Descargar - Federación Espírita Española
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—y ellos eran bastante<br />
extravagantes—, que<br />
acabaría siendo la autora<br />
mundialmente famosa de<br />
Sobre la Muerte y el Morir,<br />
un libro que, al explorar el<br />
lapso final de la vida, me<br />
lanzó en el centro de una<br />
controversia médica y<br />
teológica. Ni mucho menos<br />
podría imaginar que<br />
enseguida pasaría el resto de<br />
la vida explicando que la<br />
muerte no existe. (…) La<br />
única cosa que conozco<br />
capaz de curar realmente a<br />
las personas es el amor<br />
incondicional. (…) Aisla-<br />
La Dra. Elizabeth Kübler-Ross al lado de la Madre<br />
Teresa de Calcuta (1910-1997)<br />
das, las piezas [ser independiente, aferrada a las propias opiniones y modos de ser,<br />
estando un poco fuera de los patrones] a veces parecen no encajar bien unas en las otras.<br />
Mas aprendí con la experiencia que nada ocurre por casualidad en la vida.<br />
Cosas que me ocurrieron debían realmente ocurrirme.<br />
Era mi destino trabajar con pacientes terminales. No tuve elección cuando<br />
deparé con mi primer paciente de SIDA. Supe que precisaba viajar más de cuatrocientos<br />
mil kilómetros cada año para coordinar seminarios que ayudaban a las personas a lidiar<br />
con aspectos más dolorosos de la vida, de la muerte y de la transición de una para la otra.<br />
(…) En 1985, después de anunciar mi intención de adoptar bebés contaminados por el<br />
SIDA [comprando, con tal finalidad una hacienda de trescientos acres, en Head Waters,<br />
en Virginia, donde creó su propio centro de tratamiento], me convertí en la persona más<br />
despreciada de todo el valle de Shenandoah y, a pesar de haber abandonado enseguida<br />
mis planes, había un grupo de hombres que hizo de todo, excepto matarme, para que me<br />
fuese de allí. Disparaban tiros en mis ventanas y herían y mataban mis animales.<br />
Enviaban una especie de mensaje que tornaba peligrosa y desagradable la vida en aquel<br />
lugar deslumbrante. Pero allí era mi hogar y yo tercamente me negué a dejarlo”.<br />
Transcurridos diez años, trabajando de verdad, con las manos que tocaban la tierra, el<br />
agua, el sol, la materia prima de la vida, con su alma allí, he aquí lo que aconteció:<br />
“Entonces, el día 6 de octubre de 1994, incendiaron mi casa.<br />
Ardió entera y fue considerada pérdida total. Todos mis papeles fueron<br />
destruidos. Todo lo que yo tenía se transformó en cenizas.<br />
44 ANUARIO ESPÍRITA