Ll SIGESTiii I I
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EL HIPIOTISMO<br />
<strong>Ll</strong> <strong>SIGESTiii</strong> I<br />
I ESTUDIO<br />
I acerca de tan curiosos fenómenos<br />
I<br />
fe,:<br />
RADOS BAJO DIFERENTES!<br />
I<br />
D. EDUARDO ARAGÓN OBEJERO, |<br />
m^m<br />
MÉDICO DEL HUSPITáL DE SAK JQAK BAUTISTA, |'<br />
Y DEL EXCMO. SR. OBISPO Y CABILDO<br />
DE LA SANTA APOSTÓLICA IGLESIA CATEDRAL DE AST0R5A<br />
-S—) bo-4*^<br />
CON APROBACIuN ECLESIÁSTICA<br />
i<br />
ASTORGA-1892 /<br />
IMl'. Y Lili. DE LA VUJUA K HIJO \W. LÓl'K/ ^l-v.<br />
f
ELHIPIOTMOILAMSTIÓS
•*í.f<br />
.-V^<br />
6-'
¡t<br />
EL IMOTISMO<br />
Y LA SUGESTIÓN<br />
ESTimio m a DE m cunos FENÍIIEIIOS<br />
CONSIDERADOS<br />
BAJO DIFERENTES PUNTOS DE VISTA<br />
POR<br />
D. EDUARDO ARAQÓN OBEJERO,<br />
MÉDICO DEL HOSPITAL DE SAN JUAN BAUTISTA,<br />
y DEL EXCMO. SEÑOR OBISPO<br />
Y CABILDO DE LA STA. A. I. C. DE ASTORGA.<br />
CON UNA CARTA PRÓLOGO<br />
DEL DOCTOR<br />
D. PEDRO RODRÍGUEZ LÓPEZ,<br />
CANÓNIGO SECRETARIO DEL OBISPADO DE CUENCA.<br />
CON APEOBACIÓN ECLESIÁSTICA<br />
ASTOfiGA<br />
^^*^:^<br />
IMP. DE LA VIUDA É HIJO DE LÓPEZ<br />
1802
=Q^/í>í^« ^6 t/e ^eá^cio e/e ^§
DICTAMEN DEL CENSOR.<br />
Por obediencia ai mandato de S. E, i., expresado<br />
en ei antecedente Decreto, iie leido<br />
con todo ei esmero posible ei opúsculo titulado<br />
EL HIPNOTISMO, compuesto por el ¡lustrado<br />
médico de esta ciudad D. Eduardo Aragón, y<br />
no sólo no he encontrado en éi cosa alguna<br />
que se oponga á la pureza de la Fe católica y<br />
á la sanidad de las costumbres, como era de<br />
esperar de la mucha piedad de su autor, sino<br />
qie juzgo puede producir grandes bienes y<br />
evitar grandes daños á todos los que lo lean.<br />
Por lo tanto, salvo siempre el mejor parecer<br />
de V. E., creo que se pueae conceder á<br />
D. Eduardo Aragón, licencii para dar á la<br />
prensa y á la luz pública dicho folleto de EL<br />
HIPNOTISMO.<br />
Dios guarde á V. E. I. muchos años<br />
Seminario de Astorga, Marzo i.° de 1892.<br />
S^^a11cií'C0 ^
LICENCIA DEL EXCMO. PRELADO<br />
(s^storga 14 de Mar^o de i8g2.<br />
Nos el Dr, D. Juan B» Qrau y Yallespinos,<br />
POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓ<br />
LICA, OBISPO DE ASTORGA, CABALLERO GRAN CRUZ<br />
DE LA REAL ORDEN AMERICANA DE ISABEL LA CATÓ<br />
LICA, ETC., ETC.<br />
Tor la presente, y por lo que á ü^ós toca,<br />
concedemos nuestra licencia para que pueda<br />
imprimirse y publicarse el opúsculo titulado<br />
EL HIPNOTISMO, escrito por el Dr. en (Medicina<br />
1). Eduardo sAragón, mediante que de<br />
nuestra orden ha sido examinado, y no contiene,<br />
según la censura, cosa alguna contraria<br />
al dogma católico y sana moral; antes, por el<br />
contrario, su lectura es reputada como recomendable<br />
y muy provechosa á los fieles.<br />
Lo decretó, mandó y firma S. E. I., el<br />
Obispo, mi Señor, de que certifico.<br />
t ©UCIH, U/wáAo ele ,£^átoiaa,<br />
(LUGAR DEL SELLO)<br />
Por maMalo de S. E. I, el OÜISDO, mi Sr.,<br />
Piro., Viee-SHo.
GÍIDI Ooccmo. é cjtiuo. §ciXot- ©mópo,<br />
ExcMO. É ILMO. SR. ü^i la servil adulación,<br />
ni la pueril vanidad, mueven mi ánimo á colocar<br />
esta mi humilde obra bajo su tan poderoso<br />
amparo y no menos valiosa protección.<br />
(sAl atreverme á estampar sus tan respetables<br />
nombres al frente de mi libro, lo hago obligado<br />
únicamente por el agradecimiento, que<br />
tanto pesa en toda alma bien nacida y en todo<br />
pecho generoso, ü^unca olvidaré, ni podría<br />
olvidar aunque lo pretendiera; la inmerecida<br />
honra que me hicieron al dignarse conferirme<br />
el cargo de médico de V. E. escogiéndome para<br />
esto de entre otros dignísimos compañeros<br />
que lo solicitaron; y aprovecho la primera<br />
ocasión que se me ha presentado, para consignar<br />
de Una manera pública y solemne mi reconocimiento<br />
por tan honrosa distinción. Dígnese<br />
V. E. aceptar este tan pequeño don de<br />
gratitud con benevolencia, y no vea en el mismo<br />
sino la sencilla expresión del respetuoso y<br />
agradecido afecto que profesa á S. E. I.<br />
EL AUTOR,<br />
W«ueate/(^ x£^i€taó*t €/
O.A-:E3'r.A.-:E*I3cí>IjOQ-0<br />
«^. ^í. ^e/ttatt/o ^éiaaán. ^¿eteto.<br />
Muy Sr. mío y respetable amigo: Ya que tuve alguna<br />
parte en que V. escribiera para El Criterio Tridentina<br />
su libro titulado, EL HIPNOTISMO, (I) excitándole<br />
á manifestar sus profundos estudios sobre esta materia,<br />
que V., como médico católico, puede tratar con más<br />
conocimiento de la terminología usada por los hipnotistas,<br />
que los profanos en la ciencia de Esculapio, parécerne<br />
excusable el deseo manifestado por V., de que le<br />
diga mi opinión sobre el particular.<br />
Rectamente procede V. en su estudio, dividiéndole en<br />
cinco partes y cada una de estas en capítulos distintos,<br />
para que no haya confusión en su desarrollo.<br />
Lo primero en todas materias es suponerlas existiendo,<br />
pues, de lo contrario, se gastaría inútilmente el<br />
tiempo en las cuestiones que después se han de ventilar:<br />
que es lo que V. hace en la i.* Parte, donde examina la<br />
(O En efecto, como hace notar el sabio critico y eminente filósofo<br />
Sr Bodriguez. que ha tenido la atención de escribir esta Carta-prólogo; esta<br />
obra de EL HIPNOTISMO fué debida í una indicación de dicho Sr. Rodríguez que<br />
animó á que la escribiera con objeto de publicarla en El Criterio, al autor de<br />
la misma. Después accediendo á los deseoB de varias personas respetables nos<br />
hemos decidido á publicar este libro en la forma que lo hacemos, con objeto<br />
de hacer mis fácil la lectura del mismo y apresurar su publicación, que de<br />
otro modo tenia que ser mucho más lenta.<br />
Sota del Editor,
X<br />
naturaleza del hipnotismo, definiéndole de esta manera:<br />
Es un estado fsio-patológico, provocado, que produce,<br />
6 puede producir, síntomas, neurósicos, muj" variados,<br />
en el hombre. Definición, que comprende así los fenómenos<br />
naturales como los innaturales; separándose en esto<br />
del modo de pensar de ciertos católicos, que no ven en<br />
el hipnotismo sino una forma de la antigua magia, de<br />
la que, según V. dice, es una rama. Yo, salvo el parecer<br />
de los más doctos, casi estoy por afirmar que la<br />
peste del hipnotismo tiene algo de lo que llaman los<br />
moralistas, vana observencia, no poco de la divinición,<br />
con sus ribetes de idolatría. Y no es que niegue que<br />
pueda haber algo natural, al menos en la substancia,<br />
pero en el modo de producirse los fenómenos, no lo veo<br />
tan natural que excluya toda sospecha de que algún<br />
agente extraño ande en ese juego de gente non sancta.<br />
Muy al por menor examina V. las diferentes escuelas,<br />
que actualmente existen, para explicar los fenómenos<br />
hipnóticos; á saber, la de Salpetriere, que concede<br />
más influencia de la debida á las causas físicas y fisiológicas,<br />
y la de Nancy, que todo lo explica por las causas<br />
psíquicas y la sugestión.<br />
Oportuno juzgo yo para comprender lo absurdo de<br />
estas teorías, dejar antes sentados algunos principios de<br />
la filosofía cristiana, que servirán á maravilla al intento<br />
que me propongo.<br />
Dado que las acciones vitales del hombre, vegetar,<br />
sentir y entender, exigen principio común de quien procedan,<br />
este principio ¿es uno ó múltiple? O en otros términos:<br />
¿el principio de la vida vegetativa es igual en el<br />
hombre al de su vida sensitiva, y éste al de la intelectiva,<br />
en tal manera que uno é idéntico sea el principio por<br />
quien el hombre ejerza las funciones de la vegetación,<br />
de la sensibilidad y de inteligencia? La verdadera doctrina<br />
enseña que es uno sólo el principio vital en el hombre,<br />
y que de tal manera están unidos el alma y el
XI<br />
cuerpo del hombre que forman unión esencial, substancial<br />
y personal. Ds suerte que el alma espiritual y racional,<br />
y el cuerpo material, se pertenecen en el hombre<br />
mutua y naturalmente; resultando de su unión aquel<br />
modo de conocer y apetecer que diferencia al hombre<br />
tanto del bruto como del es{iíritu puro. El hombre tiene<br />
que recurrir al mundo perceptible para obtener el conocimiento,<br />
que le compete de la verdad; tiene que valerse<br />
de los sentidos, que no siempre están en disposición<br />
de transmitir al alma las impresiones, con la exactitud<br />
y verdad convenientes; ya proceda de falta de sensibilidad<br />
necesaria, ya sea por exceso en la imaginativa<br />
y fantasía.<br />
Además, V., como inteligente y docto en la materia,<br />
sabe mejor que yo, que la observación fisio-patológica<br />
parece confirmar que ciertos centros nerviosos en<br />
la base del cerebro, las llamadas células perceptivas,<br />
son los que intervienen de modo predominante en la<br />
percepción sensitiva. Es verdad que las diferentes partes<br />
del cerebro ejercen desde adentro su actividad peculiar,<br />
con cierta independencia de las demás partes; pero también<br />
lo es que las facultades no están anejas al alma como<br />
los brazos al cuerpo, sino que las facultades son<br />
propiedades del alma, en las cuales está presente. Uni«<br />
dad manifestada á menudo en la simpatía de los diferentes<br />
órganos del ser humano, que guardan también<br />
relación de mutua coordinación y subordinación entre sí.<br />
Dicho esto así como por vía de preliminar, háme de<br />
permitir V. que no admita lo que en jerga hipnótica<br />
llaman transposición de sentidos, naturalmente explicado:<br />
paes por algo y para algo, el ojo está constituido<br />
de diferente manera que la mano; la nari^ no tiene por<br />
oficio deglutir los alimentos, y así de los demás; ni he<br />
visto yo á persona alguna entender con la memoria, ni<br />
discurrir con los pies, aunque no faltan despropósitos<br />
que no le vengan en mientes al que esté del todo cuer-
xn<br />
do, ó que no quiera burlarse de la credulidad de sus<br />
lectores, como parece leyendo las producciones literarias<br />
de los Bernheim y los Lombroso.<br />
Que la sugestión, es decir, una idea intelectual del<br />
hipnotizante paraliza inmediatamente el cerebro del<br />
hipnotizado, es la idea más peregrina, que se le puede<br />
ocurrir á un simple mortal. Y que esto se haga sin la<br />
voluntad del hipnotizado, es verdaderamente original.<br />
Los simples mortales creemos que la idea puede influir<br />
en los órganos vitales, cuando es aceptada por la voluntad,<br />
y en este caso lo hace mediatamente; pero contra<br />
la voluntad del hipnotizado, es ignorar los rudimentos<br />
de la antropología, que nos dice ser la vida, la fuente<br />
del movimiento, ab intrínseco. Paralizar el cerebro<br />
para producir el efecto que dicen, equivale á sostener<br />
que no obra su efecto naturalmente, pues que lo natural<br />
es valerse de los sentidos, como dicho es; y estando<br />
paralizado el cerebro, ¿como llegan al alma las ideas ó<br />
manifestaciones de estas? Yo, á decir verdad, no lo comprendo.<br />
Dije ideas, porque no falta quien sostiene que obra<br />
el hipnotizado según quiere el hipnotizante, sin manifestarlo<br />
exteriormente; y aunque no estén próximos<br />
ambos. Para el caso es lo mismo, por aquello de que el<br />
más ó el menos no varían la especie, y aquí la especie<br />
es entenderse dos almas sin ninguna manifestación exterior.<br />
¿Hay, por ventura, un espíritu superior á ellas,<br />
que conoce ó conjetura sus voluntades, y que las pone<br />
en comunicación? Afirmar esto no se atreven los que<br />
niegan lo suprasensible: establecer corrientes á manera<br />
de electricidad, es muy burdo, por no decir tonto. Con<br />
razón dice Parville que las palabras: «alucinación telepática,<br />
transmisión de fuerza psíquica» y otras por el<br />
estilo, tomadas dt-l griego, son muy apropósito para las<br />
gentes de letras gordas, pero que no pasan por los que<br />
las tienen un poco más pequeñas.
xm<br />
Mucha gracia me hace la barahunda de post-hipnotismo.<br />
Porque, si no veo con buenos ojos el simple, menos<br />
grato me sería el compuesto, á no ser cosa de compadres,<br />
hacerse el dormido y el sordo, estando despierto<br />
y expedito el oído. Citan algunas palabras de Sto. Tomás<br />
para explicar el sueño hipnótico imperfecto, (al cual<br />
puede, según ellos, referirse este fenómeno); pero una<br />
cosa son ficciones y otras realidades, como las pregonadas<br />
por los secunces del hipnotismo.<br />
El desdoble de persona, es cosa que le ocurre á<br />
cualquiera: soñaba el ciego que veta, y soñaba lo que<br />
quería, dice un adagio español; y no han de ser los hipnotistas<br />
menos privilegiados que el ciego. Para mí es<br />
enteramente gratuito que el hipnotizante se apodere del<br />
hipnotizado, por la sencilla razón de que el efecto natural<br />
del sueño es hacer que desaparezcan de la mente las<br />
cosas y personas: así sucede á todos, que, fatigados por<br />
pensamientos ó ideas que molesten, una vez dormidos,<br />
ya nada les aqueja ni molesta. Al menos así tendrán que<br />
convenir con nosotros los que no encuentran distinción<br />
esencial entre el sueño natural y el hipnótico.<br />
No menos gratuita es la aserción de que, teniendo<br />
fija en la mente á una persona, durante el sueño, pueda<br />
ésta sugerir al dormido ideas, actos, etc., etc.; porque,<br />
hasta ahora, siempre sucedió que el dormido, estando<br />
dormido, nada siente de lo que le diga, otra persona.<br />
Los dormidos, á lo más, tendrán ideas imperfectas,<br />
vagas y confusas.<br />
A más de que la teoría de la sugestión es contradictoria<br />
en sí misma: pues sabido es que los hipnotistas<br />
explican la sugestión diciendo que por ella se atontecen<br />
los centros superiores del cerebro, esto es, los intelectivos.<br />
De aquí que la sugestión obra únicamente en los<br />
centros inferiores que presiden al movimiento, al sentido,<br />
á otros oficios vitales, y, ante todo, obra en la potencia<br />
imaginativa, que es potencia orgánica. Ahora
XIV<br />
bien: dudo que las sugestiones obren sobre los centros<br />
espinales ú otros, sin que el cerebro (ó mejor, la mente)<br />
sepa nada, ¿cómo puede el hipnotizante dominar al hipnotizado<br />
por medio de las ideas sugeridas? ¿Por ventura<br />
son aprendidas las ideas por los nudos nerviosos, ó<br />
gozan estos de entendimiento, memoria y voluntad al<br />
modo del alma racional? Esto debería admitirse, por<br />
cuanto la sugestión no es un impulso mecánico, sino<br />
moral é intelectual; resultando de tal admisión, que en<br />
el cuerpo humano habría tantos centros que pensaran,<br />
cuantos fueran los centros nerviosos reflexos, lo cual es<br />
falso. Ni puede suponerse que los centros nerviosos corticales,<br />
ministros del pensamiento, no son paralizados<br />
al punto por la sugestión, sino que conservan su actividad;<br />
porque doctrina comunísima y certísima es en la<br />
escuela sugestionista que, desde el primer instante del<br />
sueño, se paralizan los centros superiores ó de la corteza<br />
gris cerebral, y se excitan los centros inferiores y reflejos,<br />
ó sea los de la médula espinal y otras. Y esta es<br />
la razón porque decimos que la teoría adoptada por los<br />
sugestiónistas, para explicar la sugestión moral y física,<br />
implica contradicción con las otras teorías del sistema<br />
sugestivo. Agregúese á esto que, si la sugestión excitase<br />
los centros secundarios y no los superiores, que están<br />
unidos con lazo tan estrecho con aquellos; ¿porqué ra -<br />
zón no se paralizan todos? No la darán los hipnotistas:<br />
siendo el resultado de su pretendido dominio (en su<br />
hipótesis), el dominio que se tiene sobre una máquina,<br />
á la cual falta el manubrio para ponerla en movimiento.<br />
De todas estas cosas trata V., amigo mío, con amplitud<br />
y criterio nada estricto, pero dentro de la doctrina<br />
católica, en su ya citada obra, en la i.' y 4.' Partes,<br />
y en algunos capítulos de la Parte 5.'<br />
Sin pretensión de dar lecciones á V., que, cierto,<br />
no las necesita, ni yo sería quién para dárselas, voy á<br />
permitirme trasladar á continuación algunas reglas que
XV<br />
podrán explicar algunos puntos de su obra; por si alguien<br />
deseara más claridad.<br />
I.' Usted conviene conmigo en que el alma del<br />
hombre es forma substancial de todo el compuesto humano:<br />
que es principio único de todas las operaciones<br />
de éste; por cuanto la forma superior contiene en sí, virtualmente,<br />
las perfecciones de la forma inferior. Y, por<br />
lo tanto, la forma racional é intelectiva encierra también<br />
la virtud de las formas sensitiva y vegetativa.<br />
2.' Que existe mutua relación y convenio entre el<br />
alma y el cuerpo en el hombre; de tal modo que aquella<br />
mueve á-est« en sus operaciones; y el cuerpo, por medio<br />
de los sentidos, trasmite al alma las sensaciones recibidas<br />
de los objetos exteriores; siempre que concurran las<br />
demás circunstancias que exige la psicología.<br />
3.' Nadie, excepto Dios, puede mover eficazmente<br />
á la voluntad á obrar, porque sólo Dios tiene dominio<br />
absoluto sobre todo lo criado: el ángel y el hombre, únicamente<br />
pueden hacerlo por modo de nación, ó excitando<br />
las pasiones ó la imaginativa ó alguna potencia<br />
inferior.<br />
4.* Los agentes superiores pueden obrar de una<br />
manera más perfecta y más rápida los mismos efectos<br />
de los agentes inferiores. De aquí se infiere que los espíritus<br />
exentos de materia, pueden producir mejor y con<br />
rapidez los mismos efectos que lenta y pausadamente<br />
producen íos agentes mixtos de espíritu y materia. Se<br />
entiende extrínsecos al agente.<br />
5.' Dentro de la esfera de la actividad propia de<br />
cada substancia espiritual pura ó espiritual mixta, puede<br />
la substancia obrar como le plazca, siempre que no obste<br />
otra actividad superior, y la inferior esté en disposición<br />
de recibir su influencia.<br />
6.* La esfera de actividad del espíritu puro es<br />
mucho mayor que la del espíritu unido substancialmente<br />
con la materia.
XVI<br />
7.' El espíritu puro conoce los futuros necesarios<br />
porque conoce todas las causas naturales; pero no puede<br />
conocer, por sola su actividad, los futuros contingentes<br />
ni los libres de la voluntad de otro agente creado.<br />
8.' Los actos inmanentes libres, tanto del entendimiento<br />
corno de la voluntad, no manifestados por algún<br />
efecto ó signo exterior, ó por la voluntad misma de<br />
cada uno, no pueden ser conocidos por ningún otro<br />
agente creado.<br />
9.' • Los espíritus puros pu'iden mover los espíritus<br />
vitales, existentes en el hombre, y mediante este movimiento<br />
excitar la fantasía para obrar, y por la fantasía<br />
el entendimiento: que es lo que se llama ilustrar ó iluminar.<br />
Y<br />
10.' Sólo Dios puede obrar los milagros verdaderos<br />
ó propios; esto 'es, obrar fuera del orden de toda naturale\a<br />
creada. Los ángeles únicamente pueden obrar los<br />
milagros impropiamente tales; que son los efectos que<br />
superan las fuerzas de alguna naturaleza creada, conocida<br />
por nosotros, producidas por otra naturaleza creada;,<br />
desconocida. De estas verdades fácilmente se colige<br />
lo que pueda haber preternatural en los fenómeno.? del<br />
hipnotismo, ora sea por razón de los medios ó modos<br />
de producirlos, y de las cuales se ocupa V. en la 2.'<br />
Parte de su libro; ora tenga relación con las diferentes<br />
formas que presenta, tan minuciosamente detalladas en<br />
la 3:'Parte; y de alguna nianera vislumbrar cuáles efectos<br />
caerán ciertamente bajo la acción del compuesto humano,<br />
y á quienes habrá de mirarse con desconfianza. Que<br />
el diablo es más listo que el hombre, y se mete en muchas<br />
partes sin ser llamado directamente: como queconoce<br />
por las señas y por los hechos la gran cosecha que<br />
le viene de cazar almas en sus redes por ese medio y<br />
otros, aun más rastreros. Harto lo demuestran, por<br />
desgracia, las páginas que V. dedica á narrar los efectos<br />
morales, religiosos y sociales producidos por el hipno-
iVrt .<br />
tismo en los países donde se ha propagado, y con cuanto<br />
acierto han condenado su práctica las más doctas corporaciones<br />
científicas, según puede enterarse cualquiera<br />
que desapasionadamente lea los cuatro últimos capítulos<br />
de El Hipnotismo.<br />
Y porque no faltan impíos que atribuyen las llagas<br />
milagrosas de algunos santos, á un desarreglo mental,<br />
debido á una fuerte excitación producida por la contemplación<br />
religiosa, á los abusos de abstinencia y de<br />
ascetismo en las constituciones ya predispuestas á los<br />
desórdenes de la enervación; ó bien á sueño, en el cual<br />
se imaginaban los sujetos recibir heridas, y después de<br />
despiertos, bajo esa influencia, aparecían en los puntos<br />
ó partes de su cuerpo las llagas ó ulceraciones soñadas;<br />
vamos á transcribir literalmente lo que á este propósito<br />
dice el sapientísimo Benedicto XIV en el lib. IV, Parte<br />
I.", capítulo 33, número 19, de su celebérrima obra titulada:<br />
De Canoniíatione Sauctorum\ ya que lo que allí<br />
se escribe acerca de las llagas de S. Francisco de Asís,<br />
puede aplicarse también á cualquiera otra persona que<br />
haya recibido idénticos favores divinos, con alguna variante.<br />
«Se reconocerá, escribe, que la impresión de las<br />
llagas es un milagro divino, y no puede explicarse por<br />
causa natural, por artificio ó por imaginación, si se piensa<br />
en la forma de los estigmas de los pies y de las manos,<br />
porque en los pies y manos del Santo se formaron<br />
clavos hechos de nervios ó de carne.<br />
Estos clavos tenían una cabeza resistente, ancha y<br />
aplanada; su punta se prolongaba fuera del otro lado de<br />
los pies y délas manos, y se encorvaban de tal suerte que<br />
se podía meter un dedo en el círculo que formaban al<br />
encorvarse; así es como el hermano Buenaventura,<br />
Obispo de Albano, Cardenal de la Santa Iglesia Romana,<br />
dice haberlo oído de testigos que habían visto y tocado<br />
estas excrecericias, y que lo verificaron bajo juramente—Supongamos<br />
por un instante, (jue una causa
XVIB<br />
natural ó la imaginación tenga el poder de abrir los<br />
regidos de las carnes; pero aun cuando se las ayudase<br />
por medios artificiales, ¡amas podrían formar clavos de<br />
esta dureza y de esta forma con la materia de los nervios<br />
y de los huesos... Por las mismas razones la herida<br />
del costado no ha podido ser producida en la forma que<br />
tenía por efecto natural de una causa física ni de la<br />
imaginación: y, además, no siendo así, no hubiera podido<br />
conservarse dos años sin corrupción, como se conservó<br />
en San Francisco.»<br />
Y basta lo dicho para comprender cuan importante<br />
sea la materia que V. trata en su escrito, y cuan digna<br />
es de ser estudiada la hipnosis, que V. examina bajo un<br />
aspecto, que ninguno otro lo ha hecho tan cumplidamente,<br />
como V., al menos en nuestra patria.<br />
Por esto yo me atrevo á recomendar su obra á los.<br />
amantes de las letras y de la pureza de costumbres y de<br />
creencias, en la seguridad de que darán por bien em-^<br />
picado el tiempo que, en su lectura, hayan gastado.<br />
Que Dios conceda á V. salud y gracia para trabajar<br />
en defensa de la doctrina católica, es lo que desea su<br />
afmo. en los sagrados Corazones de Jesüs y María,<br />
S. S. y cap.,<br />
q. b. s. m.<br />
Cuenca, 24 de Octubre de 189a.<br />
taucí Jboe&z.
EL HIPNOTISMO.<br />
CUATRO PALABRAS COMO PREÁMBULO.<br />
El magnetismo nos prepara tal vet el mayor ai los<br />
estu,'ores del siglo XIXy del siglo XX.<br />
(Donato. Introducción á la Revista etc. pág. 35.)<br />
Kl lii¡.notismo agita en nuestros días las inteligencias<br />
de los moralistas y cientificoi, para dar d sus difíciles y<br />
pavorosos problemas una soluc'.ón satisfactoria.<br />
(Donadiu. Discurso leído en el último Congreso<br />
Católico español.)<br />
Es un hecho hoy ya evidentísimo y que ha tra.stornado<br />
gran número de inteligencias de nuestros días, la<br />
gran conmoción producida en el mundo científico por<br />
ese fenómeno que nos parece surgir del abismo de lo<br />
desconocido, y presentarse á nuestros fascinados ojos en<br />
busca de una satisfactoria solución, cuando no es más<br />
que una de las múltiples fases con que se reviste un<br />
hecho, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.<br />
Ese hecho al que nos hemos querido referir, es* el<br />
llamado Hipnotismo, que, como dice el ilustre Prelado<br />
de Madrid: «se ha presentado en nuestros días invadiendo<br />
el hogar doméstico, exhibiéndo.se en e'^poctáculo?
. públicos, interesando en pro y en contra la vida de la<br />
prensa y suscitando frecuentes discusiones, que dan lugar<br />
á dudas y á opiniones contrarias en los contendientes,<br />
llegando éstos algunas veces á dejarse dominar de<br />
la pasión hasta el extremo de admitir unos ciegamente<br />
el hipnotismo como medio terapéutico para curar todas<br />
las enfermedades de la humanidad y clave milagrosa<br />
para descubrir todos los arcanos del orden natural y<br />
sobrenatural, y de rechazarle otros en absoluto como<br />
un principio de todas las desgracias que pueden comprometer<br />
la salud del alma y del cuerpo y de conturbar<br />
la paz de las familias y de la sociedad.»<br />
Preséntasenos hoy el hipnotismo como casi todos<br />
los errores, de moda; ataviado muy á la moderna, y la<br />
parecer provisto de muy ricas galas, adornado de una<br />
falsa juventud y con el corazón marchito por los afros,<br />
viene con un aparatoso pertrecho y como amenazando<br />
llegar á dominar este viejo mundo, y ¡triste es decirlo!<br />
endereza sus tiros con predilección contra esa inconmovible<br />
roca sobre la cual se levanta la Iglesia Católica,<br />
que tantas tempestades ha visto pasar y morir, sin estremecerse<br />
siquiera, y tantos ufanos bajeles estrellarse<br />
contra ella.<br />
Pero si bien es un hecho ciertísimo que la barquilla<br />
del Pescador nunca naufragará por recia que sea la tormenta,<br />
también es cierto que cada una de las borrascas<br />
por las que la misma barquilla es combatida, hace<br />
naufragar ó perecer á gran número de sus hijos; y como<br />
pudiera muy bien suceder que algunos de éstos fueran<br />
seducidos al hablar del llamado hipnotismo, nos ha<br />
parecido conveniente condensar en pocas páginas lo más<br />
importante que hoy se sabe sobre esta cuestión, y con><br />
densarlo en forma muy sencilla para que todo el mundo<br />
lo entienda. Este es nuestro objeto, y nada nuevo presumimos<br />
decir. Nos ha movido á escribir este pequeño trabajo<br />
lo útil que juzgamos es generalizar estos conoci-
-olio-<br />
niíentos, supuesto que si bien es verdad que se han publicado<br />
obras notables sobre la hipnosis, la mayor parte<br />
son ó se pueden llamar científicas; y nosotros creemos<br />
que generalizado como lo está hoy el hipnotismo, debe<br />
generalizarse asimismo lo que convenga saber sobre<br />
dicha cuestión, para evitar quizás que algunos puedan<br />
ser engañados fácilmente.<br />
Los asuntos que vamos á tratar en nuestra modesta<br />
obra y el método de exposición que vamos á seguir en la<br />
misma, son los siguientes. Dividimos el estudio del<br />
hipnotismo en cinco partes, es á saber:<br />
En la I.'parte examinamos si existe el hipnotismo,<br />
dado que no faltan autores que le niegan existencia real;<br />
lo que es el hipnotismo; su historia; si el hipnotismo es<br />
una ciencia; cuál es su fin; si el hipnotismo es la magia;<br />
si es el magnetismo animal; y si, por fin, es el histerismo<br />
ó urra forma de esta enfermedad, como han pretendido<br />
varios autores.<br />
En la 2.' parte estudiaremos los procedimientos de<br />
hipnotización; examinaremos si el hipnotismo se puede<br />
aplicar á todos los mdividuos; si son aplicables á todos<br />
cualesquiera de los medios de hipnotización, y si ésta es<br />
igual en todos los hipnotizados; que es el autohipnotismo;<br />
si es posible hipnotizarse por la sola imaginación;<br />
si existe relación entre el hipnotizado y el hipnotizador;<br />
cómo se realiza la vuelta al estado normal después de la<br />
hipnotización; si es precisa la voluntad ó cooperación<br />
del hipnotizado para la hipnotización; si hipnotizado un<br />
sujeto otras veces, es precisa su voluntad para nuevas<br />
hipnotizaciones; si el sueño natural puede pasar á hipnotico;<br />
si existen zonas hipnógenas; si recuerdan los hipnotizados<br />
lo ocurrido durante su hipnotización; si conserva<br />
el hipnotizado el uso de sus sentidos, y terminaremos<br />
esta segunda parte ocupándonos en la mayor ó<br />
menor facilidad con que se produce el hipnotismo.<br />
En la 3.* parte estudiaretnos las formas qne preseO"
ta el hipilotismo; la clasificación de los fenómenos hipnóticos<br />
y del gran hipnotismo; las formas médicas del<br />
hipnotismo; el período -preparatorio del mismo; f.l sueño<br />
hipnótico; el estado de letargo ó letárgico; la hiperexciiabilidad<br />
neuro-muscular; la catalepsia; el sentido<br />
muscular; los movimientos automáticos; el sonambulismo;<br />
la fascinación; los sueños expontáneos en el sonambulismo;<br />
los f&nómenos psíquicos; algunas variedades<br />
de hipnotismo y del hemi-hipnotismo; la influencia<br />
de la música en el hipnotismo; si se puede simular el<br />
hipnotismo; los medios para reconocer el hipnotismo<br />
simulado; si pueden mentir los hipnotizados; la pérdida,<br />
cambio y desdoblamiento de la personalidad en algunos<br />
sonámbulos; el hipnotismo superior ó trascendental;<br />
el hipnotismo en los animales y la catalepsia; y<br />
por fin si los Santos y los Profetas fueron unos hipnotizadores,<br />
como pretenden muchos hipnólogos.<br />
En la 4.* parte trataremos de la sugestión; del sueño<br />
hipnótico por sugestión; de si la aptitud para realizar<br />
los fenómenos sugestivos está en relación con la profundidad<br />
del sueño hipnótico; de si existe la contra sugestión;<br />
de la catalepsia y parálisis por sugestión; de la<br />
sugestión posthipnótica; de la sugestión á plazo; de la<br />
sugestión en estado de vigilia ó sin hipnotismo, ó vigilia<br />
hipnótica; de la sugestión mental, de la misma con propósito<br />
criminal; del influjo de la hipnotización y sugestión<br />
en las funciones de la vida orgánica; de las manchas<br />
de sangre y hemorragias por sugestión; de si pierde un<br />
hipnotizado en absoluto el imperio de su voluntad; de si<br />
pierde el mismo el uso de su conciencia; de si se realizan<br />
los actos sugeridos sin lucha alguna ó sin dudas por<br />
el hipnotizado; y por fin de si domina siempre el hipnotizador<br />
al hipnotizado.<br />
Y, por fin, en la 5.' parte estudiaremos la esencia,<br />
acción, ó modo de ser del hipnotismo; el examen de las<br />
teorías dadas para explicar dicha acción; si el hipnotis-
-•186-<br />
mo es ó no una enfermedad; si hay un hipnotismo<br />
natura!; si el hipnotismo es innatural; qué fenómenos<br />
hipnóticos son innaturales, cuáles sospechosos y cuáles<br />
pueden ser naturales; las consecuencias del hipnotismo<br />
en los que sufren sus efectos; las consecuencias morales<br />
y sociales del mismo; el hipnotismo bajo el punto de<br />
vista médico legal; el hipnotismo aplicado á la medicina;<br />
y por último si es lícita ó no la práctica del hipnotismo.<br />
Tal es el cuadro en que hemos comprendido los<br />
fenómenos del hipnotismo, cuyo estudio vamos á emprender<br />
dentro del pian que han visto nuestros lectores;<br />
empresa vasta en extremo para nuestras débiles fuerzas,<br />
pero que acometemos fiados en nuestro buen deseo<br />
y buena voluntad.
HRÍT<br />
PRIMERA PARTE.<br />
¿EXISTE EL HIPNOTISMO?<br />
Creemos que esta cuestión debe preceder á todas,<br />
porque aún existe gran número de personas que d priori,<br />
y sin examinar este asunto, niegan que sea una verdad,<br />
inclinándose á no ver en el hipnotismo sino una<br />
superchería Q una farsa. No hace muchos años que la<br />
Academia de Ciencias, la Sociedad Real de Medicina<br />
y la Facultad de París, condenaron el hipnotismo como<br />
una superchería, y aun hoy mismo, que es tan evidente<br />
su existencia, hemos visto á gran número de personas<br />
instruidas, y hasta médicos, asegurar que todo es un<br />
puro engaño, y no hay nada de verdad en este asunto.<br />
Mesmer, Puységur, Pétetin, Faria, Braid, Elliolson,<br />
Esdaile, A!{ain, Guérineau, Demarquay, Gigot-Suard,<br />
Richer, Regnard, Bourneville, Dumontpallier, Féré,<br />
Voisin, Richet, Bernheim, Chambard, y otros mil<br />
autores que pudiéramos citar, todos están contestes en<br />
afirmar á su modo la existencia del hipnotismo, cuyos<br />
efectos han demostrado prácticamente, Mesmer y sus
-eieodiscípulos<br />
en gran parte del mundo; Hausen en Alemania;<br />
Donato en Italia, Búlgica, Holanda y Rusia; Zanardelli<br />
en Roma; Gon^aleí en Milán; Lombroso en<br />
Turin; Rattone en Sassari; Gruñes en América; V/ilson<br />
en Inglaterra;Oarco/en Francia; y muchos más que pudiéramos<br />
mencionar, en varias otras naciones y países.<br />
Bien sé que alguno me pudiera objetar que estos<br />
testimonios pudieran ser sospechosos por ser de hombres,<br />
tachados unos como charlatanes, y los otros como<br />
materialistas, pero á esto se contesta con facilidad, que<br />
es tal el numero de hombres de ciencia y Academias<br />
que hoy afirman la verdad del hipnotismo, que es imposible<br />
que se hubieran puesto todos de acuerdo para<br />
sostener una impostura tan fácil de descubrir; que<br />
muchos de los testigos que aseguran la verdad de li<br />
hipnosis son hombres respetables por su ciencia y su<br />
veracidad, que los hay entre ellos hasta religiosos, y<br />
que los experimentos hipnóticos, se han hecho delante<br />
de miles de observadores y en todas las naciones del<br />
mundo; y si alguno recusara todos estos testimonios le<br />
diremos que la mayoría de teólogos que han examinado<br />
esta cuestión, como el P. Franco, Fisard, Nampon,<br />
Martignon, Gaume, etc.; las Academias, Consejos de<br />
Sanidad y Gobiernos que se han ocupado de la misma,<br />
no negaron la realidad del hipnotismo, sino que lo condenaren<br />
por los abusos á que daba lugar y consecuencias<br />
graves que su uso producía. Además, este juicio ha<br />
sido confirmado por gran número de Obispos católicos<br />
de diversas naciones, y recordamos las palabras que<br />
Sobre este punto dice uno de los más sabios é ilustres<br />
Prelados españoles de nuestros días. «Sería preciso<br />
echar por tierra las leyes morales de la vida social y<br />
adoptar un escepticismo histórico, tan contrario á la<br />
razón como al sentido común, pretender que centenares<br />
y millares de hechos, verificados en presencia de hombres<br />
prevenidos contra su realidad, de médicos, de acá-
••17»'<br />
démicos y de sabios; realizados otros en presencia de<br />
multitud de hombres honrados y de personas de todas<br />
clases, edades y condiciones, y atestiguados los más por<br />
hombres serios, en periódicos, revistas y libros de todo<br />
género, no eran mas que fraudes ó ficciones vanas sin<br />
realidad alguna.»/^Fr. Zeferino Gon^álei. Filos. Elem.<br />
t. ir, pág. 249.)<br />
Y no se diga que muy bien los hechos hipnóticos<br />
pueden parecer reales y ser un convenio entre el hipnotizador<br />
y el hipnotizado, una especie de juego de prestidigitación;<br />
por que dichos hechos han sido observados<br />
en condiciones que alejan toda probabilidad de engaño,<br />
y entre los hechos atribuidos al hipnotismo hay algunos<br />
que si han sido bien observados, es imposible que sean<br />
simulados ó falsos.<br />
II.<br />
¿QUÉ ES EL HIPNOTISMO?<br />
El nombre de hipnotismo fué inventado por el<br />
Dr. Braid, y es una palabra que vale tanto como sueño<br />
ó adormecimiento; pero como esto no explica bastante<br />
lo que con dicha palabra se quiere representar, veremos<br />
de encontrar una definición del hipnotismo que nos<br />
deje satisfechos. Esta empresa es sumamente difícil<br />
por las vivas cuestiones que se agitan hoy sobre la esencia<br />
del hipnotismo, acerca de cuyo punto apenas hay<br />
dos sabios que se muestren conformes. Para unos es<br />
el antiguo magnetismo animal nuevamente bautizado<br />
con un nombre más á la moderna; para otros es el<br />
efecto de la parálisis y escitación del centro encefálico;<br />
estos dicen que es una neurosis experimental; aquellos
-18que<br />
es un sonambulismo artificial; algunos que es un<br />
sueño nervioso provocado; varios que es el resultado<br />
producido en el sistema nervioso por la concentración<br />
fija y abstracta del ojo mental y del visual sobre un<br />
objeto que no sea por su naturaleza escitante; no falta<br />
quien le defina como un delirio, un sueño artificial ó<br />
provocado, y así podríamos seguir acumulando citas de<br />
definiciones del hipnotismo, más ó menos Qxactas, más<br />
ó menos incompletas ó falsas.<br />
Si nosotros no viéramos en el hipnotismo más que<br />
un hecho natural, le definiríamos diciendo: Es un estado<br />
üsio-palológico, provocado, que produce ó puede prodU'<br />
cir síntomas neurósicos muy variados en el hombre<br />
EJI efecto, el hipnotismo, considerado como un hecho<br />
puramente natural, es un modo de ser del organismo,<br />
siempre ó casi siempre provocado, que obra modificando<br />
profundamente dicho organismo y produciendo síntomas<br />
patológicos de diverso orden, en especial simulando<br />
los que presentan las enfermedades nerviosas, llamadas<br />
neurosis, como el histerismo, la epilepsia, etc.<br />
Este modo de considerar el hipnotismo dista bastante<br />
de la opinión de ciertos católicos, que no ven en él sino<br />
una forma de la magia, un estado de obsesión producido<br />
por un pacto tácito ó expreso con los espíritus malos.<br />
Pero para nosotros el hipnotismo es un estado anormal<br />
ó patológico del organismo provocado por causas<br />
diversas, que presenta dos clases de fenómenos: unos<br />
naturales y otros innaturales.
-otg*-<br />
III<br />
BREVE HISTORIA DEL HIPNOTISMO.<br />
No habiendo completa conformidad sobre casi nada<br />
de lo que se refiere al hipnotismo, disputan los sabios y<br />
médicos sobre si el origen del mismo está en los primitivos<br />
tiempos, ó si se ha de buscar en Mesmer ó en Ja^<br />
mes Braid: Diremos con lisura lo que sobre esto nos<br />
parece más probable.<br />
El hipnotismo es sin duda tan antiguo como el mundo.<br />
En casi todos los pueblos de la antigüedad se encuentran<br />
prácticas hipnóticas. Se cree que los chinos<br />
hipnotizaban ya muchos cientos de años antes de la Era<br />
Cristiana; los caldeos hiciéronse famosos por esto en<br />
todo el Oriente; los Fakirs de la India practicaban el<br />
hipnotismo 2000 años antes de Jesucristo; en las fiestas<br />
del antiguo Egipto las mujeres y los niños llenábanse de<br />
entusiasmo profetice, y sus vaticinios se conservaban<br />
con respeto; los Faraones tenían sus magos que hacían<br />
ó aparentaban hacer maravillas, como las que hicieron<br />
delante de Moisés; y en un manuscrito egipcio, escrito<br />
cerca de 3Q siglos antes de la Era Vulgar, el Papiro<br />
mágico, ya se consignan hechos de hipnotismo. Los hebreos<br />
en sus frecuentes idolatrías cayeron en las supersticiones<br />
de ios demás pueblos y como éstos consultaban<br />
á las pitonisas, y entre otros hechos se puede citar lo<br />
que dice Josefa de Salomón y de Apolonio de Tiana.<br />
En Grecia y Roma los hechos se siguieron repitiendo en<br />
igual forma, y en estos países florecieron los magos,<br />
adivinos, profetisas, sibilas y pitillas: Esculapio se dice<br />
que curaba hipnóticamente; y en los templos de estos<br />
países la iiipnosis era conocida y practicada. En prueba
-20de<br />
ello recordemos lo que sucedía en el templo de Apolo<br />
en Delfos: la sacerdotisa, preparada desde algún tiempo<br />
antes con el ayuno y la meditación, era sentada en<br />
el trípode colocado sobre una abertura del abismo, por<br />
la que salían abundantes vapores sulfurosos que envolvían<br />
en una nube misteriosa su cuerpo, el cual se agitaba<br />
en medio de violentas convulsiones, arrojaba espuma<br />
spnguinolenta por la boca, y se producía en ella un<br />
estado extático, durante el que pronunciaba palabras y<br />
frases misteriosas, que eran recogidas como inspiración<br />
divina. Areteo ya nos describió el tipo del sujeto hipnotizado,<br />
que distinguió de otros estados nerviosos. Con<br />
frecuencia recorrían el mundo gran número de hombres<br />
y mujeres desde remotos tiempos, practicando el hipnotismo<br />
ante los asombrados pueblos; y gran número de<br />
filósofos de la antigüedad nos ofrecen claros ejemplos<br />
de hipnosis. Los pueblos bárbaros, que vinieron á formar<br />
las naciones modernas, nos ofrecen asimismo prácticas<br />
hipnóticas, entre sus no menos bárbaras supersticiones.<br />
Durante la Edad Media, la historia de la hipnosis se<br />
confunde con la de la brujería; y esta llegó á ser tan común,<br />
que solo en un año contó un historiador cerca<br />
de 3ooo brujos tan solamente en Francia: y hay escritores<br />
como el monje Delépine que nos habla de una forma<br />
especial de letargía de que eran acometidos algunos<br />
brujos, los cuales quedaban entorpecidos y como muertos,<br />
y al despertar creían venir del conciliábulo; y entonces<br />
eran vulgares entre los mismos los diversos medios,<br />
propios para producir dicho estado letárgico. Este contagio<br />
llegó hasta á personajes de los de más renombre,<br />
y Paracelso, Bacon, Arnaldo de Vilano va y otros sabios<br />
padecieron fenómenos hipnóticos ó pasaron como inspirados<br />
por esta causa. En ios siglos posteriores siguieron<br />
siendo frecuentes los hechos hipnóticos, entre los<br />
que podemos recordar el de las extáticas de Nantes y
-21otros;<br />
en especial el del célebre irlandés GreatrukeS que<br />
recorrió triunfalmente la Inglaterra curando enfermos<br />
en todas partes por medio de procedimientos hipnóticos,<br />
como L\ imposición de manos y los pases que luego<br />
había de resucitar Mesmer, y produciendo frecuentes<br />
crisis nerviosas en gran número de individuos. Qué<br />
mucho que se llegase á creer en aquel tiempo que era<br />
un enviado de Dios? Recordemos asimismo las curiosas<br />
escenas ocurridas en el cementerio de San Medardo que<br />
en otro lugar relatamos, y que ya muy cerca de nuestros<br />
días se levantaron en una sola región de Francia<br />
más de 8000 profetas, entre ellos niños de dos y cuatro<br />
años, que ofrecieron fenómenos hipnóticos singulares.<br />
También debemos hacer notar que, en la inmensa mayoría<br />
de pueblos salvajes se han descubierto asimismo<br />
prácticas de liipnotismo, las cuales son comunes entre<br />
muchas tribus árabes; y que estos mismos creen que su<br />
Profeta Mahoma estuvo sujeto á frecuentes éxtasis en<br />
los que le fué revelada la doctrina sagrada para ellos.<br />
Tal es la brevísima historia del hipnotismo empírico<br />
ó práctico, que se confundía con la magia, no habiéndose<br />
pensado siquiera en darle un nombre particular.<br />
De ella dedúcese que la existencia y conocimiento del<br />
llamiado hipnotismo se remonta á los primeros tiempos<br />
de la humanidad, por más que se nos quiera presentar<br />
como una novedad flamante de nuestra época, como<br />
una maravillosa invención que ha de transformar el<br />
mundo.<br />
En el siglo XVIII dá principio lo que se puede llamar<br />
historia científica del hipnotismo; tales son por lo<br />
menos, sus pretcnsiones. Los primeros estudios sobre<br />
esta cuestión fueron debidos al padre Hell y al jesuíta<br />
Kircher, que le dio el nombre de magnetismo animal,<br />
y por entonces se presentó en escena el célebre Mesmer,<br />
que expulsado por charlatán de Viena, llegó á tener un<br />
éxjto fabuloso en París con su sistema magnético, y á
contar gran número de discípulos, entre los que se distinguió<br />
el Marqués de Picysegur, que fué el que descubrió<br />
el.sonambulismo magnético. Mesmer publicó una<br />
Memoria sobre su sistema, que fué llamado Mesmerismo,<br />
y condenado como una superchería por la Academia<br />
de Ciencias, por la Sociedad Real de Medicina y por<br />
la Facultad, si bien es cierto que entre los sabios encargados<br />
entonces de examinar el Mesmerismo, hubo uno,<br />
Jussieu, que dijo que Mesmer estaba en camino de realizar<br />
un gran descubrimiento, y admitió en los hechos<br />
descritos por este autor, un estado nervioso especial<br />
producido por la imaginación exaltada; con producción<br />
de síntomas de eretismo, éxtasis y ausencia de facultades<br />
volitivas. Barbarin inventó la teoría espiritualista<br />
para explicar el magnetismo: Pétetin descubrió el estadio<br />
cataléptico; Faria provocó el sonambulismo por<br />
simple sugestión; Bertrand, Recamier y Cloquet, trataron<br />
de aplicar el magnetismo á la medicina; Braid trató<br />
de explicar científicamente el hipnotismo y fué el inventor<br />
de este nombre, aunque también recibió el nombre<br />
de Braídismo; siendo notable que este respetable<br />
hombre de ciencia Braid, que pretendió destruir las preocupaciones<br />
que había sobre el magnetismo, cayó en el<br />
mismo escollo que trató de combatir; pues intentó unir<br />
el hipnotismo con el sistema frenológico del célebre<br />
Gall. Después de Braid gran número de médicos y<br />
charlatanes de todos los países han seguido estudiando<br />
el hipnotismo hasta llegar á nuestros dias, en los que<br />
Charcot ha pretendido hacer entrar el hipnotismo definitivamente<br />
en las ciencias médicas, después de repetidos<br />
experimentos. Tal es muy en compendio la historia<br />
del hipnotismo.
-as—<br />
rv.<br />
¿EL HIPNOTISMO ES UNA CIENCIA?<br />
FIN Ú OBJETO DEL MISMO.<br />
Hay hipnotistas que cegados por el entusiasmo<br />
creen y afirman que la hipnosis forma una ciencia completa,<br />
á la cual han dado el pomposo nombre de Hipnologia.<br />
Nacida ayer, en opinión de los que niegan al hipnotismo<br />
su parentesco con el magnetismo animal, ya<br />
se presenta con la mayor arrogancia ante la humanidad,<br />
preiendiendb nada menos que el trastorno completo de<br />
todas las ciencias divinas y humanas: pues quiere hacer<br />
cambiar la Teología, la Filosofía, la Antropología, la<br />
Fisiología, la Medicina, la Moral, el Derecho, etc. Pero<br />
á esto contestaremos con el Sr. Donadíu: «que el hipnotismo<br />
no es un conocimiento cierto y evidente de sus<br />
fenómenos por sus causas y adquirido por la demostración,<br />
por cuanto descansa en hipótesis más ó menos ingeniosas<br />
y en algunas verdades particulares resultado de<br />
los fenómenos que han ido observando y anotando los<br />
que se han consagrado al estudio del mismo. Para demostrar<br />
este aserto, bastará solo fijarse en los diversos<br />
y á veces contradictorios conceptos que ya sobre la naturaleza<br />
del hipnotismo, ya sobre su historia, sus medios,<br />
fenómenos, efectos y causas emiten sus más decididos<br />
y entusiastas partidarios: prueba evidente de que<br />
no hay en é\. hipnotismo fijeza de principios, ni ese cúmulo<br />
de verdades por ellos tan ensalzadas, careciendo<br />
por lo tanto en su totalidad de valor cienlifi.co.r> Y sigue<br />
el autor tratando en particular de cada uno de estos<br />
puntos para probar su aserto, lo cual nosotros tratare-
-c Sismos<br />
en capítulos especiales, en los que estudiaremos<br />
todo lo relativo á los puntos indicados por el Sr. Donadíu.<br />
Una vez que hemos visto que el hipnotismo no tiene<br />
más valor que una mera opinión; como dice el elocuente<br />
Prelado de Madrid Sr. Sancha, que en su notable<br />
Pastoral sobre este asunto afirma asimismo que; «la<br />
hipnosis hasta el presente carece de títulos legítimos<br />
para aspirar á la nobleza y alta categoría de la ciencia,<br />
puesto que esta no consiste en meros experimentos y en<br />
la enumeración de hechos aislados y no todos verdaderos,<br />
que son las únicas conquistas que presenta la historia<br />
del hipnotismo:» debemos decir dos palabras sobre<br />
el fin que se propone ó á que tiende el hipnotismo.<br />
Los fines para los que se ha empleado hasta el día<br />
el hipnotismo, han sido varios según los que le han<br />
usado, ó en las manos en que ha caido. Muchos lo han<br />
practicado por adquirir riquezas, gloria y honores, ó<br />
para servir de espectáculo y diversión al pueblo en teatros<br />
y circos; como Donato, Zanardelli, Hausen, Paria<br />
y el mismo Mesmer. En algunas manos ha servido<br />
para cometer varios delitos á los que tan fácilmente se<br />
presta, como veremos más adelante. Otros pretenden<br />
que, el hipnotismo ha revelado secretos, arrancados á<br />
la naturaleza, y se expresan como Donato, que sobre<br />
este punto dice lo siguiente: «En el concepto filosófico<br />
el magnetismo nos revela un nuevo mundo. Nadie puede<br />
preveer que ventajas recibirá de él la investigación<br />
científica. El magnetismo nos prepara tal vez el mayor<br />
de los estupores del siglo décimo nono y del siglo vigésimo.»<br />
En otras manos el hipnotismo pretende ser un<br />
ariete formidable para destruir la indestructible fortaleza<br />
de la Iglesia, y reduce ó trata de reducir las. pruebas<br />
de la Divinidad de esta, á simples fenómenos hipnóticos.<br />
Algunos aprovechan el hipnotismo para la explicación<br />
de los misteriosos fenómenos de la magaa; y
-25-^<br />
por fin los más sabios y concienzudos, no ven en el<br />
hipnotismo sino un método de tratamiento de varias enfermedades;<br />
á cuyo punto dedicaremos también un capítulo<br />
especial. Tales son los fines principales del hipnotismo<br />
á )Uzgar,por las declaraciones de sus mismos<br />
partidarios; sin contar otras aplicaciones que se han querido<br />
dar á la hipnosis, como la de servir para el esclarecimiento<br />
de los hechos criminales, la de poder servir de<br />
medio de educación, y otras de más ó menos importancia.<br />
¿EL HIPNOTISMO ES LA MAGIA?<br />
Muchos confunden ambas cosas y conviene fijar esta<br />
cuestión. El hipnotismo no es la magia, sino cuando<br />
más una variedad ó especie de la misma; como es la fascinación,<br />
la adivinación, los hechizos, etc.; y ya se sabe<br />
que la parte no es el todo. Para decidir la cuestión de si<br />
es ó no una forma de magia el hipnotismo, hay que atenernos<br />
á la manera como se considere á éste. Claro que<br />
los que solo ven en la hipnosis un conjunto de fenómenos<br />
naturales, no pueden asentir á que tenga ó pueda tener<br />
relación alguna con la magia; pero los que en la<br />
misma vemos un hecho innatural, por lo menos en<br />
parte de ella; no podemos menos de ver en el hipnotismo<br />
un fenómeno que pertenece á la historia<br />
de la magia, por lo menos en gran parte del mismo;<br />
y ahora no hacemos más que indicar nuestra opinión<br />
sobre este punto que desenvolveremos con más extensión<br />
al hablar de si el hipnotismo e.t itínatural.<br />
5
K) Sé**<br />
VI<br />
¿EL HIPNOTISMO ES EL MAGNETISMO ANIMAL?<br />
A nosotros nos parece esta una cuestión resuelta. Es<br />
indudable que el hipnotismo y el magnetismo animal<br />
son una misma cosa, aunque con nombre distinto. Ya<br />
ML'SIULT en sus clmrlalanescos experimentos llegó á dar<br />
pruebas de conocer los principales hechos que constituyen<br />
el hipnotismo; no sólo los llegó á conocer, sino que<br />
trató de explicarlos con cierta habilidad; y para nosotros<br />
el hipnotismo no es más que el magnetismo más desarrollado,<br />
presentado bajo una forma moderna, y mejor<br />
conocido en cierto sentido; por más que en el fondo subsistan<br />
hoy casi los mismos misterios que en tiempos de<br />
Mesmer. Así que creemos que ligeras diferencias secundarias<br />
no bastan para hacer dos hechos distintos de lo<br />
que es una sola cosa. El Padre Zeferino Goniále\ en su<br />
Filosofía, considera el hipnotismo como una especie ó<br />
rama del magnetismo, al que llama magnetismo hipnótico;<br />
y dice que éste apenas se distingue del vulgar, sino<br />
en que determina los fenómenos magnéticos por medio<br />
de la fijeza de la vista sobre objetos luminosos ó brillantes,<br />
sin necesidad de emplear los tocamientos, pases y<br />
demás medios de que hace uso el magnetismo vulgar.<br />
El Sr. Obispo de Madrid en su notable Pastoral,<br />
sobre esta cuestión, nos dice que: practicándose el<br />
hipnotismo en público y privado con los mismos fenómenos<br />
que el magnetismo que describe detalladamente;<br />
empleándose en uno y en otro los mismos medios para<br />
producirlos, declara que son una misma cosa y que la<br />
condenación pronunciada contra el magnetismo debe<br />
alcanzar del mismo modo al hipnotismo. Y en otro lu-
-027*-<br />
gar de la misma Pastoral añade; que «siendo los fenómenos<br />
de Ja hipnosis los mismos que los del magnetismo<br />
parece deducirse, sin inferir violencia alguna al criterio<br />
lógico, que la causa de la primera debe ser igual, al me<br />
nos específicamente, á la causa del segundo.»<br />
El señor Sánchez Freiré, aunque en su discurso sobre<br />
la hipnosis parece querer prescindir de lo que podemos<br />
llamar historia empírica de la misma, no puede<br />
menos de tomar á Mesmer, el pretendido fundador del<br />
hipnotismo animal, como punto de partida en el conocimiento<br />
del hipnotismo; siendo muy extraña la razón<br />
que dá dicho escritor para distinguir ambos hechos;<br />
pues dice que si bien es cierto que los fenómenos del<br />
magnetismo podrían mu}' bien ser los mismos que los<br />
del hipnotismo, la explicación que se ha dado de estos,<br />
hace de la hipnosis una cosa distinta. Pero son más<br />
satisfactorias y razonables, preguntamos nosotros las<br />
explicaciones dadas del hipnotismo? Puede esa distinta<br />
explicación borrar la identidad que hay entre ambos<br />
hechos, que no varian sino en que se nos presentan vestidos<br />
con distinto traje, conforme á la época en qüc<br />
ambos se han presentado ante el mundo?<br />
El célebre Jussieu individuo de la Comisión nombrada<br />
por la Academia Francesa para informar acerca del<br />
magnetismo, después de diversos experimentos sobre<br />
este asunto, admite que indudablemente se producia en<br />
estos experimentos un estado nervioso especial de diversos<br />
grados, con eretismo, éxtasis, y ausencia de facultades<br />
volitivas; afirmó que Mesmer estaba en camino<br />
de realizar un gran descubrimiento, y creia que los<br />
efectos magnéticos producidos eran un producto de la<br />
imaginación exaltada; y díganos cualquiera si no se<br />
pueden aplicar estas mismas palabras al hipnotismo de<br />
nuestros días.<br />
Además, desde Mesmer se sigue sm interrupción la<br />
liistoria del magnetismo hasta Braid, sin solución al-
-« 23o-<br />
guna de continuidad: después de Mesiner siguieron tra*<br />
bajando sobre el magnetismo, entre otros, D'EsIón,<br />
Tardy, Bonnefq/, Villerd, Piiysegur, V/olfart, Hufeland,<br />
Sprengel, Faria, etc.; todos son continuadores<br />
unos de otros y forman ios anillos de una cadena que<br />
termina en Braid, que, según Freiré fuá él que sustituyó<br />
la palabra magnetismo, que induce á errores teóricos,<br />
por la de hipnosis, que simplemente significa<br />
sueño, y cimentó sólidamente la Hipnología.<br />
Ya en i8i3, Deleu\e, en su Historia crítica del magnetismo<br />
animal, nos describa un conjunto de fenómenos<br />
que en nada se diferencian de los hipnóticos. También<br />
hace años que Foissac pidió á la Academia de Medicina<br />
de París que informase sobre el magnetismo, la cual<br />
nombró una comisión compuesta de distinguidos profesores,<br />
que después de seis años de experimentos, dijeron<br />
que; «merced á cierta técnica de procedimientos variables<br />
se pruJucían en el magnetismo sorprendentes fenómenos,<br />
como son el sueño, el sonambulismo, la debilitación<br />
y la energía de las fuerzas orgánicas anestesia general<br />
aun en las operaciones mayores, conservación en los<br />
sonámbulos de todas Jas facultades que tienen en la vigi -<br />
lia, olvido completo de cuanto ocurre en el sueño artificial,<br />
y facilidad progresiva de los individuos para ser<br />
dormidos:» y vea cualquiera si esto no parece un retrato<br />
exacto del hipnotismo.<br />
Koestrañen nuestros lectores que tratemos con alguna<br />
extensión este punto, pues hay algunos escritores<br />
qne rechazan todo parentesco entre el magnetismo animal<br />
y la hipnosis. Pero si ambos son una misma cosa<br />
con dos nombres distintos, y un mismo fenómeno, habiendo<br />
sido el magnetismo animal condenado por la<br />
Santa Iglesia, ya pueden s&c?iV las consecuencias los que<br />
esto lean.<br />
Además estudíense los hechos, léanse con detenimiento<br />
los fenómenos atribuidos al hipnotismo y los propios
-0 29 »•<br />
del magnetismo; y dígasenos qué diferencias verdaderas<br />
existen entre unos y otros. Mesmer, Pujsegur, Pétin,<br />
y Faria, casi no han dejado nada que inventar á<br />
nuestros hipnotistas; y si nos fijamos en la cuestión de<br />
la interpretación de los hechos, el que vea esta cuestión<br />
con imparcialidad, no puede menos de confesar que á<br />
pesar de haber transcurrido un siglo, estamos poco más<br />
ó menos como en los tiempos de Mesmer. Y no crea<br />
nadie que los antiguos magnetizadores conocieran tan<br />
sólo los fenómenos que se llaman naturales de la hipnosis,<br />
ó sea los más sencillos; sino que ya conocieron todos<br />
los del llamado hipnotismo superior ó trascendental,<br />
y aun admitían algunos hechos no admitidos hoy<br />
por los modernos hipnólogos: así qu2 ya conocían la<br />
transposición de los sentid'js, la visión á través de cuer"<br />
pos opacos y de objetos lejanos, el conocimiento de las<br />
enfermedades internas y de los remedios que pudieran<br />
estas necesitar, sin tener estudios médicos; el conocimiento<br />
del porvenir, la adivinación de los pensamientos<br />
de los demás etc:,... de modo que no se puede decir que<br />
se ha'laran muy atrasados en esta materia.<br />
Así que gran número de escritores modernos en vista<br />
de todo esto, afirman como el P, Franco: «que el moderno<br />
hipnotismo, no es otra cosa que el antgiuo magnetismo<br />
despojado de los juegos de los fenómenos trascendentales.»<br />
Para el Dr. Calatraveño,t\ hipnotismo<br />
nació de Mesmer: el Dr. Sanche^ Herrero no solo cree<br />
esto, sino que según él, el hipnotismo na podría prescindir<br />
de los mesmerianos, descubridores añade de gran<br />
parte de los fenómenos hipnóticos: «El hipnotismo no<br />
es sino una reproducción en gran parte del magnetismo<br />
animal, hoy ya tan desacreditado;» escribe el Sr. Posadilla.<br />
£a T^oM/'e//^!? ha escrito asimismo: «El magnetismo,<br />
animal, conocido hoy con el nombre de hipnotismo, el<br />
cual entra en la medicina como parte de la misma.»<br />
Bernheim por su parte ha dicho que;» el hipnotismo es-
-80-<br />
un hijo del magnetismo mesmeriano, del cual ha nacido<br />
como de la Alquimia nació la Química.» Richer dice lo<br />
que sigue: «El hipnotismo toca muj'de cerca á los hechos<br />
atribuidos al magnetismo animal, ¿es acaso conveniente<br />
poner una decisiva separación, colocando de una<br />
parte el hipnotismo, y el magnetismo de otra? Nosotros<br />
creemos que no; á lo menos por ahora.» «Mesmer, dicen<br />
los Sres. Maira y Benavente, con su esclarecido talento,<br />
erigió el magnetismo animal, como entonces se llamaba<br />
eJ hipnotismo de hoj^, en doctrina médica y contribuyó<br />
poderosamente á su propagación, etc.» Y estos<br />
mismos autores cuya opinión comparten otros muchos<br />
hallan el origen del hipnotismo en los más antiguos pueblos<br />
de la tierra.<br />
El Gobierno Italiano en su orden dada hace cuatro<br />
años prohibiendo el hipnotismo en v'sta del dictamen<br />
del Consejo Superior de Sanidad y de varias sociedades<br />
científicas, dice que: «El Consejo es de parecer que estos<br />
espectáculos de hipnotismo, (ó sea magnetismo,<br />
mesmerismo y fascinación) deben ser prohibidos.» Por<br />
lo que se vé que las sociedades científicas que informaron<br />
al Gobierno sobre esta cuestión hicieron una misma<br />
cosa ó fenómeno del magnetismo, mesmerismo y fascinación,<br />
que comprendieron bajo la dominación de hipnotismo.<br />
De modo que en vista de que la mayor parte de los<br />
autores de Hipnologia admiten la identidad entre el<br />
magnetismo y el hipnotismo, ó que á lo sumo les separan<br />
ligeras diferencias, propias del tiempo en que ambos<br />
han sido presentados en escena: en vista de que los<br />
modos de producir ambos estados son casi iguales, como<br />
se puede ver en Debrejne, Rostan, y los modernos autores<br />
de la hipnosis: en vista d^ que los fenómenos propios<br />
del hipnotismo y del magnetismo también son idénticos<br />
en el fondo; de que de ambos pretenden iguales resultados<br />
sus pai-tidarios, y que los dos hechos se CKplican
de un modo análogo; creemos poder dejar sentado como<br />
un hecho inconcuso, que el hipnotismo no es más que el<br />
magnetismo animal presentado hoy al público con un<br />
nombre nuevo; una vez que el antiguo se hallaba ya desacreditado<br />
por sus escesos y locuras.<br />
Vil.<br />
¿KL HIPNOTISMO ES EL HISTERIS.MO?<br />
Muchos han creído que la hipnosis era una simple<br />
afección histeriforme, pero es indudable que existen<br />
entre ésta y el histérico diferencias notables que les hacen<br />
dos estados distintos.<br />
El histerismo es espontáneo, el hipnotismo provocado;<br />
éste se puede presentar en la mayoría de los individuos<br />
sometidos á las pruebas necesarias para ello,<br />
aquel no se desarrolla sino en ciertos estados, condiciones,<br />
edades y aún sexos; los síntomas ó formas que<br />
presentan ambos, son distintos; el hipnotismo depende<br />
de la voluntad el padecerle ó nó, el histerismo es independiente<br />
de la misma: el primero se puede curar en<br />
absoluto evitando las causas que le producen; el segundo<br />
aunque el individuo que lo padece quiera y ponga<br />
los medios para curarse de esta enfermedad, no le es<br />
posible su curación las mas de las veces; y por fin en<br />
la práctica se vé que si se hipnotiza á una persona histérica,<br />
pueden presentarse los dos estados ó seguirse<br />
uno á otro; que se distinguen porque entre tanto que<br />
dura la acción del hipnotismo, la persona afectada depende<br />
ó está sujeta del hipnotizador; en cuanto queda<br />
solo el histerismo queda el paciente completamente in-
-82-<br />
dependiente de la acción del que le hipnotizó, que nó<br />
tiene influjo ninguno sobre el mismo. Así que el célebre<br />
Bernheim, dice en su tratado de la Sugestión lo siguiente:<br />
«El estado hipnótico y el histérico son cosas<br />
absolutamente diferentes»; y en otro lugar añade: «La<br />
hipnosis no es una variante del histerismo.* De cuya<br />
opinión participan muchos y muy notables autores.
SEGUNDA PARTE.<br />
I.<br />
MÉTODOS Ó PROCEDIMIENTOS DE HIPNOTIZACIÓN.<br />
Son varios los métodos que se conocen para hipnotizar;<br />
es decir se han ensayado gran número de medios<br />
diversos para producir el hipnotismo en los sujetos en<br />
que se ha experimentado el mismo.<br />
El célebre Mesmer se servía de los pases en distintas<br />
regiones del cuerpo por medio de una varilla de vidrio,<br />
valiéndose al mismo tiempo del gesto, de la mirada y de<br />
la música por medio de un piano que con aires variados<br />
contribuía á producir el efecto que deseaba; el mismo<br />
Mesmer ponía en comunicación unos con otros por medio<br />
de una cuerda á todos los sujetos que se sometían á<br />
sus operaciones. En algunos sujetos se puede producir el<br />
hipnotismo por medio de impresiones psíquicas; una orden<br />
imperiosa, una intensa impresión moral, ó miradas<br />
expresivas, bastan para producir en ellos el sueño hipnótico,<br />
y hasta se citan casos de individuos á los que se les<br />
hizo creer que á una hora fija se les haría dormir, y.bas*
-34tó<br />
esto para producirles el sueño á la hora indicada; y<br />
omitimos citar algunos hechos demasiado extraordinarios,<br />
como los relatados por el ür. UEslon, que ú muchos<br />
parecerían inverosímiles. Entre los hechos curiosos<br />
de hipnotismo producido por impresiones psíquicas, es<br />
notable el que cuenta Maira, de un joven bien constituido<br />
que aseguraba que no era posible que á él le hicieran<br />
dormir por los procedimientos que él había visto<br />
hipnotizar; dicho autor le hizo creer que realmente<br />
su constitución le favorecía y no podría ser hipnotizado<br />
como los demás; p^ro que necesariamente sucumbiría, ó<br />
no podría resistir la acción de unos poderosos imanes<br />
que le iba á aplicar, y en efecto !e aproximó unos pedazos<br />
de hierro común á la cabeza, lo cual fué suficiente<br />
para que el individuo se durmiera en pocos minutos.<br />
El célebre abate Faria recorrió la Europa á principios<br />
de este siglo hipnotizando por simple sugestión,<br />
mandando cerrar los ojos á las personas que se sometían<br />
á sus experimentos y ordenándolas imperativamente<br />
que se durmieran. Hay individuos, como sucede con<br />
las histéricas, á quienes es más fácil hipnotizar fatigando<br />
su atención con repetidas y variadas preguntas. Las impresiones<br />
sensoriales monótonas, repetidas y de poca<br />
intensidad, pueden asimismo producir el hipnotismo;<br />
una lámina brillante en la que se fija la vista atentamente,<br />
el sonido acompasado del tamboril, el de la rueda de<br />
un molino, y la presión en ciertas regiones muy sensibles<br />
del cuerpo, consiguen desarrollar el hipnotismo en<br />
varios individuos; y en otros produce este mismo efecto<br />
una sensación muy fuerte, como la vista de una luz<br />
muy intensa. El contacto de los dedos y ia presión en<br />
ciertas partes del cuerpo producen á veces la hipnotización;<br />
así Donato cuando quería producir hipnotizaciones<br />
rápidas y completas, apoyaba una mano en la nuca de<br />
los sujetos sometidos á dicha operación; procedimiento<br />
que le dio un resultado seguro muchas veces.
-35-<br />
Muchas personas se hipnotizan por la supresión de<br />
ciertas excitaciones sensoriales, como el colocarlas en la<br />
oscuridad; y otras si se las comprime los ojos, por la presión<br />
intra ocular, ó por la convergencia de los ejes ópticos,<br />
colocando un objeto cualquiera á una distancia<br />
determinada de la vista, y haciendo que ésta se fije tenazmente<br />
en el mismo. Algunos autores aseguran que<br />
basta la voluntad y la fé en el hipnotismo para producirse<br />
la hipnotización; otros dicen que para esto sólo<br />
hace falta una voluntad enérgica; y según Dupoteí, no<br />
hace falta la fé para conseguir dicho objeto.<br />
Ciertos medios físicos como los imanes y la electricidad,<br />
pueden asimismo según algunos producir el hipnotismo;<br />
así como el uso de ciertas sustancias anestésicas;<br />
como se ve á veces al emplear el cloroformo, que<br />
en algunos sujetos produce en ocasiones una especie de<br />
sueño hipnótico, pues si se les administr¿t»previniéndoles<br />
que les va á producir el sueño, á las prjmeras aspiraciones<br />
de dicha sustancia se quedan dormidoS^^in que<br />
se produzca el periodo de excitación y sin que el croroformo<br />
haya tenido tiempo de producir sus efectos fisiológicos;<br />
sueño que puede ser tan profundo que hasta<br />
origine la anestesia ó falta de la sensibilidad. El hipnotismo<br />
puede ser producido asimismo por simple sugestión,<br />
en individuos ya hipnotizados otras veces; y no falta<br />
quien afirma que se puede producir también por la<br />
aplicación de ciertos vendajes en la cabeza, por las palabras<br />
suaves y persuasivas, por ciertos gestos, por órdenes<br />
escritas, y algunos dicen haber empleado \in precepto<br />
mental.<br />
Bernheim dice sobre esta materia que, «cualquiera<br />
que sea la vía por la cual la sugestión llegue al entendimiento<br />
produce su efecto;» y asegura que se puede producir<br />
la hipnotización por una carta, en la que se afirme<br />
al sujeto que se desea hipnotizar, que apenas la lea quedará<br />
dormido; habiendo ocurrido casos de este género;
-36-<br />
y Liégeois dice haber producido el hipnotismo, por medio<br />
del teléfono. Concluiremos éste capítulo diciendo<br />
que se han visto casos de sujetos que han pretendido<br />
hipnotizar á otros y han sido ellos los que quedaron<br />
hipnotizados; y otros individuos que se han hipnotizadouno<br />
á otro simultáneamente, quedando ambos sumidos<br />
en estado hipnótico, al intentar el uno la hipnotización<br />
del otro.<br />
n.<br />
¿SE PUEDE APLICAR EL HIPNOTISMO<br />
Á TODOS LOS INDIVIDUOS, Ó, LO QUE ES IGUAL,<br />
SON TODOS SUSCEPTIBLES DE SER HIPNOTIZADOS?<br />
Los muchísimos experimentos hipnóticos hechos<br />
hasta el día, parece que permiten establecer, sobre esta<br />
cuestión las conclusiones siguientes.<br />
El hipnotismo puede ensayarse y se ha ensayado en<br />
toda clase de personas, sexos y edades, y ha dado los<br />
resultados que citamos á continuación.<br />
La mayoría de los autores que han escrito sobre esta<br />
materia, aseguran que hay individuos refractarios á la<br />
acción de la hipnosis; así lo afirman el célebre Braid y<br />
otros hipnotistas, Bernheim por su parte, dice que en la<br />
gran mayoría de individuos la esperiencia demuestra que<br />
se produce fácilmente el hipnotismo, y las personas refractarias<br />
á éste son la excepción; y en su obra «La Sugestión,<br />
añade: «Creo que todos los hombres son hipnotizables;<br />
pero no conocemos los procedimientos capaces<br />
de hipnotizarlos á todos. El día en que se haya descubierto<br />
un agente soporífero segai^Q y constante, provo-
—37—<br />
cando el sueño rápidamente, sin que este agente modifique<br />
la disposición psíquica, de manera que el sujeto<br />
pueda dormir con el pensamiento fijo en la persona presente,<br />
entonces quizás ninguno escapará á la influencia<br />
sugestiva de otro.»<br />
Hay individuos en los que no se puede determinar<br />
sino cierto grado de hipnotismo y no otro: los niños<br />
desde que ya comprenden y tienen uso de razón, se<br />
hipnotizan como los adultos; entre estos, unos caen con<br />
la mayor facilidad en el hipnotismo, otros resisten más,<br />
y varios son más rebeldes y necesitan repetidas sesiones<br />
para ser hipnotizados; unos se hipnotizan mejor con la<br />
dulzura y persuasión, otros fon procedimientos enérgicos;<br />
se han hipnotizado sujetos neurópatas, mujeres histéricas,<br />
hombres robustos, bien constituidos y poco impresionables,<br />
y personas de buena inteligencia é instrucción:<br />
en cambio se ha notado que á los dementes,<br />
melancólicos, é hipocondríacos, es muchas veces difícil<br />
y hasta imposible hipnotizarlos. «Hay neurópatas é histéricas,<br />
dice Bernheim, difícilmente hipnotizables y hasta<br />
refractarios á la hipnotización; los dementes, los melancólicos,<br />
los hipocondríacos, las personas de imaginación<br />
móvil, que no saben fijar su atención, aquellas á quienes<br />
absorbe ift emoción y los que tienen preocupado el cerebro<br />
g^, ideas diversas, oponen á la hipnotización una<br />
resistencifi Tioral consciente ó inconsciente.... La gente<br />
del pueblo, los militares veteranos, los artesanos, los<br />
sujetos habituados á la obediencia pasiva, los cerebros<br />
dóciles, me han parecido más aptos para recibir la hipnotización.»<br />
Y Liébeaultañsidi por su parte lo siguiente:<br />
«He notado que se prestan mejor á la hipnotización<br />
la gente artesana, los labradores y los soldados<br />
mejor que la gente ilustrada, que á veces opone una<br />
gran resistencia moral para ello.»<br />
La siguiente estadística que reproducimos del doctor<br />
Liébeault, puede ilustrar á nuestros lectores sobr« este
_ 38 _<br />
punto, teniendo en cuenta que dicho médico operó<br />
sobre personas sencillas, y que estaban predipuestas á<br />
la hipnotización. De dicha estadística resulta que de<br />
loii personas sometidas á la hipnotización, hubo 27 refractarias;<br />
3o que llegaron tan solo á la somnolencia:<br />
ICO al sueño ligero: 460 al sueño profundo: 282 al sueño<br />
muy profundo: 3i al sonambulismo ligero: y i3i al<br />
sonambulismo intenso. De las estadísticas formadas resulta<br />
que la proporción de personas hipnotizadas es casi<br />
la misma entre hombres y mujeres, y que se encuentran<br />
hipnóticos en todas las edades de la vida, si bien hay<br />
mayor predisposición al hipnotismo en la infancia y en<br />
la juventud, que en las, eiftdes avanzadas de la vida.<br />
Debemos también consignar que entre los hipnotistas<br />
que no admiten la existencia de individuos refractarios<br />
á la acción hipnótica, se halla el Sr. Sanche^ Herrero;<br />
inventor de un aparato especial para producir la hipnotización;<br />
aparato tal, que, según su autor, no hay individuo<br />
alguno que resista su acción, por rebelde que haya<br />
sido á dejarse hinoptizar.<br />
Y por creerlo de importancia, y como quiera que<br />
tnuchos han creído que la mayor facilidad para ser hipnotizado,<br />
dependía de ser los individuos nerviosos y de<br />
débil constitución, ó bien ser sujetos histéricos los sometidos<br />
al hipnotismo; recordamos las palabras de Bernheim<br />
sobre esta materia, el cual dice: «No vaya á<br />
creerse que los sujetos impresionados por el hipnotismo<br />
son personas neurópatas, cerebros débiles, histéricas,<br />
mujeres; que ia mayor parte de nuestras observaciones<br />
han sido en hombres escogidos á propósito para responder<br />
á esta objección, Braid en sus experimentos, ya<br />
hipnotizó á gran número de sujetos de buena salud:<br />
Fila:{ier prefería para hipnotizar X lÓs campesinos y á<br />
los soldados: Hansen, hipnotizaba con predilección á<br />
los individuos fuertes, robustos y de espléndida salud,<br />
aunque fueran personas sabias é instruidas en la misma
-Sémedicina;<br />
y Donato hizo una cosa análoga; asi que éñ<br />
sus registros de hipnotizados se hallan los nombres de<br />
toda clase de personas de distinta edad, posición, salud,<br />
instrucción, etc. Así es que por lo general en la mayor<br />
parte de sesiones de hipnotismo se suele hipnotizar, ó<br />
intentarlo, á todos los que se presten sin distinción de<br />
sujetos.<br />
III.<br />
¿SON APLICABLES A TODOS LOS INDIVIDUOS,<br />
CUALQUIERA DE LOS MODOS Ó MEDIOS<br />
DE PRODUCIR EL HIPNOTISMO? ¿EL HIPNOTISMO<br />
ES IGUAL EN TODOS LOS HIPNOTIZADOS?<br />
Estas dos cuestiones van resueltas en parte en el<br />
capítulo anterior. .<br />
No son aplicables á todos los individuos cualquiera<br />
de los medios de hipnotizar; unos se hipnotizan mejor<br />
fijando su vista en algún cuerpo brillante, otros por el<br />
contacto de los dedos y bajo el influjo de la mirada del<br />
hipnotizador, otros por la sugestión, etc... Los.diversos<br />
medios hiptiógeiios, ó productores del estado hipnótico,<br />
no obran del mismo modo en todos los sugetos; en<br />
unos se desarrolla mejor el hipnotismo por un medio<br />
determinado y en otros por otro distinto, y parece que el<br />
procedimiento más seguro para hipnotizar es aquel en<br />
el que se hace uso al mismo tiempo de la fijación de la<br />
vista y de la sugestión; debiendo tenerse en cuenta sobre<br />
este punto, que hasta se han inventado aparatos especiales<br />
para producir la hipnotización, como el del señor<br />
Sánchei Herrero. «Parece, dice un autor de hipnología,
-4í>que,<br />
si en algunos sujetos se consigue mejor producir el<br />
sueño hipnótico procediendo con dulzura, en otros rebeldes<br />
á la sujestión suave, es mejor emplear la energía;<br />
hablar con tono de autoridad para reprimir la tendencia<br />
á la risa ó á la veleidad de resistencia involuntaria que<br />
esta maniobra puede provocar.»<br />
Respecto á si el hipnotismo es igual en todos los sujetos<br />
hipnotizados, parece que no en todos presenta igual<br />
carácter: se puede decir que cada individuo imprime una<br />
modificación especial al estado hipnótico ó que este<br />
estado se presenta en cada uno con diversa forma, y<br />
que el hipnotismo difiere en cada uno de los individuos<br />
sobre que obra.<br />
«Los hechos magnéticos producidos por una misma<br />
acción, dice Donato; pueden diferir según sean los sujetos,<br />
y aun ser opuestos entre sí. Esta diferencia de acción<br />
unos lo atribuyen al hipnotizador ó medio hipnotizante,<br />
otros al mismo modo de ser del sujeto hipnotizado,<br />
y otros á ambas causas al mismo tiempo.» Y Bernheim<br />
añade: «Cada hipnotizado tiene por decirlo así,<br />
su propia individualidad, su manera de ser especial.»<br />
IV.<br />
AUTOHIPNOTISMO Y AUTOSUGESTIÓN.<br />
Se hsi W&m&áo Autohipnotismo, al hipnotismo producido<br />
por el mismo hipnotizado sin auxilio de hipnotizador<br />
alguno, como cuando un sugeto queda sumido<br />
en el sueño hipnótico por fijar la vista atentamente en<br />
alguna lámina brillante. Y se ha llamado por consiguien-
- 41 -<br />
te Aulohipnoíi^ación, á la operación de hipnotizarse ürt<br />
individuo á sí mismo como hemos indicado.<br />
Los casos di autohipnotismo, son conocidos desde<br />
la más remota antigüedad, si hemos de creer á los historiadores,<br />
que nos hablan de los religiosos cismáticos<br />
del monte Athos, de los Fakires de la India y otros<br />
muchos, que se hipnotiza,n con facilidad suma quedándose<br />
en contemplación fija de un objeto cualquiera aunque<br />
sea imaginario, ó de alguna parte de su mismo cuerpo,<br />
como el ombligo; y hoy son ya muchos los casos de<br />
autohinotismo citados por los autores que han e"«:rito<br />
de la hipnosis; como el de que nos habla el Dr. Mosso,<br />
de una enferma que se hipnotizó fijando su vista en un<br />
bote de latón, y una vez que describió este*^cho, siempre<br />
que se sentía molestada por los dolores repetía la<br />
operación, para buscar un calmante á los mismos.<br />
Se ha Wamado Autosugestión, á la sugestión producida<br />
por el mismo individuo y no por influjo alguno extraño<br />
á él mismo, la cual provoca fenómenos ó actos<br />
que parten de sensaciones ó ideas del mismo sugestionado;<br />
las autosugestiones son muchas veces más<br />
enérgicas que las sugestiones comunes ó producidas por<br />
agentes extraños, y aun se suelen sobreponer á éstas,<br />
porque los que presentan las autosugestiones, á los cuales<br />
dase el nombre de autosugesíionistas, muchas veces<br />
son víctimas de sus mismas sugestiones, solo se sue*<br />
len hallar en relación consigo mismos, y es difícil dominar<br />
estas sugestiones con otras producidas por individuos<br />
extraños. Entre otros casos prácticos que pudiéramos<br />
citar de autosugestión, indicaremos el de que nos<br />
habla Bernheim; de una histérica atacada de una parálisis<br />
psíquica, que fué hipnotizada repetidas veces con<br />
objeto de curarla su padecimiento, lo cual no se pudo<br />
llegar á conseguir porque la misma enferma se había pro><br />
ducidó la autosugestión previa de que el hipnotismo<br />
^oh podía curar, ó no lenía virtud para obrar en ella,<br />
5
—42—<br />
como así sucedió; y dice el mismo autor que la autosugestión<br />
inconsciente producida en este caso era tal, que<br />
no fué posible hacérsela desaparecer.<br />
V.<br />
¿ES POSIBLE HIPNOTIZARSE POR LA SOLA<br />
lAlAGhN'AClÓN?<br />
Parece indudable que en algunos sujetos puede pasar<br />
así efectivamente; y son varios los casos de individuos<br />
á quienes se hizo creer que quedarían hipnotizados<br />
en cuanto sufrieran el influjo de unos poderosos imanes<br />
ó de una corriente eléctrica, como quedaron efectivamente<br />
sumidos en estado hipnótico cuando se les aplicó<br />
unos pedazos de hierro que ellos creían ser los imanes<br />
de que s'e les había hablado; qu2 es una cosa análoga á lo<br />
que sucede con mucha frecuencia al aplicar el cloroformo<br />
á ciertas personas que conocen ya sus efectos, que<br />
suelen quedar anestesiadas con sólo aproximarles dicho<br />
anestésico, y aun antes de que el mismo haya podido<br />
producir sus efectos físiotógicos en dichos sujetps.<br />
Entre los hechos curiosos de desarrollo del estado<br />
hipnótico por la sola imaginación que pudiéramos presentar<br />
á nuestros lectores, tomamos el siguiente del<br />
Dr. Charpignón. (Estudios sobre la medicina anímica y<br />
vitalista): «Había malvados que creian tanto en los secretos<br />
que tenian para hacerse insensibles al dolor,<br />
que se constituían espontáneamente presos para h^cer<br />
desaparecer ciertas sospechas. Los hay que se sirven de<br />
ciertas palabras pronunciadas en voz baja, y otros de<br />
ciertos papeles que ocultan en cualquiera parte de su
—48—<br />
cuerpo.—El primero que conocí que se servía de esta<br />
especie de encantos, (refiérese el autor á hechos reunidos<br />
hace más de dos siglos) nos sorprendió por su constancia<br />
superior á sus fuerzas naturales, porque después<br />
de aplicado el tormento por primera vez, durmió tan<br />
tranquilamente como si hubiese estado en una buena<br />
cama, sin lamentarse, quejarse ni gritar; y cuando se le<br />
aplicó el tormento por segunda y tercera vez, permaneció<br />
inmóvil como una estatua de mármol, lo que nos<br />
hizo sospechar que estaba provisto de algún encanto, y<br />
para saberlo de cierto, se le desnudó completamente,<br />
y después de reconocido, no se encontró otra cosa sobre<br />
él, que un pequeño papel con el retrato de tres reyes,<br />
con estas palabras escritas en el reverso: «Bella estrella<br />
que has librado á los magos de la persecución de Herodes,<br />
líbrame de todo tormento.» Este papel lo tenia metido<br />
en el oído izquierdo. Apesar de habérselo quitado,<br />
siguió siendo insensible á los tormentos, porque cuando<br />
se le aplicaban, pronunciaba en voz baja, entre dientes,<br />
ciertas palabras que no se podían entender, etc.»<br />
* Y no debe extrañar á nuestros lectores que la sola<br />
imaginación pueda producir el estado hipnótico en al -<br />
gunas ocasiones, cuando á ella han atribuido hombres<br />
eminentes la virtud curativa de gran número de sustancias<br />
de las más poderosas con que cuenta la medicina<br />
para la curación de enfermedades rebeldes, y aun de<br />
métodos enteros de terapéutica, como ha sucedido con<br />
Is Hidropatía, la Homeopatía, etcí
VI.<br />
_4l^<br />
despiertan, y los que, mientras duermen por machó<br />
que se les pregunte, no dan señales de entender nada,<br />
que en ellos se produce difícilmente la catalepsia; sugestiva,<br />
y no realizan al despertar las ilüsidnes, alucinaciones<br />
y sugestiones; pues eátos mismos individuos<br />
que parecen excepciones de la regla general, examinándoles<br />
bien y haciendo varias pruebas con los mismos,<br />
se vé que conservan la misma relación que todos con su<br />
hipnotizador, y que en este punto siguen la ley común.<br />
Otra de las pruebas del absoluto dominio que ejerce<br />
el hipnotizador sobre él hipnotizado, es él que hay<br />
casos en la que este último escucha todo lo que se habla<br />
á su alrededor y sin embargo no obedece más que<br />
á la persona que le ha hipnotizado, que es la única con<br />
la que parece conservar relación. Esta relación es tal,<br />
que se citan casos de personas hipnotizadas por sí solas<br />
y á las que fué posible hacer volver á su estado normal,<br />
por la intervención de algún individuo que otras<br />
veces las había hipnotizado y que en aquella ocasión<br />
en nada había intervenido para producir aquel estado<br />
hipnótico. El Dr. Puga Borne, refiere el caso de un<br />
individuo en estado de catalepsia generalizada por causa<br />
de una gran contusión; y con el que, ni Fbs médicos<br />
ni las hermanad de la caridad del hospital, podian hallar<br />
forma de comunicarse; y fué preciso acudir para<br />
esto á la mediación de otro enfermo á cuyo único influjo<br />
obedecía el catalépticoj y que- fué tal vez" el que<br />
le vio caer en dicho estado. '<br />
El dominio del hipnotizador sobt»e él hipnotizado<br />
parece extenderse casi siempre',—¡-y es importante el<br />
.síiberlo,^^hasta más allá de la hipnotización; así es que<br />
casi todos loa' bipínotizad6s conservan un afectuoso cariño<br />
hacia el qüfe loV hipnotizó, c&mo se ve en los experimentos;<br />
-de Donato, y otros muchos hipnotlstas.<br />
Obsérvase también'qüc al que ha'hipnotizado una Vfó<br />
á-'*1gtmap8ísotía¡ lees'flíuyfátít: volverle á hipncítii^
Us'veces que quiera, quizás aun contra la voluntad de<br />
esta, como decimos en otro lugar.<br />
Y por fin, téngase en cuenta que hoy la inmensa<br />
mayoría de hipnólogos, rechazan la existencia de todo<br />
fluido como causa productora del hipnotismo; lo cual<br />
parece confirmarse por el autohipnotismo y otras varias<br />
razones; y si esto es así; si en la hipnotización, el<br />
hipnotizador no es sino una causa secundaria y de ningún<br />
modo esencial para la producción del estado hipnótico,<br />
y al mismo tiempo es indudable el influjo ó dominio<br />
del hipnotizador sobre el hipnotizado en las operaciones<br />
producidas por medio de otra persona ó de<br />
otro sujeto distinto del hipnotizado, es inexplicable,<br />
naturalmente hablando, dicho influjo ó dominio ejercido<br />
por el hipnotizador, siendo uno de tantos misterios<br />
como abundan en el estudio de la hipnosis.<br />
VII.<br />
¿CÓMO SE REALIZA LA VUELTA AL<br />
ESTADO NORMAL DESPUÉS DE LA HIPNOTIZACIÓN?<br />
Algunos hipnotizados vuelven á su estado natural de<br />
un modo espontáneo; otros en cuanto el hipnotizador<br />
se separa de su lado; muchos ante el mandato imperativo<br />
de este último, que á veces tiene que repetir más<br />
de una vez, y los hay también á quienes es preciso que<br />
el mismo hipnotizador sople sobre los ojos, ó les eche<br />
algunas aspersiones de agua fria en el rostro.<br />
La vuelta al estado normal, ó el despertar del hipnotizado,<br />
no es siempre fácil; sobre todo si se ha hipnotizado<br />
por la autohipnotización ó por medio de una
-4ípersona<br />
no conocedora del asunto; y se citan yd thuchos<br />
casos de graves compromisos sucedidos por esta causa»<br />
y entre otros, haremos mención de un joven hipnotizado<br />
espontáneamente por la acción de una luz de magnesio<br />
que encendió un niño. Viendo que no volvía en sí, intentó<br />
repetidas veces despertarle un individuo que se hallaba<br />
presente, muy conocedor de la acción hipnótica, y<br />
que además ya le había hipnotizado otras varias veces,<br />
y con gran sopresa tanto de éste, como de todos los que<br />
presenciaban el caso, nada pudo conseguir, y el hipnotizado<br />
continuó cu su sueño hipnótico, h^^sta que se le<br />
ocurrió á uno de los allí presentes que le despertara el<br />
niño que había encendido la luz y había sido causa ocasional<br />
de aquel suceso; y efectivamente despertó el hipnotizado<br />
tan sólo bajo el influjo del infantil mandato.<br />
Curioso es asimismo lo que»nos caenta. Zanardelii,<br />
el cual dice que le ha sucedido repetidas veces ser llamado<br />
á toda prisa para despertar á sonámbulos imprudentemente<br />
magnetizados por algún aficionado; y asegura<br />
que salía fácilmente del paso valiéndose de la placa eléctrica<br />
Fechner; y nos habla de uno de estos casos que le<br />
sucedió en Madrid en una aristocrática mansión á la que<br />
fué llamado para despertar á una señorita sumida en un<br />
estado cataléptico por la hipnosis, estado que había<br />
alarmado notablemente á su familia al encontrarse con<br />
la joven, pálida, rígida é inmóvil, cual si la vida la hubiera<br />
abandonado por completo, ¡Justo castigo, añadimos<br />
nosotros, de los que se meten á lo que no deben<br />
ó pueden meterse.<br />
Parece que la mayor facilidad para despertar del estado<br />
hinóptico, está por lo general en relación con el<br />
número menor de veces que el individuo se ha sometido<br />
á la hipnotización: los sujetos hipnotizados por primera<br />
ó segunda vez tienen gran tendencia á despertar fácilmente,<br />
y el hipnotizador tiene que* seguir ejerciendo<br />
cierta acción ó influencia sobre los mismos para que
-4é-<br />
ho despierten, ó mandarles de cuando en cuando qué<br />
duerman; esto en el caso que quiera prolongar el sueño<br />
hipnótico: en cambio los hipnotizados ya repetidas veces<br />
suelen tardar en despertar, ó necesitan ser despertados<br />
por el hipnotizador, á quien muchas veces no<br />
basta para conseguirlo decirle: Despertad, orden que<br />
suele ser suficiente en la gran mayoría de hipnotizados;<br />
sino que tiene que decirle que ya sus ojos se pueden<br />
abrir, ó bien valerse del soplo ó de la aspersión de<br />
agua fria.<br />
El despertar del hipnotizado suele ser como el del<br />
que vuelve de un profundo sueño del que no conserva<br />
recuerdo alguno. Aunque se halle bajo el influjo de un<br />
estado hipnótico muy graduado y un fenómeno de sonambulismo,<br />
suele despertar repentinamente ante la<br />
orden del hipnotizador, y despierta sin idea alguna, ni<br />
recuerdo de nada de lo ocufrido. También se le puede<br />
decir á un hipnotizado que cuente una cantidad determinada<br />
de números y que despierte al llegar al que se le<br />
indique, como así sucede; con la particularidad, que si<br />
no ha concluido la cuenta, sigue contando despierto como<br />
empezó dormido y sin saber lo que hace.<br />
Bueno es advertir asimismo, que á la mayor parte<br />
de los hipnotizados al despertar les queda algún malestar,<br />
otras veces somnolencia, ó bien vahídos, ó pesadez<br />
ó dolor de cabeza; y que según algunos, basta decir<br />
á un hipnotizado: Despierta bien y sin molestia algu-<br />
7ia;n para que suceda así efectivamente.
