2 Antología - 2017 - Revista LAK-Berna
Segundo tomo de la Antología en que participan autores y artistas que han colaborado y lo siguen haciendo en la revista.
Segundo tomo de la Antología en que participan autores y artistas que han colaborado y lo siguen haciendo en la revista.
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1
Ediciones <strong>LAK</strong>-BERNA<br />
Este es el segundo tomo de la <strong>Antología</strong> en que participan<br />
autores y artistas que han colaborado y lo siguen haciendo en la<br />
revista.<br />
<strong>LAK</strong>-BERNA, desde hace mucho tiempo y con el que fui<br />
construyendo como directora un camino de intercambio infinito<br />
que se va fortaleciendo cada vez mas, en esto tanto tienen que<br />
ver tanto los colaboradores como quienes han ayudado que se<br />
difunda y los lectores porque van dejando un valioso testimonio<br />
que no debe quedar oculto, ni echarse al olvido, porque ese es el<br />
rol que han cumplido las revistas literarias logrando llevar<br />
adelante un pensamiento y una accián que movilizan hasta<br />
ahondar en lo mas profundo de la cultura.<br />
WWW.<strong>LAK</strong>-BERNA.BLOGSPOT.COM.AR<br />
WWW.<strong>LAK</strong>-BERNA.BLOGSPOT.COM<br />
2
3
4
HISTORIA DE LA REVISTA<br />
La revista de literatura virtual llamada <strong>LAK</strong>-BERNA, informativa y gratuita,<br />
venimos difundiendo artistas nacionales e internacionales que no tienen<br />
espacio para mostrar su obra,Y que pueden participar enviando material a la<br />
misma .Sabemos que no es sencillo para los artistas poder encontrar los<br />
espacios y cuando se le facilita abre una puerta siempre una piedra menos en<br />
el camino para lograr la plenitud sabemos que también están, RELATOS A 2<br />
MINUTOS (relatos, cuentos -poemas, etc)ENSAYONSON (ensayos)<br />
REPOAGA ( entrevistas) FIDEOS CALIENTES (videos) LA BROCHA<br />
POETICA(poemas ilustrados) TOCATIMBRES (contactos) dentro de los<br />
derechos del hombre poder expresar su arte, además como un camino<br />
solidario, de comunicación y amistad que tanto se necesita. Entre todos los<br />
seres humanos .<br />
Esta hecha a pulmón bimensual, sin fines de lucro, el lector va a hallar<br />
numerosas secciones con nombres totalmente originales como un artista<br />
demostrara sus creaciones: poesía, cuento, videos, dibujos, plástica , un<br />
movimiento de arte de otro planeta llamado Someegha en donde transmite el<br />
lenguaje de las nuevas tecnologías o futurista que pueden imaginar que aun<br />
no se ha inventado, personajes de una familia que nos van llevando por este<br />
viaje literario que se ve en la pantalla , contando en cada uno de los numero<br />
una historia, biografías de artistas inventados y desconocidos, cartas de<br />
lectores, link de otras revistas, blog, muros y las novedades de la cultura que<br />
rondan por las ciudades de Buenos Aires., ensayos de diversa temática dentro<br />
de la literatura con relación hacia otras expresiones artísticas como :pinturas<br />
,dibujos, (que se utilizan como ilustraciones en los textos), videos, novedades<br />
en el espectáculo cultural, movimientos alternativos, informaciones sobre<br />
autores injustamente olvidados con prestigio a nivel mundial, historias de<br />
personajes poco comunes,tratando de abarcar el amplio camino de toda la<br />
creación, en todas sus formas...<br />
<strong>LAK</strong>-BERNA intenta generar una revolución en el concepto de la escritura y<br />
su mundo , en la unión del arte y los artistas ,que hoy lamentablemente por<br />
diversas razones se ha olvidado, como siempre buscaban las publicaciones<br />
.,baste recordar la historia . Nuestro objetivo es respetar su esencia para que<br />
5
artista construya su propio espacio ,través de consignas y desafíos<br />
proponemos la desestructuración ,experimentación ,llegar profundamente<br />
hacia sus conocimientos ,buscando en los internautas esos lectores ,curiosos<br />
que deseen participar en una aventura llamada revista <strong>LAK</strong>-BERNA.<br />
Hemos ido creciendo y esto nos llevo a tener numerosas participaciones y<br />
presentaciones como Feria int. del libro del autor al lector Sala ALFONSINA<br />
STORNI, Org. A.P.O.A, GRUPO A.L.E.G.R.I.A. en Museo de Antropología<br />
C.A.B.A , Ciclo ANTONIO ALIBERTI grupo GENERACION ABIERTA -<br />
CAFÉ MONSERRAT, en la Legislatura Porteña - Asoc.<br />
De Poetas Argentinos A.P.O.A. , teatro Gral. San Martín “ Encuentro en<br />
movimiento “ SALA ALBERDI, donamos libros -” Fest. Int. De<br />
música reggae “ para escuelas carenciadas -Avellaneda .<br />
Realizamos otras actividades para potenciarnos y seguir creciendo números<br />
especiales de papel, un festival en F.M .LA TRIBU en el cual participaron<br />
artistas del Conurbano, Capital Federal, Rosario, Perú y Ecuador ,con<br />
lecturas, cortos, teatro, entrega de diplomas con libros a distintos medios de<br />
comunicación y personalidades , entre los videos que fueron exhibidos se<br />
encuentra fragmentos de “BAJARLIA “que fue exhibida en el festival de<br />
Bogotá Colombia entre otros espacios ,como parte del homenaje que se<br />
realizo a dicho escritor .Tuvimos dos invitaciones especiales, en mayo “V<br />
Festival Int. de Poesía por la Paz” organizado por numerosas instituciones<br />
alrededor del mundo (P.C. SUR), en junio nos invitaron al encuentro<br />
de Sociedad de Escritores y Artistas de Honduras en Comayagua (Honduras)<br />
y el Sindicato de Mujeres Aladas de Chile . Estamos mencionados en el libro<br />
de la autora Cristina Osimani “Baldosas en Blanco y negro”, en <strong>Revista</strong><br />
“Cactus Cultural” de Chile -se reprodujo la entrevista a Pablo<br />
Poblète. y hay un reconocimiento en el Spanish Study Center de India a<br />
través del poeta, artista plástico Mainak Adak .<br />
Medios como SALAMANCA AL DÍA -Alfredo Pérez Alencart-EL SOL<br />
DE PERÚ , DIARIO POPULAR- Hernan Rizzone , DIARIO CLARIN<br />
ZONAL-Juan Carlos Diez,<strong>Revista</strong> Ñ, Radios CULTURA-Generación<br />
Abierta Luis Calvo y Nora Nardo , RADIO DE LA COSTA, 10 A.M. el<br />
conductor Carlos Monti -Nota a María RaquelDenis Lepiane periodista Int.<br />
de España , DEL PLATA -CORRIENTES,VICTORICA -LA PAMPA-<br />
DECADAS -REP.DOMINICANA, HURLINGHAN -”Toda la tarde “, EL<br />
SOL DE ROLDAN Romina Vidal -SANTA FE, F.M. QUILMES , RADIO<br />
6
ARINFO -AL BORDE DE LA PALABRA- Liliana Varela , AQUI<br />
LATINOS -Rev. Int. (Suiza) ,MIXTURA -Mixtura (Perú) El vuelo del<br />
Dragón -Marcelo Rebot- F.M.Brandsen la historia continua...<br />
Actualmente <strong>LAK</strong>-BERNA continua generando un espacio participativo y<br />
alternativo para que todos puedan expresarse y mostrar sus textos, pinturasdibujos,videos<br />
y todo lo que la imaginación nos vaya llevando en los caminos<br />
del arte.<br />
Y fue hermoso saber que todos los amigos que nos acompañaron durante<br />
tanto tiempo, sintieron la misma alegría ante el regreso ,claro con algunos<br />
cambios como el formato,pero la cual sigue manteniendo la esencia muchas<br />
cosas nuevas y otras que iremos recordando para que se recupere todo lo que<br />
represento <strong>LAK</strong>-BERNA .En esta oportunidad Diego <strong>LAK</strong>-BERNA sigue<br />
acompañándonos pero no en su rol de Co-director de la revista, si no a través<br />
de su obra .<br />
Agradezco a todos por sus hermosas palabras, de bienvenida y saben que<br />
<strong>LAK</strong>-BERNA los espera para seguir creando este libre ejercicio de la<br />
expresión a los amigos que ya nos conocen y a los nuevos que se vayan<br />
sumando Entre ellos Salamanca Al día de España ,revista Paloma, Programa<br />
de radio Arte y Parte y numerosos grupos de facebook.<br />
7
ÍNDICE<br />
EDICIONES <strong>LAK</strong>-BERNA.................................................................. 2<br />
HISTORIA DE LA REVISTA................................................................ 5<br />
ÍNDICE.................................................................................................... 8<br />
POESÍA................................................................................................... 12<br />
ARGENTINA.......................................................................................... 13<br />
Wenceslao Maldonado.............................................................. 13<br />
Lucia Serrano............................................................................ 15<br />
Osmar Luis Bondoni................................................................. 17<br />
Lorena Brito.............................................................................. 21<br />
Julio Bepré................................................................................ 22<br />
Maria Rodríguez....................................................................... 25<br />
Hugo Luna................................................................................ 27<br />
María Del Mar Estrella............................................................. 32<br />
Jorge Tarducci.......................................................................... 35<br />
Marta Elisabet Córdoba............................................................ 37<br />
Dolores Pombo......................................................................... 39<br />
Gustavo Tisocco....................................................................... 41<br />
Gabriela Yocco......................................................................... 43<br />
Gabriela Alejandra Poeta Bailarina.......................................... 46<br />
Ezequiel M. Buono................................................................... 48<br />
David Antonio Sorbille............................................................. 50<br />
Alicia B. Pastore....................................................................... 52<br />
8
Carlos Cuccaro.......................................................................... 55<br />
Patricia Díaz Bialet................................................................... 57<br />
Karina Cartaginese.................................................................... 60<br />
Hernán Fernando Tenorio......................................................... 63<br />
Maria Cristina Pizarro............................................................... 66<br />
Ana Romano.............................................................................. 70<br />
Daniel Arias............................................................................... 72<br />
Eleonora D'alvia........................................................................ 74<br />
Griselda García.......................................................................... 76<br />
Graciela Vodicka....................................................................... 79<br />
José Muchnik............................................................................. 81<br />
Esther Pagano............................................................................ 83<br />
Oscar Vicente Conde................................................................. 85<br />
Graciela Mosquera.................................................................... 87<br />
Sonia Saavedra.......................................................................... 91<br />
Mariel Monente......................................................................... 93<br />
Alberto Ramponelli................................................................... 95<br />
Beatriz Arias.............................................................................. 97<br />
María Del Carmen Colombo..................................................... 99<br />
Daniel Adrián Castelao............................................................. 101<br />
Amadeo Gravino....................................................................... 103<br />
PERÚ....................................................................................................... 105<br />
Julia Del Prado.......................................................................... 105<br />
Miguel Amaranto...................................................................... 107<br />
José Pinedo Pajuelo................................................................... 109<br />
Fiorella Terrazas........................................................................ 111<br />
9
COLOMBIA............................................................................................ 113<br />
Álvaro Álvarez Rojas................................................................ 113<br />
Saúl Sanchez Toro..................................................................... 117<br />
MÉXICO................................................................................................. 119<br />
Julia Elena Agostina.................................................................. 119<br />
Atahualpa E.Amaya.................................................................. 122<br />
ESPAÑA................................................................................................. 123<br />
Fernando Sabido Sánchez......................................................... 123<br />
Conchi Sedano González.......................................................... 126<br />
Cerro Aislado............................................................................ 127<br />
Alfredo Pérez Alencart.............................................................. 129<br />
Leonor Rodríguez Rodríguez.................................................... 133<br />
Lola López Cózar...................................................................... 135<br />
INDIA...................................................................................................... 137<br />
Mainak Adak............................................................................. 137<br />
BRASIL................................................................................................... 140<br />
Diego M. Sousa........................................................................ 140<br />
NARRATIVA.......................................................................................... 143<br />
ARGENTINA.......................................................................................... 144<br />
Liliana Trovato.......................................................................... 144<br />
Osmar Bondoni......................................................................... 148<br />
Juan Carlos Vecchi.................................................................... 155<br />
José Muchnik............................................................................. 158<br />
Sonia Saavedra.......................................................................... 161<br />
Oscar Vicente Conde................................................................. 165<br />
10
Maria Rodríguez........................................................................ 168<br />
PERÚ....................................................................................................... 176<br />
Carlos E.Saldivar....................................................................... 176<br />
Julia Del Prado.......................................................................... 181<br />
Miguel Amaranto...................................................................... 182<br />
ESPAÑA................................................................................................. 186<br />
Conchi Sedano González.......................................................... 186<br />
ARTES VISUALES................................................................................ 189<br />
MÉXICO................................................................................................. 190<br />
Carmen Parada.......................................................................... 190<br />
ARGENTINA.......................................................................................... 192<br />
Irene Morack............................................................................. 192<br />
Leonora De Martino.................................................................. 194<br />
Polina Ivanova........................................................................... 196<br />
Marcela Once............................................................................ 197<br />
Ismael Diggelmann................................................................... 198<br />
FRANCIA................................................................................................ 199<br />
Christelle Westphal................................................................... 199<br />
ESPAÑA................................................................................................. 201<br />
Conchi Sedano González.......................................................... 201<br />
Fernando Sabido Sánchez......................................................... 203<br />
11
12
ARGENTINA<br />
WENCESLAO MALDONADO<br />
ROPA DESPOBLADA<br />
1<br />
Alguno<br />
debe saber exactamente<br />
el tono de mis palabras.<br />
Alguno debe reconocer<br />
la vibración del aire<br />
que respiro.<br />
Y adivinarme<br />
por dentro de los ojos<br />
las luces muertas<br />
de los cansancios.<br />
Alguno debe saberlo .<br />
13
2<br />
Mi casa no es la casa<br />
de paredes cansadas que están viendo.<br />
Mi casa no es el techo<br />
oscuro bajo el tiempo;<br />
o la ventana abierta al horizonte,<br />
o los árboles aquellos,<br />
o la tierra, o el nombre de un lugar.<br />
Mi casa no es la casa<br />
mía; simplemente<br />
son los gestos de ustedes,<br />
el camino que va<br />
del corazón a la mano,<br />
un nombre en la garganta,<br />
y el espacio de la frente<br />
y la mirada.<br />
Mi casa<br />
son ustedes.<br />
14
LUCIA SERRANO<br />
AMABA LA CÁRCEL DONDE HABITABAS<br />
Te amé, lo reconozco, con toda la furia y la locura de los<br />
iniciados.<br />
Mi cuerpo de mujer abierto a los deseos claros, se alteró<br />
por tus celos de tenues sonidos imaginarios, y una feroz<br />
humillación<br />
atacó la ternura, hasta hacerte un extraño en mi vida.<br />
Para olvidarte, no encontré las fórmulas precisas.<br />
Mi piel encadenada a inolvidables momentos, amaba la<br />
cárcel donde habitabas con legajo de cadena perpetua.<br />
Sin querer retroceder, acepté el sobreentendido tentador, la<br />
posibilidad constante de un encuentro en libertad.<br />
La memoria que convocaba mi insistencia, poseía un desafío<br />
desmedido: “no amar la traición” y asistida por mágicas<br />
