, aunque él lo intentó continuar haciendo,<br />

lo cual por fin consiguió hacer con mucha dificultad<br />

después de un rato, y de repetidas órdenes de<br />

su hipnotizador; entonces éste le cambió el imán al<br />

lado izquierdo, y volvió á quedar de nuevo sin poder<br />

continuar, hasta que á los mandatos del hipnotizador,<br />

pudo seguir haciéndolo como al principio. Los<br />

fenómenos de trasferencia ó salto debidos al imán et\<br />

los hipnotizados, ó provocados por éste, cuestionan<br />

ó discuten los hipnólogos, sobre si son debidos principalmente<br />

á la acción del imán, ó á la de la sugestión;<br />

presentando algunos casos Bernheim, que inclinan<br />

á admitir esta última opinión.<br />

Por la sugestión se puede imponer á un hipnotizado<br />

las ideas y alucinaciones más extrañas; |como la<br />

d€ que es un perro, un lobo, un pájaro, una mujer,<br />

un Miguel Ángel, un Gésar, un MurillO', «tc.,proc«*<br />

7


-Iterando<br />

entonces el hipnotizado acomodarse según su alcance<br />

á las condiciones del ser que cree representar;<br />

y no sólo cree ser el tipo ó personaje que le dice el<br />

hipnotizador, sino que puede pasar sucesivamente por<br />

varios estados diversos; y ün mismo individuo puede<br />

ser consecutivamente, rey, pordiosero, general, obispo,<br />

comerciante, etc.; y procura ponerse en este caso<br />

en carácter del tipo que se le dice representa, y aun<br />

trata de imitar su papel con toda propiedad, creyendo<br />

ser todo lo que se le ha sugerido de una manera<br />

consecutiva.<br />

La sugestión se puede hacer sobre ciertos actos<br />

para después de un plazo determinado; así se<br />

le dice á un hipnotizado que despertará cuando pasen<br />

30 ó 3o minutos; ó bien que despertará cuando<br />

toque una silla, y se volverá á quedar dormido en<br />

cuanto se siente en ella; y el hipnotizado realiza es-<br />

,tos actos de la misma manera que le han sido sugeridos.<br />

Hay algunas sugestiones que realizadas durante el<br />

sueño hipnótico continiían algún tiempo después de disipado<br />

éste, como la joven que cita Richer, á la que<br />

se la hizo creer que estaba viendo un pájaro, el cual<br />

siguió viéndolo aun despierta, y no sólo lo veía sino<br />

que le tocaba, con tan profunda convicción de que<br />

tenía el pájaro, que se incomodaba con los que se<br />

burlaban de su creencia. El mismo autor, nos habla<br />

de otros sugestionados á los que se les había hecho<br />

creer que tenían alguna parálisis ó contractura en alguna<br />

parte de su cuerpo, y una vez despiertos no<br />

hubo forma de hacerles mover las partes paralizadas<br />

ó en estado de contractura, teniendo necesidad de hipnotizarles<br />

de nuevo, y producirles la sugestión de que<br />

ya había desaparecido su enfermedad, para que movieran<br />

libremente sus órganos. Todo lo que hará ver<br />

á nuestros lectores el extenso campo que nos ofrece


—147—<br />

el estudio de la sugestión, si quisiéramos coríocerla en<br />

todos sus detalles,<br />

11.<br />

SUEÑO HIPNÓTICO POR SUGESTIÓN.<br />

Se ha llamado así al estido de sueño hipnótico producido<br />

por la orden ó mandato del hipnotizador. De<br />

este modo de hipnotización se valía á principios de<br />

este siglo el célebre abate indo-portugués Far/a, que<br />

después de mandar cerrar los ojos y que se abstrajeran<br />

á los individuos que querían ser magnetizados,<br />

les decía luego con vtSt fuerte y tono imperativo, «dormid,»<br />

orden que repetUí si era preciso, y en vista de<br />

la cual varios después és una ligera sacudida caían<br />

en el sueño, llamado por Faria sueño lúcido.<br />

Bernheim y otros mucltos autores, usan la sugestión<br />

para producir el suele con mucha frecuencia:<br />

y el referido escritor asegura que cuando emplea este<br />

medio, es raro que trascurran más de cuatro ó<br />

cinco minutos sin que se obtenga el sueño sugestivo<br />

nía imagen del sueño sugerida por el hipnotizador j<br />

que ha introducido en el cerebro del hipnotizado;» como<br />

dice el mismo autor: que asegura á su vez ha-*<br />

ber empleado este medio de hipnotización hasta en<br />

los niños, desde que tienen uso de razón.<br />

Sucede á veces que hay individuos que han pasado<br />

por el sueño hipnótico sugestivo y al despertar creen<br />

que no han dormido, que en lo que han hecho no<br />

han ejecutado más que un acto de mera complacencia<br />

pcfr que recuerdan haber oído todo lo sucedido duran;


-148te<br />

su sueño; pero si se les vuelve á producir éste es<br />

posible producir en ellos catalepsias sugestivas y otros<br />

síntomas hipnóticos, que prueban que el sueño era<br />

positivo,<br />

III.<br />

¿LA APTITUD PARA REALIZAR LOS FENÓMENOS<br />

DE SUGESTIÓN, ESTÁ EN RELACIÓN<br />

CON LA PROFUNDIDAD DEL SUEÑO HIPNÓTICO?<br />

Parece que no: muchos sujetos apenas dormidos<br />

responden á todas las preguntas, las contracturas, movimientos<br />

y sugestiones que se les mandan ó comunican,<br />

se ejecutan con facilidad; y en cambio hay<br />

hipnotizados con un suaño intensísimo que están inertes<br />

á todas las sugestiones, ilusiones, alucinaciones, que<br />

les trasmite el hipnotizador: sujetos de los que dice un<br />

escritor de hipnotismo; «que caen en un sueño pesado<br />

y no recuerdan nada absolutamente al despertar. Mientras<br />

duermen, por mucho que se les interrogue y se les<br />

hosjigue con preguntas, quedan inertes. La catalepsia<br />

sugestiva se obtiene difícilmente en ellos; no conservan<br />

más que muy poco tiempo el brazo en el aire.<br />

Las sugestiones, actos, ilusiones, alucinaciones al despertar,<br />

no se realizan; se diría que no están en relación<br />

con el operador. Y sin embargo basta pronunciar<br />

la palabra, udespertad», para que se despierten espontáneamente;<br />

prueba evidente de que esta relación<br />

existe.» Así que, Bernheim, asegura que, «la aptitud<br />

para realizar lo§ fenómenos de sugestión, noessieoj-


pre proporcional á la profundidad del sueiío.» Y que;<br />

«el sueño profundo, la debilitación de la voluntad y de<br />

la conciencia, no son necesarias para la manifestación de<br />

los fenómenos sugestivos.»<br />

IV.<br />

¿EXISTE LA CONTRA-SUGESTIÓN?<br />

Este estado llamado contra-sugestión; consistiría en<br />

unmododes2r especial d; ciertas personas, que las haría<br />

rechazar en absoluto la acción del hipnotismo, aun<br />

cuando se sometieran á el mismo, y se les aplicara convenientemente;<br />

ya sucediera esto de una manera consciente,<br />

ó ya inconscientemente; y parece que la experiencia<br />

ha comprobado que efectivamente existen individuos<br />

que no es posible hacerles caer en el sueño<br />

hipnótico ni son sugestibles aun cuando se intente<br />

en la forma debida repetidas veces; y esto lo reconocen<br />

así la inmensa mayoría de autores que se ocupan<br />

de esta materia, por lo cual no insistimos en la<br />

misma.


*>><br />

-180-.<br />

V.<br />

CATALEPSIA, PARÁLISIS Y ANESTESIA<br />

POR SU


—151—<br />

levantado dicho brazo ó pierna para que la contractura<br />

se produzca. En otros sujetos no es posible<br />

obtener la catalepsia por medio de estos actos, sino<br />

que es preciso apelar á una orden verbal; así que<br />

si á uno de estos individuos se le coloca su brazo en<br />

el aire le vuelve á dejar caer inmediatamente, y es<br />

preciso decirle que no le puede bajar, para que se produzca<br />

dicho estado cataléptico.<br />

La sugestión no sólo produce la contractura, sino<br />

que también puede producir parálisis; así si se le dice<br />

á un hipnotizado, «su brazo está paralizado,» cae inerte<br />

al levantárselo, mientras que el otro que no se ha paralizado<br />

está cataléptico en el aire. Esta sugestión persiste<br />

más ó menos tiempo, según las personas en las<br />

que se produce. Éstas parálisis producidas por sugestión,<br />

han sido llamadas parálisis psíquicas experimentales^<br />

por Charcot; parálisis á las que varios autores<br />

asignan ciertos caracteres que las distinguen de las otras;<br />

otros autores las niegan; y opinan algunos, que varían de<br />

carácter según la concepción individual de cada sujeto, y<br />

según el modo como se veriñca la sugestión en los<br />

mismos.<br />

La anestesia, ó abolición de la sensibilidad; puede<br />

nacer en un sujeto espontáneamente por el solo<br />

hecho de la hipnotización, como hemos dicho en otro<br />

lugar; y en este caso se le puede inferir al hipnotizado<br />

heridas de todo género, pincharle ó clavarle alfileres<br />

en sus tegido.s, sin que dé pruebas de sentir nada; pero<br />

muchas veces no se consigue esto con sólo la hipnotización;<br />

y hay que apelar para producir esta anestesia<br />

á la sugestión, diciéndole al hipnotizado que no siente<br />

nada, que su cuerpo es insensible; en cuyo caso se le<br />

puede ya pinchar, herir, quemar, hacer que huela<br />

amoniaco, etc., sin que dé prueba de sensibilidad alguna.


-162—<br />

VI<br />

SUGESTIÓN POST-HIPNÓTICA.<br />

Se han llamado sugestiones post hipnóticas aquellas<br />

cuyo cumplimiento ó realización se verifica después de<br />

despertar del sueño hipnótico. Maira, Berlrand, Noi-<br />

\et, Liébeault, Richet, y gran número de hipnólogos;<br />

admiten la «posibilidad de crear en un sonámbulo, sugestiones<br />

de actos, ilusiones sensoriales y alucinaciones<br />

que se manifiestan no durante el sueño hipnótico, sino<br />

al despertar de éste. El hipnotizado ha oído lo que se<br />

le ha dicho durante su sueño, pero no ha conservado<br />

al parecer ningún recuerdo de ello, ni aun sabe si se<br />

le ha hablado. La idea sugerida se presenta en su cerebro<br />

al despertarse; ha olvidado su origen y cree en<br />

su espontaneidad.» Los mismos autores nos citan muchísimos<br />

casos prácticos de estas sugestiones, de los<br />

que tomamos los siguientes. A un individuo le sugiere<br />

su hipnotizador que al despertar se friccionara ó frotara<br />

una pierna y un muslo, que después se levantara<br />

de la cama, fuese á la ventana y se volviera á acostar,<br />

lo cual ejecutó como se le había ordenado y creyendo<br />

hacerlo espontáneamente. A otro sujeto se le sugiere<br />

que al despertar cogiera un sombrero, se le pusiera,<br />

lo llevara á otra sala, y se lo pusiera á otro<br />

individuo en la cabeza, y lo ejecuta en igual forma<br />

que se le había dicho. Teniendo en cuenta, que á<br />

-veces el hipnotizado en estos casos, creyendo que<br />

estos actos que ejecuta son espontáneos en él, trata<br />

de darse una explicación á su modo de porqué lo hace.


—153-<br />

A otro hipnotizado se le dice durante su sueño: Cuando<br />

despierte tomará el libro de química que tiene en una<br />

mesa, buscará la palabra oro en el índice, lo leerá en<br />

el texto, y después dirá: K¡el oro! si yo lo tuviese, Se<br />

10 daría para recompensarlo de sus trabajos. Desgraciadamente<br />

no lo tengo. No se gana oro ni en la marina,<br />

ni en el servicio de los ferro-carriles.» Y el individuo<br />

lo ejecuta como lo habia oído.<br />

Conviene advertir que varios de los casos prácticos<br />

de esta forma de sugestión, son sonámbulos bien constituidos<br />

y poco nerviosos, y sin padecimientos notables<br />

anteriores; porque muchos creen que sólo en esta clase<br />

de sujetos, es posible producir el sonambulismo hipnótico.<br />

Debemos prevenir asimismo, que el efecto de<br />

la sugestión post hipnótica es una cosa relativa; varios<br />

hipnotizados la resisten más que otros, y se observa<br />

la especie de lucha que se establece en el interior de<br />

los mismos, hasta que se resuelven á ejecutar lo que se<br />

les ha dicho; y cuando cede por lo común el hipnotizado,<br />

es cuando tiene la llamada educación hipnótica,<br />

y el hipnotizador que le inspira estos actos post-hipnóticos,<br />

le domina hasta inspirarle los actos más graves<br />

y más peligrosos, que cumple el sonámbulo sin<br />

lucha aparente.<br />

Seguiremos citando algunos casos prácticos de sugestiones<br />

post-hipnóticas, por que estos dicen más que<br />

cuantas explicaciones intentáramos dar sobre este asunto.<br />

A varios sonámbulos se les dice que cuando despierten<br />

sentirán calambres en las piernas, dolores en<br />

varios puntos de su cuerpo, una sed intensa con impulso<br />

á tomarse tres va?os de agua, una hambre devoradora,<br />

ganas de orinar ó defecar, un picor grande en<br />

la nariz que estornudarían cierto número de veces,<br />

que bostezarían, que verían todos los objetos de color<br />

verde ó azul, que notarían olores extraordinarios que<br />

no existen, que abran un libro y en la página que sg


—1 Bales<br />

señala se encontrarán con su retrato, que por supuesto<br />

no existe; que verán una hermosa rosa que es también<br />

imaginaría; que verán ó no verán á tal ó cual<br />

persona, que se halla ó no delante de ellos; que á un<br />

sujeto determinado le verán con narices de plata, ó<br />

media barba menos; que las personas que le rodean<br />

las verá trasformadas en perros ó gatos; que se Je<br />

presentará un individuo imaginario que le pedirá explicaciones<br />

de alguna acción suya; que comerá tal ó cual<br />

fruta que no existe; que oirán una agradable música;<br />

que los pegarán en tal ó cual sitio; que tiene una pulsera<br />

ó una sortija puesta; y mil otros casos por el estilo que<br />

pudiéramos citar; y en estos casos el sonámbulo una<br />

vez completamente despierto, siente el picor, los dolores,<br />

los golpes, vé todo lo que se le ha dicho que vería,<br />

come lo que ha oido que comería, percibe todos los<br />

olores que se le han anunciado, habla todas las palabras<br />

que se le han inspirado, y ejecuta, y siente, y piensa<br />

como le place al hipnotizador. Pero hay veces que el<br />

hipnotizado acepta á medias la sugestión, por que al<br />

despertar no realiza sino una parte de ella; así un sonámbulo<br />

al que se le dijo'que al despertar vería un perro<br />

en su cama y le acariciaría; e! cual una vez despierto<br />

buscó el perro entre las sábanas de la cama, diciendo<br />

que creía haber soñado que había un perro en su cama.<br />

Las sugestiones post-hipnóticas prolongan á veces sus<br />

efectos bastante tiempo, como vemos en un caso de<br />

Bernheim, de una hipnotizada que la dijo que al despertar<br />

vería el retrato de su marido, como así efectivamente<br />

sucedió; y le siguió viendo durante 24 horas, sabiendo<br />

que el retrato no existía. A la misma señora un día<br />

la dijo el referido autor que al despertar vería sentada<br />

á una amiga suya determinada delante de ella, cuando<br />

la que estaba sentada en el sitio referido era otra persona<br />

distinta; despertó la hipnotizada y tomó á esta<br />

oersona por la amiga que creía encontrarse en aquel


—16B—<br />

sitio, y hubo que decirla que se liallaba equivocada; y<br />

apesar de esto siguió viendo á su,amiga y sólo á su<br />

amiga; y Bernheim tuvo que volverla á hipnotizar para<br />

destruir aquella alucinación, y volverla á la realidad.<br />

En algunas personas las alucinaciones sugestivas<br />

provocadas durante el sueño hipnótico, toman para<br />

ellos la misma fuerza que si realmente existieran, aun<br />

cuando los mismos sujetos comprenden que dichas<br />

sugestiones son alucinaciones suyas; como el caso que<br />

nos refiere el escritor antes citado; de una joven hipnotizada<br />

á la que hizo ver una rosa ficticia por sugestión;<br />

cuya joven veia realmente la rosa y percibía su<br />

olor, y después aun convencida de que había sido una<br />

alucinación sugestiva, decía que aunque quisiera no<br />

podría hacer desapare:er a |uella rosa que tenía delante<br />

y la que veia como si existiera realmente; y siguió viendo<br />

la rosa despierta, lo mismo que antes y hasta creía<br />

tocarla; y fué preciso que el hipnotizador la hiciera desaparecer<br />

por medio de una orden verbal.<br />

En varios hinpotizados se pueden producir por<br />

sugestión post-hipnótica, las llamadas alucinaciones negativas;<br />

ó sea que al despertar no verán á una ó varias<br />

personas que se hallen delante de ellos; alucinaciones<br />

negativas que suelen realizarse con tal perfección, ó de<br />

una manera tan marcada; que aunque el hipnotizado<br />

ya despierto de su sueño vea delante á la persona ó<br />

personas que se le ha dicho no vería, y aunque las<br />

mismas le hablen repetidas veces, y aunque le toquen<br />

no las vé en tanto que vé con toda claridad á todos los<br />

demás que le rodean.<br />

No todos los sonámbulos obedecen igualmente á<br />

las sugestiones post-hipnóticap. En unos se producen<br />

con facilidad toda clase de sugestiones, otros solo cumplen<br />

las sugestiones de actos, otros las alucinaciones,<br />

otros las ilusiones sensitivo-sensoriales, etc.; y muchos<br />

individuos que en las primeras hipnotizaciones eran


—156rebeldes,<br />

ó no ejecutaban las sugestiones post-hipnóticas;<br />

llegan á realizarlas con toda docilidad, si se les<br />

hipnotiza repetidas veces.<br />

Y concluiremos este capítulo, diciendo que nosotros<br />

vemos cierta analogía entre las llamadas sugestiones<br />

post-hipnóticas, y lo que sucede en las llamadas pesadillas;<br />

en las que al despertar de las mismas, hay<br />

un momento en el que todavía vemos la imagen que<br />

creímos ver en sueños, ó sentir la mano que nos<br />

ahogaba, el peso que nos oprimía ó el abismo en que<br />

íbamos á sepultarnos; hasta que la realidad de las cosas<br />

se nos impone y nos trae al estado normal.<br />

VII.<br />

SUGESTIÓN Á PLAZO,<br />

Mucho más rara aún que la sugestión post-hipnótica,<br />

es la llamada Sugestión aplaco; que es una cosa<br />

singular como dice cierto célebre autor. Parece indudable<br />

que las sugestiones de actos y las ilusiones sensoriales<br />

y alucinatorias, se pueden producir no sólo<br />

inmediatamente después del sueño, sino en un plazo<br />

ulterior más 6 menos largo; durante el que, el hipnotizado,<br />

parece hallarse en su estado normal, y sin recuerdo<br />

alguno ni conciencia de lo que ejecutará necesariamente<br />

cuando llegue el plazo que le ha sido marcado.<br />

La sugestión á plazo se realiza por lo visto de una<br />

manera fatal y necesaria para los hipnotizados, y no<br />

deja de ser curioso que aunque se realiza de esta manera<br />

y sin que pueda dejar de ejecutarla el hipnotizado<br />

á quien se k sugiere; si se le pregunta á éste porqué


-1«7ejecuta<br />

estos actos sugeridos, unas veces dicen que lo<br />

ignoran, pero otras veces ellos mismos tratan de buscar<br />

y dar una razón plausible de aquellos actos.<br />

«La sugestión á plazo existe, escribe el docto P.<br />

Vilá; y se reproduce todos los días á la vista de sinnúmero<br />

de personas de todas las clases sociales, de<br />

modo que no cabe dudar de ella racionalmente.» En<br />

los casos de sugestión á plazo fatal, dice en otro lugar',<br />

se observa que el hipnotizado ejecuta al píe de la letra<br />

lo sugerido durante la hipnosis, á pesar de su resistencia,<br />

manifiesta en ocasiones, y de sus inclinaciones personales<br />

y de su educación social y religiosa, sin darse<br />

cuenta por añadidura de lo que hace, del porqué lo hace<br />

y quedándole después de hecho, un recuerdo, cuando<br />

más vago, ya que no lo olvide por completo.»<br />

Como ejemplo de las sugestiones á plazo, citamos<br />

los casos prácticos siguientes: Donato en Milán, á un<br />

hipnotizado le produjo la sugestión que un día que k<br />

marcó, y á una hora determinada, había de escribir<br />

una carta á cierto sujeto; y efectivamente en el día y<br />

hora que se le había indicado, se puso á escribir dicha<br />

carta, á pesar de estar delante la persona á quien la<br />

dirigía; que le dijo le expresara verbalmente lo que<br />

pensaba ponerle por escrito, Bernheim, produjo una<br />

vez á un antiguo sargento á el que hipnotizó, la sugestión<br />

de que después que pasaran 63 días se presentara<br />

en tal casa, entrara en tal habitación y se encontraría<br />

con el presidente de la República, que le daría<br />

en el acto una condecoración pensionada; y el níilitar<br />

así lo hizo. En el día marcado, llegó con toda puntualidad<br />

á la casa, entró en la habitación que le había<br />

sido señalada, creyó hablar con el Presidente al que<br />

saludó como era debido, recibió la condecoración según<br />

él creía, y dio las gracias militarmente; y preguntado<br />

después sobre esta acción, dijo que la idea de ir á la<br />

casa referida lé había ocurrido repentinanientc la rais-


-168tna<br />

mañana del día en que lo realizó, y que todos los<br />

días anteriores no había pensado nada de esto. El<br />

mismo autor sugirió á una señora, de que á los cinco<br />

días á una hora designada tendría una cefalalgia, como<br />

así le sucedió. El P. Franco^ nos habla de un joven<br />

que hipnotizando á una parienta suya la impuso una<br />

vez que en un día determinado fuese á almorzar á casa<br />

de unos parientes; llegado el día, la muchacha recuerda<br />

de pronto la orden recibida, y sin admitir ni escuchar<br />

observación alguna, dice que de todos modos es preciso<br />

que vaya á dicha casa á almorzar, y va con gran<br />

sorpresa de todos. Y el mismo ilustre escritor nos habla<br />

de casos de sugestión á plazo, de los profesores Lombroso,<br />

Rí'cfiet, Richer, Liégeois, Vii^ioli, Bottey, Seppilli,<br />

Conca, Bufaliniy otros; sugestión á plazo que es<br />

admitida sin dificultad alguna por el Dr. Elias Meric,<br />

en su obra: Lo Maravilloso y la Ciencia. Es curiosa<br />

asimiismo la sugestión producida por Donato á un oficial<br />

de artillería, que iría al teatro á una hora determinada;<br />

sugestión de la que se burló dicho oficial; y sin embargo<br />

al llegar la hora que se le había señalado, el<br />

mismo es acometido de la manía de ir á dicho sitio,<br />

insulta á sus camaradas y superiores que querían evitarlo,<br />

y habiéndoselo impedido á la fuerza, se enfurece,<br />

cae en el sueño hipnótico, y luego despierto nada recuerda<br />

de lo sucedido.<br />

Parece que no está bien conocido el plazo de duración<br />

de las sugestiones á plazo que no se cree que<br />

sea igual en todos los hipnotizados, y aunque varía<br />

para cada una délas distintas ideas que se puedan<br />

sugerir A los mistíios. Los escritores de la hipnosis<br />

difieren en este punto y acabamos de ver que Bernheim,<br />

nos presenta un caso de sugestión á plazo, ocurrido<br />

según él, 63 días después de la sugestión: Beaunis<br />

cita un caso de esta forma de sugestión, en el que<br />

mediaron 172 días de intervalo; y según Kicawí esta


—159—<br />

sugestión á plazo se puede prolongar muchos meses.<br />

«Por muy singulares, por muy inexplicables que<br />

sean estos fenómenos de sugestión á largo plazo, di*<br />

ce Bernheim; debiendo tener su ejecución en un momento<br />

asignado anticipadamente, y que el cerebro<br />

prepara ó medita sin darse cuenta de ello el sujeto,<br />

no he dudado en exponerlos; hubiera dudado en<br />

presencia de un hecho aislado, pero las he reproducido<br />

tantas y tantas veces sobre diversos sonámbulos,<br />

que no tengo la menor duda de su realidad. Su<br />

interpretación es del dominio de la psicología.»<br />

Varios autores explican las sugestiones á plazo y<br />

las alucinaciones post-hipnóticas, por el enlace que se<br />

establece entre la idea ó acto sugerido con la fecha<br />

en que se ha de ejecutar, y que esta trae el recuerdo<br />

de dicho acto ó idea, lo cual nos parece una explicación<br />

algo problemática. Esta explicación no nos dá<br />

cuenta del porqué el hipnotizado olvida en absoluto<br />

el acto que ha de realizar, y no lo recuerda hasta el<br />

momento de ejecutarle; no nos explica ciertas sugestiones<br />

para las que no se cita fecha; como al que se<br />

le dice que una vez despierto se vaya á pasear por<br />

tal ó cual sitio más ó menos distante; no nos explica<br />

porqué el hipnotizado realiza fatal y necesariamente<br />

la idea que se le ha sugerido, y la realiza á<br />

pesar de todas las observaciones que se le hagan y obstáculos<br />

que se le presenten, siendo por supuesto vencibles;<br />

y la realiza; hasta con exposición de su vida si<br />

es preciso; y no nos explica como estando ya despierto<br />

el hipnotizado, realiza ideas ó actos sugeridos que son<br />

hasta ridículos; y si se le pregunta al hipnotizado por la<br />

razón de estos actos, no sabe dar ninguna satisfactoria<br />

cual si fuera un hombre privado de razón; ni nos puede<br />

explicar hechos como el del Dr. Féré, de la hipnotizada<br />

á la que se la sugirió la idea de que una vez<br />

despierta no conocería al médico que hacía mucho ti^n^-


-leopo<br />

la venía visitando, como así sucedió; siendo preciso<br />

volverla á hipnotizar para destruir aquella sugestión;<br />

ni nos explica por fin otra porción de cosas inexplicablesjcon<br />

dicha explicación; que en nada disminuye<br />

el misterio de esta clase de sugestiones.<br />

VIH<br />

SUGESTIÓN EN ESTADO DE VIGILIA<br />

Ó SIN HIPNOTISMO.<br />

VIGILIA HIPNÓTICA. ESTADO SOMNO-VIGIL.<br />

Todos estos nombres se ha dado al conjunto de<br />

fenómenos que produce la sugestión en estado de vigilia.<br />

Se ha observado que cierto número de sujetos<br />

que han sido ya hipnotizados varias veces, y que tienen<br />

en más ó en menos la llamada educación hipnótica;<br />

pueden presentar estando despiertos ó en estado<br />

de vigilia, los mismos fenómenos sugestivos que<br />

presentaban hipnotizados, sin necesidad de hipnotizarse<br />

nuevamente. Así si á un individuo de estos que<br />

acabamos de indicar, le ordena su hipnotizador, en<br />

las circunstancias ya dichas anteriormente: «abra la<br />

mano» y no puede cerrarla: «ciérrela» y no la puede<br />

abrir: «gire los brazos» no los puede detener; y<br />

los sigue moviendo aunque trate de detenerlos has*<br />

ta que le manda pararlos: «tuerza el cuello,» no puede<br />

ponerle derecho, y le tuerze: «su pierna derecha<br />

*stá paralizada,» y no la puede mover. Lo misnio<br />

^e producen la contractura ó catalepsia de alguna<br />

pacte 4el cuerpo del sujeto [en el que se experimen-


-161ta,<br />

la ¡nsensibilidad ó anestesia; el aumento ó excitación<br />

de la misma sensibilidad de una parte cualquiera;<br />

la trasferencia ó salto de estos fenómenos de un<br />

miembro al del lado opuesto: todos estos fe nómenos<br />

se producen como en un sujeto en estado de hipno"<br />

tismo. También se pueden producir estos fenómeno_<br />

de una manera cruzada; es decir, por ejemplo; la in<br />

sensibilidad en el brazo derecho y la pierna izquierda,<br />

y aumento ó excitación de la misma sensibilidad<br />

en el brazo izquierdo y la pierna derecha.<br />

A un hipnotizado de estos de que hemos hablado, pero<br />

en estado completamente natural: se le puede decir,<br />

«En esa silla tiene una cesta con uvas:» y coje la finjida<br />

cesta y se come las uvas imaginarias, con el mismo placer<br />

que si fueran verdaderas. «No ve nada, ó está completamente<br />

sordo;» y así le sucede efectivamente. «Con<br />

el ojo derecho vé bien, pero con el izquierdo no vé nada;»<br />

ó bien «con un oído oye con extremada agudeza<br />

y del otro no percibe sonido alguno;» y así le sucede<br />

efectivamente como se le ha dicho; pudiéndose hacer en<br />

estos casos la trasferencia ó salto de un ojo á otro, ó<br />

de un oído al otro, por la misma sugestión.<br />

Bernheim para comprobar si las anestesias producidas<br />

en estos casos eran verdaderas, ha hecho pasar<br />

por las partes interesadas corrientes eléctricas cuya<br />

percepción era insoportable en estado normal, sin que<br />

los interesados 'dieran pruebas de sentir lo más mínimo.<br />

El mismo escritor, cita otro hecho de sugestión<br />

en estado de vigilia en un individuo afectado de ambliopía<br />

persistente, que por medio de la sugestión<br />

se le hacía ensanchar el campo visual hasta un límite<br />

mayor que el normaK Richer y Domontpallter, citan<br />

hechos análogos á los de Beniheinii y afirman haber<br />

observado con éxito completo en varios sujetos en estado<br />

de vigilia, las sugestiones que en los mismos pro*<br />

ducfan notable resultado cuando estaban hipnotizados,<br />

'I


-162—<br />

De modo que parece un hecho probado, que la<br />

sugestión en algunos individuos que se hallan en estado<br />

de vigilia ó despiertos, y que tengan educación<br />

hipnótica; puede producir fenómenos, de upardlisis,<br />

de contractura, de anestesia sensitiva y sensorial, ilusiones<br />

sensoriales, y alucinaciones complexas, absolutamente<br />

como en el estado hipnótico.» «Por lo común,<br />

dice cierto autor; se observa esto en individuos que<br />

han sido anteriormente hipnotizados y que obedecen<br />

en el estado de vigilia á su hipnotizador habitual.<br />

Estos individuos están perfectamente despiertos y, sin<br />

embargo, presentan en ese instante dos caracteres que<br />

los diferencian de los demás: la pérdida de su voluntad,<br />

pues e> posible producirles cualquiera alucinación,<br />

y la amnesia parcial reducidas á aquello de que se<br />

le habla ú ordena.» El Dr. Bufalini, añade: «Podréis<br />

decir á ciertos individuos hipnotizables que hayan ya<br />

sufrido algún experimento, pero ahora completamente<br />

despiertos; «moved tal brazo, abrid la boca, doblad<br />

las rodillas,» y obedecerán como autómatas. Podréis<br />

hacer que se arrojen por una ventana sin que puedan<br />

en manera alguna oponerse.» Bernheim, añade, que<br />

«ciertas personas son sugestibles estando despiertas.»<br />

Vacanly que en su artículo sobre el hipnotismo protesta<br />

de no admitir como auténticos sino los hechos<br />

bien comprobados y universalmente aceptados; dice<br />

que gran número de hechos hipnóticos como las alucinaciones,<br />

las voliciones, ú otros fenómenos extraordinarios,<br />

pueden «ser sugeridos á los sujetos impresionables<br />

fuera del sueño (se entiende el hipnótico,) y<br />

en estado de vigilia.» Y Armangné y Tuset; en su<br />

obra El Mimicismo, dice: «Si se ordena algo á un<br />

individuo que está bajo la influencia de la sugestión<br />

aunque esté despierto y en el completo goce de sus<br />

facultades intelectuales, lo hace sin vacilación ni re;<br />

sistencia, excepto en contados casos.»