—«—<br />
vm.<br />
¿PARA LA HIPNOTIZACIÓN, ES PRECISA<br />
LA VOLUNTAD Ó COOPERACIÓN DEL HIPNOTIZADO?<br />
Esta cuestión es de suma tascendencia en el estudio<br />
del hipnotismo, dado lo mucho que éste se ha generalizado',<br />
pues son ya muy numerosos los médicos y charlatanes<br />
que han practicado cientos y miles de hipnotizaciones<br />
cada uno de ellos, y claro es que convendría fijar<br />
con claridad un punto tan importante.<br />
Los hipnólogos dicen que para la hipnotización no<br />
sólo es necesario que la persona que va á sufrir dicha<br />
operación dé su consentimiento; sino que hasta tiene<br />
que cooperar para que dicha acción se produzca: así el<br />
célebre Braid, dijo que el estado hipnótico no puede ser<br />
determinado ó producido en alguno de sus períodos sin<br />
el consentimiento de la persona operada.» La mayoría<br />
de los autores que se han ocupado en esta cuestión convienen'en<br />
que cuando se quiera hipnotizar á un individuo<br />
por primera vez hay que empezar por prepararle,<br />
hacerle comprender que aquella operación que se va á<br />
practicar con él es un mero entretenimiento, ó le va á<br />
resultar algún beneficio de la misma, y aun engañarle<br />
diciéndole; «que se le va d producir un simple sueño^<br />
sueña tranquilo y bienhechor que restablezca el equilibrio<br />
del sistema nervioso:» una ve? obtenido el consentimiento<br />
del interesado, el procedimiento más común<br />
para hipnotizarle, es sentarle en una silla frente al experimentador,<br />
que le coge los pulgares y pone sus rodillas<br />
en contacto con las de aquel; luego se recomienda<br />
al ofMscado que se abstraiga de todas las cosas y qué st
-fcoocupe<br />
tan solo del sueño que le va á sobrevenir, y qué<br />
se persuada que se dormirá pronto; luego el hipnotizador<br />
fija tenazmente su mirada en la del hipnotizado, y<br />
le manda en tono imperativo que se duerma, cuando<br />
crea que ya está preparado para ello. A veces no basta<br />
una sola sesión para producir el sueño hipnótico á pesar<br />
de todos estos actos, y es preciso repetir la operación<br />
dos ó más veces, antes de llegar á hipnotizar á ciertos<br />
sujetos. Hay individuos como los epilépticos y las histéricas<br />
que quedan dormidos tan solo por la simple presión<br />
de algún punto de la cabeza de los mismos, pero<br />
no sabemos si este es un verdadero sueño hipnótico, ú<br />
otrr. variedad de sueño.<br />
Parece que en la gran mayoría de los casos no sólo<br />
es necesario que el sujeto que se va á hipnotizar preste<br />
su voluntad á dicho acto, para que la hipnotización se<br />
produzca, sino también su atención fija y sostenida á<br />
las operaciones del hipnotizador, sin lo que parece que<br />
«s muy difícil ó imposible en muchos casos hipnotizar<br />
á ciertos individuos, á no ser que estos tengan lo que se<br />
llama Educación hipnótica.<br />
Por la relación que tiene con la materia este capítulo,<br />
conviene que nuestros lectores se fijen en lo que<br />
decimos en el dedicado á si el sueño natural puede pasar<br />
á hipnótico, para imponerse bien en esta cuestión, para<br />
nosotros de notable importancia.<br />
Pero ahora vamos á presentar á los que nos lean, el<br />
que podemos llamar reverso de este asunto; para que<br />
vean lo difícil que es darle una solución satisfactoria, y<br />
que no podemos guiarnos por lo que digan ciertos autores,<br />
por más que sean eminentes en otras materias, ó<br />
en estas mismas.<br />
De gran fuerza y autoridad son algunos otros escritores<br />
y hombres de ciencia, que nos citan algunos casos<br />
en los que se ha producido el hipnotismo sin la voluntad<br />
, ¡¡ti Q1 consentimiento de la persona hipnotizada, como el
—il—<br />
tan célebre y repugnante citado por Despine, que dio<br />
lugar á la correspondiente causa ó proceso; caso ert verdad<br />
sumamente complejo, pues sobre la joven, víctima<br />
del mismo, obraron una porción de causas diversas, de<br />
gran fuerza para ella; por \o que se explica que desapareciera<br />
fácilmente su voluntad, en la tristísima situación<br />
en que se llegó á encontrar, y en la que fué hipnotizada<br />
forzosamente.<br />
El Sr. Donadiu dice sobre el asunto de este capítulo<br />
por su parte lo siguiente: «¿No afirman también unos<br />
que es necesaria la voluntad y fe para la eficacia del hipnotismo,<br />
otros que basta lasóla fe, y otros que puede<br />
obtenerse dichos fenómenos hipnóticos con voluntad,<br />
sin ella y aún con voluntad contraria?» Pero hay autores,<br />
como Beaunis, que afirma que de nada sirve la resistencia<br />
del sujeto á ser hipnotizado, que aunque pueda<br />
evitar la mirada del hipnotizador, siempre encontrará<br />
éste algún procedimiento para dormirle. Y asegura que<br />
esta sumisión no solo se extiende al sueño hipnótico,<br />
sino también al estado de vigilia. El Dr. Voi^in, nos<br />
refiere el caso de una joven de muy desarreglada vida á<br />
la que trató de hipnotizar, y la cual resistió de tal modo<br />
al hipnotizador, que no había forma de hacerla fijar la<br />
vista y llegó hasta escupir al médico. El médico, empero,<br />
después de una porfiada y tenaz lucha consiguió por<br />
fin hipnotizarla, hasta el punto que llegó á revelar algunos<br />
hechos que hasta entonces había tenido muy secretos.<br />
La Tourétte en su obra, El Hipnotismo; asegura<br />
que puede una persona ser hipnotizada, sin que ella lo<br />
consienta, Bertrand, muy práctico en estas cuestiones,<br />
dice que quizás haya magnetizado sin pretenderlo. El<br />
Padre Franco afirma que se dan muchos casos de hipnotizados<br />
contra su voluntad. Cullerre y otros autores,<br />
nos citan varios hechos de hipnotización por sorpresa y<br />
sin el consentimiento de los interesados. El Dr. Robone^m<br />
hipnotizó asimistno i varios enfermos á pesw
-52dt<br />
ellos misinos y de toios sus esfuerzos en contra,<br />
Husón y Lafontaine, nos dicen que se puede hipnotizar<br />
á un sujeto por sorpresa y hasta contra su determinada<br />
voluntad; y no falta un escritor que afirma, que,<br />
a los fenómenos magnéticos, se pueden obtener con la<br />
voluntad., sin la voluntad, j' contra la voluntad.»<br />
De todo lo que parece resultar, que si bien es cier<br />
to que en la gran mayoría de ios casos es precisa la voluntad<br />
y cooperación del hipnotizado para que la hipnotización<br />
se produzca, puede en algunos casos producirse<br />
el hipnotismo en algunos sujetos, sin la voluntad<br />
ni cooperación de los mismos, ó quizás aun contra su<br />
misma voluntad.<br />
IX.<br />
¿EN UN SUJETO YA HIPNOTIZADO OTRAS VECES,<br />
ES PRECISA SU VOLUNTAD .<br />
PARA HIPNOTIZARLE DE NUEVO?<br />
Sobre este punto se puede asegurar que'parece indudable<br />
que lá facilidad para ser hipnotizado un individuo<br />
cualquiera, está en relación directa de las veces que el<br />
mismo individuo ha sido hipnotizado. Para la primera<br />
ó primeras hipnotizaciones, es preciso/?or lo común, la<br />
voluntad y atención del que se hipnotiza; pero para las<br />
hipnotizaciones sucesivas, si la operación se repite<br />
varias veces; ya se puede hipnotizar á un sujeto sin que<br />
el mismo coopere á ello, y en especial si tiene lo que<br />
los autores llaman Educación hipnótica; que no es más<br />
qiie«l héhlxo de hipnotizarse, ó el haber sido bipnoti-
-8Szado<br />
varias veces: entonces se puede llegar á dormir á<br />
dicho sujeto, ó hacerle caer en el sueño hipnótico, auií<br />
contra su voluntad; y pudiéramos citar numerosos ejemplos<br />
de hechos de este género.<br />
Además, de los repetidos experimentos hechos sobre<br />
esta materia, resulta una cosa mucho más grave, yes<br />
que algunas personas que tienen Educación hipnótica,<br />
adquieren una gran tendencia á dormirse espontáneamente,<br />
ó á quedar á disposición de cualquiera, que las<br />
puede hipnotizar con suma facilidad valiéndose de cualquier<br />
sencillo medio, como por ejemplo cerrarles los<br />
párpado?; por más que á la mayoría de hipnotizados<br />
sólo suele sucederles esto con su hipnotizador habitual,<br />
que dispone en absululo de ellosj' cuyo influjo no les es<br />
posible contrariar. Hechos son estos que encierran notable<br />
gravedad y que deben ser meditados por los que<br />
se prestan á dejarse hipnotizar, como si esto fuera un<br />
juego cualquiera, y quizás sin comprender el alcance y<br />
consecuencia de tales actos; y también por los gobiernos<br />
á quienes incumbe poner los remedios consiguientes.<br />
¿EL SUEÑO NATURAL PUEDE PASAR Á HIPNÓTICO?<br />
Esta cuestión es de grande interés práctico, porqué<br />
cualquiera comprende fácilmente las consecuencias á<br />
que esto puede dar lugar. Pues á ser cierto que al que<br />
se hallara durmiendo naturalmente, pudiera hacérsele<br />
caer con masó menos facilidad en el sueño hipnótico,<br />
¿quién puede calcular los abusos que esto podría origj-
-Binar,<br />
sobre todo si las leyes no castigaran severamente<br />
las prácticas y espectáculos hipnóticos?<br />
Sobre el objeto de este capítulo escasean los hechos<br />
que nos pudieran servir de fundamento para sacar conclusiones<br />
decisivas; sin embargo, parece poder afirmarse<br />
que en sujetos que han sido ya hipnotizados; ó son<br />
fácilniente hipnotizables, es posible en algunos, si no en<br />
todos; que cogiéndoles durmiendo el que alguna otra<br />
vez les haya ya hipnotizado, pueda producir en ellos por<br />
sugestión el sueño hipnótico, con los fenómenos de catalepsia,<br />
anestesia, etc., de lo cual ya hay algunos hechos<br />
que pudiéramos citar. Así que el 6>. Garrote,<br />
en sus Observaciones acerca del Hipnotismo, dice: «Las<br />
autoridades hipnóticas aseguran que puede aprovecharse<br />
el sueño natural ó fisiológico para hacer pasar á los sujetos,<br />
desde él al sueño hipnótico; y por consiguiente, sin<br />
la voluntad del individuo.)^/?icAer en su ^Grande Hietérie,n<br />
nos presenta casos de hipnotización durante el sue*<br />
no de ciertos sujetos. Noi:{et, Liébeault, Bernheim y<br />
otros hipnólogos, nos refieren asimismo algunos hechos<br />
de personas que hallándose en sueño natural, fué transformado<br />
éste en sueño hipnótico; y el último autor dice<br />
lo siguiente sobre este punto: «El sueño natural es trans*<br />
formado en hipnótico Me ha sucedido con frecuencia<br />
encontrar á un enfermo dormido en mi sala de clínica<br />
y decirle: «No se despierte V,..., continúe dormido;»<br />
enseguida le pongo los brazos en el aire, y quedan asi<br />
en catalepsia sugestiva. Le doy una sugestión para cuando<br />
se despierte, y la ejecuta sin acordarse de nada; sin<br />
saber que le hablado.» Estos hechos encierran en sí una<br />
inmensa gravedad, sobre todo si han sido producidos<br />
en sujetos nunca hasta entonces hipnotizados.<br />
También creemos conveniente hacer mención de un<br />
hecho aducido por varios autores, según los que, hay<br />
individuos como sucede en algunas histéricas, que si se<br />
comprífiíen ciertas partes de su cuerpo en tanto se ijaf
lien en estado de sueño hipnótico, es probable ó fácil,<br />
que este sueño se convierta en sueño histérico, sobre el<br />
que no tiene influjo alguno el hipnotizador por lo común.<br />
Pero pueden los sujetos que tengan la llamada Educación<br />
hipnótica, ser sumidos en el sueño hipnótico hallándose<br />
en estado de sueño natural, por la influencia<br />
de su hipnotizador habitual ó de un individuo cualquíe*<br />
ra, ¿Y lo que es mucho más grave, la transformación<br />
del sueño natural en hipnótico, puede tener lugar en un<br />
individuo cualquiera no hipnotizado otras veces? Esperamos<br />
nuevos hechos que vengan á fijar esta cuestión,<br />
que en nuestro corto entender encierra no pequeña gravedad.<br />
XI.<br />
¿EXISTEN ZONAS HIPNÓGENAS?<br />
Son llamadas :(onas hipnógenas, por los que las admiten,<br />
ciertas regiones del cuerpo cuya presión ó excitación<br />
produce el sueño hipnótico. Se ha observado<br />
efectivamente, en ciertas histéricas, que existen en las<br />
mismas, ciertas partes ó puntos de su cuerpo cuya presión<br />
produce una- especie de sueño; pero se ha notado<br />
también que esto no sucede en todas las personas hipnotizadas,<br />
y que aún en las en que esto se verifica, como<br />
quiera que, antes de caer en el sueño hipnótico,<br />
se las previno que al tocarles tal ó cual punto de su<br />
cuerpo caerían en dicho sueño, se cree, ó hay motivo<br />
para creer, que este sueño producido en estos casos es<br />
debido á la sugestión, y no á la presjóijpi del punto d$l
—cecuerpo<br />
del sujeto que se haya comprimido. Pero esperemos<br />
á que nuevos experimentos acaben de fijar esta<br />
cuestión.<br />
XII.<br />
¿ RECUERDAN LOS HIPNOTIZADOS LO OCURRIDO<br />
DURANTE SU HIPNOTIZACIÓN?<br />
Sobre este punto diremos que la experiencia ha<br />
confirmado que existen dos clases de hipnotizados: unos<br />
que conservan más ó menos completo el recuerdo de lo<br />
sucedido en tanto se hallaban hipnotizados; y otros<br />
que no conservan al despertar, memoria alguna de lo<br />
que ha ocurrido durante su sueño. «El hipnotizador por<br />
medio de los sentidos, dice el Dr. Verga, reduce al •<br />
hipnotizado á un simple ser pasivo, ejecutor inconsciente<br />
de cuanto se le impone, sin que naturalmente recuerde<br />
lo ocurrido.»<br />
Parece que el recuerdo de lo ocurrido durante el<br />
sueño hipnótico, subsiste en los primeros grados de<br />
hipnotización, ó sea cuando ésta no es muy graduada;<br />
que en tos grados avanzados de la misma, cuando hay<br />
sonambulismo, algunos individuos pueden recordar confusamente<br />
que han oído algo en ciertos momentos, se<br />
les puede hacer recordar algunos hechos, esto cuando<br />
ha habido un sonambulismo ligero; pero cuando éste es<br />
profundo, la memoria de lo sucedido durante el sueño,<br />
desaparecjB por completo, y por lo menos espontáneamente,<br />
es imposible que el hipnotizado se pueda acordar<br />
de nada. Parece asimismo que el número de individuos<br />
hipnotizados, á los que se puede hacer olvidar el
—57—<br />
--'•^ rec.Li2rJo di lo SJCÍÜJD darant2 SU su^iío, puedí ser<br />
mu:ho miyord^ loque es, >.\ el hip lotiza jor L-s manda<br />
olvi Jar lo su:eJiJo, cuan Jo despierte; ó sea si le sugiere<br />
la idea de que olvide, orden que parece ser obeJeciJa<br />
ciegimente. De modo que en estos casos el olvido puede<br />
ser natural ó espontáneo, como el del que olvida io<br />
que ha soñado duiante estaba dormido, y puede ser así<br />
mismo sugerido por el hipnotizador.<br />
Algunos sujetos que han sido hipnotizidos, quedan<br />
•.uego ó se hallan en un estado indefinible pira ellos<br />
mismos y ni siquiera saben si h in dormiJo ó nó, como<br />
uno de los casos que cita Bjntheím; el de un tenedor<br />
de libros que fuá hipnotizado hasta el estado de catalepsia<br />
suge-itiva, coi movimientos auton.iticos y conservación<br />
del recuerdo al despertar: cuín lo volvió á su<br />
estado natural, no sabía si había dormido realmente,<br />
creyendo que los actos ejecutados los había hecho únicamente<br />
por pura complacencia.<br />
Respecto á si los hipnotizados creen haber dormido<br />
ó no durante se han hallado en dicho estado, parece que<br />
algunos tienen, sí, conciencia de haber dormido aunque<br />
hayan llegado al sueiío profundo, pero sin que recuerden<br />
nada más; y á otros les sucede lo que al sujeto de<br />
que acabamos de hablar; y claro es que en todo esto<br />
influye en gran manera la sugestión, es decir si se le<br />
manda al hipnotizado que olvide todo, ó no se le orde-'<br />
na cosa alguna.<br />
Sobre esta cuestión, debemos también indicar lo<br />
que decimos sobre la memoria de loí hipnotizados, al<br />
hablar de los fenómenos psíquicos; donde se vé que si<br />
bien muchos que han sido víctimas del hipnotismo, no<br />
pueden recordar en estado de vigilia lo que les sucedió<br />
durante su hipnotización, si se les vuelve á hipnotizar<br />
y se íes pregunta, refieren todo lo ocurrido la vez anterior,<br />
con lo que dan pruebas de que la memoria de es-<br />
\os hechos c^uedó latente, digámoslo así.<br />
?
-68—<br />
También parece que se puede hacer que el hipnotizado<br />
recuerde todo lo sucedido durante su hipnotización,<br />
por medio de la sugestión; ó sea, diciéndole que<br />
al despertar se acordará de todo lo que pase mientras<br />
se halle en aquel estado, como así efectivamente sucede.<br />
Así sobre este punto dice el tantas veces citado Bernheím<br />
que existe un medio para recordar á los hipnotizados<br />
lo ocurrido durante el sueño hipnótico, medio<br />
que asegura dar siempre resultado; y consiste en que el<br />
hipnotizador les diga que se acuerden de todo lo sucedido,<br />
y, si es preciso, les coloque el mismo su mano<br />
sobre la frente. Ai instante se ensimisman un momento<br />
sin dormirse, y recuerdan entonces todo lo ocurrido,<br />
hasta en sus menores detalles.<br />
XIII<br />
¿CONSERVA EL HIPNOTIZADO EL USO<br />
DE SUS SENTIDOS?<br />
Si el hipnotizado está despierto, ó en estado de<br />
vigilia, par£ce que conserva ó puede conservar dicho<br />
uso, salvo las modiñcaciones que en este punto ó en<br />
dichos sentidos imprime ó produce la sugestión del<br />
hipnotizador. Si el hipnotizado se halla en estado de<br />
sueño hipnótico, parece que en los primeros grados de<br />
hipnotización se conserva por lo menos el oído, pues<br />
los que se hallan en este caso, recuerdan haber oído<br />
todo. En lo.s grados avanzados de hipnotismo, parece<br />
que el hipnotizado no oye sino lo que le dice su hipnotizador,<br />
sus sentidos no están en relación más que con<br />
éste, pero no son susceptibles de ponerse asimismo en<br />
{[elación con el mundo que le rodea.
—5©—<br />
«En el estado de letargía, como en todos los períodos<br />
hipnóticos, escribe Bernheím, (é insisto sobre<br />
este hecho,) el hipnotizado oye al operador, tiene la<br />
atención y el oído fijos en él. Con frecuencia contesta<br />
á las preguntas; responde casi siempre sí se insiste y<br />
se le dice que puede hablar. Hasta cuando- queda inmóvil,<br />
insensible, con la cara sin expresión, estraño en<br />
apariencia al mundo exterior, oye todo, aunque más<br />
tarde, al despertar, conserve ó no el recuerdo. La prueba<br />
es que sin tocarle, sin soplarle en los ojos, la simple<br />
palabra despertad pronunciada una ó más veces<br />
ante él, le despierta.» fLa sugestión, i.' p , c. VI.)<br />
Y en otro lugar de su obra, afíade: «Es muy fácil<br />
demostrar que en todos los grados de hipnotización<br />
los sujetos oyen, y con frecuencia conservan todo, con<br />
una perspicacia muchas veces notable.»<br />
Y por fin en la misma obra, dice asimismo lo que<br />
sigue: «En cuanto 'á la letargía, es decir la inercia completa<br />
ó el organismo reducido á la vida vegetativa, no<br />
la he observado; todos mis hipnotizados, por muy<br />
inertes que pareciesen, estaban en relación, por medio<br />
de algún sentido, con el mundo exterior; la sugestión<br />
vocal ha bastado siempre para despertarlos.»<br />
XIV<br />
MAYOR Ó MENOR FACILIDAD<br />
CON QUE SE PRODUCE íTL HIPNOTISMO.<br />
La facilidad para ser hipnotizado ó caer en estado<br />
hipnótico, varía con la naturaleza de los individuos sometidos<br />
á la acción de la hipnosis; con su estado de ánimo,<br />
con la edad, impresionabilidad, educación, pre-
-eoocupacíones,<br />
y número de veces que han sido ya hipnotizados.<br />
Muchas personas á la primera sesión son<br />
ya impresionadas por la acción hipnótica, otras á la<br />
segunda, otras á la tercera, otras necesitan más, otras<br />
son bastante refractarias al sueño hipnótico. En los<br />
que han sido ya hipnotizados otras veces, basta tan<br />
só!o que el hipnotizador les mire, les comprima los<br />
ojos ó les mande dormir, para que queden hipnotizados.<br />
A los individuos cuya sugestibilidad hipnótica está muy<br />
desarrollada, hay autores que aseguran que se las puede<br />
hacer dormir por medio de una carta ó de una orden<br />
por teléfono, como dice haberlo hecho Liégeois; lo<br />
cual si no es innatural lo parece á lo menos.<br />
Parece que gran número de veces se produce con<br />
más facilidad el hipnotismo en sujetos del campo que<br />
en los de las ciudades, en personas poco instruidas que<br />
en las de cierta instrucción, en los de robusta constitución<br />
que en las débiles y nerviosas; y hay autores<br />
como Beniheim, que aseguran que han hipnotizado con<br />
frecuencia á individuos que ss sometían á la hipnotización<br />
sin tener iJsa alguna dil sueño hipnótico.<br />
BraiJ en sus sesiones púlilicas de hipnotismo, hipnotizaba<br />
á los que el mismo público le señalaba ó quería<br />
que lo hiciera; pero dijo q«e á algunas personas es imposible<br />
hipnotizarlas, y creía más fácilmente hipnotizables<br />
á las mujeres y á los jóvenes.
i:«£Í^t2Í&Í^£!$£^£»£»£!k!ÍCi£iSÍS^^<br />
TERCERA PARTE.<br />
FORMAS QUE PRESENTA EL HIPNOTISMO.<br />
El hipnotismo es un Proteo: tal es la multiplicidad<br />
de formas que toma en la práctica, sumamente difíciles<br />
de describir con claridad y método; y como prueba de<br />
lo que decimos, y para dar ¡dea general á nuestros lectores<br />
de tan curiosos fenómenos, vamos á trascribir algunos<br />
pirrafos del P. Franco, en los que relataJos he»<br />
chos producidos por el célebre Donato en varias ciudades<br />
de Italia ante un publico distinguido; hechos ates«<br />
tiguados por varias personas formales é imparciales, y<br />
por varios médicos, entre otros el profesor MorseUi,<br />
director del manicomio de Turin.<br />
á uno ó á varios á la vez, y reducidos con un gesto<br />
ó con una palabra al estado hipnótico, les imponía<br />
los gestos á voluntad, extraiíos movimientos gimnásticos,<br />
actos de miedo, de gozo, de plegaria; movimiento<br />
de quien sube, de quien juega, de quien cose,<br />
baila ó rema; ,y despertaba en ellos muy vivas sensaciones<br />
de calor y de frío, de las cuales demosti'aban<br />
con sus actitudes sentir en realidad ios efectos. Veíase<br />
claramente que los sujetos se entregaban á una fuerza<br />
poderosa que les arrastraba y su obediencia parecía<br />
completamente pasiva, pero no podían oponer eficaz<br />
resistencia. Parecían dirigirse al magnetizador como<br />
perrillos falderos, ó moverse ó ajustarse á su simple<br />
mirada como se ajustan y mueven los autómatas al<br />
tirar de la cuerda. Cuando con sus grotescos gestos<br />
habían entretenido suficientemente á los espectadores,<br />
Donato, los despertaba de su sueño con sólo soplarles<br />
en el rostro, y con la misma facilidad con que se apaga<br />
una vela. Y los infelices necios que habían sido el objeto<br />
de la distracción de la concurrencia, se mostraban<br />
más que nunca reconocidos hacia el magnetizador,<br />
ó mejor dicho, jefe y dueño.<br />
ípn otra ocasión experimenta Dónalo uno á uno<br />
unos treinta jóvenes con su acostumbrado y peculiar<br />
sistema de apretarles las muñecas para conocer la<br />
fuerza muscular de sus brazos, é instantáneamente<br />
fija la mirada en sus ojos. Casi todos responden acto<br />
continuo á la fascinación, quedando rígidos; su faz<br />
toma un aspecto contraído, alucinado, algunas veces<br />
cadavérico; esos tales están á la completa disposición<br />
del fascinador, de quien siguen los movimientos como<br />
al imán sigue el acero. Entre 20, solo 4 ó 5 son refractarios;<br />
ó poco sensibles, por lo menos en aquel<br />
preciso momento. Qtros desde el primer instante, á<br />
un gesto de Dónalo caen al suelo como atacados de<br />
^jegjlepsía^ retorciénidose en irresistibles convulsiones.
-es-<br />
Hay algo penoso y espasmódico en sus gestos y grotesco<br />
en sus movimientos. Unos están jadeantes mientras<br />
otros roncan y gimen. Un soplo en el rostro, y<br />
entran de nuevo en sí mismos. Restréganse los ojos<br />
como sí despertaran de un sueño, miran al rededor<br />
como atontados, y luego tranquilamente vuelven á sus<br />
bancos,<br />
«Terminada esta primera selección, y vencidas las<br />
primeras resistencias. Donato les tiene ya en su poder<br />
y les atrae de tres en tres, de seis en seis ó en grupos<br />
de diez, con solo fijarse con rapidez en sus ojos, á pesar<br />
de su voluntad firme y de los grandes esfuerzos que<br />
hacen para resistir á la sugestión. Esta lucha éntrela<br />
voluntad impotente y la fuerza exterior que bien contra<br />
su voluntad les sojuzga, se revela al exterior por medio<br />
de cómicas y trágicas actitudes que producen sorpresa<br />
y pena, escitando unas veces la risa y otras una gran<br />
lástima. Durante la operación. Donato no pronuncia<br />
una sola palabra; piensa, quiere é indica. Parece que<br />
durante el experimento la conciencia de los sujetos es<br />
en extremo confusa. Tal es por lo menos la impresión<br />
que recibimos después de haber hablado con algunos.<br />
Estos tales ven sólo á Donato y aun sólo los<br />
ojos de Donato: y siguen viéndolos todavía cuando<br />
se coloca fuera de su alcance y á sus mismas espaldas.<br />
Tienen, en aquel momento, un convencimiento vago<br />
de que se mueven, saltan, corren y caen; pero todo<br />
como si estuviesen adormecidos, y como en sueños<br />
quisieran resistirse, pero hay solución de continuidad<br />
entre querer y poder. Queda en algunos un ligero aturdimiento,<br />
jaqueca, vahídos, y quebrantamiento de huesos,<br />
pero es tojo pasajero. Cuando Donato advierte<br />
que hará sentir á sus sujetos el calor y el frió, parece<br />
que el escenario se convierte en una de las salas de<br />
furiosos de un manicomio. Todos soplan, se enjugan
-64—<br />
un portentoso crescendo, se desabrochan, se quitan<br />
los vestidos y hasta los chaleclios con sus relojes, arrojándolo<br />
todo al suelo; pero luego alguno, como si de<br />
pronto fuera presa de grandes escalofríos, recoge las<br />
prendas que halla á mano, las arrebata á sus compañeros,<br />
se abriga bien con ellas.... «Esta mañana he<br />
visitado á varios estu.liantes que fueron ayer hipnotizados<br />
y algunos experimentaron muy vivas sensaciones<br />
de calor y frío, á voluntad de Donato. Temblaban de<br />
frío ó les sofocaba el calor. Alguna vez que otra veíanse<br />
obligados á desarroparse v desabrocharse la camisa,<br />
ó bien con rechinamiento de dientes correr en<br />
busca de sus vestidos llegando á disputarse las prendas,<br />
Albini no quería dar vueltas, temiendo el vértigo, pero<br />
hubo de doblegarse á la férrea voluntad del magnetizador.<br />
Entonces empezó á hacer piruetas, dar aceleradas<br />
vueltas de tarantela, vals ó polka. Le ordenó<br />
Z)o//a/o fijarse en un punto del techo, y seguía dando<br />
vueltas y más vueltas, siempre con la vista fija en lo<br />
alto, en el mismo punto y con la boca completamente<br />
abierta. Parecía alocado. Brol's vióse precisado á<br />
arrojarse al suelo, y por mis que lo intentaba no<br />
podía levantarse. Leifi alumno de agricultura bailaba<br />
como un trompo, y Jaría no podía de ningún modo<br />
subir á una banqueta, p.To cesaba tal imposibilidad<br />
á una orden de Donato, quedando inmóvil y en las<br />
más raras posiciones cuando así lo quería el hipnotizador.<br />
Otro sujeto muy hipnotizable con sólo que<br />
Donato le mirara, recibía una súbita impresión 'como<br />
herido del rayo. Tres sujetos caídos en catalepsia se<br />
vieron obligados á cantar con solo frotarles Donato la<br />
garganta con los dedos. Entonces pudo oírse un célebre<br />
terceto, un triple maullido ó simplemente tres voces<br />
de tan raro falsete que desternillaban de risa. Divertidísimos<br />
fueron los ejercicios de baile, de dentista y<br />
bartrpro', ejecutadoj-wn • adminttrte •precisión por ¡os
-esmejores<br />
sujítos de Donato. Hubo un infeliz que estuvo<br />
comiendo patatas cru.ias, y se despertó cuando tenía<br />
llena la boca de aquella sustancia propia y apetecida<br />
por animales inmundos. Dos ó tres creyeron tener á<br />
mano sus carruajes y pusieron al galope los caballos<br />
que soñaban á ellos uncidos; uno tomó una silla creyéidola<br />
su caballo, y no se detuvo hasta que vino al<br />
suelo; otro empezó con tal brfo los ejercicios gimnásticos<br />
que bien parecía que de un salto había de quedar<br />
aplastado en las bainbalinas del teatro ó atravesar toda<br />
la platea. El público impresioiado exclamó, basta. Turin<br />
y Montini fueron los que !""ás llamaron la atención.<br />
Donato les sugirió una salida al campo por la mañanita,<br />
y desde el momento los dos empezaron á andar<br />
con paso lento y pat.'tico; el magnetizador les había<br />
puesto sobre la cabeza un abolladísimo sombrero de<br />
copa en estado de dar al barrendero. Di repente chocaron<br />
entre sí; no dieron escusa alguna y se miraron<br />
de reojo.... Donato hizo que chocaran de nuevo; entonces<br />
A/o«/mí dio un buen puñetazo á las costillas da<br />
Tiiri'n, quien contestó con un soberbio sopapo aplicado<br />
á las narices de sü compañero, que no queió con<br />
los brazos cruzados, sino que restituyó en la misma<br />
moneda cuanto del otro había recibido. Dispertados<br />
los dos contendientes en lo más recio de la pelea, permanecieron<br />
di-'z minutos con la boca abierta y con<br />
tanta estupefacción como el público.<br />
»En otra sesión, después de separar á algunos sujetos<br />
como refractarios, y de adormecer á los que se presentaban<br />
fáciles, les dio á oler varias flores de papel,<br />
y experimentaban viva sensación de olor como si fueren<br />
rosas olorosas; les h'zo llorar y orar al rededor<br />
de un cadáver; hízoles reir y les llamaba á sí con la<br />
sola potencia de sus ojos, estando situado en el fondo<br />
de la platea y ellos en el escenario. Obligó á Re^is á<br />
"'cdnveríifse eii barbero, hÍ20 sentir al estuJiáhíe Br'ogi
—99 —<br />
el dolor de muelas y el de vientre; á otro á que cosiera<br />
una prenda de ropa como si fuera un sastre, y á Faria<br />
obligóle á escribir su testamento. El pobrecito en medio<br />
de actos de desesperación como si estuviera sufriendo<br />
con la idea de una muerte próxima, escribió: De/o<br />
cuanto poseo á mi buen hermano y después de algunas<br />
palabras ininteligibles habiéndole entregado un<br />
periódico arrollado, dándole á entender que era un<br />
puñal, el hipnotizado se le hundió en el pecho y cayó<br />
como muerto. Cuando Donato quiere obtener una<br />
hipnotización más completa y rápida, apoya una mano<br />
en la nuca del sujeto. Así lo hizo en una casa en Turin,<br />
con una joven á quien desde luego—avisada de antemano<br />
la familia, se entiende—puso un puñal en las<br />
manos ordenándola que matara á su propia madre.<br />
La muchacha deshecha en lágrimas, se dispuso á cumplir<br />
orden tan horrenda. Quería, pero no podía sobreponerse<br />
d tan misteriosa voluntad, que la sojuzgaba por<br />
completo con imperio, y hubiera cumplido la orden<br />
si Donato no la hubiera detenido.<br />
»Los refractarios de ayer noche no lo fueron de<br />
un modo absoluto. Ramporti confesó después que salen<br />
de los ojos de Donato dos rayos convergentes en<br />
un globo luminoso, como si fuese de'cristal, diciendo<br />
que no resistiría su mirada y que no duda que á no<br />
dirigir á otra parte la vista hubiera quedado también<br />
fascinado. Todos los que han sido hipnotizados por<br />
Donato, afrnian que la voluntad queda soju:{gada, por<br />
muchos que sean los esfuerzos para dejarla triunfante.<br />
Vense obligados á mirar á los ojos del hipnotizador.<br />
Pasados unos momentos, queda la vista ofuscada y<br />
deslumbrada y se concluye por no ver más que un<br />
punto luminoso y refulgente como un brillante iluminado<br />
por un foco eléctrico. Aunque Donato sé aleje<br />
6 se ponga detrás del hipnotizado, continúa éste no<br />
vicirdo más que el citado punto brillante. Desaparece
—«7—<br />
Donato, y desaparece del mismo modo la facultad de<br />
ver cualquiera otro objeto. No se ve más que el punto<br />
luminoso, siempre el mismo La inteligencia queda<br />
ofuscada, bien que no en máximo grado, y se tiene<br />
una idea vaga, como en la somnolencia, de cuanto<br />
ocurre al] rededor. Cuando cesa la acción, se experimenta<br />
el cansancio propio de un gran trabajo, con<br />
pesadez y hasta dolor de cabeza sobre la frente. Algunos<br />
sufren un ligero temblor nervioso. Los estudiantes<br />
hipnotizados por Donato, manifestaron luego<br />
ser entusiastas acérrimos del hipnotizador.<br />
II,<br />
CLASIFICACIÓN DE LOS FENÓMENOS HIPNÓTICOS.<br />
GRAN HIPNOTISMO.<br />
La pretendida clasificación de los fenómenos magnéticos<br />
ó hipnóticos es moderna. Mesmer y sus discípulos<br />
no se preocuparon de esto y al rededor de<br />
la cubeta del primero y bajo el influjo de su mágica<br />
varilla se veían revueltos convulsionarios, estáticos,<br />
sonámbulos, cfttalépticos, etc., sin que el maestro se<br />
cuidara de establecer separación entre estos diversos<br />
estados.<br />
Después á medida que el conocimiento del hipnotismo<br />
se ha generalizado más, han pensado los sabios<br />
é hipnólogos en clasificar los fenómenos del mismo;<br />
pero al mismo tiempo se ha producido una gran división<br />
entre los escritores que se ocupan en este<br />
punto; hoy ya podemos clasificarlos ó dividirlos en<br />
dos.escudas distintas,..laJJamaíia dc,,Z.«,,5
-escuyo<br />
principal representante es el célebre Chircot,- y<br />
la de Nancr, que representan entre otros B^ni'ii'i'n,<br />
Ziébeau/l, y otros. La prinera JiviJ.' el hipnotistno en<br />
tres períodos, de Catakpst'a, de LelargLi y de Sonambulismo.<br />
La segunda escuela admite los siguientes:<br />
Somnolencia, ó primer grado; Sueño Igcro, 6 segundo<br />
grado; Siicño profundo, ó tercer grado; Sueño muy<br />
profundo, ó en cuarto grado; Sonambulismo ligero, ó<br />
quinto grado, y Sonambulismo profundo, ó sexto<br />
grado. Añadiremos que según cierto autor, se distinguen<br />
también estas dos escuelas rivales: La de la Salpetriére,<br />
que concede más influencia á las causas físicas<br />
y fisiológicas en la producción del hipnotismo, y la de<br />
Nancy, á las causas psíquicas y á la sugestión Escusado<br />
es añadir que los católicos para la producción de los<br />
fenómenos hipnóticos juzgan indispensable la intervención<br />
y concurso del cuerpo y alma del hipnotizado<br />
que, operan el uno con la otra, r el uno sobre la aira;<br />
según la aguda expresión de V^acant.<br />
R'cher por su parte, divide el hipnotimo en los cuatro<br />
estados siguientes: i.' de Letargo, ó sueño profundo.<br />
2.* de Calalepsia, ó sueño en que el individuo<br />
pierde total ó parcialmente el movimiento ó la sensibilidad.<br />
3." Estado sugestit'o, durante el que el individuo<br />
se deja imponer por el hipnotizador hechos y movimientos<br />
diversos, y 4.* El Sonambulismo, que reduce<br />
al hipnotizado á un verdadero autómata.<br />
Conviene advertir que estos estados en los que los<br />
autores dividen el hipnotismo, son purament: artificiales<br />
y de pura convención y no tienen límites bien<br />
definidos, ni hay regularidad en su sucesión: un hipnotizado<br />
.se puede encontraren un estado intermedio entre<br />
los estados indicados, ó saltar de uno á otro, sin<br />
presentar la regularidad que parecen indicar las divisiones<br />
de los hipnólogos.<br />
Séíia llamado Gran Uij>notismOf á la forma más
característica dz\ misiim, ó sea al conjunto de fenómenos<br />
que const¡tu_vcn la forma más intensa del sueño<br />
magnético, que ya explicaremos en otro lugar.<br />
III.<br />
FORMAS MÉDICAS QUE PRESENTA EL HIPNOTISMO,<br />
No crean nuestros lectores que es completo el cuadro<br />
que hemos prcs;ntaJo del hipnotismo en el capítulo<br />
precedente; este á lo sumo só!o puede ser considerado<br />
como un bosquejo ó di^e^o del mismo, 3' por eso dijimos<br />
antes que el hipnotismo era un Proteo en sus manifestaciones,<br />
que son tales, tan variadas, tan obscuras<br />
y complica Jas, que apenas hoy dos autores que se muestren<br />
conformes en la descripción y clasificación de los<br />
fenómenos hipnóticos, que todos se reducen á unos<br />
cuantos grupo-i principales; pues tal es la confusión que<br />
hay sobre esta materia, que ni siquiera están conformes<br />
los hipnólogos en quí formas de las que presenta<br />
el hipnotismo pertenecen á éste, y cuáles otras<br />
son propias úz otros estados, ó son nada más que ficciones<br />
ó ilusiones.<br />
Nosotros vamos á estudiar en el hipnotismo el<br />
periodo preparatorio del mismo, y el sueño hipnótico;<br />
y en éste, tres estados principales, á los que se pueden<br />
referir todas las formis que el hipnotismo presenta,<br />
que son ía calalepsia, la l¿targ:a y el sonambulismo.
-tó^<br />
IV.<br />
PERÍODO PREPARATORIO DEL HIPNOTISAÍO.<br />
Ante todo, hay que tener en cuenta, como dice<br />
un autor que se ocupa en esta materia, que cada sujeto<br />
hipnotizado tiene, por decirlo así, su propia individualidad,<br />
su manera de ser especial, la cual se<br />
revela en la manera como cae en el hipnotismo y en<br />
la forma que este presenta; y que aunque los autores<br />
nos trazan descripciones del hipnotismo y de sus grados,<br />
éstas no se pueden entender sino de un modo<br />
general. Hay que tener también en cuenta que en<br />
las personas ya acostumbradas á la hipnotización ó<br />
que han sido hipnotizadas ya varias veces, el período<br />
preparatorio falta porque caen en sueño hipnótico á<br />
la menor señal del hípaotizaJor, y con la intervención<br />
de la voluntad del hipnotizado, ó aun sin ella en<br />
ocasiones.<br />
El período preparatorio cuando existe en el hipnotismo,<br />
suele ir acompañado de los siguientes fenómenos.<br />
A los pocos minutos de someterse una persona á<br />
la hipnotización, nota que le lloran los ojos, los párpados<br />
que se hallaban inmóviles, empiezan á agitarse<br />
con movimientos convulsivos, caen por fin y aun cerrados<br />
continúan estos movimientos, quedando ocultos<br />
los ojos hacia arriba: se notan asimismo movimientos<br />
del iris, se produce primero la contracción, luego la<br />
dilatación y después una serie de oscilaciones en los<br />
movimientos de la pupila: se nota asimismo hipere-<br />
^\i conjuntiva!, cierto grado de palidez y enfriamiento
-nde<br />
la piel, laxitud muscular, abatimiento del semblante,<br />
y bostezos. El individuo empieza á notar algo de<br />
sueño, y entonces el hipnotizador procura apremiarle<br />
ó estrecharle para que se duerma; al momento empieza<br />
á agiíárseie la respiración que llega á ser suspirosa,<br />
sus miembros se relajan, sus facciones se estiran, y la<br />
mandíbula inferior queda algo caída, y entonces el<br />
sugeto suele caer en e! sueño hipnótico más ó menos<br />
profundo, lo cual suele indicar él mismo al preguntarle<br />
el hipnotizador. Este sueño suele venir paulatinamente<br />
en los sujetos que se hipnotizan las primeras<br />
veces, y suele ser pronto y profundo en los que<br />
tienen la llamada educación hipnótica.<br />
Pero no todos los autores están conformes con el<br />
cuadro que acabamos de describir: «El sueño hipnótico<br />
se establece sin esa agitación previa que precede y<br />
acompaña á otros sueños artificiales, y en particular<br />
á la hipnosis clorofórmica,» dice Fonssagrives, aunque<br />
este mismo autor hace notar que esta regla no carece<br />
de excepciones, como ha indicado Braid, y Yung ha<br />
podido comprobar después de él.<br />
V.<br />
SUEÑO HIPNÓTICO.<br />
Hay personas que una vez hipnotizadas, sólo experimentan<br />
un adormecimiento más ó menos pronui\ciado,<br />
con somnolencia y pesadez en los párpados:<br />
éste estado puede desaparecer en cuanto cesa la influencia<br />
del hipnotizador, ó prolongarse más ó menos,<br />
tiempo todavía, citándose por álj^unos autores ^^9
—7S—<br />
de pro'ongnción d;l sueño hipnótico por espacio de<br />
muchas hora^, d-'spués ds cesar la acció i del hipnotizador.<br />
L>s sujetos q le S2 hallan en estado di somnolencia,<br />
unos quejan inertes y otras cecutan ciertos<br />
movimientos. Otros que no caen en el estado de somnolencia,<br />
contestan á las preguntas que se le^ hacen,<br />
"hablan y creen estar despiertos; pero si el hipnotizador<br />
les dice que no pueden abrir los ojos, les es imposible<br />
abrirlos aunque lo intenten con grandes esfuerzos;<br />
hasta que el mismo hipnotizadjr les dice que ya pueden<br />
hacerlo.<br />
El sueño hipnótico unas veces se produce bruscamente<br />
y el hipnotizado cae de repente inerte; otras<br />
veces sobreviene po:o á poco. Kn varios hipnotizados<br />
los ojos quedan cerradas é mmóviies, en oíros se ven<br />
sus párpados animados de un estremecimiento convulsivo.<br />
En el sueño ligero los ojos tienen su posición<br />
natural, en el sueño profundo se hallan á veces<br />
vueltos hacia arriba y oculta la pupila debajo del párpado<br />
superior. La mayoría de hipnotizados quedan<br />
inertes ó sin hacer movimiento de ningún género,<br />
varios tienen sacudidas musculares y movimientos reflejos<br />
en variis partes del cuerpo. La sensibilidad Be<br />
conserva en el sueño ligero, y cualquier roce ó cosquilleo<br />
produce movimientos reflejos y el despertar del<br />
sueño; en el sueño hipnótico profundo la .sensibilidad<br />
disminuye notablemente ó desaparece del todo, empezando<br />
por las extremidades; y luego se entorpecen<br />
los órganos de los sentidos; y hay cierto niimero de<br />
individuos que aunque se les hipnotice repetidas veces<br />
y caigan en la soinnolencia hipnótica, nunca pueden<br />
pasar más allá de este estado.<br />
El .sueño hipnótico suele ser producido valiéndose<br />
el hipnotizador de los procedimientos de que hemos<br />
hablado en otro lugar, y puede ser asimismo producido<br />
por el mismo hipnotizado, fijaiido la vista teqa%«
',4» •<br />
mente en una lámina brillante, una luz viva, etc.; y<br />
este sueño puede ser tan profundo corno el producido<br />
por un hipnotizador. Y téngase en cuenta que puedan<br />
ocurrir sobre este punto hechos tan raros como el<br />
siguiente citado por un autor. Un sujeto que se hipnotizaba<br />
fácilmente con la acción de la luz del magnesio,<br />
fué hipnotizado profundamente por un niño que<br />
encendió un alambre de dicha substancia, é hipnotizado<br />
de un modo tal, que hallándose delante un individuo<br />
que era el que le hipnotizaba habitualmente, y á quien<br />
siempre había obedecido ciegamente aun cuando hubiera<br />
sido hipnotizado por otra persona, en vano trató<br />
en esta ocasión de volverle á su estado normal ordenándole<br />
repetidas veces que despertara. El hipnotizado<br />
mostró deseos de cumplir la orden, y aun hizo esfuerzos<br />
para ello, pero no lo pudo realizar. Intentaron entonces<br />
despertarle abriéndole los ojos, echándole agua<br />
fría en)el rostro, y una corriente de aire, y todo fué<br />
inútil: hubo que apelar á que le despertara el niño<br />
que le habí» hipnotizado. El niño le ordenó que despertase,<br />
y al momento despertó.<br />
Durante el sueño hipnótico, el hipnotizado obedece<br />
á su hipnotizador, pero las sugestiones post-hipnóticas<br />
no tienen lugar. Por lo común hay anestesia ó falta de<br />
sensibilidad durante este sueño, pero á veces existe el<br />
fenómeno opuesto, es decir, aumento ó exaltación de<br />
la sensibilidad. La excitabilidad de los músculos tampoco<br />
está aumentada por lo general, aunque no faltan<br />
autores como Fonssagriues, que aseguran que se caracteriza<br />
el sueño hipnótico por la hiperexcitabilidad<br />
muscular que le acompaña, y que constituye una verdadera<br />
catalepsia provocada, y que excepcionalmente, la<br />
contractura cataleptica es reemplazada por resolución<br />
y flacidez musculares; y Braid asegura que se puede<br />
hacer pasar á los músculos de aquel estado á éste por<br />
U acción del soplo dirigido por los músculos que sa
—74-<br />
quieren relajar. En el oído se produce una gran exaltación,<br />
así que los hipnotizados en este estado oyen<br />
hasta los ruidos más ligeros.<br />
A veces se produce en los individuos sometidos á<br />
la acción del hipnotismo un sueño ligero, sueño que<br />
cada vez va siendo más profundo á medida que se van<br />
repitiendo las hipnotizaciones en los mismos.<br />
El sueño hipnótico según el Sr. Freiré y otros muchos,<br />
se produce de un modo análogo al sueño normal,<br />
por el cansancio de la vista y la idea del sueño que se<br />
va apoderando del alma del individuo; pero nosotros<br />
no creemos que la idea ó explicación sea del todo exacta,<br />
pues si el sueño hipnótico se produjera por la fijación<br />
de la vista, sí se podría admitir tal explicación,<br />
pero hay muchos casos en que no sucede esto, y dicho<br />
sueño se puede producir por varios medios distintos<br />
en los que no es posible el cansancio visual, y la idea del<br />
sueño, apoderándose de nuestro organismo, tampoco se<br />
puede admitir en todos los individuos, pues la mayor<br />
parte de los hipnotizados no saben lo que les va á suceder,<br />
y no es posible, por tanto, en ellos una idea que no<br />
se pueden formar sino los que han sido ya hipnotizados<br />
otras veces, ó son personas conocedoras del asunto.<br />
Respecto al sueño hipnótico en sí, el mismo escritor<br />
Sr. Freiré, le hace igual al sueño normal, pero creemos<br />
que esto tampoco es del todo exacto, porque si bien es<br />
cierto que el sueño hipnótico abandonado á sí mismo,<br />
presenta los caracteres del sueño natural, difiere entre<br />
otras cosas primero: por la manera de producirse el uno<br />
y el otro; segundo, por la facilidad con que el sueño hipnótico<br />
se puede hacer pasar á sonambulismo, y á ese sonambulismo<br />
extraño de la hipnosis y en el sueño normal<br />
es excepcional el poder hacer esto, y es otro sonambulismo;<br />
tercero, porque en el sueño hipnótico el hipnotizado<br />
parece conservar la relación con el hipnotizador, y<br />
solo con él; y cuarto, por el modo de despertar, espontá»
—76neo<br />
en el sueño normal, y sugestivo la mayor parte de<br />
las veces en el hipnótico y sugestivo de un moJo especial,<br />
pues solo suele despertar el hipnotizado en virtud<br />
del mandato del hipnotizador.<br />
Se ha llamado Hipotaxia (encanto); ácijrto grado<br />
de sueño hipnótico en el que los individuos se hallan con<br />
los miembros en resolución, los ojos cerrados, oyen todo<br />
lo que se dice á su alrededor y tienen su voluntad su -<br />
jeta á la del que les ha hipnotizado.<br />
VI.<br />
ESTADO DE LETARGO Ó LETÁRGICO<br />
Este estado suele ser el primero que se presenta usando<br />
el procedimiento que describimos en su lugar para<br />
producir la hipnotización, por más que pueda aparecer<br />
indiferentemente el letargo, la catalepsia ó el sonambulismo,<br />
sea cualquiera el medio que se emplee para hipnotizar.<br />
En el estado de letargo se producen raros fenómenos,<br />
algunos de los cuales son los siguientes:<br />
Hay anestesia, es decir, falta de la sensibilidad, y<br />
perversión de ia misma; las excitaciones más enérgicas<br />
no producen efecto alguno, no hay nada que pueda despertar<br />
el dolor, habiendo sido probada plenamente<br />
la analgesia ó insensibilidad para el dolor, por los experimentos<br />
de Broca, A:{am, Guerineau y otros médicos;<br />
la cual puede existir con la anestesia, ó aparte de ella.<br />
Puede asimismo á veces presentarse una hiperalgesia<br />
de la piel, (exaltación de la sensibilidad dolorosa de la<br />
misma); en algunas ocasiones, en vez de la analgesia.<br />
Según Liebeaulty la sensibilidad comienza á desapa-
—76—<br />
recer en las extremidades, y siempre es la periferia del<br />
cuerpo la más anestesiada: examinando los órganos de<br />
las sensaciones se vé que ios sentidos cubiertos, la vista<br />
y el gusto, quedan entorpecidos los primeros, lo cual va<br />
sucediendo luego con el olfato, el oído y el tacto, que se<br />
amortiguan después; si se emplean otros procedimientos<br />
de hipnotización, la vista es la última que deja de funcionar.<br />
Si se atraviesa la piel ó un miembro con un alfiler<br />
o aguja, lo mismo que la mano ó la lengua, no sienten<br />
los hipnotizados la más ligera molestia; se puede<br />
electrizar, introducir cuerpos extraños en las narices,<br />
arrimar á estas un frasco destapado de amoniaco, sin<br />
que los hipnotizados ni tan siquiera pestañeen; algunos<br />
hipnotizados experimentan cierto deleite en estos experimentos.<br />
Así se explica que ciertas tribus salvages que<br />
practican el hipnotismo, quizá desde tiempo inmemorial,<br />
se hacen morder, una vez hipnotizados, por serpientes;<br />
se pasan por varias partes de su cuerpo tizones encendidos,<br />
se flagelan cruelmente, y se clavan puñales en sus<br />
carnes, con una expresión de gozo y satisfacción indefinibles.<br />
El doctor Guerineau asegura haber practicado<br />
una amputación de muslo á un individuo hipnotizado,<br />
que cuando volvió á su estado normal cogió vivamente<br />
la mano del opera'dor para besársela, diciéndole que en<br />
tanto duró la operación, le parecía haber estado en el<br />
paraíso. Maira cita el caso de una joven que en estado<br />
de sonambulismo arrimaba los dedos á la llama de una<br />
bujía, en lo que parecía encontrar inmenso gozo. Se<br />
puede pellizcar y desgarrar la piel de los hipnotizados,<br />
aun en sitios muy sensibles; sin que manifiesten dolor.<br />
La anestesia unas veces se desarrolla espontáneamente<br />
sin más que la hipnotización; pero en varios hipnotizados<br />
no sucede así, y á pesar de su estado, siguen sintiendo<br />
todo lo que se hace con ellos, y en estos casos<br />
se puede desarrollar la anestesia por sugestión de lo que<br />
tratamos más adelante.
—77—<br />
En el sistema muscular se nota durante el letargo<br />
una gran irritabilidad; el pasar suavemente los dedos<br />
por la región superciliar de un hipnotizado produce el<br />
fruncimiento del ceño; el cojerle la mano hace que esta<br />
se contraiga enérgicamente, y se puede producir la contracción<br />
de casi todos los músculos del cuerpo, excitando<br />
ligeramente la región que les corresponde. Un<br />
pequeño golpe, un simple soplo, una corriente de aire,<br />
produce contracturas más ó menos enérgicas de los<br />
músculos, ó una rigidez tetánica; la compresión de los<br />
nervios produce el mismo efecto en los músculos en<br />
que se distribuyen, así que si se comprime el nervio<br />
cubital en la parte posterior é interna del codo, los<br />
dedos de la mano toman la figura de una garra.<br />
En el letargo se demuestra fácilmente la hiperestesia<br />
táctil, así que en este estado puede un sujeto realizar actos<br />
extraordinarios que no ejecutaría en estado normal.<br />
Y por fin la anestesia que, como hemos dicho, no<br />
siempre se obtiene espontáneamente en el estado letárgico,<br />
puede tener ó presentar muchos grados, no<br />
siendo siempre la misma.<br />
vn.<br />
SIGUE LA LETARGÍA, HIPEREXCITABILIDAD<br />
NEURO-MUSCULAB.<br />
La letargia, para Charcot y otros autores, forma<br />
el segundo periodo de la hipnosis, que para otros es el<br />
primero; y cuando se presenta, sucede á la catalepsia<br />
por una transición insensible. Existe, según el mismo<br />
autor, un carácter que podemos llamar seguro ó patog-
-78—<br />
nomónico entre la catalepsia y la letargía; en la primera<br />
la excitación de los músculos nunca produce la contracción,<br />
y en la letargia se manifiesta este fenómeno<br />
con viva intensidad, hasta el punto que la más pequeña<br />
excitación puede producir una contractura permanente,<br />
que sólo cede á la excitación directa de los músculus<br />
antagonistas. Este fenómeno recibió del mismo Charcot,<br />
el nombre de Hipercxcitabilidad neuro-muscular.<br />
Pero se ha visto asimismo que la excitación de un nervio<br />
cualquiera produce los mismos resultados en los<br />
músculos por los que se reparte, por lo que algunos han<br />
tratado en hacer dos clases de hiperexcitabilidad; la una<br />
producida por la excitación de los músculos, llamada<br />
cutáneo-muscular; y otra por la de los nervios, llamada<br />
neuro-muscular.<br />
Otro hecho curioso vino á unirse á los que venimos<br />
citando, y fué que se notó que producida una contracción<br />
en uno ó más músculos, puede hacerse que la misma<br />
salte al lado opuesto tan sólo con aproximar un<br />
imán de alguna fuerza á los músculos correspondientes,<br />
y esto aunque el imán se halle á distancia de pocos centímetros<br />
y sin tocar á la región que se experimenta; y<br />
como quiera que algunos han pretendido que este hecho<br />
se producía de una manera sugestiva, se ha experimentado,<br />
ó varios autores pretenden haberle obtenido,<br />
aun cuando el hipnotizado se halle con los ojos cerrados,<br />
para alejar toda duda de que este fenómeno puede ser<br />
producido por sugestión. La experiencia parece ha confirmado<br />
que para que se produzca esta contractura por<br />
causa de la hiperexcitabilidad, como hemos dicho, es<br />
preciso que el miembro sobre que se opera, reciba cierta<br />
cantidad de sangre, que si falta, no se produce dicha<br />
contractura, aun cuando se exciten los nervios ó los<br />
músculos correspondientes; sucediendo, sí, en estos casos<br />
que queda dicha contractura en estado latente, para<br />
manifestarse ó producirse en cuanto vuelva el órgano ú
—79—<br />
su estado normal. El mismo efecto tiene lugar, es decir,<br />
el salto al lado opuesto de la contracción, cuando se<br />
comprime con el dedo, ó se coloca el imán sobre el centro<br />
motor del lado en que se experimenta.<br />
Se ha notado asimismo que si excitamos un músculo<br />
determinado, uno del brazo, por ejemplo, hasta producir<br />
la contractura del mismo; si se sigue prolongando<br />
la excitación del músculo, la contractura va ganando é<br />
invadiendo otros músculos del mismo lado del cuerpo;<br />
y si se sigue excitando aun más, puede llegar hasta la<br />
contractura cataleptoide de todos los músculos del<br />
cuerpo; y también se ha visto que si se produce la parálisis<br />
en una región determinada del cuerpo durante el<br />
sueño hipnótico, no es posible producir la contractura de<br />
los músculos de e>ca región, aunque se exciten, sin hacer<br />
desaparecer primero la parálisis de dicho sitio.<br />
También se produce á veces en el letargo hipnótico<br />
un estado complejo en un mismo individuo, que puede<br />
presentar una anestesia ó completa abolición de la sensibilidad,<br />
hasta el punto de no_ dar muestras de sensibilidad<br />
alguna aunque le claven un puñal en su cuerpo;<br />
presentando al mismo tiempo una hiperestesia ó grande<br />
excitación de la sensibilidad de ciertos órganos, así que<br />
el más ligero ruido le produce molestias intolerables,<br />
ó percibe ciertos olores que por ningún otro individuo<br />
son percibidos.<br />
El estado letárgico ó letargo, es muchas veces el<br />
único que se puede obtener en un individuo, después de<br />
someterle á repetidas tentativas de hipnotización; y<br />
Bernheim por su parte, nos dice en su tratado de La<br />
Sugestión, que la letargía o la inercia completa, ó sea<br />
el organismo reducido á la vida vejetativa, no la ha observado;<br />
que todos sus hipnotizados, por muy inertes<br />
que pareciesen, estaban en relación por medio de algún<br />
sentido con el mundo exterior; y que la sugestión voal<br />
le ha bastado siempre para despertarlos,
—80—<br />
VIII,<br />
ESTADO DE CATALEPSIA,<br />
Este estado se puede producir en un sujeto hipnotizado<br />
en estado de letargo, poniéndole enfrente de<br />
una luz viva y abriéndole los ojos; en las personas histero-epilépticas<br />
se produce fácilmente dicho estado de<br />
catalepsia, haciendo que obren sobre las mismas impresiones<br />
fuertes y repentinas, como la luz eléctrica, la de<br />
magnesio, el sonido de una campana, etc: siendo el rasgo<br />
más notable del estado cataléptico, ó su principal<br />
carácter, como dice Charcal; la inmovilidad.<br />
«El sujeto cataléptico aun cuando se le coloque de<br />
pié en una actitud forzada, se mantiene en perfecto<br />
equilibrio y parece como petrificado. Los ojos están<br />
abiertos, la mirada fija, la fisonomía impasible.» La mirada,<br />
puede estar fija y los ojos abiertos aunque sea<br />
mucho tiempo seguido. Los miembros parecen sumamente<br />
ligeros, y permanecen en la posición en que se<br />
les coloca: se puede hacer tomar al hipnotizado las más<br />
extrañas actitudes, las cuales conserva por un tiempo<br />
más ó menos largo.<br />
Este fenómeno no siempre se verifica del mismo modo;<br />
«unas veces la catalepsia es débil, el miembro que<br />
ha quedado en el aire, cae á la menor presión ejercida<br />
sobre él; otras veces la catalepsia es más fuerte sin ser<br />
rígida, catalepsia cérea. Los miembros obedecen á los<br />
movimientos que se les imprimen, se dejan extender y<br />
poner en flexión dócilmente como la cera blanda, (flexibilitas<br />
cérea), se pueden extender ciertos dedos, doblar<br />
otros, doblar una pierna, extender la otra, sentar al<br />
hipnotizado, inclinar su cabeza sobre un hombro,<br />
comunicar á los diversos segmentos del cuerpo las acti-
—81—<br />
tudes más raras: quedan fijos como un maniquí articulado<br />
en la posición que se les dio, sin ejecutar movimiento<br />
alguno. También, á veces, viene la catalepsia rígida,<br />
acompañada de una verdadera contractura que no<br />
se resuelve sino por sugestión. Se le levanta un brazo<br />
verticaimente pOr ejemplo; queda fijo, en estado de<br />
contractura. Si se le quiere bajar, opone una gran resistencia<br />
á la mano que trata de deprimirlo; si se ha vencido<br />
esta resistencia, y se abandona el miembro, vuelve<br />
á tomar como un resorte, la posición primera, vertical<br />
en el aire.« Puede llegarla catalepsia á presentar tal intensidad,<br />
que aunque sea una joven débil y nerviosa la<br />
hipnotizada que se presenta en dicho estado, si coloca<br />
un brazo ó cualquiera parte de su cuerpo en una actitud<br />
determinada, no bastan los esfuerzos de dos ó tres hombres<br />
reunidos para que puedan vencer con todas sus<br />
fuerzas la resistencia que opone dicha joven á que destruyan<br />
la actitud que presenta, y lo único que podrán<br />
conseguir será que arrastren todo el cuerpo de la hipnotizada;<br />
y todo este estado tan extraño, al parecer tan<br />
invencible, cesa como por encanto con un leve soplo del<br />
hipnotizador. «Es una verdadera catalepsia rígida que<br />
llamaré catalepsia tetánica. En el momento que la persona<br />
queda dormida, se le levantan las piernas y los<br />
brazos sin decirle nada, y se fijan inmediatamente como<br />
tetanizados en la actitud comunicada. Esta rigidez es ordinariamente<br />
mucho mayor en los miembros superiores<br />
que en los inferiores. En algunas personas todo el cuerpo<br />
puede ser así inmovilizado y tetanizado, tanto que se<br />
les puede poner la cabeza sobre una silla y los pies<br />
sobre otra, haciendo fuerza en el centro del cuerpo sin<br />
romper la contractura. Solo la sugestión consigue romper<br />
siempre este estado tetánico. Se les dice: Puede bajar<br />
los bracos y moferlos como quiera. Entonces la rigidez<br />
desaparece y la catalepsia persiste cérea ó débil,<br />
como en los grados precedentes.
—82—<br />
Hay que tener en cuenta que entre los hechos de<br />
catalepsia se ven algunos raros, como el citado por<br />
el Dr. Borne, de un enfermo, víctima de una catalepsia<br />
generalizada por causa de una contusión, que quedó<br />
en un estado tal que ni los médicos, ni las hermanas<br />
que servían en el hospital donde ocurrió el hecho,<br />
podían comunicarse con él, y se le trasmitían todas<br />
las órdenes por otro enfermo que quizás estaba delante<br />
en el momento del accidente, y era el único<br />
individuo con que al parecer tenía relación.<br />
Advertiremos, por fin, que el estado de catalepsia<br />
es á veces muy duradero, y que se registran casos de<br />
individuos en los que ha durado varios días; lo cual se<br />
presta á graves abusos y aun á hechos criminales.<br />
IX.<br />
SIGUE LA CATALEPSIA. EL SENTIDO MUSCULAR.<br />
En el estado de catalepsia se puede hacer á ciertos<br />
sujetos imitar las diversas actitudes que vemos en las<br />
estatuas, y se les puede colocar en la posición que se<br />
quiera pudiendo un mismo individuo tomar varias posturas<br />
sucesivas; y para que todo guarde relación, se<br />
puede excitar los músculos de la cara del hipnotizado,<br />
para que la misma tome una expresión que esté<br />
en relación con la actitud del cuerpo. Pero hay ocasiones<br />
en que ni aun esto es necesario, teniendo en<br />
cuenta el curioso fenómeno que pasa en estos casos<br />
en ciertos individuos.<br />
Dicen varios autores que el sentido muscular no se<br />
pierde durante el estado hipnótico, y que en virtud de<br />
este hecho cualquiera actitud que se dé á un hipnoti-
—83—<br />
zado, obra como una sugestión sobre este. Entre los<br />
muchos casos prácticos de esto mismo que citan los<br />
hipnólogos, recordaremos el de la joven que con sólo<br />
que la juntaran las manos en actitud de orar, creía encontrarse<br />
ante la presencia de Dios, al que ruega por<br />
todos los presentes, y exclama: ¡Oh! ¡que maravilla!<br />
•lif{ por todas partes! Se la colocó luego la cabeza sobre<br />
el pecho y los brazos en estado de relajación, y es<br />
presa de una gran tristeza creyéndose sola y abandonada.<br />
Luego se la volvieron á poner las manos juntas<br />
sobre su cabeza, y cayó de rodillas revelando en todo<br />
su organismo un éxtasis sublime. Y por fin se la separaron<br />
las manos, en una se la puso un pañuelo y la<br />
otra se la colocó en la cintura, y entonces sus facciones<br />
se iluminaron, sonrió graciosamente y dio á entender<br />
que creía hallarse en un baile.<br />
Otro caso curioso es el de otro hipnotizado que<br />
colocado en la actitud de pronunciar un discurso ensartó<br />
una arenga, coordinando el gesto, la actitud, y<br />
los movimientos de una manera conveniente, luego<br />
se le cambió la actitud por la de un hombre preparado<br />
á defenderse, y tomó entonces los gestos, posturas<br />
y movimientos de un individuo que se hallara en reñida<br />
lucha con otros.<br />
Una cosa parecida sucede, si á ciertos hipnotizados<br />
se les da algún objeto ó instrumento, lo cual parece excitar<br />
en ellos el deseo de hacer un uso conveniente y debido<br />
de los mismos, aún cuando de una manera inconsciente:<br />
así ciertos hipnotizados cosen, como si estuvieran<br />
despiertos, si se les pone una aguja en la paño;<br />
otros dan golpes, si se les pone un martillo, como si<br />
clavasen clavos; escriben si se les da una pluma, etc.<br />
El sentido muscular unido con la exaltación de ciertos<br />
sentidos puede dar lugar á algunos hechos curiosos,<br />
como los de que nos habla Braid en su Nenripitologia,<br />
que dice ¡o siguiente: «La finura del oído y la precisión
—84—<br />
del sentido muscular, junto á la seguridad con que obran<br />
y á su tendencia á la simpatía y á la imitación, permiten<br />
á los hipnotizados estas imitaciones fonéticas verdaderamente<br />
admirables y actualmente fuera de duda. Por<br />
ejemplo, numerosos pacientes repiten muy fielmente<br />
todo lo que se dice en una lengua cualquiera; pueden<br />
hasta cantar correctamente con otra persona en una<br />
lengua extranjera, siguiendo sonidos y palabras de un<br />
canto, que por primera vez están oyendo; (¿habrá exageración<br />
en el relato? ¿estaráti bien hechas las observaciones?)<br />
las palabras y la melodía les parecen tan familiares<br />
cuando imitan á otros cantores, como si las hubiesen<br />
estudiado de antemano. Así una de mis pacientes<br />
que en estado de vigilia no conocía ni siquiera la gramática<br />
de su propia lengua, y apenas sabía lo que era la<br />
música, pudo acompañar correctamente á la señorita<br />
Jenny Lind en muchos cantos y en diferentes lenguas;<br />
repetía las palabras y la música de un modo manifiestamente<br />
exacto.<br />
Estos hechos y los demás análogos se han pretendido<br />
explicar por el principio formulado por Bertrand, y al<br />
que dio el nombre de Ley de Charcot, que es el siguiente:<br />
Toda Juerga nerviosa desarrollada en el cuerpo por<br />
una excitación extraña d nuestra espontaneidad, determina<br />
una serie de estados cerebrales y de modificado'<br />
nes susceptibles de manifestarse exleriormente por las<br />
actitudes y movimientos expresivos que habitualmente<br />
les corresponden.<br />
Para concluir esta cuestión, diremos que varios<br />
autores pretenden haber producido estados de catalepsia,<br />
parálisis, ó sonambulismo, por la presión ó tocamiento<br />
de ciertas partes determinadas de la cabeza, y<br />
otros, como Bernheim, niegan haber visto nunca hechos<br />
semejantes, que, si fueran ciertos, habría que admitir<br />
la teoría fluidista para la explicación de la hipnosis; y<br />
lo que si parece provocar la presión de los músculos en
_86-<br />
los hipnotizados, un contraccinoes de dichos músculos,<br />
cuyos movimientos parecen ser desconocidos para ios<br />
mismos hipnotizados.<br />
Y por fin se ha visto que en ciertas enfermedades ó<br />
estados patológicos se presentan estados cataleptiformes<br />
que semejan algo la catalepsia del hipnotismo, como<br />
sucede á veces en la fiebre tifoidea.<br />
X.<br />
MOVIMIENTOS AUTOMÁTICOS.<br />
En algunos sujetos hipnotizados que hayan llegado<br />
á un grado profundo de hipnotización, se pueden obtener<br />
movimientos automáticos extraños. Así, si se les<br />
hace girar los dos brazos, uno al rededor del otro, el individuo<br />
continúa moviéndolos espontáneamente ó después<br />
del mandato, ya lentamente ó como con cierta vacilación,<br />
ó bien de una manera precipitada y regular.<br />
Si se les dice: Hagan por detener los bracos, y á unos<br />
no les es posible hacer esfuerzo alguno para ello; otros<br />
tratan de hacerlo dando una mano contra otra, no pudiendo<br />
detener este movimiento que les parece irresistible.<br />
Si se les detiene una de las manos, la otra puede<br />
continuar el movimiento, y al soltar la primera, hay casos<br />
en que aún vuelve á su primitivo movimiento y se<br />
pone á dar vueltas al rededor de la otra. En algunos<br />
que tienen un sueño muy profundo, los movimientos<br />
automáticos se pueden efectuar por imitación: el hipno-<br />
• tizador se coloca delante de ellos y mueve los brazos en<br />
un sentido determinado, y ellos hacen lo mismo; cambia<br />
el hipnotizador de movimientos y ellos hacen lo cnismo;<br />
si el primero pega un puntapié, lo mismo hacet) ellos,
-86-<br />
y cualquier movimiento que al primero se le ocurre, es<br />
imitado fielmente por los hipnotizados; movimientos automáticos<br />
que cesan en cuanto :i los hipnotizados se les<br />
cierran herméticamente los ojos. EscusaJo es decir que<br />
los que han sido hipnotizados varias veces, realizan estos<br />
movimientos con prontitud y de una manera más<br />
perfecta.<br />
XI.<br />
S o N A M B U L I S Al o<br />
Es el estado más lucido del sueño hipnótico, y se<br />
manifiesta en las personas en las que la hipnotización<br />
ejerce una influencia más profunda.<br />
El sonambulismo según una estadística de Beaiinis;<br />
suele desarrollarse en un i5 ó i8 por loo de individuos.<br />
La proporción es casi igual entre los hombres<br />
que entre las mujeres, no habiendo diferencia<br />
aparente con respecto al sexo; pero sí muy grande con<br />
respecto á la edad; pues el sonambulismo es común<br />
en la infancia y en la juventud, y vá siendo raro des<br />
de los 5o años en adelante.<br />
El sonambulismo se puede trasformar en catalepsia<br />
abriendo los ojos del hipnotizado, ó en letargía, cerrándolos<br />
y comprimiendo ligeramente los globos oculares.<br />
En el estado de sonambulismo el individuo tiene<br />
las apariencias de estar despierto, pero la voluntad y la<br />
conciencia de ios actos que ejecuta, no existen. El automatismo<br />
es completo, el hipnotizado está trasformado<br />
en una máquina que se mueve á voluntad del hipnotizador:<br />
Este automatismo ofrece muchos modos distintos,<br />
según el modo de ser ó aptitudes psíquico-orgánicas de<br />
los hipnotizados. El sonámbulo se levanta, se sienta, se
—87—<br />
arrodilla, pasea, escribe, lee, según se le ofáena; aunque<br />
unos obedecen con más prontitud que otros, y á varios<br />
hay que repetirles la orden, según su educación hipnótica<br />
y como obra en cada uno de ellos el hipnotismo. Se<br />
le dice al sonámbulo: «Solo puede andar hacia adelante;»<br />
3' solo anda come se le indica. «No se puede mover<br />
sino hacia atrás;« y solo se mueve en esta dirección:<br />
"No puede andar en ninguna dirección;» y queda fijo em<br />
donde se encuentre, aunque haga esfuerzos para marchar<br />
hacia algún otro lugar. Se ordena á otro que tenga un<br />
palo en su mano cerrada, y son precisos los esfuerzos<br />
de muchas personas robustas para arrancársele.<br />
En este estado se puede, según varios autores, hacer<br />
que los hipnotizados repitan automáticamente las<br />
palabras que se les dice, como ha hecho Berger; para<br />
lo cual ponía su mano después de calentada, en contacto<br />
de la nuca de los sujetos sobre que experimen •<br />
taba y repetían estos inconscientemente todas las palabras<br />
que les dirigía su hipnotizador.<br />
Las sensibilidades general y sensorial pueden ser<br />
modificadas, exaltadas, disminuidas ó pervertidas á voluntad<br />
en el sonambulismo. En este estado, las alucítiaciones<br />
de los sentidos pueden -ser muy variadas, y se<br />
pueden sugerir toda clase de ilusiones sensoriales. A<br />
los sonámbulos se les hace tomar sal ó acíbar por azúcar<br />
que saborean con placer; una carta arrollada<br />
pasa para ellos por un sabroso cigarro cuyo aroma<br />
aspiran con delicia, y del que hacen por arrojar bocanadas<br />
de humo; y aún dan pruebas de embriagarse<br />
con el mismo. Agua natural es para ellos exquisito-<br />
Jerez ó Champagne, que les produce la embriaguez,<br />
y andan y se conducen como perfectos borrachos. Se<br />
les hace quedar sordos, y no les conmueve ruido alguno<br />
por fuerte que sea; del mismo modo quedan mudos<br />
ó tartamudos. Tratan de ejecutar estos hipnotizados<br />
todos los actos que se les ordenan; cantan, bailan, es.