razones, quise ser más que una mujer.<br />
Noches encantadas del universo quimérico que pasé a tu<br />
lado, me hicieron un jugador y seguí apostando.<br />
Imposibilitada de cambiar de rumbo, una voluntad sagrada<br />
me obliga a comprender el tiempo que nos une.<br />
Todo fue imposible, no alcanzó ninguna palabra, ningún<br />
gesto, ningún acuerdo, ni siquiera ningún adiós.<br />
Hoy, deseo que nadie comprometa mi tristeza.<br />
15
TRANSMISIÓN<br />
Fue en el borde exacto del abismo,<br />
no en las orillas de un río manso.<br />
Fue entre conversaciones olvidadas,<br />
no en el sentido de las palabras.<br />
Fueron signos navegando sus dominios,<br />
los que me concedieron una naturaleza deseante.<br />
Ame, la cárcel de ese ministerio.<br />
Tanta libertad, encadenaba la vida de un ser solitario.<br />
A veces, quedábamos a solas, tú y yo entre montañas,<br />
amaneceres y océanos abiertos.<br />
Siempre me enamorabas, me enamorabas, me enamorabas.<br />
Inclinación natural a las transparencias.<br />
Una mujer extraña, ángel o demonio,<br />
a punto de ser castigada permanentemente.<br />
No pacta con los hombres en contra de los hombres.<br />
Le fue prohibido.<br />
Difícil arte, transmitir las veladuras.<br />
(del libro “Blues para la Corona”-1995).<br />
16
OSMAR LUIS BONDONI<br />
SEGUIR VIVIENDO<br />
Guardo escondida una esperanza<br />
humilde<br />
Alfredo Le Pera<br />
Ahora,<br />
en el giro septuagésimo sexto de mi periplo terreno,<br />
perdidas ya por el camino las horas de la arrogancia y de los<br />
proyectos infalibles,<br />
cicatrizadas las heridas de los errores y las indecisiones<br />
y domados los afanes insensatos de grandeza y fortuna,<br />
ahora que las viejas deudas han sido definitivamente saldadas u<br />
olvidadas<br />
y los ardores y las turbulencias han cedido el último tramo del<br />
viaje a la templanza,<br />
ahora,<br />
me inclino reverente ante el destino,<br />
ante su podio universal insobornable,<br />
para pedir seguir viviendo todavía un poco más.<br />
Seguir viviendo<br />
aunque tenga que cargar en las árganas del corazón tanta<br />
añoranza<br />
17
por lo que se llevaron la muerte, el tiempo, los malentendidos.<br />
Seguir viviendo<br />
para ver a las golondrinas llegar cada vez<br />
trayéndome sonidos de tierras que no conoceré;<br />
para ver el incendio de los pajonales del cielo<br />
cuando quiere amanecer;<br />
para sentir cómo escarba en la memoria el olor de la tierra<br />
cuando empieza a llover;<br />
para mirar desde el tren los sembradíos<br />
que me devuelven la infancia chacarera;<br />
para volver agradecido a los lugares donde fui dichoso.<br />
Seguir viviendo<br />
para poseer a la primavera y comulgar con el otoño<br />
y para ver cómo apura el invierno las exequias de la<br />
tarde:lágrimas que se enjugan en verano sabiendo que los<br />
pájaros cantan para mí.<br />
Seguir viviendo<br />
para ver otra vez el mar,<br />
indomable columpio de la eternidad;<br />
para mirar las nubes, que traen a veces lluvia<br />
pero siempre belleza;<br />
para que en las madrugadas del trabajo<br />
pueda otra vez asombrarme por la porfía del sol,<br />
consolación de los desposeídos,<br />
18
y para ver cómo estalla mi árbol azuzado por los fastos de<br />
septiembre.<br />
Seguir viviendo<br />
para volver a consagrar una copa de vino<br />
en el ritual de la amistad,<br />
y asomarme de nuevo, en un libro querido, a la página aquella<br />
que me hizo tan feliz.<br />
Seguir viviendo<br />
para poder sentarme a la cabecera de la mesa en la familia<br />
y mirar, entre risas y sabores,<br />
esos rostros amados que me llevaré algún día,<br />
y para ver cómo empuja mi tiempo en los ojos de los niños<br />
nuevos<br />
o sentir cómo toda mi historia se resume en el mirar de mi<br />
mujer.<br />
Seguir viviendo<br />
para cruzarme en la calle con un hombre<br />
que alza sobre los hombros a su pequeño niño y piensa que no<br />
hay nada más en este mundo;<br />
para ver cómo la brisa acaricia en los balcones las banderas<br />
mientras el pueblo pasa festejando, reclamando, recordando;<br />
para sentir cómo ahuyenta pesadumbres<br />
la llave de la puerta del hogar.<br />
A veces,<br />
19
cuando el viento surero acuna las altas copas<br />
creo entrever entre las hojas<br />
ciertas formas, siluetas, contornos:<br />
son los rostros sin olvido de mis amigos muertos,<br />
mis amigos maravillosos,<br />
los cazadores del relámpago,<br />
los que fueron amados por las palabras<br />
que ellos fecundaron para legarnos armonía y trascendencia,<br />
los que opusieron al gatillo un verso<br />
y combatieron al tiempo con la armadura del amor;<br />
los amigos que me esperan en la luz definitiva<br />
para seguir alimentando juntos<br />
la fragua de las sagradas utopías.<br />
Pero yo quisiera quedarme todavía en esta tierra amenazada,<br />
lacerada, humillada, postergada,<br />
seguir viviendo para ver antes de irme<br />
aunque sea un atisbo, una señal, como un vislumbre<br />
de que los hombres por fin se han dado cuenta.<br />
Atardece:<br />
los fuegos del otoño doran los últimos follajes<br />
y resplandecen en la cabeza del hombre que está inclinado ante<br />
el destino<br />
pidiendo humildemente seguir viviendo todavía un poco más,<br />
un poco más.<br />
20
LORENA BRITO<br />
AL POETA<br />
Las palabras que provocan agonía<br />
y que mellan nuestro ser con grandes penas,<br />
aunque fuertes suelen ser, y duraderas,<br />
golpean menos si las vuelcas en poesía.<br />
Y ella misma, la Poesía por supuesto,<br />
va llevando los fonemas que tú nombras<br />
a lugares tan remotos, entre sombras<br />
para que dulce florezca el nuevo gesto:<br />
el de encontrar a las otras,<br />
a las palabras que calman.<br />
Que nos consuelan de veras,<br />
que reconfortan el alma...<br />
Buen amigo, yo te mando Energía,<br />
Color, Esperanza,<br />
Pasión, Cariño, Paciencia,<br />
Entendimiento y Confianza.<br />
Tienes tú ese talento que las hace armonizar<br />
y juntas pueden brillar iluminado tu estancia.<br />
de "Reflejos".<br />
21
JULIO BEPRÉ<br />
HOY DE PRONTO<br />
No es posible ampararse con maneras sombrías<br />
y así ocultar el fondo lesivo de una suerte.<br />
Llegamos hasta un sitio henchido de palabras,<br />
entre ávidos números, entre inútiles puntos<br />
y líneas con mil fugas y ninguna ventura.<br />
Insomnes caminamos con fatigoso afán<br />
para enhestar el alma con la fe de otro inicio<br />
y transidos volvemos sin lucir nuevo rostro.<br />
Y no es posible ya intentar predicciones<br />
porque la realidad impone su altiva certidumbre<br />
y nos conduce a todos por riesgosas mudanzas.<br />
Hay un rencor perpetuo que invalida tajante<br />
estos últimos días fragmentados e iguales.<br />
Mas de pronto escuchamos la risa de unos niños.<br />
22
EN LA CERTEZA<br />
Pronto llegará la penumbra<br />
y hostigará todo a su paso.<br />
Acecharán luego las sombras<br />
y todo quedará como escarpado<br />
y largo espacio intransitable.<br />
Pero puedes hablar y recordar<br />
tu cuerpo mismo y las líneas<br />
cimbreantes de alguien<br />
que aún repara con amor<br />
el asiduo zigzagueo de tu paso.<br />
También habitarás algún estío<br />
en un mes inicial de latitud ansiada<br />
para baldar los gélidos sucesos.<br />
Después el cielo atronará<br />
y enseguida la lluvia<br />
dispersará el sugerente aroma<br />
que la tierra libera complaciente.<br />
Mira el descenso rítmico del agua,<br />
siente el atabal discontinuo del trueno<br />
y mira el súbito destello del relámpago<br />
desde el grato reparo en el que te hallas.<br />
Todo ahora parece prometerse<br />
23
y sonríes porque al fin lograste<br />
vivir una certeza no esperada.<br />
24
MARIA RODRÍGUEZ<br />
FICCIÓN<br />
Corría tras de mí,<br />
muchedumbre de amor.<br />
Multitud de pasión, infinitud de gozos.<br />
El mundo de la luz me perseguía.<br />
Y era yo, descarnada de mi carne,<br />
quien tras de mí, alocada<br />
de placer, por tu estepa se partía.<br />
Y otra vez.,<br />
y otra más, era mi propia mano<br />
que cosía uno a uno<br />
los harapos de tu cuerpo<br />
y a mi cuerpo,<br />
uno a uno, los unía.<br />
En eclécticos espejos trasvestida,<br />
por tu abrazo vacío construía<br />
inconclusas ciudades de indulgencia<br />
y en impostada voz<br />
me repetía<br />
promesas que tu acento me negaba.<br />
Era yo,<br />
toda yo, de razones apartada,<br />
incansable correr tras de mí misma<br />
para poder alcanzar<br />
25
tu lejanía.<br />
Poesía congregada (2014).<br />
Editorial Dunken.-<br />
26
HUGO LUNA<br />
EL CAFE Y EL SILENCIO<br />
A Armando Raúl Santillán, en memoria<br />
Ese día había venido Pablo<br />
y andaba con unos lentes que<br />
parecían diseñados por el jean artur<br />
Ponele<br />
Caminamos por Oroño cargando<br />
atriles<br />
La vida era eso<br />
Ni más ni menos<br />
Y lo supe desde un primer momento<br />
Cuando saliendo del monumento<br />
Un tipo de barba preguntó<br />
Preguntó<br />
Es así como vienen los hijos<br />
Al mundo<br />
Con los ojos vendados y el lenguaje<br />
Adulto<br />
Pero nos dimos confianza<br />
Y cada vez<br />
Almorzábamos en el bar de Corrientes<br />
Y Santa Fe<br />
Por dos mangos pero bien<br />
27
Dije Jean Artur<br />
En ese mar de dudas que carcome<br />
A cualquier poema<br />
A cualquier malestar<br />
Que apenas se ha enunciado<br />
Lo que me ha quedado en el fondo<br />
Es el perfume del café<br />
Más que los cuadros y la poesía<br />
El perfume del café que<br />
Es como el silencio<br />
La poesía aspira al silencio<br />
Y acaso buena parte del arte todo<br />
Pero el café no<br />
De su negra espera<br />
Saben los amigos.<br />
28
EL JUEGO ESE<br />
Querías ver, te tapabas ambos ojos para ver .–<br />
René Daumal<br />
Acuérdate del lanzamiento de la bola que partió el campo en<br />
dos, la helada de la madrugada<br />
Del agua congelada en el pico de la canilla del patio, dura como<br />
el dedo de un ahogado<br />
Acuérdate no para volver allí sino para temblar por su incidencia<br />
en el hueso<br />
En la lengua del canto<br />
Acuérdate cuando vino desde el horizonte un viento que traía<br />
una mano que tocó tu hombro<br />
El pájaro de tu hombro herido de alas rojas y de espera<br />
El pájaro de tu pensamiento rodeado de espantapájaros,<br />
asustado, aterido, ensombrecido. Un golpe en el hombro. En la<br />
cornisa del cuerpo<br />
Acuérdate del pavor en aquellas habitaciones y del lustro que<br />
subiste empecinadamente nada más que por subir porque el<br />
29
tiempo entonces importaba poco, verde en los ojos de la madre<br />
selva y las ramas recién brotadas<br />
Acuérdate del lomo de los libros, menos brillantes que el lomo<br />
de los estibadores e igualmente al filo del río profundo, llegados<br />
en barcos cargados en sus bodegas con letras de plomo y tinta<br />
sin filtrar<br />
Acuérdate del poema que te dejó duro. Jamás volviste a respirar.<br />
No pudo el aire conseguir su diafanidad hasta entrada la<br />
ausencia en la nada o viceversa<br />
Acuérdate de la espalda y no del rostro<br />
De la perspectiva que dibuja el camino cuando aún se puede ver<br />
el brillo de la piedra y los finos cables electrizando el cielo<br />
Acuérdate de la vez que se perdió una niña y en la plaza<br />
florecían rosas negras y había ratas sentadas en los bancos en los<br />
que hasta entonces se sentaban estudiantes risueños, bulliciosos<br />
de ruido bello<br />
Acuérdate querías ver, querías adjudicar a tus ojos el poder de<br />
materializar lo imaginado: te quedaste mirando un árbol que se<br />
convirtió en la columna vertebral de tus sueños<br />
30
Los ojos, siempre cerrados, te vieron por dentro. El juego fue<br />
ese: ponerle nombre, mover las ramas y que el mundo entero<br />
deje caer sus hojas.<br />
31
MARÍA DEL MAR ESTRELLA<br />
LOS POETAS NO MUEREN<br />
Los poetas no mueren.<br />
Nacen al otro lado de la vida.<br />
En esa dimensión del extravío donde los cuerpos danzan<br />
con liviano equipaje al son de una verdad llamada sueño.<br />
Los poetas no mueren, se transforman en aire iluminado<br />
en voz sacrílega, pócima de energía vital<br />
que va de boca en boca refractando bandadas de absoluto.<br />
Los poetas no mueren, se despiden alegremente de sus alas<br />
sobreviven enamorados de la muerte,<br />
atravesados por una espina de belleza, un desvarío.<br />
Desmesurados que sucumben de vértigo mortal, de pena rota.<br />
Los poetas no callan, anochecen.<br />
Apenas se despojan del presente saltan hacia el futuro<br />
convertidos<br />
en raíz poderosa, en majestuosa lágrima.<br />
Allá se va, con su camisa abierta en arcoiris<br />
mientras nuestras lágrimas se vuelven pájaro para volar con él<br />
y Dios dice que no, que los poetas<br />
no mueren<br />
amanecen al otro lado de la vida.<br />
32
LA VIDA NECESARIA<br />
A las mujeres valiosas que enriquecen la vida.<br />
Hay mujeres que tienen la costumbre de mirar a los ojos,<br />
la sincera costumbre de mirarnos<br />
el alma del revés y para siempre.<br />
Hay mujeres que siempre nos encuentran<br />
en el momento justo, al borde mismo de la desolación o del<br />
fracaso<br />
y con una sonrisa, una palabra, un mínimo silencio, nos<br />
fecundan.<br />
Hay mujeres de luz, de pura raza, milagreras silvestres que<br />
florecen<br />
sobre las bacanales del asfalto<br />
hembras de un solo rostro que se animan<br />
a dar el corazón como si nada.<br />
Y apenas las descubres, algo crece en tu interior,<br />
se llena de sonido, de sentido, de solidaridad invulnerable.<br />
Y si un día se van, se van en lluvia, en lluvia consistente<br />
que guardará nuestra raíz. Su huella ha de quedar aquí: en este<br />
hueco<br />
del corazón, como queda la fuerza del espíritu<br />
en la vasija rota por el tiempo.<br />
Hay mujeres que alzan la bandera que otras dejan caer.<br />
33
Mujeres pueblo que reivindican la esperanza.<br />
Porque nunca sabrán su dinastía, que las bendiga el sol.<br />
34
JORGE TARDUCCI<br />
VOLUNTAD ENHIESTA<br />
Adiós...<br />
a la imposibilidad,<br />
al bloqueo,<br />
a las trabas,<br />
a los imponderables;<br />
la voluntad enhiesta<br />
decidió...<br />
superar olímpicamente<br />
cada obstáculo...<br />
sin descuento.<br />
35
ARDE Y ARDE<br />
Ella... que nació en la llanura,<br />
de noche vibra<br />
y de día sonríe;<br />
vence distancias<br />
con la fuerza de la intención<br />
y los remolinos de la emoción,<br />
arde y arde,<br />
vuela y vuela.<br />
A la vuelta de la esquina,<br />
se encuentra plena...<br />
y en el querer y querer...<br />
estalla en estrellas<br />
36
MARTA ELISABET CÓRDOBA<br />
1<br />
“Para ser poetas hay que tener mucho tiempo: / horas y horas de<br />
soledad son el único modo / para que se forme algo, que es<br />
fuerza, abandono / vicio, libertad, para dar estilo al caos. / Yo<br />
ahora tengo poco tiempo: por culpa de la muerte / que se me<br />
viene encima…”<br />
Pier Paolo Pasolini<br />
Entre el mal y el bien de este amor que está tan dividido<br />
que me hace bien que me hace mal de a ratos<br />
y que me está matando pero que me da vida<br />
porque con este amor se puede hacer cualquier cosa<br />
menos evitar sus consecuencias<br />
y aunque envejecemos cada vez de modo más acelerado<br />
y se nos despedaza por centímetros la piel<br />
y no sabemos en qué cama poner tanto amor<br />
ni con quién o con qué nos acostamos o despertamos<br />
y los fragmentos de estos cuerpos desmenuzados<br />
que nadie levantará por temor a contaminarse<br />
se unen en una noche cualquiera para tocarse<br />
con los pies con la cabeza y con las manos<br />
con la sola intención de unir cada pedazo<br />
de cada amor por este país que está tan dividido<br />
y que me está matando<br />
37
2<br />
En algún momento volvimos a ser menos humanos<br />
por dos monedas y una sonrisa lo vendimos todo<br />
profesamos historias ajenas como propias nos hicimos otros<br />
hasta olvidamos los nombres de nuestros hijos<br />
entonces<br />
qué decir de la historia<br />
celebramos la vida cuando todos se han muerto<br />
y sin darnos cuenta nos morimos con ellos<br />
nos sacamos los ojos<br />
nos cortamos la lengua<br />
en algún momento intentamos rescatar la memoria<br />
sin decoro ensayamos la obra de todos los hombres<br />
de todos los poema<br />
38
DOLORES POMBO<br />
SECRETO<br />
Creo<br />
en la energía de las piedras<br />
en el canto del guijarro<br />
en la vibración de las rocas<br />
las piedras se transforman<br />
en la armonía de la erosión<br />
eternas<br />
mutan<br />
viajan<br />
viven<br />
en el ruido del silencio.<br />
39
UN OJO EN EL ALMA<br />
Todo queda grabado en los ojos<br />
lo vivido<br />
observado<br />
todo queda grabado en los ojos<br />
sentimientos<br />
cercanos<br />
lejanos<br />
observamos y recordamos<br />
aquello que nos produjo<br />
un ojo en el alma.<br />
40
GUSTAVO TISOCCO<br />
Bautizado de sal<br />
ahora recorro espacios<br />
donde nadie dejó antes su aroma,<br />
donde no hay días ni noches,<br />
sólo el resplandor de una superficie<br />
de la que quise escapar.<br />
Y ya no visto más que con algas y corales<br />
-no necesito más disfracesme<br />
embriaga la intemperie azul de las profundidades.<br />
Bautizado de sal<br />
-a quien otros llaman el ahogadosoy<br />
dueño absoluto de mi destino<br />
de mis silencios.<br />
41
Extender el cogote<br />
precisamente de atrás y arriba de la cabeza<br />
como para que el cuchillo penetre bien<br />
y la sangre no salpicara<br />
el cuerpo de mi abuela.<br />
Esa sangre regando la tierra<br />
como pidiendo perdón<br />
como amapolas muertas.<br />
De atrás<br />
como para no ver el miedo<br />
en los ojos de la presa<br />
no ver la tristeza.<br />
Después saborear el estofado<br />
como ritual<br />
como venganza.<br />
42
GABRIELA YOCCO<br />
MUERTES<br />
“Decir que esa mujer era dos mujeres es decir poquito”<br />
Juan Gelman<br />
“Pero el cadáver ¡ay!, siguió muriendo.”<br />
César Vallejo<br />
En víspera de domingo se le cansó el sol. De muerte súbita<br />
rodaron todas las que era. Cada mujer en su cuerpo único<br />
deshojó poco a poco la sangre. Caían sobre la noche pedacitos<br />
de escarlata que manchaban la calle.<br />
Hacía tanto ruido esa mujer al morirse. Como estuvieran<br />
apedreando al mundo.<br />
Se arrodillaron junto a ella todos los amantes traicionados, los<br />
pibes descalzos del hambre, los libros mohosos por la ausencia,<br />
las cartas jamás enviadas, cada amanecer sin ojos, todas las<br />
manos cansadas. Y lloraron. Y evocaron a Vallejo. Pero la<br />
mujer no cesaba de morir.<br />
43
