MAGAZÍN - Associació Catalana de Trompistes

Magazín de l'Associació Catalana de Trompistes
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Conoce a cuatro trompistas
Por David Bonet
Luca Benucci
Luca Benucci es uno de esos personajes que no pasa inadvertido jamas.
Reconocido trompista y profesor entregado, su hiperactividad en el
mundo de la música no deja indiferente a nadie.
En sus manos, proyectos tan ambiciosos como la organización de la
"Italian Brass Week" suelen ser algunos de los eventos mas esperados
cada año por los amantes de los instrumentos de metal en general, y de la
trompa en particular.
En la Acat hemos tenido el placer de contar con el en anteriores
ocasiones, siendo para todos un placer compartir con el su virtuosismo
como trompista y, sobretodo, su alto nivel como ser humano.
En esta ocasión, Luca nos obsequia con una critica hacia ciertos aspectos
del mundo profesional de la música. Aspectos no artísticos, en parte, pero
que debido a los problemas económicos actuales influyen de manera negativa en la manera en que los músicos
sabemos desarrollar nuestra profesión; tocando, interpretando música.
Aunque originalmente es un articulo de opinión enfocado a denunciar la situación de una orquesta tan prestigiosa
como el "Maggio Musicale Fiorentino", donde Luca es Trompa solista, su manifiesto es perfectamente extrapolable a
muchas orquestas de todo el mundo en las que, actualmente, el panorama no es muy alentador.
Queridos Amigos, esta nota no quiere ser una denuncia sino
un simple desahogo que, en ciertas temporadas como la
que nosotros del Maggio Musicale Fiorentino estamos
pasando, me lleva a hacer algunas consideraciones en
primera persona. A parte de gastar mi aliento en un
instrumento, quisiera gastarlo para hablar a los demás y
hacer entender lo que significan las palabras "cultura",
"excelencia", "recurso" y que cosa quiere decir, para una
ciudad como Florencia y para una nación como la Italiana,
tener tanta potencia artística.
Son demasiados años que vivo y dependo de
administradores mas o menos validos, y "la música" no ha
cambiado: se corta, se corta, se corta. "Justo para...".
Los grandes de las finanzas y los políticos, que están en los
palcos y en las plateas de nuestros teatros para chismear de
banalidades, si distinguir un adagio de un allegro, sin saber
cuanta dedicación y cuanto empeño se necesita para
estudiar aquellos símbolos llamados notas, parece que solo
sepan dibujarse tatuajes mentales en nuestras espaldas.
Hoy, con una deuda de 30 millones de euro, nos piden hacer
un esfuerzo. Como si haciendo ese esfuerzo se resolvieran
los problemas. Ok, "hacemos este esfuerzo". Para que?
Para que sirve? Para recuperar dos millones doscientos mil
euros para arreglar un balance? Ok, esta bien, arreglamos
el balance.
Pero quisiera que para arreglarlo estuvieran personas que
tengan al menos la mínima idea de como reportar los datos
en una simple doble entrada, que sepan que invertir quiere
decir también ganar y no solo tirar abajo de un golpe una
generación entera de músicos.
A lo mejor porque no estamos en una reality show dentro de
una casa gritando como energúmenos, al estilo "Gran
Hermano"... a lo mejor porque los aullidos de los que están
en el medio de una isla desierta matándose por un pez
globo atrae mas la atención de un publico que, en el mismo
estado, se esta reduciendo a una clientela que solo sabe
comprar iphone de ultima generación.
El valor de un agudo de un tenor o el sonido perfecto de un
instrumento, resultado de una continua investigación
musical, parece estar comparándose al grito de algunos
sujetos dotados de encefalopatía cultural que abruman los
platos televisivos. A lo mejor porqué se ha pensado que
nuestro patrimonio es una especie de renta en vía de
extinción y que es mas fácil colocar un karaoke en dicta
televisiva mas que una sinfonía que vuelva a evocar nuestra
historia y nuestras tradiciones. Falta una gestión humana y
consciente, falta quien realice ideas que podrían dar una
vuelta a nuestra imagen y a nuestra economía, al futuro del
teatro y la música, y sobre todo una serenidad a los
trabajadores. Gente que sabe solo pasear entre los
corredores de un teatro con una hoja en la mano, para
decidir después el destino de músicos y artistas que dedican
su vida al estudio y al arte. No pasa solo en el mundo de los
teatros, pasa en todos los lugares donde existe la cultura.
No hay que sorprenderse si después las mejores cabezas
se van a otros lugares y dejan a los dirigentes escribir
tonterías en los comunicados de la prensa. Quisiera que las
agencias que manipulan el sistema fueran demolidas y que
una verdadera dirección artística se empeñara en buscar
cantantes, nuevas excelencias sin agencias llenas por los
amigos de lo amigos.
Quisiera que cuando se escribe o se pronuncie la palabra
Opera, la gente pueda responder en mas idiomas y ojala
acordarse que quien habla es el Maggio Musicale fiorentino
y no solamente un grupo de scouts en en transito por las
calles del mundo....
Quisiera que quien decida sobre nuestras personas, puede
tener competencias comprobadas de experiencias
internacionales, y no solamente amistades políticas y que de
música conocen solamente la misma sinfonía.
Quisiera que cualquier manager que nos represente tome
ejemplo de quien hace de manager internacional; que
encontrara salidas internacionales, sponsors
internacionales, tours internacionales para disparar la
imagen de una ciudad, Florencia, que no se ha quedado en
los tiempos de Giotto o del Brunelleschi.