300 Helga Montalván, De la serie Sueños obra 3, Serie Sueños, (2009)
Y en lugar del placer sádico, en el que el gozo deriva del sometimiento del cuerpo ajeno, Helga Montalván proclama la emancipación del cuerpo propio, la satisfacción del deseo a través de la masturbación. No es el placer como dominio, sino el placer como grito – ¿gemido? – de independencia. Varios motivos en todas las figuras de la serie refieren claramente este placer erótico. Las cejas arqueadas, la barbilla inclinada hacia arriba, los ojos cerrados, los muslos abiertos, la mano cercana al pubis, la exposición del sexo. Más que los desnudos femeninos de Cranach, Tiziano o Rubens, en los que el pudor obliga a velar o cubrir la genitalia de la mujer, los dibujos de la Montalván recuerdan las imágenes patiabiertas de las mujeres de Boucher y Fragonard. Pero curiosamente, la boca se mantiene cerrada, distanciándose de las representaciones del éxtasis en la tradición mística en las Artes Plásticas. Es como si hubiera una voluntad de atenuar la expresión del gozo de los personajes, de no llevar la representación a los extremos del paroxismo, de mediar o revestir esa experiencia con los signos de una realidad diferente, desgajándola de la contingencia del instante, de las vicisitudes de la carne, de la desesperada agitación y lo efímero. Uno de esos signos es el dedo índice extendido. Hay una resonancia en este del gesto de bendición del Cristo Pantocrátor, figura mayestática recurrente en la iconografía cristiana. Al mismo tiempo, este signo refuncionaliza el motivo del índice de Dios en La creación de Adán de Miguel Ángel. El dedo capaz de infundir vida, de dar origen a la especie humana. La apropiación de dichos motivos por parte de Helga, obviamente, se aparta de la representación cristiana del cuerpo de la mujer como lugar de pecado, presente en Miguel Ángel tanto como en los pintores cortesanos del Rococó francés. En su lugar, sus dibujos proponen el carácter divino del deseo femenino, su majestad y su triunfo. Helga diviniza – le da categoría cósmica y religiosa – a la libido y a la masturbación. Noli me tangere Tal intención discursiva se potencia mediante el uso coherente y conveniente del resto de los elementos pictóricos en las piezas. En la mayoría de los dibujos, por ejemplo, la composición se basa en el cruce de líneas diagonales. Los cuerpos yacentes se abren. Codos y rodillas se prolongan de forma simétrica, como las aspas de un molino. n. 07 | 2012 | p. 281-308 <strong>Francisco</strong> <strong>Zaragoza</strong> <strong>Zaldívar</strong> 301