La tierra retemblaba bajo el azote de semejante agonía. Los<br />
árboles gemían el otoño prematuro. Las madres aferraban<br />
temerosas sus vientres hinchados. Los de siempre murmuraban<br />
que estaba escrito, vivir así, desaforada, habrase visto.<br />
Hubo un último instante en que acudió el silencio. Y callaron<br />
todos los gorriones sobre esa muerte prodigiosa.<br />
44
TARDE<br />
En alguna parte se amedrenta el verano<br />
con sus bueyes sus perros de fuego sus susurros<br />
Entonces busco un sol entre las chapas<br />
allá donde como un barco las casas se entregan al sabor del<br />
cementerio<br />
Vuelvo del gris con ojos que engarzan el vacío<br />
con las rodillas llenas de espuma<br />
no sé mirá cómo se gesta la tarde<br />
de qué matraz salen sus miles de colores<br />
tiene tanto de infancia esta penumbra tanto escombro<br />
y afuera danza la lluvia con sus voces<br />
Ahora pego papelitos en la sombra<br />
ebria mariposa de luz contra los vidrios<br />
es así<br />
a veces los prestidigitadores juegan a la adivinanza en la espalda<br />
de dios.<br />
45
GABRIELA ALEJANDRA POETA BAILARINA<br />
ESPERÁNDOLO<br />
Lluvias de arcoiris traslúcidas<br />
caen sobre la alfombra<br />
verde pastel<br />
abren corolas crepusculares<br />
soñando<br />
bebiendo colores<br />
pintan pétalos<br />
humedeciéndolos<br />
emanan fragancias etéreas.<br />
Mientras él<br />
guiña la ceja.<br />
Mares del pegazo".<br />
Vientos huracanados irrumpen en mi alcoba<br />
mostrando mi pudor<br />
a la oscuridad diurna<br />
cuatro paredes absorbidas<br />
por mis sentidos<br />
miel<br />
mi cuerpo derretido<br />
deshaciéndose en su boca<br />
cuerpo derretido<br />
46
deshaciéndose en su boca<br />
cuerpo derretido<br />
mi<br />
él<br />
deshaciéndose en mi boca<br />
subyugándose recíprocamente<br />
mi<br />
él<br />
chorreando<br />
envolviéndonos<br />
pegoteándonos<br />
goteándonos<br />
mi<br />
él<br />
se oculta<br />
en lo más profundo<br />
se apropia de enigmas<br />
desligando malas penumbras<br />
y brotando de burbujas enterradas<br />
enterradas burbujas<br />
aflorando<br />
en fuegos<br />
estallando<br />
en oscuridad diurna.<br />
47
EZEQUIEL M. BUONO<br />
GARGAJO<br />
Puchos muertos, deseo engorroso, vuelan sillas en el dormitorio,<br />
rato amargo promete ensuciarme, voy cayendo directo a<br />
inundarme. El castigo parece amigable, no hay consuelo pero<br />
suena estable. Acaricio la puta agonía, persiguiendo alguna<br />
ironía, me desprendo de lo confortable en un tiempo algo<br />
miserable. Soy consciente que no necesito tus abrazos que son<br />
tan ficticios, voy a dar el último paso, maldiciendo al mismo<br />
fracaso. Fue inútil creer en tu sueño, todo oscuro, se nublan los<br />
restos, se dibuja un paisaje inconsciente y el presente es mas<br />
prepotente.<br />
48
MAS QUE LLEGAR<br />
Demasiados encierros, demasiadas condenas y demasiado<br />
tiempo perdido. Cuando la realidad le ofrecía una mejor suerte,<br />
siempre había algo que no dejaba expandir sus encriptadas<br />
maquetas inspiradas en diversas épocas algo inestables. Como<br />
escapándole al peor riesgo que podía correr, insistió con esmero<br />
y dedicó su tiempo a organizar batallas concretas contra la<br />
supuesta desdicha que lo acosaba. Expuso su estrategia ante los<br />
curiosos aliados que decidieron adherirse a su causa y encontró<br />
un aire de complicidad que hizo avanzar lo planeado. Algunas<br />
decisiones complicadas generaron cierto estancamiento que por<br />
momentos ponía en duda la validez del asunto pero siempre<br />
surgía alguna opción renovadora para no tirar todo por la borda.<br />
Hubo indicios de originalidad que pudieron haber trascendido<br />
mas allá del ámbito tradicional sin embargo su satisfacción mas<br />
grande fue haber entendido que sostuvo por largos años un<br />
proyecto musical que le permitió liberar esa furia contenida a<br />
través de las canciones.<br />
49
DAVID ANTONIO SORBILLE<br />
A MI PADRE POETA<br />
“Me has enseñado a respirar”<br />
Juan Gelman<br />
¿Quién puede decir?<br />
¿Cómo puedo explicar lo que me pasa<br />
cuando recibo de mi padre un mensaje poético<br />
acaso escrito con palabras que surgen<br />
dispuestas a conmovernos como sonidos de la vida?<br />
No sé / tal vez en este tiempo en que las cosas<br />
ya no vuelan sino se arrastran o se destruyen<br />
recibir un saludo lírico es lo mismo<br />
que un abrazo del campesino que siembra<br />
del obrero que busca cambiar el mundo<br />
del poeta que se descuelga de una nube<br />
para iluminar la larga noche de nuestras carencias<br />
no sé / pero si el aire el agua las montañas<br />
el pan el libro la tierra / el último hombre libre<br />
la espiga la rosa la pasión es posible<br />
no sé / o quizás sólo puedo decir<br />
que mi padre está conmigo<br />
y es lo mejor que me puede pasar<br />
50
ELEGÍA A ENRIQUE MOLINA.<br />
(de “Eternamente”, Ed. 3+1, 2002).<br />
Tengo en mis manos abiertas<br />
la belleza en el vuelo de un ave<br />
el latido final de la vida<br />
la sombra de una esperanza<br />
el manantial de la memoria<br />
los viajes y el sueño imposible<br />
la nostalgia de una infancia lejana<br />
el instante de la despedida<br />
la noche de las estrellas fugitivas<br />
en el mundo sin consuelo<br />
la razón de una súplica<br />
el palpitar de cuerpos entrelazados<br />
la muerte navegando en el corazón<br />
el precipicio y la llanura<br />
la locura y el éxtasis infinito<br />
el amor inextinguible<br />
la ceremonia de un secreto<br />
el temblor de una mariposa<br />
el último adiós de un poeta inmenso<br />
y su ruego al fuego y al viento<br />
para que nunca desaparezca<br />
la magia de la poesía.<br />
51
ALICIA B. PASTORE<br />
De este lado<br />
hay un no saber<br />
más ancho<br />
que la tristeza<br />
un no saber<br />
si es palabra,<br />
viento que la desnuda<br />
o simplemente<br />
silencio<br />
que se apropia<br />
del recinto<br />
lo que nos embosca<br />
acá nomas<br />
de este lado del puente,,,<br />
de la serie ”del no saber y otras certezas”<br />
52
¿QUIÉN RÍE?<br />
Quién ríe<br />
que de su boca cae<br />
espuma de angustias<br />
hacinadas?<br />
En el intersticio<br />
entre los dientes<br />
siempre<br />
fulgura un hálito del deseo<br />
Quién pergeña entonces<br />
un destino<br />
para sus huestes<br />
atrapadas<br />
en los escombros<br />
de la estatua?<br />
Quién sacraliza<br />
la orden de partida<br />
ungiendo<br />
la hoja<br />
Qué luce el sicario?<br />
Y quién reparte<br />
después<br />
estampitas bendecidas<br />
53
por unas monedas<br />
Insuficientes,<br />
para tanta proeza?<br />
de la serie ”del no saber y otras certezas”<br />
54
CARLOS CUCCARO<br />
Sueño<br />
con una osa muerta en medio de la autopista<br />
Sueño<br />
con una virgen que sangra por la boca<br />
Sueño<br />
con la ceguera<br />
y<br />
con los caminos<br />
de la incertidumbre<br />
Allá,en mi infancia,<br />
mi padre silba un tango<br />
que ya nadie recuerda<br />
Aquí,en la noche,<br />
tus piernas abiertas<br />
tragan<br />
toda mi sal,<br />
hasta convertirme en telaraña<br />
55
Mi espíritu<br />
se lanzó<br />
hacia los confines<br />
del amanecer,<br />
bebiendo<br />
los vestigios<br />
de su propia vida<br />
Ahora,<br />
mi voz está llamándote<br />
para navegar<br />
por la bahía transparente<br />
que se formó en tus manos<br />
El resto es la Nada<br />
Es una llovizna de pétalos<br />
sobre<br />
nuestros hijos dormidos<br />
Del libro Tharsis.<br />
Ediciones Calivú Leovú.-<br />
56
PATRICIA DÍAZ BIALET<br />
AGUALAVA<br />
Agualava cae de mi sexo.<br />
Aguafuerte de químicos poderes.<br />
Agua de prisión desmedida.<br />
Agua de pequeña prostituta subterránea.<br />
Agualava cae de mi sexo.<br />
Pintado artilugio de mis labios.<br />
Agualava aguaceite en borbotón de añeja ingle carcomida.<br />
Agualava aguaceite de espeso puntapié en caída libre.<br />
Agualava en queja de paracaídas.<br />
Agualava en frotación constante.<br />
Agualava por vos mi amor de veinte identidades.<br />
De a sorbos te ofrezco mi agualava paraíso.<br />
Mi rocío de muslo disgregado.<br />
Yo te ofrezco mi dulce artimaña de gacela.<br />
Mi amague de nudo.<br />
El ardor de mi ojo de circo.<br />
O el timbal de cópula en permanencia.<br />
Gruta áspera de pico que penetra<br />
la púrpura pluma de aire cuando gozo.<br />
57
Agualava y su fluir en cauce anónimo.<br />
Agualava y su tambor en talle de gladiolo.<br />
De gorjeo.<br />
De gruta acorazada.<br />
Agualava por vos mi amor de quince abrazos.<br />
Agualava aguapéndulo de piedra para ser fundida en franja de<br />
furia.<br />
58
FETICHE<br />
Al hombre manta de silencio<br />
Sólo si así alguien me penetra<br />
yo florezco en cada espacio de polvo que me sobrevuela<br />
sólo si así me dicen me contraen me retuercen con mano de<br />
estigma.<br />
Si así me aplastan me lamen me aprisionan<br />
aunque haya este vidrio esta pena<br />
estos huecos exagerados en mi memoria.<br />
59
KARINA CARTAGINESE<br />
DANZA EXTRAÑA<br />
Estamos a los costados de una cama donde hay una mujer o la<br />
ausencia de una mujer. Su esposo borda o cose algo. Mientras el<br />
pescado está hace varios días en la pileta de la cocina, y huele<br />
mal.<br />
En un momento salimos todos corriendo hacia una plaza.<br />
Estamos en distintos puntos del espacio, somos palomas.<br />
Algunas en los techos, otras en los bancos, otras en el suelo.<br />
Entro en la frecuencia de los ecos, del movimiento de una de las<br />
mujeres pájaro que está en una cornisa mensajera. Me retuerzo<br />
en el suelo y mientras me muevo me doy cuenta de que estoy<br />
desnuda y me sigo retorciendo, contenida por la bandada que me<br />
mira alrededor.<br />
60
EN MEMORIA DE LA MERLUZA<br />
Anzuelada en la hora sorpresa por la boca muere. Flor arrancada<br />
del agua. Ya no dice nada ni nada. Entonces si anzuelada dónde<br />
nada? Dónde nada todo? Será mucho? Poco? Toda ella un río<br />
de garganta seca. Muda. Reencarnará? Será mujer? Será sirena?<br />
Será de nuevo pez? Se comerá a un soldadito de plomo? De<br />
todas maneras el soldadito morirá. Tendrá una danza renga con<br />
una bailarina. Sus corazones arderán y se fundirán para siempre.<br />
Fin del cuento? Será estrella mar? O actriz del Discovery<br />
Channell Documental? Podrá audicionar para Mundo Marino?<br />
El lugar común del pez? A la sartén? Cambiar el triste cuento<br />
que me contaba mi mamá de chica, todas las noches. Fácilmente<br />
brotaban ríos de mis ojos. Una vez tuve un gato en el ojo, pero<br />
una merluza no. Cómo se ríe un pez? Tienen orgasmos? La<br />
merluza sabe del tiempo y del pescado que no se vende aún? Me<br />
encanta el pescado pero para eso necesito un pez, que por la<br />
boca muera. Quiero que la merlu sea feliz, que no tengan que<br />
pescarla para rescatar al soldadito de sus entrañas .Tiene<br />
entrañas el pez? Esa carne tan blanca y tan blanda, no la hace<br />
casi santa? Purificada por el agua, a cada milímetro de nado<br />
recién bautizada? Este pescado anzuelado se llamará así? No<br />
tendrá otro nombre? Por qué cardumen, cada merluza no es un<br />
ser individual? Se habrá enamorado como la bailarina y el<br />
soldadito? De todas maneras el soldadito morirá. La merluza y<br />
la bailarina también. No quiero que broten ríos en mis ojos. Soy<br />
un anzuelo de lo que estoy escribiendo ahora? A cada palabra<br />
61
nado pero siento que por la boca muero. Que me hundo en el río<br />
como el soldadito de plomo. Un niño irá a pescar. Me llevará a<br />
su casa. Naceré del vientre del pescado. Entre branquias y<br />
pulmones respiraré y bailaré para él. Principio feliz.<br />
62
HERNÁN FERNANDO TENORIO<br />
¡Te hablo, Guitarra<br />
Quiero convocar a tu espíritu<br />
para que se deslice<br />
en una proyección canora,<br />
por la acústica,<br />
la magia del sonido<br />
como el rayo carbónico<br />
petrificado en las gotas<br />
que estalla y se fractura,<br />
la distorsión de los pedales de efectos<br />
es el lamento de la electricidad atormentada<br />
“Doble distortion a fondo”<br />
y es como vidrios chirriando<br />
el ruido,<br />
nido de águila agorera…,<br />
le corta el paso<br />
pero,<br />
63
finalmente,<br />
es acorralado por las melodías.<br />
De Guitarra nocturna. El ojo del mármol, Buenos Aires, 2013.<br />
64
Perdura un aire rancio en estos poemas<br />
es la mierda que pulula<br />
las intransigencias de los absolutos<br />
os absueltos<br />
esos arbustos molestos que se comen a la Tierra<br />
y defecan en las mentes<br />
a cada paso<br />
en el ferviente excremento del mundo<br />
en lo sucio<br />
en las cucarachas<br />
que<br />
como bien dijo alguien<br />
“son un producto de la cultura”<br />
De La voz diáfana (inédito).<br />
65
MARIA CRISTINA PIZARRO<br />
ÑANDUTI<br />
Del jardín de las Hespérides,<br />
llegué a esta tierra americana<br />
y aguardo el retorno de aquel hombre<br />
perdido en la memoria de una guerra.<br />
Cuando dioses y héroes trajinan por las calles<br />
donde el sol inunda mi deseo<br />
me ofrezco al luto del regreso.<br />
Y el edificio del Real Gobierno<br />
observa en su soberbia,<br />
la aldea desventurada<br />
nutrida por el río.<br />
En la noche,<br />
el destino construye telarañas<br />
66
por medio de las formas<br />
que imitan las guayabas<br />
en tramas que descubren la piel<br />
de la madera.<br />
Voy tejiendo la urdimbre de la sangre.<br />
De La voz viene de lejos, 1995.<br />
67
LA QUE CAMINA SOBRE EL FUEGO<br />
Yo soy en ese instante la que camina sobre el fuego, siente la<br />
humedad de la hierba recién cortada y se envuelve con el aroma<br />
del bosque.<br />
Yo soy quien abre los ojos a la encarnación del ser que fluye<br />
entre la máscara y la caída.<br />
Yo soy quien desea desprenderse de átomos extraños y se<br />
mueve en la danza de los nombres.<br />
Yo soy un poema vacilante que gira hacia una espiral<br />
ascendente.<br />
Tú eres el silencio que precede a la voz y que retorna en el<br />
éxtasis final.<br />
Tú eres el sonido que surge en el corazón, sale de tus labios y<br />
resuena en palabras-pájaros.<br />
Yo soy un remolino que sueña con el Dios de la Noche.<br />
Yo soy quien mira en el interior de una perla frágil, se sumerge<br />
en el pozo de agua para fusionarse con la música.<br />
Yo soy quien se mira en las aguas y se ve mirando el abrazo de<br />
las olas.<br />
68
Yo soy quien se ha despojado de la espuma, quien se ha<br />
extraviado entre el límite de las nubes en el cielo, quien se agita<br />
en el milagro de la conversión del agua en vino.<br />
Tú eres el verde que resplandece en el aire y recobra el<br />
equilibrio después del gozo.<br />
Tú eres quien sospecha la mudez del alma y se revela en las<br />
piedras que ocultan los secretos.<br />
69
ANA ROMANO<br />
AÑORANZA<br />
Asomada al recuerdo<br />
emerge<br />
tu<br />
figura soberbia<br />
autoritaria<br />
desprotegida<br />
En aridez<br />
sembraste<br />
diminutas semillas<br />
La muñeca impávida<br />
detecta<br />
cómo llega la muerte<br />
Despido<br />
en cuanto salpica<br />
un hálito de destellos.<br />
70
CAUTIVO<br />
Se sacude inquieto<br />
aletea<br />
Aun agobiado<br />
se rebela<br />
Mientras lo acordonan<br />
en el intento de<br />
aplastarlo<br />
chilla<br />
hiende<br />
rasguña<br />
Dispuesto<br />
a salir (se)<br />
además gime.<br />
71
DANIEL ARIAS<br />
Del libro Cielos Paralelos<br />
170<br />
Retorno a mi casa por caminos de bruma,<br />
hay signos nuevos, señales difusas,<br />
carros volcados y barro alrededor,<br />
Itaca entre brumas, allá voy,<br />
lanzado en la mirada<br />
el camino es confuso y largo en el aire,<br />
como el pájaro negro en la rama con su desesperación perpetua,<br />
ser uno mismo y uno solo,<br />
el infinito en la gravedad del destino como el pequeño pájaro,<br />
tengo la religión del vuelo,<br />
el espíritu de la tarde<br />
que se arroja al vacío<br />
72
171<br />
He logrado deshacerme del grito devorador<br />
y del musgoso silencio,<br />
he logrado emerger como un secreto<br />
con la sílaba que abrasa,<br />
he logrado alzar un muro<br />
en las grietas amarillas,<br />
pude ascender hasta la piel del dolor original<br />
donde la boca perpleja se hace viva y transparente<br />
y todo parece inmutable.<br />
Y así, roca en el mar,<br />
con una sangre porosa<br />
donde se extravían los peces,<br />
de pie sobre las olas en el fondo de las miradas,<br />
aquí, donde el viento deja su pesada tela<br />
el primitivo dolor llega<br />
como bandera de enemigo,<br />
a esta roca espejo del mundo<br />
irrespetuosa y convincente,<br />
llegan las incesantes olas<br />
con el soplo de remota noche,<br />
la noche que trae nuestro destino de arena.<br />
Y yo aquí, roca en el mar,<br />
desconocida por los hombres,<br />
he logrado deshacerme del tiempo.<br />
73
ELEONORA D'ALVIA<br />
INSISTENCIA DEL AMOR<br />
El amor es una tarta de naranjas.<br />
El amor es un pañuelo blanco.<br />
Amar, conversar,<br />
Insistir en nombrar<br />
Recordar, conversar<br />
Seguir denunciando<br />
el horror<br />
con amor inclaudicable<br />
hasta producir el milagro.<br />
A las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.<br />
74
APALEAR LA SOLEDAD<br />
Verter la sangre de los desesperados<br />
sobre turbas dispersas que nada buscan.<br />
Sólo un mendrugo de pan,<br />
un cuerpo caliente en el frío nocturno,<br />
apalear la soledad hasta dejarla sin sentido.<br />
1968, Buenos Aires, Argentina.<br />
75
GRISELDA GARCÍA<br />
CREER PARA VER<br />
El primer día el cielo se oscureció<br />
empezó a llover un agua tibia.<br />
No enciendas la luz, dijiste<br />
para qué si ya vimos todo.<br />
Había amigos en la casa, los tomé de un trago.<br />
Madres creadoras:<br />
nunca imaginé tal ostentación de carne.<br />
No fue difícil trepar a tu espalda<br />
Lo difícil fue estar a la altura, no retroceder.<br />
Siempre creer, decías, pero perdiste la fe.<br />
Cuerpo mío<br />
aprendiste del mar a caer y levantarte<br />
fuiste llenado y vaciado por y para ellos<br />
para hacerlos más hombres cada vez<br />
con la insistencia del mar te ofreciste<br />
te fustigaron en tus avatares<br />
en cada fase de la luna y sus ciclos<br />
cuerpo mío, te hicieron hablar<br />
tus secretos parieron locos nuevos<br />
76
no es sin riesgos la escucha.<br />
Ante un cuerpo de hombre sólo siento gratitud.<br />
que Permite Ir Más Allá<br />
77
EL DIQUE<br />
En las últimas vacaciones Papá<br />
construyó un dique en el río.<br />
Le llevó toda la mañana.<br />
Cuando terminó, el sol<br />
había bronceado su espalda.<br />
