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cockney rejects en argentina sons of europe 4ta edicion viviseccion ...

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PARTE 4<br />

EL PRINCIPE JUSTICIERO<br />

POR KARL GOTTMAN<br />

El sacrificio individual del oria valía para el bi<strong>en</strong> de todos los orias. La naturaleza eterna había elegido a los hijos de la<br />

Luz y había dotado su sangre de capacidades innatas para crear Civilización, Ord<strong>en</strong> y Belleza, mi<strong>en</strong>tras que la misma<br />

naturaleza había excluido de esta misión divina a otros pueblos, que <strong>en</strong>vidiosos, solo podían aspirar a victorias pasajeras<br />

y artificiales usando el <strong>en</strong>gaño, el robo y el saqueo de toda riqueza espiritual y material de los orias.<br />

Cuando todo parecía perdido, la esperanza volvió a los orias. Dolaf Thelir regresaba de su largo viaje a lejanas tierras<br />

del sur, acompañado por un grupo de leales y despiadados Caballeros, bravos guerreros preparados y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ados para un<br />

nuevo combate heroico por la liberación de los orias. Amantes de las guerras justas y creativas, prepararon sus municiones<br />

para atacar y eliminar al invasor sin indulg<strong>en</strong>cia y sin piedad. La cacería llamaba al lobo interior de todo oria. Los<br />

tiempos de revancha se aproximaban.<br />

Dolaf Thelir sabía el secreto de la victoria para acabar de raíz con todos los males del mundo.<br />

Los dujois y otros pueblos pululaban <strong>en</strong> las calles de la decad<strong>en</strong>cia, multiplicándose como cucarachas, eran demasiados<br />

y era difícil solucionar todos los problemas al mismo tiempo. Algunos guerreros orias veían con desánimo tales<br />

cantidades, y hasta hubo algunos a qui<strong>en</strong>es la poca fe parecía v<strong>en</strong>cerles. Pero el sabio Thelir les recordó que el Destino<br />

les había proporcionado una nueva selección de superhombres donde los más fuertes estarían dispuestos a luchar, que<br />

la calidad siempre se imponía a la cantidad, y la mejor de las calidades estaba si<strong>en</strong>do causalm<strong>en</strong>te seleccionada. En su<br />

gran lección afirmó que: si había gran cantidad de invasores, grande sería la cacería y grande sería el regocijo del cazador<br />

triunfante!!. Un gran cazador requiere de una gran presa.<br />

Thelir priorizó por ord<strong>en</strong> jerárquico cual era la mayor am<strong>en</strong>aza, y por allí com<strong>en</strong>zó. La mayor am<strong>en</strong>aza era la desaparición<br />

del propio pueblo de la Luz, <strong>en</strong>tonces ord<strong>en</strong>ó a sus caballeros obedi<strong>en</strong>tes propagar <strong>en</strong> la primera etapa de la<br />

revolución, la verdadera cara del mal, y la verdadera cara del <strong>en</strong>emigo, y junto a ello un programa inmortal de lucha y<br />

autoconci<strong>en</strong>cia.<br />

En solo 12 minutos de un eterno día domingo, Thelir iluminó las conci<strong>en</strong>cias de todos los orias oprimidos. Esa Luz que<br />

vino «de arriba» iluminó a qui<strong>en</strong>es estaban predestinados a recibir la Luz. Allí com<strong>en</strong>zó el verdadero «despertar», allí<br />

com<strong>en</strong>zó la Gran Guerra Sagrada. La autodestructora religión de la piedad fue reemplazada por la verdadera religión<br />

natural de la sangre y la creativa <strong>en</strong>ergía vigorosa. La es<strong>en</strong>cia de un antiguo Dios sabio y guerrero volvía a destellar<br />

<strong>en</strong> el interior de los hombres honorables que lo habían olvidado. Un gigante dormido despertó luego de mil<strong>en</strong>ios y las<br />

poderosas corri<strong>en</strong>tes subterráneas g<strong>en</strong>eraron el mayor cataclismo universal de todos los tiempos.<br />

Pero aún era todo demasiado pronto, demasiado rápido. Pasado los 12 minutos, hubo qui<strong>en</strong>es incluso una hora más<br />

tarde todavía no habían logrado compr<strong>en</strong>der la gran epopeya. Acostumbrados los hombres a pastar como ovejas vieron<br />

a los superhombres como demonios. Un viejo pr<strong>of</strong>eta de la voluntad de poder ya lo había vaticinado…<br />

El inmortal Thelir <strong>en</strong> su eterno retorno, preparó con su elite de guerreros leales un nuevo asalto al Castillo que había<br />

sido tomado nuevam<strong>en</strong>te por el invasor. El primer paso para diezmar a la bestia-parásito sería quitarle su poder, su<br />

riqueza y descabezar a la fiera. La eliminación de Faicas como guía de todos los dujois era una necesidad primera,<br />

porque un pueblo sin su elite es un pueblo sin guía, y por ello un pueblo sin destino, fácilm<strong>en</strong>te doblegable.<br />

El parásito invasor había crecido mucho, pero esto no atemorizaba a los mejores guerreros de espíritu heroico, porque<br />

<strong>en</strong> su sangre llevaban el sello de la victoria final.<br />

Prepararon el asalto para una calurosa noche de un martes <strong>en</strong> p<strong>en</strong>umbras. Thelir ord<strong>en</strong>ó a sus guerreros del alba, que se<br />

camuflaran de negro para que nadie los vea <strong>en</strong> la oscura noche. Con pies de paloma se movían sigilosos <strong>en</strong>tre espinosos<br />

arbustos. Para no ser reconocidos <strong>en</strong> un mundo <strong>en</strong> tinieblas, era necesario disfrazarse, si era necesario, de la misma<br />

oscuridad.

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