Cuando no sólo se trata de buen pique - La Nueva Provincia

Domingo 5 de abril de 2009
EN MONTE HERMOSO, LAS EXCURSIONES DE PESCA SUMAN CADA VEZ MAS ADEPTOS
Cuando no sólo se trata de buen pique
Más allá de las piezas que se extraen, muchos visitantes eligen transcurrir una jornada distinta a 8 mil metros de
la costa, entre mates, "tutucas" y anécdotas. Para Semana Santa ya se han registrado numerosas reservas.
¿Será que la pesca ayuda a evadirse del estrés cotidiano, de las
obligaciones, de los compromisos? ¿Será, tal vez, que a bordo uno
puede contemplar --y escuchar-- sólo lo que ofrece la inmensidad del
mar?
Seguramente son varios los motivos, pero lo cierto es que cada
vez son más los visitantes de toda la región --y de más lejos
también-- que eligen pasar un día distinto sumándose a una
excursión de pesca.
En Monte Hermoso, algunos de los que se dedican a esta actividad aseguran que día a día suma más
adeptos, no sólo por las piezas que cada pasajero logra llevarse como trofeo, sino por el buen clima que se
genera a bordo.
De hecho, los dueños de los servicios de lanchas para excursiones de pesca consultados por "La Nueva
Provincia" coinciden en que intentarán prolongar la actividad durante todo el año.
En realidad, Mary Ruppel y Rubén "Caruso" Márquez, dueños del servicio "Toba", dicen que si bien las
excursiones las hacen siempre, recién ahora observan una mayor inclinación por la pesca embarcada.
"Creo que cada día la actividad está siendo más difundida", fundamenta Mary, "La Tobita" y admite, de todos
modos, que en época de pesca las excursiones no son tan redituables como la pesca propiamente dicha.
"Hay pescadores que sólo llevan gente en verano, porque no hay pesca comercial. Creo que este año alguno
lo intentará durante el invierno, pero hay que ver: si hay pescado muchos lo prefieren antes que coordinar
excursiones", señala.
Marcelo Chávez, propietario de la embarcación Galataia, cuenta que en invierno seguirá promoviendo
excursiones porque ha adquirido equipos de agua para que la tripulación no se moje y pueda sentirse mejor.
"Nuestra capacidad máxima son unas 10 personas que entran cómodas, a quienes les ofrecemos cañas y
carnadas y, si hace frío, preparamos café", cuenta.
Horacio "Loli" Benegas, quien también se dedica a este rubro desde hace once años, dijo que a partir de esta
época sólo se realiza una excursión diaria.
"Subimos un poco la tarifa y permanecemos embarcados por más tiempo, fundamentalmente si hay poco
pique. Ingresamos a las 8 y estamos en el mar hasta las 15 o 16", indica.
Benegas agrega que tiene una importante cantidad de clientes de Buenos Aires y Mendoza y dice que
durante el invierno, si bien también trabaja, la pesca en esta estación y, en especial en el mar, "es dura".
"Por eso muchos se vuelcan más a las lagunas o al sur", sostiene.
En este marco, las expectativas para Semana Santa son más que favorables.
"A pesar de la crisis, la gente trata de hacer algo distinto, algo que, en definitiva, no es costoso y que de
alguna forma la aleja del `bombardeo de pálidas'", señala Mary y acota que todo dependerá del clima.
"Reservas tenemos un montón y para nosotros es fundamental que el visitante se divierta y que se genere
buen ambiente, buena pesca y buena compañía", reflexiona.

Marcelo Chavez afirma que la gente lo suele pasar muy bien. "Muchos nos dicen que es una sensación muy
linda y a la vez extraña sentirse solos en el medio del mar".
Hasta el momento, continúa, la demanda para Semana Santa es importante y lo que asombra, dice, es la
buena cantidad de gente de Córdoba que requiere el servicio, algo que también se vivió en el verano.
Señala que han llamado de La Pampa y Bahía Blanca, de donde, naturalmente siempre han tenido muchos
clientes.
Benegas acota que para Semana Santa tiene todas las fechas completas y que, de allí en más, dependerá del
tiempo.
"A pesar de que con embarcados algo se saca, ha sido un año muy malo de pesca y creemos que tiene que
ver con la sequía. Pero este no es sólo un problema nuestro sino que estamos en contacto con otros guías de la
región. Por ejemplo, tampoco hay pique en Mar del Plata o en San Blas", sintetiza.