-88-<br />
criben, trabajan, tocan diversos instrumentos, hablan,<br />
y al verlos ejecutar todo esto con los ojos cerrados ó<br />
abiertos, se juraría que no estaban dormidos; mucho<br />
más teniendo en cuenta loque dice Bernheim: «Muchos<br />
sonámbulos, escribe dicho autor, tienen una perspicacia<br />
muy grande; el menor indicio los guía; sabiendo que deben<br />
realizar el pensamiento del hipnotizador, se ingenian<br />
para adivinarlo. Si se han repetido muchas veces<br />
sobre la misma persona los experimentos de trasferencia,<br />
(lo mismo sucede con otros); adivina con facilidad<br />
que debe trasferir tal ó cual fenómeno; y sin que se<br />
diga nada delante de él, puede apreciar en la actitud<br />
expectante del operador, ó en otro cualquier indicio si<br />
debe operarse la trasferencia.»<br />
Entre los numerosísimos hechos prácticos que pudiéramos<br />
citar de |sonambulismo, mencionaremos dos<br />
de los citados por el mismo Bernheim: el de una reumática<br />
hipnotizada, á la cual decía: «Ya está curada; levántese<br />
y haga lo que tenga que hacer.» Y la mujer se<br />
levantaba, se vestía, se ponía á lavar los cristales, hacer<br />
su cama, barrer la habitación y demás operaciones<br />
de su clase, sin recordar nada una vez despierta. El<br />
otro hecho es de otra mujer, que creyendo cojer una<br />
sábana, tomando una aguja imaginaria, poniéndose un<br />
dedal ficticio; iba haciendo todos los movimientos precisos<br />
para una costura, y de estos hechos repetimos que<br />
pudiéramos aducir muchísimos.<br />
«En los grados avanzados del hipnotismo todas las<br />
ilusiones, todas las alucinaciones se realizan sucesivamente,<br />
con una precisión y una prontitud que sorprende.<br />
Se puede sugerir á los sonámbulos las ideas de que<br />
son de diferente sexo, soldados, sacerdotes, animales,<br />
reyes, obispos, niños, viejos, artistas, etc.. y harán<br />
todo lo propio de estos personajes. Encontrarán malas<br />
las cosas de buen sabor y viceversa; percibirán un perfume<br />
delicioso donde el olfato de una persona no encon-
-éétrará<br />
olor ninguno; oirán música alegre, frases agradables,<br />
etc., según sean las determinaciones del experimentador.»<br />
En el sonambulismo se pueden producir asimismo<br />
en el hipnotizado, alucinaciones que podemos llamar negativas;<br />
las cuales consisten en hacer que no oiga, ni<br />
vea, ni sienta, lo que afecta sus sentidos ó su sistema<br />
nervioso; como el caso que nos cuenta un escritor francés<br />
de una señora á la que produjo la sugestión en presencia<br />
de varias personas, 'de que al despertar no le<br />
vería, á pesar de estar delante de la misma, y no sólo<br />
no le vería, sino que ni le oiría, ni podría darse cuenta,<br />
que estaba en su presencia, como así efectivamente<br />
se realizó; pues una vez despierta, busca inútilmente á<br />
su hipnotizador, que era su médico al mismo tiempo<br />
y que estaba enfrente de ella diciéndola en altas voces<br />
que se encontraba allí á su lado, yllega hasta pellizcarla<br />
la mano que retira la señora bruscamente, sin darse<br />
cuenta del origen de esta sensación; y al decirla las<br />
personas presentes que allí delante de ella se hallaba su<br />
médico y la estaba hablando, ella cree que dichas personas<br />
intentan jugarla alguna broma pesada. Y téngase<br />
presente que las alucinaciones opuestas á estas, que llamaremos<br />
positivas; pueden alternar con estas negativas<br />
en el mismo individuo.<br />
Cullere nos habla del efecto que los medicamentos<br />
producen en los hipnotizados, citando casos en que<br />
el opio hace dormir por su sola presencia delante del<br />
sonámbulo; en que el jaborandi produce salivación y<br />
sudor solo con aproximarle á ciertos hipnotizados; pero<br />
suponemos que en estos casos se prevendría á los<br />
hipnotizados que se les aproximaba dichas sustancias<br />
cuyos efectos conocerían ó de los que se les daría alguna<br />
indicación; en cuyo caso se explica todo por un<br />
efecto de su imaginación.<br />
El sonambulismo se produce por la prolon-^ndón<br />
lu
-90del<br />
sueño hipnótico ea los individuos llevados de antemano<br />
á la letargía; y en las personas histero-epilép'<br />
ticas se puede producir ds un modo casi instantáneo<br />
por la compresión de la cabeza. En algunos hipnotizados<br />
cuesta muchas sesiones provocar en ellos el sonambulismo,<br />
y en otros no es posible por más que se intente<br />
repetidas veces. En el sonambulismo persiste la<br />
hiperexciiabilidad neuro-muscular, de que hemos habla-<br />
. do en otro sitio; en éste estado, es fácil producir una<br />
contractura cualquiera, y hacer el cambio de la misma<br />
valiéndose del imán, como ya hemos dicho; con la particularidad<br />
de qu2 si, por ejemplo, se toma una mano<br />
de un sonámbulo y se hace que.cada dedo de la<br />
misma adopte una posición distinta unos'á otros, aplicando<br />
el imán, se verá que salta ó pasa esta misma<br />
disposición de una mano á otra del hipnotizado.<br />
En el sonambulismo por lo común la sensibilidad<br />
general se suprime, hay lo que se llama anestesia; y<br />
ciertos individuos pueden experimentar los mayores tormentos<br />
sin dar pruebas de sufrimiento alguno; pero<br />
en algunos casos esta sensibilidad puede estar aumentada<br />
©excitada. A veces sólo se suprímela sensibilidad<br />
para el dolor, y subsiste aumentada la que.aprecia<br />
la temperatura. El oído suele presentar una gran<br />
agudeza sensitiva y apreciar los más pequeños sonidos,<br />
el olfato aprecia los más insignificantes olores, no apre*<br />
ciables para los demás; y lo mismo sucede en el gusto:<br />
la vista adquiere una penetración tan maravillo-'<br />
sa que es admirable; y algunos autores citan casos sorprendentes<br />
de esto mismo, como el de un sonámbulo<br />
que dándole un cartón en blanco, le servía de perfecto<br />
espejo, y en el mismo veía todo lo que pasaba<br />
á su espalda, que describía detalladamente. Se ha notado<br />
asimismo que si á un sonámbulo se le dá un papel<br />
pintado con uno de los colores suplementarios (los<br />
(olores simples que sucnados unos «on otros dan el
—Bl—<br />
blanco), y se le hace mirar fijamente unos instantes<br />
y sele vá retirando el papel poco á poco hasta colocarle<br />
uno ijlatico, no verá este calor, sino el que sumíado<br />
con el primero produce este último; ^sí por<br />
ejemplo, usado el verde, verá el segundo papel blanco<br />
de color púrpura. En las alucinaciones de los hipnonotizados<br />
respedto al sentido de la vista, hay que tener<br />
en cuenta que si a uno de estos se le hace ver por<br />
sugestión un objeto cualquiera; si se le comprime uno<br />
de los ojos hacia dentro, verá dos objetos ¡guales uno<br />
al lado del otro, uno-naásclaroy otro con algo más de<br />
confusión; si se comprime el objeto de arriba abajo,<br />
las imágenes se presentarán unas sobre otras; si<br />
de dentro á fuera, las imágenes estarán cruzadas, es<br />
decir la más ciara será la qüz está al frente del ojo que<br />
se comprime. En esto hay que notar también que si<br />
á un hipnotizado se le dice que está á oscuras, se dilatan<br />
sus pupilas como si realmente se íhallara en la oscuridad;<br />
y si se le dice que hay una luz viva, las mismas<br />
se contraen, y si por fin se le manda que vea un<br />
objeto cerca ó lejos, procura asimismo acomodar su vista<br />
para la distancia á que calcula se halla el objeto; lo<br />
cuales notable en sumo grado, porque ya se sabe que<br />
los movimientos de la pupila están bajo el imperio de<br />
la voluntad. Y más notable es asimismo lo que aseguran<br />
algunos hipnólogos, de que en estos casos no se producen<br />
en los hipnotizados, verdaderas alucinaciones<br />
visuales sino que en efecto se pintan en la retina las imágenes<br />
de los objetos que se les indica que vean i los<br />
que se hallan en estado de hipnotización; cosa que si<br />
no es harto maravillosa, por lo menos lo parece. Bernheim<br />
después de repetidos experimentos sobre otras<br />
cuestiones, que cita en su obra La Sugestión; ha llegado<br />
á deducir sobre las mismas la conclusión siguiente:<br />
«La imagen alucinatoria (en los hipnotizados) puede<br />
ser para el sujeto tan clara, tan brillante j tan viva
como la misma realidad. Pero nacida completamente<br />
en la imaginación de la persona, la vé como la concibe,<br />
como la interpreta, como el recuerdo consciente ó<br />
inconsciente la hace renacer en el sensorium. Es una<br />
imagen cerebral psíquica y no física, que no pasa por<br />
el aparato visual periférico, que no tiene realidad objetiva,<br />
que no obedece á las leyes de la óptica, sino<br />
á los caprichos de la imaginación.»<br />
Las manifestaciones del llamado sentido muscular<br />
son notables en los sonámbulos. Si á uno de estos s¿ le<br />
dá una posición cualquiera, él mismo toma en su fisonomía<br />
una expresión que completa la acción que se queria,<br />
obtener; y si se paraliza la mitad de su cuerpo, la expresión<br />
que se ha provocado no se presenta más que en la<br />
otra mitad del cuerpo, como si fueran dos seres distintos;<br />
y aún puede llegarse á hacer que medio cuerpo de<br />
un sonámbulo exprese la risa ó la alegría, y el otro medio<br />
el temor ó la ira; dando á sus dos brazos actitudes<br />
diversas y que guarden relación con estos afectos. La<br />
gran sensibilidad de .su .sistema muscular, hace que ciertos<br />
sonánbulos marchen con seguridad completamente á<br />
oscuras, que puedan escribir correctamente con los ojos<br />
vendados; y que escriban con la misma corrección con<br />
la mano izquierda, casi que con la derecha. La acción de<br />
sobaren ellos metódicamente una glándula, hace que ésta<br />
funcione de un modo escesivo, cuyo fenómeno se puede<br />
hacer saltar por la acción del imán á otra glándula<br />
del otro lado, si ambas son de una misma clase; y según<br />
varios, esto no solo sucede con las glándulas superficiales<br />
del cuerpo, sino también con las profundas.<br />
Notable es asimismo la influencia que tiene el imán<br />
en los movimientos de los hipnotizados. Si á uno de estos<br />
se le hace marchar hacia adelante, retrocede en<br />
cuanto se le coloca un imán en la parte posterior de la<br />
cabeza; si se le hace andar hacia atrás, retrocede hacia<br />
adelante, en cuanto se le pone el imán debajo de la man-
—98—<br />
díbula. Si á un sujeto de estos, andando hacia adelante,<br />
se le coloca el imán detrás de una de las orejas, el hipnotizado<br />
empieza á dar vueltas hacia aquel lado sin poder<br />
marchar hacia adelante, por más que lo pretenda; si<br />
uno de estos individuos mueve el brazo derecho de arriba<br />
abajo, y se le coloca un imán sobre el centro motor<br />
del brazo izquierdo, el primero se queda parado y el izquierdo<br />
empieza á moverse como lo hacia el otro; y se<br />
puede hacer con el imán mover los dos brazos, ó que<br />
ambos queden inmóviles. Lo mismo puede hacerse con<br />
los párpados, que si se hace á un hipnotizado que los levante,<br />
colocando un imán en la parte posterior de la cabeza,<br />
tiene que cerrarlos sin poder abrirlos por más esfuerzos<br />
que haga para ello.<br />
Estos hechos de trasferencia verificados en el estado<br />
hipnótico por medio del imán, son vivamente discutidos<br />
por muchos: según Binet y Féré, pliede un imán aplicado<br />
en los hipnotizados, trasferii- sobre el lado del cuerpo<br />
á que se aplique, los fenómenos de anestesia, contractura,<br />
parálisis, etc; provocados en el lado opuesto;<br />
y los mismos autores creen que dicha trasferencia ó salto,<br />
se verifica por un simple fenómeno físico, sin que<br />
la voluntad y conciencia del hipnotizado tengan parte<br />
alguna en el fenómeno; pero otros como Bernheim, que<br />
ha hecho repetidos experimentos sobre este punto; dice<br />
que estos fenómenos de trasferencia que produce el<br />
imán son debidos á la sugestión, y sin ella son imposibles.<br />
Y Vacant por su parte escribe sobre esta cuestión<br />
lo siguiente: «Muchos efectos que se producen por sugestión<br />
han sido obtenidos por la aplicación de un imán. El<br />
imán obra directamente sobre el sistema nervioso, ó<br />
bien, una vez conocida por el enfermo su presencia, obra<br />
ésta sobre él por sugestión. Ambas explicaciones han<br />
sido dadas, y las dos pueden ser verdaderas.»
-94—<br />
XII.<br />
FASCINACIÓN.<br />
Hé aquí como describen Bourneville y Regnard este<br />
fenómeno. «Se mira fijamente al hipnotizado, se hace<br />
que fije su vista en la punta de los dedos del experimentador,<br />
y éste retrocede lentamente. Desde entonces el<br />
sujeto lo seguirá á todas partes, pero sin abandonar sus<br />
ojos; baja el cuerpo, si el hipnotizador lo baja; se vuelve<br />
vivamente para encontrar su mirada, si aquel vuelve<br />
la cabeza. Si el experimentador avanza mucho, el sujeto<br />
cae hacia atrás rígido como si fuera de una sola<br />
pieza.»<br />
Se ha llamado también fascinación al método que<br />
consiste en hipnotizar á un individuo por medio de la<br />
fijación de la mirada del hipnotizador en el hipnotizado,<br />
que parece absorver y dominar por completo á éste<br />
último, por más que varios autores rechacen la acción<br />
fascinante de la vista, dudando de lo que afirman los<br />
entusiastas de dicho método hipnotizante.<br />
Como prueba de lo que es la fascinación hipnótica,<br />
citamos las palabras de un espectador que observólos<br />
experimentos de Z)o«a/o, y dice: «Durante la operación<br />
Donato no,pronuncia una sola palabra: piensa, quiere é<br />
indica. Parece que durante el experimento la conciencia<br />
de los sujetos es en extremo confusa. Tal es por lo menos<br />
la impresión que recibimos después de haber hablado<br />
con algunos. Estos tales ven solo á Donato y aun<br />
sólo los ojos de Donato; y siguen viéndolos todavía<br />
cuando se coloca fuera de su alcance y á sus mismas espaldas.<br />
Tienen, en aquel momento, un convencimiento
-9B—<br />
vago de que se mueven, saltan, corren y caen, pero<br />
todo como si estuviesen adormecidos, y como si en sueños<br />
quisieran resistirse, -pzx o haj solución de coniinuidad<br />
entre querer j^ poder.n Y un periódico italiano, hablando<br />
de un joven alto, grueso, de arrogante figura<br />
y formidablemente fuerte llamado Turin, dice que:<br />
«con sólo que Dónalo le mirara recibía una súbita impresión<br />
como herido del rayo.» Y el periódico La Ita-<br />
/;d nos cuenta que el mismo Donato en una sesión de<br />
hipnotismo, celebrada en el teatro FHodramdíico, llamaba<br />
£1 ,sí á varios sujetos con la so/a potencia de sus<br />
ojos, estando situado en el fondo de la platea y ellos en<br />
ePescenario.» El mismo periódico' nos habla de otro<br />
sujeto á quien Donato encontró en una galería, y le hipnotizó<br />
con solo mirarle, obligándole á ejecutar un extraño<br />
movimiento, en medio del entusiasmo de todos los<br />
que lo presenciaban.<br />
La misma Italia, hablando de varios sujetos que ha<br />
bian sido hipnotizados por el referido Donato, dice en<br />
otro lugar lo siguiente: «De los refractarios de ayer<br />
noche Ramperti coníssó después, que salen délos<br />
ojos de Donato dos rayos convergentes en un globo luminoso,<br />
como si fuera de cristal, diciendo que no resistiría<br />
su mirada y que no duda que á no dirigir á otra<br />
parte la vista hubiera quedado también fascinado. Todos<br />
los que han sido hipnotizados por Donato, afirman<br />
que la voluntad queda sojuzgada por muchos que sean<br />
los esfuerzos para dejarla triunfante. Vénse obligados á<br />
mirar los ojos de dicho Donato. Algunos instantes después<br />
queda la vista ofuscada y deslumbrada, y llega á<br />
no verse más que un solo punto luminoso y refulgente<br />
como un brillante iluminado por un foco eléctrico.<br />
Aunque Donato se aleje ó se coloque detrás del hipnotizado,<br />
este no ve sino dicho punto luminoso y brillante.<br />
Desaparece Donato y deja de vérsele.<br />
, La inteligencia queda ofuscada en cierto grados y se
-66-<br />
tíene una idea vaga, como de ciertos sueños, de lo que<br />
pasa alrededor. Luego que cesa la acción se nota un<br />
cansancio como si se hubiera hecho un gran trabajo, con<br />
pesadez y dolor de cabeza y á veces se nota hasta un<br />
temblor nervioso en algunos hipnotizados.<br />
XtlI,<br />
DE LOS SUEÑOS ESPONTÁNEOS<br />
EN EL SONAMBULISMO.<br />
Hay hipnotizados que al ponerlos en [estajo de sonambulismo<br />
son asaltados por sueños espontáneos, que<br />
el hipnotizador puede dirigir y modificar como quiera;<br />
pero que pueden ser tan vivos, que borren el sentimiento<br />
de la realidad. Así, la observación de Bernheim, una<br />
joven histérica de que durante el sueño de la misma,<br />
podía dicho autor dirigir sus delirios, pero sin poderla<br />
traer á la realidad: y al decirla que estaba durmiendo<br />
y paralizada sin poder andar, como era verdad, contestó<br />
que se querían burlar de ella, y que estaba levantada y<br />
andando; á ésta misma trató dicho médico de sugerirla<br />
durante su sueño hipnótico, que recordase que estaba<br />
durmiendo y qu
-97-<br />
xrv.<br />
FENÓMENOS LLAMADOS PSÍQUICOS.<br />
Por lo visto la mayor parte de los que se someten al<br />
influjo del hipnotismo pueden manifestar fenómenos<br />
hipnóticos, ó ser víctima de la hipnosis; pero no todos<br />
son susceptibles de llegar al estado de sonambulismo.<br />
Liébeault dice que de 2,534 hipnotizados, 385 llegaron<br />
al sonambulismo, lo que dá una proporción de poco<br />
más de r5 por loo.<br />
El estudio de los fenómenos llamados psíquicos de<br />
la hipnosis, es uno de los puntos más interesantes de la<br />
historia de ésta, por el sinnúmero de interesantes<br />
problemas científicos, dsiológicos, sociales y filosófico<br />
legales, que en sí encierra.<br />
Hay un hecho que entraña en sí ó compendia todi<br />
la hipnosis, que es el llamado automatismo. Este no<br />
es rnas que la expresión de ese misterioso estado<br />
que se presenta en el que se halla bajo la influencia de<br />
la hipnotización, por el cual éste pierde por completo<br />
su conciencia, su voluntad y libertad; y no parece sino<br />
un autómata de la voluntad del hipnotizador, que dispone<br />
de él á su antojo como mejor le place; es decir, le<br />
trasforma de un hombre, ó sea un ser libre inteligente<br />
y racional en una máquina ciega y automática. «El<br />
cerebro, dice un autor que se ocupa de esta materia;<br />
el órgano más noble de la economía, ya que está encargado<br />
de las más elevadas y trascendentales de las<br />
funciones orgánicas.... se encuentra también en la misma<br />
situación que las demás partes del organismo; la<br />
Voluntad pierde su impsrio y el individuo, en el drdcn
—98psíquico,<br />
es un autómata que obedece á las ordenes de<br />
su hipnotizador, como el músculo se contrae bajo<br />
el influjo del dedo que le excita ó la glándula segrega<br />
cuando después de ligeras frotaciones le hemos<br />
dado el impulso que necesitaba para principiar su trabajo.<br />
El cerebro, como el músculo y como las glándulas,<br />
obedece también durante el sueño hipnótico á cualquiera<br />
escitación venida del exterior, y cosa curiosa, también<br />
como estos, sigue bajo el influjo que le ha puesto<br />
en actividad, .hasta que una nueva orden del operador<br />
venga á dejarle otra vez en estado pasivo. «Andad hacia<br />
adelante.—Deten.'os.—Sentaos en esta silla.—Echaos<br />
en ésta cama.—Levantaos.—Arrodillaos.»—Lo dice el<br />
hipnotizador al hipnotizado que las obedece sin vacilar<br />
y solo obedece á aquél y á ninguna otra persona.<br />
Esta pérdida de voluntad en los hipnotizados, casi<br />
siempre se tarda varias sesiones en obtener en la mayoría<br />
de los mismos.<br />
Durante el sueño hipnótico la inteligencia de los<br />
hipnotizados parece hallarse en estado de reposo, siempre<br />
que no se produzca sugestión alguna durante el<br />
mismo sueño: la actitud, la inmovilidad y expresión<br />
de los hipnotizados, parecen indicar el descanso intelectual;<br />
y esto parece confirmado por las mismas declaraciones<br />
de los hipnotizados, que si se les pregunta<br />
en que piensan, responden casi siempre: «En nada.»<br />
Pero si se produce alguna sugestión, esa inteligencia<br />
que parecía dormida, ó que no daba pruebas de existir;<br />
se revela de un modo que supera á su modo normal de<br />
funcionar, obra ó se manifiesta con exaltación y desarrollando<br />
mayor suma de actividad; así que en este<br />
estado, el hipnotizado ejecuta actos intelectuales que<br />
quizás no ejecutaría en estado natural. Así que declaman<br />
admirablemente, pronuncian discursos elocuentes<br />
y discurren de una manera original, personas que fuera<br />
del estado hipnótico no se hubieran creído capaces
de esto mismo; así que estos hipnotizados han sido<br />
comparados á ciertos locos, que en algunos momentos<br />
desarrollan ó despliegan grandes fuerzas físicas y mo<br />
rales.<br />
Notable es asimismj la influencia qus produce I3<br />
aplicación del imán en los actos psíquicos de los hipnotizados,<br />
hechos análogos á los tan curiosos de qu2<br />
hemos hablado en el sonambulismo: si se coloca á<br />
dichos individuos un imán en el lado derecho de la<br />
cabeza en el momento que se hallan recitando versos<br />
ó declamando, instantáneamente quedan cortados y sin<br />
poder continuar su discurso; y si el imán se pone al<br />
lado izquierdo parece no producir efecto alguno, lo<br />
cual se ha explicado de diversos" modos.<br />
Respecto á la memoria, ya hemos dicho en otro<br />
lugar que la mayoría de hipnotizados no conservan el<br />
recuerdo de lo sucedido durante su hipnotización, aunque<br />
varios conservan una idea confusa ó menos completa<br />
de dichos hechos; pero con la particularidad,<br />
que si se vuelve á hipnotizar á los individuos que parecían<br />
haber olvidado lo sucedido en sus anteriores<br />
hipnotizaciones, y en este nuevo estado se les pregunta<br />
por lo sucedido en las mismas; entonces relatan<br />
con entera exactitud todo lo que ocurrió en aquellas<br />
hipnotizaciones, lo cual no hubieran podido hacer díspierios.<br />
Sobre este pimto debemos citar el hecho carioso<br />
de que los hipnotizados recuerdan con facilidad<br />
suma, cosas que habían apr>:aiido h ¡cía m.i:ho tiem¡3o,<br />
y que parecían tener olvidadas; así Mairj, de quien<br />
tomamos muchos datos para esta obra, ha podido haíer<br />
que un joven hipnotiza Jo recordara unos versos da una<br />
comedia, que había aprendido hacíd tiempo, y do los<br />
quo en vano había procurado acordafse cuando sa hallaba<br />
en estado normal. El mismo autor nos habla de<br />
caaos de personas, ignorantes cjuc hwio podido rycitar<br />
dtirantei«i su.'ñíj bipaitko lanfgos trazos ci l.nif i « vtt
—100grlego<br />
que habían oído leer años antes; y que por su -<br />
puesto, jamás habían recordado. Cosa en sí harto maravillosa,<br />
y parecida á lo que sucede en ciertas fiebres<br />
y locuras en las que se vé á los enfermos recordar cosas<br />
que nv siquiera recordaban híiber aprendido nunca.<br />
En los hipnotizados se vé asimismo el fenómeno<br />
llamado «por Richet, memoria inconsciente: que consiste,<br />
en el recuerdo que conservan los individuos de<br />
las sugestiones que se les hacen durante el sueno hipnótico,<br />
para ser cumplidas en el estado de vigilia; pero<br />
este recuerdo no significa que el individuo pueda darse<br />
cuenta de que lo que vá á ejecutar no es obra de su voluntad<br />
sino el resultado de una orden extraña». Así si<br />
á un hipnotizado se le ordena que cuando despierte<br />
nos traiga un vaso de agua, lo efectúa como se le ha<br />
mandado, creyendo ejecutar un acto e.xpontáneo, y no<br />
sugerido.<br />
«El raciocinio en los hipnotizados, dice Maira; se<br />
conserva, y tal vez podría casi asegurarse, tiene un<br />
mayor desarrollo. Se les puede sugerir las ideas más extrañas<br />
y hacerles discernir sobre ellas y siempre se podrá<br />
notar que aun partiendo de los mayores absurdos, sus<br />
deduciones son lógicas y sus juicios perfectamente puestos<br />
en razón. Si se les objeta cualquiera de sus argumentos<br />
y tratamos de engañarlos por medio de sofismas,<br />
poco trabajo les costará hacernos comprender que<br />
partimos de una base errónea y que son ellos los que<br />
están en la verdad».<br />
«Los sentimientos morales parecen poder manifestarse<br />
con más libertad durante el sueño hipnótico; y,<br />
según algunos, hay casos en los que las inclinaciones<br />
del individuo no pueden dejar de salir á luz al instante.<br />
A este respecto se cita el casó de una enferma á<br />
quien se hacía dormir, y durante el estado hipnótico<br />
se entregaba siempre al robo.» Y como hecho curioso<br />
reproducimos el de la esposa de Zanardelli, que en es>
—101—<br />
tado de hipnotismo, tocándola ligeramente con una va.<br />
rilla ó una tira de papel, si la persona que la >tocaba la<br />
era simpática, la apretaba la mano fuertemente sin que •<br />
rerla soltar, siendo preciso soplarla en los dedos para<br />
que dejara la mano que tenía entre las suyas; y si por<br />
el contrario, la mano era de una persona que la repugnaba,<br />
la rechazaba, y esto lo hacía siempre del mismo<br />
modo, con las mismas personas, aunque se repitiese la<br />
prueba cientos de veces; y siempre reconocía la hipnotizada<br />
á la persona que la había inspirado simpatía, aunque<br />
se hallara entre otras muchas y pretendieran engañarla:<br />
todo esto aunque se hallara dicha hipnotizada<br />
en el periodo álgido de la catalepsia magnética.<br />
XV.<br />
DE ALGUNAS VARIEDADES DEL HIPNOTISMO.<br />
HEMI-HIPNOTISMO.<br />
«Podríamos multiplicar las observaciones de hipnotismo,<br />
dice un autor de esta materia; sin agotar el<br />
asunto; cada persona tiene en el estado de sonambulismo,<br />
cómo en el despierto, su individualidad especial.»<br />
En el hipnotismo además de la forma típica<br />
del mismo, descrita con cierto parecido en todos los<br />
autores, hay gran número de variedades que pueden depender<br />
de mil causas diversas, cómo la edad, constitución<br />
temperamento, educación, hábitos, profesión,<br />
¡deas dominantes, y muchísimas otras condiciones, no<br />
bien determinadas todavía. Mucho influye también en<br />
la forma que presentan los casos de hipnotismo el
íMado de saluJ ó enferineJai del hipnotizado, y la<br />
clase de enfermedad que padezca, en el caso de hallarse<br />
enfermo; y el que dicho hipnotizado tenga ya idea de<br />
'a hipnosis, ó haya visto casos prácticos de hipnotizaciones.<br />
Varios.autores han citado formas mistas ó intermedias<br />
de hipnotismo, como la que cita Janet; de hipnotizados<br />
con contractura del brazo derecho, cuya contraciura<br />
se trasladó por la acción del imán sobre el<br />
brazo izquierdo, contractura que fué imposible hacer<br />
desaparecer obrando sobre dicho brazo izquierdo, y fué<br />
preciso para que desapareciera golpear los músculos<br />
antfigonistas de! brazo derecho que parecían hallarse en<br />
estado natural. Y apenas hay observador que no tenga<br />
que anotar hechos más ó menos extraños que ha visto<br />
en sus hipnotizados. Y Maira por su parte dice sobre<br />
este punto lo siguiente: «El sueño magnctico es muy<br />
vario. Según sea el carácter y el temperamento de ia<br />
persona, son las manifestaciones que produce.»<br />
Entre las formas raras de hipnotismo ninguna lo es<br />
quizás tanto como el Hemi-hipnotismo ó Hipnotismo<br />
unilateral. Se ha llamado así al fenómeno de producir<br />
con independencia el sueño-magnético en cada una de<br />
las mitades del cuerpo, obteniendo así manifestaciones<br />
curiosas y extrañas. El hipnotismo unilateral se produce<br />
de varias maneras según los autores; vendando<br />
Uno de los ojos al que se vá á hipnotizar é hipnotizándole<br />
el otro por el procedimiento común; ó bien hipnotizándole<br />
por el procedimiento general, y después<br />
tratando por medio de la sugestión de conseguir que<br />
quede- mía mitad de su cerebro como en el sueño provocado;<br />
y se citan algunos casos de individuos dormidos<br />
á los que se les ha despertado de cualquiera de las<br />
mitades de suaaerpo, y se dice que la parte hipnotizada<br />
presenta los mismos síntomas que se observan<br />
ea el hipnotismo íoteU hiperexcitabiüdad muscular, ap-
—108titud<br />
para las sugestiones etc. El imán puede hacer que<br />
el hipnotismo salte de un lado á otro, sin que el individuo<br />
pueda oponerse á ello. Es posible producir sugestiones<br />
por medio de actitudes iniciadas en uno de los<br />
brazos, y lo curioso es que sólo la mitad del cuerpo<br />
que se encuentra hipnotizado, es la que complementa<br />
estos actos: los individuos hemi-hipnotizados bailan con<br />
solo un pié, ricn con la mitad de la cara, etc. El imán<br />
como hemos dicho, produce el cambio ó salto de las<br />
contracturas musculares ó de la insensibilidad que se<br />
ha producido por medio de la sugestión, pero es de notar<br />
que para que esto suceda, se necesita hipnotizar todo<br />
el lado contrario y despertar el opuesto en el que<br />
se había provocado la contractura ó la- insensibilidad.<br />
En una palabra es preciso que se verifique el cambio ó<br />
salto total del hipnotismo de una mitad del cuerpo á<br />
la otra; y es posible que una mitad del cuerpo esté<br />
en catalepsia y la otra en letargía; ésta en sonambulismo<br />
y la otra en catalepsia, etc.»<br />
XVI.<br />
INFLUENCIA DE LA MÚSICA EN EL HIPNOTISMO.<br />
El influjo de la música en la hipnosis es un hecho<br />
incuestionable y conocido hace tiempo. Ya el que podemos<br />
llamar padre del moderno hipnotismo, el célebre<br />
Mesmer., se valía de la música como uno de sus principales<br />
medios para sus charlatanescas y misteriosas<br />
operaciones; sus discípulos siguieron muchos las mismas<br />
prácticas y en nuestros días hemos visto entre otros á
—104-<br />
Zanardeüi, que hacía uso de una melodía musical para<br />
producir sus hipnotizaciones.<br />
La mejor prueba del efecto que produce la música<br />
en jos hipnotizados, la tenemos en los experimentos<br />
del catedrático de Sassari, el Dr. Rallone, que sometió<br />
al influjo de un piano á unos jóvenes que tenían<br />
la llamada educación hipnótica, pero que se hallaban en<br />
estado natural ó despiertos cuando este experimento.<br />
Al oir dichos jóvenes un trozo de música patética, la<br />
mayoría quedaron hipnotizados en las más extrañas<br />
actitudes, unos manifestando un gran sentimiento y tristeza,<br />
otros una gran pesadumbre, y algunos quedaron<br />
sumidos en profundo éxtasis. Luego ei piano dejó oir<br />
un trozo de música alegre, y los jóvenes fueron presa<br />
de una gran excitación nerviosa, y aun varios fueron<br />
víctimas de violentas convulsiones, y por fin el piano<br />
dejó oir el himno de Garibaldi, y entonces se produjo<br />
una escena indescriptible. Todos los jóvenes dieron<br />
prueba de una exaltación indefinible, como locos furiosos<br />
arremetieron unos contra otros, tomaban actitudes<br />
provocativas y amenazadoras, rechinaban los dientes,<br />
vueltos los ojos en blanco, se revolcaban en el suelo<br />
y acometían á todos los circunstantes que tuvieron<br />
que huir de la habitación, costando gran trabajo al<br />
Dr. Rattone el volver á su estado natural á aquellos<br />
pobres jóvenes, que se reían y burlaban unos de otros<br />
al verse como se encontraban después de tan ruidosa<br />
sesión,
—106—<br />
XVII.<br />
^SE PUEDE SIMULAR EL HIPNOTISMO?<br />
Parece que hay fenómenos hipnóticos cuya simulación<br />
es bastante difícil ó imposible, como sucede con<br />
la anestesia, la catalepsia y algunos otros; pero hay otros<br />
en que puede caber la duda sin son verdaderos ó simulados;<br />
y como podría parecer algo exagerado esto<br />
que decimos, trascribimos á continuación las siguientes<br />
palabras de Bernheim. «Sin duda se pueden encontrar<br />
personas que simulen el hipnotismo á sabiendas; ó que<br />
por complacencia^^se crean obligadas á fingir; se pueden<br />
encontrar casos dudosos que no producen convicción;<br />
el estado de sueño está separado del de vigilia<br />
por graduaciones; algunas veces, el operador duda si<br />
tal persona está realmente influenciada; por otra parte<br />
el que recuerda haberlo oído todo, puede creer que no<br />
ha dormido y figurarse que ha fingido. Aquí como en<br />
todo, la experiencia enseñará á conocer si la influencia<br />
obtenida es real... No es á la ligera, después de una sola<br />
observación positiva ó negativa, cuando debe emitirse un<br />
juicio, Y por si algut\o dudara todavía de lo que decirnos,<br />
recordemos que los más notables y prácticos hipnotizadores,<br />
han sido alguna vei victima de algún burlón, que<br />
ha jugado con ellos al hipnotismo. Recordemos entre<br />
otros lo sucedido al célebre abate Faria, que se dice era<br />
un hombre de talento, bajo muchos puntos de vista; y<br />
que después de practicar el hipnotismo en varios sitios,<br />
se estableció en París á principios de este siglo. En la<br />
gran ciudad atrajo por un momento á todos los entusiastas<br />
y parte de la alta sociedad parisiense, y la fama
—loe—<br />
del abate se extendió hasta los rincones más escondidos<br />
de la capital de Francia; hasta que un día un burlón<br />
tomó la cosa á juego y engañó al pobre Faria, que<br />
cayó en el más espantoso ridículo, y fué mirado como<br />
un vulgar charlatán. Esta historia no es única.<br />
XVIIT.<br />
MEDIOS<br />
PARA RECONOCER EL HIPNOTISMO SIMULADO.<br />
Muchas veces es posible reconocer el hipnotismo<br />
simulado, lo cual puede ser de importancia en muchos<br />
casos en que ciertos individuos quieran pasar por hipnotizados<br />
sin estarlo. El estado de sueño ligero es en<br />
el que ';s más difícil distinguir la simulación, si se tropieiía<br />
con un individuo adiestrado convenientemente.<br />
Enel sueño profundo ya suele haber anestesia y catalepsia,<br />
estados muy difíciles de fingir, pues mucho<br />
dominio necesita tener sobre sí el que no dé pruebas<br />
de sentir al pincharle ó quemarle, mucho más si esto<br />
se efectúa de improviso; y el estado de catalepsia se<br />
distingue bien, porque no hay sino colocar al individuo<br />
sospetboso en una posición violenta, ó ponerle un brazo<br />
ó una pierna en una postura en que tiene que cansarse<br />
enseguida si el hipnotismo es fingido. Bien sabemos que<br />
existen individuos de gran fuerza muscular y energía<br />
m'jral, que son capaces de estar algunos momentos en<br />
posturas insostenibles para la mayoría de los hombres,<br />
pero nunca pueden sostener dichas posturas como los<br />
hipnotizados, y además como tienen que hacer esfuerzo
y no pequeño para ello, presentan el cansancio- de la<br />
parte que se haya colocado violentamente, el cuál se<br />
nota por un ligero temblor de la misma; y no solo esto,<br />
sino que se nota asimismo aceleración en la respiración<br />
y circulación, todo loque dá á entender que el hipnotismo<br />
que se aparenta es ficticio ó simulado. La anestesia<br />
ó insensibilidad puede conocerse asimismo si es verdadera,<br />
haciendo pasar una corriente eléctrica por las<br />
partes anestesiadas; si el hipnotismo es verdadero, el<br />
hipnotizado no dará la menor señal de sensibilidad ni<br />
hará el mas pequeño movimiento al paso de la corriente.<br />
Téngase también en cuenta que en el estado<br />
hipnótico se produce la insensibilidad y catalepsia aunque<br />
no se apele á sugestión alguna, lo cual no es posible<br />
simular. La insensibilidad hipnótica, dice Vacaní, no<br />
es posible simularla ó fingirla. Además, como son muy<br />
raras las personas que conocen bien la hipnosis, es<br />
fácil engañar al que pretende engañarnos, diciéndole por<br />
ejemplo si sospechamos que es un hipnótico fingido, y<br />
aparentando dirigirnos á los que rodean al presunto<br />
hipnotizado, que si éste lo está verdaderamente no<br />
podrá poner una pierna ó un brazo en la posición<br />
que se le vá á mandar ú otras pruebas por el estFlo,<br />
que podrán variarse en gran número, lo cual acabará<br />
de aclarar la cuestión.<br />
Y por fin, para concluir este punto, diremos que<br />
también puede servir como medio de prueba de la hipnosis<br />
fitig ¡da, el que como se sabe, el verdadero h-ipn©tizado<br />
no conserva en este estado relaciones sino con<br />
su hipnotizador, y se le puede sonieter á la prueba de<br />
ver si esto es ó no verdad, ó tiene influjo sobre él otro<br />
individuo cualquiera.
—108—<br />
XTX.<br />
¿PUEDEN MENTIR LOS HIPNOTIZADOS DURANTE<br />
EL SUEÑO HIPNÓTICO?<br />
Esta cuestión que parece pequeña, no deja detener<br />
cierta importancia, liasta para resolver la verdad<br />
que puede haber en los hechos relativos al hipnotismo,<br />
ó atribuidos al mismo.<br />
Beaum's, y varios otros autores, aseguran que jamás<br />
han sorprendido á sus hipnotizados en mentira,<br />
y que si alguna vez dudaban de lo que hablaban; solían<br />
contestar que no podían mentir. Hasta se citan casos<br />
como el de que nos habla el Dr. Voisin, de una<br />
joven de desarreglada vida que una vez hipnotizada,<br />
reveló ciertos actos de su vida que hasta entonces había<br />
tenido muy ocultos, los cuales parecen probar ó<br />
se quiere probar con ellos, por algunos, que los hipnotizados<br />
se ven obligados á revelar lo que hay en<br />
su interior, aunque no quieran, como obedeciendo á<br />
una fuerza que les es extraña y les domina. Pero en<br />
cambio otros escritores nos aseguran lo contrario, esto<br />
es que han sorprendido en mentira varias veces á<br />
los individuos hipnotizados; y un hipnotista américajio<br />
nos dice que «no parece que haya razón suficiente<br />
para pensar que durante el estado hipnótico haya<br />
imposibilidad para la mentira, aunque por lo general<br />
se ve que si se interroga á los individuos sobre tal<br />
ó cual punto que no les agrada ó sobre el que no suministrarían<br />
datos de buena gana, callan aunque se les<br />
ordene contestar.» Pitres, en su tratado de Las Su-
gesltoiies, escribe que: «interrogados los hipnotizados<br />
sobre hechos que ellos conocen, ó sobre actos de los<br />
cuales tienen exacto recuerdo, pueden dar respuestas<br />
contrarias á la verdad.»<br />
En la historia del hipnotismo hay un hecho curioso<br />
que comprueba que los hipnotizados pueden en<br />
ciertas ocasiones, ya que no engañarse como unos majaderos,<br />
ó engañar á los demás como á unos chinos;<br />
ser por lo menos víctimas de su acalorada imaginación<br />
y el hecho es que en la época de Mesmer, cuando<br />
hipnotizados é hipnotizadores creían cómo un artículo<br />
de fé en la cKÍstencia del fluido magnético, hubo<br />
gran número de hipnotizados que afirmaron haber visto<br />
dicho fluido que rodeaba ó envolvía el cuerpo del magnetizador<br />
como una especie de aureola, y algunos mas<br />
perspicaces hasta llegaron á distinguir el fluido positivo<br />
del negativo, por tener distinto color uno de otro<br />
así como por estar animados de distinta velocidad; y<br />
hoy ya se sabe que no hay hombre de ciencia que<br />
admita la existencia del fluido de Mesmer.<br />
Beaunis mismo, dice que en ciertos casos de hipnotización<br />
habría necesidad de ponerse en guardia contra<br />
una probable simulación. Cullerre, por su parte<br />
asegura: «no aconsejaríamos á nadie que en lo sucesivo<br />
todo cuanto afirme un hipnotizado, lo crea cómo<br />
palabras del Evangelio.» Maira, sobre esta cuestión,<br />
afirma que, sólo tomando alguna precaución se<br />
puede estar muchas veces á cubierto de toda superchería,<br />
sobre todo cuando se trata de tomar datos<br />
que debe suministrar directamente el hipnotizado. Y<br />
Binet, hasta nos da un remedio para conocer cuando<br />
un hipnotizado miente, y consiste en sugerirle la idea<br />
que cada vez que no diga la verdad, repita una frase<br />
cualquiera que se le indique.
—lio-<br />
XX.<br />
PÉRDIDA, CAMBIO Y DESDOBLAMIENTO<br />
DE LA PROPIA PERSONALIDAD EN ALGUNOS<br />
SONÁMBULOS.<br />
Son comunes las obí.ervaciones de hipnotizados á<br />
los que se les ha hecho perder el sentimiento de su<br />
personalidad cambiándolfi en otra á gusto del hipnotizador,<br />
asi que á un mismo individuo es fácil<br />
sugerirle que es una niña ó un niño, que es un médico,<br />
un sacerdote, un general, un maestro, y hasta<br />
un perro ó gato, etc., todo consecutivamente,<br />
y el hipnotizado creyendo que es todo lo que se<br />
le va sugiriendo, obra en consonancia con la sugestión,<br />
y juega como los niños, receta como un médico,<br />
reza como un sacerdote, manda como un general,<br />
ladra como un perro, etc., todo según su carácter<br />
propio que trata de acomodar á lo que cree ser<br />
en cada momento.<br />
Maira nos cita varios casos de pérdida ú olvido<br />
de la propia personalidad, en hipnotizados á los que<br />
hizo creer que se llamaban de otro modo distinto; y<br />
hasta refiere haber visto algunos que creían que medio<br />
cuerpo suj'o era un individuo determinado, y el<br />
Qlro medio o-tro sugelQ distinto; como el de un hipnot(iz&do<br />
al que le sugirió que la mitad derecha de su<br />
cufirpo se llamaba Migtael y la izquierda José; y al mandarle<br />
escribir su nombre, escribía Miguel con la mano<br />
derecha, y José con la izquierda; y al repetir la prueba<br />
se le colocó un imán sobre el hemisferio cerebral del
—Hilado<br />
derecho, y cambió de personalidad el hipnotizado,<br />
es decir se convirtió en Miguel la mitad izquierda<br />
de su cuerpo, y en José la derecha; hechos los de éste<br />
género que podemos llamar de hemi-hipnotismo, del<br />
que nos hemos ocupado en otro lugar.<br />
La sugestión, dice cierto autor, también hace á veces<br />
que un mismo hipnotizado exprese una idea con<br />
una mitad de su cuerpo y otra distinta con la otra mitad,<br />
como si en escos casos un mismo individuo se dividiera<br />
en dos distintos que coexistieran en un solo ser.<br />
Beriiheim asimismo nos habla de un individuo á quien<br />
nunca se pudo hacer tomar carne á la que sentía gran<br />
repugnancia; se le hipnotizó y se le hizo cambiar de personalidad,<br />
y entonces la comió sin escrúpulo alguno.<br />
Varias explicaciones se han dado de algunos de los<br />
hechos relativos á lo que podemos llamar sugestión de<br />
actos intelectuales; una de ellas consiste en afirmar que<br />
en estos actos, en estado normal, para su ejecución no<br />
funciona sino el hemisferio cerebral izquierdo, y que por<br />
la sugestión hipnótica se puede hacer entrar en actividad<br />
el lado derecho, y hacer que funcionen cualquiera<br />
de los dos hemisferios según se quiera. No hacemos<br />
más que exponer esta teoría sin entrar en críticas de<br />
ningún género que nos apartarían de nuestro objeto,<br />
que no es más que exponer sencillamente el estado actual<br />
de la hipnosis, ateniéndonos á los mismos autores<br />
que han tratado esta cuestión.<br />
Más curioso es aún el llamado desdoblamiento de la<br />
personalidad en los hipnotizados; en virtud del cual<br />
ciertos individuos en estado de sugestión creen ser á un<br />
mismo tiempo dos personas distintas y obran como tales,<br />
según vemos por el caso del sargento que nos cita<br />
Bernheim, el que creía hallarse á un mismo tiempo en<br />
Difón donde se hallaba de guarnición, y en el hospital<br />
de Nancf; y sin embargo de conocer él mismo ésta<br />
contr&dLccióa absurda, no le llamaba l& auacióa. «Lw
-112alucmaciones<br />
del sonambulismo, dice éste mismo autor,<br />
no son en realidad más que sueños provocados; la imagen<br />
produci 'a es más ó menos viva, la conciencia de la<br />
identidad puede persistir más ó menos confusa al lado<br />
del sueño, sin que el sonámbulo se admire de la contradicción.»<br />
XXI.<br />
HIPNOTISMO SUPERIOR Ó TRASCENDENTAL.<br />
¿Existe esta clase de hipnotismo? Esta es una de las<br />
más graves cuestiones que abarca en sí la hipnosis, y<br />
cuya solución puede darnos la clave de otros muchos<br />
puntos obscuros ó dudosos ó aclarados por completo;<br />
pero por desgracia está tan embrollado este punto en<br />
los autores que se han ocupado del mismo, que \\ay<br />
que ir á tientas en busca de la verdad entre tantas y tan<br />
opuestas opiniones, que han dado lugar á que un ilustre<br />
Prelado de nuestra época, diga lo siguiente: «Ni<br />
aun los que fíguran como patriarcas de la evolución<br />
hipnótica en nuestros días, están de acuerdo sobre un<br />
punto tan capital como es el determinar y clasificar los<br />
fenómenos hipnóticos que han de tenerse por reales y<br />
verdaderos y los que deben reputarse como fruto de<br />
varias ilusiones ó de una maliciosa explotación.»<br />
Si existe el hipnotismo trascendental, la cuestión queda<br />
resuelta con toda claridad y con toda evidencia; y<br />
entonces nadie puede alegar ignorancia: en este caso el<br />
hipnotismo es evidentemente innatural, á lo menos en<br />
•3
—113parte;<br />
y de nrngúa diodo se podría explicar todo él<br />
pcM* lo menos, en Virtud de leyes ó causas naturales; pefo<br />
la verdad es que la mayor parte de hipnólogos célebres<br />
son contrarios á todo lo sobrenatural, de ningún modo<br />
transigen en una cuestión que resuelven dpriori según<br />
su caprichoso deseo, no pueden comprender ningún'<br />
hecho que se salga fuera de las leyes naturales de<br />
la materia, leyes que por lo visto se ha dado ella misma<br />
y á las que está condenada necesariamente á sujetarse<br />
para siempre; así es que ó niegan sistemáticamente<br />
todo fenómeno hipnótico que no puedan explicar<br />
á su modo, ó prescinden del hipnotismo llamado<br />
superior, no se ocupan del mismo para' nada, cortio<br />
si por esttí dejara: de existir este problema, que<br />
& muchos sabios del día les trastorna poi* completo:<br />
¿Existe el hipnotismo t'rascendenlal, epidentemente innatural,<br />
ó es ana grosera fársaT Excusado es decir<br />
que el testimonio de dichos hombres de ciencia es cuando<br />
menos sospechoso en la cuestión que hemos planteado.<br />
Contribuye á l'á obscuridad de este punto el confundirse<br />
Ibs fenómenos llamados trascendentales del<br />
hipnotisimtí con los del espiritismo;' y la mayor parte<br />
de los escritores de lá Hipnosis, no v)en en el espiritisttio<br />
sino' una* grosera superstición ó delirio de la imaginatión<br />
ettraviadá, íómo entre otros el 5r. Freiré, q.ue<br />
dice es una imperdonable ligereza el confundir el hipnotismo<br />
con el espiritismo; cuando los que ío" hacen<br />
soíl escritores como el eminente P. Zeferino, que en<br />
aa FHosofi'a, comprende bajo la denominación de' magn'etismo;<br />
«el conjunto de fenómenos extraordinarios<br />
que bajo ef nombre de manifestaciones nlagné'ticas y<br />
espiritistas se realizan principalmente en el hombre; t<br />
y comprende al espiritismo cómo una especie de ag •<br />
n'ettsmo, que llama trascendental. Lo mismo piensa<br />
d ilustre Obispo de Madrid, en cuya opiniiSn el hípn
-114—<br />
notlsmo guarda un parentesco muy cercano con el<br />
espiritismo: y el docto P. Vilá, que dice: «El hipnotismo,<br />
miserable y desdichado engendro del mesmerismo<br />
y hermano legítimo del espiritismo.» Y nosotros<br />
por nuestra parte preguntamos: si es verdad<br />
que existe este hipnotismo trascendental que estudiamos,<br />
¿en qué se diferencia del espiritismo? Asi que<br />
para el escritor católico la cuestión está muy clara.<br />
El hipnotismo trascendental, si existe, y el espiritismo<br />
son una misma cosa en su esencia, ramas ambos<br />
del funesto árbol de la magia, que ha sido quizás<br />
la causa principal de las locuras y delirios de la humanidad;<br />
por lo cual el célebre Perrone, asegura<br />
que, «el mesmerismo, (nombre dado también al<br />
magnetismo} el sonambulismo y el espiritismo, son<br />
tres fases de una misma idea, que ha ido desenvolviéndose<br />
poco á poco hasta llegar á manifestarse en<br />
su plenitud.»<br />
Pero ante todo, ¿cuáles, son los fenómenos llamados<br />
trascendentales del hipnotismo? Los autores comprenden<br />
muchos en este grupo, entre otros los siguientes:<br />
leer con cualquiera parte del cuerpo que no sean<br />
los ojos; ver objetos con los ojos cerrados; ver asimismo<br />
objetos situados á una distancia á la que normalmente<br />
no es posible verlos; ver lo que está sucediendo<br />
á mucha distancia del hipnotizado; adivinar<br />
lo que piensan otras personas y preveer lo futuro; ver<br />
el interior del cuerpo humano y conocer las enfermedades<br />
y sus remedios sin haber estudiado medicina;<br />
hablar lenguas estrañas sin conocerlas; hablar con el<br />
vientre;, suspender cuerpos graves en el aire; producir<br />
efectos dados á muchas leguas de distancia: etc. Donadiu<br />
también cuenta entre estos fenómenos, el traspaso<br />
de las enfermedades nerviosas de un sujeto enfermo<br />
á otro sano; la acción de los medicamentos á<br />
distancia; el conocer el asiento de las enfermedades,
—118—<br />
sus crisis y su duración; formar raciocinios y discursos<br />
científicos, elocuentes y elegantes sobre materias<br />
desconocidas, y predecir cosas futuras no solamente<br />
necesarias, sino también contingentes y libres. Es de<br />
advertir que según el testimonio de los hipnólogos, estos<br />
fenómenos hipnóticos superiores no se producen<br />
en cualquier hipnotizado, ni todos en un mismo individuo;<br />
sino que puede presentarse alguno en unos<br />
individuos y en otros muchos no.<br />
Gran número de escritores católicos, sabios Obispos,<br />
y teólogos, que han examinado esta cuestión,<br />
admiten los hechos hipnóticos superiores como verdaderos;<br />
y entre otros documentos se puede consultar la<br />
carta publicada por La Civilti Cattólica sobre este<br />
punto. En dicha carta se habla de Médiums provistos<br />
de una especie de sexto sentido, que veían países situados<br />
á muchos miles de kilómetros con las personas<br />
y animales que en los mismos había; Veían todo lo que<br />
hacían todos estos, y hasta oían la conversación de los<br />
primeros; lo que pensaban las personas que querían<br />
y presenciaban la formación y desenvolvimiento<br />
de sus ideas y actos, aun cuando las personas estuvieran<br />
á la distancia dicha; y no solo podían esto, sino que les<br />
era posible asimismo determinar en la mente de cualquiera<br />
persona que se hallara sujeto á ellos, toda clase<br />
de ideas é imágenes, y obrar sobre su voluntad obligándoles<br />
á obrar como querían; pueden asimismo entablar<br />
conversaciones á miles de leguas, imitando la voz que<br />
quieran; pueden producir enfermedades graves como fiebres,<br />
parálisis y hasta muertes repentinas; y pueden por<br />
fin hacer que asistan á la conversación magnética y al<br />
desenvolvimiento de todas las acciones á ella referentes,<br />
mayor ó menor número de personas, á las que pueden<br />
comunicar sus ideas de pn modo simultáneo. Dígasenos<br />
que autor de cuentos ó novelas ha podido inventar<br />
nunca un cuadro semejante. Si estos hechos son cier-
-natoSj<br />
que los califique qul^o quiera y como quiera. Se<br />
puede examinar asimismo la notable pastoral del s eñor<br />
Obispo de Madrid, en la cual nos habla de que se practica<br />
el hipííotismOj «con la adivinación de pensamientos,<br />
la transposición de sentidos, el hablar idiomas des*<br />
conocidos, el ver las enfermedades internas, conocer<br />
su lu^ar^ su desenvolvimiento, su duración, y señalai"<br />
sus remedios, la clara visión, la lectura de cartas y libros<br />
cerrados, el cumplirniento de órdenes mentales<br />
ya 4adas de presente ó ya dentro de un plazo fijo, la<br />
perpetración de delitos sin responsabilidad criminal,<br />
el predecir los sucesos futuros, aunque dependan de<br />
upa causa libre y contingente, conocer los secretos de<br />
familias, el saber lo qm de presente sucede en lugares<br />
distantes y el ver los objetos y personas que hay<br />
en una casa sin haber estado nunca en ella.»<br />
Se pueden ver asíjnismo las resoluciones de la Sagrada<br />
Congregación del Santo Oficio^ y de la Sagrada<br />
Penitenciaría con aprobfición de Gregorio XVI;<br />
y la sabia consulta del Obispo de Lausana & la Sagrada<br />
Penitenciaría, en la cual habJ^de persogas hipnotizadas<br />
por órdenes comunicadas desde muchas leguas de distancia,<br />
que conocen las enfermedades de las personas<br />
presentes ó ausentes acerca las que se las consulta,<br />
aunque ellas no las conozcan personalmente; y<br />
no sólo las conocen, siflo que detallan su sitio, causa<br />
y naturaleza, con los datos anatómicos y prediciendo<br />
el resultado que han de tenef tuuchíis veces, y diciendo<br />
cuales son los remedios que deben a,plicarse los enfermos;<br />
que por un rizo de pe'o que sp entregue á los hipnotizados<br />
conocen de que persona es, doflde está el<br />
dueño de ios cabellos, lo que está haciendo en aquel<br />
momento, y si está enferma, detalla su enfermedad como<br />
si se hiciera la autopsia del enfermo; que estas<br />
magnetizadas ven con los ojos vendados, leen sin saber<br />
]e?r, y leen un Ubro cercado como abierto, y colocado
—117—<br />
&n la cabeza, el vientre ó cualquiera parte de su cuerpo,<br />
que parecen hablar con el vientre, y que vueltas<br />
á su estado normal hao olvidado todo lo que han hecho<br />
ó dicho en este «stado.»<br />
Puede examinarse asíoiiscno Ja opinión del P. Zefetüno,<br />
que al hablar de esta cuestión en su Filosofía<br />
nos describe los fenómenos que llama de conocimiento<br />
en el magnetisoio;
-118forman<br />
la cadena se aperciban de ellos. Los mismos<br />
autores aseguran que la adivinación del pensamiento es<br />
cierta, y que todo esto es efectivo; y citan en apoyo<br />
de su opinión nada menos que á Faradaj^, Arago,<br />
Chevreul, Babinet, Foucault, y otros sabios de esta<br />
importancia. Y los referidos autores citados admiten<br />
sin género alguno de duda los hechos extraordinarios<br />
de adivinación realizados en nuestros días por el<br />
célebre Mr. Sluart Cumberland, que han asombrado<br />
á la Europa civilizada, y no niegan en absoluto los no<br />
menos misteriosos realizados por Smith y Blackburn,<br />
en los salones de la Sociedad de Investigaciones psicológicas<br />
de Londres. Los mismos Mairay Benavente, nos<br />
aseguran que han visto algunos individuos que no solo<br />
encontraban fácilmente los objetos pensados, sino que<br />
dibujaban en un papel una figura que cualquiera concebía<br />
en su imaginación, ó bien escribían frases enteras<br />
que otra persona dictaba mentalmente', y en nuestra España,<br />
el tan célebre como histórico personaje doctor<br />
Das, del que tanto se ha ocupado la prensa de muchas<br />
provincias, y á propósito del que puede consultarse el<br />
periódico El Día, número 3835; ha corrido gran parte<br />
de nuestra península dando sesiones de hipnotismo, y<br />
haciendo entre otras, cosas que la señora que le acompañaba<br />
adivinara lo que había en los baúles ó cofres<br />
cerrados.<br />
Habiendo tenido tanta resonancia los hechos de<br />
Cumberland, y siendo tan importante esta cuestión;<br />
permítasenos que insistamos sobre este punto. Hoy<br />
pululan por todas partes los adivinadores del pensamiento<br />
é imitadores de dicho Cumberland, que se<br />
valen de medios análogos á los de éste; y el célebre<br />
fisiólogo doctor Preyer ha tratado de demostrar que en<br />
ésta forma de adivinación no hay que ver ningún don<br />
especial, sino una aptitud particular fundada en una<br />
extrema sensibilidad táctil, que aprecia los más peque-
—llanos<br />
é inconscientes movimientos musculares; siendo<br />
hoy muy común en parte de Europa el intentar esta<br />
forma de adivinación en tertulias, conciertos, etc. Pero<br />
si bien se puede admitir la opinión de Prever en cierta<br />
forma de adivinación que se circunscribe á algunos<br />
puntos determinados, como el buscar algún objeto escondido,<br />
estando en relación el hipnotizado con el hipnotizador,<br />
mediante el contacto de las manos, de un pañuelo,<br />
bastón, etc.; adivinación que se ha llamado muscular,<br />
porque en ella sirve de guia ó indicación las<br />
vibraciones musculares del hipnotizador que percibe<br />
el hipnotizado, y cuyo fenómeno podría explicarse naturalmente;<br />
aunque como decimos se pudiera admitir<br />
para estos casos dicha explicación; nos queda la llamada<br />
Telepatía; ósea adivinación' sobrenatural del pensamiento,<br />
ó adivinación entre dos personas que pueden<br />
estar muy lejos una de otra, sin que por esto deje de<br />
verificarse la comunicación del pensamiento entre ellas,<br />
y sin que haya á veces conciencia de esta trasmisión del<br />
pensamiento entre los que la ejecutan. Este modo de<br />
trasmisión del pensamiento es explicado detalladamente<br />
en El Schorerfamilienblalt del que tomamos estos datos:<br />
y el que entre otros casos, nos habla de niños que<br />
al entrar en una habitación donde hay reunidas varias<br />
personas, que todas se ponen de acuerdo en pensar una<br />
misma cosa; dichos niños adivinan lo que las referidas<br />
personas habían pensado, sin haberles hecho indicación<br />
alguna, ni por gestos, miratjas, etc. Ó bien nos cita casos<br />
de que un hipnotizador sugiera diversas órdenes<br />
ó mandatos á un hipnotizado sin orden alguna, solo<br />
por medio de gestos que hace á espaldas del mismo<br />
hipnotizado, el cual ejecuta lo que le ha ordenado<br />
aquél sin haber visto dichos gestos. ¿Pertenecerá á<br />
esta escuela ó sistema el que vemos en los periódicos<br />
de la corte se ha anunciado en la forma siguiente<br />
que tomamos del Día de 9 de Julio de 18^1 ^
—IKJ-<br />
«Fiíé ayer invitada la prensa á^ la priffleíat y preliminar<br />
sesión de las qu& dará ew el' teatto del Príncipe<br />
Alfonso el nuevo adivinado? Mr. Oíiofroff. No ne>ccsita<br />
este ponerse en contacto con el ittdividaO' euyo<br />
pensamiento ha de adivinar, ni tampoco busca los<br />
objetos escondidos llevando de la mano al que los ha<br />
ocultado ó á los que saben donde están. Por el modo<br />
de proceder puede decirse que es un Cumberland per'<br />
fecciottado. Antes de hacer algunos'experimentos, con'<br />
gran resultado, explicó ligeramente el akafice de ellbs.<br />
Como hemos indicado se propone dar alguna's' sesiones<br />
en el teatro del Príncipe Alfonso, en las cuales<br />
tendrái ocasión de admirar su- notafcilídad el' piSblfco<br />
madrileño<br />
Bien sabemos que se° hai tratado de explicar al^-^<br />
ñas de estas formas de ad'ivinaición cofflio'loi ha'ce Mau^<br />
dskf, en' su Patología^ del éspit^ilu; el cual dice lo<br />
siguiente: «No estoy menos seguro-deque el'sonátií'^<br />
bulo no; pueda! leer i»cofM5«riV«'/e»nie«'/#'eii el espíritu por<br />
una imitación' inconsciente de la^ accicud' y expresión<br />
de lai persona de: la que copia indistintamente y con<br />
exactitud las contracciones musculares; en' •v^irtüd'de una<br />
ley bien conocida, según la cual^ las contracciones^ mus>culáres<br />
combioadasv hacen neuceren el ánimo: del mismo'<br />
individuo que las- ejecuta ó en quien se hacen, l&s<br />
mismas ideas y sentimientos, da'que tales contracci'ones<br />
acostumbran á ser la representación mímica ó fisiognomónica.»<br />
Pero concluiremos este punto con la cita<br />
de un detecminado escritor que se ocupa de estas materias<br />
y asegura lo siguiente. «El hecho es que el fenómeno<br />
existe y que á no buscarle una explicación<br />
std¡renaturaly forzosa es admirir la que nos ofrece con<br />
más garantían de acierlo'laH^ansinüión teUpdtíca dbl<br />
pensammao.v Encuya transmisión teli^ática si no vemos:<br />
un'fenómeno innatural, no sabetnos que vét-, sino<br />
VUT nuevo»juegáe pslabFas:pars>MplKado itl
«Otros neurólogos, dice el P. Franco; materialistas<br />
declarados, aceptan á su vez como realeslos fenómenos<br />
extraordinarios, porque un gran número de testigos<br />
veraces les fuerza á admitirlos. Y después intentan explicar<br />
la visión del pensamiento en otros, y la adivinación<br />
del porvenir sin que intervenga el ser espiritual.<br />
Increíbles son las absurdas paradojas que estos propalan<br />
con el objeto de echar fuera de la naturaleza<br />
las almas, los demonios, los ángeles y el mismo Dios.<br />
Puede esto leerse en Campili, quien compendía la<br />
doctrina.»<br />
Berna, en 1837 hizo experimentos sobre la trasposición<br />
de la vista, delante de una comisión de la<br />
Academia francesa. Lombroso cita casos de transposición<br />
de los'sentidos, transposición que había sido<br />
descubierta por el Dr. Pétetín; casos ocurridos á el<br />
mismo Lombroso y á gran número de otros médicos<br />
y hombres de ciencia, como Heidenhain, Vi^ioli, Rafaellif<br />
Carmagnola, Despine, Franch, Angonova y<br />
Gori: transposición admitida por, Eraid^ Venturoli y<br />
otros escritores, que la pretenden explicar naturalmente<br />
apelando á la ilusión y á la hiperestesia: así como la<br />
medicación á distancia; y en nuestra España el ya<br />
nombrado Dr. Das, en sus experimentos hipnóticos<br />
que efectuó en León y en otras ciudades hace poco<br />
tiempo, hizo entre otras pruebas de hipnotismo algunas<br />
de transposición de la vista en la señora que le<br />
acompañaba, pruebas hechas delante de numeroso y escogido<br />
publico, del que formaban parte gran número<br />
de médicos.<br />
El Dr. Ricard nos refiere que una señora de Grenoble<br />
que fué magnetizada, se levantó en el aire desde<br />
el lecho en que se encontraba con estupefacción de todos<br />
los allí presentes.<br />
Bertrand, en su tratado del Sonambulismo; admite<br />
una forma de posesión, el instinto del remedio, la
-182-<br />
comunicación de los pensamientos, la vista sin el auxilio<br />
de los ojos; y lo atribuye todo á una exaltación<br />
nerviosa; ¡cómo si los ciegos pudieran ver por exaltada<br />
que se halle su imaginación!<br />
El célebre hipnotista Donato, dice que se puede<br />
transportar á un hipnotizado, real ó imaginariamente,<br />
sus órganos de la sensación, y hacer que lea, por ejemplo,<br />
con las rodillas; que se puede producir en el mismo<br />
sugestiones y alucinaciones falaces, físicas, psíquicas ó<br />
fisiológicas; como el cambio de la propia personalidad<br />
en otra persona distinta ó en un animal cualquiera,<br />
se pueden producir asimismo ilusiones morales, sueños<br />
acompañados de acciones, inspiraciones lógicas c<br />
ilógicas, la exaltación de ideas y sentimientos, las previsiones<br />
y el instinto de los medicamentos, como el conocimiento<br />
de los remedios propios para curar ciertas<br />
enfermedades, la doble vista interna ó externa, como<br />
la visión de las cosas lejanas, y la penetración de los<br />
pensamientos de los demás.<br />
Grimes y sus discípulos, fundadores de un hipnotismo<br />
especial, al que llamaron Electro biología<br />
muy extendida en los Estados Unidos; tratarán de probar<br />
que todas las funciones de un individuo pueden<br />
alterarse sin hipnotismo anterior por simple sugestión<br />
vocal, por una voluntad extraña. Zanardelli, nos cuenta<br />
una porción de fenómenos de clara visión hipnótica,<br />
de los cuales se vanagloria de haber sido testigo ó<br />
parte. Lombroso, nos habla de hipnotizados que durante<br />
el sueño hipnótico dicen y hacen cosas que nunca<br />
supieron, uno escribía el alemán que no sabía, otro trabajaba<br />
en fotografía sin conocerla, otro hacía el músico<br />
sin haberla estudiado, etc.<br />
Y el mismo Lombroso nos habla de casos fulminantes<br />
de adivinación del pensamiento; y aun nos cita<br />
algunos ejemplos de adivinación á distancia, y á<br />
distancias muy lejanas.
Los doctores Janet, Glej, CampilU j Richet, admiten<br />
Gorno verdaderos los casos de visión y de transmisión<br />
del pensamiento á distancia.<br />
Hace casi un par de años, que en el extranjero<br />
han sido condenadas por los tribunales conipetentes<br />
unas adivitias sonámbulas; no habiéndose atrevido los<br />
jueces á condenar laclara visión como una superchería,<br />
sino que dijeron que: «La ciencia moderna no ha<br />
demostrado todavía que una persona en estado hipnótico<br />
pueda ver al través de cuerpos opacos.»<br />
Cierto autor célebre nos habla de los Djoguis de<br />
la India, para los que dormirse á distancia, quedar hipnotizados<br />
días y semanas enteras, tan inmóviles como<br />
columnas; entregarse á una voluntad superior que sustituye<br />
los cerebros de los unos á los otros, cambiar á<br />
millares de kilómetros las impresiones más precisas,<br />
no es más que un juego.<br />
El Dr. Dupau nos habla de sonámbulas que han<br />
mostrado ser cierto que realmente existen en la luna<br />
seres sensibles y vivientes, que gozan como nosotros<br />
del espectáculo de la naturaleza y de sus ventajas; que<br />
nacen, se reproducen y perecen como nosotros; aunque<br />
dice, son seres no muy hermosos, deforma chata<br />
y que andan arrastrándose.<br />
El Qr. Filassier nos refiere un hecho sorprenííentc<br />
de adivinación y doble vista que describimos<br />
á continuación. «A medida que la señorita Clarisa<br />
í;uraba, su sonambulismo se hacía más lúcido, sorprendiéndonos<br />
con su vista siempre infalible en el espacio<br />
y en el jiempo. Durmiendo esta sonámbula en París<br />
en el sglón del Sr- Chapelín, veía en Arcis—sur—Aube<br />
á su níadre, describía su ocupación en aquel momento,<br />
su actitud, ^uspensamientos íntimos; señalaba, entrando<br />
en los menores detalles, el más p equeño cambio<br />
que su rnadre hacía; predecía por una hora, uno<br />
ó muchos dias, la visita de tal ó tal persona á su nna»
—I»*—<br />
dre, su conversación, la llegada de tal ó tal carta, el<br />
efecto que ella produciría en su madre, sus reflexiones<br />
ulteriores Anunciaba también la joven sonámbula á<br />
su padre las cartas de su madre, y decía de antemano<br />
lo que contenían, un día vio á su madre indispuesta,<br />
y dictó para ella una consulta que llegó- á Arcis<br />
en el momento mismo que recibía su padre en París<br />
la primera carta anunciando la indisposición de aque*<br />
lia, etc.»<br />
Y no nos pueden causar grande extrañeza todos<br />
estos hechos; cuando hay escritores como el Sr. Aceuedo,<br />
que al hablarnos de las fotografías obtenidas de los espíritus,<br />
que aseguran ser un hecho incuestionable y bien<br />
probado; y que vemos admiten escritores tan formales<br />
como el P. Franco, y otros; nos dice: «que á veces<br />
del cuerpo de determinados individuos con organización<br />
especial se exleriorii^a una fuerza ó una materia,<br />
que por lo visto es lo mismo; que vaporosa en los primeros<br />
momentos, tanto como esta hipótesis: llega en la<br />
continuación del fenómeno á adquirir la apariencia de<br />
la carne, dando el aspecto de ser vivo al fantasma así<br />
formado. Estos fantasmas tienen relación íntima con<br />
otros que se aparecen, no experimentalmente por regla<br />
general, sino en casos dados de desgracias, y que son<br />
como el aviso de unas á otras personas formado por<br />
la comunión psíquica que nace del afecto que hay entre<br />
ellas y que toma Jorma material objetiva: son las<br />
alucinaciones telepáticas de Gurnej" Podmore y Mijers<br />
llamadas espontáneas; porque hay otros producidos<br />
voluntariamente, en los cuales el alma, el doble,<br />
él cuerpo astral, el espíritu de un individuo por<br />
la voluntad inteligente de este, se exteriori:{a y proyecta<br />
á distancias más ó menos grandes, revistiendo<br />
la aparición todo el carácter físico, moral é intelectual<br />
de la persona cuya imagen es. Así operan los<br />
sabios de la India, Mahatmas, Joguis, Faquires, etc...^
-liB-<br />
que han aprendido á dominar la naturaleza y las fuerzas<br />
que hay en el organismo humano..... Los fantasmas<br />
estudiados por ciertos autores pertenecen á los<br />
llamados espiritistas, esto es obtenidos por la influencia<br />
de un médium, inconsciente en la mayoría de los<br />
casos por el estado anormal en que cae de letargía<br />
en el que la vida del médium se debilita hasta casi<br />
desaparecer, para dar origen á un fantasma formado<br />
al lado suyo, y han sido fotografiados al mismo tiempo<br />
que la imagen de la persona que los engendra, á<br />
la luz eléctrica ó del magnesio, ó bien en la oscuridad<br />
absoluta, ó por ser el fantasma luminoso, ó por<br />
la presencia de ciertos rayos luminosos y químicos no<br />
perceptibles para el ojo humano, pero sí sensibles para<br />
las placas fotográficas y que confirman los originales<br />
estudios de Reichembach sobre el Od y la luz<br />
Odica.»<br />
(La Ilustración Artística. Año XI. N.° 529 Pag. loZ.J<br />
Mesmer y sus numerosísimos discípulos, partidarios<br />
de la existencia del fluido magnético, creyendo<br />
que este fluido era universal, y llenaba todo lo creado,<br />
y que era susceptible de recibir, propagar y comunicar<br />
todas las impresiones por leyes desconocidas, no podían<br />
extrañar, ni menos negar, los fenómenos superiores<br />
del hipnotismo, que dentro de su sistema eran<br />
muy naturales; así que Mesmer, aseguraba que sus<br />
magnetizados en el período de crisis conocían las enfermedades<br />
y adivinaban el porvenir y las cosas ocultas,<br />
Reichenbach, con su fuerza ódica, se colocaba en el<br />
terreno de Mesmer. Pufségur, describió la clara visión,<br />
ó el estado lúcido; durante al que el magnetizado es tan<br />
aguda su perspicacia, que llega á comprender y descubrir<br />
verdades, que fuera del estado magnético le serían incomprensibles,<br />
ly admitió como Mesmer, la predicción,<br />
lü adivinación, la doble vista, el conocitniento de las
-Impropias<br />
y agenas enfermedades; y otros fenómenos<br />
superiores del magnetismo.<br />
El Z)r. Pétetin dijo que en ciertos hipnotizados variaba<br />
el asiento de sus sensaciones, y vefan con el occipucio,<br />
oían por el vientre y olían por los ojos, que es<br />
la transposición de los sentidos; refiriéndonos este mismo<br />
aptor, observaciones de mujeres que oían por e}<br />
estómago; y en las que se habían transportado á esta<br />
parte de su cuerpo los sentidos del gusto y del olfato,<br />
pues reconocían los alimentos que .se les aplicaba<br />
á dicho sitio y los olores; y no solo esto, sino hasta<br />
los colores y las formas eran reconocidos en igual forma;<br />
veían asimismo el interior de su cuerpo, adivinaban<br />
lo que contenían los bolsillos de los circunstantes,<br />
sin engañarse; y hasta adivinaban las intencio-^<br />
nes ó pensamientos ágenos.<br />
Rostan, distinguido profesor de la Facultad de Me<br />
diana de París en su artículo Magnetismo, del Diccionario<br />
de Medicina; nos cuenta haber hecho repetidas<br />
experiencias en una sonámbula, la cual distinguía la<br />
hora que era en un reloj que se la colocaba en el occipucio,<br />
y habiendo mudado varias veces la aguja del<br />
reloj y habiéndosele puesto sin mirarle, siguió diciendo<br />
la hora sin equivocarse; experimentos que afirma<br />
fueron repetidos por el Dr. Ferrus. Filassier;<br />
{Algunas consideraciones j?ara sentirá la historia del<br />
magnetismo animal); nos dice que una vez puso un<br />
reloj sobre la frente de una sonámbula que se hallaba<br />
en una habitación á oscuras, y además tomó todas<br />
las precauciones para que no pudiera verle; y á<br />
pesar de todo, la magnetizada indicó con exactitud la<br />
hora que era; y habiendo mudado las agujas de dicho<br />
reloj, volvió á aplicar éste al occipucio de la sotiámbula<br />
con las mismas precauciones, la que indicó<br />
la hora que marcaba el reloj como si le estuviera viendo;<br />
y por fin se le puso el reloj á la tnagtietizada so-
—127bre<br />
el épigastíio, y vio con este como con la frente<br />
y el occipucio; y dicho Rostan, no solo nos cuenta<br />
los hechos antes referidos, sino que afirma positivamente<br />
que los sonámbulos gozan de la facultad de distinguir<br />
al través de los cuerpos opacos, y nos cita<br />
otro caso de otra sonámbula que siempre conocía sin<br />
engañarse, cuando tenía ó no el estómago lleno ó vacío.<br />
Los Doctores Guenronpre^ y Bottey, nos hablan<br />
de hipnotizadiis que culocadas en posición horizontal,<br />
con los pies sobre el respaldo de una silla y la cabeza<br />
sobre el respaldo de otra; levantando ó bajando<br />
la mano el hipnotizador, podía por este medio ordenarlas<br />
á distancia, movimientos de elevación ó descenso<br />
sobre el nivel de su cuerpo; lo cual parece dar<br />
á entender que se elevaban en el aire bajo la sugestión<br />
mental de su hipnotizador.<br />
Prospero Saei, nos cita; «hechos indudables, observados<br />
por multitud de médicos reunidos, ó sea por<br />
juntas ó comisiones médicas, de varias naciones; hombres<br />
experimentados en la ciencia y llenos de desconfianza,<br />
quienes refieren lo que apreciaron, ya sea con<br />
respecto á la sugestión simplemente mental, como de<br />
clara visión propiamente dicha, y visión de hechos<br />
en el instante mismo en que ocurren en lugares muy<br />
remotos;» hechos que para dicho autor parecen probar<br />
que no pueden ser producidos conforme á las le*<br />
yes naturales, sino por medios extranaturales.<br />
Y respecto á la llamada transposición de los sentidos,<br />
de que antes hemos hablado; no podemos menos<br />
de consignar, que hombres de nota en la ciencia,<br />
como los Doctores Braid y VenturóU; comparan<br />
este hecho auna ilusión, ó dicen que es un simple<br />
hecho de hiperestesia que comunica al tacto uña sensibilidad<br />
exquisita; paro que á dichos autores podemos<br />
contestarles repitiendo las palabras del P. Frán-^<br />
co, en su * Hipnotismo y los médicos católidóáa eft
Cuya obra nos dice que podría citar más de diez médicos<br />
¡lustres que afirman casos de transposición propiamente<br />
dicha, tal como lo sería el ver con la nuca<br />
ó con el epigastrio.<br />
El Dr. Meric, en su libro Lo Maravilloso; admite<br />
como efectos del hipnotismo que dependen de<br />
una causa extranatural, la vista al través de ios cuerpos<br />
opacos, el conocimiento de ciertos hechos cuyo<br />
teatro está alejado del lugar del experimento, la lectura<br />
de Jlos pensamientos sin manifestación exterior,<br />
ó á una gran distancia: este mismo autor nos presenta<br />
varios casos de individuos que han visto con<br />
los ojos completameote cerrados, ó á través de cuerpos<br />
opacos, como cajas de hierro ó de mármol herméticamente<br />
cerradas, adivinando 6 viendo su contenido:<br />
ú otros objetos ociltos, sin que puedan adivinarlo<br />
por superchería de ningún género; hasta de individuos<br />
que han visto á muchos cientos de leguas<br />
de distancia sin moverse de su asiento, y describen<br />
todo lo que está pasando en aquel momento en dichos<br />
puntos á la referida distancia; y nos cuenta otros<br />
hechos por este estilo; y dice, que negarlos, sería arruinar<br />
la certeza histórica y la autoridad del testimonio<br />
de los hombres.<br />
Lélut, relata casos de magnetizados que por un<br />
mechón de cabellos, un guante, ó un objeto cualquiera<br />
de algún sujeto para ellos desconocido, nos dicen<br />
el dueño del objeto con todos los detalles que<br />
al mismefíerao se ern, aun de su vida íntima, hábitos,<br />
costumbres, faltas y virtudes; y dice que aunque parece<br />
que el magnetizado recibe las sensaciones por los<br />
sentidos internos, lo hace por una penetración enteramente<br />
interior, especial é independiente de los sentidos.<br />
El Dr. García, nos cuenta el caso de una hipnotizada<br />
que nada menos que dejando su cuerpo en<br />
|9 tierra, se permitía hacer sus viajes de recreo de
ona {Ti^ACra m;ntal ó espiritual, por los espacioj celestes;<br />
volviendo denusvo á éste muiJo en virtuJ de<br />
las órdenes de su hipiotizaJir, qj2 pircibía hallándose<br />
en Saturno. fEí Dr. Gircú^El MxgHetismo<br />
explicaio por sí mismo. Pdg-. 129.7 AÍÍ que no nos<br />
puede extrañar que Figuier asombrado ante los fenómenos<br />
del hipnotisiTi) trasc^nJjntal, no hi encoitrado<br />
mejor medio para poderlos explicar, que el admitir<br />
la existencia en el hombre de un sexto sentido<br />
artificial, que por lo visto ha sido desconocido antiguamente.<br />
El Dr. Adradas, en su estudio del Burquismo, etc.<br />
nos habla de una hipnotizada por él, en la que produjo<br />
una interminable serie de experiencias de sonambulismo,<br />
catalepsia y sugestión; y dice que le chocó mucho;<br />
la facilidad con que esta enferma veía á distancia aun<br />
cuado hubiese tabiques interniedios, de frente ó por<br />
detrás, ya fuera dentro de la misma casa ó en otra más<br />
órnenos distante. Esta experiencia asegura que la Repitió<br />
varias veces, siempre con igual rebultado, delatite<br />
de su familia, eligiendo para ello la época en que se<br />
y^ía más exaltación y delicadeza en la sensibilidad especial<br />
d? aquella muje,r.<br />
El respetable P. Fi7a, nos habla d? un médico, ^ue<br />
en vitia ^esjón de hipnotismo celebrada no hace muclio<br />
tierppQ en el Palacio de la pla¿a de Oriente de Madr¡4;<br />
entre los experimentos curiosos que ejecutó, fué ^np<br />
^e ellps el leer una carta cerrada, depositada en 9I ]>ol.<br />
sillo de una noble dama; hecho referido en Jos p^riódicos<br />
de la corte de aquella fecha, y 15Í misníP atiípr<br />
en 8U obra El Espiritismo j-Bl Hipnotismo; en la<br />
página 173 nos dice lo siguiente: «La decantada trasposición<br />
de los sentidos y la tan cacareada visión á<br />
través de cuerpos opacos, tan frecuentesj- or4inarias<br />
,)5n las s^sipníís espiritistas y en los experimentos;JWjpjjiótfCQSiií^c,»<br />
y uti poco máií'«
-1 sodebe<br />
aplicar el mismo criterio;» es decir, atribuirlo<br />
al poder diabólico: «los casos en que el hipnotizado<br />
habla idiomas para él del todo desconocidos, ó diserta<br />
sobre materias científicas que jamás aprendió, ó anuncia<br />
hechos que se están realizando á largas distancias<br />
y en países remotos.» Hechos que nos asegura el autor<br />
que eran muy comunes ya hace siglos, y que Santo<br />
Tomás habla de ellos como de una cosa corriente en<br />
su tiempo.<br />
El mismo Sr. Freiré tan incrédulo en otros puntos;<br />
pretende que por la sugestión hipnótica, se puede<br />
Ihgar hasta el grado en que el sujeto dormido llega<br />
á ponerse en tal relación con el hipnotizador ú operante,<br />
que alguna vez adivina los pensamientos de este.<br />
El Dr. Cervello, y el célebre Semmola, afirman la<br />
existencia de hechos recientes de transposición de los<br />
sentidos, de adivinación de cosas ocultas, y de hablar<br />
idiomas desconocidos los hipnotizados; y Lombroso,<br />
además de admitir la transposición de los sentidos como<br />
antes hemos dicho; admite asimismo la visión y<br />
transmisión del pensamiento á distancia.<br />
El mismo Lombroso nos acaba de ,dar á conocer<br />
á un discípulo del célebre Donato, el belga Pickman,<br />
antiguo saltimbanquis que hoy está llamando la atención<br />
de las grandes ciudades europeas con sus experimentos<br />
de adivinación. Parece que este Pickman es<br />
un histérico, un neuropático que él mismo confiesa haber<br />
estado loco en algún tiempo, y que se halla en<br />
estado casi habitual de sobrescitación nerviosa, aumentada<br />
en su.H experimentos por la preparación que se<br />
impone, que consiste en el ayuno y en tomar fuertes<br />
dosis de café; Pickman prefiere para sus experimentos<br />
los teatros y sitios públicos, y ha realizado<br />
sus adivinaciones delante de numeroso é ilustrado público;<br />
y parece que sufre las sugestiones que se le<br />
producen con gran facilidad, pues basta que coja la
—181—<br />
mano de cualquier sujeto y la aproxime á sus sienes<br />
para encontrarse en estado de lucidez, y poder<br />
adivinar los pensaniientos ágenos: dicho adivinador se<br />
vale de la música para sus operaciones prefiriendo la<br />
cítara alemana, y aunque él mismo nos asegura que<br />
sus adivinaciones son sencillamente un resultado de<br />
una enérgica excitación nerviosa; varios médicos que<br />
le han observado piensan como Lombroso, que di«<br />
-chas adivinaciones las realiza Pickman por la autohipnotización;<br />
pues en sus experimentos aparece como<br />
adormecido é inconsciente y cual si se hallara en estado<br />
de sonambulismo; mucho más que se sabe que<br />
puede existir el hipnotismo en un individuo sin que<br />
se manifieste con todos sus síntomas ó existir sin<br />
quitar del todo al hipnotizado la razón y el libre<br />
albedrío, como nos asegura el P. Franco. Según la<br />
Ga:{!(etta Piemontese de ii y 12 de Marzo de 1890,<br />
(í Pickman, cogió la mano del profesor Fusinato, y<br />
dijo que mentalmente le mandara cumplir cualquiera<br />
acción: entonces se vio caer al adivinador en un<br />
estado hipnótico, y luego correr, teniendo siempre cogida<br />
la, mano de Fusinato, hacia un caballero que<br />
se hallaba sentado en la parte opuesta del salón para<br />
darle cinco golpes á la cabeza. ¡Era lo mismo que<br />
el profesor Fusinato había pensado que debía hacer!<br />
Cuando Pickman estaba dando los golpes á dicho caballero,<br />
al llegar al tercer golpe tuvo un momento de<br />
vacilación, después siguió y dio dos golpes más. Fusinato<br />
dice que al llegar al tercer golpe su pensamiento<br />
dudó un instante, pues le parecía verlo sufrir demasiado<br />
y deseaba abreviar el experimento, pero que<br />
luego mentalmente insistió en el número cinco. Después<br />
de este experimento dos oficiales de cuerpos facultativos<br />
se retiraban á un gabinete contiguo. Uno<br />
de ellos escribió en un pliego de papel que, trazada<br />
una línea de yeso en el suelo, Pickman debería r?"