El agua nos llegaba a los tobillos<br />
nos metíamos en zapatillas<br />
para que los pies no dolieran.<br />
En ese mismo río esparcimos<br />
sus cenizas pocos años después.<br />
Mamá llevó flores y una botella de vino.<br />
No había nadie ese día<br />
solo un hombre acostado en la arena<br />
que al ver la botella gritó de satisfacción.<br />
A Papá le hubiera gustado, pensé<br />
y entrando al agua rompí el dique.<br />
78
GRACIELA VODICKA<br />
LA RUECA<br />
Gira y gira la rueca<br />
sobre un cielo de verano<br />
hebras de sueños van y vienen,<br />
vienen y van.<br />
Melodía incesante<br />
en la tarde del alma.<br />
Hilos que se pierden<br />
en el vergel de la memoria,<br />
van y vienen,<br />
a veces no regresan.<br />
Rueca infinita<br />
con aromas de infancia.<br />
Nadie sabe<br />
que al anochecer<br />
descuelga nombres<br />
desde la luz de su rueda.<br />
Los carreteles dormidos<br />
se pierden por el piso.<br />
Los sueños se aturden en la rueca.<br />
Van y vienen,<br />
vienen y ....<br />
79
ELLA<br />
Con sus manos de pájaro<br />
salió al encuentro de todas las estrellas<br />
con su voz, salió, pequeña y dócil<br />
como todas las voces de las mujeres- niñas,<br />
salió al aire de mayo y el otoño le habló<br />
de antiguas primaveras, salió<br />
a la lluvia fina de todos los augurios,<br />
y con su rostro empapado y su piel<br />
perfumada de tanta caricia y madreselva<br />
pernoctó en en el<br />
calor de un muro único y callado.<br />
Con su pelo de alondra le dio el adiós<br />
a todas sus muñecas,<br />
a todas, o al menos a<br />
sus nenas preferidas,<br />
escucho sin oír<br />
el eco de la sangre en las almohadas<br />
y hacia el alba, hacia un alba cualquiera de<br />
antiguos sortilegios, sonrió,<br />
imperceptiblemente sonrió<br />
para que vos o él o alguien<br />
que conozca su nombre<br />
la llame , desde el rincón<br />
dormido de los sueños.<br />
80
JOSÉ MUCHNIK<br />
PARALELAS<br />
¿Se tocarán en un punto?<br />
¿se curvarán sobre el pene de Júpiter?<br />
¿estallarán en la vulva de Afrodita?<br />
¿Viajar hasta el infinito?<br />
¿interrogar al rey desnudo?<br />
¿abrir horizontes prohibidos?<br />
¡Inútil!<br />
¡El infinito acampó en la ciudad!<br />
Entre bolsas índices códigos<br />
entre cables teclados ratones<br />
auriculares labios soledades<br />
¡Infinitas líneas paralelas!<br />
Parallèles et perpendiculaires<br />
Parallèles<br />
¿Se toucheront-elles en un point ?<br />
¿se plieront-elles sur le pénis de Jupiter?<br />
¿éclateront-elles dans la vulve d’Aphrodite?<br />
81
¿Voyager jusqu’à l’infini?<br />
¿interroger le roi nu?<br />
¿ouvrir des horizons interdits?<br />
¡Inutile!<br />
¡L’infini a campé dans la ville!<br />
Entre bourses indices codes<br />
entre câbles claviers souris<br />
écouteurs lèvres solitudes<br />
¡Infinies lignes parallèles!<br />
libro "Critica poética de la razón matemática" bilingüe en París.<br />
(2015 ed. L'Harmattan)<br />
82
ESTHER PAGANO<br />
DESTINO<br />
La calle va sumando<br />
ausencias,<br />
a la soberanía<br />
que rentan mis piernas,<br />
pero todo mi cuerpo tropieza<br />
oscuridad,<br />
sólo mis pájaros son<br />
ilusionistas.<br />
Abro los ojos,<br />
y veo a mi culpa.<br />
83
VEREDICTO<br />
#niunamenos<br />
Comía en el infierno,<br />
con la cabeza de Juan en la bandeja<br />
frente a su destino.<br />
Un haz de sol hizo centellear<br />
la hoja del cuchillo que se hendía en la carne...<br />
María descansa en la raíz del paraíso.<br />
84
OSCAR VICENTE CONDE<br />
ASÍ SEA<br />
Los árboles<br />
se desnudan precozmente<br />
un reloj se refleja en un espejo<br />
para repetir las mismas horas<br />
tardías<br />
Así sea<br />
algunos ojos retozan<br />
dentro de las tinieblas noctámbulas<br />
sin avizorar a los duendes negros<br />
la luz no se decide entre el gris<br />
y el blanco<br />
como un ciego precoz<br />
un viento acomplejado<br />
grita su escasa furia cerca del río<br />
donde flotan féretros disponibles<br />
las voces de las vírgenes<br />
ahuyentan a los escasos hombres impúdicos<br />
85
algo oscuro y cercano<br />
hace temblar las carnes<br />
en la palidez de la noche.<br />
86
GRACIELA MOSQUERA<br />
SIN ROPAJES<br />
Me desvistes<br />
a la hora de amar<br />
Tiras sobre el perchero<br />
las palabras<br />
los recuerdos<br />
los gestos autoimpuestos<br />
los dichos mas intelectuales<br />
las miradas santas<br />
y me amas desnuda<br />
apretando fuertemente el corazón<br />
que se acurruca<br />
se desliza<br />
sin correr<br />
sin pensar<br />
-ya noy<br />
me transformas<br />
en mujer guerrera<br />
y porto la coraza de tu beso<br />
87
desnuda para siempre<br />
ante tus ojos.<br />
88
VOLCÁN<br />
A veces<br />
una historia golpea<br />
desde el centro<br />
surge como volcán<br />
entre los dedos cráteres<br />
y el alma se convierte<br />
en un rio de lava<br />
Entonces<br />
el corazón arma<br />
una pálida canción<br />
donde la letra es un cemento<br />
y cuesta tanto decir<br />
una palabra que no sea dolor!<br />
Pero de todo<br />
-de las entrañas mismas del abismoemerge<br />
tu sonrisa<br />
-tu estrepitosa fuente de alegríatu<br />
calidez de nido<br />
y la vida se convierte<br />
en una calma<br />
en una paz<br />
donde tu voz me eleva<br />
89
y el tiempo<br />
-esa curiosa nervadura<br />
que es el tiempoqueda<br />
por fin absuelto<br />
para refugiarse libre<br />
en tu mirada.<br />
90
SONIA SAAVEDRA<br />
SOÑÉ QUE ERA UN AVE<br />
Éramos cuatro cigüeñas<br />
migrábamos felices,<br />
ligeras de plumas, con ojo avizor<br />
siguiendo el rumbo.<br />
Volábamos por África,<br />
Estambul y graciosas<br />
parábamos en Escocia,<br />
sintiendo en el alma emplumada, el hogar.<br />
Llegaba mi compañero<br />
y bailábamos la danza del amor,<br />
en medio de la primavera<br />
nacían polluelos, que pronto iniciarían, el viaje al sur.<br />
Y volví a soñar<br />
pero ya no era un ave, era<br />
yo,<br />
que rasante surcaba los mares del norte.<br />
Y me hundía, feliz<br />
en aguas azules, jugando con delfines<br />
viendo pasar las cigüeñas,<br />
91
umbo al sur.<br />
Y ya no sueño, vivo<br />
en llanuras que caen al mar,<br />
en el borde, esta mi hogar<br />
que he buscado, por diversas vidas vividas.<br />
Por fin he llegado,<br />
la humilde cabaña tiene en su techo<br />
un nido de cigüeñas y<br />
ya no sé, si sueño que soy un ave, o vivo realmente.<br />
92
MARIEL MONENTE<br />
GOLONDRINA<br />
El cuerpo de la infancia<br />
es frondoso<br />
como un olmo<br />
de él penden<br />
miradas<br />
que no pude descifrar<br />
cuentas de algodón<br />
mejillas discretas<br />
las manos se perdieron<br />
llamando nomeolvides desde el balcón<br />
de él penden<br />
tacitas de té<br />
porcelana rabiosa<br />
y la palabra golondrina<br />
con ese cascabel<br />
en el centro del eco<br />
el viento agita la infancia<br />
nos hace caer.<br />
93
VENTANAS<br />
Cuando dormíamos con las ventanas abiertas<br />
era verano<br />
y era<br />
playa somnolienta entre los juncos<br />
atardecía en el cañaveral<br />
y bajo el dintel<br />
había<br />
zapatos de charol y una bengala extraña<br />
las mariposas nocturnas liberaban<br />
su terciopelo manchado<br />
cuando dormíamos<br />
nos acunaba la espera<br />
ceniza de ayer<br />
brasa de mañana.<br />
(del libro “Casa Ciega”).<br />
94
ALBERTO RAMPONELLI<br />
UN HECHO ESTETICO<br />
Como una palabra tragada por el silencio, puede decirse. Lo<br />
cierto es que el tipo cayó desde la cubierta sólida de un barco y<br />
luego de teatrales pataleos y manoteos más o menos<br />
grandilocuentes, desapareció bajo la superficie del agua. Tal<br />
vez, con un poco de suerte, el cuerpo sea devuelto a tierra firme.<br />
Pero no resucita; es sólo un cuerpo muerto sobre la arena de la<br />
playa. A lo sumo, algunos testigos podrán apreciar la belleza<br />
quieta, casi repugnante en su propia fascinación, del ahogado.<br />
95
NADIE ESTÁ EN CASA<br />
Una luz se prende en algún lugar de la casa, pero la casa está<br />
vacía (el gato, que dormita solitario sobre un sillón, no cuenta).<br />
Un sonido se escucha en algún punto de la casa, pero la casa<br />
está vacía. Un objeto cambia de disposición dentro de la casa,<br />
pero la casa, claro, está vacía. Y un minuto antes de que sus<br />
habitantes regresen, la luz se apaga, el silencio se restituya, el<br />
objeto vuelve a su sitio. Sólo el gato ha sido testigo de estos<br />
mínimos acontecimientos. Pero, como ya dijimos antes, el gato<br />
no cuenta.<br />
96
BEATRIZ ARIAS<br />
Es allí donde la muerte espera,<br />
donde los sueños han caído<br />
como frutos maduros,<br />
donde el sol<br />
se derrama en las veredas.<br />
Una noche casi azul…<br />
y la luna<br />
con su puñal nacarado<br />
la crucifica.<br />
97
Las calles ahogadas en los nombres que ya no están,<br />
canciones de lluvias extraviadas, momentos decapitados,<br />
sueños rotos, la vida demorada en una esquina.<br />
Ya no, madre, ya no suena el grillo de la infancia.<br />
En el espejo huye aquella niña<br />
y se desvanece en la niebla del tiempo.<br />
98
MARÍA DEL CARMEN COLOMBO<br />
LO QUE MATA ES EL CUERPO<br />
Lo que mata es el cuerpo<br />
deprimido, el color negro<br />
azuza los instintos<br />
de un fanático del ojo. Existo<br />
aunque no me vea, mentiría,<br />
lo que mata es la cursiva de mi voz,<br />
escapo de su vista. Y hurga<br />
como si buscara el alma: inútil, insectos<br />
y poemas no tienen. Nada,<br />
entre líneas sus ojos huelen el horror<br />
literal: la poesía es una forma de<br />
mirar, intento pero avanza, una forma<br />
de ceguera. Detener el agitado sueño<br />
del entomólogo no puedo. Me clava en la pared, ahora<br />
toma distancia.<br />
No me ve, pienso, no me ves.<br />
99
GARDEL Y YO<br />
Nunca<br />
gritó pecosa porque<br />
yo no tenía<br />
ni una<br />
peca<br />
gentil con esas<br />
faltas<br />
de imaginación dijo<br />
en cámara<br />
"I love you marilín"<br />
pasaba<br />
que por aquellos tiempos<br />
mi nombre era maría<br />
maría solamente.<br />
100
DANIEL ADRIÁN CASTELAO<br />
No sabía cuál era la puerta acertada. La Intuía. Dudaba en el<br />
movimiento exacto del segundero. La puerta era esa, tenía que<br />
irse. Cruzar el umbral e irse al reverendo carajo.<br />
Por alguna razón, era suficiente esa llave para una puerta<br />
dibujando una cerradura inexistente. Descubrió que no<br />
necesitaba llave, que todas las puertas son entrada y salida, que<br />
todas limitan como en un laberinto.<br />
Atravesamos puentes, túneles, ventanas. Saltamos medianeras,<br />
barreras, molinetes. Soñamos puertas giratorias, ascensores,<br />
escaleras mecánicas. Viajamos contra barricadas, piquetes,<br />
fronteras.<br />
Pero al carajo nos vamos igual.<br />
101
El viaje se adentra en la memoria. Si nos dejáramos llevar por<br />
los nudos de los sentidos retornaríamos a sus horas previas, a su<br />
contraluz. Paso a paso advertimos piedras al borde del camino,<br />
frágiles y con premura. En el asfalto maduraban promesas en<br />
forma de mujer.<br />
En las rutas atestadas de pasado hallamos la sensación de ser<br />
huéspedes perpetuos. Es allí donde el tiempo osa desbordarse<br />
entre vértigo y realidad. Cada viajero guarda en sí mismo al<br />
pasajero de su ayer. Da otra vuelta en la espiral que suele ser<br />
rebelarse o revelarse.<br />
A partir de allí, nada será lo mismo en la próxima curva. El<br />
camino traza un encuentro. Será con seguridad un guiño a esta<br />
naturaleza.<br />
102
AMADEO GRAVINO<br />
CARNAVAL IV<br />
Violenta,<br />
canta la noche<br />
una cumbia de rojos malvones<br />
niños lloran,<br />
asustados y tristes,<br />
con caras almidonadas<br />
suspiran las glicinas<br />
hay fantasmas saltando terrazas<br />
de casas desveladas<br />
los árboles, tranquilos,<br />
matizados de azul,<br />
piden silencio y rocío<br />
los pobres hombres sin trabajo<br />
se amontonan y gritan<br />
en las esquinas<br />
el hambre,<br />
vestida de prostituta,<br />
les hace señas obscenas.<br />
103
VARIACIONES SOBRE UN POEMA DE RAYMOND<br />
CARVER<br />
[Parte 4º]<br />
Tantas horas rengas que corren los relojes<br />
Tantas estupideces que dicen los tarados<br />
Tantos amores contrariados<br />
Tantos travestis<br />
Tantas putas<br />
Tantos borrachos<br />
Tanto partido de fútbol/de tenis o de golf/<br />
Tanta violencia<br />
Tanto reclamo<br />
Tanta sopa caliente y livianita<br />
Tanta lechuga<br />
Tanta manzana asada<br />
Tanto huevo relleno<br />
Tanta salsa blanca<br />
Tanto puré de papas<br />
Tanto té de tilo<br />
Tanta chiquita rubia/linda y redondita/<br />
Sirven /a-penas/<br />
Para pasar los días<br />
Para gastar la vida<br />
-Amarga mente-<br />
Como un tango.<br />
104
PERÚ<br />
JULIA DEL PRADO<br />
ELEGÍA A TETIS<br />
Tetis alucina en cada atardecer<br />
cuando el sol se oculta para<br />
darnos su ser hecho tiempo.<br />
Nereida de ancho mar,<br />
ese tu aposento cubre tus cabellos<br />
tu tristeza sin Aquiles.<br />
Estigia te lo quitó<br />
lloraste su muerte junto con las Nereidas<br />
saliste una vez más de la mar<br />
para dejar en el Olimpo, su monumento<br />
para no olvidar su historia.<br />
El curso de los tiempos se suceden<br />
y tu brillas en zumo de suma eternidad<br />
a pesar de los agobios que los humanos<br />
hemos dejado en tu esencia<br />
Hija de Nereo, el viejo del Mar.<br />
Divinidad marítima, perpetua diosa<br />
perdona a los perversos que en su astucia<br />
han hecho desastres en la mar<br />
105
y en los tres mil ríos<br />
de este universo que un día nuestra<br />
madre Gea trajo para cuidarlos.<br />
Te saludo Tetis desde una orilla<br />
donde me trae el viento para<br />
no sucumbir, abres tus brazos<br />
para dar arrullo.<br />
106
MIGUEL AMARANTO<br />
MOSAICO<br />
Un escenario<br />
Manola elegante<br />
Colonia centro<br />
Torreón<br />
Festival de la sintaxis<br />
en aceite mineral.<br />
3 llaves a México<br />
mi padre observa a través de una foto<br />
el candado que niega conjurar tu amor.<br />
7 pesos<br />
Un incienso<br />
Comunícate<br />
Samsung<br />
Citas aquí<br />
La banca asida a mis nalgas<br />
espera las tuyas;<br />
mis ojos cuelgan en la pared de enfrente.<br />
Llama<br />
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87 11 18 04 83<br />
Sedes alternativas<br />
Aquí<br />
Ree sol miii<br />
107
Ree soool miiifa mifa mii<br />
Veo con tus ojos azules<br />
pasar al cóndor por la escala cromática<br />
fuga<br />
en La<br />
colonia centro<br />
Torreón.<br />
108
JOSÉ PINEDO PAJUELO<br />
Arde la leña<br />
En un horno d barro<br />
En aquel horno d nuestros<br />
Antepasados El horno se calienta<br />
A un costado la brasa se mantiene<br />
Las latas entran y salen<br />
Nos frotamos las manos<br />
Suaves y otras encallecidas<br />
Porque ya viene para el café<br />
El tE la hierbaluisa el cedrOn<br />
O el mate el rico<br />
Bizcocho y el pan serrano<br />
109
Estuve frente al mar<br />
Pensando en las aves marinas<br />
Del otro lado de la isla<br />
Y en un cerrar de ojos<br />
Vi sobre las blanquecinas olas<br />
Del mar volar a dos pelícanos<br />
Y al acercarse a la playa<br />
Donde me encontraba<br />
Soltaron una cinta<br />
Do unos ciudadanos habían escrito:<br />
"NO QUEREMOS QUE NOS GOBIERNEN DESDE LA<br />
CARCEL”<br />
110
FIORELLA TERRAZAS<br />
Vuelvo a mirar al pueblo, destacando algunas palabras<br />
importantes al vacío.<br />
Riéndome con la boca de mi corazón resuelvo cuestiones: ¿Hay<br />
algo de lo que estén orgullosos mis ojos? Soy el tartamudo que<br />
les suprime los gritos a las penitencias que se acercan ¿Me<br />
tienen fe? Ser menospreciable siéntete orgulloso porque hablaré<br />
de tu orgullo en el desdén:<br />
Último hombre el suelo está fértil aún, fija tu objetivo. No<br />
vibres en el anhelo, cuélgate de tu arco y fallece. O ponle inicio<br />
a esta tierra donde bailan las semillas para oponerse a la sombra<br />
del caos. El tiempo más despreciable se acerca, no parará de dar<br />
vueltas sobre las estrellas y no se lanzará la flecha de la buena<br />
nueva.<br />
111
En este cuartito miserable han abandonado un corazón<br />
el cual todos los trasmundanos queremos ver<br />
es una migaja de desvarío, fatiga y saltos mortales<br />
yo condeno a todos los dioses como pobres ignorantes<br />
que no saben crear más mundos a este corazón<br />
él oye hablar a los insectos en mi mente<br />
raspan cuando caminan<br />
celestes y ocultos de los hombres<br />
que hable el cuerpo entonces en cierta medida de lealtad<br />
el cuerpo deshumanizado que mete su cabeza entre las paredes<br />
y busca nueva voluntad<br />
las palabras honran al cuerpo terrestre<br />
las palabras inundan a los decrépitos<br />
las palabras dicen cosas enfermizas sobre la piel de los cuerpos<br />
por eso hay que escuchar a los predicadores de la muerte<br />
porque luego el cuerpo está plenamente sano<br />
se forman ángulos rectos<br />
quizás allí podamos clonar a un corazón que cure enfermos<br />
o dioses que curen un corazón enfermo<br />
furiosamente<br />
con jóvenes virtudes<br />
con delirio de razón<br />
y con divinidad de pecados y dudas.<br />
112
COLOMBIA<br />
ÁLVARO ÁLVAREZ ROJAS<br />
FRENTE AL DESTINO<br />
El viejo bus se alejaba, polvareda, sudor pegajoso,<br />
su corazón y maletas repletos de sueños y esperanzas.<br />
Recordando su vida provincial la nostalgia le arrugaba el alma.<br />
En un parpadear del tiempo, escases y sacrificio se graduó de<br />
médica.<br />
Todo tiene que llegar, cuando tiene que llegar,<br />
Y todo se va, cuando se tiene que ir “<br />
El flamante y prestigioso esposo… compromisos de ausencia,<br />
enviaba en oropel cortesías de palabras rutinarias… poco lo<br />
miraba.<br />
Sus secretos de conquista, olvidados, desplomados en ruinas,<br />
cada lágrima era un parto de dolor, le ahogaba la soledad.<br />
Espejos del alma los ojos,<br />
Opacos, caóticos, ojos de almas vacías.<br />
Muchas noches con gatos negros atravesados,<br />
los espejos del alma rompieron en pedazos de llantos,<br />
113
desnuda entre los cristales, agonizaba de abandono,<br />
augurio de siete años de mala suerte.<br />
Con la fuerza de propio amor, la fuerza de querer vivir,<br />
brotaron de su corazón alas de águila… volar alto y lejos.<br />
Se paró frente al destino, soltó una irónica sonrisa,<br />
desplegó sus alas abrazando el futuro de felicidad.<br />
Un día de esos, un día cualquiera, le llegó el ungido de los<br />
dioses,<br />
le beso el alma, su corazón, sus labios, sus sombras y luces.<br />
Para siempre se miraron con la más tierna de todas las miradas,<br />
… de todas las miradas, enamoradas.<br />
