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Fue así de simple, nunca existió duda en su mente, ya que<br />

su mente ya estaba programada desde antes que esa situación<br />

sucediera. ¿Por qué? Porque ya había hecho un compromiso<br />

—un compromiso de ser honorable—. Había escogido vivir<br />

en el honor que proviene sólo de Dios.<br />

Pero el honor de mi padre no sólo obró en esa situación.<br />

No señor. Cada vez que él veía aquel hombre, caminaba<br />

hacia él, le estrechaba la mano y le preguntaba cómo iba<br />

su empresa. Ese hombre respetó a mi padre por el resto<br />

de su vida. Por cierto, esa nueva empresa se convirtió en<br />

una compañía aseguradora muy poderosa. Sin embargo, mi<br />

padre sigue vivo y con buena salud a sus 88 años, mientras<br />

el otro hombre murió hace muchos años.<br />

Escogiendo<br />

el honor de Dios<br />

El mundo de hoy en día, ve al Cuerpo de Cristo con una<br />

ceja levantada. No han visto el honor, y contrario a esto, han<br />

visto mucho deshonor. Pero usted puede ayudar a cambiar<br />

eso, puede proteger su forma de vida, y lo que habla. Puede<br />

llegar a ser una persona honorable por Dios.<br />

El ejemplo de la vida de mis padres, me enseñó una<br />

valiosa lección. Pude darme cuenta que el honor no es<br />

difícil de reconocerlo. Algunas veces es difícil encontrarlo,<br />

pero es muy fácil reconocerlo. De hecho, el honor sobresale<br />

en medio de la multitud, a pesar de que parezca algo tonto<br />

para el sistema del mundo.<br />

Para ser una persona con honor, se requiere un acto de<br />

voluntad, el cual genera y libera y todo lo que Dios nos ha<br />

provisto. Si desea tener honor, debe tomar una decisión entre<br />

la PALABRA de Dios y la sutileza y engaños del mundo; y<br />

también escoger entre el Espíritu y la carne. Lo cual nos<br />

dirigirá a tomar una decisión entre permanecer rmes o caer.<br />

Si usted es una persona honorable, permanecerá rme.<br />

Pero si carece de honor, está garantizado que caerá —y<br />

traerá deshonra al Cuerpo de Cristo—.<br />

En algunas ocasiones, me siento muy avergonzado por<br />

lo que algunos creyentes hacen al vivir en deshonor. Como<br />

predicadores del evangelio o hijos de Dios, no debemos usar<br />

nuestra posición para defraudar a nadie.<br />

En una ocasión, me encontraba comprando en una tienda<br />

de conveniencia, mientras estaba ahí, entró un predicador a<br />

comprar algunos cartuchos para escopeta. Este predicador<br />

trató de convencer al empleado que le hiciera un descuento<br />

en los cartuchos, pues era un ministro. Esa actitud me<br />

avergonzó tanto, e hizo que me enojara por lo que le estaba<br />

haciendo a nuestro Dios.<br />

Casi me hizo maldecir frente al empleado para que no<br />

pensara que yo también era un predicador. El empleado<br />

no podía autorizar el descuento ¡aunque él hubiera querido<br />

hacerlo! Lo cual hizo que ese joven se irritara tanto con<br />

ese predicador. Me pregunto si el predicador tenía idea<br />

del daño que le estaba causando a la vida de ese joven al<br />

insistirle que le hiciera un pequeño descuento.<br />

Su palabra de honor<br />

Quizá usted diga: “Hermano Copeland, ahora<br />

comprendo el valor del honor y deseo vivir en él. Pero ¿por<br />

dónde empiezo? ¿Cómo puedo encontrar el honor que<br />

proviene de Dios?”.<br />

Comience con Dios y Su PALABRA. Él puede<br />

convertirlo en una persona honorable. El Señor ya lo<br />

ha honrado con Su propia vida. Lo honró con la vida<br />

eterna, la misma vida que Dios posee. Él administra esa<br />

vida a nuestro espíritu humano, a través de su Espíritu<br />

Santo. Y a través de Su vida, hace crecer el deseo en<br />

nosotros de honrarlo.<br />

A medida que usted se introduzca en Su PALABRA y<br />

permita que ésta penetre en su vida, el honor crecerá en<br />

usted hasta llenarlo. No deseará vivir en nada más que no<br />

sea el honor. Su espíritu experimentará convicción hasta<br />

en los compromisos más pequeños. Usted se convertirá en<br />

una persona tan atenta a Su PALABRA y a Su Espíritu, que<br />

llegará a ser una persona honorable en todo.<br />

A medida que se convierta en una persona honorable,<br />

empezará a hablar con la verdad. Dirá sus palabras con<br />

seriedad, nunca distorsionará la verdad ni hablará palabras<br />

ociosas. Podrá hacer compromisos y los cumplirá, será una<br />

persona el y actuará con la mayor integridad. No querrá<br />

decir nada más, pues en Mateo 5:37 se nos enseña que todo<br />

lo demás procede del mal.<br />

Lo siguiente que debe hacer, es buscar el honor que<br />

proviene sólo de Dios. Jesús no jugó el juego del honor.<br />

En Juan 5:41-44, leemos: «Gloria de los hombres no<br />

recibo. Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios<br />

en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no<br />

me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése<br />

recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís<br />

gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que<br />

viene del Dios único?». El juego del honor consiste en<br />

darse “honor”, medallas y títulos de una persona a otra; a<br />

n de provocar el propio sentido de autoestima. Es decirle<br />

algo que le agradará a la persona y a sus oídos. Es hacer<br />

compromisos en vano, por temor a lo que los hombres<br />

pensarán. No obstante, deshonramos a Dios si buscamos<br />

el honor de otros hombres, en lugar de buscar el que<br />

proviene sólo del SEÑOR.<br />

Hace más de 25 años, tomé la decisión de vivir en el<br />

honor que proviene sólo de Dios. Escogí permanecer<br />

rme en mi palabra, y en Su PALABRA; a n de vivir en<br />

integridad. He tomado la decisión de agradarle a Él, y no<br />

a los hombres —a toda costa—. He decidido permanecer<br />

firme y no caer… y aun permanezco firme. Usted<br />

también lo puede hacer. Analícelo y ore por eso, luego<br />

escoja el honor que proviene sólo de Dios. Cuando Dios<br />

lo honra ¿qué diferencia hará lo que los demás piensen?<br />

Su palabra y los compromisos que ha adquirido, serán tan<br />

buenos como los de Él —el Señor se lo garantiza—. Dios<br />

le está dando Su palabra.

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