la malla inconclusa. veracruz y los circuitos comerciales lusitanos ...
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1<br />
Artículo publicado en: Antonio Ibarra y Guillermina del Valle, Coords, Redes sociales e<br />
instituciones <strong>comerciales</strong> en el imperio español, sig<strong>los</strong> XVII a XIX. Instituto Mora/ Facultad<br />
de Economía UNAM. México, 2007: Pp. 41-83.<br />
LA MALLA INCONCLUSA. VERACRUZ Y LOS CIRCUITOS<br />
COMERCIALES LUSITANOS EN LA PRIMERA MITAD DEL<br />
SIGLO XVII<br />
EL ESCENARIO CENTRAL<br />
Antonio García de León. 1<br />
Hoy se aprende más en un día gracias a <strong>los</strong> portugueses<br />
que en cien años con <strong>los</strong> romanos.<br />
García da Orta, Coloquios dos simples, 1563.<br />
Lo que voy a proponer es <strong>la</strong> aproximación a un conjunto de eventos ocurridos en el<br />
principal puerto de <strong>la</strong> Nueva España que involucran <strong>la</strong> actuación de individuos insertos<br />
en solidaridades colectivas hechas de complicidad y confianza, a menudo basadas en <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones familiares extensas y que se desarrol<strong>la</strong>ron en el interior de un sistema que<br />
más o menos funcionaba, es decir, en un espacio en construcción como lo fuera <strong>la</strong><br />
Nueva España de esa época. Esta reflexión arranca de <strong>la</strong> posibilidad de mostrar parte de<br />
<strong>la</strong>s mal<strong>la</strong>s <strong>inconclusa</strong>s que caracterizaron a <strong>la</strong> transición capitalista del XVII en un<br />
contexto a <strong>la</strong> vez central y periférico: el del tráfico de <strong>la</strong> Carrera de Indias, por una<br />
parte, y, por <strong>la</strong> otra, el de <strong>la</strong> América españo<strong>la</strong> dominada por un imperio que en esa<br />
época, lejos de decaer, lo que hizo en realidad fue nunca llegar a despegar. El énfasis<br />
1 Este trabajo forma parte de una investigación más amplia sobre <strong>la</strong> historia colonial del puerto de<br />
Veracruz y su litoral sur, l<strong>la</strong>mada ―costa de Sotavento‖ (Tierra adentro, mar en fuera: el puerto de<br />
Veracruz y su litoral a Sotavento, 1519-1821). Las sig<strong>la</strong>s de <strong>los</strong> archivos mencionados son: AGNM<br />
(Archivo General de <strong>la</strong> Nación/México): en especial <strong>los</strong> ramos de Inquisición, Inquisición/Lote Riva<br />
Pa<strong>la</strong>cio, Real Fisco de Inquisición, Reales Cédu<strong>la</strong>s Originales y Tierras, AGI (Archivo General de Indias<br />
de Sevil<strong>la</strong>), AHNM (Archivo Histórico Nacional de Madrid, en especial Inquisición Re<strong>la</strong>ciones de causas<br />
de fe), AIC (Archivo de <strong>la</strong> Inquisición de Cartagena de Indias, Colombia), ANOR (Archivo Notarial de<br />
Orizaba, Veracruz), ANTT (Arquivo Nacional do Torre do Tombo, Lisboa), AMB (Arquivo Municipal<br />
da Bahía, Brasil), BN (Biblioteca Nacional, México) y BNM (Biblioteca Nacional, Madrid, España).<br />
Agradezco a <strong>la</strong> John Simon Guggenheim Memorial Foundation el apoyo económico para financiar parte<br />
de <strong>la</strong> investigación.
2<br />
puesto aquí en <strong>la</strong> Nueva España, y en particu<strong>la</strong>r en una de tantas redes <strong>comerciales</strong> que<br />
crecieron y se extinguieron en el<strong>la</strong> en esa época, ofrece <strong>la</strong> oportunidad de mostrar <strong>la</strong>s<br />
vincu<strong>la</strong>ciones de esta ―periferia‖ nada menos que con el ―núcleo‖ central mismo de un<br />
capitalismo comercial que se tras<strong>la</strong>daba al norte de Europa en el justo momento de <strong>la</strong><br />
separación entre <strong>la</strong>s coronas de España y Portugal. Por lo mismo, ésta es una historia<br />
que empieza en Veracruz y termina en Ámsterdam.<br />
Pero en el contexto de ese gran proceso de transición, en donde <strong>la</strong>s limitantes<br />
institucionales eran aún demasiado débiles, <strong>la</strong>s redes <strong>comerciales</strong> resultaban muy<br />
efímeras, dado que dependían de circunstancias muy cambiantes y estaban sujetas a<br />
variaciones cualitativas que dificultan su encuadramiento actual a través de una so<strong>la</strong><br />
herramienta, el análisis de redes sociales. 2 Las formas de socialización que se<br />
establecieron en <strong>la</strong> Nueva España se fundaban principalmente en <strong>la</strong>s estructuras<br />
familiares y de parentesco, en una diversidad de situaciones que derivaban tanto de <strong>la</strong>s<br />
estructuras preexistentes como de <strong>la</strong>s originadas en <strong>la</strong> Europa medieval, tras<strong>la</strong>dadas a<br />
América en el proceso de colonización. Estas formas, que iban de <strong>la</strong> familia extensa<br />
cohesionada por <strong>los</strong> <strong>la</strong>zos de sangre a <strong>la</strong> construcción de redes de sociabilidad de muy<br />
diverso tipo, tendían a reforzarse en tanto tuvieran que preservar intereses construidos<br />
en su seno. Es por ello que el análisis de <strong>la</strong>s redes <strong>comerciales</strong>, o el de <strong>la</strong>s estructuras de<br />
poder de ese periodo, se entremezc<strong>la</strong> con el tema de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de parentesco y<br />
confianza, aun cuando <strong>la</strong> pertenencia a estas redes no excluyera <strong>la</strong> participación en otros<br />
tejidos de re<strong>la</strong>ciones. 3 De manera general, este tipo de <strong>la</strong>zos se encontraba entonces<br />
2 Que ha sido principalmente diseñada por <strong>la</strong> sociología y <strong>la</strong> antropología: dos disciplinas particu<strong>la</strong>rmente<br />
sincrónicas y especialmente reacias a considerar <strong>la</strong> historicidad de <strong>los</strong> hechos sociales. Otras conclusiones<br />
se desprenden de todo esto y tienen que ver con <strong>la</strong> manera de abordar y representar estas re<strong>la</strong>ciones sin<br />
perder <strong>la</strong> aprensión holística de <strong>los</strong> hechos históricos. Dicho de otra manera: ¿Es posible enredar a estos<br />
comerciantes, que sobrevivían en una p<strong>la</strong>ya inhóspita, en <strong>la</strong>s mal<strong>la</strong>s tupidas de <strong>la</strong> regu<strong>la</strong>ridad y el<br />
comportamiento lógico y ―económicamente correcto‖? Porque también, al poner el énfasis en esta parte<br />
de <strong>la</strong> red atlántica portuguesa, además de obviar sus re<strong>la</strong>ciones múltiples, hemos debido tras<strong>la</strong>dar <strong>los</strong><br />
hechos a <strong>la</strong> centralidad del escenario de estudio (en este caso, Veracruz), aun cuando el verdadero centro<br />
de este fragmento de <strong>la</strong> red atlántica haya sido en realidad <strong>la</strong> ciudad de México, de cuyo Consu<strong>la</strong>do<br />
dependía el principal puerto de <strong>la</strong> Nueva España; y que el nodo en el que confluían todas <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
del grupo haya sido, como veremos, el patriarca religioso y económico que en el<strong>la</strong> residía.<br />
3 Véase acerca de esto el artículo de Michel Bertrand, ―Las redes de sociabilidad en <strong>la</strong> Nueva España:<br />
fundamentos de un modelo familiar en México (sig<strong>los</strong> XVII-XVIII)‖en Georges Baudot (comp.), Poder y<br />
desviaciones: génesis de una sociedad mestiza en Mesoamérica, México, Siglo XXI Editores/CEMCA,<br />
1998, p.p. 103-133. El mismo autor ensaya aquí una definición que puede sernos útil: ―Por red de<br />
sociabilidad entendemos el conjunto permanente o temporal de víncu<strong>los</strong> de naturaleza diversa que unen a<br />
<strong>los</strong> individuos entre sí. Estos <strong>la</strong>zos constituyen una verdadera organización social que rige al conjunto de<br />
<strong>los</strong> individuos unidos de esa manera. Suponen entre <strong>los</strong> participantes <strong>la</strong>zos de solidaridad del mismo tipo<br />
que <strong>los</strong> existentes en un linaje. Pero a diferencia de este último, reúnen a individuos re<strong>la</strong>cionados también<br />
por <strong>la</strong>zos de dependencia. El conjunto de esos víncu<strong>los</strong> <strong>los</strong> lleva a actuar de manera colectiva en una<br />
misma dirección para <strong>la</strong> obtención de resultados que interesan, si no directa y simultáneamente, a <strong>la</strong><br />
totalidad de sus miembros, por lo menos a una fracción importante de el<strong>los</strong>. Esta acción se organiza<br />
entonces en torno a un elemento dinámico o central de <strong>la</strong> red que impulsa el movimiento hacia el todo‖.
3<br />
sujeto a eventualidades como <strong>la</strong>s que veremos ade<strong>la</strong>nte, que podían implicar cambios<br />
bruscos y acontecimientos inmediatos que impiden hasta hoy considerar estas<br />
vincu<strong>la</strong>ciones como inmóviles.<br />
Y ya ubicándonos en el escenario de <strong>los</strong> hechos, se suele decir siempre que <strong>la</strong><br />
Veracruz era <strong>la</strong> puerta y garganta de <strong>la</strong>s mercaderías y <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta, el único puerto<br />
autorizado de <strong>la</strong> Nueva España y, por lo mismo, un foco de atención del imperio en esta<br />
parte de <strong>la</strong>s Indias. 4 Pero mucho de su desarrollo es contradictorio, pues su evidente<br />
fortaleza parece más hecha de una suma de debilidades, de porosidades internas y de<br />
paradojas combinadas, apenas flotando sobre un océano de negocios: justo como <strong>la</strong>s<br />
paredes de <strong>la</strong>s casas y fortalezas de esta ciudad hecha de mar, que combinan el <strong>la</strong>drillo y<br />
<strong>la</strong> madera con <strong>la</strong> piedra múcara de <strong>la</strong>s madréporas de sus vecinos arrecifes. Tan<br />
inestable como su asentamiento, <strong>la</strong> Veracruz terminó por imponerse gracias a <strong>la</strong>s<br />
presiones del mercado, aún bajo <strong>la</strong>s condiciones precarias impuestas por su fragilidad. 5<br />
Sin embargo, hay un aspecto digno de recalcar en todo esto: si <strong>la</strong> Veracruz se<br />
mantuvo, creció dificultosamente como ciudad y sobrevivió para <strong>la</strong> posteridad, no fue<br />
fundamentalmente por el gran comercio de <strong>la</strong> famosa Carrera de Indias —pues para<br />
ésta no era más que una terminal de <strong>la</strong> ciudad de México—, sino por <strong>la</strong> más intensa y<br />
constante actividad del tráfico de cabotaje, de contrabando y el sostenido legal e<br />
ilegalmente con otras colonias americanas, en donde redes como ésta florecieron.<br />
Porque a fin de cuentas, <strong>la</strong> Carrera so<strong>la</strong>mente representaba una parte de <strong>la</strong> totalidad de<br />
<strong>los</strong> intercambios, 6 aparecía en primer p<strong>la</strong>no pero no era lo definitivo. Fue más bien el<br />
bullir de <strong>la</strong>s actividades modestas pero constantes lo que hizo posible <strong>la</strong> supervivencia<br />
del puerto en condiciones de extrema debilidad, así como su posterior desarrollo al<br />
margen del debilitado monopolio sevil<strong>la</strong>no.<br />
En lo que se refiere a <strong>los</strong> mercados, aquí habrá que distinguir entre tres pisos<br />
dentro de <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción que se entremezc<strong>la</strong>ron y que, al mismo tiempo, se desarrol<strong>la</strong>ron<br />
de manera independiente, dependiendo de <strong>la</strong>s fluctuaciones del mercado y de <strong>los</strong><br />
cambios generales: el comercio intercontinental, el interamericano y el local. 7 Es en el<br />
4 ―Es Gobierno Político y Militar de <strong>los</strong> de primera atención en Indias‖, como dice un informante<br />
anónimo en 1785: Anónimo, Índice comprensivo... BNM, Ms. 22572, 1785.<br />
5 El viajero alemán Alejando de Humboldt, hacia 1802, llegó a decir que en su vida había visto clima más<br />
insano y características menos idóneas para <strong>la</strong> ubicación de un puerto. Posiblemente el único puerto<br />
americano que supera a Veracruz en esto haya sido Portobelo, desaparecido en ese siglo en el Istmo de<br />
Panamá.<br />
6 Su estudio actual en el comercio atlántico es algo así como una ―historia oficial‖, que impide ver<br />
muchos detalles regionales y particu<strong>la</strong>res.<br />
7 Fernand Braudel, en su pequeño libro La dinámica del capitalismo, México, FCE, 1986, p, 11-12 que<br />
resume su imponente Civilización material y capitalismo, desg<strong>los</strong>a esta transición: ―Lo que me parece<br />
primordial en <strong>la</strong> economía preindustrial es, en efecto, <strong>la</strong> coexistencia de <strong>la</strong>s rigideces, inercias y torpezas
4<br />
segundo y el tercer p<strong>la</strong>no en el que se inscribe precisamente el surgimiento de una mal<strong>la</strong><br />
de intereses re<strong>la</strong>cionada con <strong>la</strong>s actividades diversas de quienes aparecían como simples<br />
accesorios del gran comercio atlántico en el momento de mayor auge de <strong>la</strong> Carrera de<br />
Indias: núcleos pequeños en <strong>los</strong> que <strong>la</strong> modernidad universal se insta<strong>la</strong>ba, que<br />
dinamizaban el <strong>la</strong>do oscuro del gran tráfico y que construían a su alrededor una<br />
dinámica estructura parale<strong>la</strong>.<br />
LA NATURALEZA DE LA RED LUSITANA<br />
Entre 1580 y 1640, Portugal y <strong>los</strong> reinos de Castil<strong>la</strong> estuvieron unidos coyunturalmente<br />
bajo <strong>la</strong> hegemonía de <strong>los</strong> Austrias: en condiciones que permitieron que <strong>los</strong> súbditos de<br />
Lisboa —herederos de un imperio que se extendía por el Extremo Oriente, el África, el<br />
Atlántico y el Brasil— se incrustaran por todo el imperio español imp<strong>la</strong>ntando en él sus<br />
formas de expansión comercial 8 y ofreciendo sus servicios a <strong>los</strong> asientos y<br />
consignaciones de <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong>. Fue así como <strong>la</strong>s redes mercantiles y financieras,<br />
locales e internacionales, establecidas por el<strong>los</strong> se fueron consolidando en el contexto de<br />
<strong>la</strong> mentalidad emprendedora e itinerante de sus miembros, imbuidos de ese espíritu de<br />
búsqueda y empresa que <strong>los</strong> llevó a cambiar constantemente de residencia en todo el<br />
mundo conocido, en <strong>los</strong> dominios de Portugal, España, Ho<strong>la</strong>nda y Francia. Extrema<br />
movilidad debida a <strong>la</strong> naturaleza de sus negocios y a <strong>los</strong> cambios impuestos por <strong>la</strong><br />
veleidad de <strong>los</strong> mercados. Así, con <strong>la</strong> unión de <strong>la</strong>s dos Coronas, no fueron <strong>los</strong><br />
castel<strong>la</strong>nos <strong>los</strong> que se infiltraron en el imperio portugués, sino <strong>los</strong> portugueses en el de<br />
Castil<strong>la</strong>. Y por sobre <strong>la</strong> natural aversión que <strong>los</strong> españoles tenían entonces por <strong>la</strong><br />
industria y el comercio, 9 —en tanto que preferían participar de <strong>la</strong> burocracia y <strong>la</strong><br />
iglesia—, esta supuesta infiltración de quienes se consideraban de <strong>la</strong> ―nación‖ judía<br />
sefardí ibérica, se había desarrol<strong>la</strong>do precisamente en estas actividades económicas de<br />
riesgo, de tráfico de dinero, papeles valorizados, mercancías y seres humanos.<br />
de una economía aún elemental con <strong>los</strong> movimientos limitados y minoritarios, aunque vivos y poderosos<br />
de un crecimiento moderno. Por un <strong>la</strong>do están <strong>los</strong> campesinos en sus pueb<strong>los</strong>, que viven de forma casi<br />
autónoma, prácticamente autárquica; por otro, una economía de mercado y un capitalismo en expansión<br />
que se extienden como una mancha de aceite, se van forjando poco a poco y prefiguran ya este mismo<br />
mundo en el que vivimos.‖<br />
8 Desde antes de <strong>la</strong> unión de <strong>la</strong>s dos Coronas, un artificio de <strong>los</strong> portugueses era cruzar <strong>la</strong> raya de<br />
Portugal, asentarse en Sevil<strong>la</strong> o en Extremadura, españolizarse y luego pasar a <strong>la</strong>s Indias de Castil<strong>la</strong>.<br />
Diego Santiago del Riego, un fiscal de Santo Domingo lo expresaba así en 1563: ―Los extranjeros, en<br />
especial portugueses, han hal<strong>la</strong>do una invención para pasar a estas partes y comerciar, y es que teniendo<br />
su naturaleza, casa y familia y hacienda en Portugal, vanse a un lugar de <strong>la</strong> corona de Castil<strong>la</strong> y piden<br />
vecindad y dánse<strong>la</strong>, y como vecinos pasan a estas partes‖ (Citado por Marcel Bataillon, ―Santo Domingo<br />
‗era Portugal‘‖, en B. García Martínez, et al., Historia y sociedad en el mundo de hab<strong>la</strong> españo<strong>la</strong>.<br />
Homenaje a José Miranda, México, El Colegio de México, 1970, p. 115).<br />
9 Lo que Pierre Vi<strong>la</strong>r l<strong>la</strong>ma ―el irrealismo español‖, el divorcio ―entre su manera de vivir y su manera de<br />
producir‖ (P. Vi<strong>la</strong>r, ―Le temps du Quichotte‖, Europe. Enero1956: 1-16).
