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Fractura expuesta - Observatorio Petrolero Sur

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Nueva York que ya había sancionado una medida similar.<br />

Francia, en ese mismo mes, se convirtió en el primer país<br />

en prohibir la técnica, al tiempo que retiró las concesiones<br />

otorgadas (Grist, 1/7/2011 y AolEnergy, 26/8/2011).<br />

¿Cómo puede entenderse que los riesgos ambientales de estas<br />

explotaciones sean minimizados al absurdo, o directamente<br />

marginados en todos los anuncios empresariales y de funcionarios<br />

ofi ciales? ¿Cuáles son las razones profundas de la fi e-<br />

Primer elemento a considerar: la matriz energética argentina<br />

es altamente dependiente del consumo de hidrocarburos,<br />

sobre todo de gas. El 35% de la oferta interna<br />

de energía primaria se obtiene a partir de petróleo, y un<br />

51,6% a partir de gas natural (Secretaría de Energía de la<br />

Nación). Comparativamente, en la matriz energética mundial<br />

se observa una dependencia similar en el caso del petróleo,<br />

aunque no así en el del gas natural, que se reduce<br />

a menos de la mitad (Agencia Internacional de Energía).<br />

En cuanto a otras fuentes, vale la pena destacar como datos<br />

favorables para la Argentina, la baja incidencia del car-<br />

6<br />

21,2% Gas<br />

Petróleo<br />

27% Carbón / Turba<br />

0,7% Geotérmica/Solar/Eólica<br />

10% Otras renovables<br />

2,2% Hidroeléctrica<br />

5,8% Nuclear<br />

La matriz energética<br />

argentina<br />

Oferta interna de energía primaria – Argentina<br />

(2009)<br />

Distribución de la oferta total de energía<br />

primaria a nivel mundial (2008) 1,6% Aceite<br />

Matriz de oferta interna<br />

0,8% Otros primarios<br />

de energía – Brasil (2010))<br />

33,1%<br />

4,7% Energía hidráulica<br />

2,8% Nuclear<br />

51,6% Gas natural<br />

1,5% Carbón mineral<br />

0,8% Leña<br />

1,3% Bagazo<br />

Petróleo 35%<br />

bón mineral –que es el combustible fósil más contaminante,<br />

y a nivel mundial representa más de la cuarta parte de<br />

la oferta-, y de la energía nuclear, cuya participación proporcional<br />

se reduce a menos de la mitad en nuestro país.<br />

Las diferencias de composición son aún mayores si observamos<br />

la situación de Brasil, principal socio comercial de<br />

Argentina en la región: mientras la participación del petróleo<br />

y sus derivados es prácticamente idéntica, la incidencia<br />

del gas natural en aquel país es cinco veces menor. Asimismo,<br />

comparada con la argentina, la matriz energética brasileña<br />

recibe un aporte exponencialmente superior del rubro<br />

biomasa –sobre todo de productos de caña de azúcar, pero<br />

también leña-, y la triplica en cuanto a la oferta proporcional<br />

de energía hidráulica (Ministério de Minas e Energia).<br />

En un informe de reciente publicación, la Secretaría de Política<br />

Económica –dependiente del Ministerio de Economía y<br />

Finanzas Públicas de la Nación-, señala que “[d]esde fi nes de<br />

la década del ‘70, el gas ha tenido una incidencia creciente en<br />

la oferta energética del país, representando actualmente más<br />

del 50% del total, guarismo muy por encima del promedio<br />

mundial, que se encuentra cercano al 20%. En este contexto,<br />

se profundizó la importancia del gas en la matriz energética<br />

debido, principalmente, al consumo intensivo en centrales<br />

eléctricas y, en menor medida, por los incrementos en los consumos<br />

vehiculares, industriales y domiciliarios” (2011: 12).<br />

En el mismo sentido se expresó el Secretario de Energía de<br />

la Nación, Daniel Cameron, durante el discurso inaugural<br />

de la Argentina Oil & Gas Expo 2011. Al hacer referencia<br />

a la evolución del sector entre las décadas de 1970 y 1980,<br />

el funcionario señaló que se produjo “[…] un importante<br />

proceso de sustitución en el consumo de energéticos en<br />

