Revista - Stadium Venecia

La crisis y la práctica deportiva
Practicar ejercicio es bueno para mejorar la salud y aporta
beneficios psicológicos. Hacer ejercicio no solo influye sobre
nuestros músculos. Al realizar un deporte desencadenamos
un proceso químico que afecta a nuestro estado psicológico.
Liberamos endorfinas, generando una sensación de felicidad
que afectará no solo a nuestro estado de ánimo, sino también a
sentirnos más seguros de nosotros mismos. y en los tiempos que
corren eso es muy importante. Pero, ¿la práctica deportiva está
reñida con la crisis?.
Muchos estudiosos aseguran que la crisis económica ha sido
propiciada por una crisis de valores. El deporte ha sido considerado
tradicionalmente un medio apropiado para conseguir valores de
desarrollo personal y social; afán de superación, integración,
respeto a la persona, tolerancia, aceptación de reglas, trabajo en
equipo, honestidad, lealtad...
El problema es que el auge del deporte profesional ha pervertido
la esencia misma de la práctica deportiva amateur y mientras
hemos vivido épocas de abundancia, hemos obligado a quienes
practicaban deporte amateur a pagar un precio que, a pesar de
la crisis, no solo no ha sido rebajado sino que sigue en aumento.
Uno de los efectos de la crisis es la financiación pública del deporte
profesional, que ha llevado a la desaparición de equipos. También
el deporte amateur se ha visto perjudicado, el Consejo Superior
de Deportes recortará en el 2013 un 34% las subvenciones a
las federaciones, si bien no a todas por igual. Curiosamente,
no obstante, desde 2011, el número de licencias deportivas
federadas no ha dejado de crecer. El último dato censal del INE
es de 46.815.916 habitantes y el total de licencias en 2011 era de
3.547.177, es decir, un 7,5% de la población.
El deporte tiene fuertes lazos que le une con la salud, con la
educación, con la economía, y por tanto, ha dejado de ser una
práctica ociosa para convertirse en una herramienta imprescindible
para esta sociedad, por lo que habrá que procurar que la brecha
de la desigualdad que ha abierto la crisis económica no niegue la
práctica deportiva. La realidad es muy tozuda y hoy, la mayoría de
clubes se ven inmersos en esta crisis, en donde la cuota deportiva
por sí sola no llega a generar todo el dinero necesario para que
los niños puedan participar en las actividades deportivas y solo
gracias al esfuerzo de los propios clubes se puede mantener
la participación en dichas actividades. Si a ello añadimos las
dificultades económicas por las que pasan ya numerosas
familias, ¿qué haremos cuando un niño no pueda acceder a
la cuota deportiva? ¿Negaremos la participación del niño en la
actividad? Hay que encontrar una forma de generar recursos que
nos garantice la posibilidad de que todos nuestros niños puedan
acceder a la práctica deportiva.
Se precisa una interacción entre todos los que hacen deporte,
agentes sociales, ayuntamientos, federaciones, comunidades
autónomas, etc. y ser capaces de encontrar un modelo alternativo
al actual. Hemos de ser capaces de integrar deporte profesional
y amateur, dado que la crisis también ha propiciado la práctica
deportiva fuera de instalaciones al uso y al margen de clubes y
federaciones. Me refiero al simple hecho de salir a correr, practicar
senderismo, montar en bici, etc. Un modelo deportivo basado en
centros de tecnificación y alto rendimiento te permite crear élites
deportivas pero poca “cantera”. Sería importante ampliar la base
y extender la práctica deportiva a más población. Ello significa
potenciar más el deporte de base y ayudar a que los clubes
que siempre se han dedicado a ello puedan seguir haciéndolo
y se conviertan en los auténticos suministradores de futuros
deportistas. Se trataría de reconocer al deporte como actividad de
interés general y favorecer las inversiones de entidades que estén
dispuestas a participar.
José Monge Doñate