5<br />
En <strong>la</strong> primera mitad del XVII, el más amplio entramado portugués estaba<br />
centrado en <strong>la</strong> capital lusitana y explica <strong>los</strong> sucesos que llevaron a su posterior<br />
independencia. Como tal, era un vasto y frágil sistema, que no duró más que algunos<br />
decenios, pues después de <strong>la</strong> ―restauración‖ de su monarquía, Portugal caería pronto<br />
bajo <strong>la</strong> dinámica de otros sistemas imperiales más poderosos, principalmente <strong>los</strong><br />
centrados en Ámsterdam y Londres. 10<br />
Asimismo, <strong>la</strong> distribución de <strong>la</strong>s vincu<strong>la</strong>ciones del grupo de banqueros<br />
portugueses que servían a <strong>la</strong> Corona castel<strong>la</strong>na desde 1627 por lo menos, de<br />
arrendadores y asentistas residentes en el imperio español, corresponde con <strong>la</strong> parte del<br />
mundo contro<strong>la</strong>da entonces por <strong>los</strong> conversos <strong>lusitanos</strong> y su ―estrategia de negocios.‖ 11<br />
Era un conjunto de rutas y una cadena de prestación de servicios que conformaban<br />
desde años atrás una mal<strong>la</strong> internacional de próspero comercio marítimo, privilegiada<br />
por <strong>la</strong>s concesiones o asientos que les habían sido otorgadas por <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong>, en<br />
especial el de introducción de esc<strong>la</strong>vos africanos y el de provisiones generales, 12<br />
dándole a <strong>los</strong> portugueses (en su mayoría conversos) una serie de privilegios que eran<br />
muy criticados por <strong>los</strong> arbitristas, <strong>los</strong> consejeros del rey e, inclusive, por <strong>los</strong><br />
intelectuales cercanos a <strong>la</strong> corte. 13 La vitalidad de <strong>la</strong>s redes y de <strong>la</strong>s rutas dependía a su<br />
10 Según Fernand Braudel, ―el sistema portugués, extendido a <strong>la</strong>s dos oril<strong>la</strong>s, africanas y americanas del<br />
Atlántico, constituye una inmensa red que se expande a través del nuevo mundo en una decena o en una<br />
veintena de años. Esta viva expansión es forzosamente un hecho de importancia internacional. Sin el<strong>la</strong>,<br />
Portugal no se hubiera ―restaurado‖ en 1640, es decir, no hubiera recobrado su independencia de España.<br />
Explicar <strong>la</strong> restauración, como se hace de ordinario, por el florecimiento del azúcar brasileño, no sería, en<br />
todo caso, suficiente […] La p<strong>la</strong>ta c<strong>la</strong>ndestina del Potosí, gracias a <strong>los</strong> nuevos cristianos portugueses,<br />
prestamistas de Felipe IV el Rey P<strong>la</strong>neta, se unirá así con <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta oficial, regu<strong>la</strong>rmente desembarcada en<br />
<strong>los</strong> muelles de Sevil<strong>la</strong>.‖ Fernand Braudel, Civilización material, economía y capitalismo…, tomo 2,<br />
Madrid, Alianza Editorial, 1984, p.130-131.<br />
11 La bancarrota de 1627 obligó a sustituir a <strong>los</strong> banqueros genoveses por <strong>los</strong> portugueses, y quien<br />
favoreció esta medida en el Consejo de Hacienda fue el principal asesor o valido del rey: el conde duque<br />
de Olivares. Una de <strong>la</strong>s estrategias de <strong>los</strong> ricos conversos portugueses consistió en efectuar ―asientos de<br />
anticipación‖, es decir, préstamos de dinero a <strong>la</strong> Corona a cambio del disfrute de una renta determinada,<br />
especificando el tiempo del disfrute y <strong>la</strong> cantidad a percibir. Así, el 66 por ciento de <strong>la</strong>s operaciones<br />
realizadas en vellón por <strong>los</strong> portugueses en esta época se ajustaron a cambio de arrendamientos de rentas,<br />
prorrogaciones en el disfrute de <strong>la</strong>s mismas, o garantías de exclusividad ante <strong>la</strong> oferta de algún otro<br />
arrendador, todo lo cual <strong>los</strong> había convertido en <strong>los</strong> dueños virtuales de <strong>la</strong>s aduanas y <strong>los</strong> puertos (como<br />
lo demuestra Rafael Val<strong>la</strong>dares, Felipe IV y <strong>la</strong> restauración de Portuga, Má<strong>la</strong>ga, Editorial Algazara,<br />
Má<strong>la</strong>ga, 1994, p.p. 199-235. Sobre esta estrategia véase también: Frédéric Mauro, Le Portugal et<br />
l’At<strong>la</strong>ntique au XVIIe siècle, 1960. Asimismo, sobre el origen de <strong>la</strong>s redes <strong>comerciales</strong> portuguesas: J.<br />
Gentil da Silva, Stratégie des Affaires à Lisbonne entre 1595 et 1607. París, 1956.<br />
12 Nicolás Broens, Monarquía y capital mercantil: Felipe IV y <strong>la</strong>s redes <strong>comerciales</strong> portuguesas (1627-<br />
1635, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1989. El uno se refería a <strong>la</strong> concesión exclusiva para<br />
introducir esc<strong>la</strong>vos de Ango<strong>la</strong>, el Congo y Guinea en <strong>la</strong> América hispana, y el otro a <strong>la</strong>s ―provisiones‖ y<br />
préstamos de <strong>los</strong> financieros portugueses a <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong>.<br />
13 Algunos de <strong>los</strong> argumentos antisemitas y antiportugueses más duros de <strong>la</strong> época provienen de Francisco<br />
de Quevedo, uno de <strong>los</strong> autores más conocidos del Siglo de Oro español: Execración contra <strong>los</strong> judíos.<br />
Crítica, Barcelona, 1996. Se trata de un texto de 1633 contra ―<strong>la</strong> b<strong>la</strong>sfema obstinación de <strong>los</strong> judíos que<br />
hab<strong>la</strong>n portugués‖: ―Porque‖, dice, ―<strong>los</strong> judíos hacen con nosotros lo que Satanás hizo con Cristo (…) el<br />
propio metal acuñan que Satanás‖. Bartolomé de Legasa, uno de <strong>los</strong> secretarios del ministro de <strong>la</strong> Real<br />
Hacienda exc<strong>la</strong>maba, durante <strong>la</strong> escasez de fondos de 1646 (motivada por <strong>la</strong> persecución) que ―estos
6<br />
vez de <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción de mercancías y recursos, o, dicho de otro modo, del comercio que<br />
en el<strong>la</strong>s se llevara a cabo. 14 Y es que en <strong>la</strong> plena expansión de <strong>los</strong> inicios del siglo, <strong>la</strong><br />
Corona españo<strong>la</strong> no disponía de un sistema para movilizar sus ingresos dentro del<br />
mismo imperio, o para tras<strong>la</strong>dar <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta hacia <strong>la</strong>s diversas p<strong>la</strong>zas en donde se requería,<br />
teniendo que recurrir precisamente a estas redes de comerciantes, <strong>los</strong> que ponían a<br />
disposición de <strong>la</strong> Corona tanto el crédito necesario, <strong>la</strong>s letras de cambio y <strong>los</strong> endosos,<br />
como <strong>la</strong> transferencia de <strong>los</strong> ingresos y recursos en metálico. Además, <strong>la</strong> concesión en<br />
Castil<strong>la</strong> de ―cartas de naturaleza‖ para el comercio con América, más todos <strong>los</strong><br />
privilegios anteriores, permitían <strong>la</strong> inserción de estas mal<strong>la</strong>s de intereses en todas <strong>la</strong>s<br />
áreas del comercio.<br />
Por su parte, y en lo que concierne a <strong>la</strong> Nueva España, <strong>la</strong> mayoría de <strong>los</strong><br />
portugueses establecidos en el<strong>la</strong> desde fines del XVI participaban de esta gran red de<br />
transacciones y servicios: traficando negros esc<strong>la</strong>vos de Guinea, Ango<strong>la</strong> y el Congo,<br />
cacao de Venezue<strong>la</strong> y Guayaquil, per<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> is<strong>la</strong> de Margarita, p<strong>la</strong>ta y harinas, te<strong>la</strong>s<br />
europeas y asiáticas, metales preciosos y diversos productos americanos y europeos,<br />
cuyo centro de distribución se hal<strong>la</strong>ba precisamente en Veracruz, extendiéndose a<br />
algunos puntos estratégicos del interior (<strong>la</strong> ciudad de México, Pueb<strong>la</strong>, Guanajuato,<br />
Querétaro, Taxco, Pachuca, Guada<strong>la</strong>jara, Zacatecas, <strong>la</strong>s minas del norte y Acapulco).<br />
Además, ante una serie de privilegios obtenidos por <strong>la</strong>s cláusu<strong>la</strong>s del asiento de negros<br />
—entre el<strong>los</strong> <strong>los</strong> de incautar esc<strong>la</strong>vos de contrabando, revisar <strong>la</strong>s cargas de <strong>los</strong> navíos,<br />
interferir en <strong>la</strong> formación y control de <strong>la</strong>s milicias de negros y mu<strong>la</strong>tos, intervenir en el<br />
control de <strong>la</strong>s Lonjas de comerciantes y ejercer ciertas funciones tributarias en <strong>los</strong><br />
puertos habilitados como factorías de <strong>los</strong> asientos— <strong>la</strong> presencia de estos mercaderes se<br />
hacía cada vez más indispensable mientras que <strong>los</strong> síntomas de rechazo a sus<br />
actividades se venían acumu<strong>la</strong>ndo en todo el imperio hispano-portugués. Y es que desde<br />
<strong>la</strong> unión de <strong>la</strong>s dos Coronas en 1580, <strong>los</strong> españoles, principalmente en América, no<br />
acababan de integrar a <strong>los</strong> portugueses como súbditos de <strong>la</strong> Corona ni <strong>los</strong> aceptaban<br />
totalmente, acusándo<strong>los</strong> en conjunto de practicar el judaísmo, lo cual era un buen<br />
portugueses son aquel<strong>los</strong> que ni negocian con SM ni arriendan sus rentas, sino un género de gente que<br />
trata con el dinero en cambios secos y otras negociaciones perniciosas, atravesando <strong>la</strong> negociación y<br />
dando ley a <strong>los</strong> cambios‖.<br />
14 Recordemos que en lo general, el imperio español estaba ya comercial y financieramente dominado por<br />
genoveses, portugueses, ingleses, f<strong>la</strong>mencos, alemanes y ho<strong>la</strong>ndeses, que operaban en Sevil<strong>la</strong>, el corazón<br />
mismo de <strong>la</strong>s transacciones de <strong>la</strong> Carrera de Indias. Para darnos una idea de esta presencia, habría que<br />
subrayar que, según Broens, en 1640 había 2 mil comerciantes portugueses de todo tipo so<strong>la</strong>mente en<br />
Sevil<strong>la</strong> y Madrid. Por lo mismo, el periodo de unión de <strong>la</strong>s dos coronas, <strong>la</strong>s seis décadas del imperio<br />
―hispano-portugués‖, marca un hito importante en el primer impulso a <strong>la</strong> globalización de cuatro<br />
continentes. Cfr. Serge Gruzinski, Les quatre parties du monde. Histoire d’une mondialisation, Turín,<br />
Éditions de <strong>la</strong> Martiniêre, 2002.
7<br />
pretexto para aplicar un criterio exclusivista según <strong>los</strong> intereses del Estado español y sus<br />
mecanismos de represión político-religiosa. Los portugueses, por su parte, nunca<br />
acabaron tampoco de considerar como propio al monarca español, conservando Portugal<br />
su autonomía bajo una especie de ―dominación,‖ lo que terminó por empujar<strong>los</strong> hacia <strong>la</strong><br />
―infidelidad‖ desde 1640. 15 En América, como bien se sabe, ―portugués‖ era sinónimo<br />
de ―judío,‖ ―judaizante‖ o ―cristiano nuevo‖.<br />
A este clima de creciente animadversión se vino a sumar el hecho de que <strong>la</strong>s<br />
rutas <strong>comerciales</strong> se hal<strong>la</strong>ban, desde entonces y por lo mismo, severamente afectadas o<br />
cada vez más fuera del control directo de <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong>. En estas circunstancias, y<br />
una vez habiendo triunfado en su guerra de independencia —en su ―restauración‖ y<br />
separación de <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong>— se aceleró desde 1641 el hostigamiento contra <strong>los</strong><br />
portugueses, año crucial en el cual, además, <strong>la</strong> flota no había arribado de España por <strong>los</strong><br />
constantes ataques de <strong>los</strong> piratas ho<strong>la</strong>ndeses en el Caribe. 16<br />
Así, dentro de <strong>los</strong> sucesos que se desencadenaron en <strong>la</strong> Nueva España a partir de<br />
entonces, quedó al descubierto <strong>la</strong> existencia previa de una extensa filigrana de rutas<br />
<strong>comerciales</strong> y financieras, parale<strong>la</strong>s al comercio oficial y contro<strong>la</strong>das por <strong>los</strong> conversos,<br />
que atravesaban el Pacífico, desde el Perú hasta <strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s Filipinas, y que cubrían todo el<br />
entorno del Atlántico de Sevil<strong>la</strong> y <strong>la</strong> costa occidental de África, el Brasil y,<br />
eventualmente, Venecia, Génova, Burdeos, Ruán y Ámsterdam. 17<br />
Y si acercamos <strong>la</strong> mirada hacia el principal puerto de <strong>la</strong> Nueva España, <strong>la</strong>s<br />
actividades primordiales de <strong>los</strong> <strong>lusitanos</strong> se concentraban c<strong>la</strong>ramente en siete campos de<br />
actividad económica re<strong>la</strong>cionados entre sí, que se habían ido creando —sobre todo y a<br />
partir de <strong>la</strong>s licencias para <strong>la</strong> introducción de esc<strong>la</strong>vos africanos— en el ámbito del<br />
15 La guerra de independencia de Portugal se produjo 14 meses después de <strong>la</strong> derrota de <strong>la</strong> monarquía<br />
españo<strong>la</strong> en el Mar del Norte y a 23 semanas de iniciada <strong>la</strong> rebelión de Cataluña. Habiendo triunfado en<br />
1641 con <strong>la</strong> ascensión del duque de Braganza al trono portugués (Juan II), se convirtió en una guerra de<br />
27 años, hasta <strong>los</strong> tratados de 1668, cuando España admitió su derrota en todos <strong>los</strong> frentes y recibió a<br />
cambio <strong>la</strong> posesión de Ceuta, en el norte de África. ―Su revuelta fue <strong>la</strong> más coherente, un bloque sin<br />
fisuras de todo un pueblo; con algunas adherencias de tipo económico y social que no restaron un ápice a<br />
su carácter de revolución política, de revolución nacional, y por ello fue <strong>la</strong> única que triunfó‖, dice<br />
Antonio Domínguez Ortiz, ―Prólogo‖ a J. H. Elliott, et al., 1640: La Monarquía hispánica en crisis,<br />
Barcelona, Centre d‘Éstudis d‘Historia Moderna Pierre Vi<strong>la</strong>r/ Editorial Crítica, 1992, p. 11.<br />
16 Véase nuestro libro Contra viento y marea. Los piratas en el Golfo de México, México, P<strong>la</strong>za Janés,<br />
2004, en donde analizamos <strong>la</strong> piratería como parte del continuum comercio legal, ilegal, contrabando y<br />
piratería: un fenómeno que no puede so<strong>la</strong>mente atribuirse al ―enemigo‖ sino como parte de <strong>la</strong> dinámica de<br />
<strong>la</strong> corrupción en el seno del mismo imperio español. También en 1641, y como preámbulo a <strong>la</strong> guerra de<br />
independencia, Portugal perdió temporalmente el control sobre sus fuentes de aprovisionamiento de<br />
esc<strong>la</strong>vos y azúcar, a apoderarse Ho<strong>la</strong>nda de <strong>la</strong> importante colonia de Ango<strong>la</strong> y de una parte del Brasil.<br />
17 Tomando a <strong>la</strong> red atlántica portuguesa en su conjunto, podemos decir que <strong>los</strong> principales puertos de<br />
abastecimiento y de salida eran, en orden de importancia, Lisboa, Oporto, Viena, Pernambuco, Sevil<strong>la</strong>,<br />
<strong>los</strong> del norte de España y <strong>los</strong> puertos franceses del Atlántico. La amalgama que cohesionaba todo esto era<br />
un eficiente sistema de transferencia de pagos al que <strong>los</strong> historiadores europeos han l<strong>la</strong>mado At<strong>la</strong>ntic<br />
Paysystem.
8<br />
comercio intercolonial del Gran Caribe (comercio que crecía a <strong>la</strong> par de <strong>la</strong> decadencia<br />
creciente de <strong>la</strong> Carrera), en el de cabotaje hacia el sur de <strong>la</strong> Nueva España y Yucatán y<br />
en <strong>los</strong> entresijos del comercio con España. Fue así como a partir de varias ciudades<br />
fueron creando una auténtica red comercial capitalista, toda una tupida mal<strong>la</strong> de<br />
re<strong>la</strong>ciones de intercambio de mercancías y esc<strong>la</strong>vos, servicios fiscales, financieros y de<br />
información, dado que a través de esas rutas circu<strong>la</strong>ba también una parte del correo<br />
escrito oficial. 18 Tenían incluso personas, socios, sucursales y colonias mercantiles en<br />
varios puertos del Caribe insu<strong>la</strong>r y de Tierra Firme. Así, <strong>la</strong> red se desarrol<strong>la</strong>ba en varias<br />
esferas de actividad:<br />
1) Como factores o rendeiros de <strong>los</strong> asientos y el tráfico negrero: considerando a<br />
éstos como <strong>la</strong> obligación contractual entre el monarca y <strong>los</strong> comerciantes a cambio de<br />
un pago convenido por <strong>la</strong> prestación de un servicio. Así, <strong>la</strong> introducción de esc<strong>la</strong>vos por<br />
<strong>la</strong>s compañías portuguesas a Nueva España tuvo su principal factoría en Veracruz entre<br />
1590 y 1640, contándose aproximadamente unos 70 mil <strong>los</strong> que llegaron con registro en<br />
ese periodo, 19 y un 10 por ciento más <strong>los</strong> introducidos por <strong>la</strong>s vías del contrabando. A<br />
pesar de su importancia local, <strong>los</strong> negreros oficiales y ―sueltos‖ en realidad dependían<br />
del centro de <strong>la</strong> red comercial que se ubicaba en <strong>la</strong> ciudad de México y que dirigía<br />
Simón Váez Sevil<strong>la</strong>, originalmente vecino de <strong>la</strong> ciudad andaluza. Como puede<br />
deducirse de <strong>los</strong> documentos, <strong>los</strong> negreros de Veracruz 20 no eran más que agentes de <strong>los</strong><br />
establecidos en <strong>la</strong> capital. La ciudad de México era el centro del tráfico esc<strong>la</strong>vista de <strong>la</strong><br />
Nueva España y Veracruz el puerto de desembarco, base de <strong>la</strong> factoría y cauce hacia <strong>la</strong><br />
capital. Por otro <strong>la</strong>do, —como ocurrió con <strong>los</strong> asientos esc<strong>la</strong>vistas posteriores— el<br />
18 Podemos decir que <strong>la</strong> información era <strong>la</strong> principal arma para el control de rutas y asociaciones de<br />
comerciantes: Al transportar metálico, papeles y documentos oficiales, quienes contro<strong>la</strong>ban <strong>la</strong>s rutas se<br />
enteraban del comportamiento de <strong>los</strong> precios, de noticias varias (entre el<strong>la</strong>s y con ante<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s<br />
cédu<strong>la</strong>s y edictos que les eran contrarios) y de <strong>la</strong>s fluctuaciones de <strong>los</strong> mercados. Esta información<br />
circu<strong>la</strong>ba y se guardaba ce<strong>los</strong>amente en el seno de una comunidad basada en un complejo tejido de<br />
confianzas mutuas, <strong>la</strong>s que sólo serían rotas por <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor represiva y de ―contrainteligencia‖ del Santo<br />
Oficio de <strong>la</strong> Inquisición. Una vez hechos prisioneros, eran ampliamente interrogados para obtener<br />
información acerca de sus contactos y transacciones. El Tribunal del Santo Oficio ejercía entonces un<br />
papel estrictamente político para <strong>la</strong> salvaguarda de <strong>los</strong> intereses de <strong>la</strong> Corona.<br />
19 Enriqueta Vi<strong>la</strong> Vi<strong>la</strong>r, Hispanoamérica y el comercio de esc<strong>la</strong>vos, Sevil<strong>la</strong>, EEHS, 1977, p. 207.<br />
20 Los factores de Veracruz se instituyeron desde 1596 y fueron: Francisco López Enríquez (1596-1601),<br />
Juan Fernández de Moza (1602), Manuel Carrillo, con su Guarda Mayor y escribano Martín Cabral<br />
(1603-1604), Francisco López (1605-1616), Tomás de León (1617-1622), Alfonso Váez de Oliveira, con<br />
su Guarda Mayor Luis Pereira (1623-1633), Francisco Sánchez de Sosa (1632-1635) y Fernando<br />
Rodríguez (1636-1641). Antonio, el hermano de Francisco Sánchez de Sosa, fue uno de <strong>los</strong> principales<br />
factores en Cartagena de Indias. Por su parte, el primer factor, Francisco López Enríquez, fue acusado en<br />
su tiempo de delitos contra <strong>la</strong> fe. BN, Archivo Franciscano, caja 66, exp. 1218, 1601-1606, ―Proceso<br />
contra Francisco López Enríquez, portugués, mercader de negros, por judaizante‖.