nuestro país, pasando de una matriz con una gran utilización<br />

de combustibles líquidos a una con gran utilización de gas.<br />

En el tiempo este proceso llevó a la Argentina a constituirse<br />

en el segundo país más gasifi cado del mundo, detrás<br />

de Rusia, lo cual nos ha convertido en un país más limpio<br />

desde el punto de vista de la producción de gases de<br />

efecto invernadero (el sector energético es responsable del<br />

32% del CO2 que produce nuestro país) y muy competitivo<br />

desde el punto de vista de los costos energéticos tanto<br />

para el habitante común como para los sectores industriales,<br />

de generación de Energía Eléctrica y el gas natural comprimido<br />

utilizado en una gran parte de la fl ota de vehículos<br />

del país (1.900.000)” (Secretaría de Energía de la Nación).”<br />

Mientras tanto, los planes de diversifi cación de la matriz<br />

energética apuntan fuertemente a incrementar la participa-<br />

31,2% Biomasa<br />

14,1% Hidráulica y electricidad<br />

1,4% Uranio<br />

5,2% Carbón Mineral<br />

10,3% Gas natural<br />

Leña 9,5% - Productos de caña 17,7 - Otros 4%<br />

Petróleo 37,7%<br />

ción de la energía nuclear, hidráulica y biocombustibles, en el<br />

mediano plazo. En el caso de la generación de energía eléctrica,<br />

Cameron sostuvo que para el 2025 se buscará “bajar la<br />

participación de los fósiles (gas/fuel) del actual 57 por ciento<br />

a 28. Eso se logrará llevando el actual 6 por ciento de nucleares<br />

a 22/23 por ciento, que la hidráulica pase del 35 al 40 por<br />

ciento y 8 por ciento de energías renovables” (MDZ Online,<br />

14/10/2010). Estos son los objetivos que animan la puesta<br />

en marcha de Atucha II, la construcción de tres represas que<br />

aportarían 2.400 megavatios, la producción e incorporación<br />

de biodiesel en el gas oil comercial, y para la generación de<br />

energía eléctrica, y el desarrollo de parques de energía eólica<br />

en La Rioja y Chubut (Secretaría de Energía de la Nación).<br />

Hasta aquí, dos certezas: con suerte, no superaremos la hidrocarburodependencia<br />

sino en el mediano plazo, en consonancia<br />

con los pronósticos referidos a la situación mundial<br />

–que se detallan más adelante-; y en el largo plazo, habida<br />

cuenta de la baja participación de las energías renovables<br />

en el plan ofi cial, nada parece indicar que el tránsito sea<br />

hacia una matriz social y ambientalmente más sustentable.<br />

La pesada herencia<br />

neoliberal<br />

La imposición a sangre y fuego del neoliberalismo, y<br />

su persistencia como patrón de acumulación al menos<br />

durante el período 1976-2001, legaron una serie<br />

de consecuencias ineludibles para la comprensión de la<br />

situación actual del sector hidrocarburífero, sus reconfi -<br />

guraciones técnicas, y su expansión territorial en ciernes.<br />

PROVINCIAS EMPOBRECIDAS…<br />

El primero de los elementos tiene que ver con la situación<br />

fi scal de las provincias, castigadas a dos bandas por la destrucción<br />

de las economías regionales y el proceso popularmente<br />

conocido como de “desguace del Estado”. La descentralización<br />

de la provisión de servicios básicos como<br />

la salud y la educación públicas en la década de 1990 –que<br />

disparó el gasto en términos de personal del Estado-, sumado<br />

a “la crisis económica de las provincias en el campo<br />

productivo, y los magros ingresos tributarios obtenidos<br />

de fuentes locales, incrementaron la dependencia de estos<br />

estados subnacionales de la coparticipación impositiva, las<br />

transferencias y adelantos del gobierno nacional y un creciente<br />

endeudamiento” (Oszlak, 2003: s/n). Hacia el segundo<br />

trimestre de 2011 la participación de la recaudación local<br />

de las provincias sobre el total de recursos disponibles se<br />

ubicó en torno al 32% (Economía & Regiones, 2011): de<br />

cada tres pesos del gasto provincial, tan sólo uno proviene<br />

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