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CARTAAMIHIJANOA<br />
Hola princesa,<br />
Nada me disgustaría más que cargarte a tus 9 años de edad con el<br />
peso del pasado. Sin embargo, cuando supe que tu abuelo, mi padre,<br />
sufría la enfermedad de Alzheimer me dolió pensar que jamás ibas<br />
a conocerlo en plenitud de facultades, tal y como siempre había<br />
sido: inteligente, irónico, culto, alegre y vitalista. No podía haber<br />
una enfermedad más cruel para alguien de cultura enciclopédica<br />
como él. También sentí que no había tiempo que perder, que tenía<br />
que contarte y, de paso, poner orden en los cajones donde se almacenan<br />
a veces sin ton ni son los miles de recuerdos, anécdotas, sufrimientos<br />
y olvidos que componen esa cosa un poco abstracta que<br />
llamamos memoria. En mi caso decidí utilizar las herramientas que<br />
tenía a mi alcance, que eran el cine y la escritura y pasé tres años<br />
recogiendo la historia del abuelo y del tiempo en que le ha tocado<br />
vivir. Pero lo importante no es cómo se hace sino sentir que se hace<br />
algo para que los recuerdos de las vidas largas e intensas de cada<br />
enfermo no se nos escurran entre los dedos como la arena.<br />
Tu abuelo fue un hombre que decidió emplear su vida al servicio de<br />
los demás, decidió ya de joven que no le importaba pasar penurias<br />
porque sabía que con ello ayudaba a construir un país próspero y<br />
en libertad. Cuando yo tenía tu edad iba a visitarlo a la cárcel de escondidas,<br />
porque por aquel entonces yo no le podía contar a nadie<br />
que mi padre luchaba contra el dictador. Mi infancia transcurrió pues<br />
entre las tinieblas del secreto, las mismas tinieblas que empezaron<br />
a cubrir la mente de tu abuelo hace algunos años debido al alzhéimer.<br />
Nadie ha definido mejor la enfermedad de tu abuelo como lo hiciste<br />
tú cuando tenías 5 años: Jordi, decías, ha vuelto a ser un niño, y tenías<br />
razón, borramos nuestros recuerdos de manera casi simétrica<br />
a como los formamos. Lo último que olvidamos es lo primero que<br />
aprendimos, a comer y a respirar, aunque también eso acaba desapareciendo.<br />
Suelo definir el alzhéimer como una lenta e interminable despedida.<br />
Con el tiempo, toda la familia tuvo que reorganizar su vida alrededor<br />
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