9<br />
comercio de esc<strong>la</strong>vos no era tan jugoso en sí mismo, sino más bien, se erigía como un<br />
parapeto autorizado que encubría <strong>la</strong> introducción ilegal de otras mercancías. 21<br />
2) Como introductores de cacao. Precisamente, el comercio del cacao<br />
venezo<strong>la</strong>no, que fue de hecho iniciado por esta red desde 1621, se creó gracias a una<br />
creciente demanda: importándose a <strong>la</strong> Nueva España en virtud de <strong>la</strong> crisis agríco<strong>la</strong> que<br />
no permitía cubrir <strong>la</strong>s necesidades del consumo novohispano y de <strong>la</strong> redistribución a<br />
Europa. 22 Y es que después de 1620, Venezue<strong>la</strong> se había convertido en una p<strong>la</strong>ntación<br />
al servicio del mercado novohispano: entre 1620 y 1650, el 99% de <strong>la</strong>s exportaciones<br />
venezo<strong>la</strong>nas iban a <strong>la</strong> Nueva España. Este comercio se realizaba en fragatas propiedad<br />
de miembros de <strong>la</strong> red que transportaban el cacao desde Maracaibo o desde La Guaira<br />
(Caracas) hasta Veracruz, y que navegaban de regreso al Caribe con harina y trigo del<br />
valle de Pueb<strong>la</strong>, loza, p<strong>la</strong>ta <strong>la</strong>brada particu<strong>la</strong>r, y luego también, con <strong>la</strong> moneda metálica<br />
que el virrey de Nueva España —aprovechando esta red de fragatas— distribuía para el<br />
pago de <strong>la</strong> administración militar y civil de un fragmento del Caribe español: el l<strong>la</strong>mado<br />
situado de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta. Las naves de tráfico del cacao pertenecían en su mayor parte a<br />
contratistas venezo<strong>la</strong>nos, a <strong>los</strong> Fernández Gramajo (judíos portugueses de Cartagena), a<br />
algunos de <strong>los</strong> <strong>lusitanos</strong> vecinos de Veracruz y a Simón Váez Sevil<strong>la</strong>. De hecho, este<br />
tráfico, que iba en ascenso antes de <strong>la</strong> persecución, se suspendió totalmente entre 1641 y<br />
1645, recuperándose significativamente hasta finales del siglo. 23<br />
Gráfico: Exportaciones de cacao de Venezue<strong>la</strong> a Nueva España, 1621-1700<br />
21 Habrá que decir, sin embargo, que en algunos años de prosperidad del tráfico negrero, el pago de<br />
derechos por <strong>la</strong> introducción de esc<strong>la</strong>vos de Ango<strong>la</strong>, superaba al almojarifazgo del 10 por ciento por <strong>la</strong><br />
entrada de <strong>la</strong> flota. Como ocurrió en el <strong>la</strong>pso de marzo de 1638 a junio de 1639, cuando, de 297 mil 111<br />
pesos cobrados por <strong>la</strong> Caja Real de Veracruz, 59 mil 55 correspondieron a <strong>la</strong> flota y 85 mil 380 a<br />
derechos de esc<strong>la</strong>vos introducidos. Véase: Klein, Herbert S. y John J. Te Paske, Las Cajas de <strong>la</strong> Real<br />
Hacienda de <strong>la</strong> América españo<strong>la</strong>. Sig<strong>los</strong> XVI a principios del XIX. [Veracruz.xls, Car<strong>los</strong> Rodríguez<br />
Venegas]. Disco compacto. El Colegio de México/ INAH/ Facultad de Economía UNAM. México, 2004<br />
22 Un 12% del cacao introducido no procedía del Caribe sino del puerto de Guayaquil, en el Reino de<br />
Quito. Se introducía a través de Acapulco y se redistribuía desde México y Veracruz. Este cacao era más<br />
barato y amargo: era consumido por <strong>los</strong> pobres y bebido con azúcar, aumentando <strong>la</strong> demanda de este<br />
último producto. Uno de <strong>los</strong> actores de este tráfico fue Francisco López de Fonseca, quien residió por<br />
temporadas en Santa Fe de Bogotá, Riobamba (Ecuador), Quito, Guayaquil y Acapulco. La persecución<br />
lo sorprendió en Orizaba.<br />
23 Eduardo Arci<strong>la</strong> Farías, La economía colonial de Venezue<strong>la</strong>, México, FCE, 1946. Este mismo autor<br />
describe lo que fue <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada ―feria del cacao‖ en el puerto de Veracruz, desde <strong>la</strong> primera mitad del<br />
XVII. A mediados de <strong>la</strong> siguiente centuria era ya el 80 por ciento de cacao venezo<strong>la</strong>no el que se conducía<br />
a Veracruz, mientras que el total consumido ascendía a unas 322 mil 664 fanegas.
60000<br />
50000<br />
40000<br />
30000<br />
20000<br />
10000<br />
0<br />
1621-<br />
1625<br />
1641- 1661- 1681-<br />
1645 1665 1685<br />
Fanegas<br />
10<br />
3) Como introductores de textiles finos. El tráfico de <strong>la</strong>s te<strong>la</strong>s europeas (principalmente<br />
de Ruán, de Ing<strong>la</strong>terra y de Ho<strong>la</strong>nda) y de sedas chinas, así como de otros productos<br />
textiles. Esto implicaba una re<strong>la</strong>ción directa no so<strong>la</strong>mente con Filipinas y Sevil<strong>la</strong>, sino<br />
también, a través de Sevil<strong>la</strong> y <strong>la</strong>s Canarias con otros puertos europeos y asiáticos dentro<br />
y fuera del imperio español, que contaban con fuertes comunidades de judíos<br />
portugueses. Estas te<strong>la</strong>s se introducían legalmente y usando también <strong>la</strong>s extendidas<br />
redes del contrabando y el l<strong>la</strong>mado ―comercio de ba<strong>la</strong>ndra‖ que en ese entonces<br />
prosperaba en el litoral del Golfo. La redistribución de estas mercancías se orientaba<br />
principalmente hacia tierra adentro, <strong>la</strong> capital y <strong>la</strong>s Provincias Internas, y hacia <strong>los</strong><br />
puertos del sur: Alvarado, Coatzacoalcos, Vil<strong>la</strong>hermosa, Campeche y Yucatán.<br />
4) Como arrendadores de impuestos. La administración y el cobro de alcaba<strong>la</strong>s y<br />
tributos, que sentó <strong>la</strong>s bases del mercado interno regional y estableció sus re<strong>la</strong>ciones a<br />
corta y gran distancia, se basaban en <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga experiencia de <strong>los</strong> portugueses en <strong>la</strong><br />
administración de <strong>la</strong> Casa de Contratación de Sevil<strong>la</strong> y otros lugares de España y<br />
Portugal, permitiendo que se ocuparan de cobrar <strong>los</strong> impuestos de avería, almojarifazgo,<br />
alcaba<strong>la</strong>s y otras imposiciones al tráfico comercial —a través del control o <strong>la</strong><br />
complicidad con <strong>los</strong> Oficiales Reales— así como <strong>los</strong> tributos a algunas comunidades<br />
indígenas situadas al sur del puerto, en <strong>la</strong>s regiones de <strong>la</strong> Veracruz Nueva,<br />
Cosamaloapan y <strong>la</strong> cuenca del Coatzacoalcos: precisamente allí donde <strong>los</strong> españoles<br />
demostraban poca o ninguna eficiencia en el control fiscal de <strong>los</strong> indios. En este último<br />
caso, se usaban negros libres y parte de <strong>la</strong>s milicias de pardos y morenos que estaban de<br />
hecho bajo el control de <strong>los</strong> portugueses. 24 Esta posición les daba además <strong>la</strong> capacidad<br />
24 Algunos de <strong>los</strong> vecinos menores de <strong>la</strong> red, como Duarte Castaño, empleaban grupos de negros libres<br />
armados –sus propias guardias o mesnadas- para obligar al pago del tributo, del que se guardaban una<br />
comisión, a <strong>la</strong>s comunidades renuentes en <strong>la</strong> Veracruz Nueva (Medellín, T<strong>la</strong>lixcoyan, T<strong>la</strong>cotalpan…), en<br />
Cosamaloapan y en Coatzacualco. En esta última jurisdicción, uno de <strong>los</strong> acusados en 1642, Jorge<br />
Serrano, había sido organizador de milicias de pardos y morenos, y luego, Corregidor y visitador de <strong>la</strong><br />
Real Hacienda precisamente en el ramo de <strong>los</strong> tributos de <strong>los</strong> indios. Cfr. Antonio García de León, ―Las
11<br />
de visualizar potenciales mercados de consumidores en un mercado interno en<br />
construcción sobre el litoral del Golfo. Los que sobrevivieron a <strong>los</strong> acontecimientos de<br />
1642, pequeños tratantes y dueños de tiendas, seguirían por décadas imponiendo su<br />
presencia en <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> más alejados.<br />
5) Como redistribuidores de p<strong>la</strong>ta y cereales. El inicio del situado de <strong>la</strong>s harinas<br />
y el trigo, que al igual que el situado de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta, vincu<strong>la</strong>ba a Veracruz con <strong>la</strong> Florida,<br />
Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico; Trinidad y el oriente de Venezue<strong>la</strong> (principalmente<br />
<strong>la</strong> is<strong>la</strong> de Margarita y el puerto oriental de Cumaná). Estos situados eran una red de<br />
suministros y re<strong>la</strong>ciones de todo tipo entre <strong>la</strong> Nueva España y <strong>la</strong>s colonias españo<strong>la</strong>s del<br />
Caribe: además, en <strong>los</strong> años anteriores al golpe inquisitorial, <strong>la</strong> redistribución estaba<br />
bajo <strong>la</strong> supervisión del Corredor Mayor de <strong>la</strong> Lonja de Veracruz, quien fue durante este<br />
tiempo aliado o miembro de <strong>la</strong> red.<br />
6) Como poseedores de títu<strong>los</strong> de deuda, es decir, de préstamos hechos a<br />
deudores en México, Provincias internas, Filipinas, Caracas, Maracaibo, Campeche, San<br />
Juan de Puerto Rico, La Habana, Pernambuco, Ango<strong>la</strong> y varias ciudades españo<strong>la</strong>s<br />
(Sevil<strong>la</strong>, Madrid, entre otras). 25 Préstamos basados en créditos frescos concedidos en<br />
periodos frecuentes de atraso de <strong>la</strong>s remesas y <strong>los</strong> situados, lo cual hab<strong>la</strong> no sólo de <strong>la</strong><br />
gran movilidad y del grado de inclusión en <strong>la</strong> economía-mundo de <strong>los</strong> principales<br />
comerciantes acusados, sino de <strong>la</strong> capacidad de inserción en <strong>los</strong> tiempos discontinuos<br />
del tráfico. En el momento de <strong>la</strong> represión, una gran cantidad de escrituras y letras de<br />
cambio fueron decomisadas por el Real Fisco de Inquisición, convirtiéndose desde<br />
entonces en simples documentos sin valor, pues su valoración era virtual mientras no se<br />
convirtieran en metálico. La letra de cambio, era más que una mera orden de pago,<br />
debido a que no implicaba únicamente <strong>la</strong> transferencia de dinero, sino también su<br />
conversión en otra moneda. Esto, a su vez, hacía posible <strong>la</strong> especu<strong>la</strong>ción, dadas <strong>la</strong>s<br />
continuas fluctuaciones de cotización. Otros cobros eran <strong>la</strong>s comisiones, <strong>la</strong>s que<br />
producían un promedio de cinco por ciento de interés anual. 26<br />
7) Como funcionarios menores. El usufructo y control de cargos intermedios en<br />
<strong>la</strong> administración civil y militar, y en <strong>los</strong> negocios particu<strong>la</strong>res; y en donde miembros<br />
menores de <strong>la</strong> red, no necesariamente portugueses, actuaban como escribanos,<br />
milicias de pardos y morenos en el Veracruz del siglo XVIII: una aproximación general,‖en Ejércitos y<br />
rebeldes. XXV Jornadas de Historia de Occidente, Jiquilpan, Mich., CERMLC, 2005, p.p. 75-90<br />
25<br />
AGNM, RFI, 18, ½. Ff. 5-84, 1644, ―Re<strong>la</strong>ción de bienes y deudores de Fernando Rodríguez,<br />
reconciliado‖.<br />
26<br />
Esto puede verse por ejemplo, en <strong>la</strong>s donaciones que Antonio Méndez alcanzó a hacer a sus hijos<br />
tenidos con negras de Ango<strong>la</strong> (AGNM, RFI. 43, 14: 172-177, 1642-1643) meses antes de su aprehensión,<br />
de seis mil pesos a cada uno, ―de cinco por ciento al año, que son trescientos pesos…‖
12<br />
secretarios, capitanes de milicias, albaceas de bienes particu<strong>la</strong>res, etcétera. En estos<br />
cargos participaban también mu<strong>la</strong>tos libres ilustrados que se habían iniciado como<br />
empleados de <strong>los</strong> portugueses, algunos de origen ango<strong>la</strong>no, y que de hecho<br />
sobrevivieron a <strong>la</strong> expulsión. 27<br />
En virtud de todo lo anterior, el papel de <strong>los</strong> judíos portugueses en el<br />
mantenimiento de <strong>la</strong>s redes mercantiles del Atlántico y el Caribe resulta un aspecto<br />
fundamental que ha sido poco considerado en el análisis del comercio del siglo XVII<br />
entre España y <strong>la</strong>s Indias. Asimismo, habría que resaltar <strong>la</strong> importante contribución que<br />
esta comunidad tuvo en <strong>la</strong> expansión de <strong>los</strong> víncu<strong>los</strong> <strong>comerciales</strong> y humanos, en<strong>la</strong>zando<br />
ciudades y puertos del imperio español en América con <strong>la</strong>s ciudades, puertos y<br />
establecimientos coloniales franceses, portugueses, ingleses y ho<strong>la</strong>ndeses: en una red<br />
que se extendía, por decir algo, desde Jamaica y Saint Domingue, hasta Barbados, <strong>la</strong><br />
Martinica, 28 Cartagena de Indias, <strong>la</strong>s Guyanas, Curazao 29 y el Brasil portugués y<br />
ho<strong>la</strong>ndés. También, al propiciar <strong>la</strong> activación de <strong>la</strong>s Lonjas de comerciantes y <strong>la</strong><br />
creación, en 1636, de <strong>la</strong> Armada de Barlovento (originalmente subsidiada por <strong>los</strong><br />
integrantes del Consu<strong>la</strong>do de Comercio de <strong>la</strong> ciudad de México para <strong>la</strong> defensa del<br />
Caribe); 30 se insertaban en <strong>la</strong> estrategia política y militar del imperio, fortaleciendo <strong>la</strong>s<br />
rutas y <strong>los</strong> modos de operación comercial y financiera que desarrol<strong>la</strong>ron <strong>los</strong> portugueses<br />
en América, el Lejano Oriente, África y Europa. Se trataba en toda forma de un ―campo<br />
magnético‖ de re<strong>la</strong>ciones humanas a gran distancia. Es más, <strong>la</strong> cohesión misma del<br />
imperio hispano-portugués, caracterizada por su gran extensión, estaba determinada por<br />
<strong>la</strong> unión a través de ésta y otras redes de rutas <strong>comerciales</strong> que desarrol<strong>la</strong>ban su<br />
actividad dentro de <strong>los</strong> límites a menudo inciertos del imperio. 31 Es más, estos<br />
itinerarios <strong>comerciales</strong> le daban forma y marcaban su periferia, constituyéndose en <strong>la</strong>s<br />
27<br />
AGNM, RCO, 32, 14: ff. 34-35v., 1704, ―Contra funcionarios mu<strong>la</strong>tos de origen portugués en <strong>la</strong> Vera<br />
Cruz Nueva‖.<br />
28<br />
Abraham Cahen, ―Les Juifs de <strong>la</strong> Martinique au XVIIe siècle‖ en Revue d’Études Juifs, 2, 1981, pp. 93-<br />
122.<br />
29<br />
Oruno D. Lara ha detal<strong>la</strong>do <strong>la</strong> red en Curazao: ―Marchands juifs à Curaçao‖ en Caraïbes en<br />
construction : espace, colonisation, résistance. t. I, CERCAM, Epinay sur Seine, 1992, p.p. 219-146.<br />
También Linda M. Rupert, Rethinking Curaçao’s Commercial History. Some Initial Notes on the Role of<br />
B<strong>la</strong>ck Seafarers and Jewish Merchants in the Early Modern Period (1648-1790). Ms. Duke University,<br />
2003.<br />
30<br />
Manuel Alvarado M., La ciudad de México ante <strong>la</strong> fundación de <strong>la</strong> Armada de Barlovento, 1635-1643,<br />
México, El Colegio de México/Universidad de Puerto Rico-Río Piedras, 1983. También: AHNM,<br />
Diversos, 31, doc. 47, 3 junio 1637, ―Despacho del Cabildo de México a <strong>los</strong> Oficiales Reales de Vera<br />
Cruz para el cobro del servicio de <strong>los</strong> 200 mil pesos destinados a <strong>la</strong> fundación y sustento de <strong>la</strong> Armada de<br />
Barlovento, en virtud de <strong>la</strong> provisión del Marqués de Cadereyta de fecha 7 de enero de 1637.‖<br />
31<br />
Los portugueses eran muy influyentes pero no <strong>los</strong> únicos ni <strong>los</strong> más poderosos en ciertas áreas del<br />
imperio. Con fortunas de 200 mil pesos o más, y sus contactos <strong>comerciales</strong> internacionales, establecieron<br />
posiciones de fuerza diversas, pero el comercio directo con <strong>la</strong>s Indias, organizado alrededor de <strong>la</strong><br />
Carrera, estuvo lejos de ser monopolizado por el<strong>los</strong>.
13<br />
arterias que permitían su existencia como tal. Destruir<strong>la</strong>s significó, como veremos, un<br />
daño irreversible.<br />
LA COMPLICIDAD GRANDE: LOS SUCESOS DE 1642<br />
Pero después de haber desarrol<strong>la</strong>do estrategias tan efectivas como fue mantener <strong>la</strong>s<br />
fragilidades de una red en expansión, sobrevino <strong>la</strong> guerra de independencia portuguesa<br />
y con el<strong>la</strong> <strong>la</strong> decisión de <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong> de erradicar a estos ―extranjeros‖ del<br />
comercio y <strong>la</strong> administración del imperio. La secesión de Portugal coincidía con un<br />
debilitamiento en sus posesiones africanas y americanas, con el fortalecimiento de <strong>los</strong><br />
reductos ho<strong>la</strong>ndeses a raíz de su propia independencia y con un reacomodo total de <strong>la</strong>s<br />
colonias del Caribe, en donde se había recrudecido <strong>la</strong> intromisión de <strong>los</strong> enemigos de<br />
España en varias is<strong>la</strong>s y franjas de <strong>la</strong> Tierra Firme. Es en ese contexto de a<strong>la</strong>rma que se<br />
sitúan <strong>los</strong> acontecimientos que en México se atribuyeron a <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada ―complicidad<br />
grande.‖<br />
Habiendo sido una práctica recurrente del Tribunal del Santo Oficio de <strong>la</strong><br />
Inquisición <strong>la</strong> persecución a <strong>los</strong> judíos de Nueva España, desde que se estableció<br />
formalmente en México, en 1571, 32 arreció en forma notable en 1642, por el<br />
quebrantamiento total de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre España y Portugal. Esta acción punitiva<br />
tiene sus antecedentes en el clima de persecución que ya se vivía en España 33 y en el<br />
virreinato del Perú, en donde había ocurrido una o<strong>la</strong> previa de persecuciones entre 1635<br />
y 1639, que culminaron con un gran Auto de Fe que involucró a una parte de <strong>la</strong> red<br />
portuguesa en<strong>la</strong>zada con <strong>la</strong> Nueva España. La persecución y el clima de antisemitismo<br />
exacerbado coincidían además con <strong>la</strong> crisis política y económica de ambos virreinatos,<br />
<strong>la</strong> que le daba el motivo para culpar a <strong>los</strong> judíos de <strong>la</strong>s desventuras reales y supuestas<br />
que sufría esta parte del mundo colonial americano.<br />
Por otra parte, <strong>la</strong> administración como virrey de México de don Diego López de<br />
Pacheco y Bobadil<strong>la</strong>, marqués de Villena y duque de Escalona, —de agosto de 1640 a<br />
junio de 1642— así como <strong>la</strong> directa re<strong>la</strong>ción de éste con <strong>los</strong> sucesos de Portugal, 34<br />
crearon el clima propicio para que se hab<strong>la</strong>ra en México de una ―gran complicidad,‖ en<br />
32 So<strong>la</strong>nge Alberro, Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, México, FCE, 1988. También: Stanley<br />
M. Hordes, The Crypto Jewish Community of New Spain, 1620-1649. A Collective Biography Ph. D.<br />
Thesis. Tu<strong>la</strong>ne University, 1980, y Robert Ricard, « Pour une étude du judaïsme portugais au Mexique<br />
pendant <strong>la</strong> période coloniale », Revue d’Histoire Moderne. Paris, 1939, p.p. 459-471.<br />
33 Debida a <strong>la</strong> declinación del conde duque de Olivares, supuestamente favorable a <strong>los</strong> portugueses y a <strong>la</strong><br />
expansión de sus negocios. Cfr. Antonio Domínguez Ortiz, Los judeoconversos en España y América,<br />
Madrid, Ediciones Istmo, 1971 (Fundamentos; 11)<br />
34 La guerra de independencia de Portugal, que estalló en junio de 1640, estuvo bajo <strong>la</strong> dirección del<br />
duque de Braganza, nada menos que cuñado del virrey de Nueva España y quien se proc<strong>la</strong>mó rey de<br />
Portugal con el título de Juan IV, separándose de <strong>la</strong> corona de Castil<strong>la</strong>.