114
LA SUBLEVACION DE LOS TACONES<br />
Dominantes Adanes empoderados en tronos de elogios, látigos<br />
de dogmas, grilletes de humus controladores : por opinar,<br />
pensar, soñar, respirar, desear … vejaciones agresivas,<br />
crueldades con saña…tribunales sordos. Obligaban<br />
mansedumbres a sus mujeres “ amadas “ bebieran sus mordazas,<br />
rieran y lloraran a escondidas, lavaran sus pies con lágrimas<br />
rojas de esclavas, sin amor usadas … todos por los críos en<br />
resignadas oraciones. Insumisas de aguantar desafiaron tiranías<br />
con burlescas risas, comenzaron a desteñirse arrogancias de<br />
falsos dioses. Damas, obreras, campesinas, del común,<br />
estudiando a carcajadas, ruidosos tacones se oyen, la rebelión<br />
….! Ha comenzado ¡ Prostitutas muertas de la risa cerraron<br />
bares y las piernas, camándulas en carnaval, monjas<br />
embriagadas de sonrisas, oficios de cocina, aseos, planchadas<br />
…se burlaban de risa, creciente bola de fuego en risas del<br />
mismo idioma. ¡ todas eran ellas y ellas eran todas ¡ ¡ NI UNA<br />
MÁS ¡ Nunca más mujeres desfiguradas o mutiladas, ni<br />
laceradas con puños y patadas, ni gritos insultantes, ni besos<br />
depravados a la fuerza …. ¡no y punto ¡ en todos los rincones<br />
del viento, no callan risas de igualdad. Algunos bajaron los<br />
puños encrespados, tragaron sus iras, otros de rodillas ofrecieron<br />
besos y caricias de rosas rojas, regalaron perfumes de diosas,<br />
canciones románticas, invitaron a cruceros del amor y mil<br />
noches en París. Los sables y fusiles …. doblados de la risa, de<br />
las nubes llovían risas, carros en risotadas despectivas, …todas<br />
115
en coro se reían de las Cortes y los Dioses…EVAS, mucho más.<br />
Ni un maltrato más, la sublevación sigue avanzando. ¡ todo lo<br />
pueden hacer y todo lo quiere hacer ¡ Pensándolo bien ….<br />
¡ SIN ELLAS NO SOMOS NADA<br />
116
SAÚL SANCHEZ TORO<br />
MARTÍN LUTHER KING<br />
Paradigmas de extraña conveniencia,<br />
capataces atando yunta triste,<br />
pérfidas mentes que el dolor reviste,<br />
desterradas al fin de la conciencia.<br />
Años de lucha contra la indolencia,<br />
fe quebrantada, odio que subsiste,<br />
mar de penas que el cuerpo no resiste,<br />
en dispar lid vencida la paciencia.<br />
Voz que truena en promesa de confianza,<br />
acallando los llantos de la gente,<br />
el grito desvalido que presiente<br />
un futuro de óptima esperanza,<br />
donde tornan indignas restricciones<br />
en iguales y justas condiciones.<br />
117
AÑORANZAS<br />
Cómo se desgasta inútilmente el pensamiento<br />
recordando momentos<br />
que en otra época fueron instante apasionado,<br />
y ya todo enterrado,<br />
incluyendo tormentos,<br />
sólo queda en memoria grabado el sentimiento.<br />
Cómo es que el corto tiempo que nos queda perdamos<br />
añorando quereres,<br />
que otrora nos brindaron alegría y pasiones<br />
y al final, con razones<br />
casi todos los seres,<br />
lo que un día quisimos, fácilmente olvidamos.<br />
Cómo es que al transcurrir los años, nos marchitamos<br />
anhelando ese ayer,<br />
en el que fuimos duramente golpeados,<br />
y así tan lastimados<br />
quisiéramos volver,<br />
a repetir los hechos que por dolor dejamos.<br />
118
MÉXICO<br />
JULIA ELENA AGOSTINA<br />
SER<br />
Ser tu insomnio en noches<br />
de luna llena.<br />
Que maldigas mi nombre al<br />
recordarlo en cada verso<br />
que escribas.<br />
Ser tu poemario que<br />
escribes sin detenerte en<br />
la tenue luz de tu habitación<br />
marchita.<br />
Ser la musa que odies y<br />
ames cuando se encuentre bajo<br />
tus sábanas tibiando tu cuerpo.<br />
Seguir siendo tu amante posible.<br />
119
Ante el espejo<br />
te detienes,<br />
inquieres a las<br />
huellas de tus ojos.<br />
Surcos que han<br />
marcado tu destino,<br />
no han tenido<br />
piedad de ti.<br />
Reflejo de cristal<br />
en tus pupilas<br />
delatan tu pasado,<br />
heridas del alma y corazón.<br />
Triste mirar castaño,<br />
sufres en silencio.<br />
120
ATAHUALPA E. AMAYA<br />
Hoy las balas juegan a rasgar los gritos del silencio.<br />
En la calle quedan las sombras de niños jugando a las<br />
escondidas.<br />
Y la sangre derramada corretea el tiempo.<br />
Mientras el tiempo,<br />
descansa en la banqueta<br />
pensando como diluir las horas.<br />
y el payaso<br />
ríe con la tristeza<br />
al lado.<br />
mientras la muerte<br />
juega a encontrarse<br />
en la vida.<br />
121
MI PENSAMIENTO<br />
Se ha hundido<br />
En un tequila<br />
Rebajado con mí fe.<br />
El cual tomo sorbo a sorbo.<br />
Cerca de mí observo con recelo<br />
Una imagen:<br />
me pide la escriba en la hoja.<br />
Mientras me siento en el poema,<br />
El espejo me pregunta ¿Qué te pasa?<br />
“los ángeles me han ganado, en el póker una sinfonola de<br />
sueños”<br />
Despreocupados los versos no encuentran<br />
la forma de escapar de esa tempestad llamada poesía.<br />
Y la adicción de un verso duerme entre prostitutas,<br />
mientras encuentro un beso olvidado en la ranura de tus labios.<br />
122
ESPAÑA<br />
FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ<br />
NIÑEZ<br />
He vuelto por unas horas<br />
a la que jamás fue mi niñez<br />
a los años en que se ausentaban los pájaros<br />
en el cielo nublado de todas las mañanas<br />
sin encontrar el lugar secreto<br />
en el que nos escondían los juguetes<br />
Un día dos niños se besaron<br />
ignorando por qué el instinto<br />
les empujó a ocultarse<br />
en el nido abandonado de los gorriones<br />
123
TRAVESTIDO<br />
En el ceremonial íntimo del solitario<br />
las lágrimas se confunden con la cobardía<br />
es un proscrito por la realidad de lo distinto<br />
maquillaje que juzga la sociedad<br />
de irreverente<br />
Ya en la calle cruza la frontera<br />
misántropo en sus sentimientos de mujer<br />
y la noche le sorprende<br />
saldando su deuda con la naturaleza<br />
Allí donde nadie conoce su secreto<br />
le han visto del brazo del mendigo<br />
sufriendo por amor<br />
en la prisa de las horas<br />
mordiéndose el deseo<br />
en la esquina del coraje<br />
aprendiendo a convivir<br />
en los sueños con las brasas<br />
Hoy se siente el protagonista de su vida<br />
encerrada en el baúl de la infancia tantos años<br />
y en la acera del placer prohibido<br />
comparte con las putas<br />
la desgarrada melodía de un blues<br />
124
que estalla en el silencio<br />
de un destino encadenado<br />
a la ambigüedad maldita de su sexo.<br />
125
CONCHI SEDANO GONZÁLEZ<br />
Te quise<br />
mientras que desplegaba una caricia<br />
sin apenas rozarte,<br />
mientras que tú observabas el vértice<br />
de cualquier esquina,<br />
mientras que palabras rotas<br />
tejían amargos caligramas en mi pecho.<br />
mientras rasgué mi exilio...<br />
Hoy<br />
- firmado nuestro epílogo -<br />
un poema solloza en la mitad del ocaso.<br />
¡...Y tus manos son incapaces de darle cobijo!<br />
(HOJAS SECAS….rozando mis labios).<br />
126
CERRO AISLADO<br />
PECADOS BRILLANTES<br />
En el silencio de la noche se escucha<br />
lo que trajina bajo la cubierta de mi cráneo.<br />
Brillantes pecados oscuros germinan<br />
en ese tono de media luz que traen las pesadillas.<br />
Sé que al final se abrirán mis ojos dormidos<br />
y cada cosa tendrá su lugar, donde corresponde.<br />
Cuelga un reflejo del sueño en la pared,<br />
desvaneciéndose en la humedad que trae el amanecer.<br />
Me agoto siguiendo la imagen en lo gris,<br />
confundido, mudo e incomprensible el sueño se evade,<br />
se me escapa en una oda inacabada,<br />
impidiendo que nazcan mis oscuros pecados brillantes.<br />
127
CÍRCULO ÍNTEGRO<br />
Conozco todas tus cosas, aún las más íntimas.<br />
Muchas de ellas afloran en lo poco profundo,<br />
otras, como en todos, tienen su hondura.<br />
Todas ellas traquetearon caminos y abismos,<br />
la piel, la memoria y la carne recuerdan<br />
con los dientes apretados y rechinando,<br />
aún bajo esa sonrisa que, como un tatuaje, arrastras.<br />
Tus cosas son simples como castillos de naipes<br />
y también piden un nombre y un hombre.<br />
Por eso ya no preguntes, no huyas, no escapes,<br />
siempre pegadas al cuerpo irán tus cosas,<br />
mudas, dibujaran punzantes tus formas,<br />
eso todos ya lo hemos pasado. Y seguimos.<br />
Con un aliento saltando de lo profundo,<br />
con la cabeza apoyada sólo en sueños. Viviendo.<br />
Abriendo ventanitas con cristales polvorientos,<br />
en un círculo íntegro continuamos viviendo.<br />
Todo parece algo mucho para una sola vida,<br />
hasta el amor, que como una cicatriz,<br />
se nos queda por momentos, pegado en el cuerpo<br />
128
ALFREDO PÉREZ ALENCART<br />
LOS RUMBOS DEL VIENTO<br />
DOS<br />
Husmea el viento,<br />
acecha por los rincones hermosos de la primavera,<br />
se torna dócil entre tus manos porque parece pertenecerte.<br />
En vano le convidas amor hasta en los sueños. ¿No ves<br />
que el viento está hecho de lejanías? ¿No comprendes<br />
que repentino se torna el viento salido del vientre de los mares?<br />
Una copa puedes derramar entre tantos presagios,<br />
un brindis por el viento legado por milenios de probar mundo,<br />
una oración para que bellos pájaros se suban a su hombro<br />
y contentos canten<br />
al pasar por nubes llenas de agua, guitarreando<br />
cara al cielo, de espaldas a la lluvia<br />
parturienta de vida.<br />
Después te descuelgas del pendiente de las adivinas,<br />
posándote en la nada, en el emborrachado aletazo del viento<br />
que todo lo destapa porque no se acuerda de su sombra<br />
cobijada en el pasado, contrabandista<br />
de sueños inútilmente vivos, de raíces de infinito<br />
alimentando múltiples eternidades.<br />
¿Qué come el viento sino partículas de polen vagabundo?<br />
Así hace germinar sus venas,<br />
129
así se desparrama para no apagarse nunca,<br />
así va en blanca caravana junto a infinitas golondrinas.<br />
Lo encontrarás luego de cualquier desalojo,<br />
pisando cenizas por si obtiene pálido vino que libará<br />
en ardorosos ceremoniales, bailoteando<br />
con bulla jubilosa o marcando el paso<br />
en la alta cúpula de los cipreses.<br />
Cuando ya estés quieto, mira los ocasos cayendo asustadizos<br />
al fondo de la meseta, más allá de las montañas,<br />
yéndose con el viento<br />
para volver mañana con el almíbar del día.<br />
| 45 | Cartografía de las revelaciones<br />
Recuéstate en la hierba,<br />
recuenta lunas extraviadas y embalsama tu vida<br />
con la brisa del amor que invade los sentimientos.<br />
130
DECIMOS HOY<br />
Decimos que la voz del justo nunca es un amuleto<br />
y que siempre está de viaje hacia su múltiple<br />
destino,<br />
pues rema o centellea dentro de un corazón litigando<br />
por rasgar patrañas y bostezos de los<br />
confabuladores.<br />
Decimos que todavía nieva sobre la cruz inabarcable<br />
y que siguen floreciendo enfebrecidas tardes muertas<br />
donde acampan los que urden estragos o traiciones.<br />
Decimos que ante el Poeta no hay adiós cielo arriba<br />
y sí hermandad vertiginosa acogiéndolo con palmas<br />
antes, durante y después de ardientes resurrecciones.<br />
Decimos que no existe tregua al momento de Amar,<br />
que el querer se cuece a fuego lento, tomando forma<br />
en el equilibrio de dos que van soldándose en uno.<br />
Decimos que la envidia es el infierno que más<br />
quema<br />
y que sus denodados tentáculos atraviesan centurias,<br />
igual que en días remotos, con sus hirientes certezas.<br />
Decimos que se debe ser fuerte y resistir iniquidades<br />
131
con las manos en alto bajo el son del sosiego, bajo<br />
el blanco alud ultramundano que patrulla cual ángel.<br />
Decimos hoy que hemos tallado nuestros nombres<br />
huéspedes en todas las piedras de la ciudad dorada.<br />
(Para el Poeta que no envejece<br />
ni en cinco siglos a la redonda)<br />
132
LEONOR RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ<br />
¡ NO QUIERO !<br />
Rompecabezas de tus sentimientos<br />
te sumen en ira descontrolada<br />
queriendo morirte en desesperanza<br />
truncada el ansia de tu alma.<br />
Sal de la caverna en que te alojas,,<br />
haz frente a esa batalla,<br />
ponte la malla del guerrero,<br />
taja los sentimientos,<br />
no te venza desasosego.<br />
No temas a la luz,<br />
deja pasar las sombras,<br />
mira la vida de frente,<br />
plántale cara, tu puedes.<br />
133
PALOMA<br />
Paloma mensajera triste y cabizbaja<br />
que surcas los cielos, alma cansada,<br />
correo de la noche, de la mañana,<br />
esperando estoy, en mi ventana,<br />
sueltes los suspiros que mi paz reclama<br />
de aquel que a lo lejos por mi clama;<br />
no te retengas no tengas compasión,<br />
¡dime la verdad ! ¡ no te conduelas!,<br />
mi ser se exaspera por tu mudez,<br />
deja caer sin ningún recato<br />
el correo fatal que observo en tu mirar,<br />
aquél al que espero, me lo figuraba,<br />
en brazos de otro amor olvido mi yo.<br />
134
LOLA LÓPEZ CÓZAR<br />
IMÁN<br />
Mirar el mar desde tus ojos parece una frase hecha para ser<br />
bonita nada más, pero ahí están tus ojos y la luz, el silencio que<br />
rompes cuando puedes venir a preguntar dónde se acaba, cuando<br />
vuelves a ser tú necesitando límites precisos, puntos fijos,<br />
distancias exactas, tiempo que se tarda sin aproximaciones.<br />
Te acercas desde la comodidad de una hamaca entre árboles a la<br />
silla que dividimos cabiendo a poco. Te voy contestando sobre<br />
Venus, las estrellas fugaces, la gravedad en forma de manzana y<br />
tu piel suave como ninguna otra se introduce en mi garganta que<br />
sigue hablando para que no te marches. Y me preguntas si hoy<br />
podemos quedarnos hablando hasta la una, la hora más singular<br />
y lejana que cabe en tu cabeza de niño. Ese “claro” que dices sé<br />
entonces que es mío, aunque a las doce agarre tu cuerpo flaco de<br />
princesa con los ojos cerrados y te meta en la cama y te pida un<br />
silencio que vas rompiendo sin saber lo que dices, soñando con<br />
estrellas y volcanes.<br />
Tu memoria y la mía se van trenzando como la hierba que vas<br />
cogiendo río arriba, que enganchas al dedo de tu pie en el primer<br />
descanso y por arte de magia conviertes en cuerda mientras no<br />
puedo dejar de mirar lo grande que eres. Ya es mío el miedo de<br />
tus noches encerradas, los golpes porque existes, el pis en las<br />
sábanas durante muchos días. De mí sólo te doy el origen de<br />
135
esta cama antigua donde vienes a ser chico los domingos.<br />
Entonces me preguntas cómo naciste aquí y yo te cuento la más<br />
bella historia de amor que me ha ocurrido.<br />
El mar, como un imán sobre mis ojos, ha dejado su orilla y su<br />
horizonte para vivir en ti. No te quito el frío haciéndote venir<br />
para secarte como todas las madres. Te veo tiritar y sé que son<br />
las olas, la espuma de tus olas sobre mi pecho firme como un<br />
faro.<br />
136
INDIA<br />
MAINAK ADAK<br />
EL PASEO POR LA MAÑANA<br />
Suelo dar un paseo por la mañana<br />
Cada dos días a la semana<br />
Un poco tarde<br />
Veo, el mercado atestado en ese momento----<br />
Ando por el sendero<br />
Los pájaros cantan desde los arboles<br />
(Nadie los escuchan, pero puedo escucharlos),<br />
Los campos se llenan de flores<br />
(Nadie las ven, pero puedo verlas),<br />
Escucho el canto de monedas de mi bolsillo<br />
Ando siendo perdido en esa melodía.<br />
Llegaría al paraíso si se pasaba cada día<br />
Pero suelo irme así<br />
Porque las monedas de mi bolsillo<br />
Siguen volando en el mercado.<br />
Pero aun me pongo contento.<br />
Me encuentro con los parientes<br />
137
Eso me hace tan feliz…<br />
Vienen el tío tigre, la tía gata<br />
Los hermanos--- mono y perro<br />
No se termina hablar…<br />
Y al fin llego al mercado<br />
Veo allí la sonrisa del hermano crocodilo,<br />
De los hermanos serpientes,<br />
Se ponen contentos de verme<br />
Me esperan con tanta impaciencia<br />
Me hace emocionante su amistad<br />
Olvido preguntarles cómo se han llegado<br />
Antes de que he venido.<br />
Pero es mejor que salgo cada dos días---<br />
Siento más sano.<br />
Suelo dar un paseo por la mañana<br />
Compro verduras, pescado y carne---<br />
Vuelvo a casa, cocino, almuerzo y doy a siesta,<br />
Sobrevivo así los próximos dos días,<br />
De nuevo el paseo por la mañana----<br />
Canto de pájaros, campo de flores, sobremesa<br />
con los parientes-----<br />
138
EL CREPÚSCULO<br />
Un carruaje con arrozal se pasa lento---- el sol de las tardes se<br />
pone más suave<br />
Los pájaros azules siguen volando sobre la granja<br />
El camino blanco, polvo, moscas--- siguen perdiéndose en el<br />
cielo como un duermo;<br />
El sol de puesta se acuesta en el campo de arrozal<br />
Se queda acostado; saborea el duermo en la silencia,<br />
Le gusta el campo siguiente----tiene ojos brillantes<br />
Se quedan levantados; --- vendrá el suave olor del corazón<br />
Y desata el fuego.<br />
¿Porqué hay violencia, enoja, cansa, miedo, sangre, ruido?<br />
Pregunté esa pregunta a una bella mendiga después de haber<br />
visto un viejo muerto<br />
y me puse silencioso---- aun hoy estoy sin palabras en frente del<br />
tiempo.<br />
139
BRASIL<br />
DIEGO M. SOUSA<br />
SERENATA PARA LOS ILUSIONADOS<br />
Amor no me dejes sufrir...<br />
Hay días<br />
en que el corazón<br />
se rompe<br />
se deprime<br />
se ahoga<br />
y me duele hasta en el alma<br />
que se comprime<br />
que se hiere<br />
que se destruye<br />
y después del canto<br />
nada más resta<br />
ni la fuerza del encanto<br />
que la vida explica<br />
que el sueño baila<br />
que el tiempo mata<br />
140
Amor no me dejes azul<br />
pues la piel va a sudar<br />
la boca empieza a sonar<br />
la canción de los pequeños<br />
desventurados<br />
Amor no me dejes morir<br />
141
ÁNIMO POETA<br />
Hallaste la polifonía de tu Musa<br />
robusta enigmática deprimente estricta<br />
no hubo la catástrofe mayor:<br />
el verso malo<br />
el verbo no inventivo<br />
sólo los adjetivos que insistieron<br />
-- pero qué te falta...<br />
¿qué te falta?<br />
-- ¡la filosofía retumbante<br />
del bienteveo esta mañana<br />
de diciembre<br />
lluviosa, Mon Amour !<br />
Del Libro Vesuvio<br />
Trad. Helena Fer<br />
142
143
ARGENTINA<br />
LILIANA TROVATO<br />
ESPECTROS<br />
Las desproporcionadas dimensiones del cuadro llamaron mi<br />
atención. Me acerqué para observar con minuciosidad: una<br />
comunidad de ¿espectros?<br />
Ya estando frente a él, manos anónimas salieron de la tela y me<br />
empujaron hacia la inmensidad representada en ella. Traspasé el<br />
áspero borde de la pintura y volé como un fantasma sobre<br />
