Nº 13 para el Día de los Verdiales - Al sur del Torcal

A nuestros Jóvenes Científicos
Recientemente saltó la noticia de que Alemania ha
puesto sus ojos en nuestros titulados universitarios
y, aprovechándose de la crisis económica española
así como de otros factores que tienen algo que ver
con la urgencia con que los políticos quieren siempre rentabilizar
electoralmente sus decisiones, ha lanzado el anzuelo
con la seguridad de que va a llevarse un amplio y selecto
ramillete de licenciados e ingenieros que sin duda van a
contribuir al progreso teutón. En realidad no es algo nuevo,
a fin de cuentas los medios de comunicación nos recuerdan
a menudo, y con gran profusión de datos, que la universidad
española no sólo no tiene capacidad ni dotación económica
para retener a tantos jóvenes universitarios que,
recién licenciados, pretenden abrirse camino en el difícil
mundo de la investigación, o quieren lograr una especiali-
Artículo
Juan leiva León juleile@hotmail.com
Al Sur del Torcal 6
nes y sacrificios una larga estancia en tierra extraña fuera
del ambiente familiar y lejos de los amigos naturalmente.
Y eso, cuando la fuerza de su juventud demanda otras cosas
más placenteras que enfrentarse a una dura tarea tan
incierta como frustrante muchas veces, requiere tener las
ideas muy claras y una gran fortaleza interior para estar en
disposición de desarrollar una labor, acaso demasiado oscura,
donde los altibajos te pueden jugar alguna que otra
mala pasada.
Así, un día tocas el cielo ante la posibilidad de estar vislumbrando
unos resultados que pueden ser la antesala de la
publicación de un artículo en una revista científica de gran
impacto; mientras que otro puedes hundirte en la más profunda
de las miserias si el diseño en que tanta ilusión habías
puesto no responde a las expectativas creadas, o los ratones
con los que
un día tocas el cielo ante la posibilidad de estar vislumbrando
unos resultados que pueden ser la antesala de la publicación de
un artículo en una revista científica de gran impacto; mientras
que otro puedes hundirte en la más profunda de las miserias
zación puntera en su formación tecnológica, sino que además
está siendo testigo impasible de cómo muchos de los
más brillantes son captados por prestigiosas universidades
extranjeras -quienes acaban rentabilizando nuestra inversión-
en un incesante goteo que nos coloca en una tesitura
bastante negativa si es que pretendemos que nuestro país
a nivel científico ocupe un puesto relevante en el concierto
mundial.
Aun siendo lamentable que con tan buenas mimbres
España no se atreva a gastar lo necesario para llegar a ser
un país de primera fila en investigación o en ingeniería, no
puedo dejar de acordarme también de otros aspectos a considerar
de la vida de esos jóvenes, en cierto modo aventureros,
que se ven obligados a transitar por procelosos caminos
fuera de España en los que el aspecto anímico y sentimental
juega asimismo un papel demasiado importante. Sin entrar
en consideraciones económicas acerca de la cuantía de los
ingresos o becas que reciben, ni tampoco en los enormes
sinsabores que entraña la tarea investigadora, yo me atrevería
a decir que tiene mucho mérito que un chico o una
chica de veintitantos años, en una edad en que la mayoría
de sus compañeros están saboreando ya sus primeros éxitos
profesionales o acaban de crear su propia familia, tome
con valentía la decisión de afrontar con muchas limitacio-
estás investigando
se te
mueren cuando
no deben hacerlo
y ya no
sabes qué hacer
después de
múltiples experiencias con resultado negativo. Entonces
vas y te pasas la noche en vela dando vueltas y más vueltas
a un asunto que sabes que necesitas reconducir de nuevo
por enésima vez, pero que a esas horas de la madrugada no
vislumbras en absoluto cómo hacerlo; y sin más compañía
en esos momentos que la soledad metida en tu cama –que
diría Serrat- te dan ganas de mandar todo a freír espárragos,
hacer la maleta y coger el primer avión de regreso a España.
Pero aguantas y vuelves otra vez a intentarlo dándole una
nueva orientación a tu proyecto investigador, que desde
luego ha de ir acompañada de una buena dosis de ilusión
y tenacidad sin la que desde luego sería imposible seguir
adelante. Menos mal que en medio de tanto desasosiego
a veces te publican un importante artículo, te premian tu
tesis doctoral o te encuentras con algún que otro aliciente y
eso te da alas para continuar a pesar de todo.
Luego, algún día, llega el regreso; bueno, del regreso habría
que hablar largo y tendido, que esa es otra. Y aunque en
tu equipaje, entre otras cosas, te traes varios años de tarea
investigadora, publicaciones importantes avalando algún
trabajo de gran relieve y conocimientos que sólo están al
alcance de equipos punteros, las perspectivas económicas
que aquí te esperan no están en consonancia con tanto esfuerzo
y preparación. Eso sin contar que te has dejado al-