los misterios

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presentase á mis ojos.
-Ya veis, hija mia , vuestro padre lo ha dicho,
habéis sido víctima y no cómplice de aquella infamia...
esclamó Clemencna.
--Pero una vez ccmetida , madre mía, replicó
dolorosamente Flor- Celestial , nada puede borrar
tan horribles recuerdos me persiguen sin
cesar , no como otras veces en medio de los pacíficos
habitantes de una quinta ó entre mis compañeras
las mujeres degradadas de San Lázaro Sino
que me persiguen hasta en este palacio ocupado
por la sociedad mas escogida de la Alemania....
Me persiguen hasta en los brazos de mi padre,
hasta en l.