aquellos espectros que debilitaban mi energía.<br />
No sentía mi cuerpo, pero sí sentía que mis ojos se salían de sus<br />
órbitas, se apoyaban sobre la rama de un árbol sin vida y<br />
miraban absortos la cabeza de un bebé cubierta con un trozo de<br />
tela oscura.<br />
Goteaba sangre de unos huecos: la calavera había sido perforada<br />
por dos tiros. Supe, no sé cómo, que todo había sucedido<br />
mientras se encontraba suspendida en la parte superior de otra<br />
rama.<br />
Ahora eran hilos de sangre los que colgaban de ella.<br />
144
En una de las conjunciones de la rama, descansaba un pájaro<br />
mediano, que observaba a su compañera. Desplegaba sus<br />
grandes alas, como queriendo emprender vuelo, sin embargo se<br />
mantenía estático igual que una piedra.<br />
Mis ojos se enfrentaron con la mirada perversa de un hombre:<br />
flotaba en el espacio sin límites, apuntaba con un arma en<br />
dirección a la calavera; quizás él había provocado la muerte de<br />
aquel ser. Pero, no. Algo me decía que eran otras las manos que<br />
lo habían decapitado.<br />
Los hilos de sangre resaltaban, atrapaban aún más la escena<br />
dantesca.<br />
Continué mi camino, y descubrí una columna vertebral<br />
quebrada, con sólo tres costillas. Me acerqué, quería constatar si<br />
esas vértebras pertenecían al cuerpo desmembrado.<br />
Era complejo entender dónde me encontraba. Súbitamente mis<br />
ojos volvieron a habitar mi cara, y me transformé en un ser<br />
maléfico. Revoloteé sobre cada recoveco, quise descubrir entre<br />
las tinieblas la complejidad de la historia plasmada en ese lienzo<br />
donde ahora estaba invisiblemente mi figura.<br />
Me elevé hasta donde una llovizna densa derretía trozos de<br />
nieve. Una nieve que no había advertido antes.<br />
Desnudas, las pocas hojas, entre los blancos y grises, resaltaban<br />
como anchos trazos de color negro, marcaban el destino fatídico<br />
de los integrantes de la obra sin firma e, inexorablemente, mi<br />
existencia recluida entre penumbras.Atrapada sin salida,<br />
escondida detrás de los personajes, aporté pinceladas de<br />
oscuridad a ese un mundo violento; intuí que quedaría ahí hasta<br />
el fin de mis días, conviviendo con los muertos.<br />
145
EN UN ABISMO<br />
Caigo…, desciendo hacia un abismo. Busco asirme a algo, y no<br />
encuentro nada.<br />
Mis manos resbalan como enjabonadas deslizándose bajo la<br />
intensa bruma de este pozo que me ahoga, me asfixia.<br />
Doy manotazos desesperados, y remolinos de viento golpean mi<br />
cuerpo contra densas paredes, húmedas, arcillosas que lastiman.<br />
Intento agarrarme de ellas, sin éxito.<br />
No existen pasamanos. Sigo girando sin sentido en un largo,<br />
extenso y sinuoso embudo que me absorbe.<br />
Trato de respirar, lentamente. Pero estoy sin fuerzas; a punto de<br />
perder el conocimiento. En la desesperación, vuelvo a intentar<br />
asirme de algún objeto.<br />
Quedo inmóvil.<br />
Mi cuerpo yace inerte en las profundidades de un suelo fangoso,<br />
que va cubriéndome.<br />
Frente a mí, aparece una puerta.<br />
No parece una salida. Son altas puertas de hierro, entrelazadas<br />
con cadenas que forman una cruz.<br />
El barro se va diluyendo. Despierto entre la bruma.<br />
Observo.<br />
¿Acaso alucino?<br />
Hay calaveras por todas partes. Calaveras incrustadas en los<br />
muros.<br />
Debo traspasar aquella puerta.<br />
146
Quedo de rodillas. Cavo con mis manos, voy tirando lodo a mi<br />
alrededor. Hallo algo, un vacío: un hueco.<br />
Extenuado, vuelvo a caer de boca contra el barro. Siento que me<br />
levantan, me depositan en una superficie limpia y clara.<br />
147
OSMAR BONDONI<br />
EL SAPUKAY<br />
a Francisco Madariaga<br />
in memoriam<br />
El mismo sol que en la orilla hizo brillar el hocico del toro y en<br />
los esteros el rojo del pico de las garzas y las gotas demoradas<br />
del rocío en las flores del irupé relampagueó en el filo del facón<br />
del otro cuando desenvainó. Él vio ese refucilo y tuvo que tirar a<br />
un lado la vaina de su arma con el tiempo justo para cuerpear y<br />
dar el salto atrás cuando el otro de salida lo quiso madrugar. Por<br />
eso le miró un reproche duro y sostenido que el otro aceptó<br />
porque bajó los ojos reconociendo la falta y así fue que<br />
empezaron a entenderse.<br />
Se saludaron, como en pésame, tocándose apenas el ala del<br />
sombrero, sin odio y sin desprecio.<br />
Habían llegado a caballo en la mañana, cada uno desde su<br />
rumbo, a esa confluencia del destino, unidos por la fatalidad que<br />
los dos asumieron con dolor, resignados a tener que pelear<br />
porque la perra vida con sus mudanzas mandó que no había<br />
lugar para los dos en este mundo. Así se dieron las cosas y había<br />
que apechugar. Bajo un cielo sin nubes, uno de los dos tenía que<br />
morir en ese día.<br />
148
Sin apuro, como para siempre, fueron envolviendo el poncho en<br />
la zurda, se ajustaron las alpargatas, palmearon a sus ariscos<br />
para aliviarlos de extrañeza, dejaron los sombreros en el mismo<br />
cardo, y ya en posición hicieron que se tocaran las puntas de sus<br />
armas como para bendecir, como para inaugurar la muerte.<br />
Retrocedieron dos pasos y empezaron, el arma baja, visteando<br />
primero. Tiempo. Finta, empuje y tiro, una y otra vez. Un<br />
puntazo que se esquiva, un amague que no engaña, embestida y<br />
quite, retroceso, jadeo, ataque y retirada. Y tiempo, más tiempo<br />
prestado por esa cruel jornada.<br />
Hasta que llegó una estocada del otro que él pudo parar aunque<br />
le dejó una huella, no muy ancha pero profunda, en el brazo de<br />
empuñar. Fue la primera sangre, que empezó a gotear sobre la<br />
tierra, lista siempre para recibir.<br />
Un asalto y otro y otro, el brazo firme, el poncho en vuelo, la<br />
mirada fija, resuelto el paso de avance o repliegue para<br />
sobrevivir.<br />
A medida que maduraba la mañana la acción iba revelando las<br />
mañas de uno y otro. En cada intento se adivinaban más, no se<br />
daban ventaja y cada vez resultaba más difícil llegar hasta la<br />
vida de enfrente. El cansancio ya asomaba por las gotas de<br />
sudor.<br />
Él resbaló en un momento, apenas, casi nada, pero el otro vio el<br />
resquicio y por ahí metió un golpe alto, veloz, astuto, como<br />
definitivo. Él pudo evitar el degüello con agónico agache, pero<br />
le quedó en la cara un recuerdo hondo de esa estocada y uno de<br />
los labios partido en dos. Escupió el dolor y la sorpresa, y un<br />
149
hilo de baba sanguinolenta quedó por un momento ligando su<br />
boca con los yuyos.<br />
Al otro también le llegó más tarde la hora de la sangre, porque<br />
para una puñalada que se venía asesina no le alcanzó la fuerza<br />
del ponchazo y sintió como un frío que se metía cerca del<br />
hombro hasta el hueso.<br />
Así siguieron, de ida y vuelta como habían empezado; heridas<br />
chicas dibujaban un mapa de cuajarones en los ropajes.<br />
Hasta que al fin con los ojos pidieron y se dieron resuello. Un<br />
respeto casi religioso los iba dominando. Él se puso en cuclillas<br />
sobre unos pastos secos y a<br />
corta distancia el otro se arrodilló resoplando, los dos<br />
hermanados por la sangre que parecía no querer dejar de abonar<br />
el estero.<br />
Fue entonces, en el tiempo tenso de esa última tregua, de esa<br />
última mirada, de esa última lágrima por los dos, cuando como<br />
venida de magia, enorme, bellísima, despaciosa, indiferente,<br />
apareció la mariposa. La atrajo la brillante mancha roja en los<br />
pastos, pero el olor de ese coágulo la espantó, voló hacia arriba<br />
y siguió bailando en el aire, bajó, dio un par de vueltas, tanteó<br />
desechando enseguida unas manzanillas silvestres y siguió su<br />
zigzagueo hacia el convite de las grandes flores que allá lejos<br />
flotaban en las aguas quietas.<br />
Ellos la siguieron en su vuelo y fue de esa manera que toparon<br />
la mirada con el toro negro guampudo que escarbaba su celo<br />
solitario con furia y desesperanza.<br />
Los dos se miraron y se volvieron a entender.<br />
—Tendrá que ser a lo toro.<br />
150
—Tendrá.<br />
Cuatro ojos turbios y una resolución. Dejaron los ponchos en el<br />
suelo, limpiaron la sangre de los aceros, arrancaron pajas y<br />
cardos como haciendo una cancha, lenta y concentradamente se<br />
hicieron la señal de la cruz y corrieron uno hacia el otro, los<br />
párpados entrecerrados y las armas firmes a media altura para la<br />
puñalada inapelable y ciega, para la cornada final.<br />
Él tuvo suerte. El acero que vino se enredó primero en los<br />
bordados gruesos de la corralera y entró por el costado del<br />
costillar, de manera que los huesos desviaron el arma, que siguió<br />
sin embargo penetrando hasta quedar clavada y quieta asomando<br />
la punta bajo el brazo cuando su dueño aflojó.<br />
Al otro lo llevó la desgracia. La hoja se le hundió libre en partes<br />
blandas y subió para alcanzarle la punta del corazón. Ya en el<br />
suelo, la vida le alcanzó para encoger las piernas, que después se<br />
fueron aflojando despacio, como buscándole paz. Estiró todavía<br />
dos patadas cortas contra un cardo joven que así también<br />
terminó sus días y se quedó del todo quieto.<br />
Él también cayó, y mordió el pasto para ahogar el dolor. El<br />
vahído, el resuello, el vómito, hasta que amainó todo y pudo<br />
levantarse.<br />
Alzó la vista al cielo, respiró hondo y miró a sus pies: el otro ya<br />
había dejado de boquear en ese catre postrero de pasto que bien<br />
hubiera podido ser el suyo, y una gota piadosa de sal corrió<br />
hacia la herida de su labio haciéndole sentir que estaba vivo.<br />
Agarró con las dos manos el cabo del facón del otro en un<br />
primer intento para desclavarlo, pero el dolor lo acobardó. No<br />
151
podía con el mareo, una y otra vez. Se hincó, apretó los dedos<br />
contra la empuñadura, respiró hondo y puso todo lo que le<br />
quedaba en un último envión.<br />
Cuando volvió del desmayo el facón estaba entero en su mano y<br />
la sangre bajo el brazo había dejado de manar.<br />
Hincado escuchó: un réquiem de pájaros y bichos se levantaba<br />
desde los lagunales.<br />
Sobre manchas tibias todavía se santiguó una vez más antes de<br />
levantarse.<br />
Tenía claro que nada había sido mérito de su cuerpo arisco o del<br />
legado peleador de sus ancestros, sabía que ni siquiera se había<br />
hecho justicia en ese desenlace que lo único que estaba<br />
enseñando era que al otro lo había señalado el dedo patrón de la<br />
presumida suerte que a él mismo durante todos sus años lo había<br />
estado esquivando y que ahora le alcanzaba la prebenda o el<br />
castigo de seguir viviendo esta vida que tendría en adelante la<br />
marca de una muerte, aparcera como la marca de su cara, como<br />
las que llevaba en el lomo de los latigazos cuando gurí.<br />
Se agachó como pudo a levantar la vaina que había quedado casi<br />
escondida en el remolino de yuyos pisoteados. Guardó el arma<br />
en la cintura.<br />
El caballo del otro pastaba cerca. Se le arrimó con cuidado,<br />
palmeándole primero el anca, le aflojó despacio la cincha y<br />
empujó el recado, que cayó en un ojo de agua para quedarse;<br />
acariciándole el cogote llegó hasta la orejera; manso el animal<br />
bajó la cabeza; le quitó el freno de un envión y cuando el animal<br />
se daba vuelta le pegó un riendazo en los cuartos.<br />
—Andá libre y llevate su alma.<br />
152
El caballo, como un viento, ganó el bañado, y el hombre,<br />
conmovido, lo miraba chicotear en los charcos levantando<br />
miríadas de gotas que se irisaban con el sol.<br />
Supo que no podría montar, que tendría que llevar de tiro a su<br />
ruano apurando para no llegar tarde al poblado para avisar.<br />
Agarró las riendas, se apoyó en el animal.<br />
Sus ojos tropezaron con el cadáver entre los matorrales, y así,<br />
recostado contra su caballo, sintiendo latir la vida del animal,<br />
empezó a tomar conciencia de que él también estaba vivo. Se<br />
sacó ropa, se estudió los agujeros y sintió otra vez la certeza de<br />
que estaba vivo, vivo con una vida que seguiría viviendo, y<br />
entonces algo empezó a formarse y a madurar en sus entrañas,<br />
algo fuerte que crecía y crecía, algo con todo lo que fue<br />
haciéndole la vida; algo con los abuelos poncho colorado<br />
repechando creencias a chuza y alarido; algo con la infancia<br />
dura en la estancia grande, poca escuela y mucha lonja antes de<br />
escaparse mayorcito y solo y para siempre peón; algo con el<br />
aliento de dos o tres consejos para seguir viviendo; con las<br />
tristezas largas y los mezquinos contentos; con los domingos de<br />
votaciones, reojo de caudillos y mano a la empuñadura; con sus<br />
primaveras para la esperanza y sus otoños para no olvidar; con<br />
los madrugones de caña y yerba y la escarcha aventando la<br />
soledad bajo las botas; con el recuerdo luminoso del redomón<br />
azulejo que sólo aquel maldito rayo pudo pialar; con el<br />
sombrero pajizo compañero, tantas veces manoseado en las<br />
amansaderas del jornal; con el amigo de los silencios<br />
compartidos, perdido para siempre en rodada traicionera; con los<br />
velorios del pago, rezo, lágrima y guitarra; con la querencia de<br />
153
las despedidas cortas y las ausencias largas; con el abrazo del<br />
monte, cobijo y sustento; con los petates queridos, cada uno un<br />
recuerdo; con aquella pollera floreada, delirio y tormento; con el<br />
destino de ser hombre cosquilleándole en el corazón tropero;<br />
con el cusco cimarrón amancebado camarada de tantas cacerías<br />
y que al cabo tuvo que ayudar a morir en una noche de pumas;<br />
con las promesas siempre cumplidas en la Itatí de los anhelos<br />
flacos; con las noches de arreo, la garúa fría sobre el poncho<br />
empapado y el ánima más cerca de las bestias que del patrón;<br />
con la contagiosa impaciencia coscojera del pingo dominguero;<br />
con el vino compinche, sueños y olvido; con el clavel ofrecido<br />
en dos trenzas negras para poder vivir; con la sombra madre de<br />
los parrales para aligerar dolores con acordeona y ginebra; con<br />
el amor a la intemperie, bicherío y azahares; con el orgullo<br />
modesto de haber sido siempre libre, peonando a saltos para no<br />
venderse; algo con todo eso, con toda esa vida vivida que iba a<br />
seguir viva se fue formando en sus entrañas, subió en catarata<br />
hasta la garganta y en grito originario de sangre y de historia y<br />
de esperanza inmortal se levantó hacia el cielo testigo resonando<br />
en los profundos esteros, y el toro levantó la cabeza y las garzas<br />
volaron y se estremecieron las flores del irupé.<br />
Este trabajo, “El Sapukay”, fue premiado en el “Concurso<br />
Nacional de Cuentos 50º Aniversario Fondo Nacional de las<br />
Artes – año 2008”. Jurado: Griselda Gambaro, Silvia<br />
Iparraguirre, Luis Gusman. Integró la antología que editó el<br />
Fondo con los diez cuentos premiados.<br />
154
JUAN CARLOS VECCHI<br />
“AUNQUE VOS LO CREAS, NO ES CIERTO.”<br />
A Ripley, sin Replay...<br />
"A fin de cuentas, todo es un chiste."<br />
(Charles Chaplin.)<br />
EL ECLIPSE SOLAR DE SOFÍA<br />
Durante el eclipse solar del 21 de mayo de 1856, en Sofía,<br />
Bulgaria, las gallinas evacuaron huevos fritos.<br />
Caminaron también las patas aquel día en aquel fantástico<br />
gallinero, las cuales no se dejaron deslumbrar por la absurda<br />
celebración digestiva de las gallinas y al rato expulsaron dos<br />
talones de Aquiles por pata.<br />
Llegó la medianoche de aquella inusual jornada y las gansas,<br />
siempre gansas, seguían aplaudiendo a rabiar a las gallinas y a<br />
las patas.<br />
MEMET UMUT<br />
Durante el maratón París –Trípoli – Oslo – Rosario - Olavarrìa -<br />
Helsinki - La Paz - Damasco y la meta final en el cementerio de<br />
Madrid realizado entre el 16 de noviembre de 1957 y el 21 de<br />
mayo de 1962, el turco Memet Umut corrió la totalidad de la<br />
interminable y agotadora competencia de espaldas a causa de<br />
sus benditos y sufridos callos en ambos talones.<br />
155
Arribó a la meta final tosiendo como un mono fumador en la<br />
posición 1.526° y que nadie se ría considerando que se anotaron<br />
ciento cincuenta mil competidores; sin embargo, poco le<br />
duraron los festejos ya que fue demandado en las semanas<br />
siguientes por ciento cuarenta y ocho mil cuatrocientos setenta y<br />
cuatro de los participantes por moretones violetas en los talones<br />
y fracturas traicioneras en los omóplatos de las espaldas<br />
sorprendidas (el turco enajenado iba dando talonazos y codazos<br />
a trochi mochi).<br />
También este inusual y absurdo deportista fue descalificado<br />
cuando un video de seguimiento mostró a los jueces del maratón<br />
que Umut mientras corría y superaba a cada competidor (de<br />
hecho, fue capaz de superar a ciento cuarenta y ocho mil<br />
cuatrocientos setenta y cuatro participantes), con la máxima<br />
dulzura que un turco podría ostentar, les arrojaba besos de pico,<br />
un gesto sensible y hasta podría decirse mimosamente necesario<br />
para esta humanidad de odio, guerras y tanta cosa mala, pero su<br />
inusual comportamiento fue malinterpretado por los jueces en<br />
esta ocasión al catalogarlo como un inmaduro y chabacano<br />
recurso de distracción.<br />
156
GENIA Y FIGURA HASTA LA SEPULTURA<br />
Se sufría el sol del mediodía y el verano tenía olor a pollo<br />
olvidado en el horno.<br />
La sombra tambaleante se desprendió del hombre y siguió<br />
caminando hacia adelante, indiferente al asombro de los<br />
transeúntes; a medida que se alejaba del ancho y transpirado<br />
cuerpo, perdía oscuridad y ganaba colores por aquel hombre<br />
nunca vistos.<br />
—¡Dale, che! ¡Apurate que tengo mucha sed! —gritó el hombre,<br />
pero la sombra mantuvo su paso lento, lento y zigzagueante—<br />
¡Y decile a Betsabè que la anote, eh! ¡Decile que mañana tengo<br />
una changuita temprano y vos venís después Solita a pagarle<br />
todo lo que le debo a la hora de la siesta!<br />
El hombre siguió a la sombra con su mirada de pasa de uva<br />
hasta que ella traspasó la acostumbrada puerta de la cantina;<br />
recién entonces ancló su pesado cuerpo al oportuno banco de la<br />
plaza.<br />
Desparramado en su eterna sed quedó el hombre, experimentado<br />
catador de la piedad humana; esperando el regreso de su sombra<br />
y otra copa de vino.<br />
157
JOSÉ MUCHNIK<br />
FANTÁSTICAS GOMALACAS<br />
La rubia, la negra y la blanca, aunque la rubia no era tan rubia,<br />