-132—<br />
correrla, parándose en un punto dado enfrente de él,<br />
luego arrodillarse y cogiendo el ros hacer el saludo militar.<br />
Doblóse la nota y se guardó en el chaleco del<br />
capitán. Luego Pickinan con los ojos completamente<br />
vendados con pañuelos y algodón, realizó todo loque<br />
estaba escrito en la nota, una vez puesto en comunicación<br />
con el capitán de sanidad. A otro de los<br />
presentes le adivinó y escribió en la pizarra, una cantidad<br />
de guarismos que había escrito antes en un [papel,<br />
cuyo pape! había colocado dentro de la tapa del<br />
reloj. El Dr. Rodina convino con los que le rodeaban,<br />
hallándose Pickman en otra habitación; que este<br />
adivinador cogiera un cuchillo, Mriera á una persona,<br />
á la que quitara un objeto para esconderlo y qué volviera<br />
el cuchillo al sitio en que se hallaba haciendo<br />
en 'é\ una señal que le distinguiera de los deniíás,<br />
y todo sucedió cómo se le había exigido. Durante el<br />
sueño tiene Pickm.%n momentos de vacilación, diríase<br />
que no comprende bien el objeto que busca, entonces<br />
recurre á aquellos de quienes recibe la sugestión<br />
les coge la mano y se la aplica á las sienes. Nos<br />
dtecía anoche que después de estos experimentos se<br />
halla en estado de postración, sufre, tiene expTósioñes<br />
d'e llanto, que no obstante' le alivian. Dice también<br />
que siente placeres y goces, que los demás en mañera<br />
alguna conocen.» Dicho Pickníán en uno de áús<br />
cxperinientos manifestó cierta vacilación al tratar de<br />
adivinar y manifestó que sentía en sí una fuerza descoiiócida<br />
que no le dejaba compireñder Ik orden "rtiefttal<br />
que recibía, y efectivamente el sujeto que le d'a-<br />
Üá cficha órdéñ, dijo que ordenaba mentalmente p£ro<br />
con grande desconfianza.<br />
'Éñ estols casos Pickman pedía órdenes enérgicas<br />
y precisas, y cuando se le daban en esta fórtriá, aca-<br />
Tjaba por adivinar lo que se quería que ejecutará. Lom-<br />
^i'Qso, nos diseque el poder de adivinación ílc 7*»"^^-
maú, es lírtiitado, que gira al rededor de un círculo<br />
siempre igual, como el adivinar un grupo de nú»<br />
meros ó palabras, que es asimismo relativo puesto que<br />
de diez adivinaciones solía acertar en cuatro ó cinco,<br />
que además es preciso que el sujeto con quien se ponga<br />
en relación tiene que inspirarle simpatía ó confianza,<br />
y tiene que pjñsar lo que desea que se le adivine<br />
cotí energía, pero nos asegura que la lucidez de dicho<br />
Pickman es cierta, por las precauciones con que<br />
ha sido observado, y por la dase de personas que lo<br />
han hecho.<br />
El P. Franco al comentar estos hechos en su Hip'<br />
noüstiio claro-vidente, aun cuando no se atreve á afirmar<br />
con seguridad la certeza de los mismos, nos dice<br />
\o siguiente: «En las sesiones hipnóticas y en las<br />
magnéticas de nuestros tiempos y en las reuniones espiritistas,<br />
la adivinación del pensamiento es pan cotidiano:<br />
lós faquires ma'hométartos, los bramihos de la<br />
India, los estregones de la China, los íatuquieres negros,<br />
hacen su trabajo de la adivinación, según referencia<br />
de los misioneros. Volviendo al pasado y circunscri-<br />
'biértdotíos sólo á Europa^ hallamos innumerables ejemplos<br />
en las reuniones de los mesmeristas. .. Eft resumen,<br />
lós anales de la huínanidad desde los tiempos<br />
más remotos hasta los actuales magnetizados lúcidos,<br />
hipnotistas claro-videntes, médiums espiritistas, lectores<br />
del pensamiento (Gedénkleser, Liseurs de penseésj<br />
recuerdan casos de adivinación, ya de pensamientos,<br />
yá de hechos ocultos, y ningún pueblo ni ningirna<br />
éfJbca dejó de tener sus Hansen, Donato, Camaleón,<br />
Zánárde/li, Dax, Gumbéríand, Verbeck, Éischgff, y<br />
Pickman, con *su correspondiente cortejo, ya devoto,<br />
ya teii'tral.<br />
¿Puede'e'xjjticarse la adivinación como algunos lo<br />
hicéti, diciendo que las emociones del áinrra se-trasrhítén<br />
ál cerebro, 7 desde éste álafisonotnfa dclmiag-
—184nctizador,<br />
en la que lee como en un libro abierto c<br />
hipnotizado, cuya sensibilidad se halla sobrescitada en<br />
sumo grado por la influencia de la hipnosis? Los que<br />
esto dicen sin duda no han reflexionado que aunque<br />
se admitieran por un momento todas estas hipótesis<br />
como ellos pretenden, esto á lo más podría explicar<br />
las adivinaciones realizadas hallándose enfrente ó próximos<br />
el hipnotizado y su hipnotizador, y aquél con<br />
los ojos abiertos, pero, ¿y las adivinaciones á distancia?<br />
¿y las adivinaciones realizadas hallándose el hipnotizado<br />
con los ojos completamente cerrados y con<br />
seguridad de que la visión no se puede efectuar por<br />
estos órganos? ¿Y cuándo el hipnotizador se halla de<br />
espaldas al hipnotizado ó en otra habitación? ¿Y cuándo<br />
adivinan los hipnotizados lo que existe en cofres ó cajas<br />
que están herméticamente cerrados?<br />
Con el deseo de acumular hechos que puedan te»<br />
ner relación con el hipnotismo trascendental, diremos<br />
que el Dr. Gil de la Tourette, fEl hipnotismo j- los<br />
estados andlogos, pdg. 436,7 nos habla de cierta sesión<br />
oñcial y pública á la que él asistió como escéptico,<br />
y en la que por el magnetismo espiritista vid<br />
no sólo moverse una mesa, sino dar vueltas y hasta<br />
ejecutar movimientos desordenados á la misma, rodando<br />
sus pies terriblemente sobre el suelo y aun saltando<br />
sobre el mismo.<br />
Recordemos asimismo por si á varios de nuestros<br />
lectores les hicieran poca fuerza los testimonios anteriores,<br />
que en i83i una comisión compuesta de diez<br />
médicos notables, nombrada por la Academia de Medicina<br />
de París, para informar sobre el magnetismo;<br />
alirmó la existencia de hipnotizados que leían con los<br />
ojos cerrados, por más que demasiado sabemos que<br />
han sido frecuentes los casos de impostores que han<br />
fingido leer con los ojos cerrados, y que hasta no faltan<br />
escritores como sucede con Debrej-ne en sus Pen-
-136-<br />
samtentos, que aseguran ser posible la visión al través<br />
de ciertos cuerpos opacos aplicados á los ojos como<br />
una capa de arcilla por e)cmplo: pero aunque esto<br />
así fuera, es indudable que hay muchos cuerpos<br />
opacos al través de los que es imposible que se efectúe<br />
la visión de un modo natural; y suponemos que<br />
la comisión estudiaría este experimiento: pues nosotros<br />
diremos con el Doctor Meric; «Parécenos<br />
difícil admitir que mí Jicos y fisiólogos de gran valor<br />
como Lordaí, el célebre profesot; de Montpeller, Guiñean<br />
de Mussy, Husson, Orfila, Pariset, Reveillé^<br />
Parise, Arago, etc; hombres que han legado un nombre<br />
estimado en la ciencia hayan sido víctimas de una<br />
torpe ilusión cuando han creído ver un sujeto magnetizado<br />
leer al través de una venda de seda muy<br />
espesa y jugar á los naipes». Dicha comisión afirmó<br />
asimismo que algunos magnetizados preveían la marcha<br />
de su enfermedad, que otros, indicaban los síntomas<br />
de las enfermedades de otros sujetos con los que<br />
se ponían en contacto y dichos médicos aseguraron el<br />
deseupolvimiento de nuevas facultades durante el magnetismo,<br />
conocidas con los nombres de clara-visión, intuición<br />
y previsión interna.<br />
Y por no amontonar más citas, concluimos repitiendo<br />
las palabras adjuntas del Dr. Dupotet, el que en<br />
su Tratado del Magnetismo, dice: «¿Qué me importa<br />
que un nigromante indio ó egipcio tenga el poder de<br />
evocar las sombras, de fascinar á toda una concurrencia,<br />
de curar ó engendrar tal ó cual enfermedad?... ¿No<br />
tengo yo también poder para curar con simples pases<br />
magnéticos las enfermedades y para producir efectos<br />
benéficos ó maléficos?.... ¿Puédense suspender en<br />
alto los cuerpos materiales por medio de la acción<br />
magnética? Sí. (No olviden nuestros lectores que para<br />
nosotros el magnetismo es el mismo hipnotismo.)<br />
¿Pueden algunos sujetos tomar en el estado magné-
-136tico<br />
posturas gimnásticas ó hacer movimientos inexplicables<br />
por las leyes de la estática? Sí. ¿Puede el lucido<br />
hablar lenguas que nunca aprendió, y enseñar ciencias<br />
que jamás estudió? Sí. iPütÚQ pegar golpes J distancias<br />
inmensas'! Sí. ¿Pued2 arrojar piedras á lugares<br />
remotísimos y hechizar del modo que refieren los libros<br />
de magia, haciendo que aparezcan tierras, jardines,<br />
ganados y hombres? Sí, ¿Puede hacerse de modo<br />
que una multitud reunida toque y coma objetos reales<br />
en la apariencia pero ilusorios en realidad? Sí. ¿Puede<br />
el hombre por medio del magnetismo tener duendes á<br />
sus órdenes y obtener servicios de ellos? Sí. ¿Puede<br />
en fin engendrar lluvias, vientos, granizos y hacerlos<br />
caerá su albedrío? Sí.?<br />
¿Es posible explicarse estos tan fantásticos hechos<br />
que parecen sobrepujar hasta el límite de nuestra sorprendida<br />
imaginación, como lo hacen ciertos autores,<br />
diciendo que en el hipnotismo, la. atención de los magnetizados,<br />
una vez excitada sobre un punto, descubre<br />
indicios que son imperceptibles para todos los que no<br />
56 hallan en este estado, y que por estos indicios puede<br />
adivinar, preveer etc. y no sabemos también si<br />
suspender los cuerpos pesados en el aire y arrimar<br />
pedradas á distancia? Nuestros lectores pueden juzgar<br />
ellos mismos del valor de esta pretendida explicación<br />
4el hipnotismo superior, y tan graves, tan enprmes<br />
digámoslo así, j)arecen estos hechos del bip^otismo<br />
trascendental; que hasta gran número de amores<br />
que los niegan, como Morselli, que llama con toi^a<br />
suavidad nada menos que charlatanes^ á los que los<br />
creen, ó dicen haberlos producido; suspenso su propio<br />
jiuicip é indeciso, añade qué: «no hay koy día ^&tos<br />
científicos para afirmar con seguridad la existencia<br />
del estado de clara-visión y que los hechos de hipQptisoio<br />
tras(:endental son hecjtos llenos de exageración ó<br />
(nal interpretiadps;» cpn lo que np jpacepe sinp
su vacilante inteligencia teme condenar dichos hechos<br />
de una manera resuelta, como si sospechara que pudieran<br />
ser una realidad el día de mañana.<br />
Antes de concluir este capítulo, debemos hacer constar<br />
que muchos hipnólogos niegan los fenómenos trascendentales<br />
del hipnotismo, porque dicen que ellos no<br />
los han podido nunca producir ó comprobar; y no<br />
piensan que en esta cuestión un solo hecho positivo<br />
bien observado prueba mucho y un hecho negativo<br />
nada prueba; porque todos los autores ya parten<br />
de que este género de fenómenos trascendentales<br />
no se producen sino raras veces, y en determinados<br />
sujetos, que tienen una exquisita educación hipnótica:<br />
de modo que en esta cuestión lo que hay que ver si<br />
han dicho la verdad y son personas de crédito los que<br />
afirman haberlos visto y haberlos producido; y nosotros<br />
hemos citado como testigos de prueba, los nombres<br />
de autores bien conocidos en las ciencias y en la<br />
Iglesia.<br />
Y concluiremos diciendo que si alguno sin el debido<br />
examen y por un capricho inexplicable, nos rechazara<br />
como un cuento todos los hechos y pruebas<br />
que hemos aducido en este capítulo, ó nos repitiera<br />
las á no dudar exageradas frases del P. Mateos, al<br />
ocupar-se de esta forma de hipnotismo de: «¡Y qué<br />
gran dosis de candidez, rayana en tontería, no se<br />
necesita para tomar en s^riO' y aún para creer á<br />
pies juntillas, tan absurdo cumulo de c^saúoa» y paparruchas!»<br />
No nos importa: el hipnotismo trascendental<br />
se impone; entre los hechos de sugestíón, hay<br />
algunos admitidos por todos los autores, ó por la ma«<br />
yoría de eJlos; como la sugestión mental, y otros tan<br />
misteriosos como esta, con lo que se prueba de un<br />
modo indudable la existencia de hechos superiores ó<br />
trascendentales dentro del hipnotismo^ qu6eslaca«»><br />
tiÓQ que nos hemos pcopuesto tocac eo estas págjRM,<br />
I*
—isa-<br />
La sugestión domina la práctica del hipnotismo y<br />
no se dá un paso en el conocimiento de éste, sin encontrarnos<br />
con aquella; por lo que muchos han confundido<br />
estos dos hschos, como hemos dicho anteriormente.<br />
La sugestión parece que tiene su máximum de fuerza<br />
ó de energía en el sonambulismo; y á la misma<br />
han atribuido ciertos autores todas las curaciones atribuidas<br />
al hipnotismo. Para producir la sugestión hay<br />
que atender al modo de ser ó sugestibilidad de cada individuo,<br />
qu2 varía: en unos basta la simple orden para<br />
imponer una idea ó acto; en otros hay que darles<br />
razones y convínccrles de lo que se les dice ú ordena;<br />
en algunos hay que apelar á la persuasión y á la dulzura,<br />
en otros á la energía; en varios, la sugestión es<br />
fácil desde las primeras hipnotizaciones, en otros se<br />
hace preciso hipnotizarles repetidas veces antes de<br />
efectuar sobre ellos sugestiones notables; y muchas veces<br />
ayuda á el efecto de la sugestión, las fricciones, los<br />
toques, los pases, los movimientos, la electricidad, etc.;<br />
aplicados todos estos medios á la parte ú órgano que<br />
se desea. El grado de sugestión en el hipnotismo no<br />
parece que depende del procedimiento puesto en práctica<br />
para conseguirla, sino del temperamento del hipnotizado,<br />
y de la influencia ejercida sobre su imaginación<br />
por el hipnotizador.<br />
Durante la sugestión, el hipnotizador impone al<br />
hipnotizado las ideas, actos ó movimientos que le<br />
place; que el último ejecuta ó trata de ejecutar, sea<br />
durante el sueño hipnótico, ó pasado éste, según le<br />
haya ordenado el primero; todo lo cual ejecuta el hipnotizado<br />
sin conciencia de ello, como de una manera<br />
fatal; y sin saber muchas veces que dichos actos ó<br />
ideas le han sido ordenados por otra persona, y creyendo<br />
en su interior que estos actos que hace es sólo<br />
por inspiración propia, ó por su solo impulso. La in-
i<br />
—139mensa<br />
mayoría de las veces obra de tal manera, ó<br />
con tanta vehemencia, la sugestión sobre el ánimo del<br />
hipnotizado, que éste pone todos los medios que están<br />
á su alcance para realizar los actos que le han sido<br />
sugeridos; y los realiza cueste lo que costare, á no serle<br />
completamente imposible. Son actos que cumple de<br />
una manera fatal y necesaria el hipnotizado, que pone<br />
todo su ser al servicio de una idea que le ha sido comunicada<br />
y lo hace sin poder dejar de hacerlo aunque<br />
quisiera. Asi que si á un hipnotizado le ordena repetidas<br />
veces su padre, su marido, su mujer ó el ser que<br />
más le domine en el mundo una orden determinada<br />
y otra al mismo tiempo el hipnotizador, cumplirá primeramente<br />
ésta sin ningún ,t;énero de duJa.<br />
El dominio de la sugestión se extien.ie á los diversos<br />
actos voluntarios del sujeto, y aun á los involuntarios.<br />
Por medio de ella se puede producir contracturas<br />
extraordinarias en un hipnotizado, coniracturas<br />
que se manifiestan nada más darle la orden, y con una<br />
violencia ó fuerza extraordinaria aunque se trate de<br />
personas débiles; y se le puede mandar poner rígida la<br />
cabeza, una pierna, un brazo, etc.; ó lo que e? más<br />
notable, todo su cuerpo, hasta el punto de quedar<br />
éste todo rígido; de modo que se le puede coger por<br />
los pies ó la cabeza como si dicho cuerpo fuera de<br />
una sola pieza, ó bien colocarle trasversalmente en este<br />
estado de rigidez sobre dos sillas, en las que se apoya<br />
únicamente por la nuca y los talones; y hasta se puede<br />
en este estado sentarse otra persona encima del hipnotizado;<br />
todo esto sin que éste dé pruebas de cansancio,<br />
ni que se altere su pulso ni su respiración.<br />
La sugestión puede producir parálisis diversas y<br />
alteraciones de la sensibilidad; puede originar anestesias<br />
ó insensibilidad de diversas partes del cuerpo, insensibilidad<br />
que llega hasta el grado de pellizcar y<br />
clavar alfileres ó navajas en él mismo sin que se sientan;
-140-<br />
y por la sugestión se puede hacer que un mismo individuo<br />
no sienta nada en uno de los lados ó mitad de<br />
su cuerpo, aunque le pinchen ó hieran en el mismo;<br />
y en la otra mitad se produzca una sensibilidad exagerada,<br />
hasta el punto que el más leve contacto en esta<br />
parte, le sea sumamente doloroso. Las contracturas,<br />
parálisis, y anestesias, provocadas por la sugestión, puede<br />
el hipnotizador hacer que persistan algún tiempo<br />
después de despierto el hipnotizado; y hay sugestiones<br />
que prolongan su acción ó efecto aun después de la<br />
vuelta al estado normal del hipnotizado, y es preciso<br />
muchas veces volver á hipnotizar estos sujetos y producirles<br />
una sugestión contraria que destruya la anterior.<br />
Así el caso que cita Richer, de una hipnotizada<br />
á la que se la aseguró que una de sus manos estaba<br />
contraída, como así efectivamente le sucedió; y aunque<br />
se la despertó, no hubo forma de hacerla abrir la mano<br />
contraída, teniendo que hipnotizarla de nuevo, y decirla<br />
que su mano se abría, para que la abriese enseguida.<br />
Creemos conveniente indicar aquí la discusión promovida<br />
entre varios hipnotistas, sobre si la presión<br />
ejercida sobre diversos puntos del cráneo, puede provocar<br />
contracturas, parálisis, etc.; en algunos órganos;<br />
lí otros fenómenos, como la afasia ó privación de la<br />
palabra; pero parece más cierto que estos síntomas<br />
sólo se producen cuando media alguna clase de sugestión,<br />
y que sin ésta, observando bien; no se producen<br />
dichos fenómenos.<br />
La misma sugestión puede provocar alucinaciones<br />
en los órganos de los sentidos, sin más que la orden<br />
del hipnotizador; así se le dice á un hipnotizado que<br />
beba Champagne y bebe el agua que se le dá con el<br />
mismo placer que si fuera realmente dicha bebida; se<br />
le hace tomar acibar ó quinina por azúcar; oler amo<br />
niaco por agua de azahar; que quede sordo de uno ó
—141de<br />
los dos oídos, y que perciba los ruidos más insignificantes<br />
y que difícilmente se oyen en estado normal:<br />
teniendo en cuenta que las parálisis, contracturas, anestesias<br />
y alucinaciones de los sentidos, se los puede hacer<br />
cambiar ó saltar de un lado al otro del cuerpo por<br />
medio de la acción del imán, de lo que ya hemos tratado<br />
en otro lugar; siendo curioso también, el saber que<br />
según varios autores, los fenómenos hipnóticos pueden<br />
pasar de un sujeto á otro, ya por la acción del imán<br />
ya por el de la sugestión, como dicen otros hipnólogos.<br />
Para mejor completar esta cuestión, indicaremos<br />
algunas palabras de los experimentos de Ochorowics,<br />
sobre la acción del imán en los hipnotizados. Este<br />
autor después de varios años de experiencias sobre éste<br />
punto y de millares de observaciones hechas en individuos<br />
tomados á la casualidad, de diferentes países,<br />
clase social, edad, constitución y salud; en vista de los<br />
resultados obtenidos en estos experimentos, ha formulado<br />
la ley, de que todos los individuos sensibles á la<br />
acción del imán son hipnotizables; y que los que son<br />
refractarios á dicha acción, lo son también al hipnotismo;<br />
y hasta ha inventado un pequeño instrumento que<br />
ha llamado hicnoscopio para comprobar estos hechos,<br />
que no es más que un pequeño imán nikelado y forjado<br />
en forma de tubo hendido, que si se aplica á un<br />
individuo hipnotizable produce insensibilidad, parálisis<br />
y sensaciones diversas; y si el individuo no es hipnotizable<br />
no produce efecto alguno; y según las consecuencias<br />
que deduce dicho escritor, apenas si llega al 3o por<br />
100 el número de sujetos hipnotizables.<br />
Respecto á la vista, se puede sugerir á un hipnotizado<br />
que está viendo el objeto que se quiera sin que<br />
exista delante de él, ó bien que no vea lo que tiene<br />
delante de sus ojos; así se le dice: cAquí^tiene V, un<br />
libro;» y le examina como si lo tuviera realmente en<br />
la mano, quedando completamente convencido de ello,
—142—<br />
Ó bien se le puede hacer que tome un objeto por otro,<br />
una tarjeta por un retrato, un papel por un libro, etc.;<br />
ó también qu2 vea un palacio, una torre ó casa á mayor<br />
ó menor distancia; y efectivamente ve estos objetos<br />
á la distancia que se le ha señalado; ó se puede asimismo<br />
lo que es más extraño; presentarle una tarjeta cualquiera<br />
á la que se hace una señal sin conocimiento del<br />
hipnotizado, y se le dice que vea en ella su retrato como<br />
así efectivamente cree éste; y se mezcla la tarjeta con<br />
otras muchas que se le dan para que busque su retrato,<br />
y siempre búscala misma tarjeta que señaló antes y<br />
la pone siempre en igual sentido, caso que le parezca<br />
hallarse invertida; y si se le dá el paquete de tarjetas<br />
sin la que él cree ser su retrato, la echa de menos:<br />
también se puede asimismo entregarle varias tarjetas<br />
diciéndole que son los retratos de varias personas, y<br />
señalándole cada tarjeta el retrato á que pertenece, y<br />
el hipnotizado designa siempre cada tarjeta como si<br />
fuera el retrato que se le ha indicado, y hasta si se<br />
le pide que dibuje el contorno de uno de estos retratos,<br />
dibuja un perfil con arreglo á sus conocimientos, é idea<br />
que se ha formado de la persona retratada; todo lo que<br />
es en extremo maravilloso, y de lo que tratamos también<br />
en el capítulo del sonambulismo.<br />
Téngase en cuenta asimismo que las alucinaciones<br />
producidas durante el sueño hipnótico, por sugestión,<br />
pueden persistir del mismo modo una vez despiertos<br />
los hipnotizados; así si á uno de estos se le dice que<br />
está viendo una torre, no sólo la vé cuando se halla<br />
sumido en el sueño hipnótico, sino que una vez despierto<br />
la sigue viendo lo mismo, y se maravilla de que<br />
los que le rodean no la vean como él; cuando en lo<br />
demás ve todas las cosas como las otras personas que<br />
tiene próx¡t»as.<br />
Otro experimento curioso en esta materia, es que<br />
si á un hipnotizado se le vendan bien ios ojos y se hace
~143-<br />
que le toque otra persona, y se le dice que esta tiene un<br />
ramo de rosas ó violetas, por supuesto ficticio; el hipnotizado<br />
percibirá siempre que le toque dicho individuo<br />
olor á rosas ó violetas; y no percibirá nada cuando<br />
el que lo haga sea otro sujeto cualquiera; pero con<br />
la particularidad que si le toca otra persona distinta del<br />
primero, pero en contacto con éste, que fué el que le<br />
tocó por primera vez; vuelve á percibir el hipnotizado<br />
el olor que antes notaba; volviendo á desaparecer<br />
en cuanto se separa de él dicho individuo, que es<br />
el único en el que nota el olor que se le había indicado<br />
por sugestión, ó el que cree tener el ramo de flores<br />
cuya fragancia percibe á su contacto.<br />
Por medio de la sugestión se puede producir, según<br />
varios autores; aumento de la secreción intestinal,<br />
con diarrea ó extreñimiento según se quiera; excitar<br />
la traspiración, y la disminución ó aumento de los latidos<br />
del corazón, y aún la vexicación j" pequeñas hemorragias,<br />
cuyo punto tratamos en un capítulo aparte.<br />
Por la sugestión se puede producir en los hipnotizados<br />
el olvido de los hechos que se quiera, de una ó<br />
más palabras determinadas, ó de una ó más letras; así<br />
que en estos casos leen ó escriben sin las letras ó palabras<br />
cuyo olvido se les ha sugerido; ó bien también se<br />
les puede hacer olvidar una nota de música si saben tan<br />
divino arte. Por la misma sugestión se puede conseguir<br />
que un hipnotizado deje de ver las cosas ó personas que<br />
se quiera aunque se hallen delante de su vista; así que<br />
á veces oye hablar á una persona que se le ha dicho<br />
que no la había de ver, y la oye sin verla aunque la<br />
tenga delante. Estas sugestiones por las que se impone<br />
á un hipnotizado que no vea el objeto que<br />
quiera el hipnotizador, se han llamado inhibitorias.<br />
Así que son curiosos los hechos de este género que<br />
aducen varios autores; como el que cita Richer, de una<br />
hipnotizada á la que se la produjo la sugestión que
,í»<br />
—144-<br />
olvidara á su antiguo médico, y pasó varios días, ya<br />
después de despierta, sin reconocer al mismo, cuya<br />
presencia ia extrañaba en gran manera, á pesar de haberle<br />
tratado tanto antes; y fué preciso producirla una<br />
nueva sugestión, para suscitar en ella de nuevo ia memoria<br />
y conocimiento de su olvidado médico. Haiisen<br />
hizo que varios hipnotizados suyos olvidaran su propio<br />
nombre, pueblo, edad y domicilio. Y Liégeois, cuenta<br />
de una señora que todo lo llegó á olvidar, y ni siquiera<br />
sabía si estaba viva ó muerta.<br />
La sugestión, dice Vacant, puede hacer creer que<br />
se ha experimentado en un momento dado lo que jamás<br />
se experimentó, ó hacer olvidar en absoluto lo<br />
que realmente se ha visto, oido y experimentado; se<br />
hace creer á un hipnotizada que ha sido golpeado,<br />
herido; que ha sido testigo de un crimen cometido por<br />
tal ó cual, siendo todo ello imaginario; así como por<br />
el contrario, podría cualquiera entregarse en su presencia,<br />
ó cara á cara con él, á toda clase de crímenes<br />
y hacerle que por completo los olvide.»<br />
En los hipnotizados se puede producir el fenómeno<br />
llamado Ecolalia, que ha sido descubierto por Berger<br />
de Breslau; se produce aplicando la mano sobre<br />
la cabeza del hipnotizado, que se transforma en una<br />
especie de fonógrafo, pues en vez de responder á las<br />
preguntas que se le hacen, repite con facilidad todas las<br />
palabras que oye aunque sean pronunciadas en un idioma<br />
para él desconocido, ó todos los sonidos que escucha;<br />
ó imita de una manera automática todos los<br />
movimientos y gestos de su hipnotizador.<br />
Por la sugestión se puede hacer creer al hipnotizado<br />
que todos los que le rodean hablan un lenguaje<br />
extraño, y no les entiende aun cuando se expresen<br />
en su propio idioma; la misma hace cambiar á un individuo<br />
todas las ideas que posee, y aun su propia<br />
personAlidad; de lo cual hablamos en otro lugar. La
—146—<br />
sugestión excita asimismo la llamada Hiperexcilabilidad<br />
del sentido muscular, de la que tratarnos en otro<br />
capítulo: y se pueden sugerir al hipnotizado las más<br />
extrañas ideas con sólo poner uno de sus miembros<br />
en determinada actitud; ó sugerir á cada una de las<br />
mitades de su cuerpo distintas ideas, expresando una<br />
la ira por eje;nplo, y la otra algún religioso sentimiento.<br />
La sugestión puede producir una especie de división<br />
de un hipnotizado, haciéndole creer que una mitad<br />
de su cuerpo es un individuo y la otra mitad otro<br />
individuo distinto, de lo cual hablamos en otra parte;<br />
con la particularidad de que el imán hace cambiar<br />
ó saltar este fenómeno de un lado al otro, de<br />
lo cual tratamos asimismo en el llamado desdoblamiento<br />
de la personalidad. También el imán da lugar á<br />
algunos hechos curiosos; como el citado por un autor,<br />
de un hipnotizado á quien se le mandó contar<br />
y al llegar á 20 se le aplicó el imán cerca del lado<br />
derecho de la cabeza, quedando parado sin poder seguir<br />
contando, aunque él lo intentó continuar haciendo,<br />
lo cual por fin consiguió hacer con mucha dificultad<br />
después de un rato, y de repetidas órdenes de<br />
su hipnotizador; entonces éste le cambió el imán al<br />
lado izquierdo, y volvió á quedar de nuevo sin poder<br />
continuar, hasta que á los mandatos del hipnotizador,<br />
pudo seguir haciéndolo como al principio. Los<br />
fenómenos de trasferencia ó salto debidos al imán et\<br />
los hipnotizados, ó provocados por éste, cuestionan<br />
ó discuten los hipnólogos, sobre si son debidos principalmente<br />
á la acción del imán, ó á la de la sugestión;<br />
presentando algunos casos Bernheim, que inclinan<br />
á admitir esta última opinión.<br />
Por la sugestión se puede imponer á un hipnotizado<br />
las ideas y alucinaciones más extrañas; |como la<br />
d€ que es un perro, un lobo, un pájaro, una mujer,<br />
un Miguel Ángel, un Gésar, un MurillO', «tc.,proc«*<br />
7
-Iterando<br />
entonces el hipnotizado acomodarse según su alcance<br />
á las condiciones del ser que cree representar;<br />
y no sólo cree ser el tipo ó personaje que le dice el<br />
hipnotizador, sino que puede pasar sucesivamente por<br />
varios estados diversos; y ün mismo individuo puede<br />
ser consecutivamente, rey, pordiosero, general, obispo,<br />
comerciante, etc.; y procura ponerse en este caso<br />
en carácter del tipo que se le dice representa, y aun<br />
trata de imitar su papel con toda propiedad, creyendo<br />
ser todo lo que se le ha sugerido de una manera<br />
consecutiva.<br />
La sugestión se puede hacer sobre ciertos actos<br />
para después de un plazo determinado; así se<br />
le dice á un hipnotizado que despertará cuando pasen<br />
30 ó 3o minutos; ó bien que despertará cuando<br />
toque una silla, y se volverá á quedar dormido en<br />
cuanto se siente en ella; y el hipnotizado realiza es-<br />
,tos actos de la misma manera que le han sido sugeridos.<br />
Hay algunas sugestiones que realizadas durante el<br />
sueño hipnótico continiían algún tiempo después de disipado<br />
éste, como la joven que cita Richer, á la que<br />
se la hizo creer que estaba viendo un pájaro, el cual<br />
siguió viéndolo aun despierta, y no sólo lo veía sino<br />
que le tocaba, con tan profunda convicción de que<br />
tenía el pájaro, que se incomodaba con los que se<br />
burlaban de su creencia. El mismo autor, nos habla<br />
de otros sugestionados á los que se les había hecho<br />
creer que tenían alguna parálisis ó contractura en alguna<br />
parte de su cuerpo, y una vez despiertos no<br />
hubo forma de hacerles mover las partes paralizadas<br />
ó en estado de contractura, teniendo necesidad de hipnotizarles<br />
de nuevo, y producirles la sugestión de que<br />
ya había desaparecido su enfermedad, para que movieran<br />
libremente sus órganos. Todo lo que hará ver<br />
á nuestros lectores el extenso campo que nos ofrece
—147—<br />
el estudio de la sugestión, si quisiéramos coríocerla en<br />
todos sus detalles,<br />
11.<br />
SUEÑO HIPNÓTICO POR SUGESTIÓN.<br />
Se ha llamado así al estido de sueño hipnótico producido<br />
por la orden ó mandato del hipnotizador. De<br />
este modo de hipnotización se valía á principios de<br />
este siglo el célebre abate indo-portugués Far/a, que<br />
después de mandar cerrar los ojos y que se abstrajeran<br />
á los individuos que querían ser magnetizados,<br />
les decía luego con vtSt fuerte y tono imperativo, «dormid,»<br />
orden que repetUí si era preciso, y en vista de<br />
la cual varios después és una ligera sacudida caían<br />
en el sueño, llamado por Faria sueño lúcido.<br />
Bernheim y otros mucltos autores, usan la sugestión<br />
para producir el suele con mucha frecuencia:<br />
y el referido escritor asegura que cuando emplea este<br />
medio, es raro que trascurran más de cuatro ó<br />
cinco minutos sin que se obtenga el sueño sugestivo<br />
nía imagen del sueño sugerida por el hipnotizador j<br />
que ha introducido en el cerebro del hipnotizado;» como<br />
dice el mismo autor: que asegura á su vez ha-*<br />
ber empleado este medio de hipnotización hasta en<br />
los niños, desde que tienen uso de razón.<br />
Sucede á veces que hay individuos que han pasado<br />
por el sueño hipnótico sugestivo y al despertar creen<br />
que no han dormido, que en lo que han hecho no<br />
han ejecutado más que un acto de mera complacencia<br />
pcfr que recuerdan haber oído todo lo sucedido duran;
-148te<br />
su sueño; pero si se les vuelve á producir éste es<br />
posible producir en ellos catalepsias sugestivas y otros<br />
síntomas hipnóticos, que prueban que el sueño era<br />
positivo,<br />
III.<br />
¿LA APTITUD PARA REALIZAR LOS FENÓMENOS<br />
DE SUGESTIÓN, ESTÁ EN RELACIÓN<br />
CON LA PROFUNDIDAD DEL SUEÑO HIPNÓTICO?<br />
Parece que no: muchos sujetos apenas dormidos<br />
responden á todas las preguntas, las contracturas, movimientos<br />
y sugestiones que se les mandan ó comunican,<br />
se ejecutan con facilidad; y en cambio hay<br />
hipnotizados con un suaño intensísimo que están inertes<br />
á todas las sugestiones, ilusiones, alucinaciones, que<br />
les trasmite el hipnotizador: sujetos de los que dice un<br />
escritor de hipnotismo; «que caen en un sueño pesado<br />
y no recuerdan nada absolutamente al despertar. Mientras<br />
duermen, por mucho que se les interrogue y se les<br />
hosjigue con preguntas, quedan inertes. La catalepsia<br />
sugestiva se obtiene difícilmente en ellos; no conservan<br />
más que muy poco tiempo el brazo en el aire.<br />
Las sugestiones, actos, ilusiones, alucinaciones al despertar,<br />
no se realizan; se diría que no están en relación<br />
con el operador. Y sin embargo basta pronunciar<br />
la palabra, udespertad», para que se despierten espontáneamente;<br />
prueba evidente de que esta relación<br />
existe.» Así que, Bernheim, asegura que, «la aptitud<br />
para realizar lo§ fenómenos de sugestión, noessieoj-
pre proporcional á la profundidad del sueiío.» Y que;<br />
«el sueño profundo, la debilitación de la voluntad y de<br />
la conciencia, no son necesarias para la manifestación de<br />
los fenómenos sugestivos.»<br />
IV.<br />
¿EXISTE LA CONTRA-SUGESTIÓN?<br />
Este estado llamado contra-sugestión; consistiría en<br />
unmododes2r especial d; ciertas personas, que las haría<br />
rechazar en absoluto la acción del hipnotismo, aun<br />
cuando se sometieran á el mismo, y se les aplicara convenientemente;<br />
ya sucediera esto de una manera consciente,<br />
ó ya inconscientemente; y parece que la experiencia<br />
ha comprobado que efectivamente existen individuos<br />
que no es posible hacerles caer en el sueño<br />
hipnótico ni son sugestibles aun cuando se intente<br />
en la forma debida repetidas veces; y esto lo reconocen<br />
así la inmensa mayoría de autores que se ocupan<br />
de esta materia, por lo cual no insistimos en la<br />
misma.
*>><br />
-180-.<br />
V.<br />
CATALEPSIA, PARÁLISIS Y ANESTESIA<br />
POR SU
—151—<br />
levantado dicho brazo ó pierna para que la contractura<br />
se produzca. En otros sujetos no es posible<br />
obtener la catalepsia por medio de estos actos, sino<br />
que es preciso apelar á una orden verbal; así que<br />
si á uno de estos individuos se le coloca su brazo en<br />
el aire le vuelve á dejar caer inmediatamente, y es<br />
preciso decirle que no le puede bajar, para que se produzca<br />
dicho estado cataléptico.<br />
La sugestión no sólo produce la contractura, sino<br />
que también puede producir parálisis; así si se le dice<br />
á un hipnotizado, «su brazo está paralizado,» cae inerte<br />
al levantárselo, mientras que el otro que no se ha paralizado<br />
está cataléptico en el aire. Esta sugestión persiste<br />
más ó menos tiempo, según las personas en las<br />
que se produce. Éstas parálisis producidas por sugestión,<br />
han sido llamadas parálisis psíquicas experimentales^<br />
por Charcot; parálisis á las que varios autores<br />
asignan ciertos caracteres que las distinguen de las otras;<br />
otros autores las niegan; y opinan algunos, que varían de<br />
carácter según la concepción individual de cada sujeto, y<br />
según el modo como se veriñca la sugestión en los<br />
mismos.<br />
La anestesia, ó abolición de la sensibilidad; puede<br />
nacer en un sujeto espontáneamente por el solo<br />
hecho de la hipnotización, como hemos dicho en otro<br />
lugar; y en este caso se le puede inferir al hipnotizado<br />
heridas de todo género, pincharle ó clavarle alfileres<br />
en sus tegido.s, sin que dé pruebas de sentir nada; pero<br />
muchas veces no se consigue esto con sólo la hipnotización;<br />
y hay que apelar para producir esta anestesia<br />
á la sugestión, diciéndole al hipnotizado que no siente<br />
nada, que su cuerpo es insensible; en cuyo caso se le<br />
puede ya pinchar, herir, quemar, hacer que huela<br />
amoniaco, etc., sin que dé prueba de sensibilidad alguna.
-162—<br />
VI<br />
SUGESTIÓN POST-HIPNÓTICA.<br />
Se han llamado sugestiones post hipnóticas aquellas<br />
cuyo cumplimiento ó realización se verifica después de<br />
despertar del sueño hipnótico. Maira, Berlrand, Noi-<br />
\et, Liébeault, Richet, y gran número de hipnólogos;<br />
admiten la «posibilidad de crear en un sonámbulo, sugestiones<br />
de actos, ilusiones sensoriales y alucinaciones<br />
que se manifiestan no durante el sueño hipnótico, sino<br />
al despertar de éste. El hipnotizado ha oído lo que se<br />
le ha dicho durante su sueño, pero no ha conservado<br />
al parecer ningún recuerdo de ello, ni aun sabe si se<br />
le ha hablado. La idea sugerida se presenta en su cerebro<br />
al despertarse; ha olvidado su origen y cree en<br />
su espontaneidad.» Los mismos autores nos citan muchísimos<br />
casos prácticos de estas sugestiones, de los<br />
que tomamos los siguientes. A un individuo le sugiere<br />
su hipnotizador que al despertar se friccionara ó frotara<br />
una pierna y un muslo, que después se levantara<br />
de la cama, fuese á la ventana y se volviera á acostar,<br />
lo cual ejecutó como se le había ordenado y creyendo<br />
hacerlo espontáneamente. A otro sujeto se le sugiere<br />
que al despertar cogiera un sombrero, se le pusiera,<br />
lo llevara á otra sala, y se lo pusiera á otro<br />
individuo en la cabeza, y lo ejecuta en igual forma<br />
que se le había dicho. Teniendo en cuenta, que á<br />
-veces el hipnotizado en estos casos, creyendo que<br />
estos actos que ejecuta son espontáneos en él, trata<br />
de darse una explicación á su modo de porqué lo hace.
—153-<br />
A otro hipnotizado se le dice durante su sueño: Cuando<br />
despierte tomará el libro de química que tiene en una<br />
mesa, buscará la palabra oro en el índice, lo leerá en<br />
el texto, y después dirá: K¡el oro! si yo lo tuviese, Se<br />
10 daría para recompensarlo de sus trabajos. Desgraciadamente<br />
no lo tengo. No se gana oro ni en la marina,<br />
ni en el servicio de los ferro-carriles.» Y el individuo<br />
lo ejecuta como lo habia oído.<br />
Conviene advertir que varios de los casos prácticos<br />
de esta forma de sugestión, son sonámbulos bien constituidos<br />
y poco nerviosos, y sin padecimientos notables<br />
anteriores; porque muchos creen que sólo en esta clase<br />
de sujetos, es posible producir el sonambulismo hipnótico.<br />
Debemos prevenir asimismo, que el efecto de<br />
la sugestión post hipnótica es una cosa relativa; varios<br />
hipnotizados la resisten más que otros, y se observa<br />
la especie de lucha que se establece en el interior de<br />
los mismos, hasta que se resuelven á ejecutar lo que se<br />
les ha dicho; y cuando cede por lo común el hipnotizado,<br />
es cuando tiene la llamada educación hipnótica,<br />
y el hipnotizador que le inspira estos actos post-hipnóticos,<br />
le domina hasta inspirarle los actos más graves<br />
y más peligrosos, que cumple el sonámbulo sin<br />
lucha aparente.<br />
Seguiremos citando algunos casos prácticos de sugestiones<br />
post-hipnóticas, por que estos dicen más que<br />
cuantas explicaciones intentáramos dar sobre este asunto.<br />
A varios sonámbulos se les dice que cuando despierten<br />
sentirán calambres en las piernas, dolores en<br />
varios puntos de su cuerpo, una sed intensa con impulso<br />
á tomarse tres va?os de agua, una hambre devoradora,<br />
ganas de orinar ó defecar, un picor grande en<br />
la nariz que estornudarían cierto número de veces,<br />
que bostezarían, que verían todos los objetos de color<br />
verde ó azul, que notarían olores extraordinarios que<br />
no existen, que abran un libro y en la página que sg
—1 Bales<br />
señala se encontrarán con su retrato, que por supuesto<br />
no existe; que verán una hermosa rosa que es también<br />
imaginaría; que verán ó no verán á tal ó cual<br />
persona, que se halla ó no delante de ellos; que á un<br />
sujeto determinado le verán con narices de plata, ó<br />
media barba menos; que las personas que le rodean<br />
las verá trasformadas en perros ó gatos; que se Je<br />
presentará un individuo imaginario que le pedirá explicaciones<br />
de alguna acción suya; que comerá tal ó cual<br />
fruta que no existe; que oirán una agradable música;<br />
que los pegarán en tal ó cual sitio; que tiene una pulsera<br />
ó una sortija puesta; y mil otros casos por el estilo que<br />
pudiéramos citar; y en estos casos el sonámbulo una<br />
vez completamente despierto, siente el picor, los dolores,<br />
los golpes, vé todo lo que se le ha dicho que vería,<br />
come lo que ha oido que comería, percibe todos los<br />
olores que se le han anunciado, habla todas las palabras<br />
que se le han inspirado, y ejecuta, y siente, y piensa<br />
como le place al hipnotizador. Pero hay veces que el<br />
hipnotizado acepta á medias la sugestión, por que al<br />
despertar no realiza sino una parte de ella; así un sonámbulo<br />
al que se le dijo'que al despertar vería un perro<br />
en su cama y le acariciaría; e! cual una vez despierto<br />
buscó el perro entre las sábanas de la cama, diciendo<br />
que creía haber soñado que había un perro en su cama.<br />
Las sugestiones post-hipnóticas prolongan á veces sus<br />
efectos bastante tiempo, como vemos en un caso de<br />
Bernheim, de una hipnotizada que la dijo que al despertar<br />
vería el retrato de su marido, como así efectivamente<br />
sucedió; y le siguió viendo durante 24 horas, sabiendo<br />
que el retrato no existía. A la misma señora un día<br />
la dijo el referido autor que al despertar vería sentada<br />
á una amiga suya determinada delante de ella, cuando<br />
la que estaba sentada en el sitio referido era otra persona<br />
distinta; despertó la hipnotizada y tomó á esta<br />
oersona por la amiga que creía encontrarse en aquel
—16B—<br />
sitio, y hubo que decirla que se liallaba equivocada; y<br />
apesar de esto siguió viendo á su,amiga y sólo á su<br />
amiga; y Bernheim tuvo que volverla á hipnotizar para<br />
destruir aquella alucinación, y volverla á la realidad.<br />
En algunas personas las alucinaciones sugestivas<br />
provocadas durante el sueño hipnótico, toman para<br />
ellos la misma fuerza que si realmente existieran, aun<br />
cuando los mismos sujetos comprenden que dichas<br />
sugestiones son alucinaciones suyas; como el caso que<br />
nos refiere el escritor antes citado; de una joven hipnotizada<br />
á la que hizo ver una rosa ficticia por sugestión;<br />
cuya joven veia realmente la rosa y percibía su<br />
olor, y después aun convencida de que había sido una<br />
alucinación sugestiva, decía que aunque quisiera no<br />
podría hacer desapare:er a |uella rosa que tenía delante<br />
y la que veia como si existiera realmente; y siguió viendo<br />
la rosa despierta, lo mismo que antes y hasta creía<br />
tocarla; y fué preciso que el hipnotizador la hiciera desaparecer<br />
por medio de una orden verbal.<br />
En varios hinpotizados se pueden producir por<br />
sugestión post-hipnótica, las llamadas alucinaciones negativas;<br />
ó sea que al despertar no verán á una ó varias<br />
personas que se hallen delante de ellos; alucinaciones<br />
negativas que suelen realizarse con tal perfección, ó de<br />
una manera tan marcada; que aunque el hipnotizado<br />
ya despierto de su sueño vea delante á la persona ó<br />
personas que se le ha dicho no vería, y aunque las<br />
mismas le hablen repetidas veces, y aunque le toquen<br />
no las vé en tanto que vé con toda claridad á todos los<br />
demás que le rodean.<br />
No todos los sonámbulos obedecen igualmente á<br />
las sugestiones post-hipnóticap. En unos se producen<br />
con facilidad toda clase de sugestiones, otros solo cumplen<br />
las sugestiones de actos, otros las alucinaciones,<br />
otros las ilusiones sensitivo-sensoriales, etc.; y muchos<br />
individuos que en las primeras hipnotizaciones eran
—156rebeldes,<br />
ó no ejecutaban las sugestiones post-hipnóticas;<br />
llegan á realizarlas con toda docilidad, si se les<br />
hipnotiza repetidas veces.<br />
Y concluiremos este capítulo, diciendo que nosotros<br />
vemos cierta analogía entre las llamadas sugestiones<br />
post-hipnóticas, y lo que sucede en las llamadas pesadillas;<br />
en las que al despertar de las mismas, hay<br />
un momento en el que todavía vemos la imagen que<br />
creímos ver en sueños, ó sentir la mano que nos<br />
ahogaba, el peso que nos oprimía ó el abismo en que<br />
íbamos á sepultarnos; hasta que la realidad de las cosas<br />
se nos impone y nos trae al estado normal.<br />
VII.<br />
SUGESTIÓN Á PLAZO,<br />
Mucho más rara aún que la sugestión post-hipnótica,<br />
es la llamada Sugestión aplaco; que es una cosa<br />
singular como dice cierto célebre autor. Parece indudable<br />
que las sugestiones de actos y las ilusiones sensoriales<br />
y alucinatorias, se pueden producir no sólo<br />
inmediatamente después del sueño, sino en un plazo<br />
ulterior más 6 menos largo; durante el que, el hipnotizado,<br />
parece hallarse en su estado normal, y sin recuerdo<br />
alguno ni conciencia de lo que ejecutará necesariamente<br />
cuando llegue el plazo que le ha sido marcado.<br />
La sugestión á plazo se realiza por lo visto de una<br />
manera fatal y necesaria para los hipnotizados, y no<br />
deja de ser curioso que aunque se realiza de esta manera<br />
y sin que pueda dejar de ejecutarla el hipnotizado<br />
á quien se k sugiere; si se le pregunta á éste porqué
-1«7ejecuta<br />
estos actos sugeridos, unas veces dicen que lo<br />
ignoran, pero otras veces ellos mismos tratan de buscar<br />
y dar una razón plausible de aquellos actos.<br />
«La sugestión á plazo existe, escribe el docto P.<br />
Vilá; y se reproduce todos los días á la vista de sinnúmero<br />
de personas de todas las clases sociales, de<br />
modo que no cabe dudar de ella racionalmente.» En<br />
los casos de sugestión á plazo fatal, dice en otro lugar',<br />
se observa que el hipnotizado ejecuta al píe de la letra<br />
lo sugerido durante la hipnosis, á pesar de su resistencia,<br />
manifiesta en ocasiones, y de sus inclinaciones personales<br />
y de su educación social y religiosa, sin darse<br />
cuenta por añadidura de lo que hace, del porqué lo hace<br />
y quedándole después de hecho, un recuerdo, cuando<br />
más vago, ya que no lo olvide por completo.»<br />
Como ejemplo de las sugestiones á plazo, citamos<br />
los casos prácticos siguientes: Donato en Milán, á un<br />
hipnotizado le produjo la sugestión que un día que k<br />
marcó, y á una hora determinada, había de escribir<br />
una carta á cierto sujeto; y efectivamente en el día y<br />
hora que se le había indicado, se puso á escribir dicha<br />
carta, á pesar de estar delante la persona á quien la<br />
dirigía; que le dijo le expresara verbalmente lo que<br />
pensaba ponerle por escrito, Bernheim, produjo una<br />
vez á un antiguo sargento á el que hipnotizó, la sugestión<br />
de que después que pasaran 63 días se presentara<br />
en tal casa, entrara en tal habitación y se encontraría<br />
con el presidente de la República, que le daría<br />
en el acto una condecoración pensionada; y el níilitar<br />
así lo hizo. En el día marcado, llegó con toda puntualidad<br />
á la casa, entró en la habitación que le había<br />
sido señalada, creyó hablar con el Presidente al que<br />
saludó como era debido, recibió la condecoración según<br />
él creía, y dio las gracias militarmente; y preguntado<br />
después sobre esta acción, dijo que la idea de ir á la<br />
casa referida lé había ocurrido repentinanientc la rais-
-168tna<br />
mañana del día en que lo realizó, y que todos los<br />
días anteriores no había pensado nada de esto. El<br />
mismo autor sugirió á una señora, de que á los cinco<br />
días á una hora designada tendría una cefalalgia, como<br />
así le sucedió. El P. Franco^ nos habla de un joven<br />
que hipnotizando á una parienta suya la impuso una<br />
vez que en un día determinado fuese á almorzar á casa<br />
de unos parientes; llegado el día, la muchacha recuerda<br />
de pronto la orden recibida, y sin admitir ni escuchar<br />
observación alguna, dice que de todos modos es preciso<br />
que vaya á dicha casa á almorzar, y va con gran<br />
sorpresa de todos. Y el mismo ilustre escritor nos habla<br />
de casos de sugestión á plazo, de los profesores Lombroso,<br />
Rí'cfiet, Richer, Liégeois, Vii^ioli, Bottey, Seppilli,<br />
Conca, Bufaliniy otros; sugestión á plazo que es<br />
admitida sin dificultad alguna por el Dr. Elias Meric,<br />
en su obra: Lo Maravilloso y la Ciencia. Es curiosa<br />
asimiismo la sugestión producida por Donato á un oficial<br />
de artillería, que iría al teatro á una hora determinada;<br />
sugestión de la que se burló dicho oficial; y sin embargo<br />
al llegar la hora que se le había señalado, el<br />
mismo es acometido de la manía de ir á dicho sitio,<br />
insulta á sus camaradas y superiores que querían evitarlo,<br />
y habiéndoselo impedido á la fuerza, se enfurece,<br />
cae en el sueño hipnótico, y luego despierto nada recuerda<br />
de lo sucedido.<br />
Parece que no está bien conocido el plazo de duración<br />
de las sugestiones á plazo que no se cree que<br />
sea igual en todos los hipnotizados, y aunque varía<br />
para cada una délas distintas ideas que se puedan<br />
sugerir A los mistíios. Los escritores de la hipnosis<br />
difieren en este punto y acabamos de ver que Bernheim,<br />
nos presenta un caso de sugestión á plazo, ocurrido<br />
según él, 63 días después de la sugestión: Beaunis<br />
cita un caso de esta forma de sugestión, en el que<br />
mediaron 172 días de intervalo; y según Kicawí esta
—159—<br />
sugestión á plazo se puede prolongar muchos meses.<br />
«Por muy singulares, por muy inexplicables que<br />
sean estos fenómenos de sugestión á largo plazo, di*<br />
ce Bernheim; debiendo tener su ejecución en un momento<br />
asignado anticipadamente, y que el cerebro<br />
prepara ó medita sin darse cuenta de ello el sujeto,<br />
no he dudado en exponerlos; hubiera dudado en<br />
presencia de un hecho aislado, pero las he reproducido<br />
tantas y tantas veces sobre diversos sonámbulos,<br />
que no tengo la menor duda de su realidad. Su<br />
interpretación es del dominio de la psicología.»<br />
Varios autores explican las sugestiones á plazo y<br />
las alucinaciones post-hipnóticas, por el enlace que se<br />
establece entre la idea ó acto sugerido con la fecha<br />
en que se ha de ejecutar, y que esta trae el recuerdo<br />
de dicho acto ó idea, lo cual nos parece una explicación<br />
algo problemática. Esta explicación no nos dá<br />
cuenta del porqué el hipnotizado olvida en absoluto<br />
el acto que ha de realizar, y no lo recuerda hasta el<br />
momento de ejecutarle; no nos explica ciertas sugestiones<br />
para las que no se cita fecha; como al que se<br />
le dice que una vez despierto se vaya á pasear por<br />
tal ó cual sitio más ó menos distante; no nos explica<br />
porqué el hipnotizado realiza fatal y necesariamente<br />
la idea que se le ha sugerido, y la realiza á<br />
pesar de todas las observaciones que se le hagan y obstáculos<br />
que se le presenten, siendo por supuesto vencibles;<br />
y la realiza; hasta con exposición de su vida si<br />
es preciso; y no nos explica como estando ya despierto<br />
el hipnotizado, realiza ideas ó actos sugeridos que son<br />
hasta ridículos; y si se le pregunta al hipnotizado por la<br />
razón de estos actos, no sabe dar ninguna satisfactoria<br />
cual si fuera un hombre privado de razón; ni nos puede<br />
explicar hechos como el del Dr. Féré, de la hipnotizada<br />
á la que se la sugirió la idea de que una vez<br />
despierta no conocería al médico que hacía mucho ti^n^-
-leopo<br />
la venía visitando, como así sucedió; siendo preciso<br />
volverla á hipnotizar para destruir aquella sugestión;<br />
ni nos explica por fin otra porción de cosas inexplicablesjcon<br />
dicha explicación; que en nada disminuye<br />
el misterio de esta clase de sugestiones.<br />
VIH<br />
SUGESTIÓN EN ESTADO DE VIGILIA<br />
Ó SIN HIPNOTISMO.<br />
VIGILIA HIPNÓTICA. ESTADO SOMNO-VIGIL.<br />
Todos estos nombres se ha dado al conjunto de<br />
fenómenos que produce la sugestión en estado de vigilia.<br />
Se ha observado que cierto número de sujetos<br />
que han sido ya hipnotizados varias veces, y que tienen<br />
en más ó en menos la llamada educación hipnótica;<br />
pueden presentar estando despiertos ó en estado<br />
de vigilia, los mismos fenómenos sugestivos que<br />
presentaban hipnotizados, sin necesidad de hipnotizarse<br />
nuevamente. Así si á un individuo de estos que<br />
acabamos de indicar, le ordena su hipnotizador, en<br />
las circunstancias ya dichas anteriormente: «abra la<br />
mano» y no puede cerrarla: «ciérrela» y no la puede<br />
abrir: «gire los brazos» no los puede detener; y<br />
los sigue moviendo aunque trate de detenerlos has*<br />
ta que le manda pararlos: «tuerza el cuello,» no puede<br />
ponerle derecho, y le tuerze: «su pierna derecha<br />
*stá paralizada,» y no la puede mover. Lo misnio<br />
^e producen la contractura ó catalepsia de alguna<br />
pacte 4el cuerpo del sujeto [en el que se experimen-
-161ta,<br />
la ¡nsensibilidad ó anestesia; el aumento ó excitación<br />
de la misma sensibilidad de una parte cualquiera;<br />
la trasferencia ó salto de estos fenómenos de un<br />
miembro al del lado opuesto: todos estos fe nómenos<br />
se producen como en un sujeto en estado de hipno"<br />
tismo. También se pueden producir estos fenómeno_<br />
de una manera cruzada; es decir, por ejemplo; la in<br />
sensibilidad en el brazo derecho y la pierna izquierda,<br />
y aumento ó excitación de la misma sensibilidad<br />
en el brazo izquierdo y la pierna derecha.<br />
A un hipnotizado de estos de que hemos hablado, pero<br />
en estado completamente natural: se le puede decir,<br />
«En esa silla tiene una cesta con uvas:» y coje la finjida<br />
cesta y se come las uvas imaginarias, con el mismo placer<br />
que si fueran verdaderas. «No ve nada, ó está completamente<br />
sordo;» y así le sucede efectivamente. «Con<br />
el ojo derecho vé bien, pero con el izquierdo no vé nada;»<br />
ó bien «con un oído oye con extremada agudeza<br />
y del otro no percibe sonido alguno;» y así le sucede<br />
efectivamente como se le ha dicho; pudiéndose hacer en<br />
estos casos la trasferencia ó salto de un ojo á otro, ó<br />
de un oído al otro, por la misma sugestión.<br />
Bernheim para comprobar si las anestesias producidas<br />
en estos casos eran verdaderas, ha hecho pasar<br />
por las partes interesadas corrientes eléctricas cuya<br />
percepción era insoportable en estado normal, sin que<br />
los interesados 'dieran pruebas de sentir lo más mínimo.<br />
El mismo escritor, cita otro hecho de sugestión<br />
en estado de vigilia en un individuo afectado de ambliopía<br />
persistente, que por medio de la sugestión<br />
se le hacía ensanchar el campo visual hasta un límite<br />
mayor que el normaK Richer y Domontpallter, citan<br />
hechos análogos á los de Beniheinii y afirman haber<br />
observado con éxito completo en varios sujetos en estado<br />
de vigilia, las sugestiones que en los mismos pro*<br />
ducfan notable resultado cuando estaban hipnotizados,<br />
'I
-162—<br />
De modo que parece un hecho probado, que la<br />
sugestión en algunos individuos que se hallan en estado<br />
de vigilia ó despiertos, y que tengan educación<br />
hipnótica; puede producir fenómenos, de upardlisis,<br />
de contractura, de anestesia sensitiva y sensorial, ilusiones<br />
sensoriales, y alucinaciones complexas, absolutamente<br />
como en el estado hipnótico.» «Por lo común,<br />
dice cierto autor; se observa esto en individuos que<br />
han sido anteriormente hipnotizados y que obedecen<br />
en el estado de vigilia á su hipnotizador habitual.<br />
Estos individuos están perfectamente despiertos y, sin<br />
embargo, presentan en ese instante dos caracteres que<br />
los diferencian de los demás: la pérdida de su voluntad,<br />
pues e> posible producirles cualquiera alucinación,<br />
y la amnesia parcial reducidas á aquello de que se<br />
le habla ú ordena.» El Dr. Bufalini, añade: «Podréis<br />
decir á ciertos individuos hipnotizables que hayan ya<br />
sufrido algún experimento, pero ahora completamente<br />
despiertos; «moved tal brazo, abrid la boca, doblad<br />
las rodillas,» y obedecerán como autómatas. Podréis<br />
hacer que se arrojen por una ventana sin que puedan<br />
en manera alguna oponerse.» Bernheim, añade, que<br />
«ciertas personas son sugestibles estando despiertas.»<br />
Vacanly que en su artículo sobre el hipnotismo protesta<br />
de no admitir como auténticos sino los hechos<br />
bien comprobados y universalmente aceptados; dice<br />
que gran número de hechos hipnóticos como las alucinaciones,<br />
las voliciones, ú otros fenómenos extraordinarios,<br />
pueden «ser sugeridos á los sujetos impresionables<br />
fuera del sueño (se entiende el hipnótico,) y<br />
en estado de vigilia.» Y Armangné y Tuset; en su<br />
obra El Mimicismo, dice: «Si se ordena algo á un<br />
individuo que está bajo la influencia de la sugestión<br />
aunque esté despierto y en el completo goce de sus<br />
facultades intelectuales, lo hace sin vacilación ni re;<br />
sistencia, excepto en contados casos.»
-163—<br />
IX.<br />
DE LA SUGESTIÓN MENTAL.<br />
En la historia que venimos haciendo del hipnotismo,<br />
podemos decir con toda propiedad que vamos caminando<br />
de sorpresa en sorpresa; es un mundo de<br />
cosas maravillosas el que se nos viene revelando á<br />
nuestra confundida mente, que se pierde en un verdadero<br />
laberinto de confusiones, en el que no es tan<br />
fácil como se cree encontrar un hilo que nos lleve á<br />
alguna salida. Si sorprendentes son todos los puntos<br />
que hemos estudiado hasta iiquí, el que abraza el capítulo<br />
actual es de una naturaleza tan extraña, que supera<br />
á todas las sorpresas que hemos recibido; y este<br />
punto es el de la tan discutida Sugestión mental.<br />
Pero ante todo, ¿existe la sugestión mental? Esta<br />
sugestión que como dice un autor que no nos parece<br />
excesivamente ortodoxo, es un espinoso tema\ y que<br />
hasta los autores más materialistas parece que abordan<br />
este estudio como con miedo y sorpresa, lo cual se<br />
concibe fácilmente; porqué este punto tiene que desconcertarlos<br />
más que á nosotros humildes creyentes,<br />
á ellos que no ven nada sobre las fuerzas de la materia,<br />
y todo lo explican por las leyes naturales de esta; para<br />
ellos esto de la sugestión mental es un absurdo que<br />
destruye por completo todos sus raciocinios; así que<br />
cierto número de escritores que se ocupan de la hipnosis<br />
pasan por alto sin describir este curioso é inexplicable<br />
fenómeno, como si por esto dejara de existir; y<br />
otros hipnólogos al encontrarse enfrente de este tan
—164—<br />
misterioso fenómeno, hacen lo que Bernheim, que qui.<br />
siera poder no admitir los hechos de sugestión mental;<br />
y como á la fuerza, nos dice, que: «hombres ilustres<br />
y honrados han observado hechos de este género que<br />
parecen concluyentes.»<br />
La sugestión mental es una comunicación misteriosa<br />
entre el hipnotizador y el hipnotizado, y por la que<br />
este adivina y realiza la voluntad del primero, sin que<br />
le sea manifestada de ningún modo ostensible. La sugestión<br />
mental ,ha sido defendida con calor por cele -<br />
bres experimentadores, como Richet, y Maira y Benavente,<br />
se expresan acerca de ella del siguiente modo.<br />
«La sugestión mental parece que no puede dudarse de<br />
su existencia. Hay unos pocos individuos, en quienes la<br />
educación hipnótica ha llegado ya á un grado de perfección<br />
que es posible imponerles órdenes ó ideas expresadas<br />
no de viva voz ó por escrito, sino solo pensadas<br />
por el hipnotizador, órdenes ó ideas de que el paciente<br />
se impone con mayor ó menor facilidad, según<br />
sean sus aptitudes especiales para poder verificar esta<br />
clase de experiencias.» El P. Vild, a.\ hablar de la sugestión;<br />
dice, que es un impulso producido por una<br />
orden, por el que obliga el hipnotizador al hipnotizado<br />
á ejecutar actos no queridos libremente por éste, y que<br />
olvida completamente de ordinario, desde el momento<br />
en que recobra su libertad; añade, que éste impulso<br />
puede consistir en una orden dada de palabra, d sólo<br />
mentalmente, etc.<br />
Janet de ideas poco sospechosas á los racionalistas<br />
y materialistas, después de varios detenidos experimentos<br />
y tomando todas las precauciones posibles, ha comprobado<br />
la existencia de la sugestión mental; cuyos<br />
experimentos se pueden leer en la Revue scientifique,<br />
8 de Mayo de 1886. Estos experimentos han sido renovados<br />
varias veces por Gibert, y practicados por un<br />
método riguroso por otros varios hombres de ciencia,
—165como<br />
MyerSf médico y miembro de la Sociedad inglesa<br />
de investigaciones Jisiológicas; Mariller, de la sociedad<br />
de Psicología y de Filosofía en la Universidad de Lemberg;<br />
y en especial por el profesor Dusart hace algunos<br />
años; hechos muy significativos que extractamos á continuación<br />
de La Tribune édicale Más i5 y 3o de Marzo<br />
de 1875. Dicho Dr. Dusart tratando de probar su influjo<br />
sobre una Joven histérica á la que había hipnotizado<br />
varias veces, y habiendo llegado un día á la casa<br />
de la joven cuando ésta se hallaba dormida, entonces<br />
sin hacer gesto alguno ni mirarla, la dio mentalmente la<br />
orden de que despertara al momento, y enseguida fué<br />
obedecido; y dicha joven cayó en un estado de excitación<br />
con delirio también por la voluntad del hipnotiza-dor<br />
y por la misma voluntad de éste, solo pensada, y no<br />
expresada en forma alguna; volvió á caer la enferma en<br />
el sueño hipnótico; este experimento fué renovado más<br />
de cien veces y la joven aseguró conocer siempre la presencia<br />
de Dusart por una vista especial al sentir la necesidad<br />
de dormirse. Un día el Dr. formuló de una manera<br />
mental á la joven la orden de dormirse hasta el día<br />
siguiente, hallándose, á 700 metros de la casa de la hipnotizada<br />
y fué obedecido puntualmente. Otro día repitió<br />
este mismo experimento á 7 kilómetros de distancia.<br />
«Por fin, escribe el mismo Dusart; el día i.' de<br />
Enero suspendí mis visitas y cesé toda relación con la<br />
familia de la joven. Yo no había oído hablar más de<br />
ella, cuando el día 12, haciendo excursiones en dirección<br />
opuesta y encontrándome ¡á¡io kilómetros de la<br />
enferma, pregúnteme si, no obstante la distancia, el<br />
haber cesado toda relación y la intervención de una tercera<br />
persona, que magnetizaba á la enferma, en mi lugar,<br />
me sería aun posible hacerme obedecer. Prohibo á<br />
la enferma que se deje dormir; luego al cabo de media<br />
hora, reflexionando que si, por extraordinario, yo era<br />
obedecido, esto podría perjudicar á la desdichada mu-
chacha, levanto la prohibición y dejo de pensar en ella.<br />
Quedé en gran manera sorprendido, cuando el día siguiente,<br />
á las seis de la mañana, vi llegar á mi casa un<br />
propio, portador de una carta del padre de la señorita<br />
J.... Decíame éste que la víspera, 12, á las diez de<br />
la mañana, no había conseguido hacer dormir á su hija<br />
sino después de una lucha muy prolongada y dolorosa.<br />
La enferma una vez dormida, había declarado, que, si<br />
había resistido, era por orden mía y que no se había<br />
dormido sino cuando yo lo había permitido. Estas declaraciones<br />
habían sido hechas ante testigos. «Así que<br />
en vista de todos estos hechos el ilustrado Dr. Meric,<br />
dice, que: «del conjunto de estos testimonios dados<br />
por hombres cuya ciencia y sinceridad son innegables<br />
se está en el derecho de inferir que la sugestión mental,<br />
ya próxima, ya á distancia, es un hecho cierto.*<br />
Curioso es asimismo el experimento de sugestión<br />
mental que describe el Sr. Lélut, del Instituto; escritor<br />
poco sospechoso para muchos por sus ideas racionalistas.<br />
Dicho autor nos refiere que hipnotizando un día un<br />
docto magnetizador á una mujer, la mandó, ó la dijo:<br />
^Despertad, lo quiero.» Pero al mismo tiempo se dijo<br />
mentalmente en su interior con toda la fuerza de su<br />
voluntad.» «A^o quiero que se despierte. iCómo, le contestó<br />
la sonámbula, toda turbada y confusa; me mandáis<br />
despertar y no queréis que me despierte?*<br />
Cullerre, nos asegura que el hipnotizado rinde su<br />
voluntad ante las sugestiones puramente mentales, del<br />
mismo modo ó tan forzosamente, como si se le hubiesen<br />
hecho de palabra ó por escrito. «Lo que se haillamado<br />
sugestión mental, dice Vacant; constituiría un<br />
fenómeno más extraordinario todavía que los de que<br />
acabamos de hablar, puesto que, conforme á ella, algunas<br />
personas histéricas habrían sido dormidas ó despertadas<br />
por la voluntad interior, en ninguna manera<br />
expresada de su hipnotizador, á quien üo podían ver y
—167—<br />
que hasta se hallaba alejado de ellas por una distancia<br />
de muchos kilómetros; aquellas tenían conciencia de<br />
las órdenes que mentalmente les imponía, como si les<br />
hubiese hecho sugestiones de viva voz que ellas hubiesen<br />
escuchado. Parece difícil negar pura y simplemente<br />
estos hechos asombrosos, que han sido cuidadosamente<br />
estudiados por los señores Ochorojvics, Gibert, y Pedro<br />
Janet; sin embargo, necesitan confirmación, etc.»<br />
Lodge Presidente de la sección de ciencias físicomatemáticas<br />
en la Asociación francesa para el adelanto<br />
de las ciencias; afirma que la sugestión mental, ó mejor<br />
dicho la trasmisión del pensamiento por medios<br />
diferentes de los ordinarios y conocidos, es un hecho que<br />
no se avergüenza de confesar públicamente. El P. Mateos<br />
al ocuparse de este asunto, dice por su parte, que:<br />
«prescindiendo de que la lectura del pensamiento pertenezca<br />
á la categoría de los hechos demostrados ó al<br />
de las supercherías magnéticas, hemos creido siempre<br />
en su posibilidad apoj'dndonos en consideraciones filosóficas,<br />
dRostan, en el Diccionario de Medicina, nos<br />
asegura que se puede hacer dormir por sugestión mental<br />
á los hipnotizados con frecuencia, para lo cual basta<br />
la voluntad, sin tener necesidad de manifestarla.<br />
Y la Comisión científica de la Academia Real de Medicina<br />
de París, nombrada para informar sobre el<br />
magnetismo; asegura que á veces la sola voluntad del<br />
magnetizador puede obrar sobre el magnetizado y hasta<br />
ponerle en completo sonambulismo, y esto aun fuera<br />
de la vista ó á alguna distancia del magnetizado, ó fuera<br />
de la habitación donde se halle aquel.<br />
Zanardelli, realizó hechos de sugestión mental en<br />
su esposa Emma, en Romt, ante numeroso y distinguido<br />
público, entre el qu2 hab'a notables médicos;<br />
y el mismo Braid, aunque se inchna á no admitir este<br />
fenómeno; dice que ha hallado sumamente dóciles<br />
á los sujetos para comprender todas las indicaciones
-lasque<br />
les hacían con la vista, con el semblante, y por<br />
medio de la palabra, y que se sentían inclinados á lo<br />
que ordenaba.<br />
El procedimiento para esta clase de sugestión, suele<br />
ser el siguiente. Una vez hipnotizado el sujeto, el<br />
hipnotizador le aplica sus pulgares é índices extendidos<br />
y piensa fijamente en una cosa cualquiera, y en»<br />
tonces el hipnotizado se queda un momento como recibiendo<br />
la inspiración de lo que piensa el hipnotizador,<br />
y después se separa de éste, y cumple la orden<br />
que el hipnotizador tenía en su pensamiento,<br />
Hay autores que llegan á decir que; «hay individuos<br />
especiales, que aún en estado de vigilia pueden<br />
i.nponerse de las órdenes ó ideas de su hipnotizador,<br />
con solo abstraerse por completo de lo que pasa á su<br />
alrededor y de concentrar toda su atención en someterse<br />
á la voluntad del operador.<br />
Entre los hechos curiosos de esta forma de suges»<br />
tión, es digno de citarse el de Zanardelli coa su esposa;<br />
la cual con solo que cualquiera individuo le entregase<br />
un pañuelo con idea que percibiera en el mismo<br />
un olor determinado, aunque no existiera en el<br />
lienzo; la hipnotizada lo percibía como había pensado<br />
el' dueño del pañuelo, y sin que el mismo hubiera<br />
expresado su pensamiento en forma ninguna: esta<br />
misma señora hallándose hipnotizada se hizo que un<br />
individuo cualquiera pensara alguna cosa; él escogió la<br />
representación en su mente de que estaba viendo una<br />
terrible serpiente que amenazaba á la hipnotizada; la<br />
cual sin habérsele dicho nada, ni que hubiera podido<br />
comprender por ningún signo ostensible el pensamiento<br />
de dicho sujeto, se apoderó de ella de pronto un<br />
terror tan grande, que fué preciso para calmarla, hacer<br />
que el autor de aquel pensamiento se figurara'que<br />
la serpiente había desaparecido, con lo que se tranquilizó<br />
por completo. A la misma hipnotizada la im-
—169—<br />
pusieron otros espectadores, mentalmente; otra porción<br />
de cosas, que ella realizó; y describió con gran<br />
exactitud los objetos que dichos espectadores llevaban<br />
en sus bolsillos, la hora que tenían los relojes de los<br />
mismos, y hasta lo que tenían en aquel momento en<br />
su imaginación; como si fuera algún extraordinario<br />
ser que leyera los corazones de los hombres; y como<br />
si esto no fuera bastante; por adivinar, adivina<br />
los objetos que los que la rodean creen tener, aun<br />
cuando no los tengan realmente, con tal que ellos crean<br />
de buena fe que en aquel momento los tienen, como<br />
la hipnotizadi les dice.<br />
No es menos curiosa é improbable al mismo tiempo<br />
la explicación que dan de esta clase de sugestión<br />
los que todo lo quieren explicar naturalmente; diciendo<br />
que estos fenómenos son debidos á la gran agU'<br />
de^a de los sentidos del hipnoti^^ado, y i que el hip<br />
noti:[ador exterioriza sus ideas sin notarlo el mismo,<br />
ni los demás, fuera del hipnotizado. Explicación forzada<br />
á no dudarlo, porque si nadie nota esta exteriorización,<br />
ni aun el mismo hipnotizador; ¿de qué se<br />
sabe que existe? Y aun cuando existiera, ¿cómo es<br />
posible exteriorizar que se está viendo mentalmente<br />
una serpiente que amenaza á determinada persona, y<br />
que se la ve sus movimientos, y se la mira desaparecer?<br />
Recuérdanos esto el cuento del que decfa que<br />
con la música era posible expresar todas las cosas; y<br />
le contestó un guasón: «Pues si es cierto, diga V. por<br />
medio de ella, que tengo hambre, que me traigan un<br />
panecillo» Y por fin, si fuera cierta la existencia de<br />
dicha exteriorización, en este caso ya dejaría de ser<br />
esta forma de sugestión, mental, convirtiéndose entonces<br />
en un hecho de agudísima percepción del hipnotizado.<br />
No es menos hipotética é imaginaria la explicación<br />
que dá Ochoromei de esta sugestión, adiíiitien-
-170do;<br />
«la trasmisión de las ¡deas por medio de ondulaciones<br />
del éter ó materia etérea. A cuya hipótesis se<br />
aproxima la del P. Mateos, que asienta, que: «por la<br />
hipnotización se excita sobremanera la sensibilidad interna<br />
ó externa; ahora bien; suponiendo que el cerebro<br />
del sonámbulo se halle en un estado de exaltación<br />
funcional muy superior al ordinario, ¿cabe absurdo<br />
alguno en admitir que las vibraciones producidas<br />
en la sustancia nerviosa del hipnotizador, al formular<br />
con la imaginación los sonidos articulados correspondientes<br />
á tales ó cuales ideas, se trasmiten por<br />
un medio conveniente al cerebro del hipnotizado, originando<br />
en él vibraciones idénticas? Creemos que no.<br />
etc.» O bien la del Sr. Freiré; que admite la sugestión<br />
mental como cierta, y sin duda para no caer en contradicción<br />
con la doctrina católica, que sobre este punto<br />
nos dice según el docto dominico P. Vilá; «que<br />
ningún ser humano ni angélico puede penetrar en el<br />
santuario del entendimiento ó de la voluntad de otro<br />
hombre, sin que éste por algún signo exterior le manifieste<br />
su pensamiento ó le revele sus afecciones;»<br />
asegura que, «quizá modificando la circulación de la<br />
capa cortical del cerebro el sueño hipnótico, se coloca<br />
el hipnotizado en relación íntima, á veces exclusiva<br />
con su único modificador, el hipnotista, y así<br />
sucesivamente tendrá que dirigir todas sus acciones sobrexcitadas<br />
en el sentido determinado por éste.» Hipótesis<br />
que ha sido expresada en otra forma por varios<br />
hombres de ciencia, diciendo, que, «en el cerebro<br />
del hipnotizado se produce una hiperexcitabilidad accidental,<br />
por la cual, ó en cuya virtud puede ver el<br />
cerebro del hipnotizador, ponerse en relación con él,<br />
y leer en su pensamiento;» lo cual si así fuera «¿no<br />
es cierto, evidente, como nos dice Meric, que hoy tendríamos<br />
por fin la explicación que pedíamos del mecanismo<br />
del pensamiento, y el litigio secular entre el
—171materialismo<br />
y el espiritualismo estaría por último definitivamente<br />
resuelto?» Por lo que nos parece que estas<br />
teorías en nuestro corto sentir, no hacen más que<br />
volver más inexplicable, un hecho en sí tan sorprendente<br />
y misterioso.<br />
DE LA SUGESTIÓN CON PROPÓSITO CRIMINAL.<br />
Pocas líneas escribiremos sobre este punto que tratamos<br />
con alguna más extensión, al hablar del hipnotismo<br />
ante la moral y la ley, Ahora solo diremos<br />
que por desgracia es un hecho cierto, ciertísimo; que<br />
son ya muchos los casos conocidos de sugestiones coa<br />
propósito criminal, sin contar los numerosísimos que<br />
habrán quedado en las tinieblas; y que un fenómeno<br />
tan sumamente grave, que produce la abolición de<br />
la voluntad, convirtiendo al hombre en un verdadero<br />
autómata, y que suprime asimismo la memoria de<br />
lo sucedido; se puede prestar á toda clase de crímenes;<br />
y Dios nos libre de que la sugestión se generalice,<br />
por bien de nuestra desdichada sociedad, que<br />
tantas locuras y no menos locos abriga en su para el<br />
mal, tan fecundo seno. Y no se nos conteste con esa objección,<br />
qué parece no admitir réplica posible; que nadie<br />
puede ser hipnotizado sin su noluntad, y que por<br />
consiguiente esto evita los abusos ó puede evitarlos; porque,<br />
primero, el hipnotismo no es bien conocido por<br />
casi nadie, y algo conocido sino por limitado número<br />
de personas de ciencia, así es que muchos se prestan<br />
á ser hipnotizados como por juego ó diversión: además
-.172la<br />
humanidad, es como un niño mimado y que se deja<br />
llevar de sus caprichos y pasiones, lo misterioso la atrae<br />
y la ha atraído siempre, sin reflexionar en el abismo<br />
á que muchas veces es arrastrada; como la ligera<br />
mariposa es atraída hacia la luz y la tímida avecilla<br />
por la serpiente que la devora; así que sobre<br />
este punto afirmamos con toda nuestra alma y nuestras<br />
profundas convicciones católicas, que sino fuera<br />
por la vigilante y autorizadísima voz de Nuestra<br />
Santa Madre, que está siempre previniendo sin cesar<br />
de todos los peligros que puede correr, á esta extraviada<br />
sociedad; el hipnotismo se hubiera generalizado<br />
á estas fechas hasta un punto incalculable, é incalculables<br />
serían también sus consecuencias: y por fin<br />
recordemos que varios autores dicen que puede hipnotizarse<br />
á varios individuos sin su consentimiento,<br />
y quizás aún contra él; que á ciertos sujetos como á<br />
los histero epilépticos se les hipnotiza por la simple<br />
presión de la cabeza; y que es cuestionable si á algunos<br />
sujetos que se hallen dormidos se les puede asimismo<br />
hipnotizar sin saberlo ellos mismos; todo lo cual<br />
hace ver que no es tan absoluto el principio de que<br />
nadie puede ser hipnotizado sin su voluntad y consentimiento.<br />
Así que podríamos citar muchos casos de<br />
abusos cometidos por medio del hipnotismo de los que<br />
han tenido que entender los tribunales; como el de<br />
la joven de Cullere, hipnotizada por sorpresa con detrimento<br />
de su honor; y el repugnante del mendigo de<br />
la aldea de Guiéis, citado por Bernheim; etc.; hechos<br />
que pueden abrir los ojos á los que los tengan más<br />
cerrados, si es que en su corazón queda algún rastro<br />
de buena fe,
—178—<br />
XI.<br />
DEL INFLUJO DE LA. HIPNOTIZACIÓN Y SUGESTIÓN<br />
EN LA.S FUNCIONES DE LA VIDA ORGÁNICA.<br />
Este punto es asimismo muy discutido entre los historiadores<br />
de la hipnosis. Maira y Benavente, aseguran<br />
que el pulso, la respiración y los movimientos reflejos,<br />
parecen que se excitan en los primeros momentos que<br />
obra la acción hipnótica; siendo notable que ni la respiración<br />
ni la circulación, parecen alterarse, por masque<br />
el hipnotizado haga esfuerzos notables, tome actitudes<br />
forzosas y violencia, y ejecute trabajos de fuerza, según<br />
varios autores; aunque algunos alegan que en los experimentos<br />
hipnóticos hechos por Zanardelli en su misma<br />
esposa, se vio que al producirse en ésta el sonambulismo,<br />
la respiración se agitó con notable violencia, aumentó la<br />
temperatura en todo su cuerpo y llegó á dar su circulación<br />
120 pulsaciones por minuto.<br />
Según Braid, el pulso y la respiración son al principio<br />
más lentos que de ordinario; pero en cuanto empieza<br />
á funcionar el sistema muscular, se produce la<br />
aceleración del pulso y de la respiración, que puede<br />
llegar hasta ser fatigosa en extremo: según experiencias<br />
del mismo autor, la aceleración del pulso originada por<br />
el esfuerzo muscular que hace un sujeto normalmente<br />
para tener las extremidades extendidas durante 5 minutos,<br />
es cerca de un 20 por 100; y en el estado de hipnotismo<br />
s'iría de un 100 por 100. El mismo escritor, asegura<br />
que en el estado de catalepsia se produce el aumento<br />
de la acción del corazón, con el pulso pequeño<br />
y contraido, y congestiones á los centros nerviosos,
—174—<br />
Pau de San Martín, hace notar en la letargía hipnótica,<br />
la frecuencia del pulso y de la respiración, la disminución<br />
de la tensión vascukr, y la secreción de sudores<br />
abundantes; á cuyos mismos resultados parecen haber<br />
llegado con ligeras variaciones otros varios hipnólogos.<br />
Tamburini y Seppilli han hecho constar valiéndose del<br />
método gráfico y del plethysmógrafo de Mosso; que<br />
en el momento del paso del estado de vigilia al sueño<br />
hipnótico, los movimientos respiratorios se hacen irregulares,<br />
desiguales y más frecuentes; los latidos del<br />
corazón y de los vasos se precipitan, y la cabeza se<br />
congestiona.<br />
Según la comisión científica nombrada para observar<br />
el magnetismo animal por La Academia Real de<br />
Medicina de Francia en 1826: «los efectos producidos<br />
por el magnetismo son muy variados: á los unos los<br />
agita, al paso que á otros les calma: por lo ordinario<br />
ocasiona el aceleramiento momentáneo de la circulación<br />
de los- movimientos convulsivos fibrilares, pasajeros, semejantes<br />
á sacudimientos eléctricos, una torpeza mas ó<br />
menos profunda, sopor, somnolencia, etc.»<br />
Algunos autores y hombres de ciencia aseguran<br />
que varían los efectos de la hipnosis sobre el organismo,<br />
según la naturaleza y modo de ser de los hipnotizados y<br />
según el procedimiento empleado para la hipnotización;<br />
que si es el de la fijación de la vista, produce excitación<br />
en los primeros momentos, tanto en la respiración<br />
como en la circulación, con congestiones en varios sitios;<br />
pero si se emplea la sugestión suave para producir<br />
el sueño hipnótico, no aparece ningún síntoma de excitación.<br />
El Sr. Freiré, nos dice que la sugestión puede<br />
modificar la mayor parte de las funciones y facultades<br />
psfquico-orgánicas, que modifica asimismo las secreciones,<br />
determina isquemias é hiperemias, s^uidas ó no<br />
de hemorragias; y aumenta, disminuye y pervierte la<br />
actividad de los sentidos.