-163—<br />

IX.<br />

DE LA SUGESTIÓN MENTAL.<br />

En la historia que venimos haciendo del hipnotismo,<br />

podemos decir con toda propiedad que vamos caminando<br />

de sorpresa en sorpresa; es un mundo de<br />

cosas maravillosas el que se nos viene revelando á<br />

nuestra confundida mente, que se pierde en un verdadero<br />

laberinto de confusiones, en el que no es tan<br />

fácil como se cree encontrar un hilo que nos lleve á<br />

alguna salida. Si sorprendentes son todos los puntos<br />

que hemos estudiado hasta iiquí, el que abraza el capítulo<br />

actual es de una naturaleza tan extraña, que supera<br />

á todas las sorpresas que hemos recibido; y este<br />

punto es el de la tan discutida Sugestión mental.<br />

Pero ante todo, ¿existe la sugestión mental? Esta<br />

sugestión que como dice un autor que no nos parece<br />

excesivamente ortodoxo, es un espinoso tema\ y que<br />

hasta los autores más materialistas parece que abordan<br />

este estudio como con miedo y sorpresa, lo cual se<br />

concibe fácilmente; porqué este punto tiene que desconcertarlos<br />

más que á nosotros humildes creyentes,<br />

á ellos que no ven nada sobre las fuerzas de la materia,<br />

y todo lo explican por las leyes naturales de esta; para<br />

ellos esto de la sugestión mental es un absurdo que<br />

destruye por completo todos sus raciocinios; así que<br />

cierto número de escritores que se ocupan de la hipnosis<br />

pasan por alto sin describir este curioso é inexplicable<br />

fenómeno, como si por esto dejara de existir; y<br />

otros hipnólogos al encontrarse enfrente de este tan


—164—<br />

misterioso fenómeno, hacen lo que Bernheim, que qui.<br />

siera poder no admitir los hechos de sugestión mental;<br />

y como á la fuerza, nos dice, que: «hombres ilustres<br />

y honrados han observado hechos de este género que<br />

parecen concluyentes.»<br />

La sugestión mental es una comunicación misteriosa<br />

entre el hipnotizador y el hipnotizado, y por la que<br />

este adivina y realiza la voluntad del primero, sin que<br />

le sea manifestada de ningún modo ostensible. La sugestión<br />

mental ,ha sido defendida con calor por cele -<br />

bres experimentadores, como Richet, y Maira y Benavente,<br />

se expresan acerca de ella del siguiente modo.<br />

«La sugestión mental parece que no puede dudarse de<br />

su existencia. Hay unos pocos individuos, en quienes la<br />

educación hipnótica ha llegado ya á un grado de perfección<br />

que es posible imponerles órdenes ó ideas expresadas<br />

no de viva voz ó por escrito, sino solo pensadas<br />

por el hipnotizador, órdenes ó ideas de que el paciente<br />

se impone con mayor ó menor facilidad, según<br />

sean sus aptitudes especiales para poder verificar esta<br />

clase de experiencias.» El P. Vild, a.\ hablar de la sugestión;<br />

dice, que es un impulso producido por una<br />

orden, por el que obliga el hipnotizador al hipnotizado<br />

á ejecutar actos no queridos libremente por éste, y que<br />

olvida completamente de ordinario, desde el momento<br />

en que recobra su libertad; añade, que éste impulso<br />

puede consistir en una orden dada de palabra, d sólo<br />

mentalmente, etc.<br />

Janet de ideas poco sospechosas á los racionalistas<br />

y materialistas, después de varios detenidos experimentos<br />

y tomando todas las precauciones posibles, ha comprobado<br />

la existencia de la sugestión mental; cuyos<br />

experimentos se pueden leer en la Revue scientifique,<br />

8 de Mayo de 1886. Estos experimentos han sido renovados<br />

varias veces por Gibert, y practicados por un<br />

método riguroso por otros varios hombres de ciencia,


—165como<br />

MyerSf médico y miembro de la Sociedad inglesa<br />

de investigaciones Jisiológicas; Mariller, de la sociedad<br />

de Psicología y de Filosofía en la Universidad de Lemberg;<br />

y en especial por el profesor Dusart hace algunos<br />

años; hechos muy significativos que extractamos á continuación<br />

de La Tribune édicale Más i5 y 3o de Marzo<br />

de 1875. Dicho Dr. Dusart tratando de probar su influjo<br />

sobre una Joven histérica á la que había hipnotizado<br />

varias veces, y habiendo llegado un día á la casa<br />

de la joven cuando ésta se hallaba dormida, entonces<br />

sin hacer gesto alguno ni mirarla, la dio mentalmente la<br />

orden de que despertara al momento, y enseguida fué<br />

obedecido; y dicha joven cayó en un estado de excitación<br />

con delirio también por la voluntad del hipnotiza-dor<br />

y por la misma voluntad de éste, solo pensada, y no<br />

expresada en forma alguna; volvió á caer la enferma en<br />

el sueño hipnótico; este experimento fué renovado más<br />

de cien veces y la joven aseguró conocer siempre la presencia<br />

de Dusart por una vista especial al sentir la necesidad<br />

de dormirse. Un día el Dr. formuló de una manera<br />

mental á la joven la orden de dormirse hasta el día<br />

siguiente, hallándose, á 700 metros de la casa de la hipnotizada<br />

y fué obedecido puntualmente. Otro día repitió<br />

este mismo experimento á 7 kilómetros de distancia.<br />

«Por fin, escribe el mismo Dusart; el día i.' de<br />

Enero suspendí mis visitas y cesé toda relación con la<br />

familia de la joven. Yo no había oído hablar más de<br />

ella, cuando el día 12, haciendo excursiones en dirección<br />

opuesta y encontrándome ¡á¡io kilómetros de la<br />

enferma, pregúnteme si, no obstante la distancia, el<br />

haber cesado toda relación y la intervención de una tercera<br />

persona, que magnetizaba á la enferma, en mi lugar,<br />

me sería aun posible hacerme obedecer. Prohibo á<br />

la enferma que se deje dormir; luego al cabo de media<br />

hora, reflexionando que si, por extraordinario, yo era<br />

obedecido, esto podría perjudicar á la desdichada mu-


chacha, levanto la prohibición y dejo de pensar en ella.<br />

Quedé en gran manera sorprendido, cuando el día siguiente,<br />

á las seis de la mañana, vi llegar á mi casa un<br />

propio, portador de una carta del padre de la señorita<br />

J.... Decíame éste que la víspera, 12, á las diez de<br />

la mañana, no había conseguido hacer dormir á su hija<br />

sino después de una lucha muy prolongada y dolorosa.<br />

La enferma una vez dormida, había declarado, que, si<br />

había resistido, era por orden mía y que no se había<br />

dormido sino cuando yo lo había permitido. Estas declaraciones<br />

habían sido hechas ante testigos. «Así que<br />

en vista de todos estos hechos el ilustrado Dr. Meric,<br />

dice, que: «del conjunto de estos testimonios dados<br />

por hombres cuya ciencia y sinceridad son innegables<br />

se está en el derecho de inferir que la sugestión mental,<br />

ya próxima, ya á distancia, es un hecho cierto.*<br />

Curioso es asimismo el experimento de sugestión<br />

mental que describe el Sr. Lélut, del Instituto; escritor<br />

poco sospechoso para muchos por sus ideas racionalistas.<br />

Dicho autor nos refiere que hipnotizando un día un<br />

docto magnetizador á una mujer, la mandó, ó la dijo:<br />

^Despertad, lo quiero.» Pero al mismo tiempo se dijo<br />

mentalmente en su interior con toda la fuerza de su<br />

voluntad.» «A^o quiero que se despierte. iCómo, le contestó<br />

la sonámbula, toda turbada y confusa; me mandáis<br />

despertar y no queréis que me despierte?*<br />

Cullerre, nos asegura que el hipnotizado rinde su<br />

voluntad ante las sugestiones puramente mentales, del<br />

mismo modo ó tan forzosamente, como si se le hubiesen<br />

hecho de palabra ó por escrito. «Lo que se haillamado<br />

sugestión mental, dice Vacant; constituiría un<br />

fenómeno más extraordinario todavía que los de que<br />

acabamos de hablar, puesto que, conforme á ella, algunas<br />

personas histéricas habrían sido dormidas ó despertadas<br />

por la voluntad interior, en ninguna manera<br />

expresada de su hipnotizador, á quien üo podían ver y


—167—<br />

que hasta se hallaba alejado de ellas por una distancia<br />

de muchos kilómetros; aquellas tenían conciencia de<br />

las órdenes que mentalmente les imponía, como si les<br />

hubiese hecho sugestiones de viva voz que ellas hubiesen<br />

escuchado. Parece difícil negar pura y simplemente<br />

estos hechos asombrosos, que han sido cuidadosamente<br />

estudiados por los señores Ochorojvics, Gibert, y Pedro<br />

Janet; sin embargo, necesitan confirmación, etc.»<br />

Lodge Presidente de la sección de ciencias físicomatemáticas<br />

en la Asociación francesa para el adelanto<br />

de las ciencias; afirma que la sugestión mental, ó mejor<br />

dicho la trasmisión del pensamiento por medios<br />

diferentes de los ordinarios y conocidos, es un hecho que<br />

no se avergüenza de confesar públicamente. El P. Mateos<br />

al ocuparse de este asunto, dice por su parte, que:<br />

«prescindiendo de que la lectura del pensamiento pertenezca<br />

á la categoría de los hechos demostrados ó al<br />

de las supercherías magnéticas, hemos creido siempre<br />

en su posibilidad apoj'dndonos en consideraciones filosóficas,<br />

dRostan, en el Diccionario de Medicina, nos<br />

asegura que se puede hacer dormir por sugestión mental<br />

á los hipnotizados con frecuencia, para lo cual basta<br />

la voluntad, sin tener necesidad de manifestarla.<br />

Y la Comisión científica de la Academia Real de Medicina<br />

de París, nombrada para informar sobre el<br />

magnetismo; asegura que á veces la sola voluntad del<br />

magnetizador puede obrar sobre el magnetizado y hasta<br />

ponerle en completo sonambulismo, y esto aun fuera<br />

de la vista ó á alguna distancia del magnetizado, ó fuera<br />

de la habitación donde se halle aquel.<br />

Zanardelli, realizó hechos de sugestión mental en<br />

su esposa Emma, en Romt, ante numeroso y distinguido<br />

público, entre el qu2 hab'a notables médicos;<br />

y el mismo Braid, aunque se inchna á no admitir este<br />

fenómeno; dice que ha hallado sumamente dóciles<br />

á los sujetos para comprender todas las indicaciones


-lasque<br />

les hacían con la vista, con el semblante, y por<br />

medio de la palabra, y que se sentían inclinados á lo<br />

que ordenaba.<br />

El procedimiento para esta clase de sugestión, suele<br />

ser el siguiente. Una vez hipnotizado el sujeto, el<br />

hipnotizador le aplica sus pulgares é índices extendidos<br />

y piensa fijamente en una cosa cualquiera, y en»<br />

tonces el hipnotizado se queda un momento como recibiendo<br />

la inspiración de lo que piensa el hipnotizador,<br />

y después se separa de éste, y cumple la orden<br />

que el hipnotizador tenía en su pensamiento,<br />

Hay autores que llegan á decir que; «hay individuos<br />

especiales, que aún en estado de vigilia pueden<br />

i.nponerse de las órdenes ó ideas de su hipnotizador,<br />

con solo abstraerse por completo de lo que pasa á su<br />

alrededor y de concentrar toda su atención en someterse<br />

á la voluntad del operador.<br />

Entre los hechos curiosos de esta forma de suges»<br />

tión, es digno de citarse el de Zanardelli coa su esposa;<br />

la cual con solo que cualquiera individuo le entregase<br />

un pañuelo con idea que percibiera en el mismo<br />

un olor determinado, aunque no existiera en el<br />

lienzo; la hipnotizada lo percibía como había pensado<br />

el' dueño del pañuelo, y sin que el mismo hubiera<br />

expresado su pensamiento en forma ninguna: esta<br />

misma señora hallándose hipnotizada se hizo que un<br />

individuo cualquiera pensara alguna cosa; él escogió la<br />

representación en su mente de que estaba viendo una<br />

terrible serpiente que amenazaba á la hipnotizada; la<br />

cual sin habérsele dicho nada, ni que hubiera podido<br />

comprender por ningún signo ostensible el pensamiento<br />

de dicho sujeto, se apoderó de ella de pronto un<br />

terror tan grande, que fué preciso para calmarla, hacer<br />

que el autor de aquel pensamiento se figurara'que<br />

la serpiente había desaparecido, con lo que se tranquilizó<br />

por completo. A la misma hipnotizada la im-


—169—<br />

pusieron otros espectadores, mentalmente; otra porción<br />

de cosas, que ella realizó; y describió con gran<br />

exactitud los objetos que dichos espectadores llevaban<br />

en sus bolsillos, la hora que tenían los relojes de los<br />

mismos, y hasta lo que tenían en aquel momento en<br />

su imaginación; como si fuera algún extraordinario<br />

ser que leyera los corazones de los hombres; y como<br />

si esto no fuera bastante; por adivinar, adivina<br />

los objetos que los que la rodean creen tener, aun<br />

cuando no los tengan realmente, con tal que ellos crean<br />

de buena fe que en aquel momento los tienen, como<br />

la hipnotizadi les dice.<br />

No es menos curiosa é improbable al mismo tiempo<br />

la explicación que dan de esta clase de sugestión<br />

los que todo lo quieren explicar naturalmente; diciendo<br />

que estos fenómenos son debidos á la gran agU'<br />

de^a de los sentidos del hipnoti^^ado, y i que el hip<br />

noti:[ador exterioriza sus ideas sin notarlo el mismo,<br />

ni los demás, fuera del hipnotizado. Explicación forzada<br />

á no dudarlo, porque si nadie nota esta exteriorización,<br />

ni aun el mismo hipnotizador; ¿de qué se<br />

sabe que existe? Y aun cuando existiera, ¿cómo es<br />

posible exteriorizar que se está viendo mentalmente<br />

una serpiente que amenaza á determinada persona, y<br />

que se la ve sus movimientos, y se la mira desaparecer?<br />

Recuérdanos esto el cuento del que decfa que<br />

con la música era posible expresar todas las cosas; y<br />

le contestó un guasón: «Pues si es cierto, diga V. por<br />

medio de ella, que tengo hambre, que me traigan un<br />

panecillo» Y por fin, si fuera cierta la existencia de<br />

dicha exteriorización, en este caso ya dejaría de ser<br />

esta forma de sugestión, mental, convirtiéndose entonces<br />

en un hecho de agudísima percepción del hipnotizado.<br />

No es menos hipotética é imaginaria la explicación<br />

que dá Ochoromei de esta sugestión, adiíiitien-


-170do;<br />

«la trasmisión de las ¡deas por medio de ondulaciones<br />

del éter ó materia etérea. A cuya hipótesis se<br />

aproxima la del P. Mateos, que asienta, que: «por la<br />

hipnotización se excita sobremanera la sensibilidad interna<br />

ó externa; ahora bien; suponiendo que el cerebro<br />

del sonámbulo se halle en un estado de exaltación<br />

funcional muy superior al ordinario, ¿cabe absurdo<br />

alguno en admitir que las vibraciones producidas<br />

en la sustancia nerviosa del hipnotizador, al formular<br />

con la imaginación los sonidos articulados correspondientes<br />

á tales ó cuales ideas, se trasmiten por<br />

un medio conveniente al cerebro del hipnotizado, originando<br />

en él vibraciones idénticas? Creemos que no.<br />

etc.» O bien la del Sr. Freiré; que admite la sugestión<br />

mental como cierta, y sin duda para no caer en contradicción<br />

con la doctrina católica, que sobre este punto<br />

nos dice según el docto dominico P. Vilá; «que<br />

ningún ser humano ni angélico puede penetrar en el<br />

santuario del entendimiento ó de la voluntad de otro<br />

hombre, sin que éste por algún signo exterior le manifieste<br />

su pensamiento ó le revele sus afecciones;»<br />

asegura que, «quizá modificando la circulación de la<br />

capa cortical del cerebro el sueño hipnótico, se coloca<br />

el hipnotizado en relación íntima, á veces exclusiva<br />

con su único modificador, el hipnotista, y así<br />

sucesivamente tendrá que dirigir todas sus acciones sobrexcitadas<br />

en el sentido determinado por éste.» Hipótesis<br />

que ha sido expresada en otra forma por varios<br />

hombres de ciencia, diciendo, que, «en el cerebro<br />

del hipnotizado se produce una hiperexcitabilidad accidental,<br />

por la cual, ó en cuya virtud puede ver el<br />

cerebro del hipnotizador, ponerse en relación con él,<br />

y leer en su pensamiento;» lo cual si así fuera «¿no<br />

es cierto, evidente, como nos dice Meric, que hoy tendríamos<br />

por fin la explicación que pedíamos del mecanismo<br />

del pensamiento, y el litigio secular entre el


—171materialismo<br />

y el espiritualismo estaría por último definitivamente<br />

resuelto?» Por lo que nos parece que estas<br />

teorías en nuestro corto sentir, no hacen más que<br />

volver más inexplicable, un hecho en sí tan sorprendente<br />

y misterioso.<br />

DE LA SUGESTIÓN CON PROPÓSITO CRIMINAL.<br />

Pocas líneas escribiremos sobre este punto que tratamos<br />

con alguna más extensión, al hablar del hipnotismo<br />

ante la moral y la ley, Ahora solo diremos<br />

que por desgracia es un hecho cierto, ciertísimo; que<br />

son ya muchos los casos conocidos de sugestiones coa<br />

propósito criminal, sin contar los numerosísimos que<br />

habrán quedado en las tinieblas; y que un fenómeno<br />

tan sumamente grave, que produce la abolición de<br />

la voluntad, convirtiendo al hombre en un verdadero<br />

autómata, y que suprime asimismo la memoria de<br />

lo sucedido; se puede prestar á toda clase de crímenes;<br />

y Dios nos libre de que la sugestión se generalice,<br />

por bien de nuestra desdichada sociedad, que<br />

tantas locuras y no menos locos abriga en su para el<br />

mal, tan fecundo seno. Y no se nos conteste con esa objección,<br />

qué parece no admitir réplica posible; que nadie<br />

puede ser hipnotizado sin su noluntad, y que por<br />

consiguiente esto evita los abusos ó puede evitarlos; porque,<br />

primero, el hipnotismo no es bien conocido por<br />

casi nadie, y algo conocido sino por limitado número<br />

de personas de ciencia, así es que muchos se prestan<br />

á ser hipnotizados como por juego ó diversión: además


-.172la<br />

humanidad, es como un niño mimado y que se deja<br />

llevar de sus caprichos y pasiones, lo misterioso la atrae<br />

y la ha atraído siempre, sin reflexionar en el abismo<br />

á que muchas veces es arrastrada; como la ligera<br />

mariposa es atraída hacia la luz y la tímida avecilla<br />

por la serpiente que la devora; así que sobre<br />

este punto afirmamos con toda nuestra alma y nuestras<br />

profundas convicciones católicas, que sino fuera<br />

por la vigilante y autorizadísima voz de Nuestra<br />

Santa Madre, que está siempre previniendo sin cesar<br />

de todos los peligros que puede correr, á esta extraviada<br />

sociedad; el hipnotismo se hubiera generalizado<br />

á estas fechas hasta un punto incalculable, é incalculables<br />

serían también sus consecuencias: y por fin<br />

recordemos que varios autores dicen que puede hipnotizarse<br />

á varios individuos sin su consentimiento,<br />

y quizás aún contra él; que á ciertos sujetos como á<br />

los histero epilépticos se les hipnotiza por la simple<br />

presión de la cabeza; y que es cuestionable si á algunos<br />

sujetos que se hallen dormidos se les puede asimismo<br />

hipnotizar sin saberlo ellos mismos; todo lo cual<br />

hace ver que no es tan absoluto el principio de que<br />

nadie puede ser hipnotizado sin su voluntad y consentimiento.<br />

Así que podríamos citar muchos casos de<br />

abusos cometidos por medio del hipnotismo de los que<br />

han tenido que entender los tribunales; como el de<br />

la joven de Cullere, hipnotizada por sorpresa con detrimento<br />

de su honor; y el repugnante del mendigo de<br />

la aldea de Guiéis, citado por Bernheim; etc.; hechos<br />

que pueden abrir los ojos á los que los tengan más<br />

cerrados, si es que en su corazón queda algún rastro<br />

de buena fe,


—178—<br />

XI.<br />

DEL INFLUJO DE LA. HIPNOTIZACIÓN Y SUGESTIÓN<br />

EN LA.S FUNCIONES DE LA VIDA ORGÁNICA.<br />

Este punto es asimismo muy discutido entre los historiadores<br />

de la hipnosis. Maira y Benavente, aseguran<br />

que el pulso, la respiración y los movimientos reflejos,<br />

parecen que se excitan en los primeros momentos que<br />

obra la acción hipnótica; siendo notable que ni la respiración<br />

ni la circulación, parecen alterarse, por masque<br />

el hipnotizado haga esfuerzos notables, tome actitudes<br />

forzosas y violencia, y ejecute trabajos de fuerza, según<br />

varios autores; aunque algunos alegan que en los experimentos<br />

hipnóticos hechos por Zanardelli en su misma<br />

esposa, se vio que al producirse en ésta el sonambulismo,<br />

la respiración se agitó con notable violencia, aumentó la<br />

temperatura en todo su cuerpo y llegó á dar su circulación<br />

120 pulsaciones por minuto.<br />

Según Braid, el pulso y la respiración son al principio<br />

más lentos que de ordinario; pero en cuanto empieza<br />

á funcionar el sistema muscular, se produce la<br />

aceleración del pulso y de la respiración, que puede<br />

llegar hasta ser fatigosa en extremo: según experiencias<br />

del mismo autor, la aceleración del pulso originada por<br />

el esfuerzo muscular que hace un sujeto normalmente<br />

para tener las extremidades extendidas durante 5 minutos,<br />

es cerca de un 20 por 100; y en el estado de hipnotismo<br />

s'iría de un 100 por 100. El mismo escritor, asegura<br />

que en el estado de catalepsia se produce el aumento<br />

de la acción del corazón, con el pulso pequeño<br />

y contraido, y congestiones á los centros nerviosos,


—174—<br />

Pau de San Martín, hace notar en la letargía hipnótica,<br />

la frecuencia del pulso y de la respiración, la disminución<br />

de la tensión vascukr, y la secreción de sudores<br />

abundantes; á cuyos mismos resultados parecen haber<br />

llegado con ligeras variaciones otros varios hipnólogos.<br />

Tamburini y Seppilli han hecho constar valiéndose del<br />

método gráfico y del plethysmógrafo de Mosso; que<br />

en el momento del paso del estado de vigilia al sueño<br />

hipnótico, los movimientos respiratorios se hacen irregulares,<br />

desiguales y más frecuentes; los latidos del<br />

corazón y de los vasos se precipitan, y la cabeza se<br />

congestiona.<br />

Según la comisión científica nombrada para observar<br />

el magnetismo animal por La Academia Real de<br />

Medicina de Francia en 1826: «los efectos producidos<br />

por el magnetismo son muy variados: á los unos los<br />

agita, al paso que á otros les calma: por lo ordinario<br />

ocasiona el aceleramiento momentáneo de la circulación<br />

de los- movimientos convulsivos fibrilares, pasajeros, semejantes<br />

á sacudimientos eléctricos, una torpeza mas ó<br />

menos profunda, sopor, somnolencia, etc.»<br />

Algunos autores y hombres de ciencia aseguran<br />

que varían los efectos de la hipnosis sobre el organismo,<br />

según la naturaleza y modo de ser de los hipnotizados y<br />

según el procedimiento empleado para la hipnotización;<br />

que si es el de la fijación de la vista, produce excitación<br />

en los primeros momentos, tanto en la respiración<br />

como en la circulación, con congestiones en varios sitios;<br />

pero si se emplea la sugestión suave para producir<br />

el sueño hipnótico, no aparece ningún síntoma de excitación.<br />

El Sr. Freiré, nos dice que la sugestión puede<br />

modificar la mayor parte de las funciones y facultades<br />

psfquico-orgánicas, que modifica asimismo las secreciones,<br />

determina isquemias é hiperemias, s^uidas ó no<br />

de hemorragias; y aumenta, disminuye y pervierte la<br />

actividad de los sentidos.


—178—<br />

Si la sugestión puede ó no modificar las funciones<br />

de la vida orgánica independientes de la voluntad, existen<br />

todavía pocos hechos para decidir este asunto; por<br />

más que Beaunis, pretende que sí; en vista de algunas<br />

experiencias suyas sobre la circulación de la sangre,<br />

en varios sujetos en los que se hizo obrar la sugestión.<br />

Focachon, delante de varios hombres de ciencia, ordenó<br />

á un hipnotizado que moderase los latidos de su<br />

corazón, y se averiguó con el esfigmógrafo de transmisión<br />

de Marey, una disminución notable y creciente en<br />

el pulso y en los latidos cardiacos, pues el término medio<br />

de las pulsaciones que era de 96 por minuto antes<br />

del sueño provocado, bajó á 92*4, y subió á 102 con la<br />

vuelta al estado normal; y la sugestión de la aceleración<br />

del corazón hizo subir el pulso de 102 á 115 por minuto,<br />

volviendo á bajar á 100 al despertar: por más que bueno<br />

es asimismo hacer constar que la ciencia registra algunos<br />

casos de individuos que modificaban sus latidos<br />

cardiacos sin hallarse en estado de hipnotismo, pero<br />

que por lo visto han sido casos excepcionales.<br />

Bernheim, nos habla de un individuo al que se le<br />

hacía verificar deposiciones repetidas, produciéndole la<br />

sugestión, una vez hipnotizado; de que bebía una botella<br />

de Sedlitz imaginaria, que le hacía dicho efecto. Y<br />

no faltan otros autores que se inclinan á la opinión de<br />

Vacant; el cual después de protestar que no admite<br />

del hipnotismo sino los hechos de realidad incontestable,<br />

cree que el mismo hipnotismo produce fenómenos<br />

extraordinarias ó más ó menos permanentes en las<br />

funciones de nuestros órganos, aun de los que en<br />

estado normal, parecen completamente independientes<br />

de nuestra voluntad. Lo cual si fuera cierto,<br />

nos indica la poderosa inñuencia de la hipnosis en nuestra<br />

economía; pues si llega hasta modificar ó influir<br />

en los órganos independientes de la voluntad, en estado<br />

fisiológico; ¿cuál será su influjo en las que se ha-


lian normalmente bajo el imperio de la voluntad, cuando<br />

el hipnotismo anula esta por completo, y se apodera<br />

de la misma en absoluto? Y el mismo Vacant,<br />

en otro lugar, escribe lo siguiente. «Importa consignar<br />

que la sugestión obra sobre las funciones orgánicas<br />

que en condiciones ordinarias se substraen al influjo<br />

de la voluntad. Por sugestión se puede obtener una<br />

aceleración ó un retraso de los movimientos del corazón,<br />

ó la afluencia de sangre y una fuerte coloración<br />

en un punto determinado del cuerpo. En algunos<br />

sujetos, aunque escasos en número, se ha obtenido<br />

por sugestión, no solo rubicundeces, sino también<br />

el levantamiento de la piel, y una vesicación median •<br />

te la aplicación de simples sellos de correo, que el hipnotizado<br />

tomaba por vejigatorios.»<br />

XU.<br />

MANCHAS DE SANGRE<br />

Y HEMORRAGIAS POR SUGESTIÓN.<br />

El punto que abraza este capítulo no deja de tener<br />

alguna importancia, porque todos los que niegan lo sobrenatural<br />

y tratan de ¡buscar una explicación naturalista<br />

á los milagros de nuestros Santos, pretenden hoy<br />

explicar por la hipnosis casi todos los hechos extraordinarios<br />

de la vida de los mismos; y entre ellos, las hemorragias<br />

espontáneas y milagrosas que presentaron algunos;<br />

sin comprender en sus apasionadas explicaciones<br />

de tales hechos, que aunque se admita por un momento<br />

que la hipnosis es toda natural y que ios casos<br />

I


—277—<br />

de hemorragias por sugestión sean ciertos; estos 50I0<br />

se habrán producido en estado de sugestión, y los Santos<br />

no sabemos cómo, ni cuando, ni en qué forma, habrían<br />

sido colocados en dicho estado: además, la Iglesia, no<br />

nos ha dicho que dichos individuos fueron S intos, porque<br />

presentaron dichas hemorragias; sino también porque<br />

llevaron una vida ejemplar y llena del amor de<br />

Dios y del prójimo, practicaron una doctrina admirable,<br />

y otras señales, por las que la Iglesia, Maestra Infalible;<br />

les calificó de Bienaventurados, no tan sólo porque<br />

tuvieran ó dejaran de tener las referidas hemorragias.<br />

Varios autores como B^auuis, y otros, pretenden<br />

haber conseguido en algunos hipnotizados man:has<br />

encarnadas, y aún la vexicación, ó formación de ampollas<br />

ó vejigas, de algún punto de la piel; por medio<br />

de la sugestión.<br />

Focachdn, delante de Bsrnbeim, Liebeault, Beaunis<br />

y otros hombres de ciencia; parece que produjo una<br />

especie de vexicación en una hipnotizada por medio de<br />

la sugestión, aplicándola unos sellos de correo, haciéndola<br />

creer que era un vegigatorio.<br />

El Sr. Freiré, entre los fenómenos que puede producir<br />

la sugestión; menciona igualmente la congestión<br />

y la anemia de los órganos, seguidas ó no las primeras,<br />

de hemorragias. Este mismo autor explica como naturales<br />

estas hemorragias, que dice son producidas por<br />

la sugestión, la cual influye sobre el sistema nervioso<br />

y los nervios sobre los vasos y tegidos, de este modo<br />

se producen las sugestiones y las hemorragias consiguientes.<br />

Pero todo esto parece una mera hipótesis,<br />

pues no creemos posible se pueda producir hemorragia<br />

alguna, ni en estado fisiológico, ni patológico; sin lesión<br />

ó alteración de la sangre, de los vasos, ó de algún<br />

órgano importante, que pueda influir en la circulación;<br />

^ es muy cuestionable si por el sólo influjo del sistema


—178—<br />

nervioso, es posible que se produzca alguna vez hemorragias<br />

de más ó menos importancia; mucho más que<br />

cierta clase de nervios no están bajo el imperio de<br />

la voluntad, que parece hallarse más ó menos afectada<br />

por la acción de la hipnosis.<br />

Pero en esta cuestión el hecho importante y que<br />

vamos á reproducir, es el de los Sres. Bourru y Bnrot,<br />

profesores de la Escuela de Medicina de Rochefort; que<br />

pretenden haber conseguido de un sujeto fácilmente<br />

hipnotizable é histero-epiléptico, una vez sugestionado;<br />

hemorragias espontáneas, y que hasta derramara sangre<br />

por unas letras que le fueron trazadas en sus brazos.<br />

El doctor Seppilli, refiere un caso de otro sujeto<br />

al que se le sugestionó que pre?entaría en su brazo una<br />

V con efusión de sangre, como así efectivamente sucedió<br />

según cuenta. Nosotros sin negar en absoluto<br />

estos hechos; citaremos las palabras de un escritor poco<br />

sospechoso en esta materia, que al hablar de estos casos,<br />

dice que los fenómenos de este orden se realizan muy<br />

rara vez, son excepcionales, y solo se obtienen en ciertas<br />

personas; y que él (es Bernheim) ha tratado de<br />

reproducirlos inútilmente.<br />

XIII.<br />

¿PIERDE EN ABSOLUTO EL HIPNOTIZADO<br />

EL IMPERIO DE SU VOLUNTAD?<br />

Esta cuestión ha sido muy debatida por los hipnólogos,<br />

que cada uno ha resuelto según sus ¡deas sobre<br />

la hipnosis. La mayoría de los mismos se inclina á<br />

creer que el hipnotizado pierde el uso de su voluntad


-179 -<br />

en tanto dura la acción hipnótica; y tanto lo creen así,<br />

que en el lenguaje hipnótico es muy comi'in decir: apoderarse<br />

de la voluntad de uva persona^ cu^Lnáo esta se<br />

halla hipnotizada, ó bi;:n que alguno tiene educación<br />

hipnótica, cuando no es más que un verdadero autómata<br />

en manos de su hipnoti/cador; por esto dice el<br />

sabio teólogo Dr. Men'c, en la pág. 233 de su obra<br />

Lo Maravilloso etc. El hipnotizado está privado accidentalmente<br />

de las prerrogativas que constituyen su<br />

grandeza sobre los animales, la razón y la libertad.»<br />

Y más adelante, añade: «La hipnosis hace pesar sobre<br />

el alma una especie de inhibición, ó de parálisis.» Pero<br />

no faltan algunos escrit-ores que aseguran á su vez que<br />

el hipnotizado conserva en parte el dominio de su voluntad,<br />

y que el automatismo no es tan absoluto como<br />

se ha querido afirmar; así Freiré asegura, que; «el hipnotizado<br />

acepta y cumple todo cuanto le sugiere el hipnotizador,<br />

si bien oponiendo á veces una resistencia<br />

vencible.1^ Y el P. Franco, escribe, que dánse muchos<br />

casos de sujetos rebeldes ó refractarios á la acción hipnótica;<br />

y refiere el caso del Dr. Féré, de una hipnotizada<br />

que tenía una verdadera pasión por un hombre<br />

que había sido su tormento y del que conservaba muy<br />

doloroso recuerdo; y cuando se hallaba en estado hipnótico<br />

y se la sugería la presencia de aquel hombre,<br />

daba desde luego á conocer una grande aflicción y procuraba<br />

huir el peligro; pero era del todo imposible hacer<br />

que diera asentimiento á cualquier acto que pudiese<br />

dañar al hombre que tanto la había hecho sufrir; y no<br />

obstante, fuera de este hecho determinado, obedecía<br />

de una manera automática á todo lo que se la ordenaba.<br />

Este mismo ilustre escritor nos asegura en su<br />

Hipnotismo clarovidente, que puede existir la hipnosis<br />

en un sujeto sin suprimir en absoluto ó quitar del<br />

todo i eat-os la razón y el libre albedrío, y nos presenta


—180—<br />

el caso de un médico evidentemente magnetizado, y<br />

reducido á pesar suyo, á impotencia absoluta de todo<br />

movimiento, y, con todo, claro de inteligencia y con<br />

pleno conocimiento de sí mismo.<br />

La experiencia parece haber confirmado que casi<br />

siempre consigue el hipnotizador dominar la voluntad<br />

de sus hipnotizados; en especia! en ciertos grados de<br />

hipnotismo, y en los sujetos que tienen costumbre de<br />

hipnotizarse ó educación hipnótica; así que ya se sabe<br />

que uno de los caracteres de los grados avanzados de<br />

la hipnosis es el automatismo; es decir, que el hipnotizado<br />

se convierte en un autómata ó maniquí en manos<br />

del hipnotizador; y casi todos los escritores que se han<br />

ocupado de esta cuestión, Liégeois, Beaunis, Pitres,<br />

Bernheim, Bínet, Ferré, etc., opinan de esta misma<br />

manera, y citan numerosos hechos en apoyo de esta<br />

opinión; pero también es verdad que por lo común para<br />

llegar á este estado, es preciso que el individuo haya sufrido<br />

repetidas hipnotizaciones, tenga lo que venimos<br />

llamando educación hipnótica.<br />

El Dr. Seppillt, en la Revista sperimentale di freniatria<br />

del año i885; dice sobre esta materia lo siguiente:<br />

«El hipnotizado se asemeja á un autómata, á un mecanismo<br />

vivo que obra, sin discrepar un ápice, según<br />

los impulsos exteriores, que á manera de resorte le<br />

ponen en movimiento; por esta cualidad puédense facilísimamente<br />

provocar en el hipnotizado á voluntad<br />

y capricho del operador, y valiéndose de ciertas excitaciones<br />

en los órganos sensitivos, una serie innumerable<br />

de fenómenos, desde los más simples á los más<br />

complicados, en todo el radio de la actividad cerebral,<br />

los cuales quedan comprendidos bajo la nomenclatura<br />

de sugestiones hipnóticas.» Cuyo hecho ó fenómeno ya<br />

viene siendo conocido hace tiempo; pues ya hace años<br />

que Rostan y Filassier, aseguraron que el magnetizado<br />

sentía una sumisión tan entera, y una dependencia


—181—<br />

tan grande hacia su magnetizador, que la comparaba<br />

á la de un perro hacia su amo.<br />

Creemos conveniente asimismo advertir para el<br />

completo conocimiento de este asunto, que en los casos<br />

en que el hipnotizado se convierte en un autómata, es<br />

decir, que pierde por completo su voluntad propia ó su<br />

iniciativa para obrar; el mismo interesado no se dá conciencia<br />

de su nuevo estado, y cree que sigue obrando con<br />

libertad y espontáneamente; sin pensar que las acciones<br />

que ejecuta le han sido inspiradas ó mandadas por otra<br />

persona durante su estado hipnótico; fenómeno notable,<br />

porque casi siempre que el hombre pierde su voluntad<br />

propia y obra sólo movido por la ajena, se dá más ó<br />

menos cuenta de este estado, y de la razón de su conducta;<br />

y en el estado hipnótico, se produce un hecho que se<br />

sale por completo de esta ley, y parece hacer del hombre<br />

un ser distinto de lo que es en su estado natural.<br />

Pero si bien parece cierto lo que hemos dicho sobre<br />

la pérdida de la voluntad en el hipnotismo, también<br />

es verdad que se citan frecuentes casos de hipnotizados<br />

que han resistido á su hipnotizador en algunas cosas,<br />

á pesar de tener la referida educación hipnótica; y es<br />

curioso ver en estos casos la especie de lucha ó resistencia<br />

que opone el hipnotizado á las reiteradas órdenes<br />

de su hipnotizador, acabando por fin por ceder, aunque<br />

con gran dificultad ó repugnancia. «No volverá á fumar;»<br />

manda un hipnotizador á uno de los que podríamos<br />

llamar sus víctimas; que era un fumador habitual;<br />

y repetidas veces contesta éste secamente, que: «No le<br />

dá la gana obedecer;» hasta que reiterando aquel su<br />

orden imperiosamente repetidas veces, acaba por ceder<br />

éste, que exclama como con dolor y trabajo: «No fumaré<br />

más en adelante;» cuyo mandato cumple al despertar,<br />

sin poderse explicar él mismo porqué el tabaco<br />

que antes le gustaba tanto, le inspira tanta repugnancia<br />

en a


—isa-<br />

Por lo visto las ideas que se hallan en contradicción<br />

manifiesta con las inclinaciones y pasiones del hipnotizado,<br />

son las que más trabajo cuesta hacer aceptar<br />

á los mismos; siendo notable asimismo, que el sentimiento<br />

del pudor es el que más cuesta dominar en<br />

dichos sujetos, siendo muchas veces imposible conseguir<br />

que ciertos hipnotizados renuncien á dicho sentimiento.<br />

«Hay sin embargo hipnotistas, dicen Maira y Benavenle;<br />

que ponen muy en duda el éxito de las sugestiones<br />

criminales á causa de la negativa de algunos<br />

hipnotizados, que á veces se resisten largo tiempo á<br />

recibir la idea que se les sugiere. Es verdad que esto<br />

tiene lugar en muchas personas, y que esta resistencia<br />

se observa cuando se trata de una idea que el sujeto<br />

ha rechazado ya en estado de vigilia, ó de la cual ha<br />

tenido conocimiento antes de dormirse; pero lo general<br />

es que ceda á la voluntad del experimentador y se doblegue<br />

después de alguna insistencia de parte de éste. Si<br />

se le dice sencillamente á un hipnótico: «Asesinareis á<br />

fulano,» es muy probable que se niegue rotundamente,<br />

como si le sugiere la idea de pellizcar á un vecino suyo<br />

sin exp'icación ni motivo de ningún género. Así hemos<br />

visto repetidas veces á sonámbulos negarse obstinadamente<br />

á ejecutar algo, nada más que por disgustarles<br />

un poco, ó más bien por serles más ó menos indiferentes.<br />

Pero para hacerlos variar de este manera de<br />

proceder hay un medio sencillísimo y que dá constantemente<br />

el resultado que se desea: ésta es la persuasión.<br />

Persuadir á un sonámbulo es una de las cosas más fáciles.<br />

A un niño no se le engaña con menos trabajo.<br />

Así, pués^ si á un sonámbulo se le ordena, que es<br />

fl


—184—<br />

glada vida, á la que llegó á hipnotizar muchas veces por<br />

ser una excelente sonámbula: entre las sugestiones que<br />

la produjo á la misma, fué una de ellas que abandonara<br />

su vida y se convirtiera en una mujer honrada, como<br />

así lo prometió ella; pero nada más dejar el hospital<br />

donde se hallaba, volvió á su antigua y disipada vida;<br />

lo cual prueba que aun en personas fácilmente hipnotizables<br />

y que llegan á tener ó presentar verdadera educación<br />

hipnótica puede haber y hay en efecto, sugestiones<br />

cuyo cumplimiento ó ejecución rechacen ó resistan.<br />

Mas no todos caen en la hipnosis perfecta, dice<br />

Vacant; este estado tiene grados, y puede ser más<br />

ó menos profundo como el sueño natural, de lo cual<br />

se sigue que las sugestiones se imponen más ó menos,<br />

es decir, que paralizan más ó menos nuestras facultades<br />

y pueden dejar una especie de semivoluntad. También<br />

importa estudiar este estado de hipnotismo imperfecto;<br />

en el cual se manifiesta una resistencia á las<br />

sugestiones que procede de la voluntad, pero de una<br />

voluntad paralizada, como la que conservamos al hallarnos<br />

en un sueno imperfecto. Y en otro lugar añade:<br />

«Una sugestión que contraría los hábitos del hipnotizado<br />

puede hacer cesar la hipnosis, sobre todo la imperfecta,<br />

ó también puede ser imposible hacer recibir<br />

esta sugestión, como parece que ciertos ejemplos lo<br />

demuestran.*


—185-<br />

XIV.<br />

¿DESTRUYE EL HIPNOTISMO<br />

EL LIBRE ALBEDRÍO DEL HOMBRE?<br />

Esta cuestión ha sido propuena por Beatmis, que<br />

en su obra El Sonambulismo provocado, dice lo siguiente:<br />

«Yu puedo decir á un hipnotizado durante su<br />

sueño: dentro de diez días hará V. tal cosa, á tal hora,»<br />

y puedo escribir en un papel fechado y sellado lo que<br />

le haya mandado; en el día que se haya dicho, á la<br />

hora consabida, el acto se realiza, y el sujeto ejecuta<br />

palabra por palabra todo lo que le fué sugerido;<br />

lo ejecuta convencido de que es libre, de que obra<br />

así porque así lo ha querido y hubiera podido obrar<br />

de otro modo, y no obstante, si le hago abrir el pliego<br />

sellado, en él hallará anunciado con diez días de<br />

anticipación el acto que acaba de ejecutar. Por consiguiente,<br />

podemos creernos libres y no serlo. Por tanto,<br />

¿qué base nos suministra el testimonio de nuestra<br />

conciencia? ¿Y no hay derecho á recusar su testimonio<br />

ya que de tal modo puede engañarnos? Y ¡en qué se<br />

convierte el argumento que en favor de nuestro libre<br />

albedrío se saca del sentimiento que tenemos de nuestra<br />

libertad!»<br />

Tal es la objeción de Beaunis, y para contestarla<br />

es preciso estudiar este asunto, que tanta relación<br />

tiene con el del capítulo anterior; y para esto<br />

veamos lo que sucede sobre este punto en los hipnotizados.<br />

«Si la hipnotización de un individuo es perfecta ó<br />

completa, y es un individuo de los


—186—<br />

tienen educación hipnótica; el hipnotizado queda casi<br />

siempre, ó por lo común, á merced del hipnotizador,<br />

que le puede imponer las sugestiones que le plazca;<br />

que trata de realizar aquel como actos propios y espontáneos<br />

inspirados por él mismo, y con una especie<br />

de aparente ó falsa libertad. Pero es indudable que<br />

en este estado el individuo no tiene libertad, y su<br />

razón está más ó monos impedida de funcionar por<br />

la acción hipnótica; por la cual las sugestiones del<br />

hipnotizador se imponen como una idea fija y ncce<br />

saria que uo puede ser discutida ni analizada por el<br />

razonamiento, porque éste no existe ó está embotado,<br />

pues como dice un célebre autor, aunque con alguna<br />

exageración, al tratar este asunto: «Solo hay libertad<br />

donde la facultad de razonar se ejercita sin impedimentos.»<br />

«Este estado se semeja al sueño, en el cual cesa el<br />

ejercicio de la facultad de razonar y sólo vive la vida<br />

vegetativa, y queda nuestra imaginación entregada á<br />

sí misma: además la hipnosis no impide la percepción<br />

de sugestiones variadas, que se aceptan como hechos<br />

ciertos que no pueden ser razonados, y si se realizan,<br />

es por consiguiente sin verdadera libertad.<br />

«Además, por mucho que probara el argumento de<br />

Beaunis, no tendría fuerza sino en el estado de ,hipnotismo;<br />

y los hombres no- siempre obran hipnotizados;<br />

y fuera de dicho estado el argumento no<br />

tiene fuerza alguna, porque de que un hipnotizado no<br />

tenga verdadera libertad en sus acciones, aunque él<br />

crea que si la tiene; no se sigue que todos los hombres<br />

al obrar no la tengan, ó no [se pueda demostrar<br />

en la inmensa mayoría de las veces cuando se obra<br />

sin libertad y cuándo con ella. También el loco cree<br />

obrar con juicio y razón en sus actos, y de que<br />

haya hombres locos que obren de este modo, no se<br />

sigpe que todos los hombres obren como los locos;


-187—<br />

ó que en la inmensa mayoría de los casos no se pueda<br />

determinar si tal ó cual acción es propia de un hombre<br />

loco ó de un cuerdo.<br />

«Y como alguno pudiera decirnos que si bien estas<br />

razones tienen su fuerza en el estado de hipnotismo,<br />

y no parece que tengan la misma en las llamadas sugestiones<br />

á plazo; ó sea en las que media un espacio<br />

mayor ó menor, ó intervalo de tiempo, entre la<br />

sugestión del acto y l-i realización del mismo; en cuyo<br />

intervalo el hipnotizado vuelve á su modo de ser normal<br />

al parecer; le diremos al que nos arguyera de<br />

este modo, que hoy casi todos los autores convienea<br />

en que cada vez que se realiza una de estas sugestiones<br />

á plazo, el hipnotizado parece caer en un estado<br />

análogo al de cuando se le produjo la sugestión,<br />

ó sea que vuelve á h;illarse en estado de hipnotismo,<br />

como estaba antes cuando fué sugestionado; como se<br />

prueba estudiando los casos sucedidos de este género^<br />

como el del sujeto que nos cita Bernheim, y los^ que<br />

citan Donato, el /-*. Franco y demás autores.<br />

«Pero el estada hipnótico como decimos en otro lugar<br />

es muy complejo, y tiene muchos y muy diversos<br />

grados ó por mejor decir varía en cada individuo<br />

de modo de ser; así que cuando la hipnotización no<br />

es completa, ó recae en un individuo que no tiene la<br />

llamaJit educación hipnótica, las sugestiones impuestas<br />

por el hipnotizador se realizan de un modo incompleto,<br />

ó no se realizan; es decir, el hipnotizado<br />

en estos casos conserva una especie de voluntad; así<br />

que se puede decir como regla general, que el sujeto<br />

conserva ó tiene tanta ó más libertad y voluntad<br />

dentro del hipnotismo, cuanto menos hipnotizado;<br />

se halle; y su voluntad y libertad desaparecen tanto<br />

mis cuanto mas, avanzado ó más completo es su grado<br />

de hipaotismo. Así que en la hipnosis completa^<br />

por regb general no hay libertad; y en la incomple>


—188—<br />

ta hay tanta más libertad cuanto más ligera es la<br />

hipnosis.<br />

«Desde luego no puede decirse, afirma el Dr. Meric,<br />

al ocuparse de esta cuestión; que el hipnotizado<br />

obedece con la fatalidad de la piedra que cae, y los<br />

fisiologistas que han formulado este axioma han exagerado<br />

los hechos observados. Hay que descartar los<br />

casos de simulación y superchería que, lo repetimos,<br />

son más frecuentes de lo que quiere creerse, en los hospitales;<br />

donde los sujetos acostumbrados por un largo<br />

ejercicio obedecen á una consigna, y en los experimentos<br />

particulares, en que ia vanidad de figurar y la tendencia<br />

á la mentira, esencial á las personas afectadas<br />

de histerismo, puede engañar al obsef vador de buena fe.<br />

Queda, pues, un número asaz restringido de experimentos<br />

científicamente rigurosos, y alguna vez de sujetos<br />

que resisten enérgicamente en el estado hipnótico,<br />

á las sugestiones que se les dan. El temperamento del<br />

sujeto, su carácter sus disposiciones morales, su estado<br />

intelectual y su personalidad reveíanse entonces de una<br />

manera enérgica y súbita, y en la negativa que opone<br />

á la orden de su magnetizador, el sujeto afirma aun<br />

con autoridad la existencia del sentido íntimo y de la<br />

personalidad. Sábese, por los ejemplos que hemos citado,<br />

que con frecuencia, á fin de evitar una crisis violenta<br />

de los nervios, un ataque ó quizá un desenlace más<br />

fatal, el hipnotizador se vé obligado á ceder ante la resistencia<br />

de la persona hipnotizada, y renunciar á la<br />

sugestión.» Y el Dr. Pitres, nos dice, que: «Cuando se<br />

ordena á ciertos sujetos hipnotizados, que al despertar<br />

efectúen un acto que repugna á su conciencia, declaran<br />

formalmente que no quieren obedecer semejante orden<br />

y que no se dejarán despertar hasta que se les dé la<br />

seguridad de que no la cumplirán. Y, en efecto, si se<br />

mantiene el mandato es imposible despertar los.y> Es<br />

indudable asimismo que los hipnotizados {5ueden men"


—1 Batir<br />

y burlarse del hipnotizador, con lo cual revelan ellos<br />

mismos su libertad en estas ocasiones, como lo revelan<br />

en la resistencia que hemos dicho oponen á veces á la<br />

sugestión.<br />

Pero si bien esto es cierto, la experiencia nos presenta<br />

algunos casos de hipnotizados de una manera<br />

completa que han conservado cierta libertad, ó han<br />

resistido de un modo más ó menos completo, las sugestiones<br />

que les han sido impuestas por el hipnotizador;<br />

pero la misma experiencia ha confirmado que<br />

estos casos, que son raros; han tenido lugar en individuos<br />

especiales, á los que se les había impuesto sugestiones<br />

que contrariaban en gran manera sus ideas,<br />

inclinaciones, ó modo de ser; en cuyos casos parece<br />

se puede presentar una resistencia especial á estas sugestiones,<br />

aun cuando sea la hipnotización completa.<br />

En cuanto á los hipnotizados habituales, ó individuos<br />

á los que podemos llamar hipnóticos; ó sea que<br />

se hallan en un estado de hipnosis casi perpetua, llamada<br />

vigilia sonambúlica ó condición segunda provocada;<br />

los actos ó acciones de estos sujetos es indudable<br />

que no se ejercen ó desempeñan con completa<br />

libertad, sino con una semilibertad, según su mayor<br />

ó menor grado de hipnotización, carácter, educación<br />

hipnótica, etc. Si este estado prolongado puede<br />

llegar á modificar de un modo definitivo el carácter<br />

y libertad del individuo, y destruir esta de una<br />

manera permanente, es imposible resolver hoy esta<br />

cuestión. Respecto á si de estos hechos se puede sacar<br />

una prueba que destruya la libertad humana; ó<br />

sea, que de que un hipnotizado pueda obrar ú obre<br />

sin verdadera libertad, se quiera sacar la consecuencia<br />

de que no existe la libertad humana; nos parece<br />

un esfuerzo de imaginación; pues para esto sería preciso<br />

que el estado hipnótico fuera igual al modo de<br />

ser natural del hombre, y el primero se halla carac-


-190-<br />

terizado, como dice un célebre escritor de quien tomamos<br />

algunas ideas que noi lun servido para este capítulo,<br />

porque; «liga las facultades del hombre para<br />

cuanto se halla fuera de los actos ó de Iss imágenes<br />

sugeridas;» mientras que en estado normal somos libres<br />

porque podemos elegir para obrar del modo que<br />

creemos más conveniente; lo cual es lo contrario de lo<br />

que sucede en la hipnosis, en la que no es posible tal<br />

elección.<br />

XV.<br />

¿PIERDE EL HIPNOTIZADO<br />

EL USO DE SU CONCIENCIA?<br />

En esta cuestión se han dividido los hipnotistas en<br />

tres distintos grupos: unos afirman que durante el estado<br />

hipnótico persiste la conciencia, otros lo niegan<br />

terminantemente, y por fin un tercer grupo admite<br />

un sistema intermedio, ó .sea que en el hipnotismo sólo<br />

subsiste cierto grado de conciencia, pero no la conciencia<br />

completa del estado natural. Parece que si no<br />

en todos, en la mayor parte de los hipnotizados se<br />

conserva cierto grado de conciencia; como parece<br />

probarlo que el hipnotizado en cualquier estado hipnótico<br />

en que se encuentre, no sólo oye al operador,<br />

sino que tiene la atención y el oído fijos en él, contesta<br />

á las preguntas del mismo, y se esfuerza por<br />

ejecutarlas órdenes de éste; y cuando le manda despertar,<br />

despierta, aun cuando no le toquen ni le soplen<br />

en los ojos.


-191-<br />

Bernheim, sobre este punto nos dice lo siguiente;<br />


—192—<br />

especiante del operador, ó en otro cualquiera indicio,<br />

si debe operarse la trasfcreucia.^> Y en otro punto<br />

añade: «Loí sonámbulos despliegan algunas veces fno<br />

siempre) una sagacidad extraordinaria para dilucidar<br />

el problema que se les plantea; tienen el deseo de resolverlo,<br />

se esfuerzan por hacerlo, y concentrando toda<br />

su atemion consciente ó inconscientemente sóbrela<br />

cuestión, etc.» Y concluye el capítulo diciendo. tEn<br />

cualquier grado de hipnoti:-ación, el hipnotizado, entiende<br />

y retiene en su mente todo, con una agudeza de<br />

percepción, con frecuencia admirable.-^<br />

Donato, por su parte nos asegura que, «aun cuando<br />

el sonámbulo, pierde la conciencia de su propia<br />

personalidad y con ella la memoria, la razón y el uso<br />

de los sentidos, llegando al delirio y á extravagantes<br />

alucinaciones: también puede el sonambulismo producir<br />

efectos opuestos; delicadeza suma en los sentidos, memoria<br />

vivísima, lucidísimas percepciones mentales, espíritu<br />

exaltado y alucinaciones lógicas y coherentes.» Y<br />

añade este mismo autor, que si estos fenómenos no<br />

apareciesen espontáneamente, puede el hipnotizador<br />

despertarlos con su palabra. Y poco después nos dice,<br />

que puede el hipnotizador hasta anularla inteligencia<br />

del hipnotizado.<br />

Y sabido es que la Comisión de la Real Academia<br />

de Medicina de París nombrada para informar sobre<br />

el magnetismo, aseguró que los magnetizados conservaban<br />

el ejercicio de las facultades que tenían durante<br />

la vigilia; y su memoria aparecía aún más fiel y<br />

extendida, esto por supuesto cuando dichos magnetizados<br />

se hallaban en estado de sonambulismo.<br />

Otra de las pruebas de que persiste cierto grado de<br />

conciencia en el hipnotismo, es que en las sugestiones<br />

que no agradan ó contrarían al hipnotizado, hay ó se<br />

establece en su interior cierta lucha, á veces notable,<br />

antes de ceder á dichas sugestiones; de lo que tratamos


—1«3 -<br />

en otro lugar. Asimismo por creer conveniente el conocimiento<br />

de la misma para esta cuestión, puede verse<br />

en el capítulo de (i) si: Domina siempre el hipiioti:¡ador<br />

al hipnotizado; la cita que hacemos en dicho lugar del<br />

/)r. Adradas.<br />

Un célebre méJico francés nos asegura que; «E^<br />

hipnotizado, piensa, razona, discute, acepta más fácilmente<br />

que en estado de vigilia, pero no siempre, sobre<br />

todo en los grados ligeros de sueño. «El tantas veces<br />

citado Bernheim, en el capítulo VIH de su obra. La<br />

Sugestión; cita algunos casos de hipnotizados á los que<br />

produjo sugestiones á plazo; y habiéndoles hipnotizado<br />

cuando las cumplieron, les preguntó entonces si habían<br />

pensado en las sugestiones que les había producido,<br />

á lo que contest^iron qui sí dichos hipnotizados; quj<br />

habían pensado mientras dormían. Este mismo escritor<br />

nos afiruia, que: «Aun en el sonambulismo<br />

activo, las facultades psíquicas no están abolidas; el<br />

sonámbulo ta:nbi:n resiste á ciertas su gestiones, re;:haz.mdii<br />

cumplir ilguius actos; refl .'xiona antes de responder<br />

á ciertas preguntas y realiza su trabajo i nelec*<br />

tual activo. Por otra parte, los actos, la.s ilusionen, las<br />

alucinaciones post-hipnóticas mandadas durante la hipnosis,<br />

se realizan después de despiertos, cuando la conciencia<br />

y las facultades coordinadoras han recobrado<br />

verdaderamente su imperio. En fin, la manifestación<br />

de estos mismos fenómenos en estado de vigilia, en<br />

una persona campos sui, admirada de no poder luchar<br />

contra el automatismo que le domina, demuestra claramente,<br />

que en todos los grados de la hipnosis, la conciencia<br />

j' la voluntad,pueden sobrevivir.»<br />

Heidenhaim y Berger, pretenden que los síntomas<br />

más característicos del automatismo pueden existir sin<br />

la producción del sueño, y con la completa conservación<br />

(1) véate la fiffint. 20i de eéte túüetíi,


-194de<br />

la conciencia. El Dr. Richel, ha tratado de probar;<br />

que la ilusión y la alucinación podían descubrirse en<br />

sujetos apenas adormecidos, cuando no han perdido<br />

todavía ni la conciencia de su estado y de su personalidad,<br />

ni la memoria de los hechos ocurridos durante el<br />

sueño. El-/)r. Tuke, dice que el hipnotizado puede<br />

quedar consciente pasando con rapidez ó lentitud á la<br />

plenitud de la conciencia, y que las manifestaciones<br />

hipinóticas no dependen de la permanencia ó de la suspensión<br />

de ésta, que es puramente un epifenómeno.<br />

Richer, nos asegura que él nunca pudo observar los<br />

casos de hipnosis incompleta, con persistencia de conciencia<br />

hasta un grado vario; y Vi^ioli, nos habla de<br />

hipnotizaciones en las que quedó vivo algún vislumbre<br />

de conciencia.<br />

El Dr. Brouardel, en la célebre causa reciente del<br />

asesinato del escribano Gouflé, en París; ha declarado<br />

refiriéndose á la acusada Gabriela, que había sido hipnotizada<br />

por los médicos para aclarar su participación<br />

en dicho crimen; dicho hombre de ciencia como decíamos<br />

ha declarado, que Gabriela aunque obrara ó cometiera<br />

dicho delito, era responsable de sus acciones,<br />

porque siempre conservó conciencia de todos sus actos;<br />

de modo que la opinión de Brouardel, es también la<br />

de que se conserva cierto grado de conciencia en el estado<br />

de sugestión hipnótica; porque es preciso tener<br />

en cuenta que se ha pretendido que dicha acusada tomó<br />

participación en tan repugnante hecho, arrastrada tan<br />

solo por la sugestión.<br />

Otra prueba de que persiste cierto grado de concien •<br />

cía en ei hipnotismo, es la de que en las tan misteriosas<br />

sugestiones á plazo realizadas como sabemos de una<br />

manera fatal y necesaria por los hipnotizados; si bien<br />

es cierto que algunas veces cuando las realizan, si se<br />

les pregunta la razón de sus actos, no saben que contestar;<br />

otras muchas ocasiones, tratan de buscar una como


—196explicación<br />

de dichos actos, que les parece que son inspirados<br />

por ellos mismos, y formados con conocimiento<br />

del porqué de aquellas acciones sugeridas. Otro<br />

hecho que también puede servir de prueba en este<br />

asunto; es el de que desechada como lo está hoy día<br />

la teoría de los fluidos para explicar la hipnosis, por la<br />

mayoría de los hombres de ciencia; si el hipnotizado<br />

no conservara cierto conocimiento ó alguna conciencia:<br />

¿cómo se explicarían los hechos de sujetos en estado<br />

de hipnotismo que conocen siempre las personas que<br />

les son simpáticas, y las que le son antipáticas, sin<br />

equivocarse nunca; y las reconocen, aunque se trate de<br />

confundirles y desorientarles, valiéndose de mil medios<br />

diversos? También puede servir de prueba de lo que<br />

venimos diciendo y de que puede persistir cierto grado<br />

de conciencia, aun en algunos casos muy graduados de<br />

hipnotismo; lo que sucede á veces en la fascinación,<br />

como se vé en los hechos que hemos citado de Donato<br />

en otro lugar, y otro que citamos del mismo autor al<br />

hablar de si se realizan los actos sugeridos sin lucha<br />

de ningún género. Y recordaremos por fin como nueva<br />

prueba de lo que hemos asentado, ó sea de que se puede<br />

conservar cierto grado de conciencia en el hipnotizado;<br />

las palabras de Maira y Benavente, que hemos aducido<br />

al tratar de si los hipnotizados conservan ó no la voluntad;<br />

por ellas vemos que en gran número de sujetos<br />

que se hallaban bajo la acción de la hipnosis, no es tan<br />

fácil producirles las sugestiones que les desagradan; y<br />

que si se consigue que por ñn las admitan, es necesario<br />

convencerlos, presentarles un motivo ó razón poderosa<br />

que les mueva á hacer lo que se desea de ellos; y aun<br />

. así y todo, hay casos en los que algunos hipnotizados<br />

se resisten largo tiempo á recibir las ideas que se les<br />

sugiere.<br />

Pero concluiremos advlrtiendo que aunque persista<br />

la conciencia en mayor ó menor grado en gran número


—1 dede<br />

hipnotizados; no por eso, dejan estos de obedecer<br />

casi siempre fatalmente las sugestiones del (hipnotizador,<br />

aunque le sean repugnantes; lo cual es para nosotros<br />

uno de los grandes misterios de la hipnosis.<br />

XVI,<br />

¿SE REALIZAN LOS ACTOS SUGERIDOS<br />

SIN LUCHA ALGUNA,<br />

Ó SIN DUDAS, POR PARTE DE LOS HIPNOTIZADOS?<br />

Esta cuestión no deja de tener cierta importancia,<br />

no tan sólo por la curiosidad que la misma puede ofrecer<br />

para el conocimiento de la hipnosis, sino también<br />

para el estudio del hipnotismo bajo el aspecto médicolegal,<br />

y para la decisión de si el mismo es ó no innatural.<br />

Sobre este punto recuérdese lo que decimos sobre<br />

si pierde el hipnotizado en absoluto el imperio de su<br />

voluntad, y allí se vé que el sujeto en estado hipnótico<br />

no pierde en absoluto el dominio de su voluntad y de<br />

su conciencia, sin cierta lucha, que se establece en todos<br />

ó en casi todos ios casos de sugestión; fuera de los<br />

que, si el inidividuo tiene la llamada educación hipnótica,<br />

suele ceder ante la voluntad de su hipnotizador sin vacilación<br />

ni lucha de ningún género. Es notable á no<br />

dudar la fuerza de la sugestión, que obliga casi siempre<br />

á ceder al sujeto que la recibe, y le obliga de una manera<br />

fatal y necesaria, aunque el mismo hipnotizado la<br />

haya resistido, misterio que en vano nos explicarán* los<br />

)iipnóIo^os.