ni la negra tan negra, ni la blanca tan blanca, ni debería<br />
escribirse todo junto, sino con un guión en el medio, pero yo la<br />
conocí así, palabra mágica sin costuras. “Viene de la India”, me<br />
decía mi viejo mientras abría los cubos de madera terciada que<br />
encerraban 100 libras de reflejos y lustres ilusorios.<br />
Una vez abiertos, hundía mis brazos entre las preciadas escamas<br />
haciendo crujir unos puñados. De las tres gomalacas, la blanca<br />
era la menos atractiva, no se presentaba en ambarinas<br />
transparencias, ella venía en panes compactos de cuatro o cinco<br />
kilos, como bloque de yeso satinado. ¿Por qué era mi<br />
preferida? a que no adivinan…<br />
Les doy tres posibilidades… ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡Qué<br />
degenerado!, eso no piensa un niño de ocho años. ¿Vos qué<br />
decís? No, tampoco era posible, la gomalaca blanca es muy<br />
dura, no maleable como masilla, eso lo contaré en otra viñeta…<br />
¿Se dan por vencidos? La prefería por el lago. No, no estoy<br />
jodiendo, era mi lago. Algunos nacieron al pie de los Andes, de<br />
los Alpes o del Kilimanjaro, yo nací en el fondo de la ferretería,<br />
ya les dije, Boedo 1561. Ahí, como todos los niños inventé mis<br />
mundos. Había un pequeño patio, en el patio una barrica<br />
panzona de madera y en el fondo de la barrica los panes de<br />
158
gomalaca blanca. Mi lago era ése, el espejo de agua contenido<br />
entre los bordes de la barrica, ahí permanecía horas<br />
contemplando las minúsculas criaturas que nadaban en la<br />
superficie. Más tarde Darwin con sus teorías evolucionistas me<br />
desilusionó, yo creía entonces que las minúsculas criaturas<br />
eran fruto de la copulación divina entre lluvia y gomalaca<br />
blanca.<br />
Sabias raíces del lenguaje, barrica–barricada protegiéndome de<br />
razones y dogmas adultos, barrica–barrilete en la que volaba<br />
hacia retazos de cielo reflejados en mi lago. Una precisión: no<br />
confundir nostalgia con historia aunque vengan mezcladas.<br />
Estoy contando el devenir de las cosas, de las pequeñas cosas<br />
cotidianas que animan nuestro mundo. Ya comenzó el tercer<br />
milenio con su gama prolífi ca de barnices y lacas sintéticas,<br />
quedaron pocos artesanos que saben darle a la muñeca, ¡por<br />
favor amigo no confunda!, pajeros hay más que nunca, no<br />
escasean, hablo de otra artesanía, hablo del lustre a muñeca, hoy<br />
se ha vuelto un lujo. Por supuesto que me acuerdo, disuelvan la<br />
gomalaca (rubia, negra o blanca) en alcohol (96°), embeban con<br />
esta solución un trapo de<br />
franela abosorbente, envuelvan este trapo en un lienzo fi no de<br />
algodón o lino, comiencen a darle y aprendan como hay que<br />
aprender, repitiendo ensayos y errores. Así me enseñó Don<br />
Francesco; él venía todas las semanas a comprar su kilito de<br />
gomalaca rubia dando lustre a las máquinas de coser que<br />
reparaba dejándolas como nuevas para que las agujas sigan<br />
bailando y tejiendo abrigos, remendando y remontando las<br />
ilusiones del barrio.<br />
159
Don Francesco me enseñó el lustre y el italiano. Yo pensaba que<br />
él hablaba español, así fui aprendiendo, sin darme cuenta.<br />
Queridos lectores, si se les queda pegado el trapo no me hago<br />
responsable, pero no duden en escribirme. No sé si aprenderán<br />
el lustre a muñeca pero les contaré otras historias patinadas por<br />
el tiempo que tal vez resaltar puedan las vetas de la memoria.<br />
160
SONIA SAAVEDRA<br />
RODEADA DE NIEVE<br />
Con la mirada perdida en ese horizonte blanco, a través del<br />
ventanal, siento un estremecimiento en mi espalda. Percibo en<br />
mi olfato el olor a pinos.<br />
El fuego arde alegre en el hogar de piedras, cada tanto,<br />
chispazos que hacen más cálido el ambiente.<br />
La piel de oso frente al gran sofá, me tienta, quisiera<br />
abandonarme a ese calor y dejarme caer con un libro de la muy<br />
granada<br />
Biblioteca, que guarda una aroma especial a libros antiguos.<br />
El sol se está ocultando rápidamente, ahora mi mirada es hacia<br />
el gran bosque que me rodea, no se divisan las espinas de los<br />
pinos y otros árboles, todo es blanco dorado por el sol que cae.<br />
Se que el que me acecha, se encuentra vigilante y ante la mas<br />
mínima distracción de mi parte, atacara.<br />
Estoy abastecida de víveres por lo menos para tres meses más,<br />
igual el granero esta hasta el tope de leña, espero cada día , que<br />
el helicóptero sanitario que tras un prolongado silencio, suele<br />
venir para anoticiarse de alguna desgracia , venga por acá.<br />
Recuerdo el día de mi última salida al bosque, recién comenzaba<br />
a nevar, suave, fría. Quise sacar algunas moras que quedaban en<br />
las zarzas, para hacer mermelada. Sentía en mi paladar el gusto a<br />
161
moras, con su perfume característico. Me aleje bastante de la<br />
cabaña, acompañada de Catriel, mi perro ovejero.<br />
El saltaba alegremente, hundiéndose en la suave nieve siguiendo<br />
unas liebres, cuando escuchamos los disparos, Catriel gruñía<br />
ferozmente y corrí hacia la cabaña, alentándolo a que me<br />
siguiera, seguro algún cazador furtivo,, era el autor de los<br />
disparos.<br />
Llegue rápido a la entrada de la cabaña, no volví a ver a Catriel,<br />
a pesar de mis llamados desesperados, encontré sonando a todo<br />
volumen Silencio de Beethoven en el grabador, todavía no me<br />
explico cómo pudo encenderse y si fui yo, porque no me<br />
acuerdo. Esa noche casi no dormí.<br />
A la mañana siguiente, armada con la vieja escopeta de mi<br />
padre, salí a tratar de encontrarlo, toda búsqueda fue inútil, ya<br />
han pasado veinte días. Cada tanto, disparos resuenan en el<br />
bosque, mi congoja no tiene fin, pienso en Catriel capas herido<br />
muerto de frio, sollozos me estremecen, sin perder todavía la<br />
esperanza.<br />
No entiendo la tardanza del helicóptero, ni la desaparición de<br />
Catriel, me encuentro totalmente aislada porque, la noche<br />
anterior de la desaparición de mi perro, el viento huracanado<br />
voló quien sabe dónde mi antena de internet.<br />
Cada vez me convenzo más de mi error y porfía, por venir a<br />
pasar el invierno en la cabaña de mi padre, donde me siento<br />
como en un nido acogedor, pero me parecía que la idea era<br />
maravillosa para escribir mí nuevo libro.<br />
162
Justamente el tema es sobre un perro que desaparece en la nada<br />
y la protagonista, al encontrar un cuerpo semienterrado en la<br />
nieve, hace las mil y una para encontrar al asesino.<br />
Me estremezco, estoy viviendo esto…solo tengo que encontrar<br />
el cuerpo y estaré escribiendo mi realidad.<br />
Me alejo del ventanal y pongo un nuevo cd en el grabador. Es de<br />
música electrónica, quiero que las malas ideas se alejen de mi<br />
mente.<br />
Pero se ve que no estoy bien, lo que está sonando es un tango,<br />
de los que tenía papa.<br />
He sentido un ruido en el dormitorio de mi padre, pero estoy<br />
sola, recuerdo , hoy es aniversario de su muerte, que está<br />
pasando acá?.<br />
Lo más despacio que puedo me acerco y abro la puerta, la luz<br />
está encendida y el placar abierto, medio caído en el piso de<br />
madera, un vestido rojo, de quién?.. y lo peor justo donde<br />
encontramos a mi padre muerto , que el médico legista dijo<br />
había sido un infarto.. lo tomo entre mis manos, es un vestido<br />
muy fino, algo me sucede , siento que todo me da vueltas.<br />
No sé cuánto estuve, inconsciente, solo recuerdo lo que me<br />
parece un sueño, me veía yendo a una gruta cercana, donde en<br />
mi niñez solía jugar con mis primos.<br />
Algo encontré ahí ..y después la nada…me levanto , dejo todo<br />
como encontré, me voy al salón y me recuesto en el sofá tapada<br />
con una manta, tratare de esperar el nuevo día para investigar…<br />
163
El grabador sigue sonando suave, melodías que escuchaba<br />
cuando niña, como si supiera que me quiero dormir.<br />
Alguien mira desde lejos la cabaña, iluminada, con humo<br />
saliendo desde su chimenea, hasta acá le llega el aroma de leña<br />
que se consume, le parece un nido acogedor, en medio de todo<br />
ese bosque nevado<br />
164
OSCAR VICENTE CONDE<br />
JOAQUÍN<br />
(Basado en un hecho real)<br />
Pocos recuerdos tengo de mi niñez. Creo que esto suele<br />
sucederles a todas las personas. Pero siempre por algún motivo,<br />
desconocido o no, un hecho se abrirá paso en nuestra mente para<br />
tomar actualidad.<br />
Hoy, observando las fotos de la infancia recuerdo mis primeras<br />
vacaciones en Córdoba en la casa del abuelo Vicente. Yo tendría<br />
entre siete y ocho años, quizá nueve. Luego de un tedioso viaje<br />
llegamos a la antigua vivienda. Era hermosa y con un gran<br />
parque en el fondo con muchos árboles y plantas con flores.<br />
Mientras los mayores tomaban mate a la sombra de un frondoso<br />
arbusto, que no recuerdo su nombre, yo me entretenía corriendo<br />
tras las mariposas para atrapar alguna. Había cientos y de<br />
hermosos y vivaces colores. No recuerdo haber visto tantas en<br />
ningún otro lugar. Como si ya no existieran.<br />
Una tarde, ensimismado con mi cacería, escuché un sonido<br />
gutural y tétrico. Me detuve para orientarme de donde procedía.<br />
Llegaba del terreno contiguo. Me acerqué al alambrado que<br />
estaba cubierto por una enredadera. Separé hojas y ramas para<br />
espiar. Entonces vi a un niño sentado en un carro de madera y<br />
bajo el sol. Se reía sin parar y muy estúpidamente. Tenía sus<br />
brazos retorcidos como alambres y los movía como banderines.<br />
165
Un hilo de saliva caía sobre sus faldas. Sus ojos desorbitados se<br />
movían sin control. Asustado me alejé. Corrí hacia mi abuelo y<br />
le pregunté:<br />
-¿Quién es el niño de al lado?<br />
-Se llama Joaquín y está muy enfermo. Pobrecito, siempre lo<br />
dejan al sol. Dios debería hacer justicia.<br />
Continué acercándome al alambrado para observar al niño. Me<br />
daba mucha pena. Lo veía tan mal, solo y desamparado.<br />
-Y en ese feo carro y al sol. Dios debería hacer justicia -repetí<br />
como los adultos.<br />
Un día, faltando pocas horas para que volviéramos a Buenos<br />
Aires, me trepé por el cerco y me acerqué a Joaquín. Estuve<br />
frente a él, pero parecía no darse cuenta. Se reía tontamente y<br />
gesticulaba sin detenerse.<br />
- ¿Querés dar una vuelta? -le pregunté.<br />
Hizo un gesto que no entendí si era sí o no. Sin pensarlo mucho,<br />
tomé el carro y comencé a empujar. Ahora Joaquín se reía y se<br />
movía más fuerte. Parecía que le gustaba. Entonces comencé a<br />
moverlo más y más rápido. El ruido de las vetustas ruedas del<br />
carro tapaba la risa del niño. Comencé a correr más velozmente<br />
hasta que tropezamos con una piedra. Me caí volcando el carro<br />
que dio varios tumbos hasta que se detuvo. Joaquín quedó<br />
debajo.<br />
Me acerqué lentamente. Di vuelta el carromato y noté que el<br />
pequeño estaba silencioso y quieto. Lo acomodé en su lugar de<br />
siempre, bajo el sol. Esa noche partimos hacia Buenos Aires.<br />
Un mes después escuché hablar a mis padres en la cocina.<br />
Mamá decía:<br />
166
-Escribió mi padre, está muy bien. Entre otras cosas me dice que<br />
la noche que nos volvimos murió el pobre Joaquín, ¡Todas las<br />
tardes al sol, Dios hizo justicia!<br />
Recuerdo que me enojé mucho, porque Dios me usó para su<br />
justicia.<br />
167
MARIA RODRÍGUEZ<br />
EL PÁJARO<br />
Los jueves, en casa de Laura, organizábamos un taller de lectura<br />
que remataba con comentarios sobre el texto. Para aquella tarde<br />
habíamos concertado leer alguno de los cuentos de Di<br />
Benedetto, pero, Laura tenía un compromiso de último momento<br />
y postergaba el encuentro. Decidimos llevarlo a cabo en un<br />
barcito de Boedo, a pasos del subte para comodidad de todos.<br />
La tarde cerraba con garúa y ese aire húmedo que despeina<br />
recuerdos, días en que nadie puede, detrás de cristales de niebla,<br />
escaparle al gesto de entrecerrar los ojos, como queriendo mirar<br />
hacia adentro.<br />
Al entrar, el café desguazaba las voces propias que tienen los<br />
bares porteños. Mal que le pese a muchos, en esta ciudad que el<br />
escritor mendocino minimizó por orgullo provinciano y donde el<br />
destino impuso que falleciera, los bares invitan a internarse en la<br />
bohemia solitaria que manda leer un libro sobre una mesa que,<br />
siempre, tiene una pata más corta para desacompasar la inercia<br />
del pensamiento.<br />
Alfredo ya estaba sentado a la mesita del rincón. Al verme, hizo<br />
una seña, un ademán acompañado de disimulado pudor.<br />
Enseguida, llegaron Pilar y Román. O Román y Pilar, porque no<br />
parecen habituarse a ser ellos mismos sin la sombra del otro,<br />
pegados como un género reversible.<br />
168
—¿Qué tal, vos más vos?— les dijo Alfredo; ellos,<br />
acostumbrados a sus bromas ni le contestaron.<br />
Cuando el mozo traía cuatro pocillos de café, entró Juan.<br />
Resulta imprescindible que el mozo disponga los pocillos en la<br />
bandeja para que Juan llegue, hemos hecho la prueba. Como<br />
siempre, cruzó el salón, apurado, sin aliento, dejó el libro sobre<br />
la mesa y se quitó la campera.<br />
—Hermosa sonrisa —dijo Pilar, mirando la tapa. Acercó la<br />
mano y pasó los dedos sobre la foto en blanco y negro. Los ojos<br />
oscuros, la barba canosa, la boina.<br />
—Media sonrisa —rectificó Juan. Ella hizo un mohín incómodo.<br />
—Dejate de corregir. Te creés el más avispado —lo atacó<br />
Román.<br />
—Ya salió el “salva novia” —lo retó Juan impostando la voz.<br />
—Debíamos haberlo leído mucho antes —sentenció Alfredo.<br />
Ninguna novedad, Alfredo siempre opina que vamos con<br />
retardo, como si él aportara innovaciones.<br />
—Yo lo leí, y vos también —le apuntó Juan que tiene la<br />
memoria detenida en aquella época de Filosofía y Letras .—<br />
Acordate, hicimos una monografía con el flaquito Ayala, el que<br />
tuvo que rajarse.<br />
Juan es un ensayista talentoso, tiene la milagrosa suerte de vivir<br />
de la literatura. Su léxico es agudo, tanto, que acierta cabalmente<br />
al describir las acciones y los tiempos porque Ayala, en verdad,<br />
se fue rajando. La imagen del amigo, su destierro, la tortura, el<br />
infortunio de la pérdida, nos llevó otra vez al escritor exiliado.<br />
Pilar tomó el volumen y lo abrió al azar, “Mariposas de Koch”<br />
leyó con su voz menuda, de chica rubia.<br />
169
—Empiezo —dijo alargando la última letra para que pareciera<br />
una pregunta. Pilar logra sutilmente que un mandato, una<br />
aseveración, aparenten ser subordinada pregunta.<br />
Dicen que escupo sangre, y que pronto moriré. ¡No! ¡No! Son<br />
mariposas, mariposas rojas. Veréis. Yo veía a mi burro mascar<br />
margaritas y se me antojaba que esa placidez de vida, esa<br />
serenidad de espíritu que le rebasaba los ojos era obra de las<br />
cándidas flores. Un día quise comer, como él, una margarita.<br />
Tendí la mano y en ese momento …—Servime agua —le pidió<br />
a Román, y siguió con la lectura.<br />
El cuento fue cerrando un nudo cada vez más apretado. No pude<br />
escapar a la imagen del protagonista, su aliento húmedo,<br />
repugnante. El olor que despedía su pelo, la ropa. Alfredo<br />
sacudió una pelusita del suéter, me pareció que lo hacía con<br />
asco, un gesto que tapa otro, pensé mientras la motita verde se<br />
balanceaba hasta caer.<br />
—… ciegas, las pobrecitas. Punto final —dijo Pilar. Reclinó los<br />
hombros sobre el respaldo de la silla. Juan se quitó los anteojos<br />
y volvió a ponérselos.<br />
Callados, se me ocurre ahora que debimos pensar lo mismo,<br />
pensamos en aquella mancha roja, pegajosa, que latía en el<br />
suelo, aún tibia. Recordé la voz de mi padre diciendo que la<br />
guerra era una escupida sepia que volvía sepia a la gente, los<br />
árboles, la lluvia, el aire. Al fin, siempre se recuerdan las cosas<br />
por un color, afirmaba.<br />
—Léelo otra vez, Pilar —pidió Juan. Noté que Román se<br />
estremecía. Pilar volvió sobre las palabras, esta vez su acento<br />
tembló dos o tres veces y tropezó en la palabra escupitajos.<br />
170
Así es como han empezado a aparecer estas mariposas teñidas<br />
en lo hondo de mi corazón, que vosotros, equivocadamente,<br />
llamáis escupitajos de sangre. Como véis, no lo son, siendo,<br />
puramente, leía Pilar, la cara sombreada por la luz de una tulipa<br />
de pared. Cuando llegó al final, cerró el libro.<br />
—Pobrecitas …, pobrecitas las mariposas. ¿Te das cuenta? —<br />
dijo Juan y me miró —Está obligándonos a sentir lástima por<br />
ellas.<br />
—O quiere desviar la lástima —dijo Román —, que ignoremos<br />
la proximidad de la muerte, y distrae su propio cuerpo del<br />
estertor, la respiración raída, de esa punzada a traición. Quiere<br />
que no sepamos del zumbido en los oídos que detona en la<br />
almohada cuando, boca arriba, somos un único ojo que mira el<br />
cielorraso. Y lo trágico, más que la muerte, la necesidad de<br />
inventar mariposas, de volverse loco para morir sin aparentarlo<br />
ante la mirada escrutadora, morbosa de los otros.<br />
—Dejate de ver visiones, cortó Alfredo —. Acá la cosa es que el<br />
tipo está loco, ¿entendés?, loco total y se pianta creyendo que<br />
sus escupidas son mariposas.<br />
—Se las come, igual que se come las flores —dijo Pilar, como si<br />
lo que había leído estuviera todavía en su boca como un bocado<br />
sin tragar. Noté que el mentón le temblaba y los labios se<br />
contraían como si reprimiera un reflujo. Román le acarició la<br />
nuca, luego apoyó la mano sobre la de ella.<br />
En la vereda, las luces de neón afilaban los cuerpos. Al llegar a<br />
la esquina nos despedimos. Pilar y Román bajaron las escaleras<br />
del subte. Juan y yo esperamos a que Alfredo sacara el auto del<br />
171
garaje. Lo vimos doblar en la primera calle, seguimos<br />
caminando juntos hasta la esquina de Chile.<br />
—Nos hablamos —dije, y él repitió lo mismo, o algo parecido,<br />
no sé.<br />
El jueves siguiente nos reunimos en casa de Laura, leímos un<br />
cuento de Marosa Di Giorgio, seguimos la rutina, nos<br />
despedidos de la misma manera que siempre. Finalizado el<br />
invierno tuve un viaje de trabajo y abandoné el taller hasta el<br />
regreso de las vacaciones. Cada tanto hablaba con Juan, sabía<br />
que Alfredo había logrado una beca, y que Pilar y Román<br />
rentaban una chacrita. Tuvo que llegar abril para encontrarnos<br />
nuevamente.<br />
—Cambiaste las cortinas Laura, qué lindas —dije cuando entré.<br />
