Universos Literarios Mayo 2019

elato
El accidente
El Paseo de la Virgen del Puerto se extiende ante mí. Mi acompañante observa
los altos edificios, que intentan acariciar el cielo gris mientras tararea la
canción que está sonando en la radio. Entonces, un violento golpe.
Todo se vuelve negro.
El mundo se sume en un silencio aterrador.
No puedo respirar.
Me arde el pecho.
Tras unos segundos de duda, consigo abrir los ojos. Aún tengo las manos aferradas
al volante y mi pie sigue presionando el acelerador, pero no nos movemos.
Alzo la vista y no soy capaz de ver con exactitud lo que está sucediendo en la calle,
ya que el cristal se encuentra cubierto de sangre. Mucha sangre.
Me tiemblan las manos y comienzo a notar que por mis mejillas ruedan incontables
lágrimas que no sé cómo detener. Observo a mi derecha, intentando encontrarme
con la sonrisa de Rocío pero, en su lugar, su rostro está pintado de manchas
escarlatas y su sonrisa se la ha llevado la Muerte.
Sin quererlo empiezo a sollozar y gritar cada vez más fuerte, repitiendo continuamente
el nombre de mi amiga. Me llevo las manos a la cabeza, deseando que
todo aquello sea una simple pesadilla de la que despertar en cuanto suene el despertador.
Entonces, algo humedece mis manos: más sangre. Y sé que es real. Rebusco
rápidamente en la guantera del coche un paquete de pañuelos y cubro la
herida de la cabeza con ellos. Vacilo un momento, pero finalmente me decido a
abrir la puerta del vehículo y salir al exterior. La lluvia golpea mi rostro ferozmente,
pero no me importa.
Aun con los ojos cubiertos de lágrimas que me dificultan la visión, soy capaz de
distinguir varios coches de policía a lo largo de la calle e incontables personas que
se han apelotonado detrás de varias vallas que impiden la entrada a la zona. Las
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