autoridad pastoral - Església Cristiana Bíblica
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Para ilustrar el error de ese planteamiento, citemos de pasada, el ejemplo<br />
claro de un edificio, en el que todos sus elementos son fundamentales<br />
para las necesidades que deben suplir: los cimientos son fundamentales<br />
para sostener la construcción; las escaleras son fundamentales para subir<br />
y bajar; las puertas son fundamentales para acceder y desplazarnos; las<br />
ventanas son fundamentales para iluminar y airear; etc. Una casa falta de<br />
alguno de esos elementos sufrirá de serios inconvenientes. Ningún elemento<br />
es secundario para aquella necesidad que espera ser atendida; tampoco<br />
podrán intercambiarse ni diseñarse o situarse sin tener en cuenta las leyes<br />
arquitectónicas y la funcionalidad. Que cada cosa esté en su lugar y en la<br />
manera adecuada, es muy importante, es fundamental.<br />
“Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad.” (Jn. 17:17).<br />
“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden<br />
hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es<br />
inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para<br />
instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente<br />
instruido para toda buena obra.” (2Tim. 3:15-17).<br />
La consecuencia de ese “pragmatismo” creador de la distinción entre lo<br />
fundamental y lo secundario, un pragmatismo sin fundamento bíblico, es que<br />
mientras afirmamos que todas las cosas deben determinarse de conformidad<br />
con la Palabra de Dios en el orden de la vida cristiana, la realidad es que acerca<br />
de una misma cosa diferentes grupos establecen diferentes “conformidades”<br />
con la Palabra de Dios. O sea, aquellos que deben ser los mayores defensores<br />
de la Autoridad de la Santa Biblia, son los que la ponen bajo cuestionamiento<br />
vergonzoso. Porque, sobre el papel, afirman creer en la inspiración divina<br />
de la Biblia, inspiración que le confiere inerrabilidad e infalibilidad, porque<br />
está limpia de la mínima escoria de error y contradicción: “Las palabras<br />
de Jehová, palabras limpias; plata refinada en horno de tierra, purificada<br />
siete veces.” (Sal. 12:6). Pero después, en la práctica, resulta que sobre una<br />
misma cosa se enseña (según esos fundamentalistas), diferentes “verdades”,<br />
todas igual de “bíblicas” y cada una señalando a las otras como antibíblicas.<br />
Desatino que completan desestimando el diálogo fraternal para resolver<br />
esas contradicciones, pues no pueden dedicar tiempo para eso porque tienen<br />
muchas cosas más importantes que hacer y porque temen no llegar a alcanzar<br />
una comprensión común.<br />
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