14<br />
donde supuestamente el virrey, ligado al nuevo rey de Portugal, varios funcionarios y el<br />
grupo compacto de <strong>los</strong> portugueses y sus aliados, pretendían arrastrar a <strong>la</strong> colonia entera<br />
hacia <strong>los</strong> brazos de <strong>los</strong> enemigos del rey de España.<br />
Estos sucesos, de <strong>los</strong> que se supo en México hasta abril de 1641, influyeron así<br />
directamente en <strong>la</strong> cance<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s concesiones para <strong>la</strong> introducción en América de<br />
esc<strong>la</strong>vos africanos, otorgadas desde 1580 a <strong>la</strong>s compañías portuguesas por <strong>la</strong> Corona<br />
españo<strong>la</strong>. La factoría del asiento en Veracruz, <strong>la</strong> segunda en importancia después de<br />
Cartagena de Indias, fue cance<strong>la</strong>da desde mayo de 1641 y su principal factor, Fernando<br />
Rodríguez, fue desconocido como tal por <strong>la</strong>s autoridades del puerto. La tensión entre<br />
españoles y portugueses aumentó a mediados de ese año, pues en <strong>la</strong> ciudad de México<br />
circu<strong>la</strong>ba el rumor de una conspiración en Cartagena de Indias y de que en el Brasil <strong>los</strong><br />
portugueses habían dado muerte a 3 mil españoles. El famoso obispo de Pueb<strong>la</strong> y<br />
visitador general, 35 Juan de Pa<strong>la</strong>fox y Mendoza fue uno de <strong>los</strong> primeros en escribir al<br />
rey diciendo que también <strong>la</strong> Nueva España estaba en serio peligro por todos estos<br />
sucesos. ―Lo siguió <strong>la</strong> Inquisición, <strong>la</strong> cual informó a España, al inquisidor general, que<br />
<strong>la</strong> capital, Pueb<strong>la</strong> y Veracruz, eran presa de tensión por el temor de que <strong>los</strong> portugueses<br />
de México estuvieran acumu<strong>la</strong>ndo, como se creía, armas de fuego y parque. Pa<strong>la</strong>fox<br />
recordó a <strong>la</strong> Corona que el duque de Escalona estaba emparentado con <strong>los</strong> Braganza.‖ 36<br />
El duque de Escalona, en respuesta al rey, consideró entonces que todos estos<br />
temores eran infundados y exagerados y defendió a <strong>los</strong> hermanos Váez de Acevedo,<br />
principales acusados ante el Tribunal por ―judaizar‖ y por supuesto acopio de armas<br />
aprovechando sus cargos militares, 37 pues según él eran católicos a toda prueba y leales<br />
a <strong>la</strong> Corona, como lo habían demostrado en el desempeño de sus cargos en México y<br />
Filipinas. Y <strong>la</strong> verdad es que lo único que <strong>los</strong> portugueses estaban acumu<strong>la</strong>ndo eran<br />
35<br />
Comisionado por <strong>la</strong> Corona para inspeccionar <strong>la</strong> conducta de <strong>los</strong> Oficiales Reales y de <strong>los</strong> ministros de<br />
<strong>la</strong> Iglesia.<br />
36<br />
Jonathan I. Israel, Razas, c<strong>la</strong>ses sociales y vida política en el México colonial, México, FCE, 1980, p.<br />
213. También: AGNM, Inquisición, 407, ff. 439-442, 1641. El virrey duque de Escalona era viudo de una<br />
hermana de Braganza. A <strong>los</strong> ojos de <strong>la</strong> Corona, todos estos sucesos estaban encadenados por re<strong>la</strong>ciones<br />
familiares que se tejieron alrededor del conde duque de Olivares, Gaspar de Guzmán: recuérdese que<br />
estalló también en esos meses una rebelión en Andalucía, encabezada por el Marqués de Ayamonte y el<br />
duque de Medina Sidonia; y que éste último, don Gaspar de Guzmán y Sandoval, era pariente y<br />
homónimo del conde duque de Olivares y hermano de doña Luisa de Guzmán, esposa del mismísimo<br />
Braganza.<br />
37<br />
Pues en especial, gran parte de <strong>los</strong> ataques se dirigían contra un personaje supuestamente protegido por<br />
el virrey, el comerciante portugués sefardí Sebastián Váez de Acevedo, encargado del abastecimiento de<br />
provisiones y municiones de <strong>la</strong> Armada de Barlovento, mientras su hermano mandaba un destacamento<br />
de infantería en <strong>la</strong> ciudad de México. El virrey Escalona <strong>los</strong> defendió a capa y espada, minimizando <strong>los</strong><br />
rumores de riesgo, pues según él, eran oficiales leales con muchos años al servicio del Rey. Sebastián y<br />
Luis Váez de Acevedo eran, además, gruesos introductores de esc<strong>la</strong>vos de Ango<strong>la</strong>: véase, por ejemplo:<br />
AGNM, Tierras. Vol. 3259, ff. 106-362v, 1615-1626: ―Cuentas en lengua portuguesa de introducción de<br />
esc<strong>la</strong>vos a Veracruz, en <strong>los</strong> navíos Nossa Señora de Nasaré y Nossa Señora de Ayuda‖.
15<br />
caudales y fortunas, <strong>los</strong> que terminaron en poder del Real Fisco de Inquisición, <strong>la</strong><br />
administración del Tribunal del Santo Oficio: no sin antes haberles arrancado un<br />
―donativo,‖que muchos dieron por temor a mayores represalias. 38<br />
Pero a <strong>los</strong> ricos comerciantes portugueses de México, ―comerciantes gruesos‖ —<br />
que eran en realidad sólo un grupo dentro de <strong>los</strong> inmigrantes conversos y cristianos<br />
viejos de Portugal y Ango<strong>la</strong>— se les acusaba no so<strong>la</strong>mente de practicar de manera<br />
oculta <strong>la</strong> ―ley de Moisés,‖ o de apoyar a <strong>los</strong> rebeldes de Portugal, sino principalmente de<br />
preparar en México una revuelta contra el rey de España en alianza con <strong>los</strong> africanos. Se<br />
decía entonces algo que sólo era parcialmente cierto: que en Veracruz y Campeche<br />
contro<strong>la</strong>ban <strong>la</strong>s milicias y <strong>la</strong>s unidades militares estacionadas allí, que habían<br />
establecido nexos de co<strong>la</strong>boración económica con <strong>la</strong>s órdenes religiosas<br />
(subvencionando a conventos y cofradías) 39 que tenían muchos esc<strong>la</strong>vos y empleados<br />
mu<strong>la</strong>tos, que algunos vivían en unión libre con sus esc<strong>la</strong>vas o libertas, que gozaban de<br />
<strong>la</strong> lealtad del conjunto de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción de origen africano y que tenían abundante dinero<br />
para llevar a cabo sus p<strong>la</strong>nes de supuesta subversión. 40 La Real Cédu<strong>la</strong> de febrero de<br />
1642, dirigida por el monarca español al virrey duque de Escalona, reflejaba muy<br />
38 Se trataba de ―…un donativo crecido a Vuestra Magestad, por estar <strong>los</strong> más ricos y cauda<strong>los</strong>os presos‖:<br />
AGI, México, 35, N22, 9 febrero-28 marzo 1643, ―Cartas del virrey Conde de Salvatierra‖, f. 2. A pesar<br />
de esto, se pudieron recoger 24 mil 200 pesos de oro de <strong>los</strong> residentes portugueses (10 mil de México, 5<br />
mil de Pueb<strong>la</strong>, mil 200 de Cholu<strong>la</strong>, 3 mil de T<strong>la</strong>xca<strong>la</strong>, mil de Huejotzingo y 4 mil de Veracruz). Ya desde<br />
1642 se habían reunido otros 2 mil 127 pesos entre 70 vecinos portugueses de Pueb<strong>la</strong>, existiendo <strong>la</strong><br />
re<strong>la</strong>ción detal<strong>la</strong>da de nombres y cantidades, y entre quienes destacan, por ―donar‖ más de 200 pesos,<br />
Manuel Gómez, Manuel Borrego, Luis de Amézquita, Antonio García, Antonio Correa, Francisco<br />
González, Gaspar Negrero, Vicente Rodríguez y Pedro de Sosa Cfr. María de <strong>la</strong>s Mercedes Gantes<br />
Tréllez, ―Aspectos socioeconómicos de Pueb<strong>la</strong> de <strong>los</strong> Ángeles (1624-1650)‖ en Car<strong>los</strong> Contreras Cruz y<br />
Miguel Ángel Cuenya, Ángeles y constructores. Mitos y realidades en <strong>la</strong> historia colonial de Pueb<strong>la</strong><br />
(sig<strong>los</strong> XVI-XVII, Pueb<strong>la</strong>, BUAP, 2000, p.p. 207-317.<br />
39 En especial se sospechaba de <strong>los</strong> jesuitas. En el mismo Veracruz, el grueso de <strong>la</strong> comunidad portuguesa<br />
vivía alrededor de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>zoleta de <strong>la</strong> Compañía de Jesús, y el mismísimo rector del colegio de <strong>los</strong> jesuitas,<br />
el padre portugués Andrés González, había sido objeto de una investigación del Tribunal del Santo Oficio<br />
en 1635, ―porque no se le han oído decir, cuando dice misa, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de <strong>la</strong> consagración‖ (AGNM,<br />
Inq., Vol. 381, exp. 10: 13 ff, 1635). Se acusaba también a <strong>los</strong> jesuitas de guardar vales, cartas poder,<br />
cartas de orden, letras de cambio y comisiones de <strong>los</strong> comerciantes portugueses del puerto en su<br />
convento. Por lo demás, a el<strong>los</strong> estaba encargada <strong>la</strong> evangelización y bautismo de <strong>los</strong> esc<strong>la</strong>vos bozales<br />
introducidos en <strong>la</strong>s cargazones provenientes de África, motivo por el cual visitaban <strong>la</strong>s ―armazones‖ de<br />
esc<strong>la</strong>vos una vez llegados al puerto. De esos años datan <strong>la</strong>s primeras expresiones inquisitoriales, que<br />
luego se harían vox populi en el puerto, de que <strong>la</strong> causa de que <strong>los</strong> portugueses y <strong>los</strong> negros no murieran<br />
durante <strong>la</strong>s epidemias de fiebre amaril<strong>la</strong> o ―mal de Luanda‖, era que mantenían secreta su adhesión a <strong>la</strong><br />
Ley de Moisés y un supuesto pacto colectivo con el demonio. Al parecer, <strong>la</strong> inmunidad de <strong>la</strong> comunidad<br />
provenía de <strong>la</strong> leche materna de <strong>la</strong>s nodrizas angoleñas, pero ésa es sólo una hipótesis de <strong>la</strong> que ya hemos<br />
hab<strong>la</strong>do en otro lugar.<br />
40 A su vez, entre <strong>los</strong> portugueses también circu<strong>la</strong>ban versiones alejadas de <strong>la</strong> realidad que eran producto<br />
del clima de hostigamiento. En una carta de Fernando de Amézquita, fechada en Veracruz en 1641, se<br />
mencionaban <strong>los</strong> rumores sobre cierto navío portugués con 150 soldados a bordo que estaría llegando a<br />
<strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s Canarias, en camino hacia Nueva España, para liberar a <strong>la</strong> comunidad de <strong>la</strong> persecución<br />
inquisitorial, así como de un inminente arribo de <strong>los</strong> ho<strong>la</strong>ndeses en el mismo sentido. AGNM, Inq., 449,<br />
1: ff. 5-6, ―Proceso y causa criminal contra Luis de Amézquita, 1642‖. Luis era vecino de Pueb<strong>la</strong>.
16<br />
c<strong>la</strong>ramente todos estos temores. En el<strong>la</strong> se le advertía, antes de retirarlo de su cargo,<br />
que:<br />
Estéis con advertencia a reconocer el gran cuidado que pueden dar <strong>los</strong><br />
portugueses, respecto de ser como son en gran número y hal<strong>la</strong>rse en <strong>los</strong> puertos<br />
más armados de gente, más cauda<strong>los</strong>os de dinero que <strong>los</strong> naturales y más unidos<br />
entre sí que todo el resto; que en <strong>los</strong> Reales de Minas están muy ricos y estoy<br />
informado que vienen a ser <strong>la</strong> esponja de todo el oro y <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta de rescate y que<br />
extravían mis reales quintos, y que no se recatan en hab<strong>la</strong>r contra <strong>la</strong> fidelidad.<br />
Que están muy mezc<strong>la</strong>dos con <strong>los</strong> negros, con quien tienen grande unión y<br />
gran parentesco, y el<strong>los</strong> <strong>los</strong> respetan, así por hal<strong>la</strong>rse con mucho número de<br />
esc<strong>la</strong>vos, como por haber<strong>los</strong> criado y llevado de Ango<strong>la</strong> y mirar<strong>los</strong> como a<br />
Padres, <strong>los</strong> cuales componen gran parte del pueblo y que se puede tener<br />
cualquier riesgo de el<strong>los</strong> […] Y estéis con gran recato atendiendo que en <strong>la</strong><br />
Veracruz no introduzcan <strong>los</strong> rebeldes de Portugal ninguna negociación ni<br />
correspondencia […] y particu<strong>la</strong>rmente al que nombráredes por Corregidor de <strong>la</strong><br />
Veracruz, procurando sea de entera y segura satisfacción y vos <strong>la</strong> habéis de tener<br />
de que sea ajeno a toda codicia que es por donde se corrompe más fácilmente lo<br />
seguro del gobierno. 41<br />
Fue así bajo estas circunstancias que, en junio de 1642, don Juan de Pa<strong>la</strong>fox y Mendoza,<br />
obispo de Pueb<strong>la</strong> y visitador (ligado desde antes al principal asesor o valido del rey, el<br />
conde duque de Olivares, recibiendo de él órdenes expresas de vigi<strong>la</strong>r al virrey), fue<br />
nombrado arzobispo electo de México y, mediante un golpe de estado ava<strong>la</strong>do por una<br />
real provisión, se erigió como virrey y capitán general en sustitución del duque de<br />
Escalona. 42 A partir de entonces, varias familias de comerciantes, tratantes de poca<br />
monta y simples artesanos o colonos, fueron exterminadas, expropiadas en sus bienes,<br />
dispersas o desterradas. Los procesos en México en realidad habían empezado con una<br />
serie de denuncias hechas en 1641 en el Tribunal de Sevil<strong>la</strong> contra el rico comerciante<br />
41 AGNM, RCO, 1, 288: 528. De Felipe IV al virrey. Febrero de 1642. En esos días, el mismo Felipe IV<br />
escribía, después de <strong>la</strong> caída del conde-duque de Olivares, que ―Habiendo considerado que el gran<br />
número de portugueses que hay en estos reinos, y <strong>la</strong> mano que por medio de <strong>los</strong> asientos y<br />
arrendamientos tienen, puede causar inconvenientes de mucho perjuicio. Tengo sometido a junta<br />
particu<strong>la</strong>r pensar en <strong>los</strong> medios de atajar<strong>los</strong>, y mientras se me consulta, me ha parecido ordenaros que <strong>los</strong><br />
arrendamientos de rentas que en ade<strong>la</strong>nte se hicieren, particu<strong>la</strong>rmente <strong>los</strong> puertos secos, no se rematen en<br />
portugueses‖.<br />
42 AHCV, ―Real provisión indicando al Duque de Escalona, cese en su cargo de Virrey de <strong>la</strong> Nueva<br />
España y lo tome don Juan de Pa<strong>la</strong>fox y Mendoza‖. 1642. Caja 1, Vol. 1: 297-303. Don Juan de Pa<strong>la</strong>fox<br />
se enfrascaría luego en un <strong>la</strong>rgo pleito con <strong>los</strong> jesuitas en su diócesis de Pueb<strong>la</strong>, sufriría desavenencias<br />
políticas a varios niveles y terminó por regresar a España. A fines del XVII sus hechos gloriosos fueron<br />
objeto de varias hagiografías redactadas en <strong>la</strong> penínsu<strong>la</strong>, en donde se le atribuyen varios mi<strong>la</strong>gros: lo que<br />
dio lugar a un proceso fallido de beatificación. Cfr. Antonio Rubial García, La santidad controvertida.<br />
Hagiografía y conciencia criol<strong>la</strong> alrededor de <strong>los</strong> venerables no canonizados de Nueva España, México,<br />
UNAM/FCE, 1999. Curiosamente, uno de sus más entusiastas admiradores fue el jesuita portugués<br />
Antonio de Vieira (Lisboa, 1608- Bahía, 1697), quien en 1642 se convirtiera en valido, promotor y<br />
recaudador de fondos para el naciente gobierno del rey Juan II de Portugal. Por su protección a <strong>los</strong><br />
conversos, Vieira fue perseguido por el Santo Oficio de Coimbra y terminó como predicador y misionero<br />
en Brasil. Debatió sobre cuestiones teológicas con <strong>la</strong> monja poetisa mexicana Sor Juana Inés de <strong>la</strong> Cruz<br />
Robert Ricard, ―Antonio Vieira y sor Juana Inés de <strong>la</strong> Cruz‖, en:<br />
www.dartmouth.edu/research/sorjuana/Commentaires/Ricard/Ricard.html.
