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<strong>MITO</strong> <strong>DE</strong> <strong>APOLO</strong> Y <strong>DAFNE</strong><br />
http://profesoresdeclasicas.es
)Apollw=n<br />
Apolo. Leócares.
- Hijo de Zeus y Leto.<br />
- Dios del sol, el vaticinio y la música.<br />
-Atributos principales: arco,<br />
flecha y la cítara.<br />
-Símbolo: laurel.<br />
-Lugares de culto: Delos y<br />
Delfos.<br />
Apolo Citaredo. Museos Capitolinos.
Apolo de Mántua.<br />
• Su representación física era<br />
la de un joven de<br />
irresistible belleza. Un dios<br />
muy hermoso, alto, notable<br />
especialmente por sus<br />
largos bucles negros de<br />
reflejos azulados. Tuvo una<br />
gran cantidad de amoríos<br />
tanto masculinos como<br />
femeninos, pero no fueron<br />
muy felices ya que siempre<br />
algo trágico se manifestaba<br />
en ellos.
• Apolo amó tanto a mujeres<br />
mortales como a ninfas. Las<br />
musas eran parte de su<br />
séquito y su coro estaba<br />
dirigido por él. Se considera a<br />
Apolo como el dios que más<br />
amantes homosexuales tuvo,<br />
en gran medida por ser el dios<br />
de la palestra, lugar en donde<br />
los jóvenes desnudos se<br />
reunían para hacer atletismo.<br />
Muchos de ellos sufrieron<br />
trágicas muertes a causa de<br />
accidentes.<br />
Apolo y Jacinto. Jacopo Caraglio. S.XVI
Dafnh\<br />
Dafne.
- Era una dríade o ninfa<br />
de los árboles.<br />
- Hija del Dios río Peneo<br />
con Gea o del río de<br />
Tesalia con Creúsa.<br />
- Gran cazadora.<br />
- Sacerdotisa de Gea.<br />
Dafne. Reneé Sintenis. Lubeck.
Muchos fueron los enamorados<br />
que la solicitaron, hombres y<br />
espíritus del bosque; pero ella a<br />
todos despreciaba. Amaba sólo<br />
a los bosques, la naturaleza y la<br />
libertad. A menudo le rogaba a<br />
su padre que le permitiese vivir<br />
siempre como Artemis, en una<br />
eterna y solitaria existencia.<br />
Incapaz de ignorar sus ruegos le<br />
concedió la gracia de la soledad,<br />
pero advirtió que su belleza<br />
impediría sus deseos.<br />
Las ninfas. Bouguereau.
Apolo y Dafne de Tiépolo. 1696-1770
‘El primer amor de Febo (Apolo)<br />
fue Dafne, hija del Peneo, y no<br />
fue producto del ciego azar sino<br />
de la violenta cólera de Cupido’<br />
(452-454).<br />
Así comienza Ovidio a relatar el<br />
episodio prosigue así:
• Apolo estaba orgulloso por la victoria sobre la serpiente pitón tanto que<br />
llegó a desprestigiar a Cupido diciendo que sus flechas eran infalibles a lo<br />
que el dios le respondió que las suyas dolían más ya que se trataban del<br />
amor.<br />
• Cupido disparó dos flechas una del amor y la otra del rechazo<br />
• Por otro lado, Dafne mantenía numerosas charlas sobre su deseo de<br />
virginidad eterna esperando que su padre se lo concediera.<br />
• Apolo muerto de amor inicia su primer acercamiento pero ésta al saber<br />
sus intenciones huye despavorida cual libre que está siendo perseguida.<br />
• La persecución prosigue y ante la detención de la ninfa Cupido decide<br />
atraparla.
• En ese justo momento ruega a su padre que con su poder divino le<br />
destruya esa figura por alguna otra que le guste en demasía y así lo hizo:<br />
• - ‘Apenas acabó su plegaria cuando un pesado entorpecimiento se<br />
apodera de sus miembros; sus suaves formas van siendo envueltas por<br />
una delgada corteza, sus cabellos crecen traNsformándose en hojas, en<br />
ramas sus brazos, sus pies un momento antes tan veloces quedan<br />
inmovilizados en raíces fijas; una arbórea copa posee el lugar de su<br />
cabeza … ‘(546-553)<br />
• Así fue como la joven quedó transformada en el árbol del laurel. Apolo al<br />
no poseerla físicamente la hizo suya en cuanto al símbolo de la hoja del<br />
laurel que juró estaría presente siempre en su cabellera, cítara, aljaba y<br />
en lo actos conmemorativos como señal de cercanía.