Juan se levantó a saludarme.<br />
—Llegaste temprano… Así me gusta, que empieces el año con<br />
buena letra. Él hizo un ademán pícaro —.Siempre el mismo<br />
payaso —me reí y me senté junto a Laura.<br />
Sonó el portero eléctrico, Alfredo avisaba que alguien le había<br />
abierto, quizá el encargado, y subía directamente. Saludó<br />
amable, pero lo noté esquivo. Los chistes que siempre hacíamos<br />
al encontrarnos no tuvieron respuesta, se ubicó de costado, cerca<br />
de la cabecera de la mesa.<br />
—Tengo que contarles algo —dijo—, murió Román. Me llamó<br />
el hermano hace unas semanas. En enero tuvo un ataque,<br />
finalmente se complicó.<br />
No sabíamos que Román estaba enfermo, ninguno de nosotros<br />
lo hubiese imaginado; en las reuniones del taller, se mostraba<br />
172
sereno, afable, siempre pendiente de Pilar y Pilar de él. Los dos,<br />
dentro de un mundo que los demás apenas percibíamos.<br />
Pasado un momento, Laura encendió una lámpara, la luz dividió<br />
la habitación en dos, aproximé la silla a la izquierda donde podía<br />
ver mejor las letras del texto. A la hora, coincidimos en irnos; en<br />
el ascensor, no dijimos palabra.<br />
Seguimos asistiendo al taller, generalmente leía yo, o Laura,<br />
pero no era lo mismo, la voz de Pilar tenía un color especial. A<br />
la salida, varias veces me prometí, “es la última vez, no vuelvo<br />
más”, pero, llegaba el jueves y volvía.<br />
Así pasaron los meses, diciembre iba promediando y era hora de<br />
despedirnos hasta el año próximo. Las Fiestas alborotaban las<br />
calles, los comercios. Supuse que un libro era un buen regalo<br />
para despedir el año en el taller; sabía el gusto de cada uno, no<br />
podía equivocarme al elegir. Aproveché el tiempo libre del<br />
almuerzo y me llegué hasta la librería.<br />
Había elegido una novela para Juan y un poemario para Alfredo,<br />
faltaba encontrar algún libro de Huidobro, el preferido de Laura.<br />
Iba recorriendo los anaqueles, cuando la vi. Estaba de espaldas,<br />
pero reconocí el pelo rubio, los hombros delgados.<br />
No me acerco, pensé, quizá hasta se moleste si la saludo, pero<br />
en ese momento giró hacia el costado y quedamos enfrentadas.<br />
Al verme, se acercó con naturalidad; yo tenía entre las manos<br />
los libros y la cartera, entonces ella, rodeándome, me abrazó<br />
levemente.<br />
—Si estás comprando te espero —dijo.<br />
—Tengo que pagar —contesté y tomé, del estante más cercano,<br />
un libro al azar. En la caja pagué, recogí las bolsas transparentes<br />
173
con los libros. Salimos hacia la calle; unos adornos plásticos<br />
colgaban de los cables del alumbrado.<br />
—Quería decirte…—se interrumpió como si se arrepintiera de<br />
una confidencia —.Estaba enferma cuando empecé el taller, una<br />
molestia me había llevado al médico. Agazapado, el mal ya se<br />
extendía por mi cuerpo. Al conocer a Román no quise decírselo,<br />
más tarde, no pude ocultarlo. Al principio supusimos que era<br />
una equivocación, confusiones, errores en los estudios. Luego,<br />
no quedaron dudas.<br />
La mirada de Pilar se me antojó clavada en imágenes que no<br />
podía describir.<br />
—¿Cómo puede ser que sea más alto, más ancho que mi propio<br />
cuerpo?, le preguntaba mirándome al espejo. Creo que fueron<br />
esas palabras las que lo tentaron a sentirse tan enfermo como yo.<br />
Quise encontrar alguna de esas frases que, creemos, pueden<br />
servir para volver sereno un dolor salvaje. No se me ocurrió<br />
ninguna.<br />
—Siento picotazos por dentro, le dije una noche en la que el<br />
dolor me doblaba, replegándome sobre el vientre. Es el pájaro,<br />
afirmó, pero te beso y me lo trago. ¿Viste qué fácil? Ya no te<br />
volverá a despellejar. Y me besaba, una y otra vez, hasta que el<br />
dolor iba desapareciendo. Con el tratamiento, fui recuperando el<br />
ánimo, me sentía más fuerte. Él, sin embargo, apenas…<br />
—Dejalo, Pilar, mejor no volver atrás —la detuve.<br />
—Ya es atrás.<br />
Bajó la cara, el flequillo rubio, liso, le ocultó los ojos.<br />
—Hace unos meses tuvo un ataque, se descompensó, lo<br />
internaron. En la misma noche se agravó. Siempre suponemos<br />
174
que aquello que no tiene explicación le pasa a los demás, para<br />
nosotros el destino jamás es inexplicable —dijo Pilar.<br />
—Es tarde, mejor te acompaño —sugerí.<br />
Caminamos hasta la avenida. Detuvo un taxi, nos apuramos a<br />
abrazarnos. Antes de subir al auto, un estertor le movió el pecho.<br />
Tosió, con la lengua limpió el hilo traslúcido sobre los labios.<br />
Me miró como si una neblina nos separara.<br />
—El pájaro—me dijo en el mismo tono que le era propio —.<br />
Qué haré para que vuelva.<br />
175
PERÚ<br />
CARLOS E SALDIVAR<br />
DÍA DE EXCLUSIÓN<br />
El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español, por tal<br />
motivo yo no entendía qué me estaba diciendo. Las calles de<br />
Lima suelen estar repletas por esta época de turistas venidos de<br />
todas partes del mundo. Este hombre claramente era un viajante<br />
que había llegado al país con el interés de conocer algunas<br />
ciudades importantes y, en este momento específico, deseaba<br />
trasladarse de un punto a otro. El problema es que yo no le<br />
comprendía.<br />
No aparentaba más de cuarenta años, no llevaba equipaje y su<br />
ropa era bastante formal; su aspecto me hacía suponer su<br />
nacionalidad, aunque no estaba muy seguro. Le indiqué que<br />
consultara con un guardia municipal o con un policía, mas no<br />
lograba hacerme entender; hice un movimiento negativo con el<br />
dedo, pero no se iba, al contrario, insistía más en hablar<br />
conmigo. Caminé hacia un restaurante al aire libre, desde allí era<br />
posible escrutar las calles y a las personas que pasaban. Me<br />
senté a una mesa y pedí dos refrescos de naranja, el sujeto se<br />
176
sentó a mi lado, tenía un hosco semblante, y continuó hablando<br />
por largo rato. Los clientes nos observaban con curiosidad.<br />
De pronto señaló hacia el cielo.<br />
Yo seguía sin comprender a qué se debía su perorata. Cuando<br />
elevé la mirada, atisbé unas formas verdes que revoloteaban<br />
muy arriba. Saqué mis gafas del maletín, me puse de pie, miré.<br />
Me sorprendió lo que veía: eran personas aladas. No dije una<br />
palabra al respecto.<br />
El extraño personaje vertió el jugo en el piso y mostró un gesto<br />
enfurecido. Acto seguido se encaminó fuera del establecimiento,<br />
se ubicó a varios metros de allí, le salieron dos enormes alas<br />
blancas que cubrieron su espalda y resplandecieron sobre su<br />
traje verde.<br />
Y emprendió vuelo.<br />
Comprendí qué era lo que intentaba decirme.<br />
Llamé por mi teléfono celular a mi jefe y le expliqué la<br />
situación, además le brindé mi punto de vista personal acerca<br />
del caso. Me dijo que se encargaría de todo, y colgó. Acto<br />
seguido pedí otros dos vasos de jugo y un sándwich de pollo.<br />
Me había dado hambre.<br />
En solo tres minutos aparecieron los uniformados de traje<br />
rojiblanco y apuntaron hacia el cielo sus rifles de largo alcance.<br />
Dispararon. Crearon algo de caos entre el gentío, pero valdría la<br />
pena hacer que la ley se respetase. Por supuesto, los cuerpos<br />
alados podrían caer encima de algún transeúnte desprevenido y<br />
aplastarlo, empero, se trataba de un nimio daño colateral.<br />
La seguridad nacional era lo primero. Una cosa era que viniesen<br />
al Perú turistas surgidos de los lugares más extravagantes del<br />
177
globo; sin embargo, con otro tipo de «visitantes» la legislación<br />
indicaba: «aniquilar primero y preguntar después».<br />
Lo curioso era que el sujeto de verde me hubiese reconocido. He<br />
de estar preparado en el futuro, llevar conmigo mi propia arma,<br />
y solicitar un permiso de exterminio, a fin de matar al<br />
impertinente ni bien lo vea, para que no me arruine el desayuno,<br />
o peor: un almuerzo o cena. Tal vez estas criaturas están<br />
conectadas de alguna manera, mental o espiritual, quizá sienten<br />
y perciben lo que el otro.<br />
Pocos saben que fui yo quien descubrió hace un mes a Dios,<br />
paseando ilegalmente en nuestra ciudad, y que fui yo quien<br />
avisó a la Oficina de Anti Migración. Lo mataron con un balazo<br />
en el cabeza.<br />
Por suerte, estos seres son dóciles, es fácil acabar con ellos, pero<br />
¿por cuánto tiempo podremos actuar con tal firmeza?<br />
No importa, tenemos al sistema legal de nuestro lado. Los que<br />
arriban de otros lares deben adaptarse a las normas peruanas.<br />
Desde luego, han de hacerlo aunque les cueste la vida. Eso<br />
implica que no se acerquen por aquí. Ya tenemos suficiente con<br />
que la gente crea en y profese lo que le venga en gana como<br />
para que su fe se materialice en entidades vivas que no tienen<br />
permiso de aparecer en nuestra nación. No obstante, mi jefe dijo<br />
que si estos pacíficos (yo creo que tontos) seres caen por aquí de<br />
vez en cuando, no tardarán en llegar otros, no de arriba, sino de<br />
abajo, y esos sí que serán belicosos. Lo bueno es que estamos<br />
prevenidos, contamos con el armamento apropiado. Nadie entra<br />
al país sin autorización.<br />
178
Nunca estuve de acuerdo con que recibiéramos extranjeros con<br />
los brazos abiertos, pero el turismo es un buen negocio: si gastan<br />
en el país, todo bien. En cambio, aquellos que no saben lo que es<br />
el dinero solo merecen estar en un sitio: el Más Allá.<br />
179
EL MONSTRUO VERDADERO<br />
Un monstruo me acechaba; me daba mucho miedo, no lo niego.<br />
No obstante, sentí que debía acercarme a eso, que tenía que<br />
enfrentar mi temor, conocer de cerca al ente que me asediaba.<br />
Era una bestia horripilante, y muy violenta, intentó hacerme<br />
daño con sus colmillos, mas logré dominarla usando mi<br />
inteligencia; conseguí imponerme e hice que me respetase.<br />
Finalmente, pude domesticarla. Ahora somos amigos, llevo a<br />
ese engendro por el mundo, es mi fiel acompañante. Empero,<br />
hay una cuestión que me importuna: me he dado cuenta de que<br />
en realidad esta criatura no es maligna, tan solo es un ser<br />
inconsciente, salvaje, amoral. El verdadero monstruo soy yo,<br />
que lo controlo, que ejerzo poder sobre ello, que a veces le<br />
desato la correa y le ordeno devorar a todo aquel que se cruza en<br />
mi camino.<br />
180
JULIA DEL PRADO<br />
SIMBAD Y LA MARIPOSA AZUL<br />
¡Quién me amó! en el sueño, una hermosa mariposa azul que<br />
con sus alas tocó ligeramente mi cuerpo y luego ambas nos<br />
volvimos doncellas, al toque de una vara de Campanita. Luego<br />
íbamos por un camino de bosques dorados de otoño, en ese<br />
lugar las dos hallamos a Simbad, que estaba muy lejos de<br />
Zanzíbar. Del puerto y del mar. Lloraba y lloraba, su llanto se<br />
hizo agua y no sé cómo de repente esos bosques ya no lo eran,<br />
sino estaba la mar y Simbad en su barca, donde feliz nos decía<br />
adiós.<br />
Desperté luego de este sueño en vigilia, vi a la mariposa azul<br />
que se iba por mi ventana y yo volvía a ser la misma, reposaba<br />
en mi cama.<br />
181
MIGUEL AMARANTO<br />
LAS NIÑAS SON PARA LOS NIÑOS<br />
No habían acabado de conocerse cuando Silvestre y Amelia<br />
decidieron buscar un departamento para hacer de su romance un<br />
asunto de dos. Quizá con esta decisión su entrega se daría con<br />
mayor libertad, sin ojos represores acechando los rincones que<br />
solían buscar para entregarse. Los padres de Amelia fueron los<br />
primeros en oponerse: qué oprobio, qué amor va a ser eso; puro<br />
capricho tuyo. Sólo mira qué facjas, ni siquiera es lo que<br />
pretende. Pero su mayoría de edad le dio la llave para irse.<br />
Silvestre, en cambio, creció con la hermana de su padre y su<br />
marido; una vida áspera desde que sus padres fallecieron. Los<br />
golpes y el abuso ocasional del tío hicieron su carácter<br />
reaccionario a los estereotipos; de ahí su rudeza, sus fachas, pero<br />
un trato delicado a las mujeres.<br />
Buscaron la urbanización más alejada de los suyos para evitar<br />
actos desagradables, incluso dejaron amigos optando por hacer<br />
nuevos y compatibles. Encontraron empleo en un bar y tuvieron<br />
la suerte de compartir el mismo horario, así siempre se<br />
acompañarían al entrar y salir del trabajo.<br />
182
No había mundo que detuviera la grandeza de su amor; se<br />
tomaban de la mano sin temor a nadie bajo el cielo protector de<br />
la noche; más de un beso florecía en los rincones oscuros y<br />
sonreían.<br />
Amelia era feliz al lado de Silvestre, quien no dejaba de sonreír<br />
mirándole a los ojos.<br />
Era tierno su amor, puro como sus cuerpos que apenas se habían<br />
reconocido entre sí, puro como su sexo que justo ahora<br />
empezaba a descubrir placer con el roce de todos sus sentidos.<br />
No era necesario esperar más para unirse por la ley ya que el<br />
tiempo unía los hilos del corazón y el alma, esos que llevan a<br />
encuentros de gozo profundo y era como si toda la vida se<br />
hubieran amado.<br />
Quién iba a pensar que hacía años un joven rondaba a Amelia<br />
sin provocar sospechas, alguien que en vez de conseguir el<br />
número de ella, obtuvo el de Silvestre para lanzarle amenazas<br />
con mensajes: Aléjate de Amelia y te irá bien, le habría dicho la<br />
semana pasada. Silvestre no le dio importancia, algún bromista,<br />
quizá. Pero hoy, previo a ños preparativos de su unión civil, el<br />
mensaje fue breve y decisivo: te lo advertí. La emoción de ver<br />
formalizada su relación con Amelia era mayor a cualquier<br />
obstáculo que se presentase y eso contribuyó a que no se<br />
alarmara.<br />
183
Nadie más que los amigos cercanos, quienes se ofrecieron de<br />
testigos, harían compañía a la pareja. Ya todo estaba listo;<br />
mañana a las diez se verían en el registro civil.<br />
Esa tarde, mientras Silvestre se alistaba para ir al trabajo,<br />
Amelia le pidió que justificara su falta; hoy estaba sin ganas de<br />
ir al bar porque no quería dejar pasar ningún detalle para<br />
mañana, por más nimia que fuese la reunión. No te preocupes,<br />
respondió Silvestre, exponiendo su emoción con una sonrisa y<br />
sin darse cuenta, soltó su cabello. Apenas descubrió, frente al<br />
espejo, cuan largo estaba y lo hermoso que de sus rizos cayendo.<br />
Así te quiero mañana, sugirió Amelia, me encanta como te ves.<br />
Camino al trabajo, Silvestre recibió otro mensaje donde un "te<br />
valió madres" estremeció su cuerpo. De pronto,en medio del<br />
silencio de una calle, se estacionó un auto a dos metros adelante;<br />
de ahí bajaron tres hombres; uno abrió la cajuela y los otros dos<br />
tomaron a Silvestre de las manos y los pies. Su fuerza era<br />
inferior a la de ellos; vio su fragilidad expuesta y por más<br />
esfuerzo que hizo, nada pudo conseguir. Le dieron unos golpes y<br />
cubrieron su boca con cinta adhesiva. ¡Te lo dije! Advirtió una<br />
voz. Un par de lágrimas cayeron por su rostro antes que la<br />
oscuridad cubriera la cajuela. Un cuarto individuo estaba listo<br />
para acelerar y perderse sin dejar señas.<br />
Al día siguiente, trabajadores de limpieza encontraron a<br />
Silvestre afuera del registro civil sin señas de vida. Se habían<br />
dado el tiempo de maquillar su rostro cuidadosamente, sus<br />
184
párpados tenían una sombra que resaltaba en sus ojos<br />
delineados; sus labios, pintados de rojo brillaban exquisitos;<br />
traía un vestido negro,elegante, pegado a su cuerpo que a pesar<br />
de su condición, hacía que luciera sensual; el escote exhibía sus<br />
gallardos senos; sus piernas firmes y atractivas y sus pies<br />
delicados,metidos en tacones.<br />
Y mientras que el forense determinaba despojo violento de su<br />
virginidad, sangrado y golpes en abdomen y espalda, Amelia<br />
guardó en su memoria, a pesar de lo trágico y lo aberrante de<br />
una inscripción que rezaba: las niñas son para los niños, la<br />
imagen más hermosa de su amada Silvestre.<br />
185
ESPAÑA<br />
CONCHI SEDANO GONZÁLEZ<br />
ERASE... UNA GOTA DE AGUA<br />
Una abeja liba el polen de las rosas recién amanecidas mientras<br />
diminutas gotas de agua pintan el prado de color plata.<br />
Hace frío, pero salió muy temprano de la colmena para<br />
contemplar el maravilloso espectáculo.<br />
Se posa sobre la flor que a modo de diadema roja, está colocada<br />
en la rama más alta del rosal. La rosa, expuesta a los primeros<br />
rayos del sol, guarda entre sus pétalos una diminuta gota de<br />
agua que hace si cabe, más bonita a la flor. La abeja procura no<br />
rozarla para no romper el encanto…Es tan pequeña…<br />
Dormirá mecida por el viento hasta que amanezca un nuevo día<br />
y mañana la abeja volverá para despertarla…<br />
¿Soy una gota de agua ?... ¡ Soy una gota de agua !...<br />
186
En el balcón - sin terminar de pintar- una niña somnolienta se<br />
despereza mientras cantan los pájaros entre los árboles del<br />
jardín.<br />
Todavía medio dormida observa algo que le llama<br />
poderosamente la atención…<br />
Mamá… ¿Por qué lloran las flores?<br />
¿Qué dice esta niña? Las flores no lloran.<br />
Si hace frío por la noche, el aire se moja, se humedece y cae en<br />
forma de gotas de agua. Esas gotas no son lágrimas, es rocío.<br />
• Entonces…Es cierto.<br />
Es cierto…¡Yo soy una gota de agua !<br />
Qué curioso…<br />
¡ Soy una gota de agua !...<br />
• Por favor Rocío no digas disparates, ve a lavarte la cara y<br />
despabílate.<br />
• No me creería si se lo cuento…<br />
En el encerado está escrito:<br />
FENÓMENOS ATMOSFERÍCOS… EL ROCÍO<br />
Son gotas de agua muy pequeñas que cuando se despereza la<br />
noche amanecen posadas en las flores que adornan el jardín, en<br />
las hierbas que alfombran el campo y en las hojas de los árboles.<br />
Son como un cristal precioso que deja pasar el rayo de sol para<br />
devolverlo transformado en mil colores.<br />
187
La profesora lee un cuento. Un día tuve un sueño…<br />
¡Soñé que era una gota de agua¡.<br />
188
189
MÉXICO<br />
CARMEN PARADA<br />
Aquí y Mañana<br />
190
Mujer y Diosa<br />
191
ARGENTINA<br />
IRENE MORACK<br />
Bosques<br />
192
Centrifugado<br />
193
LEONORA DE MARTINO<br />
Puzzle<br />
194
Diptico 2<br />
195
POLINA IVANOVA<br />
196
MARCELA ONCE<br />
197
ISMAEL DIGGELMANN<br />
198
FRANCIA<br />
CHRISTELLE WESTPHAL<br />
199
Web personal<br />
http://www.christellewestphal.eu/<br />
200
ESPAÑA<br />
CONCHI SEDANO GONZÁLEZ<br />
Ocaso sin colores<br />
201
No remanso do Carreiro<br />
202
FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ<br />
203
204
205
206