07.05.2013 Views

Tratado del amor - del Kolectivo Conciencia Libertaria

Tratado del amor - del Kolectivo Conciencia Libertaria

Tratado del amor - del Kolectivo Conciencia Libertaria

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

“<strong>Tratado</strong> <strong>del</strong> <strong>amor</strong>” de José Ingenieros<br />

Habla primero Fedro, haciendo con juvenil vehemencia el elogio de Eros, con el lirismo usual en<br />

los órficos. Considera que es Eros un gran dios, digno de ser admirado por los mortales y por<br />

los inmortales. Del Caos, fuente infinita de toda potencialidad, según el orfismo, nace Eros,<br />

después de la Tierra, conformemente a la teogonía de Hesiodo. En el ritmo eterno de lo infinito<br />

nos arrastra Eros. El mayor bien para un adolescente es tener un amante virtuoso y la dicha<br />

más preciosa de un amante es elegir un digno favorito. Ese <strong>amor</strong> engendra el sentimiento <strong>del</strong><br />

honor y <strong>del</strong> heroísmo. El en<strong>amor</strong>ado que cometiera una mala acción se consideraría humillado<br />

ante su amante; un ejército de amadores y amados sería invencible. Después de algunas<br />

referencias míticas e históricas, Fedro termina su elogio diciendo “que Eros es, de todos los<br />

Inmortales, el más antiguo, el más augusto, el más capaz de asegurar a los hombres la<br />

posesión de la virtud y de la dicha, en la vida y en la muerte”.<br />

Pausanias, con la sutileza dialéctica de los sofistas, un tanto ampulosa, defiende sin escrúpulos<br />

el <strong>amor</strong> homosexual. Advierte que Eros está siempre ligado a Afrodita. Pero como hay dos<br />

Afroditas, la Celeste y la Vulgar, natural es que existan dos Eros: el Celeste, que busca el <strong>amor</strong><br />

puro en los adolescentes hermosos, y el Vulgar, que persigue bajos goces en las mujeres y<br />

preside la generación. El <strong>amor</strong> puro es exclusivamente masculino, por ser los hombres los<br />

seres más bellos e inteligentes de la creación; eleva los sentimientos morales y estéticos,<br />

encaminando a los hombres hacia la belleza y la virtud. Su desenfadado elogio de la<br />

homosexualidad se acompaña por el desprecio de la mujer, que sólo puede ofrecer al hombre el<br />

<strong>amor</strong> vulgar necesario para la reproducción.<br />

Eriximaco pide sus argumentos a la filosofía natural. No niega que existen dos Eros, pero cree<br />

haber descubierto, por la medicina, que el <strong>amor</strong> no reside solamente en las almas de los<br />

hombres para llevarlos hacia los más bellos; existe en muchas otras cosas y con muchos otros<br />

fines, en los cuerpos de todos los animales y en todo lo que crece sobre la tierra: en todos los<br />

seres. La grandeza de Eros es universal. Se advierte en las cosas divinas y humanas, en el<br />

orden de las cosas físicas y en el mundo de las almas. En todas partes realiza Eros la unión y la<br />

armonía de los contrarios. Las ideas de Heráclito y de Empédocles, reflejadas en este discurso,<br />

no impiden a Eriximaco compartir la doctrina de los dos <strong>amor</strong>es: el celeste y homosexual<br />

inspirado por Urania, el vulgar y el mujeriego inspirado por Polimnia.<br />

Un comentario burlón de la atracción de los sexos complementarios, que buscan reconstituir la<br />

unidad, sirve de tema al fantástico discurso de Aristófanes, que parece representar en el diálogo<br />

la plebeya creencia expresada por el mito <strong>del</strong> Andrógino primitivo. La humanidad constaba,<br />

originalmente, de tres sexos: hombres, mujeres y andróginos. Estos últimos han desaparecido.<br />

Eran fuertes, valientes y audaces. Resolvieron escalar el cielo para atacar a los dioses, como<br />

en el mito de los Titanes. Zeus decidió cortarlos en dos mitades; desde entonces cada una vivió<br />

deseando unirse con la otra, pero no podían fecundarse por la posición de sus sexos.<br />

Compadecido Zeus arregló ese detalle y cuando un medio hombre se encontró con una media<br />

mujer, pudieron engendrar. Desde entonces el <strong>amor</strong> es innato en los seres humanos. Los lleva<br />

a su primitiva naturaleza, refundiendo en un ser las dos mitades. Los hombres provenientes de<br />

una sección andrógina, aman a las mujeres además de los hombres; las mujeres que provienen<br />

de una sección femenina, buscan a las mujeres, como las tríbodes; los hombres que provienen<br />

de su sección masculina, buscan a los hombres. Y termina: hombres y mujeres, todos serían<br />

felices si cada uno realizarse su <strong>amor</strong>, encontrando el amante que pudiera restituirle a su<br />

estado primitivo. No sorprende que Platón ponga en boca <strong>del</strong> detractor de Sócrates la<br />

justificación <strong>del</strong> <strong>amor</strong> plebeyo, de Eros correspondiente a la Afrodita Vulgar. Pero, con toda su<br />

sorna, Aristófanes aparece alabando, también él, la homosexualidad, como forma elevada <strong>del</strong><br />

<strong>amor</strong>.<br />

por su utilidad. Reflexiona y verás que muchas cosas semejantes han encontrado panegiristas. Y entre tantos elogios<br />

fervientes, ningún hombre se ha atrevido hasta hoy a glorificar a Eros como se merece”. Eriximaco aprueba esas<br />

ideas. Sócrates aprueba el tema y propone que Fedro inicie la alabanza de Eros.<br />

20

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!