Apolo le dijo a Dafne: “Ya que no puedes<br />
ser mi esposa, serás en verdad mi árbol;<br />
siempre mi cabellera, mis cítaras y mi<br />
carcaj se adornarán contigo”<br />
13
Apolo y Dafne,<br />
Bernini s.XVII,<br />
Galleria Borghese,<br />
Roma<br />
"A Dafne ya los brazos le crecían<br />
y en luengos ramos vueltos se mostraban;<br />
en verdes hojas vi que se tornaban<br />
los cabellos que al oro oscurecían.<br />
De áspera corteza se cubrían<br />
los tiernos miembros, que aún bullendo<br />
estaban;<br />
los blancos pies en la tierra se hincaban<br />
y en torcidas raíces se volvían.<br />
Aquel que fue la causa de tal daño,<br />
a fuerza de llorar, crecer hacía<br />
el árbol que con lágrimas regaba.<br />
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño!<br />
¿Que con lloralla cresca cada día<br />
la causa y la razón porque lloraba!<br />
(GARC1LASO, Soneto)<br />
14
"Tras vos, un alquimista va corriendo,<br />
Dafne, que llaman Sol, ¿y vos, tan cruda?<br />
Vos os volvéis murciélago sin duda,<br />
pues vais del sol y de la luz huyendo.<br />
Él os quiere gozar, a lo que entiendo,<br />
si os coge en esta selva tosca y ruda:<br />
su aljaba suena, está su bolsa muda;<br />
el perro, pues no ladra, está muriendo.<br />
Buhonero de signos y planetas,<br />
viene haciendo ademanes y figuras,<br />
cargado de bochornos y cometas".<br />
Esto la dije; y en cortezas duras<br />
de laurel se ingirió contra sus tretas,<br />
y, en escabeche, el sol se quedó a escuras.<br />
A Dafne huyendo de<br />
15<br />
Apolo, Quevedo, Soneto
Apolo siguiendo a Dafne. Francisco de Quevedo.<br />
Bermejazo platero de las cumbres,<br />
a cuya luz se espulga la canalla:<br />
la ninfa Dafne, que se afufa y calla,<br />
si la quieres gozar, paga y no<br />
alumbres.<br />
Si quieres ahorrar de pesadumbres,<br />
ojo del cielo, trata de compralla:<br />
en confites gastó Marte la malla,<br />
y la espada en pasteles y en<br />
azumbres.<br />
Volvióse en bolsa Júpiter severo;<br />
levantóse las faldas la doncella<br />
por recogerle en lluvia de dinero.<br />
Astucia fue de alguna dueña estrella,<br />
que de estrella sin dueña no lo<br />
infiero:<br />
Febo, pues eres sol, sírvete de ella.
Apolo siguiendo a Dafne. Gabriel Bocángel.<br />
Al viento su esperanza y su porfía,<br />
Siguiendo Apolo a Dafne encomendaba;<br />
El miedo, con que el paso aceleraba,<br />
Su blanco pie de plumas guarnecía.<br />
De su madeja el oro reducía<br />
El viento a rayos con que al Sol flechaba,<br />
Mientras amor, injusto, preparaba<br />
La victoria mayor a quien huía;<br />
Cuando la ninfa exclama al padre undoso,<br />
Y, humanando un laurel, halla venganza<br />
Del Sol en el auxilio de Peneo.<br />
“¡Ay! -dijo Apolo al árbol desdeñoso-,<br />
¿Por qué si en ti fallece mi esperanza<br />
Verde imagen te ofreces al deseo?
El Cancionero de Petrarca.<br />
Poema XXIII. El sentimiento de Dafne.<br />
(…)<br />
¡Ay! Triste cuál quedé luego aquel día<br />
que vide en otra forma mi persona,<br />
y mi cabello vuelto en lo de donde<br />
procurado le había la corona;<br />
y mis pies con que andar antes solía,<br />
que todo el miembro al ánimo responde,<br />
raíz junto de un río los esconde:<br />
de Peneo no, mas de un más fresco río.<br />
Y en ramos mis dos manos tornarse,<br />
y para mejorarse<br />
de pluma fue cubierto el cuerpo mío(…)
El Cancionero de Petrarca.<br />
Poema VI. Sentimiento de Apolo.<br />
Arranca mi deseo con tal brío<br />
tras la que a su huir usado es vuelta,<br />
y del lazo de amor ligera y suelta,<br />
vuelta ansí, que hace lento el curso mío;<br />
que cuanto más le llamo y le porfío<br />
que vuelva, no hay oírme ni dar vuelta,<br />
corre antes mucho más a rienda suelta.<br />
¡Tanta es su contumacia y desvarío!<br />
Ansí, después que el freno se recoge<br />
lleva mi libertad toda vencida<br />
y mal mi grado a muerte me transporta.<br />
Por ir derecho al lauro do se coge<br />
acervo fruto, el cual puesto en herida<br />
ajena, más aflige que conforta.
¡Dafne, divina Dafne! Buscar quiero la leve<br />
caña que corresponda a tus labios esquivos;<br />
haré de ella mi flauta e inventaré motivos<br />
que extasiarán de amor a los cisnes de nieve.<br />
Al canto mío el tiempo parecerá más breve;<br />
como Pan en el campo haré danzar los<br />
chivos;<br />
como Orfeo tendré los leones cautivos,<br />
y moveré el imperio de Amor que todo<br />
mueve.<br />
Y todo será, Dafne, por la virtud secreta<br />
que en la fibra sutil de la caña coloca<br />
con la pasión del dios el sueño del poeta;<br />
porque si de la flauta la boca mía toca<br />
el sonoro carrizo, su misterio interpreta<br />
y la armonía nace del beso de tu boca.<br />
Dafne. Soneto de Rubén<br />
Darío