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no resulta muy atractiva. Pero en su participación,
Mendelson vuelve a hacer del espectador
personaje, esta vez requiriendo su colaboración
directa; el resultado es bien ingenioso: recupera un
invento postal inglés del siglo XIX, la máquina
“ensobradora” (dicho de otro modo, una máquina
cuya función consistía en doblar sobres) y lo
relaciona con internet y las nuevas tecnologías de
la comunicación. Si bien en este caso no existe ni la
densidad ni la irreverencia de su trabajo más
personal (está claro el porqué), comparte con él esa
inquietud por los modos históricos del comunicar y
por el cruce entre lo íntimo y lo público.
“Siempre me excitaron esas historias
personales que se convirtieron en
públicas a través de la exhibición.
Siempre hubo, para mí, un placer real
en la incomodidad que esto suscita.”
(Zoe Mendelson)
The third coming
Big