El Hombre Dividido (PDF )

El Hombre Dividido Epílogo |70|
Suave aroma silvestre invadía la escena.
El silencio, solemne,
Cedía lentamente al bullicio tímido
De los pájaros que concertaban el despertar.
Estaba absorto, libre, inebriado,
Esparcido en el momento,
Encantado con los detalles
Que tomaban el aposento.
Un cantar de sílfides,
En suave murmullo, me secreteaba:
Cuando una ventana se abre para la luz,
Las sombras en la sombra se refugian,
El miedo inquietante en la claridad se deshace,
El incierto mañana a esperanza se reduce,
Y el alma, entonces aliviada, se abriga en la paz.
— Tan larga ha sido la invernada,
Por luchas y pruebas pasando,
Entre dolor y alegría oscilando,
Que, mejor acelerar la jornada
Que esta loca aventura tejió:
Antes de Dios están mis yo-s,
Además de Él, no hay más nada.
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