Quienes se acercan para esta fecha, remarca, usualmente son clientes de años y se van muy conformes. "En
el verano generalmente tenemos excursiones de muchos principiantes que quieren vivir esta experiencia. Si
hubiera que dividirlos diría que un 40 por ciento son pescadores y un 60 quiere saber en qué consiste",
reflexiona.
Mucho para contar
Mary Ruppel es la única pescadora --en lo que a mujeres se refiere-- de Monte Hermoso. Lleva la actividad en
la sangre y en el cuerpo, musculoso y bronceado durante todo el año.
Comparte con su marido este trabajo, al que, si bien considera sacrificado, no podría abandonar. En parte,
dice, extrañaría contemplar a diario el maravilloso espectáculo del sol naciendo en el horizonte, a poco de
embarcar.
Mujer de muchas palabras, Mary accede a relatar secretos, pormenores y recuerdos que le ha ido dejando la
actividad, ya sea con el fin de comercializar las piezas en el frigorífico como durante las excursiones.
"En realidad la gente viene por múltiples razones: llevarse pescado para guardar en el freezer, por deporte o,
simplemente, porque le encanta pescar", cuenta. Agrega que la mayoría encuentra, a bordo, ni más ni menos
que distensión. "No es poca cosa en estos tiempos", opina.
Sonriente, acepta definir a los distintos tipos de "ocupantes" de sus lanchas. A muchos de ellos ya los conoce
por tratarse de clientes de años.
"Dicharacheros, callados, aislados... Para algunos nosotros somos sus amigos, pero otros se lo toman tan en
serio que casi no hablan. Sólo vienen a pescar", relata.
"A los primeros les seguimos la corriente y con los otros tratamos de que se integren, que comprendan que
una excursión es más que buena pesca. Es, ni más ni menos, que pasar un buen momento", manifiesta.
"¿Para nosotros? En mi caso soy muy sociable y me parece importante que quienes nos eligen sepan que
constituyen una excelente compañía", explica.
Algunos se van, sencillamente, "chochos" y agradecen el trato, el buen momento compartido y lo que esa
excursión significó.
No faltan casos en que, al año siguiente, el turista regresa con fotos de los acontecimientos importantes que
les han sucedido durante el año.
"Muchas veces nos hemos encontrado mar adentro mirando fotos de cumpleaños de 15 o casamientos", ríe
Mary.
En realidad, acota, en la lancha "Toba" la tarea más trascendente es velar para que todos lo pasen bien, ya
sea ayudando con las piezas "difíciles", los consejos a los que no saben mucho o la distracción cuando el mar
está complicado.
Entre peces, ballenas y anécdotas
La pregunta a Mary "La Toba" Ruppel, única pescadora de Monte Hermoso, se vuelve casi obvia.
--¿Cómo se da cuenta del lugar con más pique?
-- En la medida en que uno entra todos los días y está en contacto con los demás pescadores, ya sabe dónde
está el pez. Pero aún así tenemos marcado en el GPS (navegador satelital) los puntos de pesca buenos.
Además, nos ayudamos con el detector de pescado para saber la altura en que está comiendo y también cuáles
son las mejores horas de pesca de acuerdo con las mareas.
--¿Se suele pescar en abundancia?
-- Depende de la época del año en que cada variedad hace su entrada a la zona. A veces abunda la corvina
pero escasea la pescadilla; otras veces sacamos sólo pescadilla y ya no está la corvina. En algunas épocas se
juntan todas las especies.
--¿Cuáles son las especies de esa zona?

-- Aquí se pesca fundamentalmente pescadilla, gatuso, corvinas, pez palo, palometas y los poco solicitados
congrios, rayas etc.
--¿La excursión es sólo sinónimo de pesca?
-- Normalmente la atención se centra en la pesca, pero como ésta tiene sus momentos, mientras se espera
que vuelva, se charla, se toma mate, se come algo, como "tutucas". En realidad comen los que se animan,
porque las descomposturas, si bien sólo atacan a algunos, son reales. De hecho, en rigor de la verdad, hay gente
que al finalizar la excursión recuerda más su descompostura que otra cosa.
"Pero también hay quienes ni siquiera sienten el movimiento de la lancha y se mueven como en tierra".
--¿De qué depende el movimiento de la embarcación?
-- De como está el mar, de la frecuencia de los globones u ondonadas y de cómo queda anclada la lancha con
respecto a las olas, entre otros factores.