17<br />
―mexicano‖ Simón Váez Enríquez (o Váez Sevil<strong>la</strong>, o Váez de Castelo Branco), en un<br />
tiempo vecino de <strong>la</strong> ciudad andaluza, que mantenía tratos <strong>comerciales</strong> con <strong>la</strong> Nueva<br />
España, —a donde finalmente se tras<strong>la</strong>dó— y quien era el más rico de <strong>la</strong> comunidad<br />
asentada en México, además, depositario de conocimientos religiosos del judaísmo, lo<br />
que le dio un enorme prestigio en el seno de <strong>la</strong> comunidad sefardí mexicana:<br />
considerándosele una especie de rabino, en cuya casa se reunían todos <strong>los</strong> ―judaizantes‖<br />
de <strong>la</strong> ciudad de México. 43 La acusación contra Simón Váez comprendía también a todos<br />
<strong>los</strong> Váez de Acevedo, a <strong>la</strong> mayoría de <strong>los</strong> miembros de <strong>la</strong> numerosa familia Enríquez y<br />
a otros conversos que habían cruzado el Atlántico y se habían establecido en el Perú y<br />
México, 44 o bien, que habían emigrado a Ámsterdam y a <strong>los</strong> puertos de <strong>la</strong> costa atlántica<br />
francesa, 45 sin romper sus nexos con <strong>los</strong> portugueses de Sevil<strong>la</strong>, ubicados en <strong>la</strong> calle de<br />
<strong>la</strong> Sierpe, o ―calle de <strong>los</strong> portugueses‖. En 1620 Simón Váez se había casado con Juana<br />
Enríquez, hija de B<strong>la</strong>nca Enríquez, ―descrita por <strong>los</strong> inquisidores como una de <strong>la</strong>s más<br />
pérfidas dogmatistas rabinas que pisaron <strong>la</strong> Nueva España,‖ 46 y de Fernando Rodríguez,<br />
el mismo factor del asiento de negros en el puerto de Veracruz.<br />
Por su parte, el breve gobierno de Pa<strong>la</strong>fox (de junio a noviembre de 1642)<br />
deshizo <strong>los</strong> nexos financieros de Escalona con <strong>la</strong> comunidad judía, denunció su<br />
sospechosa actitud de protección hacia el<strong>la</strong> y se apropió también de sus deudas con<br />
algunos de <strong>los</strong> comerciantes perseguidos, en especial con Antonio Méndez Chillón,<br />
mercader de Veracruz ligado a Váez Sevil<strong>la</strong> y a Fernando Rodríguez. 47 Se ordenó<br />
también, en virtud de <strong>la</strong> Real Cédu<strong>la</strong> de febrero de 1642, que <strong>los</strong> portugueses entregaran<br />
todas <strong>la</strong>s armas que tuvieran en su poder (lo cual dio una magra cosecha de sólo 16<br />
43 Simón Váez nació en 1598 en Santiago de Castil<strong>la</strong> y se crió en Castelo Branco (Portugal). Heredó de su<br />
padre, Gaspar González Soburro, el interés por <strong>los</strong> negocios, pues éste había sido cobrador de rentas<br />
reales en Lisboa (además de hostelero, carnicero y verdugo), hasta que un juicio inquisitorial lo obligó a<br />
tras<strong>la</strong>darse a Sevil<strong>la</strong>, en donde un primo suyo, también l<strong>la</strong>mado Simón Váez, había sido nada menos que<br />
Contador del impuesto de Avería de <strong>la</strong> Casa de Contratación desde 1604. AGI, Contratación, 5874, L3,<br />
ff. 129-129v., 4 0ctubre 1604, ―Nombramiento…‖ Sobre Simón Váez, véase: Eva Alexandra Uchmany,<br />
―Simón Váez Sevil<strong>la</strong>‖, Estudios de Historia Novohispana, 9, México,. UNAM., 1987, p.p. 67-93;<br />
Seymour B. Liebman, ―Fuentes desconocidas de <strong>la</strong> historia mexicano-judía‖, Historia Mexicana, 14, 56.<br />
México, junio 1965, p.p. 707-719.<br />
44 Estos procesos se encuentran en varios ramos del AGNM, en especial en Inquisición y Real Fisco de<br />
Inquisición, y resumidos en el AHNM. Cfr. Seymour Liebman, Los judíos en México y América Central.<br />
Fe, l<strong>la</strong>mas, Inquisición, México, Siglo XXI Eds., 1971 y Luis Gerardo López Hernández, Los orígenes<br />
del contrabando en México: Gobierno, guerra comercial e Inquisición en <strong>la</strong> Complicidad Grande (1624-<br />
1649), México, UNAM. Facultad de Fi<strong>los</strong>ofía y Letras, 2003 (Tesis Licenciado en Historia)<br />
45 Cfr. Gérard Nahon, ―Le modèle français du marranisme: perspectives nouvelles‖ en Inquisiçao.<br />
Ensaios sobre mentalidades, heresias e arte. Brasil, Universidad de Sao Paulo, Expressao e Cultura,<br />
1987, p.p. 227-265.<br />
46 Uchmany, op. cit., p. 70. También: AGNM, Inq., 398, 1: ―Proceso y causa criminal contra Simón Váez<br />
Sevil<strong>la</strong> por observante de <strong>la</strong> Ley de Moysén, 1642-1649‖. B<strong>la</strong>nca Enríquez, avecindada en Veracruz junto<br />
con su marido, murió en <strong>la</strong>s cárceles secretas por efectos de <strong>la</strong> tortura y fue quemada en estatua en el Auto<br />
de Fe de 1649.<br />
47 Después de refugiarse varios meses en un convento, el duque de Escalona retornó a España, enfrentó un<br />
juicio en donde obtuvo el perdón del rey y el cargo de virrey en Navarra.
18<br />
armas de fuego) y que todos abandonaran el puerto de Veracruz y otras p<strong>la</strong>zas<br />
estratégicas, retirándose a más de veinte leguas tierra adentro, por su posible<br />
complicidad con <strong>los</strong> rebeldes a <strong>la</strong> Corona. Algunos de <strong>los</strong> perseguidos, vecinos de<br />
Veracruz, se tras<strong>la</strong>daron a Pueb<strong>la</strong> y a <strong>la</strong> ciudad de México con sus familias, y otros se<br />
refugiaron en <strong>la</strong> cercana vil<strong>la</strong> de Orizaba, esperando que <strong>la</strong> tormenta amainara. Al<br />
corregidor del puerto, Juan Fernández de Córdoba, acusado de participar en <strong>la</strong> supuesta<br />
conspiración, se le condujo preso al fuerte de San Juan de Ulúa, y todos <strong>los</strong> portugueses<br />
titu<strong>la</strong>res de cargos militares o administrativos fueron despedidos, con excepción de<br />
Sebastián Váez de Acevedo, cuyas funciones de proveedor de <strong>la</strong> Armada de Barlovento<br />
se consideraron irremp<strong>la</strong>zables. El único personaje conocido y sospechoso de judaizante<br />
que escapó a <strong>la</strong> persecución fue Melchor Suárez, reconciliado de <strong>la</strong> Inquisición en<br />
Portugal, quien era nada menos que secretario del virrey Pa<strong>la</strong>fox y que, como de<strong>la</strong>tor de<br />
<strong>la</strong> comunidad, tuvo después una <strong>la</strong>rga trayectoria política al servicio de Sanz de <strong>la</strong><br />
Mañozca y otros inquisidores, escapando a todas <strong>la</strong>s acechanzas de <strong>la</strong> época. 48<br />
Si consideramos que <strong>los</strong> acusados ante el Santo Oficio efectivamente vivían en<br />
<strong>la</strong>s principales p<strong>la</strong>zas de Nueva España, en ciudades como Pueb<strong>la</strong> y Guada<strong>la</strong>jara, reales<br />
de minas como Pachuca y Taxco 49 y puertos como Veracruz, Campeche y Acapulco,<br />
entonces podemos decir que ocupaban <strong>los</strong> lugares estratégicos de <strong>la</strong> economía<br />
novohispana. Pero muy especialmente, el grueso de esta inmigración estaba ubicado en<br />
<strong>la</strong>s dos principales p<strong>la</strong>zas del virreinato: <strong>la</strong> ciudad de México (en donde se decía, desde<br />
1622, que tenían una sinagoga) y, en Veracruz. ―La Veracruz es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve principal de<br />
estos reynos y se hal<strong>la</strong>n hoy en el<strong>la</strong> más portugueses que castel<strong>la</strong>nos‖, decía Pa<strong>la</strong>fox en<br />
una carta de noviembre de 1641, 50 mientras que otros testimonios insistían sobre esta<br />
presencia dominante en el litoral vecino, al sur del puerto.<br />
Fue así como durante el gobierno de Pa<strong>la</strong>fox, unos 50 judíos portugueses (entre<br />
<strong>los</strong> que había algunos extremeños) fueron apresados, entre el<strong>los</strong> Simón Váez Sevil<strong>la</strong>,<br />
Matías Rodríguez de Oliveira, Francisco de Texosso, Antonio Váez de Castelo Branco 51<br />
y varios más junto con sus familias. Hombres, mujeres, niños y ancianos ingresaron a<br />
48 Sobre Melchor Juárez, véase: Alberro, op. cit.; Pi<strong>la</strong>r Huerga Criado, En <strong>la</strong> raya de Portugal.<br />
Solidaridad y tensiones en <strong>la</strong> comunidad judeoconversa, Sa<strong>la</strong>manca, Universidad de Sa<strong>la</strong>manca, 1994.<br />
(Cap. 4.2, ―Cristianos viejos y nuevos en Badajoz.‖)<br />
49 Cfr. Araceli Reynoso, Judíos en Taxco, México, Gobierno de Guerrero/ Instituto Mora, 1991. También<br />
Seymour B. Liebman, op. cit. Así como: Stanley M. Hordes, op. cit. y María Herrera Sotillo, Ortodoxia y<br />
control social en México en el siglo XVII: el Tribunal del Santo Oficio, México, 1980.<br />
50 AGNM, Inq., 489, ff. 85-88v., ―Carta del obispo Pa<strong>la</strong>fox al virrey Escalona‖.<br />
51 O Antonio Váez de Acevedo, hermano de Sebastián, era nativo de Lisboa y de 30 años ―poco más o<br />
menos‖. Era comprador y traficante de esc<strong>la</strong>vos como agente de su hermano. Era vecino permanente de<br />
Veracruz, alojado en <strong>la</strong> parte alta de <strong>la</strong> casa de un tal Gonzalo Rodríguez. Los esc<strong>la</strong>vos <strong>los</strong> enviaba a<br />
México e iban facturados a nombre de su hermano.
19<br />
<strong>la</strong>s cárceles secretas de <strong>la</strong> ciudad de México, saturándo<strong>la</strong>s y obligando a <strong>la</strong> Inquisición a<br />
construir nuevas prisiones, mientras que <strong>los</strong> bienes incautados eran puestos a<br />
disposición de un fideicomiso creado para el efecto y administrado por el Tribunal y <strong>la</strong><br />
Real Hacienda: el Real Fisco de Inquisición. Y si bien varios tratantes escaparon a <strong>la</strong><br />
acción del Tribunal, no cabe duda que en esos meses el núcleo fuerte de <strong>la</strong> comunidad<br />
judía de Nueva España fue totalmente capturado y destruido. A Simón Váez, el más rico<br />
de <strong>la</strong> comunidad de México, le fueron entonces incautados más de 100 mil pesos en<br />
bienes y capitales, 52 aún cuando logró ocultar una parte de su fortuna. Otros acusados,<br />
entre el<strong>los</strong> <strong>los</strong> más ricos de Veracruz, no lograron evadir <strong>la</strong> acción depredadora del<br />
Tribunal: <strong>los</strong> principales fueron reconciliados y desterrados en 1647. 53 En el Auto de fe<br />
del 11 de abril de 1649 —―el más grandioso y costoso que haya tenido lugar fuera de <strong>la</strong><br />
penínsu<strong>la</strong> ibérica‖ 54 — varios de <strong>los</strong> cautivos fueron quemados. 55<br />
Nudos y nodos<br />
Los principales afectados por <strong>la</strong> persecución en <strong>la</strong> Nueva España correspondían al<br />
estereotipo imperante del judío portugués, al supuesto intruso y convertido en <strong>la</strong><br />
―esponja‖ que absorbía el oro y <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta. Los más conocidos fueron varios vecinos del<br />
puerto de Veracruz, entre <strong>los</strong> que destacaban Fernando Rodríguez, último factor del<br />
asiento de negros, Francisco Texosso y Antonio Méndez Chillón, uno de <strong>los</strong><br />
52 Entre sus deudores se encontraba quien fuera alguna vez Prior del Consu<strong>la</strong>do de México, Álvaro de<br />
Lorenzana, quien le debía 50 mil pesos. Louisa Schell Hoberman. ―Merchants in Seventeenth-Century<br />
Mexico City: A Preliminary Portrait‖. Hispanic American Historical Review. Vol. 57, no. 3. Duke<br />
University, 1977, p 488. Según esta autora, entre 1621 y 1653, se distinguieron en <strong>la</strong> ciudad de México un<br />
total de 23 comerciantes gruesos. Por sus lugares de origen, 9 eran de Sevil<strong>la</strong>, 4 de México, 3 de Toledo,<br />
2 de Castelo Branco (Baixa, Portugal), 1 de La Rioja, 1 de Palencia, 1 de Moguer, 1 de Córdoba y 1 de<br />
Bilbao.<br />
53 Simón Váez y su mujer, arrepentidos, fueron azotados en el Auto de Fe de abril de 1649 y expulsados<br />
poco después. En ese famoso Auto fueron quemados vivos Antonio Váez, hermano de Simón, Duarte de<br />
León, mercader y vecino de México, y Tomás Treviño de Sobremonte (el más ―rebelde y contumaz‖,<br />
obcecado en su fe). ―El lunes 12 de dicho mes y año de 49 sacaron del Tribunal siete personas, <strong>los</strong> seis<br />
hombres y a doña Juana Enríquez, mujer del dicho capitán Simón Váez Sevil<strong>la</strong> […] A todos <strong>los</strong><br />
sentenciaron a destierro perpetuo de estos reinos […] Entre <strong>los</strong> de Sambenito perpetuo fue uno el dicho<br />
capitán y su mujer doña Juana, quienes mandaron en esta ciudad, y eran visitados por oidores y oidoras,<br />
rega<strong>la</strong>dos y respetados como si fueran <strong>los</strong> más nobles del reino; fueron confiscados todos sus bienes, fue<br />
su padre de dicho capitán carnicero en Castelob<strong>la</strong>nco, de donde fue natural, y a falta de verdugo hizo el<br />
oficio…‖ Gregorio M. de Guijo, Diario, 1648-1664, Tomo 1[1648-1654], Edición y prólogo de Manuel<br />
Romero de Terreros, México, Editorial Porrúa, 1952, p.p. 38-47.<br />
54 Israel, op. cit., p. 135.<br />
55 De <strong>los</strong> casi 200 judíos perseguidos en México entre 1642 y 1646, ―cerca de cien habían nacido en<br />
Portugal, principalmente en Lisboa y en Castelo Branco; más o menos treinta y cinco eran nativos de<br />
Nueva España, pero hijos de padres portugueses y otros quince o veinte, también hijos de portugueses,<br />
procedían de Francia, España, Italia y el Perú‖. Algunos de <strong>los</strong> desterrados en 1647, y que eran vecinos<br />
del puerto de Veracruz, eran criol<strong>los</strong> de Ango<strong>la</strong>, o bien, eran hijos de padres portugueses y madres<br />
africanas. De hecho, <strong>los</strong> portugueses vecinos de Veracruz, capturados en diferentes redadas entre 1642 y<br />
1646, eran casi un tercio de todos <strong>los</strong> perseguidos en <strong>la</strong> Nueva España.
20<br />
comerciantes más ricos del lugar. Otros cautivos, re<strong>la</strong>cionados con el<strong>los</strong> tanto familiar<br />
como comercialmente, eran también comerciantes y pequeños tratantes, como Francisco<br />
López de Fonseca, 56 otro yerno de Fernando Rodríguez, quien era natural de Batán en<br />
Portugal, que había sido vecino de Coimbra y La Guarda, de Val<strong>la</strong>dolid, Madrid y<br />
Sevil<strong>la</strong>, de Tenerife y Luanda, de Cartagena de Indias, Santa Fe de Bogotá, Quito,<br />
Guayaquil, Riobamba y Maracaibo. Fue conocido en Perú como Francisco Méndez y<br />
llegó como introductor de cacao a <strong>la</strong> ciudad de México, en donde, a través de Váez<br />
Sevil<strong>la</strong>, se re<strong>la</strong>cionó con Rodríguez. Su confesión ante el Santo Oficio ofrece mucha<br />
información sobre <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>r cultura religiosa de <strong>los</strong> conversos y <strong>los</strong> demás<br />
procesados de Veracruz. 57<br />
Las lealtades primordiales del grupo se reproducían por medio de <strong>la</strong> adhesión a<br />
<strong>la</strong> ―ley de Moisés‖ y a su particu<strong>la</strong>r interpretación hispanoamericana. La fe de <strong>los</strong><br />
conversos, así como sus vincu<strong>la</strong>ciones y manifestaciones religiosas y de grupo, giraban<br />
alrededor de algunos ritos y celebraciones, de <strong>los</strong> ayunos en determinadas fiestas —<br />
como <strong>la</strong> ―fiesta grande‖ o yom kippur— 58 de observar el sábado como día de descanso,<br />
de <strong>la</strong>s oraciones en español aprendidas de memoria, 59 de <strong>la</strong> iniciación de <strong>los</strong> neófitos en<br />
<strong>la</strong> pubertad o <strong>la</strong> juventud (cuando <strong>la</strong> familia podía transmitir a <strong>los</strong> hijos el ―secreto de su<br />
fe‖ sin arriesgarse a una de<strong>la</strong>ción) y toda una concepción de <strong>la</strong> salvación personal con<br />
rasgos más cristianos que judíos. En suma, un posibilismo marcado por una cultura<br />
56<br />
Quien en su confesión ante el Santo Oficio acusaba a otros de ser mercachifles: ―que buscando <strong>la</strong> vida<br />
así mercachiflean‖.<br />
57<br />
AGNM, Inq., 410, 2: ff. 270-274, 1642, ―Contra Francisco López de Fonseca, judío portugués vecino<br />
de Veracruz‖. Otros vecinos del puerto son: Tomás Méndez, también yerno de Fernando Rodríguez y<br />
natural de Covilha en Portugal, Beatriz Enríquez, su mujer, Juan López Correa, hijo de Rodríguez, su<br />
hermano el bachiller Rodrigo Fernández Correa, Joan Cardoso (natural de Silves, en el Algarbe de<br />
Portugal), Francisco de Acosta (sobrino de Antonio Méndez Chillón e itinerante entre Veracruz y<br />
Guatema<strong>la</strong> en el tráfico del añil), Manuel Díaz, Duarte Rodríguez, C<strong>la</strong>ra Texosso (quien conducía<br />
esc<strong>la</strong>vos de Veracruz a México), Jorge de Espinosa o Jorge Serrano, natural de <strong>la</strong> ―raya de Portugal‖, que<br />
había sido vecino de Pernambuco y San Salvador de Bahía. Cfr. AMB, Protoco<strong>los</strong>, 28, 1638.<br />
Reconciliado en el Perú y Corregidor de Coatzacoalcos, Duarte Castaño (natural de Abrantes en Portugal<br />
y vecino de Caracas), Diego de Campos (vecino de Campeche), Francisco y Manuel Gómez Álvarez,<br />
Antonio González Jamaica, Alberto Duarte Correa (―tenedor de armas y bastimentos de <strong>la</strong> Armada de<br />
Barlovento‖), Manuel Méndez Miranda, Catalina Enríquez, Antonio de Burgos (natural de Badajoz y<br />
socio de Rodríguez), Juan de Araujo, Simón de Araujo (muerto en La Guaira ―en el terremoto de 1641‖),<br />
etcétera.<br />
58<br />
Es curioso que en el código c<strong>la</strong>ndestino de <strong>la</strong> comunidad conversa de Veracruz, ―cobrar <strong>la</strong> escritura‖<br />
significaba llevar a cabo un ayuno.<br />
59<br />
AGNM, Inq., 670, 83: ff. 18-50v., 1635, Nueva Veracruz, ―Proceso contra <strong>la</strong> memoria y fama de<br />
Manuel Gómez de Acosta, portugués difunto, vecino de <strong>la</strong> ciudad de <strong>la</strong> Nueva Veracruz…‖. Varios<br />
procesos de 1642 incluyen colecciones de estas oraciones. Gómez de Acosta, re<strong>la</strong>jado después de muerto,<br />
era dueño de una fragata del tráfico del cacao, <strong>la</strong> Nuestra Señora de <strong>la</strong> Natividad, miembro de <strong>la</strong> Lonja, a<br />
veces Corredor Mayor de el<strong>la</strong>, contro<strong>la</strong>dor de <strong>los</strong> corredores, entre el<strong>los</strong> un Manuel Coronel también<br />
acusado de judaizar, re<strong>la</strong>cionado con <strong>los</strong> jesuitas y con Duarte Rodríguez, uno de <strong>los</strong> expulsados en 1646.<br />
En su agonía, acusó a <strong>los</strong> santos y al ―Cristillo‖ de no curarlo de sus males, se confesó adorador del<br />
verdadero dios, Adonai, y pidió no se le enterrara con el hábito franciscano, sino a <strong>la</strong> usanza judía,<br />
envuelto en una sábana b<strong>la</strong>nca y con un bastón en <strong>la</strong> mano, pues desde <strong>los</strong> 16 años había traicionado a sus<br />
padres adoptando <strong>la</strong> fe católica.
