12.05.2017 Views

2 Antología - 2017 - Revista LAK-Berna

Segundo tomo de la Antología en que participan autores y artistas que han colaborado y lo siguen haciendo en la revista.

Segundo tomo de la Antología en que participan autores y artistas que han colaborado y lo siguen haciendo en la revista.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

1


Ediciones <strong>LAK</strong>-BERNA<br />

Este es el segundo tomo de la <strong>Antología</strong> en que participan<br />

autores y artistas que han colaborado y lo siguen haciendo en la<br />

revista.<br />

<strong>LAK</strong>-BERNA, desde hace mucho tiempo y con el que fui<br />

construyendo como directora un camino de intercambio infinito<br />

que se va fortaleciendo cada vez mas, en esto tanto tienen que<br />

ver tanto los colaboradores como quienes han ayudado que se<br />

difunda y los lectores porque van dejando un valioso testimonio<br />

que no debe quedar oculto, ni echarse al olvido, porque ese es el<br />

rol que han cumplido las revistas literarias logrando llevar<br />

adelante un pensamiento y una accián que movilizan hasta<br />

ahondar en lo mas profundo de la cultura.<br />

WWW.<strong>LAK</strong>-BERNA.BLOGSPOT.COM.AR<br />

WWW.<strong>LAK</strong>-BERNA.BLOGSPOT.COM<br />

2


3


4


HISTORIA DE LA REVISTA<br />

La revista de literatura virtual llamada <strong>LAK</strong>-BERNA, informativa y gratuita,<br />

venimos difundiendo artistas nacionales e internacionales que no tienen<br />

espacio para mostrar su obra,Y que pueden participar enviando material a la<br />

misma .Sabemos que no es sencillo para los artistas poder encontrar los<br />

espacios y cuando se le facilita abre una puerta siempre una piedra menos en<br />

el camino para lograr la plenitud sabemos que también están, RELATOS A 2<br />

MINUTOS (relatos, cuentos -poemas, etc)ENSAYONSON (ensayos)<br />

REPOAGA ( entrevistas) FIDEOS CALIENTES (videos) LA BROCHA<br />

POETICA(poemas ilustrados) TOCATIMBRES (contactos) dentro de los<br />

derechos del hombre poder expresar su arte, además como un camino<br />

solidario, de comunicación y amistad que tanto se necesita. Entre todos los<br />

seres humanos .<br />

Esta hecha a pulmón bimensual, sin fines de lucro, el lector va a hallar<br />

numerosas secciones con nombres totalmente originales como un artista<br />

demostrara sus creaciones: poesía, cuento, videos, dibujos, plástica , un<br />

movimiento de arte de otro planeta llamado Someegha en donde transmite el<br />

lenguaje de las nuevas tecnologías o futurista que pueden imaginar que aun<br />

no se ha inventado, personajes de una familia que nos van llevando por este<br />

viaje literario que se ve en la pantalla , contando en cada uno de los numero<br />

una historia, biografías de artistas inventados y desconocidos, cartas de<br />

lectores, link de otras revistas, blog, muros y las novedades de la cultura que<br />

rondan por las ciudades de Buenos Aires., ensayos de diversa temática dentro<br />

de la literatura con relación hacia otras expresiones artísticas como :pinturas<br />

,dibujos, (que se utilizan como ilustraciones en los textos), videos, novedades<br />

en el espectáculo cultural, movimientos alternativos, informaciones sobre<br />

autores injustamente olvidados con prestigio a nivel mundial, historias de<br />

personajes poco comunes,tratando de abarcar el amplio camino de toda la<br />

creación, en todas sus formas...<br />

<strong>LAK</strong>-BERNA intenta generar una revolución en el concepto de la escritura y<br />

su mundo , en la unión del arte y los artistas ,que hoy lamentablemente por<br />

diversas razones se ha olvidado, como siempre buscaban las publicaciones<br />

.,baste recordar la historia . Nuestro objetivo es respetar su esencia para que<br />

5


artista construya su propio espacio ,través de consignas y desafíos<br />

proponemos la desestructuración ,experimentación ,llegar profundamente<br />

hacia sus conocimientos ,buscando en los internautas esos lectores ,curiosos<br />

que deseen participar en una aventura llamada revista <strong>LAK</strong>-BERNA.<br />

Hemos ido creciendo y esto nos llevo a tener numerosas participaciones y<br />

presentaciones como Feria int. del libro del autor al lector Sala ALFONSINA<br />

STORNI, Org. A.P.O.A, GRUPO A.L.E.G.R.I.A. en Museo de Antropología<br />

C.A.B.A , Ciclo ANTONIO ALIBERTI grupo GENERACION ABIERTA -<br />

CAFÉ MONSERRAT, en la Legislatura Porteña - Asoc.<br />

De Poetas Argentinos A.P.O.A. , teatro Gral. San Martín “ Encuentro en<br />

movimiento “ SALA ALBERDI, donamos libros -” Fest. Int. De<br />

música reggae “ para escuelas carenciadas -Avellaneda .<br />

Realizamos otras actividades para potenciarnos y seguir creciendo números<br />

especiales de papel, un festival en F.M .LA TRIBU en el cual participaron<br />

artistas del Conurbano, Capital Federal, Rosario, Perú y Ecuador ,con<br />

lecturas, cortos, teatro, entrega de diplomas con libros a distintos medios de<br />

comunicación y personalidades , entre los videos que fueron exhibidos se<br />

encuentra fragmentos de “BAJARLIA “que fue exhibida en el festival de<br />

Bogotá Colombia entre otros espacios ,como parte del homenaje que se<br />

realizo a dicho escritor .Tuvimos dos invitaciones especiales, en mayo “V<br />

Festival Int. de Poesía por la Paz” organizado por numerosas instituciones<br />

alrededor del mundo (P.C. SUR), en junio nos invitaron al encuentro<br />

de Sociedad de Escritores y Artistas de Honduras en Comayagua (Honduras)<br />

y el Sindicato de Mujeres Aladas de Chile . Estamos mencionados en el libro<br />

de la autora Cristina Osimani “Baldosas en Blanco y negro”, en <strong>Revista</strong><br />

“Cactus Cultural” de Chile -se reprodujo la entrevista a Pablo<br />

Poblète. y hay un reconocimiento en el Spanish Study Center de India a<br />

través del poeta, artista plástico Mainak Adak .<br />

Medios como SALAMANCA AL DÍA -Alfredo Pérez Alencart-EL SOL<br />

DE PERÚ , DIARIO POPULAR- Hernan Rizzone , DIARIO CLARIN<br />

ZONAL-Juan Carlos Diez,<strong>Revista</strong> Ñ, Radios CULTURA-Generación<br />

Abierta Luis Calvo y Nora Nardo , RADIO DE LA COSTA, 10 A.M. el<br />

conductor Carlos Monti -Nota a María RaquelDenis Lepiane periodista Int.<br />

de España , DEL PLATA -CORRIENTES,VICTORICA -LA PAMPA-<br />

DECADAS -REP.DOMINICANA, HURLINGHAN -”Toda la tarde “, EL<br />

SOL DE ROLDAN Romina Vidal -SANTA FE, F.M. QUILMES , RADIO<br />

6


ARINFO -AL BORDE DE LA PALABRA- Liliana Varela , AQUI<br />

LATINOS -Rev. Int. (Suiza) ,MIXTURA -Mixtura (Perú) El vuelo del<br />

Dragón -Marcelo Rebot- F.M.Brandsen la historia continua...<br />

Actualmente <strong>LAK</strong>-BERNA continua generando un espacio participativo y<br />

alternativo para que todos puedan expresarse y mostrar sus textos, pinturasdibujos,videos<br />

y todo lo que la imaginación nos vaya llevando en los caminos<br />

del arte.<br />

Y fue hermoso saber que todos los amigos que nos acompañaron durante<br />

tanto tiempo, sintieron la misma alegría ante el regreso ,claro con algunos<br />

cambios como el formato,pero la cual sigue manteniendo la esencia muchas<br />

cosas nuevas y otras que iremos recordando para que se recupere todo lo que<br />

represento <strong>LAK</strong>-BERNA .En esta oportunidad Diego <strong>LAK</strong>-BERNA sigue<br />

acompañándonos pero no en su rol de Co-director de la revista, si no a través<br />

de su obra .<br />

Agradezco a todos por sus hermosas palabras, de bienvenida y saben que<br />

<strong>LAK</strong>-BERNA los espera para seguir creando este libre ejercicio de la<br />

expresión a los amigos que ya nos conocen y a los nuevos que se vayan<br />

sumando Entre ellos Salamanca Al día de España ,revista Paloma, Programa<br />

de radio Arte y Parte y numerosos grupos de facebook.<br />

7


ÍNDICE<br />

EDICIONES <strong>LAK</strong>-BERNA.................................................................. 2<br />

HISTORIA DE LA REVISTA................................................................ 5<br />

ÍNDICE.................................................................................................... 8<br />

POESÍA................................................................................................... 12<br />

ARGENTINA.......................................................................................... 13<br />

Wenceslao Maldonado.............................................................. 13<br />

Lucia Serrano............................................................................ 15<br />

Osmar Luis Bondoni................................................................. 17<br />

Lorena Brito.............................................................................. 21<br />

Julio Bepré................................................................................ 22<br />

Maria Rodríguez....................................................................... 25<br />

Hugo Luna................................................................................ 27<br />

María Del Mar Estrella............................................................. 32<br />

Jorge Tarducci.......................................................................... 35<br />

Marta Elisabet Córdoba............................................................ 37<br />

Dolores Pombo......................................................................... 39<br />

Gustavo Tisocco....................................................................... 41<br />

Gabriela Yocco......................................................................... 43<br />

Gabriela Alejandra Poeta Bailarina.......................................... 46<br />

Ezequiel M. Buono................................................................... 48<br />

David Antonio Sorbille............................................................. 50<br />

Alicia B. Pastore....................................................................... 52<br />

8


Carlos Cuccaro.......................................................................... 55<br />

Patricia Díaz Bialet................................................................... 57<br />

Karina Cartaginese.................................................................... 60<br />

Hernán Fernando Tenorio......................................................... 63<br />

Maria Cristina Pizarro............................................................... 66<br />

Ana Romano.............................................................................. 70<br />

Daniel Arias............................................................................... 72<br />

Eleonora D'alvia........................................................................ 74<br />

Griselda García.......................................................................... 76<br />

Graciela Vodicka....................................................................... 79<br />

José Muchnik............................................................................. 81<br />

Esther Pagano............................................................................ 83<br />

Oscar Vicente Conde................................................................. 85<br />

Graciela Mosquera.................................................................... 87<br />

Sonia Saavedra.......................................................................... 91<br />

Mariel Monente......................................................................... 93<br />

Alberto Ramponelli................................................................... 95<br />

Beatriz Arias.............................................................................. 97<br />

María Del Carmen Colombo..................................................... 99<br />

Daniel Adrián Castelao............................................................. 101<br />

Amadeo Gravino....................................................................... 103<br />

PERÚ....................................................................................................... 105<br />

Julia Del Prado.......................................................................... 105<br />

Miguel Amaranto...................................................................... 107<br />

José Pinedo Pajuelo................................................................... 109<br />

Fiorella Terrazas........................................................................ 111<br />

9


COLOMBIA............................................................................................ 113<br />

Álvaro Álvarez Rojas................................................................ 113<br />

Saúl Sanchez Toro..................................................................... 117<br />

MÉXICO................................................................................................. 119<br />

Julia Elena Agostina.................................................................. 119<br />

Atahualpa E.Amaya.................................................................. 122<br />

ESPAÑA................................................................................................. 123<br />

Fernando Sabido Sánchez......................................................... 123<br />

Conchi Sedano González.......................................................... 126<br />

Cerro Aislado............................................................................ 127<br />

Alfredo Pérez Alencart.............................................................. 129<br />

Leonor Rodríguez Rodríguez.................................................... 133<br />

Lola López Cózar...................................................................... 135<br />

INDIA...................................................................................................... 137<br />

Mainak Adak............................................................................. 137<br />

BRASIL................................................................................................... 140<br />

Diego M. Sousa........................................................................ 140<br />

NARRATIVA.......................................................................................... 143<br />

ARGENTINA.......................................................................................... 144<br />

Liliana Trovato.......................................................................... 144<br />

Osmar Bondoni......................................................................... 148<br />

Juan Carlos Vecchi.................................................................... 155<br />

José Muchnik............................................................................. 158<br />

Sonia Saavedra.......................................................................... 161<br />

Oscar Vicente Conde................................................................. 165<br />

10


Maria Rodríguez........................................................................ 168<br />

PERÚ....................................................................................................... 176<br />

Carlos E.Saldivar....................................................................... 176<br />

Julia Del Prado.......................................................................... 181<br />

Miguel Amaranto...................................................................... 182<br />

ESPAÑA................................................................................................. 186<br />

Conchi Sedano González.......................................................... 186<br />

ARTES VISUALES................................................................................ 189<br />

MÉXICO................................................................................................. 190<br />

Carmen Parada.......................................................................... 190<br />

ARGENTINA.......................................................................................... 192<br />

Irene Morack............................................................................. 192<br />

Leonora De Martino.................................................................. 194<br />

Polina Ivanova........................................................................... 196<br />

Marcela Once............................................................................ 197<br />

Ismael Diggelmann................................................................... 198<br />

FRANCIA................................................................................................ 199<br />

Christelle Westphal................................................................... 199<br />

ESPAÑA................................................................................................. 201<br />

Conchi Sedano González.......................................................... 201<br />

Fernando Sabido Sánchez......................................................... 203<br />