-197—<br />

Beaunis y Bernheim, expresándose sobre esta cuestión,<br />

como piensan la mayoría de los autores que han<br />

tratado de la misma, dicen lo siguiente: «Nada más<br />

curioso bajo el punto de vista psicológico^ que seguir<br />

en la fisonomía de los sugestionados, el nacimiento y<br />

desarrollo de la idea que se les ha sugerido. Sea por<br />

ejemplo en medio de una trivial conversación que no<br />

se relacione con la sugestión; en un momento dado,<br />

el hipnotizador que está advertido j- que vigila al sujeto,<br />

sin que éste se aperciba, observa como una especie<br />

de pausa ó detención en el pensamiento, un choque<br />

interior, que se traduce por un signo imperceptible,<br />

una m'rada, un gesto, una arruga de la cara;<br />

vuelve después á seguir la conversación, pero reprodúcese<br />

la idea; débil todavía é indecisa; ha/ algo de<br />

admiración en la mirada; se advierte que alguna cosa<br />

inesperada atraviesa por momentos su ra^ón, como<br />

un relámpago; bien pronto la idea toma cuerpo, se<br />

apodera más j- más de la inteligencia^ ha empegado<br />

la lucha; los ojos, los gestos, todo habla, todo revela<br />

el combate interior; se pueden seguir las fluctuaciones<br />

del pensamiento: todavía la persona escucha<br />

la conversación, pero está en ella vaga y maquinalmente;<br />

todo su ser es dominado por la idea fija que<br />

seimplanta más y más en su cerebro; en cuanto ha llegado<br />

el momento, toda duda desaparece, el rostro toma<br />

un carácter notable de resolución; el sujeto se<br />

levanta y cumple el acto sugerido. Esta lucha interior<br />

es más ó menos larga, más ó menos enérgica, según<br />

la naturaleza del acto sugerido y sobre todo, según<br />

el estado mismo del sonámbulo. Cuando el sujeto ha<br />

sido ya hipnotizado con frecuencia, y principalmente,<br />

si lo fué por la misma persona, ésta adquiere sobre<br />

él tal dominio. que los actos más excéntricos, los más<br />

graves, y hasta los más peligrosos se cumplen sin<br />

lucha aparante/ sin íenlatiua apreQÍabk de resistencia. •»


T 198—<br />

«Otras veces, dice Vacant; parece que el sujeto<br />

lucha contra la sugestión, que le atormenta como una<br />

idea fija; resígnase á ella con vacilación, ó bien soio<br />

en parte la ejecuta ó no quiere ejecutarla.» Para adquirir<br />

más datos sobre esta cuestión, pueden ver nues><br />

tros lectores la cita que aducimos del Dr. Adradas,<br />

al tratar de, si domina siempre el hipnoti:{ador al hipnotizado.<br />

Bernheim, entre otros casos de hipnotismo; nos<br />

presenta el de una mujer excelente sonámbula; la cual<br />

tenía suma repugnancia á la carne, y á la que no hu -<br />

bo fuerza de hacer que la comiera, rechazando siempre<br />

esta sugestión cuando se la producían, hasta que<br />

tuvo que apelar dicho autor para vencef esta repugnancia<br />

y hacer que cumpliera dicha sugestión, á producir<br />

el cambio de personalidad en la hipnotizada, y<br />

sólo así logró su intento el que llegara á comer dicha<br />

sustancia, lo que antes no se había podido conseguir.<br />

Sobre este punto debe verse asímisnío la cita que hacemos<br />

de este mismo escritor, al hablar de si el hipnotizado<br />

conserva el uso de conciencia; y allí se verá<br />

que el sonámbulo puede resistir á ciertas sugestiones,<br />

que sus facultades psíquicas no están abolidas,<br />

que rechaza cumplir algunos actos, y reflexiona antes<br />

de responder á lo que se le pregunta; la misma cita<br />

nos hace ver que la lucha del hipnotizado contra las<br />

ideas sugeridas es muy común, pero que casi siempre<br />

queda vencido éste, admirándose de no poder resistir<br />

al automatismo que le domina por completo.<br />

He aquí otro caso tomado del mismo Bernheim^ que<br />

no deja de ser curioso para la historia de la hipnosis,<br />

y en especial del punto que venimos tratando; y hecho<br />

que al referido autor le inspira las siguientes palabras:<br />

«En tste caso se aprecia la lucha y se asiste<br />

á la vacilación de la persona hasta que la sugestión,<br />

al fin, triíjnfa. \)M joveo histérica fué presentada por


->198—<br />

Mr. Dumout á la Sociedad de Medicina. Durante su<br />

sueño provocado, se la ordena que vaya cuando se despierte<br />

á coger el tubo de la lámpara de gas, colocada<br />

encima de la mesa, que lo meta en el bolsillo y se<br />

lo lleve cuando se marche. Una vez despierta, se dirige<br />

tímidamente hacia la mesa, parece confusa y avergonzada<br />

de ver todas las miradas fijas en ella, luego,<br />

después de algunas vacilaciones sube de rodillas sobre<br />

la mesa, se queda en esta posición cerca de dos minutos,<br />

teniendo el aspecto de una persona avergonzada<br />

de su situación, mira alternativamente los individuos<br />

presentes y el objeto de que debe apoderarse,<br />

alarga la mano, luego la retira, y por último súbitamente<br />

coge el tubo, lo guarda en el bolsillo, y se aleja<br />

casi corriendo. No consiente en restituir dicho objeto,<br />

sino cuando ha salido de la habitación.» Hecho<br />

curioso en extremo en el que se vé claramente la lucha<br />

que se verifica en los hipnotizados antes de ejecutar<br />

ciertos actos, y la fuerza de la sugestión que<br />

les hace saltar por todo, y llegar hasta el crimen si<br />

es preciso.<br />

Y Rostan por su parte nos asegura que al tratar<br />

de hacer dormir á algunos hipnotizados, ha habido alguno<br />

de estos que le ha dicho: «¿Q«¿ me hacéis? No<br />

me hagáis dormir; queréis que duerma; jo no quiero<br />

dormirme.»<br />

Puede verse asimismo para ilustrar este asunto, entre<br />

otros casos prácticos que pudiéramos citar; el de<br />

la joven que nos cuenta el periódico La Italia; joven<br />

que fué hipnotizada por Donato, y á la que dio un<br />

puñal mandándola que matara á su propia madre; la<br />

muchacha deshecha en lágrimas se dispuso á cumplir<br />

orden tan terrible. Qiaería, pero no podía sobreponerse<br />

á tan misteriosa voluntad, que la dominaba por<br />

completo con imperio, y hubiera cumplido dicha orden,<br />

si el miscftó Donato, no la hubiera detenido; he-


cho que encierra en sí una gran enseñanza bajo muchos<br />

puntos de vista, en la historia ó proceso que venimos<br />

haciendo del hipnotismo.<br />

Pueden consultarse asimismo para ¡lustrar este<br />

punto, los casos que nos cita el ilustrado Dr. Meric,<br />

en su obra de Lo Maravilloso, capítulo III, libro<br />

i."en los que se vé auna hipnotizada resistiéndolas<br />

sugestiones de su hipnotizador, y que llega hasta impacientarse<br />

y patalear por creer que se las quiere imponer;<br />

aunque concluye como la mayoría por ceder<br />

á dichas sugestiones.<br />

Y por fin, otra nueva prueba de la lucha que se<br />

establece á veces en el hipnotizado, es lo que sucede<br />

en éstos, cuando en ellos se producen algunas catalepsias<br />

sugestivas, ó sean contracturas producidas por sugestión;<br />

en cuyo caso si se les dice á dichos hipnotizadores<br />

que vuelvan el miembro afecto á su estado normal,<br />

trata de hacerlo su voluntad adormecida, y unas<br />

veces sí consiguen volver los órganos á su situación<br />

ordinaria, pero otras no les es posible aun cuando lo<br />

intenten, como cuando se les dice teniendo los ojos<br />

cerrados, que los abran; ellos tratan de hacerlo así y<br />

ponen todos los medios que les es posible para conseguirlo,<br />

lo cual no pueden realizar, en la inmensa<br />

mayoría de las veces.


—201-<br />

XVII.<br />

¿DOMINA SIEMPRE EL HIPNOTIZADOR<br />

AL HIPNOTIZADO?<br />

Aunque parece indudable en la hipnosis que el hipnotizado<br />

se convierte por completo en lin autómata en<br />

manos del hipnotizador, como así lo prueba la inmensa<br />

mayoría de hechos recogidos por los observadores; hay<br />

sin embargo casos especiales en los que parece conservar<br />

el hipnotizado su libertad, y resiste las sugestiones<br />

reiteradas que le hace su hipnotizador: hay s-.ntimientos<br />

como el del pudor que es muy difícil hacer perder á<br />

los sugestionados; y á muchos de estos, es muy difícil ó<br />

casi imposible hacer que se conviertan en ladrones.<br />

Entre los hechos curiosos de resistencia á la sugestión,<br />

citamos el de una señora cuya historia nos cuenta Bernheim,<br />

la cual, hipnotizada, se resistió á casi todas las<br />

sugestiones que se la hicieron; y llegó hasta contestar<br />

á su hipnotizador, una vez que éste la ordenaba tomar<br />

una cucharada de una poción. «Ya sabe V. doctor que<br />

esto no cuela.» El mismo autor nos habla de una joven<br />

de vida desarreglada á la que hipnotizó muchas veces,<br />

y dice era una perfecta sonámbula; y á la que ordenó<br />

de una manera sugestiva, que se convirtiera en una<br />

mujer honrada, como así lo prometió; pero enseguida<br />

volvió á la misma vida que hasta allí había llevado, sin<br />

hacer caso alguno de la sugestión que se la había producido.<br />

Dicho Bernheim, nos cita asimismo el caso de<br />

otra joven que muchas veces no ejecutaba las sugestiones<br />

que se la hacían, aunque fueran sobre actos insignitícantes;<br />

y atribuye esta falta de cumplimiento de los


—soa—<br />

actos sugeridos á cierto espíritu de contradición, ó á<br />

una falsa vergüenza.<br />

Richer, nos ha mostrado el caso de una hipnotizada<br />

que tenía verdadera pasión por un hombre que había<br />

sido su tormento y del que conservaba un triste recuerdo,<br />

y la que, cuando creía verle en virtud de la<br />

sugestión, aparentaba un sentimiento grande; pues bien,<br />

fué completamente imposible hacer que esta hipnotizada<br />

consintiera en .acto de ningún género que pudiera<br />

perjudicar á dicho hombre; cuando en todo lo<br />

demás obedecía automáticamente en todo lo que la<br />

ordenaba el hipnotizador.<br />

En la obra de El hipnotismo de G. de la Touretle\<br />

podemos leer algunos otros casos notables de resistencia<br />

á tas sugestiones, referidos por Pitres.<br />

Otra de las pruebas de que el dominio del hipnotizador<br />

no es siempre absoluto sobre el hipnotizado, es<br />

la de que muchas veces cuando aquel jsroduce á este<br />

alguna sugestión que no le agrada ó le repugna, el<br />

último la rechaza, y hay que buscarle una forma conveniente<br />

para que la admita, lo cual no sucede á veces<br />

ni aun en esta forma, sin una especie de lucha más ó<br />

menos importante, como hemos visto en otro lugar. Y<br />

también es' prueba de lo que hemos dicho; que se vé con<br />

frecuencia á varios hipnotizados sumidos en un muy profundo<br />

sueño, y los que por más que intente el hipnotizador<br />

nada puede conseguir de los mismos; actos sugestivos,<br />

ilusiones, alucinaciones al despertar, todo es inútil<br />

que lo intente; y nadie diría que en estos casos existe<br />

relación alguna entre el hipnotizador y el hipnotizado,<br />

relación que sin embargo es indudable, por que este<br />

obedece con toda docilidad la orden de despertar; pero<br />

que fuera de esto, en nada se conoce el dominio que<br />

ejerce el primero sobre el segundo.<br />

Otra nueva prueba dé lo que venimos diciendo, es<br />

lo ocurrido en la célebre causa del asesinato del escri-


—ao9—<br />

baño Gouflé, en París; en la cual el Dr. Sagresi,<br />

manifestó haber hipnotizado á la acusada de dicho<br />

crimen, Gabriela, para inducirla al bien; habiendo sido<br />

inútiles sus esfuerzos para esto, por completo; hecho<br />

que viene á corroborar que no siempre domina el hipnotizador<br />

al hipnotizado. EQ k» capítulos de si el hipnotizado<br />

conserva su voluntad y su conciencia, pueden<br />

asimismo encontrar nuestros lectores algunos hechos<br />

que sirvan para poder aclarar ó confirmar lo que decimos<br />

en éste. Es notable también el hecho que nos cuenta<br />

el Dr. Adradas, en su estudio de Burquismo: trátase<br />

de una mujer hipnotizada por él, y en la que provocó<br />

una interminable serie de experiencias hipnóticas; y<br />

dice que le chocó en extremo; «lo difícil, mejor dicho,<br />

lo imposible que me ha sido siempre sugerirle una idea<br />

falsa referente á fenómenos que ella no hubiese sentido.<br />

No se ha dado el caso de que haya podido sorprender<br />

su conciencia orgánica. A mis afirmaciones de que la<br />

había sucedido esto ó lo otro, contestaba con energía:<br />

«No es cierto; yo no he tenido eso, ni he dicho lo otro,<br />

y no lo creeré ni lo diré ahora ni cuando me despierte.»<br />

Recuerda hasta la más pequeña molestia que haya sufrido<br />

y la refiere con facilidad, pero no se deja sugerir.<br />

Tiene una conciencia interna tan clara de lo que sucede<br />

en su vida orgánica que sabe con alguna anticipación<br />

lo que le vá á suceder y el momento preciso, etc.»<br />

Curiosos son asimismo los experimentos realizados<br />

por el Dr. Meric, para destruir la acción sugestiva, y<br />

hacer que los hipnotizados no cumplieran las sugestiones<br />

de su hipnotizador, como así efectivamente lo<br />

consiguió; y no se diga que en estos casos era reemplazada<br />

una sugestión por otra, pues ya cuida dicho escritor<br />

de decirtíos que é pesar de seguir repitiendo sus<br />

órdenes el hipnotizador, sus sugestiones no se realiza»<br />

ron. Dice así dicho autor: «Muya menudo, durante<br />

nuestros experimentos, hemos impedido á un sojet«


hípnotizado obedecer la orden dada y llevar á cabo una<br />

sugestión de robo, ú otra sugestión cualquiera. Bastaba<br />

nos arrimáramos al sujeto, despertar en él el sentimiento<br />

adormecido de la personalidad, y prohibirle<br />

con autoridad, con voz severa, cometer el acto malo que<br />

se" le había sugerido. El sujeto parecía visiblemente<br />

contrariado, descontento, casi irritado por la contradiciónque<br />

turbaba su ánimo, pero acababa siempre<br />

por obedecernos, hasta á pesar de la intervención renovada<br />

y del mandato del magnetizador. Estos hechos<br />

y otros experimentos, sigue diciendo el mismo autor;<br />

confirman esta proposición y permiten afirmar que el<br />

hipnotizado conserva en el sueño su naturaleza moral,<br />

sus inclinaciones, su personalidad, y un poder debilitado<br />

pero real de resistencia al mandato que repugna<br />

á su carácter y á sus instintos. Escucha al magnetizador,<br />

discute sus órdenes, pide sus razones, y no da<br />

su consentimiento sino á sabiendas. En ciertos casos,<br />

si se quiere, por ejemplo, obtener una confesión que<br />

comprometa, el sujeto guarda silencio, se niega á contestar,<br />

mentirá hasta descaradamente para no comprometerse.<br />

»<br />

En esta cuestión hay que tener también en cuenta<br />

que según resulta de los experimentos hipnóticos, el<br />

dominio del hipnotizador íobre el hipnotizado solo suele<br />

conservarse, en tanto que este último permanece en<br />

este estado, ó sea bajo el influjo de la hipnosis; siendo<br />

fuera de ella impotente la voluntad del primero para<br />

dominar la del segundo; así que los autores citan casos<br />

de anestesia y de parálisis producidas durante el sueño<br />

hipnótico, con orden de que persistieran aún en el estado<br />

de vigilia, como así sucedió efectivamente; y que en<br />

este último estado ó ya despierto el hipnotizado, fué<br />

completamente impotente la voluntad del hipnotizador<br />


—aols—<br />

estado normal; habiendo habido necesidad para esto,<br />

de tener que volver á hipnotizar á estos sujetos, para<br />

hacerles desaparecer tan molestos estados, por medio<br />

de una nueva sugestión, que destruyera el efecto de<br />

la anterior.<br />

Pero aunque esto es así; y pasa en mayor ó menor<br />

número de casos, que el hipnotizador no siempre puede<br />

ser dueño absoluto de la voluntad del hipnotizado;<br />

no olvidemos que la regla generales como dice Aíaira,<br />

que; «en el hipnotismo, el ser moral se entrega<br />

por completó, no solo en sus actos , sino también en<br />

sus pensamientos y sentimientos más íntimos; todo<br />

se pone de relieve, vicios y faltas, virtudes y pasiones;<br />

todo se destaca con implacable franqueza, con el<br />

desenfado más completo.» Así lo prueban miles y miles<br />

de hechos, algunos tan significativos, como el que<br />

vemos en Vot'sin; de una joven de desarreglada vida que<br />

se resistió á ser hipnotizada hasta un grado tal, que<br />

llegó hasta escupir al médico y obstinarse en no querer<br />

mirar al objeto que se la indicaba; hasta que por fin<br />

dicho autor logró sumirla en el sueño hipnótico, después<br />

de muchos esfuerzos, y entonces á las preguntas<br />

de su hipnotizador, llegó hasta revelar hechos de<br />

su vida que siempre había tenido muy secretos, y obedeció<br />

automáticamente en adelante todo lo que la fué<br />

mandado. El Dr. Seppüli, en la Revista experimental<br />

de Medicina legal; y la inmensa mayoría de escritores<br />

de la hipnosis sostienen esta misma opinión y<br />

comparan al hipnotizado con un autómata. Esto lo<br />

prueba asimismo el estado de la misma hipnosis; pues<br />

vemos que cuando una persona se halla hipnotizada<br />

y se trata de despertarla, en vano lo intentará ninguna<br />

otra persona que la misma que la hipnotizó; además,<br />

en tanto que se hallaba en ese estado de hipnotismo<br />

puede un hipnotizador gran número de veces; no sólo<br />

ordenarle lo que le plazca, seguro de ser obedecido ci«-


-208-<br />

gamente; sino hasta traspasar su dominio ó influjo<br />

avasallador á cualquiera otro individuo, al que obedece<br />

el hipnotizado como lo hacía antes á su mismo<br />

hipnotizador; hecho notable en extremo, y que ha sido<br />

comprobado por varios y repetidos casos prácticos; y<br />

con é^tos mismos hechos podríamos probar que es tan<br />

absoluto por lo general el dominio del hipnotismo sobre<br />

las vtcttnms que ejerce su acción, que si se manda<br />

á una de estas que llegue hasta asesinar á su esposo<br />

ó espo$a, á su hijo, ó á su misma madre; coge un<br />

puñal, y se lo clava á estos seres tan queridos, aunque<br />

quizás lo haga con el llanto en los ojos; como<br />

se vé en el caso que nos citó Z>on


2«£^£«^j^jk£Í^Í£9


-808-<br />

cn más ó en menos en toJos los hipnotistas; dice, que<br />

la natunvleza del hipnoüsm j está envuelta en la ma3'or<br />

obscuridad<br />

Ya en los sistemas y doctrinas de la antigüedad,<br />

encontramos ciertas teorías que pueden servir de base<br />

á las que hoy se nos presentan para explicar la hipnosis,<br />

muy adornadas y provistas de ufi ropage más ó<br />

menos brillante. En las antiguas cosmogonías ya se<br />

vé establecida cierta relación entre todos los cuerpos<br />

del universo; y se menciona una/uer:^a superior pot^<br />

la que se podía ser dueño de la existencia j' de los<br />

pensamientos de otros. Los sabios más antiguos é ilusifes<br />

de los primeros tiempos civilizados, como Tales<br />

de Mileto, Demácrito, etc., creían en un fluido sutil<br />

que relacionaba entre sí todo lo existente; algunos como<br />

Ficinio, llegaron á creer que había personas dotadas<br />

de un poder que atraía y de una fuerza especial,<br />

que podía influir en la voluntad de los otros hombres.<br />

Paracelso partidario del fluido simpático que<br />

unía todo lo creado, admitía en el hombre un doble<br />

magnetismo; ideas que en masó menos fueron afirmadas<br />

por muchos sabios de su tiempo y tiempos posteriores;<br />

así que cuando se dio á conocer el magnetismo,<br />

muchos creyeron haber encontrado el fluido<br />

universal de que tanto se había hablado; después sucedió<br />

lo mismo con la electricidad, hasta que vino el<br />

célebre Mesmer, al que muchos han tomado por fundador<br />

del sistema del fluido universal; este autor creía<br />

que existe un fluido sutil y universal que llena todo<br />

el mundo del cual dependían las propiedades de todos<br />

los cuerpos, fluido capaz de recibir y comunicar todas<br />

las impresiones del movimiento en virtud de leyes<br />

desconocidas; fluido que se encontraba asimismo<br />

en el sistema nervioso del hombre; y comparaba el<br />

cuerpo de éste á un imán con- sus polos, que podían<br />

Ctmbiar y reforzarse su actividad. Este fluido poc^a


—229—<br />

comunicarse de unos cuerpo-, á otros aun á cierta<br />

distancia, sin necesidad de cuerpos intermedios; y su<br />

acción podía ser reforzada por algunos cuerpos, habiendo<br />

otros en cambio que la destruían; así por ejemplo,<br />

decía que los espejos aumentaban y reflejaban la<br />

acción magnética, lo mismo que e! sonido, que le atribuía<br />

casi las mismas propiedades; y creía que los imanes<br />

eran una especie de acumuladores de fluido magnético.<br />

Puysegiir, aseguraba que la causa del magiietismo<br />

se hallaba más bien en la voluntad que en el fluido<br />

descrito por Mesmer: Barbarin, atribuyó dicha causa<br />

á las fuerzas del alma: Pétetin creyó que el magnetismo<br />

era producido por la electricidad: Faria, atribuyó<br />

los fqnómenos magnéticos á la sugestión y decía que<br />

la causa del magnetismo se hallaba en el sujeto mismo,<br />

y no en el hipnotizador:/«í«e«, uno de los vocales<br />

de la comisión que examinó la doctrina de Mesmer;<br />

cree que los hechos observados por éste, son un<br />

simple producto de la imaginación exaltada: á cuya<br />

opinión se inclinó asimismo Deslón. El general Noi\et,<br />

creyó el hipnotismo producido por un fluido vital; y<br />

Berlrand, le atribuyó á una forma particular de exaltación<br />

nerviosa que llamó éxtasis. Para el célebre Braid<br />

no existe fluido alguno magnético, ni fuerza alguna<br />

misteriosa que proceda del hipnotizador; el hipnotismo<br />

y todos sus fenómenos son producidos por el sistema<br />

nervioso del mismo hipnotizado, que puede caer<br />

en estado hipnótico por sí mismo sin influencia alguna<br />

extraña, por una especie de tensión intelectual; en<br />

cuyo estado su imaginación toma una actividad tal,<br />

que toda idea, bien que se desarrolle espontáneamente,<br />

6 bien que sea sugerida; adquiere en el hipnotizado<br />

una gran fuerza de actualidad y realidad.<br />

Grimes, fundador de un hipnotismo que llamó<br />

niecfro Holog^ía; funda éste en una niélela de braidismo


—230-<br />

y de hipótesis indemostrables. Reichenbach^ creyó el hipnotismo<br />

producido por un agente especial, que llamó<br />

fuer:{a ddica. El Od ú Odilo, según Cahagiiet; «es el<br />

espíritu de Dios, el espíritu universal, el éter, el fluido<br />

electro magnético, el fluido de la vida.» Para Philips,<br />

inventor del electro dinamismo vital, es producido el<br />

hipnotismo por una especie de congestión intelectual^ ó<br />

sea la acumulación de fuerza nerviosa en un punto<br />

determinado del cerebro. Charpignón, admite la influencia<br />

moral y una fuerza magnética (fluido magnético),<br />

análoga á la luz y á la electricidad, para la producción<br />

de los fenómenos hipnóticos. Para Donato, estos<br />

son el resultado de una atracción especial; que no es<br />

más que una forma de la gravitación universal, y de<br />

la influencia que todo cuerpo ejerce sobre los que se<br />

hallan en su esfera de acción; forma especial, que en<br />

el hombre, ser inteligente; es asimismo una fuerza<br />

intelectual. Liebeault, expresa sobre este punto ideas<br />

parecidas á las de Durand de Gros fPhilips J Charcot<br />

y Richer, dicen sobre la esencia de la hipnosis; que es<br />

un estado nervioso artificial. Barétj', volviendo al fluido<br />

de Mesmer; admite una fuerza néitrica radiante, que<br />

se escaparía por los ojos, los dedos y los soplos del<br />

hipnotizador, produciendo los fenómenos hipnóticos;<br />

teoría de la que parece participó el Dr. Desplats, director<br />

de la Clínica médica de la Universidad católica<br />

de Lille. El Dr. James, ilustre médico francés, trató<br />

de explicar la hipnosis por un fluido histérico. Rostan<br />

cree que el cerebro segrega una sustancia particular,<br />

que es la que trasmite ó recibe el querer y el sentir;<br />

sustancia que circula por los nervios y se reparte no<br />

sólo por todo el organismo, sino que se lan^a fuera<br />

del mismo con gran fuerza y energía, formando una<br />

verdadera atmósfera nerviosa con su esfera de actividad<br />

propia; cuya atmósfera se pone en contacto y relación<br />

con la del magnetizado; y le parece asimismo indudable


23 r—<br />

que este agente nervioso puede penetrar los cuerpos<br />

sólidos. Riimpf, explica el hipnotismo por cambio ó<br />

alteraciones de la circulación del cerebro, ya aumentando<br />

ó ya disminuyendo ¡a cantidad de smgre que vá al<br />

mismo. Prej-er, cree que la concentración del pensamiento<br />

que se produce en el hipnotismo, determina<br />

una actividad exagerada de las células cerebrales, de<br />

la que resultan productos fácilmente oxidables, conio<br />

los lactatos; que amodorran el encéfalo por sustracción<br />

del oxígeno de sus diversas regiones.<br />

Schneider, atribuye el hipnotismo á que toda la actividad<br />

psíquica del individuo en lugar de estar diseminada<br />

en una gran extensión se concentra en pocos puntos;<br />

é ¡deas parecida emite á su 'vez Berger. Heidenhain,<br />

cree que la excitación de los nervios sensoriales<br />

acústico ú óptico, suspende la actividad de las células<br />

de la sustancia gris del cerebro, á lo que se añade una<br />

excitación de los centros reflejo motores subyacentes á<br />

la sustaticia gris, sea por la parálisis de esta sustancia,<br />

falta la acción moderadora de los reflejos, ó sea por que<br />

por esta misma parálisis, toda excitación centrípeta,<br />

trasmitida al encéfalo, se propaga en un dominio nervioso<br />

más circunscrito, obrando por esto, más eficazmente<br />

sobre este dominio excito motor. Espinas, desarrolla<br />

teorías psicológicas análogas. Para Cullerre, es<br />

el hipnotismo el resultado de la parálisis de ciertas vegiones<br />

del cerebro y de la excitación de otras. Para Gilíes<br />

de la Tourelte, es el magnetismo animal, lo mismo<br />

que para Sanche^ Herrero. Para el Dr. A^an, es un<br />

modo especial de provocar un sonambulismo artificial,<br />

acompañado de varios fenómenos que obran sobre el<br />

sentido muscular y la inteligencia. Y para el Sr. Calairaveño,<br />

no es más que un delirio, un sueño a,rtificial ó<br />

provocado,<br />

Despine, dice que existe una actividad cerebral autoifiática,<br />

que se puede manifestar en ocasiones con 4if-


—asatinción<br />

de la actividad cerebral consciente, cuyas dos<br />

actividades se hallan íntimamente ligadas entre sí en<br />

estado normal y no forman más que una sola actividad;<br />

y según él, el hipnotismo es el producto del ejercicio de<br />

la sola actividad automática del cerebro. Luj's, admite<br />

diferentes funciones en las capas de la sustancia gris<br />

cortical del cerebro, y cree que el hipnotismo es producido<br />

por la parálisis nerviosa de la capa más superficial<br />

de dicha sustancia, persistiendo la actividad de ks otras<br />

capas de dicha sustancia gris. Para Bernheim, todo el<br />

hipnotismo procede de la sugestión; es decir, de la influencia<br />

provocada por una idea sugerida y aceptada por<br />

el cerebro. Morin, vé la causa del hipnotismo en ciertas<br />

vibraciones orgánicas propias del alma, que ponen<br />

á esta en comunicación con los objetos externos aunque<br />

se hallen lejos. Otros, como Bi^ouard, explican la hipnosis<br />

por la existencia de cierto fluido llamado Odó fluido<br />

Odilo, del que ya hemos hablado; y por el que<br />

se establece comunicación entré el espíritu del hombre<br />

y los objetos externos. Otros ven en un fluido<br />

nervioso la causa de la hipnosis; otros la atribuyen<br />

á un fluido :{oomagnélico\ algunos á un fluido etéreo<br />

ó éter; varios al calor animal comunicado; muchos,<br />

han pensado en una fuerza nerviosa transmisible<br />

para explicar el hipnotismo; no ha faltado quien cree<br />

ptx>ducido éste por un fluido llamado espiródico; para<br />

Gorres, existe el reverbero de las ideas y de los deseos<br />

del magnetizador al magnetizado, como agente productor<br />

del estado hipnótico; Gregory, explica éste;<br />

porque una mitad del encéfalo, inactiva en estado normal,<br />

entra á funcionar durante la hipnosis. Varios autores<br />

han pretendido que esta era producida por facultades<br />

desconocidas; otros han apelado á las fuerzas<br />

desconocidas y latentes de la naturaleza; olvidando sin<br />

duda el pensamiento del sabio Pailoux, de que; «las<br />

fuerzas desconocidas de la naturaleza no son sino el


-283recurso<br />

de los ignorantes;» no ha faltado quien ha pensado<br />

en los ángeles como agentes productores del hipnotismo;<br />

y hasta ha habido quien le ha atribuido á un privilegio<br />

especial concedido á varios hombres desde los<br />

tiempos de nuestro común padre Adán; y algunos como<br />

creyendo poco todo esto para explicar la hipnosis; la<br />

han atribuido á un fluido magnético especial, dotado<br />

hasta de una poderosa inteligencia, una especie de Dios;<br />

y por fin, no falta quien como Debreyne, corta todas<br />

las dificultades negando que el tan discutido hipnotismo<br />

exista realmente, y diciendo que es absurdo el afanarse<br />

en buscar sus causas, como lo sería el tratar de discutir<br />

científicamente la existencia del ave fénix.<br />

Resulta de todo esto; que el gran número de teorías<br />

é hipótesis que se han dado para explicar el hipnotismo,<br />

se pueden reducir á cinco grupos ociases, i." Teorías<br />

negativas; ó que niegan la realidad del dicho hipnotismo.<br />

2.* Teorías de los fluidos; que explican éste por la<br />

acción de algún fluido determinado; fluidos que son<br />

distintos según los autores, que los han bautizado á<br />

su gusto y voluntad. 3.° Teorías animistas; que explican<br />

la hipnosis como un efecto de ciertas fuerzas latentes del<br />

alma racional. 4-' Teorías orgánicas, que la explican<br />

por ciertos estados materiales del cerebro, como la congestión,<br />

la anemia, la alteración de las células cerebrales,<br />

etc. y 5." Teorías que podemos llamar sobrenaturales;<br />

que suponen producida dicha hipnosis por<br />

seres extraños y superiores á los naturales; y de estas<br />

teorías; unas suponen producido el hipnotismo por los<br />

mismos espíritus de los hombres, en varios estados de<br />

encarnaciones y reincarnaciones, que es el llamado espiritismo;<br />

que en este caso comprende al hipnotismo<br />

dentro de sí como una de sus formas; ó bien otras<br />

teorías sobrenaturales suponen los fenómenos hipnóticos<br />

producidos por los ángeles ó los demonios,<br />

y es el llamado espiriiualismo.


-S84-<br />

II.<br />

BREVE EXAMEN DE LAS TEORÍAS ANTERIORES.<br />

Las teorías negativas no se pueden admitir dé ningún<br />

modo porque hoy la realidad del hipnotismo se impone<br />

de una manera tal que es imposible su negación,<br />

pues coolo afirma Liégeois: «Desde 1875, los muchísimos<br />

autores que se han dedicado á este estudio, han<br />

todos, digo todos, sin ninguna escepción, sacado la conclusión<br />

que el sonambulismo es un hecho indiscutible.»<br />

Y lo que dá más fuerza á este modo de ver la cuestión,<br />

es que rtiuchos sabios y hombres de ciencia si han llegado<br />

á íreer en el hipnotismo, ha sido al estudiarle de<br />

una manera práctica; como pasó entre otros al célebre ^<br />

James Braid, que era sumamente escéptico en este ^<br />

asunto, hasta que vio los experimentos del magnetizador<br />

suizo Lafontaine, y estudió de cerca este punto.<br />

Ej negar la hipnosis hubiera sido fácil cuando se empezó<br />

á conocer, en cuyo tiempo fué tenida por charlatanería,<br />

hasta por los hombres de ciencia. Además estas<br />

teorías siielen envolver en sí mismas cierto fondo de<br />

contradicción, como sucede con la doctrina del crítico<br />

Dechamkre¡ que no pudiendo menos de admitir ciertos<br />

hechos del hipnotismo, que no podía negar sin ponerse<br />

en ridícuio, saca la conclusión de que; nel magnetismo<br />

aninial no existe, n Hoy son tantas las pruebas de la<br />

existencia de la hipnosis y es tal la autoridad de los<br />

autores que así lo admiten, que sería menester un escepticismo<br />

absurdo para negar la realidad de los fenómenos<br />

hipnótico*; así que no puede menos de producirnos<br />

cierta extrañeza ver que hombres de ciencia


—286—<br />

Cómo Double, Laennec, Rochoux, Recamier, Magendie,<br />

Cornac, Dubois de Amiens, etc., que en más ó menos<br />

negaron la existencia del hipnotismo, llegando algunos<br />

como Dubois, hasta llegar á creer comprometidos el<br />

decoro y dignidad de la Academia de Medicina Francesa,<br />

al ocuparse de este asunto, y nombrar una comisión<br />

que le estudiara. Y no hace tanto tiempo que en la<br />

Academia de Ciencias Morales de Francia se levantó<br />

Des/ardin, para sostener con cierta indignación, que;<br />

«si los hechos hipnóticos fuesen alguna vez demostrados,<br />

el espjritualismo filosófico estaba condenado á<br />

desaparecer, y que sería preciso dejar de creer fen la<br />

dignidad humana, en la espiritualidad del alma, en la<br />

libertad moral, en todos los elementos que constituyen<br />

la personalidad.*<br />

Las teorías de los fluidos que tanta boga tuvieron<br />

hace algún tiempo están hoy en descrédito; y efectivamente,<br />

no se comprende que fluidos materiales puedan<br />

producir ciertos fenómenos del hipnotismo, corrió la<br />

Sugestión á plazo y los fenómenos llamados trascendetitales<br />

ó superiores; así que el célebre FonssagrtPes en<br />

su Tratado de Materia Médica; dice lo siguiente: «La<br />

crítica que tantas veces ha juzgado al mesmerismo, ha<br />

formulado legítimamente la conclusión de que el pretendido<br />

fluido magnético que transmigra de uno á otro<br />

individuo, mediante pases manuales, miradas ó simples<br />

irradiaciones voluntarias, es pura y simplemente Uria<br />

creación fantástica de la imaginación exaltada; pero<br />

abstracción hecha de esta absurda doctrina... etc.» Además<br />

los experimentos de Braid y otros autores, han<br />

prtjbírdo que el hipnotismo se puede desarrollar en un<br />

individuo sin ninguna influencia extraña visible, de ana<br />

manera SUbjeti'i^a al parecer, y sin influjo de ninguna<br />

otra jjersóna; con lo que se prueba que no puede ¿er<br />

producido por ningún fluido trasmisíble de unos sujetos<br />

á ©tros; como la experiencia ha com¿»robado pa-


-ase—<br />

derse producir el hipnotismo en los ciegos, con lo que<br />

se prueba que el hipnotismo no se puede producir únicamente<br />

por la vista como creyeron algunos.<br />

Las teorías animistas se destruyen, porque las fuerzas<br />

ó facultades de cada ser están en relación con las<br />

necesidades de éste y su modo de obrar, y este modo<br />

de obrar guarda perfecta analogía con la naturaleza específica<br />

de cada cosa, y de admitir dichas fuerzas latentes<br />

ó extraordinarias en el alma, resultaría según dice<br />

el P. Vilá, que serían inmensamente superiores á su<br />

constitución y á su modo de obrar. Además, aunque se<br />

admitiesen ciertas fuerzas extraordinarias en él alma<br />

que no se desarrollasen sino en ciertas circunstancias,<br />

como el estado hipnótico; esto á lo más podría explicar<br />

algunos y determinados fenómenos de la hipnosis, pero<br />

no los verdaderamente extraordinarios ó superiores, que<br />

son en los que tropiezan casi todas las teorías, por hábiles<br />

que sean.'<br />

Con más razón se puede decir todo esto de las teorías<br />

que llamamos orgánicas, hoy tan en boga; porque<br />

aunque supongamos que el cerebro por sí pueda producir<br />

todos los fenómenos atribuidos al alma, se las puede<br />

aplicar la argumentación que á las teorfas anteriores;<br />

que á lo sumo no pueden explicar sino los fenómenos<br />

sencillos de la hipnosis, de ningún modo ios superiores<br />

ó trascendentales, como las sugestiones á plazo, las<br />

mentales, el automatismo del hipnotizado y todos los<br />

demás fenómenos de este mismo orden; ante los que<br />

los autores más inclinados á explicarlo todo de un modo<br />

material, no cesan de repetir lo misterioso y obscuro<br />

de estos hechos, que parecen inexplicables aun estudiándolos<br />

detenidamente.<br />

Las teorías espiritistas parten de una hipótesis completamente<br />

gratuita y es seguida por escaso número<br />

de hombres de ciencia. Efectivamente que hay que empezar<br />

por probar que el espíritu humano pasa, por todas


-18T—<br />

esas encarnaciones que se dice, y que en estos estados<br />

puede ser susceptible de producir los efectos que se le<br />

atribuyen; lo cual no nos parece pequeña empresa que<br />

digamos.<br />

Y por fin, las teorías espiritualistas son las que<br />

parecen satisfacer mejor al entendimiento del hombre<br />

razonable; porque parten de un hecho completamente<br />

demostrado, cual es la existencia de espíritus superiores<br />

y de su acción sobre los hombres; además son las que<br />

mejor nos explican todos los hechos del hipnotismo,<br />

hasta los que más inexplicables parecen; pues ya se sabe<br />

que estos seres, ángeles ó demonios, pueden producir<br />

sin grande esfuerzo ios hechos que se atribuyen á k<br />

hipnosis; y creemos que estas teorías son asimismo las<br />

que más se conforman con la doctrina de la Iglesia Católica,<br />

Maestra infalible de la verdad para nosotros. Y<br />

ya supondrán nuestros lectores que dentro de las teorías<br />

espiritualistas, nosotros nq, podemos admitir que los<br />

ángeles sean los agentes productores de los fenómenos<br />

hipnóticos, por las razones dadas por los teólogos, de<br />

que estos espíritus no pueden realizar acciones extra'<br />

ordinarias sino con sujeción á la voluntad de su Oninipotente<br />

Criador; y esta Voluntad Santa, nunca ni en<br />

ningún caso, puede servir de entretenimiento para los<br />

desocupados mortales, ó de medio para satisfacer indignas<br />

pasiones.


—¿as­<br />

ín.<br />

¿EL HIPNOTISMO, ES Ó KÓ UNA ENFERMEDAD?<br />

Sobre este pynto ríos parece fácil el dar una solución<br />

categórica, dada la casi unanimidad de los autores que<br />

sé hári ocupado del mismo. Sin embargo no negaremos<br />

qué algunos de ellos, y entre estos algún escritor de<br />

nota, cnrño Bernheim; opinan que la hipnosis no es<br />

mas qué ün estado fisiológico, porque no se conoce bien<br />

su causa; y á lo más admiten que es un estado fisiológico<br />

exagerado: la sola concentración de la mente en<br />

üh objeto, produce el sueño según estos autores; así<br />

sé vén caSós de sonambulismo en individuos sanos sin<br />

que {JddéZcart ninguna otra enfermedad, y el hipnotismo<br />

ho déjá rastro alguno cuando no es habitual.<br />

Hósótros creemos que de admitir la hipótesis que<br />

hadé déí hipnotismo un estado ó fenómenos todo natural,<br />

ó én el qué no hay nada que se salga de los<br />

hechóá y leyes comunes á todos los cuerpos de la naturaleza;<br />

hay si es cierto alguna forma del mismo que<br />

puede tomarse por un estado fisiológico, como el sueño<br />

hipnótico sencillo, tan fácil de confundir por sus<br />

caracteres con el sueño normal; y por esto dij/mos nosotros<br />

en otro lugar, que si creyéramos que la hipnosis<br />

era toda natural, la definiríamos diciendo; era un estado<br />

fisio-patológico, provocado, que produce ó puede producir<br />

síntomas neurósicos muy variados en el hombre;<br />

es decir, es un estado que en alguna de sus manifestaciones<br />

parece no es sino un modo de ser del organismo<br />

sin perturbación alguna de naturaleza patológica, y en<br />

otras de sus manifestaciones reviste francamente un


—«89-<br />

modo de presentarse francamente patológico, ó se» de<br />

alteración del modo de ser normal del mismo organismo.<br />

Por más que se nos pudiera decir que ni aun el<br />

sueño hipnótico era completamente fisiológico, porque<br />

en el mismo parece existir ya alguna alterációti en las<br />

funciones orgánicas del hipnotizado, y porque además<br />

es producido como todos los fenómenos hipnótkos,<br />

de una manera artificial ó provocada; y es asimismb<br />

dicho sueño, la puerta digámoslo así, de las otras formas<br />

graves de hipnotismo.<br />

Pero es indudable que la inmensa mayoría de formas<br />

de presentarse éste, es decir, el hipnotismo; y qué «un<br />

éste mismo estudiándole en su conjunto, es una verdadera<br />

enfermedad, tanto por la manera forzada ó arti*<br />

ficial como se produce, como porque casi todas sus<br />

manifestaciones tienen otras análogas en las verdaderas<br />

enfermedades: el sonambulismo, el éxtasiis, d letargo, la<br />

catalepíia, la epilepsia, el histerismo, la manía, la locura,<br />

la melancolía, la parálisis, etc.; son estados patológicos<br />

ó enfermedades muy semejantes á las formas hipnóticas,<br />

hasta el punto de que algunas veces es difícil distinguir<br />

un sonámbulo hipnótico de un loco, á un afectado<br />

de delirio hipnótico de un maniático agudo^ á un<br />

extático hipnótico de otro patológico,, etc. El hipnotismo<br />

asimismo altera en más ó en menos el sistema nervioso,<br />

los sentidos, el sistema muscular, el circulatorio<br />

y otros varios órganos y funciones; y á vecós.hei(a un<br />

purito extraordinario, como sucede al sisteiña tmneúiar<br />

en la catalcpsia, lo cual no haría si no firerá utia especie<br />

de entidad morbosa ó enfermedad. Ademán, la<br />

hipnosis suele desarrollarse mejor en lós individuos de<br />

temperamento nervioso, y en las histéricas y epilépticos<br />

pueJe aparecer espontáneamente, y hasta de utia<br />

manera epidémica yegún varios autores. «Las investigaciones<br />

y experiencias practicadas por el braidiiwio,<br />

dice Fonssagrives; han dado por resultado pro}te«tar


-240—<br />

sobre los fenómenos atribuidos al magnetismo la claridad<br />

de una luz análoga muy significativa, demostrando<br />

al mismo tiempo, que el organismo magnetizado<br />

como hipnotizado, debe esta situación o condiciones in -<br />

trinsecaSy de orden patológico siempre ó casi siempre,<br />

obrando las circunstancias exteriores como simples me*<br />

dios capaces de provocar aquellos estados, pero insuficientes<br />

por sí para crear el magnetismo ni el braidismo.»<br />

Es asimismo un hecho cierto, ciertísimo por desgracia;<br />

que el hipnotismo muchas veces despierta ó<br />

produce ciertas enfermedades nerviosas que estaban<br />

como ocultas ó latentes en los sujetos hipnotizados, y<br />

que sin esto quizá no se hubieran presentado. Así que<br />

los más célebres autores, como Charcoi, Dumontpalier,<br />

Magnin, Richer, Heidenhaim, Hoffman, Morselli, Vi-<br />

:{ioli, el Consejo Superior de Sanidad de Roma, y otros<br />

muchos; todos opinan que el hipnotismo es una neurosis;<br />

y una neurosis en lenguaje médico, es una enfermedad<br />

determinada.<br />

Además, no es cierto como algunos han dicho que el<br />

hipnotismo no quede resultado alguno al volver el.hipnotizádo<br />

á su estado normal; suele notarse después cierto<br />

malestar, cansancio, debilidad, temblor, dolor de cabeza,<br />

y por fin, tendencia muy marcada á ciertos padecimientos<br />

que estudiaremos más adelante en otro capítulo.<br />

No faltan escritores que les parece un absurdo la<br />

existencia del hipnotismo como tal .hipnotismo; y dicen<br />

que los hechos conocidos por estados hipnóticos no son<br />

nnás que formas de epilepsia, ó de gran histerismo ó<br />

de histerismo superior; pero esta opinión se refuta fácilmente;<br />

porque aunque el hipnotismo es en sus formas<br />

Representación una neufosis análoga á las que hemos<br />

citado, tiene un conjunto tal de fenómenos tan característicos,<br />

son tan distintas su causa, sus síntomas, su<br />

éursciófl ó trataffiiento, y todo lo que á él se regefé;