21<br />
religiosa perseguida y obligada a carecer de manifestaciones públicas, de lugares<br />
abiertos de culto y de reconocimiento social. Sus expresiones religiosas en el contexto<br />
de <strong>la</strong> cultura dominante y su expresión local en un momento de profundo sincretismo en<br />
toda <strong>la</strong> Nueva España, marcaron para estas comunidades <strong>la</strong> adopción de algunas formas<br />
católicas popu<strong>la</strong>res, <strong>la</strong> interpretación de <strong>los</strong> textos alterada por <strong>la</strong> lejanía de <strong>la</strong>s fuentes<br />
originales, el uso de Biblias ―en romance‖ editadas en Venecia o Ámsterdam, el ver<br />
asociado al judaísmo con <strong>la</strong> riqueza y muchos elementos so<strong>la</strong>mente posibles bajo el<br />
clima de asedio en que estas comunidades se reproducían. 60<br />
Como en muchas otras partes, <strong>la</strong> comunidad sefardí de Veracruz era un tejido<br />
social presidido por un patriarca rico (Fernando Rodríguez), influido desde México por<br />
un dirigente espiritual y protector de sus vincu<strong>la</strong>ciones personales y económicas (Simón<br />
Váez Sevil<strong>la</strong>, yerno del primero), y en donde <strong>la</strong> mayoría de <strong>los</strong> miembros eran parientes<br />
o re<strong>la</strong>cionados entre sí y empezaban a descol<strong>la</strong>r como nuevos miembros ricos de <strong>la</strong><br />
comunidad (Antonio Méndez Chillón, Francisco López de Fonseca, etcétera). Toda esta<br />
estructura de lealtades, fue severamente trastornada a través de <strong>la</strong>s denuncias y<br />
confesiones arrancadas bajo tortura, lo cual generó diferencias personales<br />
irreconciliables. Al acusarse unos a otros de participar en <strong>los</strong> ritos y ayunos, <strong>los</strong><br />
miembros de <strong>la</strong> comunidad sólo podían sobrevivir en el destierro, <strong>la</strong> culpa, el<br />
ais<strong>la</strong>miento, <strong>la</strong> sospecha y <strong>la</strong> dispersión.<br />
Los dos personajes más importantes en Veracruz, y cuyos casos hemos podido<br />
seguir hasta su expulsión a Sevil<strong>la</strong>, su posterior tras<strong>la</strong>do a Pernambuco (Brasil) y su<br />
incorporación a <strong>la</strong> comunidad sefardí de Ámsterdam, son Fernando Rodríguez y<br />
Antonio Méndez Chillón, ambos expulsados de México en 1647 y puestos a disposición<br />
del Tribunal de Sevil<strong>la</strong>. 61 El primero era natural de <strong>la</strong> vil<strong>la</strong> de Aveiro, hab<strong>la</strong>ba<br />
―portugués cerrado‖ y tenía más de 60 años cuando fue expulsado en 1647. ―Sabía de<br />
antemano <strong>la</strong> llegada de <strong>los</strong> judíos a Veracruz, y por muchos años mantuvo su casa<br />
abierta para que éstos pudieran descansar después de tan arduo viaje marítimo y<br />
60 Algunos elementos de esta fe sincrética quedaron hasta hoy en <strong>la</strong> magia popu<strong>la</strong>r del litoral <strong>veracruz</strong>ano:<br />
como el culto a Adonai, mencionado en el proceso contra Gómez de Acosta, y que aparece ahora como<br />
advocación del demonio en <strong>la</strong> magia popu<strong>la</strong>r de <strong>los</strong> Tuxt<strong>la</strong>s, en el sur de Veracruz. Cfr. Marce<strong>la</strong><br />
O<strong>la</strong>varrieta, Magia en <strong>los</strong> Tuxt<strong>la</strong>s, México, INI, 1977. La huel<strong>la</strong> afrolusitana también quedó en <strong>la</strong><br />
toponimia del puerto, pues de esa época datan <strong>la</strong>s primeras referencias al lugar l<strong>la</strong>mado ―Mocambo‖:<br />
nombre afroportugués de <strong>los</strong> ―palenques‖ o kilombos de negros cimarrones. Aunque el Mocambo de<br />
Veracruz recordaba más bien el nombre de uno de <strong>los</strong> barrios de Lisboa, que hasta hoy se mantiene en <strong>la</strong><br />
capital lusitana.<br />
61 AGNM, Inq. LRP, 35,18: ff. 1-6, 1647, ―Re<strong>la</strong>ción de <strong>los</strong> reos que este Tribunal de <strong>la</strong> Inquisición de<br />
México ha penitenciado y castigado en dos Autos de Fe que ha celebrado, y van desterrados<br />
perpetuamente de Nueva España, Perú, Tierra Firme y Madrid‖. También: AHNM, Inquisición-Tribunal<br />
de México, Libro 1605, Año de 1647, ―Memoria de <strong>los</strong> reos a quienes se les ha dado testimonio de <strong>la</strong>s<br />
sentencias para salir desterrados a España, desde Veracruz‖.
22<br />
recobraran sus fuerzas para el difícil viaje a <strong>la</strong> ciudad de México.‖ 62 Tenía mercancías<br />
distribuidas y esc<strong>la</strong>vos vendidos a p<strong>la</strong>zos, o deudores importantes en Orizaba,<br />
Acatzingo, Pueb<strong>la</strong>, México, T<strong>la</strong>xca<strong>la</strong>, Campeche, Cartagena de Indias, Sevil<strong>la</strong>, San<br />
Paulo de Luanda, Caracas, Maracaibo, Pernambuco, etcétera. Fue reconciliado y había<br />
contraído matrimonio con B<strong>la</strong>nca Enríquez (muerta en <strong>la</strong>s cárceles del Santo Oficio y<br />
―re<strong>la</strong>jada en estatua‖ en el Auto de Fe de 1649). El<strong>la</strong> era parte del grupo de ―<strong>la</strong>s<br />
B<strong>la</strong>ncas‖, en cuya familia, —según una tradición milenarista propia de <strong>los</strong> judíos<br />
novohispanos— nacería el Mesías en 1642 o 1643. A Rodríguez se le incautaron, entre<br />
muchas otras cosas de menor valía, lotes de esc<strong>la</strong>vos, letras de cambio, cartas poder,<br />
libranzas, vales, recibos, escrituras de obligación, cobranzas, cuentas de libros, etcétera,<br />
escritas en portugués y español 63 . De Fernando Rodríguez se cuentan otras historias<br />
anteriores de persecución en Portugal y en Badajoz, 64 y se decía que era sobrino del<br />
célebre Antonio Rodríguez, gobernador de Ango<strong>la</strong>. Su hija Beatriz Enríquez contrajo<br />
matrimonio con Tomás Méndez, otro de <strong>los</strong> perseguidos, y Ana Suárez, otra de sus<br />
hijas, era esposa de Francisco López de Fonseca. También, todos sus hijos fueron<br />
encarce<strong>la</strong>dos y desterrados.<br />
El segundo personaje, Antonio Méndez Chillón, había nacido en Lisboa, en el<br />
seno de una familia acomodada de conversos, 65 presidida por su padre, Francisco<br />
Méndez, y que se tras<strong>la</strong>dó a Veracruz desde 1601. 66 Desde Veracruz, Antonio Méndez<br />
empezó a contro<strong>la</strong>r el tráfico del cacao de Maracaibo a partir de 1628, cuando llegó de<br />
Ango<strong>la</strong> con un cargamento de esc<strong>la</strong>vos como capitán de fragata de <strong>la</strong> compañía de<br />
62 Liebman, 1965, p. 708. En <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de <strong>los</strong> reos del AGNM se dice (f. 2): ―Fernando Rs. Natural de <strong>la</strong><br />
vil<strong>la</strong> de Aveiro en Portugal vezino de <strong>la</strong> ciudad de <strong>la</strong> Nueva Veracruz a donde fue factor de <strong>los</strong> negros por<br />
<strong>la</strong> corona de Portugal, viudo de doña B<strong>la</strong>nca Enríquez observante de <strong>la</strong> Ley de Moysén que murió en <strong>la</strong>s<br />
cárceles secretas de este Santo Oficio. Es de edad de más de sesenta años de buen cuerpo, b<strong>la</strong>nco con<br />
pecas en el rostro al <strong>la</strong>do derecho. Ojos azules, barba y cabello b<strong>la</strong>nco y hab<strong>la</strong> muy serrado <strong>la</strong> lengua<br />
portuguesa‖. Según este documento, mostraba señales de circuncisión. Cuando llegó a Veracruz en el<br />
comercio de esc<strong>la</strong>vos, Rodríguez usaba el nombre de ―Francisco López‖.<br />
63 AGNM, RFI, 20, 21: ff. 238-245, 1648, ―Bienes y esc<strong>la</strong>vos confiscados a Fernando Rodríguez y doña<br />
B<strong>la</strong>nca Enríquez, su mujer‖; AGN, Real Fisco de Inquisición, 17,8: ff. 124-160v., ―Secuestro de <strong>los</strong><br />
bienes de Joan y Simón de Araujo, naturales de Orense y comerciantes y vecinos de Veracruz‖.<br />
64 Cfr. Pi<strong>la</strong>r Huerga, op. cit., p.p. 140-147.<br />
65 Luis Moure-Mariño, ―Apuntes sobre <strong>los</strong> Mendes de Lisboa‖, El Correo Gallego, Santiago de<br />
Composte<strong>la</strong>, 25 de mayo 1997: ―Los Mendes de Lisboa monopolizaban casi el<strong>los</strong> so<strong>los</strong> el comercio<br />
portugués y a principios del siglo XVII admitían que su fortuna no bajaba de <strong>los</strong> ochenta millones de<br />
ducados‖. Los Mendes Chillón eran de <strong>la</strong> tribu de Naar, descendientes de Isaac Naar. Otros ―alias‖ usados<br />
por <strong>los</strong> Naar en Europa, África y América eran: Pina, Guil<strong>la</strong>o, Chillón, Lópes de Lisboa, Lópes de Liz,<br />
Lópes de Matos, Lópes de Oliveira y ―Lópes de Tepotzotlán‖<br />
(http://www.jewishgen.org/jhscj/Genealogy.html)..<br />
66 Francisco Méndez fue acusado en Veracruz de estar en contubernio con <strong>los</strong> contrabandistas ho<strong>la</strong>ndeses<br />
y estuvo preso en México, por esta causa, en 1608 (AGI, México, 27, nos. 52 y 57, ―Carta de don Luis de<br />
Ve<strong>la</strong>sco a Su Majestad, 23 de junio 1608‖). Una hermana mayor de Antonio, Justa Méndez, fue<br />
procesada por el Santo Oficio de Lisboa en 1596.
23<br />
Rodríguez d‘Elvas. 67 Méndez Chillón fue aumentando poco a poco <strong>la</strong>s importaciones de<br />
cacao de Maracaibo a Nueva España, mientras que el cacao de Caracas era<br />
preferentemente introducido a Veracruz por Fernando Rodríguez, con quien compartía<br />
esta red de comercio múltiple. El capitán Méndez Chillón comerciaba además con<br />
cargas de ropa (te<strong>la</strong>s de origen español, te<strong>la</strong>s francesas de Ruán y sedas de China), p<strong>la</strong>ta<br />
<strong>la</strong>brada, joyas, añil de Guatema<strong>la</strong>, vino y aceite procedentes del Perú y estaba<br />
re<strong>la</strong>cionado con <strong>los</strong> negreros portugueses de Cartagena de Indias, en donde dejó algunos<br />
bienes y tenía un factor y negocios con Duarte Rodríguez, otro de <strong>los</strong> procesados en<br />
México. 68 La vincu<strong>la</strong>ción original con el Perú se estableció a través de Francisco<br />
Texosso, también vecino de Veracruz y perseguido junto con su familia en 1642.<br />
Antonio contro<strong>la</strong>ba también una red de recuas de arrieros y a varios vendedores que, a<br />
través de <strong>la</strong> factoría de negros de Veracruz, introducía esc<strong>la</strong>vos de Cabo Verde, Ango<strong>la</strong><br />
y el Congo al interior de <strong>la</strong> Nueva España, llevando de retorno productos mexicanos que<br />
eran conducidos a <strong>la</strong> Florida. 69 Méndez tenía asimismo muchos deudores, entre el<strong>los</strong> a<br />
gentes importantes. El principal de el<strong>los</strong> era el virrey Marqués de Villena, que le debía<br />
doce mil pesos cuando fue depuesto en 1642, 70 y parte de su éxito consistía en que<br />
vendía <strong>los</strong> esc<strong>la</strong>vos a crédito y con facilidades de pago. Exportaba p<strong>la</strong>ta <strong>la</strong>brada, harina<br />
y oro en tejos a La Habana (a su socio Antón Alfonso Nieto) y a algunos agentes en<br />
Sevil<strong>la</strong>, y era socio de otros portugueses residentes en Venezue<strong>la</strong> (Domingo Fernández<br />
de Acosta, alias Tangafarranga, Antonio González Jamaica y Pedro de Turcios), en <strong>la</strong><br />
posesión de varias fragatas que traían el cacao y que conducían el situado de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta a<br />
Puerto Rico y Cumaná. Entre sus socios y deudores se cuentan secretarios del virrey,<br />
67 AGNM, Inq., 706, 2: ff. 27-41. ―Contra Antonio Méndez Chillón, mercader de Veracruz, 1645‖. Sobre<br />
Fernando Rodrigues d‘Elvas, factor en Mina, véase: ANTT, Lisboa, Libro 5 de Confirmaçoes geraes, f.<br />
843. También: ANTT, Lisboa: ―Antonio Mendes, Alv. para hir viver fora do Reino‖, Libro 1, ff. 248v-<br />
219, 1628. ANTT, Lisboa, Inquisiçao, ―Papeis sobre vaias pretensoes da gente de naçao hebraica‖, Cabo<br />
Verde, 1624-1632.<br />
68 Cfr. En <strong>la</strong> Inquisición de Cartagena de Indias: AIC, Libro 355, R 02, ff. 372-373, 12 de mayo 1667:<br />
―Ejecutoria ganada por Antonio de Ávi<strong>la</strong> como sucesor de Duarte Rodríguez‖/ ―Ejecutoria ganada por<br />
Martín Román de Nogales como sucesor de <strong>los</strong> bienes de Antonio Méndez Chillón‖. Sobre <strong>la</strong> red<br />
portuguesa en Cartagena, véase: Antonino Vidal Ortega, ―Portugueses negreros en Cartagena‖, 1580-<br />
1640‖. IV Seminario Internacional de Estudios del Caribe. Memorias, Bogotá, Instituto Internacional de<br />
Estudios del Caribe-Universidad de Cartagena. Facultad de Ciencias Humanas, 1999, p.p. 135-154.<br />
69 Lo hemos detectado en varias transacciones de venta de esc<strong>la</strong>vos en Orizaba y otros emp<strong>la</strong>zamientos<br />
del interior. Por ejemplo: ANOR, 659, 9 septiembre 1630: ―Antonio Mendes Chilón, que viene de<br />
Ango<strong>la</strong>, vende a Antonio de Aya<strong>la</strong>, mu<strong>la</strong>to libre dueño de recua y vecino del pueblo de Orizaba, una<br />
esc<strong>la</strong>va negra nombrada María, de tierra Ango<strong>la</strong>, de edad de veinte años poco más o menos, bozal, por<br />
precio de 400 pesos de oro común‖.<br />
70 AHNM, Inquisición, Legajo 4535, exp. 2. 33 fojas, año de 1655, ―Sobre <strong>los</strong> bienes de Antonio Méndez<br />
Chilón, reconciliado por <strong>la</strong> Inquisición de México y <strong>los</strong> bienes y hacienda del marqués de Villena, virrey<br />
que fue de México y de Navarra‖, en donde se narra <strong>la</strong> forma como Méndez envió a su sobrino Francisco<br />
de Acosta, en 1645, a cobrarle al duque de Escalona esta deuda, un poder que otorgó el ―capitán Méndez‖<br />
(capitán de fragata) al comerciante de México Sebastián de Castro para cobrar cartas de pago y otros<br />
documentos a sus deudores. Según esto, <strong>la</strong>s deudas del virrey ascendían a más de 40 mil ducados cuando<br />
murió, hacia 1652.
24<br />
oficiales reales del puerto, el hermano mayor del Hospital de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za (Fray Francisco<br />
Roldán), el prior del convento de San Francisco en Veracruz (Fray Francisco Carrero) y<br />
el mismo Comisario del Santo Oficio en el puerto (Francisco de Viruegas y Amaril<strong>la</strong>),<br />
quien le debía una considerable suma de dinero (requerida a su turno y antes de su<br />
destitución por <strong>la</strong> misma Inquisición). Recibía también, de otros vecinos del puerto,<br />
joyas en empeño a cambio de préstamos en pesos. Su fortuna personal incautada en<br />
1642 ascendía a 60 mil pesos ―poco más o menos,‖ 71 sin contar otros bienes muebles e<br />
inmuebles. 72 Pero hay que recalcar que el capital líquido incautado era mínimo, sobre<br />
todo con re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>s mercancías almacenadas, esc<strong>la</strong>vos, joyas, bienes inmuebles,<br />
deudas y letras de cambio, lo cual era común en un periodo de crisis e inestabilidad.<br />
71 AGNM, RFI, 43,4: ff. 48-69, 1645, ―Re<strong>la</strong>ción de acreedores y deudores y Audiencia de Hacienda del<br />
reo Méndez Chillón‖: A más de una casa en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>zoleta del colegio de <strong>la</strong> Compañía de Jesús, en<br />
Veracruz, ―lo que valía su caudal cuando fue preso, fue de sesenta mil poco más o menos, en reales, oro,<br />
doblones, cadenas de oro, p<strong>la</strong>ta <strong>la</strong>brada, grana, cacao, vino, vinagre, aceite, ocho esc<strong>la</strong>vos, ropa de<br />
Castil<strong>la</strong>, cane<strong>la</strong>, Ruán y mercaderías de Campeche‖.<br />
72 Las fortunas de Rodríguez y Méndez, siendo importantes en Veracruz, eran menores a <strong>la</strong> de Simón<br />
Váez y deben ser colocadas en un papel modesto si <strong>la</strong>s comparamos con <strong>la</strong> de algunos comerciantes de<br />
México de esa época, como Melchor de Cuel<strong>la</strong>r y Francisco de <strong>la</strong> Torre, quienes poseían entre <strong>los</strong> dos<br />
865 mil pesos de capital. Otros, como Alonso Ortiz de Arévalo y Cristóbal de Zulueta poseían un capital<br />
conjunto de 501 mil 300 pesos. Personajes como Simón Váez, servían a veces como representantes de<br />
estos ―Cresos‖ del Consu<strong>la</strong>do de México. Cfr. José F. de <strong>la</strong> Peña, Oligarquía y propiedad en Nueva<br />
España México, FCE, 1983, p.p. 109, 132-133.
