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SAN EXPEDITO, ¿EL SANTO DE LO IMPOSIBLE?

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físicas o mentales. Algunas se enfrentan a la atracción hacia personas del mismo sexo; otras<br />

experimentan terribles sentimientos de depresión o ineptitud. De una manera u otra, muchos<br />

llevan pesadas cargas.<br />

Nuestro Salvador nos extiende a todos esta amorosa invitación:<br />

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré<br />

descansar.Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y<br />

humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;porque mi yugo es<br />

fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).<br />

Las Escrituras contienen innumerables relatos donde el Salvador sanó a los que llevaban<br />

cargas pesadas; Él hizo que el ciego viera, que el sordo oyera; que el paralítico, el atrofiado o<br />

el mutilado fuesen restablecidos; que los leprosos fuesen limpiados y que los espíritus<br />

inmundos fuesen echados. Con frecuencia leemos que la persona a la que se curó de esas<br />

dolencias físicas era “sanada” (véanse, Mateo 14:36, 15:28; Marcos 6:56; 10:52; Lucas<br />

17:19; Juan 5:9).<br />

Jesús sanó a muchas personas de enfermedades físicas, pero no negó la curación a aquellos<br />

que buscaban ser “sanados” de otros padecimientos. Mateo escribe que Cristo sanaba toda<br />

enfermedad y toda dolencia entre los del pueblo (véase Mateo 4:23; 9:35). Las multitudes lo<br />

seguían y Él “sanaba a todos” (Mateo 12:15). Esas curaciones ciertamente incluían a aquellos<br />

cuyas enfermedades eran emocionales, mentales o espirituales. Él los sanaba a todos.<br />

En uno de sus primeros sermones en la sinagoga, Jesús leyó en voz alta de esta profecía de<br />

Isaías:<br />

“…Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a<br />

sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a<br />

los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos…” (Lucas 4:18).<br />

Al declarar que había venido a cumplir esa profecía, Jesús afirmó, específicamente, que curaría<br />

a los que tuviesen dolencias físicas y que también liberaría a los cautivos y a los oprimidos, y<br />

que sanaría a los desconsolados.

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