~M1—<br />

que no hay duda que el hipnotismo es una entidad distinta<br />

de las otras enfermedades nerviosas, con las que<br />

sí tiene semejanza, pero nada más que semejanza;<br />

como la tiene el histerismo con la locura, ó la melancolía<br />

con el mal epiléptico.<br />

Si el hipnotismo es una enfermedad idiopática ó<br />

sintomática, ó sea si está ó no ligado á alguna alteración<br />

material del sistema nervioso; es una cuestión de<br />

no muy fácil solución, y que además como en esta obra<br />

no estudiamos el hipnotismo bajo su punto de vista<br />

médico, sino de una manera accidental; no nos parece<br />

propia de un libro de este género. Pero nos parece que<br />

aunque la hipnosis no sea un mero modo de ser de la<br />

manera de funcionar normalmente el organismo, y que<br />

parece presentar un cuandro bien marcado de un funcionalismo<br />

morboso ó patológico en el hombre; parece<br />

asimismo indudable que los que solo ven en el hipnotismo<br />

un simple conjunto de hechos puramente naturales,<br />

se encuentran ante un verdadero imposible al<br />

querer clasificar la hipnosis en el cuadro de las enfermedades<br />

que conoce la medicina. ¿Qué es el hipnotismo,<br />

tan raro y desconocido, y acerca del que cada hombre<br />

de ciencia emite una opinión diversa? ¿Qué enfermedad<br />

es ^1 dicho hipnotismo, que presenta síntomas tan<br />

opuestos entre sí, que varía ó puede variar á cada mo«<br />

mentó de forma, que presenta síntomas de locura, epilepsia,<br />

histérico, catalepsia, éxtasis, anestesia, hiperestesia,<br />

y otros mil estados patológicos diversos; y sin<br />

embargo no es la locura, ni la epilepsia, ni el histérico,<br />

ni la catalepsia, etc.? ¿Qué enfermedad es el hipnotismo<br />

que no tiene causa exclusiva que le produzca, y es producido<br />

sin embargo por mil causas diversas? Que apa*<br />

rece casi siempre cuando se quiere y cuando se quiere<br />

desaparece; que se presenta repentinamente y repentinamente<br />

deja de existir; que produciendo síntomas fístfos<br />

marcados, aparece por un« simple orden, y se


~24í—<br />

cura sit) más tratamiento que otra simple orden verbal-;<br />

ggj/os síntomas dependen casi única y exclusivamente<br />

d& Ifl/voluntad de otro hombre, que hace del hipnotizaáo-<br />

un auí^mata según su capricho y voluntad. Que nos<br />

diga el médico más eminente en qué clase hemos de<br />

CoteejftresÉa enfermedad, y con qué otro padecimiento<br />

tiene idieoítidad ó semejanza; así que no vacilamos en<br />

afirmar, que el hipnotismo considerado como una enfermedad,<br />

no tiene precedente ni igual en la ciencia de<br />

Esculapio.<br />

IV,<br />

¿HA.Y UN HIPNOTISMO NATURAL?<br />

Este punto tiene graves dificultades, porque al tratar<br />

el. misma disienten entre sí los mismos escritores católicos;<br />

habiendo alguno de estos mismos, de muy claro y<br />

agudo ingenio, como el P. Franco; que se inclinan á<br />

craer sospechosos todos los fenómenos hipnóticos, aun<br />

le^mds inocentes en apariencia; en tanto que otros varios<br />

como el P. Mateos, aseguran que no está reprobado el<br />

valerse en, medicina de la hipnosis como de un agente<br />

terapéutico de reconocida eficacia para combatir lasen*<br />

fermeda^es. Y no puede menos de engendrar en nosotros<br />

gran vacilación y timidez al tratar esta cuestión, las notables<br />

pí^labras del Prelado de Madrid. «Desde tiempo inmeajorial,<br />

escribe este sabio Obispo, «han sido detenidatoai^e<br />

tratadas y con sobrada» amplitud dilucidades esas<br />

niateriasi en las escuelas, y, sin embargo, prsumiría<br />

x^masiado de simismo..... cualquiera que afirmase que


-348—<br />

en la innumerable variedad de fetvómenos que puedlen<br />

darse, así en el orden psicológico como fisiplógicp, es<br />

fácil determinar con certeza absoluta la causa de donde<br />

proceden, si está encerrada dentro de las potentes energías<br />

de la naturaleza contingente, ó si hay que byscarla<br />

en el orden sobrenatural.» Así, que antes de continuar<br />

nuestro trabajo, creemos conveniente hacer constar que<br />

no quisiéramos errar en nada contra la fe que profesamos;<br />

y que suj.-tnmos c taobra, así como todo lo que<br />

havamos escrito al infalible juicio de nuestra Santa<br />

Madre la Iglesia, con completa humildad cristiana y<br />

sencillez de corazón. Hecha esta protesta de sinceridad<br />

de nuestras creencias religiosas; creemos, ó nos aventuramos<br />

á asentar la opinión, que es probable que<br />

haya un hipnotismo natural, lo cual nada tiene que ver<br />

con la utilidad y licitud del mismo hipnotismo.<br />

Podríanlos aducir en apoyo de esta opinión, la, de<br />

la inmensa mayoría de los hombres de ciencia que han<br />

tratado de este asunto; pero como estos testimonios<br />

se nos pudieran rechazar por creer á dichos sabios partes<br />

interesadas en este punto, y algo sospechosos por<br />

las ideas religiosas de gran número de ellos, aunque entre<br />

los mismos hay escritores probos y religiosos, como<br />

el célebre James Braid; haremos caso omiso de dichos<br />

testimonios, y aduciremos los de algunps escritor;e5 católicos,<br />

que no puedan ser tachados por sus ideas. El<br />

mismo P. Franco, tiene varios párrafos en su notable<br />

obra, en los que parece inclinarse á la opinión que hemos<br />

indicado cómo entre otros uno del capítulo.XXIII<br />

en el que dice: «Qje no son precisamente ni bobos», ni<br />

fanáticos, ni dementes.... aquellos que empiezan á sospechar<br />

fundadamente, que la hipnom no sea del iodo<br />

natural, si no mas bien una mezcla dé natural y sobre'<br />

nattiral;» y'en el capítulo XXXII, admite que vfirios de<br />

lo? fenómenos hipnóticos son nafur^ales en sq[^encia<br />

ó materialidad, qiue se pueden presentar algmiós semje,'-


-444—<br />

jantes en cienos enfermos, y que muchos médicos y<br />

muchas personas de conciencia, que rechazan con horror<br />

los fenómenos claramente sobrenaturales, no saben condenar<br />

los de apariencia natural.^Taca/}/, que considera<br />

como hechos naturales hipnóticos, hasta las hemorragias<br />

y vexícaciones del hipnotismo; dice asimismo lo<br />

siguiente: «En cuanto á los fenómenos que hemos mirado<br />

como casi auténticos, ciertos autores sostienen que<br />

exceden á las fuerzas de la naturaleza; por nuestra parte,<br />

parécenos, hasta que á más amplia información se<br />

llegue, que nada demuestra que nú sean naturales. Seguramente<br />

son fenómenos extraños y nuevos, pero se<br />

asemejan por algunos lados á hechos naturales.^)<br />

Otro escritor católico de rectas intenciones, Liberali;<br />

admite como naturales, hasta fenómenos que no parecen<br />

serlo, como sucede con la clara visión. Santo Tomás<br />

afirma que hay ciertos estados en los que el alma<br />

racional se halla abstraída de las cosas corporales y<br />

sensibles como sucede en el sueño natural; y entonces<br />

adquiere cierta aptitud y facilidad para percibir tas impresiones<br />

más delicadas de la imaginación, las cuales<br />

pasan desapercibidas durante la vigilia; y que también<br />

recibe con más facilidad la influencia de los espíritus<br />

puros.<br />

El respetable médico 5r. Sinchei Freiré, que creemos<br />

sea ferviente católico; asienta afirmaciones sobre<br />

esta cuestión, que no vacilamos en calificar de aventuradas.<br />

En su obra sobre esta materia, escribe lo siguiente:<br />

«.Por mis que la hipnosis no rebase del término del<br />

orden natural, ni agite otras actividades que las propias<br />

j'consuetudinarias de cada individuo, es lo cierto que<br />

por el corte/o de fenómenos extraordinarios que lleva<br />

apareadosj' por el dominio avasallador que ejerce en<br />

quien la recibe, tiene la virtud de conmover las susceptibilidades<br />

y aptitudes de muchas gentes indiscretas<br />

^ue^ sin darse treguas para conocerla, murmuran de


—216—<br />

ella j' la maltratan. Tiempo es de que los hombres de<br />

saber y buena fe la estud'en en lodos sus alcances y la<br />

defiendan como propiedad suj'a.» K\ mismo autor, quí<br />

admite haita la adivinación y las hemorragias hipnóticas<br />

y demás fenómenos LÍÍ qu3 hemo? hablUo en su lugar<br />

y hasta la sugestión á plazas; sz burla Je los que<br />

atribuyen ai diablo: el hipnotismo, diciendo que; «Atribuir<br />

al diablo lodo acuello gue parece salirse délo rutina •<br />

rio y cotidiano, sólo es propio de personas de vulgarísima<br />

lajra é insolventes en achaques de ciencia.» Dicho<br />

Sr. Freiré, rechaza qué el hipnotismo sea una parte del<br />

espiritismo, fo cual cree que es una imperdonable ligereza<br />

el afirmarlo, y dice: uQue puede haber enlre una<br />

doctrina basada en absurdas prácticas j- quiméricas observaciones,<br />

cien veces reducidas á polvo por el raciocinio<br />

sensato; j un hecho natural, innegable y sencillísimo,<br />

del que la ciencia se dd entera cuenta.^ Opiniones<br />

estas del Sr. Freiré expresadas quizi con más ve •<br />

hemencia que la que fuera necesaria, pues demasiado<br />

sabe dicho ilustre escritor que celosos católicos y sabios<br />

teólogos opinan como el notable Perrone, que nos dice<br />

sobre esta cuestión, que; oes bien claro que el magnetismo<br />

y el espiritismo convienen sustancialmente y se<br />

identifican, y así lo declaran lo mismo los magnetistas<br />

que los espiritistas, j Y podríamos presentar otras varias<br />

citas de dicho Sr. Freiré, que no sólo cree natural<br />

el hipnotismo en todas sus formis admitidas par los<br />

hombres de ciencia, sino hasta lo cree un hecho sencillísimo;<br />

lo cual nos parece no poco atrevido, y que pocos<br />

escritores católicos se atreverían á subscribir.<br />

El abate Meric, el docto católico Ferrand, el reverendo<br />

jesuíta P. Bonniot, Lelong, Guermonpre^, y<br />

otros escritores, admiten igualmente un hipnotismo natural;<br />

Venturoli, en su estudio de la Hipnosis, trata de<br />

distinguir en la misma aquello que parece naturalmente<br />

explicablCí d« aquello que no parepe explicarse de un<br />

'I


- tie—<br />

modo natural; y lo que es posible, de aquello que no<br />

parece posible en el presente orden de cosas. Este autor<br />

forma en el hipnotismo una clase de fenómenos que son<br />

motivo de admiración para el público ignorante, los<br />

cuales excitan con algún fundamento la sospecha de<br />

engaños ú otras cosas todavía peores, de cuyos fenómenos<br />

prescinde y limita su estudio; «á los fenómenos<br />

verdaderos y legítimos, que tienen su origen en la<br />

acción que una persona ejercita sobre otra persona y<br />

que hallan su asiento en las facultades orgánicas y sensitivas<br />

del hombre.» Y en otra parte de su obra al hablar<br />

de los fenómenos de doble vista y presciencia magnética,<br />

dice, que aunque los hechos de este género/"«eríin<br />

incontestables, se vé por todo el mundo que seirían de<br />

un orden tal que traspasa el poder de las leyes de la naturaleza,<br />

por cuyo motivo no podrían explicarse de otro<br />

modo que acudiendo á virtudes sobrenaturales; y reúne<br />

estos hechos con los del espiritismo que no pueden ser<br />

objeto de estudio médico. Con lo que se vé claro que admite<br />

un hipnotismo natural, y duda del llamado superior<br />

6 trascendental, cuyo conocimiento cree no corresponde<br />

á las ciencias médicas, Y no han faltado quienes se han<br />

marcado hasta tal punto en la defensn de esta idea, que<br />

han llegado á defenderla desde el pulpito; como sucedió<br />

con el abate Herut'er, que lo hizo en la catedral de Burdéos,<br />

saliendo á la defensa del magnetismo, que para nosotros<br />

era el hipnotismo de ayer. El sabio y célebre escritor<br />

P. Zeferino Gon^dle!{, escribe en su Filosofía lo siguiente:<br />

(¡Entre los fenómenos magnéticos ha/algunos<br />

que absolutamente hablando, no repugna que sean producidos<br />

por causas materiales y humanas, etc.... y en<br />

otro lugar, habla de; (ufenómenos del magnetismo que,<br />

ó exceden manijiestairente las fuerzas jr medios que<br />

para su producción se emplean ó se obtienen mediante la<br />

evocación é intervención de espíritus^ que deben atribuirse<br />

d los demonios;» con lo que parece dar á enten4er


que hay otros fenómenos magnéticos que pueden ser<br />

naturales. Doctrina análoga sostiene el ilustrado dominico<br />

P. Vild, que en su obra, * El Espiritismo y el Hipnotismo;<br />

nos dice: «Queda probado ya que entre los<br />

efectos del espiritismo y ád hipnotismo, hay algunos<br />

que suponen necesariamente la presencia de un ser dotado<br />

de conocimientos naja vulgares y superiores sin<br />

duda á los que poseer pueda la inteligencia más privilegiada<br />

de la especie humana, etc.;» con lo que dá á<br />

entender que hsy otros efectos que- no son producidos<br />

por este ser superior y que pueden ser naturales. En<br />

la sección primera de las sesiones privadas del último<br />

Congreso católico español^ el doctor Sr. Donadiu, leyó<br />

un discurso sobre el hipnotismo, cuyas conclusiones<br />

fueron aplaudidas por los oyentes, y en el cual afirmaba<br />

que, la teoría de considerar preternaturales los fenómenos<br />

hipnóticos sencillos ó elementales, no está bien<br />

justificada en el terreno científico; y admitía algunos<br />

fenómenos hipnóticos sencillos ó elementales, que se<br />

pueden explicar de un modo natural, y son reconocidos<br />

por todos como naturales en su esencia y materialidad;<br />

y que son naturales, ó al menos probablemente naturales<br />

en su modo y circunstancias, alejando toda sospecha de<br />

intervención preternatural. Estas citas y otras que pudiéramos<br />

hacer, nos prueba que hay notables escritores<br />

católicos que han estudiado esta cuestión, que se inclinan<br />

á considerar como naturales ciertos fenómenos hipnóticos;<br />

aunque á decir verdad, pocos de entre estos,<br />

se han atrevido á llegar á las afirmaciones del Sr. Freiré.<br />

Pero no nos mueven solamente á creer probablemente<br />

naturales algunos fenómenos hipnóticos, los argunientos<br />

que podemos llamar de autoridad, y que<br />

acabamos de exponer; aunque son dignos de tomarse<br />

en cuenta, sino también las siguientes razones. Ciertos<br />

fenómenos de la hipnosis parece se pueden explicar<br />

nat^rtlracntft, como el sueño hipnótico; que puede sc^


—»48—<br />

producido por el cansancio de la vista, la impresión moral<br />

que produce el acto de la hipnotización en los sujetos<br />

sometidos á la misma, la virtud que estos conceden<br />

á dicha operación, ó que la dá el mismo hipnotizador,<br />

los detalles que suelen acompañar á la misma según el<br />

que la practica, la concentración del pensamiento del<br />

hipnotizado, y por fin la acción sugestiva que á veces<br />

produce dicho sueño. La sugestión se puede explicar<br />

como lo hace el Sr. Fmre;queen el hipnotizado se halla<br />

en suspenso ó interrumpido el juicio y el descernimiento,<br />

y en virtud de la credulidad, que es el estado natural<br />

de la inteligencia; cualquiera afirmación ó sugestión<br />

del hipnotizador, á quien el hipnotizado concede<br />

una virtud extraordinaria, es aceptada sin restricciones<br />

ni temor. Bien comprendemos que esta hipótesis tiene<br />

algunos puntos falsos, como el de que hay muchos casos<br />

en los que parece que el hipnotizado conserva cierta<br />

conciencia ó discernimiento, y resiste con cierta fuerza<br />

las sugestiones que no le agradan, acabando casi siempre<br />

por ceder á ellas; y otros casos en los que los hipnotizados<br />

obedecen sí automáticamente al hipnotizador;<br />

pero con repugnancia ó gran desagrado; ó bien obedecen<br />

unas órdenes sí y otras no; pero también es verdad<br />

que en las ciencias relativas al hombre, son pocas las<br />

cosas que nos podemos explicar satisfactoriamente, y<br />

no basta que una cosa sea inexplicable para que sea<br />

innatural. Podemos también explicar naturalmente que<br />

un hipnotizado realize hechos con más intensidad que<br />

en estado natural, admitiendo que durante el sueño<br />

hipnótico hay una especie de descanso del cerebro, y la<br />

sugestión hace que se concentre toda la energía del hipnotizado<br />

sobre un sólo hecho ó fenómeno.<br />

Se puede asimismo creer que ciertos hechos hipnóticos<br />

son naturales por la semejanza que muchos de<br />

ellos tieiien con otros que se producen en el organismo<br />

«n estado^He salud ó enfermedad; y decimos semejanza,


y no igualdad; porque hay diferencias importantes entre<br />

unos hechos y los otros; así el sueño hipnótico tien^ '<br />

femejanza con el sueño natural, y otros fenómeíios<br />

hipnóticos con el delirio, el sonambulismo, la epilepsia,<br />

la catalepsia, el éxtasis, las varias formas de locüraj<br />

etc. Nada decimos sobre las causas aparentes de los<br />

fenómenos hipnóticos, porque si bien parecen en extremo<br />

naturales, pues no puede haber cosa más sencilla y<br />

natural, que una mirada, un soplo, etc., es' chocante<br />

así mismo y poco natural, que causas tan pequeñas<br />

puedan producir tan grandes efectos; ó por lo menos<br />

el caso es demasiado extraordinario. Para resol vi c<br />

la cuestión que nos ocupa, también hay que tener<br />

en cuenta la obscuridad que reina acerca de las fun-,<br />

clones del sistema nervioso, el más importante del<br />

organismo, y sobre el que parece que dirije su acción<br />

la hipnosis; y aun no se sabe donde puede llegar<br />

la acción de dicho sistema, por más que se sabe á<br />

donde no puede llegar. También debemos tener en<br />

cuenta en este asunto, que hay una porción de sustancias<br />

naturales como el opio, el haschisch, el estramonio,<br />

el beleño, la belladona, la cicuta, el éter, el cloroformo,<br />

la nuez vómica, la coca, el curare, etc.; que<br />

producen en el organismo efectos parecidos á algunos<br />

del hipnotismo; y claro es que la acción de dichas sus<br />

tancias es meramente natural. No olvidemos asimismo<br />

que en tanto que un hecho ó fenómeno se pueda explicar<br />

por causas naturales, no podemos buenamente atribuirle<br />

á causas sobrenaturales; y ciertos fenómenos hipnóticos<br />

parece pueden explicarse por las primeras, aunque<br />

dichas explicaciones no nos satisfagan por completo:<br />

pero es bien sabido que el misterio nos rodea por<br />

todas partes, y el hombre, bien, apenas puede comprender<br />

nada en el mundo; sus luces son muy limitadas<br />

para penetrar en la esencia de la cosas.<br />

Bueno es hacer observar asimismo que sabios y


prudentes médicos, y aun católicos; han practicado el<br />

hipnotismo sin más idea que la de buscar el bien y<br />

adelanto de la humanidad, y sin ánimo de ejercitar acto<br />

alguno de posesión, ni intención de ponerse en peligro<br />

de ejercer actos ilícitos; y han observado los fenómenos<br />

hipnóticos con la misma regularidad que los charlatanes<br />

y embaucadores, y como, si fueran rigurosos hechos<br />

cienttñcos.<br />

Pero á pesar de todo esto, de que admitimos que<br />

ciertos fenómenos del hipnotismo pueden ser naturales;<br />

contesamos que nos hacen gran fuerza las razones que<br />

dá el P. Franco, para probar que todos los hechos<br />

hipnóticos son innaturales ó sospechosos; y que no hemos<br />

visto una refutación victoriosa de las mismas, que<br />

citamos en su lugar correspondiente: recordemos ese<br />

ejemplo puesto por dicho autor, ejemplo que puede<br />

darse fácilmente en la práctica de la hipnosis; el de un<br />

¡oven honrado que trata de hipnotizar por diversión<br />

á una señorita; en tanto que no produce en ésta si«<br />

no algunos de los fenómenos sencillos, todo parece<br />

tan natural é insigniñcante, en tanto que la cosa no<br />

pasa de aquí; pero éste mismo joven, en este mismo<br />

caso, sin hacer nada de nuevo, nada más que querer;<br />

produce á aquella señorita fenómenos claramente no<br />

naturales: ¿quién en este caso se atreverá á negar que<br />

los unos no son lo mismo en el fondo que los otrosí<br />

y producidos por la misma causa, y que por consecuencia<br />

todo el hipnotismo es una misma y sola cosa<br />

ó solo hecho? jQue traze, el que se atreva á ello; una<br />

línea de separación entre unos fenómenos y los otros,<br />

y diga en qué se distinguen en el fondo ó en su esencia!<br />

Pero aunque se probara que ciertos hechos hipnóticos<br />

eran puramente naturales, siempre los creeríamos<br />

sospechosos por la razón siguiente. Es evidente para<br />

todos los católicos que hay fenómenos del hipnotismo<br />

claramente innaturales en mayor ó menor número;


que de ser innaturales, no pueden ser efecto sino del<br />

espíritu del mal: y si éste puede producir estos fenómenos,<br />

con más ra/.ón ó facilidad puede producir los<br />

llamados naturales; que aunque muy bien puedan ser<br />

estos últimos producidos por causas naturales, pueden<br />

serlo asimismo por la otras; así que todo el hipnotismo<br />

no puede menos de ser sospechoso para los católicos.<br />

Así que sobre este punto, se expresa con harta razón<br />

el P. Zeferino, del siguiente modo: «Luego al menos<br />

los fenómenos magnéticos que revelan y exijen la intervención<br />

de seres inteligentes, d-íben su origen á<br />

los espíritus malos, es decir, á los demonios; á los cuales<br />

permite Dios esta intervención en justo castigo de la<br />

vana curiosidad, superstición é incredulidad de los<br />

hombres. He dicho almenas, porque dada la intervención<br />

del demonio en algunos fenómenos del magnetismo<br />

es posible que intervenga en todos, ó por lo menos<br />

en muchos de los que, absolutamente hablando y<br />

considerados en sí mismos, pudieran ser producidos por<br />

otras causas.» Y el P. Fi/rf, en una de las notas de su<br />

estimable obra sobre El Espiritismo y el Hipnotismo,<br />

escribe, que: «Vése claramente como, según Santo Tomás,<br />

hay poder suficientísimo en la naturaleza de los<br />

espíritus malignos para causar de sobra todos los efectos<br />

patológicos y fisiológicos, que vanamente y sin<br />

sólido fundamento se atribuyen en muchas ocasiones<br />

al magnetismo, espiritismo é hipnotismo. Los mismos<br />

agentes naturales,' manejados por éstas naturalezas<br />

superiores, producen mejor sus efectos y más sorprendentes<br />

maravillas, debido á la habilidad y destreza<br />

del ángel que de ellos $e vale para sus fines malvados.»


-aw-<br />

^EL HIPNOTISMO ES INNATURAL?<br />

El hipnotismo parece que no puede du Jarse que es<br />

claramente innatural; este juicio parece ser el que mejor<br />

resuelve to4as las cuestiones relativas á la hipnosis,<br />

pero es también el que más subleva á los que quisieran<br />

borrar de una plumada todo lo sobrenatural, como<br />

sucede por desgracia á muchos hombres de ciencia.<br />

En apo3'0 de lo que acabamos de decir, si escribiéramos<br />

para un público esdusivamente católico; nos bastaría<br />

para dar la cuestión por resuelta, el trascribir el adjunto<br />

párrafo de la célebre pastoral sobre el hipnotismo, del<br />

respetable Obhpo de MaJrid, Sr. Sancha, «La enseñanza<br />

de hs Obispos de todo el mundo católico, cuando<br />

levantaron su vó^ para condenar los abusos del magnetismo<br />

j- del espiritismo, y para prohibir d los fieles<br />

de sus respectivas diócesis la' asistencia á las sesiones<br />

magnéticas y espiritistas, á fin de que el genio del<br />

mal j' el espíritu de las tinieblas^ que informaba tan<br />

perniciosos expectáculos, no engañase d las almas que<br />

estaban encomendadas d su vigilanc'a pastoral, y las<br />

arrastrase d su eterna perdición.» Doctrina confirmada<br />

por la Sagrada Congregación del Santo Oficio en Junio<br />

de 1840, la que aíif'mó; «que la aplicación de principios<br />

y de medios puramente físicos á cosas ó efectos<br />

de suyos sobrenaturales para explicarbs naturalmente,<br />

debe tenerse como un engaño Ilícito y heretical:» y en<br />

1841, condenando claramente al magnetismo que hemos<br />

l!amac|o trascendental, Coníjrniaia «simismo por la


-258-<br />

Sagrada Penilenciaria en Julio de 1841, con mayor expresión<br />

y energía; por la Sagrada Inquisición en una circular<br />

de Julio de 1847; y pjr fin por la S. C. de la<br />

Inquisición Universal, con aprobación de S. S. Pío IX1<br />

en 1856; en la cual se declara- que: «Cualquiera que<br />

sea la ilusión ó el arte con que se hagan los fenómenos<br />

magnéticos, como quiera que los msdios (ísicós<br />

que se emplenn con esc fin se ordenan á conseguir<br />

efectos qu; no sin naturales, no cabi daJar que tales<br />

procedimientos encierran una divagación cdmpletamente<br />

ilícita y heretical, y además un escándalo con><br />

traía honestidad de las costumbres:» doctrina que ha<br />

sido recordada últimamente por el Concilio Provincial<br />

ctlc'iTaio en ValUiolid en 18*^7; en el cual al tratar<br />

de las Supersticiones y arles ilícitas, incluye muy<br />

principalmente al magnetismo, al que aplican los Padres<br />

del Concilio, las condenaciones indicadas anterior*<br />

mente. ,<br />

Y no cabe decir que las anteriores condenaciones ,<br />

se refieren tan sólo al magnetismo, porque ya hemos<br />

probado en otro lugar, que el hipnotismo no es más<br />

que el magnetismo animal; y además, el que quiera convencerse<br />

de la verdad de lo que decimos, lea el notable<br />

documento del Sr. Obispo de Madrid, de que hemos<br />

hablado, y en el cual dice, que, ejerciéndose el hipnotismo<br />

en igual forma que el magnetismo, la con*<br />

denación de éste debe comprender á aquel en igual forma.<br />

«Así en el hipnotismo como en el magnetisino,<br />

escribe dicho sabio prelado; ¿no se emplean medios físicos<br />

para conseguir efectos que no son naiturales? ¿No<br />

se producen por ambos, fenómenos, qu& son contrarios<br />

á las leyes psicológicas, éticas y fisiológicas, y<br />

á los principios axiomáticos en que descansa la certidumbre<br />

de la filosofía y demás ciencias naturales?» Y<br />

el docto escritor Próspero Saei, al tratar de esta cues-<br />

Í1ón;cfee asimismo que el hipnptismo vjene áreicpgerde


nuevo la desacreditada bandera del magnetismo, y des<<br />

pues de citar hechos indudables del llamado hipnotismo<br />

trascendental observados por varias comisiones científicas,<br />

concluye diciendo que tales fenómenos se oponen<br />

abiertamente á las leyes de la naturaleza, y que semejantes<br />

hechos no se pueden explicar de otro modo que por<br />

la intervención de un agente preternatural que ilumina<br />

mentalmente al sujeto, presentando á su imaginación,<br />

como en un cuadro, el objeto solicitado; de cuya<br />

opinión parece participaba el notable médico Constantino<br />

James.<br />

Pero como esta obra puede ser leida por personas<br />

de diversas ideas, nos parece conveniente apelar<br />

á otro género de pruebas que convenzan al que de<br />

buena fe estudie ésta cuestión.<br />

La primera prueba de otro género que ofrecemos,<br />

es el mismo testimonio de los autores que han tratado<br />

de este asunto; y que por no alargar mucho este capítulo,<br />

reducimos á el de los dos más grandes escritores<br />

que se han ocupado de la hipnosis; el del célebre<br />

James Braid, mirado como el fundador científico<br />

del moderno hipnotismo; y el da el no menos reputado<br />

Charcot, que dedicó diez años á el estudio práctico<br />

de la hipnosis, en la que es reputado como su principal<br />

Apóstol: pues bien, el primero hablando del hipnotismo,<br />

dice: «Hube de confesar que me era imposible explicar<br />

el modas operandi de la producción de ciertos fenómenos,<br />

de los que nadie ha podido darme explicación<br />

y me consideraría obligado d quien supiera iluminarme<br />

en este punto. ^ Y el segundo no ha dado explicación<br />

alguna científica de los fenómenos hipnóticos,<br />

diciendo que no las conoce, según el testimonio del<br />

Dr. Cartaí; publicado en la revista parisiense; «Z,a natura<br />

át 18 de Enero del año 1879.»<br />

"Pero dejando á un lado los argumentos de autoridad,<br />

veremos los que resultan del tnismo estudio d«


-asilos<br />

hechos, los que sin duda han inspirado al P. Vild<br />

las siguientes palabras. «Hay hechos ó fenómenos hipnóticos<br />

que no se puede decir en absoluto que no sean<br />

naturales, sino que por la causa que se les asigna, por<br />

el modo como se producen y por la manera como desaparecen,<br />

acusan evidentemente el influjo de un ser<br />

preternatural, y la presencia de un ser inteligente y<br />

libre que tenga extraordinario dominio sobre lá materia.»<br />

O bien podemos exclamar con el Sr. Garrote.,<br />

en sus Observaciones al hipnotismo. «¿Cuál de las leyes<br />

físicas, químicas ó biológicas puede explicar los hechos<br />

anómalos y verdaderamente raros y sorprendentes<br />

del hipnotismo? ¿Podrá decírnoslo alguno de sus<br />

partidarios?»<br />

Por todo lo cual el distinguido médico y religioso<br />

trapense Debreyne, exclama en su obra, • Pensamientos<br />

de un crej'ente; «que si los hechos magnéticos<br />

alegados fueran verdaderos, (se refiere á los 'de\ llamado<br />

hipnotismo trascendental); deberían atribuirse á la acción<br />

de un poder sobrehumano ó sobrenatural.»<br />

El caos y confusión que reina entre los hombres de<br />

ciencia al querer explicar el como se produce el hipnotismo,<br />

el abismo que media entre las ideas dadas para explicar<br />

esta cuestión, en la que apenas hay dos sabios que<br />

se hallen conformes; y los delirios que ésta explicación ha<br />

producido, como lo que nos dice el alemán Garres, del<br />

reverbero de ¡as ideas y de los deseos del magneliíador<br />

al magnetizado;* todo esto nos autoriza á afirmiar que<br />

la hipnogénesis, ó producción del hipnotismo es un producto<br />

caos, según la exacta expresión át\P. Franco,<br />

y por consiguiente parece -revelar un sello no natural.<br />

Así vemos que efectivamente ninguna de lastres<br />

clases de teorías dadas para explicar la hipnogénesis<br />

nos pueden quedar satisfechos. Ni la teoría expontá^<br />

uea, ó que cree el hipnotismo producido por una alucinación<br />

personal: ni la teoría objetiva, que explica el


—a6«-^<br />

hipnotismo por la existencia de un fluido de una especie<br />

A ó B: ni la subjetiva que hace nacer el hipnotismo<br />

del mismo hipnotizado por una idea fija; en nada<br />

nos aclaran un problema tan complejo y no resisten<br />

á un severo juicio crítico. La teoría objetiva se<br />

destruye en el momento que se ha probado ser un<br />

hecho la antohipnotizacion, ó hipnotización sin nece<br />

sidad de hipnotizador; y las teorías que hacen nacer<br />

el hipnotismo del mismo hipnotizado, se destruyen por<br />

cuanto se vé que en la miyor parte de las hipnotizaciones,<br />

el hipnotizado no contribuye á ellas, sino á lo<br />

más con su consentimiento, y hay casos de hipnotizados<br />

contra su voluntad, ó hallándose dormidos, en cuyo<br />

caso en nada pudieron estos individuos ser origen<br />

ó causa de su propia hipnotización.<br />

Pero bien sabemos que algunos hipnotistas dicen<br />

que si fuera cierto este modo di discutir, si porque<br />

no se conoce la esencia de una cosa se pudiera decir<br />

que era innatural, que entonces lo sería la luz, el calor,<br />

la electricidad, etc. Pero á esto diremos que aunque<br />

no se conoce la esencia de estos últimos fenómenos,<br />

sus efectos se vé claro que son naturales; y aunque no<br />

se conozca su causa, á nadie se le ha ocurrido decir<br />

que la luz ó el calor eran sobrenaturales: pero en el<br />

hipnotismo no sucede nada de esto, no sólo su esencia<br />

es desconocida, sino que sus efectos ó por lo menos parte<br />

de ellos, son innaturales. Que el hipnotismo es un<br />

hecho innegable como dice el Sr. Freiré, hoy nadie<br />

lo duda. Este mismo ilustrado escritor sigue diciendo<br />

que los impugnadores del .hipnotismo por lo mismo<br />

que no conocen su esencia ó que dicen ser desconocida,<br />

en vez de aguardar A que este problema se resolviera y<br />

suspender el juicio, ¡peregrina inconsecuencia! se apresuran<br />

á asegurar que por lo mismo que no se sabe lo que<br />

es, debe ser, más todavía, es el hipnotismo cosa de mala<br />

ley. Locual tiene.una contestación muy sencilla, y crcd*


-257mos<br />

que pocos autores discurrirán de un modo tan gratuito<br />

como supone el digno catedrático de Santiago.<br />

Los escritores que dicen que el hipnotismo es sospechoso,<br />

se fundan en muchas razones; j esta de la esencia<br />

del hipnotismo no es más que una de ellas, que se<br />

va uniendo á las demás que resultan del estudio completo<br />

de la hipnosis, para decidir la cuestión de si es ó no<br />

innatural. Demasiado sabe el Sr. Freiré, que todo hecho<br />

ó fenómeno que no sólo se presenta con señale? extra»<br />

ordinarias ó prodigiosas, sino que no se pueda explicar<br />

naturalmente y se presente como en oposición á la Verdad<br />

revelada, hay motivo para sospechar del mismo; y<br />

esta es la regla que se ha aplicado al hipnotismo por<br />

los escritores católicos.<br />

Y bien sabe también el Sr, Freiré, que como dice<br />

Meric, ahay espíritus que emprenden el estudio tan<br />

delicado y tan vasto del magnetismo con la pretensión<br />

de explicarlo todo naturalmente y la firme voluntad de<br />

no reconocer jamás la intervención de un agente ó de<br />

una causa extra-natural Bajo el imperio de esta<br />

preocupación y de ese error de lo sobrenatural, persisten<br />

estos escritores en negar los hechos que no saben<br />

explicar, cuando ya no pueden negar la realidad de su<br />

existencia afirmada por testigos y consagrada por los<br />

principios de la certeza histórica, se contentan con desnaturalizarlos,<br />

apartar lo que les estorba, y conservar<br />

de esos fenómenos en los que cortan á su antojo, lo<br />

que les parece susceptible de interpretación natviral;<br />

en su concepto, lo demás no existe.»<br />

fMeric. Lo Maravilloso jr la Ciencia,rtj<br />

La explicación hoy predominante entre los hombres<br />

de ciencia sobre el origen de la hipnosis, que hacen<br />

partir de un modo de ser especial ó anormal del cerebro<br />

ó imaginación del hipnotizado, esotro misterio<br />

y no pequeño; pues no se comprende conio puede ser<br />

esto, cuandoelhipnotüadono concurre á la.proda


ción del estado hipnótico sino casi scjo ^«a>Ti su consentimiento,<br />

y aun á veces sin él, como sucede en los casos<br />

de hipnotización durante el sueño, ó hipnotización<br />

por sorpresa y sin consentimiento de los interesados;<br />

y aun cuando siempre diera ó prestara el- hipnotizado<br />

su consentimiento, éste, como dice el P. Franco,<br />

«no es causa física de efectos físicos.n Y aun cuando<br />

se llegara á probar que el hipnotizado cor\curría con<br />

toda la actividad de su ser á la hipnosis; ¿cómo reducido<br />

á un estado de autómata y sin conciencia de ello,<br />

puede realizar actos que ningún individuo puede realizar<br />

en su estado natural, aun cuando intentara hacerlo<br />

con toda la energía física é intelectual de que<br />

sea capaz? Mucho más que como dice el célebre Bernheim:<br />

«En ninguno de mis sonámbulos, he visto que la<br />

sugestión hipnótica exalte en grado extraordinario como<br />

pretenden algunos, las facultades intelectuales, ni<br />

creen de repente aptitudes nuevas,» Y si esto es así;<br />

¿cómo explicar lo que decimos en varios lugares de ésta<br />

obra, de hechos notables como los que cita Braid, de<br />

hipnotizados que se expresaron con facilidad suma en<br />

una lengua cualquiera aun cuando no la conociesen, ó<br />

que cantaban correctamente en muchos cantos y en diferentes<br />

lenguas sin conocer la música, y sólo con oir<br />

cantar ó hablar á cualquiera una sola vez? Esto parece<br />

asimismo {presentar un aspecto innatural; mucho más<br />

que si fuera la imaginación del hipnotizado la causa del<br />

hipnotismo ó la fuerza productora de dicho estado, se<br />

produciría entonces mejor la hipnotización en los sujetos<br />

nerviosos^ de imaginación sensible, de cierta instrucción,<br />

y que se sometieran á ser hipnoti-cados con<br />

idea ó conocimento de los efectos hipnóticos; cuando<br />

en Ja práctica se vé que suele suceder todo lo contrario;<br />

que se suelen hipnotizar mejor y más fácilmente la<br />

gente sencilla, poco nerviosa, y de robusta constituciónt<br />

y el tnismo Bernheim nos dice en su obrs de


—856 —<br />

La Sugestión, Parte primera, Cap. I, que «le ocurre<br />

con frecuencia producir el hipnotismo con una gran facilidad<br />

en sujetos que se le presentaban Í/« lener idea<br />

algiftia de lo que es el sueño hipnótico^ opinión que está<br />

de acuerdo con los experimentos de Liebeault-, y otros<br />

célebres hipnólogos.<br />

Pero se puede objetarnos, dice el P. Franco, de<br />

quien tomamos muchas ideas para este capítujo; que<br />

la causa del hipn-tismo puede ser la acción hipnotizante<br />

puesta en juego por el hipnotizador ó por el<br />

mismo hipnotizado, pero si así fuera, dicha acción hipnotizante<br />

sería constante y necesaria en su efecto como<br />

las causas físicas, y no hay nada más inconstante y<br />

libre que la acción hipnotizante. Sabido es que son innumerables<br />

los medips hoy conocidos para producir el<br />

hipnotismo; las varillas y cubetas mágiéas, los pases<br />

mesmerizantes ó desmemerizantes, el contacto de las<br />

manos, el cosquilleo, un mismo movimiento, los movimientos<br />

á distancia, el soplo, las aspersiones de<br />

agua, el mandato imperativo, la orden interna del hipnotizador;<br />

)a sola presencia de éste, la orden á plazo<br />

del mismo, los objetos materiales, como las copas, anillos,<br />

lápices, árboles, tarjetas; el üjar la vista en un<br />

cuerpo brillante, la fascinación ó la fíjación de la<br />

vista, la luz, un ruido grande, otro monótono y acompasado,<br />

la compresión de ciertas partes del cuerpo, el<br />

imán, la electricidad, los tocamientos, el sonido de<br />

ciertos instrumentos, la contemplación fija de un objeto<br />

determinado; etc.; son muchísimos los medios empleados<br />

para hipnotizar; de modo que no parece sino que<br />

la hipnotización no tiene causa determinante verdaderamente,<br />

siendo un conjunto de fenómenos tan importantes<br />

y hoy tan conocidos; y siendo también curioso<br />

como ya lo hizo constar Braid, que un niismo<br />

movimiento ó una misma causa puede producir efectos<br />

contrarios al hipnorizar. Así que si la hipnosis fuera


un fenómeno mer&msnte físico ó natural, es un principio<br />

indudable que, ntoJo efeclo físico tiene su causa<br />

física propia y determinada, que nada puede hallarse<br />

en el efecto que no preexista formal ó eminentemente en<br />

la causa, y que una causa que no contenga la entidad<br />

del efecto nada puede causar, ni puede por lo tanto,<br />

escogerse una causa á voluntad para producir un de •<br />

terminado resultado.r> ¿Sucede esto en la hipnosis? ¿Y<br />

si no sucede, se puede considerar como natural? Y tan<br />

absurdo ha parecido á muchos hipnotistas la idea de<br />

que el hipnotismo fuera un fenómeno puramente físico,<br />

que el mismo Donato dice, que; «lógicamente, el magnetismo<br />

humano, siendo de esencia humana é inteligente,<br />

debe producir ¡efectos humanos é inteligentes, y<br />

no efectos que son del dominio de la observación física.»<br />

Yotro escritor de la hipnosis, dice que; si el hipnotismo<br />

fuera natural, la diferenciación de la materia<br />

organizada, el funcionalismo de cada órgano, y la división<br />

del trabajo fisiológico, desaparecen ante ia hipnosis;<br />

porque'según esta cita, toda la materia orgánica sirve<br />

para todos los actos de la vida; y lo mismo puede oir<br />

la lengua, que ver las narices, y esto puede llevarse<br />

quizás hasta las células y los últimos elementos orgánicos.<br />

¡Qué conjunto de absurdos!<br />

Fijémonos también en la inmensa desproporción de<br />

la causa con el efecto en el hipnotismo. Una cosa tan<br />

sencilla como un soplo, la fijación de la vista, ó contemplar<br />

una lámina brillante; ya basta para producir un<br />

conjunto de fenómenos sorprendentes, como los que<br />

hemos visto en los capítulos oportunos. ¿Puede esto ser<br />

natural? Algunos salvan esta dificultad diciendo que<br />

el hipnotismo se produce por la mirada del hipnotizador,<br />

ó fdscinacidn; que según ellos es causa suficiente<br />

para producir el estado hipnótico. Pero si esto fuera<br />

así, obraría más sobre los sujetos nerviosos ó mujeres<br />

iDistéfícas;. y en los casos observados. de hipnotlzacl


-seise<br />

ven más individuos adultos, robustos; de buena conformación,<br />

sin antecedente» nerviosos y hasta de esmerada<br />

instrucción, pues se cuentan entre estos hasta<br />

médicos, abogados y hombres de ciencia, más<br />

que débiles ó nerviosas mujeres: además la fascinación<br />

ha sido rechazada por gran numero de hipnólogos; y<br />

si todas las hipnotizaciones se produjeran por medio<br />

de la mirada del hipnotizador, podría tener cierta fuerza<br />

la objeción; pero ya hemos visto que son innumerables<br />

los medios de producir la hipnosis ó de hipnotizar.<br />

Respecto á la predisposición latente que según algunos<br />

hipnólogos existe en ¡os hipnotizados, y que el hipnotizador<br />

no hace más que despertar; es una hipótesis<br />

completamente gratuita; y si fuera cierta su existencia<br />

una vez que según los modernos hpinotistas, la<br />

inmensa mayoría de los hombres es capaz de ser hipnotizada;<br />

¡pobre humanidad!; ^sta no sería sino un<br />

conjunto de futuros locos ó sugestionados, lo cual si<br />

que sería una cosa extraordinaria y gravísima. Además<br />

esta predisposición pierde gran fuerza ante lo<br />

afirmado por gran número de hipnotistas notables, de<br />

que para la hipnosis no hace falta predisposición alguna<br />

en los individuos que se someten á la misma. La llamada<br />

predisposición latente es una quimera, según<br />

el P. Franco; porque la acción hipnotizante es á voluntad<br />

escogida por el hipnotizador, y no siendo verdadera<br />

causa física mal puede despertar, físicamente,<br />

predisposición alguna, ni otra fuerza del organismo humano.<br />

Además, aun cuando fuese verdadera causa, es<br />

pequeña ó nula atendido al efecto que se produce,<br />

y por fin la supuesta predisposición no se puede admitir<br />

sino á lo más en un número muy reducido de<br />

casos, como en algunos enfermos de determinados padecimientos<br />

nerviosos.<br />

its manera tan repentina con (jue se produce 'el


-Mí-<br />

hipnotismo, muchas veces basta una mirada ó una simple<br />

orden para ello; el venir el mismo sin pródromos<br />

ó preludios, como suelen producirse las enfermedades<br />

con las que el hipnotismo tiene semejanza; el<br />

pronóstico de la hipnosis, tan diferente al de todas las<br />

enfermedades médicas, pues en estas no se puede formar<br />

sin. tener conocimientos médicos, y es sumamente<br />

incierto; y en el hipnotismo puede hacerse con toda<br />

seguridad hasta por una persona imperita; la dependencia<br />

del hipnotismo de la voluntad humana y<br />

el modo tan sencillo con que desaparece un estado tan<br />

grave al parecer y misterioso, pues con una simple<br />

orden, un soplo, etc, se disipa todo instantáneamente<br />

como un cuadro fantasmagórico; todo esto son nuevas<br />

razones que nos inclinan á ver un sello no natural<br />

en la hipnosis.<br />

Varios hipnotistas han tratado de explicar naturalmente<br />

dicha hipnosis por la fuerza de la sugestión,<br />

en la que nosotros vemos una nueva prueba de lo<br />

que tratamos de probar; «porque la sugestión como<br />

dice el varias veces citado P. Franco; puede dar razón<br />

de algún acto de sonambulismo natural, acto comunmente<br />

habitual y según sus costumbres; pero una<br />

orgía tan desenfrenada de la imaginación y de las facultades<br />

mentales, no es natural que se obtenga con<br />

la simple sugestión.» Recordemos que el sueño hipnótico<br />

se produce siempre de una manera provocada,<br />

es decir artificial; y el cuadro de fenómenos que provoca<br />

la sugestión en el hipnotismo, que nos hace ver algo<br />

innatural, á poco que reflexionemos en este asunto.<br />

Empecemos por ese automatismo, absoluto la mayor<br />

parte de las veces, que convierte al hipnotizado en<br />

un verdadero maniquí en manos de su hipnotizador<br />

y del cual los señores Maira y Benauente, que son<br />

contrarios á la idea que sostenemos, dicen lo que sigue;<br />

«Vti punto obscurp y ca^i impenetrable 99 observa


-268en<br />

el hipnotismo, ante ei cua callan muchos auto«<br />

res y es ¿porqué un sujeto hipnotizado queda sometido<br />

á la discreción del experimentador ó de la per»<br />

sena que éste designe? Las hipótesis lanzadas para explicar<br />

este hecho son numerosas, pero ninguna satisface<br />

siquiera medianamente la ra^ón.D Automatismo<br />

del que hx dicho Venturoli, que, «si la cosa ocurriera<br />

como se asegura, sería difícil, tal vez no imposible,<br />

explicar el fenómeno por las solas razones físicas<br />

y psicológicas.»<br />

Y es más misterioso todavía ese automatismo y<br />

más inexplicable, porque admitiéndose como hoy se<br />

admite por casi todos, que no existe fluido alguno en<br />

la hipnosis que sea causa de ésta; y que el hipnotizador<br />

no tiene sino una acción muy secundaria en la<br />

producción del hipnotismo, puesto que se puede producir<br />

éste siempre que se quiera; ¿si esto es así; como<br />

se puede explicar de un modo natural, que á pesar<br />

de todo, el hipnotizador tiene un dominio absoluto<br />

sobre el hipnotizado, y le reduce al estado de autómata<br />

de que hemos hablado? Y por cierto que no<br />

comprendemos la estrañeza de ciertos escritores como<br />

el Sr. Freiré; al ver que se tacha de inmoral<br />

al hipnotismo; porque es indudable que un fenómeno<br />

como la hipnosis, tan fácil de producir en gran número<br />

de personas y que á tantos abusos se presta y se<br />

ha prestado; bien puede decirse de él que es inmoral<br />

y depresivo de la dignidad humana; y esto no es decir<br />

que siempre lo sea, ni que todos los que han hecho<br />

uso de la hipnosis haya sido con un fin inmoral,<br />

pues creemos que muchos lo han hecho movidos únicamente<br />

por un fin científico ó curativo.<br />

Dicho Sr. Freiré, á quien tantas veces citamos en<br />

nuestra humilde obra, parece que tratando de rechazar<br />

-el sello de innatural dado al hipnotismo, explica la<br />

pérdida de U libertad del hipnotizado de una (nfnv


-864ra<br />

: original. Dice que esta nuestra decantada libertad<br />

está empecida o entorpecida casi á diario por numerosas<br />

cortapisas. Pero, ¿cabfr comparación entre una<br />

cosa y la otra?; En el hipnotismo la pérdida de la libertad<br />

es absoluta y forzosa, y en el estado normal<br />

dicha pérdida ni es absoluta ni forzosa, y la prueba<br />

es que se puede decir á un individuo cualquiera que se<br />

pegue un tiro ó tome una sustancia venenosa, seguros<br />

de que se reiría de nosotros; y en cambio el hipnotizado<br />

concluye por ceder siempre ó casi siempre<br />

á la voluntad del hipnotizador, aunque éste le ordene<br />

el mayor desatino, Además, si en estado normal<br />

creyendo muchas veces obrar libremente lo hacemos<br />

movidos por alguna pasión, el hábito, etc.; todo esto<br />

está en nuestra mano remediarlo y obrar de otro modo<br />

opuesto aun cuando nos cueste cierta lucha; pero<br />

el hipnotizado no puede menos de obedecer á su hipnotizador<br />

y obedecerle quizás contra su voluntad y<br />

con la mayor repugnancia, y la voluntad de este último<br />

le domina de un modo fatal y necesario. Sigue<br />

diciendo el Sr. Freiré, que el hipnotizado abdica é\<br />

mismo de su. libertad en beneficio de sí mismo como<br />

hace el hombre muchas veces en su vida; pero es sabido<br />

que la gran mayoría de hipnotizados no saben<br />

ni se les previene anticipadamente las consecuencias<br />

de la operación á que se someten, pues si conocieran<br />

bien el liipnotismo, serían escasos los individuos que<br />

voluntariamente se prestaran á sufrir su acción: y si<br />

fuese como dice este escritor, el hipnotizado no abdicaría<br />

de su libertad sino en los actos que no le fueran<br />

repugnantes; y en la práctica se vé que no es así,<br />

que suele abdicar en absoluto de la misma. El mismo<br />

escritor nos asegura qus la sugestión no obra con<br />

tan necesaria fuerza; que el hipnotizado en la hipnosis<br />

conserva su carácter, su manera de ser, y su propia<br />

{)er«onaiidad, y «in duda no recuerda el misqig


-265-<br />

Sr. Freiré, que en otro lugar asegura, que; «el hipnotizado<br />

acepta y cumple tojo cuanto le sugiere el hipnotizador,<br />

si bien oponiendo á veces una resistencia<br />

Pí'ncible»: es decir que siempre sucumbe ante el hipnotizador.<br />

¿No es esto una pérdida absoluta y rarísima<br />

de la libertad del hipnotizado? Además ya sabe el<br />

Sr. Freiré, que hasta la propia personalidad pierde<br />

el hipnotizado si se quiere, como hemos visto en otro<br />

lugar. Y concluye dicho escritor, diciendo que la su«<br />

gestión hipnótica no produce pérdida de voluntad en<br />

el hipnotizado, sino que es un impulso interior que lucha<br />

con su voluntad como otro impulso cualquiera,<br />

lo cual por si solo se contesta. Si no es más que un<br />

impulso, siempre se impone aunque sea un absurdo ó<br />

cause gran repugnancia al hipnotizado. ¿Es posible, para<br />

el que conozca la hipnosis, que se pueda sostener que la<br />

sugestión hipnótica sea un impulso como otro cualquiera?<br />

La cosa nos parece un tanto forzada, dicho sea con<br />

todo el respeto debido á tan ilustre escritor.<br />

Los ya citados Sres. Maira y Benavente, dicen en<br />

otro lugar: No menos obscuro que el anterior, (el automatismo)<br />

es el punto que se refiere á la sugestión.<br />

¿A qué se debe esta impulsión irresistible á ejecutar<br />

lo que el experimentador desea?» Y el Sr. Donadiu<br />

en su Discurso sobre el Hipnotismo; nos asegura, que:<br />

«casi todos los partidarios más celosos del hipnotismo<br />

dicen que los sujetos hipnotizados se entregan á<br />

una fuerza poderosa que les arrastra sin poder oponer<br />

eficaz resistencia, que se mueven y se agitan á<br />

una simple mirada del hipnotizador como se mueven<br />

y se agitan los autómatas al tirar de la cuerda, que<br />

se acercan y dirigen al mismo, como perros falderos,<br />

y que éste los despierta con solo soplarles el rostro<br />

con la misma facilidad con que se apaga una vela»<br />

perdiendo por lo tanto en su estado hipnótico la conckacia,<br />

la .personalidad .y. la liberx^d ds. siu..ac.tos.»


