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Desde la Otra Vida - Federación Espírita Española

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“<strong>Desde</strong> <strong>la</strong> <strong>Otra</strong> <strong>Vida</strong>” - Mensajes Mediúmnicos<br />

De aquel<strong>la</strong> forzada unión surgió un niño.<br />

Como el mancebo era valiente había que inutilizarlo para que no<br />

pudiera tomar alguna represalia. También es juzgado y se le conde a<br />

quemarle los ojos. Se efectúa el horrible tormento y se le <strong>la</strong>nza a <strong>la</strong><br />

calle como un deshecho de <strong>la</strong> sociedad.<br />

La joven, me<strong>la</strong>ncólica, deshecha y demacrada, ¿para qué <strong>la</strong><br />

querían ya? También es <strong>la</strong>nzada a <strong>la</strong> calle. ¿A dónde ir? Sus padres,<br />

sin medios para nada, habían muerto sucesivamente.<br />

El mancebo era ya un deshecho de <strong>la</strong> humanidad, un cieguecito<br />

sin más amparo que <strong>la</strong> voluntad de Dios y <strong>la</strong>s limosnas que recibía<br />

en los atrios de <strong>la</strong>s iglesias.<br />

Una noche en que el cielo había perdido toda su belleza y <strong>la</strong>s aguas<br />

de aquellos rectilíneos canales estaban agitadas a causa de<br />

tormentas que dejaban escapar el rayo acompañado de horrísonos<br />

truenos que hacían retumbar toda Venecia; una noche que los<br />

canales se hal<strong>la</strong>ban solitarios, en una choza, con unas pajas por<br />

lecho y una piedra por cabecera, se hal<strong>la</strong>ba arrodil<strong>la</strong>do un cieguecito<br />

desamparado que imploraba por un alma que quizá, como él,<br />

también era desgraciada. En esos mismos momentos avanza como<br />

una sombra por los bordes del canal una persona que lleva un<br />

envoltorio en los brazos. Instintivamente, sin saber por qué, el<br />

cieguecito sale de su humilde choza y avanza hacia <strong>la</strong> sombra. Uno<br />

no ve a <strong>la</strong> sombra porque no tiene ojos y <strong>la</strong> sombra no ve al<br />

cieguecito porque le embarga un dolor profundo.<br />

La sombra se para y, con desesperación profunda, gime y da unos<br />

besos muy sonoros al envoltorio que lleva en sus brazos y que es un<br />

hermoso niño de cabellos rubios, que iba a arrojar al canal por ser <strong>la</strong><br />

causa de su desgracia y deshonra.<br />

El cieguecito, al sentir aquel<strong>la</strong> voz y aquellos besos, conoce<br />

perfectamente de quién son y sale corriendo a su encuentro, y<br />

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