La boda de Marga Martínez y Emilio Vivallo fue un auténtico reto ...

Siempre QUiSe ir... eN CadillaC
un cadillac descapotable del 1956 en blanco roto fue el vehículo que escogió la novia para la ocasión.
«La llegada de la novia fue espectacular, empezó a lloviznar y sacamos los paraguas que habíamos
reservado la noche de antes para la ocasión», cuenta Rosana. «La pérgola quedó preciosa y resguardó
a los novios de la lluvia, que cesó justo al terminar la ceremonia».
touch of pink El ramo de peonias se separó en ocho bouquets que la novia repartió
entre sus mejores amigas y familiares. Abajo, la invitación de la boda, a juego con los
tonos del enlace. Las flores de Conchita Cañamás decoraron los diferentes ambientes.
al detalle
rosana oliver,
de Araventum
supervisó todos
los detalles
durante la
ceremonia.
> el veStido
las joyas
la novia eligió
unos pendientes
de zafiros rosas
y un broche en
forma de flor
que ensalzaban
el peinado y el
maquillaje de
Kuki giménez.
Marga partió de unas fotografías
de los años cincuenta
para diseñar un
vestido confeccionado por Rosas
Rosa. «Los tules tenían que seguir
la misma tonalidad de rosas para
guardar la homogeneidad. No fue
fácil encontrar los tejidos adecuados
pero al final el resultado fue
perfecto», confiesa la novia.
tres BodAs con magia
«El vestido
tiene una clara
inspiración de los
años 50, lo diseñó
ella misma y lo
confeccionaron
en Rosas Rosa. La
falda tenía cientos
de volantes de
tul en forma de
pétalos»
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