—178—<br />
Si la sugestión puede ó no modificar las funciones<br />
de la vida orgánica independientes de la voluntad, existen<br />
todavía pocos hechos para decidir este asunto; por<br />
más que Beaunis, pretende que sí; en vista de algunas<br />
experiencias suyas sobre la circulación de la sangre,<br />
en varios sujetos en los que se hizo obrar la sugestión.<br />
Focachon, delante de varios hombres de ciencia, ordenó<br />
á un hipnotizado que moderase los latidos de su<br />
corazón, y se averiguó con el esfigmógrafo de transmisión<br />
de Marey, una disminución notable y creciente en<br />
el pulso y en los latidos cardiacos, pues el término medio<br />
de las pulsaciones que era de 96 por minuto antes<br />
del sueño provocado, bajó á 92*4, y subió á 102 con la<br />
vuelta al estado normal; y la sugestión de la aceleración<br />
del corazón hizo subir el pulso de 102 á 115 por minuto,<br />
volviendo á bajar á 100 al despertar: por más que bueno<br />
es asimismo hacer constar que la ciencia registra algunos<br />
casos de individuos que modificaban sus latidos<br />
cardiacos sin hallarse en estado de hipnotismo, pero<br />
que por lo visto han sido casos excepcionales.<br />
Bernheim, nos habla de un individuo al que se le<br />
hacía verificar deposiciones repetidas, produciéndole la<br />
sugestión, una vez hipnotizado; de que bebía una botella<br />
de Sedlitz imaginaria, que le hacía dicho efecto. Y<br />
no faltan otros autores que se inclinan á la opinión de<br />
Vacant; el cual después de protestar que no admite<br />
del hipnotismo sino los hechos de realidad incontestable,<br />
cree que el mismo hipnotismo produce fenómenos<br />
extraordinarias ó más ó menos permanentes en las<br />
funciones de nuestros órganos, aun de los que en<br />
estado normal, parecen completamente independientes<br />
de nuestra voluntad. Lo cual si fuera cierto,<br />
nos indica la poderosa inñuencia de la hipnosis en nuestra<br />
economía; pues si llega hasta modificar ó influir<br />
en los órganos independientes de la voluntad, en estado<br />
fisiológico; ¿cuál será su influjo en las que se ha-
lian normalmente bajo el imperio de la voluntad, cuando<br />
el hipnotismo anula esta por completo, y se apodera<br />
de la misma en absoluto? Y el mismo Vacant,<br />
en otro lugar, escribe lo siguiente. «Importa consignar<br />
que la sugestión obra sobre las funciones orgánicas<br />
que en condiciones ordinarias se substraen al influjo<br />
de la voluntad. Por sugestión se puede obtener una<br />
aceleración ó un retraso de los movimientos del corazón,<br />
ó la afluencia de sangre y una fuerte coloración<br />
en un punto determinado del cuerpo. En algunos<br />
sujetos, aunque escasos en número, se ha obtenido<br />
por sugestión, no solo rubicundeces, sino también<br />
el levantamiento de la piel, y una vesicación median •<br />
te la aplicación de simples sellos de correo, que el hipnotizado<br />
tomaba por vejigatorios.»<br />
XU.<br />
MANCHAS DE SANGRE<br />
Y HEMORRAGIAS POR SUGESTIÓN.<br />
El punto que abraza este capítulo no deja de tener<br />
alguna importancia, porque todos los que niegan lo sobrenatural<br />
y tratan de ¡buscar una explicación naturalista<br />
á los milagros de nuestros Santos, pretenden hoy<br />
explicar por la hipnosis casi todos los hechos extraordinarios<br />
de la vida de los mismos; y entre ellos, las hemorragias<br />
espontáneas y milagrosas que presentaron algunos;<br />
sin comprender en sus apasionadas explicaciones<br />
de tales hechos, que aunque se admita por un momento<br />
que la hipnosis es toda natural y que ios casos<br />
I
—277—<br />
de hemorragias por sugestión sean ciertos; estos 50I0<br />
se habrán producido en estado de sugestión, y los Santos<br />
no sabemos cómo, ni cuando, ni en qué forma, habrían<br />
sido colocados en dicho estado: además, la Iglesia, no<br />
nos ha dicho que dichos individuos fueron S intos, porque<br />
presentaron dichas hemorragias; sino también porque<br />
llevaron una vida ejemplar y llena del amor de<br />
Dios y del prójimo, practicaron una doctrina admirable,<br />
y otras señales, por las que la Iglesia, Maestra Infalible;<br />
les calificó de Bienaventurados, no tan sólo porque<br />
tuvieran ó dejaran de tener las referidas hemorragias.<br />
Varios autores como B^auuis, y otros, pretenden<br />
haber conseguido en algunos hipnotizados man:has<br />
encarnadas, y aún la vexicación, ó formación de ampollas<br />
ó vejigas, de algún punto de la piel; por medio<br />
de la sugestión.<br />
Focachdn, delante de Bsrnbeim, Liebeault, Beaunis<br />
y otros hombres de ciencia; parece que produjo una<br />
especie de vexicación en una hipnotizada por medio de<br />
la sugestión, aplicándola unos sellos de correo, haciéndola<br />
creer que era un vegigatorio.<br />
El Sr. Freiré, entre los fenómenos que puede producir<br />
la sugestión; menciona igualmente la congestión<br />
y la anemia de los órganos, seguidas ó no las primeras,<br />
de hemorragias. Este mismo autor explica como naturales<br />
estas hemorragias, que dice son producidas por<br />
la sugestión, la cual influye sobre el sistema nervioso<br />
y los nervios sobre los vasos y tegidos, de este modo<br />
se producen las sugestiones y las hemorragias consiguientes.<br />
Pero todo esto parece una mera hipótesis,<br />
pues no creemos posible se pueda producir hemorragia<br />
alguna, ni en estado fisiológico, ni patológico; sin lesión<br />
ó alteración de la sangre, de los vasos, ó de algún<br />
órgano importante, que pueda influir en la circulación;<br />
^ es muy cuestionable si por el sólo influjo del sistema
—178—<br />
nervioso, es posible que se produzca alguna vez hemorragias<br />
de más ó menos importancia; mucho más que<br />
cierta clase de nervios no están bajo el imperio de<br />
la voluntad, que parece hallarse más ó menos afectada<br />
por la acción de la hipnosis.<br />
Pero en esta cuestión el hecho importante y que<br />
vamos á reproducir, es el de los Sres. Bourru y Bnrot,<br />
profesores de la Escuela de Medicina de Rochefort; que<br />
pretenden haber conseguido de un sujeto fácilmente<br />
hipnotizable é histero-epiléptico, una vez sugestionado;<br />
hemorragias espontáneas, y que hasta derramara sangre<br />
por unas letras que le fueron trazadas en sus brazos.<br />
El doctor Seppilli, refiere un caso de otro sujeto<br />
al que se le sugestionó que pre?entaría en su brazo una<br />
V con efusión de sangre, como así efectivamente sucedió<br />
según cuenta. Nosotros sin negar en absoluto<br />
estos hechos; citaremos las palabras de un escritor poco<br />
sospechoso en esta materia, que al hablar de estos casos,<br />
dice que los fenómenos de este orden se realizan muy<br />
rara vez, son excepcionales, y solo se obtienen en ciertas<br />
personas; y que él (es Bernheim) ha tratado de<br />
reproducirlos inútilmente.<br />
XIII.<br />
¿PIERDE EN ABSOLUTO EL HIPNOTIZADO<br />
EL IMPERIO DE SU VOLUNTAD?<br />
Esta cuestión ha sido muy debatida por los hipnólogos,<br />
que cada uno ha resuelto según sus ¡deas sobre<br />
la hipnosis. La mayoría de los mismos se inclina á<br />
creer que el hipnotizado pierde el uso de su voluntad
-179 -<br />
en tanto dura la acción hipnótica; y tanto lo creen así,<br />
que en el lenguaje hipnótico es muy comi'in decir: apoderarse<br />
de la voluntad de uva persona^ cu^Lnáo esta se<br />
halla hipnotizada, ó bi;:n que alguno tiene educación<br />
hipnótica, cuando no es más que un verdadero autómata<br />
en manos de su hipnoti/cador; por esto dice el<br />
sabio teólogo Dr. Men'c, en la pág. 233 de su obra<br />
Lo Maravilloso etc. El hipnotizado está privado accidentalmente<br />
de las prerrogativas que constituyen su<br />
grandeza sobre los animales, la razón y la libertad.»<br />
Y más adelante, añade: «La hipnosis hace pesar sobre<br />
el alma una especie de inhibición, ó de parálisis.» Pero<br />
no faltan algunos escrit-ores que aseguran á su vez que<br />
el hipnotizado conserva en parte el dominio de su voluntad,<br />
y que el automatismo no es tan absoluto como<br />
se ha querido afirmar; así Freiré asegura, que; «el hipnotizado<br />
acepta y cumple todo cuanto le sugiere el hipnotizador,<br />
si bien oponiendo á veces una resistencia<br />
vencible.1^ Y el P. Franco, escribe, que dánse muchos<br />
casos de sujetos rebeldes ó refractarios á la acción hipnótica;<br />
y refiere el caso del Dr. Féré, de una hipnotizada<br />
que tenía una verdadera pasión por un hombre<br />
que había sido su tormento y del que conservaba muy<br />
doloroso recuerdo; y cuando se hallaba en estado hipnótico<br />
y se la sugería la presencia de aquel hombre,<br />
daba desde luego á conocer una grande aflicción y procuraba<br />
huir el peligro; pero era del todo imposible hacer<br />
que diera asentimiento á cualquier acto que pudiese<br />
dañar al hombre que tanto la había hecho sufrir; y no<br />
obstante, fuera de este hecho determinado, obedecía<br />
de una manera automática á todo lo que se la ordenaba.<br />
Este mismo ilustre escritor nos asegura en su<br />
Hipnotismo clarovidente, que puede existir la hipnosis<br />
en un sujeto sin suprimir en absoluto ó quitar del<br />
todo i eat-os la razón y el libre albedrío, y nos presenta
—180—<br />
el caso de un médico evidentemente magnetizado, y<br />
reducido á pesar suyo, á impotencia absoluta de todo<br />
movimiento, y, con todo, claro de inteligencia y con<br />
pleno conocimiento de sí mismo.<br />
La experiencia parece haber confirmado que casi<br />
siempre consigue el hipnotizador dominar la voluntad<br />
de sus hipnotizados; en especia! en ciertos grados de<br />
hipnotismo, y en los sujetos que tienen costumbre de<br />
hipnotizarse ó educación hipnótica; así que ya se sabe<br />
que uno de los caracteres de los grados avanzados de<br />
la hipnosis es el automatismo; es decir, que el hipnotizado<br />
se convierte en un autómata ó maniquí en manos<br />
del hipnotizador; y casi todos los escritores que se han<br />
ocupado de esta cuestión, Liégeois, Beaunis, Pitres,<br />
Bernheim, Bínet, Ferré, etc., opinan de esta misma<br />
manera, y citan numerosos hechos en apoyo de esta<br />
opinión; pero también es verdad que por lo común para<br />
llegar á este estado, es preciso que el individuo haya sufrido<br />
repetidas hipnotizaciones, tenga lo que venimos<br />
llamando educación hipnótica.<br />
El Dr. Seppillt, en la Revista sperimentale di freniatria<br />
del año i885; dice sobre esta materia lo siguiente:<br />
«El hipnotizado se asemeja á un autómata, á un mecanismo<br />
vivo que obra, sin discrepar un ápice, según<br />
los impulsos exteriores, que á manera de resorte le<br />
ponen en movimiento; por esta cualidad puédense facilísimamente<br />
provocar en el hipnotizado á voluntad<br />
y capricho del operador, y valiéndose de ciertas excitaciones<br />
en los órganos sensitivos, una serie innumerable<br />
de fenómenos, desde los más simples á los más<br />
complicados, en todo el radio de la actividad cerebral,<br />
los cuales quedan comprendidos bajo la nomenclatura<br />
de sugestiones hipnóticas.» Cuyo hecho ó fenómeno ya<br />
viene siendo conocido hace tiempo; pues ya hace años<br />
que Rostan y Filassier, aseguraron que el magnetizado<br />
sentía una sumisión tan entera, y una dependencia
—181—<br />
tan grande hacia su magnetizador, que la comparaba<br />
á la de un perro hacia su amo.<br />
Creemos conveniente asimismo advertir para el<br />
completo conocimiento de este asunto, que en los casos<br />
en que el hipnotizado se convierte en un autómata, es<br />
decir, que pierde por completo su voluntad propia ó su<br />
iniciativa para obrar; el mismo interesado no se dá conciencia<br />
de su nuevo estado, y cree que sigue obrando con<br />
libertad y espontáneamente; sin pensar que las acciones<br />
que ejecuta le han sido inspiradas ó mandadas por otra<br />
persona durante su estado hipnótico; fenómeno notable,<br />
porque casi siempre que el hombre pierde su voluntad<br />
propia y obra sólo movido por la ajena, se dá más ó<br />
menos cuenta de este estado, y de la razón de su conducta;<br />
y en el estado hipnótico, se produce un hecho que se<br />
sale por completo de esta ley, y parece hacer del hombre<br />
un ser distinto de lo que es en su estado natural.<br />
Pero si bien parece cierto lo que hemos dicho sobre<br />
la pérdida de la voluntad en el hipnotismo, también<br />
es verdad que se citan frecuentes casos de hipnotizados<br />
que han resistido á su hipnotizador en algunas cosas,<br />
á pesar de tener la referida educación hipnótica; y es<br />
curioso ver en estos casos la especie de lucha ó resistencia<br />
que opone el hipnotizado á las reiteradas órdenes<br />
de su hipnotizador, acabando por fin por ceder, aunque<br />
con gran dificultad ó repugnancia. «No volverá á fumar;»<br />
manda un hipnotizador á uno de los que podríamos<br />
llamar sus víctimas; que era un fumador habitual;<br />
y repetidas veces contesta éste secamente, que: «No le<br />
dá la gana obedecer;» hasta que reiterando aquel su<br />
orden imperiosamente repetidas veces, acaba por ceder<br />
éste, que exclama como con dolor y trabajo: «No fumaré<br />
más en adelante;» cuyo mandato cumple al despertar,<br />
sin poderse explicar él mismo porqué el tabaco<br />
que antes le gustaba tanto, le inspira tanta repugnancia<br />
en a
—isa-<br />
Por lo visto las ideas que se hallan en contradicción<br />
manifiesta con las inclinaciones y pasiones del hipnotizado,<br />
son las que más trabajo cuesta hacer aceptar<br />
á los mismos; siendo notable asimismo, que el sentimiento<br />
del pudor es el que más cuesta dominar en<br />
dichos sujetos, siendo muchas veces imposible conseguir<br />
que ciertos hipnotizados renuncien á dicho sentimiento.<br />
«Hay sin embargo hipnotistas, dicen Maira y Benavenle;<br />
que ponen muy en duda el éxito de las sugestiones<br />
criminales á causa de la negativa de algunos<br />
hipnotizados, que á veces se resisten largo tiempo á<br />
recibir la idea que se les sugiere. Es verdad que esto<br />
tiene lugar en muchas personas, y que esta resistencia<br />
se observa cuando se trata de una idea que el sujeto<br />
ha rechazado ya en estado de vigilia, ó de la cual ha<br />
tenido conocimiento antes de dormirse; pero lo general<br />
es que ceda á la voluntad del experimentador y se doblegue<br />
después de alguna insistencia de parte de éste. Si<br />
se le dice sencillamente á un hipnótico: «Asesinareis á<br />
fulano,» es muy probable que se niegue rotundamente,<br />
como si le sugiere la idea de pellizcar á un vecino suyo<br />
sin exp'icación ni motivo de ningún género. Así hemos<br />
visto repetidas veces á sonámbulos negarse obstinadamente<br />
á ejecutar algo, nada más que por disgustarles<br />
un poco, ó más bien por serles más ó menos indiferentes.<br />
Pero para hacerlos variar de este manera de<br />
proceder hay un medio sencillísimo y que dá constantemente<br />
el resultado que se desea: ésta es la persuasión.<br />
Persuadir á un sonámbulo es una de las cosas más fáciles.<br />
A un niño no se le engaña con menos trabajo.<br />
Así, pués^ si á un sonámbulo se le ordena, que es<br />
fl
—184—<br />
glada vida, á la que llegó á hipnotizar muchas veces por<br />
ser una excelente sonámbula: entre las sugestiones que<br />
la produjo á la misma, fué una de ellas que abandonara<br />
su vida y se convirtiera en una mujer honrada, como<br />
así lo prometió ella; pero nada más dejar el hospital<br />
donde se hallaba, volvió á su antigua y disipada vida;<br />
lo cual prueba que aun en personas fácilmente hipnotizables<br />
y que llegan á tener ó presentar verdadera educación<br />
hipnótica puede haber y hay en efecto, sugestiones<br />
cuyo cumplimiento ó ejecución rechacen ó resistan.<br />
Mas no todos caen en la hipnosis perfecta, dice<br />
Vacant; este estado tiene grados, y puede ser más<br />
ó menos profundo como el sueño natural, de lo cual<br />
se sigue que las sugestiones se imponen más ó menos,<br />
es decir, que paralizan más ó menos nuestras facultades<br />
y pueden dejar una especie de semivoluntad. También<br />
importa estudiar este estado de hipnotismo imperfecto;<br />
en el cual se manifiesta una resistencia á las<br />
sugestiones que procede de la voluntad, pero de una<br />
voluntad paralizada, como la que conservamos al hallarnos<br />
en un sueno imperfecto. Y en otro lugar añade:<br />
«Una sugestión que contraría los hábitos del hipnotizado<br />
puede hacer cesar la hipnosis, sobre todo la imperfecta,<br />
ó también puede ser imposible hacer recibir<br />
esta sugestión, como parece que ciertos ejemplos lo<br />
demuestran.*
—185-<br />
XIV.<br />
¿DESTRUYE EL HIPNOTISMO<br />
EL LIBRE ALBEDRÍO DEL HOMBRE?<br />
Esta cuestión ha sido propuena por Beatmis, que<br />
en su obra El Sonambulismo provocado, dice lo siguiente:<br />
«Yu puedo decir á un hipnotizado durante su<br />
sueño: dentro de diez días hará V. tal cosa, á tal hora,»<br />
y puedo escribir en un papel fechado y sellado lo que<br />
le haya mandado; en el día que se haya dicho, á la<br />
hora consabida, el acto se realiza, y el sujeto ejecuta<br />
palabra por palabra todo lo que le fué sugerido;<br />
lo ejecuta convencido de que es libre, de que obra<br />
así porque así lo ha querido y hubiera podido obrar<br />
de otro modo, y no obstante, si le hago abrir el pliego<br />
sellado, en él hallará anunciado con diez días de<br />
anticipación el acto que acaba de ejecutar. Por consiguiente,<br />
podemos creernos libres y no serlo. Por tanto,<br />
¿qué base nos suministra el testimonio de nuestra<br />
conciencia? ¿Y no hay derecho á recusar su testimonio<br />
ya que de tal modo puede engañarnos? Y ¡en qué se<br />
convierte el argumento que en favor de nuestro libre<br />
albedrío se saca del sentimiento que tenemos de nuestra<br />
libertad!»<br />
Tal es la objeción de Beaunis, y para contestarla<br />
es preciso estudiar este asunto, que tanta relación<br />
tiene con el del capítulo anterior; y para esto<br />
veamos lo que sucede sobre este punto en los hipnotizados.<br />
«Si la hipnotización de un individuo es perfecta ó<br />
completa, y es un individuo de los
—186—<br />
tienen educación hipnótica; el hipnotizado queda casi<br />
siempre, ó por lo común, á merced del hipnotizador,<br />
que le puede imponer las sugestiones que le plazca;<br />
que trata de realizar aquel como actos propios y espontáneos<br />
inspirados por él mismo, y con una especie<br />
de aparente ó falsa libertad. Pero es indudable que<br />
en este estado el individuo no tiene libertad, y su<br />
razón está más ó monos impedida de funcionar por<br />
la acción hipnótica; por la cual las sugestiones del<br />
hipnotizador se imponen como una idea fija y ncce<br />
saria que uo puede ser discutida ni analizada por el<br />
razonamiento, porque éste no existe ó está embotado,<br />
pues como dice un célebre autor, aunque con alguna<br />
exageración, al tratar este asunto: «Solo hay libertad<br />
donde la facultad de razonar se ejercita sin impedimentos.»<br />
«Este estado se semeja al sueño, en el cual cesa el<br />
ejercicio de la facultad de razonar y sólo vive la vida<br />
vegetativa, y queda nuestra imaginación entregada á<br />
sí misma: además la hipnosis no impide la percepción<br />
de sugestiones variadas, que se aceptan como hechos<br />
ciertos que no pueden ser razonados, y si se realizan,<br />
es por consiguiente sin verdadera libertad.<br />
«Además, por mucho que probara el argumento de<br />
Beaunis, no tendría fuerza sino en el estado de ,hipnotismo;<br />
y los hombres no- siempre obran hipnotizados;<br />
y fuera de dicho estado el argumento no<br />
tiene fuerza alguna, porque de que un hipnotizado no<br />
tenga verdadera libertad en sus acciones, aunque él<br />
crea que si la tiene; no se sigue que todos los hombres<br />
al obrar no la tengan, ó no [se pueda demostrar<br />
en la inmensa mayoría de las veces cuando se obra<br />
sin libertad y cuándo con ella. También el loco cree<br />
obrar con juicio y razón en sus actos, y de que<br />
haya hombres locos que obren de este modo, no se<br />
sigpe que todos los hombres obren como los locos;
-187—<br />
ó que en la inmensa mayoría de los casos no se pueda<br />
determinar si tal ó cual acción es propia de un hombre<br />
loco ó de un cuerdo.<br />
«Y como alguno pudiera decirnos que si bien estas<br />
razones tienen su fuerza en el estado de hipnotismo,<br />
y no parece que tengan la misma en las llamadas sugestiones<br />
á plazo; ó sea en las que media un espacio<br />
mayor ó menor, ó intervalo de tiempo, entre la<br />
sugestión del acto y l-i realización del mismo; en cuyo<br />
intervalo el hipnotizado vuelve á su modo de ser normal<br />
al parecer; le diremos al que nos arguyera de<br />
este modo, que hoy casi todos los autores convienea<br />
en que cada vez que se realiza una de estas sugestiones<br />
á plazo, el hipnotizado parece caer en un estado<br />
análogo al de cuando se le produjo la sugestión,<br />
ó sea que vuelve á h;illarse en estado de hipnotismo,<br />
como estaba antes cuando fué sugestionado; como se<br />
prueba estudiando los casos sucedidos de este género^<br />
como el del sujeto que nos cita Bernheim, y los^ que<br />
citan Donato, el /-*. Franco y demás autores.<br />
«Pero el estada hipnótico como decimos en otro lugar<br />
es muy complejo, y tiene muchos y muy diversos<br />
grados ó por mejor decir varía en cada individuo<br />
de modo de ser; así que cuando la hipnotización no<br />
es completa, ó recae en un individuo que no tiene la<br />
llamaJit educación hipnótica, las sugestiones impuestas<br />
por el hipnotizador se realizan de un modo incompleto,<br />
ó no se realizan; es decir, el hipnotizado<br />
en estos casos conserva una especie de voluntad; así<br />
que se puede decir como regla general, que el sujeto<br />
conserva ó tiene tanta ó más libertad y voluntad<br />
dentro del hipnotismo, cuanto menos hipnotizado;<br />
se halle; y su voluntad y libertad desaparecen tanto<br />
mis cuanto mas, avanzado ó más completo es su grado<br />
de hipaotismo. Así que en la hipnosis completa^<br />
por regb general no hay libertad; y en la incomple>
—188—<br />
ta hay tanta más libertad cuanto más ligera es la<br />
hipnosis.<br />
«Desde luego no puede decirse, afirma el Dr. Meric,<br />
al ocuparse de esta cuestión; que el hipnotizado<br />
obedece con la fatalidad de la piedra que cae, y los<br />
fisiologistas que han formulado este axioma han exagerado<br />
los hechos observados. Hay que descartar los<br />
casos de simulación y superchería que, lo repetimos,<br />
son más frecuentes de lo que quiere creerse, en los hospitales;<br />
donde los sujetos acostumbrados por un largo<br />
ejercicio obedecen á una consigna, y en los experimentos<br />
particulares, en que ia vanidad de figurar y la tendencia<br />
á la mentira, esencial á las personas afectadas<br />
de histerismo, puede engañar al obsef vador de buena fe.<br />
Queda, pues, un número asaz restringido de experimentos<br />
científicamente rigurosos, y alguna vez de sujetos<br />
que resisten enérgicamente en el estado hipnótico,<br />
á las sugestiones que se les dan. El temperamento del<br />
sujeto, su carácter sus disposiciones morales, su estado<br />
intelectual y su personalidad reveíanse entonces de una<br />
manera enérgica y súbita, y en la negativa que opone<br />
á la orden de su magnetizador, el sujeto afirma aun<br />
con autoridad la existencia del sentido íntimo y de la<br />
personalidad. Sábese, por los ejemplos que hemos citado,<br />
que con frecuencia, á fin de evitar una crisis violenta<br />
de los nervios, un ataque ó quizá un desenlace más<br />
fatal, el hipnotizador se vé obligado á ceder ante la resistencia<br />
de la persona hipnotizada, y renunciar á la<br />
sugestión.» Y el Dr. Pitres, nos dice, que: «Cuando se<br />
ordena á ciertos sujetos hipnotizados, que al despertar<br />
efectúen un acto que repugna á su conciencia, declaran<br />
formalmente que no quieren obedecer semejante orden<br />
y que no se dejarán despertar hasta que se les dé la<br />
seguridad de que no la cumplirán. Y, en efecto, si se<br />
mantiene el mandato es imposible despertar los.y> Es<br />
indudable asimismo que los hipnotizados {5ueden men"
—1 Batir<br />
y burlarse del hipnotizador, con lo cual revelan ellos<br />
mismos su libertad en estas ocasiones, como lo revelan<br />
en la resistencia que hemos dicho oponen á veces á la<br />
sugestión.<br />
Pero si bien esto es cierto, la experiencia nos presenta<br />
algunos casos de hipnotizados de una manera<br />
completa que han conservado cierta libertad, ó han<br />
resistido de un modo más ó menos completo, las sugestiones<br />
que les han sido impuestas por el hipnotizador;<br />
pero la misma experiencia ha confirmado que<br />
estos casos, que son raros; han tenido lugar en individuos<br />
especiales, á los que se les había impuesto sugestiones<br />
que contrariaban en gran manera sus ideas,<br />
inclinaciones, ó modo de ser; en cuyos casos parece<br />
se puede presentar una resistencia especial á estas sugestiones,<br />
aun cuando sea la hipnotización completa.<br />
En cuanto á los hipnotizados habituales, ó individuos<br />
á los que podemos llamar hipnóticos; ó sea que<br />
se hallan en un estado de hipnosis casi perpetua, llamada<br />
vigilia sonambúlica ó condición segunda provocada;<br />
los actos ó acciones de estos sujetos es indudable<br />
que no se ejercen ó desempeñan con completa<br />
libertad, sino con una semilibertad, según su mayor<br />
ó menor grado de hipnotización, carácter, educación<br />
hipnótica, etc. Si este estado prolongado puede<br />
llegar á modificar de un modo definitivo el carácter<br />
y libertad del individuo, y destruir esta de una<br />
manera permanente, es imposible resolver hoy esta<br />
cuestión. Respecto á si de estos hechos se puede sacar<br />
una prueba que destruya la libertad humana; ó<br />
sea, que de que un hipnotizado pueda obrar ú obre<br />
sin verdadera libertad, se quiera sacar la consecuencia<br />
de que no existe la libertad humana; nos parece<br />
un esfuerzo de imaginación; pues para esto sería preciso<br />
que el estado hipnótico fuera igual al modo de<br />
ser natural del hombre, y el primero se halla carac-
-190-<br />
terizado, como dice un célebre escritor de quien tomamos<br />
algunas ideas que noi lun servido para este capítulo,<br />
porque; «liga las facultades del hombre para<br />
cuanto se halla fuera de los actos ó de Iss imágenes<br />
sugeridas;» mientras que en estado normal somos libres<br />
porque podemos elegir para obrar del modo que<br />
creemos más conveniente; lo cual es lo contrario de lo<br />
que sucede en la hipnosis, en la que no es posible tal<br />
elección.<br />
XV.<br />
¿PIERDE EL HIPNOTIZADO<br />
EL USO DE SU CONCIENCIA?<br />
En esta cuestión se han dividido los hipnotistas en<br />
tres distintos grupos: unos afirman que durante el estado<br />
hipnótico persiste la conciencia, otros lo niegan<br />
terminantemente, y por fin un tercer grupo admite<br />
un sistema intermedio, ó .sea que en el hipnotismo sólo<br />
subsiste cierto grado de conciencia, pero no la conciencia<br />
completa del estado natural. Parece que si no<br />
en todos, en la mayor parte de los hipnotizados se<br />
conserva cierto grado de conciencia; como parece<br />
probarlo que el hipnotizado en cualquier estado hipnótico<br />
en que se encuentre, no sólo oye al operador,<br />
sino que tiene la atención y el oído fijos en él, contesta<br />
á las preguntas del mismo, y se esfuerza por<br />
ejecutarlas órdenes de éste; y cuando le manda despertar,<br />
despierta, aun cuando no le toquen ni le soplen<br />
en los ojos.
-191-<br />
Bernheim, sobre este punto nos dice lo siguiente;<br />
—192—<br />
especiante del operador, ó en otro cualquiera indicio,<br />
si debe operarse la trasfcreucia.^> Y en otro punto<br />
añade: «Loí sonámbulos despliegan algunas veces fno<br />
siempre) una sagacidad extraordinaria para dilucidar<br />
el problema que se les plantea; tienen el deseo de resolverlo,<br />
se esfuerzan por hacerlo, y concentrando toda<br />
su atemion consciente ó inconscientemente sóbrela<br />
cuestión, etc.» Y concluye el capítulo diciendo. tEn<br />
cualquier grado de hipnoti:-ación, el hipnotizado, entiende<br />
y retiene en su mente todo, con una agudeza de<br />
percepción, con frecuencia admirable.-^<br />
Donato, por su parte nos asegura que, «aun cuando<br />
el sonámbulo, pierde la conciencia de su propia<br />
personalidad y con ella la memoria, la razón y el uso<br />
de los sentidos, llegando al delirio y á extravagantes<br />
alucinaciones: también puede el sonambulismo producir<br />
efectos opuestos; delicadeza suma en los sentidos, memoria<br />
vivísima, lucidísimas percepciones mentales, espíritu<br />
exaltado y alucinaciones lógicas y coherentes.» Y<br />
añade este mismo autor, que si estos fenómenos no<br />
apareciesen espontáneamente, puede el hipnotizador<br />
despertarlos con su palabra. Y poco después nos dice,<br />
que puede el hipnotizador hasta anularla inteligencia<br />
del hipnotizado.<br />
Y sabido es que la Comisión de la Real Academia<br />
de Medicina de París nombrada para informar sobre<br />
el magnetismo, aseguró que los magnetizados conservaban<br />
el ejercicio de las facultades que tenían durante<br />
la vigilia; y su memoria aparecía aún más fiel y<br />
extendida, esto por supuesto cuando dichos magnetizados<br />
se hallaban en estado de sonambulismo.<br />
Otra de las pruebas de que persiste cierto grado de<br />
conciencia en el hipnotismo, es que en las sugestiones<br />
que no agradan ó contrarían al hipnotizado, hay ó se<br />
establece en su interior cierta lucha, á veces notable,<br />
antes de ceder á dichas sugestiones; de lo que tratamos
—1«3 -<br />
en otro lugar. Asimismo por creer conveniente el conocimiento<br />
de la misma para esta cuestión, puede verse<br />
en el capítulo de (i) si: Domina siempre el hipiioti:¡ador<br />
al hipnotizado; la cita que hacemos en dicho lugar del<br />
/)r. Adradas.<br />
Un célebre méJico francés nos asegura que; «E^<br />
hipnotizado, piensa, razona, discute, acepta más fácilmente<br />
que en estado de vigilia, pero no siempre, sobre<br />
todo en los grados ligeros de sueño. «El tantas veces<br />
citado Bernheim, en el capítulo VIH de su obra. La<br />
Sugestión; cita algunos casos de hipnotizados á los que<br />
produjo sugestiones á plazo; y habiéndoles hipnotizado<br />
cuando las cumplieron, les preguntó entonces si habían<br />
pensado en las sugestiones que les había producido,<br />
á lo que contest^iron qui sí dichos hipnotizados; quj<br />
habían pensado mientras dormían. Este mismo escritor<br />
nos afiruia, que: «Aun en el sonambulismo<br />
activo, las facultades psíquicas no están abolidas; el<br />
sonámbulo ta:nbi:n resiste á ciertas su gestiones, re;:haz.mdii<br />
cumplir ilguius actos; refl .'xiona antes de responder<br />
á ciertas preguntas y realiza su trabajo i nelec*<br />
tual activo. Por otra parte, los actos, la.s ilusionen, las<br />
alucinaciones post-hipnóticas mandadas durante la hipnosis,<br />
se realizan después de despiertos, cuando la conciencia<br />
y las facultades coordinadoras han recobrado<br />
verdaderamente su imperio. En fin, la manifestación<br />
de estos mismos fenómenos en estado de vigilia, en<br />
una persona campos sui, admirada de no poder luchar<br />
contra el automatismo que le domina, demuestra claramente,<br />
que en todos los grados de la hipnosis, la conciencia<br />
j' la voluntad,pueden sobrevivir.»<br />
Heidenhaim y Berger, pretenden que los síntomas<br />
más característicos del automatismo pueden existir sin<br />
la producción del sueño, y con la completa conservación<br />
(1) véate la fiffint. 20i de eéte túüetíi,
-194de<br />
la conciencia. El Dr. Richel, ha tratado de probar;<br />
que la ilusión y la alucinación podían descubrirse en<br />
sujetos apenas adormecidos, cuando no han perdido<br />
todavía ni la conciencia de su estado y de su personalidad,<br />
ni la memoria de los hechos ocurridos durante el<br />
sueño. El-/)r. Tuke, dice que el hipnotizado puede<br />
quedar consciente pasando con rapidez ó lentitud á la<br />
plenitud de la conciencia, y que las manifestaciones<br />
hipinóticas no dependen de la permanencia ó de la suspensión<br />
de ésta, que es puramente un epifenómeno.<br />
Richer, nos asegura que él nunca pudo observar los<br />
casos de hipnosis incompleta, con persistencia de conciencia<br />
hasta un grado vario; y Vi^ioli, nos habla de<br />
hipnotizaciones en las que quedó vivo algún vislumbre<br />
de conciencia.<br />
El Dr. Brouardel, en la célebre causa reciente del<br />
asesinato del escribano Gouflé, en París; ha declarado<br />
refiriéndose á la acusada Gabriela, que había sido hipnotizada<br />
por los médicos para aclarar su participación<br />
en dicho crimen; dicho hombre de ciencia como decíamos<br />
ha declarado, que Gabriela aunque obrara ó cometiera<br />
dicho delito, era responsable de sus acciones,<br />
porque siempre conservó conciencia de todos sus actos;<br />
de modo que la opinión de Brouardel, es también la<br />
de que se conserva cierto grado de conciencia en el estado<br />
de sugestión hipnótica; porque es preciso tener<br />
en cuenta que se ha pretendido que dicha acusada tomó<br />
participación en tan repugnante hecho, arrastrada tan<br />
solo por la sugestión.<br />
Otra prueba de que persiste cierto grado de concien •<br />
cía en ei hipnotismo, es la de que en las tan misteriosas<br />
sugestiones á plazo realizadas como sabemos de una<br />
manera fatal y necesaria por los hipnotizados; si bien<br />
es cierto que algunas veces cuando las realizan, si se<br />
les pregunta la razón de sus actos, no saben que contestar;<br />
otras muchas ocasiones, tratan de buscar una como
—196explicación<br />
de dichos actos, que les parece que son inspirados<br />
por ellos mismos, y formados con conocimiento<br />
del porqué de aquellas acciones sugeridas. Otro<br />
hecho que también puede servir de prueba en este<br />
asunto; es el de que desechada como lo está hoy día<br />
la teoría de los fluidos para explicar la hipnosis, por la<br />
mayoría de los hombres de ciencia; si el hipnotizado<br />
no conservara cierto conocimiento ó alguna conciencia:<br />
¿cómo se explicarían los hechos de sujetos en estado<br />
de hipnotismo que conocen siempre las personas que<br />
les son simpáticas, y las que le son antipáticas, sin<br />
equivocarse nunca; y las reconocen, aunque se trate de<br />
confundirles y desorientarles, valiéndose de mil medios<br />
diversos? También puede servir de prueba de lo que<br />
venimos diciendo y de que puede persistir cierto grado<br />
de conciencia, aun en algunos casos muy graduados de<br />
hipnotismo; lo que sucede á veces en la fascinación,<br />
como se vé en los hechos que hemos citado de Donato<br />
en otro lugar, y otro que citamos del mismo autor al<br />
hablar de si se realizan los actos sugeridos sin lucha<br />
de ningún género. Y recordaremos por fin como nueva<br />
prueba de lo que hemos asentado, ó sea de que se puede<br />
conservar cierto grado de conciencia en el hipnotizado;<br />
las palabras de Maira y Benavente, que hemos aducido<br />
al tratar de si los hipnotizados conservan ó no la voluntad;<br />
por ellas vemos que en gran número de sujetos<br />
que se hallaban bajo la acción de la hipnosis, no es tan<br />
fácil producirles las sugestiones que les desagradan; y<br />
que si se consigue que por ñn las admitan, es necesario<br />
convencerlos, presentarles un motivo ó razón poderosa<br />
que les mueva á hacer lo que se desea de ellos; y aun<br />
. así y todo, hay casos en los que algunos hipnotizados<br />
se resisten largo tiempo á recibir las ideas que se les<br />
sugiere.<br />
Pero concluiremos advlrtiendo que aunque persista<br />
la conciencia en mayor ó menor grado en gran número
—1 dede<br />
hipnotizados; no por eso, dejan estos de obedecer<br />
casi siempre fatalmente las sugestiones del (hipnotizador,<br />
aunque le sean repugnantes; lo cual es para nosotros<br />
uno de los grandes misterios de la hipnosis.<br />
XVI,<br />
¿SE REALIZAN LOS ACTOS SUGERIDOS<br />
SIN LUCHA ALGUNA,<br />
Ó SIN DUDAS, POR PARTE DE LOS HIPNOTIZADOS?<br />
Esta cuestión no deja de tener cierta importancia,<br />
no tan sólo por la curiosidad que la misma puede ofrecer<br />
para el conocimiento de la hipnosis, sino también<br />
para el estudio del hipnotismo bajo el aspecto médicolegal,<br />
y para la decisión de si el mismo es ó no innatural.<br />
Sobre este punto recuérdese lo que decimos sobre<br />
si pierde el hipnotizado en absoluto el imperio de su<br />
voluntad, y allí se vé que el sujeto en estado hipnótico<br />
no pierde en absoluto el dominio de su voluntad y de<br />
su conciencia, sin cierta lucha, que se establece en todos<br />
ó en casi todos ios casos de sugestión; fuera de los<br />
que, si el inidividuo tiene la llamada educación hipnótica,<br />
suele ceder ante la voluntad de su hipnotizador sin vacilación<br />
ni lucha de ningún género. Es notable á no<br />
dudar la fuerza de la sugestión, que obliga casi siempre<br />
á ceder al sujeto que la recibe, y le obliga de una manera<br />
fatal y necesaria, aunque el mismo hipnotizado la<br />
haya resistido, misterio que en vano nos explicarán* los<br />
)iipnóIo^os.
-197—<br />
Beaunis y Bernheim, expresándose sobre esta cuestión,<br />
como piensan la mayoría de los autores que han<br />
tratado de la misma, dicen lo siguiente: «Nada más<br />
curioso bajo el punto de vista psicológico^ que seguir<br />
en la fisonomía de los sugestionados, el nacimiento y<br />
desarrollo de la idea que se les ha sugerido. Sea por<br />
ejemplo en medio de una trivial conversación que no<br />
se relacione con la sugestión; en un momento dado,<br />
el hipnotizador que está advertido j- que vigila al sujeto,<br />
sin que éste se aperciba, observa como una especie<br />
de pausa ó detención en el pensamiento, un choque<br />
interior, que se traduce por un signo imperceptible,<br />
una m'rada, un gesto, una arruga de la cara;<br />
vuelve después á seguir la conversación, pero reprodúcese<br />
la idea; débil todavía é indecisa; ha/ algo de<br />
admiración en la mirada; se advierte que alguna cosa<br />
inesperada atraviesa por momentos su ra^ón, como<br />
un relámpago; bien pronto la idea toma cuerpo, se<br />
apodera más j- más de la inteligencia^ ha empegado<br />
la lucha; los ojos, los gestos, todo habla, todo revela<br />
el combate interior; se pueden seguir las fluctuaciones<br />
del pensamiento: todavía la persona escucha<br />
la conversación, pero está en ella vaga y maquinalmente;<br />
todo su ser es dominado por la idea fija que<br />
seimplanta más y más en su cerebro; en cuanto ha llegado<br />
el momento, toda duda desaparece, el rostro toma<br />
un carácter notable de resolución; el sujeto se<br />
levanta y cumple el acto sugerido. Esta lucha interior<br />
es más ó menos larga, más ó menos enérgica, según<br />
la naturaleza del acto sugerido y sobre todo, según<br />
el estado mismo del sonámbulo. Cuando el sujeto ha<br />
sido ya hipnotizado con frecuencia, y principalmente,<br />
si lo fué por la misma persona, ésta adquiere sobre<br />
él tal dominio. que los actos más excéntricos, los más<br />
graves, y hasta los más peligrosos se cumplen sin<br />
lucha aparante/ sin íenlatiua apreQÍabk de resistencia. •»
T 198—<br />
«Otras veces, dice Vacant; parece que el sujeto<br />
lucha contra la sugestión, que le atormenta como una<br />
idea fija; resígnase á ella con vacilación, ó bien soio<br />
en parte la ejecuta ó no quiere ejecutarla.» Para adquirir<br />
más datos sobre esta cuestión, pueden ver nues><br />
tros lectores la cita que aducimos del Dr. Adradas,<br />
al tratar de, si domina siempre el hipnoti:{ador al hipnotizado.<br />
Bernheim, entre otros casos de hipnotismo; nos<br />
presenta el de una mujer excelente sonámbula; la cual<br />
tenía suma repugnancia á la carne, y á la que no hu -<br />
bo fuerza de hacer que la comiera, rechazando siempre<br />
esta sugestión cuando se la producían, hasta que<br />
tuvo que apelar dicho autor para vencef esta repugnancia<br />
y hacer que cumpliera dicha sugestión, á producir<br />
el cambio de personalidad en la hipnotizada, y<br />
sólo así logró su intento el que llegara á comer dicha<br />
sustancia, lo que antes no se había podido conseguir.<br />
Sobre este punto debe verse asímisnío la cita que hacemos<br />
de este mismo escritor, al hablar de si el hipnotizado<br />
conserva el uso de conciencia; y allí se verá<br />
que el sonámbulo puede resistir á ciertas sugestiones,<br />
que sus facultades psíquicas no están abolidas,<br />
que rechaza cumplir algunos actos, y reflexiona antes<br />
de responder á lo que se le pregunta; la misma cita<br />
nos hace ver que la lucha del hipnotizado contra las<br />
ideas sugeridas es muy común, pero que casi siempre<br />
queda vencido éste, admirándose de no poder resistir<br />
al automatismo que le domina por completo.<br />
He aquí otro caso tomado del mismo Bernheim^ que<br />
no deja de ser curioso para la historia de la hipnosis,<br />
y en especial del punto que venimos tratando; y hecho<br />
que al referido autor le inspira las siguientes palabras:<br />
«En tste caso se aprecia la lucha y se asiste<br />
á la vacilación de la persona hasta que la sugestión,<br />
al fin, triíjnfa. \)M joveo histérica fué presentada por
->198—<br />
Mr. Dumout á la Sociedad de Medicina. Durante su<br />
sueño provocado, se la ordena que vaya cuando se despierte<br />
á coger el tubo de la lámpara de gas, colocada<br />
encima de la mesa, que lo meta en el bolsillo y se<br />
lo lleve cuando se marche. Una vez despierta, se dirige<br />
tímidamente hacia la mesa, parece confusa y avergonzada<br />
de ver todas las miradas fijas en ella, luego,<br />
después de algunas vacilaciones sube de rodillas sobre<br />
la mesa, se queda en esta posición cerca de dos minutos,<br />
teniendo el aspecto de una persona avergonzada<br />
de su situación, mira alternativamente los individuos<br />
presentes y el objeto de que debe apoderarse,<br />
alarga la mano, luego la retira, y por último súbitamente<br />
coge el tubo, lo guarda en el bolsillo, y se aleja<br />
casi corriendo. No consiente en restituir dicho objeto,<br />
sino cuando ha salido de la habitación.» Hecho<br />
curioso en extremo en el que se vé claramente la lucha<br />
que se verifica en los hipnotizados antes de ejecutar<br />
ciertos actos, y la fuerza de la sugestión que<br />
les hace saltar por todo, y llegar hasta el crimen si<br />
es preciso.<br />
Y Rostan por su parte nos asegura que al tratar<br />
de hacer dormir á algunos hipnotizados, ha habido alguno<br />
de estos que le ha dicho: «¿Q«¿ me hacéis? No<br />
me hagáis dormir; queréis que duerma; jo no quiero<br />
dormirme.»<br />
Puede verse asimismo para ilustrar este asunto, entre<br />
otros casos prácticos que pudiéramos citar; el de<br />
la joven que nos cuenta el periódico La Italia; joven<br />
que fué hipnotizada por Donato, y á la que dio un<br />
puñal mandándola que matara á su propia madre; la<br />
muchacha deshecha en lágrimas se dispuso á cumplir<br />
orden tan terrible. Qiaería, pero no podía sobreponerse<br />
á tan misteriosa voluntad, que la dominaba por<br />
completo con imperio, y hubiera cumplido dicha orden,<br />
si el miscftó Donato, no la hubiera detenido; he-
cho que encierra en sí una gran enseñanza bajo muchos<br />
puntos de vista, en la historia ó proceso que venimos<br />
haciendo del hipnotismo.<br />
Pueden consultarse asimismo para ¡lustrar este<br />
punto, los casos que nos cita el ilustrado Dr. Meric,<br />
en su obra de Lo Maravilloso, capítulo III, libro<br />
i."en los que se vé auna hipnotizada resistiéndolas<br />
sugestiones de su hipnotizador, y que llega hasta impacientarse<br />
y patalear por creer que se las quiere imponer;<br />
aunque concluye como la mayoría por ceder<br />
á dichas sugestiones.<br />
Y por fin, otra nueva prueba de la lucha que se<br />
establece á veces en el hipnotizado, es lo que sucede<br />
en éstos, cuando en ellos se producen algunas catalepsias<br />
sugestivas, ó sean contracturas producidas por sugestión;<br />
en cuyo caso si se les dice á dichos hipnotizadores<br />
que vuelvan el miembro afecto á su estado normal,<br />
trata de hacerlo su voluntad adormecida, y unas<br />
veces sí consiguen volver los órganos á su situación<br />
ordinaria, pero otras no les es posible aun cuando lo<br />
intenten, como cuando se les dice teniendo los ojos<br />
cerrados, que los abran; ellos tratan de hacerlo así y<br />
ponen todos los medios que les es posible para conseguirlo,<br />
lo cual no pueden realizar, en la inmensa<br />
mayoría de las veces.
—201-<br />
XVII.<br />
¿DOMINA SIEMPRE EL HIPNOTIZADOR<br />
AL HIPNOTIZADO?<br />
Aunque parece indudable en la hipnosis que el hipnotizado<br />
se convierte por completo en lin autómata en<br />
manos del hipnotizador, como así lo prueba la inmensa<br />
mayoría de hechos recogidos por los observadores; hay<br />
sin embargo casos especiales en los que parece conservar<br />
el hipnotizado su libertad, y resiste las sugestiones<br />
reiteradas que le hace su hipnotizador: hay s-.ntimientos<br />
como el del pudor que es muy difícil hacer perder á<br />
los sugestionados; y á muchos de estos, es muy difícil ó<br />
casi imposible hacer que se conviertan en ladrones.<br />
Entre los hechos curiosos de resistencia á la sugestión,<br />
citamos el de una señora cuya historia nos cuenta Bernheim,<br />
la cual, hipnotizada, se resistió á casi todas las<br />
sugestiones que se la hicieron; y llegó hasta contestar<br />
á su hipnotizador, una vez que éste la ordenaba tomar<br />
una cucharada de una poción. «Ya sabe V. doctor que<br />
esto no cuela.» El mismo autor nos habla de una joven<br />
de vida desarreglada á la que hipnotizó muchas veces,<br />
y dice era una perfecta sonámbula; y á la que ordenó<br />
de una manera sugestiva, que se convirtiera en una<br />
mujer honrada, como así lo prometió; pero enseguida<br />
volvió á la misma vida que hasta allí había llevado, sin<br />
hacer caso alguno de la sugestión que se la había producido.<br />
Dicho Bernheim, nos cita asimismo el caso de<br />
otra joven que muchas veces no ejecutaba las sugestiones<br />
que se la hacían, aunque fueran sobre actos insignitícantes;<br />
y atribuye esta falta de cumplimiento de los
—soa—<br />
actos sugeridos á cierto espíritu de contradición, ó á<br />
una falsa vergüenza.<br />
Richer, nos ha mostrado el caso de una hipnotizada<br />
que tenía verdadera pasión por un hombre que había<br />
sido su tormento y del que conservaba un triste recuerdo,<br />
y la que, cuando creía verle en virtud de la<br />
sugestión, aparentaba un sentimiento grande; pues bien,<br />
fué completamente imposible hacer que esta hipnotizada<br />
consintiera en .acto de ningún género que pudiera<br />
perjudicar á dicho hombre; cuando en todo lo<br />
demás obedecía automáticamente en todo lo que la<br />
ordenaba el hipnotizador.<br />
En la obra de El hipnotismo de G. de la Touretle\<br />
podemos leer algunos otros casos notables de resistencia<br />
á tas sugestiones, referidos por Pitres.<br />
Otra de las pruebas de que el dominio del hipnotizador<br />
no es siempre absoluto sobre el hipnotizado, es<br />
la de que muchas veces cuando aquel jsroduce á este<br />
alguna sugestión que no le agrada ó le repugna, el<br />
último la rechaza, y hay que buscarle una forma conveniente<br />
para que la admita, lo cual no sucede á veces<br />
ni aun en esta forma, sin una especie de lucha más ó<br />
menos importante, como hemos visto en otro lugar. Y<br />
también es' prueba de lo que hemos dicho; que se vé con<br />
frecuencia á varios hipnotizados sumidos en un muy profundo<br />
sueño, y los que por más que intente el hipnotizador<br />
nada puede conseguir de los mismos; actos sugestivos,<br />
ilusiones, alucinaciones al despertar, todo es inútil<br />
que lo intente; y nadie diría que en estos casos existe<br />
relación alguna entre el hipnotizador y el hipnotizado,<br />
relación que sin embargo es indudable, por que este<br />
obedece con toda docilidad la orden de despertar; pero<br />
que fuera de esto, en nada se conoce el dominio que<br />
ejerce el primero sobre el segundo.<br />
Otra nueva prueba dé lo que venimos diciendo, es<br />
lo ocurrido en la célebre causa del asesinato del escri-
—ao9—<br />
baño Gouflé, en París; en la cual el Dr. Sagresi,<br />
manifestó haber hipnotizado á la acusada de dicho<br />
crimen, Gabriela, para inducirla al bien; habiendo sido<br />
inútiles sus esfuerzos para esto, por completo; hecho<br />
que viene á corroborar que no siempre domina el hipnotizador<br />
al hipnotizado. EQ k» capítulos de si el hipnotizado<br />
conserva su voluntad y su conciencia, pueden<br />
asimismo encontrar nuestros lectores algunos hechos<br />
que sirvan para poder aclarar ó confirmar lo que decimos<br />
en éste. Es notable también el hecho que nos cuenta<br />
el Dr. Adradas, en su estudio de Burquismo: trátase<br />
de una mujer hipnotizada por él, y en la que provocó<br />
una interminable serie de experiencias hipnóticas; y<br />
dice que le chocó en extremo; «lo difícil, mejor dicho,<br />
lo imposible que me ha sido siempre sugerirle una idea<br />
falsa referente á fenómenos que ella no hubiese sentido.<br />
No se ha dado el caso de que haya podido sorprender<br />
su conciencia orgánica. A mis afirmaciones de que la<br />
había sucedido esto ó lo otro, contestaba con energía:<br />
«No es cierto; yo no he tenido eso, ni he dicho lo otro,<br />
y no lo creeré ni lo diré ahora ni cuando me despierte.»<br />
Recuerda hasta la más pequeña molestia que haya sufrido<br />
y la refiere con facilidad, pero no se deja sugerir.<br />
Tiene una conciencia interna tan clara de lo que sucede<br />
en su vida orgánica que sabe con alguna anticipación<br />
lo que le vá á suceder y el momento preciso, etc.»<br />
Curiosos son asimismo los experimentos realizados<br />
por el Dr. Meric, para destruir la acción sugestiva, y<br />
hacer que los hipnotizados no cumplieran las sugestiones<br />
de su hipnotizador, como así efectivamente lo<br />
consiguió; y no se diga que en estos casos era reemplazada<br />
una sugestión por otra, pues ya cuida dicho escritor<br />
de decirtíos que é pesar de seguir repitiendo sus<br />
órdenes el hipnotizador, sus sugestiones no se realiza»<br />
ron. Dice así dicho autor: «Muya menudo, durante<br />
nuestros experimentos, hemos impedido á un sojet«
hípnotizado obedecer la orden dada y llevar á cabo una<br />
sugestión de robo, ú otra sugestión cualquiera. Bastaba<br />
nos arrimáramos al sujeto, despertar en él el sentimiento<br />
adormecido de la personalidad, y prohibirle<br />
con autoridad, con voz severa, cometer el acto malo que<br />
se" le había sugerido. El sujeto parecía visiblemente<br />
contrariado, descontento, casi irritado por la contradiciónque<br />
turbaba su ánimo, pero acababa siempre<br />
por obedecernos, hasta á pesar de la intervención renovada<br />
y del mandato del magnetizador. Estos hechos<br />
y otros experimentos, sigue diciendo el mismo autor;<br />
confirman esta proposición y permiten afirmar que el<br />
hipnotizado conserva en el sueño su naturaleza moral,<br />
sus inclinaciones, su personalidad, y un poder debilitado<br />
pero real de resistencia al mandato que repugna<br />
á su carácter y á sus instintos. Escucha al magnetizador,<br />
discute sus órdenes, pide sus razones, y no da<br />
su consentimiento sino á sabiendas. En ciertos casos,<br />
si se quiere, por ejemplo, obtener una confesión que<br />
comprometa, el sujeto guarda silencio, se niega á contestar,<br />
mentirá hasta descaradamente para no comprometerse.<br />
»<br />
En esta cuestión hay que tener también en cuenta<br />
que según resulta de los experimentos hipnóticos, el<br />
dominio del hipnotizador íobre el hipnotizado solo suele<br />
conservarse, en tanto que este último permanece en<br />
este estado, ó sea bajo el influjo de la hipnosis; siendo<br />
fuera de ella impotente la voluntad del primero para<br />
dominar la del segundo; así que los autores citan casos<br />
de anestesia y de parálisis producidas durante el sueño<br />
hipnótico, con orden de que persistieran aún en el estado<br />
de vigilia, como así sucedió efectivamente; y que en<br />
este último estado ó ya despierto el hipnotizado, fué<br />
completamente impotente la voluntad del hipnotizador<br />
—aols—<br />
estado normal; habiendo habido necesidad para esto,<br />
de tener que volver á hipnotizar á estos sujetos, para<br />
hacerles desaparecer tan molestos estados, por medio<br />
de una nueva sugestión, que destruyera el efecto de<br />
la anterior.<br />
Pero aunque esto es así; y pasa en mayor ó menor<br />
número de casos, que el hipnotizador no siempre puede<br />
ser dueño absoluto de la voluntad del hipnotizado;<br />
no olvidemos que la regla generales como dice Aíaira,<br />
que; «en el hipnotismo, el ser moral se entrega<br />
por completó, no solo en sus actos , sino también en<br />
sus pensamientos y sentimientos más íntimos; todo<br />
se pone de relieve, vicios y faltas, virtudes y pasiones;<br />
todo se destaca con implacable franqueza, con el<br />
desenfado más completo.» Así lo prueban miles y miles<br />
de hechos, algunos tan significativos, como el que<br />
vemos en Vot'sin; de una joven de desarreglada vida que<br />
se resistió á ser hipnotizada hasta un grado tal, que<br />
llegó hasta escupir al médico y obstinarse en no querer<br />
mirar al objeto que se la indicaba; hasta que por fin<br />
dicho autor logró sumirla en el sueño hipnótico, después<br />
de muchos esfuerzos, y entonces á las preguntas<br />
de su hipnotizador, llegó hasta revelar hechos de<br />
su vida que siempre había tenido muy secretos, y obedeció<br />
automáticamente en adelante todo lo que la fué<br />
mandado. El Dr. Seppüli, en la Revista experimental<br />
de Medicina legal; y la inmensa mayoría de escritores<br />
de la hipnosis sostienen esta misma opinión y<br />
comparan al hipnotizado con un autómata. Esto lo<br />
prueba asimismo el estado de la misma hipnosis; pues<br />
vemos que cuando una persona se halla hipnotizada<br />
y se trata de despertarla, en vano lo intentará ninguna<br />
otra persona que la misma que la hipnotizó; además,<br />
en tanto que se hallaba en ese estado de hipnotismo<br />
puede un hipnotizador gran número de veces; no sólo<br />
ordenarle lo que le plazca, seguro de ser obedecido ci«-
-208-<br />
gamente; sino hasta traspasar su dominio ó influjo<br />
avasallador á cualquiera otro individuo, al que obedece<br />
el hipnotizado como lo hacía antes á su mismo<br />
hipnotizador; hecho notable en extremo, y que ha sido<br />
comprobado por varios y repetidos casos prácticos; y<br />
con é^tos mismos hechos podríamos probar que es tan<br />
absoluto por lo general el dominio del hipnotismo sobre<br />
las vtcttnms que ejerce su acción, que si se manda<br />
á una de estas que llegue hasta asesinar á su esposo<br />
ó espo$a, á su hijo, ó á su misma madre; coge un<br />
puñal, y se lo clava á estos seres tan queridos, aunque<br />
quizás lo haga con el llanto en los ojos; como<br />
se vé en el caso que nos citó Z>on
2«£^£«^j^jk£Í^Í£9
-808-<br />
cn más ó en menos en toJos los hipnotistas; dice, que<br />
la natunvleza del hipnoüsm j está envuelta en la ma3'or<br />
obscuridad<br />
Ya en los sistemas y doctrinas de la antigüedad,<br />
encontramos ciertas teorías que pueden servir de base<br />
á las que hoy se nos presentan para explicar la hipnosis,<br />
muy adornadas y provistas de ufi ropage más ó<br />
menos brillante. En las antiguas cosmogonías ya se<br />
vé establecida cierta relación entre todos los cuerpos<br />
del universo; y se menciona una/uer:^a superior pot^<br />
la que se podía ser dueño de la existencia j' de los<br />
pensamientos de otros. Los sabios más antiguos é ilusifes<br />
de los primeros tiempos civilizados, como Tales<br />
de Mileto, Demácrito, etc., creían en un fluido sutil<br />
que relacionaba entre sí todo lo existente; algunos como<br />
Ficinio, llegaron á creer que había personas dotadas<br />
de un poder que atraía y de una fuerza especial,<br />
que podía influir en la voluntad de los otros hombres.<br />
Paracelso partidario del fluido simpático que<br />
unía todo lo creado, admitía en el hombre un doble<br />
magnetismo; ideas que en masó menos fueron afirmadas<br />
por muchos sabios de su tiempo y tiempos posteriores;<br />
así que cuando se dio á conocer el magnetismo,<br />
muchos creyeron haber encontrado el fluido<br />
universal de que tanto se había hablado; después sucedió<br />
lo mismo con la electricidad, hasta que vino el<br />
célebre Mesmer, al que muchos han tomado por fundador<br />
del sistema del fluido universal; este autor creía<br />
que existe un fluido sutil y universal que llena todo<br />
el mundo del cual dependían las propiedades de todos<br />
los cuerpos, fluido capaz de recibir y comunicar todas<br />
las impresiones del movimiento en virtud de leyes<br />
desconocidas; fluido que se encontraba asimismo<br />
en el sistema nervioso del hombre; y comparaba el<br />
cuerpo de éste á un imán con- sus polos, que podían<br />
Ctmbiar y reforzarse su actividad. Este fluido poc^a
—229—<br />
comunicarse de unos cuerpo-, á otros aun á cierta<br />
distancia, sin necesidad de cuerpos intermedios; y su<br />
acción podía ser reforzada por algunos cuerpos, habiendo<br />
otros en cambio que la destruían; así por ejemplo,<br />
decía que los espejos aumentaban y reflejaban la<br />
acción magnética, lo mismo que e! sonido, que le atribuía<br />
casi las mismas propiedades; y creía que los imanes<br />
eran una especie de acumuladores de fluido magnético.<br />
Puysegiir, aseguraba que la causa del magiietismo<br />
se hallaba más bien en la voluntad que en el fluido<br />
descrito por Mesmer: Barbarin, atribuyó dicha causa<br />
á las fuerzas del alma: Pétetin creyó que el magnetismo<br />
era producido por la electricidad: Faria, atribuyó<br />
los fqnómenos magnéticos á la sugestión y decía que<br />
la causa del magnetismo se hallaba en el sujeto mismo,<br />
y no en el hipnotizador:/«í«e«, uno de los vocales<br />
de la comisión que examinó la doctrina de Mesmer;<br />
cree que los hechos observados por éste, son un<br />
simple producto de la imaginación exaltada: á cuya<br />
opinión se inclinó asimismo Deslón. El general Noi\et,<br />
creyó el hipnotismo producido por un fluido vital; y<br />
Berlrand, le atribuyó á una forma particular de exaltación<br />
nerviosa que llamó éxtasis. Para el célebre Braid<br />
no existe fluido alguno magnético, ni fuerza alguna<br />
misteriosa que proceda del hipnotizador; el hipnotismo<br />
y todos sus fenómenos son producidos por el sistema<br />
nervioso del mismo hipnotizado, que puede caer<br />
en estado hipnótico por sí mismo sin influencia alguna<br />
extraña, por una especie de tensión intelectual; en<br />
cuyo estado su imaginación toma una actividad tal,<br />
que toda idea, bien que se desarrolle espontáneamente,<br />
6 bien que sea sugerida; adquiere en el hipnotizado<br />
una gran fuerza de actualidad y realidad.<br />
Grimes, fundador de un hipnotismo que llamó<br />
niecfro Holog^ía; funda éste en una niélela de braidismo
—230-<br />
y de hipótesis indemostrables. Reichenbach^ creyó el hipnotismo<br />
producido por un agente especial, que llamó<br />
fuer:{a ddica. El Od ú Odilo, según Cahagiiet; «es el<br />
espíritu de Dios, el espíritu universal, el éter, el fluido<br />
electro magnético, el fluido de la vida.» Para Philips,<br />
inventor del electro dinamismo vital, es producido el<br />
hipnotismo por una especie de congestión intelectual^ ó<br />
sea la acumulación de fuerza nerviosa en un punto<br />
determinado del cerebro. Charpignón, admite la influencia<br />
moral y una fuerza magnética (fluido magnético),<br />
análoga á la luz y á la electricidad, para la producción<br />
de los fenómenos hipnóticos. Para Donato, estos<br />
son el resultado de una atracción especial; que no es<br />
más que una forma de la gravitación universal, y de<br />
la influencia que todo cuerpo ejerce sobre los que se<br />
hallan en su esfera de acción; forma especial, que en<br />
el hombre, ser inteligente; es asimismo una fuerza<br />
intelectual. Liebeault, expresa sobre este punto ideas<br />
parecidas á las de Durand de Gros fPhilips J Charcot<br />
y Richer, dicen sobre la esencia de la hipnosis; que es<br />
un estado nervioso artificial. Barétj', volviendo al fluido<br />
de Mesmer; admite una fuerza néitrica radiante, que<br />
se escaparía por los ojos, los dedos y los soplos del<br />
hipnotizador, produciendo los fenómenos hipnóticos;<br />
teoría de la que parece participó el Dr. Desplats, director<br />
de la Clínica médica de la Universidad católica<br />
de Lille. El Dr. James, ilustre médico francés, trató<br />
de explicar la hipnosis por un fluido histérico. Rostan<br />
cree que el cerebro segrega una sustancia particular,<br />
que es la que trasmite ó recibe el querer y el sentir;<br />
sustancia que circula por los nervios y se reparte no<br />
sólo por todo el organismo, sino que se lan^a fuera<br />
del mismo con gran fuerza y energía, formando una<br />
verdadera atmósfera nerviosa con su esfera de actividad<br />
propia; cuya atmósfera se pone en contacto y relación<br />
con la del magnetizado; y le parece asimismo indudable
23 r—<br />
que este agente nervioso puede penetrar los cuerpos<br />
sólidos. Riimpf, explica el hipnotismo por cambio ó<br />
alteraciones de la circulación del cerebro, ya aumentando<br />
ó ya disminuyendo ¡a cantidad de smgre que vá al<br />
mismo. Prej-er, cree que la concentración del pensamiento<br />
que se produce en el hipnotismo, determina<br />
una actividad exagerada de las células cerebrales, de<br />
la que resultan productos fácilmente oxidables, conio<br />
los lactatos; que amodorran el encéfalo por sustracción<br />
del oxígeno de sus diversas regiones.<br />
Schneider, atribuye el hipnotismo á que toda la actividad<br />
psíquica del individuo en lugar de estar diseminada<br />
en una gran extensión se concentra en pocos puntos;<br />
é ¡deas parecida emite á su 'vez Berger. Heidenhain,<br />
cree que la excitación de los nervios sensoriales<br />
acústico ú óptico, suspende la actividad de las células<br />
de la sustancia gris del cerebro, á lo que se añade una<br />
excitación de los centros reflejo motores subyacentes á<br />
la sustaticia gris, sea por la parálisis de esta sustancia,<br />
falta la acción moderadora de los reflejos, ó sea por que<br />
por esta misma parálisis, toda excitación centrípeta,<br />
trasmitida al encéfalo, se propaga en un dominio nervioso<br />
más circunscrito, obrando por esto, más eficazmente<br />
sobre este dominio excito motor. Espinas, desarrolla<br />
teorías psicológicas análogas. Para Cullerre, es<br />
el hipnotismo el resultado de la parálisis de ciertas vegiones<br />
del cerebro y de la excitación de otras. Para Gilíes<br />
de la Tourelte, es el magnetismo animal, lo mismo<br />
que para Sanche^ Herrero. Para el Dr. A^an, es un<br />
modo especial de provocar un sonambulismo artificial,<br />
acompañado de varios fenómenos que obran sobre el<br />
sentido muscular y la inteligencia. Y para el Sr. Calairaveño,<br />
no es más que un delirio, un sueño a,rtificial ó<br />
provocado,<br />
Despine, dice que existe una actividad cerebral autoifiática,<br />
que se puede manifestar en ocasiones con 4if-
—asatinción<br />
de la actividad cerebral consciente, cuyas dos<br />
actividades se hallan íntimamente ligadas entre sí en<br />
estado normal y no forman más que una sola actividad;<br />
y según él, el hipnotismo es el producto del ejercicio de<br />
la sola actividad automática del cerebro. Luj's, admite<br />
diferentes funciones en las capas de la sustancia gris<br />
cortical del cerebro, y cree que el hipnotismo es producido<br />
por la parálisis nerviosa de la capa más superficial<br />
de dicha sustancia, persistiendo la actividad de ks otras<br />
capas de dicha sustancia gris. Para Bernheim, todo el<br />
hipnotismo procede de la sugestión; es decir, de la influencia<br />
provocada por una idea sugerida y aceptada por<br />
el cerebro. Morin, vé la causa del hipnotismo en ciertas<br />
vibraciones orgánicas propias del alma, que ponen<br />
á esta en comunicación con los objetos externos aunque<br />
se hallen lejos. Otros, como Bi^ouard, explican la hipnosis<br />
por la existencia de cierto fluido llamado Odó fluido<br />
Odilo, del que ya hemos hablado; y por el que<br />
se establece comunicación entré el espíritu del hombre<br />
y los objetos externos. Otros ven en un fluido<br />
nervioso la causa de la hipnosis; otros la atribuyen<br />
á un fluido :{oomagnélico\ algunos á un fluido etéreo<br />
ó éter; varios al calor animal comunicado; muchos,<br />
han pensado en una fuerza nerviosa transmisible<br />
para explicar el hipnotismo; no ha faltado quien cree<br />
ptx>ducido éste por un fluido llamado espiródico; para<br />
Gorres, existe el reverbero de las ideas y de los deseos<br />
del magnetizador al magnetizado, como agente productor<br />
del estado hipnótico; Gregory, explica éste;<br />
porque una mitad del encéfalo, inactiva en estado normal,<br />
entra á funcionar durante la hipnosis. Varios autores<br />
han pretendido que esta era producida por facultades<br />
desconocidas; otros han apelado á las fuerzas<br />
desconocidas y latentes de la naturaleza; olvidando sin<br />
duda el pensamiento del sabio Pailoux, de que; «las<br />
fuerzas desconocidas de la naturaleza no son sino el
-283recurso<br />
de los ignorantes;» no ha faltado quien ha pensado<br />
en los ángeles como agentes productores del hipnotismo;<br />
y hasta ha habido quien le ha atribuido á un privilegio<br />
especial concedido á varios hombres desde los<br />
tiempos de nuestro común padre Adán; y algunos como<br />
creyendo poco todo esto para explicar la hipnosis; la<br />
han atribuido á un fluido magnético especial, dotado<br />
hasta de una poderosa inteligencia, una especie de Dios;<br />
y por fin, no falta quien como Debreyne, corta todas<br />
las dificultades negando que el tan discutido hipnotismo<br />
exista realmente, y diciendo que es absurdo el afanarse<br />
en buscar sus causas, como lo sería el tratar de discutir<br />
científicamente la existencia del ave fénix.<br />
Resulta de todo esto; que el gran número de teorías<br />
é hipótesis que se han dado para explicar el hipnotismo,<br />
se pueden reducir á cinco grupos ociases, i." Teorías<br />
negativas; ó que niegan la realidad del dicho hipnotismo.<br />
2.* Teorías de los fluidos; que explican éste por la<br />
acción de algún fluido determinado; fluidos que son<br />
distintos según los autores, que los han bautizado á<br />
su gusto y voluntad. 3.° Teorías animistas; que explican<br />
la hipnosis como un efecto de ciertas fuerzas latentes del<br />
alma racional. 4-' Teorías orgánicas, que la explican<br />
por ciertos estados materiales del cerebro, como la congestión,<br />
la anemia, la alteración de las células cerebrales,<br />
etc. y 5." Teorías que podemos llamar sobrenaturales;<br />
que suponen producida dicha hipnosis por<br />
seres extraños y superiores á los naturales; y de estas<br />
teorías; unas suponen producido el hipnotismo por los<br />
mismos espíritus de los hombres, en varios estados de<br />
encarnaciones y reincarnaciones, que es el llamado espiritismo;<br />
que en este caso comprende al hipnotismo<br />
dentro de sí como una de sus formas; ó bien otras<br />
teorías sobrenaturales suponen los fenómenos hipnóticos<br />
producidos por los ángeles ó los demonios,<br />
y es el llamado espiriiualismo.
-S84-<br />
II.<br />
BREVE EXAMEN DE LAS TEORÍAS ANTERIORES.<br />
Las teorías negativas no se pueden admitir dé ningún<br />
modo porque hoy la realidad del hipnotismo se impone<br />
de una manera tal que es imposible su negación,<br />
pues coolo afirma Liégeois: «Desde 1875, los muchísimos<br />
autores que se han dedicado á este estudio, han<br />
todos, digo todos, sin ninguna escepción, sacado la conclusión<br />
que el sonambulismo es un hecho indiscutible.»<br />
Y lo que dá más fuerza á este modo de ver la cuestión,<br />
es que rtiuchos sabios y hombres de ciencia si han llegado<br />
á íreer en el hipnotismo, ha sido al estudiarle de<br />
una manera práctica; como pasó entre otros al célebre ^<br />
James Braid, que era sumamente escéptico en este ^<br />
asunto, hasta que vio los experimentos del magnetizador<br />
suizo Lafontaine, y estudió de cerca este punto.<br />
Ej negar la hipnosis hubiera sido fácil cuando se empezó<br />
á conocer, en cuyo tiempo fué tenida por charlatanería,<br />
hasta por los hombres de ciencia. Además estas<br />
teorías siielen envolver en sí mismas cierto fondo de<br />
contradicción, como sucede con la doctrina del crítico<br />
Dechamkre¡ que no pudiendo menos de admitir ciertos<br />
hechos del hipnotismo, que no podía negar sin ponerse<br />
en ridícuio, saca la conclusión de que; nel magnetismo<br />
aninial no existe, n Hoy son tantas las pruebas de la<br />
existencia de la hipnosis y es tal la autoridad de los<br />
autores que así lo admiten, que sería menester un escepticismo<br />
absurdo para negar la realidad de los fenómenos<br />
hipnótico*; así que no puede menos de producirnos<br />
cierta extrañeza ver que hombres de ciencia
—286—<br />
Cómo Double, Laennec, Rochoux, Recamier, Magendie,<br />
Cornac, Dubois de Amiens, etc., que en más ó menos<br />
negaron la existencia del hipnotismo, llegando algunos<br />
como Dubois, hasta llegar á creer comprometidos el<br />
decoro y dignidad de la Academia de Medicina Francesa,<br />
al ocuparse de este asunto, y nombrar una comisión<br />
que le estudiara. Y no hace tanto tiempo que en la<br />
Academia de Ciencias Morales de Francia se levantó<br />
Des/ardin, para sostener con cierta indignación, que;<br />
«si los hechos hipnóticos fuesen alguna vez demostrados,<br />
el espjritualismo filosófico estaba condenado á<br />
desaparecer, y que sería preciso dejar de creer fen la<br />
dignidad humana, en la espiritualidad del alma, en la<br />
libertad moral, en todos los elementos que constituyen<br />
la personalidad.*<br />
Las teorías de los fluidos que tanta boga tuvieron<br />
hace algún tiempo están hoy en descrédito; y efectivamente,<br />
no se comprende que fluidos materiales puedan<br />
producir ciertos fenómenos del hipnotismo, corrió la<br />
Sugestión á plazo y los fenómenos llamados trascendetitales<br />
ó superiores; así que el célebre FonssagrtPes en<br />
su Tratado de Materia Médica; dice lo siguiente: «La<br />
crítica que tantas veces ha juzgado al mesmerismo, ha<br />
formulado legítimamente la conclusión de que el pretendido<br />
fluido magnético que transmigra de uno á otro<br />
individuo, mediante pases manuales, miradas ó simples<br />
irradiaciones voluntarias, es pura y simplemente Uria<br />
creación fantástica de la imaginación exaltada; pero<br />
abstracción hecha de esta absurda doctrina... etc.» Además<br />
los experimentos de Braid y otros autores, han<br />
prtjbírdo que el hipnotismo se puede desarrollar en un<br />
individuo sin ninguna influencia extraña visible, de ana<br />
manera SUbjeti'i^a al parecer, y sin influjo de ninguna<br />
otra jjersóna; con lo que se prueba que no puede ¿er<br />
producido por ningún fluido trasmisíble de unos sujetos<br />
á ©tros; como la experiencia ha com¿»robado pa-
-ase—<br />
derse producir el hipnotismo en los ciegos, con lo que<br />
se prueba que el hipnotismo no se puede producir únicamente<br />
por la vista como creyeron algunos.<br />
Las teorías animistas se destruyen, porque las fuerzas<br />
ó facultades de cada ser están en relación con las<br />
necesidades de éste y su modo de obrar, y este modo<br />
de obrar guarda perfecta analogía con la naturaleza específica<br />
de cada cosa, y de admitir dichas fuerzas latentes<br />
ó extraordinarias en el alma, resultaría según dice<br />
el P. Vilá, que serían inmensamente superiores á su<br />
constitución y á su modo de obrar. Además, aunque se<br />
admitiesen ciertas fuerzas extraordinarias en él alma<br />
que no se desarrollasen sino en ciertas circunstancias,<br />
como el estado hipnótico; esto á lo más podría explicar<br />
algunos y determinados fenómenos de la hipnosis, pero<br />
no los verdaderamente extraordinarios ó superiores, que<br />
son en los que tropiezan casi todas las teorías, por hábiles<br />
que sean.'<br />
Con más razón se puede decir todo esto de las teorías<br />
que llamamos orgánicas, hoy tan en boga; porque<br />
aunque supongamos que el cerebro por sí pueda producir<br />
todos los fenómenos atribuidos al alma, se las puede<br />
aplicar la argumentación que á las teorfas anteriores;<br />
que á lo sumo no pueden explicar sino los fenómenos<br />
sencillos de la hipnosis, de ningún modo ios superiores<br />
ó trascendentales, como las sugestiones á plazo, las<br />
mentales, el automatismo del hipnotizado y todos los<br />
demás fenómenos de este mismo orden; ante los que<br />
los autores más inclinados á explicarlo todo de un modo<br />
material, no cesan de repetir lo misterioso y obscuro<br />
de estos hechos, que parecen inexplicables aun estudiándolos<br />
detenidamente.<br />
Las teorías espiritistas parten de una hipótesis completamente<br />
gratuita y es seguida por escaso número<br />
de hombres de ciencia. Efectivamente que hay que empezar<br />
por probar que el espíritu humano pasa, por todas
-18T—<br />
esas encarnaciones que se dice, y que en estos estados<br />
puede ser susceptible de producir los efectos que se le<br />
atribuyen; lo cual no nos parece pequeña empresa que<br />
digamos.<br />
Y por fin, las teorías espiritualistas son las que<br />
parecen satisfacer mejor al entendimiento del hombre<br />
razonable; porque parten de un hecho completamente<br />
demostrado, cual es la existencia de espíritus superiores<br />
y de su acción sobre los hombres; además son las que<br />
mejor nos explican todos los hechos del hipnotismo,<br />
hasta los que más inexplicables parecen; pues ya se sabe<br />
que estos seres, ángeles ó demonios, pueden producir<br />
sin grande esfuerzo ios hechos que se atribuyen á k<br />
hipnosis; y creemos que estas teorías son asimismo las<br />
que más se conforman con la doctrina de la Iglesia Católica,<br />
Maestra infalible de la verdad para nosotros. Y<br />
ya supondrán nuestros lectores que dentro de las teorías<br />
espiritualistas, nosotros nq, podemos admitir que los<br />
ángeles sean los agentes productores de los fenómenos<br />
hipnóticos, por las razones dadas por los teólogos, de<br />
que estos espíritus no pueden realizar acciones extra'<br />
ordinarias sino con sujeción á la voluntad de su Oninipotente<br />
Criador; y esta Voluntad Santa, nunca ni en<br />
ningún caso, puede servir de entretenimiento para los<br />
desocupados mortales, ó de medio para satisfacer indignas<br />
pasiones.