25<br />
Méndez, a pesar de <strong>la</strong>s prohibiciones y de que <strong>los</strong> miembros de <strong>la</strong> comunidad no eran<br />
partidarios de <strong>la</strong> posesión de bienes raíces, poseía además una casa de piedra y madera,<br />
bodegas de almacenamiento, trapiches arrendados 73 y otros bienes en Veracruz y sus<br />
alrededores. Tenía deudores en todo el mundo del comercio del Atlántico y el Pacífico,<br />
y de <strong>la</strong>s minas del Gran Norte, desde Zacatecas hasta Nuevo México 74 . Por <strong>los</strong> detalles<br />
de su proceso sabemos que Méndez Chillón tenía 53 años cuando fue desterrado en<br />
1647 75 y que, siendo soltero, había vivido en supuesta unión libre con una de sus<br />
esc<strong>la</strong>vas de Ango<strong>la</strong>, Lucrecia Zaure, (muerta poco antes de <strong>la</strong> persecución) y luego con<br />
su hermana Tomasina, ―morena libre‖, con quienes había procreado, respectivamente,<br />
dos hijos naturales: María de Zaure y Juan Chillón, a quienes dejó bajo custodia, <strong>la</strong><br />
primera con una dote en el ―niñado del convento de Regina Celi‖ en <strong>la</strong> ciudad de<br />
México, en 1642, y el segundo al cuidado de Sebastián de Castro, un comerciante de<br />
México que se encargaba de sus negocios y de cobrarle sus<br />
73 AGNM, RFI. Vol. 35, 3: 1661: ―Pleito del Real Fisco de Inquisición contra Jacinta Buzón, vecina de<br />
Veracruz y viuda de Juan de Bosques sobre <strong>los</strong> trapiches y azúcares que administraba su marido para el<br />
reo Méndez Chillón, en <strong>la</strong> hacienda del capitán Sebastián de <strong>la</strong> Higuera y Matamoros‖. Es decir, en el<br />
famoso Mayorazgo de Santa Fe de <strong>la</strong> Higuera, que ocupaba gran parte del camino de Veracruz a Ja<strong>la</strong>pa.<br />
El lugar es conocido actualmente como El Buzón, en <strong>la</strong> carretera Veracruz-Ja<strong>la</strong>pa, y es uno de <strong>los</strong> sitios<br />
arqueológicos olmecas situados más al norte.<br />
74 Véase: ―Deudores a Chillón‖ en ―Audiencias de Hacienda que se tuvieron en el Tribunal con Antonio<br />
Méndez Chillón en 9 de octubre de 1645 y en 20 de dicho octubre‖: AGNM, RFI. 43, 4: 48-69 (contiene<br />
deudores, deudas, bienes raíces, bienes muebles, donaciones que hizo, fianzas que tenía hechas –a<br />
funcionarios, entre el<strong>los</strong> a don Francisco de Largacha, ensayador de p<strong>la</strong>ta, por 2 mil ducados-, lo que valía<br />
su caudal cuando fue preso, prendas que se tenían empeñadas, cuentas en sus libros y cosas sueltas que<br />
dec<strong>la</strong>ró). Entre <strong>los</strong> papeles secuestrados, que Méndez trató de recuperar (AGNM, RFI. 47, 3: 11-15v,<br />
1645) se encontraban unas cédu<strong>la</strong>s reales sobre su naturalización, cartas de pago de débitos ―que me<br />
pueden ser pedidas‖ y <strong>la</strong>s cuentas de un albaceazgo que estuvo a su cargo.<br />
75 En <strong>la</strong> ―Re<strong>la</strong>ción de reos‖ del Lote Riva Pa<strong>la</strong>cio, se lee en <strong>la</strong> primera foja: ― AMC, soltero, vezino y<br />
mercader de <strong>la</strong> ciudad de <strong>la</strong> Nueva Veracruz, natural de <strong>la</strong> de Lisboa en Portugal, de edad de sinquenta y<br />
tres años, chico de cuerpo, algo grueso, ojos grandes, bien ajestado pob<strong>la</strong>do de barba y bigote negro<br />
entrecano. Ladino en <strong>la</strong> lengua castel<strong>la</strong>na‖, con cicatriz aparente de ―circuncisión o retajación‖.
deudas. 76<br />
26<br />
Después de <strong>la</strong> expulsión, en mayo de 1649, alguien vio a <strong>los</strong> desterrados ―andar muy<br />
ga<strong>la</strong>nes y con espadas en Cádiz y Sevil<strong>la</strong>‖ 77 , en tanto que Rodríguez y Méndez, entre<br />
otros, se habían sumado a <strong>la</strong> comunidad sefardí del Pernambuco ho<strong>la</strong>ndés, y luego a <strong>la</strong><br />
de Ámsterdam 78 , en donde volvieron a restablecer parte de su antiguo poder económico.<br />
76 AGNM, RFI, 43, 14: ff. 172-199v., 1643, ―Donaciones que el capitán Antonio Méndez Chillón hizo a<br />
sus hijos naturales tenidos con negras de Ango<strong>la</strong>‖. Se refiere a María Zaure, hija de Tomasina Zaure,<br />
vecina de Veracruz, y Juan Chillón, hijo de Lucrecia Zaure, ―morena libre difunta que vino del Reyno de<br />
Ango<strong>la</strong>‖. Lucrecia vino, según el documento, trayendo un cargamento de esc<strong>la</strong>vos a Veracruz (―Y quando<br />
falleció <strong>la</strong> dicha Lucrecia, su madre, quedaron en mi poder por sus bienes mill y quinientos pesos de a<br />
ocho reales procedidos de algunas piezas de esc<strong>la</strong>vos que <strong>la</strong> susodicha truxo del dicho Reyno de Ango<strong>la</strong><br />
donde había sido mi esc<strong>la</strong>va‖), pues era originalmente del grupo de ―signares‖, mujeres nobles de<br />
Luanda, dedicadas a <strong>la</strong> trata, esc<strong>la</strong>vizadas después por un decreto de 1622. Juan Chillón quedó bajo <strong>la</strong><br />
custodia de Sebastián de Castro, mercader de México y representante de Méndez. Al parecer, y según uno<br />
de <strong>los</strong> testimonios, el casamiento de Antonio con Tomasina se hizo en Veracruz bajo el rito judío (no<br />
reconocido como tal por <strong>los</strong> inquisidores mexicanos), pues es posible que estas mujeres de Ango<strong>la</strong> fueran<br />
judías: de hecho, <strong>la</strong> comunidad sefardí de Ámsterdam albergó en <strong>la</strong> segunda mitad del XVII a un grupo de<br />
negros y mu<strong>la</strong>tos expulsados del imperio español que practicaban <strong>la</strong> ―Ley de Moisés‖ y que provenían de<br />
<strong>los</strong> contactos y <strong>la</strong>s mezc<strong>la</strong>s de españoles y portugueses con <strong>los</strong> nativos del Congo y Ango<strong>la</strong>.<br />
77 Cfr. Alberro, ¿DÓNDE SE CITA? 1988, pág. 583. La presencia de ambos en Pernambuco y San<br />
Salvador de Bahía, en Brasil, está documentada en Protoco<strong>los</strong>, 1650, del AMB: así como sus re<strong>la</strong>ciones<br />
de ida y vuelta con <strong>la</strong> comunidad sefardí de Ámsterdam.<br />
78 De hecho, ―…durante el siglo XVII <strong>la</strong> comunidad sefardí de Ámsterdam se constituyó en el eje<br />
principal del judaísmo hispano-portugués de Europa occidental:‖ Yosef Kap<strong>la</strong>n, Judíos nuevos en<br />
Ámsterdam, Barcelona, Gedisa, 1996, p. 11. Sobre <strong>la</strong> continuación de <strong>los</strong> negocios en Ámsterdam y <strong>la</strong><br />
naturaleza de <strong>la</strong> conducta mercantil sefardí, véase: Iosseph Penso de La Vega, Confusión de confusiones.<br />
Diálogos curiosos entre un Phi<strong>los</strong>opho agudo, un Mercader discreto, y un Accionista erudito,<br />
describiendo el negocio de <strong>la</strong>s Acciones, su origen, su Etimología, su realidad, su juego y su enredo.<br />
Ámsterdam, 1688 (BNM)
[Reproducción de una carta cuenta]<br />
27
28<br />
ALGUNAS CUESTIONES DE MÉTODO<br />
Antes de concluir, quisiera advertir que el análisis de redes sociales (ARS),<br />
perfectamente aplicable a este caso particu<strong>la</strong>r, despierta hoy muchas expectativas, y ello<br />
se debe en gran medida a <strong>la</strong> fascinación que ejercen <strong>los</strong> formalismos matemáticos en el<br />
re<strong>la</strong>to de <strong>la</strong>s ciencias sociales (en este caso, y tardíamente, entre <strong>los</strong> historiadores);<br />
independientemente de su utilidad o de su función heurística y olvidando que sólo es<br />
una aproximación intelectual amplia para identificar <strong>la</strong>s estructuras sociales que<br />
emergen de <strong>la</strong>s diversas formas de re<strong>la</strong>ción, pero sobre todo un conjunto específico de<br />
métodos y técnicas. Generalmente, <strong>la</strong>s aproximaciones del ARS se centran demasiado<br />
sobre una cuantificación de parámetros, más que sobre <strong>la</strong> estructura cualitativa global de<br />
<strong>la</strong>s redes, 79 es por eso que en el desarrollo de una indagación se puede perder <strong>la</strong><br />
perspectiva inicial, propuesta ya por Simmel desde hace un siglo, 80 que sitúa al ARS en<br />
una posición subordinada de instrumento de notación: algo que sirve para manifestar<br />
con mayor c<strong>la</strong>ridad <strong>la</strong> estructura lógica de un conjunto de proposiciones teóricas sobre<br />
una problemática con c<strong>la</strong>ros referentes empíricos. Pero como para <strong>la</strong>s matemáticas el<br />
concepto de re<strong>la</strong>ción tiene un referente c<strong>la</strong>ro, completamente desproblematizado,<br />
entonces siguen siendo indispensables <strong>los</strong> referentes cualitativos e interpretativos en <strong>los</strong><br />
que se enmarca cada muestra particu<strong>la</strong>r dentro de <strong>la</strong> unidad y <strong>la</strong> inteligibilidad de <strong>los</strong><br />
procesos histórico-sociales. 81 Dicho de otra manera: no se puede dejar de considerar el<br />
fondo económico que hace inteligible el conjunto, <strong>la</strong> interconexión dialéctica de todas<br />
79 En nuestro caso, por ejemplo, si aplicamos sólo una cuantificación de re<strong>la</strong>ciones entre nodos (actores,<br />
personas), puede resultarnos que un simple mensajero está muy lleno de contactos y no por ello es un<br />
actor de máxima importancia, dado que <strong>la</strong> centralidad, <strong>la</strong> confianza que suscita y el prestigio de una<br />
persona es difícil de cuantificar numéricamente aun disponiendo de fuentes exhaustivas de contactos.<br />
80 Georges Simmel, Sociología [1908], Madrid, Alianza Editorial. 1986. Lo más interesante de <strong>la</strong><br />
propuesta de Simmel se refiere a que <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre re<strong>la</strong>ciones definen <strong>la</strong> naturaleza de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
mismas, y que éstas pueden ser diagramadas y mostradas bajo un modelo matemático. En México, desde<br />
mediados del siglo pasado <strong>los</strong> diagramas de redes han sido más utilizados por <strong>los</strong> lingüistas que por <strong>los</strong><br />
antropólogos y sociólogos; por ejemplo, para establecer distancias léxico-estadísticas entre variantes<br />
dialectales: un método iniciado en México por el lingüista norteamericano Morris Swadesh (<strong>la</strong><br />
―glotocronología lexicoestadística‖), una forma de mostrar el cambio lingüístico pero sin olvidar el<br />
análisis cualitativo, gramatical e histórico de <strong>la</strong>s variantes.<br />
81 O como lo p<strong>la</strong>ntea Barry Wellman en un extenso artículo ―El análisis estructural: del método y <strong>la</strong><br />
metáfora a <strong>la</strong> teoría y <strong>la</strong> sustancia,‖ Revista Política y Sociedad, no 33 Monográfico Análisis de Redes<br />
Sociales: <strong>la</strong> consolidación de un paradigma interdisciplinario. Madrid, junio 1999: ―Estas (pseudo)<br />
concepciones han surgido debido a que muchos analistas han (pseudo) usado el ‗análisis estructural‘<br />
como un cajón de sastre de términos y técnicas. Algunos lo han ‗conge<strong>la</strong>do‘ hasta reducirlo a un método,<br />
mientras que otros lo han suavizado en una metáfora. Muchos han limitado el poder del enfoque al tratar<br />
todas <strong>la</strong>s unidades como si tuvieran <strong>los</strong> mismos recursos, a todos <strong>los</strong> <strong>la</strong>zos como si fueran simétricos, y<br />
como si <strong>los</strong> contenidos de todos <strong>los</strong> <strong>la</strong>zos fueran equivalentes‖.
29<br />
<strong>la</strong>s cosas, pues corremos el peligro de sos<strong>la</strong>yar el contenido cualitativo de esas<br />
contabilidades y de colocar<strong>la</strong>s fuera del marco de su época y lugar. 82<br />
Y en ese gran proceso de transición, más interesante puede ser el indagar si <strong>la</strong><br />
red comercial que establecían estas familias tenía <strong>la</strong> misma estructura a gran y pequeña<br />
esca<strong>la</strong>. Si es así, nuestra red puede tener un grado de autosimilitud que <strong>la</strong> emparienta<br />
con un fractal. Independientemente de lo sugerente que esto resulta, <strong>la</strong>s estructuras<br />
fractales se manifiestan por sí mismas como muy eficientes: 83 lo que precisamente<br />
resulta comprobable sobre <strong>la</strong>s ventajas que <strong>la</strong>s redes portuguesas indudablemente tenían<br />
sobre otras redes existentes en esa época.<br />
Si aplicamos una forma de nodo central, de red radial (como <strong>la</strong> que podemos<br />
detectar en <strong>la</strong> estructura centralista de <strong>la</strong> recaudación de impuestos), perdemos toda <strong>la</strong><br />
riqueza paradójica de este ejemplo histórico complejo: pues su riqueza estuvo basada en<br />
el hecho de que se necesitaron pocos actores, con re<strong>la</strong>ciones muy cercanas y extendidas<br />
hacia <strong>la</strong>s más grandes distancias del p<strong>la</strong>neta (de Ámsterdam a Filipinas, por ejemplo),<br />
para establecer un conjunto diverso de formas de re<strong>la</strong>ción: lo que nos remite más<br />
c<strong>la</strong>ramente a un modelo de red de mundo pequeño. Es decir, que tomando una red con<br />
un diámetro grande y añadiendo un muy pequeño número de víncu<strong>los</strong> al azar, el<br />
diámetro —definido como <strong>la</strong> distancia máxima entre dos posibles puntos de <strong>la</strong> red-,<br />
tiende a disminuir drásticamente. 84 Está c<strong>la</strong>ro que si <strong>la</strong>s conexiones no se hacen al azar,<br />
se puede llegar a construir redes de diámetro mínimo. Y mientras menor es el diámetro,<br />
o lo que es lo mismo: el camino que tienen que recorrer mercancías, dinero,<br />
información e influencias, mayor es <strong>la</strong> eficiencia de <strong>la</strong> red. En pocas pa<strong>la</strong>bras, para que<br />
un miembro de <strong>la</strong> red en Filipinas pueda contactar con uno en Ámsterdam, hay muy<br />
pocos pasos, una gran ―longitud‖ de caminos particu<strong>la</strong>rmente ―cortos‖ en donde el<br />
diámetro efectivo de <strong>la</strong> red es mucho menor que <strong>la</strong>s distancias geográficas y temporales<br />
que cubre. De hecho, es ésta una forma particu<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> mundialización del XVII, <strong>la</strong><br />
c<strong>la</strong>ve del proceso de modernización de ese siglo: a cargo de grupos pequeños que se<br />
encargan de hacer pequeño el mundo.<br />
82 Insisto en lo cualitativo porque el ARS se ocupa menos en porqué <strong>la</strong> gente hace lo que hace y más en <strong>la</strong><br />
comprensión de <strong>los</strong> condicionantes estructurales de sus acciones. En el caso de un ejemplo como el<br />
descrito, para poder aplicar estas técnicas se requiere que esta comunidad se encuentre en su fase de<br />
madurez, ‗conge<strong>la</strong>r<strong>la</strong>‘ en ese momento y apuntar que <strong>la</strong>s técnicas propuestas se encuentran limitadas por<br />
<strong>la</strong>s posibilidades de visualización disponibles, ya que existe un número de nodos (actores, en este caso) a<br />
partir de <strong>los</strong> cuales se hace difícil una representación visual comprensible de <strong>la</strong> red.<br />
83 Por ejemplo, una estructura fractal por excelencia como lo es un árbol, tiene una forma muy eficiente<br />
de distribuir <strong>la</strong>s hojas para captar <strong>la</strong> luz, y esa estructura se repite a <strong>la</strong> esca<strong>la</strong> del árbol, de <strong>la</strong>s ramas, de <strong>la</strong>s<br />
nervaduras de <strong>la</strong>s hojas y de <strong>la</strong>s raíces.<br />
84 Es lo que se conoce como el ―fenómeno del mundo pequeño‖ o de ―<strong>los</strong> seis grados de separación,‖ ya<br />
que en <strong>la</strong> red social p<strong>la</strong>netaria cualquier persona resulta estar vincu<strong>la</strong>da a cualquier otra por alrededor de<br />
seis conexiones. Cfr. Duncan J. Watts, Six Degrees: The Science of A Connected Age. 2003.
30<br />
Otra de <strong>la</strong>s características que permitían <strong>la</strong> persistencia de <strong>la</strong> red atlántica, y que<br />
se reproducía en el nivel de <strong>la</strong> Nueva España, era una especie de ―redistribución de<br />
tensiones,‖ pues c<strong>la</strong>ramente muchos de sus nodos, sobre todo en <strong>los</strong> momentos de<br />
peligro, hacían redistribuir <strong>la</strong>s deudas para que no se acumu<strong>la</strong>ran sobre un miembro en<br />
particu<strong>la</strong>r, distribuían sobornos y negociaban, aun bajo condiciones extremas de<br />
presión, logrando perpetuar su poder al máximo. 85 Esta ―integridad de tensión‖ marca<br />
otro camino posible de análisis cuando aparecen reacomodos debidos al ejercicio del<br />
poder. 86<br />
Parece c<strong>la</strong>ro además, que <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de parentesco sobre <strong>la</strong>s que se basaba el<br />
conjunto, son redes de este tipo que ayudaron a hacerlo aún más eficiente, con <strong>la</strong> ventaja<br />
de que si se quitan es<strong>la</strong>bones, <strong>la</strong> red sigue funcionando. Pero una red así tiene <strong>la</strong><br />
desventaja, como de hecho se demostró, de poder ser desmante<strong>la</strong>da fácilmente; pues, al<br />
estar tan interconectada, todos sus miembros se conocían entre sí y compartían<br />
información que, bajo situaciones de presión pudo volverse un factor de desunión y<br />
desconfianza. Una forma de medir <strong>los</strong> límites de esta red, que son de hecho <strong>los</strong> del<br />
imperio, es precisamente analizar hasta dónde persistía <strong>la</strong> estructura y hasta cuándo<br />
pudo resistir a <strong>la</strong>s embestidas conservadoras de <strong>la</strong>s fuerzas que se oponían al desarrollo<br />
de una economía-mundo.<br />
85 Esto explica por qué, después de <strong>la</strong> ruptura de1640 <strong>los</strong> financieros portugueses lograron permanecer en<br />
España, mientras se tras<strong>la</strong>daban con bienes y capitales a Ho<strong>la</strong>nda, Ing<strong>la</strong>terra y el Báltico.<br />
86 Es lo que se ha traducido del inglés como ―tensigridad‖, término rápidamente desprestigiado por su<br />
abuso entre <strong>los</strong> seguidores new age de Car<strong>los</strong> Castaneda. Esa característica está en casi todas <strong>la</strong>s redes<br />
que han probado ser resistentes: hamacas, edificios antisísmicos, te<strong>la</strong>s y hasta sistemas políticos: como<br />
cuando una autoridad ejerce el poder en un sentido, pero recurre al mecanismo electoral que invierte esa<br />
fuerza, lo que permite redistribuir <strong>la</strong>s tensiones y hace más resistente al sistema. Muchas anécdotas de <strong>la</strong><br />
persecución inquisitorial de esta época, sobre todo cuando <strong>los</strong> perseguidos tratan de preservar su poder y<br />
sus capitales, reve<strong>la</strong>n <strong>la</strong> existencia de esta característica en <strong>la</strong> red que nos ocupa.