11


12


ARGENTINA<br />

WENCESLAO MALDONADO<br />

ROPA DESPOBLADA<br />

1<br />

Alguno<br />

debe saber exactamente<br />

el tono de mis palabras.<br />

Alguno debe reconocer<br />

la vibración del aire<br />

que respiro.<br />

Y adivinarme<br />

por dentro de los ojos<br />

las luces muertas<br />

de los cansancios.<br />

Alguno debe saberlo .<br />

13


2<br />

Mi casa no es la casa<br />

de paredes cansadas que están viendo.<br />

Mi casa no es el techo<br />

oscuro bajo el tiempo;<br />

o la ventana abierta al horizonte,<br />

o los árboles aquellos,<br />

o la tierra, o el nombre de un lugar.<br />

Mi casa no es la casa<br />

mía; simplemente<br />

son los gestos de ustedes,<br />

el camino que va<br />

del corazón a la mano,<br />

un nombre en la garganta,<br />

y el espacio de la frente<br />

y la mirada.<br />

Mi casa<br />

son ustedes.<br />

14


LUCIA SERRANO<br />

AMABA LA CÁRCEL DONDE HABITABAS<br />

Te amé, lo reconozco, con toda la furia y la locura de los<br />

iniciados.<br />

Mi cuerpo de mujer abierto a los deseos claros, se alteró<br />

por tus celos de tenues sonidos imaginarios, y una feroz<br />

humillación<br />

atacó la ternura, hasta hacerte un extraño en mi vida.<br />

Para olvidarte, no encontré las fórmulas precisas.<br />

Mi piel encadenada a inolvidables momentos, amaba la<br />

cárcel donde habitabas con legajo de cadena perpetua.<br />

Sin querer retroceder, acepté el sobreentendido tentador, la<br />

posibilidad constante de un encuentro en libertad.<br />

La memoria que convocaba mi insistencia, poseía un desafío<br />

desmedido: “no amar la traición” y asistida por mágicas<br />

razones, quise ser más que una mujer.<br />

Noches encantadas del universo quimérico que pasé a tu<br />

lado, me hicieron un jugador y seguí apostando.<br />

Imposibilitada de cambiar de rumbo, una voluntad sagrada<br />

me obliga a comprender el tiempo que nos une.<br />

Todo fue imposible, no alcanzó ninguna palabra, ningún<br />

gesto, ningún acuerdo, ni siquiera ningún adiós.<br />

Hoy, deseo que nadie comprometa mi tristeza.<br />

15


TRANSMISIÓN<br />

Fue en el borde exacto del abismo,<br />

no en las orillas de un río manso.<br />

Fue entre conversaciones olvidadas,<br />

no en el sentido de las palabras.<br />

Fueron signos navegando sus dominios,<br />

los que me concedieron una naturaleza deseante.<br />

Ame, la cárcel de ese ministerio.<br />

Tanta libertad, encadenaba la vida de un ser solitario.<br />

A veces, quedábamos a solas, tú y yo entre montañas,<br />

amaneceres y océanos abiertos.<br />

Siempre me enamorabas, me enamorabas, me enamorabas.<br />

Inclinación natural a las transparencias.<br />

Una mujer extraña, ángel o demonio,<br />

a punto de ser castigada permanentemente.<br />

No pacta con los hombres en contra de los hombres.<br />

Le fue prohibido.<br />

Difícil arte, transmitir las veladuras.<br />

(del libro “Blues para la Corona”-1995).<br />

16


OSMAR LUIS BONDONI<br />

SEGUIR VIVIENDO<br />

Guardo escondida una esperanza<br />

humilde<br />

Alfredo Le Pera<br />

Ahora,<br />

en el giro septuagésimo sexto de mi periplo terreno,<br />

perdidas ya por el camino las horas de la arrogancia y de los<br />

proyectos infalibles,<br />

cicatrizadas las heridas de los errores y las indecisiones<br />

y domados los afanes insensatos de grandeza y fortuna,<br />

ahora que las viejas deudas han sido definitivamente saldadas u<br />

olvidadas<br />

y los ardores y las turbulencias han cedido el último tramo del<br />

viaje a la templanza,<br />

ahora,<br />

me inclino reverente ante el destino,<br />

ante su podio universal insobornable,<br />

para pedir seguir viviendo todavía un poco más.<br />

Seguir viviendo<br />

aunque tenga que cargar en las árganas del corazón tanta<br />

añoranza<br />

17


por lo que se llevaron la muerte, el tiempo, los malentendidos.<br />

Seguir viviendo<br />

para ver a las golondrinas llegar cada vez<br />

trayéndome sonidos de tierras que no conoceré;<br />

para ver el incendio de los pajonales del cielo<br />

cuando quiere amanecer;<br />

para sentir cómo escarba en la memoria el olor de la tierra<br />

cuando empieza a llover;<br />

para mirar desde el tren los sembradíos<br />

que me devuelven la infancia chacarera;<br />

para volver agradecido a los lugares donde fui dichoso.<br />

Seguir viviendo<br />

para poseer a la primavera y comulgar con el otoño<br />

y para ver cómo apura el invierno las exequias de la<br />

tarde:lágrimas que se enjugan en verano sabiendo que los<br />

pájaros cantan para mí.<br />

Seguir viviendo<br />

para ver otra vez el mar,<br />

indomable columpio de la eternidad;<br />

para mirar las nubes, que traen a veces lluvia<br />

pero siempre belleza;<br />

para que en las madrugadas del trabajo<br />

pueda otra vez asombrarme por la porfía del sol,<br />

consolación de los desposeídos,<br />

18


y para ver cómo estalla mi árbol azuzado por los fastos de<br />

septiembre.<br />

Seguir viviendo<br />

para volver a consagrar una copa de vino<br />

en el ritual de la amistad,<br />

y asomarme de nuevo, en un libro querido, a la página aquella<br />

que me hizo tan feliz.<br />

Seguir viviendo<br />

para poder sentarme a la cabecera de la mesa en la familia<br />

y mirar, entre risas y sabores,<br />

esos rostros amados que me llevaré algún día,<br />

y para ver cómo empuja mi tiempo en los ojos de los niños<br />

nuevos<br />

o sentir cómo toda mi historia se resume en el mirar de mi<br />

mujer.<br />

Seguir viviendo<br />

para cruzarme en la calle con un hombre<br />

que alza sobre los hombros a su pequeño niño y piensa que no<br />

hay nada más en este mundo;<br />

para ver cómo la brisa acaricia en los balcones las banderas<br />

mientras el pueblo pasa festejando, reclamando, recordando;<br />

para sentir cómo ahuyenta pesadumbres<br />

la llave de la puerta del hogar.<br />

A veces,<br />

19


cuando el viento surero acuna las altas copas<br />

creo entrever entre las hojas<br />

ciertas formas, siluetas, contornos:<br />

son los rostros sin olvido de mis amigos muertos,<br />

mis amigos maravillosos,<br />

los cazadores del relámpago,<br />

los que fueron amados por las palabras<br />

que ellos fecundaron para legarnos armonía y trascendencia,<br />

los que opusieron al gatillo un verso<br />

y combatieron al tiempo con la armadura del amor;<br />

los amigos que me esperan en la luz definitiva<br />

para seguir alimentando juntos<br />

la fragua de las sagradas utopías.<br />

Pero yo quisiera quedarme todavía en esta tierra amenazada,<br />

lacerada, humillada, postergada,<br />

seguir viviendo para ver antes de irme<br />

aunque sea un atisbo, una señal, como un vislumbre<br />

de que los hombres por fin se han dado cuenta.<br />

Atardece:<br />

los fuegos del otoño doran los últimos follajes<br />

y resplandecen en la cabeza del hombre que está inclinado ante<br />

el destino<br />

pidiendo humildemente seguir viviendo todavía un poco más,<br />

un poco más.<br />

20


LORENA BRITO<br />

AL POETA<br />

Las palabras que provocan agonía<br />

y que mellan nuestro ser con grandes penas,<br />

aunque fuertes suelen ser, y duraderas,<br />

golpean menos si las vuelcas en poesía.<br />

Y ella misma, la Poesía por supuesto,<br />

va llevando los fonemas que tú nombras<br />

a lugares tan remotos, entre sombras<br />

para que dulce florezca el nuevo gesto:<br />

el de encontrar a las otras,<br />

a las palabras que calman.<br />

Que nos consuelan de veras,<br />

que reconfortan el alma...<br />

Buen amigo, yo te mando Energía,<br />

Color, Esperanza,<br />

Pasión, Cariño, Paciencia,<br />

Entendimiento y Confianza.<br />

Tienes tú ese talento que las hace armonizar<br />

y juntas pueden brillar iluminado tu estancia.<br />

de "Reflejos".<br />

21


JULIO BEPRÉ<br />

HOY DE PRONTO<br />

No es posible ampararse con maneras sombrías<br />

y así ocultar el fondo lesivo de una suerte.<br />

Llegamos hasta un sitio henchido de palabras,<br />

entre ávidos números, entre inútiles puntos<br />

y líneas con mil fugas y ninguna ventura.<br />

Insomnes caminamos con fatigoso afán<br />

para enhestar el alma con la fe de otro inicio<br />

y transidos volvemos sin lucir nuevo rostro.<br />

Y no es posible ya intentar predicciones<br />

porque la realidad impone su altiva certidumbre<br />

y nos conduce a todos por riesgosas mudanzas.<br />

Hay un rencor perpetuo que invalida tajante<br />

estos últimos días fragmentados e iguales.<br />

Mas de pronto escuchamos la risa de unos niños.<br />

22


EN LA CERTEZA<br />

Pronto llegará la penumbra<br />

y hostigará todo a su paso.<br />

Acecharán luego las sombras<br />

y todo quedará como escarpado<br />

y largo espacio intransitable.<br />

Pero puedes hablar y recordar<br />

tu cuerpo mismo y las líneas<br />

cimbreantes de alguien<br />

que aún repara con amor<br />

el asiduo zigzagueo de tu paso.<br />

También habitarás algún estío<br />

en un mes inicial de latitud ansiada<br />

para baldar los gélidos sucesos.<br />

Después el cielo atronará<br />

y enseguida la lluvia<br />

dispersará el sugerente aroma<br />

que la tierra libera complaciente.<br />

Mira el descenso rítmico del agua,<br />

siente el atabal discontinuo del trueno<br />

y mira el súbito destello del relámpago<br />

desde el grato reparo en el que te hallas.<br />

Todo ahora parece prometerse<br />

23


y sonríes porque al fin lograste<br />

vivir una certeza no esperada.<br />

24


MARIA RODRÍGUEZ<br />

FICCIÓN<br />

Corría tras de mí,<br />

muchedumbre de amor.<br />

Multitud de pasión, infinitud de gozos.<br />

El mundo de la luz me perseguía.<br />

Y era yo, descarnada de mi carne,<br />

quien tras de mí, alocada<br />

de placer, por tu estepa se partía.<br />

Y otra vez.,<br />

y otra más, era mi propia mano<br />

que cosía uno a uno<br />

los harapos de tu cuerpo<br />

y a mi cuerpo,<br />

uno a uno, los unía.<br />

En eclécticos espejos trasvestida,<br />

por tu abrazo vacío construía<br />

inconclusas ciudades de indulgencia<br />

y en impostada voz<br />

me repetía<br />

promesas que tu acento me negaba.<br />

Era yo,<br />

toda yo, de razones apartada,<br />

incansable correr tras de mí misma<br />

para poder alcanzar<br />

25


tu lejanía.<br />

Poesía congregada (2014).<br />

Editorial Dunken.-<br />

26


HUGO LUNA<br />

EL CAFE Y EL SILENCIO<br />

A Armando Raúl Santillán, en memoria<br />

Ese día había venido Pablo<br />

y andaba con unos lentes que<br />

parecían diseñados por el jean artur<br />

Ponele<br />

Caminamos por Oroño cargando<br />

atriles<br />

La vida era eso<br />

Ni más ni menos<br />

Y lo supe desde un primer momento<br />

Cuando saliendo del monumento<br />

Un tipo de barba preguntó<br />

Preguntó<br />

Es así como vienen los hijos<br />

Al mundo<br />

Con los ojos vendados y el lenguaje<br />

Adulto<br />

Pero nos dimos confianza<br />

Y cada vez<br />

Almorzábamos en el bar de Corrientes<br />

Y Santa Fe<br />

Por dos mangos pero bien<br />

27


Dije Jean Artur<br />

En ese mar de dudas que carcome<br />

A cualquier poema<br />

A cualquier malestar<br />

Que apenas se ha enunciado<br />

Lo que me ha quedado en el fondo<br />

Es el perfume del café<br />

Más que los cuadros y la poesía<br />

El perfume del café que<br />

Es como el silencio<br />

La poesía aspira al silencio<br />

Y acaso buena parte del arte todo<br />

Pero el café no<br />

De su negra espera<br />

Saben los amigos.<br />

28


EL JUEGO ESE<br />

Querías ver, te tapabas ambos ojos para ver .–<br />

René Daumal<br />

Acuérdate del lanzamiento de la bola que partió el campo en<br />

dos, la helada de la madrugada<br />

Del agua congelada en el pico de la canilla del patio, dura como<br />

el dedo de un ahogado<br />

Acuérdate no para volver allí sino para temblar por su incidencia<br />

en el hueso<br />

En la lengua del canto<br />

Acuérdate cuando vino desde el horizonte un viento que traía<br />

una mano que tocó tu hombro<br />

El pájaro de tu hombro herido de alas rojas y de espera<br />

El pájaro de tu pensamiento rodeado de espantapájaros,<br />

asustado, aterido, ensombrecido. Un golpe en el hombro. En la<br />

cornisa del cuerpo<br />

Acuérdate del pavor en aquellas habitaciones y del lustro que<br />

subiste empecinadamente nada más que por subir porque el<br />

29


tiempo entonces importaba poco, verde en los ojos de la madre<br />

selva y las ramas recién brotadas<br />

Acuérdate del lomo de los libros, menos brillantes que el lomo<br />

de los estibadores e igualmente al filo del río profundo, llegados<br />

en barcos cargados en sus bodegas con letras de plomo y tinta<br />

sin filtrar<br />

Acuérdate del poema que te dejó duro. Jamás volviste a respirar.<br />

No pudo el aire conseguir su diafanidad hasta entrada la<br />

ausencia en la nada o viceversa<br />

Acuérdate de la espalda y no del rostro<br />

De la perspectiva que dibuja el camino cuando aún se puede ver<br />

el brillo de la piedra y los finos cables electrizando el cielo<br />

Acuérdate de la vez que se perdió una niña y en la plaza<br />

florecían rosas negras y había ratas sentadas en los bancos en los<br />

que hasta entonces se sentaban estudiantes risueños, bulliciosos<br />

de ruido bello<br />

Acuérdate querías ver, querías adjudicar a tus ojos el poder de<br />

materializar lo imaginado: te quedaste mirando un árbol que se<br />

convirtió en la columna vertebral de tus sueños<br />

30


Los ojos, siempre cerrados, te vieron por dentro. El juego fue<br />

ese: ponerle nombre, mover las ramas y que el mundo entero<br />

deje caer sus hojas.<br />

31


MARÍA DEL MAR ESTRELLA<br />

LOS POETAS NO MUEREN<br />

Los poetas no mueren.<br />

Nacen al otro lado de la vida.<br />

En esa dimensión del extravío donde los cuerpos danzan<br />

con liviano equipaje al son de una verdad llamada sueño.<br />

Los poetas no mueren, se transforman en aire iluminado<br />

en voz sacrílega, pócima de energía vital<br />

que va de boca en boca refractando bandadas de absoluto.<br />

Los poetas no mueren, se despiden alegremente de sus alas<br />

sobreviven enamorados de la muerte,<br />

atravesados por una espina de belleza, un desvarío.<br />

Desmesurados que sucumben de vértigo mortal, de pena rota.<br />

Los poetas no callan, anochecen.<br />

Apenas se despojan del presente saltan hacia el futuro<br />

convertidos<br />

en raíz poderosa, en majestuosa lágrima.<br />

Allá se va, con su camisa abierta en arcoiris<br />

mientras nuestras lágrimas se vuelven pájaro para volar con él<br />

y Dios dice que no, que los poetas<br />

no mueren<br />

amanecen al otro lado de la vida.<br />

32


LA VIDA NECESARIA<br />

A las mujeres valiosas que enriquecen la vida.<br />

Hay mujeres que tienen la costumbre de mirar a los ojos,<br />

la sincera costumbre de mirarnos<br />

el alma del revés y para siempre.<br />

Hay mujeres que siempre nos encuentran<br />

en el momento justo, al borde mismo de la desolación o del<br />

fracaso<br />

y con una sonrisa, una palabra, un mínimo silencio, nos<br />

fecundan.<br />

Hay mujeres de luz, de pura raza, milagreras silvestres que<br />

florecen<br />

sobre las bacanales del asfalto<br />

hembras de un solo rostro que se animan<br />

a dar el corazón como si nada.<br />

Y apenas las descubres, algo crece en tu interior,<br />

se llena de sonido, de sentido, de solidaridad invulnerable.<br />

Y si un día se van, se van en lluvia, en lluvia consistente<br />

que guardará nuestra raíz. Su huella ha de quedar aquí: en este<br />

hueco<br />

del corazón, como queda la fuerza del espíritu<br />

en la vasija rota por el tiempo.<br />

Hay mujeres que alzan la bandera que otras dejan caer.<br />

33


Mujeres pueblo que reivindican la esperanza.<br />

Porque nunca sabrán su dinastía, que las bendiga el sol.<br />

34


JORGE TARDUCCI<br />

VOLUNTAD ENHIESTA<br />

Adiós...<br />

a la imposibilidad,<br />

al bloqueo,<br />

a las trabas,<br />

a los imponderables;<br />

la voluntad enhiesta<br />

decidió...<br />

superar olímpicamente<br />

cada obstáculo...<br />

sin descuento.<br />

35


ARDE Y ARDE<br />

Ella... que nació en la llanura,<br />

de noche vibra<br />

y de día sonríe;<br />

vence distancias<br />

con la fuerza de la intención<br />

y los remolinos de la emoción,<br />

arde y arde,<br />

vuela y vuela.<br />

A la vuelta de la esquina,<br />

se encuentra plena...<br />

y en el querer y querer...<br />

estalla en estrellas<br />

36


MARTA ELISABET CÓRDOBA<br />

1<br />

“Para ser poetas hay que tener mucho tiempo: / horas y horas de<br />

soledad son el único modo / para que se forme algo, que es<br />

fuerza, abandono / vicio, libertad, para dar estilo al caos. / Yo<br />

ahora tengo poco tiempo: por culpa de la muerte / que se me<br />

viene encima…”<br />

Pier Paolo Pasolini<br />

Entre el mal y el bien de este amor que está tan dividido<br />

que me hace bien que me hace mal de a ratos<br />

y que me está matando pero que me da vida<br />

porque con este amor se puede hacer cualquier cosa<br />

menos evitar sus consecuencias<br />

y aunque envejecemos cada vez de modo más acelerado<br />

y se nos despedaza por centímetros la piel<br />

y no sabemos en qué cama poner tanto amor<br />

ni con quién o con qué nos acostamos o despertamos<br />

y los fragmentos de estos cuerpos desmenuzados<br />

que nadie levantará por temor a contaminarse<br />

se unen en una noche cualquiera para tocarse<br />

con los pies con la cabeza y con las manos<br />

con la sola intención de unir cada pedazo<br />

de cada amor por este país que está tan dividido<br />

y que me está matando<br />

37


2<br />

En algún momento volvimos a ser menos humanos<br />

por dos monedas y una sonrisa lo vendimos todo<br />

profesamos historias ajenas como propias nos hicimos otros<br />

hasta olvidamos los nombres de nuestros hijos<br />

entonces<br />

qué decir de la historia<br />

celebramos la vida cuando todos se han muerto<br />

y sin darnos cuenta nos morimos con ellos<br />

nos sacamos los ojos<br />

nos cortamos la lengua<br />

en algún momento intentamos rescatar la memoria<br />

sin decoro ensayamos la obra de todos los hombres<br />

de todos los poema<br />

38


DOLORES POMBO<br />

SECRETO<br />

Creo<br />

en la energía de las piedras<br />

en el canto del guijarro<br />

en la vibración de las rocas<br />

las piedras se transforman<br />

en la armonía de la erosión<br />

eternas<br />

mutan<br />

viajan<br />

viven<br />

en el ruido del silencio.<br />

39


UN OJO EN EL ALMA<br />

Todo queda grabado en los ojos<br />

lo vivido<br />

observado<br />

todo queda grabado en los ojos<br />

sentimientos<br />

cercanos<br />

lejanos<br />

observamos y recordamos<br />

aquello que nos produjo<br />

un ojo en el alma.<br />

40


GUSTAVO TISOCCO<br />

Bautizado de sal<br />

ahora recorro espacios<br />

donde nadie dejó antes su aroma,<br />

donde no hay días ni noches,<br />

sólo el resplandor de una superficie<br />

de la que quise escapar.<br />

Y ya no visto más que con algas y corales<br />

-no necesito más disfracesme<br />

embriaga la intemperie azul de las profundidades.<br />

Bautizado de sal<br />

-a quien otros llaman el ahogadosoy<br />

dueño absoluto de mi destino<br />

de mis silencios.<br />

41


Extender el cogote<br />

precisamente de atrás y arriba de la cabeza<br />

como para que el cuchillo penetre bien<br />