—¿as<br />
ín.<br />
¿EL HIPNOTISMO, ES Ó KÓ UNA ENFERMEDAD?<br />
Sobre este pynto ríos parece fácil el dar una solución<br />
categórica, dada la casi unanimidad de los autores que<br />
sé hári ocupado del mismo. Sin embargo no negaremos<br />
qué algunos de ellos, y entre estos algún escritor de<br />
nota, cnrño Bernheim; opinan que la hipnosis no es<br />
mas qué ün estado fisiológico, porque no se conoce bien<br />
su causa; y á lo más admiten que es un estado fisiológico<br />
exagerado: la sola concentración de la mente en<br />
üh objeto, produce el sueño según estos autores; así<br />
sé vén caSós de sonambulismo en individuos sanos sin<br />
que {JddéZcart ninguna otra enfermedad, y el hipnotismo<br />
ho déjá rastro alguno cuando no es habitual.<br />
Hósótros creemos que de admitir la hipótesis que<br />
hadé déí hipnotismo un estado ó fenómenos todo natural,<br />
ó én el qué no hay nada que se salga de los<br />
hechóá y leyes comunes á todos los cuerpos de la naturaleza;<br />
hay si es cierto alguna forma del mismo que<br />
puede tomarse por un estado fisiológico, como el sueño<br />
hipnótico sencillo, tan fácil de confundir por sus<br />
caracteres con el sueño normal; y por esto dij/mos nosotros<br />
en otro lugar, que si creyéramos que la hipnosis<br />
era toda natural, la definiríamos diciendo; era un estado<br />
fisio-patológico, provocado, que produce ó puede producir<br />
síntomas neurósicos muy variados en el hombre;<br />
es decir, es un estado que en alguna de sus manifestaciones<br />
parece no es sino un modo de ser del organismo<br />
sin perturbación alguna de naturaleza patológica, y en<br />
otras de sus manifestaciones reviste francamente un
—«89-<br />
modo de presentarse francamente patológico, ó se» de<br />
alteración del modo de ser normal del mismo organismo.<br />
Por más que se nos pudiera decir que ni aun el<br />
sueño hipnótico era completamente fisiológico, porque<br />
en el mismo parece existir ya alguna alterációti en las<br />
funciones orgánicas del hipnotizado, y porque además<br />
es producido como todos los fenómenos hipnótkos,<br />
de una manera artificial ó provocada; y es asimismb<br />
dicho sueño, la puerta digámoslo así, de las otras formas<br />
graves de hipnotismo.<br />
Pero es indudable que la inmensa mayoría de formas<br />
de presentarse éste, es decir, el hipnotismo; y qué «un<br />
éste mismo estudiándole en su conjunto, es una verdadera<br />
enfermedad, tanto por la manera forzada ó arti*<br />
ficial como se produce, como porque casi todas sus<br />
manifestaciones tienen otras análogas en las verdaderas<br />
enfermedades: el sonambulismo, el éxtasiis, d letargo, la<br />
catalepíia, la epilepsia, el histerismo, la manía, la locura,<br />
la melancolía, la parálisis, etc.; son estados patológicos<br />
ó enfermedades muy semejantes á las formas hipnóticas,<br />
hasta el punto de que algunas veces es difícil distinguir<br />
un sonámbulo hipnótico de un loco, á un afectado<br />
de delirio hipnótico de un maniático agudo^ á un<br />
extático hipnótico de otro patológico,, etc. El hipnotismo<br />
asimismo altera en más ó en menos el sistema nervioso,<br />
los sentidos, el sistema muscular, el circulatorio<br />
y otros varios órganos y funciones; y á vecós.hei(a un<br />
purito extraordinario, como sucede al sisteiña tmneúiar<br />
en la catalcpsia, lo cual no haría si no firerá utia especie<br />
de entidad morbosa ó enfermedad. Ademán, la<br />
hipnosis suele desarrollarse mejor en lós individuos de<br />
temperamento nervioso, y en las histéricas y epilépticos<br />
pueJe aparecer espontáneamente, y hasta de utia<br />
manera epidémica yegún varios autores. «Las investigaciones<br />
y experiencias practicadas por el braidiiwio,<br />
dice Fonssagrives; han dado por resultado pro}te«tar
-240—<br />
sobre los fenómenos atribuidos al magnetismo la claridad<br />
de una luz análoga muy significativa, demostrando<br />
al mismo tiempo, que el organismo magnetizado<br />
como hipnotizado, debe esta situación o condiciones in -<br />
trinsecaSy de orden patológico siempre ó casi siempre,<br />
obrando las circunstancias exteriores como simples me*<br />
dios capaces de provocar aquellos estados, pero insuficientes<br />
por sí para crear el magnetismo ni el braidismo.»<br />
Es asimismo un hecho cierto, ciertísimo por desgracia;<br />
que el hipnotismo muchas veces despierta ó<br />
produce ciertas enfermedades nerviosas que estaban<br />
como ocultas ó latentes en los sujetos hipnotizados, y<br />
que sin esto quizá no se hubieran presentado. Así que<br />
los más célebres autores, como Charcoi, Dumontpalier,<br />
Magnin, Richer, Heidenhaim, Hoffman, Morselli, Vi-<br />
:{ioli, el Consejo Superior de Sanidad de Roma, y otros<br />
muchos; todos opinan que el hipnotismo es una neurosis;<br />
y una neurosis en lenguaje médico, es una enfermedad<br />
determinada.<br />
Además, no es cierto como algunos han dicho que el<br />
hipnotismo no quede resultado alguno al volver el.hipnotizádo<br />
á su estado normal; suele notarse después cierto<br />
malestar, cansancio, debilidad, temblor, dolor de cabeza,<br />
y por fin, tendencia muy marcada á ciertos padecimientos<br />
que estudiaremos más adelante en otro capítulo.<br />
No faltan escritores que les parece un absurdo la<br />
existencia del hipnotismo como tal .hipnotismo; y dicen<br />
que los hechos conocidos por estados hipnóticos no son<br />
nnás que formas de epilepsia, ó de gran histerismo ó<br />
de histerismo superior; pero esta opinión se refuta fácilmente;<br />
porque aunque el hipnotismo es en sus formas<br />
Representación una neufosis análoga á las que hemos<br />
citado, tiene un conjunto tal de fenómenos tan característicos,<br />
son tan distintas su causa, sus síntomas, su<br />
éursciófl ó trataffiiento, y todo lo que á él se regefé;
~M1—<br />
que no hay duda que el hipnotismo es una entidad distinta<br />
de las otras enfermedades nerviosas, con las que<br />
sí tiene semejanza, pero nada más que semejanza;<br />
como la tiene el histerismo con la locura, ó la melancolía<br />
con el mal epiléptico.<br />
Si el hipnotismo es una enfermedad idiopática ó<br />
sintomática, ó sea si está ó no ligado á alguna alteración<br />
material del sistema nervioso; es una cuestión de<br />
no muy fácil solución, y que además como en esta obra<br />
no estudiamos el hipnotismo bajo su punto de vista<br />
médico, sino de una manera accidental; no nos parece<br />
propia de un libro de este género. Pero nos parece que<br />
aunque la hipnosis no sea un mero modo de ser de la<br />
manera de funcionar normalmente el organismo, y que<br />
parece presentar un cuandro bien marcado de un funcionalismo<br />
morboso ó patológico en el hombre; parece<br />
asimismo indudable que los que solo ven en el hipnotismo<br />
un simple conjunto de hechos puramente naturales,<br />
se encuentran ante un verdadero imposible al<br />
querer clasificar la hipnosis en el cuadro de las enfermedades<br />
que conoce la medicina. ¿Qué es el hipnotismo,<br />
tan raro y desconocido, y acerca del que cada hombre<br />
de ciencia emite una opinión diversa? ¿Qué enfermedad<br />
es ^1 dicho hipnotismo, que presenta síntomas tan<br />
opuestos entre sí, que varía ó puede variar á cada mo«<br />
mentó de forma, que presenta síntomas de locura, epilepsia,<br />
histérico, catalepsia, éxtasis, anestesia, hiperestesia,<br />
y otros mil estados patológicos diversos; y sin<br />
embargo no es la locura, ni la epilepsia, ni el histérico,<br />
ni la catalepsia, etc.? ¿Qué enfermedad es el hipnotismo<br />
que no tiene causa exclusiva que le produzca, y es producido<br />
sin embargo por mil causas diversas? Que apa*<br />
rece casi siempre cuando se quiere y cuando se quiere<br />
desaparece; que se presenta repentinamente y repentinamente<br />
deja de existir; que produciendo síntomas fístfos<br />
marcados, aparece por un« simple orden, y se
~24í—<br />
cura sit) más tratamiento que otra simple orden verbal-;<br />
ggj/os síntomas dependen casi única y exclusivamente<br />
d& Ifl/voluntad de otro hombre, que hace del hipnotizaáo-<br />
un auí^mata según su capricho y voluntad. Que nos<br />
diga el médico más eminente en qué clase hemos de<br />
CoteejftresÉa enfermedad, y con qué otro padecimiento<br />
tiene idieoítidad ó semejanza; así que no vacilamos en<br />
afirmar, que el hipnotismo considerado como una enfermedad,<br />
no tiene precedente ni igual en la ciencia de<br />
Esculapio.<br />
IV,<br />
¿HA.Y UN HIPNOTISMO NATURAL?<br />
Este punto tiene graves dificultades, porque al tratar<br />
el. misma disienten entre sí los mismos escritores católicos;<br />
habiendo alguno de estos mismos, de muy claro y<br />
agudo ingenio, como el P. Franco; que se inclinan á<br />
craer sospechosos todos los fenómenos hipnóticos, aun<br />
le^mds inocentes en apariencia; en tanto que otros varios<br />
como el P. Mateos, aseguran que no está reprobado el<br />
valerse en, medicina de la hipnosis como de un agente<br />
terapéutico de reconocida eficacia para combatir lasen*<br />
fermeda^es. Y no puede menos de engendrar en nosotros<br />
gran vacilación y timidez al tratar esta cuestión, las notables<br />
pí^labras del Prelado de Madrid. «Desde tiempo inmeajorial,<br />
escribe este sabio Obispo, «han sido detenidatoai^e<br />
tratadas y con sobrada» amplitud dilucidades esas<br />
niateriasi en las escuelas, y, sin embargo, prsumiría<br />
x^masiado de simismo..... cualquiera que afirmase que
-348—<br />
en la innumerable variedad de fetvómenos que puedlen<br />
darse, así en el orden psicológico como fisiplógicp, es<br />
fácil determinar con certeza absoluta la causa de donde<br />
proceden, si está encerrada dentro de las potentes energías<br />
de la naturaleza contingente, ó si hay que byscarla<br />
en el orden sobrenatural.» Así, que antes de continuar<br />
nuestro trabajo, creemos conveniente hacer constar que<br />
no quisiéramos errar en nada contra la fe que profesamos;<br />
y que suj.-tnmos c taobra, así como todo lo que<br />
havamos escrito al infalible juicio de nuestra Santa<br />
Madre la Iglesia, con completa humildad cristiana y<br />
sencillez de corazón. Hecha esta protesta de sinceridad<br />
de nuestras creencias religiosas; creemos, ó nos aventuramos<br />
á asentar la opinión, que es probable que<br />
haya un hipnotismo natural, lo cual nada tiene que ver<br />
con la utilidad y licitud del mismo hipnotismo.<br />
Podríanlos aducir en apoyo de esta opinión, la, de<br />
la inmensa mayoría de los hombres de ciencia que han<br />
tratado de este asunto; pero como estos testimonios<br />
se nos pudieran rechazar por creer á dichos sabios partes<br />
interesadas en este punto, y algo sospechosos por<br />
las ideas religiosas de gran número de ellos, aunque entre<br />
los mismos hay escritores probos y religiosos, como<br />
el célebre James Braid; haremos caso omiso de dichos<br />
testimonios, y aduciremos los de algunps escritor;e5 católicos,<br />
que no puedan ser tachados por sus ideas. El<br />
mismo P. Franco, tiene varios párrafos en su notable<br />
obra, en los que parece inclinarse á la opinión que hemos<br />
indicado cómo entre otros uno del capítulo.XXIII<br />
en el que dice: «Qje no son precisamente ni bobos», ni<br />
fanáticos, ni dementes.... aquellos que empiezan á sospechar<br />
fundadamente, que la hipnom no sea del iodo<br />
natural, si no mas bien una mezcla dé natural y sobre'<br />
nattiral;» y'en el capítulo XXXII, admite que vfirios de<br />
lo? fenómenos hipnóticos son nafur^ales en sq[^encia<br />
ó materialidad, qiue se pueden presentar algmiós semje,'-
-444—<br />
jantes en cienos enfermos, y que muchos médicos y<br />
muchas personas de conciencia, que rechazan con horror<br />
los fenómenos claramente sobrenaturales, no saben condenar<br />
los de apariencia natural.^Taca/}/, que considera<br />
como hechos naturales hipnóticos, hasta las hemorragias<br />
y vexícaciones del hipnotismo; dice asimismo lo<br />
siguiente: «En cuanto á los fenómenos que hemos mirado<br />
como casi auténticos, ciertos autores sostienen que<br />
exceden á las fuerzas de la naturaleza; por nuestra parte,<br />
parécenos, hasta que á más amplia información se<br />
llegue, que nada demuestra que nú sean naturales. Seguramente<br />
son fenómenos extraños y nuevos, pero se<br />
asemejan por algunos lados á hechos naturales.^)<br />
Otro escritor católico de rectas intenciones, Liberali;<br />
admite como naturales, hasta fenómenos que no parecen<br />
serlo, como sucede con la clara visión. Santo Tomás<br />
afirma que hay ciertos estados en los que el alma<br />
racional se halla abstraída de las cosas corporales y<br />
sensibles como sucede en el sueño natural; y entonces<br />
adquiere cierta aptitud y facilidad para percibir tas impresiones<br />
más delicadas de la imaginación, las cuales<br />
pasan desapercibidas durante la vigilia; y que también<br />
recibe con más facilidad la influencia de los espíritus<br />
puros.<br />
El respetable médico 5r. Sinchei Freiré, que creemos<br />
sea ferviente católico; asienta afirmaciones sobre<br />
esta cuestión, que no vacilamos en calificar de aventuradas.<br />
En su obra sobre esta materia, escribe lo siguiente:<br />
«.Por mis que la hipnosis no rebase del término del<br />
orden natural, ni agite otras actividades que las propias<br />
j'consuetudinarias de cada individuo, es lo cierto que<br />
por el corte/o de fenómenos extraordinarios que lleva<br />
apareadosj' por el dominio avasallador que ejerce en<br />
quien la recibe, tiene la virtud de conmover las susceptibilidades<br />
y aptitudes de muchas gentes indiscretas<br />
^ue^ sin darse treguas para conocerla, murmuran de
—216—<br />
ella j' la maltratan. Tiempo es de que los hombres de<br />
saber y buena fe la estud'en en lodos sus alcances y la<br />
defiendan como propiedad suj'a.» K\ mismo autor, quí<br />
admite haita la adivinación y las hemorragias hipnóticas<br />
y demás fenómenos LÍÍ qu3 hemo? hablUo en su lugar<br />
y hasta la sugestión á plazas; sz burla Je los que<br />
atribuyen ai diablo: el hipnotismo, diciendo que; «Atribuir<br />
al diablo lodo acuello gue parece salirse délo rutina •<br />
rio y cotidiano, sólo es propio de personas de vulgarísima<br />
lajra é insolventes en achaques de ciencia.» Dicho<br />
Sr. Freiré, rechaza qué el hipnotismo sea una parte del<br />
espiritismo, fo cual cree que es una imperdonable ligereza<br />
el afirmarlo, y dice: uQue puede haber enlre una<br />
doctrina basada en absurdas prácticas j- quiméricas observaciones,<br />
cien veces reducidas á polvo por el raciocinio<br />
sensato; j un hecho natural, innegable y sencillísimo,<br />
del que la ciencia se dd entera cuenta.^ Opiniones<br />
estas del Sr. Freiré expresadas quizi con más ve •<br />
hemencia que la que fuera necesaria, pues demasiado<br />
sabe dicho ilustre escritor que celosos católicos y sabios<br />
teólogos opinan como el notable Perrone, que nos dice<br />
sobre esta cuestión, que; oes bien claro que el magnetismo<br />
y el espiritismo convienen sustancialmente y se<br />
identifican, y así lo declaran lo mismo los magnetistas<br />
que los espiritistas, j Y podríamos presentar otras varias<br />
citas de dicho Sr. Freiré, que no sólo cree natural<br />
el hipnotismo en todas sus formis admitidas par los<br />
hombres de ciencia, sino hasta lo cree un hecho sencillísimo;<br />
lo cual nos parece no poco atrevido, y que pocos<br />
escritores católicos se atreverían á subscribir.<br />
El abate Meric, el docto católico Ferrand, el reverendo<br />
jesuíta P. Bonniot, Lelong, Guermonpre^, y<br />
otros escritores, admiten igualmente un hipnotismo natural;<br />
Venturoli, en su estudio de la Hipnosis, trata de<br />
distinguir en la misma aquello que parece naturalmente<br />
explicablCí d« aquello que no parepe explicarse de un<br />
'I
- tie—<br />
modo natural; y lo que es posible, de aquello que no<br />
parece posible en el presente orden de cosas. Este autor<br />
forma en el hipnotismo una clase de fenómenos que son<br />
motivo de admiración para el público ignorante, los<br />
cuales excitan con algún fundamento la sospecha de<br />
engaños ú otras cosas todavía peores, de cuyos fenómenos<br />
prescinde y limita su estudio; «á los fenómenos<br />
verdaderos y legítimos, que tienen su origen en la<br />
acción que una persona ejercita sobre otra persona y<br />
que hallan su asiento en las facultades orgánicas y sensitivas<br />
del hombre.» Y en otra parte de su obra al hablar<br />
de los fenómenos de doble vista y presciencia magnética,<br />
dice, que aunque los hechos de este género/"«eríin<br />
incontestables, se vé por todo el mundo que seirían de<br />
un orden tal que traspasa el poder de las leyes de la naturaleza,<br />
por cuyo motivo no podrían explicarse de otro<br />
modo que acudiendo á virtudes sobrenaturales; y reúne<br />
estos hechos con los del espiritismo que no pueden ser<br />
objeto de estudio médico. Con lo que se vé claro que admite<br />
un hipnotismo natural, y duda del llamado superior<br />
6 trascendental, cuyo conocimiento cree no corresponde<br />
á las ciencias médicas, Y no han faltado quienes se han<br />
marcado hasta tal punto en la defensn de esta idea, que<br />
han llegado á defenderla desde el pulpito; como sucedió<br />
con el abate Herut'er, que lo hizo en la catedral de Burdéos,<br />
saliendo á la defensa del magnetismo, que para nosotros<br />
era el hipnotismo de ayer. El sabio y célebre escritor<br />
P. Zeferino Gon^dle!{, escribe en su Filosofía lo siguiente:<br />
(¡Entre los fenómenos magnéticos ha/algunos<br />
que absolutamente hablando, no repugna que sean producidos<br />
por causas materiales y humanas, etc.... y en<br />
otro lugar, habla de; (ufenómenos del magnetismo que,<br />
ó exceden manijiestairente las fuerzas jr medios que<br />
para su producción se emplean ó se obtienen mediante la<br />
evocación é intervención de espíritus^ que deben atribuirse<br />
d los demonios;» con lo que parece dar á enten4er
que hay otros fenómenos magnéticos que pueden ser<br />
naturales. Doctrina análoga sostiene el ilustrado dominico<br />
P. Vild, que en su obra, * El Espiritismo y el Hipnotismo;<br />
nos dice: «Queda probado ya que entre los<br />
efectos del espiritismo y ád hipnotismo, hay algunos<br />
que suponen necesariamente la presencia de un ser dotado<br />
de conocimientos naja vulgares y superiores sin<br />
duda á los que poseer pueda la inteligencia más privilegiada<br />
de la especie humana, etc.;» con lo que dá á<br />
entender que hsy otros efectos que- no son producidos<br />
por este ser superior y que pueden ser naturales. En<br />
la sección primera de las sesiones privadas del último<br />
Congreso católico español^ el doctor Sr. Donadiu, leyó<br />
un discurso sobre el hipnotismo, cuyas conclusiones<br />
fueron aplaudidas por los oyentes, y en el cual afirmaba<br />
que, la teoría de considerar preternaturales los fenómenos<br />
hipnóticos sencillos ó elementales, no está bien<br />
justificada en el terreno científico; y admitía algunos<br />
fenómenos hipnóticos sencillos ó elementales, que se<br />
pueden explicar de un modo natural, y son reconocidos<br />
por todos como naturales en su esencia y materialidad;<br />
y que son naturales, ó al menos probablemente naturales<br />
en su modo y circunstancias, alejando toda sospecha de<br />
intervención preternatural. Estas citas y otras que pudiéramos<br />
hacer, nos prueba que hay notables escritores<br />
católicos que han estudiado esta cuestión, que se inclinan<br />
á considerar como naturales ciertos fenómenos hipnóticos;<br />
aunque á decir verdad, pocos de entre estos,<br />
se han atrevido á llegar á las afirmaciones del Sr. Freiré.<br />
Pero no nos mueven solamente á creer probablemente<br />
naturales algunos fenómenos hipnóticos, los argunientos<br />
que podemos llamar de autoridad, y que<br />
acabamos de exponer; aunque son dignos de tomarse<br />
en cuenta, sino también las siguientes razones. Ciertos<br />
fenómenos de la hipnosis parece se pueden explicar<br />
nat^rtlracntft, como el sueño hipnótico; que puede sc^
—»48—<br />
producido por el cansancio de la vista, la impresión moral<br />
que produce el acto de la hipnotización en los sujetos<br />
sometidos á la misma, la virtud que estos conceden<br />
á dicha operación, ó que la dá el mismo hipnotizador,<br />
los detalles que suelen acompañar á la misma según el<br />
que la practica, la concentración del pensamiento del<br />
hipnotizado, y por fin la acción sugestiva que á veces<br />
produce dicho sueño. La sugestión se puede explicar<br />
como lo hace el Sr. Fmre;queen el hipnotizado se halla<br />
en suspenso ó interrumpido el juicio y el descernimiento,<br />
y en virtud de la credulidad, que es el estado natural<br />
de la inteligencia; cualquiera afirmación ó sugestión<br />
del hipnotizador, á quien el hipnotizado concede<br />
una virtud extraordinaria, es aceptada sin restricciones<br />
ni temor. Bien comprendemos que esta hipótesis tiene<br />
algunos puntos falsos, como el de que hay muchos casos<br />
en los que parece que el hipnotizado conserva cierta<br />
conciencia ó discernimiento, y resiste con cierta fuerza<br />
las sugestiones que no le agradan, acabando casi siempre<br />
por ceder á ellas; y otros casos en los que los hipnotizados<br />
obedecen sí automáticamente al hipnotizador;<br />
pero con repugnancia ó gran desagrado; ó bien obedecen<br />
unas órdenes sí y otras no; pero también es verdad<br />
que en las ciencias relativas al hombre, son pocas las<br />
cosas que nos podemos explicar satisfactoriamente, y<br />
no basta que una cosa sea inexplicable para que sea<br />
innatural. Podemos también explicar naturalmente que<br />
un hipnotizado realize hechos con más intensidad que<br />
en estado natural, admitiendo que durante el sueño<br />
hipnótico hay una especie de descanso del cerebro, y la<br />
sugestión hace que se concentre toda la energía del hipnotizado<br />
sobre un sólo hecho ó fenómeno.<br />
Se puede asimismo creer que ciertos hechos hipnóticos<br />
son naturales por la semejanza que muchos de<br />
ellos tieiien con otros que se producen en el organismo<br />
«n estado^He salud ó enfermedad; y decimos semejanza,
y no igualdad; porque hay diferencias importantes entre<br />
unos hechos y los otros; así el sueño hipnótico tien^ '<br />
femejanza con el sueño natural, y otros fenómeíios<br />
hipnóticos con el delirio, el sonambulismo, la epilepsia,<br />
la catalepsia, el éxtasis, las varias formas de locüraj<br />
etc. Nada decimos sobre las causas aparentes de los<br />
fenómenos hipnóticos, porque si bien parecen en extremo<br />
naturales, pues no puede haber cosa más sencilla y<br />
natural, que una mirada, un soplo, etc., es' chocante<br />
así mismo y poco natural, que causas tan pequeñas<br />
puedan producir tan grandes efectos; ó por lo menos<br />
el caso es demasiado extraordinario. Para resol vi c<br />
la cuestión que nos ocupa, también hay que tener<br />
en cuenta la obscuridad que reina acerca de las fun-,<br />
clones del sistema nervioso, el más importante del<br />
organismo, y sobre el que parece que dirije su acción<br />
la hipnosis; y aun no se sabe donde puede llegar<br />
la acción de dicho sistema, por más que se sabe á<br />
donde no puede llegar. También debemos tener en<br />
cuenta en este asunto, que hay una porción de sustancias<br />
naturales como el opio, el haschisch, el estramonio,<br />
el beleño, la belladona, la cicuta, el éter, el cloroformo,<br />
la nuez vómica, la coca, el curare, etc.; que<br />
producen en el organismo efectos parecidos á algunos<br />
del hipnotismo; y claro es que la acción de dichas sus<br />
tancias es meramente natural. No olvidemos asimismo<br />
que en tanto que un hecho ó fenómeno se pueda explicar<br />
por causas naturales, no podemos buenamente atribuirle<br />
á causas sobrenaturales; y ciertos fenómenos hipnóticos<br />
parece pueden explicarse por las primeras, aunque<br />
dichas explicaciones no nos satisfagan por completo:<br />
pero es bien sabido que el misterio nos rodea por<br />
todas partes, y el hombre, bien, apenas puede comprender<br />
nada en el mundo; sus luces son muy limitadas<br />
para penetrar en la esencia de la cosas.<br />
Bueno es hacer observar asimismo que sabios y
prudentes médicos, y aun católicos; han practicado el<br />
hipnotismo sin más idea que la de buscar el bien y<br />
adelanto de la humanidad, y sin ánimo de ejercitar acto<br />
alguno de posesión, ni intención de ponerse en peligro<br />
de ejercer actos ilícitos; y han observado los fenómenos<br />
hipnóticos con la misma regularidad que los charlatanes<br />
y embaucadores, y como, si fueran rigurosos hechos<br />
cienttñcos.<br />
Pero á pesar de todo esto, de que admitimos que<br />
ciertos fenómenos del hipnotismo pueden ser naturales;<br />
contesamos que nos hacen gran fuerza las razones que<br />
dá el P. Franco, para probar que todos los hechos<br />
hipnóticos son innaturales ó sospechosos; y que no hemos<br />
visto una refutación victoriosa de las mismas, que<br />
citamos en su lugar correspondiente: recordemos ese<br />
ejemplo puesto por dicho autor, ejemplo que puede<br />
darse fácilmente en la práctica de la hipnosis; el de un<br />
¡oven honrado que trata de hipnotizar por diversión<br />
á una señorita; en tanto que no produce en ésta si«<br />
no algunos de los fenómenos sencillos, todo parece<br />
tan natural é insigniñcante, en tanto que la cosa no<br />
pasa de aquí; pero éste mismo joven, en este mismo<br />
caso, sin hacer nada de nuevo, nada más que querer;<br />
produce á aquella señorita fenómenos claramente no<br />
naturales: ¿quién en este caso se atreverá á negar que<br />
los unos no son lo mismo en el fondo que los otrosí<br />
y producidos por la misma causa, y que por consecuencia<br />
todo el hipnotismo es una misma y sola cosa<br />
ó solo hecho? jQue traze, el que se atreva á ello; una<br />
línea de separación entre unos fenómenos y los otros,<br />
y diga en qué se distinguen en el fondo ó en su esencia!<br />
Pero aunque se probara que ciertos hechos hipnóticos<br />
eran puramente naturales, siempre los creeríamos<br />
sospechosos por la razón siguiente. Es evidente para<br />
todos los católicos que hay fenómenos del hipnotismo<br />
claramente innaturales en mayor ó menor número;
que de ser innaturales, no pueden ser efecto sino del<br />
espíritu del mal: y si éste puede producir estos fenómenos,<br />
con más ra/.ón ó facilidad puede producir los<br />
llamados naturales; que aunque muy bien puedan ser<br />
estos últimos producidos por causas naturales, pueden<br />
serlo asimismo por la otras; así que todo el hipnotismo<br />
no puede menos de ser sospechoso para los católicos.<br />
Así que sobre este punto, se expresa con harta razón<br />
el P. Zeferino, del siguiente modo: «Luego al menos<br />
los fenómenos magnéticos que revelan y exijen la intervención<br />
de seres inteligentes, d-íben su origen á<br />
los espíritus malos, es decir, á los demonios; á los cuales<br />
permite Dios esta intervención en justo castigo de la<br />
vana curiosidad, superstición é incredulidad de los<br />
hombres. He dicho almenas, porque dada la intervención<br />
del demonio en algunos fenómenos del magnetismo<br />
es posible que intervenga en todos, ó por lo menos<br />
en muchos de los que, absolutamente hablando y<br />
considerados en sí mismos, pudieran ser producidos por<br />
otras causas.» Y el P. Fi/rf, en una de las notas de su<br />
estimable obra sobre El Espiritismo y el Hipnotismo,<br />
escribe, que: «Vése claramente como, según Santo Tomás,<br />
hay poder suficientísimo en la naturaleza de los<br />
espíritus malignos para causar de sobra todos los efectos<br />
patológicos y fisiológicos, que vanamente y sin<br />
sólido fundamento se atribuyen en muchas ocasiones<br />
al magnetismo, espiritismo é hipnotismo. Los mismos<br />
agentes naturales,' manejados por éstas naturalezas<br />
superiores, producen mejor sus efectos y más sorprendentes<br />
maravillas, debido á la habilidad y destreza<br />
del ángel que de ellos $e vale para sus fines malvados.»
-aw-<br />
^EL HIPNOTISMO ES INNATURAL?<br />
El hipnotismo parece que no puede du Jarse que es<br />
claramente innatural; este juicio parece ser el que mejor<br />
resuelve to4as las cuestiones relativas á la hipnosis,<br />
pero es también el que más subleva á los que quisieran<br />
borrar de una plumada todo lo sobrenatural, como<br />
sucede por desgracia á muchos hombres de ciencia.<br />
En apo3'0 de lo que acabamos de decir, si escribiéramos<br />
para un público esdusivamente católico; nos bastaría<br />
para dar la cuestión por resuelta, el trascribir el adjunto<br />
párrafo de la célebre pastoral sobre el hipnotismo, del<br />
respetable Obhpo de MaJrid, Sr. Sancha, «La enseñanza<br />
de hs Obispos de todo el mundo católico, cuando<br />
levantaron su vó^ para condenar los abusos del magnetismo<br />
j- del espiritismo, y para prohibir d los fieles<br />
de sus respectivas diócesis la' asistencia á las sesiones<br />
magnéticas y espiritistas, á fin de que el genio del<br />
mal j' el espíritu de las tinieblas^ que informaba tan<br />
perniciosos expectáculos, no engañase d las almas que<br />
estaban encomendadas d su vigilanc'a pastoral, y las<br />
arrastrase d su eterna perdición.» Doctrina confirmada<br />
por la Sagrada Congregación del Santo Oficio en Junio<br />
de 1840, la que aíif'mó; «que la aplicación de principios<br />
y de medios puramente físicos á cosas ó efectos<br />
de suyos sobrenaturales para explicarbs naturalmente,<br />
debe tenerse como un engaño Ilícito y heretical:» y en<br />
1841, condenando claramente al magnetismo que hemos<br />
l!amac|o trascendental, Coníjrniaia «simismo por la
-258-<br />
Sagrada Penilenciaria en Julio de 1841, con mayor expresión<br />
y energía; por la Sagrada Inquisición en una circular<br />
de Julio de 1847; y pjr fin por la S. C. de la<br />
Inquisición Universal, con aprobación de S. S. Pío IX1<br />
en 1856; en la cual se declara- que: «Cualquiera que<br />
sea la ilusión ó el arte con que se hagan los fenómenos<br />
magnéticos, como quiera que los msdios (ísicós<br />
que se emplenn con esc fin se ordenan á conseguir<br />
efectos qu; no sin naturales, no cabi daJar que tales<br />
procedimientos encierran una divagación cdmpletamente<br />
ilícita y heretical, y además un escándalo con><br />
traía honestidad de las costumbres:» doctrina que ha<br />
sido recordada últimamente por el Concilio Provincial<br />
ctlc'iTaio en ValUiolid en 18*^7; en el cual al tratar<br />
de las Supersticiones y arles ilícitas, incluye muy<br />
principalmente al magnetismo, al que aplican los Padres<br />
del Concilio, las condenaciones indicadas anterior*<br />
mente. ,<br />
Y no cabe decir que las anteriores condenaciones ,<br />
se refieren tan sólo al magnetismo, porque ya hemos<br />
probado en otro lugar, que el hipnotismo no es más<br />
que el magnetismo animal; y además, el que quiera convencerse<br />
de la verdad de lo que decimos, lea el notable<br />
documento del Sr. Obispo de Madrid, de que hemos<br />
hablado, y en el cual dice, que, ejerciéndose el hipnotismo<br />
en igual forma que el magnetismo, la con*<br />
denación de éste debe comprender á aquel en igual forma.<br />
«Así en el hipnotismo como en el magnetisino,<br />
escribe dicho sabio prelado; ¿no se emplean medios físicos<br />
para conseguir efectos que no son naiturales? ¿No<br />
se producen por ambos, fenómenos, qu& son contrarios<br />
á las leyes psicológicas, éticas y fisiológicas, y<br />
á los principios axiomáticos en que descansa la certidumbre<br />
de la filosofía y demás ciencias naturales?» Y<br />
el docto escritor Próspero Saei, al tratar de esta cues-<br />
Í1ón;cfee asimismo que el hipnptismo vjene áreicpgerde
nuevo la desacreditada bandera del magnetismo, y des<<br />
pues de citar hechos indudables del llamado hipnotismo<br />
trascendental observados por varias comisiones científicas,<br />
concluye diciendo que tales fenómenos se oponen<br />
abiertamente á las leyes de la naturaleza, y que semejantes<br />
hechos no se pueden explicar de otro modo que por<br />
la intervención de un agente preternatural que ilumina<br />
mentalmente al sujeto, presentando á su imaginación,<br />
como en un cuadro, el objeto solicitado; de cuya<br />
opinión parece participaba el notable médico Constantino<br />
James.<br />
Pero como esta obra puede ser leida por personas<br />
de diversas ideas, nos parece conveniente apelar<br />
á otro género de pruebas que convenzan al que de<br />
buena fe estudie ésta cuestión.<br />
La primera prueba de otro género que ofrecemos,<br />
es el mismo testimonio de los autores que han tratado<br />
de este asunto; y que por no alargar mucho este capítulo,<br />
reducimos á el de los dos más grandes escritores<br />
que se han ocupado de la hipnosis; el del célebre<br />
James Braid, mirado como el fundador científico<br />
del moderno hipnotismo; y el da el no menos reputado<br />
Charcot, que dedicó diez años á el estudio práctico<br />
de la hipnosis, en la que es reputado como su principal<br />
Apóstol: pues bien, el primero hablando del hipnotismo,<br />
dice: «Hube de confesar que me era imposible explicar<br />
el modas operandi de la producción de ciertos fenómenos,<br />
de los que nadie ha podido darme explicación<br />
y me consideraría obligado d quien supiera iluminarme<br />
en este punto. ^ Y el segundo no ha dado explicación<br />
alguna científica de los fenómenos hipnóticos,<br />
diciendo que no las conoce, según el testimonio del<br />
Dr. Cartaí; publicado en la revista parisiense; «Z,a natura<br />
át 18 de Enero del año 1879.»<br />
"Pero dejando á un lado los argumentos de autoridad,<br />
veremos los que resultan del tnismo estudio d«
-asilos<br />
hechos, los que sin duda han inspirado al P. Vild<br />
las siguientes palabras. «Hay hechos ó fenómenos hipnóticos<br />
que no se puede decir en absoluto que no sean<br />
naturales, sino que por la causa que se les asigna, por<br />
el modo como se producen y por la manera como desaparecen,<br />
acusan evidentemente el influjo de un ser<br />
preternatural, y la presencia de un ser inteligente y<br />
libre que tenga extraordinario dominio sobre lá materia.»<br />
O bien podemos exclamar con el Sr. Garrote.,<br />
en sus Observaciones al hipnotismo. «¿Cuál de las leyes<br />
físicas, químicas ó biológicas puede explicar los hechos<br />
anómalos y verdaderamente raros y sorprendentes<br />
del hipnotismo? ¿Podrá decírnoslo alguno de sus<br />
partidarios?»<br />
Por todo lo cual el distinguido médico y religioso<br />
trapense Debreyne, exclama en su obra, • Pensamientos<br />
de un crej'ente; «que si los hechos magnéticos<br />
alegados fueran verdaderos, (se refiere á los 'de\ llamado<br />
hipnotismo trascendental); deberían atribuirse á la acción<br />
de un poder sobrehumano ó sobrenatural.»<br />
El caos y confusión que reina entre los hombres de<br />
ciencia al querer explicar el como se produce el hipnotismo,<br />
el abismo que media entre las ideas dadas para explicar<br />
esta cuestión, en la que apenas hay dos sabios que<br />
se hallen conformes; y los delirios que ésta explicación ha<br />
producido, como lo que nos dice el alemán Garres, del<br />
reverbero de ¡as ideas y de los deseos del magneliíador<br />
al magnetizado;* todo esto nos autoriza á afirmiar que<br />
la hipnogénesis, ó producción del hipnotismo es un producto<br />
caos, según la exacta expresión át\P. Franco,<br />
y por consiguiente parece -revelar un sello no natural.<br />
Así vemos que efectivamente ninguna de lastres<br />
clases de teorías dadas para explicar la hipnogénesis<br />
nos pueden quedar satisfechos. Ni la teoría expontá^<br />
uea, ó que cree el hipnotismo producido por una alucinación<br />
personal: ni la teoría objetiva, que explica el
—a6«-^<br />
hipnotismo por la existencia de un fluido de una especie<br />
A ó B: ni la subjetiva que hace nacer el hipnotismo<br />
del mismo hipnotizado por una idea fija; en nada<br />
nos aclaran un problema tan complejo y no resisten<br />
á un severo juicio crítico. La teoría objetiva se<br />
destruye en el momento que se ha probado ser un<br />
hecho la antohipnotizacion, ó hipnotización sin nece<br />
sidad de hipnotizador; y las teorías que hacen nacer<br />
el hipnotismo del mismo hipnotizado, se destruyen por<br />
cuanto se vé que en la miyor parte de las hipnotizaciones,<br />
el hipnotizado no contribuye á ellas, sino á lo<br />
más con su consentimiento, y hay casos de hipnotizados<br />
contra su voluntad, ó hallándose dormidos, en cuyo<br />
caso en nada pudieron estos individuos ser origen<br />
ó causa de su propia hipnotización.<br />
Pero bien sabemos que algunos hipnotistas dicen<br />
que si fuera cierto este modo di discutir, si porque<br />
no se conoce la esencia de una cosa se pudiera decir<br />
que era innatural, que entonces lo sería la luz, el calor,<br />
la electricidad, etc. Pero á esto diremos que aunque<br />
no se conoce la esencia de estos últimos fenómenos,<br />
sus efectos se vé claro que son naturales; y aunque no<br />
se conozca su causa, á nadie se le ha ocurrido decir<br />
que la luz ó el calor eran sobrenaturales: pero en el<br />
hipnotismo no sucede nada de esto, no sólo su esencia<br />
es desconocida, sino que sus efectos ó por lo menos parte<br />
de ellos, son innaturales. Que el hipnotismo es un<br />
hecho innegable como dice el Sr. Freiré, hoy nadie<br />
lo duda. Este mismo ilustrado escritor sigue diciendo<br />
que los impugnadores del .hipnotismo por lo mismo<br />
que no conocen su esencia ó que dicen ser desconocida,<br />
en vez de aguardar A que este problema se resolviera y<br />
suspender el juicio, ¡peregrina inconsecuencia! se apresuran<br />
á asegurar que por lo mismo que no se sabe lo que<br />
es, debe ser, más todavía, es el hipnotismo cosa de mala<br />
ley. Locual tiene.una contestación muy sencilla, y crcd*
-257mos<br />
que pocos autores discurrirán de un modo tan gratuito<br />
como supone el digno catedrático de Santiago.<br />
Los escritores que dicen que el hipnotismo es sospechoso,<br />
se fundan en muchas razones; j esta de la esencia<br />
del hipnotismo no es más que una de ellas, que se<br />
va uniendo á las demás que resultan del estudio completo<br />
de la hipnosis, para decidir la cuestión de si es ó no<br />
innatural. Demasiado sabe el Sr. Freiré, que todo hecho<br />
ó fenómeno que no sólo se presenta con señale? extra»<br />
ordinarias ó prodigiosas, sino que no se pueda explicar<br />
naturalmente y se presente como en oposición á la Verdad<br />
revelada, hay motivo para sospechar del mismo; y<br />
esta es la regla que se ha aplicado al hipnotismo por<br />
los escritores católicos.<br />
Y bien sabe también el Sr, Freiré, que como dice<br />
Meric, ahay espíritus que emprenden el estudio tan<br />
delicado y tan vasto del magnetismo con la pretensión<br />
de explicarlo todo naturalmente y la firme voluntad de<br />
no reconocer jamás la intervención de un agente ó de<br />
una causa extra-natural Bajo el imperio de esta<br />
preocupación y de ese error de lo sobrenatural, persisten<br />
estos escritores en negar los hechos que no saben<br />
explicar, cuando ya no pueden negar la realidad de su<br />
existencia afirmada por testigos y consagrada por los<br />
principios de la certeza histórica, se contentan con desnaturalizarlos,<br />
apartar lo que les estorba, y conservar<br />
de esos fenómenos en los que cortan á su antojo, lo<br />
que les parece susceptible de interpretación natviral;<br />
en su concepto, lo demás no existe.»<br />
fMeric. Lo Maravilloso jr la Ciencia,rtj<br />
La explicación hoy predominante entre los hombres<br />
de ciencia sobre el origen de la hipnosis, que hacen<br />
partir de un modo de ser especial ó anormal del cerebro<br />
ó imaginación del hipnotizado, esotro misterio<br />
y no pequeño; pues no se comprende conio puede ser<br />
esto, cuandoelhipnotüadono concurre á la.proda
ción del estado hipnótico sino casi scjo ^«a>Ti su consentimiento,<br />
y aun á veces sin él, como sucede en los casos<br />
de hipnotización durante el sueño, ó hipnotización<br />
por sorpresa y sin consentimiento de los interesados;<br />
y aun cuando siempre diera ó prestara el- hipnotizado<br />
su consentimiento, éste, como dice el P. Franco,<br />
«no es causa física de efectos físicos.n Y aun cuando<br />
se llegara á probar que el hipnotizado cor\curría con<br />
toda la actividad de su ser á la hipnosis; ¿cómo reducido<br />
á un estado de autómata y sin conciencia de ello,<br />
puede realizar actos que ningún individuo puede realizar<br />
en su estado natural, aun cuando intentara hacerlo<br />
con toda la energía física é intelectual de que<br />
sea capaz? Mucho más que como dice el célebre Bernheim:<br />
«En ninguno de mis sonámbulos, he visto que la<br />
sugestión hipnótica exalte en grado extraordinario como<br />
pretenden algunos, las facultades intelectuales, ni<br />
creen de repente aptitudes nuevas,» Y si esto es así;<br />
¿cómo explicar lo que decimos en varios lugares de ésta<br />
obra, de hechos notables como los que cita Braid, de<br />
hipnotizados que se expresaron con facilidad suma en<br />
una lengua cualquiera aun cuando no la conociesen, ó<br />
que cantaban correctamente en muchos cantos y en diferentes<br />
lenguas sin conocer la música, y sólo con oir<br />
cantar ó hablar á cualquiera una sola vez? Esto parece<br />
asimismo {presentar un aspecto innatural; mucho más<br />
que si fuera la imaginación del hipnotizado la causa del<br />
hipnotismo ó la fuerza productora de dicho estado, se<br />
produciría entonces mejor la hipnotización en los sujetos<br />
nerviosos^ de imaginación sensible, de cierta instrucción,<br />
y que se sometieran á ser hipnoti-cados con<br />
idea ó conocimento de los efectos hipnóticos; cuando<br />
en Ja práctica se vé que suele suceder todo lo contrario;<br />
que se suelen hipnotizar mejor y más fácilmente la<br />
gente sencilla, poco nerviosa, y de robusta constituciónt<br />
y el tnismo Bernheim nos dice en su obrs de
—856 —<br />
La Sugestión, Parte primera, Cap. I, que «le ocurre<br />
con frecuencia producir el hipnotismo con una gran facilidad<br />
en sujetos que se le presentaban Í/« lener idea<br />
algiftia de lo que es el sueño hipnótico^ opinión que está<br />
de acuerdo con los experimentos de Liebeault-, y otros<br />
célebres hipnólogos.<br />
Pero se puede objetarnos, dice el P. Franco, de<br />
quien tomamos muchas ideas para este capítujo; que<br />
la causa del hipn-tismo puede ser la acción hipnotizante<br />
puesta en juego por el hipnotizador ó por el<br />
mismo hipnotizado, pero si así fuera, dicha acción hipnotizante<br />
sería constante y necesaria en su efecto como<br />
las causas físicas, y no hay nada más inconstante y<br />
libre que la acción hipnotizante. Sabido es que son innumerables<br />
los medips hoy conocidos para producir el<br />
hipnotismo; las varillas y cubetas mágiéas, los pases<br />
mesmerizantes ó desmemerizantes, el contacto de las<br />
manos, el cosquilleo, un mismo movimiento, los movimientos<br />
á distancia, el soplo, las aspersiones de<br />
agua, el mandato imperativo, la orden interna del hipnotizador;<br />
)a sola presencia de éste, la orden á plazo<br />
del mismo, los objetos materiales, como las copas, anillos,<br />
lápices, árboles, tarjetas; el üjar la vista en un<br />
cuerpo brillante, la fascinación ó la fíjación de la<br />
vista, la luz, un ruido grande, otro monótono y acompasado,<br />
la compresión de ciertas partes del cuerpo, el<br />
imán, la electricidad, los tocamientos, el sonido de<br />
ciertos instrumentos, la contemplación fija de un objeto<br />
determinado; etc.; son muchísimos los medios empleados<br />
para hipnotizar; de modo que no parece sino que<br />
la hipnotización no tiene causa determinante verdaderamente,<br />
siendo un conjunto de fenómenos tan importantes<br />
y hoy tan conocidos; y siendo también curioso<br />
como ya lo hizo constar Braid, que un niismo<br />
movimiento ó una misma causa puede producir efectos<br />
contrarios al hipnorizar. Así que si la hipnosis fuera
un fenómeno mer&msnte físico ó natural, es un principio<br />
indudable que, ntoJo efeclo físico tiene su causa<br />
física propia y determinada, que nada puede hallarse<br />
en el efecto que no preexista formal ó eminentemente en<br />
la causa, y que una causa que no contenga la entidad<br />
del efecto nada puede causar, ni puede por lo tanto,<br />
escogerse una causa á voluntad para producir un de •<br />
terminado resultado.r> ¿Sucede esto en la hipnosis? ¿Y<br />
si no sucede, se puede considerar como natural? Y tan<br />
absurdo ha parecido á muchos hipnotistas la idea de<br />
que el hipnotismo fuera un fenómeno puramente físico,<br />
que el mismo Donato dice, que; «lógicamente, el magnetismo<br />
humano, siendo de esencia humana é inteligente,<br />
debe producir ¡efectos humanos é inteligentes, y<br />
no efectos que son del dominio de la observación física.»<br />
Yotro escritor de la hipnosis, dice que; si el hipnotismo<br />
fuera natural, la diferenciación de la materia<br />
organizada, el funcionalismo de cada órgano, y la división<br />
del trabajo fisiológico, desaparecen ante ia hipnosis;<br />
porque'según esta cita, toda la materia orgánica sirve<br />
para todos los actos de la vida; y lo mismo puede oir<br />
la lengua, que ver las narices, y esto puede llevarse<br />
quizás hasta las células y los últimos elementos orgánicos.<br />
¡Qué conjunto de absurdos!<br />
Fijémonos también en la inmensa desproporción de<br />
la causa con el efecto en el hipnotismo. Una cosa tan<br />
sencilla como un soplo, la fijación de la vista, ó contemplar<br />
una lámina brillante; ya basta para producir un<br />
conjunto de fenómenos sorprendentes, como los que<br />
hemos visto en los capítulos oportunos. ¿Puede esto ser<br />
natural? Algunos salvan esta dificultad diciendo que<br />
el hipnotismo se produce por la mirada del hipnotizador,<br />
ó fdscinacidn; que según ellos es causa suficiente<br />
para producir el estado hipnótico. Pero si esto fuera<br />
así, obraría más sobre los sujetos nerviosos ó mujeres<br />
iDistéfícas;. y en los casos observados. de hipnotlzacl
-seise<br />
ven más individuos adultos, robustos; de buena conformación,<br />
sin antecedente» nerviosos y hasta de esmerada<br />
instrucción, pues se cuentan entre estos hasta<br />
médicos, abogados y hombres de ciencia, más<br />
que débiles ó nerviosas mujeres: además la fascinación<br />
ha sido rechazada por gran numero de hipnólogos; y<br />
si todas las hipnotizaciones se produjeran por medio<br />
de la mirada del hipnotizador, podría tener cierta fuerza<br />
la objeción; pero ya hemos visto que son innumerables<br />
los medios de producir la hipnosis ó de hipnotizar.<br />
Respecto á la predisposición latente que según algunos<br />
hipnólogos existe en ¡os hipnotizados, y que el hipnotizador<br />
no hace más que despertar; es una hipótesis<br />
completamente gratuita; y si fuera cierta su existencia<br />
una vez que según los modernos hpinotistas, la<br />
inmensa mayoría de los hombres es capaz de ser hipnotizada;<br />
¡pobre humanidad!; ^sta no sería sino un<br />
conjunto de futuros locos ó sugestionados, lo cual si<br />
que sería una cosa extraordinaria y gravísima. Además<br />
esta predisposición pierde gran fuerza ante lo<br />
afirmado por gran número de hipnotistas notables, de<br />
que para la hipnosis no hace falta predisposición alguna<br />
en los individuos que se someten á la misma. La llamada<br />
predisposición latente es una quimera, según<br />
el P. Franco; porque la acción hipnotizante es á voluntad<br />
escogida por el hipnotizador, y no siendo verdadera<br />
causa física mal puede despertar, físicamente,<br />
predisposición alguna, ni otra fuerza del organismo humano.<br />
Además, aun cuando fuese verdadera causa, es<br />
pequeña ó nula atendido al efecto que se produce,<br />
y por fin la supuesta predisposición no se puede admitir<br />
sino á lo más en un número muy reducido de<br />
casos, como en algunos enfermos de determinados padecimientos<br />
nerviosos.<br />
its manera tan repentina con (jue se produce 'el
-Mí-<br />
hipnotismo, muchas veces basta una mirada ó una simple<br />
orden para ello; el venir el mismo sin pródromos<br />
ó preludios, como suelen producirse las enfermedades<br />
con las que el hipnotismo tiene semejanza; el<br />
pronóstico de la hipnosis, tan diferente al de todas las<br />
enfermedades médicas, pues en estas no se puede formar<br />
sin. tener conocimientos médicos, y es sumamente<br />
incierto; y en el hipnotismo puede hacerse con toda<br />
seguridad hasta por una persona imperita; la dependencia<br />
del hipnotismo de la voluntad humana y<br />
el modo tan sencillo con que desaparece un estado tan<br />
grave al parecer y misterioso, pues con una simple<br />
orden, un soplo, etc, se disipa todo instantáneamente<br />
como un cuadro fantasmagórico; todo esto son nuevas<br />
razones que nos inclinan á ver un sello no natural<br />
en la hipnosis.<br />
Varios hipnotistas han tratado de explicar naturalmente<br />
dicha hipnosis por la fuerza de la sugestión,<br />
en la que nosotros vemos una nueva prueba de lo<br />
que tratamos de probar; «porque la sugestión como<br />
dice el varias veces citado P. Franco; puede dar razón<br />
de algún acto de sonambulismo natural, acto comunmente<br />
habitual y según sus costumbres; pero una<br />
orgía tan desenfrenada de la imaginación y de las facultades<br />
mentales, no es natural que se obtenga con<br />
la simple sugestión.» Recordemos que el sueño hipnótico<br />
se produce siempre de una manera provocada,<br />
es decir artificial; y el cuadro de fenómenos que provoca<br />
la sugestión en el hipnotismo, que nos hace ver algo<br />
innatural, á poco que reflexionemos en este asunto.<br />
Empecemos por ese automatismo, absoluto la mayor<br />
parte de las veces, que convierte al hipnotizado en<br />
un verdadero maniquí en manos de su hipnotizador<br />
y del cual los señores Maira y Benauente, que son<br />
contrarios á la idea que sostenemos, dicen lo que sigue;<br />
«Vti punto obscurp y ca^i impenetrable 99 observa
-268en<br />
el hipnotismo, ante ei cua callan muchos auto«<br />
res y es ¿porqué un sujeto hipnotizado queda sometido<br />
á la discreción del experimentador ó de la per»<br />
sena que éste designe? Las hipótesis lanzadas para explicar<br />
este hecho son numerosas, pero ninguna satisface<br />
siquiera medianamente la ra^ón.D Automatismo<br />
del que hx dicho Venturoli, que, «si la cosa ocurriera<br />
como se asegura, sería difícil, tal vez no imposible,<br />
explicar el fenómeno por las solas razones físicas<br />
y psicológicas.»<br />
Y es más misterioso todavía ese automatismo y<br />
más inexplicable, porque admitiéndose como hoy se<br />
admite por casi todos, que no existe fluido alguno en<br />
la hipnosis que sea causa de ésta; y que el hipnotizador<br />
no tiene sino una acción muy secundaria en la<br />
producción del hipnotismo, puesto que se puede producir<br />
éste siempre que se quiera; ¿si esto es así; como<br />
se puede explicar de un modo natural, que á pesar<br />
de todo, el hipnotizador tiene un dominio absoluto<br />
sobre el hipnotizado, y le reduce al estado de autómata<br />
de que hemos hablado? Y por cierto que no<br />
comprendemos la estrañeza de ciertos escritores como<br />
el Sr. Freiré; al ver que se tacha de inmoral<br />
al hipnotismo; porque es indudable que un fenómeno<br />
como la hipnosis, tan fácil de producir en gran número<br />
de personas y que á tantos abusos se presta y se<br />
ha prestado; bien puede decirse de él que es inmoral<br />
y depresivo de la dignidad humana; y esto no es decir<br />
que siempre lo sea, ni que todos los que han hecho<br />
uso de la hipnosis haya sido con un fin inmoral,<br />
pues creemos que muchos lo han hecho movidos únicamente<br />
por un fin científico ó curativo.<br />
Dicho Sr. Freiré, á quien tantas veces citamos en<br />
nuestra humilde obra, parece que tratando de rechazar<br />
-el sello de innatural dado al hipnotismo, explica la<br />
pérdida de U libertad del hipnotizado de una (nfnv
-864ra<br />
: original. Dice que esta nuestra decantada libertad<br />
está empecida o entorpecida casi á diario por numerosas<br />
cortapisas. Pero, ¿cabfr comparación entre una<br />
cosa y la otra?; En el hipnotismo la pérdida de la libertad<br />
es absoluta y forzosa, y en el estado normal<br />
dicha pérdida ni es absoluta ni forzosa, y la prueba<br />
es que se puede decir á un individuo cualquiera que se<br />
pegue un tiro ó tome una sustancia venenosa, seguros<br />
de que se reiría de nosotros; y en cambio el hipnotizado<br />
concluye por ceder siempre ó casi siempre<br />
á la voluntad del hipnotizador, aunque éste le ordene<br />
el mayor desatino, Además, si en estado normal<br />
creyendo muchas veces obrar libremente lo hacemos<br />
movidos por alguna pasión, el hábito, etc.; todo esto<br />
está en nuestra mano remediarlo y obrar de otro modo<br />
opuesto aun cuando nos cueste cierta lucha; pero<br />
el hipnotizado no puede menos de obedecer á su hipnotizador<br />
y obedecerle quizás contra su voluntad y<br />
con la mayor repugnancia, y la voluntad de este último<br />
le domina de un modo fatal y necesario. Sigue<br />
diciendo el Sr. Freiré, que el hipnotizado abdica é\<br />
mismo de su. libertad en beneficio de sí mismo como<br />
hace el hombre muchas veces en su vida; pero es sabido<br />
que la gran mayoría de hipnotizados no saben<br />
ni se les previene anticipadamente las consecuencias<br />
de la operación á que se someten, pues si conocieran<br />
bien el liipnotismo, serían escasos los individuos que<br />
voluntariamente se prestaran á sufrir su acción: y si<br />
fuese como dice este escritor, el hipnotizado no abdicaría<br />
de su libertad sino en los actos que no le fueran<br />
repugnantes; y en la práctica se vé que no es así,<br />
que suele abdicar en absoluto de la misma. El mismo<br />
escritor nos asegura qus la sugestión no obra con<br />
tan necesaria fuerza; que el hipnotizado en la hipnosis<br />
conserva su carácter, su manera de ser, y su propia<br />
{)er«onaiidad, y «in duda no recuerda el misqig
-265-<br />
Sr. Freiré, que en otro lugar asegura, que; «el hipnotizado<br />
acepta y cumple tojo cuanto le sugiere el hipnotizador,<br />
si bien oponiendo á veces una resistencia<br />
Pí'ncible»: es decir que siempre sucumbe ante el hipnotizador.<br />
¿No es esto una pérdida absoluta y rarísima<br />
de la libertad del hipnotizado? Además ya sabe el<br />
Sr. Freiré, que hasta la propia personalidad pierde<br />
el hipnotizado si se quiere, como hemos visto en otro<br />
lugar. Y concluye dicho escritor, diciendo que la su«<br />
gestión hipnótica no produce pérdida de voluntad en<br />
el hipnotizado, sino que es un impulso interior que lucha<br />
con su voluntad como otro impulso cualquiera,<br />
lo cual por si solo se contesta. Si no es más que un<br />
impulso, siempre se impone aunque sea un absurdo ó<br />
cause gran repugnancia al hipnotizado. ¿Es posible, para<br />
el que conozca la hipnosis, que se pueda sostener que la<br />
sugestión hipnótica sea un impulso como otro cualquiera?<br />
La cosa nos parece un tanto forzada, dicho sea con<br />
todo el respeto debido á tan ilustre escritor.<br />
Los ya citados Sres. Maira y Benavente, dicen en<br />
otro lugar: No menos obscuro que el anterior, (el automatismo)<br />
es el punto que se refiere á la sugestión.<br />
¿A qué se debe esta impulsión irresistible á ejecutar<br />
lo que el experimentador desea?» Y el Sr. Donadiu<br />
en su Discurso sobre el Hipnotismo; nos asegura, que:<br />
«casi todos los partidarios más celosos del hipnotismo<br />
dicen que los sujetos hipnotizados se entregan á<br />
una fuerza poderosa que les arrastra sin poder oponer<br />
eficaz resistencia, que se mueven y se agitan á<br />
una simple mirada del hipnotizador como se mueven<br />
y se agitan los autómatas al tirar de la cuerda, que<br />
se acercan y dirigen al mismo, como perros falderos,<br />
y que éste los despierta con solo soplarles el rostro<br />
con la misma facilidad con que se apaga una vela»<br />
perdiendo por lo tanto en su estado hipnótico la conckacia,<br />
la .personalidad .y. la liberx^d ds. siu..ac.tos.»
-aee—<br />
Es tal el conjunto del cuadro de la sugestión hipnótica,<br />
lleva esta tan[en sí misma el sello innatural, que<br />
sin tiiás que contemplarla una vez sola, parece que<br />
lleva el convencimiento al ánimo más despreocupado.<br />
¿Qué estado sano ó enfermo de los que el hombre presenta<br />
se puede comparar con el de la hipnosis sugestiva?<br />
¿Qué pasa en el hipnotizado, que se le dice que<br />
no puede andar, y se clavan sus pies en el suelo, que<br />
corra y no le es posible detenerse, que no sienta y<br />
nada sufre aunque se le queme ó se le hiera, que sienta<br />
en extremo y el más ligero contacto le produce<br />
grandes molestias, que al mismo tiempo que su piel<br />
sea insensible, puede percibir olores que no tienen existencia,<br />
ver objetos que tampoco existen, tomar el agua<br />
por exquisito Jerez ó Champagne, sufrir grandes molestias<br />
con ruidos imaginarios, sentir un frío glacial<br />
en el mes de Agosto, ó un calor tropical en Diciembre;<br />
que se le dice que. hace frío y se hiela, que hace<br />
calor y se abrasa, que su mano está paralizada y<br />
no la puede mover, que no puede abrir dicha mano<br />
y no hay fuerzas humanas que se la abran, que<br />
el acíbar es azúcar, y el agua vino de Burdeos, que<br />
te duele la cabeza y sufre violenta jaqueca, que no puede<br />
abrir los ojos y aunque se halle despierto y haga<br />
esfuerzos extraordinarios no puede separar sus párpados,<br />
que está ciego y no distingue la luz, que está sordo<br />
y no percibe el disparo de un arma de fuego? Bien<br />
sabemos que ciertos escritores explican estos hechos<br />
diciendo que como en los casos de hipnotismo falta<br />
la atención 4 las impresiones que se reciben, la sensación<br />
no se verifica y así falta el conocimiento de dichas<br />
impresiones. Pero en el estado normal no hay<br />
estado alguno comparable á esto, sino algún caso excepcional<br />
como el que se cita de Arqiiimede%\ y por<br />
abstraído qué se halle un sujeto siempre le irtipresiopa<br />
una lúe intensa ó el ruido del disparo de una pis-
—í«7—<br />
tola; y en el hipnotismo, como quiera el operador; no<br />
se percibe impresión por enérgica que sea, y en cambio<br />
la simple orden de este puede cambiar repentinamente<br />
el fenómeno, haciendo que el hipnotizado vea<br />
ú oiga lo que quizás no existe; y entonces no puede tolerar<br />
éste la más débil luz ó el más ligero ruido, que<br />
le molestan de una manera extraordinaria. ¿Todo esto<br />
puede ser natural?<br />
¿Puede serlo asmismo que se le dice á un hipnotizado<br />
que se convierta en asesino de su padre, ó que mate<br />
á su misma madre por quien daría quizás toda su vida; y<br />
dicho hipnotizado, llorando, víctima de una lucha horrible<br />
dentro de sí mismo y con conciencia del parricidio<br />
que vá á cometer, y sin embargo le comete obligado<br />
por una simple orden de un desconocido, ó de una persona<br />
que solo le produce miedo ó desconfianza, y cumple<br />
esta orden sin vacilar muchas veces, y por un acto<br />
tan sencillo se convierte en asesino de la persona á quieti<br />
más ama en este mundo? ¿Puede ser esto natural?<br />
¿Puede ser natural asimismo que se diga á un hipnotizado<br />
que no puede abrir su mano y la contrae convulsivamente,<br />
no solo durante el estado hipnótico, sino<br />
que no la vuelve á abrir muchas veces aun cuando se<br />
halle en su estado normal, y es preciso hipnotizarle de<br />
nuevo y decirle que ya puede abrir la mano, para que<br />
así lo haga? ¿Puede ser natural asimismo que se diga á<br />
otro hipnotizado que ya nunca podrá volver á escribir,<br />
y una vez vuelto dicho individuo á su estado natural no<br />
vuelva á poder escribir ni una sola letra aunque lo intente<br />
repetidas veces; y en cambio con esa misma mano<br />
puede seguir haciendo todos los demás actos que ejecutaba<br />
con la misma?<br />
¿Es natural que aunque se admita como un hecho<br />
sencillo y fácilmente explicable que el hipnotizado quede<br />
convertido en un verdadero autómata en manos de<br />
su hipnotizatdor/que su voluntad propia desaparece ea
—268—<br />
absoluto; ¿cómo y porqué realiza el primero, actos y<br />
hechos que no es capaz de realizar el segundo, aun<br />
cuando pretenda hacerlo con todas sus fuerzas? ¿Por<br />
ventura puede el hipnotizador ver con los codos, oir<br />
con las narices, adivinar, ó ponerse en estado de catalepsja?<br />
Algunos délos estados que provoca la sugestión,<br />
como los fenómenos musculares, las parálisis, contracturas,<br />
etc; parece preciso una causa física que los produzca,<br />
y la sugestión es una causa puramente moral; y<br />
parece que naturalmente no había de poder producir dichos<br />
efectos físicos. Y si consideramos en la hipnosis,<br />
la alteración de las facultades intelectuales, la pérdida<br />
de la voluntad, de la memoria, de la conciencia, el delirio,<br />
las alucinaciones, el cambio de personalidad, el<br />
desdoblamiento de la misma, el hemi-hipnotismo, y<br />
demás fenómenos análogos; parece marcarse más aún<br />
el carácter innatural del hipnotismo. Además, si la sugestión<br />
fuera una cosa natural, serían sus efectos necesarios<br />
siempre que la causa obrara; y en la práctica se<br />
vé que solo el hipnotizador es el único que puede influir<br />
sobre el hipnotizado, y que otros individuos aunque<br />
apelen á los mismos medios que aquel, nada consiguen.<br />
También es notable que el conjunto de fenómenos tan<br />
extraordinarios que provoca la sugestión, no dependen<br />
de la sugestión misma, sino de la voluntad del hipnotizador,<br />
que con una sola palabra conjura el cuadro más<br />
desordenado que se pueda imaginar; cuando en la práctica<br />
de la medicina nunca se ha dado un hecho semejante,<br />
el poder curar con una simple palabra un grave estado<br />
morboso; lo cual parece asimismo poco natural;<br />
asunto tratado de una manera brillante por el P. Franco,<br />
en su obra sobre esta materia.<br />
Tampoco parece natural, el que una voluntad extraña<br />
al hipnotizado pueda sugerir fenómenos tan graves<br />
y extraños como los que presenta el hipnotismo; y que
esta misma voluntad pueda alterar hasta el punto que<br />
lo hace el organismo del hipnotizado, el cual en este<br />
estado presenta un conjunto de síntomas ó fenómenos<br />
que parecen requerir una causa real y suficiente que los<br />
origine no pareciendo causa bastante la voluntad de<br />
otro individuo, que con una simple orden cambia á su<br />
gusto la naturaleza del sujeto que es víctima de la hipnosis.<br />
No falta, como ya hemos dicho antes, quien trata<br />
de explicar los fenómenos hipnóticos por la misma sugestión;<br />
pero si esto fuese así, los síntomas producidos<br />
serían inciertos, no guardarían regularidad alguna, lo<br />
cual no sucede así; y no solo no sucede así, sino que el<br />
sugestionado obedece la voluntad del sugestionador con<br />
todo su ser y de un modo extraordinario, todo lo que<br />
no parece posible pueda ser producido por la sola palabra<br />
del hipnotizador, mucho más si tenemos en cuenta<br />
las palabras del fundador del hipnotismo, Braid; que en<br />
su Neuripnologia, afirma, que jamás ha podido obtener<br />
cosa alguna en la hipnosis por medio de la sola i'olutt'<br />
tad; de cuyo modo de pensar son varios hipnólogos, como<br />
Guermonpre^; que asegura que la voluntad deliberada<br />
del hipnotizador puede contribuir á producir el<br />
hipnotismo en cuanto excita la imaginación, pero que<br />
no estima necesaria dicha voluntad en el hipnotismo,<br />
ni tampoco estima necesario en la producción de la hipnosis<br />
la voluntad del hipnotizado, que es solo un medio<br />
coadyuvante, y nada mis. ¿Poirá decirse como algunos<br />
lo hacen, que el cuadro de síntomas que presenta el hipnotizado,<br />
depende de la gran excitación mental proiducida<br />
por la sugestión? Pero si así fuera, dichos síntomas<br />
se parecerían á los que presentan ciertos locos ó alucinados;<br />
pero en los sugestionados, se nota en medio del<br />
grado extraordinario á que pueden llegar en los fenómenos<br />
sugestivos, que estos solo se producen á discreción<br />
del hipnotizador, y según la voluntad de éste,<br />
y el hipnotizado parece una máquina- movida por
el capricho de aquél. Si la sugestión fuese solo natural,<br />
sería impotente para originar las exaltadas alucinaciones<br />
y activísimos delirios de todo su ser que se producen<br />
tan fácilmente en los hipnotizados, y que no se pueden<br />
obtener sin un trastorno profundo y gravísimo de todo<br />
S'i organismo, ó sin una causa sobrenatural que le domine<br />
por completo.<br />
¿Podrá decirse asimismo como hacen otros, que los<br />
fenómenos hipnóticos dependen tan solo del ejercicio<br />
de la actividad automática del cerebro, durante la parálisis<br />
de la actividad consciente que manifiesta el j^oP<br />
Pero esta teoría se destruye en el mero hecho de que<br />
hay estados hipnóticos sugestivos con persistencia de<br />
la conciencia y de la voluntad, y sin embargo el hipnotizado<br />
no puede menos de realizar los actos que le son<br />
sugeridos, quiera ó no quiera. Recuérdese también que<br />
siendo cierto que el hipnotizador conserva alguna influencia<br />
sobre el hipnotizado, en la inmensa mayoría de<br />
los casos, no puede llevar su influencia sobre éste<br />
hasta el automatismo, cuando dicho individuo se halla<br />
en estado de vigilia; y si hallándose sumido en el sueño<br />
hipnótico le ha producido su operador algún fenómeno<br />
de parálisis, contractura, etc.; el mismo hipnotizador<br />
no puede aunque quiera hacerle desaparecer estos fenómenos,<br />
sino solo volviendo á hipnotizar al sujeto y<br />
produciéndole una nueva sugestión que haga desaparecer<br />
la anterior; así que solo en estado de hipnotismo<br />
son obedecidas les sugestiones, y si fuera solo la sugestión<br />
la causa del hipnotismo, lo mismo obrarían las<br />
sugestiones en estado de hipnotismo que fuera de este<br />
estado.<br />
El Sr. Freiré, explica la sugestión, diciendo; quí en<br />
el hipnotizado se suprime ó debilita el juicio y subsiste<br />
la credulidad; y en éste estado toda sensación percibida,<br />
todo hecho observado y toda afirmación sentida, se<br />
cr^eo áa vacilición por «1 hipnotizado, y luego aplica á
ealizar las ideas sugeridas toda la energía de que e$<br />
capaz, concentra en aquella idea toda la energía de su<br />
ser, energía despertada asimismo por la sugestión; y<br />
en cambio quedan los demás órganos cerebrales en estado<br />
de apatía ó inercia y sin energía alguna. En este<br />
estado, cautiva del convencimiento la inteligencia, se<br />
entrega la voluntad casi sin lucha, y por este medio se<br />
realizan todos los fenómenos hipnóticos. Esta teoría<br />
parte de hipótesis misteriosas. ¿Cómo se explica que<br />
el hipnotismo suprima ó debilite el juicio, y no suprima<br />
también la credulidad? ¿Porqué en éste estado solo<br />
obran las afirmaciones ó ideas sugeridas por el hipnotizador,<br />
y no las 5ugeridas por otros individuos, aunque<br />
las oigan los hipnotizados; y porqué el hipnotizador<br />
puede transmitir esta facultad ó autoridad que tiene<br />
sobre el sugestionado, á cualquiera otra persona? Además,<br />
está probado que en muchos casos las ideas sugeridas<br />
al hipnotizado son resistidas por éste, le producen<br />
tristeza, pesar ó repugnancia, y sin embargo casi siempre<br />
ó siempre concluye por ejecutar lo que se le ordena,<br />
aunque sea un absurdo, aunque se perjudique gravemente,<br />
ó perjudique á la persona que le sea más querida.<br />
Pero también en el estado hipnótico el discernimiento y<br />
el juicio no están tan suprimidos como supone el señor<br />
Freiré, pues todos los autores aconsejan al hipnotizador<br />
que procure siempre convencer al hipnotizado de que<br />
loque le dice le es conveniente, útil ó necesario, ó hay<br />
alguna razón poderosa para que haga lo que se le manda;<br />
y aun así y todo, muchas veces resiste dicho hipnotizado<br />
obedecer lo que se le ordena, y su hipnotizador<br />
tiene que buscar nuevas razones que le muevan la voluntad<br />
á cumplirlo ordenado.<br />
Y aun respecto á la persistencia de la credulidad en<br />
los hipnotizados, como nos asegura dicho escritor; no<br />
faltan autores de la hipnosis, como Z>e/en^e en la Historia<br />
crítica del Magnetismo; que jios afir^acR
fe es necesaria al magnetizador y no lo es al magnetizado,<br />
con lo que parece dan á entender que significa poco<br />
que en los hipnotizados persista ó no la credulidad.<br />
El autor citado, Sr. Freiré, explica naturalmente<br />
las sugestiones que se pueden llamar negativas; ó sean<br />
[as que hacen que dejen de existir para el hipnotizido,<br />
lo que además de existir, le afecta á sus sentidos; cumo<br />
cuando éste es víctima de un dolor violento, y su hipnotizador<br />
le dice que ya no le duele nada; y esto lo<br />
explica dicho escritor, diciendo que el hipnotismo suprime<br />
la atención del hipnotizado y así no se verifica<br />
la sensación; pero nosotros creemos que hay impresiones<br />
tan enérgicas, como ciertos dolores, quemaduras,<br />
etc.; que solo en un caso excepcional dejará de sentirlas<br />
el individuo por abstraído que se halle; y en la hipnosis<br />
esto no es excepcional, sino que sucede casi siempre<br />
que quiere el hipnotizador.<br />
Además, veamos como se producen muchas sugestiones,<br />
sobre todo las que contrarían las inclinaciones<br />
ó ideas del hipnotizado, y la especie de lucha que se<br />
establece en el interior de éste, antes de realizar las<br />
ideas que se le han sugerido; como hemos visto en el<br />
capítulo XVI de ¡a cuarta parte; y fíjense, nuestros<br />
lectores en el caso que citamos en dicho lugar tomado<br />
de Bernheim, y en el cual se vé una joven hipnotizada,<br />
que una vez despierta, ejecuta un robo que se le había<br />
sugerido por el hipnotizador durante su sueño hipnótico;<br />
y nótese que realiza dicho robo ya despierta, con<br />
conciencia del acto que ejecuta, y con vergüenza de su<br />
acción; y verifica esta el robo que la había sido sugeri •<br />
do, delante de una porción de personas y sin poder<br />
resistir aquella fuerza que la impulsaba á cometer tan<br />
mala acción, y que ella comprendía bien la malicia de<br />
la misma, por la lucha que se verificó en su interior antes<br />
dc.ejecutarla, como lo prueban sus vacilaciones en aquel<br />
actO} y. %\K dicha joven desconocedora de la fuerza
que la impulsaba á aquel robo, no podía menos de pen»<br />
sar que aquella acción tenía que arrastrarla á una cárcel;<br />
y en estos casos parece qu» claramente se vé la<br />
lucha que existe entre la voluntad del hipnotizado y<br />
la fuerza extraña que se le impone, fuerza que no parece<br />
que pueda ser natura!, por que natural no podía ser<br />
otra que la voluntad del sugestionadof, y esto no sé<br />
explica; porque ésta la resistiría el sugestionado,<br />
siempre que quisiera y en la práctica no es así; es cierto<br />
que en estos casos hay lucha, pero lucha en la que casi<br />
siempre sale vencido el sugestionado y vencido de un<br />
modo que sorprende, porque llega hasta ejecutar lo<br />
que más le repugna y contraría, y ejecútalo sin vacilación<br />
alguna, pues hasta el mismo Beniheim, dice, que<br />
en el sonambulismo provocado el acto sugerido se impone<br />
con un imperio irresistible; y dígannos nuestros<br />
lectores si esto es ó parece natural.<br />
Tampoco nos parece natural lo que sucede en los<br />
actos producidos por las sugestiones á plazo, actos que<br />
no solo realiza el hipnotizado fatal y necesariamente á<br />
pesar de hallarse en su estado natural, y sin poder dejar<br />
de hacer lo que se le ha mandado; sino que si se le pregunta<br />
por qué ha hecho ó hace aquel acto dice que no<br />
lo sabe; y sin embargo no puede dejar de hacerlo con<br />
todo su conocimiento y todas sus fuerzas, y como si<br />
no tuviera voluntad propia; á pesar de que no se dá<br />
razón de porque lo hace, y de haber trascurrido cierto<br />
tiempo desde la sugestión al acto realizado: sugestiones<br />
á plazo, de las que Venturoli, que le cuesta trabajo el<br />
admitirlas como hechos comunes y cree que no son más<br />
que unos casos accidentales, ha dicho de las mismas^<br />
que: «tal vez superan todo poder para que puedan explicarse<br />
según las leyes de la naturaleza.»<br />
Debemos asimismo hacer notar sobre la cuestión<br />
que debatimos, que según opinión de ilustrados hipnólo^Qs,<br />
el hipnotizaio conserva •ieinprc It «Qncitnck^
-274—<br />
y sí no véase efltre otras citas que pudiéramos hacer,<br />
lo que nos dice Bernheim, en su obra de La Sugestión;<br />
el cual dice que; En todos ¡os grados de hiptioti^ación<br />
lo repito, el sujeto queda consciente, y hemos obseruado<br />
millares de casos en Nancy. Y si esro es así, ¿si el hipnotizado<br />
tiene conciencia, porqué no tiene ó no puede<br />
tener voluntad para resistir ¡as sugestiones que le contrarían?<br />
¿Qué fuerza le domina para esto? Y si aun admitimos<br />
que el hipnotizado tiene en algunos casos conciencia<br />
y voluntad; ¿porqué entonces no puede menos<br />
de ejecutar los actos que se le sugieren? ¿Puede ser<br />
esto natural? Y no se diga que esto es una suposición<br />
gratuita. Léase en el capítulo VIII, de la parte i.' de<br />
La Sugestión, de Bernheim, y se verán pruebas de lo<br />
que decimos; pues allí nos dice que hay estados hipnóticos<br />
en los que existen conciencia y voluntad, y sin<br />
embargo en ellos no se pueden resistir las sugestiones; y<br />
nonos cita un caso de un hipnotizado que decía que oía<br />
todo lo que le decían durante su hipnotización, y tenia<br />
la voluntad de resistir, puso los medios para esto, y<br />
sin embargo no le fué posible; no pudo dejar de cumplir<br />
las sugestiones que se le hicieron: «tenía conocimiento<br />
de causa de todo y sin embargo no pudo hacerse<br />
dueño de sí,» concluye diciendo Bernheim, al ocuparse<br />
de este caso. Y no se nos diga como escriben<br />
algunos, que en el sueño normal profundo se hallan debilitadas<br />
la conciencia y la voluntad, por que les diremos<br />
con el tantas veces citado Bernheim, que; «este<br />
sueño profundo, esta debilitación de la voluntad y de la<br />
conciencia, no fon necesarias para la manifestación de<br />
los fenómenos sugestivos.»<br />
¿Y si el hipnotizado tiene conciencia, porqué siempre<br />
ó casi siempre, olvida, ó no conserva, el recuerdo de lo<br />
sucedido én su sueño hipnótico? ¿Porqué olvida al despertar,<br />
todo lo que le ha ocurrido en su sueño? Y no es<br />
(^« «c b0rre e«to de su memoria; porque éste mismo
hipnotizado que vuelto á su estado normal no podía<br />
recordar nada de lo sucedido durante su sueño; todo<br />
jo recuerda perfectamente con solo que se le vuelva á<br />
hipnotizar; y aun si quiere el hipnotizador, puede hacer<br />
que el hipnotizado recuerde perfectamente lo sucedido<br />
durante su hipnotización, sin más que mandarle quQ<br />
cuando despierte se acuerde de todo: lo que prueba que<br />
en los hipnotizados no es la memoria la que desaparece,<br />
sino la facultad de recordar voluntariamente el mismo<br />
hipnotizado sin la sugestión correspondiente. ¿Y cuál<br />
es la virtud ó fuerza del hipnotismo, que obliga á los<br />
individuos á recordar hechos de su vida ó ideas, que<br />
hacÍ3 muchísimo tiempo que no habían podido recordar,<br />
aun cuando lo hubieran intentado muy de veras?<br />
En verdad que esto tampoco parece muy natural que<br />
digamos.<br />
¿Es posible considerar como un desarrollo natural<br />
de las facultades humanas, dice el abate Barran; ese<br />
fenómeno que hace á uno anatómico y médico, que<br />
hace hablar el idioma de estas ciencias, usar las voces<br />
propias que los magnetizados nunca habían oído pronunciar,<br />
que manifestasen patentemente el organismo<br />
del cuerpo humano de las personas ausentes cuando<br />
se halla establecida la relación? (y nótese que basta para<br />
ello un simple cabello). ¿De dónde les viene á esos suje.<br />
tos esa facultad de conocer lo que se hace á distancias<br />
considerables, de transferirse mentalmente á sitios lejanos<br />
y contar en ellos los muebles de un aposento, las<br />
personas que allí se encuentran é indicar detalladatnettte<br />
las acciones que pasan? ¿Dígase de dónde puede provenir<br />
el conocimienso súbito de una lengua extraña y de SDC
—avemismos<br />
á atribuirlo á influencia de los espíritus.» El<br />
abate Frere, viene á sostener opiniones parecidas, y<br />
que, «algunos magnetizadores asombrados por los fenómenos<br />
magnéticos se ven precisados á reconocerlos<br />
como desproporcionados con las fuerzas humanas, y<br />
entonces admiten la presenciado un agente espiritual diferente<br />
del alma, y que los médicos alemanes no tienen<br />
repugnancia en reconocer la influencia de los ángeles<br />
ó los demonios.»<br />
También debemos tener en cuenta que los sujetos<br />
que padecen enfermedades que tienen semejanza con<br />
la hipnosis, como la epilepsia, la catalepsia, etc.; quedan<br />
más ó menos cansados y con un malestar indefinible<br />
después de cada uno de los ataques de su padecimiento;<br />
y en cambio los recien salidos de algún estado<br />
hipnótico parecido á alguna de las enfermedades dichas,<br />
y en cuyo estado han tenido que hacer violentos esfuerzos<br />
musculares, mayores si á mano viene, que los que<br />
producen los ataques de histerismo, sonambulismo, etc;<br />
no aquejan malestar ni cansancio alguno gran número<br />
de veces. ¿Es natural que después de un esfuerzo tan<br />
intenso, como el que se ha producido en ciertos fenómenos<br />
hipnóticos, quede el hipnotizado como si nada<br />
le hubiere sucedido?<br />
Es notable asimismo que la hipnosis, si es como<br />
dicen muchos hombres de ciencia, una neurosis marcada;<br />
esté en manos del hipnotizador el curarla cuando<br />
le dé la gana, haciéndola desaparecer en un momento,<br />
quizás cuando está produciendo un cuadro morboso<br />
como no le hay semejante en la patología, ni siquiera<br />
si tomamos el tipo de la locura furiosa ó del delirio más<br />
extravagante; y todo desaparece con la palabra; Despertad.<br />
En verdad que lodo esto parece un fantástico cuento<br />
de tas Mil y una noches. Si el hipnotismo es una neurosis,<br />
¿cómo hay la seguridad de curarla repentinamen-<br />
!«! lo (^uejio sucede con ninguna otra enfermedad ncr-
viosa, en las que ningún médico puede tener segundad<br />
ni tnuclio menos de curarlas cuando quiera, y con lo<br />
que quiera? ¿Cómo un estado tan grave como el producido<br />
por la hipnosis, desaparece al instante con una<br />
cosa tan pequeña, como un soplo, una orden verbal,<br />
etc? Y por lo visto tampoco es una cosa sola determinada<br />
la necesaria para esto; pues son varios los medios<br />
conocidos para producir la deshipnotización, habiendo<br />
llegado á usarse para ello hasta una copa de Ginebra;<br />
con la particularidad de que algunos de estos medios<br />
lo mismo sirven para hipnotizar que para deshipnoti*<br />
zar, como sucede con el soplo. «¿Creen realmente los<br />
hombres de ciencia, pregunta con sobrada rozón el<br />
P. Franco; que un soplo, un bofet(Sn, ó hs cosquillas<br />
son remedios físicamente bastantes para interrumpir fcl<br />
curso de una desenfrenada neurosis, enfermedad que<br />
saben es casi incurable? Y sin embargo los fenómenos<br />
de alta neurosis son palpables, y un soplo los destruye;<br />
¿qué contestan? Digan lo que opinan, que á nosotros<br />
nos parece raciocinar con !a lógica y la filosofía si decimos<br />
que esta enfermedad es misteriosa é innatural en<br />
el rc'^uitaJo y en la curación como en todo lo demás?»<br />
Y si se admite la teoría de Bernheim, vestida con<br />
tan fuerte sabor materialista: el hipnotismo parece claramente<br />
innatural: dice, así este autor: «La sola cosa<br />
cierta, es que existe en los sujetos hipnotizados ó impresionables<br />
á la sugestión, una aptitud particular para<br />
transformar la idea recibida en acto. En el estado normal<br />
toda idea formulada es discutida jpor el cerebro que<br />
no la. acepta sino á beneficio de inventario; percibida<br />
por los centros corticales, la impresión se propaga, por<br />
decirlo así, á las células de las circunvoluciones próximas;<br />
poniéndose en juego su actividad propia, las diversas<br />
facultades de la sustancia gris del encéfalo intervienen;<br />
la impresión es elaborada, comprobada y
-879-<br />
Bceptación ó neutralización; el órgano psíquico opone,<br />
si ha lugar, su veto al mandato. En el hipnotizado, por<br />
el contrario, la transformación de la idea en acto, sensación,<br />
movimiento ó imagen, se verifica tan pronto, tan<br />
activamente, que la comprobación intelectual nq tiene<br />
tiempo de producirse; cuando el órgano psíquico interviene,<br />
ya es un hecho ejecutado lo que registra frecuentemente<br />
con sorpresa, confirmándolo por lo mismo que<br />
le consta la realidad, sin que su intervención pueda impedirlo.»<br />
Es decir, que en un hipnotizado las ¡deas se<br />
transforman en actos, movimientos, etc.; sin que su<br />
voluntad que no ha desaparecido, pueda impedirlo; y no<br />
se diga que no se dá cuenta, como dice Bernheim; por<br />
(\\it^\ órgano psíquico interviene ya tarde; porque hay<br />
muchos casos, como probamos en otro lugar, que dicho<br />
árgano interviene oportunamente, porque se vé la<br />
lucha que hay en el mismo hipnotizado antes de ejecutar<br />
los actos sugeridos, lucha que termina siempre 6 casi<br />
siempre por declararse la voluntad del hipnotizado impotente<br />
ante la fuerza que la domina. ¿E'4 esto natural?<br />
Y si no, véase lo que dice el mismo Bernh¿iin sobre este<br />
punto, en su obra La Sugesiivi. «Aún en el sonambulismo<br />
activo, las facultades psíquicas no están abolidas;<br />
el sonámbulo también resiste á ciertas sugestiones, rechazando<br />
cumplir algunos actos; reflexiona antes de<br />
responder á ciertas preguntas y realiza un trabajo intelectual<br />
activo. Por otra parte, los actos, las ilusiones,<br />
las alucinaciones post-hipnóticas mandadas durante la<br />
hipnosis, se realizan después de despiertos, cuando la<br />
conciencia y las facultades coordinadoras han recobrado<br />
verdaderamente su imperio. En fin, la manifestación<br />
de estos mismos fenómenos en estado de vigilia, en una<br />
persona compos sui, admirada de no poder luchar contra<br />
el automatismo que le domina, demuestra claramente,<br />
gwe en todos los graios de la hipnosis, la conciencia<br />
yUávoluntad pueden sobrevivir.»