31<br />
MATANDO A LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO<br />
Además, algunos aspectos económicos que se desprenden de todo esto tienen que ser<br />
explicados en el tenor más amplio de <strong>la</strong>s turbulencias de aquel siglo que se debatía entre<br />
<strong>la</strong> modernización capitalista y <strong>la</strong> restauración feudal: una batal<strong>la</strong> fractal, uno de cuyos<br />
bordes se desplegaba en <strong>la</strong> Nueva España. En ese contexto, <strong>la</strong>s intenciones del Santo<br />
Oficio al incautarles bienes, capitales y deudas en un momento de profunda crisis<br />
administrativa y fiscal se explican muy c<strong>la</strong>ramente por varias razones: por el desgaste<br />
motivado por <strong>la</strong> prolongada guerra de España contra Francia (Guerra de Treinta Años),<br />
por <strong>la</strong> bancarrota de 1627, por <strong>la</strong> crisis general de <strong>la</strong> monarquía hispánica —puesta en<br />
evidencia por <strong>la</strong>s rebeliones de Cataluña, Portugal y <strong>los</strong> Países Bajos— por el<br />
incremento de <strong>la</strong>s actividades de <strong>la</strong> piratería contra <strong>la</strong>s principales p<strong>la</strong>zas americanas del
32<br />
imperio español, por el aumento —debido a lo mismo— de <strong>los</strong> gastos de defensa en el<br />
Golfo de México y el Caribe, por <strong>la</strong> brusca disminución de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción indígena que<br />
caracterizó a <strong>la</strong> Nueva España de entonces y por <strong>la</strong> escasez de <strong>los</strong> esc<strong>la</strong>vos de origen<br />
africano, que obligó a <strong>los</strong> españoles de México a incrementar nuevas ramas de <strong>la</strong><br />
producción, a efectuar cambios en <strong>la</strong> estructura de <strong>la</strong> propiedad y a buscar nuevas<br />
fuentes de mano de obra. 87 En 1633, lo que explica mucho de <strong>la</strong>s ambiciones del Santo<br />
Oficio sobre <strong>los</strong> capitales amasados por <strong>los</strong> conversos, había terminado bruscamente el<br />
subsidio del rey a <strong>la</strong>s Inquisiciones americanas, iniciándose un periodo de dificultades<br />
financieras exageradas a menudo por <strong>los</strong> miembros del Tribunal.<br />
El imperio español, entre 1580 y 1620, durante su última fase de expansión antes<br />
de declinar, había absorbido y aceptado a <strong>los</strong> inmigrantes portugueses, sobre todo<br />
porque aseguraban <strong>la</strong> apertura de grandes redes <strong>comerciales</strong>. Pero al iniciarse un <strong>la</strong>rgo<br />
periodo de dificultades, había mucho menos riqueza que compartir y empezaron a<br />
aflorar <strong>la</strong>s intolerancias, en donde <strong>los</strong> huéspedes del imperio no eran bien recibidos: fue<br />
así como el Tribunal de México, que vivía su propia crisis por el fin del subsidio, vio en<br />
<strong>la</strong> persecución de <strong>los</strong> judíos una posible fuente de recursos frescos. 88<br />
En <strong>la</strong> metrópoli y a partir de 1640, <strong>la</strong>s finanzas de <strong>la</strong> Real Hacienda entraron en<br />
una severa recesión, agravada por todas <strong>la</strong>s dificultades militares de <strong>la</strong> guerra en <strong>los</strong><br />
Países Bajos, <strong>la</strong>s acechanzas en el Caribe, <strong>la</strong> rebelión de Cataluña y el frente portugués.<br />
Las emisiones de moneda de vellón aumentaban mientras que <strong>los</strong> suministros de p<strong>la</strong>ta<br />
americana se enfrentaban a nuevas asechanzas, incrementando su valor con re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong><br />
moneda acuñada, su premio, como se decía entonces. 89 Los ade<strong>la</strong>ntos de <strong>los</strong> banqueros<br />
no solucionaban el problema, mientras que <strong>los</strong> comerciantes judíos, crecientemente<br />
amenazados, trataban de mantenerse neutrales y recurrían al recurso tradicional de hacer<br />
cuantiosas donaciones a <strong>la</strong> Corona, para evitar <strong>la</strong> persecución o para paliar<strong>la</strong><br />
momentáneamente. En septiembre de 1642, y mientras se arreciaba el asedio a <strong>los</strong><br />
portugueses en Nueva España, el gobierno en <strong>la</strong> penínsu<strong>la</strong> se vio obligado a una<br />
devaluación del 25%, lo que era en realidad una nueva forma de imposición fiscal para<br />
allegarse recursos para <strong>los</strong> diferentes frentes de guerra.<br />
87 ―La mortandad de negros en esta Nueva España ha sido <strong>la</strong> mayor que se ha visto y <strong>la</strong> falta de entrada de<br />
navíos de el<strong>los</strong>, por <strong>la</strong> supresión del Asiento en Vera Cruz, me da ocasión a consultar a Vuestra Majestad<br />
si se podrán socorrer <strong>la</strong>s <strong>la</strong>bores con indios en caso de necesidad urgente, aunque hay pocos‖. Esto lo dice<br />
el virrey Conde de Salvatierra (1642-1648). AGI, México. 35, N22, 2 septiembre 1643, f. 1v.<br />
88 ―Si hubiera de hacerse‖, como dice Val<strong>la</strong>dares, op.cit. , p. 224, ―un ba<strong>la</strong>nce global de lo que supuso <strong>la</strong><br />
aventura financiera portuguesa en el seno de <strong>la</strong> Monarquía Hispánica, debería comenzarse por decir que<br />
su papel inicial, desde 1627 y hasta aproximadamente 1635, fue positivo para <strong>la</strong>s dos partes involucradas<br />
[…] A partir de esta última fecha […] intentaron apurar sus mecanismos hasta sus últimas consecuencias,<br />
el resultado fue que forzaron un sistema que acabó por reaccionar volviéndose contra el<strong>los</strong>.‖<br />
89 Earl J. Hamilton, American Treasure and Price Revolution in Spain. Cambridge, Mass., 1934, p. 86.
33<br />
Y en todo esto, Veracruz era visto desde Europa como el principal puerto de<br />
salida de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta, en un momento en que el virreinato de <strong>la</strong> Nueva España empezaba a<br />
sustituir al del Perú en cuanto al flujo de metales preciosos y recursos fiscales aportados<br />
al imperio. Esta transformación, a <strong>la</strong> que se unía <strong>la</strong> vitalidad del comercio interno,<br />
aumentó <strong>la</strong> importancia del principal puerto de Nueva España en <strong>los</strong> años en que<br />
ocurrieron estos sucesos. Parale<strong>la</strong>mente, <strong>la</strong> avidez del Santo Oficio con re<strong>la</strong>ción a <strong>los</strong><br />
capitales de <strong>la</strong> red, y <strong>los</strong> mecanismos de presión y chantaje que usaba para obtener<strong>los</strong>,<br />
eran favorecidos por el contexto de <strong>la</strong> crisis general imperante. Ésta generaba un clima<br />
de tensiones, que como en épocas anteriores y posteriores, derivaron también en el<br />
antisemitismo y <strong>la</strong> intolerancia religiosa. La ansiada ―pureza‖ del medio católico exigía<br />
que <strong>los</strong> conversos que reincidieran en su fe fueran eliminados: para colmo, eran casi<br />
todos extranjeros, comerciantes y usureros, y en su gran mayoría, ricos. 90<br />
Sin embargo, en lugar de fortalecer a <strong>la</strong> economía, al afectar a estos<br />
comerciantes por <strong>la</strong> vía de incautarles bienes y capitales, se destruyeron también <strong>la</strong>s<br />
redes mercantiles ya establecidas por el<strong>los</strong>, se rompieron <strong>los</strong> contactos y <strong>la</strong>s rutas que<br />
eran vitales para <strong>la</strong> supervivencia del gran comercio en esta parte del imperio,<br />
profundizando entonces <strong>los</strong> efectos nocivos de <strong>la</strong> depresión. En este momento, y en<br />
función de aprovecharse de estas redes tan golpeadas por <strong>los</strong> inquisidores españoles, el<br />
rey de Portugal y <strong>la</strong> corona ho<strong>la</strong>ndesa acogieron a <strong>los</strong> perseguidos, dándoles asilo en <strong>los</strong><br />
puertos de un Brasil ávido de colonización (principalmente en Pernambuco y Bahía),<br />
mientras que otros se tras<strong>la</strong>daban a Francia y Ho<strong>la</strong>nda. El itinerario último de <strong>los</strong><br />
expulsados de Veracruz sigue de hecho esta ruta. Para 1675, algunos de el<strong>los</strong> son<br />
vecinos de Ámsterdam, 91 de Pernambuco y de Curazao.<br />
La decadencia del imperio español, <strong>la</strong> profundización de su crisis a mediados del<br />
siglo, <strong>la</strong> consolidación portuguesa en Brasil y el auge del comercio en el norte de<br />
Francia y <strong>los</strong> Países Bajos, tienen que ver con esta expulsión de <strong>los</strong> conversos de <strong>los</strong><br />
dominios hispánicos, con esta muti<strong>la</strong>ción que termina por perjudicar a España y a su<br />
imperio colonial (además, por supuesto, con <strong>la</strong>s costosas guerras que <strong>la</strong> afectan en esos<br />
años). Las redes construidas, <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones personales del gran comercio mundial de <strong>la</strong><br />
época, que se diluyen en <strong>la</strong>s manos del corrupto tribunal, son de esta manera<br />
90 O como lo dice Nicolás Broens, ―La Inquisición servía a <strong>la</strong> Corona españo<strong>la</strong> como instrumento con el<br />
que intentaba dominar <strong>la</strong>s redes <strong>comerciales</strong> de <strong>los</strong> portugueses, y <strong>la</strong>s rutas que <strong>la</strong>s constituían. No se<br />
echaba atrás a <strong>la</strong> hora de chantajear sin ningún escrúpulo a <strong>los</strong> portugueses […] La Inquisición no debe<br />
ser considerada como un mero tribunal eclesiástico, sino como un instrumento de fuerza y chantaje del<br />
que podía disponer <strong>la</strong> Corona para contro<strong>la</strong>r en mayor grado <strong>la</strong>s redes <strong>comerciales</strong> de, primordialmente,<br />
<strong>los</strong> comerciantes portugueses en Castil<strong>la</strong> y Portugal.‖ Vid., op. cit., p.36.<br />
91 Véase: Joaquim Mendes dos Remedios, ―A popu<strong>la</strong>çao judaico-portuguesa em Amsterdam no anno<br />
1675‖en Os judeus portugueses em Amsterdam, Lisboa, 1911, p.p.197-209
34<br />
aprovechadas por otros enemigos de <strong>la</strong> monarquía españo<strong>la</strong> en el contexto de <strong>la</strong><br />
competencia mercantil a gran esca<strong>la</strong>.<br />
Podemos decir que <strong>los</strong> efectos de <strong>la</strong> expulsión fueron de dos tipos:<br />
primeramente, inmediatos y particu<strong>la</strong>res, teniendo que ver sobre todo con <strong>la</strong> destrucción<br />
de <strong>los</strong> derroteros y contactos de <strong>la</strong> red portuguesa ya mencionada. De manera<br />
secundaria, se dieron algunas consecuencias de <strong>la</strong>rgo aliento que tuvieron que ver con<br />
aspectos mayores de <strong>la</strong> crisis mundial de <strong>la</strong> economía en el siglo XVII, y en especial,<br />
con su despliegue en el continente americano.<br />
Porque no cabe duda que después del golpe inferido por <strong>la</strong> Corona y <strong>la</strong> Iglesia<br />
Católica a este dinámico grupo de comerciantes, <strong>la</strong> vida económica del puerto sufriera<br />
una de <strong>la</strong>s más severas recesiones y efectos locales inmediatos. Esto coincide además<br />
con <strong>la</strong> crisis particu<strong>la</strong>r, detectada en el cobro de <strong>los</strong> almojarifazgos, y que se acrecentó<br />
con <strong>la</strong> reducción del tráfico de <strong>la</strong>s flotas —de anual a bianual— <strong>la</strong> reducción a <strong>la</strong> mitad<br />
en el cobro de impuestos en <strong>la</strong>s Cajas Reales del puerto, aunque el tráfico del cacao<br />
venezo<strong>la</strong>no continuó incrementándose. Después de años de ma<strong>la</strong> administración, <strong>la</strong> vida<br />
comercial internacional no se pudo recomponer sino hasta después de 1720, ochenta<br />
años después, cuando el comercio local y marítimo fue de nuevo acaparado por un<br />
grupo emprendedor de cata<strong>la</strong>nes, vascos y montañeses, iniciando un nuevo y azaroso<br />
periodo de auge comercial. Todavía en 1648, un año después del destierro de <strong>los</strong><br />
principales inculpados, —a ocho años de <strong>la</strong> separación de <strong>la</strong>s dos Coronas y de <strong>la</strong> guerra<br />
entre el<strong>la</strong>s— el puerto de Veracruz seguía en un efecto de inercia siendo una p<strong>la</strong>za<br />
segura para algunos buques y tratantes portugueses. 92 En 1650, y según otros registros,<br />
<strong>la</strong> ciudad permanecía marcada por <strong>la</strong> presencia de <strong>los</strong> conversos <strong>lusitanos</strong>, pues <strong>los</strong><br />
pocos que habían quedado al margen del arresto, lograban bur<strong>la</strong>r <strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia de <strong>la</strong><br />
Corona, usando parte de <strong>los</strong> contactos anteriores para realizar sus negocios en el<br />
mercado interno del litoral.<br />
El funcionamiento de <strong>la</strong>s Cajas Reales y <strong>la</strong> recaudación de <strong>los</strong> impuestos, el<br />
tráfico del cacao venezo<strong>la</strong>no, el situado de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta, el comercio intercaribeño y otros<br />
sectores de <strong>la</strong> economía local antes y después de <strong>la</strong> persecución muestran diversas<br />
magnitudes del daño causado. De hecho, a partir de 1621 y por razones mucho mayores<br />
92 ―Tanto, que <strong>la</strong> Corona reprendió al virrey por su manifiesta incapacidad de hacer acatar <strong>la</strong> prohibición<br />
del comercio entre Nueva España y Portugal‖. Israel, op.cit., p., 128.
35<br />
re<strong>la</strong>cionadas con <strong>la</strong> crisis general —y a <strong>la</strong>s que Veracruz no era ajeno— se registró una<br />
disminución continua en el movimiento marítimo. 93<br />
--------------------------------------<br />
Recaudación del almojarifazgo en Veracruz, en pesos<br />
1587.1593 642,638.9<br />
1594.1598 171,025.2<br />
1599-1615 2.509,028.7<br />
1616.1635 1.348,584.6<br />
1636.1650 762,287.4<br />
Fuente: E. Gil B<strong>la</strong>nco, 1997: 110-111<br />
-----------------------------------------<br />
Posteriormente, y más allá de <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>midades del siglo —como <strong>la</strong> epidemia de<br />
fiebre amaril<strong>la</strong> que asoló el puerto en 1648— <strong>la</strong>s acciones del Santo Oficio y del Real<br />
Fisco de Inquisición se vieron fuertemente afectadas por <strong>la</strong> ineficacia y <strong>la</strong> corrupción,<br />
especialmente en <strong>la</strong> administración de <strong>los</strong> bienes confiscados a <strong>la</strong> comunidad perseguida<br />
(capitales y bienes raíces), lo que generó un sinnúmero de conflictos y recriminaciones<br />
posteriores, como <strong>la</strong>s acusaciones de malversación de fondos entre varios inquisidores<br />
(Medina Rico contra Sanz de Mañozca, etcétera) 94 que ocuparon <strong>la</strong> atención del Santo<br />
Oficio durante varios años después. A raíz del ―secuestro‖ de <strong>los</strong> bienes, el Real Fisco<br />
fue incapaz de hacer producir <strong>los</strong> capitales incautados —de cobrar <strong>la</strong>s deudas y <strong>la</strong>s<br />
rentas de <strong>los</strong> edificios— y <strong>los</strong> inmovilizó en un contexto de simple acumu<strong>la</strong>ción:<br />
concibiendo a estos capitales, principalmente en p<strong>la</strong>ta y oro, como una especie de botín<br />
de guerra despojado de sus atributos monetarios. Porque lo que en realidad habían<br />
hecho, muy de acuerdo con <strong>la</strong> mentalidad españo<strong>la</strong> de <strong>la</strong> época, era conge<strong>la</strong>r <strong>los</strong><br />
capitales circu<strong>la</strong>ntes y sus condiciones espaciales de reproducción, sacándo<strong>los</strong> de <strong>la</strong><br />
circu<strong>la</strong>ción y convirtiéndo<strong>los</strong> en ―tesoros‖ muertos. Los títu<strong>los</strong> de deuda, escrituras y<br />
letras de cambio que amparaban parte de esos capitales, terminaron también<br />
inmovilizados y muertos, quedando hasta hoy incobrables en <strong>los</strong> fondos documentales<br />
del Santo Oficio. Al pretender apropiárse<strong>la</strong> para subsanar sus necesidades, al destruir a<br />
un grupo comercial moderno, estos representantes del atraso español en <strong>la</strong> Nueva<br />
España, terminaron por matar a <strong>la</strong> gallina de <strong>los</strong> huevos de oro. Y como dice Elliott con<br />
93 Pierre et Huguette Chaunu, ―Le continent: La Nouvelle Espagne,‖ t. VIII, 1957; Emiliano Gil B<strong>la</strong>nco,<br />
―Interpretación del comercio de un puerto colonial novohispano durante un periodo de crisis, Veracruz<br />
(1587-1650),‖ Alcalá de Henares, EHSEA, 14 enero-junio 1997, p.p.75-123.<br />
94 José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de <strong>la</strong> Inquisición en México. (1905<br />
edición?) México, CNCA, 1991: en especial el cap. XIV, ―Resultados del Auto grande.‖
36<br />
justa razón al referirse a <strong>la</strong> decadencia españo<strong>la</strong>: ―Parece improbable modificar <strong>la</strong><br />
versión comúnmente aceptada de <strong>la</strong> historia españo<strong>la</strong> del siglo XVII, porque existen<br />
siempre <strong>los</strong> mismos naipes, por mucho que <strong>los</strong> barajemos: manos muertas y<br />
mendicidad, ineptitud gubernamental y desprecio generalizado hacia <strong>la</strong> dura realidad de<br />
<strong>la</strong> vida económica.‖ 95<br />
Más allá de todos estos quebrantos y pasiones, y de un <strong>la</strong>rgo abandono posterior<br />
del terreno portuario por parte de <strong>los</strong> colonos b<strong>la</strong>ncos, criol<strong>los</strong> y peninsu<strong>la</strong>res (quienes<br />
temían a <strong>la</strong>s enfermedades del trópico, en especial a <strong>la</strong> fiebre amaril<strong>la</strong>), entregada a su<br />
suerte como ciudad saqueada por piratas y funcionarios, Veracruz cobijaría desde<br />
entonces a una pob<strong>la</strong>ción mestiza aclimatada a <strong>la</strong>s condiciones locales, heredera de estas<br />
tradiciones de tráfico y trajín constante.<br />
Y fue así como el Veracruz de <strong>los</strong> portugueses se había diversificado<br />
socialmente para finales del ―siglo de <strong>la</strong> depresión‖ y el recuerdo de esta presencia se<br />
iría diluyendo al paso del tiempo.<br />
95 J.H. Elliott, ―La decadencia de España‖ en Cipol<strong>la</strong>, Carlo, et al., La decadencia económica de <strong>los</strong><br />
imperios, Madrid, Alianza Universidad, 1985, p.p. 129-155.
FUENTES Citadas.<br />
37<br />
Alvarado Morales, Manuel, La ciudad de México ante <strong>la</strong> fundación de <strong>la</strong> Armada de<br />
Barlovento, 1635-1643. El Colegio de México/ Universidad de Puerto Rico-Río Piedras.<br />
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México, El Colegio de México, 1970<br />
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modelo familiar en México (sig<strong>los</strong> XVII-XVIII)‖ en Baudot, Georges (comp.),<br />
Poder y desviaciones: génesis de una sociedad mestiza en Mesoamérica,<br />
México, Siglo XXI Editores/CEMCA, 1998, p.p. 103-133.<br />
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Alianza Editorial, 1984.<br />
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1981 : pp. 93-122<br />
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