y la sangre no salpicara<br />

el cuerpo de mi abuela.<br />

Esa sangre regando la tierra<br />

como pidiendo perdón<br />

como amapolas muertas.<br />

De atrás<br />

como para no ver el miedo<br />

en los ojos de la presa<br />

no ver la tristeza.<br />

Después saborear el estofado<br />

como ritual<br />

como venganza.<br />

42


GABRIELA YOCCO<br />

MUERTES<br />

“Decir que esa mujer era dos mujeres es decir poquito”<br />

Juan Gelman<br />

“Pero el cadáver ¡ay!, siguió muriendo.”<br />

César Vallejo<br />

En víspera de domingo se le cansó el sol. De muerte súbita<br />

rodaron todas las que era. Cada mujer en su cuerpo único<br />

deshojó poco a poco la sangre. Caían sobre la noche pedacitos<br />

de escarlata que manchaban la calle.<br />

Hacía tanto ruido esa mujer al morirse. Como estuvieran<br />

apedreando al mundo.<br />

Se arrodillaron junto a ella todos los amantes traicionados, los<br />

pibes descalzos del hambre, los libros mohosos por la ausencia,<br />

las cartas jamás enviadas, cada amanecer sin ojos, todas las<br />

manos cansadas. Y lloraron. Y evocaron a Vallejo. Pero la<br />

mujer no cesaba de morir.<br />

43


La tierra retemblaba bajo el azote de semejante agonía. Los<br />

árboles gemían el otoño prematuro. Las madres aferraban<br />

temerosas sus vientres hinchados. Los de siempre murmuraban<br />

que estaba escrito, vivir así, desaforada, habrase visto.<br />

Hubo un último instante en que acudió el silencio. Y callaron<br />

todos los gorriones sobre esa muerte prodigiosa.<br />

44


TARDE<br />

En alguna parte se amedrenta el verano<br />

con sus bueyes sus perros de fuego sus susurros<br />

Entonces busco un sol entre las chapas<br />

allá donde como un barco las casas se entregan al sabor del<br />

cementerio<br />

Vuelvo del gris con ojos que engarzan el vacío<br />

con las rodillas llenas de espuma<br />

no sé mirá cómo se gesta la tarde<br />

de qué matraz salen sus miles de colores<br />

tiene tanto de infancia esta penumbra tanto escombro<br />

y afuera danza la lluvia con sus voces<br />

Ahora pego papelitos en la sombra<br />

ebria mariposa de luz contra los vidrios<br />

es así<br />

a veces los prestidigitadores juegan a la adivinanza en la espalda<br />

de dios.<br />

45


GABRIELA ALEJANDRA POETA BAILARINA<br />

ESPERÁNDOLO<br />

Lluvias de arcoiris traslúcidas<br />

caen sobre la alfombra<br />

verde pastel<br />

abren corolas crepusculares<br />

soñando<br />

bebiendo colores<br />

pintan pétalos<br />

humedeciéndolos<br />

emanan fragancias etéreas.<br />

Mientras él<br />

guiña la ceja.<br />

Mares del pegazo".<br />

Vientos huracanados irrumpen en mi alcoba<br />

mostrando mi pudor<br />

a la oscuridad diurna<br />

cuatro paredes absorbidas<br />

por mis sentidos<br />

miel<br />

mi cuerpo derretido<br />

deshaciéndose en su boca<br />

cuerpo derretido<br />

46


deshaciéndose en su boca<br />

cuerpo derretido<br />

mi<br />

él<br />

deshaciéndose en mi boca<br />

subyugándose recíprocamente<br />

mi<br />

él<br />

chorreando<br />

envolviéndonos<br />

pegoteándonos<br />

goteándonos<br />

mi<br />

él<br />

se oculta<br />

en lo más profundo<br />

se apropia de enigmas<br />

desligando malas penumbras<br />

y brotando de burbujas enterradas<br />

enterradas burbujas<br />

aflorando<br />

en fuegos<br />

estallando<br />

en oscuridad diurna.<br />

47


EZEQUIEL M. BUONO<br />

GARGAJO<br />

Puchos muertos, deseo engorroso, vuelan sillas en el dormitorio,<br />

rato amargo promete ensuciarme, voy cayendo directo a<br />

inundarme. El castigo parece amigable, no hay consuelo pero<br />

suena estable. Acaricio la puta agonía, persiguiendo alguna<br />

ironía, me desprendo de lo confortable en un tiempo algo<br />

miserable. Soy consciente que no necesito tus abrazos que son<br />

tan ficticios, voy a dar el último paso, maldiciendo al mismo<br />

fracaso. Fue inútil creer en tu sueño, todo oscuro, se nublan los<br />

restos, se dibuja un paisaje inconsciente y el presente es mas<br />

prepotente.<br />

48


MAS QUE LLEGAR<br />

Demasiados encierros, demasiadas condenas y demasiado<br />

tiempo perdido. Cuando la realidad le ofrecía una mejor suerte,<br />

siempre había algo que no dejaba expandir sus encriptadas<br />

maquetas inspiradas en diversas épocas algo inestables. Como<br />

escapándole al peor riesgo que podía correr, insistió con esmero<br />

y dedicó su tiempo a organizar batallas concretas contra la<br />

supuesta desdicha que lo acosaba. Expuso su estrategia ante los<br />

curiosos aliados que decidieron adherirse a su causa y encontró<br />

un aire de complicidad que hizo avanzar lo planeado. Algunas<br />

decisiones complicadas generaron cierto estancamiento que por<br />

momentos ponía en duda la validez del asunto pero siempre<br />

surgía alguna opción renovadora para no tirar todo por la borda.<br />

Hubo indicios de originalidad que pudieron haber trascendido<br />

mas allá del ámbito tradicional sin embargo su satisfacción mas<br />

grande fue haber entendido que sostuvo por largos años un<br />

proyecto musical que le permitió liberar esa furia contenida a<br />

través de las canciones.<br />

49


DAVID ANTONIO SORBILLE<br />

A MI PADRE POETA<br />

“Me has enseñado a respirar”<br />

Juan Gelman<br />

¿Quién puede decir?<br />

¿Cómo puedo explicar lo que me pasa<br />

cuando recibo de mi padre un mensaje poético<br />

acaso escrito con palabras que surgen<br />

dispuestas a conmovernos como sonidos de la vida?<br />

No sé / tal vez en este tiempo en que las cosas<br />

ya no vuelan sino se arrastran o se destruyen<br />

recibir un saludo lírico es lo mismo<br />

que un abrazo del campesino que siembra<br />

del obrero que busca cambiar el mundo<br />

del poeta que se descuelga de una nube<br />

para iluminar la larga noche de nuestras carencias<br />

no sé / pero si el aire el agua las montañas<br />

el pan el libro la tierra / el último hombre libre<br />

la espiga la rosa la pasión es posible<br />

no sé / o quizás sólo puedo decir<br />

que mi padre está conmigo<br />

y es lo mejor que me puede pasar<br />

50


ELEGÍA A ENRIQUE MOLINA.<br />

(de “Eternamente”, Ed. 3+1, 2002).<br />

Tengo en mis manos abiertas<br />

la belleza en el vuelo de un ave<br />

el latido final de la vida<br />

la sombra de una esperanza<br />

el manantial de la memoria<br />

los viajes y el sueño imposible<br />

la nostalgia de una infancia lejana<br />

el instante de la despedida<br />

la noche de las estrellas fugitivas<br />

en el mundo sin consuelo<br />

la razón de una súplica<br />

el palpitar de cuerpos entrelazados<br />

la muerte navegando en el corazón<br />

el precipicio y la llanura<br />

la locura y el éxtasis infinito<br />

el amor inextinguible<br />

la ceremonia de un secreto<br />

el temblor de una mariposa<br />

el último adiós de un poeta inmenso<br />

y su ruego al fuego y al viento<br />

para que nunca desaparezca<br />

la magia de la poesía.<br />

51


ALICIA B. PASTORE<br />

De este lado<br />

hay un no saber<br />

más ancho<br />

que la tristeza<br />

un no saber<br />

si es palabra,<br />

viento que la desnuda<br />

o simplemente<br />

silencio<br />

que se apropia<br />

del recinto<br />

lo que nos embosca<br />

acá nomas<br />

de este lado del puente,,,<br />

de la serie ”del no saber y otras certezas”<br />

52


¿QUIÉN RÍE?<br />

Quién ríe<br />

que de su boca cae<br />

espuma de angustias<br />

hacinadas?<br />

En el intersticio<br />

entre los dientes<br />

siempre<br />

fulgura un hálito del deseo<br />

Quién pergeña entonces<br />

un destino<br />

para sus huestes<br />

atrapadas<br />

en los escombros<br />

de la estatua?<br />

Quién sacraliza<br />

la orden de partida<br />

ungiendo<br />

la hoja<br />

Qué luce el sicario?<br />

Y quién reparte<br />

después<br />

estampitas bendecidas<br />

53


por unas monedas<br />

Insuficientes,<br />

para tanta proeza?<br />

de la serie ”del no saber y otras certezas”<br />

54


CARLOS CUCCARO<br />

Sueño<br />

con una osa muerta en medio de la autopista<br />

Sueño<br />

con una virgen que sangra por la boca<br />

Sueño<br />

con la ceguera<br />

y<br />

con los caminos<br />

de la incertidumbre<br />

Allá,en mi infancia,<br />

mi padre silba un tango<br />

que ya nadie recuerda<br />

Aquí,en la noche,<br />

tus piernas abiertas<br />

tragan<br />

toda mi sal,<br />

hasta convertirme en telaraña<br />

55


Mi espíritu<br />

se lanzó<br />

hacia los confines<br />

del amanecer,<br />

bebiendo<br />

los vestigios<br />

de su propia vida<br />

Ahora,<br />

mi voz está llamándote<br />

para navegar<br />

por la bahía transparente<br />

que se formó en tus manos<br />

El resto es la Nada<br />

Es una llovizna de pétalos<br />

sobre<br />

nuestros hijos dormidos<br />

Del libro Tharsis.<br />

Ediciones Calivú Leovú.-<br />

56


PATRICIA DÍAZ BIALET<br />

AGUALAVA<br />

Agualava cae de mi sexo.<br />

Aguafuerte de químicos poderes.<br />

Agua de prisión desmedida.<br />

Agua de pequeña prostituta subterránea.<br />

Agualava cae de mi sexo.<br />

Pintado artilugio de mis labios.<br />

Agualava aguaceite en borbotón de añeja ingle carcomida.<br />

Agualava aguaceite de espeso puntapié en caída libre.<br />

Agualava en queja de paracaídas.<br />

Agualava en frotación constante.<br />

Agualava por vos mi amor de veinte identidades.<br />

De a sorbos te ofrezco mi agualava paraíso.<br />

Mi rocío de muslo disgregado.<br />

Yo te ofrezco mi dulce artimaña de gacela.<br />

Mi amague de nudo.<br />

El ardor de mi ojo de circo.<br />

O el timbal de cópula en permanencia.<br />

Gruta áspera de pico que penetra<br />

la púrpura pluma de aire cuando gozo.<br />

57


Agualava y su fluir en cauce anónimo.<br />

Agualava y su tambor en talle de gladiolo.<br />

De gorjeo.<br />

De gruta acorazada.<br />

Agualava por vos mi amor de quince abrazos.<br />

Agualava aguapéndulo de piedra para ser fundida en franja de<br />

furia.<br />

58


FETICHE<br />

Al hombre manta de silencio<br />

Sólo si así alguien me penetra<br />

yo florezco en cada espacio de polvo que me sobrevuela<br />

sólo si así me dicen me contraen me retuercen con mano de<br />

estigma.<br />

Si así me aplastan me lamen me aprisionan<br />

aunque haya este vidrio esta pena<br />

estos huecos exagerados en mi memoria.<br />

59


KARINA CARTAGINESE<br />

DANZA EXTRAÑA<br />

Estamos a los costados de una cama donde hay una mujer o la<br />

ausencia de una mujer. Su esposo borda o cose algo. Mientras el<br />

pescado está hace varios días en la pileta de la cocina, y huele<br />

mal.<br />

En un momento salimos todos corriendo hacia una plaza.<br />

Estamos en distintos puntos del espacio, somos palomas.<br />

Algunas en los techos, otras en los bancos, otras en el suelo.<br />

Entro en la frecuencia de los ecos, del movimiento de una de las<br />

mujeres pájaro que está en una cornisa mensajera. Me retuerzo<br />

en el suelo y mientras me muevo me doy cuenta de que estoy<br />

desnuda y me sigo retorciendo, contenida por la bandada que me<br />

mira alrededor.<br />

60


EN MEMORIA DE LA MERLUZA<br />

Anzuelada en la hora sorpresa por la boca muere. Flor arrancada<br />

del agua. Ya no dice nada ni nada. Entonces si anzuelada dónde<br />

nada? Dónde nada todo? Será mucho? Poco? Toda ella un río<br />

de garganta seca. Muda. Reencarnará? Será mujer? Será sirena?<br />

Será de nuevo pez? Se comerá a un soldadito de plomo? De<br />

todas maneras el soldadito morirá. Tendrá una danza renga con<br />

una bailarina. Sus corazones arderán y se fundirán para siempre.<br />

Fin del cuento? Será estrella mar? O actriz del Discovery<br />

Channell Documental? Podrá audicionar para Mundo Marino?<br />

El lugar común del pez? A la sartén? Cambiar el triste cuento<br />

que me contaba mi mamá de chica, todas las noches. Fácilmente<br />

brotaban ríos de mis ojos. Una vez tuve un gato en el ojo, pero<br />

una merluza no. Cómo se ríe un pez? Tienen orgasmos? La<br />

merluza sabe del tiempo y del pescado que no se vende aún? Me<br />

encanta el pescado pero para eso necesito un pez, que por la<br />

boca muera. Quiero que la merlu sea feliz, que no tengan que<br />

pescarla para rescatar al soldadito de sus entrañas .Tiene<br />

entrañas el pez? Esa carne tan blanca y tan blanda, no la hace<br />

casi santa? Purificada por el agua, a cada milímetro de nado<br />

recién bautizada? Este pescado anzuelado se llamará así? No<br />

tendrá otro nombre? Por qué cardumen, cada merluza no es un<br />

ser individual? Se habrá enamorado como la bailarina y el<br />

soldadito? De todas maneras el soldadito morirá. La merluza y<br />

la bailarina también. No quiero que broten ríos en mis ojos. Soy<br />

un anzuelo de lo que estoy escribiendo ahora? A cada palabra<br />

61


nado pero siento que por la boca muero. Que me hundo en el río<br />

como el soldadito de plomo. Un niño irá a pescar. Me llevará a<br />

su casa. Naceré del vientre del pescado. Entre branquias y<br />

pulmones respiraré y bailaré para él. Principio feliz.<br />

62


HERNÁN FERNANDO TENORIO<br />

¡Te hablo, Guitarra<br />

Quiero convocar a tu espíritu<br />

para que se deslice<br />

en una proyección canora,<br />

por la acústica,<br />

la magia del sonido<br />

como el rayo carbónico<br />

petrificado en las gotas<br />

que estalla y se fractura,<br />

la distorsión de los pedales de efectos<br />

es el lamento de la electricidad atormentada<br />

“Doble distortion a fondo”<br />

y es como vidrios chirriando<br />

el ruido,<br />

nido de águila agorera…,<br />

le corta el paso<br />

pero,<br />

63


finalmente,<br />

es acorralado por las melodías.<br />

De Guitarra nocturna. El ojo del mármol, Buenos Aires, 2013.<br />

64


Perdura un aire rancio en estos poemas<br />

es la mierda que pulula<br />

las intransigencias de los absolutos<br />

os absueltos<br />

esos arbustos molestos que se comen a la Tierra<br />

y defecan en las mentes<br />

a cada paso<br />

en el ferviente excremento del mundo<br />

en lo sucio<br />

en las cucarachas<br />

que<br />

como bien dijo alguien<br />

“son un producto de la cultura”<br />

De La voz diáfana (inédito).<br />

65


MARIA CRISTINA PIZARRO<br />

ÑANDUTI<br />

Del jardín de las Hespérides,<br />

llegué a esta tierra americana<br />

y aguardo el retorno de aquel hombre<br />

perdido en la memoria de una guerra.<br />

Cuando dioses y héroes trajinan por las calles<br />

donde el sol inunda mi deseo<br />

me ofrezco al luto del regreso.<br />

Y el edificio del Real Gobierno<br />

observa en su soberbia,<br />

la aldea desventurada<br />

nutrida por el río.<br />

En la noche,<br />

el destino construye telarañas<br />

66


por medio de las formas<br />

que imitan las guayabas<br />

en tramas que descubren la piel<br />

de la madera.<br />

Voy tejiendo la urdimbre de la sangre.<br />

De La voz viene de lejos, 1995.<br />

67


LA QUE CAMINA SOBRE EL FUEGO<br />

Yo soy en ese instante la que camina sobre el fuego, siente la<br />

humedad de la hierba recién cortada y se envuelve con el aroma<br />

del bosque.<br />

Yo soy quien abre los ojos a la encarnación del ser que fluye<br />

entre la máscara y la caída.<br />

Yo soy quien desea desprenderse de átomos extraños y se<br />

mueve en la danza de los nombres.<br />

Yo soy un poema vacilante que gira hacia una espiral<br />

ascendente.<br />

Tú eres el silencio que precede a la voz y que retorna en el<br />

éxtasis final.<br />

Tú eres el sonido que surge en el corazón, sale de tus labios y<br />

resuena en palabras-pájaros.<br />

Yo soy un remolino que sueña con el Dios de la Noche.<br />

Yo soy quien mira en el interior de una perla frágil, se sumerge<br />

en el pozo de agua para fusionarse con la música.<br />

Yo soy quien se mira en las aguas y se ve mirando el abrazo de<br />

las olas.<br />

68


Yo soy quien se ha despojado de la espuma, quien se ha<br />

extraviado entre el límite de las nubes en el cielo, quien se agita<br />

en el milagro de la conversión del agua en vino.<br />

Tú eres el verde que resplandece en el aire y recobra el<br />

equilibrio después del gozo.<br />

Tú eres quien sospecha la mudez del alma y se revela en las<br />

piedras que ocultan los secretos.<br />

69


ANA ROMANO<br />

AÑORANZA<br />

Asomada al recuerdo<br />

emerge<br />

tu<br />

figura soberbia<br />

autoritaria<br />

desprotegida<br />

En aridez<br />

sembraste<br />

diminutas semillas<br />

La muñeca impávida<br />

detecta<br />

cómo llega la muerte<br />

Despido<br />

en cuanto salpica<br />

un hálito de destellos.<br />

70


CAUTIVO<br />

Se sacude inquieto<br />

aletea<br />

Aun agobiado<br />

se rebela<br />

Mientras lo acordonan<br />

en el intento de<br />

aplastarlo<br />

chilla<br />

hiende<br />

rasguña<br />

Dispuesto<br />

a salir (se)<br />

además gime.<br />

71


DANIEL ARIAS<br />

Del libro Cielos Paralelos<br />

170<br />

Retorno a mi casa por caminos de bruma,<br />

hay signos nuevos, señales difusas,<br />

carros volcados y barro alrededor,<br />

Itaca entre brumas, allá voy,<br />

lanzado en la mirada<br />

el camino es confuso y largo en el aire,<br />

como el pájaro negro en la rama con su desesperación perpetua,<br />

ser uno mismo y uno solo,<br />

el infinito en la gravedad del destino como el pequeño pájaro,<br />

tengo la religión del vuelo,<br />

el espíritu de la tarde<br />

que se arroja al vacío<br />

72


171<br />

He logrado deshacerme del grito devorador<br />

y del musgoso silencio,<br />

he logrado emerger como un secreto<br />

con la sílaba que abrasa,<br />

he logrado alzar un muro<br />

en las grietas amarillas,<br />

pude ascender hasta la piel del dolor original<br />

donde la boca perpleja se hace viva y transparente<br />

y todo parece inmutable.<br />

Y así, roca en el mar,<br />

con una sangre porosa<br />

donde se extravían los peces,<br />

de pie sobre las olas en el fondo de las miradas,<br />

aquí, donde el viento deja su pesada tela<br />

el primitivo dolor llega<br />

como bandera de enemigo,<br />

a esta roca espejo del mundo<br />

irrespetuosa y convincente,<br />

llegan las incesantes olas<br />

con el soplo de remota noche,<br />

la noche que trae nuestro destino de arena.<br />

Y yo aquí, roca en el mar,<br />

desconocida por los hombres,<br />

he logrado deshacerme del tiempo.<br />

73


ELEONORA D'ALVIA<br />

INSISTENCIA DEL AMOR<br />

El amor es una tarta de naranjas.<br />

El amor es un pañuelo blanco.<br />

Amar, conversar,<br />

Insistir en nombrar<br />

Recordar, conversar<br />

Seguir denunciando<br />

el horror<br />

con amor inclaudicable<br />

hasta producir el milagro.<br />

A las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.<br />

74


APALEAR LA SOLEDAD<br />

Verter la sangre de los desesperados<br />

sobre turbas dispersas que nada buscan.<br />

Sólo un mendrugo de pan,<br />

un cuerpo caliente en el frío nocturno,<br />

apalear la soledad hasta dejarla sin sentido.<br />

1968, Buenos Aires, Argentina.<br />

75


GRISELDA GARCÍA<br />

CREER PARA VER<br />

El primer día el cielo se oscureció<br />

empezó a llover un agua tibia.<br />

No enciendas la luz, dijiste<br />

para qué si ya vimos todo.<br />

Había amigos en la casa, los tomé de un trago.<br />

Madres creadoras:<br />

nunca imaginé tal ostentación de carne.<br />

No fue difícil trepar a tu espalda<br />

