2013-02 Cor unum Febrero.pmd - Misioneros del Espíritu Santo

completos en la memoria del encuentro. Por eso,
solamente me quedo en la experiencia amorosa,
filialmente amorosa, del Padre Félix que rompe
esquemas de santos. Por eso, aún falta el
reconocimiento oficial de las autoridades de la Iglesia,
que, misteriosamente, piden un milagro para garantizar
que es de Dios, todo lo de él. ¿Un Milagro? A Jesús
también se lo pidieron, y más bien dio la señal del
profeta Jonás, el profeta de la misericordia universal.
PP. Miguel Mier, Celso Márquez, Vicente Gutiérrez, Carlos Alonso,
Carlos Vera, Carlos Zezati, Salvador González M., Armando Moreno,
Carlos Castro, MMSpS
Sabemos que el P. Félix es tan santo, que se rodeó,
motivó e hizo posible a su alrededor un montón de
santos: empezando por sus padres, siguiendo por sus
alumnos de Sagrada Escritura, pasando por los
pequeños de primaria, llegando a ponerse obediente
a la actitud reverente y respetuosa de una mujer:
Concepción Cabrera que fue el instrumento de Dios
para mostrarle un camino de mayor perfección; luego,
obispos, sacerdotes, religiosas, Congregaciones nuevas
en la Iglesia, fundadoras y fundadores. Pasión por el
mundo entero deseando que le pertenezca al Espíritu
Santo.
No podemos resistirnos a la invitación de «vivir bajo
la mirada del Padre»; es imposible no repetir con él:
¡Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, mi Jesús! Así de simple y
cercano. Y mucho menos, dejar de lado, el anhelo de
que el «Espíritu Santo sea el alma de nuestra alma».
No deja de ser irónico el saber que, a él, lo de Dios,
le gustaba hacerlo más pronto que ya, y sin embargo
tuvo que esperar, obedeciendo, para realizar el
proyecto de Dios. Los «prontos» de Dios son diferentes
a los nuestros.
Javier Morán, en una homilía encarnada, fresca y
cuestionante, se enfrentó con el P. Félix y le
preguntaba: «Félix, ¿valió la pena todo lo que hiciste?
¿Cómo nos ves? Permítenos adivinar tu respuesta.
«Dirás que valió la pena, pero nos dirás también que
nos falta, que no basta hacerle la lucha, que es
importante, como tú lo hiciste, tocar de cerca el dolor
y el corazón del hombre, que necesita ser salvado
desde dentro para llegar a todo él». Que podamos
traducir el «ante todo contemplativos…» por el «de la
experiencia de Dios a la solidaridad con el hombre»,
que dijeron nuestros obispos hace cuatro años. Y que
la famosa «ley de víctimas» toque nuestra sensibilidad
carismática y hagamos nuestro el dolor de quienes
han sido tocados por la tragedia que vive México; y
no sólo México, todo el mundo anda convulsionado;
que lo digan, si no, nuestras comunidades de
expansión».
PP. Luis Ruiz, Juan Manuel Ayala, Antonio Armendáriz, Manuel
Rodríguez, Ángel Candia, Carlos Quiñones, Miguel Mier, Celso
Márquez, Vicente Gutiérrez, Carlos Alonso, y Carlos Vera, MMSpS.
Y así transcurrió este día en CEFEJ dedicado al P. Félix
(Qué lástima que vinieron tan poquitos laicos. ¿Será
que no conocen todavía a Félix de Jesús?) «Morir se
acaba, es tener la luz, la paz, la casa juntas». Así nos
vivimos, y seguramente en todos los lugares donde la
espiritualidad y las Obras de la Cruz han sentado sus
propuestas de una vida insatisfecha para gritarle a
nuestro mundo que sólo Jesús salva, que somos
pueblo de mediación, pueblo sacerdotal, que basta
ya de cristianismo de cumplimientos y que o somos
santos o «apaga y vámonos», y que eso es caminar de
solidaridad en solidaridad.
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Cor Unum febrero 2013