-aee—<br />

Es tal el conjunto del cuadro de la sugestión hipnótica,<br />

lleva esta tan[en sí misma el sello innatural, que<br />

sin tiiás que contemplarla una vez sola, parece que<br />

lleva el convencimiento al ánimo más despreocupado.<br />

¿Qué estado sano ó enfermo de los que el hombre presenta<br />

se puede comparar con el de la hipnosis sugestiva?<br />

¿Qué pasa en el hipnotizado, que se le dice que<br />

no puede andar, y se clavan sus pies en el suelo, que<br />

corra y no le es posible detenerse, que no sienta y<br />

nada sufre aunque se le queme ó se le hiera, que sienta<br />

en extremo y el más ligero contacto le produce<br />

grandes molestias, que al mismo tiempo que su piel<br />

sea insensible, puede percibir olores que no tienen existencia,<br />

ver objetos que tampoco existen, tomar el agua<br />

por exquisito Jerez ó Champagne, sufrir grandes molestias<br />

con ruidos imaginarios, sentir un frío glacial<br />

en el mes de Agosto, ó un calor tropical en Diciembre;<br />

que se le dice que. hace frío y se hiela, que hace<br />

calor y se abrasa, que su mano está paralizada y<br />

no la puede mover, que no puede abrir dicha mano<br />

y no hay fuerzas humanas que se la abran, que<br />

el acíbar es azúcar, y el agua vino de Burdeos, que<br />

te duele la cabeza y sufre violenta jaqueca, que no puede<br />

abrir los ojos y aunque se halle despierto y haga<br />

esfuerzos extraordinarios no puede separar sus párpados,<br />

que está ciego y no distingue la luz, que está sordo<br />

y no percibe el disparo de un arma de fuego? Bien<br />

sabemos que ciertos escritores explican estos hechos<br />

diciendo que como en los casos de hipnotismo falta<br />

la atención 4 las impresiones que se reciben, la sensación<br />

no se verifica y así falta el conocimiento de dichas<br />

impresiones. Pero en el estado normal no hay<br />

estado alguno comparable á esto, sino algún caso excepcional<br />

como el que se cita de Arqiiimede%\ y por<br />

abstraído qué se halle un sujeto siempre le irtipresiopa<br />

una lúe intensa ó el ruido del disparo de una pis-


—í«7—<br />

tola; y en el hipnotismo, como quiera el operador; no<br />

se percibe impresión por enérgica que sea, y en cambio<br />

la simple orden de este puede cambiar repentinamente<br />

el fenómeno, haciendo que el hipnotizado vea<br />

ú oiga lo que quizás no existe; y entonces no puede tolerar<br />

éste la más débil luz ó el más ligero ruido, que<br />

le molestan de una manera extraordinaria. ¿Todo esto<br />

puede ser natural?<br />

¿Puede serlo asmismo que se le dice á un hipnotizado<br />

que se convierta en asesino de su padre, ó que mate<br />

á su misma madre por quien daría quizás toda su vida; y<br />

dicho hipnotizado, llorando, víctima de una lucha horrible<br />

dentro de sí mismo y con conciencia del parricidio<br />

que vá á cometer, y sin embargo le comete obligado<br />

por una simple orden de un desconocido, ó de una persona<br />

que solo le produce miedo ó desconfianza, y cumple<br />

esta orden sin vacilar muchas veces, y por un acto<br />

tan sencillo se convierte en asesino de la persona á quieti<br />

más ama en este mundo? ¿Puede ser esto natural?<br />

¿Puede ser natural asimismo que se diga á un hipnotizado<br />

que no puede abrir su mano y la contrae convulsivamente,<br />

no solo durante el estado hipnótico, sino<br />

que no la vuelve á abrir muchas veces aun cuando se<br />

halle en su estado normal, y es preciso hipnotizarle de<br />

nuevo y decirle que ya puede abrir la mano, para que<br />

así lo haga? ¿Puede ser natural asimismo que se diga á<br />

otro hipnotizado que ya nunca podrá volver á escribir,<br />

y una vez vuelto dicho individuo á su estado natural no<br />

vuelva á poder escribir ni una sola letra aunque lo intente<br />

repetidas veces; y en cambio con esa misma mano<br />

puede seguir haciendo todos los demás actos que ejecutaba<br />

con la misma?<br />

¿Es natural que aunque se admita como un hecho<br />

sencillo y fácilmente explicable que el hipnotizado quede<br />

convertido en un verdadero autómata en manos de<br />

su hipnotizatdor/que su voluntad propia desaparece ea


—268—<br />

absoluto; ¿cómo y porqué realiza el primero, actos y<br />

hechos que no es capaz de realizar el segundo, aun<br />

cuando pretenda hacerlo con todas sus fuerzas? ¿Por<br />

ventura puede el hipnotizador ver con los codos, oir<br />

con las narices, adivinar, ó ponerse en estado de catalepsja?<br />

Algunos délos estados que provoca la sugestión,<br />

como los fenómenos musculares, las parálisis, contracturas,<br />

etc; parece preciso una causa física que los produzca,<br />

y la sugestión es una causa puramente moral; y<br />

parece que naturalmente no había de poder producir dichos<br />

efectos físicos. Y si consideramos en la hipnosis,<br />

la alteración de las facultades intelectuales, la pérdida<br />

de la voluntad, de la memoria, de la conciencia, el delirio,<br />

las alucinaciones, el cambio de personalidad, el<br />

desdoblamiento de la misma, el hemi-hipnotismo, y<br />

demás fenómenos análogos; parece marcarse más aún<br />

el carácter innatural del hipnotismo. Además, si la sugestión<br />

fuera una cosa natural, serían sus efectos necesarios<br />

siempre que la causa obrara; y en la práctica se<br />

vé que solo el hipnotizador es el único que puede influir<br />

sobre el hipnotizado, y que otros individuos aunque<br />

apelen á los mismos medios que aquel, nada consiguen.<br />

También es notable que el conjunto de fenómenos tan<br />

extraordinarios que provoca la sugestión, no dependen<br />

de la sugestión misma, sino de la voluntad del hipnotizador,<br />

que con una sola palabra conjura el cuadro más<br />

desordenado que se pueda imaginar; cuando en la práctica<br />

de la medicina nunca se ha dado un hecho semejante,<br />

el poder curar con una simple palabra un grave estado<br />

morboso; lo cual parece asimismo poco natural;<br />

asunto tratado de una manera brillante por el P. Franco,<br />

en su obra sobre esta materia.<br />

Tampoco parece natural, el que una voluntad extraña<br />

al hipnotizado pueda sugerir fenómenos tan graves<br />

y extraños como los que presenta el hipnotismo; y que


esta misma voluntad pueda alterar hasta el punto que<br />

lo hace el organismo del hipnotizado, el cual en este<br />

estado presenta un conjunto de síntomas ó fenómenos<br />

que parecen requerir una causa real y suficiente que los<br />

origine no pareciendo causa bastante la voluntad de<br />

otro individuo, que con una simple orden cambia á su<br />

gusto la naturaleza del sujeto que es víctima de la hipnosis.<br />

No falta, como ya hemos dicho antes, quien trata<br />

de explicar los fenómenos hipnóticos por la misma sugestión;<br />

pero si esto fuese así, los síntomas producidos<br />

serían inciertos, no guardarían regularidad alguna, lo<br />

cual no sucede así; y no solo no sucede así, sino que el<br />

sugestionado obedece la voluntad del sugestionador con<br />

todo su ser y de un modo extraordinario, todo lo que<br />

no parece posible pueda ser producido por la sola palabra<br />

del hipnotizador, mucho más si tenemos en cuenta<br />

las palabras del fundador del hipnotismo, Braid; que en<br />

su Neuripnologia, afirma, que jamás ha podido obtener<br />

cosa alguna en la hipnosis por medio de la sola i'olutt'<br />

tad; de cuyo modo de pensar son varios hipnólogos, como<br />

Guermonpre^; que asegura que la voluntad deliberada<br />

del hipnotizador puede contribuir á producir el<br />

hipnotismo en cuanto excita la imaginación, pero que<br />

no estima necesaria dicha voluntad en el hipnotismo,<br />

ni tampoco estima necesario en la producción de la hipnosis<br />

la voluntad del hipnotizado, que es solo un medio<br />

coadyuvante, y nada mis. ¿Poirá decirse como algunos<br />

lo hacen, que el cuadro de síntomas que presenta el hipnotizado,<br />

depende de la gran excitación mental proiducida<br />

por la sugestión? Pero si así fuera, dichos síntomas<br />

se parecerían á los que presentan ciertos locos ó alucinados;<br />

pero en los sugestionados, se nota en medio del<br />

grado extraordinario á que pueden llegar en los fenómenos<br />

sugestivos, que estos solo se producen á discreción<br />

del hipnotizador, y según la voluntad de éste,<br />

y el hipnotizado parece una máquina- movida por


el capricho de aquél. Si la sugestión fuese solo natural,<br />

sería impotente para originar las exaltadas alucinaciones<br />

y activísimos delirios de todo su ser que se producen<br />

tan fácilmente en los hipnotizados, y que no se pueden<br />

obtener sin un trastorno profundo y gravísimo de todo<br />

S'i organismo, ó sin una causa sobrenatural que le domine<br />

por completo.<br />

¿Podrá decirse asimismo como hacen otros, que los<br />

fenómenos hipnóticos dependen tan solo del ejercicio<br />

de la actividad automática del cerebro, durante la parálisis<br />

de la actividad consciente que manifiesta el j^oP<br />

Pero esta teoría se destruye en el mero hecho de que<br />

hay estados hipnóticos sugestivos con persistencia de<br />

la conciencia y de la voluntad, y sin embargo el hipnotizado<br />

no puede menos de realizar los actos que le son<br />

sugeridos, quiera ó no quiera. Recuérdese también que<br />

siendo cierto que el hipnotizador conserva alguna influencia<br />

sobre el hipnotizado, en la inmensa mayoría de<br />

los casos, no puede llevar su influencia sobre éste<br />

hasta el automatismo, cuando dicho individuo se halla<br />

en estado de vigilia; y si hallándose sumido en el sueño<br />

hipnótico le ha producido su operador algún fenómeno<br />

de parálisis, contractura, etc.; el mismo hipnotizador<br />

no puede aunque quiera hacerle desaparecer estos fenómenos,<br />

sino solo volviendo á hipnotizar al sujeto y<br />

produciéndole una nueva sugestión que haga desaparecer<br />

la anterior; así que solo en estado de hipnotismo<br />

son obedecidas les sugestiones, y si fuera solo la sugestión<br />

la causa del hipnotismo, lo mismo obrarían las<br />

sugestiones en estado de hipnotismo que fuera de este<br />

estado.<br />

El Sr. Freiré, explica la sugestión, diciendo; quí en<br />

el hipnotizado se suprime ó debilita el juicio y subsiste<br />

la credulidad; y en éste estado toda sensación percibida,<br />

todo hecho observado y toda afirmación sentida, se<br />

cr^eo áa vacilición por «1 hipnotizado, y luego aplica á


ealizar las ideas sugeridas toda la energía de que e$<br />

capaz, concentra en aquella idea toda la energía de su<br />

ser, energía despertada asimismo por la sugestión; y<br />

en cambio quedan los demás órganos cerebrales en estado<br />

de apatía ó inercia y sin energía alguna. En este<br />

estado, cautiva del convencimiento la inteligencia, se<br />

entrega la voluntad casi sin lucha, y por este medio se<br />

realizan todos los fenómenos hipnóticos. Esta teoría<br />

parte de hipótesis misteriosas. ¿Cómo se explica que<br />

el hipnotismo suprima ó debilite el juicio, y no suprima<br />

también la credulidad? ¿Porqué en éste estado solo<br />

obran las afirmaciones ó ideas sugeridas por el hipnotizador,<br />

y no las 5ugeridas por otros individuos, aunque<br />

las oigan los hipnotizados; y porqué el hipnotizador<br />

puede transmitir esta facultad ó autoridad que tiene<br />

sobre el sugestionado, á cualquiera otra persona? Además,<br />

está probado que en muchos casos las ideas sugeridas<br />

al hipnotizado son resistidas por éste, le producen<br />

tristeza, pesar ó repugnancia, y sin embargo casi siempre<br />

ó siempre concluye por ejecutar lo que se le ordena,<br />

aunque sea un absurdo, aunque se perjudique gravemente,<br />

ó perjudique á la persona que le sea más querida.<br />

Pero también en el estado hipnótico el discernimiento y<br />

el juicio no están tan suprimidos como supone el señor<br />

Freiré, pues todos los autores aconsejan al hipnotizador<br />

que procure siempre convencer al hipnotizado de que<br />

loque le dice le es conveniente, útil ó necesario, ó hay<br />

alguna razón poderosa para que haga lo que se le manda;<br />

y aun así y todo, muchas veces resiste dicho hipnotizado<br />

obedecer lo que se le ordena, y su hipnotizador<br />

tiene que buscar nuevas razones que le muevan la voluntad<br />

á cumplirlo ordenado.<br />

Y aun respecto á la persistencia de la credulidad en<br />

los hipnotizados, como nos asegura dicho escritor; no<br />

faltan autores de la hipnosis, como Z>e/en^e en la Historia<br />

crítica del Magnetismo; que jios afir^acR


fe es necesaria al magnetizador y no lo es al magnetizado,<br />

con lo que parece dan á entender que significa poco<br />

que en los hipnotizados persista ó no la credulidad.<br />

El autor citado, Sr. Freiré, explica naturalmente<br />

las sugestiones que se pueden llamar negativas; ó sean<br />

[as que hacen que dejen de existir para el hipnotizido,<br />

lo que además de existir, le afecta á sus sentidos; cumo<br />

cuando éste es víctima de un dolor violento, y su hipnotizador<br />

le dice que ya no le duele nada; y esto lo<br />

explica dicho escritor, diciendo que el hipnotismo suprime<br />

la atención del hipnotizado y así no se verifica<br />

la sensación; pero nosotros creemos que hay impresiones<br />

tan enérgicas, como ciertos dolores, quemaduras,<br />

etc.; que solo en un caso excepcional dejará de sentirlas<br />

el individuo por abstraído que se halle; y en la hipnosis<br />

esto no es excepcional, sino que sucede casi siempre<br />

que quiere el hipnotizador.<br />

Además, veamos como se producen muchas sugestiones,<br />

sobre todo las que contrarían las inclinaciones<br />

ó ideas del hipnotizado, y la especie de lucha que se<br />

establece en el interior de éste, antes de realizar las<br />

ideas que se le han sugerido; como hemos visto en el<br />

capítulo XVI de ¡a cuarta parte; y fíjense, nuestros<br />

lectores en el caso que citamos en dicho lugar tomado<br />

de Bernheim, y en el cual se vé una joven hipnotizada,<br />

que una vez despierta, ejecuta un robo que se le había<br />

sugerido por el hipnotizador durante su sueño hipnótico;<br />

y nótese que realiza dicho robo ya despierta, con<br />

conciencia del acto que ejecuta, y con vergüenza de su<br />

acción; y verifica esta el robo que la había sido sugeri •<br />

do, delante de una porción de personas y sin poder<br />

resistir aquella fuerza que la impulsaba á cometer tan<br />

mala acción, y que ella comprendía bien la malicia de<br />

la misma, por la lucha que se verificó en su interior antes<br />

dc.ejecutarla, como lo prueban sus vacilaciones en aquel<br />

actO} y. %\K dicha joven desconocedora de la fuerza


que la impulsaba á aquel robo, no podía menos de pen»<br />

sar que aquella acción tenía que arrastrarla á una cárcel;<br />

y en estos casos parece qu» claramente se vé la<br />

lucha que existe entre la voluntad del hipnotizado y<br />

la fuerza extraña que se le impone, fuerza que no parece<br />

que pueda ser natura!, por que natural no podía ser<br />

otra que la voluntad del sugestionadof, y esto no sé<br />

explica; porque ésta la resistiría el sugestionado,<br />

siempre que quisiera y en la práctica no es así; es cierto<br />

que en estos casos hay lucha, pero lucha en la que casi<br />

siempre sale vencido el sugestionado y vencido de un<br />

modo que sorprende, porque llega hasta ejecutar lo<br />

que más le repugna y contraría, y ejecútalo sin vacilación<br />

alguna, pues hasta el mismo Beniheim, dice, que<br />

en el sonambulismo provocado el acto sugerido se impone<br />

con un imperio irresistible; y dígannos nuestros<br />

lectores si esto es ó parece natural.<br />

Tampoco nos parece natural lo que sucede en los<br />

actos producidos por las sugestiones á plazo, actos que<br />

no solo realiza el hipnotizado fatal y necesariamente á<br />

pesar de hallarse en su estado natural, y sin poder dejar<br />

de hacer lo que se le ha mandado; sino que si se le pregunta<br />

por qué ha hecho ó hace aquel acto dice que no<br />

lo sabe; y sin embargo no puede dejar de hacerlo con<br />

todo su conocimiento y todas sus fuerzas, y como si<br />

no tuviera voluntad propia; á pesar de que no se dá<br />

razón de porque lo hace, y de haber trascurrido cierto<br />

tiempo desde la sugestión al acto realizado: sugestiones<br />

á plazo, de las que Venturoli, que le cuesta trabajo el<br />

admitirlas como hechos comunes y cree que no son más<br />

que unos casos accidentales, ha dicho de las mismas^<br />

que: «tal vez superan todo poder para que puedan explicarse<br />

según las leyes de la naturaleza.»<br />

Debemos asimismo hacer notar sobre la cuestión<br />

que debatimos, que según opinión de ilustrados hipnólo^Qs,<br />

el hipnotizaio conserva •ieinprc It «Qncitnck^


-274—<br />

y sí no véase efltre otras citas que pudiéramos hacer,<br />

lo que nos dice Bernheim, en su obra de La Sugestión;<br />

el cual dice que; En todos ¡os grados de hiptioti^ación<br />

lo repito, el sujeto queda consciente, y hemos obseruado<br />

millares de casos en Nancy. Y si esro es así, ¿si el hipnotizado<br />

tiene conciencia, porqué no tiene ó no puede<br />

tener voluntad para resistir ¡as sugestiones que le contrarían?<br />

¿Qué fuerza le domina para esto? Y si aun admitimos<br />

que el hipnotizado tiene en algunos casos conciencia<br />

y voluntad; ¿porqué entonces no puede menos<br />

de ejecutar los actos que se le sugieren? ¿Puede ser<br />

esto natural? Y no se diga que esto es una suposición<br />

gratuita. Léase en el capítulo VIII, de la parte i.' de<br />

La Sugestión, de Bernheim, y se verán pruebas de lo<br />

que decimos; pues allí nos dice que hay estados hipnóticos<br />

en los que existen conciencia y voluntad, y sin<br />

embargo en ellos no se pueden resistir las sugestiones; y<br />

nonos cita un caso de un hipnotizado que decía que oía<br />

todo lo que le decían durante su hipnotización, y tenia<br />

la voluntad de resistir, puso los medios para esto, y<br />

sin embargo no le fué posible; no pudo dejar de cumplir<br />

las sugestiones que se le hicieron: «tenía conocimiento<br />

de causa de todo y sin embargo no pudo hacerse<br />

dueño de sí,» concluye diciendo Bernheim, al ocuparse<br />

de este caso. Y no se nos diga como escriben<br />

algunos, que en el sueño normal profundo se hallan debilitadas<br />

la conciencia y la voluntad, por que les diremos<br />

con el tantas veces citado Bernheim, que; «este<br />

sueño profundo, esta debilitación de la voluntad y de la<br />

conciencia, no fon necesarias para la manifestación de<br />

los fenómenos sugestivos.»<br />

¿Y si el hipnotizado tiene conciencia, porqué siempre<br />

ó casi siempre, olvida, ó no conserva, el recuerdo de lo<br />

sucedido én su sueño hipnótico? ¿Porqué olvida al despertar,<br />

todo lo que le ha ocurrido en su sueño? Y no es<br />

(^« «c b0rre e«to de su memoria; porque éste mismo


hipnotizado que vuelto á su estado normal no podía<br />

recordar nada de lo sucedido durante su sueño; todo<br />

jo recuerda perfectamente con solo que se le vuelva á<br />

hipnotizar; y aun si quiere el hipnotizador, puede hacer<br />

que el hipnotizado recuerde perfectamente lo sucedido<br />

durante su hipnotización, sin más que mandarle quQ<br />

cuando despierte se acuerde de todo: lo que prueba que<br />

en los hipnotizados no es la memoria la que desaparece,<br />

sino la facultad de recordar voluntariamente el mismo<br />

hipnotizado sin la sugestión correspondiente. ¿Y cuál<br />

es la virtud ó fuerza del hipnotismo, que obliga á los<br />

individuos á recordar hechos de su vida ó ideas, que<br />

hacÍ3 muchísimo tiempo que no habían podido recordar,<br />

aun cuando lo hubieran intentado muy de veras?<br />

En verdad que esto tampoco parece muy natural que<br />

digamos.<br />

¿Es posible considerar como un desarrollo natural<br />

de las facultades humanas, dice el abate Barran; ese<br />

fenómeno que hace á uno anatómico y médico, que<br />

hace hablar el idioma de estas ciencias, usar las voces<br />

propias que los magnetizados nunca habían oído pronunciar,<br />

que manifestasen patentemente el organismo<br />

del cuerpo humano de las personas ausentes cuando<br />

se halla establecida la relación? (y nótese que basta para<br />

ello un simple cabello). ¿De dónde les viene á esos suje.<br />

tos esa facultad de conocer lo que se hace á distancias<br />

considerables, de transferirse mentalmente á sitios lejanos<br />

y contar en ellos los muebles de un aposento, las<br />

personas que allí se encuentran é indicar detalladatnettte<br />

las acciones que pasan? ¿Dígase de dónde puede provenir<br />

el conocimienso súbito de una lengua extraña y de SDC


—avemismos<br />

á atribuirlo á influencia de los espíritus.» El<br />

abate Frere, viene á sostener opiniones parecidas, y<br />

que, «algunos magnetizadores asombrados por los fenómenos<br />

magnéticos se ven precisados á reconocerlos<br />

como desproporcionados con las fuerzas humanas, y<br />

entonces admiten la presenciado un agente espiritual diferente<br />

del alma, y que los médicos alemanes no tienen<br />

repugnancia en reconocer la influencia de los ángeles<br />

ó los demonios.»<br />

También debemos tener en cuenta que los sujetos<br />

que padecen enfermedades que tienen semejanza con<br />

la hipnosis, como la epilepsia, la catalepsia, etc.; quedan<br />

más ó menos cansados y con un malestar indefinible<br />

después de cada uno de los ataques de su padecimiento;<br />

y en cambio los recien salidos de algún estado<br />

hipnótico parecido á alguna de las enfermedades dichas,<br />

y en cuyo estado han tenido que hacer violentos esfuerzos<br />

musculares, mayores si á mano viene, que los que<br />

producen los ataques de histerismo, sonambulismo, etc;<br />

no aquejan malestar ni cansancio alguno gran número<br />

de veces. ¿Es natural que después de un esfuerzo tan<br />

intenso, como el que se ha producido en ciertos fenómenos<br />

hipnóticos, quede el hipnotizado como si nada<br />

le hubiere sucedido?<br />

Es notable asimismo que la hipnosis, si es como<br />

dicen muchos hombres de ciencia, una neurosis marcada;<br />

esté en manos del hipnotizador el curarla cuando<br />

le dé la gana, haciéndola desaparecer en un momento,<br />

quizás cuando está produciendo un cuadro morboso<br />

como no le hay semejante en la patología, ni siquiera<br />

si tomamos el tipo de la locura furiosa ó del delirio más<br />

extravagante; y todo desaparece con la palabra; Despertad.<br />

En verdad que lodo esto parece un fantástico cuento<br />

de tas Mil y una noches. Si el hipnotismo es una neurosis,<br />

¿cómo hay la seguridad de curarla repentinamen-<br />

!«! lo (^uejio sucede con ninguna otra enfermedad ncr-


viosa, en las que ningún médico puede tener segundad<br />

ni tnuclio menos de curarlas cuando quiera, y con lo<br />

que quiera? ¿Cómo un estado tan grave como el producido<br />

por la hipnosis, desaparece al instante con una<br />

cosa tan pequeña, como un soplo, una orden verbal,<br />

etc? Y por lo visto tampoco es una cosa sola determinada<br />

la necesaria para esto; pues son varios los medios<br />

conocidos para producir la deshipnotización, habiendo<br />

llegado á usarse para ello hasta una copa de Ginebra;<br />

con la particularidad de que algunos de estos medios<br />

lo mismo sirven para hipnotizar que para deshipnoti*<br />

zar, como sucede con el soplo. «¿Creen realmente los<br />

hombres de ciencia, pregunta con sobrada rozón el<br />

P. Franco; que un soplo, un bofet(Sn, ó hs cosquillas<br />

son remedios físicamente bastantes para interrumpir fcl<br />

curso de una desenfrenada neurosis, enfermedad que<br />

saben es casi incurable? Y sin embargo los fenómenos<br />

de alta neurosis son palpables, y un soplo los destruye;<br />

¿qué contestan? Digan lo que opinan, que á nosotros<br />

nos parece raciocinar con !a lógica y la filosofía si decimos<br />

que esta enfermedad es misteriosa é innatural en<br />

el rc'^uitaJo y en la curación como en todo lo demás?»<br />

Y si se admite la teoría de Bernheim, vestida con<br />

tan fuerte sabor materialista: el hipnotismo parece claramente<br />

innatural: dice, así este autor: «La sola cosa<br />

cierta, es que existe en los sujetos hipnotizados ó impresionables<br />

á la sugestión, una aptitud particular para<br />

transformar la idea recibida en acto. En el estado normal<br />

toda idea formulada es discutida jpor el cerebro que<br />

no la. acepta sino á beneficio de inventario; percibida<br />

por los centros corticales, la impresión se propaga, por<br />

decirlo así, á las células de las circunvoluciones próximas;<br />

poniéndose en juego su actividad propia, las diversas<br />

facultades de la sustancia gris del encéfalo intervienen;<br />

la impresión es elaborada, comprobada y


-879-<br />

Bceptación ó neutralización; el órgano psíquico opone,<br />

si ha lugar, su veto al mandato. En el hipnotizado, por<br />

el contrario, la transformación de la idea en acto, sensación,<br />

movimiento ó imagen, se verifica tan pronto, tan<br />

activamente, que la comprobación intelectual nq tiene<br />

tiempo de producirse; cuando el órgano psíquico interviene,<br />

ya es un hecho ejecutado lo que registra frecuentemente<br />

con sorpresa, confirmándolo por lo mismo que<br />

le consta la realidad, sin que su intervención pueda impedirlo.»<br />

Es decir, que en un hipnotizado las ¡deas se<br />

transforman en actos, movimientos, etc.; sin que su<br />

voluntad que no ha desaparecido, pueda impedirlo; y no<br />

se diga que no se dá cuenta, como dice Bernheim; por<br />

(\\it^\ órgano psíquico interviene ya tarde; porque hay<br />

muchos casos, como probamos en otro lugar, que dicho<br />

árgano interviene oportunamente, porque se vé la<br />

lucha que hay en el mismo hipnotizado antes de ejecutar<br />

los actos sugeridos, lucha que termina siempre 6 casi<br />

siempre por declararse la voluntad del hipnotizado impotente<br />

ante la fuerza que la domina. ¿E'4 esto natural?<br />

Y si no, véase lo que dice el mismo Bernh¿iin sobre este<br />

punto, en su obra La Sugesiivi. «Aún en el sonambulismo<br />

activo, las facultades psíquicas no están abolidas;<br />

el sonámbulo también resiste á ciertas sugestiones, rechazando<br />

cumplir algunos actos; reflexiona antes de<br />

responder á ciertas preguntas y realiza un trabajo intelectual<br />

activo. Por otra parte, los actos, las ilusiones,<br />

las alucinaciones post-hipnóticas mandadas durante la<br />

hipnosis, se realizan después de despiertos, cuando la<br />

conciencia y las facultades coordinadoras han recobrado<br />

verdaderamente su imperio. En fin, la manifestación<br />

de estos mismos fenómenos en estado de vigilia, en una<br />

persona compos sui, admirada de no poder luchar contra<br />

el automatismo que le domina, demuestra claramente,<br />

gwe en todos los graios de la hipnosis, la conciencia<br />

yUávoluntad pueden sobrevivir.»


Misteriosas y poco naturales nos parecen asimismo<br />

las sugestiones negativas, de las que hemos hablado an*<br />

tes; en las que no dejan de producirse en nuestros sentidos<br />

las sensaciones de los objetos que les impres;ion8n,<br />

y según dicen los autores, falta en estos casos la percep*<br />

ción cerebral; y no se explica como una ¡dea sugerid»<br />

pueda producir esta falta de percepción, no pudiendo<br />

compararse estos casos con los llamados de inhiHción<br />

de Brown-Séquard; porque en estos, si bien e»


~6é6-<br />

ía se haga satisfactoriamente, es e! porqué se realizan<br />

necesariamente dichas sugestiones, sin saber el liipno^<br />

notizado el porqué las cumple, libre como se halla al<br />

parecei" de la influencia del hipnotizador, saltando por<br />

todo género de obstáculos para cumplirlas, y cuando<br />

quizás dichas sugestiones repugnan ó peri'udican a/ mismo<br />

hipnotizado. Y si abordáramos este estudio, como<br />

decíamos al empezar este párrafo, no parece sino que<br />

lo innatural se vé de una manera inevitable.<br />

Si de estas sugestiones pasamos á la llamada sugestión<br />

mental, y á los fenómenos hipnóticos superiores<br />

cuyos hechos es preciso rcordar para tenerlos bien<br />

presentes en este caso; aquí 3'a lo innatural se nos impone<br />

con una fuerza tal; que hasta los escritores más enemigos<br />

de lo sobrenatural no pueden menos de.confesar<br />

los grandes misterios que hay en estos hechos<br />

ó negarlos rotundamente si se atreven, y así salen más<br />

fácilmente del paso.<br />

«Confesamos por lo tanto, dice el P. Franco; que<br />

los síntomas ó fenómenos á plazo, son inexplicables.<br />

¿Quién puede entender una enfermedad que desapa»<br />

rece por completo con tojos sus sí'itom is, v que después<br />

á la hora libremente escogida por el máJico, reaparece<br />

por un momento y se di


euefpo;» el argumento volveríase aun más conduyentc;<br />

concluyentísimo aún más, si se realizaran los fe-<br />

, nómenos trascendentales de visión de cosas ocultas,<br />

de conocimiento de hechos lejanos ó por venir, de pensamientos<br />

internos, etc.»<br />

Y por fin, como argumento de presunción y probabilidad,<br />

digámoslo así; no podemos dejar de consignar<br />

para ilustrar la cuestión de si el hipnotismo es innatural,<br />

que pnrece muy significativo que cuándo se ha<br />

sometido á la acción de Is hipnosis á alguna persona<br />

á la que Dios adornara de gracias extraordinarias ó<br />

á la que concediera favores especiales; el hipnotismo<br />

como si llevara en sí un sello.de innatural y diabólico<br />

se ha estrellado contra dicha persona: como sucedió<br />

por ejemplo con la dichosa jovencita que tuvo la<br />

incomparable suerte de recibir las visitas de la Santísima<br />

Virgen, y el señaladísimo honor de ser la protagonista<br />

de los sorprendentes milagros realizados en<br />

ese rincón de los Pirineos, llamado Lourdes. En Lourdes,<br />

cuando la impiedad y el racionalismo inauguraron<br />

-su infernal campaña para desacreditar las operaciones de<br />

la DivinidaJ que sa estaban verificando á vista de todos<br />

los que quisieran ver, para consuelo y esperanza de nuestra<br />

extraviada generación; uno de los medios de que<br />

se valió la in


milde pastorciía; á pesar de ser esta de temperamento<br />

tranquilo y apacible y nada nervioso; condiciones<br />

todas favorables para ser hipnotizada, según los hombres<br />

de ciencia; le fué completamente imposible al desconocido<br />

magnetizador el poder hipnotizar á Bernar'<br />

dita, i ia cual esta operación no la produjo sino una<br />

fuerte y violenta jaqueca ó dolor de cabeza. Hecho curioso<br />

y que pudiera ser una especie de hilo que nos<br />

sirviera de guía en este enredado laberinto, cuyas salidas<br />

tratamos de aclarar.<br />

De modo qvie en vista de que las causas naturales<br />

no bastan para explicar la hipnosis, y de que no<br />

hay efecto sin causa; y de que cuando veamos hechos<br />

ó fenómenos que revelan fuerzas no naturales, el agente<br />

ó causa que produzca dichos hechos no puede ser<br />

natural, por aquello de que cada agente obra según su<br />

propio ser, ó según la virtud que le es propia; creemos<br />

lógica la opinión de atribuir dicho estado ó neurosis,<br />

á causas innaturales; con lo que se explican fácilmente<br />

todos los puntos dudosos del tan debatido<br />

hipnotismo: y como quiera que alguno pudiera objetarnos,<br />

que como es posible que la causa de la hipnosis<br />

sea innatural, cuando gran número de hipnotistas<br />

no creen en la existencia de espíritus de ninguna<br />

clase, ni en el mundo sobrenatural, les diríamos<br />

con BJtrran, que; «no es necesario invocar cxplícíta-<br />

(Ttente al demonio para obrar bajo su influencia; que<br />

basta entregarse á prácticas de las cuales sé esperan<br />

efectos que no pueden resultar de causas naturales.»


--IftS<br />

VI.<br />

QUÉ FENÓMENOS HIPNÓTICOS SON INNATURAl^S,<br />

CUÁLES SOSPECHOSOS,<br />

Y CUÁLES PUEDEN SER NATURALES.<br />

Sobre este punto seguiremos e! método de la mayoría<br />

de los escriiore


-884-<br />

Entre los fenómenos probablemente innaturales, se<br />

cuentan entre otros; la sugestión menta!; ciertas alucinaciones<br />

que simulan violentas locuras con vivo delirio,<br />

que versa sobre las ideas que comunica el hipnotizador<br />

al hipnotizado; la visión al través de los cuer-<br />

'pos opacos, en la obscuridad,ó con los ojos bien vendados;<br />

la transposición de los sentidos, como el ver<br />

con los dedos, oler con el occipucio, oír con las narices,<br />

etc; y la sugestión á plazo; de todo lo que hemos<br />

tratado en su lugar correspondiente.<br />

Teniendo en cuenta que en este punto no hay completa<br />

conformidad entre los autores católicos; pues hay<br />

algunos como sucede con Venluroli, que considera varios<br />

de estos fenómenos como claramente preternaturales,<br />

como por ejemplo: la visión al través de los cuerpos<br />

opacos.<br />

Por fin, se consideran como fenómenos hipnóticos<br />

que pueden ser naturale?, y ñ los que cabe aplicar<br />

la doctrina que expusimos al tratar este punto; el sueño<br />

hipnótico, el letargo, la anestesia, la catalepsia, el<br />

sonambulismo sencillo, las ilusiones, alucinaciones, delirios,<br />

las parálisis rigideces, alteraciones de la sensibilidad,<br />

los desórdenes de los sentidos ó de las funciones<br />

orgánicas y demás análogos. Y no okidemos al querer<br />

clasificar los fenómenos hipnóticos, el consejo del<br />

P.Zeferino sobre esta cuestión, el cual dice, que; «exige<br />

mucho pulso y sobriedad el determinar con precisión<br />

cuales .son los fenómenos magnéticos que no repugna<br />

que sean producidos por causas materiales y humanas;<br />

y que la historia de las ciencias y los anales<br />

de la medicina ofrecen fenómenos y casos extraordinarios,<br />

debidos probablemente á ciertos estados morbosos<br />

y fisiológicos, en que se desarrollan y manifiestan<br />

las fuerzas de la imaginación y. del alma de una<br />

manara sorprendente.»