Lo difícil fue estar a la altura, no retroceder.<br />

Siempre creer, decías, pero perdiste la fe.<br />

Cuerpo mío<br />

aprendiste del mar a caer y levantarte<br />

fuiste llenado y vaciado por y para ellos<br />

para hacerlos más hombres cada vez<br />

con la insistencia del mar te ofreciste<br />

te fustigaron en tus avatares<br />

en cada fase de la luna y sus ciclos<br />

cuerpo mío, te hicieron hablar<br />

tus secretos parieron locos nuevos<br />

76


no es sin riesgos la escucha.<br />

Ante un cuerpo de hombre sólo siento gratitud.<br />

que Permite Ir Más Allá<br />

77


EL DIQUE<br />

En las últimas vacaciones Papá<br />

construyó un dique en el río.<br />

Le llevó toda la mañana.<br />

Cuando terminó, el sol<br />

había bronceado su espalda.<br />

El agua nos llegaba a los tobillos<br />

nos metíamos en zapatillas<br />

para que los pies no dolieran.<br />

En ese mismo río esparcimos<br />

sus cenizas pocos años después.<br />

Mamá llevó flores y una botella de vino.<br />

No había nadie ese día<br />

solo un hombre acostado en la arena<br />

que al ver la botella gritó de satisfacción.<br />

A Papá le hubiera gustado, pensé<br />

y entrando al agua rompí el dique.<br />

78


GRACIELA VODICKA<br />

LA RUECA<br />

Gira y gira la rueca<br />

sobre un cielo de verano<br />

hebras de sueños van y vienen,<br />

vienen y van.<br />

Melodía incesante<br />

en la tarde del alma.<br />

Hilos que se pierden<br />

en el vergel de la memoria,<br />

van y vienen,<br />

a veces no regresan.<br />

Rueca infinita<br />

con aromas de infancia.<br />

Nadie sabe<br />

que al anochecer<br />

descuelga nombres<br />

desde la luz de su rueda.<br />

Los carreteles dormidos<br />

se pierden por el piso.<br />

Los sueños se aturden en la rueca.<br />

Van y vienen,<br />

vienen y ....<br />

79


ELLA<br />

Con sus manos de pájaro<br />

salió al encuentro de todas las estrellas<br />

con su voz, salió, pequeña y dócil<br />

como todas las voces de las mujeres- niñas,<br />

salió al aire de mayo y el otoño le habló<br />

de antiguas primaveras, salió<br />

a la lluvia fina de todos los augurios,<br />

y con su rostro empapado y su piel<br />

perfumada de tanta caricia y madreselva<br />

pernoctó en en el<br />

calor de un muro único y callado.<br />

Con su pelo de alondra le dio el adiós<br />

a todas sus muñecas,<br />

a todas, o al menos a<br />

sus nenas preferidas,<br />

escucho sin oír<br />

el eco de la sangre en las almohadas<br />

y hacia el alba, hacia un alba cualquiera de<br />

antiguos sortilegios, sonrió,<br />

imperceptiblemente sonrió<br />

para que vos o él o alguien<br />

que conozca su nombre<br />

la llame , desde el rincón<br />

dormido de los sueños.<br />

80


JOSÉ MUCHNIK<br />

PARALELAS<br />

¿Se tocarán en un punto?<br />

¿se curvarán sobre el pene de Júpiter?<br />

¿estallarán en la vulva de Afrodita?<br />

¿Viajar hasta el infinito?<br />

¿interrogar al rey desnudo?<br />

¿abrir horizontes prohibidos?<br />

¡Inútil!<br />

¡El infinito acampó en la ciudad!<br />

Entre bolsas índices códigos<br />

entre cables teclados ratones<br />

auriculares labios soledades<br />

¡Infinitas líneas paralelas!<br />

Parallèles et perpendiculaires<br />

Parallèles<br />

¿Se toucheront-elles en un point ?<br />

¿se plieront-elles sur le pénis de Jupiter?<br />

¿éclateront-elles dans la vulve d’Aphrodite?<br />

81


¿Voyager jusqu’à l’infini?<br />

¿interroger le roi nu?<br />

¿ouvrir des horizons interdits?<br />

¡Inutile!<br />

¡L’infini a campé dans la ville!<br />

Entre bourses indices codes<br />

entre câbles claviers souris<br />

écouteurs lèvres solitudes<br />

¡Infinies lignes parallèles!<br />

libro "Critica poética de la razón matemática" bilingüe en París.<br />

(2015 ed. L'Harmattan)<br />

82


ESTHER PAGANO<br />

DESTINO<br />

La calle va sumando<br />

ausencias,<br />

a la soberanía<br />

que rentan mis piernas,<br />

pero todo mi cuerpo tropieza<br />

oscuridad,<br />

sólo mis pájaros son<br />

ilusionistas.<br />

Abro los ojos,<br />

y veo a mi culpa.<br />

83


VEREDICTO<br />

#niunamenos<br />

Comía en el infierno,<br />

con la cabeza de Juan en la bandeja<br />

frente a su destino.<br />

Un haz de sol hizo centellear<br />

la hoja del cuchillo que se hendía en la carne...<br />

María descansa en la raíz del paraíso.<br />

84


OSCAR VICENTE CONDE<br />

ASÍ SEA<br />

Los árboles<br />

se desnudan precozmente<br />

un reloj se refleja en un espejo<br />

para repetir las mismas horas<br />

tardías<br />

Así sea<br />

algunos ojos retozan<br />

dentro de las tinieblas noctámbulas<br />

sin avizorar a los duendes negros<br />

la luz no se decide entre el gris<br />

y el blanco<br />

como un ciego precoz<br />

un viento acomplejado<br />

grita su escasa furia cerca del río<br />

donde flotan féretros disponibles<br />

las voces de las vírgenes<br />

ahuyentan a los escasos hombres impúdicos<br />

85


algo oscuro y cercano<br />

hace temblar las carnes<br />

en la palidez de la noche.<br />

86


GRACIELA MOSQUERA<br />

SIN ROPAJES<br />

Me desvistes<br />

a la hora de amar<br />

Tiras sobre el perchero<br />

las palabras<br />

los recuerdos<br />

los gestos autoimpuestos<br />

los dichos mas intelectuales<br />

las miradas santas<br />

y me amas desnuda<br />

apretando fuertemente el corazón<br />

que se acurruca<br />

se desliza<br />

sin correr<br />

sin pensar<br />

-ya noy<br />

me transformas<br />

en mujer guerrera<br />

y porto la coraza de tu beso<br />

87


desnuda para siempre<br />

ante tus ojos.<br />

88


VOLCÁN<br />

A veces<br />

una historia golpea<br />

desde el centro<br />

surge como volcán<br />

entre los dedos cráteres<br />

y el alma se convierte<br />

en un rio de lava<br />

Entonces<br />

el corazón arma<br />

una pálida canción<br />

donde la letra es un cemento<br />

y cuesta tanto decir<br />

una palabra que no sea dolor!<br />

Pero de todo<br />

-de las entrañas mismas del abismoemerge<br />

tu sonrisa<br />

-tu estrepitosa fuente de alegríatu<br />

calidez de nido<br />

y la vida se convierte<br />

en una calma<br />

en una paz<br />

donde tu voz me eleva<br />

89


y el tiempo<br />

-esa curiosa nervadura<br />

que es el tiempoqueda<br />

por fin absuelto<br />

para refugiarse libre<br />

en tu mirada.<br />

90


SONIA SAAVEDRA<br />

SOÑÉ QUE ERA UN AVE<br />

Éramos cuatro cigüeñas<br />

migrábamos felices,<br />

ligeras de plumas, con ojo avizor<br />

siguiendo el rumbo.<br />

Volábamos por África,<br />

Estambul y graciosas<br />

parábamos en Escocia,<br />

sintiendo en el alma emplumada, el hogar.<br />

Llegaba mi compañero<br />

y bailábamos la danza del amor,<br />

en medio de la primavera<br />

nacían polluelos, que pronto iniciarían, el viaje al sur.<br />

Y volví a soñar<br />

pero ya no era un ave, era<br />

yo,<br />

que rasante surcaba los mares del norte.<br />

Y me hundía, feliz<br />

en aguas azules, jugando con delfines<br />

viendo pasar las cigüeñas,<br />

91


umbo al sur.<br />

Y ya no sueño, vivo<br />

en llanuras que caen al mar,<br />

en el borde, esta mi hogar<br />

que he buscado, por diversas vidas vividas.<br />

Por fin he llegado,<br />

la humilde cabaña tiene en su techo<br />

un nido de cigüeñas y<br />

ya no sé, si sueño que soy un ave, o vivo realmente.<br />

92


MARIEL MONENTE<br />

GOLONDRINA<br />

El cuerpo de la infancia<br />

es frondoso<br />

como un olmo<br />

de él penden<br />

miradas<br />

que no pude descifrar<br />

cuentas de algodón<br />

mejillas discretas<br />

las manos se perdieron<br />

llamando nomeolvides desde el balcón<br />

de él penden<br />

tacitas de té<br />

porcelana rabiosa<br />

y la palabra golondrina<br />

con ese cascabel<br />

en el centro del eco<br />

el viento agita la infancia<br />

nos hace caer.<br />

93


VENTANAS<br />

Cuando dormíamos con las ventanas abiertas<br />

era verano<br />

y era<br />

playa somnolienta entre los juncos<br />

atardecía en el cañaveral<br />

y bajo el dintel<br />

había<br />

zapatos de charol y una bengala extraña<br />

las mariposas nocturnas liberaban<br />

su terciopelo manchado<br />

cuando dormíamos<br />

nos acunaba la espera<br />

ceniza de ayer<br />

brasa de mañana.<br />

(del libro “Casa Ciega”).<br />

94


ALBERTO RAMPONELLI<br />

UN HECHO ESTETICO<br />

Como una palabra tragada por el silencio, puede decirse. Lo<br />

cierto es que el tipo cayó desde la cubierta sólida de un barco y<br />

luego de teatrales pataleos y manoteos más o menos<br />

grandilocuentes, desapareció bajo la superficie del agua. Tal<br />

vez, con un poco de suerte, el cuerpo sea devuelto a tierra firme.<br />

Pero no resucita; es sólo un cuerpo muerto sobre la arena de la<br />

playa. A lo sumo, algunos testigos podrán apreciar la belleza<br />

quieta, casi repugnante en su propia fascinación, del ahogado.<br />

95


NADIE ESTÁ EN CASA<br />

Una luz se prende en algún lugar de la casa, pero la casa está<br />

vacía (el gato, que dormita solitario sobre un sillón, no cuenta).<br />

Un sonido se escucha en algún punto de la casa, pero la casa<br />

está vacía. Un objeto cambia de disposición dentro de la casa,<br />

pero la casa, claro, está vacía. Y un minuto antes de que sus<br />

habitantes regresen, la luz se apaga, el silencio se restituya, el<br />

objeto vuelve a su sitio. Sólo el gato ha sido testigo de estos<br />

mínimos acontecimientos. Pero, como ya dijimos antes, el gato<br />

no cuenta.<br />

96


BEATRIZ ARIAS<br />

Es allí donde la muerte espera,<br />

donde los sueños han caído<br />

como frutos maduros,<br />

donde el sol<br />

se derrama en las veredas.<br />

Una noche casi azul…<br />

y la luna<br />

con su puñal nacarado<br />

la crucifica.<br />

97


Las calles ahogadas en los nombres que ya no están,<br />

canciones de lluvias extraviadas, momentos decapitados,<br />

sueños rotos, la vida demorada en una esquina.<br />

Ya no, madre, ya no suena el grillo de la infancia.<br />

En el espejo huye aquella niña<br />

y se desvanece en la niebla del tiempo.<br />

98


MARÍA DEL CARMEN COLOMBO<br />

LO QUE MATA ES EL CUERPO<br />

Lo que mata es el cuerpo<br />

deprimido, el color negro<br />

azuza los instintos<br />

de un fanático del ojo. Existo<br />

aunque no me vea, mentiría,<br />

lo que mata es la cursiva de mi voz,<br />

escapo de su vista. Y hurga<br />

como si buscara el alma: inútil, insectos<br />

y poemas no tienen. Nada,<br />

entre líneas sus ojos huelen el horror<br />

literal: la poesía es una forma de<br />

mirar, intento pero avanza, una forma<br />

de ceguera. Detener el agitado sueño<br />

del entomólogo no puedo. Me clava en la pared, ahora<br />

toma distancia.<br />

No me ve, pienso, no me ves.<br />

99


GARDEL Y YO<br />

Nunca<br />

gritó pecosa porque<br />

yo no tenía<br />

ni una<br />

peca<br />

gentil con esas<br />

faltas<br />

de imaginación dijo<br />

en cámara<br />

"I love you marilín"<br />

pasaba<br />

que por aquellos tiempos<br />

mi nombre era maría<br />

maría solamente.<br />

100


DANIEL ADRIÁN CASTELAO<br />

No sabía cuál era la puerta acertada. La Intuía. Dudaba en el<br />

movimiento exacto del segundero. La puerta era esa, tenía que<br />

irse. Cruzar el umbral e irse al reverendo carajo.<br />

Por alguna razón, era suficiente esa llave para una puerta<br />

dibujando una cerradura inexistente. Descubrió que no<br />

necesitaba llave, que todas las puertas son entrada y salida, que<br />

todas limitan como en un laberinto.<br />

Atravesamos puentes, túneles, ventanas. Saltamos medianeras,<br />

barreras, molinetes. Soñamos puertas giratorias, ascensores,<br />

escaleras mecánicas. Viajamos contra barricadas, piquetes,<br />

fronteras.<br />

Pero al carajo nos vamos igual.<br />

101


El viaje se adentra en la memoria. Si nos dejáramos llevar por<br />

los nudos de los sentidos retornaríamos a sus horas previas, a su<br />

contraluz. Paso a paso advertimos piedras al borde del camino,<br />

frágiles y con premura. En el asfalto maduraban promesas en<br />

forma de mujer.<br />

En las rutas atestadas de pasado hallamos la sensación de ser<br />

huéspedes perpetuos. Es allí donde el tiempo osa desbordarse<br />

entre vértigo y realidad. Cada viajero guarda en sí mismo al<br />

pasajero de su ayer. Da otra vuelta en la espiral que suele ser<br />

rebelarse o revelarse.<br />

A partir de allí, nada será lo mismo en la próxima curva. El<br />

camino traza un encuentro. Será con seguridad un guiño a esta<br />

naturaleza.<br />

102


AMADEO GRAVINO<br />

CARNAVAL IV<br />

Violenta,<br />

canta la noche<br />

una cumbia de rojos malvones<br />

niños lloran,<br />

asustados y tristes,<br />

con caras almidonadas<br />

suspiran las glicinas<br />

hay fantasmas saltando terrazas<br />

de casas desveladas<br />

los árboles, tranquilos,<br />

matizados de azul,<br />

piden silencio y rocío<br />

los pobres hombres sin trabajo<br />

se amontonan y gritan<br />

en las esquinas<br />

el hambre,<br />

vestida de prostituta,<br />

les hace señas obscenas.<br />

103


VARIACIONES SOBRE UN POEMA DE RAYMOND<br />

CARVER<br />

[Parte 4º]<br />

Tantas horas rengas que corren los relojes<br />

Tantas estupideces que dicen los tarados<br />

Tantos amores contrariados<br />

Tantos travestis<br />

Tantas putas<br />

Tantos borrachos<br />

Tanto partido de fútbol/de tenis o de golf/<br />

Tanta violencia<br />

Tanto reclamo<br />

Tanta sopa caliente y livianita<br />

Tanta lechuga<br />

Tanta manzana asada<br />

Tanto huevo relleno<br />

Tanta salsa blanca<br />

Tanto puré de papas<br />

Tanto té de tilo<br />

Tanta chiquita rubia/linda y redondita/<br />

Sirven /a-penas/<br />

Para pasar los días<br />

Para gastar la vida<br />

-Amarga mente-<br />

Como un tango.<br />

104


PERÚ<br />

JULIA DEL PRADO<br />

ELEGÍA A TETIS<br />

Tetis alucina en cada atardecer<br />

cuando el sol se oculta para<br />

darnos su ser hecho tiempo.<br />

Nereida de ancho mar,<br />

ese tu aposento cubre tus cabellos<br />

tu tristeza sin Aquiles.<br />

Estigia te lo quitó<br />

lloraste su muerte junto con las Nereidas<br />

saliste una vez más de la mar<br />

para dejar en el Olimpo, su monumento<br />

para no olvidar su historia.<br />

El curso de los tiempos se suceden<br />

y tu brillas en zumo de suma eternidad<br />

a pesar de los agobios que los humanos<br />

hemos dejado en tu esencia<br />

Hija de Nereo, el viejo del Mar.<br />

Divinidad marítima, perpetua diosa<br />

perdona a los perversos que en su astucia<br />

han hecho desastres en la mar<br />

105


y en los tres mil ríos<br />

de este universo que un día nuestra<br />

madre Gea trajo para cuidarlos.<br />

Te saludo Tetis desde una orilla<br />

donde me trae el viento para<br />

no sucumbir, abres tus brazos<br />

para dar arrullo.<br />

106


MIGUEL AMARANTO<br />

MOSAICO<br />

Un escenario<br />

Manola elegante<br />

Colonia centro<br />

Torreón<br />

Festival de la sintaxis<br />

en aceite mineral.<br />

3 llaves a México<br />

mi padre observa a través de una foto<br />

el candado que niega conjurar tu amor.<br />

7 pesos<br />

Un incienso<br />

Comunícate<br />

Samsung<br />

Citas aquí<br />

La banca asida a mis nalgas<br />

espera las tuyas;<br />

mis ojos cuelgan en la pared de enfrente.<br />

Llama<br />

Lunes a viernes de 10 a 7<br />

87 11 18 04 83<br />

Sedes alternativas<br />

Aquí<br />

Ree sol miii<br />

107


Ree soool miiifa mifa mii<br />

Veo con tus ojos azules<br />

pasar al cóndor por la escala cromática<br />

fuga<br />

en La<br />

colonia centro<br />

Torreón.<br />

108


JOSÉ PINEDO PAJUELO<br />

Arde la leña<br />

En un horno d barro<br />

En aquel horno d nuestros<br />

Antepasados El horno se calienta<br />

A un costado la brasa se mantiene<br />

Las latas entran y salen<br />

Nos frotamos las manos<br />

Suaves y otras encallecidas<br />

Porque ya viene para el café<br />

El tE la hierbaluisa el cedrOn<br />

O el mate el rico<br />

Bizcocho y el pan serrano<br />

109


Estuve frente al mar<br />

Pensando en las aves marinas<br />

Del otro lado de la isla<br />

Y en un cerrar de ojos<br />

Vi sobre las blanquecinas olas<br />

Del mar volar a dos pelícanos<br />

Y al acercarse a la playa<br />

Donde me encontraba<br />

Soltaron una cinta<br />

Do unos ciudadanos habían escrito:<br />

"NO QUEREMOS QUE NOS GOBIERNEN DESDE LA<br />

CARCEL”<br />

110


FIORELLA TERRAZAS<br />

Vuelvo a mirar al pueblo, destacando algunas palabras<br />

importantes al vacío.<br />

Riéndome con la boca de mi corazón resuelvo cuestiones: ¿Hay<br />

algo de lo que estén orgullosos mis ojos? Soy el tartamudo que<br />

les suprime los gritos a las penitencias que se acercan ¿Me<br />

tienen fe? Ser menospreciable siéntete orgulloso porque hablaré<br />

de tu orgullo en el desdén:<br />

Último hombre el suelo está fértil aún, fija tu objetivo. No<br />

vibres en el anhelo, cuélgate de tu arco y fallece. O ponle inicio<br />

a esta tierra donde bailan las semillas para oponerse a la sombra<br />

del caos. El tiempo más despreciable se acerca, no parará de dar<br />

vueltas sobre las estrellas y no se lanzará la flecha de la buena<br />

nueva.<br />

111


En este cuartito miserable han abandonado un corazón<br />

el cual todos los trasmundanos queremos ver<br />

es una migaja de desvarío, fatiga y saltos mortales<br />

yo condeno a todos los dioses como pobres ignorantes<br />

que no saben crear más mundos a este corazón<br />

él oye hablar a los insectos en mi mente<br />

raspan cuando caminan<br />

celestes y ocultos de los hombres<br />

que hable el cuerpo entonces en cierta medida de lealtad<br />

el cuerpo deshumanizado que mete su cabeza entre las paredes<br />

y busca nueva voluntad<br />

las palabras honran al cuerpo terrestre<br />

las palabras inundan a los decrépitos<br />

las palabras dicen cosas enfermizas sobre la piel de los cuerpos<br />

por eso hay que escuchar a los predicadores de la muerte<br />

porque luego el cuerpo está plenamente sano<br />

se forman ángulos rectos<br />

quizás allí podamos clonar a un corazón que cure enfermos<br />

o dioses que curen un corazón enfermo<br />

furiosamente<br />

con jóvenes virtudes<br />

con delirio de razón<br />

y con divinidad de pecados y dudas.<br />

112


COLOMBIA<br />

ÁLVARO ÁLVAREZ ROJAS<br />

FRENTE AL DESTINO<br />

El viejo bus se alejaba, polvareda, sudor pegajoso,<br />

su corazón y maletas repletos de sueños y esperanzas.<br />

Recordando su vida provincial la nostalgia le arrugaba el alma.<br />

En un parpadear del tiempo, escases y sacrificio se graduó de<br />

médica.<br />

Todo tiene que llegar, cuando tiene que llegar,<br />

Y todo se va, cuando se tiene que ir “<br />

El flamante y prestigioso esposo… compromisos de ausencia,<br />

enviaba en oropel cortesías de palabras rutinarias… poco lo<br />

miraba.<br />

Sus secretos de conquista, olvidados, desplomados en ruinas,<br />

cada lágrima era un parto de dolor, le ahogaba la soledad.<br />

Espejos del alma los ojos,<br />

Opacos, caóticos, ojos de almas vacías.<br />

Muchas noches con gatos negros atravesados,<br />

los espejos del alma rompieron en pedazos de llantos,<br />

113


desnuda entre los cristales, agonizaba de abandono,<br />

augurio de siete años de mala suerte.<br />

Con la fuerza de propio amor, la fuerza de querer vivir,<br />

brotaron de su corazón alas de águila… volar alto y lejos.<br />

