revista 39 - Mutual Odontológica Argentina

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¡hola
¿Qué hago por mi interior?
L
es quería contar todo lo que fui capaz
de hacer para mantenerme, para estar
algo mejor, ¡bah! digamos para que no se caiga
más, todo aquello que se cayó con el tiempo
(jamás por los años transcurridos), y aquel
que piense eso, mil rayos le caigan encima.
Sincerándome con ustedes, hice aeróbicos
(esos de los que canta Arjona) para la grasa
abdominal (quieren que les diga la verdad: él
no goza de mi simpatía, y si no, fíjense como
nos trata, me siento un objeto carnoso y viejo).
Bueno, pero siguiendo con el relato: música
ligera, rápida, colchoneta
en el piso y pesitas...
y la profe
joven estaba saltando
con nosotras
y al grito del
"1,2,3", debíamos
hacer lo mismo que
ella. Como iba muy
temprano por la mañana,
éramos CHICAS de casi la
misma edad... ¡uffff! salíamos con
la ropa para retorcer.
Pasado el tiempo, y sabiendo que es
buena para el colesterol, la grasa de todo el
cuerpo, la agilidad y qué se yo cuántas cosas
más, ME CANSÉ.
Pero ¡ojo!, no abandoné. Lo reemplacé por
"tae box"… huyyy huyyy huyyy. Pensar que imaginaba
verme como el instructor de la tele, ese
tipo que hace la publicidad para LLAME YA!…
¿vieron ese que tiene como 4 videos? Pero ni
siquiera me acercaba a sus alumnas, esas que
pone en lo último de la clase; ni siquiera podía
usar esas musculosas que él lleva puesta.
Aquí salía con la ropa, el cabello, y cuanta
cosa estuviera cerca mío, mojado de tanto
esfuerzo. Pero también me cansé.
Después, como cualquiera de nosotras
hubiera hecho, pasé a hacer aparatos y
me dije: "no transpiro ni me canso
tanto"; hago bici, camino, y alguito
e-mail: moarevista@moa.org.ar
Chicas!
para las piernas y los brazos... jejeje me dije esto
SI!!! Pero igual, cansada, mojada y llevando un
bolsote grande al gym, tenía que disponer de
una hora más para bañarme, lavarme el cabello
y hacerme el brushin, y encima maquillarme
porque de ahí salía a la vida... ¡Bah! al trabajo.
Hacia de todo para mi cuerpo (lo que podía),
pero una vez, mirándome al espejo del gimnasio,
me pregunté: ¿Y QUÉ HAGO POR MI INTE-
RIOR? ¿Qué logro hacer para también estar bien
por dentro y verme reflejada como una MUJER
COMPLETA? Nada de nada, como diría mi
amiga que ya hace años vive en España, tomando
sus modismos, "Na de Na..." y les aseguro
que me sentí vacía.
A partir de ahí, comencé a prestarle atención
a mi interior, qué quería para mi, qué buscaba...
Sabía que lo que había hecho no lo quería más,
y comencé entonces a buscar, y buscar. Hice
Yoga, me gustó pero necesitaba algo más...
¿Y saben qué? Encontré Pilates. Al principio
no lo entendía; qué hacía yo en esa camilla con
un carrito que iba y venía acompañado de la
respiración, pero con los días comencé a sentirme
bien con mi interior y con mi exterior, pues
me siento cuidada cuando hago cada movimiento,
se que me controlan en pos de mi superación
física y me encuentro conmigo. Por primera
vez me encontré con la mente en blanco,
sin pensar más que en la respiración y en mis
músculos, dándome lugar para saber qué quería
durante esa hora que me regalo, esa hora que
es MIA, sólo para mi.
Y ya no lo dejo; me siento bien por dentro y
por fuera. Ya dejé de estar más de una hora en
los vestuarios con bolsos súper grandes que
tenía que acarrearlos varias horas del día;
Arjona, no me interesa, no me interesa lo que
nos dice, ni el muchacho de la musculosa... ya
no; estoy más allá. Salgo en paz con mi interior,
con mi exterior y saben qué: eso se ve por
fuera… ¡AL FIN ME ENCONTRÉ!
Yo, la Pato
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