Los vinos de Jumilla, los vinos de la Roja - Consejo Regulador de la ...

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2011, año internacional
del Alzheimer
gUzMÁN ORTUñO PACHECO | COLAbORACIóN
La relación entre la prevención de enfermedades
relacionadas con el envejecimiento
cerebral y el consumo
moderado de vino está cada día más presente
en la sociedad, ya que son muchas las voces que apuntan
que el consumo moderado de vino es saludable
y contribuye a prevenir enfermedades tales como el
Alzheimer.
En este sentido, cabe hacer mención al descubrimiento
que obtuvo el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas y que demuestra que los vinos
de Monastrell, característicos de la D.O.P. Jumilla
son los que mayor fibra dietética saludable aportan al
organismo.
Profundizando en este hallazgo, cabe señalar que el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
confirmaba que el Departamento de Metabolismo y
Nutrición del Instituto del Frío, perteneciente al CSIC,
había demostrado por primera vez que el vino contiene
una ‘cantidad importante’ de fibra dietética saludable,
hasta el punto que constituye el tercer componente
mayoritario de este producto, tras el agua y el alcohol.
Este hallazgo, publicado recientemente en la revista
American Journal of Enology and Viticultura, ha sido
posible gracias a un nuevo sistema de detección basado
en tratamientos enzimáticos y diálisis. Los investigadores
analizaron muestras de vinos tintos y blancos de
La Mancha, Ribera del Duero, Rioja, Jumilla, Rueda y
Penedés, concluyendo que el contenido de fibra es de
menos de 1 gramo por litro en los tintos, de 0,2 gramos
por litro en los blancos y que la mayor cantidad de
fibra dietética saludable se encontró en los vinos que
proceden de la variedad Monastrell, característicos de
Jumilla. Esta fibra está compuesta por polisacáridos
no digestibles procedentes de la piel de las uvas, sus
semillas y las levaduras de vinificación. No obstante,
según los expertos del CSIC, la cantidad del compuesto
puede variar en función del tipo de uva y el proceso
de elaboración.
Por otro lado, cabe recordar los datos que el profesor
Guzmán Ortuño Pacheco, catedrático de Anatomía
Patológica y Presidente de Honor de la D.O.P. Jumilla,
aportó en el VII Congreso Internacional de Dieta
Mediterránea en una conferencia sobre el envejecimiento
cerebral y el vino. En esta conferencia, el profesor
Ortuño Pacheco apuntó que:
“El vino es un elemento de nuestra cultura, de nuestro
paisaje, de nuestros rituales festivos y de nuestra
tradición gastronómica familiar. La ración diaria de
vino formó parte de la nutrición del soldado español,
siendo introducida la bota de vino como equipamiento
básico de su indumentaria por una Real Orden de
Carlos III de 13 de junio de 1854.
La relación vino y cerebro resulta apasionante. Los
hábitos de vida intervienen de una manera decisiva en
el mantenimiento de la actividad cerebral. El entrenamiento
cognitivo puede enlentecer significativamente
el proceso de deterioro mental, según diversos estudios.
Este concepto denominado neuroplasticidad es
de suma importancia en la prevención de la demencia.
El consumo moderado de vino durante las comidas,
previene diversas patologías asociadas al envejecimiento,
especialmente el vino tinto por su elevado
contenido en resveratrol y otros polifenoles.
La arterioesclerosis cerebral aumenta el riesgo de
demencia. Snowdon encontró que cuando sólo existen
placas y ovillos en el cerebro, lesiones típicas de
Alzheimer, la demencia se presenta en el 57% de los
casos, pero cuando se asocian las placas y ovillos con
arterioesclerosis cerebral la demencia se presenta en el
91% de los pacientes.
Los polifenoles del vino interfieren notablemente
todos los mecanismos que intervienen en el proceso de
aterogénesis, facilitando, por tanto, el riego cerebral,
elemento fundamental para mantener la integridad
morfológica y funcional del cerebro. Diversos estudios
epidemiológicos parecen demostrar que un consumo
moderado de vino previene la aparición de la enfermedad
de Alzheimer, cuando se compara con los bebedores
de cerveza o de otras bebidas alcohólicas.
Existen importantes estudios experimentales que
apoyan el papel del resveratrol en la prevención del
Alzheimer. El resveratrol en cultivos celulares promueve
la desaparición de péptidos beta amiloide característicos
del Alzheimer, por activación de los proteosomas.
El resveratrol del vino tinto protege frente a la neurotoxicidad
producida por el depósito de beta-amiloide.
Se ha comprobado que el vino Cabernet Sauvignon
tinto disminuye la pérdida de memoria, cuando se administra
a ratones genéticamente modificados para que
padezcan Alzheimer.
Hoy día sabemos que el envejecimiento del organismo
en general y el del cerebro en particular depende
de factores ambientales y genéticos. En general, podemos
considerar que todas aquellas actividades que
sirvan para retrasar el envejecimiento van a favorecer
el retraso del envejecimiento cerebral en particular.
El factor ambiental más importante es el estrés oxidativo,
que ocasiona la generación de radicales libres
que atacan a las moléculas del organismo. El resveratrol
y otros polifenoles son donantes de electrones
y por tanto neutralizadores de radicales libres, con lo
que se reduce la lesión oxidativa sobre moléculas biológicas.
El vino no sólo interviene sobre los factores ambientales,
sino que también puede afectar a los factores
genéticos. Numerosos genes de nuestro genoma intervienen
en la programación de la longevidad, entre los
que se encuentran los llamados genes del reloj, el gen
de la telomerasa, y el gen SIRT-1, este último muy relacionado
con el vino. Cuando se añade resveratrol a
la dieta de ratones aumenta la longevidad un 24%, y se
eleva al 58% en el caso de peces y moscas.
En resumen, el consumo moderado de vino durante
las comidas, junto a otros hábitos alimenticios favorecería
al cerebro porque:
1. Retrasa el desarrollo de arterioesclerosis cerebral.
2. Bloquea el stres oxidativo y la generación de radicales
libre.
3. Disminuye los depósitos de amiloide.
4. Activa genes de la longevidad.
5. Reduce el riesgo de ictus cerebral”
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