Se paró frente al destino, soltó una irónica sonrisa,<br />

desplegó sus alas abrazando el futuro de felicidad.<br />

Un día de esos, un día cualquiera, le llegó el ungido de los<br />

dioses,<br />

le beso el alma, su corazón, sus labios, sus sombras y luces.<br />

Para siempre se miraron con la más tierna de todas las miradas,<br />

… de todas las miradas, enamoradas.<br />

114


LA SUBLEVACION DE LOS TACONES<br />

Dominantes Adanes empoderados en tronos de elogios, látigos<br />

de dogmas, grilletes de humus controladores : por opinar,<br />

pensar, soñar, respirar, desear … vejaciones agresivas,<br />

crueldades con saña…tribunales sordos. Obligaban<br />

mansedumbres a sus mujeres “ amadas “ bebieran sus mordazas,<br />

rieran y lloraran a escondidas, lavaran sus pies con lágrimas<br />

rojas de esclavas, sin amor usadas … todos por los críos en<br />

resignadas oraciones. Insumisas de aguantar desafiaron tiranías<br />

con burlescas risas, comenzaron a desteñirse arrogancias de<br />

falsos dioses. Damas, obreras, campesinas, del común,<br />

estudiando a carcajadas, ruidosos tacones se oyen, la rebelión<br />

….! Ha comenzado ¡ Prostitutas muertas de la risa cerraron<br />

bares y las piernas, camándulas en carnaval, monjas<br />

embriagadas de sonrisas, oficios de cocina, aseos, planchadas<br />

…se burlaban de risa, creciente bola de fuego en risas del<br />

mismo idioma. ¡ todas eran ellas y ellas eran todas ¡ ¡ NI UNA<br />

MÁS ¡ Nunca más mujeres desfiguradas o mutiladas, ni<br />

laceradas con puños y patadas, ni gritos insultantes, ni besos<br />

depravados a la fuerza …. ¡no y punto ¡ en todos los rincones<br />

del viento, no callan risas de igualdad. Algunos bajaron los<br />

puños encrespados, tragaron sus iras, otros de rodillas ofrecieron<br />

besos y caricias de rosas rojas, regalaron perfumes de diosas,<br />

canciones románticas, invitaron a cruceros del amor y mil<br />

noches en París. Los sables y fusiles …. doblados de la risa, de<br />

las nubes llovían risas, carros en risotadas despectivas, …todas<br />

115


en coro se reían de las Cortes y los Dioses…EVAS, mucho más.<br />

Ni un maltrato más, la sublevación sigue avanzando. ¡ todo lo<br />

pueden hacer y todo lo quiere hacer ¡ Pensándolo bien ….<br />

¡ SIN ELLAS NO SOMOS NADA<br />

116


SAÚL SANCHEZ TORO<br />

MARTÍN LUTHER KING<br />

Paradigmas de extraña conveniencia,<br />

capataces atando yunta triste,<br />

pérfidas mentes que el dolor reviste,<br />

desterradas al fin de la conciencia.<br />

Años de lucha contra la indolencia,<br />

fe quebrantada, odio que subsiste,<br />

mar de penas que el cuerpo no resiste,<br />

en dispar lid vencida la paciencia.<br />

Voz que truena en promesa de confianza,<br />

acallando los llantos de la gente,<br />

el grito desvalido que presiente<br />

un futuro de óptima esperanza,<br />

donde tornan indignas restricciones<br />

en iguales y justas condiciones.<br />

117


AÑORANZAS<br />

Cómo se desgasta inútilmente el pensamiento<br />

recordando momentos<br />

que en otra época fueron instante apasionado,<br />

y ya todo enterrado,<br />

incluyendo tormentos,<br />

sólo queda en memoria grabado el sentimiento.<br />

Cómo es que el corto tiempo que nos queda perdamos<br />

añorando quereres,<br />

que otrora nos brindaron alegría y pasiones<br />

y al final, con razones<br />

casi todos los seres,<br />

lo que un día quisimos, fácilmente olvidamos.<br />

Cómo es que al transcurrir los años, nos marchitamos<br />

anhelando ese ayer,<br />

en el que fuimos duramente golpeados,<br />

y así tan lastimados<br />

quisiéramos volver,<br />

a repetir los hechos que por dolor dejamos.<br />

118


MÉXICO<br />

JULIA ELENA AGOSTINA<br />

SER<br />

Ser tu insomnio en noches<br />

de luna llena.<br />

Que maldigas mi nombre al<br />

recordarlo en cada verso<br />

que escribas.<br />

Ser tu poemario que<br />

escribes sin detenerte en<br />

la tenue luz de tu habitación<br />

marchita.<br />

Ser la musa que odies y<br />

ames cuando se encuentre bajo<br />

tus sábanas tibiando tu cuerpo.<br />

Seguir siendo tu amante posible.<br />

119


Ante el espejo<br />

te detienes,<br />

inquieres a las<br />

huellas de tus ojos.<br />

Surcos que han<br />

marcado tu destino,<br />

no han tenido<br />

piedad de ti.<br />

Reflejo de cristal<br />

en tus pupilas<br />

delatan tu pasado,<br />

heridas del alma y corazón.<br />

Triste mirar castaño,<br />

sufres en silencio.<br />

120


ATAHUALPA E. AMAYA<br />

Hoy las balas juegan a rasgar los gritos del silencio.<br />

En la calle quedan las sombras de niños jugando a las<br />

escondidas.<br />

Y la sangre derramada corretea el tiempo.<br />

Mientras el tiempo,<br />

descansa en la banqueta<br />

pensando como diluir las horas.<br />

y el payaso<br />

ríe con la tristeza<br />

al lado.<br />

mientras la muerte<br />

juega a encontrarse<br />

en la vida.<br />

121


MI PENSAMIENTO<br />

Se ha hundido<br />

En un tequila<br />

Rebajado con mí fe.<br />

El cual tomo sorbo a sorbo.<br />

Cerca de mí observo con recelo<br />

Una imagen:<br />

me pide la escriba en la hoja.<br />

Mientras me siento en el poema,<br />

El espejo me pregunta ¿Qué te pasa?<br />

“los ángeles me han ganado, en el póker una sinfonola de<br />

sueños”<br />

Despreocupados los versos no encuentran<br />

la forma de escapar de esa tempestad llamada poesía.<br />

Y la adicción de un verso duerme entre prostitutas,<br />

mientras encuentro un beso olvidado en la ranura de tus labios.<br />

122


ESPAÑA<br />

FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ<br />

NIÑEZ<br />

He vuelto por unas horas<br />

a la que jamás fue mi niñez<br />

a los años en que se ausentaban los pájaros<br />

en el cielo nublado de todas las mañanas<br />

sin encontrar el lugar secreto<br />

en el que nos escondían los juguetes<br />

Un día dos niños se besaron<br />

ignorando por qué el instinto<br />

les empujó a ocultarse<br />

en el nido abandonado de los gorriones<br />

123


TRAVESTIDO<br />

En el ceremonial íntimo del solitario<br />

las lágrimas se confunden con la cobardía<br />

es un proscrito por la realidad de lo distinto<br />

maquillaje que juzga la sociedad<br />

de irreverente<br />

Ya en la calle cruza la frontera<br />

misántropo en sus sentimientos de mujer<br />

y la noche le sorprende<br />

saldando su deuda con la naturaleza<br />

Allí donde nadie conoce su secreto<br />

le han visto del brazo del mendigo<br />

sufriendo por amor<br />

en la prisa de las horas<br />

mordiéndose el deseo<br />

en la esquina del coraje<br />

aprendiendo a convivir<br />

en los sueños con las brasas<br />

Hoy se siente el protagonista de su vida<br />

encerrada en el baúl de la infancia tantos años<br />

y en la acera del placer prohibido<br />

comparte con las putas<br />

la desgarrada melodía de un blues<br />

124


que estalla en el silencio<br />

de un destino encadenado<br />

a la ambigüedad maldita de su sexo.<br />

125


CONCHI SEDANO GONZÁLEZ<br />

Te quise<br />

mientras que desplegaba una caricia<br />

sin apenas rozarte,<br />

mientras que tú observabas el vértice<br />

de cualquier esquina,<br />

mientras que palabras rotas<br />

tejían amargos caligramas en mi pecho.<br />

mientras rasgué mi exilio...<br />

Hoy<br />

- firmado nuestro epílogo -<br />

un poema solloza en la mitad del ocaso.<br />

¡...Y tus manos son incapaces de darle cobijo!<br />

(HOJAS SECAS….rozando mis labios).<br />

126


CERRO AISLADO<br />

PECADOS BRILLANTES<br />

En el silencio de la noche se escucha<br />

lo que trajina bajo la cubierta de mi cráneo.<br />

Brillantes pecados oscuros germinan<br />

en ese tono de media luz que traen las pesadillas.<br />

Sé que al final se abrirán mis ojos dormidos<br />

y cada cosa tendrá su lugar, donde corresponde.<br />

Cuelga un reflejo del sueño en la pared,<br />

desvaneciéndose en la humedad que trae el amanecer.<br />

Me agoto siguiendo la imagen en lo gris,<br />

confundido, mudo e incomprensible el sueño se evade,<br />

se me escapa en una oda inacabada,<br />

impidiendo que nazcan mis oscuros pecados brillantes.<br />

127


CÍRCULO ÍNTEGRO<br />

Conozco todas tus cosas, aún las más íntimas.<br />

Muchas de ellas afloran en lo poco profundo,<br />

otras, como en todos, tienen su hondura.<br />

Todas ellas traquetearon caminos y abismos,<br />

la piel, la memoria y la carne recuerdan<br />

con los dientes apretados y rechinando,<br />

aún bajo esa sonrisa que, como un tatuaje, arrastras.<br />

Tus cosas son simples como castillos de naipes<br />

y también piden un nombre y un hombre.<br />

Por eso ya no preguntes, no huyas, no escapes,<br />

siempre pegadas al cuerpo irán tus cosas,<br />

mudas, dibujaran punzantes tus formas,<br />

eso todos ya lo hemos pasado. Y seguimos.<br />

Con un aliento saltando de lo profundo,<br />

con la cabeza apoyada sólo en sueños. Viviendo.<br />

Abriendo ventanitas con cristales polvorientos,<br />

en un círculo íntegro continuamos viviendo.<br />

Todo parece algo mucho para una sola vida,<br />

hasta el amor, que como una cicatriz,<br />

se nos queda por momentos, pegado en el cuerpo<br />

128


ALFREDO PÉREZ ALENCART<br />

LOS RUMBOS DEL VIENTO<br />

DOS<br />

Husmea el viento,<br />

acecha por los rincones hermosos de la primavera,<br />

se torna dócil entre tus manos porque parece pertenecerte.<br />

En vano le convidas amor hasta en los sueños. ¿No ves<br />

que el viento está hecho de lejanías? ¿No comprendes<br />

que repentino se torna el viento salido del vientre de los mares?<br />

Una copa puedes derramar entre tantos presagios,<br />

un brindis por el viento legado por milenios de probar mundo,<br />

una oración para que bellos pájaros se suban a su hombro<br />

y contentos canten<br />

al pasar por nubes llenas de agua, guitarreando<br />

cara al cielo, de espaldas a la lluvia<br />

parturienta de vida.<br />

Después te descuelgas del pendiente de las adivinas,<br />

posándote en la nada, en el emborrachado aletazo del viento<br />

que todo lo destapa porque no se acuerda de su sombra<br />

cobijada en el pasado, contrabandista<br />

de sueños inútilmente vivos, de raíces de infinito<br />

alimentando múltiples eternidades.<br />

¿Qué come el viento sino partículas de polen vagabundo?<br />

Así hace germinar sus venas,<br />

129


así se desparrama para no apagarse nunca,<br />

así va en blanca caravana junto a infinitas golondrinas.<br />

Lo encontrarás luego de cualquier desalojo,<br />

pisando cenizas por si obtiene pálido vino que libará<br />

en ardorosos ceremoniales, bailoteando<br />

con bulla jubilosa o marcando el paso<br />

en la alta cúpula de los cipreses.<br />

Cuando ya estés quieto, mira los ocasos cayendo asustadizos<br />

al fondo de la meseta, más allá de las montañas,<br />

yéndose con el viento<br />

para volver mañana con el almíbar del día.<br />

| 45 | Cartografía de las revelaciones<br />

Recuéstate en la hierba,<br />

recuenta lunas extraviadas y embalsama tu vida<br />

con la brisa del amor que invade los sentimientos.<br />

130


DECIMOS HOY<br />

Decimos que la voz del justo nunca es un amuleto<br />

y que siempre está de viaje hacia su múltiple<br />

destino,<br />

pues rema o centellea dentro de un corazón litigando<br />

por rasgar patrañas y bostezos de los<br />

confabuladores.<br />

Decimos que todavía nieva sobre la cruz inabarcable<br />

y que siguen floreciendo enfebrecidas tardes muertas<br />

donde acampan los que urden estragos o traiciones.<br />

Decimos que ante el Poeta no hay adiós cielo arriba<br />

y sí hermandad vertiginosa acogiéndolo con palmas<br />

antes, durante y después de ardientes resurrecciones.<br />

Decimos que no existe tregua al momento de Amar,<br />

que el querer se cuece a fuego lento, tomando forma<br />

en el equilibrio de dos que van soldándose en uno.<br />

Decimos que la envidia es el infierno que más<br />

quema<br />

y que sus denodados tentáculos atraviesan centurias,<br />

igual que en días remotos, con sus hirientes certezas.<br />

Decimos que se debe ser fuerte y resistir iniquidades<br />

131


con las manos en alto bajo el son del sosiego, bajo<br />

el blanco alud ultramundano que patrulla cual ángel.<br />

Decimos hoy que hemos tallado nuestros nombres<br />

huéspedes en todas las piedras de la ciudad dorada.<br />

(Para el Poeta que no envejece<br />

ni en cinco siglos a la redonda)<br />

132


LEONOR RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ<br />

¡ NO QUIERO !<br />

Rompecabezas de tus sentimientos<br />

te sumen en ira descontrolada<br />

queriendo morirte en desesperanza<br />

truncada el ansia de tu alma.<br />

Sal de la caverna en que te alojas,,<br />

haz frente a esa batalla,<br />

ponte la malla del guerrero,<br />

taja los sentimientos,<br />

no te venza desasosego.<br />

No temas a la luz,<br />

deja pasar las sombras,<br />

mira la vida de frente,<br />

plántale cara, tu puedes.<br />

133


PALOMA<br />

Paloma mensajera triste y cabizbaja<br />

que surcas los cielos, alma cansada,<br />

correo de la noche, de la mañana,<br />

esperando estoy, en mi ventana,<br />

sueltes los suspiros que mi paz reclama<br />

de aquel que a lo lejos por mi clama;<br />

no te retengas no tengas compasión,<br />

¡dime la verdad ! ¡ no te conduelas!,<br />

mi ser se exaspera por tu mudez,<br />

deja caer sin ningún recato<br />

el correo fatal que observo en tu mirar,<br />

aquél al que espero, me lo figuraba,<br />

en brazos de otro amor olvido mi yo.<br />

134


LOLA LÓPEZ CÓZAR<br />

IMÁN<br />

Mirar el mar desde tus ojos parece una frase hecha para ser<br />

bonita nada más, pero ahí están tus ojos y la luz, el silencio que<br />

rompes cuando puedes venir a preguntar dónde se acaba, cuando<br />

vuelves a ser tú necesitando límites precisos, puntos fijos,<br />

distancias exactas, tiempo que se tarda sin aproximaciones.<br />

Te acercas desde la comodidad de una hamaca entre árboles a la<br />

silla que dividimos cabiendo a poco. Te voy contestando sobre<br />

Venus, las estrellas fugaces, la gravedad en forma de manzana y<br />

tu piel suave como ninguna otra se introduce en mi garganta que<br />

sigue hablando para que no te marches. Y me preguntas si hoy<br />

podemos quedarnos hablando hasta la una, la hora más singular<br />

y lejana que cabe en tu cabeza de niño. Ese “claro” que dices sé<br />

entonces que es mío, aunque a las doce agarre tu cuerpo flaco de<br />

princesa con los ojos cerrados y te meta en la cama y te pida un<br />

silencio que vas rompiendo sin saber lo que dices, soñando con<br />

estrellas y volcanes.<br />

Tu memoria y la mía se van trenzando como la hierba que vas<br />

cogiendo río arriba, que enganchas al dedo de tu pie en el primer<br />

descanso y por arte de magia conviertes en cuerda mientras no<br />

puedo dejar de mirar lo grande que eres. Ya es mío el miedo de<br />

tus noches encerradas, los golpes porque existes, el pis en las<br />

sábanas durante muchos días. De mí sólo te doy el origen de<br />

135


esta cama antigua donde vienes a ser chico los domingos.<br />

Entonces me preguntas cómo naciste aquí y yo te cuento la más<br />

bella historia de amor que me ha ocurrido.<br />

El mar, como un imán sobre mis ojos, ha dejado su orilla y su<br />

horizonte para vivir en ti. No te quito el frío haciéndote venir<br />

para secarte como todas las madres. Te veo tiritar y sé que son<br />

las olas, la espuma de tus olas sobre mi pecho firme como un<br />

faro.<br />

136


INDIA<br />

MAINAK ADAK<br />

EL PASEO POR LA MAÑANA<br />

Suelo dar un paseo por la mañana<br />

Cada dos días a la semana<br />

Un poco tarde<br />

Veo, el mercado atestado en ese momento----<br />

Ando por el sendero<br />

Los pájaros cantan desde los arboles<br />

(Nadie los escuchan, pero puedo escucharlos),<br />

Los campos se llenan de flores<br />

(Nadie las ven, pero puedo verlas),<br />

Escucho el canto de monedas de mi bolsillo<br />

Ando siendo perdido en esa melodía.<br />

Llegaría al paraíso si se pasaba cada día<br />

Pero suelo irme así<br />

Porque las monedas de mi bolsillo<br />

Siguen volando en el mercado.<br />

Pero aun me pongo contento.<br />

Me encuentro con los parientes<br />

137


Eso me hace tan feliz…<br />

Vienen el tío tigre, la tía gata<br />

Los hermanos--- mono y perro<br />

No se termina hablar…<br />

Y al fin llego al mercado<br />

Veo allí la sonrisa del hermano crocodilo,<br />

De los hermanos serpientes,<br />

Se ponen contentos de verme<br />

Me esperan con tanta impaciencia<br />

Me hace emocionante su amistad<br />

Olvido preguntarles cómo se han llegado<br />

Antes de que he venido.<br />

Pero es mejor que salgo cada dos días---<br />

Siento más sano.<br />

Suelo dar un paseo por la mañana<br />

Compro verduras, pescado y carne---<br />

Vuelvo a casa, cocino, almuerzo y doy a siesta,<br />

Sobrevivo así los próximos dos días,<br />

De nuevo el paseo por la mañana----<br />

Canto de pájaros, campo de flores, sobremesa<br />

con los parientes-----<br />

138


EL CREPÚSCULO<br />

Un carruaje con arrozal se pasa lento---- el sol de las tardes se<br />

pone más suave<br />

Los pájaros azules siguen volando sobre la granja<br />

El camino blanco, polvo, moscas--- siguen perdiéndose en el<br />

cielo como un duermo;<br />

El sol de puesta se acuesta en el campo de arrozal<br />

Se queda acostado; saborea el duermo en la silencia,<br />

Le gusta el campo siguiente----tiene ojos brillantes<br />

Se quedan levantados; --- vendrá el suave olor del corazón<br />

Y desata el fuego.<br />

¿Porqué hay violencia, enoja, cansa, miedo, sangre, ruido?<br />

Pregunté esa pregunta a una bella mendiga después de haber<br />

visto un viejo muerto<br />

y me puse silencioso---- aun hoy estoy sin palabras en frente del<br />

tiempo.<br />

139


BRASIL<br />

DIEGO M. SOUSA<br />

SERENATA PARA LOS ILUSIONADOS<br />

Amor no me dejes sufrir...<br />

Hay días<br />

en que el corazón<br />

se rompe<br />

se deprime<br />

se ahoga<br />

y me duele hasta en el alma<br />

que se comprime<br />

que se hiere<br />

que se destruye<br />

y después del canto<br />

nada más resta<br />

ni la fuerza del encanto<br />

que la vida explica<br />

que el sueño baila<br />

que el tiempo mata<br />

140


Amor no me dejes azul<br />

pues la piel va a sudar<br />

la boca empieza a sonar<br />

la canción de los pequeños<br />

desventurados<br />

Amor no me dejes morir<br />

141


ÁNIMO POETA<br />

Hallaste la polifonía de tu Musa<br />

robusta enigmática deprimente estricta<br />

no hubo la catástrofe mayor:<br />

el verso malo<br />

el verbo no inventivo<br />

sólo los adjetivos que insistieron<br />

-- pero qué te falta...<br />

¿qué te falta?<br />

-- ¡la filosofía retumbante<br />

del bienteveo esta mañana<br />

de diciembre<br />

lluviosa, Mon Amour !<br />

Del Libro Vesuvio<br />

Trad. Helena Fer<br />

142


143


ARGENTINA<br />

LILIANA TROVATO<br />

ESPECTROS<br />

Las desproporcionadas dimensiones del cuadro llamaron mi<br />

atención. Me acerqué para observar con minuciosidad: una<br />

comunidad de ¿espectros?<br />

Ya estando frente a él, manos anónimas salieron de la tela y me<br />

empujaron hacia la inmensidad representada en ella. Traspasé el<br />

áspero borde de la pintura y volé como un fantasma sobre<br />

aquellos espectros que debilitaban mi energía.<br />

No sentía mi cuerpo, pero sí sentía que mis ojos se salían de sus<br />