--¿Qué hace cada persona que realizó la excursión con las piezas obtenidas?
-- Cada persona que realiza la excursión se lleva el pescado, lo filetea o lo hace filetear y se lo lleva. No hay
pescado más rico que aquel que está fresco y pescado por uno mismo.
--¿Bajo qué condiciones prefieren no embarcar?
-- Si las condiciones no son las apropiadas, directamente la mayoría de las excursiones no se hacen y,
aunque parezca mentira, a algunos no les cae nada bien la suspensión porque viajaron hasta Monte Hermoso
pero desconociendo el estado del mar.
"Normalmente los dueños de las lanchas nos manejamos con pronósticos extendidos. Si la cuestión climática
no viene bien, directamente se suspende, pero a veces falla y deja al pie de la lancha con las ganas. Otras veces
esa falla sorprende en la lancha y ahí la cosa se torna más complicada".
--¿Entonces se decide regresar?
-- El momento del regreso dependerá de la decisión del capitán. Para él, seguramente, será un momento, si
se quiere, divertido, aunque los turistas no sentirán lo mismo.
--¿Cómo disimular esos momentos difíciles frente a la tripulación?
-- Cuando la situación se pone complicada conviene no poner cara de susto. Muchos, en lugar de mirar el
mar, observan el rostro del capitán. De alguna manera, el panorama que se vive a bordo en un mal día
dependerá de la actitud de la misma gente, porque si ve que todo está normal piensa que no tiene sentido
asustarse.
--¿Qué se siente frente a la rompiente?
-- Algo de temor y otro tanto de adrenalina. A veces la rompiente está muy grande, otras violenta. Y si el temor
existe, es sólo cuando un viene de adentro, le ve el "lomo" a la ola y sabe que la salida no será nada fácil.
--¿Cómo se enfrenta la situación en este caso?
-- En esos casos todo dependerá de la calma y la sabiduría del capitán. Una vez que uno entra a la rompiente
ya no piensa en nada, sólo en lo que se debe hacer, cada uno en su función: el capitán debe estar atento al
manejo de la lancha, al motor y a la forma de encarar la rompiente. Yo me encargo de que la embarcación,
cuando toca tierra, quede de forma tal que la misma rompiente no la castigue y la termine por hundir.
"Eso sí: si hay rompiente alta nunca vamos con gente en excursión, porque ahí es cuando se puede generar
temor entre los turistas y es lógico. Impresiona, es peligrosa y, a decir verdad, en Monte Hermoso tenemos
muchas e inmensas rompientes.
--¿Qué anécdotas recuerda en sus dos décadas de actividad?
-- Muchas, algunas muy divertidas. Un día, en una maniobra de entrada, estábamos haciendo marcha atrás
con el tractor y el trailer. En el momento que la lancha queda flotando, vemos una sombra que saltaba de la
embarcación, con el ruido del agua, un chapoteo y las carcajadas de los que estaban arriba.
"¡Un turista se nos había largado al agua! Sintió pánico y dijo que no sabía que se movía de esa forma.
Increíble, porque todavía ni siquiera habíamos entrado al mar. Le impresionó su inmensidad... a sólo medio
metro de profundidad".
--Un pescador frustrado...
-- Exactamente. Optó por dejar cañas, facturas, gaseosas, todo. Luego volvió por las cañas y el resto, entre
risas, fue ingerido en alta mar.
"Otro lindo recuerdo nos lo dejó una ballena. Estábamos solos, Caruso y yo, cuando de pronto apareció una
ballena franca. Si bien solemos verlas, nunca habíamos observado una tan de cerca.
"Comenzó a dar vueltas alrededor de la lancha. Pasaba por debajo y, al hacerlo, levantaba la cola, que era
más grande que la embarcación, rozando el casco y la arena, porque no había mas de seis metros.
"Jugamos así durante un largo rato hasta que se acercó por babor y apoyó su cabeza sobre la borda. La
acariciamos como si fuera un perro. Tenía ojos tiernos. Fue un espectáculo sobrecogedor, difícil de explicar,

"Jugamos así durante un largo rato hasta que se acercó por babor y apoyó su cabeza sobre la borda. La
acariciamos como si fuera un perro. Tenía ojos tiernos. Fue un espectáculo sobrecogedor, difícil de explicar,
sensaciones no transmisibles con palabras".
Cecilia Corradetti/Enviada especial