Misteriosas y poco naturales nos parecen asimismo<br />
las sugestiones negativas, de las que hemos hablado an*<br />
tes; en las que no dejan de producirse en nuestros sentidos<br />
las sensaciones de los objetos que les impres;ion8n,<br />
y según dicen los autores, falta en estos casos la percep*<br />
ción cerebral; y no se explica como una ¡dea sugerid»<br />
pueda producir esta falta de percepción, no pudiendo<br />
compararse estos casos con los llamados de inhiHción<br />
de Brown-Séquard; porque en estos, si bien e»
~6é6-<br />
ía se haga satisfactoriamente, es e! porqué se realizan<br />
necesariamente dichas sugestiones, sin saber el liipno^<br />
notizado el porqué las cumple, libre como se halla al<br />
parecei" de la influencia del hipnotizador, saltando por<br />
todo género de obstáculos para cumplirlas, y cuando<br />
quizás dichas sugestiones repugnan ó peri'udican a/ mismo<br />
hipnotizado. Y si abordáramos este estudio, como<br />
decíamos al empezar este párrafo, no parece sino que<br />
lo innatural se vé de una manera inevitable.<br />
Si de estas sugestiones pasamos á la llamada sugestión<br />
mental, y á los fenómenos hipnóticos superiores<br />
cuyos hechos es preciso rcordar para tenerlos bien<br />
presentes en este caso; aquí 3'a lo innatural se nos impone<br />
con una fuerza tal; que hasta los escritores más enemigos<br />
de lo sobrenatural no pueden menos de.confesar<br />
los grandes misterios que hay en estos hechos<br />
ó negarlos rotundamente si se atreven, y así salen más<br />
fácilmente del paso.<br />
«Confesamos por lo tanto, dice el P. Franco; que<br />
los síntomas ó fenómenos á plazo, son inexplicables.<br />
¿Quién puede entender una enfermedad que desapa»<br />
rece por completo con tojos sus sí'itom is, v que después<br />
á la hora libremente escogida por el máJico, reaparece<br />
por un momento y se di
euefpo;» el argumento volveríase aun más conduyentc;<br />
concluyentísimo aún más, si se realizaran los fe-<br />
, nómenos trascendentales de visión de cosas ocultas,<br />
de conocimiento de hechos lejanos ó por venir, de pensamientos<br />
internos, etc.»<br />
Y por fin, como argumento de presunción y probabilidad,<br />
digámoslo así; no podemos dejar de consignar<br />
para ilustrar la cuestión de si el hipnotismo es innatural,<br />
que pnrece muy significativo que cuándo se ha<br />
sometido á la acción de Is hipnosis á alguna persona<br />
á la que Dios adornara de gracias extraordinarias ó<br />
á la que concediera favores especiales; el hipnotismo<br />
como si llevara en sí un sello.de innatural y diabólico<br />
se ha estrellado contra dicha persona: como sucedió<br />
por ejemplo con la dichosa jovencita que tuvo la<br />
incomparable suerte de recibir las visitas de la Santísima<br />
Virgen, y el señaladísimo honor de ser la protagonista<br />
de los sorprendentes milagros realizados en<br />
ese rincón de los Pirineos, llamado Lourdes. En Lourdes,<br />
cuando la impiedad y el racionalismo inauguraron<br />
-su infernal campaña para desacreditar las operaciones de<br />
la DivinidaJ que sa estaban verificando á vista de todos<br />
los que quisieran ver, para consuelo y esperanza de nuestra<br />
extraviada generación; uno de los medios de que<br />
se valió la in
milde pastorciía; á pesar de ser esta de temperamento<br />
tranquilo y apacible y nada nervioso; condiciones<br />
todas favorables para ser hipnotizada, según los hombres<br />
de ciencia; le fué completamente imposible al desconocido<br />
magnetizador el poder hipnotizar á Bernar'<br />
dita, i ia cual esta operación no la produjo sino una<br />
fuerte y violenta jaqueca ó dolor de cabeza. Hecho curioso<br />
y que pudiera ser una especie de hilo que nos<br />
sirviera de guía en este enredado laberinto, cuyas salidas<br />
tratamos de aclarar.<br />
De modo qvie en vista de que las causas naturales<br />
no bastan para explicar la hipnosis, y de que no<br />
hay efecto sin causa; y de que cuando veamos hechos<br />
ó fenómenos que revelan fuerzas no naturales, el agente<br />
ó causa que produzca dichos hechos no puede ser<br />
natural, por aquello de que cada agente obra según su<br />
propio ser, ó según la virtud que le es propia; creemos<br />
lógica la opinión de atribuir dicho estado ó neurosis,<br />
á causas innaturales; con lo que se explican fácilmente<br />
todos los puntos dudosos del tan debatido<br />
hipnotismo: y como quiera que alguno pudiera objetarnos,<br />
que como es posible que la causa de la hipnosis<br />
sea innatural, cuando gran número de hipnotistas<br />
no creen en la existencia de espíritus de ninguna<br />
clase, ni en el mundo sobrenatural, les diríamos<br />
con BJtrran, que; «no es necesario invocar cxplícíta-<br />
(Ttente al demonio para obrar bajo su influencia; que<br />
basta entregarse á prácticas de las cuales sé esperan<br />
efectos que no pueden resultar de causas naturales.»
--IftS<br />
VI.<br />
QUÉ FENÓMENOS HIPNÓTICOS SON INNATURAl^S,<br />
CUÁLES SOSPECHOSOS,<br />
Y CUÁLES PUEDEN SER NATURALES.<br />
Sobre este punto seguiremos e! método de la mayoría<br />
de los escriiore
-884-<br />
Entre los fenómenos probablemente innaturales, se<br />
cuentan entre otros; la sugestión menta!; ciertas alucinaciones<br />
que simulan violentas locuras con vivo delirio,<br />
que versa sobre las ideas que comunica el hipnotizador<br />
al hipnotizado; la visión al través de los cuer-<br />
'pos opacos, en la obscuridad,ó con los ojos bien vendados;<br />
la transposición de los sentidos, como el ver<br />
con los dedos, oler con el occipucio, oír con las narices,<br />
etc; y la sugestión á plazo; de todo lo que hemos<br />
tratado en su lugar correspondiente.<br />
Teniendo en cuenta que en este punto no hay completa<br />
conformidad entre los autores católicos; pues hay<br />
algunos como sucede con Venluroli, que considera varios<br />
de estos fenómenos como claramente preternaturales,<br />
como por ejemplo: la visión al través de los cuerpos<br />
opacos.<br />
Por fin, se consideran como fenómenos hipnóticos<br />
que pueden ser naturale?, y ñ los que cabe aplicar<br />
la doctrina que expusimos al tratar este punto; el sueño<br />
hipnótico, el letargo, la anestesia, la catalepsia, el<br />
sonambulismo sencillo, las ilusiones, alucinaciones, delirios,<br />
las parálisis rigideces, alteraciones de la sensibilidad,<br />
los desórdenes de los sentidos ó de las funciones<br />
orgánicas y demás análogos. Y no okidemos al querer<br />
clasificar los fenómenos hipnóticos, el consejo del<br />
P.Zeferino sobre esta cuestión, el cual dice, que; «exige<br />
mucho pulso y sobriedad el determinar con precisión<br />
cuales .son los fenómenos magnéticos que no repugna<br />
que sean producidos por causas materiales y humanas;<br />
y que la historia de las ciencias y los anales<br />
de la medicina ofrecen fenómenos y casos extraordinarios,<br />
debidos probablemente á ciertos estados morbosos<br />
y fisiológicos, en que se desarrollan y manifiestan<br />
las fuerzas de la imaginación y. del alma de una<br />
manara sorprendente.»
^S88-<br />
XII.<br />
CONSECUENCIAS DEL HIPNOTISMO<br />
EN LOS QUE EXPERIMENTAN SUS EFECTOS.<br />
Hemos creído conveniente dedicar un capitulo á<br />
esta cuestión, porque hay muchos que consideran al<br />
hipnotismo cano un mero entretenimiento, propio para<br />
divertir á gente desocupada y ociosa, sin • consecuencia<br />
alguna desagradable; ó bien otros varios, «olo<br />
ven en la hipnosis un medio experimental del que pueden<br />
prometerse grandes resultados las ciencias relativas<br />
al estudio del hombre, ó bien la curación de gran<br />
niímerode sus padecimientos; así que creemos de gran<br />
utilidad el generalizar la verdad sobre este punto que<br />
tiene tanta trascendencia, para que muchos no puedan<br />
ser fácilmente engañados gravemente, ó de una<br />
manera irremediable.<br />
Todos los hipnotistas ya nos habUn de las molestas<br />
sensaciones que casi siempre siguen á la hipnotización,<br />
que pueden llegar hasta el vértigo; y aconsejan que para<br />
evitarlas, se le produzca al hipnotizado la sugestión<br />
de que despertará bien y sin molestia alguna; lo cual<br />
indica alguna de las consecuencias de la tan cacareada<br />
hipnosis. Además el simple buen sentido ya nos dá re-<br />
.suelta en gran parte esta cuestión, pues si hay enfermedades<br />
como sucede con el histerismo que se pueden<br />
propagar á muchos individuos tan solo por imitación;<br />
¿qué ha de suceder con el hipnotismo que lleva eri sí un<br />
sello misterioso é innatural, y excita en tan alto gr^do<br />
la curiosidad de toda clase de personas? \si, ^Qe«ien49
el hipnotismo, de ayer corno quien dice, en el sentido de<br />
hecho científico; son ya innumerables ios testimonios<br />
que podríamos citar de sus perniciosos efectos con respecto<br />
á la salud de los hombres.<br />
En cuanto empezó á conocerse el magnetismo, que<br />
es el hipnotismo de hace un siglo; ya la Academia de<br />
Medicina de París, prohibió el uso del mismo, hasta á<br />
los médicos, por el daño que se seguía de su uso á la<br />
salud, excitando enfermedades nerviosas en los que<br />
presenciaban los espectáculos magnéticos, enfermedades<br />
que podían convertirse en habituales y propagarse<br />
como una epidemia, según dictamen de los médicos<br />
que dieron dicho informe, entre los que había hombres<br />
de ciencia, de la talla de Franklin y Lavoisier. Y estos<br />
mismos hombres de ciencia ya señalaban con energía<br />
los graves peligros que ofrecían los procedimientos<br />
del magnetismo para la moral pública, y decían que el<br />
magnetismo no podía menos de producir á la larga<br />
funestos efectos,<br />
• El fundador del hipnotismo científico, 5ríií'í/; dice<br />
por su parte lo siguiente: «He condenado siempre en, los<br />
términos más enérgicos el uso del hipnotismo por mano<br />
de personas extrañas á la medi:ina.—Hánme ocurrido<br />
casos en los cuales creí peligrosa su aplicación. Para<br />
quien se halle dispuesto á la apoplegía, ó sufra un aneurisma,<br />
6 notable afección orgánica del corazón hay precisión<br />
de usarlo con grandísima cautela.» «El célebre<br />
Charcot, es sabido que felicitó al Consejo Superior de<br />
Sanidadde Italia, porque prohibió los espectáculos públicos<br />
de hipnotismo; fundándose en los peligros y daños<br />
qué los mismos ocasionaban á la salud. Richer, dice, que:<br />
«los experimentos hipnóticos sobre personas jóvenes y<br />
sanáSi hechos sin método, pueden favorecer el desenvolvimiento<br />
de disposiciones neuropáticas latentes, y<br />
qae
-88t-<br />
una y otra prueba convirtiéndose en permanente,» «Co»<br />
rren gran riesgo ios que frecuentan los cxperinentos<br />
liipnóticos, escribe Zanardelli\ de sufrir ataques de<br />
sangre á la cabeza ó al corazón, la pérdida de la respiración<br />
y de la voz, sofocaciones, convulsiones y síncopes.»<br />
El célebre Hoffmann, al informar ante la Facultad<br />
Médica de Viena sobre el hipnotismo, nos dice, que:<br />
«se trata de estados anormales en los que no se puede<br />
establecer hasta que punto se puede llegar sin daño del<br />
individuo; que algunos de estos estados, cotno los de<br />
pérdida de la conciencia y contracción tetánica podrían<br />
traer graves inconvenientes; que podría sobrevenir una<br />
parálisis repentina del corazón en ciertos sujetos; que<br />
la representación de estados neuropáticos, anormales en<br />
realidad ó en apariencia, podía ejercer, sin duda, una<br />
nociva influencia sobre ciertas personas predispuestas á<br />
desórdenes nerviosos ó mentales, como /a experiencia<br />
lo había jitslifcado.»<br />
• Grasset, por su parte; nos asegura, que; «si se adormece<br />
repetidas veces á un sujeto aunque Sea d€ buena<br />
salud, pero predispuesto al hipnotismo, es fácil que de<br />
un simple nervioso se haga un neuropático, después un<br />
histérico y no rara vez un IOCO.D Rostan, en su DicciO'<br />
nariode Medicina; afirma, que el hipnotismo es tan peligroso<br />
para la mural Como para la salud, y aconseja que<br />
debe ser prohibido por los Gobiernos, .Éste mismo<br />
autor nos asegura que el hipnotismo mal dirigido puede<br />
causar graves accidentes. El mismo le ha visto prochicir<br />
malestar general, dolores vivos, cefalalgias pertinaces,<br />
cardialgías violentas, pasajeras parálisis, pero ínuy<br />
incómodas y dolorosas, un trastorno general que predispone<br />
á todas las neurosis, una fatiga excesiva, una<br />
gran debilidad, una extrema demacración, Is sofocación<br />
y la asfixia; y no dudd que pudiese piHsducír la<br />
muerte misma, si alguno se atreviese á paralizar los<br />
músculos de la respiración. Muchaa VQC^,-«^aKbi
se han visto resultar la rDclancolía y la enajenación<br />
mental.<br />
SeriranJ nñrmn, que: «nada es tan común como ver<br />
experimentar á los magnetizados los más terribles accidentes,<br />
de resultas de las ideas que concibieron en el sonambulismo.»<br />
Dupau por su parte, escribe, que: «el<br />
resultjado más común de las prácticas del magnetismo<br />
animal es el desarrollar enfermedades nerviosas y ocasionarlas<br />
á las personas que á ellas estaban predispuestas.<br />
Debrej'ne en sus Pensamientos, nos habla de enfermos<br />
que han sucumbido en manos de sus magnetizadores.<br />
El Dr. Meric, nos dice que el hipnotismo<br />
es peligroso para la salud de la persona, y provoca<br />
á menudo una especie de diátesis espasmódica, una predisposición<br />
temible al sonambulismo espontáneo, contracciones<br />
que pueden degenerar en parálisis y tendencia<br />
á las convulsiones.<br />
El mismo Bernheim, tan entusiasta de' la sugestión;<br />
se inclina á
ducidos por el hipnotismo son altamente nocivos á la<br />
salud, á la razón, á las buenas costumbres yá la dignidad<br />
personal del individuo,» afirma Donadiu, en su<br />
discurso sobre el hipnotismo.<br />
Los consejos de Higiene j Sanidad de las naciones<br />
civilizadas, han aconsejado que se prohiba el uso<br />
del hipnotismo público, por los daños que se siguen,<br />
á la salud de ios individuos que ios presencian ó toman<br />
parte en los mismos: y por si alguno no contento<br />
con las citas que acabamos de presentar, nos pidiera<br />
hechos concretos y determinados, y no palabras<br />
por respetables que fueran; citaremos algunos que prueben<br />
concluyentcmente lo que venimos diciendo. «Son<br />
bastante frecuentes y numerosos los casos de demencia<br />
y suicidio que deben su origen al magnetismo, y<br />
especialmente el trascendental; «dice el P. Zeferino<br />
Gon'^ále^ en sU Filosofía elemental. Vi\ioli, asegura<br />
haber prestado asistencia médica á un joven que se<br />
volvió loco por haber sido hipnotizado. El Dr. Sene.<br />
rf/7f/, después de varias líneas que dedica á los inconvenÍ2iites<br />
del hipnotismo, dice. «Los experimentos hipnóticos<br />
pu.'den por úliimo producir un daño directo.<br />
Yo mismo estoven el caso de aducir un ejemplo. Tuve<br />
ocasión de ver que el experimento hipnótico que<br />
se realizó en un estudiante, engendró la amaurosis (ceguera<br />
absoluta) de un ojo, y ambliopía (ceguera imperfecta)<br />
del otro, sin que se haya podido restablecer<br />
jamás la perdida fuerza visual. Aun en laa clínicas<br />
no debieran someterse frecuentemente á la pirética<br />
(hipnótica) individuos muy excitables, ya que sin<br />
duda su estado nervioso queda, como consecuencia,<br />
gravemente aumentado.»<br />
D'Hondt, afirma que en lós hipnotizados persisten<br />
aun después de despiertos las convulsiones prolongadas<br />
y algunas manifestaciones de epilepsia, idiotismo y lofura<br />
itroducida por el hipnotiaino. El 5»*. frtximi
—290con<br />
todo su entusiasmo por la hipnosis; confiesa que el<br />
médico que se meta á hacer experimentos de éste género,<br />
y no sepa bien una porción de cosas, como Psicofsiologia,<br />
etc.; «presenciarií tantos fracasos cuantos<br />
sean sus ensayos, y correrá el riesgo de ocasionar males<br />
que no pueda remediar.» Y las condiciones que<br />
pide dicho autor, á las que nosotros uniríamos alguna<br />
otra; creemos no son muy comunes que digamos. La<br />
Administración Superior de Alemania, cree que en los<br />
ensayos hipnóiicüs no solo hay probabilidades de perder<br />
la salud, sino hasta la vida. Las desgracias producidas<br />
por el Dr. Hausen, en Viena, con sus prácticas<br />
hipnóticas, hicieron que el Gobierno nomSrara una<br />
comisión de médicos para que estudiase los hechos<br />
criminales ocurridos; comisión que acordó por unanimidad<br />
de votos, que se debían prohibir las experiencias<br />
de hipnotismo, por los graves mates que las<br />
mismas producían.<br />
Ya en tiempo de Mesmer, hubo muchos casos funestos<br />
por causa del hipnotismo de entonces, que<br />
provocaron la intervención de la Facultad de Medicina<br />
de París; pues el mismo Mesmer, viendo la frecuencia<br />
con que se presentaban los ataques convulsivos<br />
histero-epilépticos en sus sesiones de magnetismo, había<br />
dispuesto junto á la sata de experimentos, un salón<br />
acolchonado que se llamó, Cámara de las crisis, y también:<br />
El inferno de las convulsiones. Y quizás por esto<br />
mismo ha dicho Meric, que del hipnotizado al convulsionario<br />
no media más que un paso, y éste se dá con<br />
suma facilidad. Y pueden decimos nuestros lectores si<br />
no serán frecuentes los estados patológicos consecutivos<br />
á el hipnotismo, si los hipnotizadores siguen el consejo<br />
que les dá el Dr. Bremand, el cual, dice: &que le parece<br />
útilísimo que, á lo menos las primeras veces que se<br />
trate de hipnotizar, se empiece por escitar el cerebro;<br />
9ft hactetido ^irar rájpidamente al suj^o, ó ^a, obli*
—salgándole<br />
á inclinar la cabeza hacia abajo, hasta procurar<br />
una verdadera congestión cerebral.n<br />
El autor del Hipnotismo svelato, dice que puede<br />
ocurrir que por causa del hipnotismo algún individuo<br />
se debilite su espíritu ya de una manera temporal<br />
ó bien permanente; que se pueden causar alguna vez<br />
accidentes irremediables, que en ¡algunos sujetos fe<br />
puede presentar al ser hipnotizados una sofocación que<br />
si no se remedia puede producirles la mucjrte, que<br />
es posible en algunos una congestión cerebral durante<br />
el sueño hipnótico, ó si se les hipnotiza estando<br />
haciendo la digestión; y que en otros pueden persistir<br />
después de la hipnotización las convulsiones, ciertas<br />
formas de epilepsia, el idiotismo y hasta la misma<br />
locura. Maira y Benavente, nos aseguran, que; «las<br />
personas que se hipnotizan espontáneamente están expuestas<br />
á graves peligros y á groseros abusos. Hay<br />
sujetos que después de numerosas sesiones de hipnotismo<br />
quedan tan sensibles, que una luz cualquiera, que<br />
los faroles de las calles, de los coches, un sonido más<br />
ó menos intenso basta para traerles el sueño. Si se trata<br />
de un hombre, podría ser robado, herido y aun asesinado<br />
sin que opusiera resistencia alguna; fácil es comprender<br />
cuáles serán los desmanes que pudieran cometerse<br />
si fuen una mu)er, y le acaeciera esto en un sitio<br />
más ó menos solitario.» «El hipnotismo, dicen estos<br />
mismos autores; ¿es un fenómeno fisiológico 'perfecta»<br />
mente natural, cuya práctica no origina petígtros para<br />
el individuo que se somete á ella? ¿Se puede impunemente<br />
abusar de las hipnotizaciones y repetirlas 4<br />
voluntad, sin tener que lamentar graves trastornos en<br />
la salud del individuo? Por último, si es aplicable á cual*<br />
quiera persona, ó, por el contrario, hay necesidad de<br />
elegir cuidadosamerte los individuos en quienes se desee<br />
experimentar examinarlos y cerciorarse deant^inano<br />
(}ue pueden ser M.i3etídos sin |>eli^ro á l|«ia|*
niobras hipnóticas. Se lia dicho y se ha repetido en todos<br />
los tonos que el hipnotismo es inocente, que no influye<br />
en la salud del individuo y que su práctica, excepción<br />
hecha de ciertos y determinados enfermos, no ofrece<br />
el menor peligro, aun repitiendo las sesiones un gran<br />
niimero de veces.... No pensamos como la gran mayoría<br />
de los que se ocupan del hipnotismo, que su<br />
práctica en todos los individuos es inocente, ni mu^<br />
cho menos que se puede abusar de las sesiones y repetirlas<br />
á voluntad, sin peligros. Afirmar algo semejante<br />
sería tan absurdo á nuestro juicio, como asegurar<br />
también que impunemente podía cloroformizarse<br />
á un individuo 40 ó 60 veces, sin tener que abrigar<br />
temores por el estado de su salud. Estamos seguros<br />
de que nadie querría hacer semejante atírmación,<br />
y esto para un procedimiento que indudablemente<br />
influencia nuestro organismo de una manera mucho<br />
menos apreciable. Entrando á los fenómenos del<br />
orden psíquico, se sabe también cuanto trastorna nuestro<br />
bienestar futuro cualquiera impresión desagradable,<br />
de aquellas que tenemos que recibir tantas veces;<br />
como obra sobre nuastro organismo u,ia impresión moral<br />
que nos conmueve y nos aterra, y como, por últitno,<br />
sin otra causa muchas veces, hay individuos que<br />
por el poder de una sola de estas impresiones van á<br />
terminar sus días en los rincones de una casa de Orates.<br />
¿Porqué el hipnotismo que conmueve rjjás profundamente<br />
el organismo, que permite la sugestión de<br />
muchas ideas qiie son verdaderamente desagradables<br />
para el paciente, y que, por último, tiene un mecanismo<br />
de acción que no se conoce y cu/as consecuencias<br />
pueden tal peí presentarse muchos años mds tarde, había<br />
de ser inocente? El hipnotismo ofrece todavía<br />
otros peligros para un cierto número de personas. Los<br />
enfermos del corazón, por ejemplo, no pueden ser<br />
I9i;)níetid09 ¿ las cnaniobrds hipnóticas, pu«s eti mv>c|)Q«
-S98de<br />
ellos pueden sobrevenir síncopes mortales y^accidisntes<br />
tan temibles como estos. De la misma<br />
manera las personas de temperamento nervioso exagerado,<br />
aquellas demasiado susceptibles á toda clase<br />
de impresiones, deben ser hipnotizadas con suma<br />
prudencia, y mejor sería todavía proscribir en absoluto<br />
la hipnosis para esta clase de enfermos. Los accidentes<br />
que suelen ocurrir coa estos pacientes, y aún<br />
con personas perfectamente sanas, si bien no muy serios<br />
si son combatidos por un facultativo con la Oportunidad<br />
debida, hacen de todo punto indispensable que<br />
la práctica de la hipnosis sea estrictamente prohibida,<br />
como se ha hecho en casi todos los países de Europa,<br />
á los que no poseen un título de médico. De otra manera,<br />
en caso de accidentes, se tendría que lamentar<br />
muchas veces una desgracia por no haberse prestado al<br />
enfermo los auxilios del caso con la rapidez exigida<br />
por las circunstancias.»<br />
Los mismos escritores que venimos citando ó que<br />
acabamos decitar, dicen asimismo en otro lugar; «Algunos<br />
ejemplos han venido á probar que el hipnotismo<br />
despierta las neurosis que se encontraban latentes,<br />
y que tal vez habrían ó no estallado en época<br />
más ó menos lejana. S: dice que las personas en<br />
las cuales se ha notado este fenómeno, no habían tenido<br />
jamás manifestación alguna de afección nerviosa<br />
y que al volver al estado de vigilia después del sueño<br />
provocado, los circunstantes han sido dolorosámente<br />
sorprendidos al encontrarse frente á un loco maniaco,<br />
que ni las más cuidadosas atenciones han sido<br />
suficientes para volverlo á la razón. Entre los peligros<br />
del hipnotismo se menciona la predisposición qu«<br />
se adquiere para las enfermedades nerviosas, sobre to*<br />
do para el histerismo, por la repetición continuada y<br />
desmedida de las sesiones de hipnotización, Esto ea<br />
com
decido de ataques de histerismo, han conseguido tenerlos,<br />
y muy frecuentes, por el abuso de la hipnosis.<br />
Se ha observado casos de hombres robustos atacados<br />
de la misma enfermedad por una causa semejante.»<br />
Y los mismos autores, dicen asimismo, que «los hipnotizados<br />
en estados superiores de hipnotismo deben<br />
ser tratados como verdaderos enfermos,»<br />
Y para no alargar demasiado éste capítulo, concluimos<br />
relatando los hechos citados por Lombroso,<br />
de varios casos observados pof este autor relativos á las<br />
corisecuencias de la hipnosis; y que son los siguientes:<br />
C, ilustre escritor atacado de parálisis por haber<br />
asistido á un espectáculo de hipnotización. Una señora,<br />
I..., presa de una catalepsia por dicha causa. Otra id.<br />
R..., sumida en un continuo delirio histérico. Otra<br />
X..., con convulsiones epileptiformes después de asistir<br />
á un espectáculo hipnótico. C..., estudiante, que<br />
había sido sonámbulo y ya estaba curado; volvió á tener<br />
accesos de sonambulismo por haber sido hipnotizado.<br />
L..., como otros varios, quedó que no podía mirar un<br />
objeto brillante sin quedar hipnotizado. I..., teniente<br />
de artillería, como otros varios hipnotizado por Donato,<br />
trató de asistir á una cita á plazo dada por el hipnotizador,<br />
produciéndole un acceso de fviror al tratar<br />
de impedírselo sus superiores, y habiéndole impedido<br />
asistir, á la fuerza, cayó en un acceso de sueño<br />
hipnótico, con olvido, de lo sucedido al despertar.<br />
R..., estudiante, Curado de una antigua epilepsia, volvió<br />
á recaer en ella después de hipnotizado. R,.., por<br />
esta causa perdió la memoria y fué acometido de un<br />
grave eczema. X..., militar, no puede ver una luz<br />
sin ser atraído por ella, E..., empleado, cayó por la<br />
hipivotización en una especie de hipnotismo continuo<br />
después fué acometido de convulsiones epileptiformes<br />
y por fin de un delirio maniaco. V..., teniente, después<br />
de hipnotizado cayó en una especie de sonam-^
-é95—<br />
bulismo con tendencia á incitar todos los gestos de<br />
los que le rodeaban y en una manía melancólica.<br />
C,..., joven de inteligencia sana fué acometido de<br />
lo:ura después de ser hipnotizado. C..., joven robusto,<br />
lo fué de cefalalgia y debilidad de la cabeza.<br />
D.... por igual causa, lo fué de formas neurósicas variadas<br />
como insomnio, gritos nocturnos, pérdida de<br />
la memoria y mal humor. Y dicho Lombroso concluye<br />
su relación con las palabras siguientes; «Por lo<br />
tanto las consecuencias más frecuentes que produce<br />
el uso del hipnotismo son la continuación aunque atenuada<br />
del grande acceso provocado de neurosis hipnótica,<br />
el estado de sonambulismo ó semi-sonambulismo,<br />
la propensión marcada á volver á caer en él<br />
por ligerísimas causas, la tendencia casi insuperable<br />
á imitar los actos y gestos de los circunstantes, llevada<br />
hasta la exjigeración del Miriachit, (éste es una<br />
neurosis imitante); las convulsiones, la locura, la debilidad<br />
mental, la pérdida de la memoria.» Y estos casos<br />
fueron observados por un solo médico en una sola<br />
ciudad de Italia, Turín; después de los espectáculos de<br />
hipnotismo, dados en la misma por Donato, cuyos resultados<br />
se repitieron en Milán, según aseguran los<br />
Dt-es. Sapoliniy Strambio.<br />
Piensen nuestros lectores en vista de esto, si estos<br />
resultados produjo un solo hipnotizador en dos ciuda*<br />
des, las enfermedades que se habrán producido en el<br />
mundo por causa del hipnotismo, cuyo conocimiento<br />
científico escomo quien dice de ayer, y ya se presenta<br />
en escena rodeado de un sin número de peligros y graves<br />
Consecuencias, que pueden llegar hasta hacer perder<br />
la razón á los insensatos que se entreguen á tan<br />
dañinas prá
~S9e-<br />
VIII.<br />
CONSECUENCIAS MORALES Y SOCIALES<br />
DEL HIPNOTISMO.<br />
Estas 'consecuencias no han podido ser más desas*<br />
trosas. El conocimiento científico del hipnotismo es de<br />
ayer como ya hemos dicho en otro lugar, y á ¡cuántos<br />
abusos se han cometido por causa del mismo; '.cuántos<br />
crímenes ha producido!; y eso que hasta ahora su práctica<br />
ha estado relegada á unos cuantos hombres de<br />
ciencia, que la han compartido con varios audaces charlatanes.<br />
¡Aj^ del día que el hipnotismo se generalice!<br />
¡Pobre humanidad! Y que el mal lleva este camino, lo<br />
prueba el que los jespectáculos públicos de hipnotismo<br />
se han multiplicado de un modo tal, que en palacios,<br />
salones, tertulias, cafés y teatros, se hacen experimentos<br />
hipnóticos como si fueran de un juego cualquiera ó un<br />
mero entretenimiento; y cuando escribimos estas líneas,<br />
se halla en todas las esquinas de la Corte de España,<br />
el siguiente anuncio:<br />
«SALÓN SOMERO.<br />
Conferencia del Dr. Dax. Hoy i6 de Mayo de 1891.<br />
Experimentos de electro-biología.—Visión á distancia.<br />
—Sonambulismo.— Éxtasis. —Encanto — A nes •<br />
tesia.—Catalepsia.—Acción de los medicamentos d distancia.—Cambio<br />
de personalidad.—Sugestión mental<br />
ó irasnmisión del pensamiento.<br />
Y los periódicos por su parte, ese abusivo y tiránico<br />
regulador de la sociedad llamado 4.' ]3oder del<br />
instado, y que nosotros llamarfamos el i.'¡ vienento-
dos los días con anuncios como el que tomamos de uno<br />
de los diarios de más circulación hoy de España; El<br />
Imparcial á^ ti de Junio de iSgt. y que dice así:<br />
SOMNAMBULE<br />
et cartomanciere, Mme. León 232, rué Sainte Catherine<br />
á Bordeaux (Franee), est la plus renommée du monde<br />
pour diré l'avenir, la pensée des gens, ieurs intentíons.<br />
Elle fait re.ussir en tour et consulte par correspondence.<br />
Elle viendra consultar á Madrid, si plusieurs persortnes<br />
la demandent. Príx: lo, 25 et 5o francs. ó bien<br />
éstos otros que hemos visto posteriormente en El Dia<br />
de 16 de Marzo de 1892, y en El Jmparcial de Mayo<br />
del mismo ai^.o.<br />
ADIVINADORES DEL PENSAMIENTO.<br />
De paso para París, han llegado á esta corte y<br />
debutarán hoy en el teatro-circo de Parish, Mr. Kreps,<br />
y su hija, adivinadora del pensamiento humano y doble<br />
vista natural. La prensa de la capital del Principado,<br />
hace grandes elogios de estos artistas.<br />
ANUNCIOS. .<br />
En la cuarta plana de un solo número del Fígaro<br />
de París (la capital del mundo civiliíadoj, encontramos<br />
los siguientes anuncios:<br />
MAGNETISMO—ADIVINACIÓN.<br />
«Mad. Cibau, 70. calle Lafayette, la cartomántica<br />
más célebre de Francia, única en París para explicar ei<br />
pasado, présente y porvenir y los pensamientos más<br />
¡secretos; consultas por correo sobre pleitos, bodas penas<br />
del corazón, etc.»<br />
«Mad. de Salveuno, we
-898—<br />
«Sieunamosa, célebre sonámbula egipcia que no<br />
teme la competencia. Talismanes.<br />
El día que el hipnotismo se haga vulgar, y vulgar la<br />
facilidad de producirle; el mundo no será mas que una<br />
gran casa de locos, y una reunión de seres enfermizos<br />
y criminales. Y por si nuestros lectores creen que exageramos,<br />
á continuación damos las pruebas de la verdad<br />
de nuestras palabras, por las que se verá que más bien<br />
nos hemos quedado cortos en lo que acabamos de<br />
afirmar.<br />
«Apenas principiaron á propagarse las prácticas<br />
magnéticas, dice el Sr. Obispo de Madrid; los teólogos<br />
vieron en ellas grandes peligros contra la moral y las<br />
costumbres, y publicaron trabajos numerosos y llenos<br />
de erudición para demostrar que aquellas eran contrarias<br />
á las tradiciones cristianas, é inductivas á la superstición<br />
y á la impiedad.» Juicio que aunque parezca<br />
severo ha sido conlirmado por los obispos de Alema*<br />
nia,Baviera, Francia, España, Italia y América.<br />
Ya en 1784, la Facultad de Medicina de París, á<br />
la que pertenecían los hombres rhás eminentes de su<br />
tiempo; prohibió hasta á los médicos, la práctica del<br />
magnetismo; fundándose en los perjuicios que causaba<br />
á la salud, á las costumbres y á los intereses, y por<br />
lo misterioso de sus procedimientos.<br />
«No hay desorden personal que no pueda imponerse<br />
al hipnotizado, ni existe delito al cual no ponga<br />
la mano, en cuanto se le ordene. El hipnotizado es<br />
un hombre que fírmó en blanco una letra de cambio<br />
poniéndola en mano desconocida, y en ella puede todavía<br />
el fiduciario, escribir todo daño, toda vergüenza<br />
y todo delito:» escribe el P. Franco^ en su obra<br />
sobre la hipnosis; cuyo autor afirma asimismo la inmoralidad<br />
del hipnotismo, porque ni al mismo hombre<br />
le es lícito renunciar á $u propia libertad moral,
y dicho hipnotismo parece destruir la libertad hurtiana.<br />
Y este mismo ¡lustre escritor, en su recién publicado<br />
folleto. El Hipnotismo j los médicos católicos, exclama:<br />
«El hipnotismo, causa de horrible daño á la<br />
moderna sociedad.»<br />
El Obispo d& Moulins, Mr. de Pons; en su Pastoral<br />
sobre este asunto, dijo: «Nos levantaremos contra<br />
esas tenebrosas invenciones, esos misteriosos descubrimientos<br />
de pretendidos sabios modernos, adeptos<br />
del materialismo y corruptores de la moral;.. Señalarer<br />
mos con particularidad esa ciencia funesta del magnetismo<br />
animal, cuya denominación sola caracteriza<br />
también la inmoralidad de tos que la profesan, U practican<br />
y se esfuerzan en propagarla; ciencia perturbadora<br />
cuyo efecto es introducir el desorden eij todas<br />
las facultades físicas y morales del hombre.»<br />
El mismo respetabilísimo Prelado de Madrid, que<br />
antes hemos citado, asegura que: «si son grandes los<br />
daños físicos que el hipnotismo causa á las personas<br />
que se someten á su acción, son mayores y más enormes<br />
todavía los que de él se siguen á la moral y á<br />
la honestidad de las costumbres, así públicas como<br />
privadas. Quisiéramos el omitir el ocuparnos de este<br />
punto por ei rubor que se siente al enumerar los crímenes<br />
y sucesos repugnantes á que han dado lugar las<br />
prácticas hipnóticas.».Y el mismo Obispo añrma en otro<br />
lugar: «El hipnotismo es por tanto atentatorio de la<br />
conciencia, del individuo, de la familia y de lá ñusma<br />
humana sociedad.» uEl hipnotismo aun el aplicado á<br />
la medicina es inmoral é ilícito, mientras la Iglesia no<br />
lo consienta y se dicten leyes y reglas que quiten al<br />
remedio la inmoralidad que su uso actuar entraña, y<br />
se hagan imposibles ó muy difíciles los crímenes que<br />
por el hipnotismo á mansalva pueden cometerse;» nos<br />
dice el Excmo. Sr. Obispo de Bafcelona, Sr. Catald,<br />
en »u Pay/ora/de Mayo de i§88.
—800-<br />
«No tenernos noticia de que se haya publicado,<br />
fuera de las traducciones diciías, en nuestro nativo<br />
idioma..... ningún libro que desentrañando la malicia<br />
y el veneno encubierto en esa llamada conquista de la<br />
ciencia médica, ponga de manifiesto lo insostenible de<br />
esas hipótesis absurdas en el terreno filosófico, y los<br />
peligros gravísimos en el orden físico y mora!, que de<br />
la práctica del hipnotismo están llamados á reportar<br />
los individuos, la sociedad, la moral, y las creencias<br />
católicas;» escribe á su vez con un profundo acento<br />
de convicción el ilustrado P, Vild, al hablar de esta<br />
materia; el cual en otro lugar dice, que; «el hipnotismo<br />
y el espiritismo se han propagado con una<br />
velocidad prodigiosa entre las naciones tenidas por<br />
alguno.s como las más cultas y civilizadas reciutando<br />
un sinnúmero de prosélitos entre los hijos de<br />
la impiedad y de la duda, cautivando á millares las<br />
personas de todas las clases de la sociedad moderna<br />
y causando en ellas estragos indecibles:» extrañando<br />
con gran razón el mismo autor, como sucede<br />
esto en pleno siglo XIX, en el siglo de la incredulidad<br />
y del escepticismo, y como en esta época se ha<br />
hecho de moda la nigromancia, los encantamientos, las<br />
adivinaciones, las brujerías, que tanto hicieron reir á<br />
los filósofos de la última centuria... ¡Y esto los que<br />
nos culpan á los católicos de crédulos, fanáticos y supersticiosos!<br />
Y por fin. el mismo P. Vilá, dedica en<br />
otro lugar de su obra las .siguientes palabras á pintar<br />
las consecuencias sociales del hipnotismo. «Tampoco<br />
en este orden (el social) son más sazonados y<br />
saludables los frutos producidos por el hipnotismo,<br />
sino quizás más amargos y de más funestas consecuencias....<br />
El hipnotismo, miserable y desdichado engendro<br />
del mesmerismo y hermano legítimo del espiritismo<br />
háse atrevido á más y ha ido más alta que<br />
9US ascendkntea, y ha aplicado la segur al corazón mis-
-^Olmo<br />
del árbol social y ha minado por su b%se los principios<br />
en que este descansa. De una plumada ha borrado<br />
la libertad y la conciencia humanas, fundamento<br />
sólido é indispensable de todo orden social y religioso,<br />
y sin el cual no es posible, ni concebir siquiera<br />
la sociedad, cualquiera que sea el estado en que se la<br />
considere, convirtiendo al hombre en un mtdmatn^<br />
etc. etc.»<br />
Ideas análogas sustenta el docto escritor Dr. Meric,<br />
al creer al hipnotismo peligroso porque hace perder<br />
al hombre la libertad, le convierte en un autómata in«<br />
consciente, en una especie de loco; y le hace perder<br />
la memoria, con lo que puede convertirse en terrible<br />
instrumento de toda clase de crímenes y delitos<br />
que le son sugeridos por su hipnotizador, que queda<br />
á salvo de todas las malas consecuencias de estas acciones<br />
que han sido sugeridas por él; y este mismo<br />
escritor dice que no es lícito considerar el hipnotismo<br />
como una de las conquistas de nuestro siglo, puesto que<br />
dicho hipnotismo convierte al hombre en un ser sin<br />
razón sin conciencia y sin libertad, y que perturba<br />
de una manera tan temible nuestra sociedad inquieta<br />
por su presente, incierta de su porvenir.<br />
Pero como quiera que se nos pudiera tachar de parcialidad<br />
y que no presentábamos sino los testimonios<br />
de escritores de nuestras ideas, que por más que para<br />
nosotros sean sumamente respetables, hoy por desgracia,<br />
para muchos, son sospechosos, por lo mismo<br />
que son autores católicos; vamos á recopilar la opinión<br />
de los hombres de ciencia de distintas ideas<br />
y opiniones personales, y que mejor han llegado á<br />
conocer la hipnosis.<br />
«Cuando el sujeto ha sido ya hipnotizado con frecuencia,<br />
y princi|»lmente, si lo fué por la misma persona,<br />
ésta adquiere sobre él tal dominio, que los actos<br />
más excéntricos, los más graves y hasta.jos o^a
—Boapeligrosos<br />
se cumplen sin lucha aparente y sin tenta.<br />
tiva apreciable de resistencia.» (i)<br />
Este mismo autor, al final del capítulo IX de su<br />
referida obra; dice que es una exageración el decir que<br />
el mundo entero esté destinado á la alucinación universal,<br />
y que una mirada echada sobre el primer transeúnte<br />
baste para hipnotizarle; pero no lo niega tampoco,<br />
solo dice que es una exageración. El mismo Bernheim<br />
nos cita algunos casos demasiado notables en<br />
este género, entre otros el del mendigo Castellan,<br />
tomado de las actas del tribunal de Draguignan, hecho<br />
que es el límite de la inmoralidad y llega hasta<br />
inspirar repugnancia, por lo que no nos atrevemos á<br />
reproducirle. Y este hecho no es único, por desgracia,<br />
de varios semejantes han tenido ya que entender los<br />
tribunales; y ¡cuántos y cuántos análogos, habrá sepultados<br />
en el olvido! Pues no parece sino que el hipnotismo<br />
trae como suele decirse un vicio de origen; pues su<br />
fundador ó propagador en Europa, Mesmer, no solo<br />
se valía de las cubetas y de la varilla mágica para hipnotizar,<br />
sino también de otros medios lúbricos y obscenos;<br />
como el de tocar y apretar el magnetizador el bajo<br />
vientre del magnetizado, manipulaciones que á veces<br />
duraban horas enteras; ya sus magnetizaciones dieron<br />
lugar á funestísimos casos, que motivaron la intervención<br />
de la Facultad de Medicina de París.<br />
y que no hay exgeración alguna en lo que acabamos<br />
de decir, se ve con solo referir como se practicaba<br />
el hipnotismo de hace algunos años. Se procuraba<br />
para esto como dice Rostan, que el hipnotizador fuera<br />
un individuo de buena salud, que se hallara en la fuerza<br />
de la edad, fuera hermoso y de simpática presencia,<br />
grave, cariñoso, y á ser posible que fuera asimismo<br />
vivo, ardiente y entusiasta y pudiera ejercer cierto<br />
(1) BwaMiá. U ittg«iUéa. 0«p. i." p&g. 88.
—sosinflujo<br />
sobre las personas magnetizadas; y la magnetizada<br />
se procuraba que fuera joven, pues por lo visto<br />
las viejas eran poco á propósito para el caso; que fuera<br />
además nerviosa, sensible, impresionable, y mejor aún<br />
ardiente, apasionada y erotómana como dice Debreyne;<br />
y,después se juntaban estos dos seres para procurar<br />
la magnetización, se sentaban el uno enfrente del otro,<br />
tocándose con los pies, con las rodillas, unidos estrechamente<br />
de las manos, y mirándose fijamente el uno al<br />
otro; y después se practicaban otros tocamientos en<br />
la cabeza, en las espaldas, en los brazos que se podían<br />
estender hasta los pies y aun hasta el vientre.<br />
Así que con sobra de razón decía este último autor:<br />
«No es ciertamente necesario ser gran moralista, ni<br />
tener un gran conocimiento del corazón humano, para<br />
juzgar del efecto que pueden producir estas misteriosas<br />
maniobras en una joven impresionable y toda palpitante<br />
de trastorno y de emoción, y tal vez en el grave y estoico<br />
magnetizador, que no ofrece nada de repugnante,<br />
que está en perfecta salud y en la fuerza de la edad,y><br />
etc., etc.<br />
Los Sres. Maira y Benavente, sobre esta cuestión,<br />
escriben lo íiiguiente: «El estado nervioso particular<br />
que se conoce con él nombre de hipnosis, se presta,<br />
sin duda, para cometer mil abusos en las personas<br />
que se hacen dormir artificialmente, ó en aquellas en<br />
que los fenómenos de sueño ó de sonambulismo se presentan<br />
espontáneamente. No disertamos en el terreno<br />
imaginario ó de las posibilidades; ya se han llevado<br />
.algunas causas ante los tribunales de otros países, y<br />
esto hace pensar que á medida que la sutileza de los<br />
criminales se haga cada día más grande llegue á explotarse<br />
más extensamente estos fenómenos, tan aptos<br />
para llevar á cabo atentados de todo género contra<br />
las personas. Si el lector se ha tomado la molestia<br />
de echar la vista sóbrelo dicho anteriormente de los
-804carateres<br />
y estado de los individuos sumergidos en el<br />
sueño {nagnético, no le costará mu;ho trabajo suponer<br />
cuantos caminos accesibles pudieran seguirse para realizar<br />
un intento abusivo cualquiera. La abolición de la<br />
voluntad, la perversión del recuerdo, los hechos admi*<br />
rabies del sonambulismo y de la sugestión, son circunstancias<br />
que, como dice cierto médico legista, incitan<br />
al crimen con la esperanza muy fundada de quedar<br />
completamente impune. ¿Qué sería un sujeto susceptible<br />
de recibir el sueño magnético en manos de un<br />
individuo de conciencia poco escrupulosa? nada más<br />
que un instrumento dócil para ejecutar sus planes.»<br />
CuUerre, por su parte, nos dice, que: «Bien sea que<br />
la causa del sonambulismo se atribuya á cualquier origen,<br />
todo? los autores convienen en que el hipnotizado<br />
durante el sueño artiñciai, pierde su conciencia, su<br />
personalidad y su libertad y queda absoluta é incondicionalmente<br />
sujeto á la voluntad del hipnotizador, en<br />
cuyo arbitrio está el quitarle la facultad de obrar y la de<br />
hablar y de obligarle, sin que pueda resistirse, á ejecutar<br />
los actos que le sugiera.» El Dr. de la Tourette,<br />
conforme con otros varios autores, asegura, que; «las<br />
prácticas hipnóticas son tan funestas é inmorales que<br />
á ellas son inherentes la violación y los atentados contra<br />
el pudor.<br />
El/)r./?t'Cj/MíVr, nos ha referido mucho casos de<br />
preñez sobrevenida de resultas del magnetisoio animül;<br />
Magendie ha contado por su parte Víirios hechos de<br />
personas que han fallecido bajo la influencia de la<br />
misma causa; Rostan, á su vez, escribe lo siguiente:<br />
«Supuesto ese fenómeno tan trascendental del magnetismo<br />
¿qué consecuencias tan terribles no pueden seguirse<br />
de semejante omnipotencia? ¿Qué mujer ó
le ha pasado se borró enteramente al despertar? Pero<br />
supongamos un momento que el hipnotizador resiste<br />
á la facilidad de abusar, que su virtud le haga triunfar<br />
de la impunidad y rechazar con horror toda idea criminal,<br />
¿cuántos otros peligros quedan todavía? ¿No<br />
puede robar secretos importar.tes de familia y convertirlos<br />
en su provecho? ¿Se ignora muchas veces que el<br />
honor de las familia depende muchas veces del secreto<br />
de ciertas circunstancias?-~Se ha negado la influencia<br />
de los sexos y se ha hecho mal, porque esta influencia<br />
es poderosa. La sonámbula contrae hacia su magnetizador<br />
un reconocimiento y una inclinación sin<br />
límites, y de esto á una verdadera pasión no es largo<br />
el camino. Yo creo que si es fácil la violencia, lo es más<br />
la seducción menos odiosa que la primera. ¿Quién puede<br />
preveer los resultados?» y concluye diciendo: «Así el"<br />
magnetismo puede ser perjudicial á la salud, y perjudicial<br />
á la moral pública: para obviar estos inconvenientes<br />
debería el Gobierno prohibirlo con severidad.<br />
Dupaii sostiene ideas parecidas y nos asegura que:<br />
«No puede ponerse en duda el que no ejerza el magnetizador<br />
una influencia moral muy grande sobre la persona<br />
sonámbula. Su voluntad dormida en algdn modo, no<br />
se resiste á las órdenes de su magnetizador; ¿no se pueden,<br />
pues entonces conocer los secretos de las familias,<br />
penetrar en los intereses más caros y los más sagrados^<br />
etc.? Má.>: de estas relaciones íntimas, de este catnbío'de<br />
miradas animadas en los sentimientos más dulces, con<br />
impresiones singulares y agradables, de este estado totalmente<br />
nuevo en el que caen los sonámbulos, nace una inclinación<br />
entera y absoluta hacia el magnetizador. <strong>Ll</strong>evado<br />
el reconocimiento hasta el entusiasmó de la pasión,<br />
exalta todos los sentimientos afectuosos; ahora<br />
juzgad de loque sucederá si la sonámbula «s una joven<br />
y $1 magnetizador tiene cualtdadea para á^rAdiTi* 1f
—sossostiene<br />
que el magnetismo: «Es un arte del todo fantástico,<br />
cuyos procederes misteriosos no tienen poder<br />
sino sobre los cuerpos enfermos, y que por una singular<br />
virtud envuelve en el mismo velo del error á<br />
sus propagadores y á sus víctimas; es finalmente una<br />
ciencia falsa en sus teorías, y perniciosa en sus práctica.»»<br />
Desgenettes; al ocuparse \&Real Academia de Medicina<br />
de Parts de esta cuestión, dijo. «Desde que s$<br />
ha leido el parte ha hecho mucho mal; ha trastornado<br />
las cabezas de la generación médica naciente, y esta<br />
sé pregunta asimisma si deben quemarse ios libros y<br />
cerrarse las escuelas, pues que para todo basta el magnetismo.<br />
El célebre fisiólogo Magendie, aseguró al tratar<br />
este asunto ante la Academia antes citada: «Me<br />
parece que la Academia se ha engañado; que la han<br />
, colocado en una falsa posición cuando la han sugerido<br />
la idea de nombrar una Comisión particular<br />
para saber si se ocuparía ó no del magnetismo... Solo<br />
la noticia de esta discusiones perjudicial. Esta es<br />
una circunstancia explotada con solicitud por los muchos<br />
picaros que pululan en la capital; porque hasta<br />
se citan enfermos que han fallecido en manos de los<br />
magnetizadores.»<br />
Debrej^ne, en sus Pensamientos, sostiene, que; «el<br />
sonambulismo ha sido en Francia uno de los secretos<br />
diaJsólicos más poderosos para desmoralizar á los hombres,<br />
y que esa inmoralidad no es un accidente fortuito<br />
ni pasajero, sino que es inherente al magnetismo<br />
que mancha casi todas las víctimas, excita emociones<br />
condenables y enciende pasiones vergonzosas.» Y este<br />
mismo ilustre sacerdote liega hasta afirmar, que; «el<br />
magnetismo animal puede llegar á ser el medio de co><br />
rrupción más execrable que haya jamás salido del inñerno.»<br />
El conde de Robiano, asegura, que el libertinaje<br />
lonambüUcó «xcita y fomenta brutalmente pasion«9
—867—<br />
desordenadas, provoca la licencia de las costtimbre$<br />
y degrada las conciencias y otro escritor citado<br />
por dicho conde Robiano afirma, que: «En Alemania<br />
y en Francia el libertinaje sonambúlico ha sido uno<br />
de los secretos poderosos del infierno para desmoralizar<br />
á los hombres; y nótese bien que la inmoralidad<br />
de que hablamos no es un accidente fortuito ni<br />
pasajero; inherente al sonambulismo, mancha casi todas<br />
las víctimas, excita emociones condenables, y enciende<br />
pasiones vergonzosas.» El autor ya citado, La<br />
Tourette; afirma, que durante el sonambulismo pueden<br />
establecerse relaciones sexenales, que desde luego pueden<br />
asemejarse á la violación. Lombroso, haciendo ver un<br />
nuevo aspecto de esta cuestión; nos habla de que el momentáneo<br />
cambio del carácter moral que se observa en<br />
los accesos de hipnotización, se puede perpetuar si se<br />
repiten los experimentos en el mismo individuo y puede<br />
hasta cambiar su carácter y su moralidad; y se ha<br />
visto que los hipnotizados se vuelven con facilidad falsos,<br />
inmorales, ó por lo menos débiles, hasta el punto<br />
de ceder á las más ligeras presiones, no solo del<br />
hipnotizador, sino de todos los demás. El mismt) autor,<br />
nos habla del hipnotismo que se va generalizan»<br />
do como una epidemia, que se practica ya por simple<br />
diversión y llega hasta las escuelas; y dice: «¿Quién<br />
puede medir los daños de una epidemia semejante, que<br />
no permite ya que se cuenten como raros los individuos<br />
hipnotizados, como lo eran hasta hoy en loa<br />
gabinetes, sino en gran número, y no con las reservas<br />
y precauciones de las clínicas, sino á toda hora<br />
del día y por obra del primero que llega?» Y no se<br />
crea que en esto hay exageración, porque el mismo<br />
Braid, nos habla,de una niña de cinco años y medio,<br />
que habiendo presenciado una sesión hipnótica,<br />
hipnotizó á su propia aya imitando lo que había visto<br />
hacer, Y Cam^ili, en su Casuisticaf explica los frau^
des que se pueden cometer fáciltnentej^por mediojdel<br />
hipnotismo.» •]<br />
Es notable asimismo el dictamen presentado por<br />
el profesor de neuropatología, Vi{ioli, sobre el hipnotismo,<br />
al Congreso superior de Sanidad en Roma; dictamen<br />
que fué aprobado por unanimidad por dicho Consejo',<br />
y en la imposibilidad de transcribirle íntegro lo<br />
que sería una prueba no pequeña de lo que tratamos<br />
de probar; nos limitamos á copiar los párrafos siguientes<br />
de dicho documento. «¿Aconsejaríais vosotros, que<br />
en nombre de la moral pública se prosigan los espectáculos<br />
hipnóticos, para disponer que nuestras mujeres<br />
se transformen en otras tantas malasias afectadas<br />
de lalahf en quienes un gesto, una mirada, ó un movimiento,<br />
son capaces de inducir á una mujer de la<br />
respetable edad de 65 años á que se porte como una<br />
ramera de 20 abriles? ¿Aconsejaríais por ultimo, que<br />
prosigan los espectáculos en nombre de la civilización,<br />
de la libertad y del progreso, para observar en los jóvenes<br />
inconscientes de su estado y naturaleza, siquier<br />
fuese momentáneamente, los indianos mosquitos, los<br />
malasios y los afectados de Jumping, quienes tienen<br />
un rebajamiento moral é intelectual, y cuyo estado es<br />
una triste herencia de razas y tribus degeneradas?»<br />
En Viena, por causa de las desgracias producidas<br />
por ú Dr. Hausen, con sus experimentos hipnóticos;<br />
el Gobierno nombró una comisión de médicos para que<br />
estudiara los hechos criminales que habían sido denunciados;<br />
y dicha comisión, acordó por unanimidad de<br />
votos que se debían prohibir las prácticas de hipnotismo,<br />
por los graves males que de ellas se seguían,<br />
lo cual ha ido sucediendo en otras varias naciones á<br />
tnedida que se han ido conociendo los efectos de la<br />
hipnosis: conducta que ha sido imitada por el Coff5£jo<br />
de Higiene de Viena, (Francia), que ha dispuesto que<br />
^ prohiban las sesiones dé hipnotismo por razón de
-sodios<br />
múltiples accidentes que provocan; y cuando escribimos<br />
este capítulo, vemos en la Correspondencia<br />
Médica de fínes del año 90, que el Gobierno de la Isla<br />
de Cuba ha prohibido la práctica del hipnotismo hasta<br />
á los mismos médicos en los hospitales. Esto poco<br />
más ó menos han hecho Rusia, Dinamarca. Prusia,<br />
Suecia y otras naciones, las cuales ó han prohibido el<br />
hipnotismo, ó han reglamentado su uso como una cosa<br />
peligrosa, y en la duda de si podía ser de alguna<br />
aplicación científica: y en cambio en nuestra desgraciada<br />
patria, en la que los gobiernos no hacen más que<br />
política generalmente hablando; no solo se consiente<br />
la práctica, del hipnotismo en los hospitales y á los<br />
médicos, sino que cualquier charlatán ó doctor según<br />
ellos se titulan, ha podido correr toda la Península dando<br />
sesiones de hipnotismo, empezando por Madrid)<br />
residencia del Supremo Gobierno de la Nación, como<br />
ya hemos visto más adelante, y concluyendo por las<br />
más pobles villas y ciudades, sin que nadie les haya<br />
venido á las manos, ni les haya prohibido tan edificantes<br />
espectáculos.<br />
En Lille, fueron tales los males y escándalos causados<br />
por el hipnotismo, que hubo personas respetables,<br />
como el magistrado de Besancon, Mr. de la Croix; que<br />
se levantaron pidiendo con urgencia leyes especiales<br />
para reprimir dichos abusos. Y como dato que puede<br />
servir para formar el proceso del hipnotismo en<br />
todos sus aspectos, copiamos á continuación él siguiente<br />
suelto de El Movimiento Católico, de 16 de Marzo de<br />
1891; y que dice así: «feV Colegio de Abogados áe París<br />
ha celebrado varias importantes sesiones para examinar<br />
el hipnotismi en el concepto/«r/iíco. Excepto algunos<br />
votos de no grande significación, la ifiayoría se ha declarado<br />
en contra de la nueva doctrina, como corrup'<br />
toraÚQ todas las verdaderas nociones Je la moral y del<br />
-110ralistas<br />
y los políticos, el Colegio ha solicitado del Go-<br />
, bierno que prohiba con todo rigor las públicas sesiones<br />
del hipnotismo.»<br />
Cullerre, nos hace relación de una joven hipnotizada<br />
par sorpresa, con gran detriniento de su honor;<br />
de una señora hipnotizada, ultrajada en este estado,<br />
y loca dje. vergüenza después que se dio cuenta del atentado<br />
cometido; y de una muchacha que en su segundo<br />
acceso de sonambulismo conoció su deshonra. El Doctor<br />
Mabille, nos habla de una muchacha que quedó sujeta<br />
á frecuentes accesos de catalepsia á consecuencia de<br />
abusos cometidos en ella por tres malvados. El Doctor<br />
Btllan§-er, habla de un médico libertino que asistía<br />
á una señora que padecía accesos de sonambulismo,<br />
de la que abusaba durante los ataques. Se citan muchos<br />
casos de violaciones y atentados al pudor durante las<br />
epidemias de sonambulismo y convulsiones de que hace<br />
mención la historia; y aun son desconocidas las escenas<br />
que ocurrieron en la cámara en que Mesmer<br />
encerraba á las mujeres en crisis, y en la cual el solo<br />
penetraba. «Las personas que se hipnotizan espontáneamente,<br />
exclama un autor; están expuestas á graves<br />
peligros y á groseros abusos Si se trata de un<br />
hombre puede ser robado, herido y aun asesinado sin<br />
que oponga resistencia alguna; fácil es comprender<br />
cuales serían los desmanes que pudieran cometerse si<br />
fuera una mujer.»<br />
Para ver lo inmoral y peligroso para la sociedad<br />
que es el hipnotismo, hay que tener en cuenta que<br />
algunas veces puede tomar y ha tomado el mismo,<br />
una forma, digámoslo así, epidémica. La historia nos<br />
ofrece curiosos ejemplos de lo que decimos, y para no<br />
molestar á nuestros lectores, recordaremos tan solo<br />
1& epidemia de los convulsionarios del cementerio de<br />
San Medardo: Sabido es que estos hechos á que nai<br />
Ifferimo», tuvieron lugar en París, i principios dtlsi^lo
psl^áQ' én «} cementerio que heñios ñom\>táá6, eif él<br />
que habfa nido enterrado un diácono Jansenista rnúérfo<br />
én olor de santidad. Nada más morir este exaltado iicerdo»,<br />
empezó á Correr la voz por Parü de
-elidía<br />
sin ella aspirar á la curación de las enfermedades,<br />
á la visión intuitiva y al don de profecía.,.. Hasta<br />
entonces la epidemia no se presentaba aún con el carácter<br />
que había de revestir mas tarde, y es fácil reconocer<br />
ya en estos fenómenos convulsivos cuya detallada<br />
relación nos han dejado los autores, en las altera*<br />
cionesintelectuales y físicas súbitamente desarrolladas<br />
en aquel contagio que se extiende de unos á otros, la<br />
acción preponderante del sistema nervioso.... El rasgo<br />
más común en las mujeres, que en todas las circunstancias<br />
desempeñaban el principal papel, era una combinación<br />
extremadamente rara de excitaciones nerviosas<br />
y de esa insensibilidad momentánea que ¿los magnetizadores<br />
consiguen producir algunas veces á los sonám •<br />
bulos. En la violencia de sus espasmos, estas mujeres,<br />
que se dividían en aulladoras, maulladoras, saltadoras,<br />
según ios gritos y movimientos á que se entregaban,<br />
se dejaban pisotear y golpear, se sometían á la<br />
prueba del fuego y á otras mil torturas, y suponían'<br />
experimentaban consuelos divinos. Cuatro ó cinco hombres<br />
apretaban con fuerza á una muchacha ó la golpeaban,<br />
sin que ella manifestase el menor sufrimiento.»<br />
Y como pudiera suceder que cualquiera nos objetara<br />
que una cosa así es excepcional y que esto ya no<br />
sucedía hoy; le presentaremos en nuestros mismos, días<br />
ios delirios hipnóticos del Miriachit, que invade países<br />
enteros en la Sibería y la Rusia; el enloquecedor Jumping,<br />
de los Estados Unidos, que domina en muchos<br />
pueblos de esta nación, donde se ven individuos saltadores,<br />
ladradores, mauUadores, rebuznadores, gruñidores,<br />
y convulsionarios; t\ Latah de las Malasias; tas<br />
prácticas hipnóticas de los Djognis y Fakirs de la /«-<br />
4ia^ cuya antigüedad se remonta á miles de años, y<br />
páralos que, según cuentan; el comunicarse entre »f á<br />
millares de kilómetros, sin ningún medio físico, es un<br />
verdades }ue^(>vPrádtic;Q9. anál(>|as existen en ^an n^-
-sismero<br />
de tribus y pueblos árabes, y en la Persia, ¡Asía<br />
Menor, África, China, el Egipto y otra porción de<br />
naciones, dominan igualmente prácticas del mismo género,<br />
¿y por ventura se hallan muy distantes de estos<br />
hechos, los que han tenido lugar á nuestra misma<br />
vista en las principales ciudades de la Europa, dirigidos<br />
por Donato, Zanardelli, Rummo, Rattone, Hansen<br />
y tantos otros hipnotizadores; hechos que en nada difieren<br />
de los citados anteriormente, sino son más extraordinarios<br />
todavía, y de los qué, uno solo de estos<br />
hipnotizadores, en una sola de las ciudades que corrió,<br />
Donato en Milán; dejó una muy grave epidemia<br />
hipnótica, nociva á la moral y á la higiene; según la<br />
exacta expresión del P. Franco, en su hipnotisnio clarividente?<br />
Con que sumen nuestros lectores si pueden,<br />
ó calculen todas las consecuencias que habrán dejado en<br />
la llamada ¿Europa civilizada toda esa caterva de charlatanes<br />
é hipnotistas.<br />
Y no solo es el hipnotismo antimoral y antisocial,<br />
sino que deprime |la dignidad humana hasta un punto<br />
repugnante. ¡Qué espectáculo, el que se ha ofrecido<br />
repetidas veces en nuestros teatros y casinos; el ver un<br />
numeroso grupo de jóvenes de buenas fabilias; comerciantes,<br />
abogados, militares y médicos, reducidos á<br />
un rebaño de autómatas, funcionando para divertir al<br />
público que los rodea; que á la voz de su hipnotizador,<br />
aullan, gritan, corren, se paran^ se revuelcan en<br />
el suelo, saltan en todas direcciones, se dan áé puntapiés,<br />
adoptan posturas extrañas y ridiculas; y otras mil<br />
locuras por el estilo, que sino se vieran, no. fueran<br />
creidasl Léase entre otros casos de este género que<br />
pudiéramos citar, el publicado por el Correo Catalán,<br />
de un teatro de París, en el que una joven hipnotizada,<br />
Lucía; era obligada por su hipnotizador á^ entrar<br />
con él en una jaula donde había varios leones, x}ue<br />
e£«Q o^ügádos por el hipnotizador 4 saltar dando espiiui;
tósos rugidos por encima 4e la sjugestionada joven, que<br />
estaba colocada hon;;ontalmente sobre dos sillas en<br />
estado de rigidez eafaléptica; y este tan dtpertido es^<br />
pect4culQ $e ofreció una porción de noches, á un público<br />
que nos abstenemos de juzgar. Y aunque nc^<br />
du^iii el confesarlo, los abusos del hipnotisnio convertido<br />
ep una espacie de espectáculo teatral, han pa$ado<br />
tambiién 4 (lo^ hospitales, con el pretesto de un9 no<br />
siempre bien jystificada experimentación científica; y<br />
no han faltado ya espíritus generosos que han levantado<br />
\^. V09 contra estos abusos, como el Dr. James<br />
quf h| tronfido elocuentemente contra los excesos de<br />
este géperjd que se han cometido en los hospitales de<br />
t^arísJ V los excesos ó abusos ejecutados bajo la bandera<br />
de la hipnosis han tomado hoy múltiples y variadas<br />
formas, ^t lo qqe dice el Dr. Meric: «qué honra<br />
para iiiiestro siglo el ver como pululan por tod^s<br />
partes reclutadores ó ganchos de hipnotismo, miserables<br />
que and^n recogiendo jóvenes abandonadas no para<br />
inst;;u|rUs y moralizarlas, sino para convertirlas en in^<br />
(jyj^hpf instrumentos de U hipnosis que sirvan de recreio<br />
y dty!?i;9ión á los ociosos y al populacho y luego<br />
las c«4?n 4 vil precio á otros hipnotistas de café que<br />
las exi>lotaii de v>na manera infame. Por todo lo que dice<br />
con liaría razón e} P. Franco: «El hombre, no de*<br />
be SQn?eff!rse á otro hombre, sino cuando éste posea<br />
legítimo derecho sobre él; porque en este caso, no se inciina<br />
ante el hombre su semejante, sino á la ley y al<br />
mismo Dios.»<br />
Perp aunque ningún autor lo 8^g,ura3¡e, ni se hubie><br />
ra piofdido presentifr un solo caso de abusps hipnótkos;<br />
cthipnotismo es en su esencia profundamente inoioral<br />
y antisocial; poique si el hipnotismo se generalizara,<br />
r^Q es ^ijj^le un pueblo moral ni que subsista sin grin-><br />
4es jrMf^Utabies abusos y eiifermedades, ío quf dif ía
pretende la destrucción de todo fundamento religioso;<br />
pueí según él, los milagros, las profecías, los martirios<br />
de los santos, y los éxtasis y revelaciones de los mismos,<br />
no son sino simples hechos de hipnotismo; y para el qué><br />
nuestros Santos, nuestros Profetas, nuestros Mártires,<br />
nuestros Doctores y Confesores, y aun nuestro mismo<br />
Divino Salvador, no son más que hipnotizadores vulgares,<br />
no puede menos de atacar la base de la sociedad,<br />
la cual para nosotros, tiene en la religión católica, su<br />
principal y robustísimo fundamento. Y no crean nuestros<br />
lectores que exageramos al decir estas palabras: si<br />
revisáramos la mayor parte de las obras hipnóticas, las<br />
encontraríamos llenas de citas impías, heréticas ó ateas,<br />
conio la que citamos á continuación del Dr. Donato,<br />
que dice con el mayor aplomo y frescura, que; «Jesucristo<br />
fué el mis prodigioso hipnotizador, y sanaba los<br />
enfermos magnetizándolos.» Por lo que dice con sobra<br />
de razón el P. ¿eferino, que; «la incredulidad sistemática<br />
de nuestro siglo, toma ocasióu de estos fenómenos,<br />
(los magnéticos y espiritistas) unas veces para atacar la<br />
doctrina revelada, y otras para negar ó poner en duda<br />
la existencia délos milagros.» Y el hipnotismo no tWta<br />
tan solo de destruir toda idea religiosa como acabamos<br />
á¡c decir; sino que además paraliza ó anula, digámoslo<br />
así; la parte más noble del hombre, que es su alma; y<br />
le convierte á el mismo en un esclavo, peor aún; pórqiK<br />
en el esclavo subsiste la conciencia y cierta especie<br />
de libertad y dignidad, y el hipnotizado no es más que<br />
un verdadero autómata, una máquina, en misinos de su<br />
hipnotizador; ló cual hace á la hipnosis necesariamente<br />
innioral, quieran ó no quieran sus ciegos partidiarips.<br />
Pero pudiera suceder que alguno nos arguyera diciendo,<br />
que desaparecen todos los inconvenientes del<br />
hipnotismo, en el momento que está .en manos de los<br />
htjphotizadós el dar ó no su consetltiniiento para la Hip-<br />
Técfúzittíiñi y á tsto direaos; que es cuestionable, como
htmos visto en otro lugar, si se puede ó no hipnotizar<br />
aun sin la voluntad de los individuos en los que se<br />
practica, ó aun contra la voluntad de estos mismos,<br />
pues son varios los testimonios de hombres de ciencia<br />
que aseguran haberse dado casos de hipnotismo sin la<br />
voluntad de los interesados; y algunos como Guermonpre^,<br />
en su obra; El Hipnotismo; llegan hasta á asegurar<br />
que la voluntad de los hipnotizados no es más que un<br />
medio coadyuvante en la hipnosis y nada más; y aun<br />
cuando fuera cierto que hacía falta el consentimiento de<br />
los interesados, son pocos los hombres que conocen á,<br />
fondo los peligros y consecuencias de la hipnosis; la<br />
mayoría y hasta muchas personas instruidas, la creen<br />
un juego propio para entretener al público como la prestidigitación<br />
ó la gimnasta, ó un medio oportuno para<br />
curar á varios enfermos. Y por ñn; aunque adniitiéramos<br />
que la mayoría de las personas compreridían los<br />
peligros del hipnotismo, la humanidad es tan loca que<br />
la atrae el peligro aunque perezca en 61; así se ha visto<br />
que á pesar de los peligros que se hallan en las sociedades<br />
secretas, y de haber sido estas perseguidas por los<br />
gobiernos y anatematizadas por la Iglesia, dichas sociedades<br />
prosperan, cuentan con millones de adeptos, y<br />
en cierto sentido se puede decir que disponen de la suerte<br />
del mundo. ¿Puede ser conducente para remediar los<br />
inconvenientes del hipnotismo, el remedio propuesto<br />
por algunos, de que basta decir á los hipnotizados que<br />
de allí en adelante nadie podrá volver á dormirlos, sino<br />
su hipnotizador? Remedio completamente ilusorio; por*<br />
que lo primero, falta probar que esto siempre pudiera<br />
suceder en esta fornja, cuando se vé que algunos se<br />
hipnotizan con solo mirar una luz cualquiera; y aún<br />
cuaildo fúefa como se dice; ¿quién nos garantiza que el<br />
hifHíCítikádor fuera siempre un hombre de conciencia,<br />
CutHido "^áistos cliai'latanes se han metido á hipnotizadores,<br />
y 'están Yáci) la pr4ctica de la hipnosis, hasta per«
-.líalas<br />
más inñmas gentes? ¿Y cuand? la hipnosis eal^ «A:<br />
manos criminales?<br />
¿Puede compararse el hipnotismo con la doroformi*<br />
zación, como hacen algunos, que quieren hacer.de la<br />
hipnosis una cosa sencilla y natural, y que no. hay par»<br />
qué perseguir ni prohibirla? Esto nos parece un absurdo.<br />
La cloroformización es una operación completamente<br />
natural, que aunque puede ser peligrosa, no. debe usarse<br />
sino con tas precauciones coiisiguieittes, y cuando, de<br />
la misma se espera un bien mayor; y dicha operación no<br />
produce si no un sueño especial con:anestesia:..y en<br />
cambio el hipnotismo ya hemos visto todas las consecuencias<br />
que puede producir, y que es un hecho innatural<br />
por lo menos en parte de sus fenómenos; lo cual establece<br />
entre la hipnosis y la cloroformización una ha-;<br />
rrera verdaderamente insuperable; por lo que el Doctor<br />
Meric áict con sohTíádi nzÁn al tocar este punto:<br />
«Media un abismo entre los fenómenos inseparables del<br />
hipnotismo y el empleo de los narcóticos y de los anestésicos<br />
encírujía.9<br />
IX.<br />
EL HIPNOTISMO<br />
BAJO EL PUNTO DE VISTA MÍ01€O LEQAL.<br />
Este capftulo encierra no pequeña importancia tan*<br />
topara el porvenir del hipnotismo, como para el porveniir<br />
de la.sociedad. Si las leyes han de ser la salva»<br />
guardia de las naciones; los encargados de su ejecueiói}<br />
y planteamiento iio pueden menos de ocuparse con vivo<br />
intó^ de estf.feaóiiteiio t|á e^Urafio, tan torpccBtdenle»
que dá lugftr á hechos tan raros y puede influir de tan<br />
gran manera en las acciones de los hombres. Recuerden<br />
nuestros lectores las nobles y expresivas palabras que<br />
copiamos en el capítulo anterior, de dos autores entulÍMCas<br />
de la hipnosis, los Srts. Maira y Benavtnir, y<br />
DO olvidemos la enseñanza que las mismas encierran.<br />
«Es ua hecho positivo, vienen á decir estos escritures;<br />
que el hipnotismo se presta para cometer miles de aba-'<br />
sos. y que esto no es un temor imaginario puesto que<br />
ya son muchas las causas que se han llevado ante los<br />
tr^unales por esta causa.»<br />
Así lo han comprendido ilustres escritores át ^<br />
rteho, y son ya varios los que se han dedicado al esttf"<br />
dio de esta cuestión, como entre otros que pudiéramos<br />
citar el catedrático de Derecho de Nancy, Liégeói»;<br />
CampUi en Italia, Culkre, y otros varios; y á meáié^<br />
que el hipnotismo vaya siendo conocido, creemos que<br />
han de ser muchos más los autores que dediquen a'{ eí*<br />
tudio del mismo sus trabajos intelectuales.<br />
Bufalini, ocupándose de este asunto, dice que \6i<br />
hechos tan curiosos que presenta el hipnotismo no sólo<br />
tienen importancia para los hombres de ciencia y para<br />
el publico que maravillado los admira; la tienen mucho<br />
mayor para el sociólogo y para el legislador, porque<br />
suponiendo que caigan en manos de un bribón, no será<br />
pueril ni exagerado suponer que puedan utilizarlos con<br />
intención de cometer delitos. Por que, ¿no podrían sugerirscrifor<br />
desgracia, hechos criminales, falso* testigos<br />
y otros mil actos que entraran de lleno en el dominio<br />
del Código? Vacant, al tratar de este punto, nos asegufa^<br />
que: «sí w manda al hipnotizjide» hacer inmediatamente<br />
dcflipaés de despertar, é bien transcurrido afgiSA<br />
tíetlipo, que se ha proltmgadbí en ocasiones á mudió's<br />
iH«s«i, wnaaecióti ridicula ó cHmhtal, y la cum^ ebtt<br />
tsdt pwntustidid; as( ti iürAdí s^ kt keeho^Oómiti^ tai-
sÍQ acordarse de que la acción le ha sido sugerida; de<br />
ordinario se conduce como un autómata que procede sin<br />
ninguna deliberación; parece que no ve á los testigos<br />
que le miran, y que no se hace cargo de lo que su accién<br />
contiene de censurable.» Beaunh, nos dice que: «Guan-f<br />
do el sujeto ha sido hipnotizado con frecuencia, y sobre<br />
todo cuando lo ha sido por la misma persona^ ésta adr<br />
quiere sobre él tal poder que los actos más excéntricos<br />
los más graves, aun los más j/eügrosos, se cumplen sia<br />
lucha aparente y sin tentativa perceptible de resisten*cia;»<br />
á cuya opinión se adhiere el célebre Bemheim. Y<br />
nosotros por nuestra cuenta añadimos; que la hipnosis<br />
puede servir de tal modo á los malvados para la ejecución<br />
de crímenes á mansalva, que nunca la malicia humar<br />
na pudo inventar un medio tan seguro y tan terri^, y<br />
por desgracia de tan seguros efectos. Y para que se rea<br />
que no hay exageración en estas palabras, vamos á estudiar<br />
por partes esta cuestión.<br />
Hoy es un hecho innegable que es posible producir<br />
90 la mayor parte de los hipnotizados sugestiones.jque<br />
podemos llamar, ó que pueden ser criminales: asi ti se<br />
I9 dice á UQ hipnotizado que robe, que, maltrate á tnaui-r<br />
t9 á otro, ó que le mate; el hipnotizado obedece en<br />
estos casos casi siempre á su hipnotizador, y roba, pe*<br />
gao mata sin vacilar, aun cuando se trate de una persona<br />
para él desconocida, ó á la que profese el mayor<br />
cariño; pues se ha probado que han hecho estonúsmo<br />
padres con sus hijos, hijos con sus padrea, ó hermanos<br />
cpiv hermanos. Y estos hecho? que se bwn r«ali^a«io de<br />
Mn modo experimenta, nadie duda que a« pueden repe*<br />
tir,ea igual forma y con gran fadlidad en t» vida real.<br />
Y lo que hace mucho más grave esta cijestiófi, es qijrobado que al inspirar el hipnotizadora un<br />
hipnotizado un criimaa cualquiarÁ^ al mi«no tiempo<br />
liQi puede, mandar que olvide que él'le ha
eñtre otros casos en el que cita Bernheim en su obra<br />
de la Sugestión, capítulo 3;' de un hipnotizado á quien<br />
manido cometer un crimen y que olvidara que se lo<br />
habla mandado, como así sucedió efectivamente; pues<br />
una ve2 que dicho hipnotizado ejecutó ó creyó ejecutar<br />
el crimen que se le había ordenado, al ser conducido<br />
ante un simulado juez, contestó que había matado<br />
á aquel hombre porque le había insultado; y á<br />
las preguntas reiteradas del fíngido juez se sostuvo en<br />
que el solo había realizado aquel delito, sin ser instigado<br />
por nadie para ello; ó bien en los casos de<br />
que hace mención el Dr. Mer/c, en el Capítulo III,<br />
del libro i / de Lo Maravilloso; de una hipnotizada á<br />
la que se sugirió que robara unos guantes y después<br />
envenenara á un individuo determinado, cuyas sugestiones<br />
realizó; aún cuando ofreció cierta resistencia<br />
á ello al indicárselas; y de cuya hipnotizada nada pu*<br />
do sacar el fingido juez que simuló formar el correspondiente<br />
sumario.<br />
De modo que un criminal cualquiera puede por<br />
medio del hipnotismo, producir toda clase de delitos<br />
que se le antoje, valiéndose de dóciles instrumentos<br />
que nqnca ni en pingún caso revelarán, ni podrían hacerla<br />
aunque quisieran; quien les había inspirado aquellos<br />
crímenes ó delitos. Y lo que da más gravedad á<br />
esta cuestión, en que Ita sugestiones criminales no solo<br />