órbitas, se apoyaban sobre la rama de un árbol sin vida y<br />

miraban absortos la cabeza de un bebé cubierta con un trozo de<br />

tela oscura.<br />

Goteaba sangre de unos huecos: la calavera había sido perforada<br />

por dos tiros. Supe, no sé cómo, que todo había sucedido<br />

mientras se encontraba suspendida en la parte superior de otra<br />

rama.<br />

Ahora eran hilos de sangre los que colgaban de ella.<br />

144


En una de las conjunciones de la rama, descansaba un pájaro<br />

mediano, que observaba a su compañera. Desplegaba sus<br />

grandes alas, como queriendo emprender vuelo, sin embargo se<br />

mantenía estático igual que una piedra.<br />

Mis ojos se enfrentaron con la mirada perversa de un hombre:<br />

flotaba en el espacio sin límites, apuntaba con un arma en<br />

dirección a la calavera; quizás él había provocado la muerte de<br />

aquel ser. Pero, no. Algo me decía que eran otras las manos que<br />

lo habían decapitado.<br />

Los hilos de sangre resaltaban, atrapaban aún más la escena<br />

dantesca.<br />

Continué mi camino, y descubrí una columna vertebral<br />

quebrada, con sólo tres costillas. Me acerqué, quería constatar si<br />

esas vértebras pertenecían al cuerpo desmembrado.<br />

Era complejo entender dónde me encontraba. Súbitamente mis<br />

ojos volvieron a habitar mi cara, y me transformé en un ser<br />

maléfico. Revoloteé sobre cada recoveco, quise descubrir entre<br />

las tinieblas la complejidad de la historia plasmada en ese lienzo<br />

donde ahora estaba invisiblemente mi figura.<br />

Me elevé hasta donde una llovizna densa derretía trozos de<br />

nieve. Una nieve que no había advertido antes.<br />

Desnudas, las pocas hojas, entre los blancos y grises, resaltaban<br />

como anchos trazos de color negro, marcaban el destino fatídico<br />

de los integrantes de la obra sin firma e, inexorablemente, mi<br />

existencia recluida entre penumbras.Atrapada sin salida,<br />

escondida detrás de los personajes, aporté pinceladas de<br />

oscuridad a ese un mundo violento; intuí que quedaría ahí hasta<br />

el fin de mis días, conviviendo con los muertos.<br />

145


EN UN ABISMO<br />

Caigo…, desciendo hacia un abismo. Busco asirme a algo, y no<br />

encuentro nada.<br />

Mis manos resbalan como enjabonadas deslizándose bajo la<br />

intensa bruma de este pozo que me ahoga, me asfixia.<br />

Doy manotazos desesperados, y remolinos de viento golpean mi<br />

cuerpo contra densas paredes, húmedas, arcillosas que lastiman.<br />

Intento agarrarme de ellas, sin éxito.<br />

No existen pasamanos. Sigo girando sin sentido en un largo,<br />

extenso y sinuoso embudo que me absorbe.<br />

Trato de respirar, lentamente. Pero estoy sin fuerzas; a punto de<br />

perder el conocimiento. En la desesperación, vuelvo a intentar<br />

asirme de algún objeto.<br />

Quedo inmóvil.<br />

Mi cuerpo yace inerte en las profundidades de un suelo fangoso,<br />

que va cubriéndome.<br />

Frente a mí, aparece una puerta.<br />

No parece una salida. Son altas puertas de hierro, entrelazadas<br />

con cadenas que forman una cruz.<br />

El barro se va diluyendo. Despierto entre la bruma.<br />

Observo.<br />

¿Acaso alucino?<br />

Hay calaveras por todas partes. Calaveras incrustadas en los<br />

muros.<br />

Debo traspasar aquella puerta.<br />

146


Quedo de rodillas. Cavo con mis manos, voy tirando lodo a mi<br />

alrededor. Hallo algo, un vacío: un hueco.<br />

Extenuado, vuelvo a caer de boca contra el barro. Siento que me<br />

levantan, me depositan en una superficie limpia y clara.<br />

147


OSMAR BONDONI<br />

EL SAPUKAY<br />

a Francisco Madariaga<br />

in memoriam<br />

El mismo sol que en la orilla hizo brillar el hocico del toro y en<br />

los esteros el rojo del pico de las garzas y las gotas demoradas<br />

del rocío en las flores del irupé relampagueó en el filo del facón<br />

del otro cuando desenvainó. Él vio ese refucilo y tuvo que tirar a<br />

un lado la vaina de su arma con el tiempo justo para cuerpear y<br />

dar el salto atrás cuando el otro de salida lo quiso madrugar. Por<br />

eso le miró un reproche duro y sostenido que el otro aceptó<br />

porque bajó los ojos reconociendo la falta y así fue que<br />

empezaron a entenderse.<br />

Se saludaron, como en pésame, tocándose apenas el ala del<br />

sombrero, sin odio y sin desprecio.<br />

Habían llegado a caballo en la mañana, cada uno desde su<br />

rumbo, a esa confluencia del destino, unidos por la fatalidad que<br />

los dos asumieron con dolor, resignados a tener que pelear<br />

porque la perra vida con sus mudanzas mandó que no había<br />

lugar para los dos en este mundo. Así se dieron las cosas y había<br />

que apechugar. Bajo un cielo sin nubes, uno de los dos tenía que<br />

morir en ese día.<br />

148


Sin apuro, como para siempre, fueron envolviendo el poncho en<br />

la zurda, se ajustaron las alpargatas, palmearon a sus ariscos<br />

para aliviarlos de extrañeza, dejaron los sombreros en el mismo<br />

cardo, y ya en posición hicieron que se tocaran las puntas de sus<br />

armas como para bendecir, como para inaugurar la muerte.<br />

Retrocedieron dos pasos y empezaron, el arma baja, visteando<br />

primero. Tiempo. Finta, empuje y tiro, una y otra vez. Un<br />

puntazo que se esquiva, un amague que no engaña, embestida y<br />

quite, retroceso, jadeo, ataque y retirada. Y tiempo, más tiempo<br />

prestado por esa cruel jornada.<br />

Hasta que llegó una estocada del otro que él pudo parar aunque<br />

le dejó una huella, no muy ancha pero profunda, en el brazo de<br />

empuñar. Fue la primera sangre, que empezó a gotear sobre la<br />

tierra, lista siempre para recibir.<br />

Un asalto y otro y otro, el brazo firme, el poncho en vuelo, la<br />

mirada fija, resuelto el paso de avance o repliegue para<br />

sobrevivir.<br />

A medida que maduraba la mañana la acción iba revelando las<br />

mañas de uno y otro. En cada intento se adivinaban más, no se<br />

daban ventaja y cada vez resultaba más difícil llegar hasta la<br />

vida de enfrente. El cansancio ya asomaba por las gotas de<br />

sudor.<br />

Él resbaló en un momento, apenas, casi nada, pero el otro vio el<br />

resquicio y por ahí metió un golpe alto, veloz, astuto, como<br />

definitivo. Él pudo evitar el degüello con agónico agache, pero<br />

le quedó en la cara un recuerdo hondo de esa estocada y uno de<br />

los labios partido en dos. Escupió el dolor y la sorpresa, y un<br />

149


hilo de baba sanguinolenta quedó por un momento ligando su<br />

boca con los yuyos.<br />

Al otro también le llegó más tarde la hora de la sangre, porque<br />

para una puñalada que se venía asesina no le alcanzó la fuerza<br />

del ponchazo y sintió como un frío que se metía cerca del<br />

hombro hasta el hueso.<br />

Así siguieron, de ida y vuelta como habían empezado; heridas<br />

chicas dibujaban un mapa de cuajarones en los ropajes.<br />

Hasta que al fin con los ojos pidieron y se dieron resuello. Un<br />

respeto casi religioso los iba dominando. Él se puso en cuclillas<br />

sobre unos pastos secos y a<br />

corta distancia el otro se arrodilló resoplando, los dos<br />

hermanados por la sangre que parecía no querer dejar de abonar<br />

el estero.<br />

Fue entonces, en el tiempo tenso de esa última tregua, de esa<br />

última mirada, de esa última lágrima por los dos, cuando como<br />

venida de magia, enorme, bellísima, despaciosa, indiferente,<br />

apareció la mariposa. La atrajo la brillante mancha roja en los<br />

pastos, pero el olor de ese coágulo la espantó, voló hacia arriba<br />

y siguió bailando en el aire, bajó, dio un par de vueltas, tanteó<br />

desechando enseguida unas manzanillas silvestres y siguió su<br />

zigzagueo hacia el convite de las grandes flores que allá lejos<br />

flotaban en las aguas quietas.<br />

Ellos la siguieron en su vuelo y fue de esa manera que toparon<br />

la mirada con el toro negro guampudo que escarbaba su celo<br />

solitario con furia y desesperanza.<br />

Los dos se miraron y se volvieron a entender.<br />

—Tendrá que ser a lo toro.<br />

150


—Tendrá.<br />

Cuatro ojos turbios y una resolución. Dejaron los ponchos en el<br />

suelo, limpiaron la sangre de los aceros, arrancaron pajas y<br />

cardos como haciendo una cancha, lenta y concentradamente se<br />

hicieron la señal de la cruz y corrieron uno hacia el otro, los<br />

párpados entrecerrados y las armas firmes a media altura para la<br />

puñalada inapelable y ciega, para la cornada final.<br />

Él tuvo suerte. El acero que vino se enredó primero en los<br />

bordados gruesos de la corralera y entró por el costado del<br />

costillar, de manera que los huesos desviaron el arma, que siguió<br />

sin embargo penetrando hasta quedar clavada y quieta asomando<br />

la punta bajo el brazo cuando su dueño aflojó.<br />

Al otro lo llevó la desgracia. La hoja se le hundió libre en partes<br />

blandas y subió para alcanzarle la punta del corazón. Ya en el<br />

suelo, la vida le alcanzó para encoger las piernas, que después se<br />

fueron aflojando despacio, como buscándole paz. Estiró todavía<br />

dos patadas cortas contra un cardo joven que así también<br />

terminó sus días y se quedó del todo quieto.<br />

Él también cayó, y mordió el pasto para ahogar el dolor. El<br />

vahído, el resuello, el vómito, hasta que amainó todo y pudo<br />

levantarse.<br />

Alzó la vista al cielo, respiró hondo y miró a sus pies: el otro ya<br />

había dejado de boquear en ese catre postrero de pasto que bien<br />

hubiera podido ser el suyo, y una gota piadosa de sal corrió<br />

hacia la herida de su labio haciéndole sentir que estaba vivo.<br />

Agarró con las dos manos el cabo del facón del otro en un<br />

primer intento para desclavarlo, pero el dolor lo acobardó. No<br />

151


podía con el mareo, una y otra vez. Se hincó, apretó los dedos<br />

contra la empuñadura, respiró hondo y puso todo lo que le<br />

quedaba en un último envión.<br />

Cuando volvió del desmayo el facón estaba entero en su mano y<br />

la sangre bajo el brazo había dejado de manar.<br />

Hincado escuchó: un réquiem de pájaros y bichos se levantaba<br />

desde los lagunales.<br />

Sobre manchas tibias todavía se santiguó una vez más antes de<br />

levantarse.<br />

Tenía claro que nada había sido mérito de su cuerpo arisco o del<br />

legado peleador de sus ancestros, sabía que ni siquiera se había<br />

hecho justicia en ese desenlace que lo único que estaba<br />

enseñando era que al otro lo había señalado el dedo patrón de la<br />

presumida suerte que a él mismo durante todos sus años lo había<br />

estado esquivando y que ahora le alcanzaba la prebenda o el<br />

castigo de seguir viviendo esta vida que tendría en adelante la<br />

marca de una muerte, aparcera como la marca de su cara, como<br />

las que llevaba en el lomo de los latigazos cuando gurí.<br />

Se agachó como pudo a levantar la vaina que había quedado casi<br />

escondida en el remolino de yuyos pisoteados. Guardó el arma<br />

en la cintura.<br />

El caballo del otro pastaba cerca. Se le arrimó con cuidado,<br />

palmeándole primero el anca, le aflojó despacio la cincha y<br />

empujó el recado, que cayó en un ojo de agua para quedarse;<br />

acariciándole el cogote llegó hasta la orejera; manso el animal<br />

bajó la cabeza; le quitó el freno de un envión y cuando el animal<br />

se daba vuelta le pegó un riendazo en los cuartos.<br />

—Andá libre y llevate su alma.<br />

152


El caballo, como un viento, ganó el bañado, y el hombre,<br />

conmovido, lo miraba chicotear en los charcos levantando<br />

miríadas de gotas que se irisaban con el sol.<br />

Supo que no podría montar, que tendría que llevar de tiro a su<br />

ruano apurando para no llegar tarde al poblado para avisar.<br />

Agarró las riendas, se apoyó en el animal.<br />

Sus ojos tropezaron con el cadáver entre los matorrales, y así,<br />

recostado contra su caballo, sintiendo latir la vida del animal,<br />

empezó a tomar conciencia de que él también estaba vivo. Se<br />

sacó ropa, se estudió los agujeros y sintió otra vez la certeza de<br />

que estaba vivo, vivo con una vida que seguiría viviendo, y<br />

entonces algo empezó a formarse y a madurar en sus entrañas,<br />

algo fuerte que crecía y crecía, algo con todo lo que fue<br />

haciéndole la vida; algo con los abuelos poncho colorado<br />

repechando creencias a chuza y alarido; algo con la infancia<br />

dura en la estancia grande, poca escuela y mucha lonja antes de<br />

escaparse mayorcito y solo y para siempre peón; algo con el<br />

aliento de dos o tres consejos para seguir viviendo; con las<br />

tristezas largas y los mezquinos contentos; con los domingos de<br />

votaciones, reojo de caudillos y mano a la empuñadura; con sus<br />

primaveras para la esperanza y sus otoños para no olvidar; con<br />

los madrugones de caña y yerba y la escarcha aventando la<br />

soledad bajo las botas; con el recuerdo luminoso del redomón<br />

azulejo que sólo aquel maldito rayo pudo pialar; con el<br />

sombrero pajizo compañero, tantas veces manoseado en las<br />

amansaderas del jornal; con el amigo de los silencios<br />

compartidos, perdido para siempre en rodada traicionera; con los<br />

velorios del pago, rezo, lágrima y guitarra; con la querencia de<br />

153


las despedidas cortas y las ausencias largas; con el abrazo del<br />

monte, cobijo y sustento; con los petates queridos, cada uno un<br />

recuerdo; con aquella pollera floreada, delirio y tormento; con el<br />

destino de ser hombre cosquilleándole en el corazón tropero;<br />

con el cusco cimarrón amancebado camarada de tantas cacerías<br />

y que al cabo tuvo que ayudar a morir en una noche de pumas;<br />

con las promesas siempre cumplidas en la Itatí de los anhelos<br />

flacos; con las noches de arreo, la garúa fría sobre el poncho<br />

empapado y el ánima más cerca de las bestias que del patrón;<br />

con la contagiosa impaciencia coscojera del pingo dominguero;<br />

con el vino compinche, sueños y olvido; con el clavel ofrecido<br />

en dos trenzas negras para poder vivir; con la sombra madre de<br />

los parrales para aligerar dolores con acordeona y ginebra; con<br />

el amor a la intemperie, bicherío y azahares; con el orgullo<br />

modesto de haber sido siempre libre, peonando a saltos para no<br />

venderse; algo con todo eso, con toda esa vida vivida que iba a<br />

seguir viva se fue formando en sus entrañas, subió en catarata<br />

hasta la garganta y en grito originario de sangre y de historia y<br />

de esperanza inmortal se levantó hacia el cielo testigo resonando<br />

en los profundos esteros, y el toro levantó la cabeza y las garzas<br />

volaron y se estremecieron las flores del irupé.<br />

Este trabajo, “El Sapukay”, fue premiado en el “Concurso<br />

Nacional de Cuentos 50º Aniversario Fondo Nacional de las<br />

Artes – año 2008”. Jurado: Griselda Gambaro, Silvia<br />

Iparraguirre, Luis Gusman. Integró la antología que editó el<br />

Fondo con los diez cuentos premiados.<br />

154


JUAN CARLOS VECCHI<br />

“AUNQUE VOS LO CREAS, NO ES CIERTO.”<br />

A Ripley, sin Replay...<br />

"A fin de cuentas, todo es un chiste."<br />

(Charles Chaplin.)<br />

EL ECLIPSE SOLAR DE SOFÍA<br />

Durante el eclipse solar del 21 de mayo de 1856, en Sofía,<br />

Bulgaria, las gallinas evacuaron huevos fritos.<br />

Caminaron también las patas aquel día en aquel fantástico<br />

gallinero, las cuales no se dejaron deslumbrar por la absurda<br />

celebración digestiva de las gallinas y al rato expulsaron dos<br />

talones de Aquiles por pata.<br />

Llegó la medianoche de aquella inusual jornada y las gansas,<br />

siempre gansas, seguían aplaudiendo a rabiar a las gallinas y a<br />

las patas.<br />

MEMET UMUT<br />

Durante el maratón París –Trípoli – Oslo – Rosario - Olavarrìa -<br />

Helsinki - La Paz - Damasco y la meta final en el cementerio de<br />

Madrid realizado entre el 16 de noviembre de 1957 y el 21 de<br />

mayo de 1962, el turco Memet Umut corrió la totalidad de la<br />

interminable y agotadora competencia de espaldas a causa de<br />

sus benditos y sufridos callos en ambos talones.<br />

155


Arribó a la meta final tosiendo como un mono fumador en la<br />

posición 1.526° y que nadie se ría considerando que se anotaron<br />

ciento cincuenta mil competidores; sin embargo, poco le<br />

duraron los festejos ya que fue demandado en las semanas<br />

siguientes por ciento cuarenta y ocho mil cuatrocientos setenta y<br />

cuatro de los participantes por moretones violetas en los talones<br />

y fracturas traicioneras en los omóplatos de las espaldas<br />

sorprendidas (el turco enajenado iba dando talonazos y codazos<br />

a trochi mochi).<br />

También este inusual y absurdo deportista fue descalificado<br />

cuando un video de seguimiento mostró a los jueces del maratón<br />

que Umut mientras corría y superaba a cada competidor (de<br />

hecho, fue capaz de superar a ciento cuarenta y ocho mil<br />

cuatrocientos setenta y cuatro participantes), con la máxima<br />

dulzura que un turco podría ostentar, les arrojaba besos de pico,<br />

un gesto sensible y hasta podría decirse mimosamente necesario<br />

para esta humanidad de odio, guerras y tanta cosa mala, pero su<br />

inusual comportamiento fue malinterpretado por los jueces en<br />

esta ocasión al catalogarlo como un inmaduro y chabacano<br />

recurso de distracción.<br />

156


GENIA Y FIGURA HASTA LA SEPULTURA<br />

Se sufría el sol del mediodía y el verano tenía olor a pollo<br />

olvidado en el horno.<br />

La sombra tambaleante se desprendió del hombre y siguió<br />

caminando hacia adelante, indiferente al asombro de los<br />

transeúntes; a medida que se alejaba del ancho y transpirado<br />

cuerpo, perdía oscuridad y ganaba colores por aquel hombre<br />

nunca vistos.<br />

—¡Dale, che! ¡Apurate que tengo mucha sed! —gritó el hombre,<br />

pero la sombra mantuvo su paso lento, lento y zigzagueante—<br />

¡Y decile a Betsabè que la anote, eh! ¡Decile que mañana tengo<br />

una changuita temprano y vos venís después Solita a pagarle<br />

todo lo que le debo a la hora de la siesta!<br />

El hombre siguió a la sombra con su mirada de pasa de uva<br />

hasta que ella traspasó la acostumbrada puerta de la cantina;<br />

recién entonces ancló su pesado cuerpo al oportuno banco de la<br />

plaza.<br />

Desparramado en su eterna sed quedó el hombre, experimentado<br />

catador de la piedad humana; esperando el regreso de su sombra<br />

y otra copa de vino.<br />

157


JOSÉ MUCHNIK<br />

FANTÁSTICAS GOMALACAS<br />

La rubia, la negra y la blanca, aunque la rubia no era tan rubia,<br />

ni la negra tan negra, ni la blanca tan blanca, ni debería<br />

escribirse todo junto, sino con un guión en el medio, pero yo la<br />

conocí así, palabra mágica sin costuras. “Viene de la India”, me<br />

decía mi viejo mientras abría los cubos de madera terciada que<br />

encerraban 100 libras de reflejos y lustres ilusorios.<br />

Una vez abiertos, hundía mis brazos entre las preciadas escamas<br />

haciendo crujir unos puñados. De las tres gomalacas, la blanca<br />

era la menos atractiva, no se presentaba en ambarinas<br />

transparencias, ella venía en panes compactos de cuatro o cinco<br />

kilos, como bloque de yeso satinado. ¿Por qué era mi<br />

preferida? a que no adivinan…<br />

Les doy tres posibilidades… ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡Qué<br />

