Dani the “O” Silvestre Szilágyi - ADA

También podemos agregar un último cuadro al final, con
una cruz en un cementerio.
Es decir que de acuerdo a cómo combinemos los
elementos de los cuadros, tendremos infinitas
posibilidades de expresión... todo con un papel y lápiz...
y un poco de cerebro. Eisenstein analizó mucho cómo
combinar elementos. Si bien lo hacía para cine, los
principios se aplican también a historieta.
Igual concepto se aplica a los textos y su combinación
con los dibujos: no tiene sentido ilustrar aquello que
ya el guionista describió en el texto. Es mucho mejor
dibujar algo más. Por ejemplo, si el texto dice "Juan
llegó muy cansado frente a su casa, buscó la llave y
se acercó a la puerta", podremos dibujar la sombra de
Juan y la mano con la llave, o tal vez dibujemos a
alguien mirando a Juan. Eisenstein da un magnífico
ejemplo con la coronación de Iván, El Terrible. Habla
de la prosperidad y la imagen muestra una lluvia de
monedas de oro sobre la cabeza de Iván; habla de
sus enemigos y ya muestra quienes todavía eran
amigos pero luego lo traicionarán.
Otra aplicación interesante la había logrado Jack
Kirby con los Challengers of the Unknown, capítulo
“Interplanetary Circus” (número 6). En ese capítulo el
texto de cada cuadro relata una acción y el dibujo
representa la acción siguiente. Con lo cual cada
cuadro tiene dos acciones consecutivas. Como
resultado, en un guión de 20 cuadros se pueden
relatar 40 acciones.
Los primeros planteos en este sentido los hice a partir
de un comentario de Breccia, cuando dijo que él
tachaba textos de los guiones cuando solo eran
descriptivos, porque era muy pesado leer algo y luego
ver dibujado lo mismo.
Y para ver los resultados inmediatos de todas esas
combinaciones, hacemos bocetos en miniatura. Yo
los comencé a hacer después que Breccia dijera que
él bocetaba todo previamente en chico. Después, me
enteré de que Jack Kirby y varios más trabajan de esa
manera. Lito Fernández también lo hacía en una
época.
Es evidente que das más importancia a la función
narrativa de las imágenes que a despliegues
pirotécnicos de virtuosismo gráfico.
Particularmente considero un sello distintivo de
tu forma de narrar la inclusión de pequeños
cuadros sin texto que, a manera de fotogramas,
fragmentan y complementan la acción principal,
de un modo que a pesar de lo expuesto es
puramente historietístico y no cinematográfico.
(Nota para los lectores: esas añadiduras son
ocurrencia del propio Szilágyi: no se trata de
indicaciones del guionista de turno). ¿Qué tenés
para decir al respecto?
Creo que la historieta es un medio donde se
combinan guión y dibujo por igual. El virtuosismo
gráfico debe tener su lugar, pero no debería distraer
al lector: si en medio de una página el lector se
detiene a mirar algún efecto, o pose o gesto que le
llama la atención, en ese momento se salió de la
continuidad del relato. El relato se interrumpió y el
dibujo trabajó en contra. La idea es que el lector se
meta tanto en el relato que no se detenga a apreciar
detalles de virtuosismo o técnicas (ni de dibujo, ni de
guión). Tal vez vuelva atrás a leer o ver algo cuando
ya haya terminado el relato, para disfrutarlo otra vez...
pero no debería interrumpirlo.
Magníficos ejemplos de narración en el sentido recién
expuesto los dan Wilson Mc Coy en El Fantasma,
Bob Schoenke con Laredo Crockett, E.P. Jacobs con
Las Aventuras del Profesor Mortimer; en cine John
Ford y Robert Bresson, por mencionar algunos.
Con relación a los cuadros pequeños sin texto, (que a
veces sí, llevan texto) tienen distinta utilidad: destacar
un detalle es la más obvia; pero también se pueden
utilizar como clima acercando algún sector,
resaltando un gesto o completando una secuencia.
También es interesante su empleo para alargar o
acortar los tiempos de narración. Todos estos
agregados deberían estar integrados al relato como
una totalidad; si no es así, distraen. Enric Sió y
Steranko los han usado, simplemente tomé su idea.