Los siete locos y Los lanzallamas de Roberto Arlt - RedALyC
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DANIAR CHÁVEZ JIMÉNEZ<br />
canalla”), que poco a poco era presa <strong>de</strong> la segregación, ayudaron a <strong>Arlt</strong> a representar<br />
su imaginario social: “Completamente, y créame… seremos cuando<br />
menos los dueños <strong>de</strong>l país… si no <strong>de</strong>l mundo. Tenemos que serlo. Lo que proyecta<br />
el Astrólogo es la salvación <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> los hombres agotados por la mecanización<br />
<strong>de</strong> nuestra civilización” (Sl, p. 238), le dice el Buscador <strong>de</strong> Oro a<br />
Erdosain. También Hipólita y el Astrólogo dialogan: “—Sí, nada más que recuerdos<br />
es la vida… / —Yo quiero que sea futuro. Futuro en campo ver<strong>de</strong> no en ciudad<br />
<strong>de</strong> ladrillo” (Ll, p. 26).<br />
<strong>Arlt</strong> creía, como algunos <strong>de</strong> sus contemporáneos, que los procesos civilizadores,<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> “explotación capitalista”, hacían eco profundo en<br />
el comportamiento y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s, muestra <strong>de</strong> ello es la constante<br />
recriminación que realiza por medio <strong>de</strong> sus páginas periodísticas contra su<br />
entorno político, económico, social y cultural. Sin embargo, en <strong>Los</strong> <strong>siete</strong> <strong>locos</strong> y<br />
<strong>Los</strong> <strong>lanzallamas</strong>, estos asaltos y murmuraciones razonables se convierten en<br />
alaridos salvajes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación, angustia y distorsión <strong>de</strong> los procesos políticos<br />
y sociales que observaba. Distorsión que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestra referencialidad histórica<br />
contemporánea, resultan meras curiosida<strong>de</strong>s literarias, pero que en la década<br />
<strong>de</strong> 1920 no eran <strong>de</strong>l todo exageradas.<br />
La posición reformista con la que los intelectuales europeos proponían el<br />
resurgimiento <strong>de</strong> sus civilizaciones (y que indirectamente causarían más tar<strong>de</strong><br />
la aparición <strong>de</strong>l nacionalsocialismo <strong>de</strong> Hitler o el fascismo <strong>de</strong> Mussolini), es perfectamente<br />
afín a la i<strong>de</strong>ología que proyectaba el Astrólogo.<br />
Herman menciona que cuando Spengler publicó en 1920 (nueve años antes<br />
<strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> <strong>Los</strong> <strong>siete</strong> <strong>locos</strong>) su Prusianismo y socialismo (apología <strong>de</strong> la<br />
revolución <strong>de</strong>rechista alemana), se estaba operando un extraño cambio <strong>de</strong><br />
dirección en la i<strong>de</strong>ología europea, particularmente en la <strong>de</strong> Alemania, pues Spengler<br />
intentaba arrebatarle el socialismo a los marxistas. La <strong>de</strong>recha alemana, como<br />
los marxistas, comenzaba a apelar a las clases obreras para enfrentar lo que<br />
con si<strong>de</strong>raban los peligrosos intereses capitalistas <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte. Vocablos como<br />
“dictadura”, “organización”, “élite”, “Estado” y mensajes <strong>de</strong> unión entre obreros,<br />
intelectuales y soldados, eran componentes sugerentes <strong>de</strong> todos los discursos<br />
políticos e intelectuales <strong>de</strong> la época.<br />
32 (MÉXICO 2010/1): 21-38<br />
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