degenerado!, eso no piensa un niño de ocho años. ¿Vos qué<br />

decís? No, tampoco era posible, la gomalaca blanca es muy<br />

dura, no maleable como masilla, eso lo contaré en otra viñeta…<br />

¿Se dan por vencidos? La prefería por el lago. No, no estoy<br />

jodiendo, era mi lago. Algunos nacieron al pie de los Andes, de<br />

los Alpes o del Kilimanjaro, yo nací en el fondo de la ferretería,<br />

ya les dije, Boedo 1561. Ahí, como todos los niños inventé mis<br />

mundos. Había un pequeño patio, en el patio una barrica<br />

panzona de madera y en el fondo de la barrica los panes de<br />

158


gomalaca blanca. Mi lago era ése, el espejo de agua contenido<br />

entre los bordes de la barrica, ahí permanecía horas<br />

contemplando las minúsculas criaturas que nadaban en la<br />

superficie. Más tarde Darwin con sus teorías evolucionistas me<br />

desilusionó, yo creía entonces que las minúsculas criaturas<br />

eran fruto de la copulación divina entre lluvia y gomalaca<br />

blanca.<br />

Sabias raíces del lenguaje, barrica–barricada protegiéndome de<br />

razones y dogmas adultos, barrica–barrilete en la que volaba<br />

hacia retazos de cielo reflejados en mi lago. Una precisión: no<br />

confundir nostalgia con historia aunque vengan mezcladas.<br />

Estoy contando el devenir de las cosas, de las pequeñas cosas<br />

cotidianas que animan nuestro mundo. Ya comenzó el tercer<br />

milenio con su gama prolífi ca de barnices y lacas sintéticas,<br />

quedaron pocos artesanos que saben darle a la muñeca, ¡por<br />

favor amigo no confunda!, pajeros hay más que nunca, no<br />

escasean, hablo de otra artesanía, hablo del lustre a muñeca, hoy<br />

se ha vuelto un lujo. Por supuesto que me acuerdo, disuelvan la<br />

gomalaca (rubia, negra o blanca) en alcohol (96°), embeban con<br />

esta solución un trapo de<br />

franela abosorbente, envuelvan este trapo en un lienzo fi no de<br />

algodón o lino, comiencen a darle y aprendan como hay que<br />

aprender, repitiendo ensayos y errores. Así me enseñó Don<br />

Francesco; él venía todas las semanas a comprar su kilito de<br />

gomalaca rubia dando lustre a las máquinas de coser que<br />

reparaba dejándolas como nuevas para que las agujas sigan<br />

bailando y tejiendo abrigos, remendando y remontando las<br />

ilusiones del barrio.<br />

159


Don Francesco me enseñó el lustre y el italiano. Yo pensaba que<br />

él hablaba español, así fui aprendiendo, sin darme cuenta.<br />

Queridos lectores, si se les queda pegado el trapo no me hago<br />

responsable, pero no duden en escribirme. No sé si aprenderán<br />

el lustre a muñeca pero les contaré otras historias patinadas por<br />

el tiempo que tal vez resaltar puedan las vetas de la memoria.<br />

160


SONIA SAAVEDRA<br />

RODEADA DE NIEVE<br />

Con la mirada perdida en ese horizonte blanco, a través del<br />

ventanal, siento un estremecimiento en mi espalda. Percibo en<br />

mi olfato el olor a pinos.<br />

El fuego arde alegre en el hogar de piedras, cada tanto,<br />

chispazos que hacen más cálido el ambiente.<br />

La piel de oso frente al gran sofá, me tienta, quisiera<br />

abandonarme a ese calor y dejarme caer con un libro de la muy<br />

granada<br />

Biblioteca, que guarda una aroma especial a libros antiguos.<br />

El sol se está ocultando rápidamente, ahora mi mirada es hacia<br />

el gran bosque que me rodea, no se divisan las espinas de los<br />

pinos y otros árboles, todo es blanco dorado por el sol que cae.<br />

Se que el que me acecha, se encuentra vigilante y ante la mas<br />

mínima distracción de mi parte, atacara.<br />

Estoy abastecida de víveres por lo menos para tres meses más,<br />

igual el granero esta hasta el tope de leña, espero cada día , que<br />

el helicóptero sanitario que tras un prolongado silencio, suele<br />

venir para anoticiarse de alguna desgracia , venga por acá.<br />

Recuerdo el día de mi última salida al bosque, recién comenzaba<br />

a nevar, suave, fría. Quise sacar algunas moras que quedaban en<br />

las zarzas, para hacer mermelada. Sentía en mi paladar el gusto a<br />

161


moras, con su perfume característico. Me aleje bastante de la<br />

cabaña, acompañada de Catriel, mi perro ovejero.<br />

El saltaba alegremente, hundiéndose en la suave nieve siguiendo<br />

unas liebres, cuando escuchamos los disparos, Catriel gruñía<br />

ferozmente y corrí hacia la cabaña, alentándolo a que me<br />

siguiera, seguro algún cazador furtivo,, era el autor de los<br />

disparos.<br />

Llegue rápido a la entrada de la cabaña, no volví a ver a Catriel,<br />

a pesar de mis llamados desesperados, encontré sonando a todo<br />

volumen Silencio de Beethoven en el grabador, todavía no me<br />

explico cómo pudo encenderse y si fui yo, porque no me<br />

acuerdo. Esa noche casi no dormí.<br />

A la mañana siguiente, armada con la vieja escopeta de mi<br />

padre, salí a tratar de encontrarlo, toda búsqueda fue inútil, ya<br />

han pasado veinte días. Cada tanto, disparos resuenan en el<br />

bosque, mi congoja no tiene fin, pienso en Catriel capas herido<br />

muerto de frio, sollozos me estremecen, sin perder todavía la<br />

esperanza.<br />

No entiendo la tardanza del helicóptero, ni la desaparición de<br />

Catriel, me encuentro totalmente aislada porque, la noche<br />

anterior de la desaparición de mi perro, el viento huracanado<br />

voló quien sabe dónde mi antena de internet.<br />

Cada vez me convenzo más de mi error y porfía, por venir a<br />

pasar el invierno en la cabaña de mi padre, donde me siento<br />

como en un nido acogedor, pero me parecía que la idea era<br />

maravillosa para escribir mí nuevo libro.<br />

162


Justamente el tema es sobre un perro que desaparece en la nada<br />

y la protagonista, al encontrar un cuerpo semienterrado en la<br />

nieve, hace las mil y una para encontrar al asesino.<br />

Me estremezco, estoy viviendo esto…solo tengo que encontrar<br />

el cuerpo y estaré escribiendo mi realidad.<br />

Me alejo del ventanal y pongo un nuevo cd en el grabador. Es de<br />

música electrónica, quiero que las malas ideas se alejen de mi<br />

mente.<br />

Pero se ve que no estoy bien, lo que está sonando es un tango,<br />

de los que tenía papa.<br />

He sentido un ruido en el dormitorio de mi padre, pero estoy<br />

sola, recuerdo , hoy es aniversario de su muerte, que está<br />

pasando acá?.<br />

Lo más despacio que puedo me acerco y abro la puerta, la luz<br />

está encendida y el placar abierto, medio caído en el piso de<br />

madera, un vestido rojo, de quién?.. y lo peor justo donde<br />

encontramos a mi padre muerto , que el médico legista dijo<br />

había sido un infarto.. lo tomo entre mis manos, es un vestido<br />

muy fino, algo me sucede , siento que todo me da vueltas.<br />

No sé cuánto estuve, inconsciente, solo recuerdo lo que me<br />

parece un sueño, me veía yendo a una gruta cercana, donde en<br />

mi niñez solía jugar con mis primos.<br />

Algo encontré ahí ..y después la nada…me levanto , dejo todo<br />

como encontré, me voy al salón y me recuesto en el sofá tapada<br />

con una manta, tratare de esperar el nuevo día para investigar…<br />

163


El grabador sigue sonando suave, melodías que escuchaba<br />

cuando niña, como si supiera que me quiero dormir.<br />

Alguien mira desde lejos la cabaña, iluminada, con humo<br />

saliendo desde su chimenea, hasta acá le llega el aroma de leña<br />

que se consume, le parece un nido acogedor, en medio de todo<br />

ese bosque nevado<br />

164


OSCAR VICENTE CONDE<br />

JOAQUÍN<br />

(Basado en un hecho real)<br />

Pocos recuerdos tengo de mi niñez. Creo que esto suele<br />

sucederles a todas las personas. Pero siempre por algún motivo,<br />

desconocido o no, un hecho se abrirá paso en nuestra mente para<br />

tomar actualidad.<br />

Hoy, observando las fotos de la infancia recuerdo mis primeras<br />

vacaciones en Córdoba en la casa del abuelo Vicente. Yo tendría<br />

entre siete y ocho años, quizá nueve. Luego de un tedioso viaje<br />

llegamos a la antigua vivienda. Era hermosa y con un gran<br />

parque en el fondo con muchos árboles y plantas con flores.<br />

Mientras los mayores tomaban mate a la sombra de un frondoso<br />

arbusto, que no recuerdo su nombre, yo me entretenía corriendo<br />

tras las mariposas para atrapar alguna. Había cientos y de<br />

hermosos y vivaces colores. No recuerdo haber visto tantas en<br />

ningún otro lugar. Como si ya no existieran.<br />

Una tarde, ensimismado con mi cacería, escuché un sonido<br />

gutural y tétrico. Me detuve para orientarme de donde procedía.<br />

Llegaba del terreno contiguo. Me acerqué al alambrado que<br />

estaba cubierto por una enredadera. Separé hojas y ramas para<br />

espiar. Entonces vi a un niño sentado en un carro de madera y<br />

bajo el sol. Se reía sin parar y muy estúpidamente. Tenía sus<br />

brazos retorcidos como alambres y los movía como banderines.<br />

165


Un hilo de saliva caía sobre sus faldas. Sus ojos desorbitados se<br />

movían sin control. Asustado me alejé. Corrí hacia mi abuelo y<br />

le pregunté:<br />

-¿Quién es el niño de al lado?<br />

-Se llama Joaquín y está muy enfermo. Pobrecito, siempre lo<br />

dejan al sol. Dios debería hacer justicia.<br />

Continué acercándome al alambrado para observar al niño. Me<br />

daba mucha pena. Lo veía tan mal, solo y desamparado.<br />

-Y en ese feo carro y al sol. Dios debería hacer justicia -repetí<br />

como los adultos.<br />

Un día, faltando pocas horas para que volviéramos a Buenos<br />

Aires, me trepé por el cerco y me acerqué a Joaquín. Estuve<br />

frente a él, pero parecía no darse cuenta. Se reía tontamente y<br />

gesticulaba sin detenerse.<br />

- ¿Querés dar una vuelta? -le pregunté.<br />

Hizo un gesto que no entendí si era sí o no. Sin pensarlo mucho,<br />

tomé el carro y comencé a empujar. Ahora Joaquín se reía y se<br />

movía más fuerte. Parecía que le gustaba. Entonces comencé a<br />

moverlo más y más rápido. El ruido de las vetustas ruedas del<br />

carro tapaba la risa del niño. Comencé a correr más velozmente<br />

hasta que tropezamos con una piedra. Me caí volcando el carro<br />

que dio varios tumbos hasta que se detuvo. Joaquín quedó<br />

debajo.<br />

Me acerqué lentamente. Di vuelta el carromato y noté que el<br />

pequeño estaba silencioso y quieto. Lo acomodé en su lugar de<br />

siempre, bajo el sol. Esa noche partimos hacia Buenos Aires.<br />

Un mes después escuché hablar a mis padres en la cocina.<br />

Mamá decía:<br />

166


-Escribió mi padre, está muy bien. Entre otras cosas me dice que<br />

la noche que nos volvimos murió el pobre Joaquín, ¡Todas las<br />

tardes al sol, Dios hizo justicia!<br />

Recuerdo que me enojé mucho, porque Dios me usó para su<br />

justicia.<br />

167


MARIA RODRÍGUEZ<br />

EL PÁJARO<br />

Los jueves, en casa de Laura, organizábamos un taller de lectura<br />

que remataba con comentarios sobre el texto. Para aquella tarde<br />

habíamos concertado leer alguno de los cuentos de Di<br />

Benedetto, pero, Laura tenía un compromiso de último momento<br />

y postergaba el encuentro. Decidimos llevarlo a cabo en un<br />

barcito de Boedo, a pasos del subte para comodidad de todos.<br />

La tarde cerraba con garúa y ese aire húmedo que despeina<br />

recuerdos, días en que nadie puede, detrás de cristales de niebla,<br />

escaparle al gesto de entrecerrar los ojos, como queriendo mirar<br />

hacia adentro.<br />

Al entrar, el café desguazaba las voces propias que tienen los<br />

bares porteños. Mal que le pese a muchos, en esta ciudad que el<br />

escritor mendocino minimizó por orgullo provinciano y donde el<br />

destino impuso que falleciera, los bares invitan a internarse en la<br />

bohemia solitaria que manda leer un libro sobre una mesa que,<br />

siempre, tiene una pata más corta para desacompasar la inercia<br />

del pensamiento.<br />

Alfredo ya estaba sentado a la mesita del rincón. Al verme, hizo<br />

una seña, un ademán acompañado de disimulado pudor.<br />

Enseguida, llegaron Pilar y Román. O Román y Pilar, porque no<br />

parecen habituarse a ser ellos mismos sin la sombra del otro,<br />

pegados como un género reversible.<br />

168


—¿Qué tal, vos más vos?— les dijo Alfredo; ellos,<br />

acostumbrados a sus bromas ni le contestaron.<br />

Cuando el mozo traía cuatro pocillos de café, entró Juan.<br />

Resulta imprescindible que el mozo disponga los pocillos en la<br />

bandeja para que Juan llegue, hemos hecho la prueba. Como<br />

siempre, cruzó el salón, apurado, sin aliento, dejó el libro sobre<br />

la mesa y se quitó la campera.<br />

—Hermosa sonrisa —dijo Pilar, mirando la tapa. Acercó la<br />

mano y pasó los dedos sobre la foto en blanco y negro. Los ojos<br />

oscuros, la barba canosa, la boina.<br />

—Media sonrisa —rectificó Juan. Ella hizo un mohín incómodo.<br />

—Dejate de corregir. Te creés el más avispado —lo atacó<br />

Román.<br />

—Ya salió el “salva novia” —lo retó Juan impostando la voz.<br />

—Debíamos haberlo leído mucho antes —sentenció Alfredo.<br />

Ninguna novedad, Alfredo siempre opina que vamos con<br />

retardo, como si él aportara innovaciones.<br />

—Yo lo leí, y vos también —le apuntó Juan que tiene la<br />

memoria detenida en aquella época de Filosofía y Letras .—<br />

Acordate, hicimos una monografía con el flaquito Ayala, el que<br />

tuvo que rajarse.<br />

Juan es un ensayista talentoso, tiene la milagrosa suerte de vivir<br />

de la literatura. Su léxico es agudo, tanto, que acierta cabalmente<br />

al describir las acciones y los tiempos porque Ayala, en verdad,<br />

se fue rajando. La imagen del amigo, su destierro, la tortura, el<br />

infortunio de la pérdida, nos llevó otra vez al escritor exiliado.<br />

Pilar tomó el volumen y lo abrió al azar, “Mariposas de Koch”<br />

leyó con su voz menuda, de chica rubia.<br />

169


—Empiezo —dijo alargando la última letra para que pareciera<br />

una pregunta. Pilar logra sutilmente que un mandato, una<br />

aseveración, aparenten ser subordinada pregunta.<br />

Dicen que escupo sangre, y que pronto moriré. ¡No! ¡No! Son<br />

mariposas, mariposas rojas. Veréis. Yo veía a mi burro mascar<br />

margaritas y se me antojaba que esa placidez de vida, esa<br />

serenidad de espíritu que le rebasaba los ojos era obra de las<br />

cándidas flores. Un día quise comer, como él, una margarita.<br />

Tendí la mano y en ese momento …—Servime agua —le pidió<br />

a Román, y siguió con la lectura.<br />

El cuento fue cerrando un nudo cada vez más apretado. No pude<br />

escapar a la imagen del protagonista, su aliento húmedo,<br />

repugnante. El olor que despedía su pelo, la ropa. Alfredo<br />

sacudió una pelusita del suéter, me pareció que lo hacía con<br />

asco, un gesto que tapa otro, pensé mientras la motita verde se<br />

balanceaba hasta caer.<br />

—… ciegas, las pobrecitas. Punto final —dijo Pilar. Reclinó los<br />

hombros sobre el respaldo de la silla. Juan se quitó los anteojos<br />

y volvió a ponérselos.<br />

Callados, se me ocurre ahora que debimos pensar lo mismo,<br />

pensamos en aquella mancha roja, pegajosa, que latía en el<br />

suelo, aún tibia. Recordé la voz de mi padre diciendo que la<br />

guerra era una escupida sepia que volvía sepia a la gente, los<br />

árboles, la lluvia, el aire. Al fin, siempre se recuerdan las cosas<br />

por un color, afirmaba.<br />

—Léelo otra vez, Pilar —pidió Juan. Noté que Román se<br />

estremecía. Pilar volvió sobre las palabras, esta vez su acento<br />

tembló dos o tres veces y tropezó en la palabra escupitajos.<br />

170


Así es como han empezado a aparecer estas mariposas teñidas<br />

en lo hondo de mi corazón, que vosotros, equivocadamente,<br />

llamáis escupitajos de sangre. Como véis, no lo son, siendo,<br />

puramente, leía Pilar, la cara sombreada por la luz de una tulipa<br />

de pared. Cuando llegó al final, cerró el libro.<br />

—Pobrecitas …, pobrecitas las mariposas. ¿Te das cuenta? —<br />

dijo Juan y me miró —Está obligándonos a sentir lástima por<br />

ellas.<br />

—O quiere desviar la lástima —dijo Román —, que ignoremos<br />

la proximidad de la muerte, y distrae su propio cuerpo del<br />

estertor, la respiración raída, de esa punzada a traición. Quiere<br />

que no sepamos del zumbido en los oídos que detona en la<br />

almohada cuando, boca arriba, somos un único ojo que mira el<br />

cielorraso. Y lo trágico, más que la muerte, la necesidad de<br />

inventar mariposas, de volverse loco para morir sin aparentarlo<br />

ante la mirada escrutadora, morbosa de los otros.<br />

—Dejate de ver visiones, cortó Alfredo —. Acá la cosa es que el<br />

tipo está loco, ¿entendés?, loco total y se pianta creyendo que<br />

sus escupidas son mariposas.<br />

—Se las come, igual que se come las flores —dijo Pilar, como si<br />

lo que había leído estuviera todavía en su boca como un bocado<br />

sin tragar. Noté que el mentón le temblaba y los labios se<br />

contraían como si reprimiera un reflujo. Román le acarició la<br />

nuca, luego apoyó la mano sobre la de ella.<br />

En la vereda, las luces de neón afilaban los cuerpos. Al llegar a<br />

la esquina nos despedimos. Pilar y Román bajaron las escaleras<br />

del subte. Juan y yo esperamos a que Alfredo sacara el auto del<br />

171


garaje. Lo vimos doblar en la primera calle, seguimos<br />

caminando juntos hasta la esquina de Chile.<br />

—Nos hablamos —dije, y él repitió lo mismo, o algo parecido,<br />

no sé.<br />

El jueves siguiente nos reunimos en casa de Laura, leímos un<br />

cuento de Marosa Di Giorgio, seguimos la rutina, nos<br />

despedidos de la misma manera que siempre. Finalizado el<br />

invierno tuve un viaje de trabajo y abandoné el taller hasta el<br />

regreso de las vacaciones. Cada tanto hablaba con Juan, sabía<br />

que Alfredo había logrado una beca, y que Pilar y Román<br />

rentaban una chacrita. Tuvo que llegar abril para encontrarnos<br />

nuevamente.<br />

—Cambiaste las cortinas Laura, qué lindas —dije cuando entré.<br />

Juan se levantó a saludarme.<br />

—Llegaste temprano… Así me gusta, que empieces el año con<br />

buena letra. Él hizo un ademán pícaro —.Siempre el mismo<br />

payaso —me reí y me senté junto a Laura.<br />

Sonó el portero eléctrico, Alfredo avisaba que alguien le había<br />

abierto, quizá el encargado, y subía directamente. Saludó<br />

amable, pero lo noté esquivo. Los chistes que siempre hacíamos<br />

al encontrarnos no tuvieron respuesta, se ubicó de costado, cerca<br />