^S88-<br />

XII.<br />

CONSECUENCIAS DEL HIPNOTISMO<br />

EN LOS QUE EXPERIMENTAN SUS EFECTOS.<br />

Hemos creído conveniente dedicar un capitulo á<br />

esta cuestión, porque hay muchos que consideran al<br />

hipnotismo cano un mero entretenimiento, propio para<br />

divertir á gente desocupada y ociosa, sin • consecuencia<br />

alguna desagradable; ó bien otros varios, «olo<br />

ven en la hipnosis un medio experimental del que pueden<br />

prometerse grandes resultados las ciencias relativas<br />

al estudio del hombre, ó bien la curación de gran<br />

niímerode sus padecimientos; así que creemos de gran<br />

utilidad el generalizar la verdad sobre este punto que<br />

tiene tanta trascendencia, para que muchos no puedan<br />

ser fácilmente engañados gravemente, ó de una<br />

manera irremediable.<br />

Todos los hipnotistas ya nos habUn de las molestas<br />

sensaciones que casi siempre siguen á la hipnotización,<br />

que pueden llegar hasta el vértigo; y aconsejan que para<br />

evitarlas, se le produzca al hipnotizado la sugestión<br />

de que despertará bien y sin molestia alguna; lo cual<br />

indica alguna de las consecuencias de la tan cacareada<br />

hipnosis. Además el simple buen sentido ya nos dá re-<br />

.suelta en gran parte esta cuestión, pues si hay enfermedades<br />

como sucede con el histerismo que se pueden<br />

propagar á muchos individuos tan solo por imitación;<br />

¿qué ha de suceder con el hipnotismo que lleva eri sí un<br />

sello misterioso é innatural, y excita en tan alto gr^do<br />

la curiosidad de toda clase de personas? \si, ^Qe«ien49


el hipnotismo, de ayer corno quien dice, en el sentido de<br />

hecho científico; son ya innumerables ios testimonios<br />

que podríamos citar de sus perniciosos efectos con respecto<br />

á la salud de los hombres.<br />

En cuanto empezó á conocerse el magnetismo, que<br />

es el hipnotismo de hace un siglo; ya la Academia de<br />

Medicina de París, prohibió el uso del mismo, hasta á<br />

los médicos, por el daño que se seguía de su uso á la<br />

salud, excitando enfermedades nerviosas en los que<br />

presenciaban los espectáculos magnéticos, enfermedades<br />

que podían convertirse en habituales y propagarse<br />

como una epidemia, según dictamen de los médicos<br />

que dieron dicho informe, entre los que había hombres<br />

de ciencia, de la talla de Franklin y Lavoisier. Y estos<br />

mismos hombres de ciencia ya señalaban con energía<br />

los graves peligros que ofrecían los procedimientos<br />

del magnetismo para la moral pública, y decían que el<br />

magnetismo no podía menos de producir á la larga<br />

funestos efectos,<br />

• El fundador del hipnotismo científico, 5ríií'í/; dice<br />

por su parte lo siguiente: «He condenado siempre en, los<br />

términos más enérgicos el uso del hipnotismo por mano<br />

de personas extrañas á la medi:ina.—Hánme ocurrido<br />

casos en los cuales creí peligrosa su aplicación. Para<br />

quien se halle dispuesto á la apoplegía, ó sufra un aneurisma,<br />

6 notable afección orgánica del corazón hay precisión<br />

de usarlo con grandísima cautela.» «El célebre<br />

Charcot, es sabido que felicitó al Consejo Superior de<br />

Sanidadde Italia, porque prohibió los espectáculos públicos<br />

de hipnotismo; fundándose en los peligros y daños<br />

qué los mismos ocasionaban á la salud. Richer, dice, que:<br />

«los experimentos hipnóticos sobre personas jóvenes y<br />

sanáSi hechos sin método, pueden favorecer el desenvolvimiento<br />

de disposiciones neuropáticas latentes, y<br />

qae


-88t-<br />

una y otra prueba convirtiéndose en permanente,» «Co»<br />

rren gran riesgo ios que frecuentan los cxperinentos<br />

liipnóticos, escribe Zanardelli\ de sufrir ataques de<br />

sangre á la cabeza ó al corazón, la pérdida de la respiración<br />

y de la voz, sofocaciones, convulsiones y síncopes.»<br />

El célebre Hoffmann, al informar ante la Facultad<br />

Médica de Viena sobre el hipnotismo, nos dice, que:<br />

«se trata de estados anormales en los que no se puede<br />

establecer hasta que punto se puede llegar sin daño del<br />

individuo; que algunos de estos estados, cotno los de<br />

pérdida de la conciencia y contracción tetánica podrían<br />

traer graves inconvenientes; que podría sobrevenir una<br />

parálisis repentina del corazón en ciertos sujetos; que<br />

la representación de estados neuropáticos, anormales en<br />

realidad ó en apariencia, podía ejercer, sin duda, una<br />

nociva influencia sobre ciertas personas predispuestas á<br />

desórdenes nerviosos ó mentales, como /a experiencia<br />

lo había jitslifcado.»<br />

• Grasset, por su parte; nos asegura, que; «si se adormece<br />

repetidas veces á un sujeto aunque Sea d€ buena<br />

salud, pero predispuesto al hipnotismo, es fácil que de<br />

un simple nervioso se haga un neuropático, después un<br />

histérico y no rara vez un IOCO.D Rostan, en su DicciO'<br />

nariode Medicina; afirma, que el hipnotismo es tan peligroso<br />

para la mural Como para la salud, y aconseja que<br />

debe ser prohibido por los Gobiernos, .Éste mismo<br />

autor nos asegura que el hipnotismo mal dirigido puede<br />

causar graves accidentes. El mismo le ha visto prochicir<br />

malestar general, dolores vivos, cefalalgias pertinaces,<br />

cardialgías violentas, pasajeras parálisis, pero ínuy<br />

incómodas y dolorosas, un trastorno general que predispone<br />

á todas las neurosis, una fatiga excesiva, una<br />

gran debilidad, una extrema demacración, Is sofocación<br />

y la asfixia; y no dudd que pudiese piHsducír la<br />

muerte misma, si alguno se atreviese á paralizar los<br />

músculos de la respiración. Muchaa VQC^,-«^aKbi


se han visto resultar la rDclancolía y la enajenación<br />

mental.<br />

SeriranJ nñrmn, que: «nada es tan común como ver<br />

experimentar á los magnetizados los más terribles accidentes,<br />

de resultas de las ideas que concibieron en el sonambulismo.»<br />

Dupau por su parte, escribe, que: «el<br />

resultjado más común de las prácticas del magnetismo<br />

animal es el desarrollar enfermedades nerviosas y ocasionarlas<br />

á las personas que á ellas estaban predispuestas.<br />

Debrej'ne en sus Pensamientos, nos habla de enfermos<br />

que han sucumbido en manos de sus magnetizadores.<br />

El Dr. Meric, nos dice que el hipnotismo<br />

es peligroso para la salud de la persona, y provoca<br />

á menudo una especie de diátesis espasmódica, una predisposición<br />

temible al sonambulismo espontáneo, contracciones<br />

que pueden degenerar en parálisis y tendencia<br />

á las convulsiones.<br />

El mismo Bernheim, tan entusiasta de' la sugestión;<br />

se inclina á


ducidos por el hipnotismo son altamente nocivos á la<br />

salud, á la razón, á las buenas costumbres yá la dignidad<br />

personal del individuo,» afirma Donadiu, en su<br />

discurso sobre el hipnotismo.<br />

Los consejos de Higiene j Sanidad de las naciones<br />

civilizadas, han aconsejado que se prohiba el uso<br />

del hipnotismo público, por los daños que se siguen,<br />

á la salud de ios individuos que ios presencian ó toman<br />

parte en los mismos: y por si alguno no contento<br />

con las citas que acabamos de presentar, nos pidiera<br />

hechos concretos y determinados, y no palabras<br />

por respetables que fueran; citaremos algunos que prueben<br />

concluyentcmente lo que venimos diciendo. «Son<br />

bastante frecuentes y numerosos los casos de demencia<br />

y suicidio que deben su origen al magnetismo, y<br />

especialmente el trascendental; «dice el P. Zeferino<br />

Gon'^ále^ en sU Filosofía elemental. Vi\ioli, asegura<br />

haber prestado asistencia médica á un joven que se<br />

volvió loco por haber sido hipnotizado. El Dr. Sene.<br />

rf/7f/, después de varias líneas que dedica á los inconvenÍ2iites<br />

del hipnotismo, dice. «Los experimentos hipnóticos<br />

pu.'den por úliimo producir un daño directo.<br />

Yo mismo estoven el caso de aducir un ejemplo. Tuve<br />

ocasión de ver que el experimento hipnótico que<br />

se realizó en un estudiante, engendró la amaurosis (ceguera<br />

absoluta) de un ojo, y ambliopía (ceguera imperfecta)<br />

del otro, sin que se haya podido restablecer<br />

jamás la perdida fuerza visual. Aun en laa clínicas<br />

no debieran someterse frecuentemente á la pirética<br />

(hipnótica) individuos muy excitables, ya que sin<br />

duda su estado nervioso queda, como consecuencia,<br />

gravemente aumentado.»<br />

D'Hondt, afirma que en lós hipnotizados persisten<br />

aun después de despiertos las convulsiones prolongadas<br />

y algunas manifestaciones de epilepsia, idiotismo y lofura<br />

itroducida por el hipnotiaino. El 5»*. frtximi


—290con<br />

todo su entusiasmo por la hipnosis; confiesa que el<br />

médico que se meta á hacer experimentos de éste género,<br />

y no sepa bien una porción de cosas, como Psicofsiologia,<br />

etc.; «presenciarií tantos fracasos cuantos<br />

sean sus ensayos, y correrá el riesgo de ocasionar males<br />

que no pueda remediar.» Y las condiciones que<br />

pide dicho autor, á las que nosotros uniríamos alguna<br />

otra; creemos no son muy comunes que digamos. La<br />

Administración Superior de Alemania, cree que en los<br />

ensayos hipnóiicüs no solo hay probabilidades de perder<br />

la salud, sino hasta la vida. Las desgracias producidas<br />

por el Dr. Hausen, en Viena, con sus prácticas<br />

hipnóticas, hicieron que el Gobierno nomSrara una<br />

comisión de médicos para que estudiase los hechos<br />

criminales ocurridos; comisión que acordó por unanimidad<br />

de votos, que se debían prohibir las experiencias<br />

de hipnotismo, por los graves mates que las<br />

mismas producían.<br />

Ya en tiempo de Mesmer, hubo muchos casos funestos<br />

por causa del hipnotismo de entonces, que<br />

provocaron la intervención de la Facultad de Medicina<br />

de París; pues el mismo Mesmer, viendo la frecuencia<br />

con que se presentaban los ataques convulsivos<br />

histero-epilépticos en sus sesiones de magnetismo, había<br />

dispuesto junto á la sata de experimentos, un salón<br />

acolchonado que se llamó, Cámara de las crisis, y también:<br />

El inferno de las convulsiones. Y quizás por esto<br />

mismo ha dicho Meric, que del hipnotizado al convulsionario<br />

no media más que un paso, y éste se dá con<br />

suma facilidad. Y pueden decimos nuestros lectores si<br />

no serán frecuentes los estados patológicos consecutivos<br />

á el hipnotismo, si los hipnotizadores siguen el consejo<br />

que les dá el Dr. Bremand, el cual, dice: &que le parece<br />

útilísimo que, á lo menos las primeras veces que se<br />

trate de hipnotizar, se empiece por escitar el cerebro;<br />

9ft hactetido ^irar rájpidamente al suj^o, ó ^a, obli*


—salgándole<br />

á inclinar la cabeza hacia abajo, hasta procurar<br />

una verdadera congestión cerebral.n<br />

El autor del Hipnotismo svelato, dice que puede<br />

ocurrir que por causa del hipnotismo algún individuo<br />

se debilite su espíritu ya de una manera temporal<br />

ó bien permanente; que se pueden causar alguna vez<br />

accidentes irremediables, que en ¡algunos sujetos fe<br />

puede presentar al ser hipnotizados una sofocación que<br />

si no se remedia puede producirles la mucjrte, que<br />

es posible en algunos una congestión cerebral durante<br />

el sueño hipnótico, ó si se les hipnotiza estando<br />

haciendo la digestión; y que en otros pueden persistir<br />

después de la hipnotización las convulsiones, ciertas<br />

formas de epilepsia, el idiotismo y hasta la misma<br />

locura. Maira y Benavente, nos aseguran, que; «las<br />

personas que se hipnotizan espontáneamente están expuestas<br />

á graves peligros y á groseros abusos. Hay<br />

sujetos que después de numerosas sesiones de hipnotismo<br />

quedan tan sensibles, que una luz cualquiera, que<br />

los faroles de las calles, de los coches, un sonido más<br />

ó menos intenso basta para traerles el sueño. Si se trata<br />

de un hombre, podría ser robado, herido y aun asesinado<br />

sin que opusiera resistencia alguna; fácil es comprender<br />

cuáles serán los desmanes que pudieran cometerse<br />

si fuen una mu)er, y le acaeciera esto en un sitio<br />

más ó menos solitario.» «El hipnotismo, dicen estos<br />

mismos autores; ¿es un fenómeno fisiológico 'perfecta»<br />

mente natural, cuya práctica no origina petígtros para<br />

el individuo que se somete á ella? ¿Se puede impunemente<br />

abusar de las hipnotizaciones y repetirlas 4<br />

voluntad, sin tener que lamentar graves trastornos en<br />

la salud del individuo? Por último, si es aplicable á cual*<br />

quiera persona, ó, por el contrario, hay necesidad de<br />

elegir cuidadosamerte los individuos en quienes se desee<br />

experimentar examinarlos y cerciorarse deant^inano<br />

(}ue pueden ser M.i3etídos sin |>eli^ro á l|«ia|*


niobras hipnóticas. Se lia dicho y se ha repetido en todos<br />

los tonos que el hipnotismo es inocente, que no influye<br />

en la salud del individuo y que su práctica, excepción<br />

hecha de ciertos y determinados enfermos, no ofrece<br />

el menor peligro, aun repitiendo las sesiones un gran<br />

niimero de veces.... No pensamos como la gran mayoría<br />

de los que se ocupan del hipnotismo, que su<br />

práctica en todos los individuos es inocente, ni mu^<br />

cho menos que se puede abusar de las sesiones y repetirlas<br />

á voluntad, sin peligros. Afirmar algo semejante<br />

sería tan absurdo á nuestro juicio, como asegurar<br />

también que impunemente podía cloroformizarse<br />

á un individuo 40 ó 60 veces, sin tener que abrigar<br />

temores por el estado de su salud. Estamos seguros<br />

de que nadie querría hacer semejante atírmación,<br />

y esto para un procedimiento que indudablemente<br />

influencia nuestro organismo de una manera mucho<br />

menos apreciable. Entrando á los fenómenos del<br />

orden psíquico, se sabe también cuanto trastorna nuestro<br />

bienestar futuro cualquiera impresión desagradable,<br />

de aquellas que tenemos que recibir tantas veces;<br />

como obra sobre nuastro organismo u,ia impresión moral<br />

que nos conmueve y nos aterra, y como, por últitno,<br />

sin otra causa muchas veces, hay individuos que<br />

por el poder de una sola de estas impresiones van á<br />

terminar sus días en los rincones de una casa de Orates.<br />

¿Porqué el hipnotismo que conmueve rjjás profundamente<br />

el organismo, que permite la sugestión de<br />

muchas ideas qiie son verdaderamente desagradables<br />

para el paciente, y que, por último, tiene un mecanismo<br />

de acción que no se conoce y cu/as consecuencias<br />

pueden tal peí presentarse muchos años mds tarde, había<br />

de ser inocente? El hipnotismo ofrece todavía<br />

otros peligros para un cierto número de personas. Los<br />

enfermos del corazón, por ejemplo, no pueden ser<br />

I9i;)níetid09 ¿ las cnaniobrds hipnóticas, pu«s eti mv>c|)Q«


-S98de<br />

ellos pueden sobrevenir síncopes mortales y^accidisntes<br />

tan temibles como estos. De la misma<br />

manera las personas de temperamento nervioso exagerado,<br />

aquellas demasiado susceptibles á toda clase<br />

de impresiones, deben ser hipnotizadas con suma<br />

prudencia, y mejor sería todavía proscribir en absoluto<br />

la hipnosis para esta clase de enfermos. Los accidentes<br />

que suelen ocurrir coa estos pacientes, y aún<br />

con personas perfectamente sanas, si bien no muy serios<br />

si son combatidos por un facultativo con la Oportunidad<br />

debida, hacen de todo punto indispensable que<br />

la práctica de la hipnosis sea estrictamente prohibida,<br />

como se ha hecho en casi todos los países de Europa,<br />

á los que no poseen un título de médico. De otra manera,<br />

en caso de accidentes, se tendría que lamentar<br />

muchas veces una desgracia por no haberse prestado al<br />

enfermo los auxilios del caso con la rapidez exigida<br />

por las circunstancias.»<br />

Los mismos escritores que venimos citando ó que<br />

acabamos decitar, dicen asimismo en otro lugar; «Algunos<br />

ejemplos han venido á probar que el hipnotismo<br />

despierta las neurosis que se encontraban latentes,<br />

y que tal vez habrían ó no estallado en época<br />

más ó menos lejana. S: dice que las personas en<br />

las cuales se ha notado este fenómeno, no habían tenido<br />

jamás manifestación alguna de afección nerviosa<br />

y que al volver al estado de vigilia después del sueño<br />

provocado, los circunstantes han sido dolorosámente<br />

sorprendidos al encontrarse frente á un loco maniaco,<br />

que ni las más cuidadosas atenciones han sido<br />

suficientes para volverlo á la razón. Entre los peligros<br />

del hipnotismo se menciona la predisposición qu«<br />

se adquiere para las enfermedades nerviosas, sobre to*<br />

do para el histerismo, por la repetición continuada y<br />

desmedida de las sesiones de hipnotización, Esto ea<br />

com


decido de ataques de histerismo, han conseguido tenerlos,<br />

y muy frecuentes, por el abuso de la hipnosis.<br />

Se ha observado casos de hombres robustos atacados<br />

de la misma enfermedad por una causa semejante.»<br />

Y los mismos autores, dicen asimismo, que «los hipnotizados<br />

en estados superiores de hipnotismo deben<br />

ser tratados como verdaderos enfermos,»<br />

Y para no alargar demasiado éste capítulo, concluimos<br />

relatando los hechos citados por Lombroso,<br />

de varios casos observados pof este autor relativos á las<br />

corisecuencias de la hipnosis; y que son los siguientes:<br />

C, ilustre escritor atacado de parálisis por haber<br />

asistido á un espectáculo de hipnotización. Una señora,<br />

I..., presa de una catalepsia por dicha causa. Otra id.<br />

R..., sumida en un continuo delirio histérico. Otra<br />

X..., con convulsiones epileptiformes después de asistir<br />

á un espectáculo hipnótico. C..., estudiante, que<br />

había sido sonámbulo y ya estaba curado; volvió á tener<br />

accesos de sonambulismo por haber sido hipnotizado.<br />

L..., como otros varios, quedó que no podía mirar un<br />

objeto brillante sin quedar hipnotizado. I..., teniente<br />

de artillería, como otros varios hipnotizado por Donato,<br />

trató de asistir á una cita á plazo dada por el hipnotizador,<br />

produciéndole un acceso de fviror al tratar<br />

de impedírselo sus superiores, y habiéndole impedido<br />

asistir, á la fuerza, cayó en un acceso de sueño<br />

hipnótico, con olvido, de lo sucedido al despertar.<br />

R..., estudiante, Curado de una antigua epilepsia, volvió<br />

á recaer en ella después de hipnotizado. R,.., por<br />

esta causa perdió la memoria y fué acometido de un<br />

grave eczema. X..., militar, no puede ver una luz<br />

sin ser atraído por ella, E..., empleado, cayó por la<br />

hipivotización en una especie de hipnotismo continuo<br />

después fué acometido de convulsiones epileptiformes<br />

y por fin de un delirio maniaco. V..., teniente, después<br />

de hipnotizado cayó en una especie de sonam-^


-é95—<br />

bulismo con tendencia á incitar todos los gestos de<br />

los que le rodeaban y en una manía melancólica.<br />

C,..., joven de inteligencia sana fué acometido de<br />

lo:ura después de ser hipnotizado. C..., joven robusto,<br />

lo fué de cefalalgia y debilidad de la cabeza.<br />

D.... por igual causa, lo fué de formas neurósicas variadas<br />

como insomnio, gritos nocturnos, pérdida de<br />

la memoria y mal humor. Y dicho Lombroso concluye<br />

su relación con las palabras siguientes; «Por lo<br />

tanto las consecuencias más frecuentes que produce<br />

el uso del hipnotismo son la continuación aunque atenuada<br />

del grande acceso provocado de neurosis hipnótica,<br />

el estado de sonambulismo ó semi-sonambulismo,<br />

la propensión marcada á volver á caer en él<br />

por ligerísimas causas, la tendencia casi insuperable<br />

á imitar los actos y gestos de los circunstantes, llevada<br />

hasta la exjigeración del Miriachit, (éste es una<br />

neurosis imitante); las convulsiones, la locura, la debilidad<br />

mental, la pérdida de la memoria.» Y estos casos<br />

fueron observados por un solo médico en una sola<br />

ciudad de Italia, Turín; después de los espectáculos de<br />

hipnotismo, dados en la misma por Donato, cuyos resultados<br />

se repitieron en Milán, según aseguran los<br />

Dt-es. Sapoliniy Strambio.<br />

Piensen nuestros lectores en vista de esto, si estos<br />

resultados produjo un solo hipnotizador en dos ciuda*<br />

des, las enfermedades que se habrán producido en el<br />

mundo por causa del hipnotismo, cuyo conocimiento<br />

científico escomo quien dice de ayer, y ya se presenta<br />

en escena rodeado de un sin número de peligros y graves<br />

Consecuencias, que pueden llegar hasta hacer perder<br />

la razón á los insensatos que se entreguen á tan<br />

dañinas prá


~S9e-<br />

VIII.<br />

CONSECUENCIAS MORALES Y SOCIALES<br />

DEL HIPNOTISMO.<br />

Estas 'consecuencias no han podido ser más desas*<br />

trosas. El conocimiento científico del hipnotismo es de<br />

ayer como ya hemos dicho en otro lugar, y á ¡cuántos<br />

abusos se han cometido por causa del mismo; '.cuántos<br />

crímenes ha producido!; y eso que hasta ahora su práctica<br />

ha estado relegada á unos cuantos hombres de<br />

ciencia, que la han compartido con varios audaces charlatanes.<br />

¡Aj^ del día que el hipnotismo se generalice!<br />

¡Pobre humanidad! Y que el mal lleva este camino, lo<br />

prueba el que los jespectáculos públicos de hipnotismo<br />

se han multiplicado de un modo tal, que en palacios,<br />

salones, tertulias, cafés y teatros, se hacen experimentos<br />

hipnóticos como si fueran de un juego cualquiera ó un<br />

mero entretenimiento; y cuando escribimos estas líneas,<br />

se halla en todas las esquinas de la Corte de España,<br />

el siguiente anuncio:<br />

«SALÓN SOMERO.<br />

Conferencia del Dr. Dax. Hoy i6 de Mayo de 1891.<br />

Experimentos de electro-biología.—Visión á distancia.<br />

—Sonambulismo.— Éxtasis. —Encanto — A nes •<br />

tesia.—Catalepsia.—Acción de los medicamentos d distancia.—Cambio<br />

de personalidad.—Sugestión mental<br />

ó irasnmisión del pensamiento.<br />

Y los periódicos por su parte, ese abusivo y tiránico<br />

regulador de la sociedad llamado 4.' ]3oder del<br />

instado, y que nosotros llamarfamos el i.'¡ vienento-


dos los días con anuncios como el que tomamos de uno<br />

de los diarios de más circulación hoy de España; El<br />

Imparcial á^ ti de Junio de iSgt. y que dice así:<br />

SOMNAMBULE<br />

et cartomanciere, Mme. León 232, rué Sainte Catherine<br />

á Bordeaux (Franee), est la plus renommée du monde<br />

pour diré l'avenir, la pensée des gens, ieurs intentíons.<br />

Elle fait re.ussir en tour et consulte par correspondence.<br />

Elle viendra consultar á Madrid, si plusieurs persortnes<br />

la demandent. Príx: lo, 25 et 5o francs. ó bien<br />

éstos otros que hemos visto posteriormente en El Dia<br />

de 16 de Marzo de 1892, y en El Jmparcial de Mayo<br />

del mismo ai^.o.<br />

ADIVINADORES DEL PENSAMIENTO.<br />

De paso para París, han llegado á esta corte y<br />

debutarán hoy en el teatro-circo de Parish, Mr. Kreps,<br />

y su hija, adivinadora del pensamiento humano y doble<br />

vista natural. La prensa de la capital del Principado,<br />

hace grandes elogios de estos artistas.<br />

ANUNCIOS. .<br />

En la cuarta plana de un solo número del Fígaro<br />

de París (la capital del mundo civiliíadoj, encontramos<br />

los siguientes anuncios:<br />

MAGNETISMO—ADIVINACIÓN.<br />

«Mad. Cibau, 70. calle Lafayette, la cartomántica<br />

más célebre de Francia, única en París para explicar ei<br />

pasado, présente y porvenir y los pensamientos más<br />

¡secretos; consultas por correo sobre pleitos, bodas penas<br />

del corazón, etc.»<br />

«Mad. de Salveuno, we


-898—<br />

«Sieunamosa, célebre sonámbula egipcia que no<br />

teme la competencia. Talismanes.<br />

El día que el hipnotismo se haga vulgar, y vulgar la<br />

facilidad de producirle; el mundo no será mas que una<br />

gran casa de locos, y una reunión de seres enfermizos<br />

y criminales. Y por si nuestros lectores creen que exageramos,<br />

á continuación damos las pruebas de la verdad<br />

de nuestras palabras, por las que se verá que más bien<br />

nos hemos quedado cortos en lo que acabamos de<br />

afirmar.<br />

«Apenas principiaron á propagarse las prácticas<br />

magnéticas, dice el Sr. Obispo de Madrid; los teólogos<br />

vieron en ellas grandes peligros contra la moral y las<br />

costumbres, y publicaron trabajos numerosos y llenos<br />

de erudición para demostrar que aquellas eran contrarias<br />

á las tradiciones cristianas, é inductivas á la superstición<br />

y á la impiedad.» Juicio que aunque parezca<br />

severo ha sido conlirmado por los obispos de Alema*<br />

nia,Baviera, Francia, España, Italia y América.<br />

Ya en 1784, la Facultad de Medicina de París, á<br />

la que pertenecían los hombres rhás eminentes de su<br />

tiempo; prohibió hasta á los médicos, la práctica del<br />

magnetismo; fundándose en los perjuicios que causaba<br />

á la salud, á las costumbres y á los intereses, y por<br />

lo misterioso de sus procedimientos.<br />

«No hay desorden personal que no pueda imponerse<br />

al hipnotizado, ni existe delito al cual no ponga<br />

la mano, en cuanto se le ordene. El hipnotizado es<br />

un hombre que fírmó en blanco una letra de cambio<br />

poniéndola en mano desconocida, y en ella puede todavía<br />

el fiduciario, escribir todo daño, toda vergüenza<br />

y todo delito:» escribe el P. Franco^ en su obra<br />

sobre la hipnosis; cuyo autor afirma asimismo la inmoralidad<br />

del hipnotismo, porque ni al mismo hombre<br />

le es lícito renunciar á $u propia libertad moral,


y dicho hipnotismo parece destruir la libertad hurtiana.<br />

Y este mismo ¡lustre escritor, en su recién publicado<br />

folleto. El Hipnotismo j los médicos católicos, exclama:<br />

«El hipnotismo, causa de horrible daño á la<br />

moderna sociedad.»<br />

El Obispo d& Moulins, Mr. de Pons; en su Pastoral<br />

sobre este asunto, dijo: «Nos levantaremos contra<br />

esas tenebrosas invenciones, esos misteriosos descubrimientos<br />

de pretendidos sabios modernos, adeptos<br />

del materialismo y corruptores de la moral;.. Señalarer<br />

mos con particularidad esa ciencia funesta del magnetismo<br />

animal, cuya denominación sola caracteriza<br />

también la inmoralidad de tos que la profesan, U practican<br />

y se esfuerzan en propagarla; ciencia perturbadora<br />

cuyo efecto es introducir el desorden eij todas<br />

las facultades físicas y morales del hombre.»<br />

El mismo respetabilísimo Prelado de Madrid, que<br />

antes hemos citado, asegura que: «si son grandes los<br />

daños físicos que el hipnotismo causa á las personas<br />

que se someten á su acción, son mayores y más enormes<br />

todavía los que de él se siguen á la moral y á<br />

la honestidad de las costumbres, así públicas como<br />

privadas. Quisiéramos el omitir el ocuparnos de este<br />

punto por ei rubor que se siente al enumerar los crímenes<br />

y sucesos repugnantes á que han dado lugar las<br />

prácticas hipnóticas.».Y el mismo Obispo añrma en otro<br />

lugar: «El hipnotismo es por tanto atentatorio de la<br />

conciencia, del individuo, de la familia y de lá ñusma<br />

humana sociedad.» uEl hipnotismo aun el aplicado á<br />

la medicina es inmoral é ilícito, mientras la Iglesia no<br />

lo consienta y se dicten leyes y reglas que quiten al<br />

remedio la inmoralidad que su uso actuar entraña, y<br />

se hagan imposibles ó muy difíciles los crímenes que<br />

por el hipnotismo á mansalva pueden cometerse;» nos<br />

dice el Excmo. Sr. Obispo de Bafcelona, Sr. Catald,<br />

en »u Pay/ora/de Mayo de i§88.


—800-<br />

«No tenernos noticia de que se haya publicado,<br />

fuera de las traducciones diciías, en nuestro nativo<br />

idioma..... ningún libro que desentrañando la malicia<br />

y el veneno encubierto en esa llamada conquista de la<br />

ciencia médica, ponga de manifiesto lo insostenible de<br />

esas hipótesis absurdas en el terreno filosófico, y los<br />

peligros gravísimos en el orden físico y mora!, que de<br />

la práctica del hipnotismo están llamados á reportar<br />

los individuos, la sociedad, la moral, y las creencias<br />

católicas;» escribe á su vez con un profundo acento<br />

de convicción el ilustrado P, Vild, al hablar de esta<br />

materia; el cual en otro lugar dice, que; «el hipnotismo<br />

y el espiritismo se han propagado con una<br />

velocidad prodigiosa entre las naciones tenidas por<br />

alguno.s como las más cultas y civilizadas reciutando<br />

un sinnúmero de prosélitos entre los hijos de<br />

la impiedad y de la duda, cautivando á millares las<br />

personas de todas las clases de la sociedad moderna<br />

y causando en ellas estragos indecibles:» extrañando<br />

con gran razón el mismo autor, como sucede<br />

esto en pleno siglo XIX, en el siglo de la incredulidad<br />

y del escepticismo, y como en esta época se ha<br />

hecho de moda la nigromancia, los encantamientos, las<br />

adivinaciones, las brujerías, que tanto hicieron reir á<br />

los filósofos de la última centuria... ¡Y esto los que<br />

nos culpan á los católicos de crédulos, fanáticos y supersticiosos!<br />

Y por fin. el mismo P. Vilá, dedica en<br />

otro lugar de su obra las .siguientes palabras á pintar<br />

las consecuencias sociales del hipnotismo. «Tampoco<br />

en este orden (el social) son más sazonados y<br />

saludables los frutos producidos por el hipnotismo,<br />

sino quizás más amargos y de más funestas consecuencias....<br />

El hipnotismo, miserable y desdichado engendro<br />

del mesmerismo y hermano legítimo del espiritismo<br />

háse atrevido á más y ha ido más alta que<br />

9US ascendkntea, y ha aplicado la segur al corazón mis-


-^Olmo<br />

del árbol social y ha minado por su b%se los principios<br />

en que este descansa. De una plumada ha borrado<br />

la libertad y la conciencia humanas, fundamento<br />

sólido é indispensable de todo orden social y religioso,<br />

y sin el cual no es posible, ni concebir siquiera<br />

la sociedad, cualquiera que sea el estado en que se la<br />

considere, convirtiendo al hombre en un mtdmatn^<br />

etc. etc.»<br />

Ideas análogas sustenta el docto escritor Dr. Meric,<br />

al creer al hipnotismo peligroso porque hace perder<br />

al hombre la libertad, le convierte en un autómata in«<br />

consciente, en una especie de loco; y le hace perder<br />

la memoria, con lo que puede convertirse en terrible<br />

instrumento de toda clase de crímenes y delitos<br />

que le son sugeridos por su hipnotizador, que queda<br />

á salvo de todas las malas consecuencias de estas acciones<br />

que han sido sugeridas por él; y este mismo<br />

escritor dice que no es lícito considerar el hipnotismo<br />

como una de las conquistas de nuestro siglo, puesto que<br />

dicho hipnotismo convierte al hombre en un ser sin<br />

razón sin conciencia y sin libertad, y que perturba<br />

de una manera tan temible nuestra sociedad inquieta<br />

por su presente, incierta de su porvenir.<br />

Pero como quiera que se nos pudiera tachar de parcialidad<br />

y que no presentábamos sino los testimonios<br />

de escritores de nuestras ideas, que por más que para<br />

nosotros sean sumamente respetables, hoy por desgracia,<br />

para muchos, son sospechosos, por lo mismo<br />

que son autores católicos; vamos á recopilar la opinión<br />

de los hombres de ciencia de distintas ideas<br />

y opiniones personales, y que mejor han llegado á<br />

conocer la hipnosis.<br />

«Cuando el sujeto ha sido ya hipnotizado con frecuencia,<br />

y princi|»lmente, si lo fué por la misma persona,<br />

ésta adquiere sobre él tal dominio, que los actos<br />

más excéntricos, los más graves y hasta.jos o^a


—Boapeligrosos<br />

se cumplen sin lucha aparente y sin tenta.<br />

tiva apreciable de resistencia.» (i)<br />

Este mismo autor, al final del capítulo IX de su<br />

referida obra; dice que es una exageración el decir que<br />

el mundo entero esté destinado á la alucinación universal,<br />

y que una mirada echada sobre el primer transeúnte<br />

baste para hipnotizarle; pero no lo niega tampoco,<br />

solo dice que es una exageración. El mismo Bernheim<br />

nos cita algunos casos demasiado notables en<br />

este género, entre otros el del mendigo Castellan,<br />

tomado de las actas del tribunal de Draguignan, hecho<br />

que es el límite de la inmoralidad y llega hasta<br />

inspirar repugnancia, por lo que no nos atrevemos á<br />

reproducirle. Y este hecho no es único, por desgracia,<br />

de varios semejantes han tenido ya que entender los<br />

tribunales; y ¡cuántos y cuántos análogos, habrá sepultados<br />

en el olvido! Pues no parece sino que el hipnotismo<br />

trae como suele decirse un vicio de origen; pues su<br />

fundador ó propagador en Europa, Mesmer, no solo<br />

se valía de las cubetas y de la varilla mágica para hipnotizar,<br />

sino también de otros medios lúbricos y obscenos;<br />

como el de tocar y apretar el magnetizador el bajo<br />

vientre del magnetizado, manipulaciones que á veces<br />

duraban horas enteras; ya sus magnetizaciones dieron<br />

lugar á funestísimos casos, que motivaron la intervención<br />

de la Facultad de Medicina de París.<br />

y que no hay exgeración alguna en lo que acabamos<br />

de decir, se ve con solo referir como se practicaba<br />

el hipnotismo de hace algunos años. Se procuraba<br />

para esto como dice Rostan, que el hipnotizador fuera<br />

un individuo de buena salud, que se hallara en la fuerza<br />

de la edad, fuera hermoso y de simpática presencia,<br />

grave, cariñoso, y á ser posible que fuera asimismo<br />

vivo, ardiente y entusiasta y pudiera ejercer cierto<br />

(1) BwaMiá. U ittg«iUéa. 0«p. i." p&g. 88.


—sosinflujo<br />

sobre las personas magnetizadas; y la magnetizada<br />

se procuraba que fuera joven, pues por lo visto<br />

las viejas eran poco á propósito para el caso; que fuera<br />

además nerviosa, sensible, impresionable, y mejor aún<br />

ardiente, apasionada y erotómana como dice Debreyne;<br />

y,después se juntaban estos dos seres para procurar<br />

la magnetización, se sentaban el uno enfrente del otro,<br />

tocándose con los pies, con las rodillas, unidos estrechamente<br />

de las manos, y mirándose fijamente el uno al<br />

otro; y después se practicaban otros tocamientos en<br />

la cabeza, en las espaldas, en los brazos que se podían<br />

estender hasta los pies y aun hasta el vientre.<br />

Así que con sobra de razón decía este último autor:<br />

«No es ciertamente necesario ser gran moralista, ni<br />

tener un gran conocimiento del corazón humano, para<br />

juzgar del efecto que pueden producir estas misteriosas<br />

maniobras en una joven impresionable y toda palpitante<br />

de trastorno y de emoción, y tal vez en el grave y estoico<br />

magnetizador, que no ofrece nada de repugnante,<br />

que está en perfecta salud y en la fuerza de la edad,y><br />

etc., etc.<br />

Los Sres. Maira y Benavente, sobre esta cuestión,<br />

escriben lo íiiguiente: «El estado nervioso particular<br />

que se conoce con él nombre de hipnosis, se presta,<br />

sin duda, para cometer mil abusos en las personas<br />

que se hacen dormir artificialmente, ó en aquellas en<br />

que los fenómenos de sueño ó de sonambulismo se presentan<br />

espontáneamente. No disertamos en el terreno<br />

imaginario ó de las posibilidades; ya se han llevado<br />

.algunas causas ante los tribunales de otros países, y<br />

esto hace pensar que á medida que la sutileza de los<br />

criminales se haga cada día más grande llegue á explotarse<br />

más extensamente estos fenómenos, tan aptos<br />

para llevar á cabo atentados de todo género contra<br />

las personas. Si el lector se ha tomado la molestia<br />

de echar la vista sóbrelo dicho anteriormente de los


-804carateres<br />

y estado de los individuos sumergidos en el<br />

sueño {nagnético, no le costará mu;ho trabajo suponer<br />

cuantos caminos accesibles pudieran seguirse para realizar<br />

un intento abusivo cualquiera. La abolición de la<br />

voluntad, la perversión del recuerdo, los hechos admi*<br />

rabies del sonambulismo y de la sugestión, son circunstancias<br />

que, como dice cierto médico legista, incitan<br />

al crimen con la esperanza muy fundada de quedar<br />

completamente impune. ¿Qué sería un sujeto susceptible<br />

de recibir el sueño magnético en manos de un<br />

individuo de conciencia poco escrupulosa? nada más<br />

que un instrumento dócil para ejecutar sus planes.»<br />

CuUerre, por su parte, nos dice, que: «Bien sea que<br />

la causa del sonambulismo se atribuya á cualquier origen,<br />

todo? los autores convienen en que el hipnotizado<br />

durante el sueño artiñciai, pierde su conciencia, su<br />

personalidad y su libertad y queda absoluta é incondicionalmente<br />

sujeto á la voluntad del hipnotizador, en<br />

cuyo arbitrio está el quitarle la facultad de obrar y la de<br />

hablar y de obligarle, sin que pueda resistirse, á ejecutar<br />

los actos que le sugiera.» El Dr. de la Tourette,<br />

conforme con otros varios autores, asegura, que; «las<br />

prácticas hipnóticas son tan funestas é inmorales que<br />

á ellas son inherentes la violación y los atentados contra<br />

el pudor.<br />

El/)r./?t'Cj/MíVr, nos ha referido mucho casos de<br />

preñez sobrevenida de resultas del magnetisoio animül;<br />

Magendie ha contado por su parte Víirios hechos de<br />

personas que han fallecido bajo la influencia de la<br />

misma causa; Rostan, á su vez, escribe lo siguiente:<br />

«Supuesto ese fenómeno tan trascendental del magnetismo<br />

¿qué consecuencias tan terribles no pueden seguirse<br />

de semejante omnipotencia? ¿Qué mujer ó


le ha pasado se borró enteramente al despertar? Pero<br />

supongamos un momento que el hipnotizador resiste<br />

á la facilidad de abusar, que su virtud le haga triunfar<br />

de la impunidad y rechazar con horror toda idea criminal,<br />

¿cuántos otros peligros quedan todavía? ¿No<br />

puede robar secretos importar.tes de familia y convertirlos<br />

en su provecho? ¿Se ignora muchas veces que el<br />

honor de las familia depende muchas veces del secreto<br />

de ciertas circunstancias?-~Se ha negado la influencia<br />

de los sexos y se ha hecho mal, porque esta influencia<br />

es poderosa. La sonámbula contrae hacia su magnetizador<br />

un reconocimiento y una inclinación sin<br />

límites, y de esto á una verdadera pasión no es largo<br />

el camino. Yo creo que si es fácil la violencia, lo es más<br />

la seducción menos odiosa que la primera. ¿Quién puede<br />

preveer los resultados?» y concluye diciendo: «Así el"<br />

magnetismo puede ser perjudicial á la salud, y perjudicial<br />

á la moral pública: para obviar estos inconvenientes<br />

debería el Gobierno prohibirlo con severidad.<br />

Dupaii sostiene ideas parecidas y nos asegura que:<br />

«No puede ponerse en duda el que no ejerza el magnetizador<br />

una influencia moral muy grande sobre la persona<br />

sonámbula. Su voluntad dormida en algdn modo, no<br />

se resiste á las órdenes de su magnetizador; ¿no se pueden,<br />

pues entonces conocer los secretos de las familias,<br />

penetrar en los intereses más caros y los más sagrados^<br />

etc.? Má.>: de estas relaciones íntimas, de este catnbío'de<br />

miradas animadas en los sentimientos más dulces, con<br />

impresiones singulares y agradables, de este estado totalmente<br />

nuevo en el que caen los sonámbulos, nace una inclinación<br />

entera y absoluta hacia el magnetizador. <strong>Ll</strong>evado<br />

el reconocimiento hasta el entusiasmó de la pasión,<br />

exalta todos los sentimientos afectuosos; ahora<br />

juzgad de loque sucederá si la sonámbula «s una joven<br />

y $1 magnetizador tiene cualtdadea para á^rAdiTi* 1f


—sossostiene<br />

que el magnetismo: «Es un arte del todo fantástico,<br />

cuyos procederes misteriosos no tienen poder<br />

sino sobre los cuerpos enfermos, y que por una singular<br />

virtud envuelve en el mismo velo del error á<br />

sus propagadores y á sus víctimas; es finalmente una<br />

ciencia falsa en sus teorías, y perniciosa en sus práctica.»»<br />

Desgenettes; al ocuparse \&Real Academia de Medicina<br />

de Parts de esta cuestión, dijo. «Desde que s$<br />

ha leido el parte ha hecho mucho mal; ha trastornado<br />

las cabezas de la generación médica naciente, y esta<br />

sé pregunta asimisma si deben quemarse ios libros y<br />

cerrarse las escuelas, pues que para todo basta el magnetismo.<br />

El célebre fisiólogo Magendie, aseguró al tratar<br />

este asunto ante la Academia antes citada: «Me<br />

parece que la Academia se ha engañado; que la han<br />

, colocado en una falsa posición cuando la han sugerido<br />

la idea de nombrar una Comisión particular<br />

para saber si se ocuparía ó no del magnetismo... Solo<br />

la noticia de esta discusiones perjudicial. Esta es<br />

una circunstancia explotada con solicitud por los muchos<br />

picaros que pululan en la capital; porque hasta<br />

se citan enfermos que han fallecido en manos de los<br />

magnetizadores.»<br />

Debrej^ne, en sus Pensamientos, sostiene, que; «el<br />

sonambulismo ha sido en Francia uno de los secretos<br />

diaJsólicos más poderosos para desmoralizar á los hombres,<br />

y que esa inmoralidad no es un accidente fortuito<br />

ni pasajero, sino que es inherente al magnetismo<br />

que mancha casi todas las víctimas, excita emociones<br />

condenables y enciende pasiones vergonzosas.» Y este<br />

mismo ilustre sacerdote liega hasta afirmar, que; «el<br />

magnetismo animal puede llegar á ser el medio de co><br />

rrupción más execrable que haya jamás salido del inñerno.»<br />

El conde de Robiano, asegura, que el libertinaje<br />

lonambüUcó «xcita y fomenta brutalmente pasion«9


—867—<br />

desordenadas, provoca la licencia de las costtimbre$<br />

y degrada las conciencias y otro escritor citado<br />

por dicho conde Robiano afirma, que: «En Alemania<br />

y en Francia el libertinaje sonambúlico ha sido uno<br />

de los secretos poderosos del infierno para desmoralizar<br />

á los hombres; y nótese bien que la inmoralidad<br />

de que hablamos no es un accidente fortuito ni<br />

pasajero; inherente al sonambulismo, mancha casi todas<br />

las víctimas, excita emociones condenables, y enciende<br />

pasiones vergonzosas.» El autor ya citado, La<br />

Tourette; afirma, que durante el sonambulismo pueden<br />

establecerse relaciones sexenales, que desde luego pueden<br />

asemejarse á la violación. Lombroso, haciendo ver un<br />

nuevo aspecto de esta cuestión; nos habla de que el momentáneo<br />

cambio del carácter moral que se observa en<br />

los accesos de hipnotización, se puede perpetuar si se<br />

repiten los experimentos en el mismo individuo y puede<br />

hasta cambiar su carácter y su moralidad; y se ha<br />

visto que los hipnotizados se vuelven con facilidad falsos,<br />

inmorales, ó por lo menos débiles, hasta el punto<br />

de ceder á las más ligeras presiones, no solo del<br />

hipnotizador, sino de todos los demás. El mismt) autor,<br />

nos habla del hipnotismo que se va generalizan»<br />

do como una epidemia, que se practica ya por simple<br />

diversión y llega hasta las escuelas; y dice: «¿Quién<br />

puede medir los daños de una epidemia semejante, que<br />

no permite ya que se cuenten como raros los individuos<br />

hipnotizados, como lo eran hasta hoy en loa<br />

gabinetes, sino en gran número, y no con las reservas<br />

y precauciones de las clínicas, sino á toda hora<br />

del día y por obra del primero que llega?» Y no se<br />

crea que en esto hay exageración, porque el mismo<br />

Braid, nos habla,de una niña de cinco años y medio,<br />

que habiendo presenciado una sesión hipnótica,<br />

hipnotizó á su propia aya imitando lo que había visto<br />

hacer, Y Cam^ili, en su Casuisticaf explica los frau^


des que se pueden cometer fáciltnentej^por mediojdel<br />

hipnotismo.» •]<br />

Es notable asimismo el dictamen presentado por<br />

el profesor de neuropatología, Vi{ioli, sobre el hipnotismo,<br />

al Congreso superior de Sanidad en Roma; dictamen<br />

que fué aprobado por unanimidad por dicho Consejo',<br />

y en la imposibilidad de transcribirle íntegro lo<br />

que sería una prueba no pequeña de lo que tratamos<br />

de probar; nos limitamos á copiar los párrafos siguientes<br />

de dicho documento. «¿Aconsejaríais vosotros, que<br />

en nombre de la moral pública se prosigan los espectáculos<br />

hipnóticos, para disponer que nuestras mujeres<br />

se transformen en otras tantas malasias afectadas<br />

de lalahf en quienes un gesto, una mirada, ó un movimiento,<br />

son capaces de inducir á una mujer de la<br />

respetable edad de 65 años á que se porte como una<br />

ramera de 20 abriles? ¿Aconsejaríais por ultimo, que<br />

prosigan los espectáculos en nombre de la civilización,<br />

de la libertad y del progreso, para observar en los jóvenes<br />

inconscientes de su estado y naturaleza, siquier<br />

fuese momentáneamente, los indianos mosquitos, los<br />

malasios y los afectados de Jumping, quienes tienen<br />

un rebajamiento moral é intelectual, y cuyo estado es<br />

una triste herencia de razas y tribus degeneradas?»<br />

En Viena, por causa de las desgracias producidas<br />

por ú Dr. Hausen, con sus experimentos hipnóticos;<br />

el Gobierno nombró una comisión de médicos para que<br />

estudiara los hechos criminales que habían sido denunciados;<br />

y dicha comisión, acordó por unanimidad de<br />

votos que se debían prohibir las prácticas de hipnotismo,<br />

por los graves males que de ellas se seguían,<br />

lo cual ha ido sucediendo en otras varias naciones á<br />

tnedida que se han ido conociendo los efectos de la<br />

hipnosis: conducta que ha sido imitada por el Coff5£jo<br />

de Higiene de Viena, (Francia), que ha dispuesto que<br />

^ prohiban las sesiones dé hipnotismo por razón de


-sodios<br />

múltiples accidentes que provocan; y cuando escribimos<br />

este capítulo, vemos en la Correspondencia<br />

Médica de fínes del año 90, que el Gobierno de la Isla<br />

de Cuba ha prohibido la práctica del hipnotismo hasta<br />

á los mismos médicos en los hospitales. Esto poco<br />

más ó menos han hecho Rusia, Dinamarca. Prusia,<br />

Suecia y otras naciones, las cuales ó han prohibido el<br />

hipnotismo, ó han reglamentado su uso como una cosa<br />

peligrosa, y en la duda de si podía ser de alguna<br />

aplicación científica: y en cambio en nuestra desgraciada<br />

patria, en la que los gobiernos no hacen más que<br />

política generalmente hablando; no solo se consiente<br />

la práctica, del hipnotismo en los hospitales y á los<br />

médicos, sino que cualquier charlatán ó doctor según<br />

ellos se titulan, ha podido correr toda la Península dando<br />

sesiones de hipnotismo, empezando por Madrid)<br />

residencia del Supremo Gobierno de la Nación, como<br />

ya hemos visto más adelante, y concluyendo por las<br />

más pobles villas y ciudades, sin que nadie les haya<br />

venido á las manos, ni les haya prohibido tan edificantes<br />

espectáculos.<br />

En Lille, fueron tales los males y escándalos causados<br />

por el hipnotismo, que hubo personas respetables,<br />

como el magistrado de Besancon, Mr. de la Croix; que<br />

se levantaron pidiendo con urgencia leyes especiales<br />

para reprimir dichos abusos. Y como dato que puede<br />

servir para formar el proceso del hipnotismo en<br />

todos sus aspectos, copiamos á continuación él siguiente<br />

suelto de El Movimiento Católico, de 16 de Marzo de<br />

1891; y que dice así: «feV Colegio de Abogados áe París<br />

ha celebrado varias importantes sesiones para examinar<br />

el hipnotismi en el concepto/«r/iíco. Excepto algunos<br />

votos de no grande significación, la ifiayoría se ha declarado<br />

en contra de la nueva doctrina, como corrup'<br />

toraÚQ todas las verdaderas nociones Je la moral y del<br />


-110ralistas<br />

y los políticos, el Colegio ha solicitado del Go-<br />

, bierno que prohiba con todo rigor las públicas sesiones<br />

del hipnotismo.»<br />

Cullerre, nos hace relación de una joven hipnotizada<br />

par sorpresa, con gran detriniento de su honor;<br />

de una señora hipnotizada, ultrajada en este estado,<br />

y loca dje. vergüenza después que se dio cuenta del atentado<br />

cometido; y de una muchacha que en su segundo<br />

acceso de sonambulismo conoció su deshonra. El Doctor<br />

Mabille, nos habla de una muchacha que quedó sujeta<br />

á frecuentes accesos de catalepsia á consecuencia de<br />

abusos cometidos en ella por tres malvados. El Doctor<br />

Btllan§-er, habla de un médico libertino que asistía<br />

á una señora que padecía accesos de sonambulismo,<br />

de la que abusaba durante los ataques. Se citan muchos<br />

casos de violaciones y atentados al pudor durante las<br />

epidemias de sonambulismo y convulsiones de que hace<br />

mención la historia; y aun son desconocidas las escenas<br />

que ocurrieron en la cámara en que Mesmer<br />

encerraba á las mujeres en crisis, y en la cual el solo<br />

penetraba. «Las personas que se hipnotizan espontáneamente,<br />

exclama un autor; están expuestas á graves<br />

peligros y á groseros abusos Si se trata de un<br />

hombre puede ser robado, herido y aun asesinado sin<br />

que oponga resistencia alguna; fácil es comprender<br />

cuales serían los desmanes que pudieran cometerse si<br />

fuera una mujer.»<br />

Para ver lo inmoral y peligroso para la sociedad<br />

que es el hipnotismo, hay que tener en cuenta que<br />

algunas veces puede tomar y ha tomado el mismo,<br />

una forma, digámoslo así, epidémica. La historia nos<br />

ofrece curiosos ejemplos de lo que decimos, y para no<br />

molestar á nuestros lectores, recordaremos tan solo<br />

1& epidemia de los convulsionarios del cementerio de<br />

San Medardo: Sabido es que estos hechos á que nai<br />

Ifferimo», tuvieron lugar en París, i principios dtlsi^lo


psl^áQ' én «} cementerio que heñios ñom\>táá6, eif él<br />

que habfa nido enterrado un diácono Jansenista rnúérfo<br />

én olor de santidad. Nada más morir este exaltado iicerdo»,<br />

empezó á Correr la voz por Parü de


-elidía<br />

sin ella aspirar á la curación de las enfermedades,<br />

á la visión intuitiva y al don de profecía.,.. Hasta<br />

entonces la epidemia no se presentaba aún con el carácter<br />

que había de revestir mas tarde, y es fácil reconocer<br />

ya en estos fenómenos convulsivos cuya detallada<br />

relación nos han dejado los autores, en las altera*<br />

cionesintelectuales y físicas súbitamente desarrolladas<br />

en aquel contagio que se extiende de unos á otros, la<br />

acción preponderante del sistema nervioso.... El rasgo<br />

más común en las mujeres, que en todas las circunstancias<br />

desempeñaban el principal papel, era una combinación<br />

extremadamente rara de excitaciones nerviosas<br />

y de esa insensibilidad momentánea que ¿los magnetizadores<br />

consiguen producir algunas veces á los sonám •<br />

bulos. En la violencia de sus espasmos, estas mujeres,<br />

que se dividían en aulladoras, maulladoras, saltadoras,<br />

según ios gritos y movimientos á que se entregaban,<br />

se dejaban pisotear y golpear, se sometían á la<br />

prueba del fuego y á otras mil torturas, y suponían'<br />

experimentaban consuelos divinos. Cuatro ó cinco hombres<br />

apretaban con fuerza á una muchacha ó la golpeaban,<br />

sin que ella manifestase el menor sufrimiento.»<br />

Y como pudiera suceder que cualquiera nos objetara<br />

que una cosa así es excepcional y que esto ya no<br />

sucedía hoy; le presentaremos en nuestros mismos, días<br />

ios delirios hipnóticos del Miriachit, que invade países<br />

enteros en la Sibería y la Rusia; el enloquecedor Jumping,<br />

de los Estados Unidos, que domina en muchos<br />

pueblos de esta nación, donde se ven individuos saltadores,<br />

ladradores, mauUadores, rebuznadores, gruñidores,<br />

y convulsionarios; t\ Latah de las Malasias; tas<br />

prácticas hipnóticas de los Djognis y Fakirs de la /«-<br />

4ia^ cuya antigüedad se remonta á miles de años, y<br />

páralos que, según cuentan; el comunicarse entre »f á<br />

millares de kilómetros, sin ningún medio físico, es un<br />

verdades }ue^(>vPrádtic;Q9. anál(>|as existen en ^an n^-


-sismero<br />

de tribus y pueblos árabes, y en la Persia, ¡Asía<br />

Menor, África, China, el Egipto y otra porción de<br />

naciones, dominan igualmente prácticas del mismo género,<br />

¿y por ventura se hallan muy distantes de estos<br />

hechos, los que han tenido lugar á nuestra misma<br />

vista en las principales ciudades de la Europa, dirigidos<br />

por Donato, Zanardelli, Rummo, Rattone, Hansen<br />

y tantos otros hipnotizadores; hechos que en nada difieren<br />

de los citados anteriormente, sino son más extraordinarios<br />

todavía, y de los qué, uno solo de estos<br />

hipnotizadores, en una sola de las ciudades que corrió,<br />

Donato en Milán; dejó una muy grave epidemia<br />

hipnótica, nociva á la moral y á la higiene; según la<br />

exacta expresión del P. Franco, en su hipnotisnio clarividente?<br />

Con que sumen nuestros lectores si pueden,<br />

ó calculen todas las consecuencias que habrán dejado en<br />

la llamada ¿Europa civilizada toda esa caterva de charlatanes<br />

é hipnotistas.<br />

Y no solo es el hipnotismo antimoral y antisocial,<br />

sino que deprime |la dignidad humana hasta un punto<br />

repugnante. ¡Qué espectáculo, el que se ha ofrecido<br />

repetidas veces en nuestros teatros y casinos; el ver un<br />

numeroso grupo de jóvenes de buenas fabilias; comerciantes,<br />

abogados, militares y médicos, reducidos á<br />

un rebaño de autómatas, funcionando para divertir al<br />

público que los rodea; que á la voz de su hipnotizador,<br />

aullan, gritan, corren, se paran^ se revuelcan en<br />

el suelo, saltan en todas direcciones, se dan áé puntapiés,<br />

adoptan posturas extrañas y ridiculas; y otras mil<br />

locuras por el estilo, que sino se vieran, no. fueran<br />

creidasl Léase entre otros casos de este género que<br />

pudiéramos citar, el publicado por el Correo Catalán,<br />

de un teatro de París, en el que una joven hipnotizada,<br />

Lucía; era obligada por su hipnotizador á^ entrar<br />

con él en una jaula donde había varios leones, x}ue<br />

e£«Q o^ügádos por el hipnotizador 4 saltar dando espiiui;