te pueden provocara realizar estando el hipnotí»<br />
zadoen estado de sueño ó sonambulismo; sino lo que<br />
es de gravísimas consecuencias, que se pueden provocar<br />
en estado de vigilia ó para que se realicen en<br />
dicho estado; coaio vemos en el hecho citado por<br />
Maira y BeMvtntet del individuo al que una vez hip«<br />
notizpdo se, le dijo que un amigo suyo que estaba delante<br />
^ (excitaba engañando, y al oirlo el primero se<br />
fué hacia el con los puños cerrados, excbmaTído: «/OA/
dole con gran dificultad, le dijo: cuando deSf)«neís b<br />
castigareis como es debido.» Y efectivamente una v«<br />
despierto y al ver á su amigo, su semblante se des^^<br />
compuso, se lanzó hacia él lleno de cólera y profiríen*<br />
do las más enérgicas amenazas, costando mucho trabajo<br />
sujetarle, siendo preciso volver á hipnotizarle para<br />
quitarle aquella peligrosa alucinación.<br />
Y hay que tener en cuenta que por hacer olvidar al<br />
hipnotizado, hasta se le puede hacer olvidar que conoce<br />
ó ha conocido á su hipnotizador, que muy bien le ha<br />
podido inspirar algún delito, y que llevado dicho hipno»<br />
tizado,ante un tribunal, jurará y perjurará creyendo no<br />
mentir, que no conoce á el que le mandó la acción cri«<br />
minal por la que es llevado ante los tribunales, y esto<br />
aun cuando le conozca de muchos años. Y como lás su-<br />
-gestiones á plazo es un hecho probado y evidente, y<br />
estas sugestiones pueden ser criminales si quiere el hipnotizador,<br />
pueden darse con facilidad casos como el<br />
siguiente. «Vuestro amigo os ha ofendido gravemente»<br />
puede decir Un hipnotizador á su hipnotizado; dentro de<br />
cinco días le matareis como que es cosa vuestra, y Olvidad<br />
que yo os lo he dicho y hasta que me conoéeii.»<br />
Y sino véase el hecho que cita el P. Fravco, de (iquellá<br />
honradísima joven á la que se impuso durante el iueñO<br />
magnético que en el día y hora que se le marcó, tomaría<br />
una pistola y la descargaría contra el pecho de su misma<br />
madre. La pobre muchacha cumpliólo todo «i pie de<br />
la letra, sin que variara el día ni la horai y no ftstiltó<br />
un verdadero crimen, por hallarse la^ pistola descargada.<br />
Y análogo á este es el caso que cita Liégisois, del ¡oVeh<br />
á .quien se dieron unos polvos de arsénico pai% que se<br />
los echara en agua á su tía para eñvenenáriai como así<br />
lo hizo efectivamente sin dudas de ningún génefO. El<br />
mismo Ltégeois, presentó una numerosa relación de cá^<br />
sos ante el tribunal que juzgó en París la ¿élebre ¿auíÉü<br />
.#$1 lis
-^or eUrn^jo de' la sugestrón se puede cometer un crimen,<br />
pidtáá dicho trrbanal que se le permitíeni hlptídtizará<br />
hr acusada de dicho delito, Gatñrieia, coa objeto<br />
4e pltobar lo que decía; á lo que se negaron los tíisg\S^<br />
trados; pero á nosotros nos parece, según van los tietÁpos,<br />
que no está lejano el día en que se verifiquen experimentos<br />
hipnóticos ante los tribunales de justicia, para<br />
dilotklar ó aclarar ciertos hechos criminales. Y erf esta<br />
causa que hemos citado es curioso asimismo el dictamen<br />
fiscal dado en 1» mismav en lo referente al hipnotismo.<br />
Wl¡ fiscal en su acusación parece que negó categóricamente<br />
que se puedan coniíeter crímetves baio el imperio<br />
de la sugestión: sosteniendo que el hipnotizado conserva<br />
úempre la voluntad suficiente para resistir á la' impo^oión<br />
de su hipnotizador: afirmaciones aventuradas' á<br />
nuesüro parecer, y falsas si se quieren tomar en un sentido<br />
absoluto. Escusado es decir que el defensor de &a-<br />
. brilla se a|}oyó en que su defendida estuvo sujeta ai' influjoy<br />
voluntad del acubado Eyraud al cometer et de«<br />
Htode que se l«'acusaba, y que por consiguiente dicha<br />
Ga¿r/e/« debia ser considerada como enferma, y no co-<br />
, rao una críminftl; y s^n los periódicos', se comentó<br />
vivamente en Peíffsú discurso del fiscal, por la enerva<br />
con que combatió las teorías actuales de la sugestión y<br />
la irresponsabilidad consiguiente en muchos casos;
Y tniapoco debemos dejar de cita:r Mttnismo ótrolttcHo<br />
que nos cuenta el mismo Liégeois, de una tentativa de<br />
asesinato que proJujo por medio del hipnotismo en un<br />
antiguo magistrado, delante del Gomisarto central de<br />
Nancy, que fué testigo del caso.<br />
Si que es una verdad en la inmensa mayoría de la»<br />
veces, que si se propone sencillamente la sugestión erttninal<br />
á un hipnotizado, la rechaza con frecuencia, ó<br />
muchas veces suceie esto; pero si se les: trata digámo»><br />
Ip así de justifícar el acto que se les propone: como si se<br />
trat-Sf de hacerlos creer que la persona á quien se la<br />
ordena matar, ha ofendido á su padre ó á su madre,<br />
que les ha robado el honor ó las riquezas, ^ue es an<br />
enemigo terrible, ó bien un tirano político, ó un fs
Es asimismo posible conVertir á un hipnotizado en<br />
denunciador de delitos ó crímenes no cometidos, lo<br />
mismo que trasnformarle fácilmente en testigo falso.<br />
Se puede hacer que dichos hipnotizados oigan ó vean<br />
todo lo que quiera su hipnotizador, lo que ellos toman<br />
por costis reales, y así lo jurarán de buena fe ante los<br />
tribunales, si se los llama A declarar: como se vé en<br />
varios hechos citados por los Sres. Bernheim y Lié*<br />
geois, sobre este punto, Y téngase en cuenta, como haceii<br />
notar ciertos autores; que las sugestiones de este<br />
género podrían modificarse y repetirse indefinidamente;<br />
por no presentar en estos casos los hipnotizados<br />
las resistencias qué oponen en otras ocasiones.» Por<br />
medio de la sugestión, dice Feré; el bipnotiíado puede<br />
llegar áser un instrumento del crimen de una espantosa<br />
precisión tanto más terrible cuanto que inmediatamente<br />
después de consumado el acto todo queda extraño á<br />
la memoria y en el más profundo olvido.» Se puede<br />
hacer firmar á los hipnotizados los documentos que más<br />
les puedan cofnprometer ó repugnar. Pueden los primeros<br />
contraer deudas, préstamos, firmar pagarés y<br />
recibos, hácér y deshacer testamentos, compras y ventas,<br />
regalar gruesas sumas á gusto del hipnotizador;<br />
y apenas hay actos á que no se les pueda obligar á<br />
que los ejecuten, hallándose bajo el influjo del hipnotismo.<br />
También es preciso considerar que se pueden producir<br />
por medio de la hipnosis; sugestiones ó alucinadones<br />
llamAdasrttroactivas, con un fin criminal: estas<br />
consisten en sugerir á ios hipnotizados que en un dfa<br />
y hora que se les determina, y ya en un tiempo que ha<br />
pisado hace más ó menos días, han cometido tal ó cual<br />
tatOfóhan visto ú oido taló cual cosa; sugestiones que<br />
quedan tan fijas en la iriente de dichos hipnotizados,<br />
que «un cuando se hallen despiertos, juran y perjuran<br />
me es verdad
-^836 —<br />
no solo esto, sino que darán todos los detalles que<br />
se les pida, y dirán todo esto creyendo aürniar una<br />
verdad; lo cual cualquiera puede figurarse las consecuencias<br />
de estas sugestiones, una vez hechas con un<br />
objeto criminal. Hay más todavía sobre esta cuestión,<br />
como dice Bernheim. Hemos visto que en ciertas personas<br />
hipnotizables pueden, sin hipnotizarlas de.nuevo,<br />
sufrir ilusiones ó alucinaciones variables, pof, simple<br />
•afirmación estando despiertas, jr sufrir también atúcinaciones<br />
retroactivas. Así que á uno de estos sujetos<br />
se le puede sugerir estando despierto que ha cometido<br />
ró visto cometer tal crimen ó delito y lo afirmará rotundamente<br />
y lo jurará con conciencia de que jura un<br />
hecho verdadero: Así que el mismo autor no puede<br />
menos de decir; que graves reflexiones surgen de esto;<br />
y que, ¿cómo ocultar la verdad?<br />
Además, deb;:mos mencionar otro género de peligros<br />
propios del hipnotismo, que pueden dar lugar asimismo<br />
á frecuentes casos criminales: nos referimos á losí abusos<br />
que se pueden cometer con los sujetos que se hallan<br />
bajo la acción de la hipnosis. En este estado un individuo<br />
no tiene voluntad pi libertad, ni se puede defeOr<br />
' der, ni aun vé el peligro que le amenaza, y ié halla á<br />
merced completa, no solo de su hipnotizador, sino de<br />
cualquiera'que lo sorprenda en dicho estado; y si el<br />
sujeto hipnotizado es una mujer, cualquiera se puede<br />
figurar todos los graves delitos que se pueden «joieter<br />
con la infeliz que se halle ^n dicho estado, ea «I'Iqüe<br />
puede ser ultrajada á mansalvra, sin coneiencia «Igánt<br />
de ello, y sin que pueda por consiguletite aabet^ quien<br />
:ha sido su ofensor. Y no olvidemos que Ipsindiyidioa<br />
que se dejan hipnotizar con frecuencia, pueden Uegaf<br />
recaer en el sueño hipnótico, soló con ver? una lüjt<br />
• cualquiera. «Ciertas personas, nos asegura Berttheiéti<br />
i^e^pués de haber sido hi{)noti2ada$ cierto numeró-él<br />
í ÍiQt&,conf¿i'PMuná fécii
-saepóntdneamente.<br />
Algunas apenas despiertas del sueño<br />
hipnótico, se vuelven á dormir de nuevo por sí mismas,<br />
pocos instantes después con el mismo sueño hipnótico.<br />
Otras se duermen así durante el día. Otras personas<br />
se hacen hipnotizables con mucha facilidad; cuando se<br />
las ha puesto con frecuencia en sonambulismo, cualquier<br />
persona puede por sorpresa ponerla en este estado,<br />
por la simple oclusión de los párpados. ¡Es un<br />
peligro real semejante sugestibilidad hipnótica! ¡Entregados<br />
á la voluntad de cualquiera, desprovistos de resistencia<br />
psíquica y moral, ciertos sonámbulos se convierten<br />
en seres dúctiles y maleables á gusto de los<br />
sugestionistas!» Y el mismo autor, más adelante añade:<br />
«Ciertos sujetos después de numerosas hipnotizaciones<br />
y alucinaciones provocadas durante, el sueño, se hacen<br />
sugestibles y alucinables estando despiertos. Su cerebro<br />
realiza con pxtrema facilidad todas, las concepciones<br />
que se le dan: toda idea ' se hace acto, toda imagen<br />
evocada se convierte en ellos en una realidad;, no distinguen<br />
el mundo real, del imaginario que se les sugiere.<br />
Entre estos sujetos,—algunos pueden ser alucinables y<br />
sugestibles por cualquiera, por todos los que saben<br />
imponérseles. Y una vez producida esta alucinabilidad<br />
extremada, una vez creada esta enfermedad nerviosa,<br />
no es siempre fácil de curar ó de atenuar por una nueva<br />
intervención sugestiva. ¡Por tanto no debe entregarse<br />
el cerebro humano á juegos de esta naturaleza!»<br />
Y entre los hechos prácticos de abusos criminales cometidos<br />
en el caso de que hemos hablado, recordaremos<br />
el citado por Bellanger, de un médico disoluto<br />
que asistía á una señora de la que abusaba indignamente<br />
siempre que la veía sumida en algún acceso de sonambulismo,<br />
la cual no conoció este atropello hasta que<br />
se vio embarazada, embarazo inexplicable para ella,<br />
y que la hizo perder la razón.<br />
^ebe^mp^ indicar asimismo/la cuestión de. si i«a
-887bipnotizados<br />
incurren ó no en responsabilidad civil 6<br />
criminal, por las acciones cometidas bajo el influjo d¿l<br />
hipnotismo; y de cómo se asegurará un tribunal yi cualquiera<br />
individuo alegara haberse hallado en estado hipnótico<br />
al cometer ciertos actos ó delitos, y quisiera<br />
eximirse de la responsabilidad consiguiente con este pretexto<br />
ó razón. Parece natural y evidente que los hipnotizados<br />
deben compararse en la cuestión de responsabilidad<br />
por sus acciones con los locos y que deben<br />
ser tan irresponsables como estos; dado el estado en<br />
que se encuentran cuando obran obligados por la acción<br />
hipnótica. El hipnotizado es un verdadero alienado, escribe<br />
el Dr. Barth; su inteligencia está falseada en sus<br />
resortes más secretos; no tiene más personalidad, ni<br />
más responsabilidad que un loco.»<br />
Pero téngase en cuenta, que el hipnotismo es un<br />
estado muy complejo, que ofrece una infinidad de<br />
formas y grados diversos, todo lo que debe influir<br />
necesariamente en la responsabilidad de las acciones<br />
de los individuos hipnotizados; y que sería un<br />
trabajo que no corresponde á la presente obra el dilucidar<br />
dichos grados, y la mayor ó menor responsabilidad<br />
de dichos hipnotizados én estos casos. Lo que s(<br />
nos parece que tiene una responsabilidad grande y debería<br />
exigírsele, al individuo que se presta á ser instrumento<br />
de charlatanes ó embaucadores, y se deja hipnotizar<br />
á sabiendas de lo que es el hipnotismo; y esto, hoy ya<br />
hay pocos que se puedan decir inocentes en este asunto,<br />
porque hasta en las aldeas se sabe ya que el hipnotizado<br />
no es más que un ridículo maniquí en manos del que le<br />
coloca en tal estado. '<br />
Pero lo que puede complicar en extremo esta tút%*<br />
tión, y que es fácil que ocurra algún día en la prácticai<br />
es el caso de un hipnotizado que cometa un acto puní*<br />
ble, no durante un acceso hipnótico, ó en un estado<br />
Wp«ót¡co claro y marcado; sino en virtud de la sug«5«
tión á plazo, y cuando el mismo hipnotizado ha olvidado<br />
ó no sabe quien le ha sugerido aquella acción; ó bien<br />
'está én la idea que fué una inspiración suya ó un acto<br />
deliberado y espontáneo de ÍÜ voluntad. En estos casos<br />
podía aclarar mucho la cuestión legal el estudio de los<br />
antecedentes del hipnotizado, el de los del hecho punible<br />
y la forma en que este se ejecuta, y aun las explicaciones<br />
que dá después el mismo hipnotizado: pues si<br />
unítidivíduo que comete un delito extraño, inexplicable,<br />
'como iisésiñar ¿«u padre á sangre fria, sin provocación<br />
alguna, sin antecedentes que expliquen este parricidio,<br />
16 hace sin tomar precaución de Tiingún género y<br />
delante de varias personas; y luego no sabe dar explicación<br />
satisfactoria de aquel hecho, habiendo dado antes<br />
pruebas de ser un buen hijo, y además se puede llegar<br />
á probar plienamente que dicho sujeto ha sido hipnotizado<br />
en algunas ocasiones; hay motivos para temer que<br />
en este caso éste infeliz haya sido víctima de alguna sugestión<br />
á plazo: y de este modo podríamos citar algunos<br />
' otros ejemplos para aclarar la cuestión.<br />
También deben los tribunales de justicia estar prevenidos,<br />
por que han de ocurrir frecuentes casos én<br />
los que verdaderos criminales pretextaran haber come-<br />
' tido sus delitos hallándose bajo la acción hipnótica;<br />
~ como hoy se ha hecho hasta una moda por los deltncueiítes<br />
y sus defensores, alegar que siempre se hallan<br />
los primeros privados de razón. Y por lo que pudiera<br />
servir, y.por si algún caso hubiera necesidad de decidir<br />
si un individuo determinado se hallaba ó no en estado<br />
~ de hipnotismo; remitimos al lector al capítulo XVIII,<br />
de gla 3.* parte de esta obra, en el ciial tríatamos de<br />
esta cuestión; y añadiremos ahora que además papíi<br />
resolver los casos dudosos de hipnotismo, se ha hecho<br />
réspji%r á los presuntos hipnotizados amoniaco líquido<br />
'y ácido sulfuroso, se les ha aproximado una luzencen*<br />
'^ida á ün centímetro escaso de sus ojos, sin que estáf
pruebas originasen sensación alguna si el sujeto se harí<br />
liaba verdaderamente hipnotizado; se ha hecho uso<br />
asimismo del aparato de Marej^; que cuando se trata de<br />
un falso hipnotizado que simula una catalepsia, el apara-]<br />
to revela oscilaciones cuyo número y amplitud aumen-^<br />
tan con la fatiga, lo cual no sucede en los verdaderos]<br />
hipnotizados; además de que en los falsos hipnotizados<br />
la respiración se efectúa en estos casos desigual y entrecortada,<br />
y el pulso se hace también más frecuente.<br />
También se puede como medio de prueba, si el sujeto<br />
se halla en estado de letargo, mandarle contraer separadamente<br />
cada uno de sus miembros; y si no sabe el<br />
modo de funcionar del cuerpo no es posible la simulación,<br />
y la contracción es prueba de la sinceridad del<br />
individuo; y por fin en estos mismos casos se'puede<br />
ver si la pupila se dilata ó se estrecha cuando el objeto<br />
fingido se aleja ó se aproxima al hipnotizado; si se presenta<br />
duplicada la imagen alucinatoria á través del<br />
prisma, y la ilusión de los colores complementarios; y<br />
valiéndose de estos medios es casi imposible el engaño<br />
ó fraude en estas cuestiones.<br />
El hipnotismo es tan cómodo ó más que la. locura,<br />
y aun más misterioso que ésta, para eludir ciertas responsabilidades;<br />
y el día que se acabe de generalizar el<br />
conocimiento de la hipnosis, ha de ser un medio ó un<br />
recurso que á muchos parecerá escelente y muy socorrido<br />
para librarse de la acción de los códigos ,y de los<br />
tribunales encargados de aplicarles. Así que creemos<br />
que no bastando las prohibiciones del hipnotismo púr<br />
blico que han hecho casi todos los Gobiernos, fundados<br />
«n el parecer de las Juntas de Sanidad de sus países<br />
respectivos, (i) deberían los códigos del porvenir de-<br />
(I) Después de escrito este libro, vemos eú Et M»>li>nie>tto Católico iñ i<br />
d« Diciembre dé 1891{ qtie basla en la CdmM^ deBtpresenífinees de Bruselas<br />
Se iia presentado un proyecto de ley sobre el hipnotismo, y qus sa había •_<br />
aprobado el articulo 1.° del mismo, eh el que seprobibaa las litpQotizacioa«Í<br />
pttucw.- • • • . •.-.-•-• •• • - ••••• . '•- .• •.,.. j:.',y
-ÍÍSO"-;<br />
dfcar algunos artículos al hipnotismo, donde podrían<br />
imponer la pena correspondiente, tanto al hipnotismo<br />
público como al privado, á excepción del hipnotismo<br />
que podemos llamar científico, esto caso, de que se<br />
pruebe su utilidad y ser lícita su aplicación; tanto al<br />
que se meta á hipnotizador como al que se deje hipnotizar;<br />
y esto según los efectos producidos por el dicho<br />
hipnotismo, las veces que se practique, y las circunstancias<br />
que le acompañen.<br />
/• También puede darse el caso de que un hipnotizador<br />
pueda ser acusado de abusos imaginarios por hipnotizados<br />
malévolos; pero como esto tiene fácil remedio,<br />
no hacemos más que una ligera indicación sobre este<br />
punto. Que no se meta nadie á hipnotizar, ó si lo hace,<br />
sea con las precauciones debidas; esto en el caso que<br />
sea lícito el hacerlo, y sea en casos de verdadera nece-<br />
1 sidad, y con esperanzas de conseguir un beneficio de la<br />
V J>ráctica de esta operación.<br />
^^ No debemos concluir este capítulo, sin indicar<br />
que por varios escritores se ha suscitado la cuestión,<br />
de si sería lícito que los ¡tribunales apelaran al bipríotismo,<br />
para conseguir de los reos la confesión de sus<br />
delitos, y facilitar la recta aplicación de las leyes,<br />
simplificando notablemente al mismo tiempo la marcha<br />
de los procesos criminales, y evitar quizás la<br />
condenación ¡de algún inocente. Esta idea se ha defetldido<br />
en España por varios publicistas, cuando la<br />
célebre causa de Higinia Balaguer; y cuando escribimos<br />
estas líneas, vemos que' se ha apelado al procedí •<br />
•miento de la hipnotización, según los periódicos; en l'a<br />
causa seguida en París, por el asesinato del escribano<br />
Gouffé, hipnotizando á la acusada de este delito, Ga«<br />
brt'ela, el médico de la prisión, ¿)r. Voisin; por más<br />
que este profesor se evadió de declarar lo que hubiera<br />
averiguado por estt meáio, &nte el tribunal »entenciadór,<br />
atnparándoie para ello en el deber profesional d«
guardar secreto; por lo que es para nosotros inexplicable<br />
qué idea fué la que guió á dicho médico en este<br />
caso al hipnotizar á Gabriela pues no podemos suponer<br />
que lo hiciera movido únicamente poruña mera curiosidad,<br />
que á nada práctico ni útil podía conducir. Por<br />
cierto, que según los partes telegráficos que tenemos<br />
á la vista; esta cuestión de la hipnotización ha producido<br />
un vivo interés en esta causa, en la que se dedicó más<br />
de una sesión á tratar de la aplicación del hipnotismo<br />
it la SiCui&áSi., Gabriela, que había sido ya hipnotizada<br />
también por los doctores Brotiardely Sagresl; así como<br />
también se ocupó el tribunal de la discusión ptomovida<br />
entre estos profesores y el Dr. Liegeois de Ñancy, que<br />
pidió que le dejaran hipnotizar á la dicha Gabriela en<br />
presencia del jurado, para probar que había- cometido<br />
el crimen por el influjo de la sugestión; y aseguró que él<br />
si fuera juez, antes se cortaría la mano que condenar<br />
á la acusada; pero habiendo rechazado los jueces estas<br />
peticiones, no se llegaron á efectuar los experimentos<br />
de hipnotismo en la referida Gabriela. Todo lo que nos<br />
indica, que ya empiezan los problemas hipnóticos á influir,<br />
ó lo pretenden por lo menos; en la práctica de los<br />
tribunales de justicia. Y como quiera que la idea que<br />
hemos apuntado anteriormente, ó sea la de valerse del<br />
hipnotismo como medio de descubrir la verdad en<br />
todos los crímenes y delitos; dicha idea repetimos parece<br />
muy seductora; bueno es aclaraf esta cuestión,<br />
para echar por tierra ciertas ilusiones. Porqae I» cosa<br />
según nos la pintan no puede ser más conveniente ni<br />
más sencilla: ocurre un crimen ó delito, pues nada<br />
más fácil; el juez no tiene que romperse mucho la cabeza,<br />
manda hipnotizar al presunto reo y demás personas<br />
que puedan dar luces sobre el caso,, cantan todos<br />
lo sucedido, y la causa se acabó, en un momento, sin<br />
dificultad alguna y sin grandes molestias; y luego p«rai<br />
que Qo padezcan lo& criminales, si hubiera «jue «gH^
tarles la pena capital; se les puede ei'ecutar hipnótlcatnente,<br />
y todo queda concluido, gracias al hipnotismo.<br />
Pero vengamos á la realidad. Primero; está por<br />
Jorobar que el hipnotismo puede ser lícito en alguna<br />
de sus formas, y de no ser lícito, no hay tribunal que<br />
en justicia pueda hacer uso de un medio reprobado:<br />
ó condenable. Segundo: parece un poco fuerte é inhuniano<br />
el privar á un reo de todos los medios de defensa<br />
é imposibilitar esta ó hacerla ilusoria, apelando<br />
al hipnotismo; caso que se pruebe que este medio podía<br />
conducir con seguridad al descubrimiento de la verdad.<br />
Tercero; como para casi todas las operaciones<br />
de hipnotización hace falta que coopere el que va á<br />
sitr hipnotizado, en cuanto estos supieran de lo que<br />
se trataba, no iban á ser tan candidos que ellos mismos<br />
habían de dar la soga con que les iban á ahorcar;<br />
y niuchp más probable sería, que muchos criminales<br />
en cuánto se apercibieran de esta cuestión, lo que harían<br />
sería fingir un falso hipnotismo para extraviar á<br />
sus jueces y librarse de la pena que merecieran: pues<br />
la ciencia registra ya varios casos de falsos hipnotiza*<br />
dos que se burlaron por largo tiempo de sus sabios<br />
hipnotizadores, como sucedió & Uublier; el que durante<br />
algunos años fué un sencillo ó simple juguete de su<br />
sonámbula Emilia', la que abusó tan largo espacio de<br />
tiempo de su credulidad; y ya hace años que el Dr, Hus^<br />
son, «ncargado por la Academia francesa de Medicina<br />
de informar sobre el magnetismo; decía, que: «Entre<br />
los efectos atribuidos al sonambulismo, los hay que<br />
pueden fingirse, el mismo sonambulismo puede á veces<br />
ser fingido y proporcionar al charlatanismo medios<br />
desengañar.» Y dicho escritor aconseja para librarse<br />
de: e?t05 «ngaños, un examen muy atento al estudiar<br />
estas .cuestipoes, las precauciones más severas, y muchas<br />
y variadas pruebas. Cuarto: porque como está<br />
probado
íififérme^ades, quizás graves, en los "^ que son víciítíváS<br />
de la misma; parece que nígútr juez ni tribunái'tiene<br />
derecho á exponer á un acusado, que puede'tiiify<br />
bien ser inocente, á tan lamentables consecuentiffej y<br />
que se halle expuesto á encontrarse cotí una enferrnéf<br />
dad, no solo grave, sino además incurable. F'^tVi/ó.*porque<br />
aunque todas las anteriores razones no tuvieran<br />
fuerza alguna; las hay y no pequeñas, para creer<br />
que los verdaderamente hipnotizados puedM mentir algunas<br />
veces, como ya hemos visto en otro lugar; pues<br />
ya hace años que Rostan, afirmó, que: «los sonámbulos<br />
más lúcidos cometen frecuentes errores, diré más,<br />
que los casos en que se engañan son. los más ordinarios.»<br />
Y en otro lugar añadió: «Es preciso confesar<br />
que se engañan en la mayor aparte de los casos,<br />
y que el deseo de parecer perspicaces los hace afirmar<br />
que ven lo que muchas veceá no han visto.» Y<br />
Mefic nos cita asimismo un caso de que él fué-tes*<br />
tigo; el de una hipnotizada que engañó al célebre' Bert<br />
nfetw, tan práctico en estas cuestiones; así que dicho<br />
Dr. Meric nos asegura que si la realidad del sonam"<br />
bulismo es indiscutible, es también cierto que :se;né><br />
cesita gran, sagacidad para evitar el error y averiguar<br />
la: sinceridad del sujeto hipnotizado;] con Jo qué cae<br />
por su base todo el castillo de naipes fabricado por<br />
algunos entusiastas escritores de la hipnosis, al. qúetrer<br />
aplicar esta al auxilio y ayuda de la recta :ad^tf^<br />
nistración de la justicia, y castigo de los criihió«fes^y<br />
malvados. ,; \ ><br />
Ctjncluimos este capítulo, insistiendo en: la imporvtancia<br />
que estás cuestiones pueden llegar á tener lá»-,<br />
géa día. en la práctica; y creyéndolas de: dportdnida^i<br />
reproducimos las siguientes palabra»
—484-<br />
este sistema no podría llegar d ser común.i^ A lo que<br />
nosotros añadimos: y, ¡pobre sociedad entonces, si con<br />
todos los problemas que tiene á cuestas, la echan encima<br />
esta no pequeña carga del hipnotismo.generalizisdo<br />
ó puesto en moda, según la feliz expresión del<br />
P. Franco\<br />
EL HIPNOTISMO<br />
EN SUS APLICACIONES Á LA MEDICINA.<br />
El hipnotismo ha recibido gran número de aplicaciones<br />
en medicina, y este es el lado por donde los<br />
entusiastas de la hipnosis la defienden con más ahinco<br />
y se deshacen en elogios de la misma. Ya el hipnotismo<br />
se dio á conocer en sus principios como una verdadera<br />
panacea para curar toda clase de enfermedades;<br />
se creyó que era el remedio universal por escelencia;<br />
y ya Mesmer en su tiempo, decía, que; ano<br />
existia más que una sola enfermedad _y un solo remedio;»<br />
y claro que este no era sino el hipnotismo: este<br />
n^mo autor afirmaba asimismo, que; por medio del<br />
magnetismo conoce el médico el estado de la enfermedad<br />
de cada individuo, y juzga con certeza de su<br />
origen, de la ^naturaleza, y de los progreisos de los males<br />
más complicados; evita su incremento, y llega á<br />
la curación sin exponer nunca al enfermo iá efectos<br />
peKgrosos ó consecuencias funestas, cualquiera que sea<br />
far edad, el sexo y el temperamento.»<br />
Cuando el hipnotismo fu¿ dado á conocer, ó hizo su<br />
ppcstfütación ante el mundo civilizado bajo el nombre de<br />
mágnettsma',«epresemá ostentando lasraásincraible»
íútaciones y los más estupendos milagros: antiguos p«»<br />
ralíticos, ciegos de largos años, sordos de antigua fe^<br />
cha, mudos de mucho tiempo, y miles y miles de antiguos<br />
enfermos, recobraron como por encanto su salud,<br />
en virtud del influjo de la varilla mágica del referido<br />
Mesmen y este fué mirado poco menos que como<br />
un genio sobrenatural, y dichoso poseedor del secreto<br />
de la inmortalidad. Pero como dice cierto hipnólogo;<br />
por desgracia todo pasa en esta vida con una repidez<br />
que verdaderamente asombra;... el magnetismo<br />
animal no ha podido escapar tampoco á esta ley inexorable;<br />
si bien es cierto que todavía el nombre de Mesmer<br />
simboliza, podríamos decirlo así, una parte de su<br />
historia, sino la más brillante, por lo meóos la más<br />
ruidosa; en cambio, las fabulosas curaciones operadas<br />
mediante su influencia y el magnífico éxito de sus aplicacionés<br />
terapéuticas,, tan variadas Como absurdas, no<br />
han alcanzado á llegar hasta nosotros sino envueltas<br />
por una nube de escepticismo y de duda.<br />
Pero antes de hablar de las aplicaciones curatiAnts<br />
ó terapéuticas del hipnotismo, nos parece conveniente<br />
dedicar algnnas líneas á la hipnosis como medie<br />
experimental para el estudio de la ñsioiogía hf»nana;<br />
que es uno de los puntos puestos á la orden del día,<br />
digámoslo así; por los hipnotistas entusiastas.<br />
Hay autores, como el Sr. Freiré; que creen que*<br />
«el hipnotismo es un hecho sorprendente y fecumdó<br />
en consecuencias, aun considerado en so aspecitt píX'<br />
rameóte especulativo, que permite apreciar lo que pa^<br />
sa en el sueño normal,- ese tercio de la vida entwa<br />
tan mal comprendido hasta el presente; las funciones<br />
inervadoras, las más obscuras y peor conocidas dsl<br />
organismo, pueden también hallar en el hipnotisnio<br />
un medio experimental, no estéril en proveeliosos<br />
resultados; y hasta por sa intermedio llegaremos á<br />
i^clacecer algunos de los varios %n^eaoft.^(|Us|^>^^
eslizat) én la intimidad de los órganos, y de cuyO:<br />
conociniiento. penden no pocos ni pequeños progresos.<br />
Si.-noí. permite activar y debilitar las diversas energías<br />
orgánicas; si con su auxilio podemos residenciar,<br />
una parte del cuerpo, si en ñn nos facilita el análisis<br />
de -la complicada funcionalidad de la vida, no po-,<br />
drá menos de encerrar altísimo interés é indiscutible -<br />
valor, tanto para la organización como para el espí-;<br />
rito que la aflima. Háblese cuanto se quiera en favor<br />
del método subjetivo aplicado á la Psicología; defiéndase<br />
en buen hora; que no es por cierto de ex-:<br />
clüjr'el estudio del espíritu por dentro en materia de<br />
tanto bulto; pero no nos empeñemos en sostener la<br />
observación interna como único medio de investigac¡ó;i.<br />
Tiempo es que la Psicología tome entre las ciencias<br />
biológicas el lugar que le corresponde; que sin<br />
concretarse á poco acertados procedimientos, abrace<br />
con fe y entusiasmo todo lo que la ciencia pone hoy<br />
á su alcance: y que el estudio del alma se apoye también<br />
en los firmes cimientos de la experimentación.<br />
En este terreno fácil es comprender los importantes<br />
servicios que puede prestar el hipnotismo á los psicólogos.<br />
. Aflojados en cierto modo los lazos, que unen<br />
er alma con el cuerpo, y atenuada la influencia que<br />
sobre el individuo el mundo exterior ejerce, pueden verse,<br />
con más claridad ios ,caracteres primordiales que<br />
á cada cual pertenecen; deslindarse con facilidad ma<<br />
yor, funciones y actos; apreciarse circunstancias y condiciones<br />
que de otra suerte pasarían inadvertidas. Buenii:<br />
:prucbá de esto son los estudios ya en este sentida,<br />
encaminados, á . los cuales se debe no poco el co^<br />
nacimiento de lo« grados de libertad moral y de los<br />
dreersós- estados- de conciencia. La Psicología experir<br />
•mañíal pe • abrirse ya d impulsos del hipnotismo dilatados-horizontes,<br />
{de donde han de partir fecundas<br />
«oseóonzás;:. Mocho habría fu:ogresado la: ciencia d
dfa en que se disipara la densa niebla que envuelve<br />
• cuanto dice relación á nuestro modo de ser: entonces<br />
la ciencia prin^era entre las naturales, \& Ántropdó^<br />
^/a, despediría destellos de vivfsima'luz, que Henilña^<br />
ría muchas de las sombras en que nuestra ignoran^<br />
cía yace. Y preciso es confesar que la Hipnología,<br />
no obstante su reciente formación, va realizando prór<br />
gresos de marcada importancia. Si en la hipnosis sie<br />
pueden aislar hast¿i cierto punto las facultades psíqui'<br />
cas y vafiat los grados de su actividad, es bien cierto<br />
que Con inteligente dirección, se han de corregir Tas<br />
deficiencias de las unas y la exaltación de las otra»;<br />
y allí donde surgían resistencias muy tenaces, obstáculos<br />
orgánicos deben motivarlas, que podían ó no<br />
•ser vencidos poi* los solos esfuerzos de la hipnosis,'ó<br />
auxiliados de otros recursos terapéuticos., Y'Ssí es cómo<br />
se llega á extinguir hábitos, que ya malean nuestra<br />
normalidad moral ya la orgánica; y etí últiiSíO<br />
téfáíiino llegaremos ~á tener algún día una guía segU^<br />
ra del diagnóstico de lesiones, cuya existencia hoíy sélo<br />
la necroscopia demuestra.»<br />
Y el P. Ma/eof sosteniendo estás AiisRtas ópinioV<br />
nes, escriba lo siguiente: «Los fetTÓai«^9'|}i*o[Hárif^<br />
te hipnóticos, los que consisten en sinlple» raáñifes^a*<br />
^ciories anormales de la vida de relacióii-, contribuyen directamente<br />
á exclarecer importantes cüestidáésñáió-^*<br />
tológicaá, y de ellos ha sido fácil sacar algún partidid^ái<br />
el alivió ó curación de dolencias rebeldéá -á ottWtrátémientos.<br />
Y en efecto, la hemi-catakpsia, Kieíni-ktaTgía,-^<br />
heDQÍ'SOáanibulismo,que se manifiestan perla^üpeiáisiAi<br />
ó desórdenes de la actividad sensitiva y mediiinte laaf'iu»'<br />
les se logra como dividir el organismo hufnánd-eñ di»<br />
partes, una de ella» en pleno ejercicio de-siisfuftóiánés-^ir<br />
otra totalmente paralizada, ó-el que ambas obren-«íi<br />
completo desacuerdo y experimenten sensaciones distittí<br />
tas y aun coatrapuéstas, han añadido nue.m..caiQ|)(^^
-BW-<br />
^pn-á la hipótesis emitida por alguaos fisiólogos y anatomistas<br />
sobre la dualidad cerebral. Hoy es gasi una verdad<br />
apodícticamente demostrada que los mamíferos de<br />
organización superior, y sobre todo el hombre, tienen<br />
dos cerebros perfectos, cuyas operaciones se harmonizan<br />
en el estado normal unificando las percepciones<br />
y regularizando los movimimientos, al modo que se<br />
observa en el órgano de la vista. Asi como forzando<br />
á los globos oculares á tomar una disposición distinta<br />
de la natural y ordinaria aparecen duplicadas las<br />
imágenes de los objetos, así también por la semi-hipnosis<br />
se logra desdoblar al hipnotizado en dos individuos<br />
diferentes; un ojo solo basta para la visión en<br />
caso de pérdida ó enfermedad del otro, y de igual suerte<br />
la catalepsia, artiíicíalf^ente producida en uno de los<br />
hemisferios cerebrales, no impide al paciente ejecutar<br />
con la parte de cerebro activa y órganos de ella dependientes<br />
los jnismos actos de que es capaz durante<br />
la vigilia» si bien con menor perfección. En consonancia<br />
con estos hechos Flourens, Muller, y Vlpian, habían<br />
probado ya, mediante repetidas experiencias de<br />
vivisección, que era posible sustraer cualquiera de los<br />
hemisferios cerebrales sin destruir en el animal operado<br />
ninguna de sus funciones psicológicas.»<br />
tLas experiencias hipnóticas, añade dicho escritor<br />
taás adelante; 'pueden sun^inistrar además datos interesantes<br />
y luminosos acerca de las íntimas y secretas relaciones<br />
de la energía vital con las fuerzas físico-químicas<br />
y del lespíritu con la materia, contribuyendo á demostrar<br />
coino puede concillarse en el compuesto humano el<br />
^pcicio d^t libre albedrío con la íntlexible rigidez de las<br />
Uyesdela mecánica, y cual sea la naturaleza de esa<br />
acción Mr^ctrii que hasta los miamos materialistas se<br />
¡usen forzados á reconocer en todos los vivientes.» (i}^<br />
, i^ j($,qMMii^mM. Aiioxn, Voi. xxvu. itAm- iv.
Qué podemos nosotros añadir por nuestra parte; <<br />
las anteriores palabras de tan respetables autores, cuya»<br />
ideas se ven mucho más extremadas en el célebre Z)onalo,<br />
al decir, que; «en el concepto físiológico el mtg*<br />
netisoio nos revela un nuevo mundo. Nadie puede<br />
preveer qué ventajas recibirá de él la investigación<br />
científica. El magnetismo nos prepara tal vez el mayor<br />
de los estupores del siglo XIX y del siglo XX.»<br />
Atan entusiastas afirmaciones bien podríamos opo><br />
ner las severas palabras del ilustrado Dr. Constantino:<br />
James, que en 1887, decía: «Una ciencia inútil, inmoral<br />
y peligrosa, y el hipnotismo es todo esto; no es ciencia»<br />
sino un azote, y azote, de la peor especie.» Pero nosotros<br />
solo añadiremos á tan seductoras teorías, qué<br />
renunciando á entrar en el análisis de las mismas por<br />
no apartarnos del objeto que nos ha animado al escribir<br />
esta obra, cuyo objeto más bien que el hacer la<br />
crítica de la hipnosis, ha sido el de exponer sencillamente<br />
el estado actual de la cuestión hipnótica i aunque<br />
se supusiera por un momento que la hipnotización<br />
era lícita y no producía los graves perjuicios que hemoa<br />
expuesto en otro lugar: mucho nos tememos qtae I*<br />
experiencia no justifique las entusiastas palabras del<br />
Sr. Freiré, y no pase con el hipnotismo, lo sucedido<br />
con la electricidad, en la que tantas esperanzas se fun*<br />
daron en la medicina, al empezar á aplicarla á la misma.<br />
El tratar ahora detalladamente de todas las enfermedades<br />
á las que se ha indicado la cónvenietída de<br />
aplicarlas el hipnotismo, y de los casos citados por loi.<br />
autores sobre este punto; sería un asunto muy prolijo<br />
que daría lugar casi á un libro dedicado á esta materia;<br />
como el que ha publicado el tan nombrado Bérnheim<br />
sobre estaa cuestiones. Así que tan solo indicarenaos que<br />
el hipnotismo ha sido aplicado á la curación de gran<br />
•número de enfermedades, por varios médicos depaífKca<br />
diversos; como, Liebeauit, Mesmer^ Braid^ S*r^tíH^
-840-<br />
-Voisin, Ségla\y Berger, Rt'eger y otros muchos; y<br />
„quí;,ha,sido ensayado contra el insomnio, el histerisjnOj.elreumatismp,<br />
las afecciones orgánicas del sistema<br />
,ner.vÍQ,so, las neurosis, las parálisis, las enfermedades<br />
.meotales, las diversas clases de dolor, las enfermedades<br />
,del estómago é iniestinos, los partos distócicos ó, djfí-<br />
. ciles, y otras varias afecciones; de modo que casi §e<br />
puede decir que se ha recomendado el hipnotismo<br />
cocitra la mayor, parte de las enfermedades conocidas.<br />
^^X(|u^ ha resültadp de todo esto? Sobre este punto<br />
¡se hallan muy divididas las opiniones de los que han<br />
podido observar la hipnosis en sus aplicaciones cura-<br />
'^ivas.. En verdad que muchos de los autores que han<br />
.epsay^do el hipnotismo en los enfermos, cuentan,cura-<br />
...ciones sorprendentes de dicho medio; pero también lo<br />
jesV^que otros no se expresan con. tanto entusiasma,<br />
jj,ni^Con mucho ^ojjre este asunto; y aun á algunos les ha<br />
j[ijcedidQ,|o q'ue .g^iDr. Das, en Ledn; que hipnotizóla<br />
, un.epÍÍépt|co, y,,le sugirió que no le volverían á dar, más<br />
accidentes de. aquella. enfermedad, á lo que contestó el<br />
Jfiní?ptiio:«JNo prve darán más los accidentes;» que le ,sigiii^i:on<br />
repitiendo "como antes de su hipnotización. •;<br />
..'/Analizando los juicios emitidos sobre estja cuestión,<br />
vefnos. que la comisión nombrada por \si Ac¿fífem}a ¿fe<br />
^^kcíiaim de /'af/íV^'í'uegos de Foissac, para examipar<br />
i;!,f^t^^gnetismo;. coqiisián compuesta de 11 dlstinggii^ps<br />
" •íí>iéj[nprÓ3.
-S41-<br />
Bajo el punto de vista curativo, decía la Sociedad<br />
Real de Medicina; el magnetismo animal no es más que<br />
el arte de hacer caer en convulsión á las personas sensibles;<br />
siendo por la tanto, inútil ó peligroso. La Comisión<br />
Científica nombrada por esta Sociedad, después de<br />
Observar gran número de enfermos tratados por el magnetismo<br />
animal; afirmó que en los verdaderos enfermos<br />
no habían visto ninguno curado ni aun aliviado, aunque<br />
los hubieran observado muy cerca de 4 meses, y aun<br />
cuando después siguieran dicho régimen curativo un<br />
año más; que en algunos inapetentes notaron que digerían<br />
mejor; y que los efectos observados en algunos<br />
melancólicos no eran dignos de tenerse en cuenta, porque<br />
todos los médicos saben el poco caso que se merece<br />
su aserción y testimonio; y dicha Comisión concluye<br />
diciendo, que la teoría del magnetismo es un sistema<br />
desnudo absolutamente de pruebas; que los medios<br />
usados para emplearle pueden ser perjudiciales, y que<br />
los remedioí administrados por estos procederes pueden<br />
determinar accidentes espasmódicos y convulsivos<br />
de mucha gravedad.<br />
El mismo Bernheim, entusiasta de la aplicación<br />
del hipnotismo en medicina, dice al final del capítulo<br />
I .*, de la parte 2.' de su obra, sobre esta materia; «que<br />
á pesar de los hechos observados, la terapéutica sugestiva<br />
tiene muy pocos adeptos. J> El mismo autor en dicho<br />
capítulo admite que el imán y los metales producen<br />
curaciones en casos análogos á los que cura la sugestión<br />
hipnótica; concede igual virtud á la imaginación y á la<br />
fe religiosa, á la cual dice son debidas gran número<br />
dc! Curaciones auténticamente comprobadas, y asienta<br />
que las curaciones auténticas obtenidas en Lourdes,<br />
como él dice en estilo racionalista, son análogas á laa<br />
del hipnotismo. Charcot, tiene opiniones parecidas, y<br />
Litlréy Lasserre, citan casos de este género. «¿Ha<br />
Droporcionado • reaíinente el bfaídismo, dice Fo«w
-S4agrtves;<br />
algún nuevo medio terapéutico á la medicación<br />
hipnótica,/o¿re en el fondo, á pesar de sus recientes<br />
descubrimientos? No sabemos que el sueño braídico<br />
baya sido provocado hasta ahora con otro objeto que<br />
el de la experimentación; sin embargo la simplicidad<br />
é inocuidad de este hipnotismo autorizan ciertamente<br />
á recurrir á él en varios casos que cita dicho autor,<br />
en los que aconseja el procedimiento de Braid, que<br />
llama de insuflación muscular; que consiste en provocar<br />
el sueño útil, con independencia de toda contractura<br />
completamente extraña.» Y el mismo Fonssagrives, en<br />
otro lugar, añade que; «hasta el presente las observaciones<br />
curativas del hipnotismo son escasas, siendo<br />
preciso esperar el resultada de nuevas investigaciones.»<br />
Y Rostan, hace años viendo que la inmensa mayoría de<br />
hombres de ciencia rechazaban en su tiempo las virtudes<br />
del magnetismo en las enfermedades; llamaba<br />
poco médicos y poco fisiólogos á los que negaban estas<br />
mismas virtudes.<br />
El tantas veces citado Bernheim, duda de las explicaciones<br />
dadas por Braid, para explicar las curaciones<br />
que dice haber conseguido por medio del hipnotismo;<br />
y dice, que la medicina entera del magnetismo no<br />
es más que medicina de imaginación; y en otro sitio<br />
añade: «Los fenómenos morbosos no ceden siempre á<br />
tina primera sesión. Algunas veces el dolor persiste ó<br />
está simplemente calmado; puede desaparecer gradualmente<br />
después de dos ó más sesiones. Una» veces calmado<br />
al despertar, continúa así atenuándose y termina<br />
siti otra hipnotización. El dolor abolido puede presen»<br />
tarse después de algunas horas ó más tarde, y no ceder<br />
definitivamente sino al cabo de un número variable de<br />
hipnotizaciones. Últimamente, no todas las alteraciones<br />
sentidas por el enfermo pueden curarse^ hay muchas<br />
que resisten. Se concibe que el efecto obtenido está suj^Qrdinado<br />
á la sugestibilidad de la persona y á la Cftasf
- 348—<br />
orgánica que determina el síntoma.» El mismo escritor<br />
se vale á veces para ayudar el efecto de la sugestión hip»<br />
nótica, de los toques, las fricciones, los movimientos<br />
impresos á la parte enferma, del calor y la electricidad;<br />
lo cual complica en extremo la cuestión, con respecto á<br />
saber la parte que tiene cada uno de estos medios en la<br />
curación de los pacientes. El mismo Bernheim, én otro<br />
lugar, escribe lo siguiente: «La terapéutica sugestiva,<br />
aún siendo manejada con inteligencia y tenacidad puede<br />
fracasar.—Aún en afecciones poco graves, que parecen<br />
simplemente funcionales, la psico terapéutica hipnótica<br />
fracasa muchas veces, siendo el sujeto perfectamente<br />
sugestible.»<br />
Uno de los casos en que el hipnotismo en medicina<br />
podría prestar más servicios á la humanidad, caso de<br />
ser lícita su aplicación en ciertas circunstancias; es á no<br />
dudar, para producir la anestesia en cirujía para la práctica<br />
de las grandes operaciones, en las que al administrar<br />
como hoy se hace, el cloroformo á los operados<br />
siempre hace temblar al médico más resuelto, el pensamiento<br />
de que aquel desgraciado cuya vida tiene entre<br />
sus manos, se le quede muerto en el acto, por el efecto<br />
de ia cloroformización, aún cuando sea sabiamente empleada;<br />
este caso sería el principal para probar el valor<br />
de la hipnosis, y el más útil para los enfermos; y sobre<br />
este punto si consultamos al mismo Bernheim, nos dice<br />
que á pesar de las operaciones llevadas á cabo con el<br />
auxilio del hipnotismo, por varios cirujanos; como C/oquel,<br />
Loysel, Fanton, Toswel, Joly, Ribaud, y otrosí<br />
éí hipnotismo no puede ser erigido en método general<br />
de anestesia quirúrgica; no puede reemplazar al cloroformo,<br />
porgue las preocupaciones ansiosas que agitan<br />
el espíritu de los enfermos en el momento de una opera'<br />
ció»^ impiden con frecuencia la concentración pslquicé<br />
necesaria al desarrollo del estado hipnótico, v Matíés<br />
Qwal^ en el NmvQ Diccionario de MQdiiim / Cirt^'fyi
-344tíos<br />
dice, que: «Los hechos que á su favor tiene el hipnotismo<br />
son incontestables; pero ¿qué ha venido á ser<br />
después esta anestesia quirúrgica? Una simple curiosidad,<br />
una colección de hechos que prueban mucho mejor<br />
que todas las experiencias realizadas a\ ob]eto, la pérdida<br />
de la sensibilidad para el dolor durante el sueño<br />
magnético. Pero nadie piensa en hacer aplicaciones<br />
prácticas de este hecho, disponiendo los cirujanos de un<br />
agente más seguro y más cómodo, que es el cloroformo.<br />
Ciertamente que el sueño hipnótico no se puede<br />
producir en todos los individuos, exponiéndose además<br />
áprovocar una hiperestesia peligrosa j- molesta, buscando<br />
la anestesia.^<br />
El eminente cirujano inglés Erichsen, en su Ciencia<br />
y arte de la Cirujía; al hablar de la anestesia en las<br />
operaciones, afirma, que: «la producción de la insensibilidad<br />
por el mesmerismo adoptado por Esdaile y otros,<br />
es un medio de anestesia inejica:{, peligroso ó quimérico.»<br />
(Obra citada. Tomo I, Pág. 40.) En Calcutta, el<br />
Dr. Esdaile, cirujano de los hospitales; pretendió realizar<br />
importantes operaciones durante el sueño hipnótico,<br />
y el Gobierno nombró una comisión que informara sobre<br />
este punto, la cual dijo que los pacientes sometidos<br />
á estos experimentos se parecían á mudos que fueran<br />
sometidos á un gran tormento sin poder oponer resistencia<br />
alguna; que no se quejaban ni articulaban sonido<br />
alguno, ni abrían los ojos, ni había necesidad de sujetarlos;<br />
pero sus fisonomías estaban agitadas y expresaban<br />
un dolor indecible, con torcedura de las facciones que<br />
daban al rostro una horrible expresión de dolor comprimido;<br />
presentaban asimismo contorsión del cuerpo,<br />
movimientos vagos y convulsivos en las extremidades<br />
superiores y la respiración estaba comprimida y marcadamente<br />
suspirosa; por lo que dice el Dr. Meric: «ha<br />
parecido preferible la anestesia clorófórmica y se ha<br />
OT«scindido de la anestesia por hipnotismo, cuyo$ resul-
-848—<br />
tados son lentos, incompletos, á veces hasta infieles é'<br />
inciertos.» Y-el distinguido Dr. Venluroli, que es uno<br />
de los profesores católicos que admite como lícito el<br />
hipnotismo, nos dice de él; que es un agente terapéutico<br />
incierto.<br />
Muchas citas pudiéramos aducir para resolver la<br />
cuestión del presente capítulo, pero por no alargar éste<br />
demasiado, nos contentamos con extractar las de varios<br />
autores competentes en esta materia. Uno de estos,<br />
Richer; no llega á creer que la sugestión pueda apro*<br />
vechr.r en terapéutica para curar las enfermedades, aunque<br />
sean las nerviosas; duda de los casos de curación referidos<br />
por Braid, y concluye diciendo, que; «aunque<br />
varios autores modernos refieren tentativas de curación<br />
por el hipnotismo, pereque son hechos aislados que no<br />
pueden servir de pauta para un método general.» Maira<br />
y Benauenie, en su tratado de la hipnosis, escriben lo<br />
que sigue. «El hipnotismo como medio terapéutico, tiene<br />
una esfera de acción bastante limitada, á nuestro juicio,<br />
ya que, como lo dejamos consignado, no participamos<br />
de las ideas de muchos de los que lo preconizan en toda<br />
circunstancia y para cualquiera clase de personas.—Fuera<br />
de las aplicaciones que dejamos enumeradas á la ligera,<br />
nos parece que el hipnotismo no tiene otro campo<br />
de acción y que la idea de querer emplearlo en toda<br />
clase de afecciones y el preconizarlo como la panacea<br />
por excelencia, no obedece sino á la idea de hacer de este<br />
maravilloso fenómeno una explotación vergonzosa. En<br />
íesumen, las aplicaciones terapéuticas del hipnotismo y<br />
las de la sugestión son todavía bastante reducidas^ para<br />
que el médico serio se ilusione de querer hacer entrar<br />
este agente en la práctica diaria.» Estos mismos autores<br />
dan á entender que las curaciones producidas por la sugestión<br />
hipnótica son efecto nada más que de la misma<br />
imaginación, y no de que dicha sugestión tenga virtud<br />
alguna por sí propia; y comparan dichas curaciones á
las obtenidas por la homeopatía y por medio de las pü-.<br />
doras de miga de pan, con las que á veces se ha conseguido<br />
curar rebeldes neuralgias. Pero debemos hacer<br />
constar en honor de la verdad, que algunos autores,<br />
como el Sr. Freiré, atribuyen los fracasos que han tenido<br />
algunos profesores en sus experimentos hipnóticos,<br />
al desconocimiento que los mismos tenían de la Psico-<br />
Jisiologia y del proceso de la hipnosis y su técnica, así<br />
como de las aptitudes ¡desorgánicas de los sujetos sometidos<br />
al tratamiento hipnótico; lo cual en su opinión<br />
corre el riesgo de producir males que no pueden remediar.<br />
¿Es posible en vista de esto admitir la doctrina de<br />
ciertos escritores, que pretenden que el hipnotismo es<br />
una especialidad terapéutica, cuya importancia en nada<br />
Cede á la de las otras especialidades médicas; cuando ni<br />
siquiera está plenamente probado que el hipnotismo<br />
tenga por sí virtud alguna curativa, ó es efecto de la<br />
imaginación las pretendidas curaciones hipnóticas, como<br />
aseguran tantos autores? ¿Quién puede comparar el hipnotisnio<br />
por ejemplo, con la Hidrología, ó la Oftalmología,<br />
que tienen sus reglas ó principios científicos, y<br />
sus procedimientos y curaciones auténticamente comr<br />
probadas?<br />
Y en este asunto no hay que perder de vista asimismo<br />
para aplicar la sugestión hipnótica á la curación<br />
de las enfermedades, que para esto hay que empezar<br />
por educar hipnóticamente á los enfermos la mayor<br />
aparte délas veces; lo cual puede originar en los mismos<br />
enfermedades que antes no tenian por consecuencia de<br />
la hipnotización, enfermedades quizás difíciles ó im-<br />
•posibles de curar.'<br />
También se ha tratado de hacer otra aplicación del<br />
hipnotismo no menos sorprendente que algunas de sus<br />
pretendidas extraordinarias virtudes. Varios médicos,<br />
f orno el Dr. £)as^r\ España, en varias veladas públicas
que dio en Madrid en el año 1888, y en algunas duda»<br />
des de la península; y el Dr. Luys en Francia, que dip<br />
á conocer varios hechos de este género á la Academia<br />
de París, lo que dio lugar al informe que luego citare^<br />
mos; han pretendido dichos profesores que en los hipnotizados<br />
obraban los medicamentos de una manera especial;<br />
que no necesitaban tomarlos, sino que obraban tan<br />
solo por contacto, y aún á distancia en los enfermos!<br />
y no solo producían los medicamentos su acción curatÍTa<br />
en esta forma, sino que obraban del mismo modo tóxicamente;<br />
de modo que cualquier hipnotizado podía<br />
ser envenenado fácilmeníe, con solo aproximarle una<br />
sustancia tóxica ó venenosa; y tan adelante llegó el asun-?<br />
to, que la Academia de Medicina de París nombró hace<br />
no mucho tiempo una comisión para que estudiara esta<br />
cuestión; de la que entre otros formaban parte los céle^bres<br />
doctores 5er^ero«, Brouardel, y Dujardín-Beau-'<br />
met\; cuya comisión después de detenidos experimento?<br />
aíirmó, que; «ninguno de los efectos apreciados por la<br />
comisión se hallaba en harmonía con la naturaleza d«<br />
las sustancias experimentadas, y que por lo tanto, ni la<br />
Terapéutica ni la Medicina legal tenían porque preocuparse<br />
de semejantes efectos.» Pero á pesar dé todo esta,<br />
en obsequio á la justicia, detemos manifestar, que hay<br />
hombres de ciencia de algún nombre, como los Doctores<br />
Bourru, Burot, Lombroso, Saei, Meric, y el citado<br />
Luys\ que citan hechos y experimentos que según los<br />
mismos comprueban la acción de los medicamentos A<br />
distancia, lo cual si algún día se llegara á probar; s&ría<br />
un nuevo hecho de hipnotismo superior ó trascendental,<br />
Y terniinaremos este capítulo, mencionando otra<br />
aplicación mucho más sorprendente aún que todas las<br />
ya citadas, que se ha dado al hipnotismo; aplicación que<br />
es capaz por sí sola de cambiar el mundo por completo<br />
y convertirle en un paraíso, no sabemos si con serpí*»'<br />
tes. Por lo visto se ha tratado de aplicar «sts añeja Í8>
vención de la hipnosis para corregir ó curar toda clase<br />
de malos hábitos por inveterados que sean, y para la<br />
dirección de la educación de la juventud; y ya hay<br />
autores que rebatan hechos de este género, extraordinarios<br />
en sumo grado; y cierto autor de Hipnologfa, nos<br />
asegura que es verdaderamente admirable la facilidad<br />
con que dejan el vicio personas que inútilmente habían<br />
intentado hacerlo mil veces antes, «No solamente se sugieren<br />
en el hipnotismo voliciones especiales, dice Vacant',<br />
si no, lo que es más extraordinario, que se podría<br />
por medio de sugestiones repetidas modificar,/lor tient'<br />
j?o indefinido las disposiciones morales, los hábitos y el<br />
carácter del sujeto.<br />
También se ha intentado aplicar este nuevo medio<br />
á la educación y á la corrección de los niños viciosos,<br />
y parece que algunas veces se ha llegado á resultados<br />
reales.... Nosotros, entiéndase bien, no pretendemos<br />
apreciar este sistema de educación, sino que referimos<br />
los hechos como se nos han contado.» Y Bernheim con<br />
cierto entusiasmo exclama: «La' doctrina de la suges'<br />
tión. ¡En psicología es una revolución! ¿Hasta qué punto<br />
las pasiones, los instintos, los gustos, las facultades<br />
psíquicas, pueden ser modificadas por una sugestión<br />
prolongada y hábilmente conducida, sea en estado de<br />
vigila, sea en estado hinótico? ,!La educación del niño, las<br />
nociones y los principios inculcados en su cerebro por<br />
la palabra y el ejemplo, las doctrinas filosóficas y religio-<br />
&M en las cuales está criado desde su más tierna edad,<br />
¿no son ya una verdadera sugestión en estado de vigilia,<br />
que si es practicada metódicamente y dirigida en un<br />
sentido uniforme, no combatida'por ideas ó ejemplos<br />
contradictorios, se impone con frecuencia con una fuerza<br />
irresistible?... Lo que una sugestión en estado de vigilia<br />
puede realizar sobre ciertos cerebros jóvenes, la<br />
sugestión hipnótica que suprime el raciocinio, lo. efectúa^<br />
á la fuerza cpn una eficacia muy, poderosa, ¿Se
puede decir corr Durand, que el hipnotismo nos suin!><br />
nistra la base de una ortopedia intelectualj^ moral que<br />
se inaugurará positivamente algún dfa en las casas de<br />
educación y en los establecimientos penitenciarios?» Y<br />
el misrao\5cr«Aeí>« que nos habla de este modo tan<br />
fwrsuasivo, nos cita entre otros casos, el de una jpven<br />
de vida desarreglada á la que hipnotizó repetidas<br />
veces y llegó á convertir en una perfecta sonámbula,<br />
y á la que produjo la sugestión de que cambiaría<br />
Jde vida y se convertiría en una mujer virtuosaf<br />
lo cual prometió la interesada; que enseguida se lanzó<br />
á la misma vida que hasta allí había llevado. De<br />
modo que en adelante, añadimos nosott*os; jueces, tribunales,<br />
autoridades, fuerza pública, presidios y leyes<br />
criminales, todo está demás: ya no es preciso ni hace<br />
falta nada más que algunos, establecimientos de hipnotización<br />
en cada país, y llevar á los mismos establecimientos<br />
á todos los enfermos físicos
-880—<br />
neto, como la mayoría de estos niegan el mundo sobrenatural,<br />
no ven en el hipnotismo sino un fenómeno<br />
meramente natural del que el hombre debe sacar todo<br />
el partido posible, y tratar dü estudiarle hasta sus<br />
ultimas consecuencias; y no pueden reconocer más lítnites<br />
para esto que el perjuicio que el hipnotismo pueda<br />
seguir á los mismos hipnotizados, ó los abusos á que<br />
la hipnosis generalizada ó pública se pueda prestar.<br />
Para el católico la cuestión varía por completo; y<br />
es como nosotros debemos y podemos considerarla,<br />
y en este punto también los mismos católicos se han<br />
dividido en más ó en menos, en dos campos algo dis*<br />
tanciados entre sí: el de los católicos que consideran<br />
todo el hipnotismo como una sola cosa y todo él informado<br />
por el mismo espíritu no natural; y los íjue<br />
no ven este sello innatural sino en los fenómenos superiores<br />
ó trascendentales de la hipnosis, y los sencillos,<br />
creen que pueden producirse de una manera<br />
meramente natural. Para todos los católicos les fenómenos<br />
llamados trascendentales, no cabe duda que nó<br />
es lícito el provocarlos bajo ninguna forma posible;<br />
y los llamados sencillos son ilícitos para los-primeros<br />
y lícitos para los segundos, en tanto que la Iglesia no<br />
decida esta cuestión, como ha dicho el Sr. Donadiu<br />
en su discurso leído ante el último Congreso Católico<br />
Español, no faltando algunos como el P. Mateos,<br />
que afirmen, que: «No está sin embargo, reprobado<br />
el que la Medicina se valga de las prácticas hipnóticas<br />
como de un agente terapéutico de reconocida eficacia<br />
P&T& combatir algunas enfermedades.»<br />
Nosotros en nuestro humilde sentir creemos ilícita<br />
la práctica de la hipnosis, y nunca nos hemos atrevido<br />
á producir fenómenos hipnóticos de ningún género;<br />
y creemos ilícitos hasta los fenómenos llamados<br />
naturales, que serán sospechosos para nosotros<br />
Pforta razones que ya hemos apuntado fta otro lugar.
-.381-<br />
Bien sabemos que autores tan católicos como el Sr. D6nadiu,<br />
dice, que; la práctica de los fenómenos hipnóticos<br />
llamados naturales, es lícita en ciertos casos que<br />
marca; y no conviene en que pueda aplicarse á esta<br />
cuestión el proverbio latino aplicado por ciertos escritores;<br />
«de que no se debe hacer lo malo para producir<br />
un bien;» y dice que; aun cuando no se debe obrar<br />
nunca ei mal, se puede no obstante permitirlo ó tolerarlo<br />
en ciertos casos; pero en esta cuestión nos parece<br />
que no está bien aplicado el argumento por el respetable<br />
escritor; porque el católico que hace uso del<br />
hipnotismo creyendo que es sobrenatural ó teniendo<br />
sospechas de esto, no tolera un acto malo, sino que<br />
nos parece á nosotros que lo comete á sabiendas. La<br />
comparación de que hace uso dicho Sr. Donadiu, entre<br />
el hipnotismo y los anestésicos, como el cloroformo,<br />
el éter, etc; á ninguno se le ha ocurrido decir<br />
que sean sustancias malas en sí mismas; porque son<br />
malas ó buenas según el uso que se haga de las mismas;<br />
y además todos las reconocen por sustancias naturales<br />
y naturales son sus efectos; lo que no sucede<br />
con la hipnosis. Esto no obstante; admitimos que<br />
los fenómenos llamados naturales, pueden ser naturales<br />
en su esencia y producción; y no condenamos<br />
al que los practique, en tanto que la Maestra Infalible<br />
de la Verdad no juzgue el asunto de una manera<br />
definitiva y concluyente.<br />
Hay otra teoría, dice el mismo Sr. Donadiu; sobre<br />
la licitud del hipnotismo, la de los que apoyándose en<br />
la autoridad de escritores y medios sinceramente católicos,<br />
reconoce por un lado que es altamente inmoral<br />
é ilícito el uso actual del hipnotismo, pero que existen<br />
casos en que la prudencia aconseja que se consientan<br />
tales prácticas como cuando se trata de la salud del<br />
individuo y se aleja toda sospecha de inmoralidad en el<br />
magnetizador y de superstición en la operación, Mvy
-862—<br />
circunstancias del acto. Y el mismo escritor continúa<br />
diciendo, que, en su sentir; el buen ó mal uso que se<br />
haga del hipnotismo es la regla á qufe debe atemperarse<br />
el moralista católico, debiendo manifestar que será<br />
ilícito si lo es el modo y procedimiento empleado para<br />
causar semejante estado hipnótico, si tiene algo de ilícito<br />
el efecto que se produce y si se intenta algún fin<br />
malo ó de alguna manera reprobado como así lo declaró<br />
el Santo Oficio en su respuesta dada sobre el uso<br />
del magnetismo; y por el contrario será licito y podrá<br />
tolerarse, si se usa con medios y fines no reprobados,<br />
ya para prestar alguna utilidad á la ciencia, ya como<br />
remedio para adormecer la sensibilidad en las operaciones<br />
quirúrgicas y para curar las dolencias cerebrales<br />
ó nerviosas.<br />
Pero en cambio el P. Zeferino, en su Filosofía elemental,<br />
nos dice, que; «la práctica y ejercicio del magnedsmo,<br />
es ilícita y contraria á la moral cristiana: i .** por<br />
los peligros de inmoralidad, pecados, demencia y suicidios<br />
á que dá ocasión; 2.° y principalmente, porque<br />
semejante práctica envuelve pacto ó esplícito, ó implícito<br />
con el demonio, ó al menos peligro del último, toda<br />
vez que es cierto que muchos de sus fenómenos y con<br />
especialidad las manifestaciones espiritistas proceden de<br />
él.» Y el sabio y celoso prelado de Madrid, llega hasta,<br />
asegurarnos, que; «tampoco es lícito aplicar el hipnotismo<br />
con fines exclusivamente terapéuticos, si, como<br />
atestiguan los hipnólogos, produce de suyo en el orden<br />
psicológico y en el orden moral los fenómenos que quedan<br />
mencionados; porque jamás será lícito renunciar á<br />
la augusta dignidad de las almas á cambio de la salud<br />
de los cuerpos,, ni el conservar la integridad y vida de<br />
jístos, poniendo á riesgo seguro la eterna salvación de<br />
aquellas. Eso sería invertir el orden natural.»<br />
Loí católicos bastante instruidos para poder decidir<br />
estos casos y aplicar el hipnotismo, caso deque lo cretin
ifcito y permitido en alguna ocasión; claro que ftO pueden<br />
hacerlo, sin estar bien seguros del medio que van<br />
á emplear, los resultados que el mismo pueda producir,<br />
si puede ó no seguirse de su uso alguna enfermedad, en<br />
casos verdiideramente graves y cuándo no haya otros<br />
remedios de resultado que aplicar á los mismos, con<br />
todas las precauciones que prescribe la ciencia y la moral<br />
médica para el uso de un medio tan peligroso bajo<br />
muchos puntos de vista, cuando se espere,un resultado<br />
probablemente ventajoso del uso de dicho hipnotismo,<br />
previo consentíriiiento del interesado ó de las personas<br />
más allegadas al mismo, siempre delante de testigos<br />
formales ó de la familia del que vá á ser hipnotizado, á<br />
ser posible; y con la correspondiente protesta en el<br />
hipnotizador de que no vá á buscar nada, no espera<br />
nada, ni quiere nada, con el enemigo comün del linage<br />
humano; reglas muy parecidas á las que exige el Doctor<br />
Lehmkuhl, en su Teología Moral, al tratar esta tan<br />
debatida cuestión.<br />
Para concluir: hace 40 años, escribió el Dr. Virey<br />
en 1818, nos dice Debreyne; que en diversos países se<br />
ocupan de la teórica y de la práctica del magnetismo<br />
animal, y después de tantos escritos como han salido<br />
y salen todos los días, sería tiempo de no hablar más de<br />
él, dejando á la observación y al porvenir el cuidado de<br />
juzgar de la utilidad ó de la realidad de este descubrimiento.<br />
Si lo que llaman magnetismo no es sino un<br />
error, ¿porqué cuarenta años de experiencias, de sarcasmos<br />
y de desprecios no le han anonadado? Si es una verdad,<br />
¿porqué después de tantas pruebas se arrastra todavía<br />
eti la sombra?....» Si Fire^ volviera átratar este<br />
asunto, poco tendría que añadir á sus anteriores palabras.<br />
El moderno magnetismo animal, ó hipnotismo,<br />
sigue hoy tan misterioso ó más que en tiempos de Vire/;<br />
su esencia es tan desconocida ó más que entonces<br />
supuesto que ya nó se puede pensaren aquel fluido^Slq
antes parecía explicar tan bien todos sus fenómenos;<br />
estos son hoy tan misteriosos ó más que en aquel tiempo,<br />
y la cuestión del hipnotismo superior ó trascendental<br />
se presenta con tantas nubes y está tan en las<br />
titvieblas como entonces; y dicha forma de hipnotismo<br />
parece darse la mano con el Espiritismo, que es la Magia<br />
del siglo de las luces, que tantas cabezas ha trastornado<br />
en nuestros días. El magnetismo de hoy sigue<br />
provocando las mismas tempestades y vivas polémicas<br />
que á principios de este siglo, y es incalculable el numero<br />
de teorías é hipótesis inventadas para explicarlo;<br />
dicho magnetismo se presenta cada día más y más amenazador,<br />
y revestido de un brillante ropage científico<br />
pretende absorverlo todo y producir una verdadera revolución<br />
en este ya viejo y carcomido mundo: la ciencia<br />
pretende darle cartas de naturaleza en su inmenso y<br />
dilatado campo, él por su parte promete á ésta, revelarla<br />
gran número de secretos de los que por lo visto<br />
él solo tiene la llave; su modo de ser y sus hechos son<br />
fatales para el individuo, para la familia y para la sociedad;<br />
y los Consejos de Higiene y de Sanidad, las Academias,<br />
y hasta los hoy poco previsores Gobiernos de<br />
nuestros tiempos, se han creído en el caso de amordazarle<br />
y contener sus terribles progresos, en bien de los<br />
mismos pueblos cuya custodia les está encomendada; y<br />
la Religión por su parte le estudia de cerca y observa<br />
sus resultados, para aplicarle aquella sentencia de la<br />
Sagrada Escritura, de que por el fruto conoceremos el<br />
árbol; y en tanto el hipnotismo por no perder sus charlatanescas<br />
tradiciones y sus supersticiosas costumbres,<br />
sirve de espectáculo y entretenimiento en teatros, casinos,<br />
cafés, palacios y tertulias, á gran número de desocupados,<br />
curiosos y necios, que mezclados con algunos<br />
pocos sabios forman ese mundo, que hoy más que nunca<br />
ávido de emociones y novedades, corre tras de cualúuier<br />
charlatán ó falso profeta que alhague sus vicios,
^sisadule<br />
su vana ciencia, ó sepa estimular su gastaáoéórazón.<br />
Así, que damos fin á este trabajo, haciendo nuestras<br />
las notables palabras del ¡lustre discípulo del céle-<br />
; bre Magendk, el Dr. Constantino James', que después<br />
de estudiar el hipnotismo, dijo: «Mi convencimiento íntimo,<br />
después de bien meditado el asunto, es, que el<br />
verdadero preservativo contra el hipnotismo debe ser<br />
la educación sólidamente cristiana.... esta nos enseña á<br />
desconfiar de nosotros mismos^ y á tener fe, para las<br />
luchas que nos sorprendan, en Aquel i quien debemos<br />
la existencia. Él nos advierte, por fin, que estemos en<br />
guardia contra los poderes ocultos. Tomemos un ejemplo<br />
del Padre nuestro, el Breviario de los niños. Se dice<br />
al final: Et ne nos inducas in tentationem: «Y no nos<br />
dejes dominar por el espíritu tentador.»
'1^'^/FWJW^^''^WIW'W^'^'WW'"F'W^W''WW-^''^''W^^'- W W'^ ^^ W W'/9^W^^'^- WW 'vW^-^'<br />
ÍNDICE.<br />
PlOlMAg<br />
Dictamen del Censor V<br />
Licencia del Excmo. Prelado de Astorga. • • • • VI<br />
Dedicatoria Vil<br />
Prólogo IX<br />
, BLHIPNOTISMO.<br />
Cuatro palabras como preámbulo 8<br />
PRfMERA PARTE.<br />
1. ¿Kxiste el Hipnotismo?<br />
JI. ¿Qué es el Hipnotismo?<br />
II!. Brev'C Historia del Hipnotismo<br />
[V. ¿El Hipno,ismo es tjna ciencia? -Fin ú objeto<br />
del mismo<br />
V. ¿El Hipnotismo es la magia?<br />
VI. ¿El Hipnotismo es el niagnetismo animal?...<br />
Vil. ¿El Hipnotismo e? ei histerismo? ,.<br />
i5<br />
'7<br />
'9<br />
23<br />
a6<br />
3í
.,358-<br />
SEGUNDA PARTE.<br />
Pig^A<br />
I. Métodos Ó procedimientos dehipnotjzacíóni. _;.3J<br />
II. ¿Se puede aplicer el Hipnotismo á todos los r.<br />
individuos, ó lo que es igual, son todos sus><br />
ceptibles de ser hipnotizados? , 36<br />
III. ¿Son aplicables á todos los individuos, cual- -,<br />
quiera de los modos ó medios de producir<br />
el Hipnotismo? í El Hipnotismo es igual en<br />
todos los hipnotizados?. 39<br />
IV. Auto-hipnotismo y Autp-sugesiión,......... 40<br />
V. ¿Es posible hipnotizarse por la sola imaginación?<br />
42<br />
VI. ¿Existe relación entre el hipnotizado y el hipnotizador?<br />
..^ 44<br />
VII. ¿Cómo se realiza la vuelta al estado normal<br />
después de la hipnotización? 46<br />
^HI. ¿Para la hipnotización, es precisa la voluntad<br />
ó cooperación del hípnotizadci?......, 49<br />
IX. ¿En un sujeto ya hipnotizado otras veces, es<br />
precisa Su voluntad para hipnotizarle de .. -<br />
nuevo?.. .....i... 5a<br />
X. ¿E;Í sueño natural puede pasar á hipnótico?... 53<br />
XI. ¿Existen zonas hipnógenas? 55<br />
XII. ¿Recuerdaíí los hipttotizados lo ocurrido durante<br />
su hipnotización? 56<br />
XIII.' ¿Conserva el hipnotizado el uso desvissentidos? 58<br />
XIV. Menor ó mayor facilidad con que se produce<br />
el Hipnotismo 59<br />
TERCERA PARTE.<br />
'. I. Formas que presenta el Hipnotismo 6i<br />
II. Claslflcactón de los fenómenos hipa¿ticos.<br />
Gran Hipnotismo 67<br />
m. Formas médicas que presenta el Hipnotismo. ,63<br />
IV. Perfodfa'pwparatorjo deí Hipnotitmo,..,.,.. 70<br />
ai'V, é\ii^6twlti}6úci>^. ...;. 71
fÁOlNAI.<br />
VI. Estado de letargo Ó letárgico .75<br />
ruXU^ Sigue la letargia. Hiperexcitabilidad neuromuscular<br />
77<br />
Vlll. Estado dé «íátalépsia. 8p<br />
IX. Signe lá catalépsia. El sentido muscular 82<br />
X. Movimietttos automáticos.................. 85<br />
XI. .Sonairibiilismo 86<br />
XII. Fascinación........... 94.<br />
XIII. De tólstieños espontáneos en el sonambulismo 96<br />
XIV. FéniíStííenos llamados psíquicos 97<br />
XV. De algunas variedades del Hipnotismo.—Helai-hipnotismó<br />
•• ». 101<br />
XVI. Influenciade la música en el Hipnotismo.... io3<br />
XVII. ¿Se puede simular el Hipnotismo?. io5<br />
XVIIÍ. Medios para reconocer el Hipnotismo simulado..,.................<br />
.*.. 106<br />
XIX. ¿Pueden mentir los hipnotizados durante el<br />
sueño hipnótico? 108<br />
XX. Pérdida, cainbio y desdoblamiento de la propia<br />
personalidad en algunos sonámbulos.,. no<br />
XXI. Hipnotismo superior ó trascendental 112<br />
XXII. El Hipnotismo en los animales. La catalepsia. i38'<br />
XXIH. ¿Los santos y profetas fueron unos hipnotiza*<br />
dores? 140<br />
CUARTA PARTE.<br />
I. De la Sugestión..'.. i^S.<br />
II. Sueño hipnótico por sugestión.............. 147<br />
III. ¿La aptitud para realizar los fenómenos de sugestión,<br />
está en relación con la profufididad<br />
del sueño hipnótico? 148<br />
IV.' ¿Existe la contra-sugestión ..• • 149<br />
V. Catalépáia, parálisis y anestesia por sugestión. i ^o<br />
VI. Sugestión post-hipnótÍca< •.................. 15s<br />
-VII. Sugestiona plazo............. ........,.„...,.•. vbG<br />
VIII. Sugestión en estafto de vi^Jiaó sin.liipnotismo.<br />
Vigilia hipnótica, E«ado!Íwwo-yigiK vifi©<br />
IX. D^lasugeítióolíiiji^skvv.. t¿3
-360—<br />
• PÁGINAS.<br />
X. De la sugestión con propósito criminal >. 171<br />
XI* Del influjo de la hipnotización y sugestión en<br />
las funciones de la vida orgánica 173<br />
XII. Manchas de sangre y hemorragias por Sugestión<br />
176<br />
XIII. ¿Pierde en absoluto el hipnotizado el imperio<br />
de su voluntad?. 178<br />
XIV. ¿Destruye el Hipnotismo el libre aibedrfo del<br />
hombre? 18S<br />
XV. ¿Pierde el hijpnotizado el uso dé su conciencia? 190<br />
XVI. ¿Se realizan los actos sugeridos sin lucha alguna,<br />
ó sin dudas, por parte de los hipnotizados?<br />
ig6<br />
XVII. ¿Domina siempre el hipnotizador al hipnotizado?..,.<br />
TABLA DE ERRATAS DE ESTA OBRA,<br />
Págs. Lineas Dice Debe decir<br />
•9 »o cerca de So siglos siglos<br />
39 3 Pétin Pétetin<br />
41 14 describió este echo, descubrió este hecho<br />
48 »4 un fenómeno con fenómenos<br />
58 7 para recordar para hacer recordar<br />
id. 28 pero no son pero son<br />
62 •4 ajustan agitan<br />
21 en ellos que obre en ellos<br />
It I un contraccinoes son contracciones<br />
9> M pupila están pupila no están<br />
I28 29 mismefierao se ern mismo se refieran<br />
144 12 recuerdo mundo<br />
ib3 20 hinpo tizados hipnotizados.<br />
16b 3 Filosofía en la Filosofía, Ochoromcs<br />
profesor asimismo en<br />
9<br />
la Universidad<br />
id. 6 édicale Mde medicóle de<br />
277 177<br />
id. 229 2»9 sigue alterada la paginación.<br />
274 18 no nos cita nos cita<br />
302 nota 1 Cap. I.* Cap. «.*<br />
304 9 idesorgánicas ideorgánicas<br />
NOTA.—Bl pliego 16, tiene repetida U numeración del anterior.
Este folleto se hallará de venta en las Librerías siguienies:<br />
Madrid.—D. Gregorio del Amo, Paz, 6.<br />
1) —Sra. Viuda de Hernando y Comp.\ Arenal, 11.<br />
» —D. Fernando Fé, Carrera de San Jerónimo, 2.<br />
Barcelona.—D. Miguel Casáis, Tipografía católica, Pino 5.<br />
» —Sres. Subirana, Hermanos, Puertaferrisa, 14.<br />
» —D. Juan Grabulosa, Buensuceso, i3.<br />
Sevilla.—D. Alejandro Izquierdo y Sobrino, Francos, 62.<br />
Zaragoza. —D. Cecilio Gasea, Plaza de la Seo, 2.<br />
Y en todas las Librerías Católicas, en los demás puntos.<br />
Los pedidos al por mayor, se dirigirán á la<br />
Imprenta y Libreua de la Viuda e Hijo de López,<br />
ASTORGA.