de la cabecera de la mesa.<br />

—Tengo que contarles algo —dijo—, murió Román. Me llamó<br />

el hermano hace unas semanas. En enero tuvo un ataque,<br />

finalmente se complicó.<br />

No sabíamos que Román estaba enfermo, ninguno de nosotros<br />

lo hubiese imaginado; en las reuniones del taller, se mostraba<br />

172


sereno, afable, siempre pendiente de Pilar y Pilar de él. Los dos,<br />

dentro de un mundo que los demás apenas percibíamos.<br />

Pasado un momento, Laura encendió una lámpara, la luz dividió<br />

la habitación en dos, aproximé la silla a la izquierda donde podía<br />

ver mejor las letras del texto. A la hora, coincidimos en irnos; en<br />

el ascensor, no dijimos palabra.<br />

Seguimos asistiendo al taller, generalmente leía yo, o Laura,<br />

pero no era lo mismo, la voz de Pilar tenía un color especial. A<br />

la salida, varias veces me prometí, “es la última vez, no vuelvo<br />

más”, pero, llegaba el jueves y volvía.<br />

Así pasaron los meses, diciembre iba promediando y era hora de<br />

despedirnos hasta el año próximo. Las Fiestas alborotaban las<br />

calles, los comercios. Supuse que un libro era un buen regalo<br />

para despedir el año en el taller; sabía el gusto de cada uno, no<br />

podía equivocarme al elegir. Aproveché el tiempo libre del<br />

almuerzo y me llegué hasta la librería.<br />

Había elegido una novela para Juan y un poemario para Alfredo,<br />

faltaba encontrar algún libro de Huidobro, el preferido de Laura.<br />

Iba recorriendo los anaqueles, cuando la vi. Estaba de espaldas,<br />

pero reconocí el pelo rubio, los hombros delgados.<br />

No me acerco, pensé, quizá hasta se moleste si la saludo, pero<br />

en ese momento giró hacia el costado y quedamos enfrentadas.<br />

Al verme, se acercó con naturalidad; yo tenía entre las manos<br />

los libros y la cartera, entonces ella, rodeándome, me abrazó<br />

levemente.<br />

—Si estás comprando te espero —dijo.<br />

—Tengo que pagar —contesté y tomé, del estante más cercano,<br />

un libro al azar. En la caja pagué, recogí las bolsas transparentes<br />

173


con los libros. Salimos hacia la calle; unos adornos plásticos<br />

colgaban de los cables del alumbrado.<br />

—Quería decirte…—se interrumpió como si se arrepintiera de<br />

una confidencia —.Estaba enferma cuando empecé el taller, una<br />

molestia me había llevado al médico. Agazapado, el mal ya se<br />

extendía por mi cuerpo. Al conocer a Román no quise decírselo,<br />

más tarde, no pude ocultarlo. Al principio supusimos que era<br />

una equivocación, confusiones, errores en los estudios. Luego,<br />

no quedaron dudas.<br />

La mirada de Pilar se me antojó clavada en imágenes que no<br />

podía describir.<br />

—¿Cómo puede ser que sea más alto, más ancho que mi propio<br />

cuerpo?, le preguntaba mirándome al espejo. Creo que fueron<br />

esas palabras las que lo tentaron a sentirse tan enfermo como yo.<br />

Quise encontrar alguna de esas frases que, creemos, pueden<br />

servir para volver sereno un dolor salvaje. No se me ocurrió<br />

ninguna.<br />

—Siento picotazos por dentro, le dije una noche en la que el<br />

dolor me doblaba, replegándome sobre el vientre. Es el pájaro,<br />

afirmó, pero te beso y me lo trago. ¿Viste qué fácil? Ya no te<br />

volverá a despellejar. Y me besaba, una y otra vez, hasta que el<br />

dolor iba desapareciendo. Con el tratamiento, fui recuperando el<br />

ánimo, me sentía más fuerte. Él, sin embargo, apenas…<br />

—Dejalo, Pilar, mejor no volver atrás —la detuve.<br />

—Ya es atrás.<br />

Bajó la cara, el flequillo rubio, liso, le ocultó los ojos.<br />

—Hace unos meses tuvo un ataque, se descompensó, lo<br />

internaron. En la misma noche se agravó. Siempre suponemos<br />

174


que aquello que no tiene explicación le pasa a los demás, para<br />

nosotros el destino jamás es inexplicable —dijo Pilar.<br />

—Es tarde, mejor te acompaño —sugerí.<br />

Caminamos hasta la avenida. Detuvo un taxi, nos apuramos a<br />

abrazarnos. Antes de subir al auto, un estertor le movió el pecho.<br />

Tosió, con la lengua limpió el hilo traslúcido sobre los labios.<br />

Me miró como si una neblina nos separara.<br />

—El pájaro—me dijo en el mismo tono que le era propio —.<br />

Qué haré para que vuelva.<br />

175


PERÚ<br />

CARLOS E SALDIVAR<br />

DÍA DE EXCLUSIÓN<br />

El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español, por tal<br />

motivo yo no entendía qué me estaba diciendo. Las calles de<br />

Lima suelen estar repletas por esta época de turistas venidos de<br />

todas partes del mundo. Este hombre claramente era un viajante<br />

que había llegado al país con el interés de conocer algunas<br />

ciudades importantes y, en este momento específico, deseaba<br />

trasladarse de un punto a otro. El problema es que yo no le<br />

comprendía.<br />

No aparentaba más de cuarenta años, no llevaba equipaje y su<br />

ropa era bastante formal; su aspecto me hacía suponer su<br />

nacionalidad, aunque no estaba muy seguro. Le indiqué que<br />

consultara con un guardia municipal o con un policía, mas no<br />

lograba hacerme entender; hice un movimiento negativo con el<br />

dedo, pero no se iba, al contrario, insistía más en hablar<br />

conmigo. Caminé hacia un restaurante al aire libre, desde allí era<br />

posible escrutar las calles y a las personas que pasaban. Me<br />

senté a una mesa y pedí dos refrescos de naranja, el sujeto se<br />

176


sentó a mi lado, tenía un hosco semblante, y continuó hablando<br />

por largo rato. Los clientes nos observaban con curiosidad.<br />

De pronto señaló hacia el cielo.<br />

Yo seguía sin comprender a qué se debía su perorata. Cuando<br />

elevé la mirada, atisbé unas formas verdes que revoloteaban<br />

muy arriba. Saqué mis gafas del maletín, me puse de pie, miré.<br />

Me sorprendió lo que veía: eran personas aladas. No dije una<br />

palabra al respecto.<br />

El extraño personaje vertió el jugo en el piso y mostró un gesto<br />

enfurecido. Acto seguido se encaminó fuera del establecimiento,<br />

se ubicó a varios metros de allí, le salieron dos enormes alas<br />

blancas que cubrieron su espalda y resplandecieron sobre su<br />

traje verde.<br />

Y emprendió vuelo.<br />

Comprendí qué era lo que intentaba decirme.<br />

Llamé por mi teléfono celular a mi jefe y le expliqué la<br />

situación, además le brindé mi punto de vista personal acerca<br />

del caso. Me dijo que se encargaría de todo, y colgó. Acto<br />

seguido pedí otros dos vasos de jugo y un sándwich de pollo.<br />

Me había dado hambre.<br />

En solo tres minutos aparecieron los uniformados de traje<br />

rojiblanco y apuntaron hacia el cielo sus rifles de largo alcance.<br />

Dispararon. Crearon algo de caos entre el gentío, pero valdría la<br />

pena hacer que la ley se respetase. Por supuesto, los cuerpos<br />

alados podrían caer encima de algún transeúnte desprevenido y<br />

aplastarlo, empero, se trataba de un nimio daño colateral.<br />

La seguridad nacional era lo primero. Una cosa era que viniesen<br />

al Perú turistas surgidos de los lugares más extravagantes del<br />

177


globo; sin embargo, con otro tipo de «visitantes» la legislación<br />

indicaba: «aniquilar primero y preguntar después».<br />

Lo curioso era que el sujeto de verde me hubiese reconocido. He<br />

de estar preparado en el futuro, llevar conmigo mi propia arma,<br />

y solicitar un permiso de exterminio, a fin de matar al<br />

impertinente ni bien lo vea, para que no me arruine el desayuno,<br />

o peor: un almuerzo o cena. Tal vez estas criaturas están<br />

conectadas de alguna manera, mental o espiritual, quizá sienten<br />

y perciben lo que el otro.<br />

Pocos saben que fui yo quien descubrió hace un mes a Dios,<br />

paseando ilegalmente en nuestra ciudad, y que fui yo quien<br />

avisó a la Oficina de Anti Migración. Lo mataron con un balazo<br />

en el cabeza.<br />

Por suerte, estos seres son dóciles, es fácil acabar con ellos, pero<br />

¿por cuánto tiempo podremos actuar con tal firmeza?<br />

No importa, tenemos al sistema legal de nuestro lado. Los que<br />

arriban de otros lares deben adaptarse a las normas peruanas.<br />

Desde luego, han de hacerlo aunque les cueste la vida. Eso<br />

implica que no se acerquen por aquí. Ya tenemos suficiente con<br />

que la gente crea en y profese lo que le venga en gana como<br />

para que su fe se materialice en entidades vivas que no tienen<br />

permiso de aparecer en nuestra nación. No obstante, mi jefe dijo<br />

que si estos pacíficos (yo creo que tontos) seres caen por aquí de<br />

vez en cuando, no tardarán en llegar otros, no de arriba, sino de<br />

abajo, y esos sí que serán belicosos. Lo bueno es que estamos<br />

prevenidos, contamos con el armamento apropiado. Nadie entra<br />

al país sin autorización.<br />

178


Nunca estuve de acuerdo con que recibiéramos extranjeros con<br />

los brazos abiertos, pero el turismo es un buen negocio: si gastan<br />

en el país, todo bien. En cambio, aquellos que no saben lo que es<br />

el dinero solo merecen estar en un sitio: el Más Allá.<br />

179


EL MONSTRUO VERDADERO<br />

Un monstruo me acechaba; me daba mucho miedo, no lo niego.<br />

No obstante, sentí que debía acercarme a eso, que tenía que<br />

enfrentar mi temor, conocer de cerca al ente que me asediaba.<br />

Era una bestia horripilante, y muy violenta, intentó hacerme<br />

daño con sus colmillos, mas logré dominarla usando mi<br />

inteligencia; conseguí imponerme e hice que me respetase.<br />

Finalmente, pude domesticarla. Ahora somos amigos, llevo a<br />

ese engendro por el mundo, es mi fiel acompañante. Empero,<br />

hay una cuestión que me importuna: me he dado cuenta de que<br />

en realidad esta criatura no es maligna, tan solo es un ser<br />

inconsciente, salvaje, amoral. El verdadero monstruo soy yo,<br />

que lo controlo, que ejerzo poder sobre ello, que a veces le<br />

desato la correa y le ordeno devorar a todo aquel que se cruza en<br />

mi camino.<br />

180


JULIA DEL PRADO<br />

SIMBAD Y LA MARIPOSA AZUL<br />

¡Quién me amó! en el sueño, una hermosa mariposa azul que<br />

con sus alas tocó ligeramente mi cuerpo y luego ambas nos<br />

volvimos doncellas, al toque de una vara de Campanita. Luego<br />

íbamos por un camino de bosques dorados de otoño, en ese<br />

lugar las dos hallamos a Simbad, que estaba muy lejos de<br />

Zanzíbar. Del puerto y del mar. Lloraba y lloraba, su llanto se<br />

hizo agua y no sé cómo de repente esos bosques ya no lo eran,<br />

sino estaba la mar y Simbad en su barca, donde feliz nos decía<br />

adiós.<br />

Desperté luego de este sueño en vigilia, vi a la mariposa azul<br />

que se iba por mi ventana y yo volvía a ser la misma, reposaba<br />

en mi cama.<br />

181


MIGUEL AMARANTO<br />

LAS NIÑAS SON PARA LOS NIÑOS<br />

No habían acabado de conocerse cuando Silvestre y Amelia<br />

decidieron buscar un departamento para hacer de su romance un<br />

asunto de dos. Quizá con esta decisión su entrega se daría con<br />

mayor libertad, sin ojos represores acechando los rincones que<br />

solían buscar para entregarse. Los padres de Amelia fueron los<br />

primeros en oponerse: qué oprobio, qué amor va a ser eso; puro<br />

capricho tuyo. Sólo mira qué facjas, ni siquiera es lo que<br />

pretende. Pero su mayoría de edad le dio la llave para irse.<br />

Silvestre, en cambio, creció con la hermana de su padre y su<br />

marido; una vida áspera desde que sus padres fallecieron. Los<br />

golpes y el abuso ocasional del tío hicieron su carácter<br />

reaccionario a los estereotipos; de ahí su rudeza, sus fachas, pero<br />

un trato delicado a las mujeres.<br />

Buscaron la urbanización más alejada de los suyos para evitar<br />

actos desagradables, incluso dejaron amigos optando por hacer<br />

nuevos y compatibles. Encontraron empleo en un bar y tuvieron<br />

la suerte de compartir el mismo horario, así siempre se<br />

acompañarían al entrar y salir del trabajo.<br />

182


No había mundo que detuviera la grandeza de su amor; se<br />

tomaban de la mano sin temor a nadie bajo el cielo protector de<br />

la noche; más de un beso florecía en los rincones oscuros y<br />

sonreían.<br />

Amelia era feliz al lado de Silvestre, quien no dejaba de sonreír<br />

mirándole a los ojos.<br />

Era tierno su amor, puro como sus cuerpos que apenas se habían<br />

reconocido entre sí, puro como su sexo que justo ahora<br />

empezaba a descubrir placer con el roce de todos sus sentidos.<br />

No era necesario esperar más para unirse por la ley ya que el<br />

tiempo unía los hilos del corazón y el alma, esos que llevan a<br />

encuentros de gozo profundo y era como si toda la vida se<br />

hubieran amado.<br />

Quién iba a pensar que hacía años un joven rondaba a Amelia<br />

sin provocar sospechas, alguien que en vez de conseguir el<br />

número de ella, obtuvo el de Silvestre para lanzarle amenazas<br />

con mensajes: Aléjate de Amelia y te irá bien, le habría dicho la<br />

semana pasada. Silvestre no le dio importancia, algún bromista,<br />

quizá. Pero hoy, previo a ños preparativos de su unión civil, el<br />

mensaje fue breve y decisivo: te lo advertí. La emoción de ver<br />

formalizada su relación con Amelia era mayor a cualquier<br />

obstáculo que se presentase y eso contribuyó a que no se<br />

alarmara.<br />

183


Nadie más que los amigos cercanos, quienes se ofrecieron de<br />

testigos, harían compañía a la pareja. Ya todo estaba listo;<br />

mañana a las diez se verían en el registro civil.<br />

Esa tarde, mientras Silvestre se alistaba para ir al trabajo,<br />

Amelia le pidió que justificara su falta; hoy estaba sin ganas de<br />

ir al bar porque no quería dejar pasar ningún detalle para<br />

mañana, por más nimia que fuese la reunión. No te preocupes,<br />

respondió Silvestre, exponiendo su emoción con una sonrisa y<br />

sin darse cuenta, soltó su cabello. Apenas descubrió, frente al<br />

espejo, cuan largo estaba y lo hermoso que de sus rizos cayendo.<br />

Así te quiero mañana, sugirió Amelia, me encanta como te ves.<br />

Camino al trabajo, Silvestre recibió otro mensaje donde un "te<br />

valió madres" estremeció su cuerpo. De pronto,en medio del<br />

silencio de una calle, se estacionó un auto a dos metros adelante;<br />

de ahí bajaron tres hombres; uno abrió la cajuela y los otros dos<br />

tomaron a Silvestre de las manos y los pies. Su fuerza era<br />

inferior a la de ellos; vio su fragilidad expuesta y por más<br />

esfuerzo que hizo, nada pudo conseguir. Le dieron unos golpes y<br />

cubrieron su boca con cinta adhesiva. ¡Te lo dije! Advirtió una<br />

voz. Un par de lágrimas cayeron por su rostro antes que la<br />

oscuridad cubriera la cajuela. Un cuarto individuo estaba listo<br />

para acelerar y perderse sin dejar señas.<br />

Al día siguiente, trabajadores de limpieza encontraron a<br />

Silvestre afuera del registro civil sin señas de vida. Se habían<br />

dado el tiempo de maquillar su rostro cuidadosamente, sus<br />

184


párpados tenían una sombra que resaltaba en sus ojos<br />

delineados; sus labios, pintados de rojo brillaban exquisitos;<br />

traía un vestido negro,elegante, pegado a su cuerpo que a pesar<br />

de su condición, hacía que luciera sensual; el escote exhibía sus<br />

gallardos senos; sus piernas firmes y atractivas y sus pies<br />

delicados,metidos en tacones.<br />

Y mientras que el forense determinaba despojo violento de su<br />

virginidad, sangrado y golpes en abdomen y espalda, Amelia<br />

guardó en su memoria, a pesar de lo trágico y lo aberrante de<br />

una inscripción que rezaba: las niñas son para los niños, la<br />

imagen más hermosa de su amada Silvestre.<br />

185


ESPAÑA<br />

CONCHI SEDANO GONZÁLEZ<br />

ERASE... UNA GOTA DE AGUA<br />

Una abeja liba el polen de las rosas recién amanecidas mientras<br />

diminutas gotas de agua pintan el prado de color plata.<br />

Hace frío, pero salió muy temprano de la colmena para<br />

contemplar el maravilloso espectáculo.<br />

Se posa sobre la flor que a modo de diadema roja, está colocada<br />

en la rama más alta del rosal. La rosa, expuesta a los primeros<br />

rayos del sol, guarda entre sus pétalos una diminuta gota de<br />

agua que hace si cabe, más bonita a la flor. La abeja procura no<br />

rozarla para no romper el encanto…Es tan pequeña…<br />

Dormirá mecida por el viento hasta que amanezca un nuevo día<br />

y mañana la abeja volverá para despertarla…<br />

¿Soy una gota de agua ?... ¡ Soy una gota de agua !...<br />

186


En el balcón - sin terminar de pintar- una niña somnolienta se<br />

despereza mientras cantan los pájaros entre los árboles del<br />

jardín.<br />

Todavía medio dormida observa algo que le llama<br />

poderosamente la atención…<br />

Mamá… ¿Por qué lloran las flores?<br />

¿Qué dice esta niña? Las flores no lloran.<br />

Si hace frío por la noche, el aire se moja, se humedece y cae en<br />

forma de gotas de agua. Esas gotas no son lágrimas, es rocío.<br />

• Entonces…Es cierto.<br />

Es cierto…¡Yo soy una gota de agua !<br />

Qué curioso…<br />

¡ Soy una gota de agua !...<br />

• Por favor Rocío no digas disparates, ve a lavarte la cara y<br />

despabílate.<br />

• No me creería si se lo cuento…<br />

En el encerado está escrito:<br />

FENÓMENOS ATMOSFERÍCOS… EL ROCÍO<br />

Son gotas de agua muy pequeñas que cuando se despereza la<br />

noche amanecen posadas en las flores que adornan el jardín, en<br />

las hierbas que alfombran el campo y en las hojas de los árboles.<br />

Son como un cristal precioso que deja pasar el rayo de sol para<br />

devolverlo transformado en mil colores.<br />

187


La profesora lee un cuento. Un día tuve un sueño…<br />

¡Soñé que era una gota de agua¡.<br />

188


189


MÉXICO<br />

CARMEN PARADA<br />

Aquí y Mañana<br />

190


Mujer y Diosa<br />

191


ARGENTINA<br />

IRENE MORACK<br />

Bosques<br />

192


Centrifugado<br />

193


LEONORA DE MARTINO<br />

Puzzle<br />

194


Diptico 2<br />

195


POLINA IVANOVA<br />

196


MARCELA ONCE<br />

197


ISMAEL DIGGELMANN<br />

198


FRANCIA<br />

CHRISTELLE WESTPHAL<br />

199


Web personal<br />

http://www.christellewestphal.eu/<br />

200


ESPAÑA<br />

CONCHI SEDANO GONZÁLEZ<br />

Ocaso sin colores<br />

201


No remanso do Carreiro<br />

202


FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ<br />

203


204


205


206

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!