tósos rugidos por encima 4e la sjugestionada joven, que<br />

estaba colocada hon;;ontalmente sobre dos sillas en<br />

estado de rigidez eafaléptica; y este tan dtpertido es^<br />

pect4culQ $e ofreció una porción de noches, á un público<br />

que nos abstenemos de juzgar. Y aunque nc^<br />

du^iii el confesarlo, los abusos del hipnotisnio convertido<br />

ep una espacie de espectáculo teatral, han pa$ado<br />

tambiién 4 (lo^ hospitales, con el pretesto de un9 no<br />

siempre bien jystificada experimentación científica; y<br />

no han faltado ya espíritus generosos que han levantado<br />

\^. V09 contra estos abusos, como el Dr. James<br />

quf h| tronfido elocuentemente contra los excesos de<br />

este géperjd que se han cometido en los hospitales de<br />

t^arísJ V los excesos ó abusos ejecutados bajo la bandera<br />

de la hipnosis han tomado hoy múltiples y variadas<br />

formas, ^t lo qqe dice el Dr. Meric: «qué honra<br />

para iiiiestro siglo el ver como pululan por tod^s<br />

partes reclutadores ó ganchos de hipnotismo, miserables<br />

que and^n recogiendo jóvenes abandonadas no para<br />

inst;;u|rUs y moralizarlas, sino para convertirlas en in^<br />

(jyj^hpf instrumentos de U hipnosis que sirvan de recreio<br />

y dty!?i;9ión á los ociosos y al populacho y luego<br />

las c«4?n 4 vil precio á otros hipnotistas de café que<br />

las exi>lotaii de v>na manera infame. Por todo lo que dice<br />

con liaría razón e} P. Franco: «El hombre, no de*<br />

be SQn?eff!rse á otro hombre, sino cuando éste posea<br />

legítimo derecho sobre él; porque en este caso, no se inciina<br />

ante el hombre su semejante, sino á la ley y al<br />

mismo Dios.»<br />

Perp aunque ningún autor lo 8^g,ura3¡e, ni se hubie><br />

ra piofdido presentifr un solo caso de abusps hipnótkos;<br />

cthipnotismo es en su esencia profundamente inoioral<br />

y antisocial; poique si el hipnotismo se generalizara,<br />

r^Q es ^ijj^le un pueblo moral ni que subsista sin grin-><br />

4es jrMf^Utabies abusos y eiifermedades, ío quf dif ía


pretende la destrucción de todo fundamento religioso;<br />

pueí según él, los milagros, las profecías, los martirios<br />

de los santos, y los éxtasis y revelaciones de los mismos,<br />

no son sino simples hechos de hipnotismo; y para el qué><br />

nuestros Santos, nuestros Profetas, nuestros Mártires,<br />

nuestros Doctores y Confesores, y aun nuestro mismo<br />

Divino Salvador, no son más que hipnotizadores vulgares,<br />

no puede menos de atacar la base de la sociedad,<br />

la cual para nosotros, tiene en la religión católica, su<br />

principal y robustísimo fundamento. Y no crean nuestros<br />

lectores que exageramos al decir estas palabras: si<br />

revisáramos la mayor parte de las obras hipnóticas, las<br />

encontraríamos llenas de citas impías, heréticas ó ateas,<br />

conio la que citamos á continuación del Dr. Donato,<br />

que dice con el mayor aplomo y frescura, que; «Jesucristo<br />

fué el mis prodigioso hipnotizador, y sanaba los<br />

enfermos magnetizándolos.» Por lo que dice con sobra<br />

de razón el P. ¿eferino, que; «la incredulidad sistemática<br />

de nuestro siglo, toma ocasióu de estos fenómenos,<br />

(los magnéticos y espiritistas) unas veces para atacar la<br />

doctrina revelada, y otras para negar ó poner en duda<br />

la existencia délos milagros.» Y el hipnotismo no tWta<br />

tan solo de destruir toda idea religiosa como acabamos<br />

á¡c decir; sino que además paraliza ó anula, digámoslo<br />

así; la parte más noble del hombre, que es su alma; y<br />

le convierte á el mismo en un esclavo, peor aún; pórqiK<br />

en el esclavo subsiste la conciencia y cierta especie<br />

de libertad y dignidad, y el hipnotizado no es más que<br />

un verdadero autómata, una máquina, en misinos de su<br />

hipnotizador; ló cual hace á la hipnosis necesariamente<br />

innioral, quieran ó no quieran sus ciegos partidiarips.<br />

Pero pudiera suceder que alguno nos arguyera diciendo,<br />

que desaparecen todos los inconvenientes del<br />

hipnotismo, en el momento que está .en manos de los<br />

htjphotizadós el dar ó no su consetltiniiento para la Hip-<br />

Técfúzittíiñi y á tsto direaos; que es cuestionable, como


htmos visto en otro lugar, si se puede ó no hipnotizar<br />

aun sin la voluntad de los individuos en los que se<br />

practica, ó aun contra la voluntad de estos mismos,<br />

pues son varios los testimonios de hombres de ciencia<br />

que aseguran haberse dado casos de hipnotismo sin la<br />

voluntad de los interesados; y algunos como Guermonpre^,<br />

en su obra; El Hipnotismo; llegan hasta á asegurar<br />

que la voluntad de los hipnotizados no es más que un<br />

medio coadyuvante en la hipnosis y nada más; y aun<br />

cuando fuera cierto que hacía falta el consentimiento de<br />

los interesados, son pocos los hombres que conocen á,<br />

fondo los peligros y consecuencias de la hipnosis; la<br />

mayoría y hasta muchas personas instruidas, la creen<br />

un juego propio para entretener al público como la prestidigitación<br />

ó la gimnasta, ó un medio oportuno para<br />

curar á varios enfermos. Y por ñn; aunque adniitiéramos<br />

que la mayoría de las personas compreridían los<br />

peligros del hipnotismo, la humanidad es tan loca que<br />

la atrae el peligro aunque perezca en 61; así se ha visto<br />

que á pesar de los peligros que se hallan en las sociedades<br />

secretas, y de haber sido estas perseguidas por los<br />

gobiernos y anatematizadas por la Iglesia, dichas sociedades<br />

prosperan, cuentan con millones de adeptos, y<br />

en cierto sentido se puede decir que disponen de la suerte<br />

del mundo. ¿Puede ser conducente para remediar los<br />

inconvenientes del hipnotismo, el remedio propuesto<br />

por algunos, de que basta decir á los hipnotizados que<br />

de allí en adelante nadie podrá volver á dormirlos, sino<br />

su hipnotizador? Remedio completamente ilusorio; por*<br />

que lo primero, falta probar que esto siempre pudiera<br />

suceder en esta fornja, cuando se vé que algunos se<br />

hipnotizan con solo mirar una luz cualquiera; y aún<br />

cuaildo fúefa como se dice; ¿quién nos garantiza que el<br />

hifHíCítikádor fuera siempre un hombre de conciencia,<br />

CutHido "^áistos cliai'latanes se han metido á hipnotizadores,<br />

y 'están Yáci) la pr4ctica de la hipnosis, hasta per«


-.líalas<br />

más inñmas gentes? ¿Y cuand? la hipnosis eal^ «A:<br />

manos criminales?<br />

¿Puede compararse el hipnotismo con la doroformi*<br />

zación, como hacen algunos, que quieren hacer.de la<br />

hipnosis una cosa sencilla y natural, y que no. hay par»<br />

qué perseguir ni prohibirla? Esto nos parece un absurdo.<br />

La cloroformización es una operación completamente<br />

natural, que aunque puede ser peligrosa, no. debe usarse<br />

sino con tas precauciones coiisiguieittes, y cuando, de<br />

la misma se espera un bien mayor; y dicha operación no<br />

produce si no un sueño especial con:anestesia:..y en<br />

cambio el hipnotismo ya hemos visto todas las consecuencias<br />

que puede producir, y que es un hecho innatural<br />

por lo menos en parte de sus fenómenos; lo cual establece<br />

entre la hipnosis y la cloroformización una ha-;<br />

rrera verdaderamente insuperable; por lo que el Doctor<br />

Meric áict con sohTíádi nzÁn al tocar este punto:<br />

«Media un abismo entre los fenómenos inseparables del<br />

hipnotismo y el empleo de los narcóticos y de los anestésicos<br />

encírujía.9<br />

IX.<br />

EL HIPNOTISMO<br />

BAJO EL PUNTO DE VISTA MÍ01€O LEQAL.<br />

Este capftulo encierra no pequeña importancia tan*<br />

topara el porvenir del hipnotismo, como para el porveniir<br />

de la.sociedad. Si las leyes han de ser la salva»<br />

guardia de las naciones; los encargados de su ejecueiói}<br />

y planteamiento iio pueden menos de ocuparse con vivo<br />

intó^ de estf.feaóiiteiio t|á e^Urafio, tan torpccBtdenle»


que dá lugftr á hechos tan raros y puede influir de tan<br />

gran manera en las acciones de los hombres. Recuerden<br />

nuestros lectores las nobles y expresivas palabras que<br />

copiamos en el capítulo anterior, de dos autores entulÍMCas<br />

de la hipnosis, los Srts. Maira y Benavtnir, y<br />

DO olvidemos la enseñanza que las mismas encierran.<br />

«Es ua hecho positivo, vienen á decir estos escritures;<br />

que el hipnotismo se presta para cometer miles de aba-'<br />

sos. y que esto no es un temor imaginario puesto que<br />

ya son muchas las causas que se han llevado ante los<br />

tr^unales por esta causa.»<br />

Así lo han comprendido ilustres escritores át ^<br />

rteho, y son ya varios los que se han dedicado al esttf"<br />

dio de esta cuestión, como entre otros que pudiéramos<br />

citar el catedrático de Derecho de Nancy, Liégeói»;<br />

CampUi en Italia, Culkre, y otros varios; y á meáié^<br />

que el hipnotismo vaya siendo conocido, creemos que<br />

han de ser muchos más los autores que dediquen a'{ eí*<br />

tudio del mismo sus trabajos intelectuales.<br />

Bufalini, ocupándose de este asunto, dice que \6i<br />

hechos tan curiosos que presenta el hipnotismo no sólo<br />

tienen importancia para los hombres de ciencia y para<br />

el publico que maravillado los admira; la tienen mucho<br />

mayor para el sociólogo y para el legislador, porque<br />

suponiendo que caigan en manos de un bribón, no será<br />

pueril ni exagerado suponer que puedan utilizarlos con<br />

intención de cometer delitos. Por que, ¿no podrían sugerirscrifor<br />

desgracia, hechos criminales, falso* testigos<br />

y otros mil actos que entraran de lleno en el dominio<br />

del Código? Vacant, al tratar de este punto, nos asegufa^<br />

que: «sí w manda al hipnotizjide» hacer inmediatamente<br />

dcflipaés de despertar, é bien transcurrido afgiSA<br />

tíetlipo, que se ha proltmgadbí en ocasiones á mudió's<br />

iH«s«i, wnaaecióti ridicula ó cHmhtal, y la cum^ ebtt<br />

tsdt pwntustidid; as( ti iürAdí s^ kt keeho^Oómiti^ tai-


sÍQ acordarse de que la acción le ha sido sugerida; de<br />

ordinario se conduce como un autómata que procede sin<br />

ninguna deliberación; parece que no ve á los testigos<br />

que le miran, y que no se hace cargo de lo que su accién<br />

contiene de censurable.» Beaunh, nos dice que: «Guan-f<br />

do el sujeto ha sido hipnotizado con frecuencia, y sobre<br />

todo cuando lo ha sido por la misma persona^ ésta adr<br />

quiere sobre él tal poder que los actos más excéntricos<br />

los más graves, aun los más j/eügrosos, se cumplen sia<br />

lucha aparente y sin tentativa perceptible de resisten*cia;»<br />

á cuya opinión se adhiere el célebre Bemheim. Y<br />

nosotros por nuestra cuenta añadimos; que la hipnosis<br />

puede servir de tal modo á los malvados para la ejecución<br />

de crímenes á mansalva, que nunca la malicia humar<br />

na pudo inventar un medio tan seguro y tan terri^, y<br />

por desgracia de tan seguros efectos. Y para que se rea<br />

que no hay exageración en estas palabras, vamos á estudiar<br />

por partes esta cuestión.<br />

Hoy es un hecho innegable que es posible producir<br />

90 la mayor parte de los hipnotizados sugestiones.jque<br />

podemos llamar, ó que pueden ser criminales: asi ti se<br />

I9 dice á UQ hipnotizado que robe, que, maltrate á tnaui-r<br />

t9 á otro, ó que le mate; el hipnotizado obedece en<br />

estos casos casi siempre á su hipnotizador, y roba, pe*<br />

gao mata sin vacilar, aun cuando se trate de una persona<br />

para él desconocida, ó á la que profese el mayor<br />

cariño; pues se ha probado que han hecho estonúsmo<br />

padres con sus hijos, hijos con sus padrea, ó hermanos<br />

cpiv hermanos. Y estos hecho? que se bwn r«ali^a«io de<br />

Mn modo experimenta, nadie duda que a« pueden repe*<br />

tir,ea igual forma y con gran fadlidad en t» vida real.<br />

Y lo que hace mucho más grave esta cijestiófi, es qijrobado que al inspirar el hipnotizadora un<br />

hipnotizado un criimaa cualquiarÁ^ al mi«no tiempo<br />

liQi puede, mandar que olvide que él'le ha


eñtre otros casos en el que cita Bernheim en su obra<br />

de la Sugestión, capítulo 3;' de un hipnotizado á quien<br />

manido cometer un crimen y que olvidara que se lo<br />

habla mandado, como así sucedió efectivamente; pues<br />

una ve2 que dicho hipnotizado ejecutó ó creyó ejecutar<br />

el crimen que se le había ordenado, al ser conducido<br />

ante un simulado juez, contestó que había matado<br />

á aquel hombre porque le había insultado; y á<br />

las preguntas reiteradas del fíngido juez se sostuvo en<br />

que el solo había realizado aquel delito, sin ser instigado<br />

por nadie para ello; ó bien en los casos de<br />

que hace mención el Dr. Mer/c, en el Capítulo III,<br />

del libro i / de Lo Maravilloso; de una hipnotizada á<br />

la que se sugirió que robara unos guantes y después<br />

envenenara á un individuo determinado, cuyas sugestiones<br />

realizó; aún cuando ofreció cierta resistencia<br />

á ello al indicárselas; y de cuya hipnotizada nada pu*<br />

do sacar el fingido juez que simuló formar el correspondiente<br />

sumario.<br />

De modo que un criminal cualquiera puede por<br />

medio del hipnotismo, producir toda clase de delitos<br />

que se le antoje, valiéndose de dóciles instrumentos<br />

que nqnca ni en pingún caso revelarán, ni podrían hacerla<br />

aunque quisieran; quien les había inspirado aquellos<br />

crímenes ó delitos. Y lo que da más gravedad á<br />

esta cuestión, en que Ita sugestiones criminales no solo<br />

te pueden provocara realizar estando el hipnotí»<br />

zadoen estado de sueño ó sonambulismo; sino lo que<br />

es de gravísimas consecuencias, que se pueden provocar<br />

en estado de vigilia ó para que se realicen en<br />

dicho estado; coaio vemos en el hecho citado por<br />

Maira y BeMvtntet del individuo al que una vez hip«<br />

notizpdo se, le dijo que un amigo suyo que estaba delante<br />

^ (excitaba engañando, y al oirlo el primero se<br />

fué hacia el con los puños cerrados, excbmaTído: «/OA/


dole con gran dificultad, le dijo: cuando deSf)«neís b<br />

castigareis como es debido.» Y efectivamente una v«<br />

despierto y al ver á su amigo, su semblante se des^^<br />

compuso, se lanzó hacia él lleno de cólera y profiríen*<br />

do las más enérgicas amenazas, costando mucho trabajo<br />

sujetarle, siendo preciso volver á hipnotizarle para<br />

quitarle aquella peligrosa alucinación.<br />

Y hay que tener en cuenta que por hacer olvidar al<br />

hipnotizado, hasta se le puede hacer olvidar que conoce<br />

ó ha conocido á su hipnotizador, que muy bien le ha<br />

podido inspirar algún delito, y que llevado dicho hipno»<br />

tizado,ante un tribunal, jurará y perjurará creyendo no<br />

mentir, que no conoce á el que le mandó la acción cri«<br />

minal por la que es llevado ante los tribunales, y esto<br />

aun cuando le conozca de muchos años. Y como lás su-<br />

-gestiones á plazo es un hecho probado y evidente, y<br />

estas sugestiones pueden ser criminales si quiere el hipnotizador,<br />

pueden darse con facilidad casos como el<br />

siguiente. «Vuestro amigo os ha ofendido gravemente»<br />

puede decir Un hipnotizador á su hipnotizado; dentro de<br />

cinco días le matareis como que es cosa vuestra, y Olvidad<br />

que yo os lo he dicho y hasta que me conoéeii.»<br />

Y sino véase el hecho que cita el P. Fravco, de (iquellá<br />

honradísima joven á la que se impuso durante el iueñO<br />

magnético que en el día y hora que se le marcó, tomaría<br />

una pistola y la descargaría contra el pecho de su misma<br />

madre. La pobre muchacha cumpliólo todo «i pie de<br />

la letra, sin que variara el día ni la horai y no ftstiltó<br />

un verdadero crimen, por hallarse la^ pistola descargada.<br />

Y análogo á este es el caso que cita Liégisois, del ¡oVeh<br />

á .quien se dieron unos polvos de arsénico pai% que se<br />

los echara en agua á su tía para eñvenenáriai como así<br />

lo hizo efectivamente sin dudas de ningún génefO. El<br />

mismo Ltégeois, presentó una numerosa relación de cá^<br />

sos ante el tribunal que juzgó en París la ¿élebre ¿auíÉü<br />

.#$1 lis


-^or eUrn^jo de' la sugestrón se puede cometer un crimen,<br />

pidtáá dicho trrbanal que se le permitíeni hlptídtizará<br />

hr acusada de dicho delito, Gatñrieia, coa objeto<br />

4e pltobar lo que decía; á lo que se negaron los tíisg\S^<br />

trados; pero á nosotros nos parece, según van los tietÁpos,<br />

que no está lejano el día en que se verifiquen experimentos<br />

hipnóticos ante los tribunales de justicia, para<br />

dilotklar ó aclarar ciertos hechos criminales. Y erf esta<br />

causa que hemos citado es curioso asimismo el dictamen<br />

fiscal dado en 1» mismav en lo referente al hipnotismo.<br />

Wl¡ fiscal en su acusación parece que negó categóricamente<br />

que se puedan coniíeter crímetves baio el imperio<br />

de la sugestión: sosteniendo que el hipnotizado conserva<br />

úempre la voluntad suficiente para resistir á la' impo^oión<br />

de su hipnotizador: afirmaciones aventuradas' á<br />

nuesüro parecer, y falsas si se quieren tomar en un sentido<br />

absoluto. Escusado es decir que el defensor de &a-<br />

. brilla se a|}oyó en que su defendida estuvo sujeta ai' influjoy<br />

voluntad del acubado Eyraud al cometer et de«<br />

Htode que se l«'acusaba, y que por consiguiente dicha<br />

Ga¿r/e/« debia ser considerada como enferma, y no co-<br />

, rao una críminftl; y s^n los periódicos', se comentó<br />

vivamente en Peíffsú discurso del fiscal, por la enerva<br />

con que combatió las teorías actuales de la sugestión y<br />

la irresponsabilidad consiguiente en muchos casos;


Y tniapoco debemos dejar de cita:r Mttnismo ótrolttcHo<br />

que nos cuenta el mismo Liégeois, de una tentativa de<br />

asesinato que proJujo por medio del hipnotismo en un<br />

antiguo magistrado, delante del Gomisarto central de<br />

Nancy, que fué testigo del caso.<br />

Si que es una verdad en la inmensa mayoría de la»<br />

veces, que si se propone sencillamente la sugestión erttninal<br />

á un hipnotizado, la rechaza con frecuencia, ó<br />

muchas veces suceie esto; pero si se les: trata digámo»><br />

Ip así de justifícar el acto que se les propone: como si se<br />

trat-Sf de hacerlos creer que la persona á quien se la<br />

ordena matar, ha ofendido á su padre ó á su madre,<br />

que les ha robado el honor ó las riquezas, ^ue es an<br />

enemigo terrible, ó bien un tirano político, ó un fs


Es asimismo posible conVertir á un hipnotizado en<br />

denunciador de delitos ó crímenes no cometidos, lo<br />

mismo que trasnformarle fácilmente en testigo falso.<br />

Se puede hacer que dichos hipnotizados oigan ó vean<br />

todo lo que quiera su hipnotizador, lo que ellos toman<br />

por costis reales, y así lo jurarán de buena fe ante los<br />

tribunales, si se los llama A declarar: como se vé en<br />

varios hechos citados por los Sres. Bernheim y Lié*<br />

geois, sobre este punto, Y téngase en cuenta, como haceii<br />

notar ciertos autores; que las sugestiones de este<br />

género podrían modificarse y repetirse indefinidamente;<br />

por no presentar en estos casos los hipnotizados<br />

las resistencias qué oponen en otras ocasiones.» Por<br />

medio de la sugestión, dice Feré; el bipnotiíado puede<br />

llegar áser un instrumento del crimen de una espantosa<br />

precisión tanto más terrible cuanto que inmediatamente<br />

después de consumado el acto todo queda extraño á<br />

la memoria y en el más profundo olvido.» Se puede<br />

hacer firmar á los hipnotizados los documentos que más<br />

les puedan cofnprometer ó repugnar. Pueden los primeros<br />

contraer deudas, préstamos, firmar pagarés y<br />

recibos, hácér y deshacer testamentos, compras y ventas,<br />

regalar gruesas sumas á gusto del hipnotizador;<br />

y apenas hay actos á que no se les pueda obligar á<br />

que los ejecuten, hallándose bajo el influjo del hipnotismo.<br />

También es preciso considerar que se pueden producir<br />

por medio de la hipnosis; sugestiones ó alucinadones<br />

llamAdasrttroactivas, con un fin criminal: estas<br />

consisten en sugerir á ios hipnotizados que en un dfa<br />

y hora que se les determina, y ya en un tiempo que ha<br />

pisado hace más ó menos días, han cometido tal ó cual<br />

tatOfóhan visto ú oido taló cual cosa; sugestiones que<br />

quedan tan fijas en la iriente de dichos hipnotizados,<br />

que «un cuando se hallen despiertos, juran y perjuran<br />

me es verdad


-^836 —<br />

no solo esto, sino que darán todos los detalles que<br />

se les pida, y dirán todo esto creyendo aürniar una<br />

verdad; lo cual cualquiera puede figurarse las consecuencias<br />

de estas sugestiones, una vez hechas con un<br />

objeto criminal. Hay más todavía sobre esta cuestión,<br />

como dice Bernheim. Hemos visto que en ciertas personas<br />

hipnotizables pueden, sin hipnotizarlas de.nuevo,<br />

sufrir ilusiones ó alucinaciones variables, pof, simple<br />

•afirmación estando despiertas, jr sufrir también atúcinaciones<br />

retroactivas. Así que á uno de estos sujetos<br />

se le puede sugerir estando despierto que ha cometido<br />

ró visto cometer tal crimen ó delito y lo afirmará rotundamente<br />

y lo jurará con conciencia de que jura un<br />

hecho verdadero: Así que el mismo autor no puede<br />

menos de decir; que graves reflexiones surgen de esto;<br />

y que, ¿cómo ocultar la verdad?<br />

Además, deb;:mos mencionar otro género de peligros<br />

propios del hipnotismo, que pueden dar lugar asimismo<br />

á frecuentes casos criminales: nos referimos á losí abusos<br />

que se pueden cometer con los sujetos que se hallan<br />

bajo la acción de la hipnosis. En este estado un individuo<br />

no tiene voluntad pi libertad, ni se puede defeOr<br />

' der, ni aun vé el peligro que le amenaza, y ié halla á<br />

merced completa, no solo de su hipnotizador, sino de<br />

cualquiera'que lo sorprenda en dicho estado; y si el<br />

sujeto hipnotizado es una mujer, cualquiera se puede<br />

figurar todos los graves delitos que se pueden «joieter<br />

con la infeliz que se halle ^n dicho estado, ea «I'Iqüe<br />

puede ser ultrajada á mansalvra, sin coneiencia «Igánt<br />

de ello, y sin que pueda por consiguletite aabet^ quien<br />

:ha sido su ofensor. Y no olvidemos que Ipsindiyidioa<br />

que se dejan hipnotizar con frecuencia, pueden Uegaf<br />

recaer en el sueño hipnótico, soló con ver? una lüjt<br />

• cualquiera. «Ciertas personas, nos asegura Berttheiéti<br />

i^e^pués de haber sido hi{)noti2ada$ cierto numeró-él<br />

í ÍiQt&,conf¿i'PMuná fécii


-saepóntdneamente.<br />

Algunas apenas despiertas del sueño<br />

hipnótico, se vuelven á dormir de nuevo por sí mismas,<br />

pocos instantes después con el mismo sueño hipnótico.<br />

Otras se duermen así durante el día. Otras personas<br />

se hacen hipnotizables con mucha facilidad; cuando se<br />

las ha puesto con frecuencia en sonambulismo, cualquier<br />

persona puede por sorpresa ponerla en este estado,<br />

por la simple oclusión de los párpados. ¡Es un<br />

peligro real semejante sugestibilidad hipnótica! ¡Entregados<br />

á la voluntad de cualquiera, desprovistos de resistencia<br />

psíquica y moral, ciertos sonámbulos se convierten<br />

en seres dúctiles y maleables á gusto de los<br />

sugestionistas!» Y el mismo autor, más adelante añade:<br />

«Ciertos sujetos después de numerosas hipnotizaciones<br />

y alucinaciones provocadas durante, el sueño, se hacen<br />

sugestibles y alucinables estando despiertos. Su cerebro<br />

realiza con pxtrema facilidad todas, las concepciones<br />

que se le dan: toda idea ' se hace acto, toda imagen<br />

evocada se convierte en ellos en una realidad;, no distinguen<br />

el mundo real, del imaginario que se les sugiere.<br />

Entre estos sujetos,—algunos pueden ser alucinables y<br />

sugestibles por cualquiera, por todos los que saben<br />

imponérseles. Y una vez producida esta alucinabilidad<br />

extremada, una vez creada esta enfermedad nerviosa,<br />

no es siempre fácil de curar ó de atenuar por una nueva<br />

intervención sugestiva. ¡Por tanto no debe entregarse<br />

el cerebro humano á juegos de esta naturaleza!»<br />

Y entre los hechos prácticos de abusos criminales cometidos<br />

en el caso de que hemos hablado, recordaremos<br />

el citado por Bellanger, de un médico disoluto<br />

que asistía á una señora de la que abusaba indignamente<br />

siempre que la veía sumida en algún acceso de sonambulismo,<br />

la cual no conoció este atropello hasta que<br />

se vio embarazada, embarazo inexplicable para ella,<br />

y que la hizo perder la razón.<br />

^ebe^mp^ indicar asimismo/la cuestión de. si i«a


-887bipnotizados<br />

incurren ó no en responsabilidad civil 6<br />

criminal, por las acciones cometidas bajo el influjo d¿l<br />

hipnotismo; y de cómo se asegurará un tribunal yi cualquiera<br />

individuo alegara haberse hallado en estado hipnótico<br />

al cometer ciertos actos ó delitos, y quisiera<br />

eximirse de la responsabilidad consiguiente con este pretexto<br />

ó razón. Parece natural y evidente que los hipnotizados<br />

deben compararse en la cuestión de responsabilidad<br />

por sus acciones con los locos y que deben<br />

ser tan irresponsables como estos; dado el estado en<br />

que se encuentran cuando obran obligados por la acción<br />

hipnótica. El hipnotizado es un verdadero alienado, escribe<br />

el Dr. Barth; su inteligencia está falseada en sus<br />

resortes más secretos; no tiene más personalidad, ni<br />

más responsabilidad que un loco.»<br />

Pero téngase en cuenta, que el hipnotismo es un<br />

estado muy complejo, que ofrece una infinidad de<br />

formas y grados diversos, todo lo que debe influir<br />

necesariamente en la responsabilidad de las acciones<br />

de los individuos hipnotizados; y que sería un<br />

trabajo que no corresponde á la presente obra el dilucidar<br />

dichos grados, y la mayor ó menor responsabilidad<br />

de dichos hipnotizados én estos casos. Lo que s(<br />

nos parece que tiene una responsabilidad grande y debería<br />

exigírsele, al individuo que se presta á ser instrumento<br />

de charlatanes ó embaucadores, y se deja hipnotizar<br />

á sabiendas de lo que es el hipnotismo; y esto, hoy ya<br />

hay pocos que se puedan decir inocentes en este asunto,<br />

porque hasta en las aldeas se sabe ya que el hipnotizado<br />

no es más que un ridículo maniquí en manos del que le<br />

coloca en tal estado. '<br />

Pero lo que puede complicar en extremo esta tút%*<br />

tión, y que es fácil que ocurra algún día en la prácticai<br />

es el caso de un hipnotizado que cometa un acto puní*<br />

ble, no durante un acceso hipnótico, ó en un estado<br />

Wp«ót¡co claro y marcado; sino en virtud de la sug«5«


tión á plazo, y cuando el mismo hipnotizado ha olvidado<br />

ó no sabe quien le ha sugerido aquella acción; ó bien<br />

'está én la idea que fué una inspiración suya ó un acto<br />

deliberado y espontáneo de ÍÜ voluntad. En estos casos<br />

podía aclarar mucho la cuestión legal el estudio de los<br />

antecedentes del hipnotizado, el de los del hecho punible<br />

y la forma en que este se ejecuta, y aun las explicaciones<br />

que dá después el mismo hipnotizado: pues si<br />

unítidivíduo que comete un delito extraño, inexplicable,<br />

'como iisésiñar ¿«u padre á sangre fria, sin provocación<br />

alguna, sin antecedentes que expliquen este parricidio,<br />

16 hace sin tomar precaución de Tiingún género y<br />

delante de varias personas; y luego no sabe dar explicación<br />

satisfactoria de aquel hecho, habiendo dado antes<br />

pruebas de ser un buen hijo, y además se puede llegar<br />

á probar plienamente que dicho sujeto ha sido hipnotizado<br />

en algunas ocasiones; hay motivos para temer que<br />

en este caso éste infeliz haya sido víctima de alguna sugestión<br />

á plazo: y de este modo podríamos citar algunos<br />

' otros ejemplos para aclarar la cuestión.<br />

También deben los tribunales de justicia estar prevenidos,<br />

por que han de ocurrir frecuentes casos én<br />

los que verdaderos criminales pretextaran haber come-<br />

' tido sus delitos hallándose bajo la acción hipnótica;<br />

~ como hoy se ha hecho hasta una moda por los deltncueiítes<br />

y sus defensores, alegar que siempre se hallan<br />

los primeros privados de razón. Y por lo que pudiera<br />

servir, y.por si algún caso hubiera necesidad de decidir<br />

si un individuo determinado se hallaba ó no en estado<br />

~ de hipnotismo; remitimos al lector al capítulo XVIII,<br />

de gla 3.* parte de esta obra, en el ciial tríatamos de<br />

esta cuestión; y añadiremos ahora que además papíi<br />

resolver los casos dudosos de hipnotismo, se ha hecho<br />

réspji%r á los presuntos hipnotizados amoniaco líquido<br />

'y ácido sulfuroso, se les ha aproximado una luzencen*<br />

'^ida á ün centímetro escaso de sus ojos, sin que estáf


pruebas originasen sensación alguna si el sujeto se harí<br />

liaba verdaderamente hipnotizado; se ha hecho uso<br />

asimismo del aparato de Marej^; que cuando se trata de<br />

un falso hipnotizado que simula una catalepsia, el apara-]<br />

to revela oscilaciones cuyo número y amplitud aumen-^<br />

tan con la fatiga, lo cual no sucede en los verdaderos]<br />

hipnotizados; además de que en los falsos hipnotizados<br />

la respiración se efectúa en estos casos desigual y entrecortada,<br />

y el pulso se hace también más frecuente.<br />

También se puede como medio de prueba, si el sujeto<br />

se halla en estado de letargo, mandarle contraer separadamente<br />

cada uno de sus miembros; y si no sabe el<br />

modo de funcionar del cuerpo no es posible la simulación,<br />

y la contracción es prueba de la sinceridad del<br />

individuo; y por fin en estos mismos casos se'puede<br />

ver si la pupila se dilata ó se estrecha cuando el objeto<br />

fingido se aleja ó se aproxima al hipnotizado; si se presenta<br />

duplicada la imagen alucinatoria á través del<br />

prisma, y la ilusión de los colores complementarios; y<br />

valiéndose de estos medios es casi imposible el engaño<br />

ó fraude en estas cuestiones.<br />

El hipnotismo es tan cómodo ó más que la. locura,<br />

y aun más misterioso que ésta, para eludir ciertas responsabilidades;<br />

y el día que se acabe de generalizar el<br />

conocimiento de la hipnosis, ha de ser un medio ó un<br />

recurso que á muchos parecerá escelente y muy socorrido<br />

para librarse de la acción de los códigos ,y de los<br />

tribunales encargados de aplicarles. Así que creemos<br />

que no bastando las prohibiciones del hipnotismo púr<br />

blico que han hecho casi todos los Gobiernos, fundados<br />

«n el parecer de las Juntas de Sanidad de sus países<br />

respectivos, (i) deberían los códigos del porvenir de-<br />

(I) Después de escrito este libro, vemos eú Et M»>li>nie>tto Católico iñ i<br />

d« Diciembre dé 1891{ qtie basla en la CdmM^ deBtpresenífinees de Bruselas<br />

Se iia presentado un proyecto de ley sobre el hipnotismo, y qus sa había •_<br />

aprobado el articulo 1.° del mismo, eh el que seprobibaa las litpQotizacioa«Í<br />

pttucw.- • • • . •.-.-•-• •• • - ••••• . '•- .• •.,.. j:.',y


-ÍÍSO"-;<br />

dfcar algunos artículos al hipnotismo, donde podrían<br />

imponer la pena correspondiente, tanto al hipnotismo<br />

público como al privado, á excepción del hipnotismo<br />

que podemos llamar científico, esto caso, de que se<br />

pruebe su utilidad y ser lícita su aplicación; tanto al<br />

que se meta á hipnotizador como al que se deje hipnotizar;<br />

y esto según los efectos producidos por el dicho<br />

hipnotismo, las veces que se practique, y las circunstancias<br />

que le acompañen.<br />

/• También puede darse el caso de que un hipnotizador<br />

pueda ser acusado de abusos imaginarios por hipnotizados<br />

malévolos; pero como esto tiene fácil remedio,<br />

no hacemos más que una ligera indicación sobre este<br />

punto. Que no se meta nadie á hipnotizar, ó si lo hace,<br />

sea con las precauciones debidas; esto en el caso que<br />

sea lícito el hacerlo, y sea en casos de verdadera nece-<br />

1 sidad, y con esperanzas de conseguir un beneficio de la<br />

V J>ráctica de esta operación.<br />

^^ No debemos concluir este capítulo, sin indicar<br />

que por varios escritores se ha suscitado la cuestión,<br />

de si sería lícito que los ¡tribunales apelaran al bipríotismo,<br />

para conseguir de los reos la confesión de sus<br />

delitos, y facilitar la recta aplicación de las leyes,<br />

simplificando notablemente al mismo tiempo la marcha<br />

de los procesos criminales, y evitar quizás la<br />

condenación ¡de algún inocente. Esta idea se ha defetldido<br />

en España por varios publicistas, cuando la<br />

célebre causa de Higinia Balaguer; y cuando escribimos<br />

estas líneas, vemos que' se ha apelado al procedí •<br />

•miento de la hipnotización, según los periódicos; en l'a<br />

causa seguida en París, por el asesinato del escribano<br />

Gouffé, hipnotizando á la acusada de este delito, Ga«<br />

brt'ela, el médico de la prisión, ¿)r. Voisin; por más<br />

que este profesor se evadió de declarar lo que hubiera<br />

averiguado por estt meáio, &nte el tribunal »entenciadór,<br />

atnparándoie para ello en el deber profesional d«


guardar secreto; por lo que es para nosotros inexplicable<br />

qué idea fué la que guió á dicho médico en este<br />

caso al hipnotizar á Gabriela pues no podemos suponer<br />

que lo hiciera movido únicamente poruña mera curiosidad,<br />

que á nada práctico ni útil podía conducir. Por<br />

cierto, que según los partes telegráficos que tenemos<br />

á la vista; esta cuestión de la hipnotización ha producido<br />

un vivo interés en esta causa, en la que se dedicó más<br />

de una sesión á tratar de la aplicación del hipnotismo<br />

it la SiCui&áSi., Gabriela, que había sido ya hipnotizada<br />

también por los doctores Brotiardely Sagresl; así como<br />

también se ocupó el tribunal de la discusión ptomovida<br />

entre estos profesores y el Dr. Liegeois de Ñancy, que<br />

pidió que le dejaran hipnotizar á la dicha Gabriela en<br />

presencia del jurado, para probar que había- cometido<br />

el crimen por el influjo de la sugestión; y aseguró que él<br />

si fuera juez, antes se cortaría la mano que condenar<br />

á la acusada; pero habiendo rechazado los jueces estas<br />

peticiones, no se llegaron á efectuar los experimentos<br />

de hipnotismo en la referida Gabriela. Todo lo que nos<br />

indica, que ya empiezan los problemas hipnóticos á influir,<br />

ó lo pretenden por lo menos; en la práctica de los<br />

tribunales de justicia. Y como quiera que la idea que<br />

hemos apuntado anteriormente, ó sea la de valerse del<br />

hipnotismo como medio de descubrir la verdad en<br />

todos los crímenes y delitos; dicha idea repetimos parece<br />

muy seductora; bueno es aclaraf esta cuestión,<br />

para echar por tierra ciertas ilusiones. Porqae I» cosa<br />

según nos la pintan no puede ser más conveniente ni<br />

más sencilla: ocurre un crimen ó delito, pues nada<br />

más fácil; el juez no tiene que romperse mucho la cabeza,<br />

manda hipnotizar al presunto reo y demás personas<br />

que puedan dar luces sobre el caso,, cantan todos<br />

lo sucedido, y la causa se acabó, en un momento, sin<br />

dificultad alguna y sin grandes molestias; y luego p«rai<br />

que Qo padezcan lo& criminales, si hubiera «jue «gH^


tarles la pena capital; se les puede ei'ecutar hipnótlcatnente,<br />

y todo queda concluido, gracias al hipnotismo.<br />

Pero vengamos á la realidad. Primero; está por<br />

Jorobar que el hipnotismo puede ser lícito en alguna<br />

de sus formas, y de no ser lícito, no hay tribunal que<br />

en justicia pueda hacer uso de un medio reprobado:<br />

ó condenable. Segundo: parece un poco fuerte é inhuniano<br />

el privar á un reo de todos los medios de defensa<br />

é imposibilitar esta ó hacerla ilusoria, apelando<br />

al hipnotismo; caso que se pruebe que este medio podía<br />

conducir con seguridad al descubrimiento de la verdad.<br />

Tercero; como para casi todas las operaciones<br />

de hipnotización hace falta que coopere el que va á<br />

sitr hipnotizado, en cuanto estos supieran de lo que<br />

se trataba, no iban á ser tan candidos que ellos mismos<br />

habían de dar la soga con que les iban á ahorcar;<br />

y niuchp más probable sería, que muchos criminales<br />

en cuánto se apercibieran de esta cuestión, lo que harían<br />

sería fingir un falso hipnotismo para extraviar á<br />

sus jueces y librarse de la pena que merecieran: pues<br />

la ciencia registra ya varios casos de falsos hipnotiza*<br />

dos que se burlaron por largo tiempo de sus sabios<br />

hipnotizadores, como sucedió & Uublier; el que durante<br />

algunos años fué un sencillo ó simple juguete de su<br />

sonámbula Emilia', la que abusó tan largo espacio de<br />

tiempo de su credulidad; y ya hace años que el Dr, Hus^<br />

son, «ncargado por la Academia francesa de Medicina<br />

de informar sobre el magnetismo; decía, que: «Entre<br />

los efectos atribuidos al sonambulismo, los hay que<br />

pueden fingirse, el mismo sonambulismo puede á veces<br />

ser fingido y proporcionar al charlatanismo medios<br />

desengañar.» Y dicho escritor aconseja para librarse<br />

de: e?t05 «ngaños, un examen muy atento al estudiar<br />

estas .cuestipoes, las precauciones más severas, y muchas<br />

y variadas pruebas. Cuarto: porque como está<br />

probado


íififérme^ades, quizás graves, en los "^ que son víciítíváS<br />

de la misma; parece que nígútr juez ni tribunái'tiene<br />

derecho á exponer á un acusado, que puede'tiiify<br />

bien ser inocente, á tan lamentables consecuentiffej y<br />

que se halle expuesto á encontrarse cotí una enferrnéf<br />

dad, no solo grave, sino además incurable. F'^tVi/ó.*porque<br />

aunque todas las anteriores razones no tuvieran<br />

fuerza alguna; las hay y no pequeñas, para creer<br />

que los verdaderamente hipnotizados puedM mentir algunas<br />

veces, como ya hemos visto en otro lugar; pues<br />

ya hace años que Rostan, afirmó, que: «los sonámbulos<br />

más lúcidos cometen frecuentes errores, diré más,<br />

que los casos en que se engañan son. los más ordinarios.»<br />

Y en otro lugar añadió: «Es preciso confesar<br />

que se engañan en la mayor aparte de los casos,<br />

y que el deseo de parecer perspicaces los hace afirmar<br />

que ven lo que muchas veceá no han visto.» Y<br />

Mefic nos cita asimismo un caso de que él fué-tes*<br />

tigo; el de una hipnotizada que engañó al célebre' Bert<br />

nfetw, tan práctico en estas cuestiones; así que dicho<br />

Dr. Meric nos asegura que si la realidad del sonam"<br />

bulismo es indiscutible, es también cierto que :se;né><br />

cesita gran, sagacidad para evitar el error y averiguar<br />

la: sinceridad del sujeto hipnotizado;] con Jo qué cae<br />

por su base todo el castillo de naipes fabricado por<br />

algunos entusiastas escritores de la hipnosis, al. qúetrer<br />

aplicar esta al auxilio y ayuda de la recta :ad^tf^<br />

nistración de la justicia, y castigo de los criihió«fes^y<br />

malvados. ,; \ ><br />

Ctjncluimos este capítulo, insistiendo en: la imporvtancia<br />

que estás cuestiones pueden llegar á tener lá»-,<br />

géa día. en la práctica; y creyéndolas de: dportdnida^i<br />

reproducimos las siguientes palabra»


—484-<br />

este sistema no podría llegar d ser común.i^ A lo que<br />

nosotros añadimos: y, ¡pobre sociedad entonces, si con<br />

todos los problemas que tiene á cuestas, la echan encima<br />

esta no pequeña carga del hipnotismo.generalizisdo<br />

ó puesto en moda, según la feliz expresión del<br />

P. Franco\<br />

EL HIPNOTISMO<br />

EN SUS APLICACIONES Á LA MEDICINA.<br />

El hipnotismo ha recibido gran número de aplicaciones<br />

en medicina, y este es el lado por donde los<br />

entusiastas de la hipnosis la defienden con más ahinco<br />

y se deshacen en elogios de la misma. Ya el hipnotismo<br />

se dio á conocer en sus principios como una verdadera<br />

panacea para curar toda clase de enfermedades;<br />

se creyó que era el remedio universal por escelencia;<br />

y ya Mesmer en su tiempo, decía, que; ano<br />

existia más que una sola enfermedad _y un solo remedio;»<br />

y claro que este no era sino el hipnotismo: este<br />

n^mo autor afirmaba asimismo, que; por medio del<br />

magnetismo conoce el médico el estado de la enfermedad<br />

de cada individuo, y juzga con certeza de su<br />

origen, de la ^naturaleza, y de los progreisos de los males<br />

más complicados; evita su incremento, y llega á<br />

la curación sin exponer nunca al enfermo iá efectos<br />

peKgrosos ó consecuencias funestas, cualquiera que sea<br />

far edad, el sexo y el temperamento.»<br />

Cuando el hipnotismo fu¿ dado á conocer, ó hizo su<br />

ppcstfütación ante el mundo civilizado bajo el nombre de<br />

mágnettsma',«epresemá ostentando lasraásincraible»


íútaciones y los más estupendos milagros: antiguos p«»<br />

ralíticos, ciegos de largos años, sordos de antigua fe^<br />

cha, mudos de mucho tiempo, y miles y miles de antiguos<br />

enfermos, recobraron como por encanto su salud,<br />

en virtud del influjo de la varilla mágica del referido<br />

Mesmen y este fué mirado poco menos que como<br />

un genio sobrenatural, y dichoso poseedor del secreto<br />

de la inmortalidad. Pero como dice cierto hipnólogo;<br />

por desgracia todo pasa en esta vida con una repidez<br />

que verdaderamente asombra;... el magnetismo<br />

animal no ha podido escapar tampoco á esta ley inexorable;<br />

si bien es cierto que todavía el nombre de Mesmer<br />

simboliza, podríamos decirlo así, una parte de su<br />

historia, sino la más brillante, por lo meóos la más<br />

ruidosa; en cambio, las fabulosas curaciones operadas<br />

mediante su influencia y el magnífico éxito de sus aplicacionés<br />

terapéuticas,, tan variadas Como absurdas, no<br />

han alcanzado á llegar hasta nosotros sino envueltas<br />

por una nube de escepticismo y de duda.<br />

Pero antes de hablar de las aplicaciones curatiAnts<br />

ó terapéuticas del hipnotismo, nos parece conveniente<br />

dedicar algnnas líneas á la hipnosis como medie<br />

experimental para el estudio de la ñsioiogía hf»nana;<br />

que es uno de los puntos puestos á la orden del día,<br />

digámoslo así; por los hipnotistas entusiastas.<br />

Hay autores, como el Sr. Freiré; que creen que*<br />

«el hipnotismo es un hecho sorprendente y fecumdó<br />

en consecuencias, aun considerado en so aspecitt píX'<br />

rameóte especulativo, que permite apreciar lo que pa^<br />

sa en el sueño normal,- ese tercio de la vida entwa<br />

tan mal comprendido hasta el presente; las funciones<br />

inervadoras, las más obscuras y peor conocidas dsl<br />

organismo, pueden también hallar en el hipnotisnio<br />

un medio experimental, no estéril en proveeliosos<br />

resultados; y hasta por sa intermedio llegaremos á<br />

i^clacecer algunos de los varios %n^eaoft.^(|Us|^>^^


eslizat) én la intimidad de los órganos, y de cuyO:<br />

conociniiento. penden no pocos ni pequeños progresos.<br />

Si.-noí. permite activar y debilitar las diversas energías<br />

orgánicas; si con su auxilio podemos residenciar,<br />

una parte del cuerpo, si en ñn nos facilita el análisis<br />

de -la complicada funcionalidad de la vida, no po-,<br />

drá menos de encerrar altísimo interés é indiscutible -<br />

valor, tanto para la organización como para el espí-;<br />

rito que la aflima. Háblese cuanto se quiera en favor<br />

del método subjetivo aplicado á la Psicología; defiéndase<br />

en buen hora; que no es por cierto de ex-:<br />

clüjr'el estudio del espíritu por dentro en materia de<br />

tanto bulto; pero no nos empeñemos en sostener la<br />

observación interna como único medio de investigac¡ó;i.<br />

Tiempo es que la Psicología tome entre las ciencias<br />

biológicas el lugar que le corresponde; que sin<br />

concretarse á poco acertados procedimientos, abrace<br />

con fe y entusiasmo todo lo que la ciencia pone hoy<br />

á su alcance: y que el estudio del alma se apoye también<br />

en los firmes cimientos de la experimentación.<br />

En este terreno fácil es comprender los importantes<br />

servicios que puede prestar el hipnotismo á los psicólogos.<br />

. Aflojados en cierto modo los lazos, que unen<br />

er alma con el cuerpo, y atenuada la influencia que<br />

sobre el individuo el mundo exterior ejerce, pueden verse,<br />

con más claridad ios ,caracteres primordiales que<br />

á cada cual pertenecen; deslindarse con facilidad ma<<br />

yor, funciones y actos; apreciarse circunstancias y condiciones<br />

que de otra suerte pasarían inadvertidas. Buenii:<br />

:prucbá de esto son los estudios ya en este sentida,<br />

encaminados, á . los cuales se debe no poco el co^<br />

nacimiento de lo« grados de libertad moral y de los<br />

dreersós- estados- de conciencia. La Psicología experir<br />

•mañíal pe • abrirse ya d impulsos del hipnotismo dilatados-horizontes,<br />

{de donde han de partir fecundas<br />

«oseóonzás;:. Mocho habría fu:ogresado la: ciencia d


dfa en que se disipara la densa niebla que envuelve<br />

• cuanto dice relación á nuestro modo de ser: entonces<br />

la ciencia prin^era entre las naturales, \& Ántropdó^<br />

^/a, despediría destellos de vivfsima'luz, que Henilña^<br />

ría muchas de las sombras en que nuestra ignoran^<br />

cía yace. Y preciso es confesar que la Hipnología,<br />

no obstante su reciente formación, va realizando prór<br />

gresos de marcada importancia. Si en la hipnosis sie<br />

pueden aislar hast¿i cierto punto las facultades psíqui'<br />

cas y vafiat los grados de su actividad, es bien cierto<br />

que Con inteligente dirección, se han de corregir Tas<br />

deficiencias de las unas y la exaltación de las otra»;<br />

y allí donde surgían resistencias muy tenaces, obstáculos<br />

orgánicos deben motivarlas, que podían ó no<br />

•ser vencidos poi* los solos esfuerzos de la hipnosis,'ó<br />

auxiliados de otros recursos terapéuticos., Y'Ssí es cómo<br />

se llega á extinguir hábitos, que ya malean nuestra<br />

normalidad moral ya la orgánica; y etí últiiSíO<br />

téfáíiino llegaremos ~á tener algún día una guía segU^<br />

ra del diagnóstico de lesiones, cuya existencia hoíy sélo<br />

la necroscopia demuestra.»<br />

Y el P. Ma/eof sosteniendo estás AiisRtas ópinioV<br />

nes, escriba lo siguiente: «Los fetTÓai«^9'|}i*o[Hárif^<br />

te hipnóticos, los que consisten en sinlple» raáñifes^a*<br />

^ciories anormales de la vida de relacióii-, contribuyen directamente<br />

á exclarecer importantes cüestidáésñáió-^*<br />

tológicaá, y de ellos ha sido fácil sacar algún partidid^ái<br />

el alivió ó curación de dolencias rebeldéá -á ottWtrátémientos.<br />

Y en efecto, la hemi-catakpsia, Kieíni-ktaTgía,-^<br />

heDQÍ'SOáanibulismo,que se manifiestan perla^üpeiáisiAi<br />

ó desórdenes de la actividad sensitiva y mediiinte laaf'iu»'<br />

les se logra como dividir el organismo hufnánd-eñ di»<br />

partes, una de ella» en pleno ejercicio de-siisfuftóiánés-^ir<br />

otra totalmente paralizada, ó-el que ambas obren-«íi<br />

completo desacuerdo y experimenten sensaciones distittí<br />

tas y aun coatrapuéstas, han añadido nue.m..caiQ|)(^^


-BW-<br />

^pn-á la hipótesis emitida por alguaos fisiólogos y anatomistas<br />

sobre la dualidad cerebral. Hoy es gasi una verdad<br />

apodícticamente demostrada que los mamíferos de<br />

organización superior, y sobre todo el hombre, tienen<br />

dos cerebros perfectos, cuyas operaciones se harmonizan<br />

en el estado normal unificando las percepciones<br />

y regularizando los movimimientos, al modo que se<br />

observa en el órgano de la vista. Asi como forzando<br />

á los globos oculares á tomar una disposición distinta<br />

de la natural y ordinaria aparecen duplicadas las<br />

imágenes de los objetos, así también por la semi-hipnosis<br />

se logra desdoblar al hipnotizado en dos individuos<br />

diferentes; un ojo solo basta para la visión en<br />

caso de pérdida ó enfermedad del otro, y de igual suerte<br />

la catalepsia, artiíicíalf^ente producida en uno de los<br />

hemisferios cerebrales, no impide al paciente ejecutar<br />

con la parte de cerebro activa y órganos de ella dependientes<br />

los jnismos actos de que es capaz durante<br />

la vigilia» si bien con menor perfección. En consonancia<br />

con estos hechos Flourens, Muller, y Vlpian, habían<br />

probado ya, mediante repetidas experiencias de<br />

vivisección, que era posible sustraer cualquiera de los<br />

hemisferios cerebrales sin destruir en el animal operado<br />

ninguna de sus funciones psicológicas.»<br />

tLas experiencias hipnóticas, añade dicho escritor<br />

taás adelante; 'pueden sun^inistrar además datos interesantes<br />

y luminosos acerca de las íntimas y secretas relaciones<br />

de la energía vital con las fuerzas físico-químicas<br />

y del lespíritu con la materia, contribuyendo á demostrar<br />

coino puede concillarse en el compuesto humano el<br />

^pcicio d^t libre albedrío con la íntlexible rigidez de las<br />

Uyesdela mecánica, y cual sea la naturaleza de esa<br />

acción Mr^ctrii que hasta los miamos materialistas se<br />

¡usen forzados á reconocer en todos los vivientes.» (i}^<br />

, i^ j($,qMMii^mM. Aiioxn, Voi. xxvu. itAm- iv.


Qué podemos nosotros añadir por nuestra parte; <<br />

las anteriores palabras de tan respetables autores, cuya»<br />

ideas se ven mucho más extremadas en el célebre Z)onalo,<br />

al decir, que; «en el concepto físiológico el mtg*<br />

netisoio nos revela un nuevo mundo. Nadie puede<br />

preveer qué ventajas recibirá de él la investigación<br />

científica. El magnetismo nos prepara tal vez el mayor<br />

de los estupores del siglo XIX y del siglo XX.»<br />

Atan entusiastas afirmaciones bien podríamos opo><br />

ner las severas palabras del ilustrado Dr. Constantino:<br />

James, que en 1887, decía: «Una ciencia inútil, inmoral<br />

y peligrosa, y el hipnotismo es todo esto; no es ciencia»<br />

sino un azote, y azote, de la peor especie.» Pero nosotros<br />

solo añadiremos á tan seductoras teorías, qué<br />

renunciando á entrar en el análisis de las mismas por<br />

no apartarnos del objeto que nos ha animado al escribir<br />

esta obra, cuyo objeto más bien que el hacer la<br />

crítica de la hipnosis, ha sido el de exponer sencillamente<br />

el estado actual de la cuestión hipnótica i aunque<br />

se supusiera por un momento que la hipnotización<br />

era lícita y no producía los graves perjuicios que hemoa<br />

expuesto en otro lugar: mucho nos tememos qtae I*<br />

experiencia no justifique las entusiastas palabras del<br />

Sr. Freiré, y no pase con el hipnotismo, lo sucedido<br />

con la electricidad, en la que tantas esperanzas se fun*<br />

daron en la medicina, al empezar á aplicarla á la misma.<br />

El tratar ahora detalladamente de todas las enfermedades<br />

á las que se ha indicado la cónvenietída de<br />

aplicarlas el hipnotismo, y de los casos citados por loi.<br />

autores sobre este punto; sería un asunto muy prolijo<br />

que daría lugar casi á un libro dedicado á esta materia;<br />

como el que ha publicado el tan nombrado Bérnheim<br />

sobre estaa cuestiones. Así que tan solo indicarenaos que<br />

el hipnotismo ha sido aplicado á la curación de gran<br />

•número de enfermedades, por varios médicos depaífKca<br />

diversos; como, Liebeauit, Mesmer^ Braid^ S*r^tíH^


-840-<br />

-Voisin, Ségla\y Berger, Rt'eger y otros muchos; y<br />

„quí;,ha,sido ensayado contra el insomnio, el histerisjnOj.elreumatismp,<br />

las afecciones orgánicas del sistema<br />

,ner.vÍQ,so, las neurosis, las parálisis, las enfermedades<br />

.meotales, las diversas clases de dolor, las enfermedades<br />

,del estómago é iniestinos, los partos distócicos ó, djfí-<br />

. ciles, y otras varias afecciones; de modo que casi §e<br />

puede decir que se ha recomendado el hipnotismo<br />

cocitra la mayor, parte de las enfermedades conocidas.<br />

^^X(|u^ ha resültadp de todo esto? Sobre este punto<br />

¡se hallan muy divididas las opiniones de los que han<br />

podido observar la hipnosis en sus aplicaciones cura-<br />

'^ivas.. En verdad que muchos de los autores que han<br />

.epsay^do el hipnotismo en los enfermos, cuentan,cura-<br />

...ciones sorprendentes de dicho medio; pero también lo<br />

jesV^que otros no se expresan con. tanto entusiasma,<br />

jj,ni^Con mucho ^ojjre este asunto; y aun á algunos les ha<br />

j[ijcedidQ,|o q'ue .g^iDr. Das, en Ledn; que hipnotizóla<br />

, un.epÍÍépt|co, y,,le sugirió que no le volverían á dar, más<br />

accidentes de. aquella. enfermedad, á lo que contestó el<br />

Jfiní?ptiio:«JNo prve darán más los accidentes;» que le ,sigiii^i:on<br />

repitiendo "como antes de su hipnotización. •;<br />

..'/Analizando los juicios emitidos sobre estja cuestión,<br />

vefnos. que la comisión nombrada por \si Ac¿fífem}a ¿fe<br />

^^kcíiaim de /'af/íV^'í'uegos de Foissac, para examipar<br />

i;!,f^t^^gnetismo;. coqiisián compuesta de 11 dlstinggii^ps<br />

" •íí>iéj[nprÓ3.


-S41-<br />

Bajo el punto de vista curativo, decía la Sociedad<br />

Real de Medicina; el magnetismo animal no es más que<br />

el arte de hacer caer en convulsión á las personas sensibles;<br />

siendo por la tanto, inútil ó peligroso. La Comisión<br />

Científica nombrada por esta Sociedad, después de<br />

Observar gran número de enfermos tratados por el magnetismo<br />

animal; afirmó que en los verdaderos enfermos<br />

no habían visto ninguno curado ni aun aliviado, aunque<br />

los hubieran observado muy cerca de 4 meses, y aun<br />

cuando después siguieran dicho régimen curativo un<br />

año más; que en algunos inapetentes notaron que digerían<br />

mejor; y que los efectos observados en algunos<br />

melancólicos no eran dignos de tenerse en cuenta, porque<br />

todos los médicos saben el poco caso que se merece<br />

su aserción y testimonio; y dicha Comisión concluye<br />

diciendo, que la teoría del magnetismo es un sistema<br />

desnudo absolutamente de pruebas; que los medios<br />

usados para emplearle pueden ser perjudiciales, y que<br />

los remedioí administrados por estos procederes pueden<br />

determinar accidentes espasmódicos y convulsivos<br />

de mucha gravedad.<br />

El mismo Bernheim, entusiasta de la aplicación<br />

del hipnotismo en medicina, dice al final del capítulo<br />

I .*, de la parte 2.' de su obra, sobre esta materia; «que<br />

á pesar de los hechos observados, la terapéutica sugestiva<br />

tiene muy pocos adeptos. J> El mismo autor en dicho<br />

capítulo admite que el imán y los metales producen<br />

curaciones en casos análogos á los que cura la sugestión<br />

hipnótica; concede igual virtud á la imaginación y á la<br />

fe religiosa, á la cual dice son debidas gran número<br />

dc! Curaciones auténticamente comprobadas, y asienta<br />

que las curaciones auténticas obtenidas en Lourdes,<br />

como él dice en estilo racionalista, son análogas á laa<br />

del hipnotismo. Charcot, tiene opiniones parecidas, y<br />

Litlréy Lasserre, citan casos de este género. «¿Ha<br />

Droporcionado • reaíinente el bfaídismo, dice Fo«w


-S4agrtves;<br />

algún nuevo medio terapéutico á la medicación<br />

hipnótica,/o¿re en el fondo, á pesar de sus recientes<br />

descubrimientos? No sabemos que el sueño braídico<br />

baya sido provocado hasta ahora con otro objeto que<br />

el de la experimentación; sin embargo la simplicidad<br />

é inocuidad de este hipnotismo autorizan ciertamente<br />

á recurrir á él en varios casos que cita dicho autor,<br />

en los que aconseja el procedimiento de Braid, que<br />

llama de insuflación muscular; que consiste en provocar<br />

el sueño útil, con independencia de toda contractura<br />

completamente extraña.» Y el mismo Fonssagrives, en<br />

otro lugar, añade que; «hasta el presente las observaciones<br />

curativas del hipnotismo son escasas, siendo<br />

preciso esperar el resultada de nuevas investigaciones.»<br />

Y Rostan, hace años viendo que la inmensa mayoría de<br />

hombres de ciencia rechazaban en su tiempo las virtudes<br />

del magnetismo en las enfermedades; llamaba<br />

poco médicos y poco fisiólogos á los que negaban estas<br />

mismas virtudes.<br />

El tantas veces citado Bernheim, duda de las explicaciones<br />

dadas por Braid, para explicar las curaciones<br />

que dice haber conseguido por medio del hipnotismo;<br />

y dice, que la medicina entera del magnetismo no<br />

es más que medicina de imaginación; y en otro sitio<br />

añade: «Los fenómenos morbosos no ceden siempre á<br />

tina primera sesión. Algunas veces el dolor persiste ó<br />

está simplemente calmado; puede desaparecer gradualmente<br />

después de dos ó más sesiones. Una» veces calmado<br />

al despertar, continúa así atenuándose y termina<br />

siti otra hipnotización. El dolor abolido puede presen»<br />

tarse después de algunas horas ó más tarde, y no ceder<br />

definitivamente sino al cabo de un número variable de<br />

hipnotizaciones. Últimamente, no todas las alteraciones<br />

sentidas por el enfermo pueden curarse^ hay muchas<br />

que resisten. Se concibe que el efecto obtenido está suj^Qrdinado<br />

á la sugestibilidad de la persona y á la Cftasf


- 348—<br />

orgánica que determina el síntoma.» El mismo escritor<br />

se vale á veces para ayudar el efecto de la sugestión hip»<br />

nótica, de los toques, las fricciones, los movimientos<br />

impresos á la parte enferma, del calor y la electricidad;<br />

lo cual complica en extremo la cuestión, con respecto á<br />

saber la parte que tiene cada uno de estos medios en la<br />

curación de los pacientes. El mismo Bernheim, én otro<br />

lugar, escribe lo siguiente: «La terapéutica sugestiva,<br />

aún siendo manejada con inteligencia y tenacidad puede<br />

fracasar.—Aún en afecciones poco graves, que parecen<br />

simplemente funcionales, la psico terapéutica hipnótica<br />

fracasa muchas veces, siendo el sujeto perfectamente<br />

sugestible.»<br />

Uno de los casos en que el hipnotismo en medicina<br />

podría prestar más servicios á la humanidad, caso de<br />

ser lícita su aplicación en ciertas circunstancias; es á no<br />

dudar, para producir la anestesia en cirujía para la práctica<br />

de las grandes operaciones, en las que al administrar<br />

como hoy se hace, el cloroformo á los operados<br />

siempre hace temblar al médico más resuelto, el pensamiento<br />

de que aquel desgraciado cuya vida tiene entre<br />

sus manos, se le quede muerto en el acto, por el efecto<br />

de ia cloroformización, aún cuando sea sabiamente empleada;<br />

este caso sería el principal para probar el valor<br />

de la hipnosis, y el más útil para los enfermos; y sobre<br />

este punto si consultamos al mismo Bernheim, nos dice<br />

que á pesar de las operaciones llevadas á cabo con el<br />

auxilio del hipnotismo, por varios cirujanos; como C/oquel,<br />

Loysel, Fanton, Toswel, Joly, Ribaud, y otrosí<br />

éí hipnotismo no puede ser erigido en método general<br />

de anestesia quirúrgica; no puede reemplazar al cloroformo,<br />

porgue las preocupaciones ansiosas que agitan<br />

el espíritu de los enfermos en el momento de una opera'<br />

ció»^ impiden con frecuencia la concentración pslquicé<br />

necesaria al desarrollo del estado hipnótico, v Matíés<br />

Qwal^ en el NmvQ Diccionario de MQdiiim / Cirt^'fyi


-344tíos<br />

dice, que: «Los hechos que á su favor tiene el hipnotismo<br />

son incontestables; pero ¿qué ha venido á ser<br />

después esta anestesia quirúrgica? Una simple curiosidad,<br />

una colección de hechos que prueban mucho mejor<br />

que todas las experiencias realizadas a\ ob]eto, la pérdida<br />

de la sensibilidad para el dolor durante el sueño<br />

magnético. Pero nadie piensa en hacer aplicaciones<br />

prácticas de este hecho, disponiendo los cirujanos de un<br />

agente más seguro y más cómodo, que es el cloroformo.<br />

Ciertamente que el sueño hipnótico no se puede<br />

producir en todos los individuos, exponiéndose además<br />

áprovocar una hiperestesia peligrosa j- molesta, buscando<br />

la anestesia.^<br />

El eminente cirujano inglés Erichsen, en su Ciencia<br />

y arte de la Cirujía; al hablar de la anestesia en las<br />

operaciones, afirma, que: «la producción de la insensibilidad<br />

por el mesmerismo adoptado por Esdaile y otros,<br />

es un medio de anestesia inejica:{, peligroso ó quimérico.»<br />

(Obra citada. Tomo I, Pág. 40.) En Calcutta, el<br />

Dr. Esdaile, cirujano de los hospitales; pretendió realizar<br />

importantes operaciones durante el sueño hipnótico,<br />

y el Gobierno nombró una comisión que informara sobre<br />

este punto, la cual dijo que los pacientes sometidos<br />

á estos experimentos se parecían á mudos que fueran<br />

sometidos á un gran tormento sin poder oponer resistencia<br />

alguna; que no se quejaban ni articulaban sonido<br />

alguno, ni abrían los ojos, ni había necesidad de sujetarlos;<br />

pero sus fisonomías estaban agitadas y expresaban<br />

un dolor indecible, con torcedura de las facciones que<br />

daban al rostro una horrible expresión de dolor comprimido;<br />

presentaban asimismo contorsión del cuerpo,<br />

movimientos vagos y convulsivos en las extremidades<br />

superiores y la respiración estaba comprimida y marcadamente<br />

suspirosa; por lo que dice el Dr. Meric: «ha<br />

parecido preferible la anestesia clorófórmica y se ha<br />

OT«scindido de la anestesia por hipnotismo, cuyo$ resul-


-848—<br />

tados son lentos, incompletos, á veces hasta infieles é'<br />

inciertos.» Y-el distinguido Dr. Venluroli, que es uno<br />

de los profesores católicos que admite como lícito el<br />

hipnotismo, nos dice de él; que es un agente terapéutico<br />

incierto.<br />

Muchas citas pudiéramos aducir para resolver la<br />

cuestión del presente capítulo, pero por no alargar éste<br />

demasiado, nos contentamos con extractar las de varios<br />

autores competentes en esta materia. Uno de estos,<br />

Richer; no llega á creer que la sugestión pueda apro*<br />

vechr.r en terapéutica para curar las enfermedades, aunque<br />

sean las nerviosas; duda de los casos de curación referidos<br />

por Braid, y concluye diciendo, que; «aunque<br />

varios autores modernos refieren tentativas de curación<br />

por el hipnotismo, pereque son hechos aislados que no<br />

pueden servir de pauta para un método general.» Maira<br />

y Benauenie, en su tratado de la hipnosis, escriben lo<br />

que sigue. «El hipnotismo como medio terapéutico, tiene<br />

una esfera de acción bastante limitada, á nuestro juicio,<br />

ya que, como lo dejamos consignado, no participamos<br />

de las ideas de muchos de los que lo preconizan en toda<br />

circunstancia y para cualquiera clase de personas.—Fuera<br />

de las aplicaciones que dejamos enumeradas á la ligera,<br />

nos parece que el hipnotismo no tiene otro campo<br />

de acción y que la idea de querer emplearlo en toda<br />

clase de afecciones y el preconizarlo como la panacea<br />

por excelencia, no obedece sino á la idea de hacer de este<br />

maravilloso fenómeno una explotación vergonzosa. En<br />

íesumen, las aplicaciones terapéuticas del hipnotismo y<br />

las de la sugestión son todavía bastante reducidas^ para<br />

que el médico serio se ilusione de querer hacer entrar<br />

este agente en la práctica diaria.» Estos mismos autores<br />

dan á entender que las curaciones producidas por la sugestión<br />

hipnótica son efecto nada más que de la misma<br />

imaginación, y no de que dicha sugestión tenga virtud<br />

alguna por sí propia; y comparan dichas curaciones á


las obtenidas por la homeopatía y por medio de las pü-.<br />

doras de miga de pan, con las que á veces se ha conseguido<br />

curar rebeldes neuralgias. Pero debemos hacer<br />

constar en honor de la verdad, que algunos autores,<br />

como el Sr. Freiré, atribuyen los fracasos que han tenido<br />

algunos profesores en sus experimentos hipnóticos,<br />

al desconocimiento que los mismos tenían de la Psico-<br />

Jisiologia y del proceso de la hipnosis y su técnica, así<br />

como de las aptitudes ¡desorgánicas de los sujetos sometidos<br />

al tratamiento hipnótico; lo cual en su opinión<br />

corre el riesgo de producir males que no pueden remediar.<br />

¿Es posible en vista de esto admitir la doctrina de<br />

ciertos escritores, que pretenden que el hipnotismo es<br />

una especialidad terapéutica, cuya importancia en nada<br />

Cede á la de las otras especialidades médicas; cuando ni<br />

siquiera está plenamente probado que el hipnotismo<br />

tenga por sí virtud alguna curativa, ó es efecto de la<br />

imaginación las pretendidas curaciones hipnóticas, como<br />

aseguran tantos autores? ¿Quién puede comparar el hipnotisnio<br />

por ejemplo, con la Hidrología, ó la Oftalmología,<br />

que tienen sus reglas ó principios científicos, y<br />

sus procedimientos y curaciones auténticamente comr<br />

probadas?<br />

Y en este asunto no hay que perder de vista asimismo<br />

para aplicar la sugestión hipnótica á la curación<br />

de las enfermedades, que para esto hay que empezar<br />

por educar hipnóticamente á los enfermos la mayor<br />

aparte délas veces; lo cual puede originar en los mismos<br />

enfermedades que antes no tenian por consecuencia de<br />

la hipnotización, enfermedades quizás difíciles ó im-<br />

•posibles de curar.'<br />

También se ha tratado de hacer otra aplicación del<br />

hipnotismo no menos sorprendente que algunas de sus<br />

pretendidas extraordinarias virtudes. Varios médicos,<br />

f orno el Dr. £)as^r\ España, en varias veladas públicas


que dio en Madrid en el año 1888, y en algunas duda»<br />

des de la península; y el Dr. Luys en Francia, que dip<br />

á conocer varios hechos de este género á la Academia<br />

de París, lo que dio lugar al informe que luego citare^<br />

mos; han pretendido dichos profesores que en los hipnotizados<br />

obraban los medicamentos de una manera especial;<br />

que no necesitaban tomarlos, sino que obraban tan<br />

solo por contacto, y aún á distancia en los enfermos!<br />

y no solo producían los medicamentos su acción curatÍTa<br />

en esta forma, sino que obraban del mismo modo tóxicamente;<br />

de modo que cualquier hipnotizado podía<br />

ser envenenado fácilmeníe, con solo aproximarle una<br />

sustancia tóxica ó venenosa; y tan adelante llegó el asun-?<br />

to, que la Academia de Medicina de París nombró hace<br />

no mucho tiempo una comisión para que estudiara esta<br />

cuestión; de la que entre otros formaban parte los céle^bres<br />

doctores 5er^ero«, Brouardel, y Dujardín-Beau-'<br />

met\; cuya comisión después de detenidos experimento?<br />

aíirmó, que; «ninguno de los efectos apreciados por la<br />

comisión se hallaba en harmonía con la naturaleza d«<br />

las sustancias experimentadas, y que por lo tanto, ni la<br />

Terapéutica ni la Medicina legal tenían porque preocuparse<br />

de semejantes efectos.» Pero á pesar dé todo esta,<br />

en obsequio á la justicia, detemos manifestar, que hay<br />

hombres de ciencia de algún nombre, como los Doctores<br />

Bourru, Burot, Lombroso, Saei, Meric, y el citado<br />

Luys\ que citan hechos y experimentos que según los<br />

mismos comprueban la acción de los medicamentos A<br />

distancia, lo cual si algún día se llegara á probar; s&ría<br />

un nuevo hecho de hipnotismo superior ó trascendental,<br />

Y terniinaremos este capítulo, mencionando otra<br />

aplicación mucho más sorprendente aún que todas las<br />

ya citadas, que se ha dado al hipnotismo; aplicación que<br />

es capaz por sí sola de cambiar el mundo por completo<br />

y convertirle en un paraíso, no sabemos si con serpí*»'<br />

tes. Por lo visto se ha tratado de aplicar «sts añeja Í8>


vención de la hipnosis para corregir ó curar toda clase<br />

de malos hábitos por inveterados que sean, y para la<br />

dirección de la educación de la juventud; y ya hay<br />

autores que rebatan hechos de este género, extraordinarios<br />

en sumo grado; y cierto autor de Hipnologfa, nos<br />

asegura que es verdaderamente admirable la facilidad<br />

con que dejan el vicio personas que inútilmente habían<br />

intentado hacerlo mil veces antes, «No solamente se sugieren<br />

en el hipnotismo voliciones especiales, dice Vacant',<br />

si no, lo que es más extraordinario, que se podría<br />

por medio de sugestiones repetidas modificar,/lor tient'<br />

j?o indefinido las disposiciones morales, los hábitos y el<br />

carácter del sujeto.<br />

También se ha intentado aplicar este nuevo medio<br />

á la educación y á la corrección de los niños viciosos,<br />

y parece que algunas veces se ha llegado á resultados<br />

reales.... Nosotros, entiéndase bien, no pretendemos<br />

apreciar este sistema de educación, sino que referimos<br />

los hechos como se nos han contado.» Y Bernheim con<br />

cierto entusiasmo exclama: «La' doctrina de la suges'<br />

tión. ¡En psicología es una revolución! ¿Hasta qué punto<br />

las pasiones, los instintos, los gustos, las facultades<br />

psíquicas, pueden ser modificadas por una sugestión<br />

prolongada y hábilmente conducida, sea en estado de<br />

vigila, sea en estado hinótico? ,!La educación del niño, las<br />

nociones y los principios inculcados en su cerebro por<br />

la palabra y el ejemplo, las doctrinas filosóficas y religio-<br />

&M en las cuales está criado desde su más tierna edad,<br />

¿no son ya una verdadera sugestión en estado de vigilia,<br />

que si es practicada metódicamente y dirigida en un<br />

sentido uniforme, no combatida'por ideas ó ejemplos<br />

contradictorios, se impone con frecuencia con una fuerza<br />

irresistible?... Lo que una sugestión en estado de vigilia<br />

puede realizar sobre ciertos cerebros jóvenes, la<br />

sugestión hipnótica que suprime el raciocinio, lo. efectúa^<br />

á la fuerza cpn una eficacia muy, poderosa, ¿Se


puede decir corr Durand, que el hipnotismo nos suin!><br />

nistra la base de una ortopedia intelectualj^ moral que<br />

se inaugurará positivamente algún dfa en las casas de<br />

educación y en los establecimientos penitenciarios?» Y<br />

el misrao\5cr«Aeí>« que nos habla de este modo tan<br />

fwrsuasivo, nos cita entre otros casos, el de una jpven<br />

de vida desarreglada á la que hipnotizó repetidas<br />

veces y llegó á convertir en una perfecta sonámbula,<br />

y á la que produjo la sugestión de que cambiaría<br />

Jde vida y se convertiría en una mujer virtuosaf<br />

lo cual prometió la interesada; que enseguida se lanzó<br />

á la misma vida que hasta allí había llevado. De<br />

modo que en adelante, añadimos nosott*os; jueces, tribunales,<br />

autoridades, fuerza pública, presidios y leyes<br />

criminales, todo está demás: ya no es preciso ni hace<br />

falta nada más que algunos, establecimientos de hipnotización<br />

en cada país, y llevar á los mismos establecimientos<br />

á todos los enfermos físicos


-880—<br />

neto, como la mayoría de estos niegan el mundo sobrenatural,<br />

no ven en el hipnotismo sino un fenómeno<br />

meramente natural del que el hombre debe sacar todo<br />

el partido posible, y tratar dü estudiarle hasta sus<br />

ultimas consecuencias; y no pueden reconocer más lítnites<br />

para esto que el perjuicio que el hipnotismo pueda<br />

seguir á los mismos hipnotizados, ó los abusos á que<br />

la hipnosis generalizada ó pública se pueda prestar.<br />

Para el católico la cuestión varía por completo; y<br />

es como nosotros debemos y podemos considerarla,<br />

y en este punto también los mismos católicos se han<br />

dividido en más ó en menos, en dos campos algo dis*<br />

tanciados entre sí: el de los católicos que consideran<br />

todo el hipnotismo como una sola cosa y todo él informado<br />

por el mismo espíritu no natural; y los íjue<br />

no ven este sello innatural sino en los fenómenos superiores<br />

ó trascendentales de la hipnosis, y los sencillos,<br />

creen que pueden producirse de una manera<br />

meramente natural. Para todos los católicos les fenómenos<br />

llamados trascendentales, no cabe duda que nó<br />

es lícito el provocarlos bajo ninguna forma posible;<br />

y los llamados sencillos son ilícitos para los-primeros<br />

y lícitos para los segundos, en tanto que la Iglesia no<br />

decida esta cuestión, como ha dicho el Sr. Donadiu<br />

en su discurso leído ante el último Congreso Católico<br />

Español, no faltando algunos como el P. Mateos,<br />

que afirmen, que: «No está sin embargo, reprobado<br />

el que la Medicina se valga de las prácticas hipnóticas<br />

como de un agente terapéutico de reconocida eficacia<br />

P&T& combatir algunas enfermedades.»<br />

Nosotros en nuestro humilde sentir creemos ilícita<br />

la práctica de la hipnosis, y nunca nos hemos atrevido<br />

á producir fenómenos hipnóticos de ningún género;<br />

y creemos ilícitos hasta los fenómenos llamados<br />

naturales, que serán sospechosos para nosotros<br />

Pforta razones que ya hemos apuntado fta otro lugar.


-.381-<br />

Bien sabemos que autores tan católicos como el Sr. D6nadiu,<br />

dice, que; la práctica de los fenómenos hipnóticos<br />

llamados naturales, es lícita en ciertos casos que<br />

marca; y no conviene en que pueda aplicarse á esta<br />

cuestión el proverbio latino aplicado por ciertos escritores;<br />

«de que no se debe hacer lo malo para producir<br />

un bien;» y dice que; aun cuando no se debe obrar<br />

nunca ei mal, se puede no obstante permitirlo ó tolerarlo<br />

en ciertos casos; pero en esta cuestión nos parece<br />

que no está bien aplicado el argumento por el respetable<br />

escritor; porque el católico que hace uso del<br />

hipnotismo creyendo que es sobrenatural ó teniendo<br />

sospechas de esto, no tolera un acto malo, sino que<br />

nos parece á nosotros que lo comete á sabiendas. La<br />

comparación de que hace uso dicho Sr. Donadiu, entre<br />

el hipnotismo y los anestésicos, como el cloroformo,<br />

el éter, etc; á ninguno se le ha ocurrido decir<br />

que sean sustancias malas en sí mismas; porque son<br />

malas ó buenas según el uso que se haga de las mismas;<br />

y además todos las reconocen por sustancias naturales<br />

y naturales son sus efectos; lo que no sucede<br />

con la hipnosis. Esto no obstante; admitimos que<br />

los fenómenos llamados naturales, pueden ser naturales<br />

en su esencia y producción; y no condenamos<br />

al que los practique, en tanto que la Maestra Infalible<br />

de la Verdad no juzgue el asunto de una manera<br />

definitiva y concluyente.<br />

Hay otra teoría, dice el mismo Sr. Donadiu; sobre<br />

la licitud del hipnotismo, la de los que apoyándose en<br />

la autoridad de escritores y medios sinceramente católicos,<br />

reconoce por un lado que es altamente inmoral<br />

é ilícito el uso actual del hipnotismo, pero que existen<br />

casos en que la prudencia aconseja que se consientan<br />

tales prácticas como cuando se trata de la salud del<br />

individuo y se aleja toda sospecha de inmoralidad en el<br />

magnetizador y de superstición en la operación, Mvy


-862—<br />

circunstancias del acto. Y el mismo escritor continúa<br />

diciendo, que, en su sentir; el buen ó mal uso que se<br />

haga del hipnotismo es la regla á qufe debe atemperarse<br />

el moralista católico, debiendo manifestar que será<br />

ilícito si lo es el modo y procedimiento empleado para<br />

causar semejante estado hipnótico, si tiene algo de ilícito<br />

el efecto que se produce y si se intenta algún fin<br />

malo ó de alguna manera reprobado como así lo declaró<br />

el Santo Oficio en su respuesta dada sobre el uso<br />

del magnetismo; y por el contrario será licito y podrá<br />

tolerarse, si se usa con medios y fines no reprobados,<br />

ya para prestar alguna utilidad á la ciencia, ya como<br />

remedio para adormecer la sensibilidad en las operaciones<br />

quirúrgicas y para curar las dolencias cerebrales<br />

ó nerviosas.<br />

Pero en cambio el P. Zeferino, en su Filosofía elemental,<br />

nos dice, que; «la práctica y ejercicio del magnedsmo,<br />

es ilícita y contraria á la moral cristiana: i .** por<br />

los peligros de inmoralidad, pecados, demencia y suicidios<br />

á que dá ocasión; 2.° y principalmente, porque<br />

semejante práctica envuelve pacto ó esplícito, ó implícito<br />

con el demonio, ó al menos peligro del último, toda<br />

vez que es cierto que muchos de sus fenómenos y con<br />

especialidad las manifestaciones espiritistas proceden de<br />

él.» Y el sabio y celoso prelado de Madrid, llega hasta,<br />

asegurarnos, que; «tampoco es lícito aplicar el hipnotismo<br />

con fines exclusivamente terapéuticos, si, como<br />

atestiguan los hipnólogos, produce de suyo en el orden<br />

psicológico y en el orden moral los fenómenos que quedan<br />

mencionados; porque jamás será lícito renunciar á<br />

la augusta dignidad de las almas á cambio de la salud<br />

de los cuerpos,, ni el conservar la integridad y vida de<br />

jístos, poniendo á riesgo seguro la eterna salvación de<br />

aquellas. Eso sería invertir el orden natural.»<br />

Loí católicos bastante instruidos para poder decidir<br />

estos casos y aplicar el hipnotismo, caso deque lo cretin


ifcito y permitido en alguna ocasión; claro que ftO pueden<br />

hacerlo, sin estar bien seguros del medio que van<br />

á emplear, los resultados que el mismo pueda producir,<br />

si puede ó no seguirse de su uso alguna enfermedad, en<br />

casos verdiideramente graves y cuándo no haya otros<br />

remedios de resultado que aplicar á los mismos, con<br />

todas las precauciones que prescribe la ciencia y la moral<br />

médica para el uso de un medio tan peligroso bajo<br />

muchos puntos de vista, cuando se espere,un resultado<br />

probablemente ventajoso del uso de dicho hipnotismo,<br />

previo consentíriiiento del interesado ó de las personas<br />

más allegadas al mismo, siempre delante de testigos<br />

formales ó de la familia del que vá á ser hipnotizado, á<br />

ser posible; y con la correspondiente protesta en el<br />

hipnotizador de que no vá á buscar nada, no espera<br />

nada, ni quiere nada, con el enemigo comün del linage<br />

humano; reglas muy parecidas á las que exige el Doctor<br />

Lehmkuhl, en su Teología Moral, al tratar esta tan<br />

debatida cuestión.<br />

Para concluir: hace 40 años, escribió el Dr. Virey<br />

en 1818, nos dice Debreyne; que en diversos países se<br />

ocupan de la teórica y de la práctica del magnetismo<br />

animal, y después de tantos escritos como han salido<br />

y salen todos los días, sería tiempo de no hablar más de<br />

él, dejando á la observación y al porvenir el cuidado de<br />

juzgar de la utilidad ó de la realidad de este descubrimiento.<br />

Si lo que llaman magnetismo no es sino un<br />

error, ¿porqué cuarenta años de experiencias, de sarcasmos<br />

y de desprecios no le han anonadado? Si es una verdad,<br />

¿porqué después de tantas pruebas se arrastra todavía<br />

eti la sombra?....» Si Fire^ volviera átratar este<br />

asunto, poco tendría que añadir á sus anteriores palabras.<br />

El moderno magnetismo animal, ó hipnotismo,<br />

sigue hoy tan misterioso ó más que en tiempos de Vire/;<br />

su esencia es tan desconocida ó más que entonces<br />

supuesto que ya nó se puede pensaren aquel fluido^Slq


antes parecía explicar tan bien todos sus fenómenos;<br />

estos son hoy tan misteriosos ó más que en aquel tiempo,<br />

y la cuestión del hipnotismo superior ó trascendental<br />

se presenta con tantas nubes y está tan en las<br />

titvieblas como entonces; y dicha forma de hipnotismo<br />

parece darse la mano con el Espiritismo, que es la Magia<br />

del siglo de las luces, que tantas cabezas ha trastornado<br />

en nuestros días. El magnetismo de hoy sigue<br />

provocando las mismas tempestades y vivas polémicas<br />

que á principios de este siglo, y es incalculable el numero<br />

de teorías é hipótesis inventadas para explicarlo;<br />

dicho magnetismo se presenta cada día más y más amenazador,<br />

y revestido de un brillante ropage científico<br />

pretende absorverlo todo y producir una verdadera revolución<br />

en este ya viejo y carcomido mundo: la ciencia<br />

pretende darle cartas de naturaleza en su inmenso y<br />

dilatado campo, él por su parte promete á ésta, revelarla<br />

gran número de secretos de los que por lo visto<br />

él solo tiene la llave; su modo de ser y sus hechos son<br />

fatales para el individuo, para la familia y para la sociedad;<br />

y los Consejos de Higiene y de Sanidad, las Academias,<br />

y hasta los hoy poco previsores Gobiernos de<br />

nuestros tiempos, se han creído en el caso de amordazarle<br />

y contener sus terribles progresos, en bien de los<br />

mismos pueblos cuya custodia les está encomendada; y<br />

la Religión por su parte le estudia de cerca y observa<br />

sus resultados, para aplicarle aquella sentencia de la<br />

Sagrada Escritura, de que por el fruto conoceremos el<br />

árbol; y en tanto el hipnotismo por no perder sus charlatanescas<br />

tradiciones y sus supersticiosas costumbres,<br />

sirve de espectáculo y entretenimiento en teatros, casinos,<br />

cafés, palacios y tertulias, á gran número de desocupados,<br />

curiosos y necios, que mezclados con algunos<br />

pocos sabios forman ese mundo, que hoy más que nunca<br />

ávido de emociones y novedades, corre tras de cualúuier<br />

charlatán ó falso profeta que alhague sus vicios,


^sisadule<br />

su vana ciencia, ó sepa estimular su gastaáoéórazón.<br />

Así, que damos fin á este trabajo, haciendo nuestras<br />

las notables palabras del ¡lustre discípulo del céle-<br />

; bre Magendk, el Dr. Constantino James', que después<br />

de estudiar el hipnotismo, dijo: «Mi convencimiento íntimo,<br />

después de bien meditado el asunto, es, que el<br />

verdadero preservativo contra el hipnotismo debe ser<br />

la educación sólidamente cristiana.... esta nos enseña á<br />

desconfiar de nosotros mismos^ y á tener fe, para las<br />

luchas que nos sorprendan, en Aquel i quien debemos<br />

la existencia. Él nos advierte, por fin, que estemos en<br />

guardia contra los poderes ocultos. Tomemos un ejemplo<br />

del Padre nuestro, el Breviario de los niños. Se dice<br />

al final: Et ne nos inducas in tentationem: «Y no nos<br />

dejes dominar por el espíritu tentador.»


'1^'^/FWJW^^''^WIW'W^'^'WW'"F'W^W''WW-^''^''W^^'- W W'^ ^^ W W'/9^W^^'^- WW 'vW^-^'<br />

ÍNDICE.<br />

PlOlMAg<br />

Dictamen del Censor V<br />

Licencia del Excmo. Prelado de Astorga. • • • • VI<br />

Dedicatoria Vil<br />

Prólogo IX<br />

, BLHIPNOTISMO.<br />

Cuatro palabras como preámbulo 8<br />

PRfMERA PARTE.<br />

1. ¿Kxiste el Hipnotismo?<br />

JI. ¿Qué es el Hipnotismo?<br />

II!. Brev'C Historia del Hipnotismo<br />

[V. ¿El Hipno,ismo es tjna ciencia? -Fin ú objeto<br />

del mismo<br />

V. ¿El Hipnotismo es la magia?<br />

VI. ¿El Hipnotismo es el niagnetismo animal?...<br />

Vil. ¿El Hipnotismo e? ei histerismo? ,.<br />

i5<br />

'7<br />

'9<br />

23<br />

a6<br />


.,358-<br />

SEGUNDA PARTE.<br />

Pig^A<br />

I. Métodos Ó procedimientos dehipnotjzacíóni. _;.3J<br />

II. ¿Se puede aplicer el Hipnotismo á todos los r.<br />

individuos, ó lo que es igual, son todos sus><br />

ceptibles de ser hipnotizados? , 36<br />

III. ¿Son aplicables á todos los individuos, cual- -,<br />

quiera de los modos ó medios de producir<br />

el Hipnotismo? í El Hipnotismo es igual en<br />

todos los hipnotizados?. 39<br />

IV. Auto-hipnotismo y Autp-sugesiión,......... 40<br />

V. ¿Es posible hipnotizarse por la sola imaginación?<br />

42<br />

VI. ¿Existe relación entre el hipnotizado y el hipnotizador?<br />

..^ 44<br />

VII. ¿Cómo se realiza la vuelta al estado normal<br />

después de la hipnotización? 46<br />

^HI. ¿Para la hipnotización, es precisa la voluntad<br />

ó cooperación del hípnotizadci?......, 49<br />

IX. ¿En un sujeto ya hipnotizado otras veces, es<br />

precisa Su voluntad para hipnotizarle de .. -<br />

nuevo?.. .....i... 5a<br />

X. ¿E;Í sueño natural puede pasar á hipnótico?... 53<br />

XI. ¿Existen zonas hipnógenas? 55<br />

XII. ¿Recuerdaíí los hipttotizados lo ocurrido durante<br />

su hipnotización? 56<br />

XIII.' ¿Conserva el hipnotizado el uso desvissentidos? 58<br />

XIV. Menor ó mayor facilidad con que se produce<br />

el Hipnotismo 59<br />

TERCERA PARTE.<br />

'. I. Formas que presenta el Hipnotismo 6i<br />

II. Claslflcactón de los fenómenos hipa¿ticos.<br />

Gran Hipnotismo 67<br />

m. Formas médicas que presenta el Hipnotismo. ,63<br />

IV. Perfodfa'pwparatorjo deí Hipnotitmo,..,.,.. 70<br />

ai'V, é\ii^6twlti}6úci>^. ...;. 71


fÁOlNAI.<br />

VI. Estado de letargo Ó letárgico .75<br />

ruXU^ Sigue la letargia. Hiperexcitabilidad neuromuscular<br />

77<br />

Vlll. Estado dé «íátalépsia. 8p<br />

IX. Signe lá catalépsia. El sentido muscular 82<br />

X. Movimietttos automáticos.................. 85<br />

XI. .Sonairibiilismo 86<br />

XII. Fascinación........... 94.<br />

XIII. De tólstieños espontáneos en el sonambulismo 96<br />

XIV. FéniíStííenos llamados psíquicos 97<br />

XV. De algunas variedades del Hipnotismo.—Helai-hipnotismó<br />

•• ». 101<br />

XVI. Influenciade la música en el Hipnotismo.... io3<br />

XVII. ¿Se puede simular el Hipnotismo?. io5<br />

XVIIÍ. Medios para reconocer el Hipnotismo simulado..,.................<br />

.*.. 106<br />

XIX. ¿Pueden mentir los hipnotizados durante el<br />

sueño hipnótico? 108<br />

XX. Pérdida, cainbio y desdoblamiento de la propia<br />

personalidad en algunos sonámbulos.,. no<br />

XXI. Hipnotismo superior ó trascendental 112<br />

XXII. El Hipnotismo en los animales. La catalepsia. i38'<br />

XXIH. ¿Los santos y profetas fueron unos hipnotiza*<br />

dores? 140<br />

CUARTA PARTE.<br />

I. De la Sugestión..'.. i^S.<br />

II. Sueño hipnótico por sugestión.............. 147<br />

III. ¿La aptitud para realizar los fenómenos de sugestión,<br />

está en relación con la profufididad<br />

del sueño hipnótico? 148<br />

IV.' ¿Existe la contra-sugestión ..• • 149<br />

V. Catalépáia, parálisis y anestesia por sugestión. i ^o<br />

VI. Sugestión post-hipnótÍca< •.................. 15s<br />

-VII. Sugestiona plazo............. ........,.„...,.•. vbG<br />

VIII. Sugestión en estafto de vi^Jiaó sin.liipnotismo.<br />

Vigilia hipnótica, E«ado!Íwwo-yigiK vifi©<br />

IX. D^lasugeítióolíiiji^skvv.. t¿3


-360—<br />

• PÁGINAS.<br />

X. De la sugestión con propósito criminal >. 171<br />

XI* Del influjo de la hipnotización y sugestión en<br />

las funciones de la vida orgánica 173<br />

XII. Manchas de sangre y hemorragias por Sugestión<br />

176<br />

XIII. ¿Pierde en absoluto el hipnotizado el imperio<br />

de su voluntad?. 178<br />

XIV. ¿Destruye el Hipnotismo el libre aibedrfo del<br />

hombre? 18S<br />

XV. ¿Pierde el hijpnotizado el uso dé su conciencia? 190<br />

XVI. ¿Se realizan los actos sugeridos sin lucha alguna,<br />

ó sin dudas, por parte de los hipnotizados?<br />

ig6<br />

XVII. ¿Domina siempre el hipnotizador al hipnotizado?..,.<br />


TABLA DE ERRATAS DE ESTA OBRA,<br />

Págs. Lineas Dice Debe decir<br />

•9 »o cerca de So siglos siglos<br />

39 3 Pétin Pétetin<br />

41 14 describió este echo, descubrió este hecho<br />

48 »4 un fenómeno con fenómenos<br />

58 7 para recordar para hacer recordar<br />

id. 28 pero no son pero son<br />

62 •4 ajustan agitan<br />

21 en ellos que obre en ellos<br />

It I un contraccinoes son contracciones<br />

9> M pupila están pupila no están<br />

I28 29 mismefierao se ern mismo se refieran<br />

144 12 recuerdo mundo<br />

ib3 20 hinpo tizados hipnotizados.<br />

16b 3 Filosofía en la Filosofía, Ochoromcs<br />

profesor asimismo en<br />

9<br />

la Universidad<br />

id. 6 édicale Mde medicóle de<br />

277 177<br />

id. 229 2»9 sigue alterada la paginación.<br />

274 18 no nos cita nos cita<br />

302 nota 1 Cap. I.* Cap. «.*<br />

304 9 idesorgánicas ideorgánicas<br />

NOTA.—Bl pliego 16, tiene repetida U numeración del anterior.


Este folleto se hallará de venta en las Librerías siguienies:<br />

Madrid.—D. Gregorio del Amo, Paz, 6.<br />

1) —Sra. Viuda de Hernando y Comp.\ Arenal, 11.<br />

» —D. Fernando Fé, Carrera de San Jerónimo, 2.<br />

Barcelona.—D. Miguel Casáis, Tipografía católica, Pino 5.<br />

» —Sres. Subirana, Hermanos, Puertaferrisa, 14.<br />

» —D. Juan Grabulosa, Buensuceso, i3.<br />

Sevilla.—D. Alejandro Izquierdo y Sobrino, Francos, 62.<br />

Zaragoza. —D. Cecilio Gasea, Plaza de la Seo, 2.<br />

Y en todas las Librerías Católicas, en los demás puntos.<br />

Los pedidos al por mayor, se dirigirán á la<br />

Imprenta y Libreua de la Viuda e Hijo de López,<br />

ASTORGA.

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